Bubello (2008) - Magia, Milenarismo y Represion Judicial en Una Sociedad de Frontera Del Norte Patagonico. El Juicio A Geronimo Solane (1871-1872)
Bubello (2008) - Magia, Milenarismo y Represion Judicial en Una Sociedad de Frontera Del Norte Patagonico. El Juicio A Geronimo Solane (1871-1872)
Bubello (2008) - Magia, Milenarismo y Represion Judicial en Una Sociedad de Frontera Del Norte Patagonico. El Juicio A Geronimo Solane (1871-1872)
Resumen
La historia de la Magia en Argentina an est por escribirse. Desde la perspectiva de
la historia cultural, realizamos aqu un estudio de caso: el proceso que se instruy
contra Gernimo Solan en una sociedad de frontera (Tandil) entre 1871 y 1872.
Buscamos una nueva aproximacin a este particularsimo suceso para explorar el
universo de prcticas mgicas y representaciones milenaristas que circulaban en la
regin y tambin su instalacin en las relaciones de fuerza de la poca, enfocando en la
crtica que de ellas elaboraban el discurso mdico y los poderes judiciales locales.
Descriptores
Magia Milenarismo - Polmicas antimgicas - Represin judicial
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Roger CHARTIER, El mundo como representacin. Estudios sobre historia cultural. Barcelona, Gedisa,
1992, p. 41.
4 Carl SHORCKE, Pensar con la Historia, Buenos Aires, Taurus, 2001, pp. 355 y ss.
5 Hemos abordado el estado de la cuestin en nuestra tesis de maestra "Bienhechora de la humanidad""locura": Polaridad de la Magia en la Argentina del siglo XX", dirigida por el Dr. Jos E. Buruca.
Defendida en el Instituto Altos Estudios Sociales (IDAES)- Universidad Nacional de Gral. San Martn
(UNSAM), 2003- indita.
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Magia y milenarismo
Sabido es que Lugones y Arlt mencionaron prcticas de Magia en la ciudad de
Buenos Aires de principios del siglo XX6 y que en esa poca diversos grupos esotricos
crecieron y se consolidaron entre las elites y en los sectores medios bsicamente
urbanos7. Pero los sujetos histricos que observamos aqu no elaboraron corpus
doctrinales vinculados a lo mgico ni formaron grupos de iniciados -como los tesofos
y/o espiritistas a los que se referan los clebres escritores-. Por el contrario, las
prcticas y representaciones mgicas de Solan y sus seguidores, como veremos,
pueden ser inscriptas en el mbito de los sectores populares8, en este caso, rurales.
Solan era un mago itinerante, posiblemente originario de Chile, aunque pocos
datos son conocidos sobre su vida. Durante los aos previos a 1872 se registr su
presencia por Rosario, por poblaciones de frontera y hasta en Bolivia, desde donde se
traslad finalmente a Tandil, pasando antes por Las Flores, Azul y Tapalqu en la
provincia de Buenos Aires9. Sin embargo, diarios de poca sostenan la posibilidad de
que procediera de la provincia de Santiago del Estero, donde haba sido conocido
como mdico-adivino, pues ... a juzgar por los milagros que hace (...) no se le
puede dar otro calificativo a las curas prodigiosas que segn la generalidad hace10.
Si bien no encontramos registros de su imagen, fue descripto como una persona
alta, de mirada penetrante, abundante barba, larga y blanca, bien cuidada, que le
llegaba casi hasta la cintura; de entre 45 y 50 aos hacia 1872, pelo lacio y layo; que se
cubra con una manta cuyas puntas tocaban el suelo y que caminaba con aire
majestuoso11.
Pero se trataba Solan de un mdico-adivino como lo pintaba la prensa de
entonces, o tal vez, era alguna variante de curandero, manosanta, salamanquero,
6 En 1906, publicaba Las fuerzas extraas, donde uno de sus personajes comenta: "... el esfuerzo humano
debera tender a la abolicin de todo intermediario entre la mente y las fuerzas originales, a suprimir en lo
posible la materia -otro axioma de filosofa oculta; ms para esto hay que poner el organismo en condiciones
especiales, activar la mente, acostumbrarla a la comunicacin directa con dichas fuerzas. Cosa de Magia..." [Cfr.
