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Casa Dionisi, a la izquierda, en Sitges, y edificio de viviendas, en Barcelona, de Jos Antonio Coderch y Manuel Valls
Arquitectura
Modernidad en Espaa, segn Carlos Flores
N los aos 50, ser moderno en Espaa supona un heroico esfuerzo personal, una decidida voluntad de caminar a contracorriente de lo establecido. Pero tambin el sentirse partcipe del afn, cada vez ms compartido, de olvidar las heridas de la contienda civil, el recuperar, por el arte y la vida, el hilo perdido de la modernidad. Para muchos, era un acto de afirmacin electiva, un mirar de cara hacia el futuro, una forma de reincorporarse a Europa y al mundo occidental, el poder integrarse al impulso optimista de las vanguardias internacionales que haban resurgido en el extranjero al acabarse la ltima guerra mundial. Atrs quedaban en Espaa los aos de penuria moral y caresta de bienes elementales de consumo. El pas se rehaca econmica y materialmente, abrindose a nuevos y ms prsperos horizontes. La autarqua se conclua y la sociedad, excesivamente rgida en su estructura, adquira una mayor flexibilidad. Los acuerdos con los Estados Unidos y la llegada de los primeros turistas marcaron el inicio de una nueva poca. La lenta, pero imparable, marcha hacia la modernidad era un hecho. Era la Espaa de la vespa y del seiscientos. En la literatura y en el cine, se acusaban las nuevas corrientes: La Colmena, Tiempo de silencio y El Jarama, Bienvenido mister Marshall, La muerte de un ciclista y Calle Mayor son ndice del cambio que se haba operado. En las artes plsticas ocurra otro tanto: Dau al Set, en Barcelona, y El Paso en Madrid, se
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oponan radicalmente al arte oficial.
El Equipo 57 no slo renovaba la pintura abstracta, sino tambin el diseo de los muebles. En las libreras se abran galeras de arte y en Darro se vendan sillas y mesas firmadas por arquitectos jvenes. Los crticos de arte Cirlot o Moreno Galvn, por citar a dos desaparecidos, acompaaban a los artistas en su marcha hacia un arte otro. La arquitectura espaola no fue ajena al fenmeno de renovacin de los aos 50. Por fin se rompa con el estilo imperial de corte neoherreriano y el seudomonumentalismo del faranico Valle de los Cados. De los aos 40, slo se salvaban los pueblos levantados por el Instituto de Regiones Devastadas y por el Instituto Nacional de Colonizacin. Las dems obras resultaban obsoletas. Los nuevos modelos venan de fuera a travs de las revistas y los viajes al extranjero de los jvenes arquitectos. En Catalua, Sostres y Coderch; en Madrid, Fisac y Cabrero, y los ms jvenes, Sainz de Oiza, De la Sota, Carvajal, Garca de Paredes, De la Hoz, Corrales, Mozeln, Vzquez de Castro, etctera... renovaban el panorama urbano y arquitectnico. Sobre todo en Madrid, con los Poblados Dirigidos. Figuras como la del veterano Gutirrez de Soto se ponan al da e intentaban enlazar su obra con la que haban construido antes de la guerra. El parntesis de la antimodernidad se cerraba. Luchando con la falta de medios o procurndose los de una incipiente industria, se ensayaban nuevos materiales y nuevas for-
mas. El porvenir arquitectnico estaba asegurado.
En el ao 1961 se public el libro de Carlos Flores titulado Arquitectura espaola contempornea. El grueso volumen de gran formato, en papel couch, con magnficas ilustraciones en blanco y negro y encuadernado con tela negra y con las siglas AEC, es ahora un incunable. Verdadero clsico, es obra fundamental. Documento testimonial, es a la vez un lcido anlisis de la poca. Todava no superado en la biblografa espaola sobre el tema es un verdadero manifiesto de enorme incidencia. Por ello ha sido un gran acierto el que la Editorial Aguilar, que tan importante papel desempe en la posguerra, cuando casi se van a cumplir los treinta aos de su publicacin, haya reimpreso el libro en dos volmenes de pequeo formato. Arquitecto, crtico e historiador, Carlos Flores supo establecer en su texto el nexo de unin que exista entre la arquitectura espaola de fines del siglo pasado y de la primera mitad del siglo XX, enlazando esta ltima con la nueva vanguardia de los aos 50. Mrito tambin suyo fue el dar noticia, por primera vez, de las obras realizadas fuera de Espaa por Jos Luis Sert, Rafael Bergamn, Antonio Bonet, Flix Candela y tantos otros arquitectos exiliados en Amrica del Norte e Hispanoamrica. En este ltimo verano de 1988, el Centro Pompidou, de Pars, ha tenido la feliz iniciativa de organizar
una gran exposicin dedicada a los
Aos 50. Fue un autntico acierto. Gracias a ella se poda establecer un balance del arte, de la arquitectura y de los objetos de diseo industrial de una dcada ante la cual, en ciertos aspectos, se inclina la moda actual. La revista espaola Arquitectura Viva (nmero 5, marzo 1989) ha sealado ltimamente el inters que hoy despierta entre nosotros una poca todava cercana, que crea en el poder transformador del arte, que an tena fe en la modernidad. La dcada de los 50 supo, a travs del diseo de los objetos de uso corriente, incorporar a la vida cotidiana el arte de las vanguardias, convirtiendo los valores estticos en un producto reciclado para el consumo de las masas. El fenmeno fue universal. La creencia en un mundo prspero gracias a la tcnica aliada al arte inspiraba a los creadores. Espaa, aunque en menor medida a causa de las limitaciones polticas, no fue ajena al entusiasmo que provocaba una poca cuyo conocimiento y valorizacin es indispensable si queremos saber cul es el puesto en el que hoy nos encontramos. El libro AEC de Carlos Flores, sin ningn gnero de dudas, es un testimonio que nos recuerda a lo vivo cul fue el papel renovador y la calidad de la arquitectura en Espaa durante una dcada esencial de nuestra historia, que hoy an nos parece tan prxima, pero a la vez tan lejana de nuestra posmoderntdad. Antonio BONET CORREA
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ABC (Madrid) - 06/04/1989, Pgina 25
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