El Pensamiento Como Actividad Según Hannah Arendt
El Pensamiento Como Actividad Según Hannah Arendt
El Pensamiento Como Actividad Según Hannah Arendt
Como citar
este artculo
filosofa poltica.
ABSTRACT
We understand the concept of thought in Arendt as part of the
activities which for her constitute the human condition, even when
she classifies it as vita contemplativa. Thought as an activity cannot
be separated from the faculty of judging, which is crucial to the state
of human reality in the world. Thought and the faculty of judgement
can be destroyed, which originates the greatest evils. While
searching through the Kantian criticism of judgement, Arendt
discovers a political philosophy in which thought and judgement go
hand in hand. We conclude insisting on our responsibility as sources
of novelty, to construct the world and maintain a space for its
appearance.
Key words: Activity, thought, faculty of judgement, poltical
philosophy.
INTRODUCCIN
En este trabajo pretendemos interpretar el pensamiento de
Hannah Arendt con el fin de comprender la condicin humana en la
dimensin que se refiere a sus actividades o vita activa. La especial
relevancia de la obra de Hannah Arendt reside, segn los estudiosos,
en su pensamiento poltico abierto, pluralista y con capacidad de
ponerse en el lugar de cualquier otra persona. Dicho pensamiento
afirma la pluralidad de los seres humanos entendidos como seres que
tienen que solventar sus diferencias en el plano donde se da el hecho
poltico: el espacio pblico o espacio de aparicin.
Antes de abordar nuestra temtica propiamente dicha, haremos
una breve presentacin de nuestra autora. Hannah Arendt naci en
Hannover en 1906, en una familia juda alemana. A los 23 aos se
doctor en filosofa en la Universidad de Heidelberg. Filsofa de la
historia y de la poltica, Hannah Arendt fue ante todo una testigo
activa, implicada apasionadamente en los acontecimientos del siglo
XX, y reconocida, por muchos, como la mente ms original del
su condicin humana.
La palabra y el acto nos insertan en el mundo humano como un
segundo nacimiento, que reafirma la importancia de la natalidad,
concepto fundamental para nuestra pensadora, cuando se trata de
exponer los diferentes aspectos de nuestra condicin. El nacimiento
de cada persona permite que algo nuevo se incorpore al mundo; es
la condicin humana de la unicidad, de la que ya hemos hablado.
Hemos de destacar, adems, que para Arendt lo nuevo siempre
aparece como un milagro. Este concepto que curiosamente trae
reminiscencias religiosas, lo encontramos siempre en nuestra autora
muy relacionado con la accin, pues ella se refiere al carcter
milagroso de la accin, con el objeto de destacar el carcter
improbable e impredecible del actuar humano, en otras palabras, la
fragilidad de los asuntos humanos. Sin embargo, puesto que el ser
humano es libre, la accin surge como un milagro, superando
siempre su improbabilidad y la imposibilidad de predecir, no slo lo
que ser realizado a partir de la libertad del agente, sino tambin la
cascada de consecuencias que cada accin trae consigo, una vez
atrapada en la red de los asuntos humanos, consecuencia de la
pluralidad. As pues,
lo nuevo siempre se da en oposicin a las abrumadoras
desigualdades de las leyes estadsticas y de su probabilidad, que
para todos los fines prcticos y cotidianos son certeza; por lo tanto,
lo nuevo siempre aparece en forma de milagro. El hecho de que el
hombre sea capaz de accin significa que cabe esperar de l lo
inesperado, que es capaz de realizar lo que es infinitamente
improbable. Y una vez ms esto es posible debido slo a que cada
hombre es nico, de tal manera que con cada nacimiento algo
singularmente nuevo entra en el mundo3.
Aunque nos parezca curioso que nuestra autora, que se interesa
ms por la poltica que por cualquier otra cosa, caracterice la accin
como milagro, debe estar claro que no es el milagro en su sentido
religioso lo que interesa a nuestra pensadora, sino en cuanto, en su
absoluta espontaneidad, la accin, la libertad, es hacedora de
milagros, al introducir algo totalmente inesperado en el mundo. Pues
en efecto, la capacidad de accin de cada individuo, como ser nico,
implica la posibilidad de que puede esperarse de l/ella lo
improbable, es decir, el milagro.
de aforismos denominada l
25
LA ACTIVIDAD DE JUZGAR
A partir de lo analizado hasta aqu, nos interesa particularmente
destacar la relacin entre el pensamiento y la facultad de juzgar, el
juicio. El objeto de la facultad de juzgar es siempre un objeto
particular, y si el juzgar se aleja del mundo de los fenmenos, es
slo de manera temporal. Todas las actividades del espritu tienen en
comn una tranquilidad peculiar, se apartan de compromisos e
intereses particulares. Esto no es nada nuevo, dice Arendt, pues esta
retirada con respecto a la accin, ya los antiguos la exigan a la vida
del espritu, ya que no es el actor, sino el espectador quien
realmente conoce y comprende el espectculo.
