Normas Morales y Normas Jurdicas 0
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ciertas normas, en funcin prescriptiva, desempean un papel esencial. Ello no es tan claro
en lo que hace a la moral, donde no siempre es ntida la idea de norma moral, propia quizs
solamente de aquellas morales denominadas prescriptivas. Hurgando un poco, cabe admitir
que el jurista aceptara que tanto derecho como moral son conjuntos normativos, aunque
ambos conjuntos puedan contener otros elementos. Ello, esta diversa composicin de los
dominios, implica que el jurista presupone que el derecho no se identifica con la moral: un
principio moral, por caso, integra la moral, pero no es necesariamente parte de un derecho
positivo. Pero la concepcin de moral y derecho, como cdigos prescriptivos, tambin
supone que en los mismos se dan normas, reglas o prescripciones de distinto nivel: la moral
no slo contiene reglas de conducta sino reglas que imponen condiciones necesarias para la
validez valorativa de las normas de primer nivel y, quizs, principios ms elevados an que
definen nociones supremas como la de bien, deber moral o virtud. En derecho, tenemos
ciertamente normas que, en principio, parecen dirigirse a regular la creacin y anulacin de
normas, a determinar los criterios mnimos de validez de las mismas y las pautas para su
aplicacin. La estructura, pues, de ambos conjuntos normativos no es idntica, ni los
conjuntos son homlogos.
Adems, aunque de manera oscura, los juristas admiten alguna relacin entre los
cdigos morales y los rdenes jurdicos, aunque ciertamente no indaguen precisamente cul
pueda ser especficamente la relacin supuesta. No entrar aqu en esta cuestin, a la que
he encarado en otros trabajos1, pero aludir brevemente a la propuesta de suponer un
conjunto normativo simultneamente moral y jurdico, donde toda norma jurdica est
enlazada a una moral por ciertas precisas relaciones lgicas. Ello significa tanto como
establecer vnculos necesarios y suficientes entre moral y derecho, pero ya no como
relaciones entre dos conjuntos distintos.
A m me gustara suponer relaciones bastante laxas, como las que derivan de los
siguientes axiomas dbiles: 1) si algo es jurdicamente obligatorio, entonces est moralmente
permitido (donde se establece un condicional material entre normas). Simblicamente: (Ojp
Pmp), donde la variable proposicional p representa cualquier estado de cosas
normativamente modalizable
Me refiero a Moral y derecho: sus relaciones lgicas, en Revista Jurdica de Buenos Aires,
1989-I, pgs. 61-82. Cfr. tambin Sobre algunas relaes logicas entre sistemas normativos juridicos
e morais, en Revista Brasileira de Filosofia, vol. XXXVIII, fase. 155, 1989, pgs. 238-252.
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no han sido propuestas por la tica analtica, ni seran consideradas como definiciones
recursivas de regla moral.
En efecto, la teora del derecho, con las normales variantes, propone esquemas
cannicos para los enunciados reconocidos como normas jurdicas significativas. Por
ejemplo, Kelsen propone que toda norma jurdica puede ser interpretada como un enunciado
condicional cuyo consecuente est normativamente modalizado como debido (o con sus
variantes denticas), y que contiene, como variables sintcticamente necesarias, trminos
relativos a la accin de cierto sujeto o sujetos en determinado tiempo y lugar. Estas
variables son diversamente cuantificables. Pero toda norma jurdica con sentido, esto es:
sintcticamente bien formada, establecera que dados ciertos hechos antecedentes (cuyos
criterios de verdad son dogmticamente sentados), es debida (est denticamente
caracterizada) la accin de cierto sujeto en cierto lugar y tiempo. Los dominios de esas
variables Kelsen los denomina Geltungsbereiche, mbitos o dominios de la validez de la
prescripcin cuya modalidad expresa una funcin normativa (normative Funktion)3. Sin
embargo, parece claro que estas reglas sintcticas de formacin de las normas jurdicas son
elementos del metalenguaje de la teora del derecho y no momentos de una descripcin
inductiva de las normas positivas que la dogmtica jurdica estudia. Propuesta semejante
encontramos -con algunas variantes- en el anlisis formal propuesto, por ejemplo, por G. von
Wright4 y otros, de las normas jurdicas. Nada de semejante, en cambio, tenemos en la teora
tica con respecto de las normas morales.
