David Weber - Bárbaros. Los Españoles y Sus Salvajes - Cap 1-2
David Weber - Bárbaros. Los Españoles y Sus Salvajes - Cap 1-2
David Weber - Bárbaros. Los Españoles y Sus Salvajes - Cap 1-2
BRBAROS
nocer varias cosas de que les hubiera sido mejor haber carecido siem
pre.124 Los nutkas que conoci Mozio consideraban que los europeos
eran vulgares y carecan de espiritualidad. Se cuenta que, tras conocer el
significado de las letras de algunas canciones espaolas e inglesas, un
jefe indio pregunt a Mozio: Qu no tienen Dios ni los espaoles ni
los ingleses que slo celebran la fornicacin y la embriaguez?. 125
En general, Malaspina y sus cronistas trazaron un retrato tan halaga
dor de los indios que suscitaron la rplica de al menos un miembro de la
expedicin, que disenta de sus opiniones. El artista espaol Toms de
Suria, que haba estudiado en la Real Academia de Bellas Artes de Ma
drid y haba vivido en Mxico durante trece aos antes de unirse al equi
po de Malaspina en Acapulco, crea que su experiencia directa con los
indios durante su prolongada estada en Mxico le proporcionaba una
visin ms realista, aunque menos halagea, de ellos.
pintor se que
jaba de que la imagen sublime propuesta por Malaspina y sus colegas
cientficos fuera tan distinta de lo que ven los ojoS.126
El uso por parte de Malaspina del salvaje sublime como metfora no
implica que l, en mayor medida que Rousseau, creyera realmente que el
estado indio fuera superior a la civilizacin europea o que todos los sal
vajes fueran buenos. Salvo los chumash, todos los indios de la Baja y
Alta California le parecan en todo sentido desagradables y lo llevaron a
reflexionar que: Entregando al hombre a sus propias pasiones y al ni
co cuidado de su conservacin animal, le degradan, le entorpecen y casi
convierten su vida en una viva representacin de la de los seres irracio
nales.127 Acaso el explorador no adverta contradiccin alguna entre su
ttrica visin de los indios californianos y sus pronunciamientos ms op
timistas, como aquel, inspirado por los patagones, segn el cual los hom
bres no eran viciosos y propensos naturalmente a la vida brutal. 128
Cuando Malaspina y sus diaristas no se dedicaban a ensalzar a los
dgenas para referirse a la decadencia de la sociedad europea o a los erro
res de la poltica espaola, sealaban con claridad que los indios inde
pendientes necesitaban contactar y comerciar con otros pueblos porque
un pueblo sin comunicacin ni trfico con otras gentes, jams puede ci
vilizarse.129 Cuando convena a sus propsitos, Malaspina y Viana coin
cidan con la nefasta visin de la vida salvaje que se desprende del infor
me sobre el viaje de la Sutil y la Mexicana a California y el Pacfico
Noroeste en 1792. El autor, cuya identidad se desconoce, contrasta la
feliz vida de los indios que viven en la misin de Monterey, en Califor
nia, con la existencia miserable de sus compaeros que vagan por los
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ilustrados que cons ideraban que Amrica misma era la causa de la infe
rioridad de los nativos.
