Significados Alquímicos de La Iconografía Cristiana PDF

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SIGNIFICADOS ALQUMICOS DE

LA ICONOGRAFA CRISTIANA
Joan Feliu Franch
Universitat Jaume I
INTRODUCCIN
Parece ser que la palabra alquimia procede de la voz rabe al-kimiya
que, a su vez, pudiera derivar del egipcio kme, es decir, tierra negra. Tambin
se ha dicho que el trmino procede del griego chyma que signica fundir
o derretir. Sea cual sea la procedencia etimolgica, no se puede negar la
inuencia de la alquimia en la historia del conocimiento durante aos,1 as
como el estudio de escritos alqumicos por parte de eruditos de todas las
pocas.2 La alquimia en Espaa se remonta a los rabes, aunque hasta
el siglo XII (algunos investigadores lo datan en el siglo IX) no encontramos
un escrito conservado: un desconocido monje Thelo3 escribi Schedula
diversarum artium, libro para la fabricacin de objetos sagrados de metal
donde se distingue el oro rabe con una aleacin de 1/5 de cobre del oro
espaol, que adems aportaba polvo de basilisco, sangre humana y vinagre.
En esta misma poca un judo converso llamado Paulus fabricaba oro a
partir de cobre en la corte del archiduque Adalberto de Brme (fallecido en
1076), y un siglo despus se escriba el gran tratado de alquimia espaola,
Tratado de los alumbres y las sales, mientras en Toledo Gerardo de Cremona
1.

FELIU, J., La ciudad urea. Cermica de reejos dorados e iconografa alqumica aplicada, en
MINGUEZ, Vctor (ed.), Del libro de emblemas a la ciudad simblica, vol. 2, Castelln, 2000, pp.
749-769.

2.

AROMTICO, Andrea, Alquimia. El secreto entre la ciencia y la losofa, Barcelona, Ediciones B,


1997. BURCKHARDT, Titus, Alquimia: signicado e imagen del mundo, Barcelona, Paids, 1994.
GARCA FONT, Juan, Alqumia, Barcelona, MRA, 1996. MARTELES, Elvira, La alquimia, Paracuellos
del Jarama, Espacio y Tiempo, 1992. SAINT GERMAIN (seud.), Estudios sobre la alquimia, Barcelona,
Edicomunicacin, 1991. Tambin los estudios anteriores de VON GANZENMLLER, W., Die alchemie
in mittelatter, Paderbborn, 1938, edic. Aubier editions, Montaigne, Pars, s.d. KOPP, H., Geschihte
der chemie, 4 vol., 1843-1847, y del mismo autor: Die alchemie, 2 vol., 1886 y Beitrge zur
geschichte der chemie, 2 vol., 1869-1875. VON LIPPMANN, E., Abhandlungen und vortrge zur
geschichte der naturroissenchasten, 1913; Beitrge zur geschichte der naturroissenchasten
un der technik, 1923; Enschasten und ausbreitung der alchemie, 1919, edic. 1931. BERTHELOT,
M., La chimie du Moyen-Age, 3 vol., Pars, 1893. HOPKINS, C.H., Studies in medieval science,
1924; A modern theory of alchemy, Isis, 1925, p. 63 y ss. Debemos agradecer la consulta de la
bibliografa alemana y francesa al doctor Vicent Forns, investigador del ITQ del Consejo Superior
de Investigaciones Cientcas.

3.

Seguimos a LUANCO, Jos ramn de, La alquimia en Espaa: escritos inditos, noticias y
apuntamientos que pueden servir para la historia de los adeptos espaoles, Barcelona, Alta Fulla,
1998, reproduccin facsmil de la imprenta Fidel Gir, Barcelona, 1889 y de la imprenta Redondo
y Xumetra, Barcelona, 1897. Tambin GACA FONT, Juan, La alquimia en Espaa, Barcelona, MRA,
1995. RUSKA, J., Alchemie in Spanien, Angervandte Chemie, 1933, pp. 337-340. Del mismo autor:
Das buch der alanne und sabe ein grundnverk der spttateinschen alchemie, 1935. ESLAVA GALN,
J. Cinco tratados espaoles de alquimia. Madrid, 1987.

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Joan Feliu Franch

(1114-1187) traduca la Meteorologa de Aristteles, base de todos los


alquimistas.
La escuela de Toledo fue un gran centro de traduccin de estudios
utilizados luego por los alquimistas. El ingls Robert de Chester (1150)
tradujo la Historia del eremita Morienus, y Daniel de Morley, a nales del
siglo XII, el Tratado de las ciencias de la naturaleza.4 Cientcos como
Michel Scotus Castronomo en la corte de Federico II Stanfen, Bartholomeus
Anglicus, Thomas de Chantimpr, Vincent de Beauvais, o Jean Clopinel de
Meng, se acercaron a la alquimia como una de las bases de sus estudios,
a lo largo del siglo XIII. Todos conocieron uno de los ensayos alqumicos
ms importantes de la historia, la Summa Perfectionis Magisterii, escrito a
mediados del siglo VIII por Djabir.Ibn-Hajjan le Geber,5 autor tambin del Libro
de los Septantes, que recoga las enseanzas del imn Djafar;6 as como
estudios como El secreto de los secretos del mdico alquimista Al Razi (hacia
950).7 En estos aos aparecieron numerosas publicaciones rmadas por
Hermes, entre ellas el Tabula Smardigna,8 o el Tabula Chemica (traduccin
al latn de la obra de Zadith Ibn Umail). Cierto es que la Tabla Esmeraldina
de Hermes Trimegisto, considerada la verdadera ley de los alquimistas, slo
ha llegado hasta nosotros en versiones latinas y rabes.
En el siglo XIV las publicaciones aumentaron. Arnau de Vilanova,9 a cargo
de Jaime II y del papa Bonifacio VIII,10 del que fue mdico al menos en 1301,
fue el autor, entre otras obras, de Tesoro de Tesoros, Rosal de lsofos, El
camino derecho y Perfectum Magisterium. De esta poca datan al menos
media docena de pequeos rosales, destacando uno muy pretencioso de
un lsofo de Toledo que bien podra ser el ingls John Dastin; as como
De Alchimia, atribuida a Alberto Magno (hacia 1350); Explicacin de la
Tbula Smaradigna (Pars, 1358) y Trait de la Pierre Philosophale (utilizada
en Inglaterra en 1386 en una prctica dedicada a Kuno de Falkenstein,
arzobispo de Trves), ambas del francs Martinus Hortulanus; Livre de la
Quintessence, del monje de Auvillac Jean de Rupecissa, a quien tambin
se atribuye normalmente el Livre de la Lumire, probablemente de Joachim
de Flore; La perla preciosa (Pola, 1330), de Petrus Bonus, de Ferrara; o las
numerosas obras atribuidas a Ramn Llull, de las que existen serias dudas
4.

