Theatron 20 21 PDF
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Editorial
Lecturas
Testimonios
Nicols Curiel
Hugo Pags
Textos
Entrevista
Pg.
......................................................................................................................................... 3
Las Cabrujeras de Francisco Rojas Pozo................................................................................7
Un Gardel venezolano? El da que me quieras, de Jos Ignacio Cabrujas...........................17
Postales caraqueas de Cabrujas.......................................................................................25
Profundo de Jos Ignacio Cabrujas: Una lectura..................................................................33
La frustracin como constante en los personajes teatrales de Jos Ignacio Cabrujas...............39
Prodesse et delectare: Ars poetica de Jos Ignacio Cabrujas en Tv........................................43
El eterno Jos Ignacio Cabrujas: Algunos referentes para su universo escritural......................57
La msica en la dramaturgia de Jos Ignacio Cabrujas........................................................65
Carta via Air-Mail a Jos Ignacio Cabrujas..........................................................................81
As me contaron a Cabrujas...............................................................................................83
Biografa Cabrujiana.........................................................................................................89
El teatro en Venezuela (extracto).........................................................................................90
Carlota Martnez B.
Galera Fotogrfica
..................................................................................................................................... 111
Editorial
El arte no es un espejo
en el que nos contemplamos
sino un destino en el que nos realizamos.
Octavio Paz
La obra no existe sino en presente, como dilogo,
no se da de una vez por todas sino que est
perpetuamente en proceso de hacerse.
Jess Soto
Agradecimientos
Al Consejo Editorial y autoridades de la UNEARTE, por su sin
cero entusiasmo ante la propuesta de dedicar este nmero de
la revista a Jos Ignacio Cabrujas.
Al profesor Rafael Rondn Narvez y dems miembros
de la Comisin organizadora del evento CABRUJAS Y SUS
MLTIPLES ROSTROS en Homenaje al maestro, a propsito
de los 70 aos de su nacimiento, realizado en la UPEL, en el
marco de las 6 Jornadas de Literatura en el ao 2008, y al
facilitar los contactos con algunos de los colaboradores quienes
presentan en este nmero las ponencias ledas en dicho en
cuentro.
A todos los colaboradores de esta edicin, quienes
generosamente pusieron a nuestra disposicin el producto de
aos de trabajo investigativo sobre la obra de Cabrujas y de
esta manera hicieron posible esta publicacin.
A Acarantair Escalona, Jeny Ramrez, Alfredo Sandoval
y Manuelita Zelwer por su esmero y dedicacin a las actividades
de trascripcin de una seleccin de materiales.
A la Seora Miriam Dembo, quien gentilmente cedi
parte del material grfico de este nmero de la revista al igual
que al Centro de Documentacin de la Compaa Nacional de
Teatro.
A la profesora Carlota Martnez B. por el empeo y
dedicacin puesto en las labores de documentacin y coordi
nacin editorial. A todo el equipo editorial y de diseo grfico
de UNEARTE
4 THEATRON
Lecturas
Se refera Prieto a las fuentes que revis para dictar un
seminario de posgrado en la Universidad Nacional de Rosario,
Argentina. Ellas representan uno de los mecanismos con los
cuales se articula el canon literario del continente. Entre los dis
positivos para legitimar las obras estaran el reconocimiento de
los crticos, la publicacin en los catlogos editoriales, la inclusin
en lo programas de educacin y la obtencin de premios.
Por poner ejemplos, revisemos un proyecto editorial como
el de Biblioteca Ayacucho, uno de los ms influyentes para
construir el canon de las obras latinoamericanas. Si se hace
una revisin somera en su catlogo, se nota la poca presencia
de dramaturgos hispanoamericanos. Lo mismo sucede con otra
muestra referida a la investigacin literaria. En la Universidad
de Brown se realiz el significativo simposio Venezuela: cultura
y sociedad al final de siglo el 29 de octubre de 1991. All
se reuni un grupo de investigadores de la literatura del pas.
Posteriormente, las ponencias e intervenciones se reunieron en
un libro referencial. Salvo la excepcin honrosa del estudio
sobre Isaac Chocrn, el teatro venezolano estuvo ausente.
Otro aspecto que podra in
Sin embargo, este paisaje ha
fluir en la poca atencin prestada al
ido
cambiando
luego de su muerte.
Cabrujeras (1995) es una obra notable,
dramaturgo, tendra que ver con la
Durante estos ltimos quince aos,
desarrollada bajo el patrocinio del Centro
polmica presencia de Cabrujas en
hemos acudido a una revisin del tra
de Investigaciones Lingsticas y Literarias
el mundo intelectual y la relacin que
bajo intelectual de Cabrujas. Y durante
Hugo Obregn Muoz del Instituto
estableci con la imagen. Acostumbra
estos convulsionados aos de nuestro
Pedaggico de Maracay
dos a una relacin del escritor con la
transcurrir nacional, es cada da ms
palabra escrita y con los espacios que tradicionalmente ocupa
frecuente escuchar las frases cunta falta nos hace Cabrujas
en una sociedad, la presentacin de Cabrujas en el mundo tele
o qu hubiera dicho Cabrujas. Esa presencia es ahora ms
visivo, y sobre todo su relacin con las telenovelas, configuraron
aorada, porque en los momentos de crisis es cuando ms hace
en cierto sector la imagen desfigurada del intelectual. l mismo
falta un autor.
observ este primer rechazo:
Su obra ha sido revisada bajo la inquietud angustiante
Cuando comenc a trabajar en TV me criticaron: El intelectual
de estos das. Con motivo del aniversario nmero setenta del
de izquierda que traiciona la causa, vendindose a una emisora
dramaturgo, se hicieron varios homenajes. Uno desarrollado por
para darle rating y meterse un bille te Eso fue tormentoso, me
la Fundacin para la Cultura Urbana y otro por el Instituto Peda
afect muchsimo. (2010: 621)
ggico de Caracas. Adems, han aparecido artculos y libros.
Igualmente, durante este ao, se recopil en dos tomos su obra
Si bien anteriormente otros intelectuales haban participa
dramtica, actividad realizada por Leonardo Azparren Gimnez y
do en el medio (la presencia de Arturo Uslar Pietri sigue siendo
patrocinada por la Universidad Simn Bolvar. Esto contribuir a
emblemtica) lo cierto era que en ese momento el joven letrado
promocionar su obra y facilitar sus textos al futuro investigador.
8 THEATRON
Igualmente, Rojas Pozo distingue en esta poca algunos
rasgos que sern caractersticos y constantes de la obra cabrujia
na: el humor, el sarcasmo, la importancia temtica de la historia
y su caracterstica como hombre integral de teatro: dramaturgo,
actor y director.
En Profundo, por ejemplo, pero igualmente en otros textos,
identifica la presencia de la imaginacin popular impregnada
por una manera arcaica de ver el mundo. No siempre esto se
manifiesta, como en la obra citada, con elementos propios de
una religiosidad provincial, sino tambin en la presencia de la
imaginacin popular de sus personajes.
Otros aspectos propios de este periodo tendrn que ver con
la relacin entre la ficcin dramtica y los datos representados.
En este sentido, ve la inclusin de toda una carga simblica,
pero tambin icnica, perteneciente a ciertas caractersticas de
la identidad venezolana. Con respecto a esto, dice: Se hace
Ese estilo literario propio de Cabrujas trasciende los di
logos mismos y se extiende sobre el texto espectacular. Es por
ello, por lo que Rojas Pozo anota que sus acotaciones muchas
veces no son herramientas propiamente utilitarias para la puesta
en escena, sino para crear atmsferas.
Uno de los elementos que se concreta en este periodo
Podramos anotar que este carcter oral est igualmente
es la configuracin del lenguaje inconfundible de Cabrujas,
en sus textos periodsticos. Uno de sus artculos ms recorda
caracterizado por su apego a la sonoridad. Para apoyar su
dos, aquel que se refiere a Claudio Fermn, utiliza elementos
argumento, Rojas Pozo recuerda una declaracin del propio
propios de la oralidad e incluye figuras retricas como la
intelectual: cuando escribo una obra de teatro. Lo que tengo
onomatopeya.
dentro de m es meramente un sonido
Para abordar la propuesta dramtica
(p. 26). Esto lo hace reflexionar sobre
4ta etapa. Nuevos caminos?
de
Cabrujas,
Francisco Rojas Pozo la divide
el vnculo de sus textos con una de sus
en cuatro etapas. La primera, la denomina
grandes pasiones: la pera. Por eso,
Para el momento de aparecer su libro,
de
contenido histrico social La segunda
compara sus dilogos y monlogos
ya Cabrujas haba escrito y dirigido su
etapa,
denominada
de
cambio
o
transicin,
como arias ejecutadas por cada uno
ltima obra: Sonny, diferencias sobre
se concreta en Fisole (1967)... La tercera
de sus personajes: En Cabrujas es fre
Otelo, el moro de Venecia (1995);
etapa,
que
va
desde
Profundo
(1971)
hasta
cuente disponer de las escenas como
sin embargo, Rojas Pozo se detiene
si se pensaran opersticamente, de tal El americano ilustrado (1986), es de madurez. exclusivamente en el comentario de
En la ltima etapa, Rojas Pozo, demarca
forma que los monlogos son ms bien
Autorretrato de artista con barba y
la
apertura hacia otras vas, pues en ella
arias por aproximacin (p. 27).
pump (1990). El anlisis le sirve para
elabora un tratamiento escnico diferente
demarcar lo que podra ser la apertu
relacionado con el performance
Sin embargo, nosotros tambin
ra de otros caminos en la dramaturgia
podramos vincular esta sonoridad
de Cabrujas.
con el lenguaje oral y coloquial. Uno podra ver cmo ese
aspecto se manifiesta en el ritmo de las frases, en el giro sor
Un comentario de Nicols Curiel puede orientar y confirmar
presivo que toman sus textos, derivado del carcter digresivo
lo que Rojas Pozo mantuvo en 1995. Curiel al referirse a Cabru
propio de la oralidad. Estos saltos de temas, pero tambin de
jas, afirma: en ti la visin del dramaturgo fue ms decisiva que
tonos, hacen sorpresivos, pero tambin atrayentes los parla
la del regista (Cabrujas, 2010: 657). Esto concuerda con una
mentos de sus personajes. Pero asimismo est la inclusin de
de las caractersticas que a lo largo del texto observa Rojas Pozo:
toda una carga efectiva marcada por los decticos, la funcin
la importancia que tienen los dilogos en la obra de Cabrujas.
emotiva del lenguaje y la inclusin de un lxico coloquial que
algunas veces se enfrenta y choca con la rimbombancia de
Ve en Autorretrato la relacin entre la estructura teatral
otras frases de los personajes.
de la obra y el tema. Puesto que se trata de un reconocido artista,
THEATRON 11
Cabrujas y la cultura
Anselmo:
En sus obras del periodo idiosincrsico, la mixtura entre
la cultura ilustrada y la popular se realiza de una manera nica
y genial. Se podra pensar que su produccin intelectual est
nutrida por las experiencias de los primeros aos en Catia,
donde adems de la formacin ilustrada lo marc el imagi
nario popular de los vecinos, del beisbol, el boxeo, el bolero
y la pera.
Anselmo:
En este sentido, recordamos cmo fue uno de los primeros
escritores, con Salvador Garmendia, que no temi a los espacios
12 THEATRON
Anselmo:
Esta muestra evidencia una de las caractersticas ms
resaltantes de Cabrujas, presente en sus mejores obras del
periodo idiosincrsico, la transicin sin pausas de lo solemne
Uno podra ver cmo Cabrujas utiliza algunos elementos re
tricos con una caracterstica muy propia. Entre otros, podramos
hablar del sarcasmo. En el caso de su obra teatral se nota cuando
desmonta la precaria existencia de sus personajes. Esto sucede
con figuras representativas como Cosme Paraima, Po Miranda,
Arstides Lander. Muchas veces, esta visin crtica se expresa con
sarcasmo por los mismos personajes, ante la circunstancias de
verse a s mismos. Las palabras expresan reproche y frustracin.
Cuando incurre en lo prosaico, muchas veces se apropia
de referencias de una cultura nacional. Esa observacin del
carcter local la advirti Rojas Pozo. Refirindose a Profundo,
explica que a pesar de tratar un asunto regional, Cabrujas
evade cualquier conexin evidente con lo localista y se aleja
Ya que el texto mismo no declara de manera tan explcita
del carcter costumbrista. Lo que es destacable es el hecho
el sentido ltimo y terrible de las palabras, en sus obras el sar
de que las costumbres evidenciadas no implican una vuelta al
casmo requiere de la entonacin ajustada de los actores. Como
costumbrismo (p. 82). Una de las tcticas para retirarse, es
lo vio Rojas Pozo, la obra de Cabrujas se centra en el lenguaje
su carcter desacralizador, o lo que es lo mismo la degrada
de sus personajes y muchas veces cre esas representaciones
cin de la lgica de lo primitivo. Ese papel desacralizador se
para actores amigos como Fausto Verdial y Rafael Briceo.
concreta sobre todo en la utilizacin
del humor y en estrategias como el
Otro aspecto presentado a lo
caractersticas resaltantes de Cabrujas
sarcasmo, la irona, la parodia.
largo
de su ensayo es el uso funda
son la transicin, sin pausas, de lo solemne
mental de la parodia. Es evidente que
a lo burlesco y de los registros cultos
mucha de la obra cabrujiana, tanto
a los ms populares e incluso prosaicos
Sarcasmo, parodia e irona
la dramatrgica como la periodstica,
se sustenta en ella. Una primera instancia de ese imitacin con
Esa visin tan crtica de sus personajes teatrales y de su obra en
sentido burlesco, podramos hallarla en el mbito interno de sus
general hace que difcilmente se halle un elemento didasclico.
mismos textos.
A este respecto, es interesante ver como una propuesta que en
un primer momento fue marcada por un sentido ideolgico
Siguiendo lo expresado por Azparren, observamos que
y por una iniciativa casi proselitista, como afirma Rojas Pozo,
en su produccin dramtica existe siempre el teatro dentro del
devenga en una visin menos convencida por la moraleja y el
teatro. As podramos ver el acto religioso en Profundo, el acto
tono ejemplarizante.
cultural en la obra del mismo nombre, el acto poltico en El da
que me quieras. Habra que agregar, adems, la observacin de
Si en el lapso socio-histrico, Cabrujas se ligaba a un texto
Rojas, cuando afirma que en Una noche oriental hay un acto
de factura brechtiana comprometido con la lucha de clases,
cultural democrtico. Y para mantener la propuesta de estos
ahora esta manera contradictoria de mover a su personajes se
dos estudiosos, uno podra completar la idea, observando que
interpreta como una visin no dogmtica del mundo, incluso
en su ltima obra los personajes hacen la presentacin de un
de ruptura con los viejos principios. (p. 96)
acto de boxeo.
THEATRON 13
En todos estos ejemplos, la representacin dentro de la
representacin se encamina hacia la caricatura. La inclusin
tiene la intencin evidente de parodiar ese tipo de codifica
cin. Cuando Cabrujas acude a la tipologa estructural de
esas representaciones, hace uso de tonos, lxico, acciones,
vestuario y escenografa que caracterizan esas representacio
nes; pero el tono pardico funciona para distanciarse de lo
que all ocurre. Al final, ese alejamiento crea una ambiente
propicio para la chanza y la risa, pero ms importante an,
para la reflexin crtica.
Rojas Pozo haba demarcado, sin explicitarlo completa
mente, la relacin entre la obra dramtica y la escritura poltica
del peridico: Es curioso detectar que cuando Cabrujas en
su ejercicio periodstico hace un retrato da algn persona
je del acontecer nacional lo describe como un personaje
teatral(izable) (p. 15). Por eso, uno podra leer sus textos
periodsticos como si de una representacin se tratara, pues
mostraba a las figuras que dominaban el acontecer nacional
como personajes caricaturescos.
El tono pardico, que es por esencia burla de los temas,
las palabras o el estilo de otros, se convierte en auto irona
cuando los personajes se refieren a s mismos. Ese tono no
solo se refiere a la representacin, sino a la misma vida de
los personajes. Podra decirse que esto se aplica a los mismos
personajes emblemticos de Cabrujas.
En esta doble instancia entre lo que soy y lo que represen
to se produce el sentido pardico. En el momento cumbre del
conflicto, ellos terminen develando la falsedad de sus ideales,
prcticas y valores. El espectador ve en una primera instancia
el tono caricaturesco de la representacin que ejecutan, pero
luego termina advirtiendo el sentido trgico que tiene, porque
revela que esa caricatura es una forma de asumir la vida. El
vivir es una farsa y lo peor, es que ellos mismos no se la creen,
por eso la existencia pierde sentido.
Rojas Pozo ve esa oposicin, cuando los personajes
se delatan en un momento lmite de sus conflictos lo que
los ubica como personajes ante una toma de conciencia;
dejar de parecer para ser, aunque esto signifique aceptar la
derrota (p. 16).
14 THEATRON
Que el dramaturgo se preocupara por el Estado no es
extrao. Desde sus inicios su visin ideolgica lo orient por
la crtica de las instituciones. Posteriormente, esta visin se
convirti en menos dogmatica, pero igual mantuvo su pre
ocupacin alerta y cuestionadora sobre la marcha social y
poltica del pas. Siempre polmico, pero igual de acucioso,
Cabrujas expresa que los venezolanos no creen en las reglas
ciudadanas que desde el Estado se han construido, pero que
aparentan cumplirlas. Fingimos respetar la legalidad. El motivo
fundamental de este disimulo es que no creemos en las normas,
porque ellas no se generan de un pacto entre los ciudadanos,
sino en un ejercicio retrico impuesto por el poder de unos
cuantos caudillos.
