PF Ramón Álvarez Lorca
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INTERPRETACIN: ENTRE LA
EJECUCIN TEXTUAL Y LA
CREATIVIDAD.
INTERPRETACIN:
ENTRE LA EJECUCIN TEXTUAL Y LA CREATIVIDAD
Ramn lvarez
INTERPRETACIN:
ENTRE LA EJECUCIN TEXTUAL Y LA CREATIVIDAD
Ramn lvarez
EXTRACTO TRILINGE
Should the player try to be faithful to the composers idea when facing the
score, or on the contrary he can use it as a starting point for developing his own ideas?
This dichotomy forms the backbone of the present project. In order to clear it up its
intended to reach its historic origin and particularities of the score as a primary source
are analyzed. The field of hermeneutics, specificly W. Dilthey and G. Gadamers
theories, serves as a theorical basis on which both interpretative conceptions are
sustained. Finally, the figures of four great pianists and their ideologies ilustrate how
these two conceptions have been reflected within real interpretative practic.
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NDICE.
Introduccin .. Pg.5
1. Cmo nace esta cuestin? ... Pg.8
2. La partitura como fuente primaria. ...... Pg.13
3. Hermenutica e interpretacin.
3.1. Introduccin. Contextualizacin y justificacin
del uso de la hermenutica. ........ Pg.19
3.2. Interpretacin basada en la fidelidad. .. Pg.25
3.3. Interpretacin basada en la creatividad. .. Pg.29
4. Algunos ejemplos de pianistas. .. Pg. 33
4.1. Claudio Arrau. .... Pg. 34
4.2. Alfred Brendel. Pg.37
4.3. Vladimir Horowitz. . Pg.41
4.4. Glenn Gould. ... Pg.48
5. Conclusiones. .. Pg.55
Bibliografa. .... Pg.56
Pequea discografa seleccionada. . Pg. 58
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INTRODUCCIN.
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Aunque las dos vertientes interpretativas, tanto el respeto al texto fijado por el
compositor como el tomar la partitura como base musical sobre la que aplicar la propia
creatividad, llevan ms de un siglo presentes en la prctica interpretativa y estn ms
que consolidadas, el enfoque hermenutico es relativamente actual (dado que la
hermenutica como disciplina propiamente dicha tambin lo es). La aplicacin de las
teoras hermenuticas sobre la comprensin e interpretacin de textos literarios a los
textos musicales, dadas las similitudes entre ellos, es tan factible como enriquecedor, y
abre un campo con altas posibilidades de desarrollo e investigacin.
En cuanto a la metodologa utilizada para llevar a cabo el trabajo, se ha seguido
un proceso que divida en dos bloques el objeto de estudio: por una parte la
investigacin acerca del marco terico, relativo a
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algunos pianistas, representativos de las dos visiones estudiadas, para que sirvan de
ejemplo y de aclaracin a los conceptos expuestos en la primera parte. Se recogen sus
ideas y filosofas, legadas a travs de sus escritos y, como no, de sus propias
interpretaciones.
Por ltimo, me gustara dar las gracias al Dr. Rafael Salinas por haberme abierto
este tema tan interesante, y por haberme enseado tanto en tan poco tiempo. As como
agradecerle el apoyo, el tiempo, el esfuerzo y sus inestimables conocimientos, que me
ha brindado para la realizacin del presente proyecto. Tambin agradecer a mis padres y
dems personas cercanas su apoyo y nimos incondicionales.
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BARICCO, Alessandro. (1999). El alma de Hegel y las vacas de Wisconsin. Una reflexin sobre msica
culta y modernidad. Madrid: Siruela. Pg. 38.
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misma figura (lo cual era el caso ms habitual). De esta manera, eran los compositores
los que bien a travs de sus composiciones, bien a travs de sus propias
interpretaciones, conformaban el estilo de cada poca. Estilo que paulatinamente se
fijaba en la comunidad musical (intrpretes, pblico, crticos, etc.) conformando lo que
W. Furtwngler llama instinto musical2. Y era este instinto simple y seguro que
se tena frente a lo musical el que entraba en juego a la hora de abordar una obra,
haciendo que al intrprete no le surgiera la necesidad de plantearse ningn tipo de
cuestin interpretativa. Las sonatas para piano que Mozart escriba, y que l mismo
interpretaba, configuraron el estilo de interpretar las sonatas de Mozart en el
clasicismo que poco a poco se extendi y fue calando en sus contemporneos. Cuando
alguien (noble o msico de corte) se dispona a tocar una de estas sonatas,
automticamente las tocaba en el estilo de Mozart, en el estilo del Clasicismo, guiado
por un instinto que se haba introducido en l de manera inconsciente. Avanza la
historia de la msica y sobresale Beethoven, con sus 32 sonatas para piano. De manera
anloga a lo que pasa con Mozart, Beethoven configura en su poca un nuevo estilo,
acorde con sus composiciones, que nuevamente se expande y recala en la comunidad
musical de su poca. Este nuevo instinto a la Beethoven, ms o menos acorde a los
gustos de la poca, era el que actuaba cuando uno de sus contemporneos lea la
partitura de una de sus sonatas. Pero, a su vez, era tambin el que actuaba cuando se lea
una de las anteriores sonatas de Mozart, haciendo que Mozart se tocara a la
Beethoven, sin plantearse cuestin interpretativa alguna. Y avanzando de nuevo en la
historia de la msica aparecen compositores como Liszt, Hummel, Chopin, Schumann,
etc., que mediante sus interpretaciones y su literatura configuran el estilo interpretativo
del Romanticismo, el cual consiguientemente es aplicado tanto a sus propias sonatas
como a las ya mencionadas de Mozart y Beethoven. En resumen, los compositores han
venido configurando a travs de sus obras un estilo musical, con unas pautas
interpretativas implcitas, acordes a cada poca.
Pese a las diferencias y los avances, cada generacin de compositores se
consideraban continuadores naturales que perfeccionaban el pasado, lo cual haca
posible que, aunque provenientes de un estilo anterior, las obras de compositores
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Sin embargo, tambin es cierto que en pocas anteriores el inters por la msica del pasado no era tan
grande como el actual, habiendo una mayor preferencia por la msica contempornea. Muchas veces la
msica de compositores anteriores quedaba relegada al mbito didctico y formativo.
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FURTWNGLER, Op. Cit. Pg. 81.
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estilo, muri; y por otra, que tampoco existe ningn compositor que haya conformado y
que le procure un estilo interpretativo vigente a partir del cual pueda construir su
interpretacin. Por tanto, el intrprete se ve, de sbito, libre y sin nada que lo
condicione. Y es en este partir desde cero en el que empieza a aparecer la cuestin que
nos ocupa, en el que el intrprete comienza a ser consciente de la enorme importancia
que ha adquirido.