Seguimos a CANSELIET, Eugne, Alquimia explicada sobre sus textos clsicos, Madrid, Luis
Crcamo, 1981, y SINGER, D. W., Catalogue of latin and vernacular archemical manuscrits in Great
Britain and Ireland, T. III, 1931.

5.

DARMSTAEDTER, E., Die alchemie des Geber, 1922.

6.

Vid. RUSKA, J., Arabische alchemisten, I y II, 1924.

7.

Vincent de Beauvais atribuye errneamente en Speculum naturae y en Speculum doctrinae a Al


Razi la obra espaola Tratado de los alumbres y las sales.

8.

RUSKA, J., Tabula Smaradigna, 1926.

9.

DIEPGEN, P., Studien zu Arnald von Villanova, Archiv. F. Gesch. Der Medizin, 1910, p. 369 y ss.;
Arnald von Villanova als politiker un laien-theologie, Hest, 1919.

10. FINKE, H., Aus den tagen BonifazVIII, Vorreformations-gesch., Foschungen II, 1902.

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sobre su autora (ni tan slo es creble su iniciacin en la alquimia por parte
de Vilanova), como Ars Magna, El testamento o El Lapidario.
Del siglo XV (se conoce la impresin de 1602) es la obra del monje
benedictino de Erfurt, Basile Valentn, Le triunfe de lantimonine. Esta obra
se consider durante mucho tiempo la fuente de inspiracin de Paracelso,
aunque esta armacin carece de pruebas. Tambin son importantes las
publicaciones de los ingleses: Ripley (fallecido en 1490), Libro de las doce
puertas, y Thomas Norton, Ordinal (1477).11
Existen muchos estudios que recogen la tradicin alquimista europea,
aqu tan slo pretendemos evidenciar cmo los grandes lsofos y cientcos
estuvieron relacionados de una manera u otra con ella. Y tambin en
Espaa, desde el apcrifo Geber de Sevilla hasta Ramn Lull, Arnau de
Vilanova o Rupescissa. Los reyes de Aragn protegieron esta ciencia,12 y
posteriormente Enrique de Villena, el arzobispo Carrillo de Toledo o la propia
Isabel I mantuvieron encendido el fuego alqumico. Carlos I tambin tuvo
relacin con la alquimia a travs de un tal doctor Beltrn, el propio Felipe II
fue amante de las relaciones analgicas entre objetos y conceptos,13 y sin
duda tuvo que ver la presencia en la corte espaola entre 1564 y 1571, para
11. RIPLEY, George, Las doce puertas de la alqumia, Brenes, Muoz Muoz Moya y Montraveta,
1990.
12. OSCAR FLAQUER, Jess, La Alquimia en Aragn, Zaragoza, Ibercaja, 1999.
13. Felipe II tuvo incluso relacin con magos y astrlogos. Su padre acuda asiduamente a Enrique
Cornelio Agrippa y l consult en Inglaterra a John Dee y se hizo una carta astrolgica. Estos
datos se encuentran comentados en el libro de REY BUENO, Mar, El Hechizado: medicina, alquimia
y supersticin en la corte de Carlos II (1661-1700), Madrid, Corona Borealis, 1995. Parece ser
que Felipe II encarg prcticas alqumicas con el objetivo de conseguir plata con la que pagar a
sus ejrcitos en Malinas (Flandes) a los alquimistas Tiberio de Roca y Pedro Stenberg (en el caso
de este ltimo a travs de un secretario del conde de boli), entre 1557 y 1559, reanudando de
nuevo las prcticas en casa de Pedro de Hoyo, secretario real, en 1567. En cuanto a sus lecciones
tericas, slo dos aos despus de su coronacin en 1555, aparecan las Coplas sobre la piedra
losofal de Luis de Centelles; en 1558 Los Dilogos de Philosophia natural y moral de Pedro de
Mercado (Granada); en 1561 se public la Praxis artis alchimicae de Caravantes; en 1589 De
Medicinae Fonte del discpulo de Paracelso Lorenzo Gozar; y por estas mismas fechas debi de
publicarse el desaparecido Dilogo de Alquimia de Jernimo Gracin; mientras se establecan
relaciones con los alquimistas, el dctor Manresa de Murcia, Baltasar de Zamra, Francisco Ortiz,
cura de Saelices, y especialmente con Leonardo Fioravanti, bolos que estuvo en la corte entre
1576 y 1577, aunque ya haba servido a Carlos I en 1551 en las campaas africanas. Este ltimo
pblic en 1582 sus cuatro tratados Della Fisica, dedicados al rey de Espaa, donde citaba a
numerosos alquimistas que trabajan en Madrid, sucientemente conocidos y tolerados para que
la mencin de sus trabajos no les causase problemas con la Inquisicin. En la ltima etapa del
reinado de Felipe II se cre un nuevo crculo alqumico en El Escorial, donde se estudiaron las
obras atribuidas a Ramn Llull, al que Juan de Herrera, el doctor Dimas o el precepto de las
infantas Isabel y Catalina, Pedro de Guevara, admiraban. En este crculo se integraron alquimistas
como Diego de Santiago y Ricardo Estanihurst. El primero era un boticario ancado en Sevilla
y Destilador Real al que se le atribuyen varios inventos de vasos destilatorios y la autora de los
Dos Libros del Arte Separatoria (Sevilla, 1598). El segundo fue el alquimista que mantuvo un
contacto ms directo con el rey, como se demuestra en su texto Toque de Alquimia (San Lorenzo
el Real, 1593. Biblioteca Nacional). De este crculo debi de surgir el manuscrito Tratado en el
arte de la alchemia, atribuido a santo Toms de Aquino y dedicado a Fray Reynaldo. Se conserva
en el Biblioteca del Escorial. Para una mejor comprensin del pensamiento astrolgico de santo

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que Rodolfo II se convirtiera en el gran protector de la alquimia en Europa.14


