Carta Obispos Nicaragua
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amerita ser discutido con ms profundidad por los diversos sectores de la sociedad y
enriquecido y liberado de posibles ambigedades. Por parte de la comunidad eclesial, en
nuestra condicin de discpulos y misioneros de Jesucristo, estamos llamados para que la
familia asuma su ser y su misin en el mbito de la sociedad y de la Iglesia (Documento
de Aparecida, 432).
5. Creemos que hay que hacer esfuerzos educativos, pastorales y legales para superar una
mentalidad machista que ignora la novedad del cristianismo, donde se reconoce y proclama
la igual dignidad y responsabilidad de la mujer respecto al hombre (Documento de
Aparecida, 453). Por eso condenamos con firmeza toda agresin y violencia realizada
contra la mujer y apreciamos todo esfuerzo que se haga por superar este vergonzoso
fenmeno social. No obstante el objetivo que persigue en este sentido la Ley 779, debemos
reconocer que con ella no se ha logrado superar la dolorosa violencia contra la mujer en la
sociedad y en la familia. Una ley que no vaya acompaada de una educacin integral de las
personas es siempre insuficiente. Adems tenemos conocimiento de que su aplicacin en
algunos casos no ha sido suficientemente justa e incluso se ha llegado a convertir en un
factor desintegrador de muchos hogares. Urge un programa educativo nacional con el fin de
superar este problema.
6. Nos preocupa muchsimo que no se respete el derecho de las familias a su intimidad y a
su libertad de conciencia. La comunidad poltica debe asegurarle a los padres la libertad
de tener hijos y de educarlos segn sus propias convicciones morales y religiosas (cf.
Catecismo de la Iglesia Catlica, 2211). Por eso pedimos que quede suficientemente claro
el lmite de los llamados gabinetes de la familia y se evite su indebida injerencia en la
vida de nuestras familias. Nos consta que en algunos casos llegan a fiscalizar la vida ajena
y a inmiscuirse en la privacidad del hogar, lo cual atenta contra el Artculo 75 del cdigo de
la familia que afirma claramente la patria potestad de los padres. Tenemos adems
conocimiento de que se esteriliza a las mujeres de modo forzado en algunos centros de
salud y se venden anticonceptivos abortivos. Sobre todo en la zona rural esto se ha vuelto
muy recurrente. Desearamos saber si esta es una poltica del Gobierno, pues es un tema
gravsimo con el que se atenta a la vida y a la dignidad de las personas.
7. Desde nuestra fe consideramos grave e indebido que se est imponiendo en algunos
centros educativos la enseanza de la llamada ideologa de gnero, opuesta al plan de
Dios Creador y a las diferencias dadas por la naturaleza humana (Documento de
Aparecida, 40). Al menos pediramos que se d igual oportunidad en las escuelas y
universidades a la enseanza de la doctrina moral catlica, inspirada en la Revelacin y la
Doctrina de la Iglesia. Creemos adems que las oportunidades en la sociedad para el
hombre y la mujer deben ser iguales, discernidas solamente de acuerdo a sus cualidades
personales y a su capacidad y preparacin intelectual. Se trata de armonizar,
complementar y trabajar sumando esfuerzos. La mujer es corresponsable junto al hombre,
por el presente y el futuro de nuestra sociedad humana (Documento de Aparecida, 452).
II. LA PROBLEMTICA SOCIAL
8. Para la Iglesia la opcin por los pobres es una categora teolgica antes que cultural,
sociolgica, poltica y filosfica. Dios les ha otorgado su primera misericordia (). Por
eso, en la Iglesia, como personas y como institucin, estamos llamados a descubrir a
Cristo en los pobres, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero tambin a escucharlos, a
interpretarlos y a recoger la misteriosa sabidura que Dios quiere comunicarnos a travs de
ellos (Evangelii Gaudium, 198). No obstante los esfuerzos del Gobierno por superar el
problema de la pobreza, seguimos sufriendo en el pas lo que el Papa Francisco ha llamado
la cultura del descarte. Gran parte de nuestra poblacin vive en la miseria, el desempleo
es alarmante, el costo de la vida y la pobreza crece continuamente mientras que al mismo
tiempo, como ha ocurrido siempre en la historia de este pas, unos pocos individuos y
grupos de poder siguen enriquecindose sin medida. Los pobres en la sociedad ya no estn
abajo, en la periferia o sin poder, sino que estn fuera. Los excluidos nos son explotados
sino desechos, sobrantes (Evangelii Gaudium, 53).
