David Weber - Bárbaros. Los Españoles y Sus Salvajes - Cap 1-2

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BRBAROS

SABIOS, SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES

nocer varias cosas de que les hubiera sido mejor haber carecido siem
pre.124 Los nutkas que conoci Mozio consideraban que los europeos
eran vulgares y carecan de espiritualidad. Se cuenta que, tras conocer el
significado de las letras de algunas canciones espaolas e inglesas, un
jefe indio pregunt a Mozio: Qu no tienen Dios ni los espaoles ni
los ingleses que slo celebran la fornicacin y la embriaguez?. 125
En general, Malaspina y sus cronistas trazaron un retrato tan halaga
dor de los indios que suscitaron la rplica de al menos un miembro de la
expedicin, que disenta de sus opiniones. El artista espaol Toms de
Suria, que haba estudiado en la Real Academia de Bellas Artes de Ma
drid y haba vivido en Mxico durante trece aos antes de unirse al equi
po de Malaspina en Acapulco, crea que su experiencia directa con los
indios durante su prolongada estada en Mxico le proporcionaba una
visin ms realista, aunque menos halagea, de ellos.
pintor se que
jaba de que la imagen sublime propuesta por Malaspina y sus colegas
cientficos fuera tan distinta de lo que ven los ojoS.126
El uso por parte de Malaspina del salvaje sublime como metfora no
implica que l, en mayor medida que Rousseau, creyera realmente que el
estado indio fuera superior a la civilizacin europea o que todos los sal
vajes fueran buenos. Salvo los chumash, todos los indios de la Baja y
Alta California le parecan en todo sentido desagradables y lo llevaron a
reflexionar que: Entregando al hombre a sus propias pasiones y al ni
co cuidado de su conservacin animal, le degradan, le entorpecen y casi
convierten su vida en una viva representacin de la de los seres irracio
nales.127 Acaso el explorador no adverta contradiccin alguna entre su
ttrica visin de los indios californianos y sus pronunciamientos ms op
timistas, como aquel, inspirado por los patagones, segn el cual los hom
bres no eran viciosos y propensos naturalmente a la vida brutal. 128
Cuando Malaspina y sus diaristas no se dedicaban a ensalzar a los
dgenas para referirse a la decadencia de la sociedad europea o a los erro
res de la poltica espaola, sealaban con claridad que los indios inde
pendientes necesitaban contactar y comerciar con otros pueblos porque
un pueblo sin comunicacin ni trfico con otras gentes, jams puede ci
vilizarse.129 Cuando convena a sus propsitos, Malaspina y Viana coin
cidan con la nefasta visin de la vida salvaje que se desprende del infor
me sobre el viaje de la Sutil y la Mexicana a California y el Pacfico
Noroeste en 1792. El autor, cuya identidad se desconoce, contrasta la
feliz vida de los indios que viven en la misin de Monterey, en Califor
nia, con la existencia miserable de sus compaeros que vagan por los

bosques, sin educacin, sin religin, entregados a los impulsos de sus


pasiones y la miseria de la vida salvaje. El autor del informe cita con
aprobacin al naturalista britnico William Nicholson: El hombre en
un estado rudo y salvaje ... inspira compasin cuando se le compara con
el hombre ilustrado y asistido por la filosofa. 130 Otro miembro del
equipo de Malaspina, el teniente Jos Espinosa y Tello, que viaj por
tierra desde Chile hasta Buenos Aires en 1794, expres ideas similares
al describir el Chaco como almciga y criadero de los brbaros, un
lugar en el que el hombre no era rey de la Naturaleza yen el que, ms
bien, los indios vivan como animales: son estos indios toscos, in
continentes, vagamundos, flojos, groseros en sus conceptos, y grandes
guerreros .131
La imagen de los salvajes como bestias contaba con una larga tradi
cin en el pensamiento europeo, e incluso los cientficos espaoles ms
ilustrados continuaban apoyndola. El estudioso Flix de Azara, que
conoci de primera mano a los indios del Ro de la Plata, no estaba se
guro de si los indgenas se haban desarrollado de forma separada de los
europeos o si, en cambio, tambin descendan de Adn. Al repasar los ar
gumentos que sustentaban cada una de estas posiciones, sealaba que la
primera describa a los salvajes de Amrica como gentes con un odo
y una vista nusualmente sensibles y dientes blancos y regulares, que rara
vez hablaban o sonrean. Mantenan relaciones sexuales sin prembulos
ceremonias, daban a luz con facilidad, no reconocan una autoridad
superior, no tenan juegos, bailes, canciones o instrumentos musicales;
soportaban con paciencia el mal tiempo y el hambre, no se lavaban ni
limpiaban ni cocan, no educaban a sus hijos y no tenan religin. Todas
estas cualidades parecen aproximarlos a los cuadrpedos y parecen tener
an alguna relacin con las aves por la fuerza y finura de su vista.m
Con todo, incluso cuando subrayaban la bestialidad o la miseria de
la vida salvaje, Malaspina y sus compaeros por lo general se mante
nan fieles a la idea de que los indios que vivan en estado natural repre
sentaban una etapa primitiva del desarrollo humano, una comparable a la
infancia. Las circunstancias los moldeaban y las circunstancias podan
mejorarlos. En particular, se pensaba que su exposicin a lo mejor de
sociedad europea hara progresar a estos pueblos y los llevara a la edad
adulta. Al adoptar la posicin de que los indios americanos era temporal
mente inmaduros, los miembros de la expedicin rechazaban de forma
implcita la idea de que los pueblos indgenas eran inherentemente dege
nerados, un argumento propuesto por algunos de sus contemporneos

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ilustrados que cons ideraban que Amrica misma era la causa de la infe
rioridad de los nativos.
La idea de que el continente americano corrompa a la humanidad en
general, y a indios y espaoles por igual, haba disfrutado de cierta po
pularidad a comienzos del siglo XVII entre los espaoles nacidos en la
pen ns ula Ibrica . Como sos tu vo un sacerdote espaol en 1612, sos
pecho que el suelo y el cielo de la Amrica no es tan bueno para hom
bres como para yerba [mate] y metales [preciosos]. 133 Pero los espao
les nacidos en Amrica (del mismo modo que los ingleses nacidos en el
continente una generacin ms tarde) no podan aceptar la concepcin de
que el entorno del hemisferio occidental era la causa de la degeneracin
de los indgenas sin ponerse en entredicho a s mismos. 134 En un princi
pio, muchos espaoles nacidos en el Nuevo Mu ndo se opusieron a esta
concepcin distancindose de los indios. Poco a poco dejaron de iden
tificarse a s mismos como indi anos , una palabra usada a lo largo del
siglo XVI para designar a los espaoles residentes en las Indias. Con el fin
de evitar la asociacin que la similitud entre las palabras indianos e in
dios evocaba, los espaoles nacidos en Amrica empezaron a llamarse
a s mismos criollos en el siglo XVl1. 135 No obstante, la idea de que los
indios y otras personas nacidas en Amrica eran inferiores perdur has
ta el siglo XVIII, cuando algunos pensadores ilustrados, incluidos algunos
criollos, la dotaron de una nueva respetabilidad. No eran slo los extran
jeros prejuiciados los que sostenan que los indios eran incapaces de ra
n , declar el ingeniero militar Pedro Andrs Garca, sino que tam
bin en las ciudades capitales de Amrica se encuentran hombres de casi
iguales sentimie ntos. Garca, que tena conocimiento directo de los in
dios de las pampas argentinas, atribua esto a una pblica ignorancia a
la vez que alababa la sagacidad de los indgenas. 136
Malaspina p robablemente hall la idea de la degeneracin de los in
dios en la Hisrory ofAmerica (1777) de Robertson , un libro muy popular
en la poca, o tal vez en la prosa, mucho ms vehemente y sensacionalis
ta. de un filsofo holands, el abate Comelius de Pauw, cuyas Recherches
philosophiques sur les Amricains haban aparecido una dcada antes.
Ampliando un argumento que Buffon haba aplicado principalmente a la
flora y la fauna. De Pauw atribuy la fuente de la presunta inferioridad de
los a borgenes americanos al clima del N uevo M undo. E l hemisferio
occidental, afirm, haba sido tan maltratado por In Naturaleza que todo
en l era o bien degenerado o bien monstruoso . En Amrica in cluso el
hierro perda su fuerza. J37 Con todo, Malaspina no necesitaba haber ledo

SABIOS , SALVA J ES Y NUEVAS SENSIB ILI DA DES

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a De Pauw o a Robertson para estar enterado de sus arg umentos. La bi


blioteca que lle vaba a bordo inclua obras de diversos autores que resu
man las ideas de stos con el fin de refutarlas, enlre ellos Clavigero,
Molina, Jefferson y, en especial, Carli. 138 En la Nueva Espaa, el estudioso
Jos Antonio de Alzate, nacido en Mxico, escribi un tratado para la ex
pedicin de Malaspina que explcitamente refutaba a Buffo n y alababa a
los indios por ser pacficos, honestos, trabajadores, pacientes y dciles. El
origen de sus vicios, sugera, no se encontraba en el medioambiente ame
ricano, sino en su contacto con los espaoles. 139
Entre los criollos ilustrados las opiniones de Alzate gozaban de mu
cho crdito. Si a finales del siglo xvrn los indios ocupaban los peldaos
ms bajos de la escala social, deca su argumento, era porque los con
quistadores y sus descendientes los haban maltratado, no porque fueran
innatamente inferiores. Para los criollos, que tenan sangre india corriendo
por sus venas -ha sostenido un historiador-, era importante presentar
a los indgenas como personas tan dotadas como cualquier blanco. 14o
Los muchos indios que aprendieron a vivir como espaoles constituan
una demostracin emprica de sus capacidades intelectuales. Antonio Al
cedo, un ecuatoriano que escribi una enciclopedia sobre Amrica de va
rios volmenes en la tradicin de los philosophes, elogi a un indgena
mixteca, Nicols del Puerto, para subrayar este hecho. Del Puerto, un c
lebre jurista que haba llegado a ser obispo de Oaxaca, era un varn de
tanta virtud y ciencia, que destruy la opinin de que los indios no eran
capaces de los conocimientos de los europeos. 141
En el centro de Mxico, en especial , donde el riesgo de una revuel
ta indgena pareca mnimo, los criollos ilustrados tend ieron a proponer
versiones romnticas de los indios, pero lo hicieron de fonna selectiva.
Los criollos mexi canos glorificaban los cultos aztecas, cuyos descen
dientes parecan entonces sumisos o haban desaparecido, en lugar de los
apaches o los seris , que continuaban resistindose a la dominacin es
paola. A medida que el descontento con la administracin espaola fue
hacindose ms y ms intenso en los aos crepusculares del Imperio, al
gu nos criollos, en paJabras de un historiador, terminaran viendo la di
ficil situacin de los indios como una metfora de su propia condicin de
oprimidos. 142 Literal o metafricamente , algu nos criollos resucitaron
la memoria de sus lejanos ancestros indgenas como una fuente de pres
tigio. En una epstola a Fernando VII que escribi desde la prisin en 1817
1818, el criollo Carlos Mara de Bustam ante apel a un incipiente nacio
nalismo mexicano declarndose l mismo indio mexicano. 143

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Aunque, a ambos lados del Atlntico, algunos espaoles ilustrados


encontraron razones para continuar representando a los indios como se
res inferiores, otros rechazaron esta afirmacin e hicieron hincapi en sus
virtudes. 144 Los reformistas espaoles como Malaspina no podan recon
idea de la inferioridad inherente de la poblacin indgena con su
preocupacin por convertir a los indios en vasallos productivos para la
corona. Era difcil esperar que personas por naturaleza inferiores pu
dieran desempearse como los agentes econllcos racionales en que los
ilustrados espaoles queran convertirlos.
Desde el punto de vista de Malaspina, si los indios independientes no
deseaban unirse a la sociedad espaola o si los indios conquistados no pros
peraban dentro del Imperio espaol, la culpa sera ms del sistema co
lonial de Espaa que de los indios mismos. Los espaoles, afirmaba,
dependen de los indgenas para la explotacin de las minas, el cultivo de
productos valiosos para los europeos y el consumo de bienes manufactu
rados que no necesitan; queran privar a los indios de una vida sencilla
para poder disfrutar por s mismos de una vida de indolencia. Por tanto,
aquellos indgenas que se negaban a trabajar para los espaoles por una
miseria, no eran perezosos sino inteligentes. Dado que vivan rodeados
de abundante pesca y caza, no tena sentido que cambiaran la vida ociosa
y casi errante [porlla vida laboriosa de una sociedad [la espaolal bien
ordenada. 145
La lucha constante entre los indios y los espaoles y los perniciosos
efectos de esa lucha ( en continua accin chocando unos contra otros
y causan con una constante reaccin la verdadera debilitacin del todo)
no cesaran hasta que Espaa acabara con lo que Malaspina denominaba
la esclavitud poltica y la mercantil y permitiera a los indios disfrutar
de los frutos de su trabajo. 146 Para Malaspina, como para otros fIlsofos
esto era un hecho incontrovertible. Su argumento refleja la
influencia de Locke, que sostena que el hombre tiene el derecho natu
ral a poseer como propiedad los productos de su trabajo, una concep
cin que contaba con un buen nmero de partidarios en Espaa, entre
ellos Jovellanos, que consideraba que la prosperidad individual conduca
al bienestar nacional y que los gobiernos sabios no deban adoptar medi
das que desalentaran la bsqueda individual del propio inters. 147 La idea
de que los indios deban beneficiarse de su trabajo adquiri una renovada
vigencia entre 1780 y 1783, cuando una gran rebelin indgena en los
Andes, dirigida por Tpac Amaru, oblig a los encargados de disear la
poltica espaola a reconsiderar sus relaciones con la poblacin nativa. 148

Aunque Malaspina y muchos de sus contemporneos de mentalidad


avanzada en Espaa rechazaban la idea de que los indios americanos po
seyeran una inferioridad perdurable, las imgenes de los indios a las que
apelaban eran contradictorias. Los intelectuales de la Ilustracin -ha ano
tado un historiador- discutieron acaloradamente la capacidad, el carc
ter y los logros de los indgenas.149 Mientras las metforas del buen y el
mal salvaje siguieron siendo tiles, coexistieron una alIado de la otra, in
cluso en la retrica de un mismo pensador ilustrado, como evidencia el
caso de Malaspina. '50

Y COMPASIN

Bien fuera que idealizaran o demonizaran a los indios independien


tes o los presentaran como alguna combinacin de bondad y maldad, los
ilustrados espaoles sostuvieron que incluso los brbaros ms bajos me
recan que se les tratara de forma humana. Cuando el virrey Revillagige
do (el segundo) envi una expedicin al Pacfico Noroeste para proseguir
la obra de Malaspina, dio rdenes estrictas para que las armas de fuego
nicamente se emplearan en casos de defensa propia. E incluso en tales
circunstancias, avis, los marineros tendran que justificar su uso al re
gresar a Mxico. Los exploradores deban establecer los cimientos de
una amistad que en el futuro quiz resultara muy til a la religin y el
soberano. Con este fin, haban de entregar a los indios regalos y tratarlos
con gentileza. Asimismo, deban pasar por alto las ofensas en las que
los nativos pudieran incurrir y garantizar que los llembros de la tripula
cin no los engaaran o insultaran. Los expedicionarios deban realizar
su trabajo, escribi el virrey, sin ofender en lo ms mnimo a esos infe
lices que en su ignorancia piden a gritos mi humanidad y compasin. 151
Desde los das de Fernando e Isabel, la corona espaola y sus repre
sentantes de ms alto rango haban manifestado sentimientos similares; y
a finales del siglo XVIII, los ilustrados espaoles estaban ms dispuestos a
ponerlos en prctica. En parte, esto era un reflejo del profundo huma
nitarismo que permeaba el pensamiento ilustrado. Me congratulo --es
cribi un comandante naval despus de un viaje pico por aguas de Alas
ka- de que al haber tratado a estos indios como los hombres han de ser
tratados y no como individuos de naturaleza inferior, he vivido en el seno
mismo de la tranqulidad. 152 En Nutka en el verano de 1792, Dionisio
Alcal Galiano aadi un giro fIlantrpico a esta idea: Los europeos que

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comercian con las naciones brbaras y traen todos los males de la civili
zacin ... deben procurar recompensados con cuantos beneficios fsicos
y morales estn a su alcance. 153
Para los espaoles de finales del siglo XVIII, el tratamiento humano
de sus salvajes tambin serva para demostrar a los extranjeros que Es
paa haba superado las crueldades del siglo XVI que haban manchado
su reputacin. A ojos de sus enemigos forneos, la conquista de Amri
ca por parte de los espaoles y el tratamiento dispensado a los indios
por stos haba sido brbaro. Los europeos haban encontrado abundan
tes pruebas del salvajismo de los espaoles en textos crticos escritos
por ellos mismos, en particular, en la Brevsima relacin de De las Casas,
una obra tan crtica con Espaa que la corona la mantena en el ndice
de libros prohibidos. 154 La crueldad espaola se haba convertido en par
te integral de los saberes obligatorios de la lite europea, y ste era un
hecho que ningn espaol educado poda ignorar, en especial a finales
del siglo XVIII cuando las ideas de los philosophes superaron los Pirineos y
se introdujeron en Espaa y sus dominios en el Nuevo Mundo. 155 En el
Siglo de las Luces, Espaa representaba el eptome del gobierno oscu
rantista y eclesistico -un argumento cuya presentacin en el Cndido
(1759) de Voltaire es famosa- y las vctimas indias en Amrica simbo
lizaban los excesos de la pennsula Ibrica. 156
La idea de que la crueldad de los espaoles era algo nico, uno de los
principios cardinales de ese conjunto de creencias antiespaolas que
conforman la denominada leyenda negra, apareci tanto en la literatu
ra popular europea como en las meditaciones de los philosophes. En La
vida y las sorprendentes y extraas aventuras de Robinson Crusoe (1719),
el nico libro que posee Emilio, el personaje de ficcin de Rousseau, y
uno de los muchos libros presentes en la biblioteca de Jos de Glvez, el
ministro de Indias espaol, el protagonista sopesa la cuestin de matar a
unos canbales que no le han hecho ningn dao. Crusoe dirige su brju
la moral a los espaoles, de cuya conquista de Amrica, dice, incluso
los mismos espaoles hablan en esta poca con sumo aborrecimiento y
aversin, y todas las dems naciones cristianas de Europa tienen por mera
carnicera, un episodio de crueldad sangriento y antinatural ... por lo que
todos los pueblos de la humanidad consideran pavoroso y terrible el mis
mo apelativo de "espaol". 157
Los ilustrados espaoles respondieron a las acusaciones sobre la cruel
dad de sus compatriotas de diversas formas. Algunos consideraron que
stas eran ciertas y lamentaron el dao que ello haba causado tanto a los

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11. Las primeras ilustraciones europeas de los nativos americanos, realizadas en su ma


yor parte por artistas grficos no espaoles, difundieron un mensaje inspirado por la Re
forma protestante, a saber, los indios eran buenos y los conquistadores espaoles salva
jes. Ilustracin tomada de Bartolom de Las Casas, Narratio Regionum Indicarum Per
Hispanos quosdam deuastatarum verissima. oo. Francofurti, Sumptibus Theodori de Bry oo.,
1598. Cortesa de la Biblioteca DeGolyer, Universidad Metodista del Sur.

indios como a la reputacin de su pas. Benito Jernimo Feijo, el filso


fo ms influyente de la Pennsula de la primera mitad del siglo XVIII, mar
c la pauta cuando se refiri a desdichados aquellos que, oprimiendo con
sus violencias al Indio, hacen padecer a toda la Nacin. Quin os parece
que arde en ms voraces llamas en el Infierno, el Indio Idlatra, ciego, o
el Espaol, cruel y sanguinario?.158 El teniente Viana celebraba que los
araucanos derrocaran a sus opresores espaoles en el siglo XVI y los descri
be como heroicos brbaros. 159 Para algunos ilustrados espaoles nacidos
en las colonias americanas, la leyenda negra se convirti en un artculo de
fe. Y culpar a los conquistadores de la lamentable situacin de los indge
nas permita tambin a los criollos socavar el argumento de que el entor
no del Nuevo Mundo tena efectos debilitantes sobre sus habitantes. 160

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Otros ilustrados espaoles intentaron defender el honor de su nacin.