La idea de que el continente americano corrompa a la humanidad en
general, y a indios y espaoles por igual, haba disfrutado de cierta po
pularidad a comienzos del siglo XVII entre los espaoles nacidos en la
pen ns ula Ibrica . Como sos tu vo un sacerdote espaol en 1612, sos
pecho que el suelo y el cielo de la Amrica no es tan bueno para hom
bres como para yerba [mate] y metales [preciosos]. 133 Pero los espao
les nacidos en Amrica (del mismo modo que los ingleses nacidos en el
continente una generacin ms tarde) no podan aceptar la concepcin de
que el entorno del hemisferio occidental era la causa de la degeneracin
de los indgenas sin ponerse en entredicho a s mismos. 134 En un princi
pio, muchos espaoles nacidos en el Nuevo Mu ndo se opusieron a esta
concepcin distancindose de los indios. Poco a poco dejaron de iden
tificarse a s mismos como indi anos , una palabra usada a lo largo del
siglo XVI para designar a los espaoles residentes en las Indias. Con el fin
de evitar la asociacin que la similitud entre las palabras indianos e in
dios evocaba, los espaoles nacidos en Amrica empezaron a llamarse
a s mismos criollos en el siglo XVl1. 135 No obstante, la idea de que los
indios y otras personas nacidas en Amrica eran inferiores perdur has
ta el siglo XVIII, cuando algunos pensadores ilustrados, incluidos algunos
criollos, la dotaron de una nueva respetabilidad. No eran slo los extran
jeros prejuiciados los que sostenan que los indios eran incapaces de ra
n , declar el ingeniero militar Pedro Andrs Garca, sino que tam
bin en las ciudades capitales de Amrica se encuentran hombres de casi
iguales sentimie ntos. Garca, que tena conocimiento directo de los in
dios de las pampas argentinas, atribua esto a una pblica ignorancia a
la vez que alababa la sagacidad de los indgenas. 136
Malaspina p robablemente hall la idea de la degeneracin de los in
dios en la Hisrory ofAmerica (1777) de Robertson , un libro muy popular
en la poca, o tal vez en la prosa, mucho ms vehemente y sensacionalis
ta. de un filsofo holands, el abate Comelius de Pauw, cuyas Recherches
philosophiques sur les Amricains haban aparecido una dcada antes.
Ampliando un argumento que Buffon haba aplicado principalmente a la
flora y la fauna. De Pauw atribuy la fuente de la presunta inferioridad de
los a borgenes americanos al clima del N uevo M undo. E l hemisferio
occidental, afirm, haba sido tan maltratado por In Naturaleza que todo
en l era o bien degenerado o bien monstruoso . En Amrica in cluso el
hierro perda su fuerza. J37 Con todo, Malaspina no necesitaba haber ledo
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Y COMPASIN
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comercian con las naciones brbaras y traen todos los males de la civili
zacin ... deben procurar recompensados con cuantos beneficios fsicos
y morales estn a su alcance. 153
Para los espaoles de finales del siglo XVIII, el tratamiento humano
de sus salvajes tambin serva para demostrar a los extranjeros que Es
paa haba superado las crueldades del siglo XVI que haban manchado
su reputacin. A ojos de sus enemigos forneos, la conquista de Amri
ca por parte de los espaoles y el tratamiento dispensado a los indios
por stos haba sido brbaro. Los europeos haban encontrado abundan
tes pruebas del salvajismo de los espaoles en textos crticos escritos
por ellos mismos, en particular, en la Brevsima relacin de De las Casas,
una obra tan crtica con Espaa que la corona la mantena en el ndice
de libros prohibidos. 154 La crueldad espaola se haba convertido en par
te integral de los saberes obligatorios de la lite europea, y ste era un
hecho que ningn espaol educado poda ignorar, en especial a finales
del siglo XVIII cuando las ideas de los philosophes superaron los Pirineos y
se introdujeron en Espaa y sus dominios en el Nuevo Mundo. 155 En el
Siglo de las Luces, Espaa representaba el eptome del gobierno oscu
rantista y eclesistico -un argumento cuya presentacin en el Cndido
(1759) de Voltaire es famosa- y las vctimas indias en Amrica simbo
lizaban los excesos de la pennsula Ibrica. 156
La idea de que la crueldad de los espaoles era algo nico, uno de los
principios cardinales de ese conjunto de creencias antiespaolas que
conforman la denominada leyenda negra, apareci tanto en la literatu
ra popular europea como en las meditaciones de los philosophes. En La
vida y las sorprendentes y extraas aventuras de Robinson Crusoe (1719),
el nico libro que posee Emilio, el personaje de ficcin de Rousseau, y
uno de los muchos libros presentes en la biblioteca de Jos de Glvez, el
ministro de Indias espaol, el protagonista sopesa la cuestin de matar a
unos canbales que no le han hecho ningn dao. Crusoe dirige su brju