El hecho de la emancipacin del intrprete y su repentina adquisicin de
importancia conllevaron el inicio de dos movimientos opuestos: por una parte, la
sobrevaloracin del intrprete. Sobrevaloracin que lleva a un individualismo y un
subjetivismo exagerado, desde el punto de vista del cual no tena sentido la existencia
de una interpretacin objetivamente correcta, todo era cuestin de gusto, un gusto
que por supuesto variaba para cada intrprete, y cada cual tena el derecho a configurar
el pasado segn sus ideas y necesidades, llegando al extremo de no considerarse tanto
un derecho como un deber, una exigencia en cualquier interpretacin. Por otra parte,
empieza el intento por parte de los compositores de limitar las libertades de los
intrpretes, de reducir al mnimo el elemento de subjetividad, bsicamente a travs de
una escritura musical concienzuda, en que se intenta indicar hasta el mnimo detalle de
manera que quede el menor nmero de elementos posibles susceptibles a la
subjetividad. Y a partir de estas dos consecuencias de la eclosin de la figura del
intrprete se comprende cmo en una misma poca surgen dos visiones interpretativas
que en un principio parecen tan antagnicas y contradictorias. Segn Furtwngler, estas
dos visiones parecen estar relacionadas por alguna causa, son algo as como las dos
caras de una medalla, manan ambas de la misma fuente. Y esa causa no es otra que la
inseguridad que hoy se ha apoderado de nuestra vida musical, la repentina y enorme
disminucin del instinto simple y seguro ante todo lo pura y simplemente musical5.
Es necesario apuntar otros factores secundarios que sin embargo fueron
influyentes en este contexto. Por una parte, la reaccin anti-romntica que se dio a
principios del s.XX, unida al desarrollo de la ciencia y de una sociedad cada vez ms
tecnificada, que harn que este estilo que condicionaba la interpretacin de la poca
perdiera fuerza y tuviera cada vez menos presencia. Por otra, el paulatino inters por la
recuperacin del mundo musical antiguo: la restauracin de instrumentos antiguos, la
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lectura de los diferentes tratados que se conservan, etc., que dar lugar al movimiento
historicista y que har que surja en el intrprete la inquietud de preocuparse por cmo se
tocaban las obras en la poca en que fueron compuestas, surgiendo as una alternativa
interpretativa. Y por ltimo, el surgimiento y desarrollo de la grabacin sonora, que
abrir nuevos caminos a la interpretacin musical y que introduce una nueva dimensin
en la mentalidad del intrprete: el concepto de perdurabilidad, de que su
interpretacin quedar como un legado que generaciones y generaciones de msicos
podrn escuchar y valorar.
Tampoco hay que olvidar el hecho trascendental que supone la creacin de
conservatorios, que ejercen como centros acadmicos de enseanza donde se pautan
unas reglas interpretativas que deben poder ser asimiladas por un colectivo de alumnos
cada vez ms amplio, y que de esta manera convierte al antiguo msico, conocedor
del estilo, en estudiante que debe aprenderlo.
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Una de las muchas diferenciaciones que se puede hacer de las artes consiste en
dividirlas en aquellas que son creadas una sola vez y a partir de entonces ya pueden ser
experimentadas una y otra vez por el espectador las artes plsticas, como la pintura, la
escultura y la arquitectura y las que precisan cada vez de una re-creacin para que el
espectador pueda experimentarlas como la danza, el teatro, o en el presente caso, la
msica. Estas artes tienen en comn, adems del hecho de que nunca la misma obra se
repite dos veces de manera idntica sino que cada interpretacin o representacin
conforma un acto nico, la dependencia en un sentido u otro de un conjunto de smbolos
visuales que comunican al intrprete las intenciones del artista. O lo que es lo mismo: el
artista que concibe la obra, cuando no es l el mismo intrprete, necesita un lenguaje a
travs del cual transmitir la obra de arte, sus ideas y creaciones, al artista que las va a
poner en vida.
De esta manera, se puede afirmar que la msica es un lenguaje. Pero no ya en la
manera amplia y tradicional de una serie de sonidos estructurados y relacionados entre
s que actan como mensajeros de los sentimientos, sino un lenguaje en su sentido
ms estricto y funcional: un conjunto de smbolos que posibilita el entendimiento entre
personas, la transmisin de ideas y pensamientos musicales. Es decir, a la hora de
escribir msica hay muchas similitudes con la escritura de cualquier gnero literario. Y
este gran parecido, esta consideracin de lenguaje, lleva por tanto implcitos los
problemas que surgen con cualquier lenguaje. En primer lugar, el mismo grupo de
smbolos puede tener una diferente sonoridad y un significado distinto en los diversos
pases, y tanto la sonoridad como el significado pueden cambiar con el transcurso de los
siglos. En segundo lugar, el mismo concepto se puede expresar en diferentes idiomas
por medio de distintas combinaciones de letras-smbolos.
Estos casos, aplicados a la msica, pueden ser reconocidos fcilmente a lo largo
de la historia de la msica. Sin ir ms lejos, el archiconocido ejemplo de las notes
ingales puede ilustrar cmo los mismos signos musicales podan representar dos
sonoridades y significados diferentes segn la situacin geogrfica: una sucesin de
corcheas por grados conjuntos en la Francia del siglo XVIII se interpretaba como notes
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ingales, es decir, con valores desiguales, normalmente como una alteracin de largocorto (de manera anloga a lo que ocurre hoy en da con el swing del estilo jazzstico),
mientras que en la Inglaterra de entonces se interpretaran todas con el mismo valor,
como se hace en la actualidad. De manera similar, para un efecto musical como las
notas staccato muchos compositores del siglo XVIII escriban un punto encima de la
nota, mientras que en algunos autores como Beethoven el concepto no quedaba tan
claro, pues utilizaba un smbolo conocido como lnea vertical o lgrima invertida para
demandar este efecto al intrprete (ya que l reservaba los puntos para otro tipo de
articulacin), vindose as que a lo largo de la historia musical tambin el mismo efecto
se ha escrito de maneras diferentes.
Slo con esta pequea analoga entre el lenguaje musical y el lenguaje escrito
ya se pone de manifiesto, en rasgos generales, que no se puede esperar que el proceso de
convertir la partitura en msica, en sonidos, desemboque en un resultado nico e
inequvoco. Como se acaba de exponer en el prrafo anterior, es frecuente encontrar
smbolos que pueden tener ms de un significado, y significados a los que les pueden
corresponder ms de un smbolo. Sin embargo, no es este el nico elemento a tener en
cuenta.
Es bien sabido que hasta hace relativamente poco, la improvisacin haba tenido
un papel muy importante en la msica clsica. Especialmente en el Barroco, poca en la
cual se apreciaba especialmente la espontaneidad en la interpretacin. Muchas veces la
partitura consista en un esquema, un esqueleto bsico sobre el cual el intrprete (que
frecuentemente era el mismo compositor, o era dirigido por ste) improvisaba y
ornamentaba. Esto se debe a que el compositor ya confiaba en las capacidades y
habilidades del intrprete, as como en su buen gusto. Un intrprete que tocara una parte
de cualquier danza de una suite y que al hacer la repeticin la volviera a tocar
exactamente igual, repitiendo nota por nota, sera considerado un msico prcticamente
negado. Y dado que estos ornamentos eran improvisados, variaban en cada
interpretacin, haciendo que cada vez la pieza sonara ligeramente (o no tan ligeramente)
diferente6. Lo mismo ocurre con el continuo, un bajo cifrado a partir del cual el
6
Hay, sin embargo, excepciones a esta costumbre: Couperin escribe en su tratado Lart de toucher le
clavecn (1722) que le resulta doloroso (despus de todo el cuidado que me he tomado en indicar en mi
msica todos los adornos apropiados) escuchar mis obras ejecutadas por personas que las han
aprendido sin tomarse el trabajo de seguir mis indicaciones. Declaro por lo antedicho que mis obras deben
ser ejecutadas exactamente como yo lo he indicado, sin agregados ni omisiones.