Un precepto moral, como el no mentir o el no matar del Declogo, parecen, al
jurista, enunciados incompletos: obligan acaso a todo sujeto en todo tiempo y lugar? O,
casusticamente, cabe atribuirles mbitos de validez personales ms limitados, como
efectivamente hacemos en nuestros juicios morales corrientes? Algunas personas, como el
mdico piadoso, pueden mentir frente al enfermo temeroso; en ocasiones de riesgos para
terceros, podemos engaar al victimario que busca su vctima.
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Sin embargo, algunos artificiosos dilemas morales han sido pergeados a partir de esa
insuficiencia sintctica de los preceptos morales 5 . Si pretendemos que las reglas morales
valgan universalmente -esto es, para todo sujeto y en toda ocasin-, cmo justificar que
podamos mentir sobre el paradero del perseguido poltico que sus eventuales torturadores
buscan en mi casa? Consideraramos moralmente correcta la conducta de quien, por no
incurrir en mentira, se hace cmplice de acciones horrendas? O, ms frvolamente, alguien
calificara de inmoral a quien incurre, como todos lo hacemos cotidianamente, en mentiras
banales o piadosas por razones de pura convencin social?
Pero de estas notorias diferencias sintcticas, que apuntan a reglas diferentes de
formacin de los enunciados normativos jurdicos o morales, cabe advertir, en los usos
lingsticos de los juristas, otras caractersticas interesantes. El tiempo, por ejemplo, juega
funciones importantes en los enunciados jurdicos. No slo en cuanto la determinacin
temporal sirve para identificar acciones y hechos, sino en cuanto los efectos del transcurso
del tiempo pueden ser jurdicamente regulados. Por aadidura, como es sabido, algunas
posibles formas de encarar las acciones jurdicamente reguladas y sus cambios es
recurriendo a esquemas de lgicas temporales. Pero pensemos un caso ms sencillo: los
derechos positivos cuentan con una institucin peculiar, la prescripcin de obligaciones
jurdicas. El deudor que debe pagar su deuda, queda liberado de ella con el transcurso del
plazo de prescripcin; el autor del delito no procesado dentro de un cierto lapso, queda
exento de la aplicacin de la pena, para sealar dos manidos efectos de la prescripcin.
Cabra pensar ese efecto as: la accin que era obligatoria pasa a ser facultativa, la
accin que estaba prohibida deja de serlo. Pero tal interpretacin no parece correcta. Uno
dira, quizs, que la norma que impone una obligacin, puede tener un mbito de validez
limitado, a cuyo trmino entran a jugar otras normas. Quien se ha obligado contractualmente
a cumplir una prestacin, est obligado a hacerlo en un cierto tiempo; transcurrido el trmino
de validez temporal, invocando la prescripcin, el deudor puede manifestar, en el orden civil,
que su obligacin ha quedado derogada por una norma facultativa, incompatible con ella, si
tal segunda norma de reemplazo o de clausura efectivamente existe en el derecho objetivo.
En el orden penal, el juez obligado a sancionar, durante un cierto lapso, al autor de una
Cfr. R. Routley y V. Plumwood, Moral dilemmas and the logic of deontic notions,
Australian National University, 1984.
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accin ilcita, queda inhibido (esto es: le queda prohibido) aplicar una sancin. En ello
consiste el juego de la prescripcin de los delitos en los derechos penales liberales. No
diramos, por cierto, que la accin que suponemos prohibida a todo ciudadano de cometer
un delito, est permitida en cuanto accin futura posterior a la prescripcin. Con Kelsen, se
sostendra que las normas penales no tienen como mbito de validez personal a los autores
de delitos, que son simplemente hechos antecedentes de las obligaciones sancionatorias de
los jueces. La prescripcin penal modifica las obligaciones de los jueces, y no los deberes
corrientes de los ciudadanos.