la moral a los espaoles, de cuya conquista de Amrica, dice, incluso
los mismos espaoles hablan en esta poca con sumo aborrecimiento y
aversin, y todas las dems naciones cristianas de Europa tienen por mera
carnicera, un episodio de crueldad sangriento y antinatural ... por lo que
todos los pueblos de la humanidad consideran pavoroso y terrible el mis
mo apelativo de "espaol". 157
Los ilustrados espaoles respondieron a las acusaciones sobre la cruel
dad de sus compatriotas de diversas formas. Algunos consideraron que
stas eran ciertas y lamentaron el dao que ello haba causado tanto a los
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cribi los amargos recuerdos que los patagones tenan de una embarca
cin inglesa que haba disparado sus caones contra ellos en la playa con
resultados funestos. Manifest su conmocin y sorpresa por este acto
inhumano cometido por los representantes de una nacin que califica
de sabia, generosa y honrosa, pero tambin anot que las balleneras bri
tnicas estaban mandadas por hombres brutales, sin educacin ni sen
timientos, y en cuyas operaciones suelen tener ms parte el ponche y la
cerveza que los movimientos del corazn. 168 Yen cuanto a los angloa
mericanos, el botnico Mozio critic su perversa idea de ensear a los
salvajes el manejo de las armas de fuego, doctrina que puede ser perni
ciosa a toda la humanidad. 169 Otro de los oficiales de la expedicin de
plor la forma en que britnicos y americanos trataban a los traficantes
de pieles del Pacfico Noroeste: Roban sin piedad a estos desgraciados
y les oblgan, gracias a la superioridad de sus armas, a entregarles sus pie
les ... o a defender sus posesiones al costo de sus vidas y la ruina de sus
templos y casasYo
Los oficiales de Malaspina tenan razones para enorgullecerse de su
conducta en Nutka. A diferencia de sus predecesores del siglo XVI, no ha
ban intentado conquistar a los indgenas o someterlos a un sistema de
trabajos forzados. No obstante, algunos tripulantes de las embarcaciones
asociadas con la expedicin no compartan los nobles sentimientos y el
humanitarismo autosatisfecho de sus oficiales. Segn cuenta Mozio:
Los marineros o en fuerza de su educacin casi brutal o envidiosos del
trato humano que el comandante y dems oficiales daban siempre a los
naturales, los insultaron varias veces, estropearon a unos e hirieron a
otros y no dejaron de matar a algunos. La humanidad es el mejor carc
ter de la civilizacin. Todas las ciencias y artes valen nada si slo sirven
para hacemos crueles y orgullosos. 171
Los marineros, por supuesto, superaban en nmero a los sabios, del
llsmo modo en que el pueblo raso espaol superaba en nmero a la li
te ilustrada en la Pennsula y las colonias. De acuerdo con un clculo, en
Espaa las ideas de la Ilustracin no inspiraban a ms de un 5 por 100 de
la poblacin, unos pocos cientos de miles. m Y los pocos ilustrados no
compartan las mismas opiniones respecto de los i, lioso Incluso cien
tficos que buscaban pruebas empricas para respaldar generalizaciones
acerca de los fenmenos del mundo natural caan en los estereotipos al
referirse a los indios. El ilustrado Antonio de Ulloa, por ejemplo, que ha
ba explorado Amrica junto a Jorge Juan y que gobern la Luisiana es
paola en 1766-1768, continu sosteniendo que la pereza, la deshonesti
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Captulo 2
SALVAJES Y ESPAOLES:
antroplogo, 1986*
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siglo XVIII se encontraron con autnticas tribus. Sus lderes, como Fran
Los ARAUCANOS:
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SON SOBRESALIENTES
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13. El explorador francs Amede Frzier incluy esta imagen didctica de los arauca
nos en su A Voyage to the South-Sea and Along the Coasts ofChW and Perlt, in the Years
1712,
and /714, publicado en Londres en 1717 con lminas de la edicin
francesa. En la imagen reproducida aqu (la lmina 10, opuesta a la p. 71), muestra
A. India moliendo maz para hacer harina; B. Indio en poncho y polainas; C. India en
choi e iquella; D. Indio arrojando un lazo a un toro para detenerlo. Luego explica que
<<los espaoles han adoptado para cabalgar el uso del choi o poncho y de una especie
de coturnos, que ellos llaman polainas. pues el poncho es resistente a la lluvia, el vien
to no lo levanta, sirve de manta en la noche y de alfombra en el campo (p. 71). Las mucomenta, llevan una pequea pieza cuadrada de pao que llaman quella [un chal\,
que se atan sobre el pecho uniendo dos de sus puntas con un gran alfiler de plata que tie
ne una cabeza plana de diez o doce centmetros de dimetro y que llaman toupo [tupu en
mapuche] (p. 71). Cortesa de la Biblioteca Huntngton, San Marino, California.