Algunos acusaron a los crticos de exagerar la crueldad de sus compatrio
tas o de inflar las cifras sobre el nmero de indios a los que stos haban
asesinado. Uno de los oficiales de Malaspina afirm que los relatos de los
extranjeros sobre las opresiones, tiranas y violencias cometidas por
los espaoles son patraas que no merecen la fe y crdito pblico.161
Otros apologistas declararon que los excesos haban sido consecuencia
de acciones individuales, no de ninguna poltica de la corona, y que al
final sta haba prevalecido y conseguido rescatar a los indios de su bar
barie e idolatra. 162 Los patriotas espaoles pusieron en perspectiva la
violencia de la conquista al sostener que otras naciones tambin come
ten crueldades increbles, no en un siglo de ignorancia como en el que se
hizo la conquista, sino en ste ilustrado. 16:l Flix de Azara, el erudito es
paol que en la dcada de 1790 trabaj en el interior de lo que en la ac
tualidad es Argentina y Paraguay, desafi a los filsofos extranjeros a
encontrar otro ejemplo de potencia colonial que hubiera salvado las vi
das de tantsimos indios, permitiendo que las naciones indias crecieran
desde la conquista, y que los hubiera transformado en europeos a tra
vs del mestizaje racial. 164 Antonio Alcedo, el enciclopedista ecuatoria
no, seal que los colonos de Massachusetts ofrecan recompensas por
matar indios y que en 1724 pagaron una gran suma a un tal John Love
well por haber matado a diez indios dormidos: Blasonen con este borrn
de humanidad los ingleses -escribi- y declamen contra las preten
didas crueldades de los espaoles en la Amrica, que aunque fuesen cier
tas, no llegan a esta barbarie. 165
Malaspina y sus principales oficiales eran sumamente conscientes de
la reputacin de Espaa y realizaron grandes esfuerzos para evitar ofen
der a los indgenas y mostrarse a s mismos bajo una luz muy diferente de
la de sus predecesores del siglo XVI. 166 Al partir de Port Mulgrave, don
de los cientficos de la expedicin se enorgullecan de haberse compor
tado con generosidad, bondad y mesura con los tlingit, el teniente Viana
observ que la conducta de los expedicionarios conforme al carcter
benfico, y humano de los espaoles, confundir algn da a cierta clase
de escritores, que han tenido por oficio el denigrar a una nacin ilustre y
respetable, y que a pesar de sus ridculas y extravagantes declaraciones
ocupar siempre un lugar distinguido en los fastos del universo. 167
Los cronistas de Malaspina propusieron comparaciones odiosas en
tre la humanidad de su proceder hacia los indios y la conducta vil de los
ingleses y americanos que navegaban por las mismas aguas. Viana des-

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cribi los amargos recuerdos que los patagones tenan de una embarca
cin inglesa que haba disparado sus caones contra ellos en la playa con
resultados funestos. Manifest su conmocin y sorpresa por este acto
inhumano cometido por los representantes de una nacin que califica
de sabia, generosa y honrosa, pero tambin anot que las balleneras bri
tnicas estaban mandadas por hombres brutales, sin educacin ni sen
timientos, y en cuyas operaciones suelen tener ms parte el ponche y la
cerveza que los movimientos del corazn. 168 Yen cuanto a los angloa
mericanos, el botnico Mozio critic su perversa idea de ensear a los
salvajes el manejo de las armas de fuego, doctrina que puede ser perni
ciosa a toda la humanidad. 169 Otro de los oficiales de la expedicin de
plor la forma en que britnicos y americanos trataban a los traficantes
de pieles del Pacfico Noroeste: Roban sin piedad a estos desgraciados
y les oblgan, gracias a la superioridad de sus armas, a entregarles sus pie
les ... o a defender sus posesiones al costo de sus vidas y la ruina de sus
templos y casasYo
Los oficiales de Malaspina tenan razones para enorgullecerse de su
conducta en Nutka. A diferencia de sus predecesores del siglo XVI, no ha
ban intentado conquistar a los indgenas o someterlos a un sistema de
trabajos forzados. No obstante, algunos tripulantes de las embarcaciones
asociadas con la expedicin no compartan los nobles sentimientos y el
humanitarismo autosatisfecho de sus oficiales. Segn cuenta Mozio:
Los marineros o en fuerza de su educacin casi brutal o envidiosos del
trato humano que el comandante y dems oficiales daban siempre a los
naturales, los insultaron varias veces, estropearon a unos e hirieron a
otros y no dejaron de matar a algunos. La humanidad es el mejor carc
ter de la civilizacin. Todas las ciencias y artes valen nada si slo sirven
para hacemos crueles y orgullosos. 171
Los marineros, por supuesto, superaban en nmero a los sabios, del
llsmo modo en que el pueblo raso espaol superaba en nmero a la li
te ilustrada en la Pennsula y las colonias. De acuerdo con un clculo, en
Espaa las ideas de la Ilustracin no inspiraban a ms de un 5 por 100 de
la poblacin, unos pocos cientos de miles. m Y los pocos ilustrados no
compartan las mismas opiniones respecto de los i, lioso Incluso cien
tficos que buscaban pruebas empricas para respaldar generalizaciones
acerca de los fenmenos del mundo natural caan en los estereotipos al
referirse a los indios. El ilustrado Antonio de Ulloa, por ejemplo, que ha
ba explorado Amrica junto a Jorge Juan y que gobern la Luisiana es
paola en 1766-1768, continu sosteniendo que la pereza, la deshonesti

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dad y la rebelda constituan elementos innatos del carcter indio y que


los espaoles tenan que obligarlos a trabajar por su propio bien. 173 El
botnico Hiplito Ruiz, que viaj a la zona india de Chile en 1782 para
presenciar las negociaciones del gobernador de Chile y algunos de los l
deres araucanos, estaba convencido de que stos eran naturalmente t
tricos y belicosos y que era necesario que se los obligara a someterse en
lugar de tratrselos con la benignidad y tolerancia ... que est mandada
por los soberanos espaoles.174 Cuando dos indios a quienes su partida
de exploracin haba rescatado de la esclavitud huyeron para regresar a
la selva, el ingeniero Francisco de Requena renunci al empirismo: Tal
vez el demonio indujo a estos miserables la desercin para estorbarles el
fruto que esperbamos sacasen catequizndolos y reducindolos a nues
tra religin.175
Por tanto, las nuevas formas de pensar acerca de los indios no sus
tituyeron a las antiguas durante la Ilustracin, incluso entre los ms ilus
trados. Al igual que en otras esferas del intelecto, las ideas contradictorias
sobre los aborgenes americanos coexistan en la Espaa y las colonias
americanas de finales del siglo XVIII (que era lo que desde el principio
haba ocurrido entre ingleses y espaoles). 176 Sin embargo, esa porcin
de la minora ilustrada que consideraba a los indios seres racionales ca
paces de comportarse corno los consumidores y productores europeos
ejercera una extraordinaria influencia sobre las relaciones de los espa
oles con los indios independientes en los mbitos de la religin, la gue
rra, el comercio y la diplomacia.
El mismo Alejandro Malaspina tuvo poco impacto en las relaciones
entre los espaoles y los indios. La corona lo honr cuando regres a la
Pennsula tras su gran viaje en 1794. Carlos IV y su reina, Mara Luisa,
lo recibieron en el Escorial, a las afueras de Madrid, y la armada lo pro
movi a brigadier. Sin embargo, dieciocho meses despus de su regre
so, el habilidoso marinero encall con torpeza en los bancos de arena de
la poltica. La corona le haba ordenado limitar sus consejos polticos a
memorandos secretos, pero Malaspina haba impulsado un examen p
blico de las fallas en el gobierno del Imperio y sugiri que Espaa deba
otorgar a sus colonias mayor independencia, as como reducir los aran
celes y las restricciones comerciales similares a las que haban provoca
do la rebelin de las colonias inglesas. La estrechez de miras y la igno
rancia nos rodean por todas partes, escribi a su hermano unos meses
antes de escribir al rey y la reina instndolos a reemplazar a sus princi
pales consejeros, un acto a todas luces imprudente. Sus cartas fueron a

SABIOS, SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES

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parar a manos de Manuel Godoy, primer ministro del rey y amante de la


reina, a quien aparentemente Malaspina esperaba quitar el puesto. Tras
ello, Malaspina fue arrestado y encarcelado. Pas casi siete aos en pri
sin antes de que amigos influyentes consiguieran que se lo pusiera en li
bertad en 1803, despus de lo cual las autoridades lo desterraron. Sus
papeles quedaron desperdigados y durante su vida no se public ningn
relato sobre su viaje. En 1810 muri en la oscuridad en Italia.
El viaje de Malaspina le haba permitido ver cosas extraordinarias y
haba tenido, como anot, oportunidad de comparar, a cada paso, al sal
vaje, el plebeyo y aquel al que llamarnos civilizado. Sin embargo, el he
cho de que no hubiera logrado publicar sus observaciones priv a Espa
a de la gloria que las obras de Cook y La Prouse dieron en sus vidas a
Gran Bretaa y Francia. l77

Captulo 2

SALVAJES Y ESPAOLES:

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

Las culturas no posan para sus retratos.


JAMES CLIFFORD,

antroplogo, 1986*

En diciembre de 1785, la fragata espaola Santa Mara de la Cabe


za lleg al estrecho de Magallanes con el objetivo de cartografiar las cos
tas del extremo sur del continente. Mientras la embarcacin soltaba an
clas en el cabo Vrgenes, la tripulacin divis hogueras en la orilla y el
capitn envi un pequeo bote para investigar. Patagones a lomos de ca
ballo se haban acercado a la playa para establecer contacto con los visi
tantes. El lder de los nativos, que hablaba bien espaol, se present
como Francisco Xavier. Como era costumbre entre los indios de la re
gin, llevaba una capa hecha con la gruesa piel beis del guanaco, un ma
mfero ungulado suramericano pariente cercano de la llama, y unas bo
las, un arma hecha con piedras pequeas redondas y pesadas atadas a
los extremos de unas tiras de cuero, arma que los nativos de la pampa y
el Chaco utilizaban desde mucho antes de la llegada de los europeos. Sin
embargo, bajo la capa de guanaco, Francisco Xavier iba vestido como
un criollo. Adems de las bolas luca un sable espaol, que llevaba col
gado en su vaina y cuya hoja tena grabadas las palabras POR EL REY
CARLOS III en letras maysculas. El indgena acept con entusiasmo la
invitacin a subir a la Santa Mara. Consciente de las costumbres de los

Clifford, 1986, p. 10.

86

BRBAROS

12. El explorador francs Alcide d'Orbigny dibuj a estos patagones desmontando un


campamento en 1829, en San Javier, un pequeo puesto militar en el lado sur del ro
Negro, aproximadamente veinticinco kilmetros ro arriba desde Carmen de Patago
nes. Desde haca mucho, los caballos se haban convertido en el principal medio de
transporte para estos patagones del norte, cuyos toldos, unas tiendas hechas con pie
les y ramas, pueden verse a1 fondo. Dpart des Patagons. Litografa tomada de Or
bigny, 1835-1847, vol. 3, ser. 2, n.O 5. Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de
la Universidad de Brown.

espaoles y deseoso de no inquietar a sus anfitriones, Francisco Xavier


orden a su compaero. un hombre de proporciones gigantescas, que se
limpiara los crculos de pintura blanca y negra que tena alrededor de los
ojos. Una vez a bordo, los dos patagones fumaron y comieron con los es
paoles. Se sentaron a la mesa, usando con destreza el tenedor y la cu
chara, como seal un observador, y rechazaron cortsmente el vino
y el aguardiente debido a sus efectos perniciosos. 1 Francisco Xavier y su
acompaante parecan estar del todo a gusto. Tal vez no se trataba de su
primera visita a una casa de madera que viaja sobre el agua.2
As como los espaoles haban ampliado y profundizado su conoci
miento los indios independientes a lo largo de dos siglos y medio, tam
bin los indios independientes haban alcanzado una comprensin cada
vez ms refinada de los espaoles. 3 El indio que se present a s mismo
como Francisco Xavier viva bastante apartado de las regiones controla-

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

87

das por Espaa. En esa costa, el asentamiento espaol ms cercano, fue


ra del tamao que fuese, se encontraba a ms de mil seiscientos kil
metros hacia el norte, en el Ro de la Plata. No obstante, en 1779-1780,
Francisco Xavier haba estado en contacto con los espaoles que haban
establecido varios puestos militares en el norte de Patagonia, a medio ca
mino entre Buenos Aires y el estrecho de Magallanes. 4 Resultaba claro
que los espaoles haban influido en su vestido y en su forma de hablar,
as como que el caballo que montaba, tambin introducido por los es
paoles, haba alterado su sociedad. Una transformacin similar haba
tenido lugar en la costa pacfica de la Patagonia, al sur Chile: el explo
rador francs La Prouse seal en 1786 que los indios independientes
ya no son esos americanos de antao a los que las armas europeas in
fundan terror. Los caballos, el ganado y las ovejas han transformado
a estas gentes en verdaderos rabes ... Se desplazan con sus manadas y se
alimentan de su carne y su leche y. en ocasiones, de su sangre; se visten
con sus pieles, con las que tambin hacen sombreros, petos y escudos ...
Prcticamente no conservan ninguna de sus costumbres antiguas, ya no
viven de los mismos frutos ni visten las mismas ropas.5
En el siglo XVIII, los ocasionales contactos directos con los visitantes
espaoles y la influencia indirecta de las mercancas, el ganado, los cul
tivos y las enfermedades provenientes de Europa haban alterado las so
ciedades de los indios independientes que vivan ms all de las fron
teras del Imperio, desde la Patagonia hasta las Grandes Praderas de
6
Norteamrica. En muchos casos, el conflicto con los espaoles y las en
fermedades que stos introdujeron tuvieron consecuencias funestas para
las sociedades indgenas. Algunos grupos tnicos desaparecieron, tras
ser arrasados por las epidemias o haber sido aplastados militarmente y
subordinados por los espaoles o, incluso, por nativos vecinos an ms
poderosos. Otros indios independientes no slo sobrevivieron sino que se
reinventaron y fortalecieron sus sociedades. Algunos se retiraron, otros man
tuvieron su territorio; algunos se aliaron con los espaoles u otros eu
ropeos, otros se expandieron a expensas de los espaoles. Unos cuantos
se adaptaron por fisin, al dividirse en unidades ms pequeas capaces
de eludir a los europeos con mayor facilidad; otros experimentaron un
proceso de fusin y absorbieron a los miembros de otras comunidades
indgenas, as como a espaoles y negros que, querindolo o no, se con
virtieron en nativos.7
Sabemos muy poco acerca de los recorridos que siguieron los grupos
tnicos independientes en su camino a la extincin o la reinvencin, as

BRBAROS

88

como de los imperativos culturales y medioambientales que los empuja


ron a ello. Sin embargo, podemos imaginar que en sus primeros encuen
tros con los espaoles, aquellos nativos que vivan en bandas o en unida
des familiares pequeas y mviles tenan ms posibilidades de evitar la
conquista. La distancia y la dispersin les haca menos susceptibles a las
enfermedades infecciosas europeas que devastaron a muchas sociedades
sedentarias.8 Tambin podemos imaginar que las fronteras tnicas y po
lticas se definieron y redefinieron con mayor rapidez que en el pasado
debido a los cambios sin precedentes causados por la llegada de los es
paoles y en general de los europeos. En muchos lugares que antao ha
ban estado poblados por sociedades organizadas en bandas o en redes

ms o menos libres de familias no relacionadas entre s, los espaoles del

siglo XVIII se encontraron con autnticas tribus. Sus lderes, como Fran

cisco Xavier, conocan las costumbres de los espaoles, as como la for

ma de cooperar con ellos y de oponerles resistencia.

Los ARAUCANOS:

BRBAROS

SON SOBRESALIENTES

Acaso ningn otro pueblo nativo de Amrica desarroll una capaci


dad militar para mantener la independencia de forma tan rpida y efi
caz como los pueblos de habla araucana del centro-sur de Chile. Los
espaoles invadieron su territorio a mediados del siglo XVI y redujeron
a muchos de ellos a la servidumbre, pero los araucanos ofrecieron una
feroz resistencia. En 1598-1603, en una contraofensiva a gran escala,
destruyeron seis pueblos espaoles de alguna importancia e hicieron
prisioneros a cientos de mujeres y nios. Los espaoles se retiraron de
las dems poblaciones que les quedaban por debajo del ro Bobo, y slo
mantuvieron su presencia en la Isla Grande de Chilo, frente a la costa
chilena.
Durante los siguientes aos, los araucanos frustraron los repetidos in
tentos de los espaoles por recuperar el control sobre el corazn de su te
rritorio. Hacia la dcada de 1640 los araucanos ya haban ganado lo que
los espaoles llamaron la guerra de Arauco y los haban obligado a reco
nocer el ro Biobo como un confn permanente. Algunos araucanos que
haban permanecido al norte del ro y haban sucumbido a los espaoles
se fueron hispanizando gradualmente. Los que vivan al sur del Biobo
los despreciaban. Los llamaban zapatudos, porque llevaban zapatos, o
reyunos, por servir al rey.9

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

89

Al sur del Biobo, los araucanos independientes no slo perdieron el


respeto por sus hermanos cados bajo el control espaol sino que, al mis
mo tiempo, consiguieron ganarse el respeto de los espaoles. Un solda
do espaol que luch en la encarnizada guerra de Arauco, Alonso de Er
cilla y Ziga, escribi tras su regreso a Espaa un poema pico que
inmortaliz el valor de los araucanos, tal como sugieren estos versos:
los brbaros que son sobresalientes,

soberbios cielo y tierra despreciando,

recios miembros, de nervios bien fornidos;

giles, desenvueltos, alentados,

animosos, valientes, atrevidos,

duros en el trabajo y sufridores

de fros mortales, hambres y calores. 10

La Araucana de Ercilla se ley en toda Europa. La obra propag por


el continente la reputacin de los araucanos como un pueblo indomable
y puso en circulacin la palabra araucano. Ercilla empleaba el trmi
no para referirse a los indgenas de la localidad de Arauco, palabra que
en lengua nativa significaba agua gredosa, pero la expresin termina
ra designando el idioma que empleaban estos indgenas (lengua a la que
en la actualidad los especialistas prefieren llamar mapudungn en lugar
de araucano) as como a uno de los grupos tnicos que lo hablaban: la
gente que viva entre los ros Toltn y Biobo.
Tras la asombrosa victoria de los araucanos, los espaoles intentaron
establecerse de nuevo en las tierras al sur del Biobo, pero una vez ms
los aguerridos indios los obligaron a retirarse. En 1745-1747, cerca de un
siglo y medio despus de haber abandonado Valdivia, los espaoles fi
nalmente la reconstruyeron como plaza fortificada para hacer frente a los
piratas holandeses que empezaban a amenazar la costa. ll Abastecida por
mar desde Per, Valdivia se mantuvo como el nico enclave espaol sig
nificativo en el continente al sur del Biobo hasta 1796, cuando los espa
oles restablecieron Osomo, poblado que los araucanos les haban obli
gado a abandonar en 1600.
Los indgenas de todas partes tenan razones poderosas para evitar
caer bajo el dominio espaoL En el peor de los casos, lo que les espera
ba era la esclavitud; en el mejor, el pago de tributos altsimos y la servi
dumbre. Sin embargo, los pueblos de habla araucana tuvieron un xito

