Resumen Del Libro de Jose M. Martinez Hermeneutica Biblica Por Héctor Pérez (Centro Esdras PDF

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siempreacaballodelahermenutica,yellohastael

puntodeque,comosealaGerhardEbeling,la
historiadelaIglesiaesla
historiadelainterpretacindelaSagrada
Escritura.'Estejuiciohasidocompartidocasi
unnimementetantoporeruditosconservadores
comoportelogosdeotrastendencias.
AunenlapluralidaddelConsejoMundialdelas
Iglesiassereconocainicialmenteelencumbrado
lugarquelaBibliahabadetenerenelmovimiento
ecumnico.Unodesusportavoces,EdmundSchlink,
escriba:AmenosquelanormadelaPalabrade
Dios
lacualhadepermanecerporencimadenuestras
bsquedasydenuestrasinterrogacionessea
tomadaenserio,nuestrabsquedadelaIglesiaen
otrasconfesionesynuestraspreguntasacerca
denosotrosmismosacabarnenladisolucindela
iglesiayendesobedienciaalSeordelaIglesia.
II
NATURALEZA
Y CARACTERSTICAS
DE LA BIBLIA

I
CONSIDERACIONES
FUNDAMENTALES

LaimportanciadelaBibliaestfueradetoda
discusin.Suslibrosnosonslountesorode
informacinsobreeljudasmoyel
cristianismo;sucontenidoconstituyelasustancia
mismadelafecristianay.lafuentedeconocimiento
quehaguiadoalaIglesiaen
cuantoconcierneasuteologa,suculto,su
testimonioysusresponsabilidades
deservicio.
Lasolidezdelpensamientocristianoylavidamisma
delaIglesiadependendellugarotorgadoenellosa
laBibliaydel
mododeexaminarsustextos.Puedeafirmarseque
lasformulacionesdoctrinales,lapiedadylaaccin
delpueblodeDioscabalgan

Todo hermeneuta, antes de iniciar su labor, ha de


tener una idea clara de las caractersticas del texto
que ha de interpretar, pues si bien es cierto que hay
unos principios bsicos aplicables a la exgesis de
toda clase de escritos, no es menos cierto que la
naturaleza y contenido de cada uno de stos impone
un tratamiento especial. Al ocuparnos de la
interpretacin de la Biblia, hemos de preguntarnos:
Qu lugar ocupan sus libros en la literatura
universal?
Son producciones comparables a los libros sagrados
de otras religiones? Constituyen simplemente el
testimonio de la experiencia religiosa de un pueblo,
engalanado por la
agudeza de sus legisladores, poetas, moralistas y
rofetas? o forman, como sostiene la sinagoga juda
respecto a Antiguo Testamento
y la Iglesia cristiana respecto a la totalidad de la
Escritura, un libro diferente y superior a todos los
libros, el Libro, cuya autora,
en ltimo trmino, debe atribuirse a Dios? Puede
establecerse una paridad entre Biblia y Palabra de
Dios? Obviamente, la
respuesta a estas preguntas desempea un papel
decisivo en la interpretacin de las Escrituras judeocristianas. Pero cmo obtener una respuesta vlida?

III
MTODOS DE INTERPRETACION BIBLICA
En toda labor de investigacin, los resultados
dependen en gran parte de los sistemas o mtodos de
trabajo que se emplean.
La tarea hermenutica no es una excepcin, pues el
modo de inquirir el significado de los textos
determina considerablemente las conclusiones del
trabajo exegtico. Ello explica la disparidad
de interpretaciones dadas a unos mismos pasajes de
la Escritura, con las consiguientes implicaciones
teolgicas y prcticas.
Ni en la interpretacin de la Biblia ni en la de ningn
texto literario debe darse, en principio, por buena la
teora del significado
mltiple, es decir, la idea de que a un mismo texto se
le pueden atribuir sentidos diferentes que permitan, o
incluso exijan, interpretaciones
diferentes. Esto puede suceder en algunos casos,
pocos, como vimos en el captulo 1 al referirnos al
sensus plenior; pero normalmente un texto tiene un
solo significado verdadero.
Descubrirlo es la misin del exegeta. Y como el xito
en tal empresa est condicionado por el mtodo
interpretativo que se sigue,
es de todo punto necesario escoger el ms adecuado.
Por tal razn, dedicamos algunos captulos a los
mtodos ms
usados en la hermenutica bblica. De antemano,
recomendamos al lector prestar especial atencin a la
enorme influencia ejercida
por los presupuestos filosficos de los intrpretes en
su modo de practicar la exgesis. Ello confirmar el
imperativo de que toda interpretacin bblica sea
precedida de un honrado anlisis crtico de los
conceptos previos alojados en la mente del exegeta.
MTODO LITERALISTA
Asumiendo una distincin hecha por Bernard
Ramm, debiramos hablar ms bien del mtodo
hiperliteralista <<letrista, es decir del que
somete la interpretacin al significado atribuido
-a menudo caprichosamente- a la letra del texto.
El literalismo descansa sobre el postulado de que un
texto ha de entenderse siempre en su sentido literal, a
menos que ello se, a razonablemente inadmisible,
como sucede en el caso de .las metforas las fbulas
los smbolos y otras figuras de lenguaje.
Juiciosamente aplicado, se incluye en el mtodo
histrico-gramatical, del que nos ocuparemos
ms adelante. Pero. el hiperliteralismo,
haciendo caso omiso de los fundamentos racionales
del lenguaje, autoriza las ms absurdas licencias para
que el intrprete derive

a su antojo conclusiones exegticas de una frase,


una palabra o una sola letra. Por este camino, la
fantasa puede llevarle hasta
extremos tan originales como ridculos.
Este fue el caso de los literalitas hebreos. A pesar de
que los judos palestinenses haban establecido sanos
princip.ios de interpretacin
del Antiguo Testamento, muchos de sus rabinos
estuvieron muy lejos de ponerlos en prctica. Sentan
un profundo respeto hacia la Escritura, que
consideraban sagrada hasta en sus
letras; pero otorgaron una importancia excesiva
.a su ley oral (Mishna), lo que frecuentemente les
impeda una interpretacin correcta del texto escrito.
Recurdese el reproche de Jess a sus
contemporneos que, con su tradicin, invalidaban la
Palabra de
Dios.
MTODO ALEGRICO
La alegora es una ficcin mediante la cual una cosa
representa o simboliza otra distinta. Puede
considerarse, pues, como una
metfora ampliada. Su uso se ha generalizado tanto
en la literatura religiosa como en la secular cuando se
ha querido expresar verdades metafsicas. Tambin
en la Biblia encontramos alegoras, como veremos al
tratar las diversas formas de lenguaje figurado. Pero
no es la alegora en s lo que ahora vamos a
examinar, sino la aplicacin del principio alegrico a
la interpretacin de la Escritura, en virtud
del cual toda clase de textos, incluidos los histricos
y los que claramente tienen un significado literal, han
de interpretarse sacando
de ellos un significado distinto, oculto a simple vista,
pretendidamente ms rico y profundo.
Este mtodo se distingue, al igual que otros que
estudiaremos, por una ausencia casi total de
preocupacin respecto a lo que el autor sagrado dese
comunicar y por la libertad con que se
abren las puertas al subjetivismo del intrprete. Lo
que importa, en el fondo, no es lo que el hagigrafo
quiso expresar, sino lo
que el intrprete quiere decir. Como consecuencia, el
producto
de la exgesis puede variar adaptndola, segn
convenga, a las formas cambiantes del pensamiento
de cada poca. Con razn
K. Grobel se ha referido a la alegorizacin como a un
arte camalenico.'
4. The lnterpreter's Dict. of the Bible, 11, p, 719.
Los antecedentes de la interpretacin alegrica los
encontramos en el helenismo. Durante siglos, la