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formando una sola y misma nacin y que tienen el mismo espritu, las
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laba que dos terceras partes de los indios chilenos no reconocen a nues
tro Soberano.36 Tena en mente a los mapuches, que eran cerca de ochen
ta mil, a los pehuenches, cuya poblacin fcilmente exceda los diez mil, y
a los huilliches, ms remotos y difciles de contar, que seran en total unos
veinte mil. Esto en una poca en la que la poblacin total de Chile al nor
37
te de la Araucana estaba alrededor de los trescientos diez mil habitantes.
Si hubiera mirado hacia el este, al otro lado de los Andes, fray Antonio
habra encontrado ms indios chilenos que no reconocan la soberana
espaola. Tras haber asimilado aspectos de la cultura de los invasores de
Chile, los indios de habla araucana se haban desperdigado por los pasos
de montaa hacia tierras que luego pasaran a formar parte de Argentina,
donde dejaron una profunda huella en la cultura de sus pueblos indgenas.
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14. Un ataque sorpresa o maln. Grabado basado en un leo del artista bvaro Johann
Moritz Rugendas, que visit los territorios araucanos debajo del ro Biobo en 1835, en
Gay, 1854. Una reproduccin a color de la pintura puede verse en Bindis, 1989, p. 46.
Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown.
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siglo XVIlI. 49
Independientemente de las variaciones de tiempo y lugar, las verdes
planicies de Argentina se convirtieron en el escenario de una competencia
intensa entre los distintos indgenas as como entre stos y los espaoles.
Algunos grupos tnicos pequeos, cuyo nmero ya haba disminuido de
forma considerable debido a las enfermedades y la demanda de mano
de obra de los espaoles, aparentemente desaparecieron, tal fue el caso de
los huarpes (un subgrupo de los pampas que viva en las montaas, en el
rea de Mendoza). Otros, como los puelches, siguieron siendo identifica
bles como grupo, a pesar de que hacia mediados del siglo XVIII comen
zaron a hablar araucano (mapudungn) adems de su propio idioma (los
nativos americanos por lo general eran bilinges o multilinges en reas
en las que vivan cerca de miembros de otros grupos lingsticos).5o
A medida que competan con los araucanos que atravesaban los Andes,
los pampas y los patagones se araucanizaron en diferentes grados. De
manera progresiva se fueron apropiando de muchos de los rasgos cul
turales de los araucanos, que eran ms numerosos y tenan mayor expe
riencia militar. Adoptaron los tejidos, el trabajo del metal, las creencias
religiosas e incluso el idioma. Los pampas, por ejemplo, comenzaron a re
ferirse a quienes no eran indios como gincas, la misma palabra que
empleaban los araucanos en Chile. 51 El fenmeno de la araucanizacin es
bastante conocido, pero el proceso en s an no se comprende plenamen
te, acaso porque asumi distintas formas. En algunos niveles, los cam
bios culturales y sociales se produjeron de modo pacfico a medida que
los pampas, los patagones, los hui1liches, los mapuches y los pehuenches
formaron alianzas y se casaron entre ellos; en otros niveles, la violencia
o la fuerza fueron las que generaron los cambios sociales a medida que
bandas de grupos tnicos diferentes se enfrentaron entre s por los recur
sos y el poder.52 A finales del siglo XVUI, el araucano se haba convertido
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15. A medida que los araucanos Y su influencia se difundieron hacia el este por la pam
pa, los indios que habitaban la regin fueron parecindose cada vez ms a los araucanos
en su modo de vestir. Esta elegante mujer, una india pampa o auca (en Buenos Aires los
espaoles utilizaban indistintamente ambas palabras), lleva unos enormes pendientes de
de estilo chileno (el motivo, realizado en cobre, tena ongenes prehispnicos), un
collar de plata y cuentas de cristal y un chal de lana. En esta litografa, basada en un bos
quejo dibujado en 1828 por el agrimensor Narciso Parchappe, pueden apreciarse pam
pas araucanizados, o aucas, y sus tiendas, vistas desde Baha Blanca, con la sicrra de la
Ventana al fondo. Aucas et leurs toldos. Tomado de Orbigny, 1835-1847, voL 3, ser. 2,
n.O 3. Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown. Sobre el
trabajo de la plata y las cuentas, vase Morris von Bennewitz, 1997, pp. 72 Y 86-87.