Leopoldo LUGONES, Las Fuerzas extraas [1906], Bs. As., Huemul, 1966, 4 ed., pp. 26-27] Recordemos que en
1920, Arlt, relatar su experiencia personal ocurrida en 1916, cuando, contando con diecisis aos de edad, se
relacion con un grupo teosfico seguidores de Blavatsky. Arlt critica cidamente al movimiento, no tanto por
sus doctrinas, sino porque descubre bsicamente que aqul grupo esotrico no practicaba en la vida cotidiana sus
ideas, ni permita disentir en su comunidad. [Cfr. Roberto ARLT, "Las Ciencias Ocultas en la Ciudad de Buenos
Aires" [1920] en Obra Completa, Buenos Aires, Planeta, 1991, pp. 531-553].
7 Cfr. Fortunato MALLIMACI, Floreal FORNI y Luis CARDENAS, Gua de la diversidad religiosa en Buenos
Aires, Buenos Aires, Biblos, 2003; Daniel SANTAMARIA, El ocultismo en la Argentina. Fuentes,
organizacin e ideologa en A.A.V.V. Ocultismo y espiritismo en Argentina, Bs. As., CEAL, 1992, pp. 8-45.
8 Los sectores populares no seran un sujeto histrico objetivo y previamente existente, pero seran de un
rea del campo social resultante de un conjunto de procesos, objetivos y subjetivos, que los constituyen,
confluyendo en una identidad provisional en relacin con el fluir del proceso histrico. Sus lmites seran
fluidos y cambiantes al relacionarse con otras identidades del campo. Su identidad se construira,
reconstruira y moldeara permanentemente en el seno de la relacin de fuerzas resultado de las prcticas
sociales [Cfr. Luis Alberto ROMERO, "Los sectores populares urbanos como sujetos histricos" en Leandro
GUTIERREZ, y Luis Alberto ROMERO, Sectores populares, cultura y poltica: Buenos Aires en la
Entreguerra", Bs. As. Sudamericana, 1995, pp. 23-44]
9 Lorenzo MACAGNO, op. cit., p. 41.
10 Hugo NARIO, op. cit., 1976, p. 68; Lorenzo MACAGNO, op. cit., p. 42.
11 Hugo NARIO, op. cit., p. 78.
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del tatadis y del manosanta. Si bien los tres en ciertas ocasiones hacan uso de la
imposicin de las manos y de los soplos, el saludador difera en que su especial misin
era curar la hidrofobia o mal de rabia en hombres y animales. Lo que le distingua
sobre todo era el empleo de su saliva, por medio de la lengua y el aliento. Elega la
maana para curar, pues estaba en ayunas. Si el nacimiento del manosanta no vena
acompaado ni precedido de ninguna circunstancia necesaria o fatal, el del saludador
s: cuando una mujer haba tenido siete hijos varones seguidos, el ltimo de ellos naca
con una cruz en el paladar, seal de que tena la virtud de curar por medios
"sobrenaturales"16.
Por ltimo, el trmino de "salamanquero" se relacionaba con la cueva de
Salamanca, en Espaa, recinto donde, desde la Edad Media, se iniciaban en sus
conocimientos magos y adivinos. Si bien de Espaa pas a Amrica, en el mbito de la
cultura popular ampli sus alcances, ahora la Salamanca era todo mundo o mbito
embrujado. En Argentina, fundamentalmente entre los pobladores de mbitos rurales,
los magos o los brujos eran conocidos y tildados de "salamanqueros"17. Custodio de la
Salamanca, el salamanquero se rodeaba de sapos que le obedecan, para proteger los
tesoros que, se deca, el recinto encerraba. La Salamanca entonces era propiamente
una cueva encantada, tradicionalmente custodiada en su umbral por peligrosas
serpientes y habitada en sus profundidades por seres fantsticos o hasta por el mismo
diablo. Los paisanos sostenan que aquellos intrpidos que se internaran en ella oiran
voces, ruidos extraos y hasta msica. El terror, el espanto y el intenso miedo eran las
sensaciones usuales en estos lugares18.