En otros trminos, el transcurso del tiempo como prescripcin altera el carcter
normativo con que ciertas acciones se encuentran reguladas en los derechos objetivos. Y ello
vale, inclusive, frente a obligaciones que pretendemos, por buenas razones polticas, que son
imprescriptibles. Los derechos humanos -se suele interpretar as los derechos que enumeran
documentos como la Declaracin internacional de derechos del hombre o ciertas garantas
que contienen las constituciones modernas-, seran vlidos en todo tiempo. Pero sucede,
conforme a normas de igual rango, que ninguna persona, en principio, puede quedar sujeta
a amenaza sancionatoria indefinida. Puede bien ser, por lo tanto, que pensemos que todo ser
humano est obligado a respetar los derechos humanos de todo otro ser humano, pero que
los rganos sancionatorios, de cuyo efectivo funcionamiento depende el control de aquellos
derechos, estn inhibidos de sancionar a los violadores de los mismos, por haber transcurrido
trminos de prescripcin o de perencin procesal. De ah que muchos autores, con el noble
objetivo de preservar el prestigio de esos derechos y mantenerles una justificacin normativa
suficiente, propongan que se trata de derechos y obligaciones morales. Derechos y deberes
morales que, segn se dice oscuramente, son anteriores a los correspondientes derechos y
deberes jurdicos.
Claro est que los derechos y deberes morales no perimen. El transcurso del tiempo
no pareciera ser razn suficiente para el cambio del carcter dentico moral de una accin.
O, si se quiere: las normas morales no especifican sus mbitos temporales de validez, salvo
que se pretenda que lo cuantifican universalmente, como vlidas para todo tiempo. Es un
sinsentido, por ejemplo, afirmar que uno est moralmente obligado a una cierta accin slo
durante un tiempo, convirtindose luego la accin en moralmente indiferente. No hay
prescripcin moral ni las reglas morales tienen validez temporal particular. Los caracteres
normativos
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usados en reglas morales tienen ms bien el sentido de expresar una valoracin de la accin
normada, valoracin que se supone verdadera intemporalmente. Decir que est prohibido
mentir quiere decir que es malo, moralmente y siempre y donde sea, hacer tal cosa; decir que
es obligatorio amar al prjimo, quiere decir que es bueno en todo tiempo y lugar, practicar
esa virtud moral. La bondad o maldad moral del acto ni siquiera es alterada por el olvido
o el perdn posterior de los titulares de los supuestos derechos morales o de las vctimas
de faltas morales. De ah, que la moral nos parezca atemporal o, incluso, eterna, mientras el
derecho siempre es histrico y contingente. La moral, por ello, no admite cambios, mientras
que los rdenes jurdicos son claramente inestables y alterables. Slo las acciones
facultativas moralmente -esto es: ni prohibidas ni obligatorias- son imprecisas, pues no
estaramos dispuestos a asegurar el valor eterno neutro de una accin moralmente
indiferente. Por ello, quizs, quienes las califican, como se sola decir, de adiforas, esto es:
sin valor, piensen que tales acciones indiferentes son ajenas a una regulacin moral
propiamente dicha.
En este esquema de interpretacin de las modalidades denticas en un cdigo moral,
la modalidad de las acciones supererogatorias queda tambin indefinido, pues stas, para
serlo, no pueden ser obligatorias ni tampoco indiferentes. Para que valga moralmente la
accin heroica o la renuncia del santo se requiere, obviamente, que no se trate de
cumplimientos de obligaciones ni que el herosmo o el renunciamiento ataan a acciones
inocuas. De ah que la teora moral proponga otra clasificacin de las acciones morales y,
pari passu, de las modalidades adecuadas de las normas morales6. Pero en derecho las cosas
no son as. Aquello que es jurdicamente obligatorio no siempre es bueno o justo, ni lo
prohibido es siempre malo. Ms bien, los juristas tienden a pensar como lo ms valioso a
las acciones reguladas como facultativas, en cuanto son el campo del ejercicio autnomo de
la libertad del sujeto. Advirtase que, en un lenguaje de valores, una accin jurdicamente
obligatoria no siempre es moralmente valiosa, aunque en el sistema mixto que arriba se
mencion ello sera consecuencia necesaria de esta interpretacin. Y ciertamente la bondad
valorativa de una obligacin moral para nada coincide con el carcter dentico jurdico que
le atribuye el sistema lgico mencionado: puedo estar moralmente obligado a amar al
prjimo, pero nos parecera aberrante que ello constituyera una
Cfr. J. S. Fishkin, Beyond subjetive morality: ethical reasoning and political philosophy,
Yale University Press, 1984, cap. 2 y apndice C.
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obligacin jurdica. Puede ser excelente moralmente un acto audaz de herosmo, que los
reglamentos burocrticos de los ejrcitos modernos prohben expresamente. Y, sobre todo,
el gran valor que los juristas atribuyen al terreno de sus facultades, en cuanto delimitan el
campo de la libertad, parece contraponerse a la calificacin neutra que la moral atribuye, por
definicin, a las acciones moralmente indiferentes.