9. Hacindonos eco de esta cercana misericordiosa de Dios hacia quienes ms sufren a
causa de la pobreza en todas sus formas, queremos compartirles algunas preocupaciones
que tocan nuestros corazones de pastores. Nos alegramos por la construccin del nuevo
hospital en Mulukuk y de otros ms en el pas y la mejor atencin brindada en algunos
centros de salud de las zonas rurales. Sin embargo, constatamos en muchsimas otras zonas
y ciudades del pas la generalizada falta de atencin mdica de calidad en hospitales y
centros de salud y la ausencia de medicamentos adecuados para muchas enfermedades.
Est el Gobierno preocupado por este doloroso problema que afecta a tanta gente pobre
que sufre, tanto en el campo como en la ciudad? Qu pasara si las ayudas brindadas con
mucha dificultad por organizaciones como la Iglesia y las ONG dejaran de atender a estos
sectores vulnerables de la poblacin? Urgen polticas de salud pblica ms eficaces y
coordinadas que ayuden a ir solucionando este problema tan grave.
10. Vemos con preocupacin que muchas de las donaciones, como medicamentos e
instrumentos quirrgicos, para hospitales y centros de salud pblicos, que nos llegan como
donacin del extranjero, encuentran graves dificultades en los trmites aduaneros, corriendo
el riesgo de que gran parte de ellos se deterioren o caduquen. Es necesario que el Gobierno
de la Repblica facilite que estas donaciones puedan llegar a su destino final con mayor
rapidez y eficiencia a favor de nuestros hermanos ms necesitados.
11. No obstante que nos alegramos de que ya se est realizando la licitacin para la
construccin de la nueva crcel de Bluefields, con los fondos incautados al narcotrfico
internacional, sabemos por medio de nuestra Pastoral Penitenciaria Nacional, organismos
de derechos humanos y de la misma Procuradura de la Repblica, que la poblacin
penitenciaria vive un alarmante y peligroso hacinamiento, poniendo en peligro su vida y su
integridad y la de los mismos oficiales que laboran en dichos centros. En los ltimos aos
han aumentado situaciones y condiciones en donde se practica un trato inhumano cruel y
degradante a ciudadanos nacionales y extranjeros sobre todo en las crceles de la Direccin
de Auxilio Judicial conocida como El Chipote. Tenemos la suficiente documentacin de
las personas que han sufrido tales maltratos provenientes de distintas zonas del pas. Es
necesario que el Gobierno establezca soluciones a corto plazo para evitar graves e
irreparables daos a estas personas y erradicar de una vez por siempre esta lacra social en el
sistema penitencial del pas. Dados estos abusos y maltratos que sufren muchos de nuestros
hermanos privados de libertad, nos preguntamos qu valores orientan al sistema
penitencial nacional?, qu formacin reciben los oficiales que laboran all, especialmente
en materia de derechos humanos?, qu tipo de criterios se utilizan para seleccionar a
dichos funcionarios?
12. Exhortamos al Gobierno a que se tome en consideracin el Ante Proyecto de Ley,
debidamente documentado y presentado en septiembre de 2013 por la Asociacin
Nicaragense Pro-Derechos Humanos (ANPDH) ante la Asamblea Nacional, por el que se
pide el cierre definitivo de las crceles de El Chipote y declarar tal lugar museo nacional
por las razones antes aducidas. Pedimos al Gobierno que no se ponga ningn obstculo al
acceso de los organismos de derechos humanos a los sistemas penitenciarios del pas, de
manera que puedan constatar las anomalas e informar consecuentemente a alcaides y
autoridades de gobernacin. Proponemos que se agilicen las tramitaciones que contempla la
ley en el debido proceso, las medidas cautelares y alternativas de beneficios de
cumplimiento de condenas. Sugerimos, finalmente, que se establezca una poltica integral
de rehabilitacin penal a travs de programas de integracin social y tratamiento
diferenciado para reos segn peligrosidad, edad y cumplimiento de condenas.