En efecto, mientras el actor, como parte del todo desempea un
papel, el espectador, por el contrario, al colocarse fuera del juego
de la vida, cumple con la condicin necesaria para ser rbitro, para
juzgar, pero tambin para comprender el sentido del juego. La
distancia que debe asumir quien juzga, no equivale a la retirada del
filsofo, que para cumplir su bios teoretics se aparta
completamente del mundo de los fenmenos y de las dems
personas mientras dura su actividad de pensar. El que juzga, en
cambio, permanece en el mundo de los fenmenos, aunque se
sustrae a una participacin inmediata, contemplndolo todo desde
una posicin privilegiada.
Por otra parte, y siguiendo a Kant, nuestra pensadora nos hace ver
que el veredicto u opinin del espectador, aunque sea imparcial, no
es totalmente independiente de las opiniones de los dems. Muy al
contrario, debe desarrollar una mentalidad amplia33, de la que
hablaremos ms adelante, ya que es importante en el campo de la
filosofa poltica. Y as, insistimos en destacar la ventaja del
espectador frente al que acta en una inmediatez que le impide
conocer todas las consecuencias de sus actos. Es el espectador, no
el actor quien posee la clave del significado de los actos humanoslos espectadores de Kant, y esto es lo decisivo, existen slo en la
dimensin plural, y as pudo llegar a una filosofa poltica34, nos dice
la filsofa. Si recordamos la importancia decisiva que la pluralidad
humana tiene para Arendt, pues es la condicin nica de la accin
(que es precisamente poltica y libre) entenderemos la fascinacin
que en este aspecto, como en muchos otros, ejerce sobre ella el
pensamiento kantiano, que nutre el desarrollo original de su propio
pensamiento.
As pues, la facultad de juzgar es un poder que se revela como
crucial para la realidad humana y su estada en el mundo.
Lamentablemente, al igual que sucede con el pensamiento, que nos
permite tomar distancia con respecto a la realidad, esta capacidad de
juzgar puede ser destruida en el individuo, y dar origen a los
mayores males, sin que quien no piensa ni juzga, parezca estar fuera
de la ms anodina normalidad. Sabemos que el caso Eichmann 35, fue
el que determin a Arendt a emprender estas formidables reflexiones
de La Vida del Espritu, dejando as en claro que las actividades
mentales no son extraas a la vida activa, y que muy al contrario, no
puede prescindirse de ellas.
La pregunta que se plantea Arendt en la Introduccin a La Vida del
Espritu, es: puede estar relacionado el problema del bien y del
mal, nuestra facultad de distinguir lo que est bien de lo que est
mal, con nuestra facultad de pensar?36, y ms adelante insiste: la
actividad de pensar en s misma, el hbito de examinar todo lo que
acontezca o llama la atencin, independientemente de sus resultados
o contenido especfico, poda esta actividad estar entre las
condiciones que empujan a los hombres a no hacer el mal, o incluso,
los condicionan frente a l?37. Esta pregunta hace evidentemente
indispensable, no slo reflexionar sobre la facultad/actividad de
pensar, sino sobre el ejercicio de nuestra capacidad de juzgar. Esta
ltima, ntimamente ligada al pensar, no es sino el mismo
pensamiento, que una vez de regreso de su dilogo interior, en el
cual ha estado en contacto con las representaciones invisibles de lo
ausente, los conceptos, se vuelve hacia lo particular del mundo de
los fenmenos para dar un dictamen que ha de ser imparcial y
desinteresado, so pena de volver espuria la actividad mental y sus
posibilidades.
Pero lo que constituye buena parte de la originalidad arendtiana en
este punto, es el hecho de poner al descubierto, detrs de la crtica
kantiana del juicio, una filosofa poltica. As, dice en La crisis en la
cultura: su significado poltico y social38: quiero referirme a la
primera parte de la Crtica del Juicio de Kant, que bajo la expresin:
crtica del juicio esttico contiene quiz el aspecto mayor y ms
original de la filosofa poltica kantiana39. En efecto, afirma nuestra
autora, a diferencia de lo que se ha considerado siempre como el
ncleo de la filosofa poltica Kantiana, que se encontrara en La
Crtica de la Razn Prctica, es decir la facultad de legislar de la
razn, basada en la necesidad de que el pensamiento est de
acuerdo consigo mismo, en la Crtica del Juicio, Kant insiste en la
necesidad de ser capaz de pensar ponindose en el lugar de los
dems. As,
42
ms bien se mueve en un
escoger el camino del bien. Para muchos, con esto, Arendt estara
cayendo en la tpica postura metafsica de la Filosofa Occidental y
Moderna que destaca la importancia de la conciencia, aunque
desprovista por lo general de un contexto real. Y mientras unos
consideran valiosa la influencia aristotlica a este respecto en la
autora, y denigran del sesgo kantiano posterior, otros por el
contrario, consideran como beneficiosa la adopcin de la perspectiva
kantiana, que permite conciliar el punto de vista del actor con el del
espectador, y la formulacin de una teora del juicio democrtica,
de modo que el juicio no sera slo el lote de unos pocos
privilegiados, sino que estara a disposicin de todos.