No es extrao, por tanto, que la alquimia bebiera y utilizara tambin la gran
fuente de conocimiento comn de Europa, el cristianismo.
ICONOGRAFA ALQUMICA EN IMGENES CONVENCIONALES
CRISTIANAS
Resulta complicado adentrarse en la iconografa alqumica. Complicado
en cuanto a que unas mismas imgenes, cuyo signicado comn y conocido
para el arte occidental era evidente, a los ojos de un iniciado se convertan
en receptculos de un mensaje ms intrincado. No pretendemos excluir el
signicado convencional de las imgenes, puesto que de hecho en muchos
casos hoy es muy difcil conocer si hubo una vinculacin con la alquimia
por parte del autor o del destinatario de una determinada pieza; tampoco
sabemos si su signicado alqumico (excepto en contadas ocasiones)
fue interpretado por algn receptor, pero no es menos cierto que las
iconografas que pasaremos a presentar, intencionadamente o no, posean
esta informacin hermtica para una minora de espectadores.
De hecho, los alquimistas, como los rosacrucianos, o los cabalistas,
entendan que los smbolos no eran meras alegoras, sino un simple acto
de equiparar cosas fsicamente distintas pero con una misma esencia.
La alquimia era el arte de las transformaciones del alma y como tal no
tena porque ceirse a ninguna forma concreta. La mayora de la iconografa
alqumica utilizaba imgenes bblicas para enmascarar un segundo
signicado,15 normalmente relacionado con una concepcin astronmica
del pasado, en conexin a su vez con la losofa rosacruciana,16 y es lgico,
pues estaba concebida como una parte de la mstica, cuyo n era la unin del
hombre con Dios, siendo necesaria la alquimia para lograr el restablecimiento
de la nobleza primitiva del hombre, el Adn semejante a su creador, antes
del pecado original. Con su asimilacin a la fe cristiana, la alquimia tena
un camino espiritual para funcionar, porque su prctica presupona la fe en
Dios, y haca necesaria la oracin.
Olvidmonos por un momento del alquimista como prosaico buscador de
oro, para adentrarnos en la comprensin de un sistema de fuerzas superiores
que determinaba la obtencin de la piedra losofal, donde Dios no era slo
Toms vid.: RODRGUEZ DE LA FLOR, F, La ciencia del cielo: representaciones del saber cosmolgico
en el ambiente de la contrarreforma espaola en Millars, Espai i Histria, Castelln, Universitat
Jaume I, 1996, pp. 91-121.
14. SMITH, P. Alchemy as a Language of Mediation at the Habsburg Court. En Isis. n 85, 1994, pp.
1-25. ERLANGER, P. LEmpereur insolite Rodolphe II de Habsburg, 1552-1612. Pars, 1974. EVANS,
R.J.W. Rudolf II and His World, Oxford, 1984.
15. Geber imita en su redaccin la del Credo y Alberto Magno copia literalmente fragmentos de la
Biblia y repite en varias ocasiones Mt 24, 2.
16. HEINDEL, Max, Cristianisme de la Rose-Croix, Association Rosicrucienne, Les Editions Leymarie,
Paris, 1952.

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el creador del universo, sino tambin el ms elevado componente de todo


un plan csmico que haba que interpretar para conseguir comprender, y
as manejar, el mundo. Para los alquimistas los relatos bblicos contenan las
claves de la interinuencia de las estrellas y los planetas, cuyo conocimiento
conllevaba el descubrimiento de la regeneracin vital. Esta fue una de las
razones por las que abundaron los detractores de la alquimia en el mundo
catlico, especialmente cuando la alquimia se convirti en blasfemia, en una
hereja que tomaba los smbolos cristianos como alqumicos. El ejemplo
ms claro de los detractores pudiera ser Covarrubias en sus Emblemas
Morales,17 pero no fue el nico ni el ms virulento: Chaucer en sus Cuentos
de Canterbury, Artephius, Sebastin Brandt, etc.18
La mayora de las doctrinas hermticas partan del principio de que
el universo o macrocosmos estaba en relacin directa con el ser humano
o microcosmos, que el uno era reejo del otro, y por esa razn deban
estudiarse los movimientos celestes para determinar la evolucin humana.
En este sentido, la religin, la historia sagrada, se poda concebir como una
historia alegrica de movimientos y conjunciones celestes que demostraba
la mutua correspondencia entre el cielo y la tierra por el gobierno de un solo
espritu, Dios. De hecho, la propia existencia de Dios quedaba probada por
la constatacin del movimiento giratorio y matemtico del cielo a partir de un
eje jo e invisible. As, Dios marcaba la trayectoria inequvoca del sol, que
a su vez divida la tierra en cuatro puntos cardinales y determinaba zonas
fras, calientes, secas y hmedas, separacin que se encontraba tambin
en los caracteres del hombre.
Dos ejemplos: El libro de la Santa Trinidad y el paracelsismo
La publicacin que ms utiliz una interpretacin alqumica y csmica
de la Biblia se edit en Alemania por un desconocido durante el Concilio de
Constanza (1414-1418). Se trataba de
Buch der heiligen Dreifltigkeit o Libro de la Santa Trinidad,19 dedicado
a Federico burgrave de Nuremberg y primer margrave de Bradenbourg de la
casa Hohenzollen.20 Las creencias religiosas y las alqumicas no entraban
en absoluta contradiccin, de hecho ya se han mencionado algunos casos
de patrocinio de experimentos alqumicos por parte de eclesisticos, e
17. COVARRUBIAS, S. de. Emblemas Morales, Madrid, 1610, I, 86. En SEBASTIAN, S. Emblemtica e
historia del arte, Ctedra, Madrid, 1995, p.98.
18. SEBASTIAN, S. op. cit. p. 97.
19. PERADEJORDI, Juli (tr.), Cuatro tradados de alquimia, Barcelona, edicomunicacin, 1986. Vid. STRUNZ,
F., Astrologie, alchemie und mystik, 1928. REITZENSTEIN, R., Zur Geschichte der alchemie und
des mystizismus, Nachridsten der Kgl. Gesellich. der Wisenich. zu Gttingen, phil.-hist., Klasse,
1919.
20. Tambin se tradujo en estas mismas fechas la Turba Philosophorum que se crea un resumen
del Synode de la Philosophie de Pythagoras. Vid. RUSKA, J., Turba Philosophorum. Quellen un
studien zur gesdrichte der naturissenschaften un der medizin, 1931.