piedad de los griegos se haba nutrido de los poemas


de Homero y Hesiodo; pero el desarrollo
de la ciencia, incipiente, y de la filosofa lleg a hacer
sumamente difcil la aceptacin literal de los antiguos
relatos legendarios. Dos concepciones del mundo
muy diferentes entraban en conflicto: la mtica
tradicional y la cientfico-filosfica. Las mentes
filosficamente estructuradas no podan aceptar los
elementos fantsticos y ridculos que abundaban en
los escritos sagrados
griegos, por lo que no faltaron ataques satricos
contra las tradiciones religiosas. Pero el pueblo no
estaba dispuesto a renunciar
a sus creencias seculares. Finalmente, lo que pareca
irreconciliable lleg a armonizarse. La tensin entre
mitologa y filosofa se
resolvi mediante la alegorizacin de los poemas
clsicos, iniciada con ingeniosas explicaciones
etimolgicas de los nombres
dados a las diversas divinidades. Los relatos de los
grandes poetas del pasado no deban entenderse en
sentido literal. Su verdadero
significado (hyponoia) subyaca oculto bajo la
superficie de los hechos narrados y era desentraado
por la intuicin de los filsofos.
As, a pesar de la oposicin de Platn y Aristteles a
los abusos de la alegorizacin, sta se impuso en el
mundo del pensamiento helnico. Mediante ella,
como indica A. B. Mickelsen, poda mantenerse
la continuidad del pasado sin comprometerse
demasiado con los elementos indeseables de su
literatura. Los dioses homricos
y la totalidad del panten griego podan ser
alegorizados total o parcialmente. Si se deseaba
conservar ciertos "valores" de los dioses, caba el
recurso de alegorizar los relatos de sus
inmoralidades.
5. Interpreting the Bible, p. 28.
INTERPRETACIN DOGMTICA
Aunque tericamente todos los sistemas teolgicos
del cristianismo han sido elaborados a partir de la
Biblia, la verdad es que
tales sistemas pronto han adquirido en muchos casos
una autoridad propia que ha impuesto sus
conclusiones con toda rigidez a
la labor exegtica. La teologa no siempre ha sido
sometida a constante examen, en sujecin al texto,
iluminado por un mayor conocimiento hermenutico.
Por el contrario, la interpretacin ha sufrido los
efectos de un fuerte ceimiento con las fajas de
tradiciones teolgicas.
La interpretacin dogmtica se ha practicado -y se
practica an- en mayor o menor grado en todas las
confesiones cristianas,

pero ha caracterizado de modo especial al catolicismo


romano. En el caso de los escrituristas catlicos, a
pesar de la libertad
creciente de que disfrutan, su exgesis siempre est
hipotecada por el dogma. Como sinceramente
reconoce Leo Scheffczyk, profesor
catlico en la universidad de Munich, si se pregunta
a la dogmtica catlica por el sentido y el mtodo de
la verdadera interpretacin
de la Escritura, esta pregunta aparece en seguida
incluida en un vasto sistema de relaciones, que tiene
que ser descubierto en las respuestas. Por eso la
pregunta no sera contestada por la dogmtica
catlica de una forma suficiente, si procediera
exclusivamente de la Escritura y slo tuviese en
cuenta los requisitos que provienen de la Biblia;
porque para la dogmtica catlica
la Escritura no es el nico principio del
conocimiento, sino que tambin lo es el dogma."
Segn la teologa ortodoxa del catolicismo, ninguna
interpretacin puede estar en contradiccin con el
dogma o con el magisterio
eclesistico, lo que niega el principio protestante de
que ningn dogma puede estar en contradiccin con
las claras enseanzas
de la Escritura y que sta debe ocupar siempre un
lugar de supremaca, por encima de toda tradicin y
de toda formulacin teolgica. Slo la Escritura es
plena y exclusivamente normativa
(norma normans, non normata).
11. La Biblia y el hombre de hoy, Ed. Cristiandad,
pp. 32, 33.
12. La Interpretacin de la Biblia, Herder 1970, p.
113.
IV
LA INTERPRETACIN LIBERAL
Surge este mtodo dentro del liberalismo teolgico
que tuvo sus inicios a mediados del siglo XVIII, se
desarroll en diversas
fases y mantuvo su primaca en amplios sectores
protestantes hasta bien entrado el siglo xx.
No se distingue el liberalismo por la homogeneidad
de conceptos de sus defensores -a menudo muy
dispares entre s-, sino
por la coincidencia en unos principios que se
consideraban fundamentales
en el desarrollo de la teologa. Tales principios
pueden resumirse en la siguiente enumeracin:
a) Libertad de pensamiento y de accin, lo que
equivala a la eliminacin de toda traba impuesta por
los prejuicios y convencionalismos tradicionales.
b) Como consecuencia del principio anterior, una
actitud de gran reserva o de franca hostilidad hacia
cualquier forma de coercin
o autoridad externa.

e) Autonoma y supremaca de la razn, aunque no se


concretaba ni la naturaleza de sta ni su alcance, y a
pesar de que en algn momento se dio prioridad al
sentimiento.
d) Exaltacin del hombre como centro del
pensamiento y de la experiencia religiosa.
. e) Adaptacin de la teologa ora a la filosofa ora a
las cieneras naturales e histricas.
f) Apertura constante al cambio en los conceptos
teolgicos en la medida en que el progreso cultural lo
hiciese aconsejable.
. Las consecuencias subsiguientes a la aplicacin de
estos principios en la hermenutica bblica las
veremos ms adelante. Pero antes de considerarlas, y
a fin de poder tener una mejor compren-sin de las
mismas, conviene hacer un esbozo de la gnesis y
desarrollo
del liberalismo teolgico.
Aunque podran fijarse antecedentes del liberalismo
en pocas antiguas, las races de este movimiento-al
menos en su manifestacin
moderna-las hallamos en el Renacimiento, terreno
abonado en el que pronto germinara el racionalismo.
Como sealamos en
otro lugar, el Renacimiento sac a luz las glorias de
la civilizacin greco-romana para luego poner en tela
de juicio los principios y normas -algunos de ellos
insostenibles- que haban recogido la sociedad y la
religin durante la Edad M~dia.En la esfera religiosa,
la Reforma
traslad a la Palabra de Dios la autoridad que se
haban arrogado el Papa y la Iglesia. Pero,
paulatinamente, el mismo impulso dio lugar a
preguntas que afectaban toda la estructura de la
sociedad, de la filosofa y de la religin. Tanto
Bacon, en Inglaterra, como Descartes, en Francia,
iniciaron el mtodo inductivo, afanndose por llegar
a conclusiones razonables sobre la base de la
experimentacin, en contraste con la filosofa anterior
que, arrancando fundamentalmente de Platn y de
Aristteles, tomaba como punto de partida
algn concepto maestro, procurando luego adaptar
los hechos al concepto. Se haba iniciado la era de la
razn.'1. E. Trenchard y J. M. Martnez, Escogidos
en Cristo, pp. 264, 265.
Descartes, con su clebre cogito, ergo sum (pienso,
luego existo), dejaba sentada una base sobre la cual
se efectuara el giro del pensamiento religioso hacia
el antropocentrismo teolgico. La realidad ontolgica
del hombre se converta en el fundamento de toda
deduccin relativa a otras realidades, incluida la de
Dios.
Por consiguiente, los mtodos del conocimiento
religioso ya no estaran presididos por la revelacin,
sino por la razn.