Ahora bien, los mtodos de sanacin mgica de Solan en este espacio rural
consistan bsicamente, al parecer, en pases de mano sobre la parte afectada del
paciente, al tiempo que murmuraba ciertas palabras; a continuacin, mostraba al
enfermo carozos de aceitunas, alfileres, etc., que afirmaba haberle quitado del cuerpo,
extrayendo de esta forma el mal19. Sabemos que, ante la autoridad policial que le
interrog por una denuncia de ejercicio ilegal de la medicina en su contra en la
localidad de Azul, tiempo antes de su llegada a Tandil, Solan describi sus prcticas:
... admiti suministrar remedios a las personas que van a buscarlos, [que] no era
mdico recibido... que no cobra por sus servicios, salvo limosnas que los enfermos
dejan a la Virgen de Lujn y que l despus distribuye entre los pobres20.
el hacer en la evolucin de la medicina espaola (siglos XIV-XVIII), UBA, Facultad de Filosofa y Letras,
Instituto de Historia de Espaa, 2001, pp. 247-290.
16 GRANADA, op. cit. pp. 273-274.
17 Sarmiento en Recuerdos de Provincia recuerda que de nio "crea en brujos y aparecidos" y se refiere a la
Salamanca de Peyuta, en su San Juan natal; mientras que Joaqun V. Gonzlez en La tradicin nacional,
relat sus recuerdos sobre un anciano loco iniciado en los secretos de la Salamanca. [Cfr., Ricardo ROJAS,
La Salamanca, Buenos Aires, Losada, 1943, pp. 9-16] Para la regin de Santiago del Estero hacia 1761,
Farberman ha encontrado "Salamancas" como centros de iniciacin de prcticas hechiceriles. [Cfr. Judith
FARBERMAN, "Sobre brujos, hechiceros y mdicos. Prcticas mgicas, cultura popular y sociedad colonial
en el Tucumn del siglo XVIII", en Cuadernos de Historia, serie economa y sociedad. Crdoba,
Universidad Nacional de Crdoba, Nro. 4, 2001, pp. 67-104; Judith FARBERMAN, Las Salamancas de
Lorenza. Magia, hechicera y curanderismo en el Tucumn Colonial, Bs. As., Siglo XXI, 2005, pp. 22-25]
18 GRANADA, op. cit.. pp. 77-80 y pgs. 98, 101 y 363
19 MACAGNO, op. cit., p. 50.
20 NARIO, op. cit., 1976, p. 69; MACAGNO, op. cit., p. 46.
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ahora, para probarle que Dios todo me concede, levntese usted que ya est sano.
Vyase a su casa con su pen, que tambin est curado y otra vez tenga usted fe32.
Este relato nos permite distinguir entonces una de las representaciones mgicas
ms usuales: la creencia en la posibilidad por parte del mago de hacer dao a
distancia33. En toda la campaa bonaerense, los paisanos crean que bien se podra,
por ejemplo, maleficiar la yerba del mate y as vehiculizar el dao. La literatura
gauchesca ha dado cuenta de ello: Me puse a cantar mis penas/ Mas colorao que un
tomate/Y se me aud el gaznate/ Cuando dijo el ermitao/Hermano, le han hecho
dao/ Y se lo han hecho en un mate34. Pero, adems, los trabajos folklricos nos
brindan la posibilidad de conocer otra prctica vinculada a la creencia de daar por
medio de un mate. Consista en extraer de una sepultura reciente cinco puados de
tierra, que se echaban en el fondo del recipiente debajo de la yerba: aqul desdichado
que tomara de l, se ira consumiendo lentamente, a medida que el cuerpo del difunto
en la tumba se fuera secando35. Tambin, los campesinos y gauchos de la campaa
bonaerense crean en otra variante de dao a distancia, en este caso por medio de
imgenes: si se enterraba una foto de alguien a daar conjuntamente con un cadver
en una tumba, a medida que el cuerpo se descompona, la persona fotografiada se
maleficiaba hasta la muerte, pues estaba ligada por el conjuro36. Sin embargo, toda
representacin mgica elabora siempre una prctica que permite contrarrestar, e
incluso eliminar, el efecto del dao: con relacin especfica a la yerba-mate, era usual
que los paisanos del Ro de la Plata preventivamente escupieran por sobre sus
espaldas, hacia la derecha y hacia la izquierda, los primeros dos sorbos de un mate37.