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incluso la realizacin de tratados por integrantes de la Iglesia. No es de


extraar por tanto que un libro alqumico se utilizara como consejero en
asuntos religiosos. El propio Juan XXII, crtico de la alquimia y promulgador
de la bula Spondent quas non exhibent en contra de su prctica, alent
los experimentos de su mdico Geoffroy des Isnards en 1330, y mantuvo
contactos con el cardenal Vitalis de Furno (fallecido en Avignon en 1327) que
era un alquimista declarado. No debemos creer que actitudes condenatorias
en las personas de Juan XXII, el Gran Inquisidor de Aragn Nicols Eymeric
i Gomer, Alfonso X de Castilla o Carlos V de Francia, por citar algunos de los
detractores de los alquimistas, no permitieron el impulso de estas prcticas
en secreto.21
La dedicatoria del Libro de la Santa Trinidad a Federico I durante el
Concilio de Constanza se acompa con el deber de enviar un resumen al
emperador Sigismond, casado desde 1408 con Brbara de Cilli (fallecida
en 1451), apasionada de la alquimia, conocida por el patrocinio de los
experimentos de Johan de Laaz, al que recibi en Melnik en 1440. Por otro
lado, el propio Federico I era un acionado alquimista que incluso encarg al
duque Jean de Sajan (conocido con el sobrenombre de Juan el alquimista)
la educacin de sus cuatro hijos, de los cuales al menos Johan continu
sus investigaciones en esta ciencia.22
El Libro de la Santa Trinidad pretenda ser, no slo un tratado alqumico
sobre la base de la historia sagrada, sino un mecanismo de autntica
renovacin de la fe. En la dedicatoria incluso se atribuy ser directamente
la palabra de Dios. La importancia de su popularizacin durante el Concilio
de Constanza estrib en la defensa de la reforma religiosa del emperador
Sigismond, al que se le vea como un nuevo Moiss o David, y a la vez en
la intencin de restablecer la pujanza del imperio en la persona de Federico
I, al que llamaba emperador legtimo, apelativo que tambin utilizaba para
la piedra losofal.
En esta misma lnea se manifest Paracelso. Al parecer, su padre dilapid
parte de su fortuna en experimentos alqumicos, y transmiti sus enseanzas
a su hijo cuando residan en Villach, trabajando en los yacimientos de los
banqueros Fugger. Cerca de Villach, Paracelso estudi en el monasterio
benedictino de Lavanthal con el obispo alquimista Erhard, y ms tarde
con Trithemius, abad de Sponheim, en Wurzburgo, humanista y alquimista
celebrado y seguidor de Ramn Llull y de sus sistemas combinatorios. Tras
sus andanzas con los llamados scholastici vagantes por media Europa
21. CARBONELLI, G., Suite fonti oriche della chimica e dellalchimia in Italia, 1925. Vid. COUNCELL, R.W.,
Apologia Alchimiae, 1925.
22. Es bastante comn que los alquimistas, como hombres de ciencia, ejerzan como educadores de
los hijos de sus patrocinadores o como consejeros. Albert Achille de Bradenburgo tom bajo su
proteccin al alquimista Henri de Freyberg, y al menos entre 1368 y 1384 el alquimista Bernard
de Trves fue consejero de Carlos V y Carlos VI de Francia, as como de los duques de Borgoa
y de Berry, a travs del mdico Thomas de Bologne.

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(Heildelberg, Friburgo, Colonia, Granada, Lisboa, Bradenburgo...), curiosa


comunidad adepta a doctrinas ms curiosas todava, se relacion en el
castillo de Neoburgo con el alquimista Kilian, donde escribi sus teoras
de alquimia mdica, la Archidoxa. Sus teoras alqumicas nos interesan en
cuanto a que se alejan de la mundana bsqueda del oro y se centran en la
investigacin del cristianismo oculto siguiendo a Marsilio Ficino.23 Paracelso
deni la sabidura pagana como una visin anticipada de las verdades
evanglicas y vio a Hermes Trimegisto como a un profeta (tal y como aparece
representado en el pavimento de la catedral de Siena). Plante adems,
como Jean Pereal hacia 1500, un naturalismo mgico hermanado con la
alquimia (la materia, para la operacin alqumica, tena que permanecer
nueve meses en el horno en correspondencia con la gestacin humana) a
la que dot de un carcter panvitalista incluso en lo inorgnico, tratando de
descubrir lo que se ocultaba en el cosmos para lograr la transformacin y
dominar la vida. Paracelso sigui tambin a Ficino en su reconocimiento de
los inujos celestes (afatus coeli) que se manifestaban especialmente en
algunas pocas y condiciones. Por ello era conveniente que el alquimista
atendiera estos momentos siguiendo teoras como las de Arnau de Vilanova.
La tierra estaba condicionada por el curso de los astros, mientras que el
hombre (opinin coincidente con Pico de Mirandola) poda aprovecharse
de esos inujos mantenindose libre en su microcosmos. Y la forma en que

Hermes Trimegisto en el pavimento de la


Catedral de Siena. 1488.

23. MATTON Sylvain, Marsilie Ficin et lalchimie; sa position, son inuence, en MARGOLIN, J. C. y
MATTON, Sylvain (ed.), Alchimie et Philosophie la Renaissance, Pars, J. Vrin, pp. 123-192.

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podan comprenderse estos fenmenos se encontraba en el anlisis de la