90

BRBAROS

excepcional a la hora de recobrar o mantener su libertad, un logro que


fue consecuencia de una afortunada combinacin de circunstancias. 12 La
densidad de su poblacin les proporcionaba una ventaja numrica sobre
los espaoles. La dispersin de su organizacin social haca que a los es
paoles les resultara imposible negociar con una autoridad central o con
quistarlos como un nico pueblo mediante la captura de su jefe. Su eco
noma, caracterizada por un sistema de subsistencia mixto que dependa
ms de la caza y la recoleccin que de la agricultura, no lleg a articular
se con la de los espaoles durante los primeros aos de contacto. El he
cho de que no dependieran completamente de la agricultura formal hizo
que los espaoles no pudieran forzarlos a sentarse a la mesa de negocia
ciones destruyendo sus cosechas. El clima de la regin, caracterizado por
una estacin lluviosa de ocho meses, les proporcionaba una tregua, pues
las tropas espaolas preferan luchar durante los cuatro meses de la es
tacin seca; y su geografa, que inclua montaas accidentadas, densas
selvas tropicales y pantanos, les permita refugiarse de las fuerzas espa
olas. Adems, los araucanos luchaban por defender un territorio que co
nocan de unos ejrcitos privados mal equipados y con recursos insufi
cientes que no estaban en condiciones de librar una guerra prolongada
sin el apoyo del Estado espaol, apoyo que no lleg sino hasta comien
zos del siglo XVII y que desde entonces sera modesto. l3 Chile, que care
ca de metales preciosos, estaba lejos de encabezar la lista de prioridades
imperiales.
Aunque las circunstancias favorables ayudaron a los araucanos a
conservar su libertad, tambin es cierto que los indgenas supieron sacar
provecho de sus ventajas. Su resistencia a los esfuerzos de los incas por
incorporarlos a su Imperio (los incas los conocan como aucas, salva
jes) haba perfeccionado sus habilidades para la guerra mucho antes del
arribo de los espaoles. '4 Los araucanos llegaron a ver la confrontacin
blica como algo fundamental para mantener el equilibrio social, polti
co e incluso csmico. J5 Cuando los intrusos espaoles les plantearon un
nuevo desafo, los guerreros araucanos -al igual que otros grupos ind
genas en las dems fronteras del Imperio-- adoptaron nuevas estrategias
y tecnologas y las sumaron a las tcticas y armas que haban resultado
eficaces en el pasado. 16 Aun antes de 1603, cuando los espaoles huye
ron de la Araucana dejando atrs muchas de sus posesiones, los arauca
nos se haban hecho con un nmero considerable de sus caballos, cascos,
armaduras y armas de hierro, y, gracias a la informacin suministrada
por los desertores, haban aprendido a utilizarlos. Los araucanos eran

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

91

buenos ganaderos. Ya antes de la llegada de los europeos criaban gua


nacos y llamas y no tardaron en ampliar el nmero de sus bienes semo
vientes con vacas, ovejas, cerdos y caballos provenientes de Europa. Ha
cia 1600, ya posean grandes manadas de caballos y se haban convertido
en excelentes jinetes, as que movilizaron a sus unidades de caballera li
gera en su lucha contra los nuevos seores llegados de la Pennsula. l7
El hierro espaol hizo ms mortales y duraderas las armas lticas tra
dicionales de los indgenas (lanzas, garrotes y hachas). A stas, los arau
canos sumaron las picas, las espadas, los sables y los machetes espao
les. 18 Hasta muy avanzado el perodo colonial, los araucanos hicieron
poco uso de las armas de fuego que caan en sus manos. No les resulta
ba fcil obtener municin, y por otro lado sus tcticas y armas propias
demostraron ser tan efectivas que posiblemente tuvieron pocos incen
tivos para procurarse plvora y proyectiles. Adems, el alcance, la preci
sin y la tasa de disparo de las armas de mecha o de chispa europeas no
constituan una ventaja importante. Preparar las armas de fuego para
cada disparo era una tarea difcil, y quienes las empleaban quedaban vul
nerables durante los largos intervalos entre un disparo y otro. En 1792,
un pehuenche le dijo a un oficial que a los espaoles no hay que temer
les pues no ofenden ms, sino con la primera descarga, que al dar sta
se les atropella y quedan vencidos.19
Sin embargo, no era usual que los indgenas desdearan las armas de
fuego y muchos intentaron conseguirlas para aumentar su armamento
tradicional, aunque no para remplazarlo. Los nativos que disponan de
armas de fuego tenan una ventaja respecto a los vecinos que carecan
de ellas. Las armas de fuego ofrecan ventajas psicolgicas y un mayor
poder de penetracin que los arcos y las flechas. Los guerreros que in
tentaban tomar o defender un lugar fortificado encontraban las armas de
fuego especialmente eficaces. Algunos funcionarios espaoles, por el
contrario, las consideraban inferiores a los arcos y las flechas de los in
dgenas (armas poco utilizadas por los araucanos), pero sus opiniones no
eran representativas de la sabidura convencional. Hasta finales del pe
rodo colonial, la ley prohiba a los espaoles abastecer a los indgenas
de armas de fuego. No obstante, los constantes requerimientos de los
funcionarios coloniales instando a los espaoles a respetar la ley sugie
ren que los traficantes siguieron incumplindola. 20
Una vez que los araucanos se familiarizaron con la organizacin, la
estrategia y las tcticas militares de los espaoles, no se limitaron sim
plemente a imitarlos, sino que adaptaron su estilo de combate para ha

92

BRBAROS

13. El explorador francs Amede Frzier incluy esta imagen didctica de los arauca
nos en su A Voyage to the South-Sea and Along the Coasts ofChW and Perlt, in the Years
1712,
and /714, publicado en Londres en 1717 con lminas de la edicin
francesa. En la imagen reproducida aqu (la lmina 10, opuesta a la p. 71), muestra
A. India moliendo maz para hacer harina; B. Indio en poncho y polainas; C. India en
choi e iquella; D. Indio arrojando un lazo a un toro para detenerlo. Luego explica que
<<los espaoles han adoptado para cabalgar el uso del choi o poncho y de una especie
de coturnos, que ellos llaman polainas. pues el poncho es resistente a la lluvia, el vien
to no lo levanta, sirve de manta en la noche y de alfombra en el campo (p. 71). Las mucomenta, llevan una pequea pieza cuadrada de pao que llaman quella [un chal\,
que se atan sobre el pecho uniendo dos de sus puntas con un gran alfiler de plata que tie
ne una cabeza plana de diez o doce centmetros de dimetro y que llaman toupo [tupu en
mapuche] (p. 71). Cortesa de la Biblioteca Huntngton, San Marino, California.

ff
.

'

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

93

cerles frente. Inventaron un hbrido de caballera e infantera al hacer que


cada jinete llevara consigo hasta el escenario de la batalla a un soldado
de a pie. Quemaban los campos para que los caballos de los espaoles no
pudieran pastar; atraan a los soldados enemigos hasta terrenos panta
nosos o montaosos para neutralizar la efectividad de sus caballos y ar
mas; atacaban bajo la lluvia, cuando los espaoles no podan encender
mechas de sus mosquetes. A comienzos del siglo XVII, las fuerzas es
paolas entraban prcticamente todos los aos en la Araucana para sa
lir con las manos vacas. Los indios de Chile -escribi un oficial aver
gonzado-- se mueren de risa.21
La prolongada guerra con los espaoles cambi algo ms que las tc
ticas y transform las relaciones sociales a todos los niveles en la socie
dad araucana. A medida que los araucanos, en especial los que vivan
ms cerca del ro Biobo, ofrecan resistencia a un Estado que intentaba
dominarlos, las relaciones entre las comunidades nativas se volvieron ms
estratificadas. La guerra endmica brindaba a los guerreros ms capaces
y agresivos mayores posibilidades de obtener poder, estatus y riqueza, lo
que en estas sociedades sin dinero se meda a travs de la posesin de
bienes, ganado y mujeres. En la sociedad araucana, polgama y patriar
cal, los combatientes ms exitosos conseguan ms mujeres, ya fuera
porque las vctimas mortales producto del conflicto alteraban la propor
cin entre hombres y mujeres araucanos o porque en sus incursiones s
tos capturaban mujeres espaolas o de otras tribus. 22 Los guerreros
dios que posean mujeres y bienes europeos adquiridos en la guerra los
valoraban tanto por su valor simblico como por su utilidad. Se trataba
de signos ostensibles de su valenta en la lucha que aumentaban su pres
tigio entre sus pares. 23 El indio del alto Orinoco que le pregunt a un frai
le cuntas mujeres tena nuestro rey debi de haber quedado pasmado
al enterarse de que slo tena una. 24
Entre aquellos que en la guerra alcanzaron un alto estatus como lde
res se encontraban blancos cautivos o fugitivos y sus hijos mestizos. s
tos, a los que se denominaba indios blancos, posean un conocimiento
especial de la sociedad espaola, y a menudo aprovecharon ese conoci
miento para obtener poder y se convirtieron en jefes o caciques. Un caso
destacable es el de los descendientes de Rodrigo de las Cuevas, captura
do en Valdivia alrededor de 1600, que durante dos siglos fueron los princi
pales lderes de una comunidad india en la desembocadura del ro Toltn. 25
Para mantener a raya a sus adversarios espaoles, los lderes milita
res araucanos tambin desarrollaron nuevas estructuras polticas. Antes

94

BRBAROS

de la llegada de los peninsulares, la unidad sociopoltica ms comn en


tre los araucanos era la pequea banda, una agrupacin compuesta por
varias familias extendidas y presidida por un cacique anciano y respeta
do (un lonco o ulmen). Estas unidades, llamadas lebos o rehues (el nom
bre del espacio sagrado de cada febo), se unan para formar un aylla
rehue (aylla significa nueve, el nmero de rehues que se requeran
para formar un ayllarehue). Sin embargo, parece ser que hacia mediados
del siglo XVII la necesidad de coordinar un mayor nmero de combatien
tes en una respuesta militar conjunta a los espaoles empuj a los loncos
a formar entidades todava ms grandes. Los lderes araucanos, desde el
Biobo hacia el sur hasta el Toltn, organizaron redes de comunicacin
abiertas, o butalmapus, una palabra que significa grandes territorios.
A mediados del siglo XVIII, haba tres butalmapus que iban de norte a sur
en largas franjas entre el Biobo y el Toltn. Cada uno corresponda, apro
ximadamente, a una regin fisiogrfica: la costa, la cordillera de la cos
ta y el valle central (los llanos). Al frente de cada butalmapu haba un
jefe de guerra, o toqui, que al parecer coordinaba la estrategia militar
conjuntamente con sus homlogos de los otros butalmapus. Estas confe
deraciones flexibles careCan de lmites claros, cambiaban con el tiempo
y, en gran parte, funcionaban como unidades de comunicacin cuando
los araucanos organizaban su resistencia contra los espaoles o negocia
ban con ellos. Por su parte, los espaoles vieron en los butalmapus el
equivalente de los gobiernos provinciales y les dieron la bienvenida por
considerarlos unidades administrativas tiles a travs de las cuales qui
z podran controlar a los araucanos. 26
Los cambios sociopolticos producidos por la guerra con los espao
les se extendieron a la identidad misma de los araucanos. Al igual que
muchos otros grupos nativos, la poblacin que los espaoles conocan
como araucanos se llamaba a s misma che (la gente o los hombres)
o reche (los verdaderos hombres). Los puntos cardinales eran una de
las formas que tenan para distinguirse de sus vecinos. Se referan a los
pueblos ubicados al norte de ellos como picunches y a los pueblos ubica
dos al sur como huilliches. En un comienzo, estos nombres denotaban
nicamente la posicin relativa de cada uno, no la etnia: el norte o el sur
dependan de en qu lugar se encontraba la persona que utilizaba el tr
mino descriptivo. Con el paso del tiempo, los espaoles comenzaron a
aplicar estas etiquetas posicionales a indios que vivan en regiones espe
cficas. Entre tanto, los mismos indgenas adoptaron esos nombres para
identificarse a s mismos como pertenecientes a un grupo ms grande

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

95

que su familia inmediata o su clan. Aunque estos trminos enmascaraban


el grado de diversidad cultural dentro de cada grupo y ocultaban la exis
tencia de profundas divisiones polticas, servan para distinguir a deter
minados indios de los espaoles y de los dems indios. 27 El trmino pi
cunches pas a designar a todos los indios de lengua araucana que vivan
al norte del Biobo, que eran los que, hacia el siglo XVIII, haban sido ab
sorbidos por la sociedad espaola y desaparecido como grupo tnico.
Por su parte, el trmino huilliches denotaba a los indgenas que vivan
al sur del ro To1tn, los ms alejados de la influencia espaola. Los es
paoles solan restringir el uso de araucanos para referirse a los nativos
que vivan entre el Biobo y el Toltn, pero hacia mediados del siglo XVIII
algunos comenzaron a referirse a ellos como mapuches, que significa
gente de la tierra. Ms all de ello, los espaoles realizaban distincio
nes todava ms sutiles, al diferenciar, por ejemplo, a los mapuches que
vivan cerca al mar, a los que denominaban costeos, de los que vivan en
el valle central, los llaneros. 28
Por tanto, para defenderse a s mismos de la agresin espaola, los
che, las pequeas bandas familiares de hablantes de lengua araucana, se
fusionaron en unidades sociales y polticas ms grandes cuyas estructu
ras, valores e identidades tnicas diferan de las de sus antepasados. Este
fenmeno de tribalizacin fue una respuesta bastante comn de los
grupos basados en relaciones de parentesco a las presiones polticas y
econmicas de las sociedades-Estado y sugiere a un estudioso de la vio
lencia que no es la etnia la que determina la guerra sino que es el con
flicto el que crea la etnia, y ... el conflicto colonial crea las "tribus".29
A medida que las sociedades che antes segmentadas se fusionaron en
organizaciones tnicas nuevas y ms poderosas, influyeron sobre los na
tivos que no hablaban araucano o los absorbieron. Los prsperos pehuen
ches, que vivan en las montaas y ocupaban un vasta regin andina de
bosque hmedo, constituyen el mejor ejemplo de este proceso. Aunque
se trataba de grupos tnicos diferentes, hacia el siglo XVIII haban adopta
do muchas de las caractersticas de los araucanos, entre ellas su lengua, y
haban hecho suyo un nombre araucano. Un oficial espaol que los visi
t en 1760 los describe como si se trataran del mismo pueblo. Vivan en
tiendas hechas con pieles de animales; criaban caballos, vacas, bueyes,
ovejas y cabras; elaboraban productos con plumas de and, pieles y
lana; las mujeres se encargaban tanto del curtido del cuero como del hila
do y tejido de la lana, y tanto ellas como los hombres comerciaban con
los espaoles, a los que intercambiaban sus mercancas por manufacturas

96

BRBAROS
30

y productos agrcolas espaoles, como el trigo y el ai1. Debido a que


su dieta dependa en gran medida de los frutos del pehun (la araucaria),
estos habitantes de las montaas eran conocidos como la gente del
pehun, o pehuenches. Los espaoles del siglo XVIII los consideraban un
grupo tnico nico dividido en subgrupos segn su ubicacin (por ejem
plo los pehuenches de Malarge o los pehuenches de Balbarco) e imagi
naban, lo que era un error, que siempre haban sido una nacin o un pueblo
culturalmente homogneo. 31 Para los espaoles de este perodo, la pala
bra nacin significaba Estado-nacin, no obstante, cuando la em
pleaban para referirse a los indgenas sta por lo general significaba simple

mente grupo. En palabras de Flix de Azara, nacin designaba a un

grupo de indios libres o salvajes que se consideren ellos mismos como

formando una sola y misma nacin y que tienen el mismo espritu, las

mismas formas, las mismas costumbres y la misma lengua.32

El caballo, que brind a los nativos de habla araucana una mayor mo


vilidad, contribuy a la homogenizacin Y expansin de la cultura arau
cana. Los caballos mejoraron la comunicacin entre las comunidades
aisladas, facilitaron la difusin tanto de las ideas como de los bienes
33
materiales y contribuyeron a la formacin de nuevas identidades. Estas
identidades regionales adquirieron un nuevo significado ante la presen
cia de una fuerza externa. Los pehuenches, por ejemplo, parecen haber
formado su propio butalmapu haca 1760, si no antes. La guerra endmica
con los huilliches, as como la presin por parte de los espaoles, haba
empujado a los pehuenches hacia una estructura poltica ms centrali
zada. Por su lado, los grupos de huilliches, a menudo en guerra entre ellos
as como con espaoles y pehuenches, forjaron sus propias alianzas po
lticas al sur de] ro Toltn. Por tanto, la guerra intertribal, al igual que la
influencia de los espaoles, estimul la fusin de los grupos indgenas en
unidades polticas ms grandes que se convirtieron en los nuevos funda
mentos de sus identidades. 34
Al igual que otros indios independientes en otros lmites del Imperio
espaol, los mapuches, los pehuenches y los huilliches adoptaron la cultu
ra material de los colonizadores llegados de la Pennsula. Con frecuencia los
observadores describen a sus lderes, incluso en las reas ms remotas, como
vestidos completamente a lo espaol. Algunos se convirtieron en aliados
35
de los peninsulares y lucharon junto con ellos contra otros araucanos. La
mayora de los che, sin embargo, se adapt de tal modo que su capacidad
para mantener la independencia frente a los espaoles se vio fortalecida.
En una fecha tan tarda como 1780, Antonio Sors, un franciscano, calcu-

Pampas
Sierra de

la Ventana ""

Ciudad
" Fuerte
Fuerte y misin
Fronteras
internacionales actuales
Caminos espaoles
";;,

42-_", __.._.

~~
~;.ft
;~Slas
MaMnas
(Falkland Is.)

MAPA 4. La Araucana. la pampa y la Patagonia. 1781. Adaptado de Villalobos R.


1989. p. 177; Marfany. J940. p. 329.

98

BRBAROS

laba que dos terceras partes de los indios chilenos no reconocen a nues
tro Soberano.36 Tena en mente a los mapuches, que eran cerca de ochen
ta mil, a los pehuenches, cuya poblacin fcilmente exceda los diez mil, y
a los huilliches, ms remotos y difciles de contar, que seran en total unos
veinte mil. Esto en una poca en la que la poblacin total de Chile al nor
37
te de la Araucana estaba alrededor de los trescientos diez mil habitantes.
Si hubiera mirado hacia el este, al otro lado de los Andes, fray Antonio
habra encontrado ms indios chilenos que no reconocan la soberana
espaola. Tras haber asimilado aspectos de la cultura de los invasores de
Chile, los indios de habla araucana se haban desperdigado por los pasos
de montaa hacia tierras que luego pasaran a formar parte de Argentina,
donde dejaron una profunda huella en la cultura de sus pueblos indgenas.