Asimismo, el ms popular de los daos a distancia era, en la campaa bonaerense,
el llamado dao por aojamiento, o sencillamente mal de ojo. Particularmente se crea
que, aunque podra haber hombres que aojaran a sus vctimas, eran especficamente
ciertas mujeres las que tenan el poder de daar por medio de la vista. La accin del
ojeo, aojar u ojear, produca rpidamente sobre el cuerpo de la vctima la enfermedad.
Las personas con temperamento sensible, como los nios, estaban ms predispuestas,
se deca, a este mal, por eso los paisanos esquivaban las miradas fuertes, fijas u
oblicuas. Para comprobar un dao la prctica mgica en estos casos consista en echar
tres carbones encendidos al agua que si se hundan evidenciaban el mal de ojo. La
sanacin consista en la repeticin de la prctica hasta que flotaran los carbones38.
En este marco de prcticas y representaciones esotricas populares especficas,
sabemos que Solan realizaba una prctica diferente para contrarrestar el mal de ojo.
Nario extrajo, de una declaracin en el juicio penal de 1872, una escena donde un
secretario de Solan primero reciba al paisano cliente y le interrogaba en una sala
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mgicas, decan que an estando ensillado y atado noche y da no coma ni beba, pero
se mantena en perfecto estado de gordura. Uno de los ayudantes de Solan, el vasco
Lizaso, se negaba a montarlo, pues estaba convencido de que se trataba del Espritu
Santo, y que si alguien an as osaba montarlo, fuera del propio tatadios, se perdera
por los aires porque (segn haba hecho creer su dueo) no haba modo de gobernarlo,
es ms, uno de los testigos en el juicio declar que durante su estada en el hospital de
Solan oy decir que el caballo se inquietaba cuando las brujas cruzaban el
campamento41. Juan Fugl relat que entre el gauchaje era creencia indiscutida que
quien montara el caballo blanco sagrado de Solan caera enseguida muerto e ira
directamente al infierno42. Jos Aguilar, que se acerc para ser curado por Solan,
declar durante el juicio: ... lo nico que deca don Gernimo era que hablaba con
San Francisco y que las epidemias habidas eran a causa de los masones, mdicos y
brujos, y que su caballo bayo era capaz slo de devorar o concluir con todos aquellos
que quisiera43.
Un cuarto asunto que permite confirmar las caractersticas esotricas de Solan es
la cuestin de su carisma mgico, fuente de autoridad y de liderazgo poltico de todo
magus44. Sabemos que la fama de Solan creca da a da. Era conocido no slo en
Tandil, sino tambin en Quequn Grande, Dolores, Jurez, Arenales (Ayacucho) y Tres
Arroyos45. Haba curado a gauchos y campesinos en Azul y Tapalqu, donde anunci
la inminente aparicin de San Francisco para el 15 de noviembre46. Haba sido
apresado en Azul, acusado de ejercer ilegalmente la medicina, y liberado luego
inmediatamente por el juez de paz local, llegando a Tandil entre el 16 y el 17 de
noviembre de 1871, donde se instal en la estancia La Argentina de la familia Gmez tradicionales terratenientes de la zona-. Rpidamente, atrajo su presencia unas
cuatrocientas personas47 sobre un total de 5000 almas que contaba Tandil por
entonces48. As, si nos alejamos del da del trgico ataque a Tandil, los elementos
mesinicos y milenaristas de su discurso quedan relativizados como componentes
formadores de su prestigio y atraccin popular. Encontramos, por el contrario, que ha
sido el carisma mgico de Solan lo que atraa al paisanaje rural, pero tambin
acercaba a sujetos de la elite de Tandil, como el caso de la familia Gmez.
NARIO, op. cit., 1976, p. 80; MACAGNO, op. cit., p. 53.
MACAGNO, op. cit., p. 54.