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DART, Thurston. (2002). La interpretacin de la msica. Madrid: A. Machado Libros. Pg. 68.
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no se trata tanto de una fidelidad a los smbolos escritos en s mismos, sino de una
fidelidad a la idea musical que el compositor tuvo en su cabeza, y cuyo nico modo de
plasmar fue mediante el lenguaje musical escrito en la partitura. Este punto de vista se
refuerza con el hecho de que, al igual que ocurre en las otras artes que dependen de un
lenguaje para ser transmitidas, la idea artstica es algo demasiado complejo para poder
ser traducido a palabras o notas de una manera perfecta, sin que pierda parte de su
esencia, ya que si no los textos estaran tan llenos de indicaciones que seran
prcticamente imposibles de descifrar, y ni aun as se puede asegurar que este objetivo
se consiguiera. En la prctica musical esto se traduce en que hay diferentes aspectos
musicales que el compositor no escribe en la partitura, ya que se consideran inherentes a
la msica, son aspectos que el intrprete sobreentiende. Aunque esta costumbre es ms
acusada cuanto ms se retrocede en el tiempo en el Barroco no haba ni indicaciones
de tempo ni de expresin al inicio de la obra, era algo que el intrprete deduca a partir
de las figuraciones y de la forma de la msica existe un ejemplo ampliamente
extendido en toda la msica clsica que puede ilustrarla a la perfeccin: el fraseo.
Cuando al comienzo de una frase hay una indicacin de piano y no existe ninguna
indicacin dinmica, no significa que haya que interpretar dicha frase con el mismo
volumen reducido de manera plana y sin variarlo, sino que la dinmica piano es el
marco dentro del cual la frase seguir sus inflexiones tanto meldicas como armnicas.
O, siguiendo con las analogas literarias, acaso algn actor de teatro leera sus frases de
una manera montona y sin entonacin, solo porque en el guin no pone ningn signo
de puntuacin? De nuevo este importante hecho remite a la idea de que hay que
relativizar la partitura, ya que en este caso una fidelidad al texto llevada al extremo se
convertira en frivolidad, siendo por tanto contraproducente.
Se debe aprender a leer entre lneas, en palabras de Gerhard Manthel9, e
incluso ms all de ellas, para llegar a la idea musical del compositor. Y es en este
punto cuando cobra sentido el concepto de la fidelidad al texto, ya que paradjicamente
la partitura es el nico elemento que nos puede permitir alcanzar dicha idea. As, la
principal razn por la cual tiene sentido la fidelidad al texto es de carcter prctico: la
partitura es la nica herencia que ha llegado hasta hoy en da de lo que el compositor
concibi, el nico puente que puede ayudar a salvar la brecha histrica anteriormente
mencionada, y por tanto slo tratando con un respeto reverencial todo lo escrito en el
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MANTEL, Gerhard. (2010). Interpretacin: del texto al sonido. Madrid: Alianza Editorial. Pg 29.
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pueden extrapolar a las tres acepciones que el trmino interpretar puede tener hoy en da
y que son lectura oral, explicacin razonable y traduccin de otra lengua.
Segn Palmer, el primer sentido bsico del significado de hermuein es
expresar, afirmar, o decir. ste est relacionado con la funcin anunciadora de
Hermes11. Se refiere al proceso de devolver a la vida el mensaje que ha sido
confinado en forma escrita, de volver a ponerlo en sonido y acto, bien sea mediante la
diccin o recitacin de una poesa, o la interpretacin de una obra de teatro o una obra
musical. Palmer utiliza un smil entre la interpretacin musical y la lectura en voz alta
que ilustra adecuadamente esta primera direccin del significado de hermuein:
Consideremos el hecho de leer en voz alta. La interpretacin oral no es una
respuesta pasiva a los signos que hay en papel como lo es la de un fongrafo que
hace sonar un disco; es algo creativo, una actuacin, como la de un pianista
tocando una pieza musical. Cualquier pianista puede decir que la propia partitura
no es ms que una estructura, hay que captar el significado de las frases para
interpretar la msica. Lo mismo ocurre al leer el lenguaje escrito. Un intrprete
oral tiene a su disposicin slo la cscara del original, rasgos de los sonidos sin
pistas sobre el tono, el nfasis, y la actitud pero tiene que reproducirlos con
sonido vivo12.
Como bien dice Palmer, la interpretacin musical est mucho en la lnea de esta
primera direccin del significado, aunque como se ver seguidamente, tambin bebe en
cierta medida de las otras dos.
La segunda direccin del significado de hermuein que Palmer propone es
hermuein como explicar. La interpretacin como explicacin enfatiza ms las
dimensiones explicativas, y no tanto las expresivas, del acto interpretativo. Esto recalca
la diferencia entre expresar y explicar, pues se puede expresar una cosa sin explicarla,
ambos conceptos no van necesariamente unidos. Expresar una situacin es una
interpretacin, pero explicarla, en el sentido de racionalizarla y aclararla, tambin lo es.
Este segundo sentido de la palabra interpretacin no busca provocar emociones (como
la potica) o accin poltica (como la retrica), sino aportar comprensin a una situacin
dada. Se podra relacionar esta acepcin de interpretar, por ejemplo, con cmo un
polica interpreta la escena del crimen, para intentar esclarecer qu ha pasado all,
intenta dar una explicacin de lo ocurrido. En ltima instancia, intenta traer a la
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VASCONCELOS, Hector. (2004). Perfiles del Sonido. Mxico: Fondo de Cultura Econmica. Pg. 13.
PALMER, Op. Cit. Pg. 47.
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tambin debe trasladar el significado de la notacin antigua a una notacin actual que la
mayora de msicos pueda entender.
Tras conocer el origen de la palabra hermenutica y los tres usos que se le daba a
su antepasado en la antigua Grecia, se observa el amplio campo puede que puede llegar
a cubrir la hermenutica y las direcciones que puede adquirir. Sin embargo, a pesar estas
tres direcciones, de nuevo sale a relucir la importancia del concepto de comprensin en
la hermenutica, ya que en las tres constituye la base: en la primera direccin,
hermuein como expresar, es necesaria la comprensin para darle el sentido y la
entonacin adecuados a lo que se lee; en la segunda, hermuein como explicar, la
propia comprensin de algo es lo que se explica; y en la tercera, hermuein como
traducir, la comprensin del significado en el idioma extranjero es lo que gua la
eleccin de las palabras en el idioma propio.
Aplicada a la msica, la hermenutica, desde el punto de vista de una ciencia de
la interpretacin, no hace referencia al resultado de la interpretacin sino ms bien a
cmo se concibe, cmo se enfoca sta en su origen. De esta manera, la hermenutica no
consiste en un compendio de normas de estilo musical que haya que aplicar en funcin
de la poca y el autor de cada obra, una serie de correspondencias entre notacin y
resultado sonoro, al estilo de los antiguos tratados de msica. No es que esta labor sea
menospreciable o no haya que hacerla, sino que es una tarea que corresponde al mbito
de la esttica. En realidad lo que la hermenutica busca es profundizar en los
mecanismos de la comprensin, ver cmo y mediante qu procesos sucede sta a la hora
de enfrentarse a la msica, en concreto a la partitura.