El esquema condicional kelseniano de las normas jurdicas, anlogo al que la
inteligencia artificial emplea para formalizar preceptos jurdicos en clusulas condicionales,
tampoco pareciera ser corriente en los cdigos morales prescriptivos, salvo en el sentido
trivial de que podemos atribuirles, conforme a reglas de la lgica tradicional, como
antecedentes montonos, cualquier enunciado. Tal no es el caso en las normas jurdicas, en
que la verificacin emprica de los antecedentes normativos es razn suficiente de la validez
del consecuente normativo: si el juez debe condenar jurdicamente al delincuente, es en razn
de haber ste cometido un delito. Ese acto ilcito es jurdicamente calificado como
desvalioso (o inicuo o antisocial), solamente si el acto valioso resultante del cumplimiento
por el juez de su deber de sancionar se lleva a cabo o es posible. Pero el valor de la
obligacin judicial quedara desvirtuado si no se hubiera producido el hecho delictual
antecedente. Esta forma de pensar es, en general, ajena, al juicio moral. Que mentir sea malo
no depende, para los cdigos morales corrientes, de los hechos antecedentes de la mentira.
Mentir en cosa mala de por s, para casi todas las morales prescriptivas. Ms bien, la moral
ha tendido a condicionar el carcter normativo del acto por sus consecuencias, como en el
utilitarismo clsico, y no por sus causas antecedentes. Sea como fuere la explicacin de
estas diferencias, parece claro que, en el lenguaje tcnico de la jurisprudencia, las normas
del derecho positivo son traducidas a formas cannicas que, en todo clculo lgico corriente,
tienen consecuencias distintas que las normas categricas de los cdigos morales.
Vale decir: moral y derecho difieren, ya no slo por la forma cannica de sus
prescripciones, sino por las consecuencias lgicas que de tales formas son inferibles. Pero
si consideramos que el significado de un enunciado cualquiera est delimitado, o se
identifica, con el conjunto de sus consecuencias, resulta que normas morales y jurdicas,
superficialmente homlogas, dicen y significan cosas distintas. O, si se quiere, entre el no
matar del Declogo y el enunciado jurdico incompleto que prescribe tambin no matar, no
puede encontrarse, en principio, ni equivalencia ni equipolencia.
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Sobre el tema del razonamiento jurdico no monotnico, cfr. M. Smith, The formalization
of legal reasoning, en Preproceedings of the III International Conference on Logica, informatica
e diritto, Florencia, 1989, pgs. 693 y sigs.
7
Sobre las lgicas adecuadas para el razonamiento jurdico, cfr., como ejemplo, F. Mir
Quesada, Lgica jurdica idiomtica, en Conferencias III Congresso Brasileiro de Filosofa do
Direito, Paraba, 1988, pgs. 224 y sigs.
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Es difcil hoy formarse una opinin suficiente sobre estas cuestiones. Pues las
mismas no slo ponen sobre el tapete problemas relativos al alcance de los clculos lgicos
que presuntamente los juristas emplean, pero que los computadores requieren utilizar
rigurosamente, sino que la idea misma de racionalidad lgica se vuelve inslita. Acaso,
como en algunos de los trabajos a que me refiero, la validez de un sistema formal sea
puramente pragmtica y la lgica vlida para el derecho sea el sistema resultante de una
logica utens reconstruido ex post facto? Tiene sentido pensar una logica utens jurdica,
que, por definicin, es ad hoc? La nocin recibida de racionalidad es dependiente de la
creencia en la validez absoluta de una logica magna. Si en cambio, la racionalidad lgica
de una inferencia jurdica dependiera de su correspondencia con los esquemas deductivos
que, a posteriori, se hubieran obtenido del anlisis de la misma inferencia, el razonamiento
jurdico slo alcanzara una racionalidad relativa, cuando no redondamente circular, para
decirlo redundantemente9.