13. Otro grave problema que sufren muchos nicaragenses privados de libertad es que
habiendo cumplido sus condenas establecidas por la ley, no se da trmite a su salida de la
crcel de parte de las autoridades. Le aseguramos, Seor Presidente, que este es un
problema doloroso para muchas familias. Tambin nos preocupa hondamente que al
interior de estos penales se estn creando y organizando grupos delincuenciales que
ejecutan nuevos delitos organizados fuera y dentro de dichos centros. Es necesario dar una
respuesta urgente a esta problemtica, que trae graves consecuencias para la paz social.
14. Al reconocer los esfuerzos hechos por el Gobierno en el campo educativo, en la
superacin del analfabetismo y las mejoras a las estructuras de muchos centros educativos,
deseamos manifestar nuestra conviccin de que vivimos un momento histrico y cultural en
el cual es urgente hacer en nuestro pas una opcin clara y decidida por la educacin de las
nuevas generaciones. El futuro de Nicaragua depende en gran parte de la calidad educativa
y de los horizontes de racionalidad y de tica que sta genere en los jvenes. Slo una
sociedad capaz de pensar y razonar, educada en modo excelente, podr ser libre y generar
procesos e instituciones que salvaguarden la justicia, la paz y la democracia en el pas. No
hay democracia sin educacin de excelencia. La Iglesia no es indiferente a esta opcin tan
urgente. Por eso considera los centros educativos catlicos como elementos vivos y
necesarios de su labor evangelizadora, en donde se supere el llamado reduccionismo
antropolgico que orienta a la institucin educativa a no desplegar los mejores valores de
los jvenes, ni su espritu religioso (cf. Documento de Aparecida, 328). Animamos al
Gobierno a que promueva una educacin de excelencia en todos los niveles educativos; a
que evite el adoctrinamiento ideolgico de los jvenes en las escuelas y universidades, sin
inmiscuirlos en otras actividades fuera del mbito educativo; a fomentar entre los jvenes el
aprovechamiento del tiempo dedicado al estudio; a que sean promovidos solamente
aquellos que demuestren haber asimilado los conocimientos recibidos; y finalmente a
privilegiar el rea humanstica en donde las nuevas generaciones puedan formarse
grupos indefensos de jvenes, mujeres, comerciantes, etc., que se han visto atacados por
algunos grupos violentos ante la mirada impasible de ellos como agentes del orden.
19. Proponemos que se termine con la falta de respeto a los derechos humanos en el campo
del trabajo, a travs de estrategias y acciones concretas que lleven a superar: a) La falta de
empleo permanente y la desigualdad de oportunidades, que propicia el enriquecimiento de
solo determinados grupos de poder; b) Las errticas polticas pblicas de generacin de
empleo, en donde se favorece slo a un sector que es partidario del Gobierno; c) Algunas
decisiones del Estado contra todo trabajador o trabajadora que no sea afiliada al partido de
Gobierno, exigindoles para obtener o mantener un empleo condiciones tales como la
participacin en actividades polticas partidarias del gobierno y la retencin en el salario de
una cantidad como aporte partidario; d) Las violaciones a los derechos laborales, el acoso
laboral y las ofensas contra la mujer en las empresas de la zona franca.