Pero por qu servirse de la hermenutica, tan focalizada en el fenmeno de la
comprensin, para intentar entender y respaldar las dos visiones interpretativas? La
respuesta es sencilla: porque toda interpretacin implica una previa comprensin. O lo
que es lo mismo, no se puede interpretar una obra de arte (en general, y con ms razn
una obra literaria o musical) sin haberla comprendido antes. De hecho, el segundo
significado de interpretar como explicar consiste en la exteriorizacin de lo
comprendido. Y una vez entendida la necesidad de la comprensin, se hace presente el
principio fundamental para este proyecto. Es otro principio comn en todas las
concepciones hermenuticas, que Palmer plantea de una manera muy acertada: Las
distintas direcciones de la teora hermenutica ilustran en s mismas un principio
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Esto recalca las diferencias entre ciencia y arte, entre objeto y obra, y cmo la
hermenutica, al ocuparse no de objetos naturales silenciosos y distantes, sino de las
obras de arte del ser humano, tiene en cuenta la historicidad y la lingisticidad de este
ltimo para una mejor comprensin de ellas. De hecho, esta fue la principal aportacin
de Wilhelm Dilthey, que sent las bases de la hermenutica como forma de
comprensin histrica frente a la comprensin cientfica.
As pues, queda claro cmo la hermenutica, como ciencia o arte de la
comprensin y por tanto de la interpretacin, es de gran ayuda a la hora de aproximarse
a la interpretacin musical. Cmo la entiende en su condicin de hecho o proceso
nacido del ser humano, cmo llega hasta su origen e intenta esclarecer de qu manera se
produce con el fin de ayudar al intrprete a ser consciente de en qu medida su
aproximacin a la obra y su comprensin pueden influir en la conformacin de su idea
interpretativa, y por ello, en su definitiva interpretacin.
A continuacin se expondr cmo los dos tipos de interpretacin que ocupan
este proyecto son, en ltima instancia, consecuencia de dos tipos diferentes de
acercamiento hermenutico a la comprensin.
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en volver a experimentar los procesos mentales del autor del texto. El intrprete por
tanto tendra una funcin contraria (o complementaria) a la del compositor: mientras
que ste ltimo parte de la idea musical que se forma en su pensamiento y la plasma en
forma de partitura, el intrprete parte ya de la expresin fija y terminada y debe
devolverle la vida como proceso mental18. En palabras de Richard Palmer, segn la
visin de Schleiermacher el hablante o autor construy una frase y el oyente penetra en
las estructuras de la frase y del pensamiento19. Dado que la comprensin es
reexperimentacin, al abordar la partitura lo que el intrprete busca es reexperimentar
aquello que el autor experiment al componer la obra, es decir, reconstruir los procesos
mentales, los sentimientos que llevaron al autor a realizar dicha composicin. Por tanto,
se observa que en esta concepcin interpretativa el elemento ms importante, lo que
gua al intrprete, es la idea, la voluntad del compositor. Dado que los designios del
compositor es lo que prima en esta forma de construir la interpretacin, el intrprete
tiene una funcin bsicamente de intermediario. Es el que hace llegar al pblico la idea
que el compositor dej encerrada entre las notas, la msica latente que se encuentra en
la partitura. No debe poner nada de su propia cosecha, y debe intentar tergiversar lo
menos posible el texto, pues lo importante es volver a poner en sonidos el verdadero
sentido de la obra. Es por tanto un posicionamiento humilde, al servicio de la msica, en
el cual no se concibe que tenga el derecho a ponerse por delante de la obra o de la figura
del compositor.
Es ms, Schleiermacher no ve la expresin (la obra de arte) aislada de su autor,
no concibe que se pueda comprender dicha obra sin tener en cuenta aquello que el autor
quiso significar con ella. Sin embargo, cabe enfatizar que esta reexperimentacin no ha
de verse como un psicoanlisis del autor, esto es, el objetivo no consiste en asignar
motivos o causas a los sentimientos del compositor, sino en reconstruir el propio
pensamiento de ste, y en eso es en lo que precisamente se ocupa la interpretacin.
Para Schleiermacher la interpretacin consta de dos momentos que interactan
entre s, y que l llama el momento gramatical y el psicolgico respectivamente.
Segn l, al igual que todo discurso tiene una doble relacin, tanto con respecto al
lenguaje como al pensamiento completo del hablante, as tambin existen dos
momentos en toda comprensin de un discurso: comprensin como algo extrado del
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Esta es una de las propiedades inherentes a las artes recreativas que se mencionan en el captulo 1.
PALMER, Op. Cit. Pg.114.
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Por tanto, el intrprete debe saltar adentro del crculo hermenutico de la obra y
sumergirse en l (en los propios trminos de Schleiermacher) para llegar al verdadero
significado de ella, para reconstruir los procesos metales del compositor que originaron
su composicin.
El concepto central de la hermenutica de Schleiermacher, la comprensin como
reexperimentacin, fue retomado ms tarde por Wilhelm Dilthey21. Uno de los grandes
logros de este filsofo e historiador literario fue la definitiva separacin entre la forma
de abordar el arte y la ciencia, entre la manera en que se deben comprender las
humanidades y las ciencias naturales. Con este objetivo, Wilhelm Dilthey empez a ver
la hermenutica como base para lo que l denomin Geisteswissenschaften, es decir,
todas las humanidades y ciencias sociales. Para l todas ellas estaban relacionadas, ya
que eran disciplinas basadas en lo que Dilthey llamaba expresiones de la vida. Estas
expresiones de la vida consistan en materializaciones del mundo interior del hombre,
de su experiencia interna, y podan ser desde expresiones, gestos o acciones histricas
hasta obras de arte y literatura. Segn Dilthey, al interpretar estas expresiones de la
vida humana se puede comprender la experiencia interna de su creador mediante un
proceso de transferencia mental, una transposicin que permite encontrar en otra
persona lo ms profundo de nuestra propia existencia y as conducir al descubrimiento
de un mundo interior ms completo22. De esta manera es como Dilthey sigue a
Schleiermacher,
pues
ve
esta
transposicin
como
una
reconstruccin
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entonces, una alienacin de la obra de arte, que prcticamente pasa a ser una entidad
propia, un objeto independiente.
Dentro de esta perspectiva, Heidegger define su hermenutica como una
hermenutica de la facticidad. Esto significa que aunque no deja de ser la ciencia de
la comprensin, como ya Schleiermacher haba postulado, la hermenutica adquiere un
carcter ontolgico: tanto la comprensin como la interpretacin estn relacionadas con
el ser de las cosas. Al comprender la obra como fenmeno, se comprende el modo de
ser de dicha obra, el modo en que la obra es. De esta manera, la importancia se centra
en la relacin de la obra con el intrprete, en cmo la obra se comporta o se puede
comportar ante ste, quedando relegado el cmo quera el compositor que se
comportara.