LA ARAUCANIZACIN DE LOS PAMPAS Y LOS PATAGONES

La ladera oriental de los Andes haba atrado a los araucanos antes de


la llegada de los europeos, pero los caballos, que reducan el espacio y el
tiempo de los viajeros, facilitaron los desplazamientos transandinos por
las antiguas rutas de comercio. 58 Los caballos y el ganado introducidos
por los espaoles se haban extendido con rapidez por la pampa argen
tina, rica en pastos, y ello daba a los araucanos un motivo adicionales
para viajar hacia el este. Los caballos haban sido introducidos en Bue
nos Aires en 1537 y hacia 1580 ya poda encontrrselos en el estrecho de
Magallanes; hacia mediados del siglo XVIII, un observador coment que
estn las campaas inundadas de tales caballos, como si fuera una ha
cienda, o estancia.39 En el siglo XVII, con los pehuenches a la vanguar
dia, los indios chilenos comenzaron a sacar provecho del ganado y los
caballos asilvestrados que haba en la pampa. Tras capturarlos, los ind
genas volvan a cruzar los Andes llevando las bestias consigo por cami
nos trillados (a los que se conoca con el nombre de rastrilladas), como
los que atravesaban la pampa hmeda hasta el ro Colorado y el ro Ne
gro. Desde all, las rastrilladas los conducan hacia el oeste, a travs de la
pampa seca, a mayor altura, y por los antiguos pasos de montaa. En el
Chile espaol, dcadas de guerra continua haban hecho que el ganado
fuera escaso, e incluso despus, en tiempos de paz, la demanda en Chile
y la Araucana continuara superando las existencias. A comienzos del si
glo XVIII, un observador informaba de que la mayora del ganado que se
40
consuma en Chile provena del otro lado de los Andes.

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

99

En el siglo XVIII, las incursiones de los araucanos en la pampa los hi


cieron entrar en conflicto con los espaoles, pues la caza excesiva haba
llevado a que el nmero de caballos salvajes disminuyera mientras que,
al mismo tiempo, la poblacin espaola aumentaba. En las ciudades ubi
cadas a 10 largo del lado oriental de la cordillera, desde Tucumn hasta
Salta, en las minas de Per y en el mismo Chile, la fuerte demanda de
carne, pieles y sebo fomentaron la sobreexplotacin. En 1715, el ayunta
miento de Buenos Aires anunci que el ganado salvaje de la provincia
prcticamente se haba extinguido. Al no poder seguir acorralando ani
males salvajes, los rancheros espaoles comenzaron a domesticar sus
propias manadas. 41
Los indios de Chile respondieron a la disminucin de animales salva
jes aumentando los asaltos a las manadas domsticas de los espaoles y
a los espaoles mismos. A finales del siglo XVII, los pehuenches haban co
menzado a atacar estancias en las ridas tierras que haba cerca de las ciu
dades oasis de Mendoza y San Luis, en la provincia de Cuyo. Hacia 1711,
los asaltantes araucanos haban llegado incluso a las ricas praderas de la
provincia de Buenos Aires. 42
Los indios de lengua araucana no cruzaron los Andes buscando de
rrotar a un enemigo, sino que lo hicieron en expediciones de caza y sa
queo a las que se unan los indios locales. A comienzos de siglo se esta
bleci un patrn. Los predadores indios viajaban a lomo de caballo en
grupos pequeos y llevaban a cabo ataques sorpresa a las estancias espa
olas, en las cuales no slo se apoderaban del ganado y los caballos, sino
tambin de las mujeres, los nios y aquellos productos europeos que po
dan llevar consigo, desde herramientas hasta joyas. En Argentina, los es
paoles se referan a estos asaltantes con el nombre de aucas, una pa
labra que los incas haban utilizado para describir a estos salvajes. Los
argentinos, como explic Azara, entendan que los aucas eran una divi
sin o parcialidad de los famosos araucanos de Chile.43 Hacia mediados
del siglo XVIII, a medida que se intensificaron los asaltos aucas, las pala
bras araucanas para designar a los asaltantes (maloqueros) y los asaltos
(malocas y malones) ingresaron en el vocabulario de los espaoles de
Buenos Aires, donde inspiraban terror. 4c1
Mientras que algunos de los maloqueros araucanos que realizaban
incursiones en el lado oriental de los Andes regresaban luego con las ma
nadas robadas, otros araucanos cruzaron aliado argentino de los Andes
para no retornar nunca. A mediados del siglo XVIlI, los pehuenches de las
montaas, a los que en ocasiones se sumaban Jos mapuches, se haban

100

BRBAROS

14. Un ataque sorpresa o maln. Grabado basado en un leo del artista bvaro Johann
Moritz Rugendas, que visit los territorios araucanos debajo del ro Biobo en 1835, en
Gay, 1854. Una reproduccin a color de la pintura puede verse en Bindis, 1989, p. 46.
Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown.

expandido hacia el noreste hasta el ro Diamante, hacia el este hasta el


ro Salado, y hacia el sureste hasta el ro Neuqun. Los pehuenches, que
se haban convertido en excelentes jinetes, habran podido avanzar ms
hacia el este hasta la pampa hmeda, pero otros indios de habla arauca
na, en particular los huilliches, les cerraron el paso. Atrados a la pampa
argentina por sus caballos y ganado, los predadores huilliches avanzaron
hacia el noreste desde sus tierras, debajo del ro Toltn, en el lado pac
fico de los Andes, hasta extender su influencia sobre el norte de la Patago
nia y la pampa, desde el golfo de San Matas hasta la provincia de Buenos
Aires. En 1765, durante una reunin de la junta de guerra espaola en
Concepcin. se caracteriz a los huilliches como la Nacin ms rebelde
y obstinada que habita la otra parte de la Cordllera Nevada [los Andes]
haciendo continuas hostilidades, muertes y robos a los espaoles que via
jan desde Chile para Buenos Aires .45
A travs de la pampa argentina, al sur del camino que iba de Buenos
Aires a Mendoza, los araucanos se adentraron en tierras que, de hecho,
los espaoles nunca haban conquistado. En una fecha tan tarda como la

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

101

dcada de 1780, las estancias espaolas se concentraban al norte del ro


Salado, a menos de ciento sesenta kilmetros de Buenos Aires. A finales
del siglo XVIII, no haba ninguna otra capital de virreinato que estuviera
tan cerca de las tierras de los indios independientes. Ms all del Salado
se hallaba lo que los espaoles llamaron tierra adentro o tierra del ene
migo. Para los observadores ocasionales, ajenos a la variedad de nichos
ecolgicos en la pampa, la regin pareca, al mismo tiempo, inhabitable
y, prcticamente, deshabitada. A comienzos del siglo XIX, los argentinos
consideraban a la regin un desierto, del mismo modo en que los norte
americanos llamaron inicialmente Gran Desierto Americano a lo que
hoy se conoce como las Grandes Praderas. 46
En el siglo xvm, las tierras al sur del ro Salado hasta el ro Negro es
taban habitadas por indios a los que los espaoles conocan por diversos
nombres, el ms comn de los cuales era el de pampas; los patagones
dominaban la regin que iba desde el ro Negro hasta el estrecho de Ma
gallanes. (Los araucanos se referan tanto a los pampas como a los pa
tagones como tehuelches, gente salvaje, una palabra que tambin
adoptaron los espaoles y que en la actualidad siguen usando algunos et
nlogos.)47 Los pampas y patagones, moradores de unas tierras en las que
las condiciones de vida eran difciles, migraban de acuerdo con las esta
ciones y construan sus viviendas a orillas de lagos y riachuelos donde
encontraban lea yagua.
Con la llegada de los espaoles, los pampas y los patagones se con
virtieron en cazadores montados de ganado y caballos y sus sociedades
se transformaron, y al igual que los araucanos, se volvieron guerreros
formidables. Los caballos aumentaron su alcance, facilitaron la consoli
dacin de pequeos grupos familiares en bandas y tribus ms grandes, y
pemtieron a sus lderes comandar fuerzas ms numerosas que en el pa
sado. Los caballos y el ganado vacuno y bovino les proporcionaron una
fuente estable de protenas, y la dieta enriquecida probablemente contri
buy a aumentar la poblacin de estos nativos, que hasta entonces haban
tenido que cazar a pie guanacos y ands. Con la llegada del ganado
europeo, los pampas y los patagones dejaron de estar obligados a des
plazarse con las estaciones para seguir a sus presas. Quienes posean
animales europeos tambin podan utilizarlos en el comercio, por lo que
haba motivos adicionales para intentar hacerse con ellos. A cambio de
caballos o pieles, por ejemplo, los pampas obtenan mantas tejidas y jo
yas de plata de los huilliches, y piones, ponchos, chicha de manzana y
licores espaoles de los pehuenches, productos que stos haban obteni

103

BRBAROS

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

do a su vez del comercio con los espaoles en Chile y la provincia andi


na de CuYO.48
Los pampas y los patagones establecidos ms al norte experimenta
ron los cambios inducidos por los espaoles antes que los patagones que
vivan al sur. Los pueblos ms septentrionales vivan debajo del Ro de la
Plata, en una zona templada en la que abundaban los caballos y donde te
nan un acceso ms directo al ganado y las mercancas espaolas. Los
patagones del sur habitaban estepas ridas, donde el ganado y los caba
llos asilvestrados no se multiplicaron con igual rapidez, y es posible que
no se convirtieran en jinetes en un nmero significativo hasta mediados

en la lengua franca de la pampa y la influencia de los araucanos sobre in


dgenas argentinos era visible en un territorio diez veces ms grande que
la regin de Chile de la que provenan. La araucanizacin de la pampa
continu durante la primera mitad del siglo XIX, mientras indios de habla
araucana siguieron migrando a travs de los Andes. 53
Ahora bien, a diferencia de lo que sugiere la palabra araucanizacin,
cierto es que la transmisin de rasgos culturales no se dio en un nico
sentido. Los araucanos tambin recibieron la influencia de los tehuelches
(el nombre que ellos daban a los pampas y los patagones). As, por
plo, los araucanos que vivan en la pampa adoptaron de los nativos sus
toldos, las tiendas porttiles elaboradas con cueros de animales, y las
botas de montar, hechas con piel de la pierna del caballo, e igualmente in
trodujeron en su vocabulario palabras tehuelches, el idioma de los pam
pas y los patagones. 54
En trminos econmicos, la araucanizacin se dio de forma ms gra
y experiment ms variaciones segn el lugar de lo que los expertos
pensaban en un primer momento. 55 No todos los pampas y los patagones
araucanizados se convirtieron en cazadores montados a caballo dedica
dos a acosar a los espaoles y su ganado. Por el contrario, a
las manadas de animales salvajes fueron disminuyendo y los araucanos
introdujeron la cra de animales, la agricultura y cultivos europeos como
el trigo y la cebada, algunos tehuelches salvajes se pasaron a la agri
cultura y la ganadera. Entre los pampas, al igual que entre los araucanos,
la agricultura, la cra de las ovejas y el tejido se convirtieron en tareas
principalmente a cargo de las mujeres, cuyas vidas tambin se vieron trans
formadas por la propagacin de las ovejas, el crecimiento de los merca
dos para los textiles y la demanda de produccin especializada para ese
mercado. 56
Algunos araucanos y pueblos araucanizados abandonaron la agricul
tura para dedicarse a la cra de ganado destinado a abastecer los merca
dos espaoles, sin importarles que, de acuerdo con las teoras de ciertos
pensadores europeos de la poca, con este cambio estuvieran retroce
diendo en la escala evolutiva, pues segn ellos los pueblos agrcolas se
encontraban por delante de los ganaderos. Los pehuenches que habita
faldas orientales de los Andes al sur de Mendoza, en lo que en la
actualidad es la provincia argentina de Neuqun, por ejemplo, dejaron
la agricultura en favor de la ganadera, mucho ms rentable. Domestica
ban manadas y rebaos, los mantenan en corrales, rotaban las pasturas y
practicaban la trashumancia. Luego atravesaban los Andes con los caba

102

siglo XVIlI. 49
Independientemente de las variaciones de tiempo y lugar, las verdes
planicies de Argentina se convirtieron en el escenario de una competencia
intensa entre los distintos indgenas as como entre stos y los espaoles.
Algunos grupos tnicos pequeos, cuyo nmero ya haba disminuido de
forma considerable debido a las enfermedades y la demanda de mano
de obra de los espaoles, aparentemente desaparecieron, tal fue el caso de
los huarpes (un subgrupo de los pampas que viva en las montaas, en el
rea de Mendoza). Otros, como los puelches, siguieron siendo identifica
bles como grupo, a pesar de que hacia mediados del siglo XVIII comen
zaron a hablar araucano (mapudungn) adems de su propio idioma (los
nativos americanos por lo general eran bilinges o multilinges en reas
en las que vivan cerca de miembros de otros grupos lingsticos).5o
A medida que competan con los araucanos que atravesaban los Andes,
los pampas y los patagones se araucanizaron en diferentes grados. De
manera progresiva se fueron apropiando de muchos de los rasgos cul
turales de los araucanos, que eran ms numerosos y tenan mayor expe
riencia militar. Adoptaron los tejidos, el trabajo del metal, las creencias
religiosas e incluso el idioma. Los pampas, por ejemplo, comenzaron a re
ferirse a quienes no eran indios como gincas, la misma palabra que
empleaban los araucanos en Chile. 51 El fenmeno de la araucanizacin es
bastante conocido, pero el proceso en s an no se comprende plenamen
te, acaso porque asumi distintas formas. En algunos niveles, los cam
bios culturales y sociales se produjeron de modo pacfico a medida que
los pampas, los patagones, los hui1liches, los mapuches y los pehuenches
formaron alianzas y se casaron entre ellos; en otros niveles, la violencia
o la fuerza fueron las que generaron los cambios sociales a medida que
bandas de grupos tnicos diferentes se enfrentaron entre s por los recur
sos y el poder.52 A finales del siglo XVUI, el araucano se haba convertido

104

BRBAROS

15. A medida que los araucanos Y su influencia se difundieron hacia el este por la pam
pa, los indios que habitaban la regin fueron parecindose cada vez ms a los araucanos
en su modo de vestir. Esta elegante mujer, una india pampa o auca (en Buenos Aires los
espaoles utilizaban indistintamente ambas palabras), lleva unos enormes pendientes de
de estilo chileno (el motivo, realizado en cobre, tena ongenes prehispnicos), un
collar de plata y cuentas de cristal y un chal de lana. En esta litografa, basada en un bos
quejo dibujado en 1828 por el agrimensor Narciso Parchappe, pueden apreciarse pam
pas araucanizados, o aucas, y sus tiendas, vistas desde Baha Blanca, con la sicrra de la
Ventana al fondo. Aucas et leurs toldos. Tomado de Orbigny, 1835-1847, voL 3, ser. 2,
n.O 3. Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown. Sobre el
trabajo de la plata y las cuentas, vase Morris von Bennewitz, 1997, pp. 72 Y 86-87.

1Ios, las ovejas Y el ganado vacuno que haban engordado y los


cambia
57
ban por cereales y otros productos en los mercados chilenos.
Con todo, independientemente de las variaciones econmicas loca
les, el patrn de las transformaciones sociopolticas ms significativas
de la pampa y la Patagonia parece claro. De la misma forma que entre
los araucanos, las bandas de los patagones del norte y los pampas, que
tambin eran agrupaciones pequeas basadas en la familia, se fusionaron
en unidades polticas ms grandes.58 Esta reestructuracin jerrquica fue
posterior a la que tuvo lugar en eItado chileno de los Andes, pero a me
diados del siglo XVllI ya estaba en marcha y continu desarrollndose

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

105

16. Cangapol y su esposa, Huennee, en un dibujo del jesuita ingls Thomas Falkner,
quien se esforz por retratarlos de memoria, segn confesin propia, lo mejor que pudo.
Falkner calcul que Cangapol meda ms de dos metros, porque, puesto yo de punti
no poda llegar a su coronilla. Tomado de Falkner, 1935, p. 26.

hasta mediados del siglo XIX, cuando la militarizacin de las sociedades


nativas de la regin alcanz su apogeo. Al igual que los lderes arauca
nos, los caciques o conos que dirigan las tribus, o lo que los espaoles
llamaban cacicatos, posean ms riqueza, estatus, poder y mujeres que
sus predecesores. Los nuevos ricos, fueran hombres o mujeres, mostra
ban su riqueza con ornamentos, decorando sus ponchos con piezas de
cobre redondas y finas, sus botas con clavos tambin de cobre, y sus bri
das y espuelas con chapas de plata. Incluso los dogales de sus caballos
relucan con sus adornos de plata. Azara, que viaj bastante y conoci
varios pueblos en el litoral del Ro de la Plata, seal que en ninguna
otra nacin silvestre he notado esta desigualdad en riquezas, ni semejan
te lujo en vestidos y adornos, aunque imagin, correctamente, que los
aucas o araucanos prsperos que l no haba visitado hacan una osten
tacin similar. 59
Los nuevos aristcratas adquirieron autoridad sobre un gran territo
rio y sobre muchsimos de sus congneres, autoridad que los espaoles
con frecuencia reconocieron. En 1806, Luis de la Cruz, que viajaba des

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

106

BRBAROS

de Chile en bsqueda de una nueva ruta por tierra entre Concepcin Y


Buenos Aires, se acerc al territorio de Carripiln, un poderoso cacique
de los ranqueles, un grupo disidente de los pehuenches, pero antes de
avanzar dijo a los caciques de los territorios vecinos, yo s que Carripi
ln es el gobernador de estas tierras .., y que sera imprudente entrarme a
su casa, sin primero anunciarle mi llegada a sus tierras.60 Cuatro aos
despus, Carripiln reprendi a Pedro Andrs Garca, un ingeniero mi
litar espaol, por no haberle avisado de su expedicin a las Salinas Gran
des, en la pampa profunda, al suroeste de Buenos Aires, en territorio in
dio. Carripiln le explic a Garca que l era el seor, el virrey y el rey de
todos los pampas, a lo que ste replic que no iba a disputarle su vi
rreinato, ni la legitimidad de sus propiedades.61
En ocasiones, los lderes de varios cacicatos se unan bajo un nico
lder, a pesar de lo cual, como observ un jesuita, las diferentes nacio
nes discrepan constantemente unas de otras.62 Incluso las alianzas tem
porales les otorgaban un enorme poder a los caciques. En 1739, por ejem
plo, Cacapol, un anciano cacique pampa, enfurecido por la masacre de
un grupo de indios desannados perpetrada por los espaoles, reuni ban
das de pampas Yhuilliches para formar una fuerza de combate de ms de
mil hombres. Cacapol dirigi a sus fuerzas hasta la provincia de Buenos
Aires y lleg a acercarse a menos de diecisis kilmetros de la capital.
Segn se inform, captur un gran nmero de mujeres Y nios, veinte
mil cabezas de ganado y varias manadas de caballos, dejando a su paso
un buen nmero de espaoles muertoS. Su nica baja, se dijo, haba sido un
guerrero que se separ de sus compaeros y fue hecho prisionero. Al ao
siguiente, el hijo de Cacapol, Cangapol, un indio gigantesco al que los es
paoles conocan como Cacique Bravo, reuni un ejrcito de, segn se
deca, cuatro mil hombres. Temiendo otra carnicera, los espaoles pre
63

firieron negociar antes que enfrentarse a l.