20. Nos preocupa mucho el creciente y alarmante deterioro y destruccin de nuestros
recursos naturales, que representan para el pas no slo un beneficio ecolgico, sino
tambin turstico y econmico. Nos preguntamos, qu sucede con las leyes de proteccin
de los recursos naturales y reas protegidas y por qu no se aplican? Los planes de manejo
forestal y los cambios de suelo para el cultivo del caf han contribuido al deterioro
irracional de los bosques, secndose muchas de las fuentes de agua y violando as las
normativas de las reas protegidas. Proponemos al Gobierno que afronte con firmeza el
grave problema del irrespeto al medio ambiente y a los recursos naturales. De manera
sistemtica y reiterada se vienen escuchando los clamores de las etnias de las riberas del ro
Coco, zona norte, zona atlntica y otras zonas del pas, acerca de la existencia de una mafia
maderera que viene depredando las pocas reservas verdes que nos quedan: Bosaws y
Prinzapolka, Cordillera Dipilto-Jalapa, la reserva Indio Maz y otras zonas no menos
importantes para la biodiversidad. En estos lugares operan individuos y organizaciones, que
al amparo corrupto de las autoridades municipales y nacionales, continan su labor
depredadora sin restriccin de ningn tipo, ignorando las muchsimas leyes existentes
protectoras del medio ambiente. No omitimos adems la gravedad que representa para la
conservacin y equilibrio del medio ambiente el problema de la minera a cielo abierto. Le
pedimos al Gobierno que exija a las compaas mineras que ya operan en el pas, las
debidas medidas para proteger la vida de las personas y evitar la contaminacin del medio
ambiente y expresamente negar el permiso para tales obras en territorios vrgenes de
explotacin minera, como en el caso del municipio de Rancho Grande en Matagalpa,
respetando la decisin de sus pobladores. Proponemos que en relacin con la minera se
reforme la actual ley sobre Explotacin de riqueza de recursos naturales.
21. Nos preocupa que no se privilegie de parte del Gobierno y, muchas veces, no se respete
el derecho a la libertad de expresin, debido tanto al creciente monopolio de los medios de
comunicacin social de parte de grupos que no favorecen la pluralidad de la informacin,
como de la discriminacin de un gran sector de medios de comunicacin social y de
profesionales de la informacin. Proponemos al Gobierno que promueva y practique una
irrestricta libertad de expresin en concordancia con los preceptos constitucionales y leyes
de la nacin. Igualmente es preocupante la falta de acceso a la informacin pblica, pese a
que existe una ley especfica y la misma Constitucin lo establece con claridad. La
con la tierra, acompaando el proceso y preocupndose por encontrarle una solucin justa
que sea acatada por todos.
26. Segn el convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT), los
Gobiernos firmantes se comprometen a respetar los territorios que los indgenas utilizan
tradicionalmente para la caza, la agricultura y otros usos. Desde hace siglos, los pueblos
miskitos del Ro Coco han usado los dos lados del ro para sobrevivir. Sin embargo del lado
norte de Honduras, los ganaderos han venido destruyendo la naturaleza para hacer potreros
en los ltimos aos. Esto ha trado sufrimiento y muerte a nuestros hermanos miskitos que
se ubican en la ribera nicaragense del ro. Se han producido actos violentos contra estas
poblaciones de parte de ganaderos hondureos, quienes tambin establecen haciendas en
territorios indgenas contraviniendo la ley de tierras comunales. Nos preocupa que se le
otorgue tan poca importancia a los derechos de los nicaragenses que habitan en las
cercanas del Ro Coco. La OIT est de acuerdo a mediar en la situacin, si los dos
Gobiernos, Nicaragua y Honduras, lo aceptan. Creemos que es urgente e importante que el
Gobierno nacional ponga atencin a esta dolorosa situacin.
27. El proyecto del Gran Canal Interocenico de Nicaragua afectara directamente tres de
nuestras jurisdicciones e indirectamente otras cinco en la costa del Atlntico. Hay
informaciones de presencia de numerosos chinos en el Ro Punta Gorda y en el Ro Rama
en donde van colocando mojones, buscando posibles rutas para el canal, segn se dice.