El tambin filsofo alemn Hans-Georg Gadamer24 sigui los pasos iniciados
por Heidegger en la corriente de la fenomenologa y en la concepcin ontolgica de la
hermenutica. Sin embargo, Gadamer vio la hermenutica como un esfuerzo filosfico
para explicar la comprensin como un proceso ontolgico en el hombre, dndole as una
nueva vuelta de tuerca y definiendo su hermenutica como hermenutica filosfica.
Para Gadamer, la comprensin era histrica, lingstica, y dialctica.
Ya desde el principio Gadamer deja claro su posicionamiento afirmando que el
concepto de interpretacin correcta no existe, es para l un ideal inmaduro y una
imposibilidad25. Esto se debe a que la interpretacin, desde el punto de vista
fenomenolgico, es algo que necesariamente se centra en el presente (que es cuando
tiene el acontecimiento obra-intrprete), y por tanto existen unas presuposiciones y unos
prejuicios en la forma en que se entiende el pasado que son inevitables. De esta manera,
para Gadamer la interpretacin no simplemente es un esfuerzo de anticuario por entrar
en otro mundo, sino como un esfuerzo por salvar la distancia entre un texto y la
situacin actual. La integracin, por tanto, no la restauracin, es la verdadera tarea de la
hermenutica.
El procedimiento que Gadamer propone para comprender la obra, entonces, se
basa en una total apertura al ser de la obra. Segn el filsofo alemn, para ser capaz de
cuestionar, el intrprete debe desear saber, y eso significa, no obstante, saber que no
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sabe. Cuando el intrprete sabe que no sabe, y cuando, por tanto, no supone a travs del
mtodo que slo necesita entender mejor de la forma en la que ya entiende, entonces
adquiere esa estructura de apertura que caracteriza al autntico cuestionamiento. Y es
mediante esta apertura al ser de la obra mediante la cual el intrprete podr escuchar la
pregunta que sta formula, la cuestin que la llam a ser. Entender el texto significa, por
tanto, entender esta pregunta.
El concepto de la cuestin que la obra plantea es de gran importancia en la
hermenutica de Gadamer, y podra entenderse como las posibilidades que la obra
ofrece, las diferentes formas en que puede ser. Segn l, a la hora de interpretar y
tratar de comprender una obra, es la propia obra la que plantea la cuestin al intrprete,
y no al revs. Esto produce una situacin en la que hay una doble direccionalidad: por
un lado, es la obra la que le plantea la cuestin al intrprete, y por otro es el intrprete el
que, mediante la interpretacin, debe intentar encontrar respuesta para dicha pregunta.
Solucin que se resuelve, como en breve se expondr, gracias al mtodo dialctico que
el mismo Gadamer propone. De alguna manera, debido a esta cuestin que la obra
ofrece, su interpretacin queda abierta, y ofrece al intrprete la posibilidad de
contestarla como l quiera, o crea conveniente. Y esto empieza ya a plantear la
posibilidad de la interpretacin creativa.
Como se acaba de mencionar, Gadamer propone un mtodo dialctico para la
interpretacin. Esto significa que a diferencia de la interpretacin fiel al texto, donde la
nica direccionalidad que haba en la interpretacin era desde la obra hacia el intrprete,
desde las ideas del compositor haca el pianista, este tipo de interpretacin dialctica
permite la ya expuesta doble direccionalidad, donde ya no es slo la obra la que marca
la interpretacin, sino que al plantear un interrogante, deja abierta la participacin del
intrprete, que en consecuencia adquiere una legtima capacidad de eleccin y
apropiacin de la obra y de su interpretacin. Gadamer concibe este acercamiento
dialctico a la interpretacin como anttesis al mtodo (que podra identificarse con la
fidelidad al texto), que en su dogmatismo no permite una aproximacin fenomenolgica
a la obra. Adems, es una manera de superar las dificultades que entraa la relacin
pasado-presente en la interpretacin, pues de esta manera la hermenutica propicia un
encuentro entre la herencia en forma de texto transmitido y el horizonte del intrprete.
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26
VASCONCELOS, Hector. (2004). Perfiles del Sonido. Mxico: Fondo de Cultura Econmica. Pgs.
28-30.
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27
HOROWITZ, Joseph. (1982). Arrau on Music and Performance .Nueva York: Dover Publications.
Pg. 216.
28
Citado en: HOROWITZ, Joseph. (1982). Arrau on Music and Performance .Nueva York: Dover
Publications. Pg. 113.
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tocas fuerte, est definitivamente mal!30, exclama. Pero esto es solo la base, representa
los cauces dentro de los que trabajar con respeto al texto. Tampoco cree que la fidelidad
al texto se tenga que asociar con una interpretacin pedante. Prueba de ello es que
declar haberse quedado asombrado al escuchar al tambin pianista Jorge Bolet decir
en una entrevista que consideraba idiota (utiliz esa palabra) considerar cada detalle
musical tal como est escrito, que entonces el intrprete resultaba pedante31.
Una consecuencia particular de la gran fidelidad con que Arrau trata la partitura
es que llega al punto de no alterar nunca notas ni dinmicas. Esto supone que tampoco
nunca redistribuye las notas escritas para una misma mano entre las dos manos en busca
de una mayor igualdad y precisin. El pianista Chileno, aunque la gran mayora de
veces la diferencia no sera advertible para el oyente, siempre toca las notas que el
compositor escribi para cada mano. Ya que si el compositor lo escribi as es porque
as lo quera, adems de que aunque sea casi imperceptiblemente, el pasaje sonar
diferente de una manera u otra. Y, por otro lado, la propia dificultad entraa una
expresividad por s misma, un esfuerzo, que de otra manera no sera transmitida al
pblico, no llegara a l. El propio Arrau lo ilustra con el siguiente ejemplo:
Siempre se dice que el pblico no advierte estas cosas. Eso, por supuesto, es
verdad en cierto sentido. Pero en realidad uno debe tocar para el oyente ideal. El
oyente ideal advertir una diferencia. Toma el inicio del Opus 111 de Beethoven.
La gente lo toca con dos manos porque no quieren arriesgar octavas sucias.
Bueno, en primer lugar, suena diferente tocado con una mano, como est escrito. Y
despus, la dificultad tcnica tiene ella misma un valor expresivo32.
De esta manera, Claudio Arrau se convirti en uno de los ms fervientes
representantes de la vertiente hermenutica de la fidelidad al texto. Para l, buscar,
encontrar y respetar la voluntad del compositor es la principal tarea del intrprete, sin
ninguna excepcin. ste debe convertirse en una especie de siervo de la partitura. Como
ya se ha visto, esto no significa que la interpretacin deba ser impersonal e insustancial.
Significa que el pianista s debe mostrar emociones y sentimientos en su interpretacin,
pero siempre en consonancia con los que el compositor intent plasmar en la partitura.
30
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33
BRENDEL, Alfred. (2005). El Velo del Orden. Madrid: Machado Libros. Pg. 91.
KINDERMAN, William. Notas para el libreto del CD Brendel-II de la coleccin Grandes Pianistas del
s.XX. Pg. 12.
35
BRENDEL, Alfred. (2007). On Music. Londres: JR Books. Pg. 33.