Biblia.24
Algunos temas bblicos desde la perspectiva alqumica
La creacin
La Creacin fue la primera imagen utilizada por los alquimistas para
simbolizar un concepto diferente al evidente. As, con ella se enmascaraba
la piedra losofal. Fue muy comn la referencia a la Creacin con este
signicado en el Libro de la Santa Trinidad y en Las doce puertas de Ripley.
La expulsin de Lucifer y el pecado original simbolizaban la concepcin
de los metales viles, a la vez que el anticristo era, en el Libro de la Santa
Trinidad, smbolo de los falsos alquimistas.
El Testamentum pseudo-Luliano,25 clebre tratado fechado en 1332,
muchas veces citado en el Libro de la Santa Trinidad, tomaba de la idea del
ter aristotlico la teora de que Dios cre los ngeles, los cuerpos celestes
y el mundo a partir de una quintaesencia primera o materia esencial, y que
en consecuencia, todo elemento participaba de ella. El espritu de esta
quintaesencia se poda encontrar en mayor cantidad en algunas cosas que
en otras, y se poda ver bajo forma lumnica. Sera una especie de alma
comn a los seres animados e inanimados, incorruptible, pura, muy sutil, y
etrea, en la que creyeron la mayora de los alquimistas de la Edad Media
y del Renacimiento.
Este concepto de quintaesencia era el defendido tambin por Paracelso,
como ya se ha mencionado, tamizado por el neoplatonismo de Masilio Ficino
(1433-1499), que la denominaba spiritus mundi, y que sirvi a los alquimistas
posteriores para ampliar el esquema medieval del spiritus quinta essentia.
El diluvio
El diluvio representaba la disolucin de la materia primera, teniendo en
cuenta que su duracin tambin era alusiva al proceso alqumico. No y su
via simbolizaban la obtencin del rojo por parte del alquimista.
24. Para completar la vida de Paracelso: GARCA FONT, Juan, Paracelso, mago, cirujano y colectivista,
en Historia y Vida, n 50, Barcelona, 1972, pp. 90-103. DEBUS, A. G. The Chemical Philosophy.
Paracelsian Science and Medicine in the Sixteenth and Seventeenth Centuries, 2 vols., Science
History Publications. New York, cf. t. II, 1977. La revista Millars dedic un dossier en 1996 a la
iconografa astrolgica: MINGUEZ, V., (Coor.), Astros e imgenes celestes, Millars, Espai i Histria,
Castelln, Universitat Jaume I, 1996, pp. 65-163. Para una mejor comprensin de la teora del
microcosmos vid. GARCA MAHIQUES, R., Aby Warburg y la imagen astrolgica. Los inicios de la
iconologa, Millars, Espai i Histria, Castelln, Universitat Jaume I, 1996, pp. 67-90. Tambin
se han consultado: ESTEVE, Juan P., La qumica sagrada: de la alquimia a la qumica en el siglo
XVII, Tres Cantos, Akal, 1991; ALFONSO FERNNDEZ CHECA, Jos Felipe, Diccionario de alquimia,
cbala y simbologa, San Fernando de Henares, Trigo ediciones, 1995; CANSELIET, Eugne, La
alquimia y su libro mudo, Madrid, Luis Crcamo, 1981.
25. PEREIRA, M. & SPAGGIARI, B. Il Testamentum Alchemico attributo a Raimondo Lullo: edizione del
testo latino e catalano dal manoscritto Oxford, Corpus Christi College, 244, Edizioni del Galluzzo,
Tavarnuzze (Florencia), p. 12.

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Abraham y Jacob
Dos de los personajes bblicos con mayor signicado alqumico fueron
Abraham y Jacob. Sus imgenes se interpretaban como una alegora
astronmica en las que intervenan las mujeres del ltimo y sus hijos (Gen. 49
y Deu. 37). En el mundo alqumico su historia era la de la perfeccin de una
conjuncin estelar, en la que Abraham era el padre solar, Jacob el propio sol
y sus cuatro esposas la luna en sus cuatro fases. Los hijos (Rubn, Simen,
Lev, Jud, Dan, Neftal, Gad, Aser, Isacar, Zabuln, Jos y Benjamn),
creadores de las tribus de Israel, representaban los doce signos zodiacales,
donde los ms importantes eran Gminis, ejemplicado por Simen y Virgo,
la gura de la nica y desconocida hija de Jacob: Dinah.

Por supuesto, las doce tribus de Israel, adems de simbolizar los


signos zodiacales, se ponan en relacin con los doce apstoles, con los
doce puntos de interseccin de la estrella de David, y con el signicado
simblico de la multiplicacin 12x12x1000 = 144.000, el nmero de la
ciudad Santa, puesto que esta tena unas dimensiones de 12000 estadios
de ancho, 144 codos de altura, y doce puertas, las de las doce tri-bus de
Israel.
Tambin se tena a la tierra como una esfera formada forzando un
poliedro de 12 vrtices y 20 caras, formando una malla (si pudiramos
ver la tie-rra con estas divisiones desde el espacio exterior se vera como
un baln de 12 piezas de cuero). Para plasmar esta estructura sobre la
supercie de la tierra, haramos 12 divisiones, y por supuesto, cada divisin
estara relacionada con cada uno de los signos zodiacales, o en cada uno
de los connes a los que Jess envi a sus doce apstoles.
Jos
La evolucin astronmica continuaba con Jos. Egipto era el pas del
nacimiento de la alquimia, y por tanto, casi todo lo relacionado con l posea

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Joan Feliu Franch

signicados ocultos. La imagen de la pirmide de Gizeh fue probablemente


la ms utilizada para simbolizar el pas del exilio, y a su vez, una fuente
inagotable de simbolismos. Alquimistas, masones y rosacrucianos coincidan
en determinar el ao 2170 a.C. como el sealado para la interpretacin
astronmica de la pirmide. Ese ao Alfa de Dragn (la que podemos
considerar como la estrella polar de entonces) estuvo completamente
alineada con la cara norte de la construccin. Este hecho slo se produce
cada 25.868 aos, o lo que es lo mismo, un ao sideral. Toda la construccin
deba de entenderse como una obra csmica, en cuanto a que, segn las
teoras alqumicas, cada lado meda 9.131,5 pulgadas, que multiplicadas por
sus cuatro lados, daban 36.526 pulgadas, que repartidas a 100 pulgadas
por da se correspondan en un ao exacto, es decir, 365 das y un cuarto.
La diagonal de la pirmide (siempre segn las teoras alqumicas) meda
12.934 pulgadas, que dobladas en sus dos diagonales se correspondan
con un ao sideral (25.868). An ms, su altura era de 5.819 pulgadas, que
multiplicadas por un miliar se corresponderan con la distancia estimada
entre la Tierra y el Sol (91.840.000 millas).
Tambin se relacionaba la pirmide con la estrella de David, tomando
esta como dos tringulos invertidos, la razn y el conocimiento, y la materia
o el organismo. Cuando los dos universos se acoplaban y se colocan en
equilibrio formaban una base piramidal de seis puntas, o una pirmide de
seis caras o lados. Esta pirmide representaba el equilibrio entre el universo
espiritual y el universo material, un equilibrio necesario para los alquimistas
que buscaban llegar al conocimiento de todas las cosas.
La pirmide estara tambin en relacin con la concepcin de la tierra
de la que se hablaba en el apartado anterior. Para plasmar la estruc-tura
del dodecaedro sobre la supercie terrestre, se situaba una cara en el polo
norte, otra en el polo sur y, entre ellos, dos franjas con cinco ca-ras cada
una, con un punto, como centro de la tierra, ubicado en la gran pirmide
de Keops, situada a 29 grados, 58 minutos y 51 segundos de latitud norte,
y 31 grado 8 minutos 57 segundos de longitud este.
Los alquimistas buscaban en estas mediciones (en realidad no del
todo exactas) la frmula de una conjuncin estelar o un mensaje que les
permitiera conseguir la piedra losofal en el momento csmico adecuado. La
masonera y la sociedad rosacruciana encontraban la representacin de la
arquitectura del creador. De hecho, para estas dos sociedades, la pirmide
de Gizeh se encontraba en conexin con el Templo de Salomn, puesto que
tenan como cierto la existencia de una sociedad de iniciados egipcios, los
denominados phree messen, que seran el precedente de los free-mason o
franc-maon de ahora. As mismo, ambos se consideraban hijos de la luz,
al igual que lo sera Hiram Abiff, arquitecto del templo de Salomn, tomado
por stos como padre e imagen del sol en su recorrido anual.
Volviendo a Jos, su historia tambin se interpretaba como un
movimiento csmico cuyo signicado deba de ayudar al alquimista en su