La ofensiva de Cacapol de 1739 dio pas a una guerra intermitente
en la pampa que se prolong durante cerca de medio siglo, una guerra
que puso en gran medida a los espaoles a la defensiva. A lo largo del ca
mino que se extenda hacia el oeste desde Buenos Aires y que pasaba por
Lujn, San Luis y Mendoza antes de descender por los Andes hasta San
tiago, asaltantes indios montados a caballo, conocidos por los espaoles
por una variedad de nombres locales, hacan que la vida de los ranche
ros, los viajeros y los habitantes de las ciudades fuera insegura. Los in
dgenas frustraron los intentos de los jesuitas de constrUir misiones al sur
rl~l rln ~<lhilo_ v obligaron a los funcionarios borbnicos a reconsiderar

107

la forma en la que defendan la regin de lo que un oficial denomin las


hordas salvajes.64 Los asaltantes indios, escribi el gobernador de Bue
nos Aires en 1770, haban dejado a los residentes del campo en el ma
yor desconsuelo, llorando muchos la prdida de sus familias, el cautive
rio de otras, y los ms la destruccin y robo de sus haciendas.65

JINETES INDOMABLES: EL CHACO, LA COMANCHERA,

LA APACHERA y LOS BOSQUES DEL SURESTE DE NORTEAMRICA

Las sociedades reestructuradas de araucanos y jinetes araucanizados


que controlaban gran parte del Cono Sur hacia mediados del siglo XVIII
tuvieron su equivalente en distintos puntos del hemisferio. Donde los ex
ploradores espaoles del siglo XVI haban utilizado la novedad de las ar
mas de fuego y los caballos para intimidar a las pequeas bandas de in
dgenas nmadas y seminmadas, los espaoles del siglo XVIII a menudo
se enfrentaron a sociedades nativas inteligentes y formidables que los in
timidaban. Transformadas por la adopcin de los caballos y las mercan
cas espaolas, estas sociedades controlaban muchas de las tierras bajas
de las periferias del Imperio desde Suramrica hasta Norteamrica y con
tinuaban sin someterse a los espaoles.
Algunos de los indios ms indomables vivan en el Gran Chaco, una
llanura de cerca de ms de doscientos cincuenta mil kilmetros cuadra
dos, la mitad del tamao de Espaa. 66 El Chaco, que comprende gran par
te de lo que en la actualidad es el norte de Argentina, el oeste de Paraguay
y el sureste de Bolivia, deriva su nombre de la palabra quechua chacu,
que para los incas significaba territorio de caza. El Chaco, con sus den
sos bosques de matorrales y espinas, alternados por sabanas verdes y ros
innavegables, y con sus inviernos resecos y sus veranos calientes y lluvio
sos, no tena un gran atractivo para los incas o para los espaoles. Sin em
bargo, los nativos dedicados a la caza, la recoleccin, la pesca o la agri
cultura de rozas lo consideraban una tierra de promisin en la que, de
acuerdo con los drsticos cambios estacionales, podan desplazarse de un
nicho ecolgico en el que encontraban abundante comida a otro igual
mente rico. En palabras de un jesuita, estos indios hicieron del Chaco su
Palestina, su Elseo, un refugio de la libertad y el valladar contra servi
dumbre. Los cerros ms altos les sirvieron de atalayas, los bosques in
transitables en vez de una muralla, los ros y pantanos a guisa de fosas, los
campos repletos de fieras y rboles frutales como almacenes.67

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LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

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MAPA 5, El Chaco, Paraguay y el Alto Per, 1794. Realizado a partir de Saeger, 1999,
p_ 259, del Mapa del Chaco de 1774 de Antonio Josef del Castillo. en Saignes, 1974,
y de Brown, 1979. p. 13.

109

Los espaoles se referan a los residentes del Chaco en genera] como


guaycures, una palabra guaran para los habitantes de] Chaco oriental
que los espaoles aplicaron colectivamente a los diferentes pueblos ecues
68
tres de todo el Chaco. Tambin conoCan a los pueblos de lengua guay
cur de la regin por los nombres de sus naciones especficas, como Jos
abipones, los mbays, los mocobes y los tobas. Al igual que los arauca
nos y los pampas, estos grupos perdieron con rapidez el miedo a los es
paoles y sus armas de fuego. Como seal un observador: Comenzaban
a considerar inofensivos y poco peligrosos aquellos caos fulminantes
de los fusiles, pues saban que con frecuencia no sonaban, y si acaso dis
paraban, producan un ruido inofensivo.9 A finales del siglo XVI, los
guaycurues comenzaron a conseguir caballos y a dominar a sus vecinos
indios que no disponan de ellos, as como a grupos de otras lenguas,
como los Iules, los vUela,;, los matacos y los mataguayos. Los guaycures
mejoraron su dieta gracias al ganado vacuno y bovino que robaban en
las misiones, ranchos y poblados espaoles ubicados en el permetro del
Chaco, cuando la temporada anual de sequa los empujaba a irse lejos en
70
busca de caza. A diferencia de Jos araucanos y los pampas, ninguno de
los grupos guaycures desarrollaron estructuras polticas o de liderazgo
centralizadas ms all del nivel de la banda. No obstante, una vez adop
taron el caballo, sus bandas y grupos de a"alto crecieron y obligaron a los
espaoles a ponerse a la defensiva.
Empleando grandes soldados que ciertamente a su modo compiten
Con los de Flandes, segn la descripcin de un jesuita, Jos guaycurues,
que lucan temibles con sus cicatrices y tatuajes, consiguieron frenar el
avance de los misioneros y ganaderos espaoles hasta bien entrada la
71
dcada de 1720. En las faldas de los Andes, en el lmite occidental del

Chaco, los jinetes guaycUfes, especialmente mocobes y tobas, saquea

ron estancias cercanas a Crdoba, Santiago del Estero, Tucumn, Salta y

Jujuy, con ]0 que torzaron a los espaoles a retirarse a comienzos del si

glo XVIII. Estos indios tambin transtomaron el comercio por el camino

que una estas comunidades con Potos y otros mercados del Alto Per

actual Bolivia).72 En la parle oriental del Chaco, los abipones, los


Inbays y los omnipresentes tobas ocasionaron problemas similares. Por
todo el Chaco, los guaycures frustraron los primeros esfuerzos de los
jesuitas por convertirlos y eludieron a los cazadores de esclavos portu
gueses, los bandeirantes, que intentaban capturarlos. Los mbays, que
estaban acostumbrados a tener sus propios esclavos indios (los guans
o chans, relativamente dciles), respondieron a la sugerencia del gober

110

BRBAROS

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

nador portugus de Mato Grosso de que se establecieran y volvieran a


dedicarse a la agricultura preguntando cuntos esclavos iba a enviar Su
Excelencia para ayudarles. 73 Sin embargo, el podero guaycur alcanz
su punto ms alto en la dcada de 1720, cuando las enfermedades, las
guerras intestinas y una crisis ambiental se combinaron para disminuir
considerablemente la poblacin y debilitar a los supervivientes. Los otro
ra numerosos guaycures, que posiblemente ascendan a quinientos mil
en tiempos de su primer contacto con los europeos, haban quedado re
ducidos a treinta y cinco o cuarenta y cinco mil individuos a mediados del
siglo XVIII. 74
En el extremo noroeste del Chaco, otro grupo tnico, los chiriguanos,
opusieron resistencia a los esfuerzos de los espaoles por avasallarlos y
expandirse en su territorio. 75 Algunos se sometieron a las misiones y otros
encontraron la forma de coexistir con los nuevos vecinos llegados de la
Pennsula, pero la mayora, segn escribi un jesuita en 1767, son hoy
da los ms decididos enemigos de los espaoles y son temidos en la re
gin entera en todas partes.76 Los chiriguanos tenan su origen en las
oleadas de inmigrantes guaranes que cruzaron el Chaco desde el este y
se establecieron en lo que pasara a llamarse la cordillera de los Chiri
guanos (estribacin de los Andes entre Tarija, al sur, y Santa Cruz de la
Sierra, al norte). Los inmigrantes guaranes, la mayora de ellos hombres,
conquistaron y absorbieron miembros de tribus ms numerosas de las
tierras altas, en especial a los chaneses, agricultores de lengua arawak a los
cuales esclavizaron. Los guaranes tambin incorporaron a negros, mu
latos y espaoles cautivos en sus pequeas bandas familiares. De este
mestizaje tnico surgi un pueblo cuyos miembros se llamaban a s mis
mo los avas, los hombres por excelencia, pero cuyos vecinos comen
zaron a llamar despectivamente chiriguanos, una palabra que al parecer
significa mierda fra en quechua. 77
El nmero de chiriguanos sigui aumentando gracias al crecimiento
natural de la poblacin as como por la absorcin continua de guans y
otros pueblos, y pese a las prdidas que sufrieron al verse involucrados
en ciclos de asaltos y represalias con los asentamientos espaoles de la
provincia del Alto Per, al oeste. Hacia mediados del siglo XVIII, alcanz
su apogeo con una poblacin de cerca de doscientos mil habitantes, el
doble que a finales del siglo XVIl. 78 Montados a lomos de caballo, con sus
cuerpos pintados de rojo con rayas negras y sus dientes teidos de azul,
guerreros chiriguanos controlaban una franja de terreno montaoso
entre el Alto Per y el Chaco que abarcaba unos cuatrocientos ochenta

kilmetros desde el ro Grande (o ro Guapay), en el norte, hasta el ro


Bermejo, al sur. 79

111

A un continente de distancia, a lo largo y ancho del vastsimo norte


de Nueva Espaa, los espaoles tambin se enfrentaban a un gran nme
ro de asaltantes y saqueadores indios montados a caballo. Despus de
dos siglos, muchos indgenas haban sido forzados a trabajar en minas o
haban sido reunidos en misiones. Algunos, como los yaquis en Sonora,
se haban acomodado a la sociedad espaola, mientras que otros, como
los tarahumaras en Chihuahua, se haban retirado pacficamente a regio
nes montaosas. Sin embargo, a mediados del siglo XVIII, buena parte del
norte de Nueva Espaa estaba controlado por indios independientes cu
yas incursiones hacan difcil la vida de los rancheros, mineros y misio
neros espaoles. Estas poblaciones indgenas incluan a los remanentes
de muchos grupos pequeos, como los seris y los pi mas en Sonora y los
chichimecas en Coahuila, pero tambin incluan a comanches y apaches,
cuyo nmero haba aumentado en proporciones formidables y cuyas
sociedades haban experimentado transformaciones similares a las
das por los araucanos, los pampas y los guaycures.80
Los comanches tenan su origen en los pequeos grupos de cazado
res y recolectores de habla shoshone que, a finales del siglo XVII, haban
salido de la Gran Cuenca y, de forma intermitente, haban avanzado ha
cia el este a travs de las montaas Rocosas. Los caballos, los bisontes y
los esclavos indios los atrajeron a las planicies centrales, y la posibilidad
de apropiarse del ganado y los bienes manufacturados de los asentamien
tos espaoles atrajeron a algunos de ellos hacia el sur, a las planicies de
Nuevo Mxico y Texas. Estos indios montados de habla shoshone se lla
maban a s mismos los nemenu, esto es, la gente, pero los espaoles se
referan a ellos como comanches, por la palabra ute komntcia, que sig
nifica el enemigo.81 Hacia la dcada de 1760, los dominios de los co
manches se extendan unos novecientos sesenta kilmetros desde el ro
Arkansas hacia el sur, hasta las afueras de San Antonio, y unos seiscien
tos cincuenta kilmetros desde las montaas Sangre de Cristo, al norte
de Nuevo Mxico, hacia el este, hasta Cross Timbers, en lo que actual
mente es el centro de Texas. All, en una regin de inviernos suaves y
abundantes praderas, estos indios criaron mulas y caballos magnficos.
Comerciaban los excedentes con los pueblos agricultores que vivan
este y al oeste (incluidos los espaoles establecidos en Nuevo Mxico) y
con los habitantes de las planicies septentrionales, donde los duros in
viernos se cobraban la vida de muchos caballos. El pas de los coman

112

BRBAROS

ches, la Comanchera, superaba en tamao a Centroamrica y se convir


ti en una barrera formidable para los esfuerzos de los espaoles por ex
pandirse hacia el norte y el oeste de San Antonio.~2
A finales del siglo XVIII, los espaoles comprendieron que los co
manches estaban repartidos en cuatro grandes divisiones: los comanches
del oeste, compuestos por jupes y yamparicas, y los comanches del este,
compuestos por kotsotekas y orientales. Dentro de estas grandes divisio
nes haba grupos de familias, con vnculos tenues que los unan en bandas.
La poblacin comanche creci a 10 largo de todo el siglo XVIU debido a
la absorcin de miembros de otras tribus, incluyendo indios apaches, cad
dos, osages, pawnees, pueblo y wichitas. Tambin se unieron a ellos es
paoles cautivos y renegados. De ser cerca de ocho mil individuos en
1750, los comanches pasaron a ser veinte mil en 1780, en parte por la in
corporacin de cautivos. Las mujeres comanches ganaban prestigio adoc
trinando a los cautivos, y los hombres de mayor rango tomaban esposas
adicionales como smbolos de estatus y mano de obra domstica. Al in
corporar a otros pueblos, ha sugerido un historiador, los comanches se
volvieron ms polglotas y cosmopolitas y se mantuvieron mejor infor
mados acerca de sus vecinos. 83
Adems de hacerse ms prspera, la sociedad comanche se volvi
ms jerrquica y experta en la realizacin de incursiones Y operaciones
militares a gran escala. Sin embargo, a diferencia de los araucanos, cuya
estructura poltica comenz a asemejarse a la de un Estado, los coman
ches, que dependan de los caballos, al parecer alcanzaron una masa cr
tica y se convirtieron luego en una sociedad ms descentralizada, cuan
do la necesidad de conseguir forraje para sus manadas de caballos, cada
vez ms grandes, los forz a dispersarse. No obstante, cuando las circuns
tancias lo exigan, las distintas bandas y divisiones comanches coopera
ban entre s. Las cuatro divisiones, observ un gobernador de Nuevo
Mxico en 1794, se aman entre s perfectamente ... los intereses son co
munes, y corren en ellos una igual suerte.84
Los apaches haban experimentado migraciones y transformaciones
similares, pero los comanches los haban obligado a dispersarse por gran
parte del norte de Nueva Espaa, donde se convirtieron en un poderoso
obstculo para la expansin espaola. Los apaches, una poblacin de ha
bla atapascana vinculada lingsticamente con los pueblos nativos de
Alaska y Canad, al parecer se haban establecido en el norte de Arizo
ss
na y Nuevo Mxico hacia el siglo XV, si no antes. Al igual que los co
manches, mientras ellos se llamaban a s mismos la gente, los espao

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114

BRBAROS

les los designaban con una palabra que significa enemigo, en este caso
el trmino zuni apach, al que aplicaban numerosos adjetivos para deno
86

minar las bandas individuales.


Al igual que otros nativos americanos que adquirieron caballos y hu
bieron de enfrentarse a nuevos enemigos externos, los apaches se fusiona
ron, al menos inicialmente, en unidades polticas ms grandes. A mediados
del siglo XVIII, apaches a los que los espaoles identificaban como navajos,
chiricahuas, gileos y mimbreos, entre otros, dominaban ciertas partes
de 10 que en la actualidad es el oeste de Nuevo Mxico y el sur de Arizona.
Otros, conocidos por los espaoles como jicarillas, mescaleros y lipanes,
prosperaban al este del ro Grande. All cazaban bfalos en las planicies
altas y alternaban las incursiones violentas con el comercio con los espa
oles y los indios pueblo, asentados en el valle del ro Grande, en Nuevo
Mxico. Los espaoles advirtieron que, aunque hablaban todas el mismo
idioma, estas bandas apaches no constituan entonces una nacin unifor
me en sus costumbres, usos Y gustos. De hecho, los apaches continua
ron organizndose en pequeas bandas, cada una liderada por unjefe que
no reconoca la superioridad de los dems, pero que poda llegar a unir
se a otros para llevar a cabo incursiones o enfrentarse a los espaoles. La
estructura poltica apache, al igual que la de otros pueblos ecuestres, po
87
da ser centralizada o descentralizada segn las exigencias del momento.
Aunque el caba1lo los convirti en guerreros y asaltantes ms fuertes,
a comienzos del siglo XVIII, los apaches que cazaban bfalos en las pla
nicies ms meridionales fueron perdiendo terreno frente al avance de los
comanches que negaban desde el norte. Las planicies de 10 que en la ac
tualidad son el este de Colorado, el este de Nuevo Mxico, Kansas y Te
xas Oeste podran parecer lo suficientemente amplias como para acoger
a ambos grupos, pero en pocas de invierno cada uno dependa de los es
trechos valles de los ros para conseguir agua, madera y cobijo. En vera
no, los agricultores apaches necesitaban esos va1les para cultivar sus co
sechas; los comanches, que no practicaban la agricultura, los necesitaban
por su agua. y adems, los dos competan en los mismos mercados por
mercancas y maz. Al final, los comanches ganaron. Tenan ms movili
dad que los semi sedentarios apaches de las planicies y posean manadas
de caballos ms grandes, as que los empujaron hacia el sur y hacia el oes
te, contra los asentamientos espaoles que haba en Coahuila, Chihuahua
y Sonora. ss
Los comanches tambin prevalecieron sobre los apaches debido a que
tenan mayor acceso a las armas de fuego europeas, que obtenan de los

LA TRANSfORMACIN DE LOS NATIVOS

115

franceses a travs de los kansas, los wichitas y otros pueblos indios inter
medios, y a que se interponan entre los apaches y sus principales pro
veedores de armas de fuego al este. Sera fcil pensar que las armas y la
municin no podan difundirse lejos de sus fuentes porque los indios de
pendan de los europeos para contar con un suministro constante de pl
vora y municin de plomo. Sin embargo, los indios que vivan a alguna
distancia de los europeos podan obtener armas y municin a travs de
intermediarios nativos. A mediados de siglo, el gobernador de Nuevo M
xico advirti, de forma proftica, de que los comanches estaban adqui
riendo tal cantidad de armas de fuego, plvora y municin que sern
temidos sobremanera en esta provincia.s9 Pronto lo fueron. Hacia la d
cada de 1760, este armamento haba inclinado la balanza de poder en las
planicies del sur a favor de los bien armados comanches y sus aliados
wichitas. Los antiguos conquistadores -observ en 1780 el oficial mi
litar al mando del norte de Nueva Espaa- pelearon con gentes que no
haban visto caballos ni armas de fuego, pero los Apaches, los Coman
ches, y los dems Indios del Norte, manejan aqullos con destreza.9o
Los apaches, obligados por los comanches a desplazarse a zonas ri
das de Sonora, Nueva Vizcaya y Coahuila, donde otros pueblos ya contro
laban las mejores tierras de pastoreo y las fuentes de agua imprescindibles
para la vida agraria, optaron por ganarse el sustento apropindose de los
caballos, el ganado y las cosechas de sus vecinos sedentarios, tanto in
dios como espaoles. De forma muy similar a lo ocurrido en el Cono Sur,
donde los araucanos robaban caballos en la pampa para llevarlos a los
mercados chilenos, los apaches se convirtieron en proveedores de una red
comercial a larga distancia. Robaban caballos o los cambiaban por otros
productos en Nueva Vizcaya y Coahuila, por ejemplo, y los llevaban a los
mercados de Nuevo Mxico, Texas y Luisiana; o conseguan caballos en
Sonora y comerciaban con ellos en Chihuahua. A medida que se adentra
ban cada vez ms en el norte de Nueva Espaa, los apaches continuaron
absorbiendo miembros de otros grupos tnicos, como llevaban dcadas
haciendo. Para entonces se trataba de los restos de grupos a los que la ex
posicin a las armas y las enfermedades espaolas haba reducido consi
derablemente: janos, jocomes, mansos, pelones, sumas, sobaipuris y to
bosos. De hecho, una especialista ha sugerido que la absorcin de estos
pueblos y el que se los rebautizara como apaches fue tan importante para
la dispora apache como la expansin de los apaches mismos. 91
As como los indios de habla araucana araucanizaron la pampa, los in
dios de habla atapascana extendieron su influencia por el norte de Nueva