En el periodo racionalista del liberalismo teolgico


(desde mediados del siglo XVII hasta mediados del
siglo XVIII), adems de
Descartes, sobresalen Spinoza, Leibnitz, Lessing y
los platonistas de Cambridge; pero la figura ms
destacada es John Locke, considerado
como el constructor del racionalismo.
Contrariamente a lo que algunos pudieran suponer, y
en contraste con algunos telogos de pocas
posteriores, Locke se esforz
por mantener una relacin de equilibrio entre la
autoridad de la Biblia y la razn. Segn Bernard E.
Meland, Locke retuvo un sentido vivo del "juicio de
la Sagrada Escritura" sobre la razn
humana, aunque insista en la necesidad de atender a
las demandas de la integridad propia en el uso de la
razn. Al leer la Escritura
-escribi- la integridad del entendimiento de uno
mismo est tan comprometida como la audicin de la
Palabra. Y la razonabilidad
de la Palabra de Dios -insisti- debe ser comprendida
de modo tal que la razonabilidad del propio
entendimiento del hombre pueda ser puesta en
correlacin con ella.' 2. Encycl. Britannica, 13, p.
1021.
Desgraciadamente, este respeto de Locke hacia la
Escritura y su autoridad pronto desaparecera del
pensamiento de los telogos liberales.
Sintetizando y adaptando libremente una amplia
exposicin de B. Rarnm,' sealamos a continuacin
las posturas mantenidas
-total o parcialmente- por las escuelas liberales.
Las repercusiones del liberalismo en la interpretacin
de la Biblia se caracterizan por su radicalidad. La
autoridad tradicional de las Escrituras no slo es
puesta en tela de juicio; es rechazada de plano. Se
recusan todas las formas de inspiracin genuina de la
Biblia, ya que cualquiera de ellas implica un
elemento sobrenatural. Por la misma razn, son
descartados los milagros y las predicciones
profticas. La revelacin queda reducida a una simple
capacidad del hombre para descubrir las verdades de
tipo religioso.
Lo fundamental para la fe cristiana no es el contenido
doctrinal de la Escritura, sino la experiencia. La
religin en general
y la israelita en particular no tienen su origen en la
revelacin de Dios; se explican simplemente
aplicando el concepto de evolucin
natural, en virtud de la cual los israelitas pasaron, a
travs de diferentes etapas, del politesmo al
monotesmo. Los escritos
de los hagigrafos deben ser sometidos, siempre que
convenga, al principio de acomodacin. Sus
conceptos a menudo fueron expresados

en trminos descriptivos del pensamiento o de las


creencias de su poca, sin que tal pensamiento o tales
creencias se ajustaran
a la verdad objetiva, por lo que carecen de validez
para la poca moderna, completamente distinta. La
Biblia es interpretada con un criterio histrico muy
particular.
Las creencias teolgicas son creadas por
determinadas condiciones sociales, no por
intervencin especial de Dios. La religin
bblica contiene elementos sincretistas; en gran parte
ha asimilado concepciones religiosas de otros
pueblos purificadas por el monotesmo
de los profetas y, sobre todo, por los principios ticos
de Jess.
6. Cit. por W. Pannenberg, Teologfa y Reino de Dios,
Ed. Sgueme, 1974, p. 99.
7. PEI, p. 64 ss
Bajo la influencia de Kant, la interpretacin de la
Biblia se realiza a travs del prisma moral, lo que
conlleva un rechazamiento
de cualquier tipo de interpretacin teolgica.
A la luz de este resumen, resulta obvio que los
telogos liberales en vez de someter sus criterios a la
Escritura, hacen de sta la sierva de su pensamiento,
y adems una sierva humillada. Sin ningn respeto
por lo que los autores sagrados realmente,quisieron
decir, interpretan los textos bblicos a su antojo,
ajustndolos
a sus propios principios filosficos.
El comentario que Paulus escribi sobre el Nuevo
Testamento puede servirnos de ilustracin. En su
exgesis de los evangelios,
elimina todo lo sobrenatural y explica los milagros de
sanidad obrados por Jess como exhibiciones
extraordinarias de una habilidad
mdica natural. El relato en el que se dice que Jess
anduvo sobre las aguas del lago de Tiberiades lo
interpreta Paulus afirmando que Jess andaba sobre
la playa y que la barca estaba
tan cerca de la orilla que cuando Pedro salt al agua,
Jess, desde la orilla, pudo darle la mano. La
impresin causada por este hecho
en los discpulos fue tan profunda que les rareca
como si Jess hubiese caminado milagrosamente
sobre e lago y acudido en su auxilio.'
Resulta difcil concebir ingenuidad tan ridcula, a
menos que tengamos en cuenta la gran fuerza de los
prejuicios en el momento de la interpretacin. Pero
stos nunca justificarn los injustos abusos cometidos
contra la Escritura al sacrificar arbitrariamente en
aras del pensamiento de la poca la fidedignidad de
los testimonios bblicos y el valor de los principios
racionales bsicos del lenguaje.
MTODO HISTRICO-CRTICO

El movimiento de investigacin histrico-crtica tiene


sus races en la expansin del humanismo
renacentista, aunque no adquiere
fisonoma propia hasta la poca de la Ilustracin. En
cierto modo, puede ser considerado producto del
liberalismo teolgico; pero como mtodo
hermenutico pronto adquiri identidad propia y una
vitalidad que lo ha hecho perdurar hasta nuestro
tiempo.
En muchos sectores de la ciencia bblica se ve en l
un instrumento indispensable; en algunos, el mtodo
por excelencia. Su finalidad es descubrir el sentido de
los textos bblicos dentro
del contexto de la historia de Israel, en el caso del
Antiguo Testamento, o de la primera tradicin
cristiana en el del Nuevo Testamento. En cualquier
caso, se trata de llegar a la interpretacin aplicando
cientficamente la razn histrica mediante sus mejores tcnicas. Este objetivo es loable. Y el mtodo,
correctamente
aplicado, es til. Incluye la investigacin de datos
tales como autor fecha en que el libro fue escrito,
posibles fuentes de informaci~
usadas por el autor bblico, fondo histrico, gnero
literario, peculiaridades lingsticas, informacin
arqueolgica o procedencia
de otras fuentes literarias y cuanto de algn modo
puede contribuir a iluminar el texto y determinar su
significado. En la actualidad
aun los exegetas ms conservadores reconocen el
valor de este mtodo. Pero a lo largo de la historia ha
sido usado a menudo
con una subordinacin total a presupuestos
filosficos, lo que lo ha privado de su carcter
rigurosamente cientfico y no pocas
veces ha conducido a falsas conclusiones que ponan
en tela de juicio o negaban la veracidad histrica de
numerosos pasajes bblicos. Paradjicamente, en este
mal uso del mtodo histricocrtico han cado ms los
telogos liberales que los historiadores.
En el enjuiciamiento del mtodo histrico-crtico han
de tomarse en consideracin no slo los postulados
tericos, sino las ideas filosficas que lo han
impulsado y el modo de su aplicacin.
En Ia prctica ha prevalecido, por Jo general, Ia
accin critica de un subjetivismo racionalista sobre la
investigacin objetiva de los
hechos narrados en la Biblia. Como ha sealado
Gerhard Maier, el ms grave defecto del mtodo
histrico-crtico es que el nfasis principal no se hace
en la indagacin histrica, sino en la crtica.
Lo crtico era motor y acelerador del movimiento.
Sobre ello descansaba el acento determinante.s" Ello
pronto condujo a desarrollar la distincin hecha ya
por J. S. Semler en el siglo XVIII, entre Escritura y