SIGNIFICADOS ALQUMICOS DE LA ICONOGRAFA CRISTIANA

125

bsqueda de la alineacin perfecta de los planetas. Por un lado, el pas de


los faraones era considerado como un smbolo del ocaso, mientras que el
nacimiento del sol era la tierra prometida, el pas de la leche y de la miel. Por
tanto, la estancia en Egipto y el xodo representaran las horas del sol. La
Pascua representaba la celebracin de la luz, el amanecer y el nacimiento
del ao, porque recordaba la salida de Egipto, mientras que los tiempos
africanos simbolizaban el ocaso y la muerte del ao, cuya imagen era la
de las palabras de Jacob cuando describe a su muerte un arco (de Jos),
que no sera ms que Sagitario, el centauro del solsticio de invierno (GEN
49,24).

Jacopo Pontormo (1494-1556). Jos en Egipto. Galera


Nacional, Londres.
Sansn
Otro mito solar alqumico fue la gura de Sansn. Su cabeza representaba
el sol, y sus cabellos los rayos. Dalilah era virgo, por eso cuando Sansnsol pasaba por virgo en septiembre, reposaba su cabeza y le conaba su
secreto, Dalilah-virgo cortaba sus cabellos-rayos y Sansn-sol iba perdiendo
fuerza durante los seis meses siguientes. Sansn se encontraba encerrado
por los listeos (el sol en otoo e invierno), pero antes de morir destrua el
templo para que un nuevo Sansn renaciera. Virgo era el ltimo signo que
vea al sol con fuerza, por eso su labor era importante, porque garantizaba
mediante su destruccin, el nacimiento de un sol nuevo, de una nueva
vida. Podramos referirnos a las similitudes con la historia de Isis y Horus,
o con la de la babilnica Astart y su corona de siete estrellas y Tammuz,
e incluso a la de Deraki y Krisha, pero parece evidente que la protagonista

126

Joan Feliu Franch

del nacimiento de una vida nueva, por encima de Dalilah, fuera la Virgen
Mara, de la que hablaremos ms adelante.

El Guercino, Sansn capturado por los listeos, (1619).


Metropolitan Museum.
Jesucristo
Como vemos, prcticamente toda la historia
sagrada tena un signicado astrolgico para
los alquimistas. Algunas imgenes eran tan
conocidas como la del Templo de Salomn como
templo solar, y la consecuente orientacin de los
templos cristianos para que la puerta del este
permitiera que el sol venciera a las tinieblas,
o la del candelabro de siete brazos como
representacin del sol y los cuerpos celestes,
pero era especialmente la gura de Cristo la
que, a travs de los pasajes ms conocidos de
su vida, encerraba un mensaje astronmico ms
importante. Cristo era fundamentalmente la piedra
losofal, al igual que la Trinidad, la piedra que se
funde a s misma. Las escenas ms cargadas de
simbolismo eran las de la Pasin, que aportaba
muchas referencias alqumicas, especialmente
los signos, que representaban los utensilios del
alquimista, y por ltimo la ascensin, considerada
smbolo de la sublimacin.
Pero nos interesa ms el anlisis astrolgico.

SIGNIFICADOS ALQUMICOS DE LA ICONOGRAFA CRISTIANA

127

El nacimiento de Cristo simbolizaba el n de la era de capricornio, al igual que


su imagen como cordero de Dios, por la coincidencia de su nacimiento con el
sol cruzando el ecuador a cinco grados del cordero. Tambin simbolizaba la
entrada en la era de piscis, de ah que los cabalistas justicasen claramente
que el signo de los primeros cristianos fuera un pez, y que el antecedente
iconogrco de Cristo, muerto y resucitado fuera Jons expulsado de la
ballena, muerto y vuelto a nacer, lo que coincide con el smbolo alqumico
de piscis. Tambin el tiempo de cuaresma simbolizaba a piscis, en cuanto
a que era poca de comida de peces.
El bautismo, y especialmente la figura de San Juan Bautista,
representaba a acuario, el portador del agua, y como tal deba de entenderse
en una imagen alqumica.
No obstante era la epifana la que encerraba un signicado alqumico
ms evidente: en alquimia el oro era tambin el espritu, por eso la bsqueda
alqumica era la de la transformacin espiritual; la mirra era el alma, la
esencia anmica de la experiencia del cuerpo (como la Rosa-cruz);26 y el
incienso era el cuerpo, porque segn los alquimistas a travs de l se podan
materializar las inuencias invisibles (esta teora coincide con las leyendas
serbias). Adems los Reyes Magos representaban todas las razas, todo el
mundo, los cuatro elementos, el todo.
Otra escena recurrente fue la de la matanza de los inocentes. En
la descripcin del alquimista Nicols Flamel (1330-1417), curiosamente
escribano en el osario de Los Santos Inocentes de Pars, se relataba
como:
En la otra cara de la quinta hoja se representaba a un rey blandiendo
un cuchillo y ordenando a unos soldados degollar a gran nmero de nios
cuyas madres lloraban a los pies de los despiadados verdugos, mientras
otros soldados recogan la sangre y la vertan en un gran recipiente, en el que
deban baarse el sol y la luna. Porque este cuadro recordaba el sacricio
de los inocentes degollados por orden de Herodes y porque en este libro
aprend mucho de este arte es por lo que mand pintar los signos jeroglcos
de esta ciencia secreta en el cementerio de los Santos Inocentes27

Como explica el propio Flamel, la matanza de los inocentes simbolizaba


el mercurio losofal, es decir, la esencia mineral de los metales como primera
manifestacin de la materia prima, un preludio de lo que llegara a signicar
la imagen de la Virgen.
26. La Asociacin Rosacruciana buscaba la enseanza de los orgenes, desarrollo y evolucin del
universo y el hombre en su aspecto cientco y espiritual. Sus conexiones con los alquimistas y
los masones son sobradamente conocidas. Esta orden mstica se fund en 1313 por un iluminado
que buscaba comprender el cristianismo mediante una explicacin pseudocientca de los grandes
misterios, llamado simblicamente Christian Rosenkreuz. Refundada en 1911 por el dans Max
Heindel (fallecido en 1919) su sede actual se encuentra en Mount Ecdesia, Oceanside, California
(USA), con el nombre de The Rosicrucian Fellowship.
27. Citado en BURCKHARDT, Titus. Op. cit. Piados, Barcelona, 1994, p. 165.