Coda
Cada poca actualiza y lee las obras de acuerdo a las ne
cesidades y circunstancia que les toca vivir. El proceso de
convertir a Cabrujas en clsico es ineludible y debemos estar
agradecidos por ello. El camino para adquirir esa condicin
se ha comenzado hace unos aos y trabajos como el de Rojas
Pozo contribuyen a que esto suceda. Escribi un libro revelador
sobre la obra de Cabrujas y seguramente, continuar siendo
una referencia para analizar la obra dramtica de este autor.
Como todo anlisis, est abierto a nuevas visiones y revisiones
de la obra cabrujiana. Algo necesario en estos momentos.
Rojas Pozo mostr, adems, lo importante que significa
Como se sabe, el Estado es una de las formas sociales
el trabajo desplegado desde las universidades y lo pertinente
ms poderosa de representacin.
que resultan estas investigaciones para
Sin embargo, la apreciacin crtica
pensamos que la obra dramtica de
conocer al pas y a sus figuras emble
de Cabrujas no se dirige al carcter
Cabrujas no est alejada de sus reflexiones
mticas. Tambin propicia la reflexin
convencional de esa entidad. Mal
como articulista, es decir,
sobre lo que debe ser la tarea de la
pudiera un hombre de teatro juzgar
de su ideario poltico
revisin inteligente de un canon, no
ese aspecto que convierte los signos
construido como una imposicin, sino
en un pacto. Lo que Cabrujas cuestiona es la farsa con la
como una gua para propiciar las lecturas de las obras dentro
que vivimos nuestra ciudadana y nuestra relacin con el
de la realidad viva y cambiante de nuestra identidad
Estado. Nadie cree en los pactos y convenciones, y no cree,
fundamentalmente, porque el Estado es una entidad abstrac
ta y etrea que no ha sido construida de acuerdo con una
realidad, donde no ha habido una consulta que permite al
ciudadano participar: Redactar una Constitucin fue siempre
en Venezuela un ejercicio retrico (1987). Y aqu retrico
adquiere el sentido de dos aspectos criticados continuamente
por Cabrujas: la solemnidad pomposa y el carcter postizo
y falso. Bajo estas reflexiones, se dimensionan en su valor
exacto muchos de los textos dramticos de Cabrujas y nos
hacen pensar en el fuerte contenido poltico que ellos tienen
para entendernos como sociedad.
THEATRON 15
Referencias
16 THEATRON
Un Gardel venezolano?
El da que me quieras, de Jos Ignacio Cabrujas
Catalina Julia Artesi
Pero lo interesante es que Jos Ignacio era un hombre
multifactico actor, director, dramaturgo, ensayista y perio
dista, pero esto no le alcanz y se dedic con gran destreza
a la realizacin de guiones, a tal punto que llev a su mximo
Como lo hiciera Bertolt Brecht en sus obras, toma dis
esplendor el cine y las telenovelas de su pas. Quizs esta mul
tancia abordando la historia de acontecimientos pasados
tiplicidad no le permiti profundizar en su labor teatral y por
para reflexionar sobre el presente. Aunque se aleja del teatro
este motivo sus obras posteriores no fueron tan importantes.
histrico documentalista mediante el humor, la irona y la
Sin embargo, sus cualidades de hombre de teatro observador
exageracin, recursos que desarticulan los esquematismos del
de las problemticas venezolanas
realismo cannico.
lo ayudaron a concretar una visin
Jos Ignacio Cabrujas pues,
satrica de los tipos y situaciones
con su apropiacin de esta figura mtica,
de la vida cotidiana en los centros
Mitos de la modernidad:
revela una Venezuela sacudida
urbanos, arrastrando la pesada car
melodas y cine
por la dictadura del general Juan Vicente
ga del analfabetismo histrico que
Gmez. Sin embargo, los aos han pasado
siempre ha padecido la poblacin
Es indudable que en el siglo pasado se
y la pieza mantiene su vigencia,
venezolana (Azparren Gimnez,
gestaron dos gneros de la msica po
ya que en su cosmovisin no solo habla
1988: 96) como en Acto Cultural.
pular de alcance universal: el tango y el
de las crisis ideolgicas
En El americano ilustrado (1987)
jazz. Ambos surgieron desde contextos
cuestiona el poder presidencial venezolano, representado en
marginales, el primero en la Amrica del Sur y el segundo, en la
el General Guzmn Blanco.
del Norte. De manera que se dispersaron por todo el mundo,
generando nuevas mitologas dentro del campo popular. Ya
En sus obras, no deja de mostrar el choque y las con
en pleno siglo XXI, se han fortalecido renovndose mediante
tradicciones de sus personajes, quienes sufren el fracaso en
mltiples fusiones.
sus relaciones afectivas y, a su vez, esto choca con sus visiones
polticas. Este venezolano medio que nos pinta sufra de tal
La pieza El da que me quieras tuvo gran notoriedad en
impotencia que a veces pareca evadirse de su realidad. Tales
su primer estreno en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, del
aspectos contradictorios me recuerdan a los planteos de Antn
Nuevo Grupo, el 26 de enero de 1979, dirigida e interpretada
Chjov en sus piezas dramticas, donde sus protagonistas no
por el autor en el rol de Po Miranda. Renueva el xito en cada
podan enfrentar la realidad cruda que les tocaba vivir en la etapa
reestreno, ya sea en su pas de origen como en otros teatros
final del zarismo. Solo que Cabrujas seala las paradojas, lo
de habla hispana.
THEATRON 19
Jos Ignacio Cabrujas titula la pieza tomando el nombre
Cuesta abajo dirigida por Garnier; Sus ojos se cerraron que
homnimo de uno de los tangos ms populares de Carlos
la interpret en El da que me quieras y Rubias de New York,
Gardel, quien lo interpret y compuso la msica, con letra de
en El tango en Broadway (1934). El nico tema que no es del
Alfredo Le Pera; pieza musical que cobr mayor popularidad
do Gardel-Le Pera: el shimmy Tut-Ankh-Amn (1924), cuya
cuando se la utiliz para la pelcula. Como en la Argentina
letra es de Cancio Milln y la msica de Jos Bohr, ambos
lo hiciera Roberto Cossa con Gris de ausencia (1981) quien
autores uruguayos.
parti del tango Canzonetta gris de ausencia para realizar su
obra, nuestro autor venezolano tambin recurre a formas de la
Volviendo a la cuestin estructural, observo que en ambos
msica popular, el tango y el jazz, en el proceso de construccin
movimientos los ttulos de las canciones refieren a figuras de
de su pieza. Tanto, que la divide formalmente en dos tiempos y
diversa ndole. En el caso de Rubias de New York, las mujeres
en cada uno coloca el ttulo de un tema musical de la pelcula
descritas en la cancin representan mitos populares provenientes
que dirigiera John Reinhardt. El primero lleva el nombre de
de los medios masivos, arquetipos femeninos hollywoodenses
Rubias de New York, y, el segundo, Tut-Ankh-Amn. El hecho
de la poca. En Tut-ankh-amn, se apropia de un mito his
de utilizar la denominacin musical
trico extico como lo fuera la figura
para organizar el mundo dramtico
del gran faran egipcio, que sigui
El hecho de utilizar la denominacin
unido a los nombres de las piezas
musical para organizar el mundo dramtico generando otras tramas mticas cuan
musicales nos brinda una matriz
do se descubri su tumba. Considero
unido a los nombres de las piezas
mtico-musical que aporta semnti
que ambas letras constituyen claves
musicales nos brinda una matriz
camente connotaciones simblicas;
de lectura para cada secuencia dra
mtico-musical que aporta semnticamente
en principio, a cada secuencia, y, en
mtica pues tematizan y anticipan el
connotaciones simblicas; en principio,
un sentido global, a toda la pieza.
desarrollo del conflicto.
a cada secuencia, y, en un sentido global,
De modo que el autor al igual
a toda la pieza
que en otras producciones suyas
Si tomamos la primera, las mu
aborda los mitos y creencias de los venezolanos. Por un lado,
jeres que se describen constituyen estereotipos que la industria
las quimeras polticas provenientes de una Rusia sovitica en
del cine de entonces construa y exportaba a todo el mundo. En
franca decadencia y, por el otro lado, el cruce con un mito
el film, se acenta esta visin en especial en la escena donde
cuya dimensin simblica es muy rica, por las mltiples con
Gardel cantaba dicho tema. Tales imgenes constituan los mo
notaciones que posee la figura de Carlos Gardel.
delos que las jvenes humildes soaban ser en aquel entonces,
especialmente si eran las preferidas por el gran cantor. Segn
Pero no solo parte de la pelcula que mencion antes,
el ensayista y poeta argentino Horacio Salas la condicin era
tambin selecciona las canciones que aparecen dentro de la
que Gardel no deba casarse pues el ideal no se comparte
obra. Noto que las ha elegido por haber sido muy famosas estas
con alguien corporizado, sino con la totalidad (...). Por eso se
producciones de Carlos Gardel rodadas fuera de la Argentina.
acepta (...) que sea amado por muchas mujeres (p. 155), como
De los tangos compuestos con Le Pera, toma Amores de estu
ocurra en la pelcula El tango en Broadway con Betty, July, Mary
diantes que fuera cantada en el film rodado en la Paramount,
y Peggy. Salas expresa ms adelante: Todo hace suponer que
20 THEATRON
Elvira:
Matilde:
Elvira:
Matilde:
Elvira:
Matilde:
Plcido:
(Entra Plcido)
(Canta) Mary, Peggy, Betty y Julie, Rubias de New
York... Cabecitas adoradas que vierten amor.
Matilde:
Elvira:
Plcido:
Matilde:
Plcido:
Elvira:
Plcido:
El jbilo interno de esta escena se corresponde con la apo
teosis del afuera, donde la poblacin expresaba su admiracin
mediante el estallido de cohetes en las calles de Caracas.
En el caso del shimmy Tut-ankh-amn, se alude en el
inicio de la cancin a los efectos que produca la imagen mtica
entre las mujeres de alta condicin econmica de entonces, y
se ironiza acerca de sus consecuencias en los mbitos esnob:
Al aparecer Tut-Ank-Amon
hizo entre las damas sensacin
que hasta la moda toma con soda
al pobre faran. (El subrayado es mo)
Incluso en el cierre del tema, la voz potica satiriza dichas
modas dentro de ese mundo sofisticado, caricaturizando a
tales mujeres:
THEATRON 21
En la pieza, se alude a esta moda extica en la escena ini
cial del primer movimiento donde Matilde consulta a su hermana
mayor, Elvira, acerca de su vestuario para concurrir al teatro. En
dicho dilogo, la duda es si se coloca o no el turbante, acce
sorio que formaba parte del estilo oriental que imperaba. Las
mujeres toman su vestuario como parte de una caracterizacin
cinematogrfica mediante referencias a diferentes figuras del
cine, incluyendo la imagen de Tango Bar cuando l est en el
barco y ella sube la pasarela, tal lo expresado por Matilde.
Esto demuestra la importancia de los mitos de origen me
ditico. A tal punto que se establece una metfora escnica muy
rica mediante un entramado mtico-simblico donde la compe
tencia ideolgico-cultural del lector-espectador latinoamericano
resulta fundamental para comprender el sentido de la pieza. La
polismica escnica sugiere diversas lecturas, podra ser que el
mundo representado fuera una sincdoque de Venezuela, pero
tambin sera una forma de testimoniar la influencia de los mitos
forneos en Latinoamrica. En cuanto a la cancin, funciona
como una anticipacin, con esta alusin al turbante preanuncia
el motivo del segundo movimiento dramtico y enlaza la primera
y la segunda parte.
En dicha transformacin, la figura de Alfredo Le Pera tuvo
mucha importancia, pues fue l quien escribi muchos de los
tangos-cancin que Gardel interpret y tambin confeccion los
guiones de sus pelculas (Salas: 165). Con este Gardel meditico,
se da tambin lo que Sergio Pujol reconoce como un dilogo
complicado entre dos paradigmas singulares: la tradicin represen
tada por el repertorio criollo y la modernidad, encabezada por el
tango-cancin, primero, y el cancionero internacional, despus, que
atravesaron toda Latinoamrica en la dcada del 20 al 30: Con
voracidad moderna, arrojado sin prejuicios a una constelacin de
mediaciones disco, filme, radio, foto, artculo periodstico, etc.,
el cantante se inserta conscientemente en un complejo tejido cultural
que corre entre tradicin y modernidad (Pujol).
Considero poco casual la eleccin de Jos Ignacio Ca
brujas, pues los musicales corresponden a otro perodo en la
carrera de Carlos Gardel. Se trata del pasaje del personaje criollo
ligado al repertorio rioplatense a la conformacin de la
nueva imagen internacional de el zorzal. Esto se debe a que en
el cine sonoro de aquella poca los cantantes se convertan en
las estrellas principales. La pelcula paradigmtica fue El cantor
De este cruce cultural vivido por las mujeres y los hombres
de las ciudades de esa poca, da cuenta Cabrujas en su obra
y lo plantea a partir de la apropiacin que realizaron y realizan
los venezolanos del mito gardeliano. De este proceso hallo im
genes de la Venezuela de entonces pero tambin reconozco, en
este conflictivo dilogo cultural, la problemtica de la identidad
latinoamericana.
22 THEATRON
Retomando la cuestin dramtica, el segundo movimien
to de la pieza, encabezado por el shimmy Tut-Ankh-Amon,
quiebra la comedia asaineteada y el realismo-costumbrista del
primer momento dramtico. En esta secuencia, aparece la figura
fantasmal de Carlos Gardel que ejerce un influjo en el mundo
dramtico porque El mago modifica la realidad representada
mediante su figura y su voz.
Cabrujas recurre a lo real maravilloso donde lo mgico
irrumpe en un contexto cotidiano, espacio donde la subjetividad
parece gobernar la realidad representada; ya que el clima2
expresionista y fantstico crea otra realidad, tal vez proyectada
al modo arltiano como una manera de superar el fracaso y la
frustracin de la crisis del 30. Sin embargo, el corte temporoespacial resulta brusco, el hechizo ha desaparecido despus de
la medianoche. Dicha elipsis, revela las mltiples contradicciones
de la realidad venezolana, casi dira de toda Latinoamrica. Los
contrastes entre el afuera y el adentro, la Venezuela pblica signa
da por la dictadura y la Venezuela ntima; la confrontacin entre
las utopas revolucionarias y los sueos de los seres comunes;
el dilogo polmico entre el criollismo y el nacionalismo ante
la Modernidad, traslucen una dialctica desde donde surgen
diversas paradojas.
En la didascalia inicial el hablante dramtico bsico in
troduce un clima fantstico con tintes expresionistas dentro del
plano real: La sala y el patio de las Anczar a las doce de la
noche. Elvira enciende la luz de la sala. Con ella, han entrado
Mara Luisa y Matilde. Vienen del Teatro Principal, despus de
asistir a la apoteosis de Gardel. Estos ndices temporo-espaciales
en el universo dramtico evidencian
se establece una metfora escnica
una interiorizacin del conflicto pues,
muy rica mediante un entramado
el espacio escnico la sala de los
mtico-simblico donde la competencia
Anczar se desrealiza.
Mientras los mitos del cine nor
teamericano sealaban en aquel mo
ideolgico-cultural del lector-espectador
mento que el hombre latinoamericano
latinoamericano resulta fundamental
Con la primera escena, surge
solo poda triunfar en la Amrica del
para
comprender
el
sentido
de
la
pieza
la referencia a la letra del shimmy
Norte, este mismo fenmeno de la
mencionado. Estas caraqueas se
modernizacin recurra a arquetipos
trasladan a un espacio mtico convirtindose en sujetos que
sofisticados, como el caso del faran y la moda que se impona.
transforman su rutina provinciana:
Pero este modelo no regional que generaban, a su vez revelaba
un decadentismo en los centros hegemnicos de la cultura.
Matilde: Ebria, como la Borgoa en Pars! Ebria...! Absoluta
y definitivamente ebria! Tutankamn! Tutankamn! Cuando
cant Tuth-ank-amn, ah, Elvira?, yo me sent una vestal de
bandeja, cadena y perro lobo! Y me dieron ganas de subir al
escenario con la nica intencin de rescatarlo de las aguas
al igual que la madre de Moiss en el Penltimo Testamento.
Dios del Sina! Qu humedad de hombre!
Dichos aspectos juegan de diferentes maneras porque Ca
brujas, hombre conocedor de los medios masivos de comunica
cin, muestra tambin sus contradicciones. Adems, nos presenta
un mundo signado por la ambigedad y por la subjetividad del
hombre latinoamericano pues el final de la pieza es abierto. El
clima chejoviano de la segunda parte y la intertextualidad con el
2 Remitimos a la novela histrica que escribiera el autor argentino Pedro Orgambide, Un tango para Gardel, que public Editorial Sudamericana en el 2003. En el captulo La
noche del Bisonte, el ttulo alude al sobrenombre del dictador Juan Vicente Gmez; all tambin se muestra el impacto que produjo el zorzal criollo en Caracas. Adems
Orgambide especula con una supuesta ayuda econmica a la resistencia venezolana.