43NARIO, op. cit., 1976, p. 82; MACAGNO, op. cit., p. 49. Paralelamente, sabemos que, practicado el
inventario de sus bienes ordenado por el Juez, se determin que Solan posea para sus prcticas de
sanacin algunos elementos de culto religioso, que posiblemente hayan sido reapropiados por nuestro
personaje en sentido mgico: si se descubrieron entre sus papeles 54 recetas de enfermos, 36 cartas
pidiendo medicinas, 18 recibos de individuos que le vendieron hacienda vacuna, lanas, ropa y comestibles, 1
libro titulado Gua de la Salud, 2 libritos titulados San Ramn Nonato y Sagrada Novena, 2 libretas de
comprar en casas de negocio sin nombre y otras dos con listas de nombres; tambin se encontr una virgen
de Lujn. Pero, aunque la mencionan, ninguna de las fuentes sugieren el uso de esta imagen de la virgen
para las prcticas de sanacin de Solan: si la utiliz entonces deberamos explorar la posibilidad de que
hubiera sido ms un manosanta rural que un tatadios. Cfr. Lorenzo MACAGNO, op. cit., pp. 52-53.
44 WEBER, Max, Economa y Sociedad: esbozo de una sociologa comprensiva, [1922], Mxico, FCE., 1999,
13 reimpresin, p. 359.
45 MACAGNO, op. cit., p. 42
46 MACAGNO, op. cit., p. 45.
47 MACAGNO, op. cit., p. 45.
48 MACAGNO, op. cit., p. 48.
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Ahora bien, un aspecto que no debemos olvidar es que este universo de prcticas y
representaciones mgicas en la cual debemos instalar a Solan no est completo an.
Es que nuestro mago no actuaba solo, sino asistido por un lugarteniente a quien
tambin se le adjudicaban popularmente virtudes o poderes mgicos. Se trataba de
Jacinto Prez, conocido entre los lugareos de Tandil como San Jacinto o el
adivino49 que muri en el enfrentamiento del ao nuevo50. Ms an, Solan no era el
nico mago de la campaa bonaerense de la poca. Las actuaciones judiciales sugieren
indicios de la existencia de otros instalados, o movindose itinerantemente, por
diversas zonas: Francisco Rivero en Cauelas, Santo Domingo en Baradero, San
Francisco en Cauelas, San Juan en Zrate. Para el caso de Francisco Rivero, se dijo
que era de unos treinta y cinco aos, que haba estado hasta los ltimos das de
diciembre de 1871 en Cauelas, luego de lo cual se ausent para San Jos de Flores,
donde viva, se haca llamar Profeta y deca que era un ser divino enviado por Dios a
este mundo para cumplir una misin que ms tarde se conocera51. A todos estos
personajes tambin los paisanos les adjudicaban prcticas mgicas. Por eso, Antonio
Ponce declar en el juicio que visit a Jacinto Prez unos das antes del ataque a
Tandil, entrevistndose en Rauch. Fue a ... la casa del titulado mdico adivino y al
verlo le dijo... que iba a su llamado para que hiciera el favor de curarlo, que a esto le
contest el individuo ese a quien ms tarde oy all dar el nombre de Jacinto que l
no curaba y que al da siguiente lo llevara a lo del otro mdico Dios52.
Es ms, fue precisamente este Jacinto Prez quien reparti entre los gauchos cintas
punz para arengarlos al ataque de Tandil ese ao nuevo de 1871-72, asegurndoles
que no moriran porque la cinta iba a protegerlos de las balas si se las ponan en sus
sombreros53. Esta mencin sobre una proteccin mgica por medio de talismanes en
el caso, las cintas- no tena, sin embargo, nada de extraordinario. Sabemos que era
comn entre los paisanos la creencia y el uso cotidiano de talismanes de proteccin
frente a los avatares de una vida insegura y difcil. Los gauchos y campesinos del Ro
de la Plata se apropiaban as de una prctica mgica que, posiblemente, haya sido de
origen indgena tal vez de Per o Bolivia. En la vida diaria utilizaban como proteccin
guayaca o bolsitas de cuero hermticamente cerradas que ocultaban escritos y otros
objetos considerados mgicos (agujas partidas, plumas, alumbres, etc.). Era prctica
comn llevar las guayacas colgando del cuello no slo para proteccin contra las
balas, sino tambin para atraer la suerte y la victoria en el juego y en el amor54. Otro
talismn para favorecer la buena suerte era la herradura, sobre todo, si su hallazgo
haba sido fortuito55.