Como pastores estamos sumamente preocupados por esta situacin y creemos que urge
tener informaciones verdicas y precisas sobre este gran proyecto para prepararnos para el
futuro. Todo esto afectar de forma radical la cultura, la forma de vida y de trabajo de
nuestras poblaciones y de las futuras generaciones. Es urgente en relacin con la posible
construccin del Canal, no slo que se de a conocer lo ms pronto posible la ruta, la
ubicacin de las nuevas ciudades, la duracin de la construccin, el modo y el precio con el
que pagaran la tierra a sus legtimos y actuales dueos y un estimado del nmero de sus
trabajadores, sus procedencias y muchos otros detalles, sino que es decisivo y urgente que
se discuta el proyecto con mayor profundidad, escuchando la opinin de cientficos
nacionales y extranjeros expertos en la materia y armonizando los aspectos
constitucionales, geolgicos, tcnicos y ambientales, y sopesando con serenidad los riesgos
que comporta tal mega proyecto para la salvaguarda de nuestro medio ambiente y recursos
naturales.
28. Deseamos tambin hacer presente al Gobierno de la Repblica el serio problema de la
cedulacin en la zona atlntica. Para que un campesino pase una noche en un hospedaje de
Ro Blanco, Matagalpa, necesita su cdula. O sea que no es un documento necesario slo en
funcin de las elecciones. Sin embargo, muchos de los habitantes de nuestras parroquias
carecen de cdulas. Este es un problema de extrema gravedad. Se estima que en Nueva
Guinea hay 10,000 personas sin cdulas. Le pedimos al Gobierno que afronte este grave
problema con la urgencia y la seriedad que amerita.
V. EL TRABAJO DE EVANGELIZACIN Y ALGUNAS POLTICAS DEL
GOBIERNO
29. La evangelizacin, que tiene como fin ltimo, conducir al ser humano al encuentro
personal y comunitario con el verdadero Dios, a travs del anuncio de la Buena Nueva del
Evangelio, considera al ser humano como alguien que siente, que piensa y reflexiona.
Somos conscientes que en este camino de apertura a Dios, se pueden producir obstculos,
manipulaciones, rechazos, etc. En efecto, la imputabilidad y la responsabilidad de una
accin pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la
inadvertencia, la violencia, el temor, los hbitos, los afectos desordenados y otros factores
psquicos y sociales (cf. Catecismo de la Iglesia Catlica n. 1735, Evangelii Gaudium, 44).
Muchas veces estas dificultades vienen del interior de la persona, en otras ocasiones son
producidas por estrategias sociales y polticas que condicionan desde el exterior.
Lamentablemente en Nicaragua hemos ido evidenciando en los ltimos aos un intento de
reduccionismo de las personas, a travs de adoctrinamientos exteriores que hacen de ellas
seres dependientes, cercenando su inteligencia, su voluntad y la libertad de ser ellas
mismas. Las polticas que despojan a la persona de su libertad, principio normativo de su
conducta moral, suprimen en ella toda dignidad y capacidad de discernimiento moral a la
luz de la fe, dejndose llevar por estmulos ciegos. La persona humana no puede ser
considerada una simple ruedecilla del engranaje gigantesco de la colectividad, negando la
individualidad y los derechos naturales propios de la personalidad humana (cf. Divinis
Redemptoris, 10).
30. Deseamos compartir con el Gobierno nuestra preocupacin por la difusin de polticas
estatales sincretistas que distorsionan la vivencia religiosa del pueblo cristiano y entorpecen
una respetuosa relacin entre Iglesia y Estado. No es conveniente para nadie la
manipulacin poltica de los signos religiosos para intereses polticos; ni la apropiacin
arbitraria de terminologa y valores de la religin catlica para incorporarlos a slogans
partidarios, desvirtuando de este modo su real y verdadero significado. Se ha cado
lamentablemente en la tergiversacin del imaginario de la piedad popular: se est pasando
del Dios providente al partido proveedor; se alimentan los falsos mesianismos y se est
imponiendo una corriente ideolgica poltico-partidaria a travs de la cual se plantea un
culto a Dios que en realidad intenta disfrazar el endiosamiento de la creatura humana.