THEATRON 23
Referencias
24 THEATRON
Aunque recreado en la postrera opresin de la dictadura
gomecista en 1935 ao bien definido en la obra por la vi
sita de Carlos Gardel a Caracas, que sirve de ancdota a la
trama el Po Miranda referido por Torres es el personaje de
El da que me quieras (1979), suerte de antihroe criollo que
encarna, me atrevo a decir, la pervivencia y el desencuentro
peripatticos con la utopa marxista, entre la revoltosa gene
racin a la que perteneciera su autor. Permitindonos una
licencia teatral en una investigacin que se basa en el ensayo
y la novela, tan solo recordemos que el excntrico sueo del
desazonado personaje haba sido llevar a su novia sempiterna,
Mara Luisa Anczar, a cultivar un koljosz de remolachas en
Ucrania, en antesala de la visita algn da al Kremlin, para
contemplar a Stalin en bienaventuranza. Pero en la epifana
del inefable Gardel en la casa parroquiana de las Anczar, la
noche de su concierto en el Principal, su embrujo cosmopolita
convoca para trastocar y replantear, durante la velada surrea
lista, los mitos familiares y culturales, nacionales e ideolgicos.
Al final de la trama magistral, huyendo del cataclismo desenca
denado por aquel portento masculino que ha socavado toda
THEATRON 25
Allende las consabidas expresiones del humor negro
cabrujiano, trasunta la consternacin que produjera la relativa
complejidad de aquel ddalo rocambolesco en la mirada infantil,
que era, no olvidemos, capitalina y no provinciana, como s lo
era la de Garmendia o Gonzlez Len. Con el limitado sentido
de orientacin que la temprana edad permita, guiado sobre todo
por la contundente sucesin de imgenes a lo largo de aquella
marcha hacia el Hades, Jos Ignacio se dej rodar en su rumbo
al Oeste, hasta que concluyera en la calle Argentina, entre 5
y 6 avenida, Quinta San Francisco, es decir, hogar (Ibid.: 93).
Ese hogar era Catia, urbanizacin popular que no solo tena una
cultura barrial en el sentido identificado por la novelstica de Gar
mendia, sino incluso comunitario y feudal, tal como se aprecia en
el relato que Cabrujas diera a Socorro, sobre cmo se articulaba
esa comunidad fronteriza, delimitada por su propio imaginario
y objetualidad, con respecto al centro y el este caraqueos:
Todo suceda en un lugar que era capaz de autoabastecerse;
si yo recuerdo esa etapa de la plaza Prez Bonalde, lo primero
que se me viene a la mente es que el resto de la ciudad no
significaba nada para m. Es ms, raras veces nos movamos
de Catia; era una comunidad totalmente fronteriza, amura
llada, sin proponrselo porque nadie hizo ese discurso, pero
eso era lo que ocurra. Yo me recuerdo caminando por el
centro, por los Dos Caminos, por Los Chorros, pero eso eran
excursiones, eso era turismo, me mova la curiosidad pero
no me involucraba y nadie all se involucraba con el resto de
la ciudad. Catia se autoabasteca de smbolos, de mitos, de
vivencias; claro que no de estmulos culturales, para eso bamos
a El Silencio y al Centro Simn Bolvar, bamos a la librera de
Es una descripcin que confirma el sentido comunitario y
segregado del barrio, pero a la vez habla de la inevitable y com
prensible dependencia cultural del oeste con respecto al centro
capitalino; destaca tambin la connotacin de excursin que
el este mantuviera, en una especie de relacin suburbana que
resuena asimismo en los paseos colegiales de Ana Isabel, una
nia decente (1949), residente de La Candelaria, en la novela
de Antonia Palacios (pp.79-93); por supuesto que no era as ya
para los acomodados habitantes de La Florida o del Country, tal
como resplandece en las novelas burguesas de Vallenilla Lanz
hijo, cuyas boyantes familias se haban instalado en esas mismas
urbanizaciones desde finales del gomecismo1. Pero incluso el
mismo Jos Ignacio tuvo muy pronto que despojar al este de
esa condicin suburbana, aunque no dejara de representar
un hemisferio segregado con respecto a su distrito residencial:
cuando comenzara a estudiar en el colegio San Ignacio, donde
ninguno de los nios viva en el degredo del oeste, Cabrujas
pudo a diario experimentar la segregacin de aquella ciudad
como una primer a esquizofrenia que reconocera ante Socorro
muchos aos despus.
Cuando era muy pequeo mi mam me iba a buscar a las
cuatro de la tarde y de all me llevaba al autobs, cerca de Cao
Amarillo, y llegbamos a Catia. Cuando ya llegbamos a la
avenida Sucre que no se llamaba as, sino Calle Principal
empezaba a notarse el mundo buhoneril, el de las lucecitas
mortecinas, y todo se defina cuando llegbamos a la parada
de autobs, que era la ruta hacia Catia, porque haba una venta
de fritos () A partir del frito empezaba Catia (p. 75)
1 Las novelas de Laureano Vallenilla Lanz, hijo, son All en Caracas (1948) y Fuerzas vivas (1963). He tratado de reconstruir este proceso de urbanizacin hacia el este, utilizando
algo del imaginario de la novela y la crnica de viajes, en Almandoz (2006: 255-260).
THEATRON 27
Resulta por dems significativo que los buhoneros y las
fritangas, dos imgenes tan asociadas al centro-oeste caraqueo
pero que se haran caractersticas de la metrpoli por venir en
general fueran los lmites sensoriales establecidos por la ima
ginacin infantil entre las dos ciudades de la rutina diaria. Por un
lado estaba Catia como epicentro de ese hemisferio oeste, adon
de se regresaba despus del colegio, mundo carnal marcado
por la msica de Celia Cruz y la Sonora Matancera, dominio
barrial poblado de perdedores, entre los que se encontraban la
pandilla de amigos de la plaza Prez Bonalde, rudos, vulgares,
agresivos, astutos Por otro lado estaba, en las horas diurnas
e iluminadas del colegio jesuita, ese hemisferio este donde se
estudiaba, donde estaba la gente que haba triunfado en la
vida, que tena modales finos, como Henry Lord Boulton y su
familia, cuya exquisita domesticidad fue visitada por Jos Ignacio
gracias a su afortunada esquizofrenia colegial (Ibid.: 76-80). Por
eso, a pesar de los afectos y las querencias ms primarias, Catia
era una mala vida, en el sentido garmendiano, de la que haba
que migrar, como lo hara pronto Jos Ignacio, acompaado de
personajes novelescos, pero sin romper las segregaciones social
y funcional entre el centro que se haca oeste, por un lado, y el
este burgus y bohemio, por el otro. Porque allende la migracin
y las dimensiones de la segregacin, oeste y este permaneceran
como dos cts de ascendencia proustiana, mutatis mutandis, ya
que marcaran los sustratos ms fundamentales de la memoria
y psicologa del sujeto narrativo y ensaystico en su odisea por
la Caracas secular.
historias sepias de Seora ama y La malquerida, de Mara Candelaria y El rebozo de Soledad, en las que protagonizaba el bigotudo
Armendriz con Dolores Del Ro, no exclua cierta modernizacin
y urbanizacin latinoamericanas, que el cine mexicano tambin
proyect ante la masa venezolana. Ese registro fue notado por
Por su parte, en el cine Prez Bonalde, la audiencia de
el pblico de Catia a propsito de la transformacin de Infante
Catia vio Casablanca y otros clsicos norteamericanos, como la
quien, a diferencia de Jorge Negrete, supo urbanizarse iconogr
infaltable saga de Tarzn; pero fueron las pelculas mexicanas,
fica y temticamente: Tras un breve perodo en que hizo de cha
con frecuencia programadas en el cine Espaa o el Esmeralda
rro, Infante entendi muy bien que necesitaba un mundo nuevo,
donde los porteros dejaban pasar a los imberbes a la censura
que no poda seguir de charro, entonces se puso su chaquetita
B la que ms parece haber marcado a la patota de Jos Igna
de cuero y empez a vivir los dramas urbanos (Ibid.: 62), not
cio. Con toques cursilones y factura ms pobre que las pelculas
Cabrujas sobre aquellos cuates que buscaban ahora parecerse
gringas, era como otra visin del mundo que proyectaban en el
a James Dean y Paul Newman. Algo de esa metamorfosis tuvo
hemisferio oeste de la ciudad, contan
tambin la Del Ro en dramas poste
do una historia y mitologa charras que
riores a Mara Candelaria, donde se
teniendo a Jos Ignacio de Poleo
eran muy latinoamericanas a la vez.
convierte en ama de casa de modernos
a Buena Vista, en una esquina hoy perdida
Bien resumira Cabrujas la influencia
apartamentos en las colonias centrales
entre Miraflores y el palacio Blanco,
ideolgica de ese cine a propsito de
pero mudndose a los cuatro aos a Catia, de Ciudad de Mxico y otras metr
Armendriz e Infante, sin olvidar em
polis. Tambin lo hara Mara Flix
el propio itinerario de la familia Cabrujas
pero su contraste con el sobrio estilo
despus del clasicismo rural de Doa
es indicativo de una movilidad espacial,
del clsico protagonizado por Bogart
Brbara, escapando de los fotogramas
social y cultural de la clase media baja
y Bergman:
blanquinegros y proyectndose en un
despus del gomecismo
tecnicolor que se despliega ahora en
Esa sobriedad, esa economa conmovedora no es la que tena
una pantalla tan vasta como su urbanizada ambicin; en Estrella
propiamente Pedro Infante o Pedro Armendriz, ese macho
vaca, por ejemplo, la Flix se rode de la ms sofisticada icono
telrico, el ms bello latinoamericano que ha existido, el nico
grafa que poda ofrecer el Mxico de los cincuenta, en un papel
orgullo racial que puede tener Amrica Latina. Sin embargo, Ar
de trepadora que pareciera en parte autobiogrfico, pero que
mendriz no nos gustaba tanto como Pedro Infante; Armendriz
podra tambin haber sido extrado de personajes de La regin
representaba el mundo indgena y lugareo, lo veamos con
ms transparente (1958), de Carlos Fuentes.
inquietud social; Pedro Armendriz, que era la nica concrecin
real del indio pulposo que pintaba Diego Rivera, contribuy
mucho a que nos hiciramos comunistas (Socorro: 61)
Ms all de la concienciacin telrica e ideolgica a lo
Rivera, el romanticismo provinciano y machista que marcaba las
Ciudad desmemoriada
Cabrujas ofreci a finales de los ochenta una visin desconcertada de
la identidad y el sentido patrimonial de Caracas, sin por ello dejar de
THEATRON 29
Apelando a antiguas imgenes pompeyanas que a primera
vista enfatizan el contraste con la mocedad caraquea, Cabrujas
escenific nuestra erupcin del Vesubio en la arrasadora era de Prez
30 THEATRON
Pero esa Caracas ahistrica, donde el pasado no hace falta,
tambin se emparentaba con Pompeya porque ambas dejaron de
estar insertas en la historia y pasaron a tener un musestico valor de
cotidianidades detenidas, lo que las hace legibles solo a travs de
inusitadas formas de excavacin, que en el caso nuestro sera la
arqueologa del derrumbe. Emulando a aquellos que se jactan
de pertenecer a grandes pueblos constructores, como los romanos,
Cabrujas proclam, con sarcstico orgullo, formar parte de una na
cin de grandes derrumbes, un pueblo demolicionista que hizo del
Esa suerte de pecado original de haber sido Caracas un
punto de avanzada territorial aunque no lo fuera para ir hacia
el sur, sino ms bien hacia oriente, donde la penetracin territorial
haba quedado inconclusa, despus del toque inicial a Cuman
(Gasparini, 1968, por ejemplo) permiten a Cabrujas adoptar
THEATRON 31
Es una posicin ms acorde ya con el multiculturalismo de la
bablica urbe venezolana, que asomaba, en la vspera de la muerte
de Cabrujas, algo de los procesos de globalizacin que la metrpoli
finisecular exhibiera en contextos ms desarrollados (King, 1991;
Clark, 2000, por ejemplo), despus del agotamiento de la antinomia
cultura/civilizacin que haba recorrido el siglo XX; a diferencia de lo
que sostuvieran ensayistas como Liscano y Uslar, en tanto orculos
del medio intelectual venezolano de comienzos de los noventa, el
abandono de la bsqueda por la identidad urbana y la memoria
patrimonial haba sido apurado quizs por la cada de la URSS en
1989, la cual tanto haba significado para el utopismo comunista
de la generacin de Cabrujas. Por ello la visin de ste represent,
para el pblico venezolano que tanto lo siguiera en las columnas de
prensa y su presencia en los medios, la aceptacin final al tiempo que
el reconocimiento pionero del fin del debate sobre cultura, civilizacin
e identidad, proclamado por una voz lder de una intermedia gene
racin de intelectuales postmodernos y poscomunistas que haban
finalmente aceptado la desmemoria y el derrumbe como una nueva
naturaleza urbana y cultural. Las generaciones siguientes solo tendran
que partir de ese hecho multicultural
El contenido de este trabajo forma parte de una ponencia presen
tada en el marco del homenaje a J. I. Cabrujas, UPEL 2008.
Referencias
32 THEATRON
en el fondo
La peligrosa obsesin de querer tocar fondo, de intentar explicar
el Destino de un pas, de un pueblo, de un continente que se le
vuelve irreal, elusivo, extraviado. Ibsen Martnez, su amigo en
traable, nos comenta en el prlogo que escribi para la primera
edicin de El Mundo segn Cabrujas, lo siguiente: La nuestra
es, y lo entiendo como Cabrujas quiso entenderlo y transmitirlo,
THEATRON 33
en el fondo
Los personajes de Profundo buscan un tesoro enterrado en
el fondo, bien adentro como dice uno de ellos por el
Padre Olegario, religioso cuyos orgenes se pierden en las ne
bulosas del pasado familiar, gente de antes que saba hacer
34 THEATRON
Pero eso no es posible, los Alamo, nuestros representantes
en la ficcin de Jos Ignacio, no pueden bajar tan profundo.
Esa misma noche continan sus dilogos como si nada hubiese
Sin embargo hay gente que insiste en querer saber ha
pasado. A todo se acostumbra uno. Ya ni mal huele, verdad?,
cer las cosas. Tanto Cadenas como Lpez nos compensan,
dice Buey, y Magra le responde: No. Se han olido cosas peores
nos sealan y de alguna manera nos conducen. Y tambin
(p. 210). Ya no es posible abandonar la fantasa del tesoro de la
lo hace Cabrujas.
inminente aparicin del espritu redentor del Padre Olegario; ma
ana regresar La Franciscana para seguir alimentando la fantasa
Despus de insistir durante seis meses, excavando en el
que los distancia de s mismos. Los lamo nos conmueven en su
cuchitril del fondo de la casa los
miseria, como debera conmovernos la
Manganzn
quiere
desenmascarar
integrantes de la familia lamo, des
miseria de lo que Cabrujas ha querido
el disimulo, rasgar el teln de la hipocresa, representar con ellos.
plazados, postergados, humillados,
confrontar a todos con su nica realidad,
fanatizados de la mano de La Francis
la de la vacuidad del Hueco. Jos Ignacio
cana; en el clmax mismo del asunto,
denunciando el fracaso de su pas
cuando ya no hay duda la pala da
II Manganzn:
postergado, sucedneo, incapaz
entonces contra algo metlico, la caja
la voz profunda del autor?
de
entenderse
y
de
transformar
del tesoro est ah, perono, no se
el desastre en tragedia
trata de la tal caja del realero no, la
Intentar agotar con honestidad las
pala ha dado con la tubera de aguas
posibilidades y resonancias que nos
negras, contra la cloacay el olor es nauseabundo, insoporta
ofrece Profundo, ameritara un espacio bastante mayor del que
ble. Elvirita trata de escapar por que tiene ganas de vomitar,
alberga este artculo. Tan solo hemos querido apuntalar asuntos
La Franciscana la retiene y declama: Se ofrece! Es un olor que
que consideramos medulares de esta indispensable obra. Antes
1
se ofrece! Se respira! (p. 209).
de concluir, quisiramos acercarnos un poco al posible significado
que pareciera asomarse en uno de los personajes, hablamos de
Este personaje de La Franciscana, que los ha tiranizado
Manganzn.
durante seis meses convirtindolos en sbditos de una idea,
ahora, tambin de manera tirnica, los invita a asumir su pro
Cada uno de los caracteres de esta obra encierra una signi
pia podredumbre. No existe tal tesoro, lo que hay es porquera.
ficacin importantsima, pero es Manganzn el que quizs se acer
Es la oportunidad de trocar el desastre en depresin, de tocar
que ms a eso que se suele llamar el personaje protagnico.