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16. Cangapol y su esposa, Huennee, en un dibujo del jesuita ingls Thomas Falkner,
quien se esforz por retratarlos de memoria, segn confesin propia, lo mejor que pudo.
Falkner calcul que Cangapol meda ms de dos metros, porque, puesto yo de punti
no poda llegar a su coronilla. Tomado de Falkner, 1935, p. 26.
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les los designaban con una palabra que significa enemigo, en este caso
el trmino zuni apach, al que aplicaban numerosos adjetivos para deno
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franceses a travs de los kansas, los wichitas y otros pueblos indios inter
medios, y a que se interponan entre los apaches y sus principales pro
veedores de armas de fuego al este. Sera fcil pensar que las armas y la
municin no podan difundirse lejos de sus fuentes porque los indios de
pendan de los europeos para contar con un suministro constante de pl
vora y municin de plomo. Sin embargo, los indios que vivan a alguna
distancia de los europeos podan obtener armas y municin a travs de
intermediarios nativos. A mediados de siglo, el gobernador de Nuevo M
xico advirti, de forma proftica, de que los comanches estaban adqui
riendo tal cantidad de armas de fuego, plvora y municin que sern
temidos sobremanera en esta provincia.s9 Pronto lo fueron. Hacia la d
cada de 1760, este armamento haba inclinado la balanza de poder en las
planicies del sur a favor de los bien armados comanches y sus aliados
wichitas. Los antiguos conquistadores -observ en 1780 el oficial mi
litar al mando del norte de Nueva Espaa- pelearon con gentes que no
haban visto caballos ni armas de fuego, pero los Apaches, los Coman
ches, y los dems Indios del Norte, manejan aqullos con destreza.9o
Los apaches, obligados por los comanches a desplazarse a zonas ri
das de Sonora, Nueva Vizcaya y Coahuila, donde otros pueblos ya contro
laban las mejores tierras de pastoreo y las fuentes de agua imprescindibles
para la vida agraria, optaron por ganarse el sustento apropindose de los
caballos, el ganado y las cosechas de sus vecinos sedentarios, tanto in
dios como espaoles. De forma muy similar a lo ocurrido en el Cono Sur,
donde los araucanos robaban caballos en la pampa para llevarlos a los
mercados chilenos, los apaches se convirtieron en proveedores de una red
comercial a larga distancia. Robaban caballos o los cambiaban por otros
productos en Nueva Vizcaya y Coahuila, por ejemplo, y los llevaban a los
mercados de Nuevo Mxico, Texas y Luisiana; o conseguan caballos en
Sonora y comerciaban con ellos en Chihuahua. A medida que se adentra
ban cada vez ms en el norte de Nueva Espaa, los apaches continuaron
absorbiendo miembros de otros grupos tnicos, como llevaban dcadas
haciendo. Para entonces se trataba de los restos de grupos a los que la ex
posicin a las armas y las enfermedades espaolas haba reducido consi
derablemente: janos, jocomes, mansos, pelones, sumas, sobaipuris y to
bosos. De hecho, una especialista ha sugerido que la absorcin de estos
pueblos y el que se los rebautizara como apaches fue tan importante para
la dispora apache como la expansin de los apaches mismos. 91
As como los indios de habla araucana araucanizaron la pampa, los in
dios de habla atapascana extendieron su influencia por el norte de Nueva
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que los capturara, en especial en las praderas de las zonas templadas, don
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Los saqueos y las guerras no eran las nicas formas que tenan las so
ciedades ecuestres independientes de obtener los productos introducidos
por los europeos. Su transformacin a lo largo de los aos de contacto
con los espaoles y lo hispnico en general abri el camino a todo un aba
nico de relaciones, entre ellas el comercio. Algunos indios criaron ca
ballos, vacas, ovejas y cabras que luego comerciaban, vivos, con los espa
