PiaFigueroa-El Guia Interno
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PiaFigueroa-El Guia Interno
(testimonios)
Pa Figueroa E.
MI TESTIMONIO
Sigui la vida y ese ludismo ingenuo, lleno de maravilla y fantasa, se diluy con
el transformarse de mi cuerpo.
Mi adolescencia fue un oscuro cuestionamiento existencial, preguntas lanzadas
y un retumbar de ecos sin respuestas. Sombras, enigmas y encrucijadas que,
entremezclando el pasado con el futuro, me situaban en un presente confuso.
De sus pedestales se derrumbaron con alarmante estruendo mis creencias
ms slidas y los hroes infantiles perdieron su mgica influencia. No hubo padres, ni
maestros, ni autoridad alguna contra la cual no irrumpiera en rebelin mi disconforme
juventud.
A tientas, como una ciega, transit por ese pasillo estrecho que terminaba con
mi niez. Tnel de cambios fsicos que tambaleaban mi manera de ser y que, sin embargo,
me llevaba lentamente hacia el reencuentro conmigo misma.
Entre los pliegues de mi corazn (muy profundo dormido dentro de mi), un da
sorprend a mi amigo interno.
Y no teniendo otro bastn en que apoyar mi crecimiento, con fe y humildad
acept su orientacin, y entonces l actu como un verdadero Gua.
Y fue como un renacer y emprender el vuelo de nuevo, ya que desde el fracaso
me levant a abrazar la causa ms digna: la de la superacin del sufrimiento en m y en
otros. La causa solidaria que resuelve todo aquello que genera contradiccin y abre un futuro
unitivo y pleno para todo ser humano. (1)
En momentos de gran soledad, cuando todas las personas en las que haba
confiado me falalron, cuando deambulaba sin afecto y sin comprensin, cuando en mi
encierro me senta prisionera de mis propios muros y me era imposible abrir un canal de
comunicacin con nadie, viniste t, Gua, y acompaaste con tu suave presencia esa oscura
soledad.
Con discresin y paciencia permaneciste a mi lado y da a da esa sensacin de
bondadoso apoyo me fue ayudando, me fue orientando y acrecentando mi fuerza, hasta abrir
las compuertas de mi mundo interno.
Entonces todo tu dinamismo me impuls hacia afuera y, siguiendo tu imagen,
me acerqu con disponibilidad hacia otro ser humano.
Y no slo logr contar, sino tambin or.
Tu bondad me ense a escuchar con atencin a los dems, a escuchar el
corazn de los dems, a entender lo que se dice por detrs de las palabras y a ser yo, con mi
presencia, tan reconfortante para otros como tu imagen para mi. (3)
Hay veces que sintindome tan feliz, he tenido la sensacin de que tanta
alegra no me cabe en el pecho; que la felicidad invade todo mi ser y lo que me rodea, hace
maravillosos los objetos ms insignificantes y parece contagiar a todas las personas que
encuentro; hasta los paisajes ms simples respiran entonces de una armona dichosa.
Casi sin poder contenerme he gritado desde el fondo de mi misma,
agradeciendo esa enorme felicidad.
Y al buscar a quien dirigir mi agradecimiento, hacia donde canalizar esa
incontenible y extraordinaria alegra, se ha presentado ante m la figura imponente e
increblemente energtica de mi Gua.
Personificando toda mi felicidad, lo he visto radiante y luminoso como una
imagen vibrtil, fuerte y vital, capaz de concentrar los mejores estados internos.
Cuando luego he vuelto a la opacidad del simple bienestar cotidiano, cuando sin
dolor ni placer me he encontrado desarrollando mis actividades habituales, he intentado
tomar contacto con mi Gua.
Y ese agradecimiento brindado en el momento de especial felicidad me ha sido
devuelto, permitindome gustar nuevamente el sabor de la alegra sin lmite, an inmersa en
la ms montona rutina. (4)
Cuando los azarosos dados del destino me han colocado en situacin de dar
respuesta ante lo que se suele llamar el mundo pblico, cuando han recado en m
responsabilidades gubernamentales o roles polticos, cuando he tenido que enfrentar a la
prensa, cuando mi voz ha debido tomar la modulacin del discurso colectivo, cada vez que
ello ha ocurrido me he sentido tremendamente expuesta.