1 Todas las citas de Profundo estn tomadas de Cabrujas, J.I. (1972).
THEATRON 35
No pretendemos irresponsablemente poner a dialogar la
obra de Cabrujas con algo que desde muchos puntos de vista
se vuelve tan remoto como la tragedia clsica, pero no hay duda
de que Manganzn es el personaje alrededor del cual pivotea el
movimiento de la obra. l es el elegido para rescatar el tesoro
escondido, y para poder ser digno de
ello, debe someterse a una serie de
Luego de que La Franciscana
El platillo del fracaso es de difcil digestin,
sacrificios. Ante todo ha de guardar
lo regaa y humilla por estos acon
la realidad contempornea lo rechaza
un inexplicable voto de castidad que le
con asco. Nuestra sociedad apuesta al xito tecimientos, Manganzn tiene un
impone La Franciscana: a pesar de que
memorable momento en el cual, en
con hambre desesperada y alberga casi
duerme desnudo en la misma cama
un estado parecido a un trance dice:
ningn espacio para pensar el fracaso.
con su esposa Lucrecia, le toca man
Las cosas llegarn a su trmino, y
Somos obsesiva y fatalmente triunfalistas.
tenerse en estado de pureza virginal.
El fracaso propio siempre ser culpa de otro cuando todo parezca perdido, cuando
Adems, palea da y noche la tierra
la mano del hombre no pueda ms,
o de las circunstancias y nunca un rasgo
del hueco y para colmo debe hacerlo
entonces, Dios pondr la suya, y lo
de mi propia condicin.
vestido de Nio Jess. Manganzn es
arreglar todo en un abrir y cerrar de
Y esa incapacidad reflexiva, esa opacidad
aparentemente el nico que procura
psquica ante el fracaso deviene en desastre, ojos, como de la maana a la tarde
tener un trabajo productivo, tiene un
(pp.199-200). Es como si el personaje
pero nunca en tragedia, ya que lo trgico
pequeo negocio de venta de peri
sealado, el escogido, se convirtiera
implica una reflexin
dicos, pero es increpado a abando
en la voz de Dios, en el intermediario
narlo, para qu peridicos?, pregunta La Franciscana, como
de la Divinidad, pero l es absolutamente inconsciente de ese
diciendo para qu trabajar si pronto vamos a tener el tesoro en
hecho. Cuando La Franciscana y Buey sorprendidos e incrdulos,
nuestras manos?, si aqu tenemos ya prontito nuestro Dorado,
lo increpan a revelar de dnde sac tal prodigio de profundidad,
nuestro petrleo, nuestro Kino, nuestro golpe de suerte que nos
Manganzn lo niega, no fue l el que habl y entonces sobre
permitir vivir como ricos de ahora en adelante y no tener que
viene el caos. Nuestro personaje sintindose presionado estalla
trabajar ms.
y decide profanar el lugar sagrado, el hueco axial, orinndose
en l, gritando: No hay nada! No hay nada! All en el hueco,
Pero Manganzn se rebela, no est muy convencido, se
no hay nada All no hay nadaNi un clavo, ni una tuerca
pregunta, se cuestiona, se siente mal, no duerme y a pesar de
vieja Nada! Tierra! Tierra! Es un hueco para mear Es un
que tiene que ser casto y estar rezando para poder ser El Bueno
meadero! Sirve para mear! (p. 201).
36 THEATRON
Y se orina, y en plena representacin de la Santa
Historia Sagrada del Nacimiento de Dios Nuestro Seor
de Judea, exclama que l no es el elegido, que no va
a hacer ninguna Capilla, que lo nico que quiere es la
plata y que todo es una mentira, Yo no puedo hacer otra
cosa (205), dice.
Pareciera estar dndose cuenta de algo, como si dijera,
ese es mi Destino, yo no puedo hacer otra cosa. Es la obra
intentando hacerse consciente. Manganzn quiere desenmas
carar el disimulo, rasgar el teln de la hipocresa, confrontar
a todos con su nica realidad: la vacuidad del Hueco. Jos
Ignacio denunciando el fracaso de su pas postergado, su
cedneo, incapaz de entenderse y de transformar el desastre
en tragedia.
Ya al final, Manganzn le dice a Lucrecia en la intimidad
del cuarto: Eso est debajo. Debajo de la cloaca. Por eso no
lo vieron.
Es verdad Manganzn, la cosa es ms profunda. Hay
que llegar a la cloaca pero todava bajar ms an, all est el
verdadero tesoro, el de la conciencia, el de tu conciencia, el
de nuestra conciencia nacional tan aplazada, tan postergada,
tan enterrada. All debajo de la cloaca, como t dices antes del
sueo: Profundo profundo profundo
Con estas palabras, pronunciadas con una emocin ade
cuadamente contenida, Jos Ignacio Cabrujas introduce una
de las ms conmovedoras ediciones de su programa pera
Dominical. Dispuesto a estremecernos a su manera, no solo con
la romntica historia de Floria Tosca y Mario Cavaradossi, sino
rindiendo homenaje a la Divina Callas digna ella y su vida de un
libreto que Puccini hubiese podido inmortalizar con su msica,
Jos Ignacio insiste, reitera, remarca de manera obsesiva en su
presentacin, el aria Vissi darte, interpretada por Callas en
distintas oportunidades.
Mxico 28 junio de 1952 10 de agosto de 1953 Scala
de Miln la Tosca de Victor de Sabata, un verdadero acon
tecimiento cinco aos ms tarde, auditorio de la BBC de
Londres bajo la direccin de John Pritchard nos leg tal vez
la ms esplndida de sus interpretaciones de Vissi darteVissi
darte viv del arte
al ciel,
che ne ridean pi belli.
Nellora del dolor
perch, perch, Signor,
ah, perch me ne
rimuneri cos?
estrellas, al cielo,
que brillan tan hermosos.
En la hora del dolor
por qu, por qu, Seor,
Ah, por qu me
pagas as?
Como Floria Tosca, como Mara Callas, tambin Jos
Ignacio vivi del arte, para el arte, y como ellas, para el arte
efmero de la escena
38 THEATRON
Referencias
THEATRON 39
Los personajes de Profundo, desembocan en la frustra
cin ante el fracaso de su excavacin y la figura de la cloaca
que cierra la historia. Todos ellos imaginan el xito de la bs
queda, hacen planes y creen tener el apoyo de los santos y
dems figuras celestiales, a los cuales piensan hacer valiosas
donaciones y homenajes, que son reemplazados por esta frus
tracin colectiva cuyos efectos angustian a todos, Magra, Buey,
Lucrecia, Manganzn, La Franciscana y Elvirita, personajes de
la obra.
En Acto Cultural (1976), los integrantes de la Sociedad
Louis Pasteur para el fomento de las artes, las ciencias y las
industrias de San Rafael de Ejido, realizan estos actos. Pero,
quines son sus integrantes? Todos miembros de la direc
tiva de la sociedad. Al mismo tiempo, son seres frustrados.
Su vida en el interior del pas es rutinaria, sin perspectiva de
cambio. El tiempo transcurre sin situaciones que permitan
desarrollar sus vidas y sus aspiraciones. Parecera que las
horas del da y de la noche se desenvuelven repitindose sin
alteraciones. Herminia y los recuerdos gratos de su difunto
esposo Petit, constituyen el fuerte de su rutina. Y los otros per
sonajes femeninos, dentro de su individualidad experimentan
sus respectivas frustraciones, las cuales se agudizan en los
dirigentes masculinos Cosme Paraima y Amadeo Mier. Del
primero recordemos sus palabras:
Cosme: (A Amadeo): No hay nadie que viva una vida en este
pueblo que se levante y diga buenos das y sea buenos das
y signifique bondad y maana. Ni siquiera Purificacin. Qu
hicimos? Algo muy grande hicimos para merecerlo. Quin
nos encerr aqu? Quin nos odiaba tanto? Lo sabes t?
(Acto Cultural Segundo Tiempo)
Otro tanto le corresponde al presidente de la Sociedad
Louis Pasteur, Amadeo Mier:
40 THEATRON
La frustracin de los personajes de Acto Cultural es
completa.
Al abordar El da que me quieras (1979), no encontramos
con un personaje, Po Miranda, protagonista, que acumula en s,
la trayectoria de los mayores fracasos. Lo seala taxativamente
en el Primer Tiempo:
Po: Ahora, hazme el favor de escucharme, porque voy a
hablar de este asunto por ltima vez. (Pausa) En treinta y
ocho aos de mi vida he sido maestro de escuela, cajero de
imprenta, secretario de un comprador de esmeraldas en el rio
Magdalena, espiritista, seminarista, rosacruz, masn, ateo,
librepensador y comunista Y ahora te voy a explicar por qu
soy comunista! Cuando era nio, en Valencia, mi santa madre,
Ernestina viuda de Miranda, enfermera jubilada del Hospital
de Leprosos, lectora perpetua de El Conde de Montecristo,
se ahorc en su habitacin. (subrayado aadido por el autor
del artculo) (El da que me quieras Primer Tiempo. Rubias
de Nueva York)
Para justificar su trayectoria alude a la causa fundamen
tal de su conducta, variando el comportamiento y asumiendo
distintas ideologas que culminan en el comunismo del cual no
pasa de adquirir conocimientos elementales, logrando contagiar
a algunos miembros de la familia Anczar, enamorando a Mara
Luisa, ofrecindole una futura vida en la Unin Sovitica (1935),
mintiendo al indicar que ha enviado una carta al intelectual
francs Romain Rolland solicitando interceder por la pareja
Mara Luis y Po para incorporarse a un koljoz (granja colectiva)
en Ucrania.
En la obra se indica que Po desde hace once aos acude
a la casa de los Anczar diariamente a compartir la mesa en
el almuerzo. Todo terminar por desmoronarse con ocasin
de la sorpresiva visita del cantante argentino Carlos Gardel
que se est presentando en Caracas y Po Miranda, luego de
confesarse en voz alta de sus falsedades, abandona el hogar
de la familia caraquea.
A esta frustracin de Miranda, se suma la jefa de esa
familia, fracasada en su posible matrimonio y dominada
por el cargo burocrtico en el correo en una tarea rutina
ria y casi esclavizante. Mara Luisa, la eterna novia de Po,
ingenua y creyente an de las falsedades provenientes del
que fue su pareja, seguir creyendo o mantiene su fe en la
simbologa a travs de la bandera de la hoz y el martillo
que coloca sobre el divn para que permanezca all hasta
el siguiente da.
Es indudable que la imaginacin, el talento y el fino
humor que caracterizaba a Cabrujas alcanza su ms alto nivel
en esta obra, representada por distintos elencos en Venezuela,
en numerosos pases de Amrica Latina y en Espaa en el
Primer Encuentro de Teatro Amrica Latina Espaa, donde
fuimos testigos en 1980 de las ovaciones con que respondi
En el caso de Anselmo, sacerdote que alcanza el obispado,
pero que interiormente est dominado por su lascivia y alusiones
permanentes sobre la vida sexual y alcances libidinosos que lo
llevan a despojarse de la sotana, abjurar de su condicin clerical y
lanzar lejos el crucifijo que alguna vez fue bendecido por el Papa
Len X. Su hermana Rosamunda, monja, rechaza los hbitos y
se incorpora a la vida laica.
Anselmo:
42 THEATRON
En cuanto al tercer hermano. Arstides, poltico y funciona
rio, es llamado por Guzmn Blanco a ejercer como Ministro de
Asuntos Exteriores, una de sus grandes ambiciones, y es enviado
a Europa para arreglar lo referente a la deuda con Inglaterra.
Se entiende que ha cumplido su misin, pero que termina all
su cargo ministerial. Es felicitado por Guzmn Blanco pero es
consciente que el porvenir se ve cerrado. Ve un revlver y lo toma
llevndolo a la sien. Aprieta el gatillo pero no est cargado y lo
deja en el lugar de donde lo tom.
Arstides
La frustracin ha llegado al mximo. A lo largo de la pro
duccin dramtica de Jos Ignacio Cabrujas, la frustracin se
convierte en constante de la mayora de sus obras, visin que
domin en sus contenidos, morigerada por la dualidad humor
profundidad, caracterstica rectora de su teatro
Referencias
Prodesse et delectare:
Ars Poetica de Jos Ignacio Cabrujas en Tv
Al E. Rondn
No le tuvo miedo a la caja boba y se sumergi
en las aguas pantanosas del melodrama caribeo,
revolucionando el gnero, desde la propuesta de un
lenguaje vivo; sacudindole el polvo a la virginidad y
sosera de la protagonista, recurriendo a la pera, en
fin, para concebir una ars poetica que dot al oficio
de los negros de Dumas de dignidad y pasin.
Yoyiana Ahumada
Menos mal que toda Edad Media tiene su Renacimiento
y pronto algunos tericos se dedicaron a analizar el lugar de
la recepcin en el proceso comunicativo y se demostr que la
audiencia no era tabula rasa, pues no reciba los mensajes de
la misma manera en que haba sido pensado el relato desde la
emisin. Las escuelas de estudios culturales, la sociologa de De
Certeau y de Bourdieu, la semitica, la antropologa, la etnogra
fa de la comunicacin y otras disciplinas aportaron una mejor
visin de los procesos de lectura, comprensin y apropiacin de
los textos audiovisuales (Ibid.: 13-14).
En Amrica Latina desde el campo universitario se gener
una corriente fuerte de investigacin sobre la telenovela, sus ma
trices culturales y sus usos sociales. Los estudios de Jess MartnBarbero, Ana Mara Fadul, Mara Inmacolata Vasallo de Lpez,
Guillermo Orozco, Daniel Filho, Nora Mazziotti, Nestor Garca
Canclini, Carlos Monsivis, Manuel Bermdez y Oscar Moraa
sobre melodrama y las mediaciones que existen entre un texto y
THEATRON 43
Al escritor culto no le agrada el cuento de la muchachita a
quien el padre echa de la casa porque est embarazada y que
la historia se enrumbe por ese caminito y con esa musiquita.
Sin embargo, se es el esquema y con ese esquema podemos
hacer maravillas; siempre y cuando tengamos el sentimiento,
con la potencia que ese sentimiento tiene en la realidad, y que
cuando el sentido que le queramos conectar tenga la misma
potencia.
Debemos saber que la cultura popular funciona as y
acercarnos a ella sin prejuicios, con la cara limpia para ver,
entender, escuchar. Esto forma parte importante del oficio: hay
que or a la gente y observarla. Nuestro oficio est marcado por
lo sentimental, en las vidas que creamos hay muchos amores:
de la mam por su hija, del padre por su hijo, de l por ella,
de ella por l, de la gente del barrio por la mujer sufrida, del
sacerdote por sus feligreses. Encontramos el amor y sus hijos:
el odio, la envidia, las malas acciones, y eso es lo que tenemos
que colocar en la balanza a nuestro favor.
Sobre la renovacin de la telenovela Cabrujas se explaya
al sostener que hay que buscar arte en la telenovela que se
traduzca en poesa, belleza, pero no olvidar que:
1.
3.
4.
5.
6.
7.
Todas esas crticas formuladas por Cabrujas como
asomo de declogo hacia la depuracin de la creacin de
telenovelas en el pas, no pueden considerarse banales. Para
dar an mayor contundencia a sus aseveraciones valdra la
pena refrescar ahora lo que pensaba de la industria en los
pases vecinos; es decir, de la competencia misma que debi
enfrentar Venezuela al momento de liderar el negocio en
THEATRON 45
La Telenovela en Latinoamrica
Brasilea
Comienza a hacer novelas en los aos 70, funcionando bajo esque
ma de productores de espacios. De longitud an ms breve que
las mexicanas, es el producto de un monopolio industrial del grupo
TV-Globo que enfatiza abundancia de exteriores, uso de tecnologa
de la imagen y muy buena produccin.
Argentina
Se ubica ms cerca del melodrama puro por la influencia italiana.
Usan un patetismo que tiende a lo cmico y que hace llorar. El tono
es popular sin llegar a plebeyo como la mexicana, ni marginal como
la venezolana, ms bien dirigido a la clase media.
Venezolana
En una industria tan incierta y lucrativa como la de los cu
Ha usado magistralmente el tema de los desposedos. Audien
lebrones donde la tentacin de repetir las frmulas clsicas
cia tpica que cautiva con esta temtica a
siempre est presente, ste era el
Visiblemente
complacido
por
la
atencin
emigrantes pobres que viven en EE.UU.
mapa que vea Cabrujas al pensar
que suscitaran sus obras, sus escritos
y Europa, provenientes de Iberoamrica,
en nuestros vecinos:
Mexicana
Estereotipada en ciertos tpicos de
la vida. Le da mucha importancia
relativa a personajes maduros: la
madre siempre es buena y adems posesiva, la mayora de sus
personajes son populares y vienen de la tradicin mexicana que
cre el cine. Longitud promedio es de 80-100 captulos. Canales
de TV pasan promedio de seis telenovelas al da. Su rea de
influencia: Centroamrica y mundo chicano en EE.UU.
Cubana
Pionera en el continente e influy en orgenes de la venezolana. Delia
Fiallo adopt conceptos cubanos, pero su trabajo fue tan original que
termin convertida en verdadera ideloga de la telenovela. Duracin
promedio: ms de 200 captulos.
46 THEATRON
Visiblemente complacido por la atencin que suscitaran
sus obras, sus escritos como hombre de televisin, Cabrujas
prefiere dejarles a otros la tarea de la reminiscencia. No sin antes
Y fue precisamente en esa nacin de inmensa riqueza
petrolera, con posibilidad de elegir democrticamente a sus
THEATRON 47
Aplicando ahora la propuesta de Calzada a una teleno
vela de Cabrujas como La Duea (1985) habra que aclarar de
entrada que dicha produccin est inspirada en la historia El
Conde de Montecristo (1845), de Alejandro Dumas. Ambientada
en la Caracas gomecista, concretamente entre 1920 y 1940, el
relato cuenta la vida de Adriana, una joven a la que todos creen
hurfana, pero en realidad es la hija de amores contrariados
entre una dama de sociedad y un bohemio anarquista. La nia
fue cedida para su crianza a una familia adinerada cuyo jefe es
Alejandro Tllez. Adriana crece en la mansin Tllez como una
criada ms.