Palabra de Dios, entre lo meramente humano de la


Biblia y lo que realmente contiene de verdad divina.
Aceptada esta distincin, era preciso encontrar el
canon dentro del canon (Ernst Kasemann): 10 es
decir, la Escritura haba de
ser cribada para obtener lo autntico y normativo
separndolo delo falso y de lo intil. En este proceso
solo el intelecto del intrprete, con una total
autonoma, decide lo que debe ser aceptado y lo que
ha de rechazarse. Y lo hace generalmente con el
mismo espritu dogmtico con que inicialmente se
combati la teologa
dogmtica impuesta anteriormente a la interpretacin
bblica.
Convertido en historicismo, el mtodo asume los
rasgos de una ideologa. 11
9. Das Ende der historisch-Kritischen Methode,
Brockhaus, 1975, p. 7.
10. Klaus Haacker, Neutestamentliche Wissenschaft,
Brockhaus, 1981, p. 21.
11. Paul Wells, La Mthode historico-critique et les
problmes qu'elle pose, La
Revue Rforme, n.? 129, mars, 1982, p. 13.

Uno de los lugares ms destacados en el movimiento


histrico crtico lo ocupa JULIUS WELLHAUSEN
(1844-1918). Apoyndose en
ideas de crticos anteriores (Eichhorn, A. Geddes. H.
Ewald, E. Reuss, W. de Wette y K. H. Graf), alcanz
gran renombre por su teora documental relativa al
Pentateuco (o Hexateuco). Con l
y su escuela se llegaba a una de las cotas ms altas en
la crtica histrica. No slo se descartaba la
paternidad musaica del Pentateuco y los conceptos
tradicionales sobre composicin y autora de otros
libros de la Biblia -sobre todo del Antiguo
Testamento-, sino que se cuestionaba la totalidad de
la estructura de la historia israelita y de su religin.
Wellhausen y sus colaboradores
basaron su crtica en la concepcin hegeliana de la
historia expresada en trminos de evolucin. La
religin hebrea no era resultado de una revelacin
divina; haba surgido de otras formas primitivas, al
Igual que otras religiones. Ni los patriarcas ni Moiss
fueron monotestas. Moiss introdujo el culto a
Yahvh como el primer,
entre otros dioses. El yahvehsmo lleg a imponerse
gracias a la influencia de los grandes profetas, a la
reforma deuteronmica.
y a los efectos purificadores del exilio. Aun muchos
de los admiradores de esta escuela han debido
admitir que el esquema evolucionista de Wellhausen
es demasiado simple y que sus anlisis

ha de ser sometidos a revisin, mxime si se toman


en consideracin los grandes descubrimientos
arqueolgicos ms recientes
y los mtodos actuales de las ciencias histricas.
Como prolongacin y profundizacin del estudio
histrico-crtico de la Biblia en el siglo xx, estn
adquiriendo relieve creciente nuevas conformaciones
crticas, tales como la crtica o historia de las formas
(Fonngeschichte), la historia de las tradiciones y la
crtica de redaccin. Esta especializacin en el
estudio crtico de la
Escritura puede contribuir -y de hecho est
contribuyendo- a enriquecer el conocimiento de los
diversos elementos que subyacen en el fondo de los
textos bblicos, lo cual siempre es de gran
utilidad al interpretarlos. Pero, al Igual que en
periodos anteriores las conclusiones de los expertos
suelen estar determinadas ms por sus
presuposiciones -a veces por un afn de originalidadque por una objetividad imparcial. Sirva de ejemplo
la obra de GERHARD VON RAD, uno de los
especialistas ms distinguidos
de nuestro tiempo. Hay en ella aspectos brillantes.
Como observa Luis Alonso Schckel en su
presentacin de la versin castellana de Theologie
des Alten Testaments (Teologa del Antiguo
Testamento), el trabajo de G. von Rad no es slo
investigacin, sino que tiene mucho de autntica
meditacin: la fe contemplativa del autor
es el clima en que madura su inteligencia del Antiguo
Testamento." De ah lo complejo de su obra, erudita
y tendenciosa a la vez. Dentro del campo histricocrtico, muestra un criterio
sano cuando honradamente se esfuerza por llegar al
ncleo histrico de las narraciones a travs del
examen de diversas tradiciones sagradas. Pero sus
conclusiones significan -usando sus propias
palabras- la destruccin del cuadro narrativo
bblico.
VIII
ANLISIS LINGSTICO
DEL TEXTO
Una vez tenemos ante nosotros el texto bblico en la
forma ms depurada posible, hemos de penetrar en l
con objeto de descubrir su significado. Cmo? En
primer lugar, mediante el estudio de sus elementos
lingsticos.
La ciencia del lenguaje ha avanzado notablemente en
los ltimos tiempos y sus teoras son presentadas
como esenciales no
slo en toda labor de interpretacin literaria, sino
incluso en el desarrollo de la filosofa moderna.
Particular relieve ha adquirido