oles. Los comanches y araucanos que ofrecan sus caballos excedentes
a los espaoles invirtieron el papel tradicional de los europeos como pro
veedores. Otros indios comerciaban con los excedentes del grano que
ellos mismos haban cultivado, de las frutas y frutos secos que haban re
cogido o de la plata y las pieles que haban trabajado. 143
En las zonas de frontera en las que las economas de los espaoles
y los indios independientes se articulaban entre s, surgieron vastas re
des comerciales. En tales lugares, la estabilizacin de las relaciones
econmicas foment la paz, los lmites fronterizos se hicieron difusos y
el comercio se volvi la norma. l44 Con frecuencia no nos percatamos de
la magnitud de esas relaciones pacficas entre los espaoles y sus salva
jes. Los comerciantes indios inspiraron menos informes gubernamenta
les que los indios guerreros, y los espaoles que los redactaban descu
brieron a menudo que les convena ms retratar a los indios como una
amenaza que como gente pacfica. A lo largo de la frontera entre los ma
puches y los espaoles, por ejemplo, los funcionarios militares por lo ge
neral exageraban el peligro que suponan los indgenas. Jos Perfecto de
Salas, un funcionario de la corona que en 1749 viaj con aprensin por
las tierras mapuches de camino a Valdivia, se sorprendi al darse cuenta
de que estaba en medio de un pueblo pacfico. Concluy que los oficia
les espaoles haban exagerado la amenaza que suponan los araucanos
con el fin de conservar sus presupuestos y sus cargos para as poder con
trolar el lucrativo comercio indio al sur del ro Biobo. 145 Los misioneros
tambin inflaban la amenaza india para conseguir un apoyo mucho ma
yor de la corona, y los rancheros, mineros y comerciantes obtuvieron
ventajas fiscales con el argumento de que vivan en zonas de conflicto. 146
Influenciados por estas fuentes, los historiadores consideraron duran
te mucho tiempo que la Araucana era un lugar en el que los indios lucha
ron heroicamente contra los blancos durante trescientos cincuenta aos,
desde su primer contacto con los espaoles, en 1536, hasta la aplastan
te derrota que sufrieron en 1883. Sin embargo, el estudio ms detenido
de esos aos sugiere que a mediados del siglo XVII las relaciones entre
los mapuches y los espaoles entraron en una fase relativamente pacfi
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LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS
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Aunque los indios que alternaban los ataques con el comercio les pare
Can desleales a los espaoles, es posible que simplemente estuvieran
extendiendo una forma normal de tratar entre ellos a sus relaciones con
los europeos. 151
Por todo el Imperio, los espaoles se revelaron como uno de los me
jores consumidores del ganado y los bienes manufacturados que los in
dios robaban a otros espaoles, una irona que lamentaban profundamen
te algunos funcionarios. A pesar de las frecuentes rdenes que prohiban
el comercio con los indios brbaros en el norte de Nueva Espaa, los
habitantes de Nuevo Mxico compraban a los apaches y los comanches
ganado marcado que stos traan desde otras provincias. Los chilenos, en
paz con sus vecinos ms inmediatos, los mapuches, comerciaban con
ellos ganado robado al otro lado de los Andes. Los habitantes de Corrien
tes y Santa Fe compraban productos y ganado que los guaycures haban
robado en sus incursiones en Crdoba y Asuncin. 152
Desde el punto de vista de los espaoles que vivan en las fronteras,
comerciar con los indios independientes era comprar paz y beneficios
locales. Desde la perspectiva imperial, por el contrario, los espaoles que
compraban bienes robados daban a los indios incentivos para robar y, por
tanto, contribuan a desestabilizar las fronteras del Imperio. En las zonas
fronterizas en las que la demanda de mano de obra era alta y las institu
ciones espaolas dbiles, el comercio espaol de una sola mercanca, los