La protagonista convive bajo el mismo techo con las
dos hijas de Tllez, una de las cuales se enamora y com
promete con Mauricio, un flamante capitn del ejrcito de
familia adinerada y vnculos con el gobierno militar de turno.
Ese romance tan conveniente para ambas familias no tendr
final feliz, debido a la pasin arrolladora que surge entre
Adriana y Mauricio. Esto sera El plantemiento. Veamos
ahora como evolucion la historia segn la secuencia de
Jess Calzada:
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
48 THEATRON
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Otro mnimo ejemplo de cmo la reconstruccin de la
memoria social y cultural entra en pugna con la realidad sera
Gmez (1980). Carlos Gardel (Jean Carlo Simancas) canta
Mano a mano para el dictador andino (Rafael Briceo)
al comienzo de la telenovela. Es una escena de antologa
llena de candor, receptividad, entrega y sinceridad; es cierto,
pero tampoco podemos ignorar que la visita del morocho
del abasto aade a la historia de Venezuela otra capa de
significado, ritmo e identidad. El mayor mito de la cultura
suramericana le canta a la pezua militar que oprimiera a
los venezolanos durante 27 aos consecutivos, continuos,
casi indefinidos como quien dice. Aos en los que aqu se
hablaba sin que necesariamente nos escuchramos los unos
a los otros. La oralidad, aunque porosa y pegada al cuerpo
del sujeto que se representa, parte del deseo de modernizar
la lengua con los modismos regionales, por eso Gardel se
vuelve contador de historias y en la suya se describe como
pibe o carricito que alguna vez soara con cantarle al
Benemrito. La mirada de Cabrujas deja clara la necesidad
de crear nuevas formas de acercarse a la memoria de un
pasado cultural ms all de las fronteras de la nacin-estado
(Garca Canclini; Oyarzn; Richard).
La escena de Dulce Mara Acevedo (Caridad Caneln)
agradecindole al abogado su ayuda en Chao Cristina (1983)
se ha combinado con la versin de 2005 donde la ex presi
diaria (Daniela Alvarado) es la personificacin de una realidad
social apabullante. Si en su vida tras las rejas esa jovencita
encarnaba la precariedad, lo sucio, la intemperie, un cuerpo
en trminos bajtinianos sujeto y objeto de placer fsico; al
salir en libertad intenta definir y redefinir su identidad como una
Dulcinea. Dulce es ahora un cuerpo clsico, distante, hermoso,
depurado, consciente de su valor y dignidad como ser humano.
As lo que comenz siendo metonimia de las condiciones de
vida de los menos privilegiados termina trastocado en artificio
52 THEATRON
En efecto, como se puede leer en el prtico a Y Latinoamrica invent la telenovela:
Cabrujas quiso que el melodrama, ese gnero destinado a ser
masa, a sonar como pueblo, tuviera mejor sonido. Porque si de
algo carece la telenovela es de buena voz, casi siempre suena
mal, pocas veces est bien escrita. Suele ser redactada bajo un
manual de instrucciones de baja estofa que reparte el mundo
entre villanos y sufridos, cenicientas desclasadas y galanes de
alcurnia. Donde se dicen el amor con escasez, estirando una
chata metfora de prncipe y doncella hasta el hartazgo. All, en
la mdula del discurso del amor, fue donde Cabrujas comenz
la transgresin, lo que en trminos tcnicos llamamos el dilo
go de la escena. Los personajes de Cabrujas, as de sencillo,
as de importante, comenzaron a hablar distinto, disertaban,
cuestionaban, Dios mo, pensaban! Sonaban inteligentes, so
naban sobre todo humanos. Uno comenz a creerles tanta
pasin, tanto desencuentro y equvoco. El castellano comenz
a respirar con decencia, se ufan de s mismo, hizo cabriolas
y msica, incluso, hizo esttica () El gnero, que suele ser
tremebundo y retrico, se puso verosmil. Lo que pasaba, los
percances, las situaciones, eran de verdad. Eran cotidianos.
Con su tanto de pera, con su mundo de melodrama, con su
siempre de mentira, pero eran hijos legtimos de la picaresca
venezolana algunos, del desconcierto social otros, de la eclc
tica clase media muchos, de San Agustn a los Palos Grandes,
insuflados por Vctor Hugo o Alejandro Dumas, pero nunca
cartn, nunca anime; respiraban, se les hinchaban las venas,
tenan sangre y coherencia. (pp. 15-16)
Va pensiero
Ya desde la antigedad se pensaba que el arte precisaba una
funcin, deba cumplir con un cometido. El escritor latino
54 THEATRON
Obviamente hay un dejo de gratitud en el comentario de
Padrn hacia el legado de Cabrujas. Nos est diciendo que
adems de escribir, el creador de La Dama de Rosa saba escu
char para as ver e imaginar lo imposible dentro de lo cotidiano.
Escuchaba a la gente, la observaba minuciosamente para luego
filosofar en el mbito histrico, musical, culinario, literario o cul
tural como una conciencia partcipe, compartida, como la espina
dorsal de un dilogo que entablaba con el televidente. Escribi
cualquier cantidad de libretos originales o adaptados, solo o
al frente de un equipo de libretistas para ese nico espacio
de la televisin en el cual los venezolanos aprendimos a vernos,
para ese gnero programtico con caractersticas propias, con
temas melodramticos donde el amor juega papel fundamental
y desarrolla mltiples historias en torno a una trama principal.
No le tuvo miedo a esa estructura de obra abierta que le permite
escribirse a diario sobre la pantalla (Uribe: 128).
Siendo uno de los programas televisivos ms vilipen
diados, pero, sin lugar a dudas, un gnero latinoamericano
por excelencia, la telenovela debe hacerse cada da mejor
sin necesidad de transformarla en maestrica de escuela. El
dramaturgo no tena empacho alguno al repetir: muchas
crticas son atinadas, justas y necesarias. Pero para m escribir
una telenovela no resta mritos, ahora hay quienes critican
sin haber visto un captulo, alegando que esto es sirvientero y
mediocre. Si el mensaje no ha subido de nivel, es porque aqu
la pelea es entre caimanes. Una lucha a muerte entre RCTV y
Venevisin () No me quiero dar de insatisfecho. El problema
es concreto y debo replantear mis telenovelas manteniendo
lo popular. Con las telenovelas defiendo mi derecho a ser
plebeyo, no le tengo miedo al ridculo ni a lo balurdo. No
me importa lo que digan los intelectuales ni los socilogos
(Ibid.: 138). Esa valenta, ese coraje como suelen decir los
mexicanos, ese perseverar en la escritura para TV le vena
seguramente de quien recordaba que el mundo del arte tiene
su raz ms slida en la fuente de los sentimientos, desde las
pasiones ms vulgares hasta las manifestaciones ms sublimes
del goce esttico. Y eso, damas y caballeros segn acotara
Marina Baura hace poco en el video al referirse al trato de
Cabrujas con sus actores es bsicamente lo que viene a
nuestra memoria cuando uno intenta describir el ars poetica
de ese canceriano que con 57 aos sobre sus hombros tuvo
tiempo para pergear centenares de crnicas, catorce piezas
teatrales, doce guiones cinematogrficos y veinte telenovelas.
Ese humor, ese desenfado, ese sarcasmo, ese testimonio del
esfuerzo sostenido por abrir caminos a favor de una televisin
menos chambona certeramente.
Referencias
56 THEATRON
Quizs esas frases se puedan convertir en oportunas pistas
para no construir de la figura de JIC una especie de parnaso
extraviado y menos aun de erigirle algn acartonado monumento
marmreo que con el pasar de las dcadas terminen por desfi
gurarlo a los ojos y entendimiento de la misma sociedad que l
tanto hurg.
Cualquiera que aspire a endiosar su personalidad o de
tratar de colocar su corpus dramaticus en un cierto Olimpo ureo
solo podra conseguir manchar ese firmamento radiante de las
reflexiones que sostendra la personal clarividencia de ideas de
Cabrujas, porque l mismo lo ratificara muy subtextualmente
cuando dej hilado lo siguiente: Somos barrocos porque so
mos incapaces de expresarnos y entendernos, y encontrarnos en
esa manera amontonada de representar la realidad el smbolo
de nuestra frustracin. Somos barrocos porque no sabiendo
relatarnos, la necesidad nos obliga a describirnos. Somos los
fantsticos ilusos de la ideologa, porque el da y la hora no nos
dicen absolutamente nada. Nuestra trascendencia, es decir,
aquello que hemos dejado atado, aquello que significa, es elu
siva y sobre todo extraviada (p. 266); por tanto ese Cabrujas
que supo mirar su tiempo lega a este nuevo ciclo temporal la
inefable sabidura que uno podra ejercitar como pregunta para
lo que se hila dentro de cada circunstancia socio poltica o socio
cultural. Acaso se hace necesario hacer trascendente ciertas
explicaciones?, creo que no, porque si no estaramos hollando la
senda de seguir y proseguir hacindole ese flaco favor a nuestra
memoria de pas. Quizs aquello que zahera ms ntimamente
a este hombre/creador/intelectual era su visin sobre el papel
THEATRON 59
Jos Ignacio busc entender esa historia que tanto le dola
y que no esperaba de ella ms de lo que le permitiese asimilar;
para Cabrujas MITO y ESTADO (ambas en maysculas) fueron
y seguirn siendo mnadas que tienen ese sello de ser
inexpugnables en su sentido explicativo para la percepcin/en
tendimiento prctico del da a da de esos ciudadanos de finales
del s. XX como del actual.
El valor es sencillo: hay que proveernos de la mirada de
alguien ms perspicaz que maneje estos ttems de contenido y
ver cmo evitar que de su sntesis hagamos ese falso acto cultural
en que permanentemente parecemos obrar. La punzante crtica
y la profunda visin de esta polis y los comportamientos de los
habitantes hacen que pocos sean los elegidos para descifrarlas.
60 THEATRON
Ese es el sentido de la urdimbre que ha marcado a este
pas, a esta sociedad y a sus instituciones en palabras ms, pa
labras menos desde lo que se puede extrapolar de las reflexiones
cabrujianas: la ominosa densidad de la apariencia. Cabrujas
quiso evitar que lo percibisemos sin caer el teln de una pera
bufa donde el pblico no sabe si rer, llorar o aplaudir, en todo
caso, aparentar cualquiera de esas acciones, pero con el tino de
aparentar una seguridad y disfrute bien colocada. Pero JIC nunca
esper que nos contentaramos con ser pasivos espectadores de
una pera bufa, ni que el llanto mojase la platea y menos an,
que la risa opacase las durezas de la realidad, sino que ms
bien al bajar el teln de cada ciclo de realidad, el estado del
disimulo fuese cada vez menor. Por qu no asumir la maravilla
de rectificar? Si hay ese sentido de girar hacia algn grado de
positividad social e individual resultara bastante probable que
en el horizonte se empiecen a dibujar criterios y dignidades ms
prstinas que a la postre podran incluso dar el salto vital a una
herencia de ciudadanos, hombres e individuos mucho ms
Sabemos que la obra de este insigne autor no es fcil de
ver en las marquesinas y sin embargo cada lectura correcta o
Lo que s importa es que la mirada cabrujiana se rastrea
no permite que el ciudadano del aqu y ahora, el estudiante
en la escena nacional y en las decenas de artculos y trabajos
de secundaria, el profesor universitario o sencillamente, ese gran
dedicados a su legado. Los ltimos meses del 2010 podran
pblico/espectador/lector siga atento a lo que posiblemente
considerarse como una etapa notable tanto para su pensamien
sean las cartas y orculos que destellan tras cada sentencia de
to, como para el rescate de las obras de quien una vez fuese
lo que alguna vez aprehendi de su personal realidad este Jos
inscrito como miembro de la Santsima Trinidad de la drama
Ignacio Cabrujas y trate de desentraarlo detrs de su cida
turgia venezolana. Su pensar curiosamente ha retomado un
prosa o a travs de los eternos parlamentos de sus personajes
sentido y pertinencia que asombra al
ms asombrosos. Bajo cualquiera de
conocedor de lo que fue el verdadero
sus obras representadas est la rbrica
Cabrujas fue y seguir siendo
hacer del Cabrujas artista. El nefito y
de su ideologa y su sentir por lo nues
referente inocultable. Ello queda
el acadmico saben de l con menos
tro. Su pensamiento e influencia para
expresamente determinado cuando
o con ms justicia, pero la historia de
este nuevo tiempo socio cultural sigue
se efecta una mnima topografa
lo que l signific se asienta ms all
siendo de inters para acadmicos o
de lo que su obra (prosa y teatro)
de cualquier boom que se irradie de
estudiantes universitarios; cada pieza
gener en la sociedad acadmica
alguna representacin de sus obras
cabrujiana es reto y osado intento
y artstica de este pas.
ms conspicuas, por ejemplo, un caso
para iluminarnos e iluminarle como
ilustrativo se deriv de la escenificacin de Profundo (en 1971 en
pensador de un tiempo que parece seguir diciendo cosas al que
la sala Alberto de Paz y Mateos con su propia direccin) y reto
se acerque desde la postura de director, actor o diseador con
mada en una produccin enmarcada como trabajo de grado en
el pretendido de otorgarle vida escnica a alguno de sus textos.
la Sala Anna Julia Rojas por graduandos de la UNEARTE (junio
Incluso, en el remontar las menos montadas o explorar las incg
de 2010), ms el relevante hecho que la Editorial Equinoccio de
nitas de sus piezas inditas estar la posibilidad de ese universo
la Universidad Simn Bolvar, en su coleccin Papiros Recorridos,
proverbial que reta al retador y para botn, slo una muestra:
hubiese retomado con un alcance denso algunas de las caras
Venezuela barata (1965-66) o El tambor mgico (1971).
vitales para aprehender la base de la cual emergi este escrito
teatral y como contextualizarlo dentro del universo cabrujiano.
JIC fue y aun sigue siendo ese autor/intelectual que
Dos montajes distantes en pocas dismiles y por instituciones
sigue siendo palpado por nuestra sociedad que est marcada
con distintas vocacin, una artstica, otra acadmica, pero ambas
por el sino de lo olvidadizo. Pero su legado ha estado a la
sintonizadas con el reto de provocar (y seguirlo haciendo) al p
mano de todo aquel que desee proveerse de forma directa de
blico receptor en la decodificacin de un ideario particularmente
su pensar/comprender un pas y su sociedad y aquellos que
THEATRON 61
Sobre la prosa suscrita por el propio JIC sabemos que est:
Prlogo a La Memoria de los inconfesables y constatable por la
editorial Tiempo Nuevo (1972). Su aguzada entrevista titulada
El estado del disimulo, publicada en Estado & Reforma de la
Comisin Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE).
Nmero especial Heterodoxia y Estado del ao 1987. La pu
blicacin de la entrevista que le efectuase la periodista Milagros
Socorro a travs de la editorial Tres Voces de la Fundacin para
la Cultura y las Artes (Fundarte, 1994) bajo el ttulo Catia. En el
ao 1988, la Fundacin Polar editara La ciudad escondida en
su serie En Caracas. Como colofn, sera de alta utilidad para
un lector investigador acercarse al texto Y Latinoamrica invent
la telenovela editada por la casa Alfadil Ediciones, en 2002.
Las obras de Jos Ignacio Cabrujas pueden ser rastreables
desde Juan Francisco de Len (1959) por Ediciones Pancho El
Pjaro de la Sociedad Dramtica de Maracaibo; Fisole (1967)
publicada el ao 1971, en 13 autores del nuevo teatro venezolano con seleccin y presentacin de Carlos Surez Radillo para
la casa editorial Monte vila Editores de Caracas. Tambin se
puede sumar, La sopa de piedras dentro de la Antologa de la
Dramaturgia infantil venezolana 1951-2002 en el Tomo I y que
fue recopilada por Armando Caras para el Fides, Caracas.
Por otro lado, podra citarse Profundo en 1972 y 1982 por la
Editorial Tiempo Nuevo, S. A. Caracas y Monte vila Editores,
Caracas. Est La soberbia milagrosa del General Po Fernndez
en Los siete pecados capitales que publicase en 1974 Monte
vila Editores, Caracas. Acto cultural en El teatro de Cabrujas de
la editorial Pomaire/Fuentes con prlogo de Orlando Rodrguez
(1991). El da que me quieras por el Fondo Editorial Fundarte,
Caracas 1979. El americano ilustrado de 1991 en El teatro de
Cabrujas de la Editorial Pomaire.
Solo algunos ttulos entre los varios publicados de algunas
de la piezas ms connotadas de este autor y sin embargo ya se
64 THEATRON
Referencias
Msica brechtiana
As, podemos testimoniar que en esa primera etapa, que muchos
crticos han calificado de brechtiana, Cabrujas asume uno de los
recursos distintivos del Teatro Social del autor alemn: la inclusin
de la msica en el texto teatral, como partitura que complementa
y activa diversos niveles de representacin, haciendo ms eficaz
el llamado Distanciamiento crtico, introducido por Bertolt Brecht
en el teatro del siglo XX. Cercano al alemn, quien lo llev a
sus ltimas consecuencias en La pera de tres centavos, Mahagonny o Los siete pecados capitales, creando un nuevo gnero
pardico-msico-teatral; Cabrujas lo utiliza en El extrao viaje
de Simn el malo, con su carga satrica y corrosiva.