En sntesis, contra Lynch, es en este entramado de prcticas y de representaciones
esotricas populares donde instalamos a Solan y a su grupo.
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vigentes durante el proceso a sus seguidores y vislumbrar as la opinin del juez de paz
sobre lo mgico.
En su nota a sus superiores jerrquicos, tras describir con detalles el ataque a
Tandil, Figueroa estigmatiz a Solan pues lo presentaba como un personaje que
aprovechndose de la ignorancia y de su popularidad entre las masas irreflexivas
pona en juego ciertos principios con nimo de extraviar las creencias religiosas
profanando as las bases de nuestra organizacin social. Dice en su prrafo ms
revelador Figueroa: El origen de los lamentables sucesos... la voz pblica lo atribuye
a la inicua propaganda de un individuo que bajo el ttulo de mdico Dios se ha
presentado en este partido, llamando la atencin desde larga distancia a personas de
ambos sexos que han ocurrido hasta l en bsqueda de remedios que l ha
suministrado... De la creencia pblica por una parte, y de las declaraciones de los
ms de los criminales por otra, resulta que el titulado mdico Dios llamado
Gernimo G. De Solan, aprovechndose de la ignorancia de algunos y de la
popularidad que iba ganando en las masas irreflexivas, pona en juego ciertos
principios con nimo de extraviar las creencias religiosas profanando as las bases
de nuestra organizacin social, como en efecto lo haba conseguido en un nmero
considerable de personas a quienes haba fanatizado de tal modo que lo consideran
an como un hombre superiora la humanidad...75.
Ms an, das despus del ataque a Tandil se teja la posibilidad, entre los
habitantes de la regin, de una revolucin de los curanderos, pues el propio juez
Figueroa lleg a afirmar que de las indagatorias que estaban realizando a los acusados
se desprenda la hiptesis de que el movimiento tuviera otros emisarios en la provincia
y particularmente en Lujan, Baradero, Cauelas, Chascoms, Tapalqu y Azul76.
Pero detengmonos en este punto central que queremos subrayar, los discursos y
las prcticas esotricas de Solan estn, en el nimo del juez de paz, reidas con el
orden social, pues extravan las creencias religiosas de la poblacin.
Esta nueva caracterizacin de lo mgico como peligroso se alejaba del otro modelo
de estigmatizacin que suscriban como vimos- los mdicos como Brid. Ahora, en el
discurso judicial de Figueroa las prcticas de Solan no buscaban ser definidas en
trminos de oposicin al complejo cientficoracionalista del principio de causalidad,
ubicndoselas relativamente ora en el campo de la ignorancia, ora en el de la falta
intelectual. Por el contrario, las prcticas esotricas de nuestro mago eran peligrosas
en el discurso judicial porque atentaban contra las creencias religiosas.
En este sentido, el argumento del juez Figueroa se alejaba del modelo de polmicas
antimgicas del siglo XIX, que estigmatizaban a lo mgico a partir de su oposicin a la
ciencia mdica a instancias bsicamente del discurso mdico. Por el contrario, se
acercaba al modelo estigmatizador vigente de los siglos XVI-XVIII, donde lo mgico
era prohibido y perseguido al ser definido en trminos de peligrosidad para la religin
oficial, siguiendo el discurso de los eclesisticos de la Iglesia Catlica.
La visin de Figueroa debe inscribirse en la misma lnea de procesos judiciales que
diversas investigaciones histricas han descubierto y estudiado con relacin al perodo
colonial, donde se percibe la estigmatizacin cultural y persecucin de las prcticas
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Ibid., p. 22.
NARIO, op. cit., 1976, pp. 144-148; MACAGNO, op. cit., p. 44-45.
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esotricas populares por el Estado colonial, merced a los jueces de esa poca y a
instancias de la Iglesia Catlica.