Blanco de los dardos de la contra, centro de maniobras malintencionadas,
alimento para la argumentacin de contrincantes, la figura a descalificar y el receptculo de
la crtica. Incluso entre los ms cercanos mi mirada detect al juez y reconoci al verdugo.
No es exactamente paranoia, sino el pnico que da el registro de estar
expuesta.
Pero algo me ha hecho bajar la guardia y abrir el corazn: ha sido descubrir en
el fondo de otros ojos la necesidad de creer. Confiar en que alguien sintonizar con el
mensaje. Sentir en mi destinatario la posibilidad del cambio.
No es que con las cmaras y los flashes encima yo me ponga a implorar a mi
gua. Ni que en un acto oficial evoque su presencia. Es diferente.
Es contar con que las respuestas surgirn desde mi centro, actuar desde una
coherencia con mi proyecto, hablar a quien en la multitud sabe ponerse a escuchar.
En ese estar expuesta he aprendido a dejarme ir, a sentir que no hay nada que
perder y a confiar en que tengo orientacin. Si slo estoy atenta a abrir el futuro a otro, mi
Gua sabe llevarme para hablar desde dentro. Si puedo conectar con otro ser humano,
entonces tocar con mis palabras sus ojos. Si puedo atender al corazn de mi destinatario,
me va indicando los gestos adecuados, perfilando el discurso, hilvanando las frases.
Por ltimo si hay errores he visto que no son graves. No saldr nunca de mi
boca un exhorto antihumanista. Tampoco un gesto violento o discriminatorio.
Los errores son nicamente de emplazamiento. Se producen por sentir tan
intensamente ese temor a estar expuesta, quedando atrapada en lo de uno, en ese yo que
se defiende. En general no hay errores cuando logro reconocer al otro.
OTROS TESTIMONIOS
Rita Rombolotti
Cristian Tello
Hernn Reyes
CONSIDERACIN FINAL
Desde el disco enorme que se convierte en una esfera gigantesca, recibo esa
calidez suave y benfica.
Ya en el interior del sol, aspiro y expiro amplia y profundamente. La luz que me
rodea, se introduce en mi cuerpo al ritmo de la respiracin, dndome cada vez ms energa.
Me siento sereno y radiante. Entonces, pido con mis mejores sentimientos que
se presente ante m el gua interno y que lo haga del modo ms propicio.
El me dice que representa a mi fuerza interna, a mi energa y que si s como
usarlo tendr direccin en la vida, tendr inspiracin y tendr proteccin. Pero que debo
hacer el esfuerzo por verlo bien o por sentir su presencia con intensidad.
Pido al gua que pose sus manos en mi frente y las mantenga as unos
instantes. Empiezo a sentir que desde el centro de mi pecho crece una esfera transparente
que termina abarcndonos a ambos.
Digo al gua que haga renacer en m un profundo amor por todo lo existente y
que me acompae en la vida dndome alegra y paz.
Le pido que est siempre a mi lado en los momentos de duda y zozobra, pero
que tambin me acompae en la alegra.
El gua se separa de m a medida que comienzo a alejarme del sol, pleno de
vida y fortaleza.
Y por dos rayos luminosos, desciendo al hermoso paisaje, reconociendo en mi
interior una gran bondad que busca expresarse en el mundo de la gente.
NOTAS
Nota 1
1. Quin es tan admirado por ti, que quisieras haber sido l?
2. Preguntar ms suavemente: quin te es ejemplar, de tal manera que desees
incorporar en ti algunas de sus particulares virtudes?
3. Acaso alguna vez en tu pesar o confusin, has apelado al recuerdo de alguien
que, existente o no, acudi como reconfortante imagen?
4. Estoy hablando de particulares modelos a los que podemos llamar guas
internos, que a veces coinciden con personas externas.
5. Estos modelos que quisiste seguir desde pequeo, fueron cambiando solamente
en la capa ms externa de tu diario sentir.
6. He visto como los nios juegan y hablan con sus imaginarios compaeros y sus
guas. Tambin he visto a las gentes de distintas edades, conectar con ellos en
oraciones hechas con sincera uncin.