Desde las mismas acotaciones iniciales es notable una
particular y muy concienzuda indicacin acerca del uso que debe
Prlogo
Msica. Temas festivos de profundo aire circense. Preferiblemente melodas de organillo destemplado que ubiquen al
espectador en la atmsfera tragicmica de la pista. En el centro
del espacio de accin un pequeo tovivo gira al comps de
su propia msica. ()
Esta primera secuencia de la accin durar breves segundos.
En un principio la msica general absorber la del pequeo
Tovivo. Luego ir decreciendo hasta borrarse y dar paso a esta
ltima. (2010, Tomo I: 191)
Ms adelante la obra va desarrollndose en difano
estilo brechtiano, con la inclusin de canciones. La primera de
ellas, utilizada en forma quizs satrica, es la Serenata, de Jos
Antonio Prez Daz, popularizada por Marco Tulio Maristany
y Alfredo Sadel, entre otros, entre los aos 40 y 50, y que se
utiliza como parodia de un aria de pera, mediante la cual el
personaje de Simn expresa su arrepentimiento, ya anunciado
en los brechtianos carteles, y cuyo carcter pardico subrayan
los comentarios doloridos del personaje que interrumpen la
cancin a cada momento.
Ms adelante, encontramos las canciones de tpico corte
brechtiano, es decir, canciones conceptuales, cuyo tema es una
situacin, una condicin, un problema o una institucin. As
encontramos la cancin del matrimonio, la de la burocracia y
la del arte de gobernar, de textos irnicos y burlescos, con rimas
elementales e intencin satrica.
Antes de la edicin de Azparren Gimnez, ya conoca,
gracias a una compilacin editada por el Prof. Efran Subero,
THEATRON 65
Msica indita
Esta nueva edicin de la obra dramtica de Cabrujas nos
confronta con obras que se crean perdidas o con nuevos ha
llazgos como la Venezuela barata (1965-1966), sin noticia de
representacin, circunstancia de la cual surgira, aos despus
una de sus obras cumbres, El americano ilustrado, pues esta
primera obra contiene ya los personajes de Arstides Lander y su
esposa Mara Eugenia, en la Caracas del gobierno de Antonio
Guzmn Blanco, de quien Lander es, como en la obra posterior,
un funcionario, atrapado de pronto en la coyuntura de la im
pagable deuda externa venezolana con Inglaterra. Pero, como
1 El sustantivo es del propio Cabrujas. En la nota que escribiera para el programa de mano del estreno de El americano ilustrado seala que Como otras piezas que he escrito [la
obra] insiste en algunas desesperaciones que tienen que ver con nuestra particular historia (1986).
66 THEATRON
Con lo cual se inicia la reproduccin de la escena verdiana:
las monjas cantan, y del otro lado van creciendo los cantos libera
Y la escena final tiene un acendrado aroma al Mozart de La
les que amenazan con colgar a los curas de los rboles. Arstides
flauta mgica (1791), pera inspirada en los misterios masnicos,
entra al convento en medio de esta escena mientras la misma
y llena de sus simbolismos. En ella, como aqu, al iniciarse el Acto
va ascendiendo en intensidad, hasta
II hay una reunin entre los Hermanos
que a los cantos de alabanza y ruego
y el Gran Maestro Sarastro, quienes
No fue un secreto para nadie
se opone el Oligarcas, temblad! y
elevan un canto mstico O Isis Und
la pasin por la msica, y en particular
se anuncia a la multitud arremetiendo
Osiris, dioses egipcios del culto solar,
por la pera, que Jos Ignacio Cabrujas
contra las puertas del convento. En
preparndose para una ceremonia de
profesaba, senta y converta en devocin
El trovador, la escena concluye con
iniciacin, la misma a la que someten
prctica diaria y rigurosa. Era pues, difcil,
la llegada de Manrico, sobreviviente,
a Arstides en Venezuela... Este insiste
que tal afinidad y pulsin de vida
con sus tropas, que vienen a frustrar el
en
sus obsesiones y desasosiegos y
quedara fuera de su escritura, de su vida
rapto de De Luna, y a consumarlo ellos
los Hermanos repiten letnicamente
creativa, de su imaginario escnico
victoriosamente, por su lado.
Sol, Sol, Sol, Sol. La obra resulta
as un extraordinario ejercicio de estilo para lo que vendr a
El cuadro siguiente est estructurado como una gran esce
continuacin, y para la cada vez ms incisiva presencia de la
na coral operstica. Se titula Escndalo en el Capitolio Federal, y
msica en la escritura cabrujiana.
lo protagonizan los diputados de los bandos liberal y conservador,
cada uno con sus respectivas rplicas al otro. Al inicio del cuadro
los diputados vocalizan incluso, como calentando la voz para el
Msica hipercultural
conjunto que les tocar interpretar de inmediato. En mitad del
enfrentamiento polifnico, entra Arstides, con actitud de solista
De all pasamos a Fisole, de 1967, una obra que marcaba,
y dirigindose a los espectadores, entona un aria suya, la cual
hasta ahora, un viraje expresivo en la dramaturgia cabrujiana.
da paso a un contrapunto violento entre sus antiguos partidarios
Escrita a partir de una experiencia carcelaria, de ribetes pol
y quienes recin lo acogen en sus filas. En algn momento lgido
ticos, la obra tiene resonancias beckettianas, pero remitidas
de la obra, llega a sonar una orquesta para ejecutar acordes
a una realidad muy particular, que aunque nunca tiene una
de intencin dramtica o conclusiva. Son tres las intervenciones
referencia local objetiva, revela por contraste de ausencia un
THEATRON 67
La msica aparece en la retahla de alusiones e imgenes
que trae a colacin el personaje de Herminia Briceo: con
menciones a Maurice Ravel, a armonas, partituras e instru
mentos musicales:
Los personajes, en un momento de la obra, entonan un
Stabat Mater, dulcemente, segn la didascalia. Y entonces
vuelve a insertar la referencia musical a su padre, esta vez en la
voz del personaje de Francisco Xavier:
Luego es la pera la que se cita en un parlamento de Cos
me Paraima, quien relata un pintoresco y pecaminoso episodio
de la vida ntima del poblado de San Rafael de Ejido:
La presidenta del Ateneo de Escuque! Cada vez que el Go
bernador se la lleva a los matorrales de la laguna ella canta
un aria de Lucia di Lammermoor, justamente cuando estn
a punto de llegar a una conclusin ms o menos definitiva.
Una noche, sin embargo, se encontraron en el Departamento
de Ornatos y Festejos Populares de la Gobernacin y toda la
gente que estaba en la Plaza Bolvar pens que haba pera.
(Segundo Tiempo) (Ibid.: 151)
2 En la edicin de Equinoccio (2010), suprimen el acento sobre el nombre del personaje, el cual se lee en todas las ediciones anteriores (El Nuevo Grupo, 1976; Monte Avila, 1990
y Pomaire, 1991), con el cual se estara representando el habla francesa del personaje referenciado de Petit.
3 En Cabrujas en tres actos (1983).
THEATRON 69
Elvira
Matilde:
Elvira:
Matilde:
Elvira
(Llora): S.
Matilde:
Elvira
Matilde:
Elvira:
Elvira
Matilde:
Elvira:
Nunca lo v...
Matilde:
Matilde
Ms adelante, para desviarse y curarse de los malos
recuerdos que asaltan a Elvira, y de la tristeza que las acecha
ante la inminente partida de Mara Luisa con su novio Po
Miranda, Matilde evoca e instaura las imgenes y el avatar
flmico de la pelcula gardeliana, cuando ste canta Sus ojos
se cerraron:
Matilde
Y las dos cantan el tango, mientras ponen el disco. Elvira
sale y Matilde se queda cantando con el gramfono. A una
indicacin concertada con la cancin, entra el cuarto de los
Anczar, Plcido.
4 Tambin encontramos discrepancias textuales entre la edicin Equinoccio y las dems en El da que me quieras, en desmedro de la primera, por ello continuamos citando desde la
edicin Monte vila.
70 THEATRON
Hacia el final del Primer Tiempo, justo despus de la gran
anagnrisis, en la que Po Miranda confiesa que jams ha envia
do ninguna carta a su supuesto benefactor Romain Rolland para
que les gestionara su feliz incursin en la Unin de Repblicas
Socialistas Soviticas, tras el estupor decepcionado de Elvira,
vuelve la msica a funcionar como catarsis, que comienza siendo
irnica pues la jocosidad del nmero musical contrasta con la
tristeza del personaje, pero va elevando a los protagonistas de
su marasmo, de su rutina, de su culinario apocamiento para
animarlos y devolverles la esperanza.
Plcido:
Matilde:
Plcido
Elvira:
Elvira:
Plcido:
Matilde:
Elvira:
Elvira:
Matilde:
Elvira:
Matilde:
Plcido
(Entra Plcido)
(Canta): Mary, Peggy, Betty y Julie, Rubias de New
York... Cabecitas adoradas que vierten amor...
Matilde:
Elvira:
Y los personajes empiezan a cantar con Gardel para
concluir una escena deliciosa, donde los personajes cantan y
montan un espontneo nmero musical, que obtiene siempre un
invariable aplauso del pblico, y contribuye a crear la atmsfera
precisa para el mgico final del Primer Tiempo, la aparicin del
propio Gardel en el jardn de las Anczar.
Sin embargo el clmax envuelto en un aura verdaderamente
hechizante, verdadero milagro escnico, excepcional en el teatro
venezolano, por aquello de la alucinacin dirigida de la que
hablaba Ibsen Martnez5, es el final de la obra. Luego de la noche
que Gardel brinda con las Anczar en su casa, luego de la con
fesin y renuncia de Po, Gardel canta El da que me quieras.
THEATRON 71
Bolero forzado
Las referencias musicales, como se entender, en este
marco, son numerosas. Beethoven, Tchaikovsky, Mozart, Ravel
y hasta un presumible Sibelius entran a travs de la radio, en
precisa alusin a lo que fue una prctica de la industria de la
Radiodifusin venezolana hasta inicios de los aos 70: emitir
msica clsica en ocasiones especiales como muertes de pre
sidentes o personalidades, Semana Santa y golpes de estado.
La msica popular tiene un pro
tagonismo mayor. El personaje de
Happy, animador emigrado de la
dictadura de Batista en Cuba hace
mencin de los Lecuona Cuban Boys,
de Mara Grever y la cancin Jra
me, como ilustracin del golpe del
strapa isleo.
La segunda intrusin de la msica culta en la obra es de la
Scheherezade, de Nikolai Rimsky-Korsakov, pues como los per
sonajes dueos, socios y artistas de un cabaret caraqueo,
estn ensayando el espectculo musical con el que inaugurarn
al da siguiente, el cual da nombre a la obra, utilizan unos compa
ses del inicio del poema sinfnico del ruso para comenzarlo.
Ms adelante Pirela canta el bolero de Juan Bruno Tarra
za, Alma Libre, sin mayor incidencia dramtica. Es como un
nmero musical sin los contenidos ni de El extrao viaje, ni
de El da que me quieras. Mucho ms impacto tiene la inclusin
de Vieja luna, de Orlando de la Rosa, pues al terminar de ser
Y luego el final de la obra gira en torno a una ejecucin
coral del bolero Somos, de Mario Clavel, bordado por las
declaraciones principistas y personales a propsito de la hora
histrica:
La pieza deriva hacia una manifestacin de esperanza
ante el horizonte de la democracia que se vislumbra, y hasta el
Coronel Vergara, conectado con el gobierno, se solidariza con
los sentimientos de sus compaeros. En ese marco de concordia
y buenos augurios es que Pirela se decanta por el bolero Por la
vuelta, en un intento del dramaturgo por repetir el efecto de la
obra anterior con la cancin que le da ttulo. Ms all del ana
cronismo y del hecho de que en puridad se trata de un tango,
transcribimos aqu parte de su letra para que podamos apreciar
la sincrona buscada con la situacin anmico-dramtica:
Eugenio:
Happy:
Y declaro...!
Y yo sent que al irte...
mi pecho sollozaba...
Vergara:
Por qu no?
La confidencia triste
de nuestro amor as...
Benito:
Leonor:
THEATRON 73
DArcy:
Patricio:
autobs...!
Somos dos seres que en uno
amndose mueren...
especialistas...
Para guardar en secreto
lo mucho que quieren...
Happy:
Iniciativa cultural!
Pero qu importa la vida
por esta separacin...
Eugenio:
Todos:
Porque acaso la historia latinoamericana se interpreta
adecuadamente a ritmo de bolero.
74 THEATRON
pera cumbre
Entonces, en 1986, estren El americano ilustrado, que es la
obra ms operstica de cuantas escribiera, y en diferentes nive
les: Arstides, el personaje principal, silba y evoca la obertura
de la pera Tannhuser de Wagner, como marco de su cortejo
a Mara Eugenia, quien se convertir en su esposa; pero unos
parlamentos antes de su aparicin el mismo personaje de
Arstides cita al Otello, de Arrigo Boito y Giuseppe Verdi, en
la frase: Son las seis! Venus resplandece!, que es lo ltimo
que dice el personaje titular de la pera en el Acto I, como
frase clmax del do de amor. Ms adelante, en la segunda
escena, convienen una cita ella y el hermano de Arstides, el
cura Anselmo Lander en una funcin de pera del Ernani, de
Verdi, cuyo argumento versa sobre tringulos pasionales, los
cuales como se ver constituyen una de las subtramas de la
obra, de parte de los dos hermanos y Mara Eugenia.
Los ttulos de los tiempos y cuadros de la obra son to
mados de los ttulos de la Sinfona Fantstica, del compositor
francs Hctor Berlioz, concretamente del primer, cuarto y
quinto movimientos. Reveries, passions, del primero, para
titular el Primer Acto; y Marche aux supplice y Sogne dune
nuit de Sabbat, en los dos cuadros del eplogo. La sinfona
de Berlioz plantea un programa narrativo en el cual asistimos
a los delirios de un artista, en pleno xtasis de opio, cuando
en las visiones que se le suscitan ve a su amada transformarse
en imgenes seductoras y diablicas, mientras se ve testigo de
su propia ejecucin en la guillotina, para despus asistir a la
noche de sabbat, al aquelarre infernal en el que se disuelve su
alma. El americano ilustrado nos relata la historia de alguien
que se traiciona a s mismo al cumplir sus cuarenta aos,
vendiendo su alma por un cargo de prestigio en el gobierno
de Antonio Guzmn Blanco.
Cuando aparece el personaje de Guzmn Blanco, en el
sea cuando Inglaterra exige el territorio de Guyana como pago
Acto II, las referencias se redoblan: Arstides y l se saludan
de la deuda, ingresan a reunirse con los ya siete personajes,
con los versos iniciales de un aria de Hamlet, del compositor
la esposa y la hermana de Arstides, quienes tambin han
francs Ambroise Thomas. Y en esa misma escena Cabrujas
sido invitadas por Guzmn, con lo cual, momentos despus,
intenta una de sus ms audaces sincronas con la estructura
el Presidente da por concluida la conversacin diplomtica.
operstica. La base es, a nuestro criterio, la pera Litaliana
Todos salen a ver unos fuegos artificiales, menos Anselmo y
in Algeri, de Gioacchino Rossini, la cual hace concluir su
Arstides, quienes discuten acerca del nombramiento, el cual
Primer Acto con un delirante septeto, en el que los perso
Anselmo considera una traicin al partido liberal, en el cual
najes, que van acumulndose progresivamente, terminan
Arstides ha militado toda la vida, contra lo cual ste replica
cantando monoslabos onomatopyicos, como expresin
que conoce la pasin secreta de su hermano por su esposa.
de la locura o perplejidad en que los sume la situacin que
El desenlace, otra vez, con los nueve personajes en escena es
viven. Otro referente podra ser Las bodas de Fgaro, de
que Monseor se despoja de sus hbitos para escndalo de
Wolfgang Amadeus Mozart, cuyo
los presentes, como arenga sobre la
Finale I, tambin represent en su
decencia y la honestidad incluidas.
Autorretrato de artista con barba y pump,
momento un alarde compositivo:
representa un viraje tremendo
hacer evolucionar la accin a lo
en la dramaturgia cabrujiana...
largo de ms de veinte minutos, sin
Los silencios imprevistos
Este bellsimo texto tambin se encuentra
interrumpirla con recitativos, sino
amparado por la msica, aunque
con msica cantable, en sucesin
Autorretrato de artista con barba y
de manera distinta a las ya conocidas
de dos, tros, cuartetos, quintetos,
pump representa un viraje tremendo
o desarrolladas por el dramaturgo.
sextetos hasta llegar a un septeto
en la dramaturgia cabrujiana. No solo
De hecho la obra contempla la ejecucin
final, sin solucin de continuidad.
se aleja de sus personajes constantes,
de msica en vivo por un ensamble
obsesivos con los cuales haba aus
de seis instrumentistas...