Ya tan tempranamente como en el transcurso del siglo XVI, el Visitador del rea de
Tucumn, Don Juan Ruiz del Prado, denunciaba al Tribunal de Lima que Rodrigo
Alonso, en Nuestra Seora de Talavera, pretenda curar a sus caballos enfermos por la
presencia de gusanos, conjurndolos en los siguientes trminos: "... gusanos, con
todos los diablos, que no tengais mas parte en la carne de este caballo que tiene la
manceba del abad en la misa del domingo"; mientras que el representante para
asuntos civiles de la Provincia de Crdoba del Tucumn ante la Corte en Lima se
present quejndose de la proliferacin de hechiceros en el lugar, que alimentaba las
creencias de la poblacin en cuanto a que los orgenes de las enfermedades se deban a
los efectos de maleficios. Para el funcionario, aquella tierra estaba plagada "... de los
ms enormes vicios y herejas, y especialmente hechiceros que siendo en su mayor
parte individuos del pueblo, servan hasta en los monasterios y conventos: a tal
punto que casi no se presentaba enfermo en la ciudad que no atribuyese sus
dolencias a efectos de algn maleficio... "77.
Sabemos tambin que, en 1709, el teniente de gobernador Don Juan Jos de
Ahmada dispuso segn consta en las actas del Cabildo de Santa Fe: Que ninguna
persona de cualquier estado o calidad que sea ose usar de supersticiones, hechizos ni
yerbas sospechosas, so pena que sern castigados conforme a la fealdad, gravedad y
abominacin del delito y a las personas que de ellos supieren e tuvieren alguna
noticia, condeno, siendo espaoles, en diez pesos aplicados por mitad a la Real
Cmara de Su Majestad y a gastos de justicia, y siendo de baja estofa, cincuenta
azotes en el rollo y diez das de crcel, en que desde ahora los declaro por incursos78.
En Tucumn, La Rioja, Santiago del Estero y Crdoba, la denuncia y represin de las
prcticas esotricas populares continu hasta casi fin del siglo XVIII (1665 contra
Angela Carranza; 1688, contra Luisa Gonzlez; 1689, contra Ana Vira; 1703, contra
Ins; 1717, contra Clara; 1721, contra Magadalena, Lorenza y Ana de Manantiales; 1761
contra Lorenza y Francisca; 1766 contra Pascuala; y 1785, contra Juana Jurez)79.
77 Jos Toribio MEDINA, La Inquisicin en el Ro de la Plata, Bs. As., Huarpes S. A. 1945, pp. 123-124; 138139; 245 y 259.
78 Extrado de Agustn ZAPATA GOLLAN, Supersticiones y amuletos, Ministerio de Cultura y Educacin,
Santa Fe, Argentina, 1960, 2da. poca, n 1, p. 36.
79 Cfr. Jos Mara GUTIRREZ, "Un proceso clebre: las herejas de la beata Angela Carranza, natural de
Crdoba de Tucumn" en Revista del Ro de la Plata, Vol. 13, 1877, pp. 311-330; J. LOPEZ MAAN, "La
prueba testimonial en la superchera: justicia criminal tucumana del siglo XVIII" y "El suplicio de una
hechicera: justicia criminal tucumana del siglo XVIII" en Tucumn Antiguo, Bs. As., Universidad Nacional
de Tucumn, 1916, pp. 89-96 y pp. 97-110; Emilio CATALN, "La brujera penada con la hoguera en el
tucuman colonial" en Revista de Filosofa, 1926, Bs. As., T. 1, pp. 461-499; Miguel RIOPEDRO, El
encomendero y la hechicera" en Todo es Hisoria, Ao I, n 5, 1967, pp. 25-28; Carlos GARCES, Brujas y
adivinos en Tucumn, siglos XVII y XVIII, Universidad Nacional de Jujuy, 1997; Judith FARBERMAN, "La
fama de la hechicera: la buena reputacin femenina en un proceso criminal del siglo XVIII" en Fernanda
GIL LOZANO; Valeria PITA, y M. INI, Historia de las mujeres en la Argentina, Buenos Aires, Taurus, 2000,
tomo 1, pp. 27-43; Judith FARBERMAN, "Sobre brujos, hechiceros y mdicos. Prcticas mgicas, cultura
popular y sociedad colonial en el Tucumn del siglo XVIII" en op. cit.; Alicia PODERTI, Brujas andinas. La
hechicera colonial en el Noroeste Argentino, Salta, Univ. Nac. de Salta, 2002.