7. Cuanto ms fuertemente se hicieron las llamadas, desde ms lejos acudieron
estos guas que trajeron la mejor seal. Por ello supe que los guas ms profundos,
son los ms poderosos. Sin embargo, solamente una gran necesidad puede
despertarlos de su letargo milenario.
8. Un modelo de este tipo posee tres importantes atributos: fuerza, sabidura y
bondad.
9. Si quieres saber ms de ti mismo observa qu caractersticas tienen aquellos
hombres o mujeres que admiras. Y repara en que las cualidades que ms aprecias
de ellos obran en la configuracin de tus guas internos. Considera que, aunque tu
referencia inicial haya desaparecido con el tiempo,en tu interior quedar una
huella que seguir motivndote hacia el paisaje externo.
10. Y si quieres saber cmo se interpenetran las culturas estudia adems del modo
de produccin de objetos, el modo de difusin de los modelos.
11. Importa pues que dirijas tu atencin a las mejores cualidades de las dems
personas porque impulsars hacia el mundo lo que hayas terminado de configurar
en
ti.
Del libro Humanizar la Tierra, Silo. El Paisaje Interno, Captulo XVII - El Gua
Interno.
Nota 2
....Volviendo al problema del gua interno, diremos que no tiene mayor importancia
qu tipo de imagen se escoja para representarlo. En cualquier caso, tendr que cumplir un
verdadero encaje con climas de proteccin (fuerza, sabidura, rectitud, etc...). Cualquier
imagen (no slo la visual) puede dar registro de su presencia. Con ello ser suficiente, ya
que el gua servir para dar direccin a los movimientos mentales hacia otros temas que
necesariamente debern ser visualizados...
Del libro Autoliberacin, L.A. Ammann - Prcticas de Autotransferencia - Leccin 1 Elementos autotrasferenciales - El gua interno.
Nota 3
... Otras personas se encuentran a veces en un especie de dilogo interno con sus
padres ya fallecidos, o con personas queridas o respetadas. A esos guas les suelen pedir
consejo en situaciones particularmente difciles. A veces, simplemente les exponen
problemas, como una forma de ordenar mejor ideas y sentimientos. Hay quienes reciben
respuestas o indicios durante el dilogo con su gua; otros, al dormir, mediante alegoras.
No faltan quienes reciben los mensajes al despertar o en momentos inesperados.
Tambin se suele invocar a guas-protectores en momentos de desorientacin,
soledad o peligro.
Del libro Autoliberacin, L.A. Ammann. Prcticas de Autotransferencia - Leccin 1 Elementos autotransferenciales - El gua interno.
Nota 4
... Cuando encuentres una gran fuerza, alegra y bondad en tu corazn, o cuando te
sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece en tu interior. Cuando te suceda
lo contrario pide con fe y aquel agradecimiento que acumulaste volver convertido y
ampliado en beneficio.
Del libro Humanizar la Tierra, Silo. La Mirada Interna, Captulo XIII - Los Principios.
Nota 5
1. Relaja plenamente tu cuerpo y aquieta la mente. Entonces imagina una esfera
transparente y luminosa que, bajando hacia ti, termina por alojarse en tu corazn.
Reconocers al momento que la esfera deja de aparecerse como imagen para transformarse
en sensacin dentro del pecho.
2. Observa cmo la sensacin de la esfera se expande lentamente desde tu corazn
hacia fuera del cuerpo al tiempo que tu respiracin se hace ms amplia y profunda. Al llegar
la sensacin a los lmites del cuerpo puedes detener all toda operacin y registrar la
experiencia de paz interior. En ella puedes permanecer el tiempo que te parezca adecuado.
Entonces haz retroceder esa expansin anterior (llegando, como al comienzo, al corazn)
para desprenderte de tu esfera y concluir el ejercicio calmo y reconfortado. A este trabajo se
le llama experiencia de paz.
Nota 6
...7. Recuerda los mejores momentos de tu vida y comprenders que siempre
estuvieron relacionados con un dar desprendido. Esta sola reflexin debera ser suficiente
para cambiar la direccin de tu existencia...
Del libro Humanizar la Tierra, Silo. El Paisaje Interno, Captulo XV. Dar y recibir.
INDICE
MI TESTIMONIO...........................PGINA
OTROS TESTIMONIOS................PGINA
CONSIDERACIN FINAL.............PGINA
NOTAS..........................................PGINA
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