En El americano ilustrado, Acto
cultado, y hasta diramos que hasta
II, van entrando los personajes de Eloy, quien conversa con el
traducido el alma idiosincrtica nacional, sino que se plantea
criado hind de Guzmn Blanco en el Saln del Sol de Junn.
una renovacin de su propio lenguaje al tiempo que propone un
Entra enseguida Arstides y de inmediato Guzmn Blanco.
modo de hacer teatro, indito en Venezuela. Un teatro psicolgi
Despus de una larga conversacin el Presidente hace entrar
co profundo que explora el mundo interior de uno de los artistas
en el saln al diplomtico ingles y a su intrprete trinitario,
ms geniales y rompedores de nuestra historia esttica: Armando
que vienen a tratar el asunto de la deuda de Venezuela con
Revern. El lenguaje, la propuesta escnica, el ritmo dramtico,
Gran Bretaa. Sin embargo, la incipiente conversacin es
la secuencia de las acciones y situaciones estn condicionadas
interrumpida por la llegada del Monseor Anselmo Lander,
por la psique alterada del pintor y la aparicin y desaparicin
quien ha sido invitado de sorpresa al nombramiento de su
de sus fantasmas y obsesiones, en un alegato singular, y hasta
hermano como Ministro plenipotenciario de Asuntos Exteriores.
el momento irrepetido en el teatro venezolano, sobre la libertad
La supuesta negociacin prosigue y en el momento cumbre, o
y el tormento de la creacin artstica.
THEATRON 75
Este bellsimo texto tambin se encuentra amparado por
la msica, aunque de manera distinta a las ya conocidas o
desarrolladas por el dramaturgo. De hecho la obra contem
pla la ejecucin de msica en vivo por un ensamble de seis
instrumentistas, sobre una partitura compuesta por William
Blanco, que sin embargo no revela mayores especificidades de
interpretacin con respecto al texto. Un viejo danzn ambienta
varias de las escenas como en representacin del recuerdo de
antao de Revern. La obra contempla la proyeccin de varias
pelculas mudas, las cuales son amenizadas por el piano que
toca el personaje de Pimentel Recorte. Otra escena exige la
recreacin de la parodia de una corrida de toros. All la m
sica debe aludir a un pasodoble o pasello. A esto se limita la
msica en Autorretrato..., una obra en la que el dramaturgo
mortific su propio estilo al extremo de casi desterrar la msica
o las menciones a ella como texto y subtexto a los que nos
tena acostumbrados.
En esa misma lnea aparece Sonny, diferencias sobre
Otelo, el moro de Venecia, la obra que cierra la produccin
dramatrgica cabrujiana. Y este final, en lo que refiere al tema
que estamos a punto de culminar tiene visos de paradoja, pues
esta obra, inspirada o escrita a partir de la clebre tragedia
shakesperiana, fue tambin origen de, por lo menos dos fa
mosas peras italianas: la una, no demasiado popular hoy en
da, pero s rescatada por los crticos filolgicos, es el Otello,
de Gioacchino Rossini, estrenada en 1816, y la ms reputada
de todas, la versin verdiana, con libreto de Arrigo Boito, la
cual data de 1883. Ambas eran harto conocidas y deleitadas
por Jos Ignacio Cabrujas, como puede dejar constancia la
memoria de sus programas radiales emitidos por Radio Na
cional de Venezuela en los aos ochenta del siglo pasado.
De tal manera, que en esta obra de tan evidente filiacin
operstica pudiramos esperar quizs la mayor incidencia de la
76 THEATRON
THEATRON 77
Referencias
78 THEATRON
Testimonios
Va Air Mail
Alguien coment incluso a pesar de la variedad de obras
tuyas llevadas a escena que tu produccin dramtica no era
prolfica y eso me hace pensar en Juan Rulfo, quien con un solo
librito universaliz la literatura latinoamericana contempornea.
Pero t, repito, eras ms importante que tu teatro e ibas
a madurar, an ms, esos tejidos increbles de tu inteligencia.
Algunos textos tuyos lo anunciaban ya y podran ser bblicos en
su sabidura decantada y en ir mucho ms all de la mentalidad
del venezolano y su comportamiento de este fin de siglo.
No hay nada ms entraable para m que tu Po Miranda.
Era yo, todos nosotros, ms nosotros que t, que no pretendiste
jams ser un bolchevique. Era como yo, que en mis 20 aos guan
teaba los rostros de mis compaeros venezolanos asombrados,
porque yo deca era miembro del Partido Comunista Francs
y s conoca personalmente a Romain Rolland y me tuteaba en mi
clula de partido con Joliot-Curie, el inventor de la pila atmica.
Cuando la plenitud de la utopa de nuestra generacin
comenzaba ya a resquebrajarse, contribuiste a poner las
cosas en su sitio y hacer ms entraables los recuerdos y la
memoria con ese clsico del teatro venezolano que es El da
que me quieras.
Asombraste tambin con tu maravillosa voz oscura, co
locada, como decimos en la profesin y tuviste tus arrestos de
primer actor en un Ricardo III inolvidable, y luego actuaste en
tus propias obras como en el personaje de Po y en otros, y en el
cine y conmigo desde el personaje del hijo de Juan Francisco de
Len o el Jos o el maldito nmero mil de Los fusiles de la Madre
Carrar o el villano gerente de las compaas que maniobraba
el sindicato obrero de Pozo Negro o el joven gemelo de Noche
de Reyes y tantos otros.
Detrs y delante del escenario hasta como apuntador en
oportunidad del Arlequn servidor de dos patrones, en donde yo
interpretaba el Arlequn y perda continuamente la letra.
THEATRON 81
Con una destreza natural pasabas de uno a otro desempe
o en los oficios principales del teatro. Luego te descubriste direc
tor en teatro dramtico y en teatro lrico, en lo que descollabas
porque eras un erudito en el arte de la pera y el bellcanto.
Si haba que presentar o defender alguna causa del teatro
en una tribuna escrita o hablada eras t el escogido porque
eras t quien deca mejor.
Siempre afirmabas que tus mejores momentos fueron
los que compartiste con nosotros en el T.U. Y andabas por all
dicindolo hasta hacernos pensar que ramos una especie de
Escuela, porque reaccionbamos en forma parecida ante ciertos
estmulos en el arte de vivir y en el de hacer teatro. Siempre traas
a cuento con orgullo que yo tena que ver contigo y la expansin
de tu vocacin y que yo era tu nico y gran maestro.
Hoy sera necesario recurrir al bigrafo tuyo, ese que de
seamos, para que analizara hasta dnde yo lo fui contigo. Pero
la verdad de todo es que cuando llegaste a m al T.U. ya traas
ese talento especial que, conmigo o sin m, iba a rebotar contra
el cielo tarde o temprano.
Cuando te di la tarea de escribir Yo, William Shakespeare
ya yo estaba convencido. Tu primer a cot del texto, al abrir era:
Tres toques de clarn. Entran los actores a ocupar un asiento
que los denuncia como gente provisoria. El servidor de escena
iza una bandera. El resucitado Gower elige sus palabras.
Tenas 20 aos. Dejemos al tiempo lo que sigue me
dije, pero ya se reconoca la elegancia del decir para ejecutar
en escena.
Y despus vino aquello de que te convertiste, con el pasar
del tiempo, en la conciencia de todos nosotros los venezolanos
y, a travs de tus columnas de prensa siempre en clave de humor
y con mucho amor, tronabas sobre las injusticias y las torpezas
de nuestra manera de vivir y convivir en esta sociedad inmersa
en un ridculo equvoco histrico.
Y bien, termino aqu. Quiero que recuerdes hoy a tus com
paeros para quien escribiste tus textos de los primeros tiempos,
pensando en la voz ronca del uno o el timbre sonoro del otro...
y que pienses tambin en los otros que no suban a la escena
pero que eran esenciales:
El Rector de la U.C.V., Francisco de Venanzi, Israel Pea
ausentes. La Federacin de Centros Universitarios, los mdi
cos, ingenieros, arquitectos y otras profesiones universitarias, que
fueron del T. U. presentes. Alberto de Paz y Mateos, Carlos
Augusto Len, Santiago Magarios ausentes. Guillermo
82 THEATRON
As me contaron a Cabrujas
Hugo Pags
Pocos sabemos que en los aos cincuenta, con apenas
16 aos y siendo estudiante del Liceo Fermn Toro, estuvo
detenido por la Seguridad Nacional (S.N.) por ms de tres
meses y que fue torturado por su supuesto vnculo con los
movimientos clandestinos contra la dictadura de Marcos
Prez Jimnez, y que en ese captulo de su joven existencia
fue ejemplo de sus compaeros de detencin y lder nato del
grupo, segn cont su entraable amigo Julio Csar Mrmol
en la sala de su clido apartamento de Colinas de Bello
Monte una tarde nostlgica abarrotada de recuerdos.
En esa poca estudibamos los dos juntos el 5 ao de
bachillerato, fue una pasin protestar contra las disposi
ciones del Ministerio de Educacin, estaba en el poder
Prez Jimnez, ramos dos muchachos inquietos, de idea
les liberales, pero sobre todo, la protesta se inici por un
problema de evaluacin de exmenes, de la manera de
examinar una materia... (...) ...se mostraron muy feroces
en la represin de lo que no era ms que un bochinche
estudiantil, con peinillas nos pegaron mucho, muy fuerte,
incluyendo a las mujeres... En toda esa situacin con la
S.N., Jos Ignacio siempre demostr una dignidad impresio
nante, indominable, indoblegable, un valor a toda prueba,
mientras muchos fanfarrones que hablaban de valenta,
de lucha por el pas, de abajo la dictadura!, all, en esa
situacin, hasta lloraron del miedo; Jos Ignacio fue muy
firme, muy valiente, sereno, digno, muy no bajo la cabeza
jams, fue el mejor ejemplo para todos, recuerda Julio
Csar Mrmol. (p. 28)
THEATRON 83
Muy pocos conocen la suerte que tuvimos como apren
dices de bigrafos al poder entrevistar a la nica persona que
lo recordaba de nio, su madre, la inolvidable Doa Matilde
Lofiego, su admiradora nmero uno, como gustosamente se
proclamaba. Quien adems tuvo a bien recordar con nosotros
la infancia de su hijo mayor, ante la mirada adusta de Martha
Cabrujas, su hija, quien al ver la nostalgia que nuestras preguntas
provocaban en su madre, frunca el ceo y nos recordaba celosa
la delicada salud de la seora, quien desapareciera fsicamente
al ao siguiente de nuestra aventura y que, segn supimos luego,
se sinti muy feliz al leer nuestro humilde pero sentido trabajo
Descubriendo a Jos Ignacio Cabrujas. Un hombre... Un artista...
Una Conciencia...
Descubrimos tambin que hablar de Jos Ignacio era
ms bien una necesidad para muchos. Era como si estuvieran
esperando que alguien viniera a preguntarles acerca de l, de
cmo era, de qu le gustaba hacer y con quin; era como si
todos y cada uno se sintieran ntimos, mejores amigos, hijos;
todos parecan estar tocados por una nostalgia que rayaba en
lo mgico, una nostalgia que convierte al recordado en algo
casi mtico en la mirada de quien cuenta lo que saba de l.
Se sentan libres de hablar de un amigo y no de un genio, se
sentan privilegiados de contar que a Jos Ignacio le gustaba
cocinar pasta para los amigos un domingo por la tarde escu
chando a Pavarotti.
Recuerda su querido amigo Romn Chalbaud: Una vez est
bamos en mi casa y Jos Ignacio estaba preparando una carne
bastante complicada, que iba acompaada de una salsa, que
deba estar bastante tiempo al fuego. Entre conversaciones y
tragos Jos Ignacio iba y vena, hasta que en una de esas tantas
charlas, escuchamos una explosin en la cocina; todos salimos
corriendo a ver qu suceda. Era que la olla de presin donde
herva la salsa con la carne, haba estallado, se le haba pasado
84 THEATRON
Son inolvidables los ojos verdes de Orlando Urdaneta
llenos de lgrimas en su camerino de la Sala Doris Wells de
la Casa del Artista, minutos antes de salir a escena hablando
de su amigo, contando ancdotas jocosas. O la mirada per
dida en quien sabe qu momentos de Elba Escobar, en la sala
de su casa en una montaa cercana a Los Teques, una tarde
hermosa llena de lgrimas bonitas e historias contadas con
amor. No se hablaba del escritor, del erudito, se hablaba de
un amigo incomparable. Con Jean Carlos Simancas nos toc
rernos, pues es de un humor exquisito y record situaciones
especialmente graciosas en su apartamento de la Alta Florida,
cerca del que habitaba para ese entonces Mim Lazo, quien
entre lgrimas nos habl de un amor incomparable y de una
admiracin casi divina.
Lo rico de este asunto fue romper las barreras de la entre
vista comn y compartir la complicidad de los entrevistados que
con mirada pcara nos pedan muchas veces que apagramos el
aparatico ese (la grabadora), para que no quedara constancia
de alguna verdad incmoda. As nos pas con su viuda Isabel
Palacios, quien al principio de esta aventura estaba reticente
a conversar de todo lo que se poda conversar, guardando
con celo, historias del hombre a quien am profundamente y
a quien le dio un hijo. Isabel tuvo momentos difciles, dudas e
incomodidades que estuvieron a punto de suspenderlo todo,
pues en su rol de Tutora de Contenido, poda o no aprobar lo
que se narrara; mucho trabajo nos cost convencerla de que
solo queramos contar a Jos Ignacio y no desfavorecer lo que
l en s mismo significa para la historia de este pas. As pues del
recelo pasamos a la complicidad y en su hermosa casa Pepeli
to, supimos del romntico, del soador, del padre, del amigo,
Quienes lo amaron como ser humano, sufrieron su
inoportuna partida de manera descarnada; para aquel entonces
La gente que lo ley durante aos en su columna semanal
El Pas segn Cabrujas suele decir: Qu opinara Cabrujas de
esto?, refirindose a cualquier evento de la actualidad, sobre
todo en lo concerniente a lo poltico y lo social. De verdad se
hace necesaria su opinin Maestro, de verdad se aora leerle.
Hoy cuando la televisin de nuestro pas dej de marcar la pauta
en el gnero de los dramticos se le extraa Maestro, porque hay
quien lo imita, pero se queda en eso, en un ftil intento de contar
la vida como la contaba usted. Hace falta su teatro, su manera
THEATRON 85
Siempre estar agradecido con la vida por la oportunidad
que me dio de vivir esta experiencia. An recuerdo con nostalgia
aquella tarde cuando, caminando por Montalbn, Claudy y yo,
discutamos sobre un posible tema para un futuro trabajo de
grado, fue all que alguien me sopl al odo: Escribe sobre Jos
Ignacio, y menos mal que lo escuch, menos mal que le hice
caso a ese no s qu cuando me susurr, menos mal que se lo
dije en voz alta a mi compaera sentimental para la poca, y a
los dos se nos eriz el cuerpo de inmediato y la magia nos toc
para siempre. Gracias Claudy una vez ms por acompaarme
a escribirle al Maestro. Gracias.
En ocasiones los amigos bromean y me dicen: T sabes
ms de Cabrujas que los que lo conocieron, nada ms lejos de
eso, nada ms desacertado, yo no tuve el honor de conocerlo,
a mi nada ms me lo contaron.
86 THEATRON
Referencias
Textos
Biografa cabrujiana
1 Carta enviada por Jos Ignacio Cabrujas a la Seora Olivia Gordones. Bonn, Embajada de Venezuela en Alemania, 1991. Extrada de: Cabrujas, J.I. (2009). El Mundo segn
Cabrujas (investigacin y compilacin de Yoyiana Ahumada). Caracas: Editorial Alfa.
THEATRON 89
parte
Primera
J. I. Cabrujas:
1 Cabrujas, J.I. (texto, narracin y direccin) (1967). El teatro en Venezuela (grabacin en disco). Coleccin Caracas 400 aos. Disco n 6. Caracas: Ediciones especiales del Crculo
Musical. Transcripcin de Acarantar Escalona.
90 THEATRON
Pero el teatro era tambin un producto del saln. En las
casas de patio amplio se representaban los grandes dramas:
Hamlet, Atalie, Fedra. Representaciones privadas con un vestuario
sorpresivo elaborado por las abuelas.
Los comienzos del drama nacional son absolutamente
profilcticos. Con motivo del homenaje a Balmis, introductor
de la vacuna antivarilica en Venezuela, Andrs Bello escribe
y estrena un juguete escnico llamado Venezuela Consolada.
Oigamos el eplogo:
Bertha Moncayo: Y yo, que el testimonio ms brillante debo
hacer de ternura al Soberano, qu mejor alabanza puedo
darle, qu monumento ms precioso y grato levantar sus ojos,
que su nombre con inefables letras estampados en los amantes
pechos de mis hijos?... S! Yo te ofrezco, yo te juro, Carlos, que
guardarn los pueblos tu memoria, mientras peces abrigue el
mar salado, cuadrpedos la tierra, aves el aire y el firmamento
luminoso los astros! Yo te ofrezco cubrir estos dominios de
celosos y dciles vasallos que funden su ventura y su alegra
al prestar obediencia a tus mandatos! Yo te ofrezco derramar
sobre estos pueblos, que tus leyes respetan, prosternados, fe
cundidad, riqueza y lozana, dorados frutos, nutritivos granos!
Yo te jur tambin, que con perenne aclamacin repetirn sus
labios: Viva el digno monarca que nos libra de las viruelas!
Viva el cuarto Carlos! Hombre, mujer, infante; todo mortal
que pise estos confines cante a Carlos bienhechor. Publique
Venezuela que quien de nuestro clima lanz la atroz viruela
fue su paterno amor!