116

BRBAROS

Espaa. Lo que haba sido una regin de gran heterogeneidad tribal se


convirti, en la mente de los espaoles, en la Gran Apachera, territorio
que comprenda desde lo que en la actualidad son el norte de Sonora y el
sur de Arizona hasta Texas Oeste y Coahuila (mil doscientos kilmetros
de este a oeste y ms de ochocientos ochenta de norte a sur).92 Su campo de
accin ---escribi un jesuita en 1764-- es mucho ms grande y se extien
de sobre un rea ms amplia que la de muchos de los reinos europeos.93
Bajo el nombre de apache -inform en 1772 el virrey Antonio Maria de
Bucareli y Ursa-, son infinitas las naciones que se cuentan, con ningu
na tienen verdadera amistad, y no hay paraje libre de sus irrupciones.94
Con algunas excepciones, como los apaches jicaril1a, que se despla
zaron aliado espaol en Nuevo Mxico, a mediados de siglo los apaches
formaban una barrera que bloqueaba el avance hacia el norte de los espa
oles. Aislaron Nuevo Mxico del norte de Sonora y Chihuahua e hicie
ron que viajar por todo el norte de Nueva Espaa fuera peligroso. En al
gunas reas, como el noreste de Sonora, la frontera espaola retrocedi a
medida que la Apachera avanzaba. Los apaches y otras naciones pr
fidas y belicosas, inform un investigador espaol en 1750, haban de
jado Sonora en un estado de deplorable destruccin Ydecadencia. Uno
de cada cuatro espaoles haba dejado la provincia despus de que los
5
asaltos de los apaches los forzaron a abandonar ranchos y minas.9
Desde Texas Este hasta la Florida espaola, los bosques del sureste de
Norteamrica tambin fueron testigos del surgimiento de sociedades po
derosas de indios independientes, a las que los europeos del siglo XVIII lla
maban los chickasaw, los choctaw, los cherokees, los creek y los semno
las (vase mapa 2). Estos nuevos grupos de indios surgieron de las cenizas
de sociedades precolombinas ms grandes y estratificadas con una orga
nizacin jerrquica; los antroplogos denominan a tales sociedades jefa
turas y las asocian con una tradicin del Misisipi. Los nuevos grupos sur
gieron despus de que los europeos Y sus microbios desencadenaran el
colapso de los anteriores. Aunque los caballos nunca se volvieron centra
les en sus economas, estos agricultores del sureste dependan en alto gra
do de los caballos introducidos por los espaoles y de los mercados euro
peos para dedicarse a la caza orientada al comercio. Sin embargo, el modo
en que reconstruyeron sus sociedades vari segn su ubicacin geogrfi
ca respecto a otros grupos, tanto indios como no indios, y segn la forma
96
en que cada cultura busc adaptarse u oponerse al cambio.
Algunas naciones indias se haban hecho poderosas recientemente a
travs de la incorporacin de otros pueblos desplazados. Los creek, que

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

117

en el siglo XVI haban sido devastados por las enfermedades europeas,


asimilaron a indios alabamas, apalaches, hitchitis, chickasaw, shawnees,
natchez, uchis y yamasees, y hacia mediados del siglo XVIII, ya conver
tidos en un pueblo tnicamente mestizo, eran quiz unos trece mil, y su
nmero continuaba aumentando gracias al crecimiento natural y a la in
corporacin adicional de los restos de otras sociedades indias as como
de negros y blancos. Hacia la dcada de 1790, los creek tenan una po
blacin de ms de veinticinco mil individuos, lo que inclua entre cuatro
mil y cinco mil hombres con armas de fuego. 97 Para entonces, lo que des
de fuera se describi como la Confederacin Creek haba comenzado a
emerger. Antes de la dcada de 1780, los creek se identificaban a s mis
mos con sus ciudades o clanes, pero la presin del vecino Estados Unidos
en las dcadas de 1780 y 1790 anim a algunos lderes indgenas, mu
chos de ellos mestizos, a intentar centralizar el poder con el fin de contro
lar a los individuos y proteger la propiedad. A finales del siglo XVIIl, los
creek confederados se haban convertido en la sociedad ms poderosa
del sureste de Norteamrica y controlaban una extensa franja de Alaba
ma y Georgia, desde el ro Tombigbee hasta los asentamientos espaoles
en el norte de Florida. No obstante, la nueva estructura de gobierno con
federada se top con la resistencia acrrima de aquellos creek que defen
dan los valores tradicionales; las tensiones condujeron a la guerra civil a
comienzos del siglo XIX. 98
En contraste con los creek, que aumentaron y modificaron su socie
dad absorbiendo grupos ms pequeos, lo que hicieron otros pueblos
independientes de los bosques fue formar una unidad social y poltica
nueva, una mezcla de distintos grupos tnicos a la que todos contribuan
con algunos ingredientes. se fue el caso de los choctaw, que surgieron
en Misisipi a partir de los restos de varias sociedades a las que el ataque
de los microbios europeos haba mermado considerablemente en una po
ca en la cual, como recordaban los ancianos de uno de esos grupos, la
tierra devor a sus hijos. Hasta las ltimas dcadas del siglo XVII, no ha
ba ningn pueblo al que los europeos reconocieran como choctaw. Pero
en el siglo XVIII, los choctaw dominaban la regin que haba entre las tie
rras de los cree k y el territorio caddo de Luisiana y Texas Este. Al igual
que los creek, los distintos grupos choctaw, cada uno con sus propias preo
cupaciones y estrategias, se organizaron en una confederacin abierta en
respuesta a las amenazas de los europeos. Sus contemporneos calculaban
que haba unos treinta mil choctaw hacia 1775.99

118

BRBAROS

DE LADRONES RATEROS A ASTUTOS GUERREROS

Los indios conocan el arte de la guerra mucho antes de la llegada de


los europeos, Y haban desarrollado sus habilidades luchando entre s por
tierra, agua, privilegios de caza, rutas comerciales, mujeres, esclavos y
beneficios intangibles como el prestigio masculino, la venganza y las re
compensas espirituales. Sin embargo, es probable que las sociedades
ms militarizadas hayan sido las que perfeccionaron sus habilidades ofre
ciendo resistencia a los intentos de conquista de las sociedades-Estado
precolombinas. ste parece haber sido el caso de los pueblos que se opu
sieron a la expansin inca (los araucanos, los chiriguanos y los guay
cures) y de los chichimecas, que desafiaron a los aztecas y tal vez a los
Estados predecesores de los aztecas. 100
Algunos estudiosos han sostenido que las sociedades precolombinas
basadas en el parentesco eran, por definicin, belicosas y violentas, y
que el hombre primitivo es, en tanto hombre, un guerrero. Estos inves
tigadores ven la guerra misma como una expresin de la cultura, si no de
la biologa humana. lOl Al otro lado del espectro se ubican quienes ven la
guerra en el hemisferio occidental como el resultado de la expansin
europea. No niegan la existencia de cont1ictos violentos en la Amrica
precolombina. Pero sostienen que los llamados pueblos primitivos reali
zaban incursiones unos contra otros por objetivos concretos y limitados:
obtener estatus, mujeres, recursos o venganza. No luchaban por lograr la
hegemona sobre sus enemigos ni por destruirlos, pues sin enemigos no
podra haber nuevas incursiones en las cuales los hombres jvenes pu
dieran conseguir estatus como guerreros. A travs de las incursiones (o
guerras limitadas de carcter ritual), prosigue este argumento, las socie
dades amerindias, pequeas e igualitarias, se controlaban entre s. Luego
llegaron los europeos y, con ellos, una autntica guerra en la zona tri
bah>. La guerra, desde este punto de vista, no es una expresin de la cul
tura sino, ms bien, una respuesta a las condiciones materiales en gene
ral y a la influencia europea en particular. 102
Tenemos bastantes pruebas para descartar la nocin romntica de que
la violencia organizada en la Amrica precolombina era poco ms que un
juego ritualista letal. Esa violencia produjo desplazamientos Y sufrimien
tos a gran escala, algo que cualquier persona razonable describira como
guerra. Ahora bien, no necesitamos explicar las guerras previas a la lle
gada de los europeos con el argumento reduccionista de que el hombre
primitivo estaba predispuesto a la confrontacin. 103

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

119

obstante, cualquiera que fuera el nivel de la guerra precolombi


na, no es difcil imaginar que los espaoles, del mismo modo que otros
europeos, impulsaron los cont1ictos indgenas a niveles nuevos, en oca
siones hasta el punto de que la guerra se convirti en un fin en s mis
mo. 104 De forma indirecta e involuntaria, los espaoles alteraron el
equilibrio de poder entre los pueblos nativos y aumentaron el nivel de
violencia al introducir caballos y herramientas de metal que los indios
codiciaron hasta el punto de estar dispuestos a luchar contra los espao
les, o entre ellos mismos, con tal de conseguirlos. De forma directa e in
tencionada, los espaoles tambin condujeron a los indios hacia la gue
rra al identificarlos como sus aliados o enemigos o al entrometerse en su
espacio. A medida que el conflicto se convirti en un lugar comn, ste
con frecuencia alter las sociedades indias en formas que aumentaron
sus habilidades para resistir a los espaoles. Ese hecho no pas desaper
cibido para los contemporneos. De ladrones rateros, que eran en los
principios, los vemos convertidos en astutos guerreros y a proporcin de
lo que dure nuestro empeo de hacerles la guerra, dijo en 1779 el minis
tro de Indias, Jos de Glvez, refirindose a los indios brbaros del
norte de Nueva Espaa. 105
Los motivos iniciales para el estallido de las hostilidades entre espa
oles e indios normalmente cayeron en el olvido, pero no hay duda al
guna de que los espaoles desencadenaron conf1ictos cuando intentaron
hacerse con el control de los recursos, incluyendo a los mismos indios,
a los que los espaoles consideraban una mano de obra que tenan dere
cho a explotar. 106 Cuando los espaoles impusieron gravmenes a los ex
cedentes de la produccin de los agricultores nativos, dejaron a stos sin
nada con qu comerciar con los nmadas. Con ello, dieron razones a los
nmadas para que pasaran a apropiarse mediante incursiones de lo que
ya no podan conseguir por medio del comercio y le dieron motivos a los
agricultores para volverse en su contra. Indios como los tobosos, en Nue
va Vizcaya, a quienes los espaoles describieron en un primer momento
como agricultores pacficos, respondieron a las provocaciones espaolas
convirtindose en indios de guerra. 107 A medida que los espaoles fue
ron ocupando las tierras en las que los indios solan cazar, pescar, reco
lectar frutos y cortar madera, privaron a los cazadores y recolectores de
los recursos de los que dependan. Desde la pampa argentina hasta las
planicies costeras de Texas, los indios modificaron sus estrategias de sub
sistencia y optaron por asaltar a sus vecinos agricultores o cazar gana
do espaol. 108

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

120

121

BRBAROS

Aquellos indios que posean una fuerte tradicin como cazadores


aplicaron con rapidez su talento al robo de caballos, vacas y ovejas. En
tierras secas o tierras sometidas a sequas peridicas, los rancheros espa
oles no podan mantener a su ganado en corrales y tenan que dejar que
se moviera por todas partes. Es bastante improbable que los cazadores
indios se detuvieran a diferenciar entre los animales salvajes y los ani
males desatendidos propiedad de los espaoles. Los caballos, las vacas y
las ovejas debieron de parecerles indistinguibles de otra amplia gama de
animales grandes, aunque las vacas y ovejas, al ser ms lentas, eran ob
jetivos ms fciles. Algunos indios simplemente se negaron a reconocer
a los espaoles como propietarios del ganado. Los animales espaoles,
dijo un grupo de abipones a un sacerdote, les pertenecan porque ha
ban nacido en tierras que sus antepasados haban ocupado y que los es
paoles haban tomado sin ningn derecho. Otros indios, como los
guajiros, tras haber reunido sus propias manadas, probablemente se apo
deraban del ganado de los espaoles como una forma de defender sus
pastos y su agua de la invasin espaola. 109
Incluso los miembros de sociedades indias que posean lo que un es
tudioso denomina un sistema de valores contrarios a la violencia 110 po
dan acudir al ganado espaol durante pocas de escasez o atacar a los
espaoles que amenazaban con castigarlos o esclavizarlos. Tambin so
lan hacerse con botines de guerra, que era lo que hacan los espaoles.
Los apaches y los comanches al parecer consideraban que apoderarse de
las propiedades de extraos o personas hostiles a ellos era una accin jus
tificable e incluso admirable. En el lenguaje neutral e incruento de la antro
pologa, estos asaltantes indios eran unidades de produccin que parti
cipan en actos de intercambio negativo o de reciprocidad negativa.
Una vez comenzaron, las guerras se perpetuaron a s mismas. Cada
bando busc venganza Ydemoniz al otro. Al volverse endmico, el con
flicto fortaleci a los lderes de ambos lados, indios y espaoles, cuyo es
tatus dependa de la continuacin de la guerra y, por tanto, tenan inters
en promoverla. 112 Las perspectivas de obtener botn y estatus aumentaron
las expectativas de los varones jvenes, que por lo comn abandonaban
a los lderes conciliadores o indecisos y ofrecan su apoyo a los ms be
licosos entre ellos. A medida que la cultura del guerrero se haca ms
fuerte en una sociedad, ms difcil se haca mantener relaciones pacficas
con sus vecinos, fueran stos espaoles o indios. J 13
Es posible que ciertas sociedades hubieran venerado a los guerreros
mucho tiempo antes de entrar en contacto con los europeos, pero el he-

cho es que la." fuentes posteriores al descubrimiento manifiestan con cla


ridad que algunos indios independientes otorgaban un alto valor espiri
tual a la valenta marciaL Los comanches, segn un espaol que vivi
entre ellos, crean que un guerrero que mora en la batalla iba a un para
so como hijo del sol y que va a gozarle para siempre lleno de felici
dad.114 Los cunas, que dominaban el Darin (la parte oriental del istmo
de Panam), pensaban que aquellos a los que derrotaban en combate se
convertiran en los esclavos que habran de servirles por toda la eterni
dad. Como seal mordazmente un historiador: ((Era el equivalente ind
gena a las misas que los catlicos pagaban a la Iglesia por el sufragio de
sus almas para gozar de felicidad eterna. 115 Cuando los guerreros tenan
semejantes incentivos espirituales para luchar, los conciliadores tenan
poco que ofrecer que pudiera disuadirlos.
Con o sin una cultura de exaltacin del guerrero, las poblaciones in
dgenas que se fusionaron para formar tribus y que adoptaron una Estruc
tura de mando jerrquica aumentaron su capacidad para organizar hom
bres y recursos con el fin de oponer resistencia a las fuerzas del Estado
espaol y realizar incursiones en los territorios de sus vecinos espaoles.
De forma muy parecida a como los mongoles nmadas de las estepas del
interior de Asia constituyeron sociedades-Estado para hacer frente a sus
sedentarios vecinos chinos de forma ms eficaz, algunos nativos ameri
canos como los araucanos, los pampas, los comanches y los apaches se
consolidaron conformando bandas ms grandes o tribus, o bien encon
traron nuevos mecanismos para cooperar cuando la ocasin lo exiga. La
unin, as fuera temporal, poda hacerlos ms efectivos a la hora de de
fenderse de la invasin espaola, de apoderarse de las propiedades de los
espaoles o de negociar los trminos del comercio o de la paz. 116
Es posible que los espaoles fomentaran la unidad intratribal, si no
intertribal, al convertirse en el evidente enemigo comn de los indgenas,
pero tambin hubo fuerzas internas dentro de las sociedades indias que
determinaron si se fusionaban o seguan fragmentadas. En el Chaco, una
cultura poltica indisciplinada impidi que los abipones, los mbays, los
mocobes y los tobas crearan estructuras de gobierno ms all del nivel
de la banda. En un primer momento, carecer de un liderazgo centralizado
les fue til contra los espaoles, pero la fragmentacin los dej en desven
taja cuando sus adversarios se fortalecieron.
En algunas de las organizaciones sociales indias reestructuradas,
autoridad se concentraba en manos de un pequeo nmero de lderes
tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra. En esos casos, las que

122

BRBAROS

hasta entonces haban sido tribus (agrupaciones de bandas sin unajerar


qua poltica centralizada permanente) se encaminaron a convertirse en
jefaturas a medida que un jefe superior ascenda a la posicin de lder
permanente y su sociedad se volva ms estratificada. Entre pueblos tan dis
tintos como los araucanos, los pampas, los mocobes y los comanches,
algunos lderes posean la autoridad suficiente para legar su posicin a
sus herederos. m
Anteriormente, las bandas se unan de modo temporal bajo un lder
nico para hacer la paz o la guerra, algo que entendieron bien los espa
oles. Eligen un jefe que les dirija en la guerra; de lo contrario, cada fa
milia es gobernada por su cabeza, escribi un franciscano a propsito
de los apaches. IIS Con frecuencia, los lderes de estas sociedades tribales
carecan de un gran poder de coercin aun en tiempos de guerra. En lu
gar de ello, su autoridad se derivaba de su capacidad para mantener la ar
mona y el consenso dentro del grupo gracias a la elocuencia retrica y la
generosidad. 119 Como explic el cacique ranquel Carripiln: No tengo
por qu ser soberbio, pues ni poseo ms bienes que mis vasallos, ni ten
go otro caudal ni defensa que ellos; razn que me precisa a consultarlos
para proceder con firmeza en cualquiera materia de Estado. 120 Sin em
bargo, un estado de guerra permanente empujaba a los pueblos tribales
a aceptar lderes permanentes. 121
Ninguna de las nuevas organizaciones sociales de los indios indepen
dientes en Amrica lleg a convertirse en un Estado-nacin o a contar con
las estructuras polticas y la burocracia profesional que asociamos con los
Estados. Por tanto, aunque los indios aumentaron sus probabilidades de
oponer resistencia al dominio espaol al fusionarse en unidades ms gran
des, no pudieron vencer a Espaa cuando sta emple todos sus recursos
para luchar contra ellos. Para vencer a un Estado, ha sugerido un estu
dioso, hay que utilizar una organizacin que funcione a su niveI.122
Al parecer, dentro de algunas poblaciones indgenas no surgi un ni
co lder poderoso. En su lugar, fuerzas culturales, como un sentido de la
competencia entre los guerreros especialmente intenso, o limitaciones f
sicas, como unas condiciones medioambientales severas, fomentaron la
dispersin y la fragmentacin de ciertos pueblos. No obstante, la divi
sin en facciones no necesariamente debilit estas sociedades hasta el
punto de que los espaoles pudieran vencerlas, incluso cuando ello las
condujo al extremo de una guerra interna fratricida. Algunos grupos t
nicos profundamente divididos, como los chiriguanos, los guaycures y
los apaches, frustraron los intentos de los espaoles por conquistarlos o