128

Joan Feliu Franch

Ya se ha mencionado que tambin que Jess dijo a cada uno de los


apstoles que fueran cada uno a los connes de la tierra y ensearan lo
que l les haba enseado, y la relacin con los signos zodiacales que
representaba esta accin, que a su vez presupona que Jess era conocedor
de la geometra esfrica como una estruc-tura equilibrada de la tierra que
armonizaba con los conocimientos del cosmos.
Para terminar, la crucixin era el equinocio de otoo, cuando el
sol cruzaba el ecuador. Adems era el punto lgido de la transmutacin
alqumica: la muerte y la resurreccin, de ah que las comunes letras INRI
en la cabecera de la cruz fueran interpretadas alqumicamente como la
conjuncin de los cuatro elementos. En lugar de Iesus Nazarenus Rex
Iudacorum, se poda leer en hebreo Iam (agua), Nour (fuego), Ruach (aire
o espritu) y Iabesshah (tierra). Estos cuatro elementos tenan a su vez
bien denidas sus caractersticas en cuanto a naturaleza, temperamento,
color, sabor y olor, de tal forma que se podan simbolizar a partir de alguno
de sus adjetivos. As el fuego era el calor seco, era nervioso, rojo, amargo
y penetrante; el aire era el calor hmedo, era sanguneo, amarillo, dulce
y perfumado; el agua era el fro hmedo, era linftica, blanca, inspida y
ftida; y por ltimo la tierra era el fro seco, el humor negro, era negra,
agria y ftida. De esta manera Cristo-Dios, como espritu del universo que
manejaba el sol y los planetas, clasicaba en estados la tierra y el hombre. A
los alquimistas les bastaba con averiguar qu queran decir las alineaciones
celestes ordenadas por Dios para, cuando se repitieran, llevar a cabo la
transformacin del cuerpo y el alma que pretendan.
As, en el Libro de la Santa Trinidad se describa un Cristo crucicado
sin cruz o con la cruz escondida u oculta, coronada por un guila de dos
cabezas tras la que aparecan siete heridas o padecimientos con un guila
y una corona. En este caso, el mensaje haca referencia a los siete metales
principales en la alquimia, y no a una circunstancia csmica, pues para
simbolizar sta no necesitaban de unos signos especiales.28
Por ltimo, la copa de la Santa Comunin se interpretaba no slo
como smbolo de la transmutacin, sino como la copa de la esencia misma
de la vida en su pureza primitiva, espiritual y vivicante. Por eso en las
representaciones alqumicas se sola excluir a No, bebedor del vino,
ejemplo del espritu fermentado y destructivo, y se encumbraba al Santo
Cliz como portador de todo lo contrario, el uido generador de la vida, la
piedra losofal.

28. PEREIRA, M. Heaven on Earth: From the Tabula smaragdina to the Alchemical Fifth Essence, en
Early Science and Medicine, vol 5, n 2, 2000, pp. 131-144, cf. p. 142.

SIGNIFICADOS ALQUMICOS DE LA ICONOGRAFA CRISTIANA

129

La Virgen Mara
La representacin de la Virgen con mayor carga simblica alqumica
era la apocalptica. A parte de la ya mencionada signicacin del signo
astrolgico de virgo, la Virgen apocalptica reforzaba este signicado con la
aparicin de la luna a sus pies, pues era en el mes de septiembre (virgo),
antes de la novena luna, cuando cesaba la conjuncin con el sol.
Pero lo ms usual era que la Virgen representara la materia prima para
crear la piedra losofal (Cristo). De nuevo en el Libro de la Santa Trinidad se
describa una coronacin de la Virgen entre el Padre y el Hijo, con los cuatro
evangelistas en los ngulos. Detrs del grupo central un broquel o escudo
orlado con un guila. Otra vez se trataba de simbolizar los siete metales,
especicando que Dios era el oro, Mara la plata, Cristo el mercurio y los
cuatro evangelistas los metales impuros. El blasn representaba la piedra
losofal. A su vez, cada metal se corresponda con un planeta, lo que llevaba
identicar a cada personaje con uno de estos planetas. El oro era Dios y era
el sol (el smbolo solar se atribua en muchas ocasiones tanto al Padre como
al Hijo); la Virgen era plata y luna, Cristo era la plata viva y por tanto el planeta
Mercurio; por ltimo los evangelistas eran el cobre-Venus, el estao-Jpiter,
el hierro-Marte y el plomo-Saturno. Aadamos que la imagen de Cristo en
el Trono con su Padre era el smbolo del solsticio de verano, cuando el sol
alcanzaba su punto ms alto al norte.
Esta signicacin alqumica la encontramos tambin en las coplas de
Centelles:
Toma la dama que mora en el cielo
ques hija del sol sin duda ninguna
y aquesta prepara en bagno de luna
do labe su cara de su negro velo (...)29

Segn Elena Castro y Jos Rodrguez, la estrofa se reerira a la


necesidad de tomar una dama, hija del sol, cuya morada era el cielo. La
imagen de una dama celeste en los tratados alqumicos no fue habitual antes
del siglo XVI, y an entonces no era identicable con la Virgen, sino como
una alegora de la naturaleza, la sabidura o la losofa, tal y como apareca
descrita en las obras de Robert Fludd o Atanasius Kircher.
Sin embargo, s encontramos la imagen de la Virgen como materia
primera, como recipiente de Cristo. Otra de las imgenes del Libro de la
Santa Trinidad, un Cristo crucicado sobre un lirio que brotaba de la Virgen
arrodillada sobre la luna, representaba a Cristo como la quintaesencia que
naca de la Virgen como materia prima.30
29. LUANCO, Jos Ramn de, op. cit. CASTRO SOLER, E./RODRGUEZ GUERRERO, J. Luis de Centelles y
las Coplas de la Piedra Philosophal, Azogue, n 4, 2001, URL.
30. OBRIST, Brbara, Les dbuts de limagerie alchimique (XIVe-XVe sicles), Pars, Editions Le
Sycomore, pp. 165-171.