el anlisis estructural, cuyas perspectivas pueden ser


valiosas al exegeta bblico. Sin embargo, la
aplicacin del estructuralismo a la exgesis apenas
est en sus comienzos y se ve dificultada tanto por las
discrepancias existentes entre los especialistas como
por el hermetismo que caracteriza su terminologa.
Por otro lado, los
presupuestos filosficos que inspiran el
estructuralismo y algunos de sus principios bsicos,
como el que determina el paso del estudio de los
fenmenos lingsticos conscientes a su
infraestructura inconsciente, inevitablemente
conducen a separar el supuesto
contenido del texto del pensamiento de su autor.
Consecuentemente, los conceptos bblicos de
revelacin e inspiracin se esfuman totalmente, lo
cual para nosotros es inadmisible.
Por nuestra parte nos limitaremos a reas ms
elementales, pero insustituibles. El orden que
seguimos es ms bien convencional.
En la prctica, cada una de las partes del anlisis se
combina con las restantes desde el primer momento.
Lo contrario, adems de dificultar el trabajo,
probablemente producir resultados errneos.
ESTUDIO DE LAS PALABRAS
Ya aqu hemos de recalcar lo que acabamos de decir.
Sera una equivocacin empezar el anlisis de un
texto estudiando por separado cada uno de sus
vocablos. El valor y el significado de una palabra no
dependen de la palabra en s, sino de su relacin
con las restantes palabras del contexto. Por tal
motivo, es aconsejable iniciar el anlisis lingstico
con una lectura del contexto en
un sentido amplio. En algunos casos el contexto
puede ser la totalidad del libro en que se encuentra el
pasaje. A menos que se tenga una idea clara del
origen y desarrollo del pensamiento que preside el
texto, es fcil perderse entre los detalles semnticos
de las palabras sueltas. Slo cuando el intrprete ha
captado lo sustancial de la lnea de pensamiento que
atraviesa las palabras, frases, prrafos o secciones
est en condiciones de analizar stos. Paul Ricoeur
tiene razn cuando asevera que un texto no es, en
efecto, una simple secuencia de frases, y el sentido
del texto no es la suma del sentido de cada una de sus
partes. Un texto es un
todo relacionado de forma especfica con sus partes;
hay que elaborar la jerarqua de sus elementos:
elementos principales y elementos
subordinados; elemento esencial y elemento noesencial.
En cuanto a la amplitud de la seccin contextual, el
discernimiento del intrprete ser decisivo. Pero a
este punto volveremos

ms adelante. Una vez se conoce, aunque slo sea de


modo preliminar, el contexto con el meollo del
pensamiento que expresa, se deben seleccionar las
palabras del texto que se consideran ms
significativas. Segn W. C. Kaiser, una palabra es
significativa cuando responde a algunos de los
siguientes criterios: a) desempea un papel clave en
el pasaje que se interpreta; b) ha aparecido
frecuentemente en
contextos anteriores; c) es importante en el curso de
la historia de la salvacin anterior al texto.'
Cada una de las palabras seleccionadas debe ser
examinada con objeto de determinar su significado.
Este, inicialmente, debe buscarse en un buen
diccionario del hebreo o griego bblicos y ampliar
este trabajo cotejando la diversidad de usos de cada
trmino en diferentes contextos mediante una
concordancia.
En algunos casos puede ser til ahondar en las races
etimolgicas del trmino o contemplar la evolucin
diacrnica de su sentido a lo largo de sucesivos
periodos histricos. A este respecto
son sumamente tiles obras como el Diccionario
Teolgico del Nuevo Testamento, de Kittel (slo en
alemn e ingls) o el ms rel. Exgesis y
Hermenutica, Ed. Cristiandad, p. 46.
2. Toward an exegetical theology, p. 143.
.'Pero son muchas las palabras en todas las lenguas
cuyo significado difiere ostensiblemente del que
tuvieron originalmente. Mrtir
, por ejemplo, significa etimolgicamente testigo;
pero hoy, en espaol, mrtir es la persona que padece
muerte por amor de
Jesucristo y en defensa de su fe; por extensin, la
persona que muere o padece mucho en defensa de
otros o de sus convicciones o afectos.
ESTUDIO GRAMATICAL
Una vez ms hemos de insistir en que las palabras de
un texto no son unidades con existencia propia e
independiente. Son miembros de conjuntos
orgnicos: la frase, la oracin gramatical,
el prrafo. Toda palabra est estrechamente vinculada
a las que la acompaan y el valor o significado de
aqulla es determinado
en gran parte por stas. Por tal razn, es importante aunque no siempre decisivo como veremos- el
estudio de palabras y frases desde el punto d~
vista gramatical. Se espera que quien realiza un
trabajo de exgeSIS, aunque no sea un especialista ni
domine las lenguas originales de la Biblia, tenga por
lo menos un conocimiento aceptable tanto
de la morfologa como de la sintaxis.
No vamos a entrar aqu en detalles sobre las
peculiaridades de las gramticas hebrea o griega.

Ser conveniente, no obstante que mencionemos


algunos puntos elementales, bsicos en toda la~
bar de interpretacin. En espaol, la construccin
sintctica de la oracin admite gran variedad en el
orden de sus palabras. El escritor goza de
gran libertad para determinar ese orden segn el
nfasis que quiera dar a cada uno de los elementos, si
bien normalmente se coloca en primer lugar el sujeto
con sus complementos y a continuacin el
predicado con los suyos. Algo semejante ocurre en la
lengua hebrea, aunque a la inversa. Su orden
sintctico usual es: complemento cirfunstancial,
predicado y sujeto; pero puede variarse de todas las
armas posibles si se quiere cambiar la fuerza
expresiva de una palabra. En algunos casos, el nfasis
se logra colocando un nombre al principio y
sustituyndolo despus por medio de un adjetivo
posesivo. Ejemplo:
Dios, perfecto es su camino (Sal. 18:3), en
vez de: El camino de Dios es perfecto.

MODISMOS
Complementando nuestras notas sobre el estudio
gramatical de un texto hemos de hacer referencia a
los modismos, es decir a los modos de hablar, o
escribir que se suelen apartar en algo de las reglas de
la gramtica y que expresan ideas diferentes de lo
que literalmente indicaran sus palabras. Todas
las lenguas los tienen. En espanol, por ejemplo,
cuando decimos que alguien ha perdido la cabeza,
a nadie se le ocurre pensar que a tal persona se le ha
desprendido la parte superior de su cuerpo y que sta
ha Ido a parar a algn lugar desconocido. Es una
manera de decir que se le ha ofuscado la razn.
Comerse con los ojos a una persona
no es una forma inslita de antropofagia, sino
mostrar en la mirada vehemente deseo, amor,
admiracin, etc. El hebreo y el griego tambin tienen
sus modismos; y, de no discernirlos y
descubrirlo en su sentido correcto, corremos el
riesgo de interpretaciones errneas, a veces
disparatadas. Este riesgo es mayor cuando los
hebrasmos pasan a griego, como sucede con
frecuencia, en .traduccin literal o cuando, tambin
literalmente, tanto los modismos del Antiguo
Testamento como los del Nuevo
pasan a las diferentes versiones sin una traduccin o
aclaracin adecuadas.
IX
CONTEXTO Y PASAJES
PARALELOS
EL CONTEXTO