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

123

ponerlos de su parte precisamente porque carecan de una figura de auto


ridad nica con la cual stos pudieran negociar o a la cual pudieran obli
gar a rendirse. m No menos que a otras sociedades-Estado del mundo
entero, a Espaa le result difcil controlar a los pueblos nmadas o se
mnmadas en apariencia carentes de lderes, pueblos que, como en 1778
lament una junta militar en Argentina, forman unos cuerpos errantes,
sin poblacin ni habitacin determinada. 124 Los espaoles no podan
vencer con facilidad a los indios independientes, y los indios indepen
dientes no podan vencer al Estado espaoL
Sin embargo, en todos los mrgenes del Imperio, los indios se causa
ron estragos entre s en guerras intratribales e intertribales cada vez ms
encarnizadas, guerras que los espaoles fomentaron o desalentaron segn
sus intereses. Algunos de esos conflictos internos fueron horizontales, en
tales casos unos lderes luchaban contra otros lderes. Otros, en cambio,
fueron verticales, y enfrentaron a guerreros jvenes contra jefes mayores,
que intentaban preservar el orden tradicional en contra de los advenedizos
que pretendan concentrar y personalizar el poder en lugar de gobernar
mediante el consenso. A medida que las rivalidades personales y las lu
chas por el poder los separaron en facciones, algunos lderes reforzaron
su posicin alindose con los espaoles o con los lderes de otros grupos
tnicos, con 10 que el alcance de la guerra se haca an ms amplio. Poda
ocurrir que a los lderes de las facciones perdedoras se les matara, que a sus
mujeres e hijos se les esclavizara y que se destruyeran sus asentamientos. 125
Parece ser que los grupos nativos que evitaron las guerras fratricidas, como
los comanches, gozaron de una ventaja sobre sus vecinos ms rebeldes. 126
En los lugares en los que la llegada de intrusos espaoles empuj a

los pueblos indgenas a fusionarse en unidades polticas ms grandes y

ms belicosas, los caballos hicieron que ste proceso fuera enormemen

te ms fcil. Haba un gran nmero de caballos salvajes a disposicin del

que los capturara, en especial en las praderas de las zonas templadas, don

de se reproducan con profusin. Tambin abundaban en los bosques de

matorrales del Chaco y en medio de los pinos, cipreses y encinas de 10


que en la actualidad es el sureste de Estados Unidos. Si en un principio
los indios temieron a los caballos, pronto comenzaron a codiciarlos y ad
quirirlos como fuente de alimento, medio de transporte, artculo para el
Comercio y smbolo de estatus y poder. Cuando mora un guerrero, in
dios tan diferentes entre s como los abipones en el Chaco y los pies ne
gros, los crow y otros pueblos de las praderas norteamericanas sacrifica
ban sus caballos para que le acompaaran en la otra vida. 127

124

BRBAROS

Los espaoles eran conscientes de que los <<indios de a caballo te


nan una gran ventaja sobre los dems indgenas, la gente de a pie.128
Temerosos del peligro que suponan los indios montados y ansiosos por
mantenerlos en una posicin subordinada, la corona haba prohibido a
los indgenas viajar a caballo (al igual que se lo haba prohibido a los
musulmanes vencidos en la pennsula Ibrica). Sin embargo, a medida
que los caballos empezaron a proliferar en distintas partes del continen
te, los espaoles fueron testigos de cmo sus peores temores se hacan rea
Edad. Pizarro y Corts -seal un misionero a mediados del siglo XVIII
...sometieron a innumerables indios, los mataron o pusieron en fuga; pero
se trataba de indios pedestres. Si hoy volvieran esos mismos hroes a en
frentarse con los abipones, mocobes, tobas, guaycures, serranos, chiqui
tos y otros pueblos ecuestres de Paracuaria, no me atrevera a asegurarles
la misma gloria.129 De hecho, es posible que a mediados del siglo XVIII,
en algunas regiones, los indios independientes poseyeran ms y mejores
caballos que los espaoles que los haban introducido. 130
En ciertos aspectos, el caballo transform a los araucanos, los pam
pas, los guaycures, los chiriguanos, los guajiros, los apaches, los co
manches y otros pueblos indios de forma notablemente similar. Tan
pronto tuvieron caballos -ha sostenido un historiador-, pueblos enteros
vieron un potencial completamente nuevo, tanto en las tierras por las que
cabalgaban como en ellos mismos. De forma indirecta, los caballos per
mitieron que los indios obtuvieran energa de las praderas, una fuente
que pareca inagotable y que previamente no haban tenido a su dispo
sicin. 131 Con la fuerza de caballos alimentados con pasto, los indios se
convirtieron en cazadores ms eficaces; la infantera se convirti en una
caballera que tena la posibilidad de realizar incursiones ms profundas
en el territorio enemigo; los asaltantes podan dejar a las mujeres y nios
a una distancia segura del escenario del combate; el xito de los asaltos a
los pueblos sedentarios pareca asegurado y el saqueo se convirti en un
medio de subsistencia fundamental, si no lo haba sido antes. Los indios
montados tambin ampliaron su radio de accin a territorios en los que
tradicionalmente cazaban otros nativos, y los conflictos intertribales se
intensificaron. Al hacerlo, las instituciones de la guerra experimentaron
un desarrollo pleno y los lderes militares adquirieron prestigio y auto
ridad suficientes para unir pequeas bandas basadas en la familia en uni
dades ms grandes para realizar asaltos o hacer la guerra. l32
Por tanto, los indios que construyeron economas de comercio o caza
basadas en el caballo se vieron empujados hacia la descentralizacin re-

LA TRANSFORMAcr6N DE LOS NATIVOS

125

sidencial y la centralizacin poltica. Como los caballos agotaban con ra


pidez todas las pasturas cercanas, los indios que posean grandes mana
das no tenan otra eleccin que vivir en bandas pequeas y dispersas y
mantenerse en constante movimiento. Aun as, aunque los caba1los es
timularon la dispersin, los conflictos con los europeos o con otros pue
blos nativos obligaron a estas sociedades indgenas a luchar de forma
ms eficaz, a constituir estructuras polticas ms centralizadas y a conce
der a los lderes militares una mayor autoridad. m Por otro lado, los mis
mos caballos que aceleraron el cont1icto intertribal tambin ampliaron
los contactos intertribales y ayudaron a difundir los rasgos culturales que
fomentaron an ms el proceso que reuni lo que hasta entonces haban
sido pequeas bandas dispersas en los apaches o los araucanos.
Las caractersticas que las culturas ecuestres militarizadas tenan
en comn han tendido a ocultar sus diferencias. El impacto de los caba
llos en las sociedades indias dependi en parte de la economa y la cultu
ra que tena cada grupo antes de la llegada de estos animales, del nicho
ecolgico que el grupo ocupaba, de la forma en que interactuaba con los
pueblos vecinos (indios o espaoles) y del grado en el que abrazaron la
llegada del caballo. 134 Los paiutes, en la Gran Cuenca norteamericana,
utilizaron a los caballos ms como alimento que como medio de trans
porte. Los pampas los empleaban como medio de transporte, pero tam
bin se los coman y utilizaban sus pieles como abrigo; para renovar sus
reservas de caballos recurran al saqueo o a la captura de caballos salva
jes. Los guaycures del Chaco ni se coman los caballos ni se abrigaban
con sus pieles. 135 Los apaches, que continuaron cultivando, tuvieron que
limitar el tamao de sus manadas segn la cantidad de pasto que tenan
cerca. Adems, al permanecer en un lugar fijo, eran vulnerables a los ata
ques de los comanches, un grupo completamente ecuestre, que mantena
manadas ms grandes y tena un radio de accin ms amplio. 136 En algu
nas de las sociedades que adoptaron el caballo, los papeles en funcin de
sexo parecieron sufrir cambios profundos, como entre los araucanos y,
en menor medida, entre los creek, donde los animales reemplazaron a las
mujeres como portadores de equipaje. Entre los cherokees, por el contra
rio, los papeles de los sexos se mantuvieron prcticamente iguales. J37
No todos los indios independientes que adoptaron el caballo en Nor
teamrica y en Suramrica se convirtieron en saqueadores o nmadas.
En el centro-norte de Arizona, los apaches, que se llamaban a s mismos
din, la gente, y que los espaoles conocan como navajos, adoptaron
la oveja adems del caballo; y aunque realizaban incursiones montadas,

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

126

127

BRBAROS

no desarrollaron un culto a la guerra. En lugar de ello, en parte por la in


fluencia de los cercanos indios pueblo, algunos se convirtieron en ga
naderos y diversificaron sus cultivos para incluir el algodn. Hacia fina
les del siglo XVIll, vivan en ricas comunidades agrcolas en medio de
grandes manadas de ovejas, cabras y caballos. Segn un gobernador
de Nuevo Mxico, trabajan sus lanas con ms delicadeza Y gusto que
los Espaoles, Y tanto los hombres como las mujeres iban decente
mente vestidos, adornados con joyas elaboradas con plata introducida
por los espaoles. 138
Por tanto, la adopcin del caballo por parte de los indgenas ameri
canos no se tradujo en el surgimiento de una cultura ecuestre nica, sino
que ms bien propici la emergencia de una variedad de culturas que
continuaron cambiando con el paso del tiempo, a medida que compe
tan y chocaban con los espaoles o entre s. Cualquiera que fuera el
caso, las sociedades indias que adoptaron el caballo perdieron a la vez
que ganaron. Los cabal1os, como ha sealado un historiador muy agudo,
ayudaron a los indios a moverse, cazar, comerciar y librar guerras)),
pero en algunas sociedades nativas la incorporacin de estos animales
tambin trastorn las economas de subsistencia, estrope las ecologas
de las praderas y del bisonte, cre nuevas desigualdades sociales, tras
toc las relaciones entre sexoS, socav las jerarquas polticas tradicio
nales e intensific la competencia por los recursos Yla guerra)). 139
As como el caballo fue un poderoso agente de cambio en las socie
dades indias, tambin lo fueron las manufacturas y los mercados espao
les. Cuando se usaban para comerciar o realizar asaltos, los caballos, a
menudo, slo eran un medio para conseguir bienes que los indios no po
dan producir por s mismos. Los objetos metlicos como las espuelas,
los bocados, los cuchillos y las hachas, las telas y prendas de vestir espa
olas y los artculos de lujo como la harina, el azcar, el tabaco, el licor
y las barajas tambin generaron profundos cambios sociales y polticos
en las sociedades nativas. 140 Algunos lderes militares, convertidos en nue
vos ricos, elevaron su estatus tanto a travs del comercio como de la gue
rra, al redistribuir bienes y cautivos y hacer de intermediarios entre la
economa de mercado del mundo hispnico Y las economas de trueque
141
que caracterizaban a muchas sociedades natvas. Los esfuerzos de al
gunos jefes por controlar el comercio de productos extranjeros podan
desencadenar guerras intertribales, confrontaciones que se hicieron ms
cruentas a medida que los nativos sumaron a su arsenal las lanzas de pun
ta metlica, las espadas y las armas de fuego. 142

Los saqueos y las guerras no eran las nicas formas que tenan las so
ciedades ecuestres independientes de obtener los productos introducidos
por los europeos. Su transformacin a lo largo de los aos de contacto
con los espaoles y lo hispnico en general abri el camino a todo un aba
nico de relaciones, entre ellas el comercio. Algunos indios criaron ca
ballos, vacas, ovejas y cabras que luego comerciaban, vivos, con los espa
oles. Los comanches y araucanos que ofrecan sus caballos excedentes
a los espaoles invirtieron el papel tradicional de los europeos como pro
veedores. Otros indios comerciaban con los excedentes del grano que
ellos mismos haban cultivado, de las frutas y frutos secos que haban re
cogido o de la plata y las pieles que haban trabajado. 143
En las zonas de frontera en las que las economas de los espaoles
y los indios independientes se articulaban entre s, surgieron vastas re
des comerciales. En tales lugares, la estabilizacin de las relaciones
econmicas foment la paz, los lmites fronterizos se hicieron difusos y
el comercio se volvi la norma. l44 Con frecuencia no nos percatamos de
la magnitud de esas relaciones pacficas entre los espaoles y sus salva
jes. Los comerciantes indios inspiraron menos informes gubernamenta
les que los indios guerreros, y los espaoles que los redactaban descu
brieron a menudo que les convena ms retratar a los indios como una
amenaza que como gente pacfica. A lo largo de la frontera entre los ma
puches y los espaoles, por ejemplo, los funcionarios militares por lo ge
neral exageraban el peligro que suponan los indgenas. Jos Perfecto de
Salas, un funcionario de la corona que en 1749 viaj con aprensin por
las tierras mapuches de camino a Valdivia, se sorprendi al darse cuenta
de que estaba en medio de un pueblo pacfico. Concluy que los oficia
les espaoles haban exagerado la amenaza que suponan los araucanos
con el fin de conservar sus presupuestos y sus cargos para as poder con
trolar el lucrativo comercio indio al sur del ro Biobo. 145 Los misioneros
tambin inflaban la amenaza india para conseguir un apoyo mucho ma
yor de la corona, y los rancheros, mineros y comerciantes obtuvieron
ventajas fiscales con el argumento de que vivan en zonas de conflicto. 146
Influenciados por estas fuentes, los historiadores consideraron duran
te mucho tiempo que la Araucana era un lugar en el que los indios lucha
ron heroicamente contra los blancos durante trescientos cincuenta aos,
desde su primer contacto con los espaoles, en 1536, hasta la aplastan
te derrota que sufrieron en 1883. Sin embargo, el estudio ms detenido
de esos aos sugiere que a mediados del siglo XVII las relaciones entre
los mapuches y los espaoles entraron en una fase relativamente pacfi

128

BRBAROS
LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

ca que se prolong hasta el final de la era colonial. Aunque las relaciones


fueron a menudo tensas, unas economas complementarias y el alto cos
to de la guerra crearon las condiciones para la paz. Los espaoles provo
caron dos rebeliones araucanas, en 1723 y 1766, pero tales estallidos
fueron excepcionales. Los aos de estrecho contacto entre los espaoles
y los indios en una amplia zona a ambos lados del ro Bobo haban so
cavado las distinciones raciales y culturales. La captura de indios con fi
nes esclavistas, algo que inevitablemente generaba represalias por su
parte, haba disminuido. Entre tanto, cada bando haba pasado a depen
der del otro para obtener ciertos productos. Los araucanos necesitaban
hierro y plata; los espaoles, caballos, productos agrcolas y textiles, as
como la mano de obra de indios independientes. Por tanto, en el Chile
de mediados del siglo XVIlI, entre los espaoles y los mapuches predo
minaban las relaciones comerciales pacficas, incluso en un momento
en el que los huilliches y los pehuenches se enfrentaban entre s por el
control de los pasos transandinos y a pesar tambin de que, en Argenti
na, los indios araucanizados intensificaron sus asaltos en las rutas comer
ciales y los asentamientos espaoles para luego enviar el ganado robado
hacia el oeste, a travs de los Andes, y comercializarlo en los mercados
chilenos. 147
Con todo, desde la perspectiva del da a da, las relaciones entre los
indios independientes y los espaoles no se caracterizaban ni por la paz
absoluta ni por la guerra indiscriminada, ya fuera en pocas de paz o en
pocas de guerra. Algunos nativos, como los navajos, comerciaban y sa
queaban al mismo tiempo, pues no haba ninguna autoridad central que
dictara una nica forma en la que deban relacionarse con los espao
les. 148 En otras regiones, hubo brotes de violencia que interrumpieron
largos perodos de paz o brotes de paz que interrumpieron largos pero
dos de incursiones indgenas. Determinadas tribus o facciones de tribus
que estaban en guerra con los espaoles detenan las hostilidades ocasio
nalmente para poder comerciar, a veces siguiendo un programa regular.
Como seal a mediados del siglo XVIII un cronista a propsito de las
naciones indias de Nuevo Mxico: Todas piden la paz cuando les tiene
cuenta, y rompen la guerra al tiempo que hallan la ocasin de convenien
cia, todos los aos por cierto tiempo .149 Algunos indios hacan la guerra
contra una provincia mientras que mantenan la paz con otra. Los abipo
nes, observ un jesuita, robaban a los espaoles en el extremo oeste del
Chaco, pero se cuidaban de mantener la paz con una ciudad en la que po
dan cambiar el botn por los utensilios necesarios para la guerra.150

129

Aunque los indios que alternaban los ataques con el comercio les pare
Can desleales a los espaoles, es posible que simplemente estuvieran
extendiendo una forma normal de tratar entre ellos a sus relaciones con
los europeos. 151
Por todo el Imperio, los espaoles se revelaron como uno de los me
jores consumidores del ganado y los bienes manufacturados que los in
dios robaban a otros espaoles, una irona que lamentaban profundamen
te algunos funcionarios. A pesar de las frecuentes rdenes que prohiban
el comercio con los indios brbaros en el norte de Nueva Espaa, los
habitantes de Nuevo Mxico compraban a los apaches y los comanches
ganado marcado que stos traan desde otras provincias. Los chilenos, en
paz con sus vecinos ms inmediatos, los mapuches, comerciaban con
ellos ganado robado al otro lado de los Andes. Los habitantes de Corrien
tes y Santa Fe compraban productos y ganado que los guaycures haban
robado en sus incursiones en Crdoba y Asuncin. 152
Desde el punto de vista de los espaoles que vivan en las fronteras,
comerciar con los indios independientes era comprar paz y beneficios
locales. Desde la perspectiva imperial, por el contrario, los espaoles que
compraban bienes robados daban a los indios incentivos para robar y, por
tanto, contribuan a desestabilizar las fronteras del Imperio. En las zonas
fronterizas en las que la demanda de mano de obra era alta y las institu
ciones espaolas dbiles, el comercio espaol de una sola mercanca, los
humanos cautivos, aument los niveles de violencia. Desde la dcada de
1580, durante el punto ms lgido de la guerra contra los chichimecas,
sucesivos virreyes de Nueva Espaa intentaron poner fin a la captura de
esclavos. Esta prctica no slo enfureca a los indios, sino que, como la co
rona comprendi, la esclavitud resultaba tan rentable para los soldados
que stos no queran que la guerra terminara, pues ello implicara que
darse sin pretextos para esclavizar a los indios rebeldes. Un siglo des
pus, en 1683, la corona espaola aboli la esclavitud india en Chile
cuando se dio cuenta de que, ms que intimidarlos y hacer que se sometie
ran, esta prctica intensificaba la resistencia de los araucanos. 153 A pesar de
estas prohibiciones, los espaoles continuaron envenenando las relacio
nes con los nativos al capturar a hombres, mujeres y nios indgenas para
forzarlos a trabajar en minas, haciendas, casas de familia y talleres. 154
Los espaoles no se limitaron a capturar indios. Tambin compraban
indios a otros indios. Al proporcionar un mercado para los cautivos, los
espaoles les dieron a algunos grupos nativos un incentivo para atacar y
capturar a sus vecinos, ]0 que intensific6 las guerras intertribales y deses

130

BRBAROS

tabiliz an ms las regiones fronterizas. Los yumas, que vivan a lo lar


go del ro Colorado, en el extremo norte del desierto de Sonora, ya lu
chaban contra sus vecinos antes de la llegada de los espaoles, pero, al
parecer, sus agresiones se incrementaron en el siglo XVIII, cuando el mer
cado espaol de cautivos se desplaz hacia el norte. Los cautivos eran 10
nico que los yumas podan ofrecer a los espaoles a cambio de las he
rramientas met1icas y dems artculos que les interesaban. Las guerras
que hay entre ellos son producto del inters creado por los cautivos que
capturan, seal un franciscano en 1780. Los beneficios que obtienen
en su venta exigen la continuacin de la guerra.155
Si el deseo de obtener bienes manufacturados llev a algunos indios

a llevar cautivos a los mercados espaoles, el tratamiento de los espao


a esos cautivos probablemente reforz la determinacin de muchos
indios de vivir alejados del mundo hispnico. A comienzos de la dca
da de 1740, por ejemplo, dos jesuitas intentaron convencer a un cacique
mocob, Ariacaiquin, de que aceptara misioneros en su territorio. Sen
tado sobre la piel de un tigre, el cacique dijo a los sacerdotes vestidos de
negro que los Espaoles han engaado en demasa a nuestros antepasa
dos; su amabilidad era una traicin y una amistad simulada, pues slo
trataron de hacernos esclavos y matarnos a azotes y, como si nosotros no
furamos seres humanos como ellos y no tuviramos entendimiento, nos
emplearon como bestias de carga.156 Podramos descartar este testimo
nio por considerarlo ms una crtica de los misioneros a la sociedad se
cular espaola, pero es un hecho que los espaoles que se adentraron en
los territorios indios con frecuencia tuvieron que or quejas similares.
Siempre los indios fuimos desconfiados de los espaoles, porque mu
chas veces nos engaan, y como un solo engao es bastante para engen
drar desconfianza, no es mucho que se conserve en nuestros nimos el
recelo. No podis, amigo, negarme esta verdad.l57
Hacia el siglo XVIII, los indios independientes que vivan en los lmi
tes del Imperio tenan buenas razones para mirar a los espaoles con des
confianza. Los que estaban en contacto con ellos deban de saber que
stos estaban construyendo su imperio colonial con el sudor y la fuerza
de la mano de obra indgena. Directa o indirectamente, los indios inde
pendientes haban recibido informacin de los indios que haban conse
guido huir de los amos espaoles, los tributos espaoles, las prisiones
espaolas o las misiones espaolas, donde los supervisores por lo gene
ral azotaban a los nefitos que se negaban a aceptar lo que se denomina
ba el suave yugo evanglico. 158 Los espaoles consideraban particular-