34
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partida, lo slidos cimientos desde los que se parte y sobre los que uno tiene que
desarrollar la obra.36
Y de manera similar lo aconseja a los dems intrpretes:
Leer msica correctamente no solamente significa percibir lo que est
escrito (aunque esto es en s mismo mucho ms difcil de lo que comnmente se
cree), sino tambin comprender los smbolos musicales. Aunque la correcta
comprensin de estos smbolos es solamente un punto de partida, la atencin que
se le presta es de una importancia decisiva para el proceso que sigue: unos
fundamentos defectuosos ponen en peligro la estabilidad del edificio entero. Acudir
a las fuentes originales en vez de confiar en los distintos editores, encontrar cuales
son las fuentes apropiadas para consultar, y entonces buscarlas en libreras u
obtener fotocopias de ellas todo esto no es una prdida de tiempo, ni distrae de lo
esencial. Incluso Blow no habra persistido en sus argumentos en contra de la
repeticin en el finale de la Appasionata si hubiera conocido el autgrafo, ya
que en l las palabras la seconda parte due volte estn escritas por Beethoven
por aadidura.37
As, queda clara la importancia que para Brendel tiene disponer de un texto lo
ms cercano a lo que el compositor escribi como requisito indispensable para,
mediante la fidelidad a dicho texto, acercarse a la voluntad del compositor. Para que
sirva como base a la hora de discernir qu es posible y qu est permitido, en sus
propias palabras.
Por tanto, esta fidelidad al compositor representa el segundo elemento de la
concepcin interpretativa de Brendel. Segn admite en las conversaciones con Martin
Meyer, este elemento de consideracin hacia el compositor le fue inculcado, o al menos
reforzado, por el que fue su profesor: el tambin reconocido intrprete Edwin Fischer.
Cuando es preguntado acerca de qu debe hacer el intrprete, Brendel responde que en
primer lugar debe intentar entender las intenciones del compositor. Sin embargo, no
concibe la relacin entre el compositor y el intrprete de una manera jerrquicamente
absolutista en que el compositor est en el poder, sino que la matiza de la siguiente
manera: No se debe actuar como un ordenador ni como un esclavo del compositor.
36
37
BRENDEL, Alfred. (2005). El Velo del Orden. Madrid: Machado Libros. Pg. 172.
BRENDEL, Alfred. (2007). On Music. Londres: JR Books. Pg. 32.
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Ms bien se debe tratar de ayudarlo como si uno fuera un voluntario38. Esto no quita
que Brendel sea de la conviccin de que la figura del intrprete no debe eclipsar la del
compositor. Para l, es de vital importancia que el intrprete posea un sentimiento de
modestia innato ante la obra y el compositor. Y le recuerda que debe tener
constantemente en cuenta que sin ellos el pianista no ira a ninguna parte. As, aunque
es el intrprete el que toca la msica, hay algo que utiliza, que aprovecha y a lo que
debe hacer justicia. En la misma lnea, el pianista austraco se declara en contra de los
pianistas que manifiestan que sorprendern al oyente a cualquier precio, aunque tengan
que contradecir la indicacin del compositor.
Un ejemplo prctico de esta fidelidad al autor se encuentra en el cambio de
tempi que Brendel realiz en los tiempos lentos de los conciertos 4 y 5 de Beethoven.
De ellos dice que los tocaba con mucha lentitud en un principio, pero que Beethoven, al
indicar los correspondientes tempos, demandaba que sonaran ms fluidos. Por tanto,
llev a cabo el mencionado cambio de tempi, y con ello descubri que eso es lo que le
daba su justo carcter a las obras.
Y con esto aparece el tercer elemento al que dirigir la fidelidad. Para Brendel,
tanto la fidelidad al texto como la fidelidad al autor son una especie de requisitos
preliminares para llegar a lo que l considera el fundamento de la interpretacin: el
carcter de la obra. Este elemento es para l el ms importante con diferencia, ya que de
ste emanan la gran mayora de cuestiones interpretativas, y en funcin de ste son
aclaradas. Es decir, para Brendel es necesario encontrar el verdadero carcter de la obra
(para lo cual, como ya se ha mencionado, hay que partir de la fidelidad al texto y al
autor), y una vez definido, dejar que sea ste el que determine aspectos como el tempo,
articulaciones, fraseos, etc.
Sencillamente se debera sentir responsabilidad ante la obra, ms
todava que ante el compositor, y es que hasta cierto punto la pieza lleva su propia
vida, dejando al compositor a un lado; es un organismo con sus propias normas, a
las que uno debiera seguir en la medida de lo posible39.
Como se observa, esta concepcin llega al extremo de concebir la obra como un
ente propio, independiente. No obstante, nunca sin dejar de lado la presencia del
38
39
BRENDEL, Alfred. (2005). El Velo del Orden. Madrid: Machado Libros. Pg. 101.
dem. Pg. 185.
39
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compositor. Adems, esto no deja de indicar que el intrprete debe ser fiel a la obra, a su
carcter, y no tratarla como un armazn exento de contenido sobre el cual proyectar sus
propias ideas. El intrprete debe permitir que hable el espritu de la obra. Brendel
declara que incluso a veces se tiene la impresin de que la obra se interpreta por s
sola, y que esta impresin resulta una revelacin. Tambin dice que el impulso
[musical] llega a travs de las obras. Por el contrario, considera como ejemplo de cmo
no debe ser un artista a aquellos pianistas que se enfrentar al carcter de la obra,
haciendo hincapi en uno o dos aspectos concretos de la obra e ignorando el resto u
oponindose a lo que dicta el sentido comn.
Esta concepcin interpretativa de dejar que la propia obra defina sus parmetros
se observa claramente en la eleccin del tempo adecuado. Esto queda plasmado, por
ejemplo, en la manera en que Brendel adopta los tempos de las sonatas Op.2 n1 y
Op.57 de Beethoven: en el primer caso, aparece una figura rtmica que se encuentra por
todo el primer movimiento, consistente en una negra con puntillo seguida de un tresillo
de semicorcheas. Dado que Beethoven se tom la molestia de escribirlo de esta manera
a lo largo de todo el movimiento en vez de escribirlo ms fcil y rpidamente como
grupeto, argumenta Brendel, es necesario que este ritmo se entienda como tal, y no
suene apresurado ni superficial. Para ello, pues, el movimiento requerir una velocidad
no muy alta que permita llevar a cabo esta idea. Algo similar ocurre con el primer
movimiento de la Appasionata, donde un tempo demasiado elevado tampoco
permitir apreciar el ritmo de negra ligada a semicorchea seguida de semicorchea del
motivo inicial, sino que resultar un ritmo de negra seguida de corchea que reducir su
mpetu rtmico.
Con todo esto, Brendel supone un gran ejemplo de pianista perteneciente a la
vertiente hermenutica de la interpretacin fiel. Es un pianista que por encima de todo
se preocupa de que la obra, guiada por su propio carcter, salga a relucir. Por ello,
aunque sin dejar de admitir la ardua y compleja tarea del intrprete, no considera que
sea ste lo ms importante a la hora de conformar una interpretacin. Ni que la partitura
suponga una materia prima que el intrprete pueda modificar y redefinir a su antojo, o
sirva como trampoln para el lucimiento del primero. As, otorga adems una gran
importancia a la autenticidad del texto, pues como ya se ha expuesto, supone
prcticamente la nica manera de acercarse a lo que el compositor realmente concibi.