Hemos de reiterar aqu lo dicho al tratar del estudio


de las palabras y de sus relaciones gramaticales. El
examen del contexto
no sigue a tal estudio; ms bien lo precede y lo
acomraa en una relacin de mutua influencia. El
contexto ilumina e significado de los trminos y ste
hace ms concreto el contenido de aqul. As, en una
constante comparacin, ambos son enriquecidos y
precisados. Si hemos iniciado el anlisis lingstico
con el de las palabras ha sido por seguir un orden ms
o menos convencional.
Pero ese orden poda haberse invertido; de hecho,
algunos autores
hacen preceder el anlisis contextual al verbal.
Sea cual sea el orden que se siga, lo importante es dar
el lugar que le corresponde al examen del marco en
que se halla el pasaje que ha de interpretarse. El
concepto mismo de contexto nos muestra la
conveniencia de su estudio. Etimolgicamente, el
trmino se deriva del latn cum (preposicin de
ablativo que denota unin, asociacin o compaa) y
textum (tejido; por extensin, contextura, trama).
Aplicado a documentos escritos, expresa la conexin
de pensamiento que existe entre sus diferentes partes
para hacer de ella un todo coherente.
Extensin del contexto
Hasta dnde hemos de remontarnos en la parte del
escrito que antecede al pasaje objeto de interpretacin
o hasta qu punto
hemos de llegar en la que le sigue?
En respuesta a esta pregunta, se habla de un contexto
remoto y de un contexto inmediato. El primero, en un
sentido amplsimo, est constituido por la totalidad
de la Escritura. Pero de ese contexto debe pasarse
sucesivamente a otros cada vez ms reducidos:
Antiguo o Nuevo testamento. En el Antiguo.
Testamento, sern contextos ms limitados el
Pentateuco, los libros histricos, los poticos, los
sapienciales o los profticos, y dentro de cada grupo,
cada uno de los libros que lo forman. De un modo
anlogo, el contexto del Nuevo Testamento se reduce
mediante la clasificacin
en evangelios, Hechos de los Apstoles, epstolas y
Apocalipsis. Dentro del primero y del tercer grupo, se
considerar cada libro
por separado, destacando sus rasgos distintivos.
Despus se delimitar la seccin del libro en la que se
encuentra el texto y se determinar
el contenido esencial de la misma. Y as se
proseguir la reduccin hasta llegar al contexto ms
prximo al pasaje cuya exgesis se quiere efectuar.
Tipos de contexto

La conexin entre el texto y su contexto inmediato


puede ser: 1) lgica, cuando las ideas del texto
aparecen engarzadas en la lnea
de pensamiento de toda la seccin; 2) histrica,
cuando existe una relacin con determinados hechos
o acontecimientos (v.g., la conversacin de Jess con
el ciego de nacimiento (Jn. 9:35-38) y el contexto de
su curacin y de su testimonio (9:1-34); 3) teolgica,
si
el contenido del texto forma parte de un argumento
doctrinal, como sucede en numerosos pasajes de
Glatas o Romanos.
Irregularidades contextuales
En el examen del contexto deben tenerse en cuenta
los parntesis, las digresiones y los cambios bruscos
de un tema a otro. En
cualquiera de estos casos, el hilo del pensamiento del
autor parece romperse para introducir una lnea nueva
de reflexin. El intrprete habr de tener el debido
discernimiento para advertir que el verdadero
contexto no lo constituyen los versculos que
anteceden ---o siguen- inmediatamente al texto
objeto de exgesis, mismo en una porcin anterior o
posterior a los mismos.
PASAJES PARALELOS
No siempre el contexto aporta luz para la mejor
comprensinde un texto. Puede suceder que ste se
encuentre aislado, sin conexin con lo que le
antecede o le sigue. Es lo que vemos en la mayor
parte de los textos de Proverbios, pues con la
excepcin de algunas secciones cuyo contenido gira
en torno a temas concretos (las malas compaas,
1:10-19; la VIda de piedad, 3:1-12; la sabidura,
3:13-4:27; 8:1-9:18; las exhortaciones contra la
impureza, 5:1-23; 6:20-7:27; la amonestacin al rey,
31:2-9; y el elogio de lamujer vituosa, 31:10-31), el
resto del libro est compuesto de mximas y
sentencias discontinuas. Algo anlogo acontece con
determinadas porciones de Eclesiasts y del Cantar
de los Cantares. En el resto de las Escrituras, aunque
con menos frecuencia, tambin hallamos pasajes
inconexos. En tales casos, es intil trabajar en el
contexto. La ayuda hemos de buscarla en los pasajes
paralelos, es
decir aquellos que en otros lugares de la Biblia se
refieren al mismo hecho histrico, a la misma
doctrina o a una enseanza, exhortacin
o tema semejante. En estos pasajes paralelos
generalmente hallamos ayuda no slo para entender
mejor el texto que tratamos de interpretar, sino
tambin para obtener una perspectiva
ms amplia tanto de su significado como de sus
aplicaciones.

X
LENGUAJE FIGURADO
Aunque algunos autores incluyen el estudio de las
figuras de lenguaje en la hermenutica especial,
creemos que tal estudio no
debe separarse demasiado del lugar que le
corresponde como parte del anlisis lingstico. De
otro modo, podra darse la impresin
de que el mtodo gramtico-histrico slo es
aplicable a textos que admiten una interpretacin
rigurosamente literal. Pero ya vimos que aun en
textos cuyo contenido global demanda una
interpretacin de este tipo aparecen palabras o frases
en sentido figurado.
Se dice que una palabra tiene sentido figurado
cuando expresa una idea diferente de la de su
acepcin literal. En este caso se produce un cambio
de significado. De ah que a las figuras de lenguaje se
les d tambin el nombre de tropos, transliteracin
del trmino griego, que significa vuelta o cambio.
Este fenmeno lingstico es universal, ya que no
existe ninguna lengua en la que haya una palabra para
cada concepto, material o abstracto. Una persona de
mediana cultura tiene a su disposicin un caudal de
veinte mil a treinta mil palabras. Pero suman cientos
de miles los objetos, hechos, ideas, sentimientos y
experiencias que en un momento dado ha de poder
identificar o expresar mediante el lenguaje. Aparte de
su necesidad, los tropos son un medio insustituible
para dar mayor viveza y elegancia de estilo -a veces
incluso mayor claridad- al discurso o al texto escrito.
Tratemos de sustituir el lenguaje figurado de las
grandes afirmaciones de Jess sobre s mismo por
frases equivalentes sin figuras y notemos la
diferencia en la impresin que el cambio nos
produce. En vez de Yo soy la luz del mundo, Yo
soy el mediador de la verdad y la justicia que han de
salvar el mundo; o en vez de Yo soy el pan de
vida, Yo soy lo que vosotros imprescindiblemente
necesitis para tener vida. Aun el menos dotado de
sensibilidad literaria advertir la superioridad de las
frases figuradas en ambos casos:
Por otro lado, el hombre ha tenido tendencia desde
tiempos remotos a establecer comparaciones y
analogas, por lo que infinidad
de figuras de lenguaje han surgido de modo
espontaneo, natural sin que su comprensin haya
planteado la menor dificultad. Cuando, por ejemplo,
se afirma que talo cual persona es una lumbrera, que
talo cual poltico es un camalen, todos entendernos
bien lo que se quiere decir. Por eso en; muchos casos
el Lenguaje figurado slo exige para su interpretacin
estar familiarizado con el usus loquendi de cada
expresion, es decir, con que el tropo significaba en el
mundo del autor. Esta informacin puede obtenerse

por lo general, en diccionarios o buenos comentarios.