Todo ello falsea la idea de la autntica redencin divina y propicia un falso misticismo (cf.
Divinis Redemptoris, 8). El pueblo nicaragense, desde su fe catlica, ha incorporado y
enriquecido sus propios valores y a travs de ellos vive y revela su identidad. Es innegable
la relacin entre folklore y piedad popular, pero lo que es inaceptable es manipular estos
valores, apropindoselos para los propios intereses polticos violando un derecho y un
patrimonio del pueblo. Proponemos al Gobierno que el Estado propicie el respeto a los
valores e idiosincrasia religiosa de los nicaragenses.
31. La evangelizacin se lleva a cabo en espacios concretos, ms all de los templos, en los
nuevos arepagos: las escuelas, los hospitales, las crceles, etc. Lamentamos que poco a
poco se nos han ido cerrando estos escenarios de evangelizacin. Muchas veces se van
colocando obstculos para hacernos desistir de llevar el Evangelio de Jesucristo a estos
lugares. La Iglesia en su misin evangelizadora es impulsada por el Espritu del Seor
Resucitado a todo hombre y mujer, para que viviendo el encuentro con Jesucristo tengan
vida plena. La evangelizacin es fundamentalmente salida. En el mandato recibido de
Jess de salir a anunciar el Evangelio estn presentes los escenarios y desafos siempre
nuevos de la misin evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva
salida misionera () Hay que salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las
periferias que necesitan la luz del Evangelio (Evangelii Gaudium, 20). Por eso, invocando
la libertad religiosa establecida en nuestra Constitucin y apelando a la buena voluntad del
Gobierno, pedimos urgentemente que facilite nuestra presencia para la evangelizacin en
espacios tales como escuelas, crceles, hospitales y cualquier otro lugar que requiera la
presencia y la accin de la Iglesia.
32. Creemos que conviene que el Gobierno diferencie el turismo religioso de la piedad
popular. Es sano y necesario para el pas promover la riqueza turstica de nuestra patria, a
travs de la cual se expresa tambin la piedad popular. No obstante, instituciones estatales,
bajo la excusa de ayudar y subsidiar tales festividades, las manipulan, distorsionando
su verdadero sentido religioso y sirvindose de ellas para campaas polticas a favor del
Gobierno. No podemos ver impasiblemente que se utilicen signos y se usen lenguajes
propios de la religin catlica con fines polticos y hasta totalmente contrarios a los valores
que en s mismo significan (Carta de la CEN, 19.11.08).
33. Es sumamente grave que persista la prctica de ofrecer ddivas de parte del Gobierno
a agentes de pastoral con la finalidad de comprar sus conciencias, condicionando o
intentando apagar la dimensin proftica del anuncio del Evangelio. El apoyo del Estado a
las obras de la Iglesia debe hacerse por los debidos canales legales y respetando y
distinguiendo tanto la libertad religiosa como la accin puramente poltica.
34. Nos preocupa tambin que se siga practicando la estrategia de la dependencia y del
temor, con el cual se somete a las personas, an contra su voluntad en muchsimos casos, a
participar en eventos partidarios a favor del Gobierno, provocando graves contradicciones y
paradojas en la vivencia interior de su fe cristiana. A ello se suma que, frecuentemente, los
turnos de trabajo, incluso dominicales, no dejan tiempo a los fieles a vivir sus ms
elementales expresiones de fe en los das festivos.
VI. LA INSTITUCIONALIDAD
35. El tema de la institucionalidad no es marginal en un estado democrtico, el cual slo es
posible en un Estado de Derecho, en donde el ejercicio del poder est sujeto a la ley y se
caracteriza por la independencia y separacin de los poderes del Estado, la observancia
irrestricta a la ley sin privilegios ni excepciones y el respeto absoluto a la soberana
popular. No es verdad que se pueda asegurar un desarrollo econmico y social sostenible y
una paz duradera sin instituciones slidas, erradicacin de la corrupcin y respeto a la
legalidad.