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detrimento del autntico carcter de la pieza. Esto se observa en lo que Rattalino apunta
acerca de su interpretacin de la Sonata en Si menor de Liszt, del Scherzo n 4 de
Chopin o del concierto n 1 de Brahms:
El pianismo de Horowitz brilla en ella [Sonata en Si m de Liszt] en todo su
deslumbrante esplendor y las octavas son sin duda colosales []. La concepcin
formal parece rapsdica y el sentido de las proporciones arquitectnicas la
relacin entre lento y veloce- resulta, sin duda alguna, ilgico.[] Creo, sin
embargo, que Horowitz tal vez cayera, efectivamente, en exasperaciones de la
velocidad que servan para poner en evidencia ciertas dotes suyas excepcionales
ms que para dar coherencia a la interpretacin.
La extrema velocidad del Scherzo op.54 de Chopin (1936) es ciertamente
inusual, y sorprendentes son la escasez de profundidad en la perspectiva y de
sombreados fuertes en la sonoridad.
Horowitz afronta la complicada partitura [del primero de Brahms], en mi
opinin, con un exceso de exuberancia y con una tendencia a cortar a golpe de
espada los nudos gordianos en lugar de deshacerlos con paciencia.49
Ambas afirmaciones dejan claro que lo que por un lado le aporta un gran atractivo a
sus interpretaciones, por otro lado supone una cierta deficiencia en cuanto al aspecto
musical: en el caso de la Sonata de Liszt podra pensarse que, al ocuparse del aspecto
virtuosstico de la pieza, deja de lado el aspecto formal de sta, y no se preocupa de
ligar todas las partes de la pieza para darle una unidad estructural que conferira a la
interpretacin otro tanto de atractivo y de calidad. En el caso del Scherzo de Chopin, la
extrema velocidad hace que se pierdan los abundantes matices de la escritura de
Chopin en este, el ms orquestal y efectista scherzo de los cuatro escritos por el
compositor polaco, lo cual hace que desde este punto de vista resulte una interpretacin
un tanto superficial. Y en el de Brahms, en vez de penetrar en su elaborada escritura
altamente fundamentada en el motivo y sacar a relucir todas estas interrelaciones que se
dan en sus obras, Horowitz se centra en su vertiente tcnica y hace de ella el principal
atractivo de este concierto. Esta actitud, sin embargo, le report frecuentes
desaprobaciones de la crtica musical, sobre todo en el mbito centroeuropeo. Segn
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VASCONCELOS, Hctor. (2004). Perfiles del sonido. Mxico: Fondo de Cultura Econmica. Pg. 30.
COSS, Op. Cit. Pg. 10.
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MACH, Elyse. (1991). Great contemporary pianists speak for themselves. Nueva York: Dover
Publications. Pg. 102-103.
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que se han convertido en favoritas del pblico. As, Schumann, Chopin, Liszt, etc. no
figuran en su lista de compositores. Segn l mismo, tiene un punto ciego de
aproximadamente un siglo, que comienza con El Arte de la Fuga de J.S.Bach y termina
con la pera Tristn e Isolda de Wagner. Todo el repertorio que este periodo comprende
es considerado por Gould merecedor, en el mejor de los casos, de admiracin ms que
de amor. Esto se debe entre otras cosas, a su incondicional admiracin por el
contrapunto, y a la generalizada falta de ste en dicho repertorio, como se puede
observar en sus siguientes palabras:
Siempre he pensado que todo el ncleo central del repertorio de los
recitales de piano es una prdida colosal de tiempo. Toda la primera mitad del
siglo XIX excluyendo hasta cierto punto a Beethoven- es bastante desastroso por
lo que a la msica para instrumentos solistas se refiere. Esta generalizacin
incluye a Chopin, Liszt, Schumann estoy tentado de no decir Mendelssohn, porque
siento un tremendo cario por sus obras corales y de cmara, pero la mayora de
sus escritos para piano son bastante malos-. Ver, creo que ninguno de los
compositores del primer romntico saba cmo escribir para el piano. Bueno,
saban cmo usar el pedal, y cmo hacer efectos espectaculares, derrochando
notas en todas direcciones, pero hay muy poco de autntica composicin. La
msica de esa poca est llena de efectos teatrales vacos, llena de exhibicionismo,
y tiene una cualidad mundana y hedonista que sencillamente me quita las ganas.
Otro problema que veo es que Chopin, Schumann y compaa estaban
engaados porque pensaban que el piano era un instrumento homofnico. Yo creo
que eso no es verdad; creo que el piano es un instrumento contrapuntstico y slo
se vuelve interesante cuando se le trata en una forma en la que se conjuntan la
dimensin vertical y horizontal. Esto no ocurre en la mayora del material escrito
para l en la primera mitad del siglo XIX.55
Como se ha dicho anteriormente, y como se destila de los comentarios que se
acaban de exponer, el contrapunto supone en Gould uno de los pilares de su ideologa.
Lo cual queda corroborado con su discografa, pues ha grabado prcticamente todo el
repertorio para tecla de J.S.Bach. Para l, lo que denomina la gran msica se
caracteriza precisamente por una buena imaginacin contrapuntstica y una variedad
55
GOULD, Glenn. (1984). Escritos Crticos. Madrid: Ediciones Turner. Pg. 548.
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armnica y rtmica. Sin embargo, esta veneracin del contrapunto, y en general de las
caractersticas de la msica polifnica, llegan al extremo de condicionar sus ideas
interpretativas para el resto de repertorio. Y fruto de ello son muchas de las
controvertidas interpretaciones que Gould realiz, como por ejemplo su integral de
sonatas Mozart.
Finalmente, Gould aplica lo que l llama teora de la distancia de la
modulacin, mediante la que explica algunas de sus decisiones en cuanto a los tempos,
sobre todo en la forma sonata. Segn l, cuando en un esquema formal una modulacin
que se produce en el lugar tradicional, y a la tonalidad esperada, no supone ninguna
novedad, y menos cuando ya se han escuchado cientos de esquemas formales similares
con la misma modulacin en el mismo lugar. Por tanto, si no es un acontecimiento
dentro del esquema formal, segn Gould no hay por qu caracterizarlo como tal, y una
inflexin de tempo no estara en este caso justificada. Ahora bien, cuando aparece una
modulacin que no se sabe dnde acabar, si algn acontecimiento autntico y
funesto (por citar sus palabras)56 interviene para impedir que el allegro de sonata siga
su curso, entonces s queda justificado un cambio de tempo, acorde con la importancia
de dicho acontecimiento. Y lo ilustra con el ejemplo del primer movimiento de la sonata
op.10 n2 de Beethoven, donde en la reexposicin el tema principal es introducido en la
tonalidad del sexto grado, lo cual s supone un evento realmente inesperado dentro del
esquema formal, y s merece un ajuste de tempo especial. De esta manera, Gould
considera que el tempo se debe mantener, salvo en el caso expuesto, constante a lo largo
de una misma pieza o movimiento, y es lo que l aplica en sus interpretaciones.
