Sven Nykvist FRAGMENTO CULTO A LA LUZ.
Sven Nykvist FRAGMENTO CULTO A LA LUZ.
Sven Nykvist FRAGMENTO CULTO A LA LUZ.
Culto al trabajo
Como profesional soy humilde y perfeccionista. La
humildad la aprend de Albert Schweitzer; tener paciencia y salirse con la suya sin levantar la voz. Y fue l
tambin quien me proporcion mi primer lema: culto
al trabajo, parfrasis del suyo, culto a la vida.
Es un buen lema. En la palabra culto no leo yo sumisin sino respeto, gratitud y orgullo. Gratitud por
el simple hecho de tener un trabajo y adems por
ser tan privilegiado de tener el trabajo que uno ama.
Creo que no ha pasado ni un solo da en mi vida sin
que haya estado contento con mi profesin.
El perfeccionismo lo aprend de Ingmar Bergman; la
importancia de la minuciosidad, de no confiar nunca
en la rutina, de no decir nunca que algo es imposible,
y de no rendirse jams.
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Culto a la luz
No cabe duda de que fue Ingmar Bergman el que me
ense a sentir veneracin (respecto, gratitud) por la
luz, la luz real, verdadera y viva. Ya he contado cmo
ocurri. Fue trabajando en aquellas pelcula en blanco y negro Detrs de un vidrio oscuro, Luz de invierno, Silencio y Persona, y luego en color, Pasin
y Gritos y susurros. Veo esas seis pelculas como
puntos de referencia en mi camino hacia el descubri-
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da de William Wyler. Guardo un viejo lbum de recortes de mis inicios y en la primera pgina aparece una
fotografa de Greg Toland. En su caso admiraba la
sensibilidad y atmsfera de las imgenes pero tambin la tcnica de la profundidad de campo, con todo
en foco desde lo que se vea delante hasta lo que estaba en el fondo. Esto permita a los actores adquirir
relevancia, independientemente de la distancia a la
que se encontraban de la cmara.
Hoy la mayora de los operadores utiliza una profundidad de campo mnima, a menudo solo porque les
da mayor control sobre el punto donde se dirige la
vista del espectador, aunque tambin tenga que ver
con esto la futura exhibicin de la pelcula por televisin, en lo que no haba que pensar antes. Esto contribuye a que muchas de las pelculas actuales sean
tan aburridas de ver. La narracin en imgenes queda plana. No han sido concebidas para ser contempladas en una gran pantalla de cine sino para informar en la de un televisor.
La televisin no hace justicia a una buena iluminacin, aunque como el primer plano de una persona
es lo que mejor se da en ese medio, yo encuentre
cierto consuelo, dado mi inters por los rostros.
Fue tambin Ingmar quien despert en m el inters
por los rostros, y sus constantes cambios en los rasgos y en las miradas. La verdad suele anidar en los
ojos del actor. Si muestran los ojos, desnudan el alma. Un rostro expresivo puede por s mismo contar
una historia. Una mirada puede decir ms que mil palabras, parafraseando esa frase por la que obviamente tengo la mayor simpata, incluso en su forma original. Si el actor es bueno y la qumica funciona, cabe
arrancar su belleza interior, eso es pura magia.
Ingmar se atreve a mantener un primer plano mucho
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vador junto a una mesa de trabajo cerca de la ventana. Ha colgado una tela de color amarillo claro en esa
ventana, y todo el espacio que ocupa recibe el ligero
tono amarillo de la luz que penetra por la ventana. No
hubiera podido iluminarlo mejor en un estudio cinematogrfico.
William Turner es otro de mis favoritos. Se puede ver
realmente cmo ha tenido que estudiar la luz en todos sus matices. Constitua una obsesin para l, segn dicen. En cierta ocasin se hizo atar al mstil de
un barco para estudiar a fondo una tempestad antes
de pintarla. Su profesor le dio una vez un consejo que
yo poda haber aceptado al pie de la letra: Cuanto
menos se ven las huellas de los medios con los que
se ha realizado un trabajo, ms se parecer el resultado a los procesos de la naturaleza.
El fotgrafo Ansel Adams se encuentra entre mis dolos. He peregrinado hasta Carmel, en la costa del
oeste norteamericano, solo para poder conocerlo. En
lo que concierne a la luz, es increble, claro que l poda estar esperando la luz exacta una eternidad.
Eso, para un operador en plena filmacin, es imposible. Aunque recuerdo una vez... Ingmar buscaba a
toda costa unos paisajes muy especiales, a la salida
del sol, en una zona de la montaa, para el comienzo
de El silencio. Yo no tena tiempo, porque deba estar planeando el rodaje con l, as que enviamos a un
colega muy capaz, Lasse Bjrne. Creo recordar que
anduvo por aquellas latitudes varias semanas antes
de conseguir las imgenes que pretenda Ingmar.
El estudio de la luz ha enriquecido mi vida enormemente. Adoro, por ejemplo, los amaneceres y los crepsculos suecos, la ruptura que se produce cuando
la luz del da llega o desaparece. Sobre todo esto ltimo, la mgica hora azul, the magic hour, la hora
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para m, en esa escena, los rostros eran ms importantes que una correcta iluminacin, para desesperacin de mi segundo americano.
Es muy importante no cerrarse nunca, no empearse
en que todo ha de ser de una determinada manera, no
empantanarse en la rutina. Son muchos los que lo hacen. La rutina suele pesar ms que las ideas nuevas.
Yo tengo un principio bsico: escuchar, cumplir fielmente las intenciones del director. Ah radica una parte de mi fuerza como operador y mi capacidad para trabajar con directores tan diferentes por todo el
mundo. El conocimiento del oficio no basta. Un buen
iluminador debe reunir otras cualidades como flexibilidad, diplomacia y sensibilidad. Cada da de rodaje
es un juego de sentimientos, e importa mucho poder
dejar a un lado irritaciones y conflictos.
Cada pelcula es nica y representa un nuevo desafo. Claro que uno se encuentra ms seguro con un
director, un equipo y actores que conocer, pero lo
que hace la vida apasionante son precisamente las
nuevas caras y las nuevas ideas. En cada pelcula se
aprende algo nuevo y yo quiero morir curioso.
Mientras siga sintiendo alegra en mi trabajo continuar, y el da en que esa alegra se acabe, y llegue la
ltima gran soledad, me lo tomar con calma. Tengo
la luz que me hace compaa. Y luz hay siempre.
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(Fragmento del libro Culto a la luz.)