ALLISON Dale C.

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LA RESURRECCIN DE LOS MUERTOS

Los movimientos milenaristas cuando imaginan el futuro paradisiaco,


regularmente esperan el retorno de los antepasados, y en las fuentes
Judas el Juicio Final est a menudo relacionado con la resurreccin
de los muertos. Esto deshace el mal que supone la muerte y restaura el
sentido que la muerte se lleva consigo. En Dan. 12:2, los muertos
resucitan y precisamente en orden a heredar la vida eterna o el eterno
sufrimiento, depende. En 4 Esdras 7:31-44, inmediatamente despus que
la tierra vuelve a la vida a aquellos que duermen en ella, el Altsimo
se sienta en el trono del juicio. Jess quiz visionaba algo similar.
Marc. 12:18-27 refleja el pensamiento de Jess, Q 11:31-32, La reina
del sur se levantar en el juicio., y La gente de Nnive se
levantarn en el juicio. El tiempo verbal est en futuro, el uso
de en el juicio, y el significado natural de se levantarn cuando
es seguido por en el juicio, la asociacin escatolgica de esta
generacin en otros versculos de la tradicin de Jess(1), la idea
que la ltima generacin ser especialmente mala(2) y la reunin de
gente de diferentes pocas y lugares deja poca duda que Q 11:31-32
visualiza la resurreccin al final del juicio. Pero quin compuso
estos dichos?
Bultmann seala correctamente que si uno considera el dicho en s
mismo, no hay necesidad de tomarlo como una formulacin de la
comunidad(3). Continua diciendo que Q 11:31-32 tiene un paralelo con Q
10:13-15 (los ayes contra Corazan, Betsaida, y Cafarnan), y afirma
que, dado que esta ltima es una formulacin de la comunidad, la
anterior tambin lo es. Un problema con este razonamiento es que,
aunque los paralelos son lo suficientemente reales, Q 10:13-15 no es
una formulacin de la comunidad(4).
Norman Perrin, al contrario de Bultmann, pensaba que Jess era el
autor de Q 11:31-32.
A este respetable argumento se puede aadir que en ninguna otra parte
en el Cristianismo temprano omos nada acerca de la Reina del Sur, y
los Ninivitas no son mencionados en ningn otro lugar excepto en 1
Clemente 7:7.
Tambin, invirtiendo el punto de Bultmann, se puede observar el fuerte
lazo de unin intertextual entre Q 11:31-32 y los ayes de Q. 10:13-14.
Ambas citas se refieren a un par gentil del pasado (Tiro y Sidn en Q
10:13-14; y la Reina del Sur y los Ninivitas en Q 11:31-32. Se
refieren las citas a su arrepentimiento y respuesta positiva.
Contrastan implcitamente este arrepentimiento Gentil con el fallo de
la audiencia de Jess. Finalmente, mencionan el Juicio Final (Q 10:1314 Habr menos rigor en el juicio; Q 11:31-32 Se levantarn en el
Juicio).
A pesar de este consenso, no parece que una cita est modelada de
acuerdo con la otra. Se puede inferir que una misma persona es el
autor de ambas. Dado que Q 10:13-14 probablemente fuese un dicho de
Jess, se puede poner boca abajo el razonamiento de Bultmann y afirmar
que Q 11:31-32 tambin lo es.
Al menos un texto de Marcos y otro de Q nos informan que Jess, como
los Fariseos y al contrario de los Saduceos, esperaba la resurreccin
de los muertos. El hecho que los seguidores de Jess, justo despus de
su muerte, afirmasen que Dios lo haba resucitado de entre los muertos
es una prueba ms.

Las antiguas fuentes Judas no son unnimes acerca de quien sera


resucitado. Algunas pensaban que slo los justos lo seran(5). Pero,
probablemente bajo influencia Iran, una resurreccin universal
aparece en Orac. Sibilina 4: 179-90; y 4 Esd. 7:32. El mismo punto de
vista es expresado en Ju. 5:28-29 (atribuido a Jess) y Hech.
24:15(6). Qu pensaba Jess?
En Luc. 14:12-14, Jess dice que, cuando uno d una cena, no ha de
invitar a sus amigos o familiares sino a los pobres, tarados, cojos, y
ciegos quienes no podrn corresponderte, y as sers recompensado en
la resurreccin de los justos. Esto podra significar que los malos
no sern resucitados. Pero es posible que Lucas no lo entienda as,
porque en otro texto presenta a Pablo expresando que habr una
resurreccin tanto de los justos como de los injustos (Hech. 24:15).
Es posible que se creyese en una resurreccin de la vida y tambin
se hablase de la resurreccin de los condenados (Juan 5:29). Adems
de esto, no se puede asignar con confianza Luc. 14:12-14 a Jess(7).
Ms prometedora es Q 12:5 en la versin de Mateo, que se refiere a
Dios quien puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno
(10:28), Q conserva el texto mejor que la versin Helenizada de Lucas
(que, despus que ha matado el cuerpo tiene poder para echarlo al
infierno)(8). Tambin se piensa que este dicho viene de Jess(9). Si
es as, se puede creer no solo que, respecto a Jess, la resurreccin
fue inequvocamente corporal sino que tambin mantena el punto de
vista que se le atribuye en Ju. 5:28-29, o sea, que habr una
resurreccin de los justos y los injustos. Porque la destruccin del
cuerpo en el infierno asume que la persona ha sido resucitada de entre
los muertos, condenada en el juicio, y despus echada corporalmente en
el lugar de castigo.
Esta inferencia es confirmada por Q 11:31-32: La Reina del Medioda
se levantar en el juicio., y la gente de Nnive se levantar en
el juicio. Esto parece indicar que no solo los justos Gentiles
sern resucitados sino tambin la generacin impa que ha fallado en
responder apropiadamente a Jess. Esta generacin es resucitada para
ser condenada.
La tradicin de Jess ofrece algunos datos de cmo Jess conceba el
estado de resucitado. Marc. 9:43-48 donde dice que es mejor entrar
manco, cojo, o con un solo ojo en la vida que ser enviado al infierno,
puede implicar que el cuerpo ser resucitado exactamente tal y como
fue enterrado(10). O sea, si se ha cortado un miembro, este faltar en
la resurreccin. Este tipo de pensamiento aparece en Eccl. Rab. 1:4:
la gente resucita tal y como fue enterrada, as el ciego ser ciego,
el cojo ser cojo, etc. (11). La antigedad de esta creencia es
confirmada por 2 Bar. 50:2 Porque la tierra restaurar los muertos,
(que ahora recibe en orden a conservarlos). No har cambios en su
forma, sino que como los recibi, los restaurar, y como Yo los
entregu a esta, as esta los resucitar.
De todas maneras, si Jess esperaba que los cuerpos resucitasen tal
como haban fallecido se puede asumir, a la vista de Marc. 12:18-27,
que profetiza que los santos sern como los ngeles del cielo, que
no esperaba una reasuncin de la existencia mundana(12). Aunque los
autores de 2 Baruch y Eclesiasts Rabbah imaginaron que los cuerpos
saldran de sus sepulcros tal y como a estos llegaron, tambin
suponan que, poco despus de la resurreccin, los justos seran
salvados y transformados. Esta conviccin era probablemente comn. Uno
recuerda no solo 2 Macab. 7:10-11, donde un mrtir profesa su creencia
que aunque su lengua y manos son amputadas, Dios se las restaurar de