El estudio de las figuras de lenguaje apasion ya los
antiguos griegos, entusiastas de la retrica, quienes
dieron. nombre a ms de doscientas de tales figuras.
Los romanos 'prosiguieron dando atencin a su
estudio; pero en la Edad Media el inters por los
tropos prcticamente se extingui. Hoy el nmero de
stos objeto de estudio es ms bien limitado. Nos
ocuparemos pronto de los ms importantes; pero
antes ser til echar una ojeada al fondo de la
tropologa bblica.
XI
TIPOS Y SMBOLOS
Es discutible la inclusin de la tipologa y la
simbologa en este lugar de nuestra obra! como si se
tratara de una parte del estudio del lenguaje figurado.
Por sus caractersticas propias y por
su entidad tendran un lugar justificado -y quiz ms
lgico- en la hermenutica especial. Pero, por otro
lado, los puntos de analoga que los tipos y los
smbolos tienen con las figuras de lenguaje permiten
que les asignemos el espacio correspondiente
inmediatamente despus de stas. El punto de
semejanza con los tropos que ya hemos estudiado es
que tanto los tipos y los smbolos como las figuras de
lenguaje
expresan algo distinto de lo indicado en su sentido
literal. La diferencia radica en que el lenguaje
figurado de la Biblia es comn
a cualquier otra literatura, mientras que la tipologa
bblica -y en parte la simbologa- est determinado
por el contenido mismo de la Escritura. Surge
bsicamente de indicaciones contenidas en la propia
revelacin. Dado que entre tipos y smbolos tambin
hay diferencias notables, los estudiaremos por
separado.
TIPOLOGA
El trmino griego typos, del que se deriva la palabra
tipo, aparece catorce veces en el Nuevo
Testamento con diversas acepciones,
las ms importantes de las cuales son dos: a) modelo;
b) producto que se obtiene segn el modelo. Se usa
especialmente en el sentido de patrn o ejemplo para
la conducta moral del cristiano (Fil. 3:17; 1 Ts. 1:7; 2
Ts. 3:9, entre otros). Pero tambin hay textos en los
que el typos se usa con el significado que estamos
considerando. Pablo escribe respecto a Adn que es
figura -typos- del que haba de venir (Ro. 5: 14); y
de las experiencias de Israel en el desierto dice que
sucedieron como ejemplos typoi para nosotros (l
Ca. 10:6, 11).
SIMBOLOGA

El smbolo es un ser u objeto que representa un


concepto abstracto, invisible, por alguna semejanza o
correspondencia. As, el perro es smbolo de
fidelidad; la balanza, de justicia; el cetro, de
autoridad; la bandera, de la patria; el ramo de olivo,
de la paz; etc. A los ejemplos que acabamos de
mencionar, podramos aadir
otros que tienen un significado casi universal; son
comunes a muchos pueblos y aparecen en sus
respectivas literaturas a lo largo de los siglos. Pero
hay smbolos que son neta y exclusivamente bblicos
y se refieren a aspectos determinados de las obras de
Dios en su relacin con los hombres. El simbolismo
del arco-iris ha llegado a universalizarse, pero tiene
su origen en la promesa de Dios a No de que nunca
ms sobrevendra otro diluvio. Y son innumerables
los smbolos que pertenecen singularmente al
pensamiento y a los escritos bblicos.
Clasificacin de los smbolos
Generalmente se establecen tres clases de smbolos:
objetos materiales, hechos milagrosos y elementos de
visiones profticas.
Acciones simblicas
El estudio de objetos simblicos debe completarse
con el de acciones del mismo carcter. Muchas veces,
por indicacin divina, los profetas llevaron a cabo
actos -a menudo inslitos- que tenan por objeto
hacer ms vvido y penetrante su mensaje. En
algunos casos esas acciones estuvieron profunda y
dramticamente insertadas en la experiencia personal
de quien las realizaba. As el profeta dejaba de ser
simplemente anunciador para convertirse en actor.
Simbologa diversa
Es la relativa a nmeros, nombres, colores, metales,
piedras preciosas, etc. Es innegable que en algunos
de estos elementos puede descubrirse un matiz
simblico, por lo que el intrprete no puede soslayar
su consideracin. Por otro lado, debe evitarse la
generalizacin y ver en todos los nmeros, nombres,
colores y metales o piedras preciosas un simbolismo
que en muchos casos es inexistente.
Nmeros simblicos
La significacin que los israelitas dieron a
determinados nmeros est en consonancia con una
prctica bastante generalizada en otros pueblos del
antiguo oriente, especialmente en Babilonia y en
otras regiones ms o menos influenciadas por la
cultura caldea. No sera de extraar que tal prctica
hubiese sido heredada
por Israel a travs de los patriarcas. El carcter
simblico de algunos nmeros de la Biblia ha sido
reconocido por todos sus intrpretes, tanto judos

como cristianos. Sin entrar en un estudio demasiado


prolijo, destacamos seguidamente,
por orden de importancia, los nmeros ms
significativos en la simbologa de la Escritura.
Nombres simblicos
De vez en cuando encontramos en la Biblia nombres
propios, de personas o de lugares, que se usan
simblicamente. En determinados
casos, el nombre expresa literalmente la realidad
simbolizada. Recurdese el nombre del hijo del
profeta Isaas, Searjasub = un remanente volver (Is.
7:3). Generalmente estos nombres
eran impuestos por indicacin divina, como sucedi
con otro de los hijos de Isaas, Maher-shalal-hashbaz = el despojo se apresura
(Is. 8:1-4) o con los hijos de Oseas: Jezreel (nombre
del hermoso valle profanado por el sanguinario Jeh,
cuya casa iba a sufrir
el juicio de Dios -Os. 1:4), Lo-ruhama = no
compadecida (Os. 1:6) y Lo-ammi = no pueblo mo
(Os. 1:9), los cuales forman parte importante del
entramado proftico del mensaje de Oseas.
Colores simblicos
Al parecer, antiguamente no se apreciaban los colores
de modo tan diferenciado como hoy. Por eso,
generalmente, en la Biblia slo hallamos referencias
a los ms fcilmente indentificables,
como el rojo, el amarillo, el blanco, el azul, el negro,
etc. El azul, por ser el color del cielo, sugera lo
celestial, lo santo, lo divino. Ello explica que el
manto del efod del sumo sacerdote fuese de este color
(Ex. 28:31; 39:22) y que tambin lo fuesen otras
partes de su indumentaria, as como el pao todo
azul con
que deban cubrirse los objetos ms sagrados del
tabernculo en los desplazamientos de Israel a travs
del desierto (Nm 4-6 711, 12).
El color prpura o escarlata era simblico de realeza
o majestad (Jue. 8:26; Est. 8:15; Dan. 5:7). El blanco
siempre ha sido smbolo de pureza y gloria. Apareca
en el lino de las vestiduras del sumo sacerdote (x.
28:5, 6, 8,
15, 39). Caracteriza tambin las de Jess en el
momento de su transfiguracin (Mt. 17:2; Mr. 9:3;
Lc. 9:29) y las de la esposa del Cordero (Ap. 19:8).
El negro suele estar relacionado con la muerte y el
luto (Jer.14:2) y con el hambre (Ap. 6:5, 6). El rojo
hace pensar en la sangre, en la guerra (Nah.
2:3;Ap.6:4).
Metales y piedras preciosas
Que algunos de estos elementos tienen un carcter
emblemtico es innegable; pero sta es quiz la parte
ms difcil de la simbologa,