Frente a estos planteos, queda claro que las relaciones que se postulen entre normas
jurdicas y normas morales tienen muchos presupuestos lgicos, en sentido lato, que hacen
muy problemtica la verdad de las tesis corrientes al respecto. Por ejemplo, qu quiere
decirse, en rigor, cuando se afirma, a partir de la filosofa o ideologa que sea, que una
norma jurdica se funda, o debe fundarse, en una norma moral o en un principio moral
superior? La relacin de fundamento, entre normas, pareciera que tuviera que ser entendida
lgicamente, pues ciertamente no se trata de una relacin de tipo emprico, como si se tratara
de verificar que la efectividad de una norma jurdica puede ser incrementada de hecho
invocando normas morales. En una posicin extrema, pudiera pensarse que una norma
jurdica tiene
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Tambin, para hacerse cargo de la variedad de lgicas requeridas para una adecuada formalizacin
de inferencias jurdicas, cfr. L. E. Allen & C. S, Saxon, Analysis of the logical structure of legal
rules, en A. A. Martino & F. Socci Natali (eds.), Automated analysis of legal texts, Amsterdam, 1986.
pgs. 385 y sigs.
Sobre la relatividad de la lgica, cfr. J. von Heijenhoort, Absolutismo y relativismo en
lgica, Universidad Autnoma de Puebla, Tercer Coloquio Nacional de Filosofa, Puebla, 1979; N.
de Costa, Ensaio sobre os fundamentos da logica, Universidade de So Paulo, 1980, caps. 1, par. 5
y, 6 III, par. 5: J. Ladrire, Logique et argumentation, en De la mtaphysique la rthorique (ed. E.
Meyer), Universit de Bruxelles, 1986, pgs. 23 y, sigs.: P. Grdenfors. On the interpretation of
deontic logic, en Logique et analyse, 21, pgs. 371 y sigs.
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fundamento moral cuando se identifica con una regla moral; tal es, supongo, la creencia
sustentada por quienes consideran que el derecho es un subconjunto propio de la moral, que
el derecho se encuentra en relacin subalterna con la moral. Pero esta identificacin -las
normas jurdicas fundadas moralmente son elementos del conjunto incluyente moral y, en
cuanto tales, miembros del subconjunto jurdico -pasa por alto la dificultad arriba sealada
de que, en la comprensin corriente de los juristas, las normas jurdicas se expresan
mediante enunciados normativos de estructura bien diferente del esquema sintctico que se
atribuye a las normas morales, diferencia reflejada, en la literatura clsica, en la distincin
kantiana entre imperativos categricos e hipotticos10, o en la distincin sugerida por von
Wright entre ideal rules que determinan el concepto de bondad de una cosa y technical
norms o directivas11. Las reglas ideales y los imperativos morales categricos establecen,
como dice Kant, modelos conceptuales arquetpicos de conducta o, si se quiere, definiciones
conceptuales de ideales morales. Estos enunciados morales tienen, como reconoce von
Wright, complicadas afinidades lgicas con los otros tipos principales de normas y con las
nociones valorativas de lo bueno y lo malo12. En cuanto tales, si bien no constituyen
inmediatamente prescripciones motivadoras de conducta, son enunciados con caractersticas
normativas. En cuanto tales, la lgica dentica standard que normalmente se les atribuye
corresponde, como sealaran R. Routley y B. Hanson, a un esquema de decisin que
presupone un mundo ideal posible accesible: que algo sea obligatorio, para ese modelo
presupuesto, significa que es verdad que todas las obligaciones se cumplen en todos los
mundos posibles accesibles13.
10
11
G. von Wright, Norm and action, Routledge & Kegan Paul, Londres, 1963. cap. 1, 7 a 10.
Op. cit., pg. 13. Por cierto que von Wright distingue luego, desde un punto de vista formal
normas (prescriptions) jurdicas categricas e hipotticas: ibdem, pgs. 74-75.
12
R. Routley y V. Plumwood, op. cit. supra nota 5, pgs. 36 y sigs.: But being beyond such
deontic rules does not imply, being beyond rational procedures, indeed procedures that may be
represented by way, of rules (though not controlled by deontie rules). The rational procedurs in
question are essentially those of decision theory, y, la distincin entre maximizing and satisizing
procedures: maximizers will of course argue that it would he irrational to select anything but the best
among the alternatives. B. Hanson, The dependency of deontic logic upon the general theory of
decision, donde se seala que la semntica de los operadores denticos de obligacin y de permisin
est estrechamente relacionada con la teora de la decisin. La nocin de obligacin es
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Sin embargo, esta forma de hablar es frecuente en la literatura reciente sobre derechos
humanos, a los que se atribuye una existencia previa a su promulgacin jurdica, como
derechos morales14. Si las normas morales no tienen validez temporal alguna, pues valen
eternamente o para todo tiempo, no tiene mucho sentido situarlas como temporalmente
anteriores a normas jurdicas positivas cuya locacin temporal, como dice von Wright, es
bien particular.