36. En un pas como Nicaragua el respeto y la fortaleza de la institucionalidad no slo es
indispensable, sino que adquiere carcter de urgencia poltica, pues somos un pueblo con
una memoria relativamente reciente de lucha antidictatorial motivada por el cierre de los
espacios democrticos y, al mismo tiempo, lamentablemente somos un pueblo con una
cultura poltica marcada por las ambiciones de poder, el mito de los caudillos mesinicos y
los fraudes electorales. No podemos olvidar la historia.
37. Como Conferencia Episcopal nunca hemos adoptado una posicin poltica de
oposicin, ni estamos comprometidos con ninguna ideologa, grupo o partido poltico.
Nuestra palabra se ha orientado a iluminar las conciencias y a purificar la razn, nos hemos
movido en el campo de los valores y lo nico que hemos deseado en fidelidad a Jesucristo y
al Magisterio de la Iglesia es colaborar a que crezca en el pas la percepcin de las
verdaderas exigencias de la justicia y, al mismo tiempo, la disponibilidad de actuar
conforme a ella (cf. Deus Caristas est, 28).
38. Al inicio del primer perodo de Gobierno del FSLN en 2007, no dudamos en reconocer
algunos aspectos positivos en la gestin del Estado. Entre ellos podemos recordar la
superacin de la dramtica crisis energtica, los esfuerzos gubernamentales por llegar a los
pequeos productores con asistencia tcnica y prstamos accesibles, el proyecto de una
educacin gratuita y la subvencin a los centros educativos parroquiales, el esfuerzo por
mejorar el sistema de salud, el desarrollo de algunos proyectos habitacionales tendientes a
beneficiar a la gente menos favorecida, notables mejoras en la red vial del pas, etc. (Carta
CEN, 15.08.08).
39. Sin embargo, muy pronto empezaron a aparecer sombras oscuras y preocupantes en el
panorama social, econmico y poltico del pas, a tal punto que en esa misma carta del 15
de agosto del 2008, resumamos la situacin que empezaba a vislumbrarse diciendo:
Desalienta la ausencia de un liderazgo de calidad y comprometido que norme la accin
poltica, en la que todo parece estar al servicio de personas, grupos de poder y de partido,
en detrimento del bien comn (n. 13). Ya para el 23 de abril del 2010 era clara la gravedad
de algunos actos de transgresin a nuestra Constitucin Poltica y el irrespeto a la
institucionalidad del pas, sobre todo cuando surgi el tema de la inconstitucionalidad de la
reeleccin presidencial, la ilegtima prolongacin de cargos vencidos en el Estado de parte
del Ejecutivo y la creciente falta de separacin e independencia de los poderes del Estado y
otras instituciones gubernamentales. En aquel ao volvimos a sufrir en el pas con gran
inquietud la aparicin de actos de violencia callejera contra personas y grupos opositores al
Gobierno. En esa ocasin escribimos en una carta: Las instituciones no deben ser
instrumentos en manos de quien gobierna para transformar sus abusos y ambiciones de
poder en formas y actuaciones legalmente justificadas (23.04.10) y meses ms tarde
llegamos a decir en otra carta: La ley sigue siendo paradjicamente un mecanismo para
legitimar abusos y para hacer pasar por legal lo que es ilegal (17.11.10).
40. A lo largo de estos aos el acelerado avance de formas de regresin autoritaria por va
democrtica que los Obispos de Amrica Latina detectaban para algunos pases del
continente en el Documento de Aparecida (n. 74), fue alcanzando niveles considerables en
Nicaragua. En dicho fenmeno social ha sido determinante el rol del Consejo Supremo
Electoral, que no ha sabido ejercer sus funciones con responsabilidad y honestidad y a
cuyas acciones deshonestas calificbamos en 2011 no slo como ticamente negativas, sino
como pecado, es decir, como actos reprobables a los ojos de Dios (cf. Carta CEN,
16.11.11). A partir del resultado de las elecciones del 2011 la concentracin de poder, la