dada la dificultad .con que se tropieza a menudo


para particulanzar en el simbolismo de cada uno de
los materiales. Frecuentemente aparecen combinados,
por lo que en algunos
textos lo ms aconsejable, probablemente, ser
buscar el simbolismo del conjunto y no de cada una
de las partes. Por ejemplo, las gemas que componen
las puertas de la Jerusaln celestial
(Ap. 21:14,19,20). Tal vez, el metal de ms claro
simbolismo es el oro el cual nos sugiere el esplendor
de la gloria de Dios. De ah su abundancia en el
tabernculo israelita (cubierta del arca, querubines,
altar del
incienso, mesa para el pan de la proposicin y
candelero). La simbologa, indudablemente, puede
hacer una aportacin importante en el estudio
exegtico de no pocos textos. Los datos
bblicos nos facilitan la orientacin para su estudio.
Pero es menester que nos movamos en este campo
con la mxima circunspeccin,
pues es terreno abonado para el desarrollo exuberante
de fantasas poco recomendables. Colores simblicos
Al parecer, antiguamente no se apreciaban los colores
de modo tan diferenciado como hoy. Por eso,
generalmente, en la Biblia slo hallamos referencias
a los ms fcilmente inidentificables, como el rojo, el
amarillo, el blanco, el azul, el negro, etc.
El azul, por ser el color del cielo, sugera lo celestial,
lo santo, lo divino. Ello explica que el manto del efod
del sumo sacerdote
fuese de este color (Ex. 28:31; 39:22) y que tambin
lo fuesen otras partes de su indumentaria, as como
el pao todo azul con
que deban cubrirse los objetos ms sagrados del
tabernculo en los desplazamientos de Israel a travs
del desierto (Nm 4-6 7, 11, 12).
El color prpura o escarlata era simblico de realeza
o majestad (Jue. 8:26; Est. 8:15; Dan. 5:7). El blanco
siempre ha sido smbolo de pureza y gloria. Apareca
en el lino de las vestiduras del sumo sacerdote (x.
28:5, 6, 8,
15, 39). Caracteriza tambin las de Jess en el
momento de sutransfiguracin (Mt. 17:2; Mr. 9:3; Lc.
9:29) y las de la esposa del
Cordero (Ap. 19:8). El negro suele estar relacionado
con la muerte y el luto (Jer.
14:2) y con el hambre (Ap. 6:5, 6). El rojo hace
pensar en la sangre, en la guerra
(Nah. 2:3; Ap.6:4).
Metales y piedras preciosas
Que algunos de estos elementos tienen un carcter
emblemtico es innegable; pero sta es quiz la parte
ms difcil de la simbologa,

dada la dificultad .con que se tropieza a menudo


para particulanzar en el simbolismo de cada uno de
los materiales. Frecuentemente aparecen combinados,
por lo que en algunos textos lo ms aconsejable,
probablemente, ser buscar el simbolismo del
conjunto y no de cada una de las partes. Por ejemplo,
las gemas que componen las puertas de la Jerusaln
celestial
(Ap. 21:14,19,20).
Tal vez, el metal de ms claro simbolismo es el oro el
cual nos sugiere el esplendor de la gloria de Dios. De
ah su abundancia en el tabernculo israelita
(cubierta del arca, querubines, altar del incienso,
mesa para el pan de la proposicin y candelero).
La simbologa, indudablemente, puede hacer una
aportacin importante en el estudio exegtico de no
pocos textos. Los datos bblicos nos facilitan la
orientacin para su estudio. Pero es menester
que nos movamos en este campo con la mxima
circunspeccin, pues es terreno abonado para el
desarrollo exuberante de fantasas poco
recomendables.
XII
ESTUDIO DEL FONDO
HISTRICO
El anlisis lingstico del texto ha de completarse con
el de su contexto histrico. Segn Davidson, la
interpretacin gramatical
y la historia, rectamente comprendidas, son
sinnimas.' Por nuestra parte, nos cuesta un poco
aceptar tal sinonimia; pero es evidente que ningn
escrito -menos an si se trata de un pasaje de la
Biblia- puede ser interpretado objetivamente si se
separa de las circunstancias histricas en que se
origin. Los diferentes libros de la Escritura distan
mucho de ser tratados religiosos abstractos,
impersonales y atemporales. Surgen en medio del
acontecer humano y en ellos palpita con fuerza la
realidad existencial de individuos y pueblos en las
ms diversas circunstancias. Por supuesto, este hecho
no significa que la Biblia es un mero producto de la
historia, como han supuesto algunos llevados de sus
prejuicios liberales. No podemos perder de vista su
naturaleza, su relacin con la revelacin de Dios.
Pero hemos
de recordar que tal revelacin est inseparablemente
entrelazada con la historia. Por ello, la comprensin
de su contenido slo es
posible cuando tomamos en consideracin su trama
histrica.
XIII
INTERPRETACIN TEOLGICA

Cuando el proceso del anlisis gramtico-histrico de


un texto se ha completado, puede decirse que el
intrprete ha llegado al fin de su labor y que est en
condiciones de fijar sus conclusiones exegticas?
Esto puede suceder en algunos casos, pero no
siempre. Recordemos que la Biblia es el medio por el
cual la revelacin de Dios llega a nosotros. Y esa
revelacin engloba un conjunto de hechos y verdades
con un fondo de carcter doctrinal, didctico
(recurdese 2 Ti. 3:16). Ese conjunto es adems
orgnico; constituye un todo coherente en el que cada
una de las partes guarda una relacin de armona con
las restantes. No hay discordancias o contradicciones
reales entre ellas.
Se da el hecho de que algunos textos podran ser
interpretados segn el mtodo gramtico-histrico de
modo tal que el resultado de la exgesis pareciese el
ms plausible, pero que estuviera en
conflicto con otros textos. Si, por ejemplo, tomamos
determinados pasajes de Eclesiasts (3:19, 20;
9:4,6,10) no sera ilgico sostener
que la Biblia niega la supervivencia espiritual del
hombre despus de la muerte. Si consideramos
aisladamente textos como Mr. 13:32, 1 Co. 15:27,28
o 2 Co. 13:13, podramos deducir que
Cristo, pese a su grandeza incomparable, no alcanza
la naturaleza y el rango de la divinidad. Si
estudiramos Stg. 2:14-26 prescindiendo
del corpus doctrinal del conjunto de la Escritura,
seguramente no titubearamos en afirmar
categricamente que el hombre es justificado ante
Dios por la fe y por las obras. Pero todas
estas conclusiones seran errneas por cuanto difieren
radicalmente de lo que ensean globalmente muchos
otros pasajes bblicos.
Teologa y dogmtica
Debemos diferenciar la teologa de la dogmtica, a
pesar de que no pocos autores usan ambos trminos
indistintamente. A nuestro modo de ver, no son
sinnimas. La primera es dinmica,
mientras que la segunda es esencialmente esttica.
Aquella se distingue por la reflexin, mientras
que, la dogmtica se caracteriza por la formulacin.
La primera es mas bien un trabajo la segunda es
resultado de ese trabajo, ,cuyos rasgos principales
son la fijacin
y la autoridad. La dogmtica es un conjunto de
dogmas; y el dogma, segn se reconoce
generalmente, es una doctrina fundamental
contenida en la revelacin divina y definida
autoritariamente; por la Iglesia como verdad que debe
ser admitida por todos los Cristianos.

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