Cuerpo, Ingravidez y Enfermedad
Cuerpo, Ingravidez y Enfermedad
Cuerpo, Ingravidez y Enfermedad
Introduccin, 9
1. La levitacin errnea y la cada, 17
La cada como agravamiento de la pasin, 20
11-S: el salto contra el drama colectivo, 26
2. La ascensin en cuerpo, 35
El cuerpo glorioso, 37
El cuerpo sacrificial, 43
El cuerpo-devenir, 52
3. Cuerpo, ingravidez y enfermedad, 69
El hipercuerpo, 73
El cuerpo liminal, 84
El cuerpo sin rganos, 111
El cuerpo ertico, 124
Bibliografa, 135
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so ascensional. Y fue el mismo Duchamp quien igualmente lo concret: tras la ejecucin de sus primeros ready-mades, stos quedaron
expuestos en su estudio suspendidos del techo, colgados como si de
constelaciones se trataran. Pese a que no se suele enfatizar este aspecto, el ready-made nace como una criatura area, ingrvida, que respira mejor en la inestabilidad de las alturas que en el reposo del suelo.
No casualmente supone el inicio, dentro del universo duchampiano,
de una genealoga de seres reos que tendr como principal exponente
a la Marie de Le grand verre (1915-1923) la cual enciende el
deseo de los Moldes Mlicos durante su vuelo en la Va Lctea,
para, dcadas despus, caer a plomo sobre el frondoso paraje en el que
se celebra el coito escpico de tant donns (1946-1966).
Precisamente, coincidiendo con este descenso de la Marie a
ras del suelo como consecuencia de la gravedad ejercida por el deseo
consumado de los Solteros, la escena artstica internacional se vio
convulsionada por la irrupcin intemperante del cuerpo. La Modernidad entr en crisis cuando el arte se hizo carne y goz y sufri como
carne. La contraposicin emocional con la que, desde los orgenes del
romanticismo, se encontr la vertiente ms racional y conceptual del
arte aquella que privilegiaba el rigor del dibujo frente a la expresividad del color descubri una va de evolucin natural en la inmanencia del cuerpo, en la igualacin fenomenolgica que sta permita
del artista con el resto de individuos que le rodean. Pero entindase
bien: pese a que la carnalidad del arte contribuy ms que ningn otro
factor a su desmontaje, el cuerpo debe ser considerado como un producto de la Modernidad, y no como una realidad alumbrada en medio
de sus escombros. Ms concretamente: el principal legado de la Modernidad fue Auschwitz emblema superior del ensimismamiento
racionalista, y la mayor y nica realidad tangible de Auschwitz es
un cuerpo dbil, dolorido, enfermo.
Una de las premisas fundamentales que hasta el momento han
sido orilladas por los estudios contemporneos sobre el cuerpo es que,
cuando durante la dcada de los sesenta, los artistas tomaron conciencia de su realidad corporal, lo que tocaron y sintieron fue una carne
que ya estaba enferma, lastrada por un estado de mximo e inaguantable agotamiento. En contra de lo que algunas de las performances histricas de este momento pudieran llevar a pensar, el cuerpo no aparece
como una solucin heroica a las problemticas sociales y existencia-
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Lo que resulta hasta cierto punto sorprendente es la escasa atencin que la biopoltica como tal ha tenido entre los estudiosos del arte
corporal. Porque, cuando se ampla el permetro de sus contenidos y
se desbordan los topoi ecolgicos y tecnocientficos que han guiado
su discusin durante las ltimas dcadas,2 lo que se descubre es que en
ella est contenida la mayora de los fantasmas que la performatividad
del cuerpo intent combatir: discriminacin por gnero y raza, violencia estructural, mercantilizacin de las identidades, etc.. La intermediacin ficticia de la salud supone la mayor estrategia de desposesin
del cuerpo a la que se enfrenta cada sujeto; una estrategia que, a causa
de sus enormes ramificaciones, posee un carcter transversal y contamina el subsuelo de todas las territorialidades polticas. El motivo de
ello es claro: las polticas de la salud proceden mediante estrategias
de ordenacin de la pluralidad social. Proteger la vida se ha convertido en una eficaz forma de gestionar la separacin ntida del yo y el
otro, lo familiar de lo extrao, lo interior de lo exterior, lo puro de lo
impuroSe combate a toda costa la enfermedad porque, desde el momento en que sta penetra en un cuerpo ya sea individual o colectivo, se produce una alteracin que acaba por transformarlo, por corromperlo. El trmino que como seala Roberto Esposito mejor
define esta dinmica de la disolucin es el de contagio: lo que era
saludable, seguro, idntico a s mismo, resulta ahora expuesto a una
forma de contaminacin que amenaza con devastarlo.3 Aquello que
las polticas de la salud clarifican y antagonizan, la enfermedad trae
a un plano de confusin. Nada ms letal para el Sistema que un cuerpo
enfermo: su libre circulacin entre las diferentes regiones del espacio
pblico supondra la contaminacin de todas ellas y, por consiguiente,
la ausencia de referentes meridianos que permitieran la taxidermia de
todas las realidades patgenas y extraas. La lgica de las polticas
de la salud es vertical jerarquiza y da lugar a clasificaciones,
mientras que la de la enfermedad genera un sistema horizontal en el
que todos los elementos que lo habitan ven arruinados sus privilegios
y sus lmites intocables.
2. T. Lemke, Biopolitics: An Advanced Introduction, New York University Press,
Nueva York y Londres, 2011, p. 28.
3. R. Esposito, Immunitas: The Protection and Negation of Life, Polity Press, Cambridge y Malden, 2011, p. 2.
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