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Conclusiones
El caso de Solan esta an descuidado por la historiografa de nuestro pas. En este
trabajo buscamos contribuir a las discusiones y debates con un asunto poco conocido
de esta sociedad de frontera del tercer cuarto del siglo XIX en el marco de la historia
de la Magia en Argentina: analizamos los aspectos esotricos de nuestro clebre
personaje y el mundo de las representaciones y prcticas mgicas en las cuales se
instalaba junto a sus seguidores antes del ataque a Tandil.
Bsicamente contra Lynch, investigando y haciendo visible el extenso entramado de
significaciones mgicas y de polmicas antimgicas vigentes en la regin con
anterioridad a su trgico final, definimos as a Solan como mago y a sus seguidores
como clientela mgica, es decir, desde la perspectiva de la historia cultural buscamos
subrayar que han sido actores con identidad social propia y agentes de produccin
cultural original.
Pero, en tanto insertos en relaciones de poder en el espacio judicial, vislumbramos a
nuestros sujetos histricos paralelamente como vctimas, o mejor, los consideramos
como sujetos de la enunciacin-discriminacin de las polmicas antimgicas
articuladas desde la prensa, los mdicos y los jueces de paz de la poca (polmicas de
las que hemos intentado dar cuenta estableciendo diferencias diacrnicas y
sincrnicas)
Ahora, una pregunta final todava queda con relacin a nuestro mago: Por qu en
1871 un juez de paz Botana- libera a Solan, mientras que otro Figueroa- le encarcela?
Pensamos que sucedi porque an la cuestin legal, con relacin a las artes
esotricas de curar que se practicaban en los sectores populares, estaba lejos de
resolverse. Recin el cdigo de 1887 y la ley 4189 de 1903 daran los instrumentos
legales que regiran la justicia criminal80, aunque la inestabilidad social y poltica de la
poca no generara an el mbito propicio para una justicia republicana y vigorosa81.
Hasta 1921, con relacin a la legislacin vinculada con el ejercicio ilegal de la medicina,
se aplicar la tolerante ley 2829 que dispona que el acusado fuera reiteradamente
citado por el Departamento Nacional de Higiene y apercibido con sucesivas multas de
5000, 10000 y 20000 pesos. De no saldar la deuda, o reincidir una cuarta vez, se
remitan los antecedentes a la justicia criminal para que graduara un mes de prisin
por cada 5000 pesos de multa82.
En sntesis, cuando surja finalmente una medicina profesional que busque legitimar
sus prcticas a travs del poder poltico, y comience a organizarse para desplazar a los
curanderos que competan por la misma clientela, a partir de la legitimacin de su
saber por el poder institucional; cuando en un nuevo contexto donde las epidemias y el
proceso de rpida urbanizacin de fin de siglo ayudaran a la causa de la medicina
80 RUIBAL, Beatriz, Medicina legal y derecho penal a fines del siglo XIX en Mirta LOBATO, [comp.],
Poltica, mdicos y enfermedades: lecturas de la historia de la salud en argentina, Bs. As., Biblos, 1996, p.
201.
81 GAYOL, Sandra y KESSLER, Gabriel, Violencias, delitos y justicias en la Argentina, Buenos Aires,
Manantial - Universidad Nacional de General Sarmiento, 2002, p. 20.
82 BLACHE, Marta, "El curanderismo folklrico enfocado a travs de los procesos legales" en Revista
Universidad [57], Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, jul.-set., 1963, p. 214.
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profesional, sobre todo en las ciudades83; cuando el crecimiento urbano obligue a que
la cuestin de la salud pblica pase a ser preocupacin del Estado y entonces surjan los
mdicos higienistas preocupados por la salud de la poblacin84; y, finalmente, cuando
la cuestin social en una sociedad en rpida transformacin favorezca an ms la
intervencin del Estado en la salud pblica85 y los mdicos diplomados ya conformen
un grupo de profesionales con capacidad para articularse con las polticas pblicas86;
la cuestin de las prcticas esotricas populares de sanacin sern sancionadas y
reprimidas con prisin por medio del artculo 208 del Cdigo Penal de 1921, con
entrada en vigencia el 1 de enero de 192287.
Pero esta legislacin llegaba muy tarde para nuestro carismtico mago Solan:
haba sido asesinado exactamente 50 aos y 5 das antes, en circunstancias misteriosas
nunca aclaradas por la justicia.
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