130

Joan Feliu Franch

La iconografa de la Inmaculada Concepcin


se podra asimilar a la de la dama celeste
medieval, con su gran manto azul y la luna bajo
sus pies, envuelta en rayos de sol y con su cabeza
rodeada de estrellas. Parece que la fuente de este
dibujo estara en el Testamentum pseudolluliano,
pero puede que sea la primera vez que esta
identicacin se produca.31
En esta iconografa la Virgen sera la
quintaesencia, y la cruz en forma de or de lis,
las condiciones ideales para el alquimista. La
quintaesencia, de la que ya hemos hablado en el
apartado dedicado a la creacin, era asimilada a
la Inmaculada por su incorruptibilidad.
Era lgico que se tomara la imagen de la
Virgen como materia primera, como recipiente
de Cristo. El tratado annimo Aurora consurgens
(1400-1420),32 citaba una doncella celeste, alada,
reposando sobre la luna, vestida de blanco,
rodeada por los rayos del sol y mostrando en su
vientre una espada; y el mdico alemn Leonhard
Thurneisser 33 (1531-1596) representaba la
quintaesencia del argento vivo (mercurio) como
una dama celeste, virgen y luminosa; pero el Liber
de Arte Chymica pseudo-Ficiniano (principios del
siglo XVI) ya dedicaba todo un captulo al argento
vivo, cuyo espritu asimilaba directamente a la

31. En el Concilio de Trento se prohibieron explcitamente este tipo de metforas bblicas.


32. Tradicionalmente atribuido a Santo Toms, este tratado establece una metfora alqumica
basada en el Cantar de los Cantares bblico, en una de cuyas escenas, dos amantes conversan
y la doncella amada es denida como virgen pdica, sin mancha alguna, la ms casta virgen, y
elegida como el sol y bella como la luna. Se dice que sube al amado hasta los cielos, con lo que
se indica su virtud celeste. Vid RAU, Louis, La Iconografa del Arte Cristiano, Barcelona, 1996,
t. I, vol. 2, p. 88. Resulta coincidente con la iconografa de la Inmaculada la blancura o claridad
del vestido indicando su gran pureza, y el hecho de que se encuentre rodeada por los rayos del
sol, siendo ms original que la cualidad celeste se represente por las alas. La espada desnuda
que ensea en su interior seala una cualidad gnea (caracterstica de la Quintaesencia), pero
tambin es cierto que mostrar el contenido del vientre era habitual en las pinturas de la Virgo
Gravida. Incluso el color grisceo elegido para la piel de la mujer era una traslacin literal del
Cantar de los Cantares: Nigra sum sed formonsa liae [...] Nolite me considerare quod fusca
sim quia decoloravit me sol... (Cant. 1, 5-6).
33. Thurneisser fue casi toda su vida protestante (antes de morir abraz el catolicismo) por lo que
huy de la icnografa de la Virgen en sus representaciones, y opt por mostrar la pureza mediante
la desnudez, y la virginidad por una luna creciente en el pubis a modo de una Diana clsica.

SIGNIFICADOS ALQUMICOS DE LA ICONOGRAFA CRISTIANA

131

Virgen Mara como gratia plena;34 y David de Planis Campy (1589-1644) en


su LOuverture de lecolle de philosophie transmutatoire metallique hablaba
del espritu universal al que denominaba como la Virgen: ...nest autre
que lEsprit Universel qui est dit en ce lieu Vierge, parce quil ne sest point
encore spci .35
Leonhard Thurneisser, El argento vivo
representado en su tratado Quinta essentia
(1570).

Tambin en un manuscrito del siglo


de la biblioteca Vadiana de Saint
Gallen se repeta el simbolismo del Libro
de la Santa Trinidad, esta vez con un
Cristo vestido de guila bicfala (smbolo
alqumico del mercurio) que naca de la
Virgen, de nuevo como materia prima.

XVI

Manuscrito del siglo XVI de la biblioteca


Vadiana de Saint Gallen.
Para terminar, mostramos el
ejemplo de la cruz relicario de plata del
monasterio de Engelberg (Suiza) del
siglo XIII, que muestra en su anverso la
imagen de un crucicado acompaado
del tetramorfos, pero en su reverso
presenta la Virgen con el nio en el
centro de la cruz, y en sus extremos,
los atributos de los cuatro elementos:
el fuego, el aire, el agua y la tierra.

34. LEVI, M. The Iconography of the Inmaculate Conception in the Middle Ages and Early Renaissance,
New York, 1957, p. 26-39. El concepto religioso de Immaculata Conceptione parte de la denicin
de Gratia plena referido a Mara en el evangelio de Lucas (Lc. 1, 28) y su analoga con la mujer
del Apocalipsis que escapa del dragn (Ap. 12, 1-2) su iconografa habitual.
35. CASTRO SOLER, E./RODRGUEZ GUERRERO, J. Op. cit.

132

Joan Feliu Franch

Referencia clara a lo espiritual y lo material, esta interpretacin cosmolgica


no menoscababa su sentido teolgico, sino ms bien al contrario, pues
que un mismo smbolo tuviera varias interpretaciones le otorgaba mayor
envergadura. El versado en ciencias hermticas interpretara ambos
smbolos, pues como se ha indicado, era imprescindible que fuera tambin
un el cristiano.

Cruz relicario de plata del monasterio de Engelberg (Suiza)


Finalmente, la iconografa alqumica cristiana comenz a decaer tras
las directrices trentinas, y fue en Espaa donde primero se conden a un
alquimista, Giraldo Pars, por utilizar la imagen de la Virgen Inmaculada
y otras de origen bblico en analogas de procedimientos alqumicos y
spagyricos.36

36. Madrid, Archivo Histrico Nacional, sec. Inquisicin, leg. 100-21, f. 18. LPEZ DE AYALA, I. (ed.),
El Sacrosanto y Ecumnico Concilio de Trento, Imprenta Real, Madrid, cf. Sesin IV: Decreto
sobre Edicin y Uso de las Sagradas Escrituras, 1785.

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