THEATRON 91
92 THEATRON
El actor y la crtica. El pentagrama, El laurel, El entreacto,
Sonrisas y flores, La serpentina, El teatrino, El binculo, Flores y
sonrisas, Carcajadas y flores, nombres de semanarios teatrales
de la poca sainetesca. Hagamos ahora un entreacto crtico.
Reseemos distintas actuaciones en el Teatro Municipal, Teatro
Nacional, Teatro Calcao y Teatro Caracas.
El actor y la crtica (Anuncia).
El actor:
Rafael Briceo: Oh, veleidosa! Oh, ingrata! Cmo pudiste
comprometerme?
La crtica:
J. I. Cabrujas: Don Rafael Villasmil nos luci un tanto exage
rado en la representacin.
94 THEATRON
El actor:
Rafael Briceo: Vmonos, hijo, aqu no nos quieren!
La crtica:
J. I. Cabrujas: Querramos sugerirle al actor Fernando lvarez
que en los mutis utilice una voz ms convincente.
El actor:
Rafael Briceo: Carato de acupe. Ay, vieja, cuntos aos!
La crtica:
J. I. Cabrujas: Estas reminiscencias folklricas deben ser ac
tuadas con ms sinceridad. ngel Insiz se entretiene mirando
a sus amigos en los palcos.
El actor:
Rafael Briceo: Ser o no ser. He all el dilema.
La crtica:
J. I. Cabrujas: Qu obra tan maravillosa! El estreno de Hamlet
nos deja pasmados!
(Suena msica de pianola).
Portada de programa de la coleccin Carlos Salas. Tomado de: Cabrujas, J. I. (texto, narracin
y direccin). El teatro en Venezuela (grabacin en disco). Coleccin Caracas 400 aos. Disco
n 6. Caracas: Ediciones especiales del Crculo Musical. 1967.
THEATRON 95
Segunda parte
Rafael Briceo: Ayayay!... A que me rasco voy, caray, y
con aguaecoco! Caray! Est amaneciendo. Yo me tomo
un cafecito. Caray! Estoy de a pulla! Ayayay! Pedazo de
bicha! Caray, malhaya un cigarro. (Bocina de carro) Jupa!
Mucha vista, mucha vista, chaufer! Caray! Si no me
aparto me pisa ese trueno! Palo de trueno, carrizo! Ayayay,
Caracas, la ciudad de los paisajes y la ciudad de puentes.
Bella como las flores campesinas. Adis, negra, pa dnde
vas tan sola?
A dnde voy a ir? Pal mercado.
Ponme a fumar, mijita, y te canto una melopea.
Zapatea pa otro lado que a m no se me acerca ningn
hombre, y menos un arrastrao como t!
Ah, bueno, pues, no te calientes. Ayayay! Dame una locha
y no te digo ms nada.
Tome, pero no siga bebiendo.
Gracias princesa! Mira, debido a tu generosidad voy a
abrirme una cuenta en el banco.
Adios, y que te nazcan plumas.
Ayayay! La dona inmvile cuar piuma ar vento... Oye,
cafetero, dame de...
(se difumina el sonido)
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(...)
Entrevista
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RCh.
CM.
RCh.
CM.
por su pas.
(...)
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(...)
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Galera Fotogrfica
Jos Ignacio Cabrujas (Cesario) y Freddy Marco Chacn (Don Tobas). Noche de Reyes de William Shakespeare. Director: Nicols Curiel. Teatro Universitario UCV, 1959. Tomado de: Cabrera, E.
Nicols Curiel. Tiempos de teatro. Fedeteatros, Caracas, Venezuela.1993.
THEATRON 111
Amrica Alonso, Eduardo Serrano, Jos Ignacio Cabrujas y Luis Abreu. Los ngeles terribles de Romn Chalbaud. Director: Romn Chalbaud. Teatro Universitario UCV, 1967. Tomado de: Gracia,
M. El teatro venezolano visto por Miguel Gracia. 1966 - 2001. CELCIT, Caracas, Venezuela. 2004.
112 THEATRON
Destacan: Jos Ignacio Cabrujas (en primer plano) y Enrique Porte (detrs, a la izquierda). La pera de los 3 centavos de Bertolt Brecht. Director: Hermn Lejter. Teatro Universitario UCV. 1970.
Tomado de: Gracia, M. El teatro venezolano visto por Miguel Gracia. 1966 - 2001. CELCIT, Caracas, Venezuela. 2004.
THEATRON 113
De pie:
Jos Antonio Gutirrez,
Jos Ignacio Cabrujas y
Mara Cristina Losada
Sentados:
Csar Daz,
Mara Garca y
Rafael Briceo
En el suelo:
Mara Eugenia Domnguez
To Vanya de Antn Chjov
Direccin:
Jos Antonio Gutirrez
El Nuevo Grupo.
1970
Fotografa:
Samuel Dembo
114 THEATRON
De pie:
Jos Antonio Gutirrez
Sentados:
Mara Garca y
Jos Ignacio Cabrujas
To Vanya de Antn Chjov
Direccin:
Jos Antonio Gutirrez
El Nuevo Grupo
1970
Fotografa:
Samuel Dembo
THEATRON 115
116 THEATRON
Rafael Briceo
y Jos Ignacio Cabrujas
La Revolucin
de Isaac Chocrn
El Nuevo Grupo
1971
Fotografa:
Samuel Dembo
THEATRON 117
En primer plano:
Arturo Caldern
Profundo
de Jos Ignacio Cabrujas
El Nuevo Grupo
1971
Fotografa:
Samuel Dembo
118 THEATRON
Sentados:
Gustavo Rodrguez
y Mara Teresa Haiek
De pie:
Jos Ignacio Cabrujas
La mxima felicidad
de Isaac Chocrn
El Nuevo Grupo
1974
Fotografa:
Samuel Dembo
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Rafael Briceo
y Mara Cristina Losada
Acto Cultural
de Jos Ignacio Cabrujas
El Nuevo Grupo
1976
Fotografa:
Samuel Dembo
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De izquierda a derecha: Tania Sarabia, Perla Vonasek y Mara Cristina Losada. Acto Cultural de Jos Ignacio Cabrujas. El Nuevo Grupo. 1976. Fotografa: Samuel Dembo
THEATRON 121
De izquierda a derecha: Perla Vonasek, Rafael Briceo, Mara Cristina Losada, Fausto Verdial y Tania Sarabia. Acto Cultural de Jos Ignacio Cabrujas. El Nuevo Grupo. 1976. Fotografa: Samuel
Dembo
122 THEATRON
Gloria Mirs y Fausto Verdial. El da que me quieras de Jos Ignacio Cabrujas. El Nuevo Grupo. 1976. Fotografa: Samuel Dembo
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Tania Sarabia, Freddy Galavs y Amalia Prez Daz. El da que me quieras de Jos Ignacio Cabrujas. El Nuevo Grupo. 1976. Fotografa: Samuel Dembo
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Jean Carlos Simancas (de pie al centro) y Luis Rivas (a la derecha). Sentada: Amalia Prez Daz. El da que me quieras de Jos Ignacio Cabrujas. El Nuevo Grupo. 1976. Fotografa: Samuel
Dembo
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128 THEATRON
Jean Carlos Simancas y Luis Rivas. El da que me quieras de Jos Ignacio Cabrujas. Director: Jos Ignacio Cabrujas. El Nuevo Grupo. 1979. Tomado de: Gracia, M. El teatro venezolano visto por
Miguel Gracia. 1966 - 2001. CELCIT, Caracas, Venezuela. 2004.
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Homero Montes
y Marlenis Torcatis
Profundo
de Jos Ignacio Cabrujas.
Director: Enrique Len
Sociedad Dramtica de Aficionados
de Maracaibo
1982
Tomado de: Gracia, M. El teatro
venezolano visto por Miguel Gracia.
1966 - 2001. CELCIT, Caracas,
Venezuela. 2004.
130 THEATRON
Armando Zambrano, Yolanda Ahumada, Javier Paredes, Ricardo Salazar, Julie Restifo y Francis Rueda. Acto cultural de Jos Ignacio Cabrujas. Director: Ugo Ulive. Compaa Nacional de Teatro,
1986. Tomado de: Gracia, M. El teatro venezolano visto por Miguel Gracia. 1966 - 2001. CELCIT, Caracas, Venezuela. 2004.
THEATRON 131
Fausto Verdial y Hctor Myerston. El americano ilustrado de Jos Ignacio Cabrujas. El Nuevo Grupo. 1986. Fotografa: Samuel Dembo
132 THEATRON
Fausto Verdial y Freddy Galavs. El americano ilustrado de Jos Ignacio Cabrujas. El Nuevo Grupo. 1986. Fotografa: Samuel Dembo
THEATRON 133
Fernando Gmez,
Aura Marina Larrazbal,
Luis Fernndez, Guillermo Surez
y Manola Garca Maldonado
Autorretrato de artista
con barba y pump
de Jos Ignacio Cabrujas.
Director: Jos Simn Escalona
Grupo Theja
1990
Tomado de: Gracia, M. El teatro
venezolano visto por Miguel Gracia.
1966 - 2001. CELCIT, Caracas,
Venezuela. 2004.
134 THEATRON
Un ao de nuestro arribo
a Plaza Morelos
Un balance de la presencia en Plaza Morelos no permite ofrecer esta pequea reflexin donde ofrecemos logros en la cap
tacin de nuevas audiencias y beneficios a
nuestra ciudadana.
Llegando a los 100.000 espectadores en
nuestros espacios nos percatamos de los
logros obtenidos y de la responsabilidad
que tenemos ante las artes en nuestro pas.
La programacin de las salas en el CECA
de Plaza Morelos han permitido generar
un espacio catalizador y de confrontacin
de las artes.
Desde que iniciamos este camino
se han atendido en casi un 100% las so
licitudes artsticas, institucionales y comu
nitarias que han llegado a la Universidad.
La programacin ha estado sustentada
en las Compaas Nacionales de Teatro,
Danza y Msica; en las muestras de las
ctedras en las reas de msica, danza,
teatro y plstica generadas en la UN
EARTE; en agrupaciones independientes,
y en distintas escuelas de artes del pas,
todo ello sumado a los mltiples proyectos
institucionales que permanentemente visi
tan nuestros espacios.
Ha sido un reto y an contina
sindolo. Estamos en permanente revisin
Compromiso perpetuo
En 1959 Jos Ledezma descubri el arte
del movimiento al presenciar en el Teatro
Nacional una representacin de Medea,
de Grishka Holgun. En ese momento, el
joven qumico industrial nacido en Mara
cay decidi seguir con conviccin los pos
tulados de la danza contempornea que
desde ese entonces orientaron su vida.
La conmemoracin del 50 ani
versario de vida artstica de Ledezma
tuvo lugar la semana pasada en la Sala
Anna Julia Rojas de UNEARTE, con la
presentacin de una muestra coreogr
fica que reuni algunas de sus obras de
los aos setenta y ochenta, as como una
exposicin documental sobre su vida y
obra artstica, todo bajo la significativa
denominacin de Movimiento Perpetuo.
Intrprete destacado en los descon
certantes inicios de la danza moderna en
Movimiento Perpetuo incluy la re
posicin coreogrfica a cargo de Rafael
Gonzlez, discpulo de Ledezma, de cinco
de sus ms significativas obras, represen
tativas de distintos perodos y aproxima
ciones al hecho coreogrfico: Al final de
la tarde (Rachmaninov, 1977), Amarillo,
azul y rojo (Alfredo del Mnaco, 1981),
Vrtigo ertico (Tangerine Dream,1982),
Incidente dramtico (Henry Purcell, 1984)
y Acertijo (Alberto Roberts, 1988). Un
dispositivo audiovisual concebido por el
video artista Reinaldo Gudez a partir de
viejos registros flmicos y fotogrficos, in
tervino con efectividad el desprovisto es
pacio escnico.
Carlos Paolillo
La referida exposicin documen
tal ofreci una visin integral a travs
de fotos pertenecientes a Miro An
ton, Brbara Brndli, Nelson Garrido,
Miguel Gracia y Vctor Levinson, as
como de materiales de prensa, progra
mas de mano, catlogos y videos, so
bre la presencia de Ledezma durante 50
aos en la danza venezolana, adems
138 THEATRON
El trayecto de Jos Ledezma por
la danza cuenta ya medio siglo. Las con
secuencias de este compromiso son pal
pables y trascendente
Visiones patrimoniales
La danza contempornea resulta comple
ja de llevar a la dimensin de patrimonio.
Surge de necesidades expresivas canali
zadas a travs de tendencias estticas es
pecficas correspondientes a un momento
concreto. La experimentacin y el riesgo
buscan influir y transformar, no procuran
la inmortalidad y la trascendencia.
Mirar una obra de danza contem
pornea con ojos revisionistas supone
no desvincularla de su mbito originario
de creacin. Solo as se obtendr una
aproximacin justa a sus motivaciones y
alcances. Ese ejercicio permite, adems,
una valoracin histrica de sus aportes y
sus influjos.
El reciente programa Visionarios.
Precursores de la danza contempornea
en Venezuela (Sala Anna Julia Rojas de
UNEARTE), centr su inters investiga
tivo en siete creadores surgidos entre
finales de los aos cuarenta y principios
de los setenta, un tiempo revelador para
Siete obras de igual nmero de au
tores cimeros en cuerpos y sensibilidades
juveniles del todava novedoso siglo XXI
Carlos Paolillo
El sbado 22 de mayo en la Sala
Horacio Peterson, a las 7 p.m. se realiz la
Lectura Dramatizada del poema dramti
co, titulado Byron a Missolonghi, escrito
por Aquiles y dedicado a la vida y muerte
de su amigo Oswaldo Orsini, estudiante
de arquitectura, actor teatral y guerrillero
muerto en Aroa en 1962. Las actuaciones
estuvieron a cargo de Idelson Sojo, Lidsay
Castro y Roco Pea. Bajo la direccin de
Luis Domingo Gonzlez y la asistencia de
Jess Villarroel
Humberto Orsini
Un ao de programacin
musical en UNEARTE
En agosto de 2009 retorn la msica a
la Sala de Conciertos, luego de un largo
silencio musical la Universidad Nacional
Experimental de las Artes reactiv la pro
gramacin musical en el ahora llamado
CECA Plaza Morelos. Una programacin
permanente que cuenta con dos lneas
THEATRON 141
Finalmente es preciso destacar
que la UNEARTE est prxima a cumplir
Continuando con las muestras de
trabajo de los distintos semestres de ac
tuacin de la UNEARTE, a lo largo del
curso los alumnos del 4y 5 semestre,
dentro del lema Aprender Haciendo que
gua nuestras prcticas universitarias de
preparacin para las artes, van preparan
do estas muestras de trabajo bajo la gua
de docentes especialistas en las distintas
reas de la formacin. Para este ao la se
leccin de las obras fue variada y la asis
tencia del pblico respald con creces el
esfuerzo realizado por los estudiantes
Carlota Martnez
THEATRON 143
El pblico en la exposicin.
La importancia de esta muestra
radica en que ella refleja el principio de
la enseanza, el ejemplo, trabajo y ms
trabajo. Una obra es porque hay tra
bajo, no puede haber reflexin sin esta
operacin, pues el artista reflexiona con
la materia. En este sentido el principio de
la enseanza se agudiza, ese trabajo es
el objeto del artista, como mdium, para
recoger miradas de un acontecimiento
desde puntos de vistas distintos, lo trans
forma en otro lenguaje para ser ledo
desde distintas partes del pensamiento:
emocin, razn e intuicin. Pues el que
recibe la enseanza (estudiantes del ta
ller) la completa con la elaboracin de
un discurso interior, para discurrir hacia
su autonoma perceptiva. Esta experien
cia se extiende tambin hacia los espec
tadores que la van completando en una
mirada interrogativa, pues estos son intr
pretes potenciales. La interpretacin es la
puerta donde el otro, el que mira desde
afuera se hace creador. Y se es el punto
de encuentro de quien recibe el legado
de los formadores, inicia su lenguaje in
terpretando la realidad a travs de los
elementos que componen la materia.
Aprende y ensea desde adentro.
Esta panormica contiene algunos
cdigos en los que se pueden entrever los
mbitos, de esos complejos, dinmicos y
reflexivos lugares de la creacin y experi
mentacin: taller del artista, taller de ense
anza, y el de la obra en s.
Esta variedad de miradas es una
conversacin esperada y necesaria,
desde esta Universidad, para recoger los
fragmentos de tradiciones (con el que
cada cual dialoga) en cada uno de es
tos procesos individuales, que se hacen
colectivos en el discurso de los que legan
la experiencia, que se hace comunidad
cuando se develan las interpretaciones
en los objetos.
Rommel Herrera
El pblico en la exposicin.
El pblico en la exposicin.
Esta revista se termin de imprimir en el mes de noviembre de 2010, en los talleres de Grficas Lauki C.A., en Caracas.
En su composicin se emplearon tipos de la familia Futura Light y Futura Light Itlica tamaos 8, 10, 12, 14 y 16, y Helvtica Extra-Compressed tamaos 10, 12, 14, 16, 18, 30 y 66.
Para la tripa se us papel Lumisilk 150 grs., y para la portada Sulfato 0,12 con plastificado mate por el tiro. De esta edicin se imprimieron 1.500 ejemplares.
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