La segunda manera de pensar la relacin de fundamentacin moral de las normas
jurdicas que encontramos en la literatura reciente consiste en distinguir aquellas normas
jurdicas que s tienen ese fundamento. Las mismas no seran simplemente vlidas, como se
preocupan por averiguar los juristas, sino tambin legtimas. Esta propiedad es definida
como la concordancia de los principios sustentados por la regla de reconocimiento del
sistema (jurdico) con los de la moral crtica o tica15. Esta definicin por cierto est ligada
a la manera de concebir la regla de reconocimiento, sobre cuya naturaleza lgica cabe
discrepar, pues quizs no sea una norma integrante de los rdenes jurdicos positivos, sino
un enunciado del metalenguaje con que juristas y an rganos decisorios analizan el derecho
que estudian o aplican. En todo caso, la nocin de legitimidad es relacionada con pautas
valorativas morales y diferenciada de la nocin de legalidad, con que Kelsen, por ejemplo,
delimitaba la nocin de fundamentacin de la validez de las normas jurdicas.
La imprecisin lgica que he apuntado lleva a que, curiosamente, el tema de la
legitimidad moral de las normas jurdicas aparezca invertido. Se trata ahora de saber si cabe
legitimidad
14
Cfr. por ejemplo, E. Fernndez, Teora de la justicia y derechos humanos, Ed. Debate,
Madrid, 1984, pg. 106, donde se dice que el origen y fundamento de los derechos humanos, nunca
puede ser jurdico (esto es: resultante de una norma promulgada positivamente), sino previo a lo
jurdico, pues el derecho (me refiero -dice el autor- al derecho positivo) no crea los derechos
humanos. El derecho positivo, resultado de acciones legisferantes, reconoce esas exigencias
ticas previas y necesarias, convirtindolas en normas jurdicas. Sin embargo, el mismo autor, pocas
pginas adelante, sostiene que a cada derecho humano como derecho moral le corresponde
paralelamente un derecho en el sentido estrictamente jurdico del trmino (ibdem, pg. 109), donde
la relacin de fundamentacin pareciera ser la de equivalencia sealada arriba. Cfr. la reiteracin de
estas posiciones en el ensayo de E. Fernndez en J. Muguerza y otros, El fundamento de los derechos
humanos, Ed. Debate, Madrid, 1989, pgs. 155 y sigs. Se trata, sin duda, de una forma diluida, por
decir as, de tesis viejas del iusnaturalismo, como el propio Fernndez, con salvedades, admite (cfr.
el ltimo trabajo mencionado, pgs. 157-8).
15
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moral sin legalidad. Algunos autores sealan no slo que la moral desde los comienzos de
la teorizacin presenta un carcter juridizado, sino que, frente al carcter legalizado de la
vida social en general el rol de la moral como hecho autnomo ha de estimarse como ms
bien exiguo: el sistema jurdico seguira en pie, aun cuando la moral cayese en
decadencia16. Un punto de vista semejante pareciera darse en autores trs la page,
voceros de una novedosa tica discursiva, como J. Habermas: la legitimidad moral resulta
ahora condicionada por la legalidad, aunque el problema siga siendo siempre el de las
relaciones entre moral y derecho, relaciones cuyas definiciones permanecen en el terreno de
las metforas sugestivas. Sostiene Habermas que el derecho exteriorizado y la moral
interiorizada se complementan mutuamente, relacin un tanto vaga que es oscurecida un
tanto ms declarando que ms que esta relacin de complementariedad nos interesa el
simultneo entrelazamiento de derecho y moral. Este se produce porque en el estado de
derecho se hace uso del derecho positivo como medio para distribuir cargas de
argumentacin e institucionalizar vas de fundamentacin y justificacin, que se hallan
abiertas en direccin a argumentaciones morales. La moral ya no flota sobre el derecho
(como todava sugiere la construccin del derecho natural racional) como un conjunto
suprapositivo de normas. Emigra al interior del derecho positivo, pero sin agotarse en
derecho positivo17. Estas lneas enigmticas quizs valgan un comentario estilstico: normas
morales que flotan y que emigran al derecho para enfrentarlo, por un lado, y
complementarlo o controlarlo por el otro -como afirma el autor citado-, nada dicen de
preciso sobre cules sean las relaciones que se postulan entre derecho y moral, mientras que
permiten asumir que no se est muy en claro sobre qu sean la moral y el derecho de los que
se predican relaciones incompatibles.