humanos cautivos, aument los niveles de violencia. Desde la dcada de
1580, durante el punto ms lgido de la guerra contra los chichimecas,
sucesivos virreyes de Nueva Espaa intentaron poner fin a la captura de
esclavos. Esta prctica no slo enfureca a los indios, sino que, como la co
rona comprendi, la esclavitud resultaba tan rentable para los soldados
que stos no queran que la guerra terminara, pues ello implicara que
darse sin pretextos para esclavizar a los indios rebeldes. Un siglo des
pus, en 1683, la corona espaola aboli la esclavitud india en Chile
cuando se dio cuenta de que, ms que intimidarlos y hacer que se sometie
ran, esta prctica intensificaba la resistencia de los araucanos. 153 A pesar de
estas prohibiciones, los espaoles continuaron envenenando las relacio
nes con los nativos al capturar a hombres, mujeres y nios indgenas para
forzarlos a trabajar en minas, haciendas, casas de familia y talleres. 154
Los espaoles no se limitaron a capturar indios. Tambin compraban
indios a otros indios. Al proporcionar un mercado para los cautivos, los
espaoles les dieron a algunos grupos nativos un incentivo para atacar y
capturar a sus vecinos, ]0 que intensific6 las guerras intertribales y deses
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quitos cruzaron las montaas para avanzar hasta la ladera del Pacfico y
realizaron incursiones en asentamientos espaoles en Nicaragua y Pana
m. Provistos de armas de fuego inglesas, solan derrotar a la,,> fuerzas es
paolas, como ocurri en 1765, cuando mataron al gobernador Francis
co Fernndez de Pastora mientras ste diriga una expedicin para poner
fin a las actividades de los contrabandistas ingleses a lo largo de la costa
Matina, en Costa Rica. 174
Como sugiere el caso de los misquitos, el acceso a las mercancas y a
los mercados de los rivales europeos de Espaa fortalecieron la capa
cidad de los indios para mantener su independencia de la soberana es
paola, pero tambin poda exacerbar los conflictos inter e intratnicos.
Los comerciantes de armas de fuego europeos a menudo desencadenaban
carreras armamentsticas y aumentaban la captura de esclavos, poniendo
as a una tribu contra otra o enfrentando entre s a miembros de una mis
ma tribu. Los caribes, que se llamaban a s mismos kari'ako, la gente,
y designaban a quienes no hablaban caribe como tOlO, el enemigo, de
sarrollaron un elevado sentido de unidad e identidad tnica en respuesta a
las intrusiones de los espaoles en la cuenca del Orinoco y en lo que se
convertira en la Guayana venezolana. En un comienzo, los caribes se ali
nearon con los holandeses. Sin embargo, la unidad caribe qued hecha
aicos cuando jefes rivales buscaron crear sus propias alianzas con los
europeos. Ya pesar de haber mantenido su autonoma poltica, algunos pa
saron a ser conocidos como los caribes espaoles y otros como los caribes
holandeses. Los caribes de un grupo capturaban a los del otro y los can
jeaban como esclavos por manufacturas europeas. Los caribes tambin
se volvieron contra los que en otro tiempo haban sido sus aliados, los gua
jibos, a los que tambin capturaban y vendan a los europeos. Los guaji
bos, a su vez, traicionaron a sus antiguos aliados comerciales, los acha
guas y los slivas, que se dedicaban a la agricultura, y persiguieron a sus
hijos para venderlos como esclavos. 175
El acceso a los productos europeos no siempre se tradujo en traicin
y miseria. Bajo ciertas condiciones pudo fomentar un comercio inter
tribal estable y relaciones con frecuencia amistosas entre pueblos con
economas complementarias. En diversos momentos, por ejemplo, los kio
Was, los cheyenes y los arapahoes, que tenan acceso a armas de fuego, las
Comerciaban con los comanches a cambio de caballos, que stos tenan
en abundancia. 176
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Captulo 3
LA CIENCIA DE CRIAR HOMBRES
El arte de hacer cristianos es la ciencia de criar hombres.
VIRREY CASTELFUERTE,
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1755*