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

131

mente peligrosos a estos apstatas y fugitivos, y tenan motivos para


Los indios que hablaban espaol, o ladinos, que haban conseguido
huir de las misiones o los pueblos espaoles posean un conocimiento es
pecial as como deseos de venganza. Las autoridades coloniales los vean,
al igual que a los renegados espaoles, como unos enemigos internos, los
enemigos caseros, en contraste con los indios independientes, a quie
nes consideraban enemigos externos. Los espaoles con frecuencia cul
paban a indios independientes, como los apaches, de robos de ganado que
en realidad haban sido cometidos por enemigos caseros, y el nivel de
alarma de los funcionarios coloniales aumentaba cuando se sospechaba
de una posible colaboracin entre sus enemigos internos y externos. 159

FRONTERAS ESTRATGICAS: MERCADOS, MERCANCAS Y AUTONOMA

Por ms que los indios independientes desearan mantener su autono


ma frente a los espaoles, los mismos animales y mercancas europeas
que les haban ayudado a fortalecer sus sociedades tambin podan debi
litarlos y conducirlos a una situacin de sometimiento. Los indios que
terminaron considerando las manufacturas espaolas ms como necesida
des que como lujos desarrollaron una fuerte dependencia de los espao
les, una dependencia que, en tiempos de crisis, poda forzarlos a compro
meter su independencia, si no a rendirse del todo. Por tanto, al igual que
la adopcin del caballo, la adquisicin por parte de los nativos de mercan
cas y artculos europeos tuvo tantos inconvenientes como beneficios.
Los mbays, que hablaban guaycur y a mediados del siglo XVIII do
minaban el ro Paraguay por encima de Asuncin, haban adoptado el cay utilizaban la nueva movilidad que ste les proporcionaba para
ampliar su rea de influencia. Subyugaron a los agricultores vecinos, los
desventurados guans, a los que redujeron a la condicin de clase serviL
Gracias a que disponan de herramientas cortantes de metal, los mbays
tambin se convirtieron en recolectores eficaces de frutos secos, dtiles,
aceite y palmitos de las palmas que haban sido la base de su dieta. De
hecho, se llamaban a s mismos eyiguayegis, la gente de la palma. Asi
mismo, los caballos introducidos por los espaoles y las lanzas con pun
ta de hierro los hicieron mejores cazadores de ciervos y otras presas, lo
que los condujo a un perodo de gran prosperidad. Sin embargo, a co
mienzos del siglo XVIII, los mbays se haban convertido en vctimas de
su propio xito. Dado que comerciaban con pieles con los espaoles, se

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

132

BRBAROS

vieron incitados a matar ms animales de los que necesitaban para su pro


pio consumo, Y la sobreexplotacin hizo que sus presas empezaran a es
casear. Al contar con herramientas de metal ms eficientes, la gente de la
palma tambin devast sus palmerales. A medida que se deterioraba la base
de su subsistencia, algunos dieron la bienvenida a los misioneros, en los
que vieron una fuente fIable de herramientas, prendas de vestir y ganado,
l60
o llegaron a arreglos con la sociedad civil espaola.
Tenan mayor relevancia los indios independientes que habitaban las
fronteras estratgicas del Imperio espaol, esto es, aquellas reas ubica
das frente a los dominios de otras potencias europeas. As, por ejemplo,
fortuna de los mbays mejor en el siglo XVIll, cuando los comercian
tes portugueses se acercaron a su territorio y mitigaron su dependencia
de los espaoles. 161 En las zonas en las que dos o ms naciones europeas
competan por ejercer su influencia, los indios podan hacer que las po
tencias se enfrentaran entre s. En las provincias rioplatenses de Entre
Ros y Banda Oriental los charras mantuvieron un equilibrio precario
entre portugueses y espaoles, y en la zona fronteriza entre Texas y Lui
siana, los caddos mantuvieron el suyo negociando alternativamente con
franceses, ingleses y espaoles. 162 No obstante, cuando un grupo europeo
se converta en dominante, los indios a menudo se vean obligados a for
jar alianzas con una nica nacin europea. Los yamasees y los creek, por
ejemplo, aceptaron a los espaoles en Florida como un contrapeso de los
cazadores de esclavos ingleses de Carolina; y los guaranes prefirieron
las misiones espaolas a los esclavistas portugueses. 163
Hasta que los Borbones reformaron el sistema a finales del siglo XVIII,
los rivales europeos de los espaoles normalmente tenan ms que ofrecer
a los indios que ellos. Los ingleses y los franceses, en particular, no compar
tan los escrpulos de los espaoles respecto a armar a los indios indepen
dientes, ni sufrierol' I!e la escasez crnica de armas y municin que pade
cieron los funcionarios espaoles en las Amricas. Por tanto, los indios
que vivan en las fronteras estratgicas del Imperio, o cerca de ellas, te
nan mayor acceso a armas de fuego, plvora y municin que aquellos que
vivan en fronteras internas. El Caribe solo era una regin en la que haba
mltiples puntos de contacto con europeos no espaoles: para los creek a
lo largo de la costa del golfo en Norteamrica; para los misquitos en Nica
ragua; los cunas en la costa del Darin; para los guajiros que controlaban
la pennsula de la Guajira, que se extiende a ambos lados de lo que hoy en
da es la frontera entre Colombia y Venezuela; Ypara los caribes en las ac
tuales Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa (vase mapa 7).164

133

Para desasosiego de sus vecinos espaoles, los indios utilzaban


las armas de fuego con destreza. Un oficial espaol admiraba la velocidad
con la que los guajiros ecuestres recargaban sus mosquetes: Sacan de la
cartuchera dos cartuchos y que con uno cargan la escopeta y el otro se
quedan con l en la boca, y que tan pronto como han disparado tienen
cargado otra vez. 165 Tras saquear los asentamientos espaoles, los indios
podan canjear el botn por ms armas y otros bienes manufacturados
con sus aliados comerciales extranjeros. Los extranjeros, por lo tanto,
ofrecan a los indios medios y motivos para asaltar los asentamientos es
paoles. Adems, los indios que disfrutaban del acceso a las armas y los
mercados europeos no espaoles raras veces sucumbieron a las armas pe
ninsulares o a las lisonjas de los misioneros espaoles, aunque en lugar
de ello podan volverse dependientes de sus patrones ingleses, franceses
u holandeses.
Los indios misquitos, que llegaron a dominar la costa caribea de Cen
troamrica, desde la baha de Honduras hasta Costa Rica, son un claro
ejemplo de ello. Los espaoles haban conocido las aguas del Caribe de
Costa Rica, Nicaragua y Honduras desde que Coln las explor, pero
Espaa no tena razones de peso para intentar conquistar a los pequeos
grupos de nativos que cazaban y pescaban a lo largo de los sinuosos ros
y lagunas de esas costas calientes, hmedas e infestadas de insectos. Los
espaoles, que en las acogedoras zonas templadas de Centroamrica
obtenan beneficios aprovechando la mano de obra que les proporciona
ban pueblos sedentarios (como los pipiles, en las faldas de las montaas
salvadoreas, y los mayas en los valles de Chiapas y Guatemala), descui
daron la costa caribea y dejaron un vaco que comenzaron a llenar los
comerciantes ingleses en busca de esclavos y los piratas en busca de puer
tos seguros. 166
Desde muy temprano, un pequeo nmero de ingleses estableci una
cabeza de playa en la regin del cabo Gracias a Dios, donde entabl re
laciones con nativos a los que llamaron mosquitos o moscos (y a los que
en la actualidad conocemos como misquitos). Aunque su nombre no pro
viene de la posesin de mosquetes, como han asegurado algunos exper
tos, el acceso a las armas europeas y a la plvora les proporcion un me
dio para expandirse a lo largo de la costa a expensas de sus vecinos. 167
Desde el primer contacto documentado con los ingleses en 1633, los
misquitos extendieron gradualmente su influencia a lo largo de lo que lle
gara a conocerse como Costa de los Mosquitos, las costas caribeas de
las actuales Honduras y Nicaragua. Hacia comienzos del siglo XVIII, sus

134

BRBAROS

expediciones de pesca y de captura de esclavos los llevaron hacia Costa


Rica y Panam, hasta el ro Chagres. Para evitar ser capturados por los
misquitos, indios independientes como los sumus Y los matagalpas en
Nicaragua y los doraces en Panam huyeron hacia el interior. Los miem
bros de otras tribus que no haban cado bajo el dominio espaol, como
los caribes en las tierras bajas de Nicaragua y los jicaques en el acciden
tado norte de Honduras, permanecieron en la esfera de los misquitos,
donde tenan que pagar tributo o corran el riesgo de ser esclavizados. Un
estudioso calcula que los misquitos esclavizaron a cerca de doscientos
mil indios en el siglo XVIII para venderlos a comerciantes ingleses que, a
su vez, los llevaban en barco hasta Jamaica, Belice y las colonias inglesas
en Norteamrica. 168
El comercio de esclavos con los ingleses permiti a los misquitos ad
quirir nuevos productos y disfrutar de una nueva prosperidad, y sus opor
tunidades continuaron aumentando a medida que los extranjeros di
versificaron sus actividades a 10 largo del siglo XVIII Y se dedicaron a la
plantacin de ail y caa de azcar, la cra de ganado, la exportacin de
caoba y la introduccin de contrabando en los asentamientos espao
les. 169 Sin embargo, esa nueva prosperidad tuvo su precio. Tras haberse
acostumbrado a utilizar armas de fuego, los misquitos perdieron su des
treza con la lanza y el arco y la flecha, y al tener que depender de los in
gleses para sus armas, perdieron parte de su autonoma. Por otro lado, el
contacto con los europeos trajo el sarampin y la viruela, enfermedades
que redujeron su poblacin. 170 La tribu, en todo caso, aument con algu
nas nuevas incorporaciones. Los esclavos negros procedentes de frica e
introducidos por los ingleses, as como los negros que haban naufraga
do a lo largo de la costa, adoptaron las costumbres y el idioma de los in
dios y se integraron dentro del mundo misquito. Los europeos llamaron
zambos o mosquitos-zambo (luego misquitos-zambo) a los nativos que
vivan a lo largo de la costa de Honduras y hacia el sur, por la costa ni
caragense, hasta Sandy Bay, debajo del cabo Gracias a Dios, lugar que
fue testigo del mayor mestizaje racial entre indios y negros africanos.
Desde la laguna Tuap hacia el sur, el nombre mosquito haca referen
cia a los misquitos puros, a los que luego algunos llamaran misquitos
tawira (<<de pelo largo). Aunque desde el exterior algunos describieron
a los misquitos como una nica nacin que comparta una cultura y una
lengua comunes, las rivalidades entre zambos y tawiras ocasionalmente
se tradujeron en guerras. Los ingleses ejercieron una profunda int1uencia
sobre los zambos, que incluso dieron la bienvenida a misioneros protes-

LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

135

tantes. Los tawiras, por el contrario, rechazaron las misiones protestan


tes, y la cacera de tortugas carey a lo largo de las costas de Costa Rica
y Panam hizo que estuvieran ms dispuestos que los zambos a alcanzar
ciertos convenios con los espaoles que patrullaban esas aguas. 17l
As como el contacto con extranjeros reform la economa y la com
posicin racial de los misquitos, tambin modific su poltica y su or
den social. Tradicionalmente, los misquitos no tenan una autoridad ms
alta que los jefes y ancianos que gobernaban las aldeas individuales. Sin
embargo, despus de 1687, cuando un ingls puso una corona sobre
cabeza de un misquito-zambo, un rey gobern la Costa de los Mosqui
tos desde su cuartel general en Sandy Bay, debajo del cabo Gracias a
Dios. A lo largo de los aos, los britnicos designaron a un misquito
tawira como gobernador y a otros misquitos-zambo y misquitos-tawira
como generales, almirantes, princesas, duques y coroneles. Cada uno de
estos funcionarios indgenas tena responsabilidades particulares que
les asignaban los funcionarios ingleses establecidos en Jamaica, y todos
ellos usaban nombres ingleses. En 1780, por ejemplo, entre los lderes
misquitos-zambo se encontraban el rey George Il, su hermano, el duque
Isaac, al almirante Dick Richards y al coronel Julius Caesar. El gober
nador Colville Briton de la laguna Tuap, el general John Smee y el al
mirante Alparis Dilson, entre otros, dirigan a los misquitos-tawira. Los
caciques y los ancianos continuaron gobernando las aldeas al modo
tradicional, pero las personalidades a cargo del reino de Mosquitia, ins
pirado en el modelo britnico, se convirtieron en algo ms que figuras
decorativas a finales del siglo XVIII. Disfrutaban de un acceso especial a
las armas, las prendas de vestir y el ron britnicos y tenan el poder para
ejercer su autoridad sobre las aldeas y reunir fuerzas de combate cuando
el momento lo exiga. l72
Los misquitos alcanzaron su apogeo a mediados del siglo XVIII, cuan
do su poblacin era de unos diez mil habitantes. Los misquitos-zambo
superaban en nmero a los misquitos-tawira en una proporcin de dos a
uno. J73 Aunque los misquitos permitan a los contrabandistas espao
les comprar bienes britnicos en Ro Negro y en el cabo Gracias a Dios
y les garantizaban un trnsito seguro por un precio determinado, bloquea
ron los intentos espaoles de expansin hacia la costa caribea y prote
gieron las operaciones de los ingleses en ella. Con el patrocinio de los
ingleses, los misquitos frustraron los esfuerzos de los soldados y sacer
dotes espaoles por controlar a los jicaques, en Honduras, los caribes, en
Nicaragua, y los talamancas, en Costa Rica. Al pasar a la ofensiva, los mis

LA TRANSFORMACiN DE LOS NATIVOS

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137

quitos cruzaron las montaas para avanzar hasta la ladera del Pacfico y
realizaron incursiones en asentamientos espaoles en Nicaragua y Pana
m. Provistos de armas de fuego inglesas, solan derrotar a la,,> fuerzas es
paolas, como ocurri en 1765, cuando mataron al gobernador Francis
co Fernndez de Pastora mientras ste diriga una expedicin para poner
fin a las actividades de los contrabandistas ingleses a lo largo de la costa
Matina, en Costa Rica. 174
Como sugiere el caso de los misquitos, el acceso a las mercancas y a
los mercados de los rivales europeos de Espaa fortalecieron la capa
cidad de los indios para mantener su independencia de la soberana es
paola, pero tambin poda exacerbar los conflictos inter e intratnicos.
Los comerciantes de armas de fuego europeos a menudo desencadenaban
carreras armamentsticas y aumentaban la captura de esclavos, poniendo
as a una tribu contra otra o enfrentando entre s a miembros de una mis
ma tribu. Los caribes, que se llamaban a s mismos kari'ako, la gente,
y designaban a quienes no hablaban caribe como tOlO, el enemigo, de
sarrollaron un elevado sentido de unidad e identidad tnica en respuesta a
las intrusiones de los espaoles en la cuenca del Orinoco y en lo que se
convertira en la Guayana venezolana. En un comienzo, los caribes se ali
nearon con los holandeses. Sin embargo, la unidad caribe qued hecha
aicos cuando jefes rivales buscaron crear sus propias alianzas con los
europeos. Ya pesar de haber mantenido su autonoma poltica, algunos pa
saron a ser conocidos como los caribes espaoles y otros como los caribes
holandeses. Los caribes de un grupo capturaban a los del otro y los can
jeaban como esclavos por manufacturas europeas. Los caribes tambin
se volvieron contra los que en otro tiempo haban sido sus aliados, los gua
jibos, a los que tambin capturaban y vendan a los europeos. Los guaji
bos, a su vez, traicionaron a sus antiguos aliados comerciales, los acha
guas y los slivas, que se dedicaban a la agricultura, y persiguieron a sus
hijos para venderlos como esclavos. 175
El acceso a los productos europeos no siempre se tradujo en traicin
y miseria. Bajo ciertas condiciones pudo fomentar un comercio inter
tribal estable y relaciones con frecuencia amistosas entre pueblos con
economas complementarias. En diversos momentos, por ejemplo, los kio
Was, los cheyenes y los arapahoes, que tenan acceso a armas de fuego, las
Comerciaban con los comanches a cambio de caballos, que stos tenan
en abundancia. 176

r-

138

BRBAROS

Hacia mediados del siglo XVlI1, un nmero considerable de socieda


des indias independientes haban experimentado profundas transforma
ciones polticas, sociales y culturales en respuesta a los europeos Y a los
elementos que stos haban introducido en sus mundos. Esas transforma
ciones adoptaron diferentes formas dependiendo de variables como la
ecologa, la geografa, las rivalidades intertribales, la fragmentacin in
tratribal, la proximidad a otras potencias europeas Y los valores cultura
les de cada grupo nativo. En las fronteras estratgica..;; del Imperio, indios
como los misquitos no slo tenan acceso a las armas de fuego y la mu
nicin de los rivales de Espaa, sino que proporcionaban armas a indios
que vivan en el interior. En las fronteras internas del Imperio, desde la
Araucana hasta la Apachera, algunos indios ecuestres desarrollaron
unidades de combate de gran movilidad que se reunan en tiempos de
guerra, pero que se dispersaban en tiempos de paz o cuando los espao
les los perseguan. En otras frontera..;; internas, indios ecuestres Yno ecues
tres por igual entablaron relaciones comerciales con los espaoles y pre
firieron la paz al conflicto. Estas sociedades transformadas de supuestos
salvajes planteaban serios desafos y oportunidades para los administra
dores borbnicos espaoles cuando, durante el reinado de Carlos III, cen
traron toda su atencin en las colonias americanas. Podan los espaoles
ilustrados convertirlos, vencerlos o coexistir con ellos?

Captulo 3
LA CIENCIA DE CRIAR HOMBRES
El arte de hacer cristianos es la ciencia de criar hombres.
VIRREY CASTELFUERTE,

1736

Aunque nuestros misioneros a menudo hacen cristianos, nun


ca hacen de ellos hombres civilizados.
JEAN-JACQUES ROUSSEAU,

1755*

En 1776, cuando Carlos In nombr a Teodoro de Croix al frente de


la Comandancia General de las Provincias Internas de Nueva Espaa, un
organismo autnomo de reciente creacin, le orden que hiciera de
conversin de las numerosas naciones de indios gentiles su principal
prioridad. Siguiendo la frmula tradicional de los monarcas espaoles,
Carlos nI orden a Croix que velara porque los indios fueran llevados al
cristianismo con los suaves y eficaces medios que previenen las Leyes
de Indias, del halago, buen trato, persuasin de los misioneros, ddivas y
seguras ofertas de mi soberana proteccin.l
Despus de hacer un reconocimiento de la vasta jurisdiccin de su
cuasivirreinato, que inclua gran parte de lo que hoyes el norte de Mxi
co y el suroeste de Estados Unidos, Croix concluy que las conversio
nes no eran ni suaves ni eficaces. En Texas, inform a la corona, los soldados
forzaban a los indios a unirse a las misiones, y los misioneros francisca

* Marqus de Castelfuertc a su sucesor, citado en Tibesar, 1983, p. 149; YRousseau.


Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.

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