Es pues muy larga y compleja la discusin entre estos distintos
intrpretes de la teora arendtiana del juicio, pretendiendo cada
quien interpretar realmente la palabra definitiva de la autora a este
respecto. Una palabra que sin embargo, pensamos, no puede
pretenderse que sea nica en una autora que de hecho nos est
proporcionando varias modalidades de juicio: poltico, moral,
histrico, pero enfatizando en el hecho de que la Facultad de juzgar
es una y autnoma. En este sentido ratificamos la postura que
hemos mantenido a lo largo de este artculo y coincidimos con
Simona Forti cuando afirma que aunque Arendt no logr resolver
como deseaba la separacin originada desde Platn entre
pensamiento y accin, esto, ms que como una promesa fallida o
una desviacin de los propsitos originarios, debe considerarse como
un resultado inherente a las premisas de este pensamiento, crtico,
radical y antisistemtico, pero bastante ms coherente de cuanto la
autora misma quisiera admitir47.
COMENTARIOS FINALES
Para concluir, sealaremos lo que nos parece ser la propuesta que
Hannah Arendt le hace a las nuevas generaciones. Nuestra
pensadora recuerda a todo nuevo ser humano, que debe descubrir su
propio camino de pensamiento a partir de la insercin de su presente
entre un pasado y un futuro; debe, adems, dar existencia a obras
trascendentales, en medio de la siempre cambiante transitoriedad
del mundo. Es all donde debemos ubicarnos, en el punto de ese
presente que nos permita descubrir el significado de nuestro propio
actuar y de nuestro propio proceso de pensamiento limitados ambos
por un pasado, por un recuerdo, por un pensamiento anterior, y por
un futuro cuya infinitud est lleno de interrogantes y de retos. En ese
sentido, uno de nuestros mayores desafos, en los convulsionados
tiempos en que vivimos, y que le confiere toda pertinencia a su
pensamiento, consiste en comprender la importancia de la esfera
pblico-poltica, y la necesidad de participar en ella, a partir de una
libertad que deseamos mantener y enriquecer en un mundo en el
que todas las particularidades, diversidades y diferencias tengan su
lugar, y en el cual, las antiguas tragedias ya no se repitan ms.
1. ARENDT, A (1993): La Condicin Humana. Editorial Paids,
Barcelona, p. 186.
2. Ibid., p. 200.
3. Ibid., p. 202.
4. Ibid., p. 22.
5. Ibidem.
6. Ibid., p. 255.
7. Ibid., p. 202.
8. Ibid., p. 349. Cursivas nuestras.
9. ARENDT, H. (1984): La Vida del Espritu. Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid.
10. Vase el ltimo captulo de La Condicin Humana: La Vita
Activa y la poca Moderna, sobre todo los ltimos pargrafos.
11. ARENDT, H (1984): La Vida del Espritu. Op. cit., p. 22.
12. Ibid., pp. 75-76. Subraya la autora.
13. ARENDTH. (1995): Comprensin y Poltica, en: De la Historia
a la Accin. Editorial Paids, Barcelona.
14. Ibid., p. 29.
Pennsula, Barcelona.
39. Ibid., p. 231.
40. Ibid., p. 232. Las cursivas son nuestras.
41. ARENDT, H (1984): La Vida del Espritu. Op. cit., p. 519.
42. Ibidem.
43. Ibid., pp. 519-520.
44. ARENDT, H (1993): La Condicin Humana. Op. cit, p. 231.
45. ARENDT, H (1995): Comprensin y Poltica, en: De la
Historia a la Accin. Op. cit.
46. ARENDT, H (1996): Entre el pasado y el Futuro. Op. cit.
47. FORTI, S (2001): Vida del Espritu y tiempo de la polis. Hannah
Arendt entre Filosofa y Poltica. Ediciones Ctedra. Universitat de
Valencia. Instituto de la Mujer. Madrid, p. 428.
48. Ibid., p. 253.
49. ARENDT, H (:1995): De la Historia a la Accin. Op. cit., p.
106.
50. ARENDT, H (1993): La Condicin Humana. Op. cit., p. 107.
51. Ibid., p. 201. Aqu, partiendo de la versin original en ingls,
ARENDT, H. (1959): Human Condition. Doubleday Anchor Books,
New York, hemos corregido la traduccin espaola que deca
simplemente: ha dejado de ser una vida humana porque ya no la
viven los hombres