En Habermas esta moral que ha dejado de flotar sobre el derecho (esto es, supongo,
que no lo incluye), pero que s lo complementa y lo controla (aunque tambin resulta que
el derecho complementa y controla a la moral) no es, sin embargo,
16
Cfr., por ejemplo, J. M. Broekman, La separacin entre derecho y moral: una estrategia
del discurso jurdico, en Boletn de la Asociacin Argentina de Filosofa del Derecho, nm. 28, La
Plata, 1985, pg. 2.
Cfr. al respecto, J. Habermas, Wie ist Legitimitt durch Legalitt mglich? Erste
Vorlesung ber Recht und Moral, en Kritische Justiz, I: cito la traduccin: Cmo es posible la
legitimidad por va de legalidad?, en Doxa 5. Cuadernos de Filosofa del Derecho, Universidad de
Alicante, 1988, pg. 21 y sigs. El texto transcrito figura en la pg. 42.
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lgica del discurso prctico, a travs de las acciones comunicativas. No se entiende por qu
esas actividades, que no son inferencias lgicas, produzcan un efecto similar a la transmisin
de una propiedad caracterstica que la deduccin cumple.
Me temo que esta pretensin de fundamentacin del derecho, si bien no es
comparable a las tesis moralizantes del iusnaturalismo clsico, incurre en irracionalidad.
Pues no basta, para salvaguardarla, pretender que estn en juego lgicas inditas que
excluyen procesos deductivos, ni que exista, por pura definicin, una razn prctica en los
trmites comunicativos entre los hombres, razn que slo cabra postular metafsicamente
en esas actividades, pero no definir formalmente. Y ello, tanto ms, cuando esa lgica
meramente supuesta no garantiza la verdad del juicio moral; ste es relativo al asentimiento
o consentimiento del grupo social de que se trate. La tica discursiva, seala Cortina, ha
de reconocer la falibilidad de todos los conocimientos morales, como reconoce Habermas,
y afirmar con caracteres de universalidad y necesidad nicamente las implicaciones morales
de los presupuestos pragmticos de la argumentacin, pero la idea de un juicio moral que,
no slo se sabe siempre falible, sino que acepta como criterio de lo correcto lo que una
comunidad real est dispuesta a aceptar como tal respeta la idea de sujeto autnomo?22.
Ms bien, cabe pensar, conforme al ingrediente lgico que siempre la idea de racionalidad
ha contenido, que slo algunos discursos sociales son racionales conforme a las reglas de
consecuencia lgica que se asuman. Y corresponde no sorprenderse de que se haya tendido,
en el kantismo, por ejemplo, a hacer de la moral una forma peculiar, cuando no deficiente,
de derecho, por la sencilla razn de que, en derecho, siempre se ha aceptado una
racionalidad lgica y an sistemtica, frente a morales intuicionistas cuando no meramente
voluntaristas, como las que recurren a intuiciones emocionales de valores o a fundamentos
ltimos normativos derivados de mandatos divinos. Pero esos recursos no excluyen un
control lgico adecuado: los resultados de nuestras intuiciones morales y los mandatos
divinos tambin se definen por sus consecuencias lgicas23.
A. Cortina, La moral como forma deficiente del derecho, ibdem, pg. 80. La referencia
siguiente es de la pg. 75.
22
Cfr. P. L. Quinn, Divine commands and moral requiremems, Oxford, 1978, donde se
analizan las diversas consecuencias que lgicamente derivan del anlisis de las diversas concepciones
referentes a mandamientos divinos y su valor moral.
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como un acto propio. Vale decir, lo que es lo mismo, que la llamada voluntad del estado se
identifique con la voluntad de cada cual. Este ideal posiblemente no pueda cumplirse y, por
lo tanto, las relaciones entre la moral y el derecho nunca puedan especificarse
suficientemente, quedando, en casos extremos, a la merced de las ideologas del anarquista,
por un lado, y del autcrata, por el otro, el imponer uno u otro orden normativo.
DOXA-9 (1991)