nuevo, sino tambin la pared de la sinagoga de Dura-Europos, donde se


describen partes del cuerpo siendo reunidas en la resurreccin. Estos
textos estn en lnea con las interpretaciones posteriores Judas de
Ezequiel 37: la antigua visin de los huesos siendo reunidos era
entendida como descripcin de la restauracin literal de los cuerpos
humanos todos perfectos en la resurreccin(13). Se puede asociar esta
conviccin con Jess.
Que la esperanza de Jess en la resurreccin no nos dice nada acerca
de su punto de vista sobre el llamado estado interino, -el periodo
entre la muerte y la resurreccin. Dada su esperanza que la
resurreccin tendra lugar pronto, quiz igual que algunos de los
conversos de Pablo en Tesalnica, no reflexion mucho sobre este tema.
Por otro lado, muchos Judos que crean en la resurreccin tambin
crean en un estado interino bendecido(14), y la posibilidad que Jess
compartiera esta creencia es suscitada en Luc. 16:19-31, en el relato
del hombre rico y Lzaro. Aunque no sea adecuado sacar muchas
conclusiones de una parbola como esta, uno se pregunta, si Jess
relat esta historia, cuan extraa le era la nocin de una existencia
fuera del cuerpo.
------------------------------------------------1.
E. Lvestam, Jesus and this Genaration, a New Testament
Study CBNT 25 (Stockholm, Almqvist & Wicksell, 1955.
2.
2 Tim. 3:1-5; Oraculo Sibilina 4:152-61; m. Sota 9:15; y
Lactantius, Div. Inst. 7:18. La idea que la maldad aumenta a
medida que se acerca la edad de oro es comn en la historia
de las religiones. Aparece en las fuentes Iranias, Jamasp
Namak, 62, 68, 69, y Zand i Wahman Yast 4:21 (Durante el
tiempo de mayor maldad un pjaro obtendr mayor reverencia
que un religiosa en Iran), as como en los Orculos de
Hystaspes segn Lactantius, Div. Inst 7:15. Ver Mircea
Eliade, El Mito del Eterno Retorno, o Cosmos e Historia
Princeton: Bollingen, 1971, pp. 112-30.
3.
Bultmann, History, p. 113.
4.
Becker, Jesus von Nazaret, pp. 78-80, y Davies and Allison,
Matthew, vol. 2, pp. 270-71.
5.
Salmos de Salomn 3; 1 Enoc 83-89; 2 Bar. 30:1-5.
6.
Tambin presupone Mat. 5:29-30, donde se habla de todo tu
cuerpo ser arrojado al infierno.
7.
J. Jermas, Die Sprache des Lukasevangeliums, Meyerk
(Gttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1980, pp. 238-39.
8.
Comparar Joachim Grilka, Das Matthusevangelium 1. Teil,
HTKNT 1/1 Freiburg: Herder, 1986, pp. 384-85.
9.
Ulrichluz, Das Evangelium nach Matthus (Mat. 8-17), KENT
- Neukirchen Vluyn: Neukirchener, 1990, p.124.
10.
Aunque hay dudas sobre la autenticidad de este texto.
11.
Atribuida a R. Levi y R. Jacob of Gebal in the name of R.
Hanina.
12.
Comparar Jacques Schlosser, Die Vollendung des Heils in der
Sicht Jesu, en Weltgericht und Weltvollendu ng: Zukun
ftsbilder im Neuen Testament, ed. Hans-Josef Klauck, QD 150
Freiburg: Herder, 1994-, pp. 74-78.
13.
Harald Riesenfeld, The Resurrection in Ezekiel XXXVII and in
the Dura-Europos Paintings, Uppsala Universitets Arsskrift
11 Uppsala: Almqvist & Wiksell, 1948.
14.
2 Macab. 7:9 y 36; 1 Enoc. 22:1-14; 60:8 y 62:15; 4 Esdras
7:32, 76-101.

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