La integral de sonatas de Mozart grabada por Glenn Gould hace las veces de
compendio de las ideas expuestas hasta ahora, y aunque de ninguna manera entran en el
canon esttico del clasicismo y por ello no recibieron crticas muy halagadoras, tras
conocer la idea interpretativa que las concibi obtienen una adecuada justificacin.
Cabe empezar diciendo que las sonatas de Mozart se encuentran dentro del periodo que
el pianista rechazaba. Sin embargo, consider una empresa interesante grabar esta
integral. En una entrevista con Bruno Monsaigneon, Gould ya al principio deja entrever
cul ser su direccin interpretativa: potenciar las cualidades barrocas (esas que l
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velocidades entre ellas. De esta manera, cada variacin ser un poco ms rpida que la
anterior y un poco ms lenta que la siguiente. Sin embargo, este plan arquitectnico
topa con un inconveniente, y es que la quinta y penltima variacin es un adagio, escrito
en la partitura por el propio Mozart. Y es aqu donde Gould hace prevalecer su
creatividad y sus ideas por delante del valor de la partitura como tal, pues hace caso
omiso de la indicacin adagio y mantiene para esta variacin la velocidad que le
correspondera, ms rpida todava que la anterior.
La otra gran controversia que Gould cre con sus grabaciones corresponde al
rea del concierto para piano. El pianista siempre mantuvo una gran aversin a la
competicin y a los ambientes competitivos, y el concierto virtuoso no deja de ser el
principal exponente de esta competitividad. Como l mismo explica:
[] la verdad es que no disfruto demasiado tocando ningn concierto. Lo
que ms me molesta es el ambiente competitivo, comparativo, que rodea el
concierto. Da la casualidad de que yo creo que es la competicin, y no el dinero, la
causa de todos los males, y en el concierto tenemos una analoga musical perfecta
del espritu competitivo59.
Por tanto, cuando Gould aborda un concierto para piano y orquesta, su mxima
preocupacin es minimizar en la medida de lo posible este elemento de competitividad,
de oposicin entre piano y orquesta: t-tocas-tu-tema-despus-mira-cmo-lo-hago-yoms-lenta-suave-sutilmente-de-lo-que-puedes-hacerlo-t, en sus propias palabras. Y
para ello, busca una perspectiva ms sinfnica del concierto, una buena fluidez temtica
y formal, donde el piano quede engarzado en la orquesta. Consecuentemente, elimina el
aspecto virtuosstico y exhibicionista del instrumento solista, buscando un ideal de
sinfona con piano obligado. El ejemplo ms significativo es, quiz, el del quinto
concierto para piano de Beethoven, Emperador, grabado con Stokowsky. En l, Gould
adopta un tempo ms lento de lo habitual, concebido para fomentar la continuidad ms
que la variacin del ritmo. Y dentro de este tempo reducido interpreta la primera
intervencin del piano, de carcter cadencial, rigurosamente medida, mtricamente
inflexible. Segn l, la tradicin dictaba que durante las tres intervenciones preliminares
del primer movimiento el solista tena total derecho a lanzarse hacia adelante a placer.
Sin embargo, Gould aqu opta, siguiendo con su idea, por insertar lo que l concibe
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que tiene en cuenta la naturaleza de la pieza y que, dentro de sus propios y necesarios
lmites, funciona.
Una vez expuestas y comprendidas sus intenciones, se corrobora cmo Glenn
Gould era un pianista con unas ideas, una filosofa muy clara, que adems era capaz de
trasladar a sus interpretaciones de una manera original y sin vacilaciones. Y siempre con
un punto provocador, con la intencin de no dejar al pblico indiferente sino despertar
su visin crtica, ya sea a favor o en contra. De esta manera, ejemplifica a la perfeccin
una de las posibilidades de la concepcin creativa de la interpretacin. Una concepcin
en la que a diferencia de Vladimir Horowitz no busca mostrar su figura, no utiliza la
obra como pretexto para su lucimiento. Una concepcin en la que el intrprete parte de
unas premisas propias, de una manera de entender la msica, y desde el enfoque que
stas forman aborda la partitura para ver cmo las puede llevar a cabo, de qu manera se
presta aquello que hay escrito para realizarlas. En resumen, explotar unos significados
de la partitura que no son los que el compositor supuestamente concibi, pero que no
dejan de ser posibles. Es decir, creatividad en estado puro.
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CAPTULO 5: CONCLUSIONES.
En primer lugar, cabe comentar que este trabajo pretende ofrecer una visin
esquemtica y resumida de las posibilidades que la hermenutica ofrece al aplicarla al
campo de la msica, pues un estudio ms exhaustivo hubiera sobrepasado con creces la
extensin y caractersticas del presente trabajo. De esta manera, pretende ser el inicio de
lo que sera una investigacin mucho ms extensa, donde el siguiente paso consistira en
estudiar y profundizar en las obras de cada uno de los citados filsofos, as como las
teoras hermenuticas de otros pensadores.
En segundo lugar, y como conclusin principal, se podra decir que ambas
concepciones interpretativas, tanto la que permanece fiel al texto como la que lo utiliza
como base para la aplicacin de la propia creatividad, son totalmente lcitas y posibles.
Como se ha visto a travs de las teoras hermenuticas, cada una se basa en una manera
de comprender el texto. Lo cual, aplicado al mbito musical, se traduce en diferentes
posicionamientos frente a la partitura y frente al compositor. Sin embargo, como queda
demostrado con las interpretaciones de los cuatro pianistas analizados, las dos vas
interpretativas han tenido y tienen su cabida en la prctica habitual. Incluso se podra
afirmar que ambas son necesarias, pues se compensan entre s, y una no tendra sentido
sin la otra: mientras que la interpretacin fiel al texto sirve como custodio de la
tradicin mantiene vivo el espritu de los grandes compositores, la interpretacin
creativa favorece el surgimiento de nuevas ideas y posibilidades en la msica, abre
nuevas vas. As, esta ltima acta de alguna forma como estmulo que ayuda al
continuo avance de la msica clsica que podra quedar refrenado por las
interpretaciones fieles al texto, y a su vez la interpretacin fiel sirve como marco y
referencia para evitar lo que podra llegar a ser un caos interpretativo, si cada pianista
hiciera su propia versin de las obras. Lo importante, en ltima instancia, es que el
intrprete sea consciente de estas dos opciones a la hora de abordar la partitura, y sea
coherente con ellas al conformar su interpretacin.
Finalmente, la realizacin del presente trabajo me ha permitido reflexionar sobre
mi manera de estudiar las obras y ha enriquecido mi visin interpretativa gracias a la
posibilidad de interactuar con el texto desde varios posicionamientos.
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GOULD, Glenn. Mozart, Piano Sonatas Vols. I-IV. Estados Unidos: Sony
Classical, 1962.
GOULD, Glenn. The Emperor Concerto. Estados Unidos: Sony Classical, 1966.
GOULD, Glenn. The Glenn Gould Collection Vol.8. Beethoven piano sonatas.
Estados Unidos: Sony Classical, 2012.
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INTERPRETACIN:
ENTRE LA EJECUCIN TEXTUAL Y LA CREATIVIDAD
Ramn lvarez
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