F. Rico - El Destierro Del Verso Agudo

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- VIII El destierro del verso agudo

Con una nota sobre rimas y razones en la poesa del Renacimiento

I
Tarde y a regaadientes acab por plegarse Hernando de Hozes a la opinin que hacia
1552 cobraba fuerza de ley e impona a los metros venidos de Italia fenecer todos los versos
en vocal y que ninguno tenga el accento en la ltima. Hozes lamentaba que acatar el doble
precepto hubiera restado fidelidad a la traduccin de Los Triumphos de Francisco
Petrarcha que -por fin- sacaba a luz (Medina del Campo, 1554). Porque, adems, se le
antojaba excesivo remilgo que los recin llegados a las letras castellanas se atrevieran a
reprender el uso
que don Diego de Mendoa y el secretario Gonalo Prez y don
Joan de Coloma y Garcilasso de la Vega y Joan Boscn y otras
muchas personas doctas tienen aprovado por bueno.

Prescindamos aqu del primer melindre recriminado por Hozes (fenecer todos los versos en
vocal) y aclaremos un poco el segundo (que ninguno tenga el accento en la ltima).
Garcilaso no dio siempre por bueno el recurso a las rimas agudas en el hendecaslabo y el
heptaslabo: lo toler ocasionalmente en la etapa de sus tanteos iniciales, lo rechaz despus
sin contemplaciones.
El fino sentido artstico de Garcilaso hizo que tan pronto como
entr en pleno contacto con la poesa italiana, donde los versos
oxtonos eran sumamente raros, los proscribiera de la suya. [Tras
haberlos empleado en un par de sonetos y otro de canciones
igualmente tempranas], an los admita en 1532, pues la Cancin
Tercera muestra cuatro finales agudos en 73 versos; pero no hay
ninguno en los ms de 3.500 versos atribuibles con seguridad a
los aos 1533-36, cuando el poeta resida habitualmente en
Npoles.366
216
Boscn haba echado mano de los oxtonos menos parcamente (verbigracia, en nueve de los
92 sonetos difundidos en 1543), y, sin embargo, tambin en l
es ostensible la progresiva disminucin de los finales agudos.
Mientras la Cancin Primera ofrece 51 en 468 versos (11 por
ciento), la Segunda, 30 en 172 (17,4 por ciento) y la Tercera, 13
en 108 (12 por ciento), en las siguientes hay un descenso

gradual, que llega a la desaparicin completa en la Novena y


Dcima.367

No atino a descubrir una evolucin semejante en Hurtado de Mendoza. Desde Venecia le


enva a Boscn una epstola en tercetos acribillada por docenas de agudos (cf. n. 367) y
nunca reincide en el gnero (segn el canon de la princeps) sin reincidir en los sospechosos
consonantes. La Fbula de Adonis, impresa en 1553, los prodiga desde la segunda octava, y
la gloga de Melibeo y Damn, publicada en 1554, se abre ya encadenando los nombres de
los protagonistas a la pasin y la razn, para que Melibeo rompa a cantar en seguida:
Qu he de hacer? Qu me aconseja Amor?
Tiempo es ya de morir.
Ms tardo que quisiera en estos hados.
Muerta es Isea: llev mi corazn.
El alma se me sale de dolor;
no la puedo seguir...

Entre los sonetos no burlescos, al pie de la mitad trae cadencias oxtonas, 368 et sic de ceteris.
En cualquier caso, Hozes no dudaba en ponerlo 217 en cabeza de los partidarios de
compaginar las estrofas italianas con los finales agudos, y siempre fue fama que don Diego
en mil versos los us.369
En pos de Mendoza, antes de Garcilaso y Boscn, nuestro testigo menciona a Gonzalo
Prez y a Juan Coloma. Cuatro de ellos, si no los cinco, estn presentes en el Cancionero
General de obras nuevas, nunca hasta ahora impressas, ass por ell arte espaola como por
la toscana, estampado en Zaragoza en 1554 y esplndida atalaya para ojear la lrica
castellana en la encrucijada del siglo. Si el prtico delCancionero es el Triumpho de muerte,
traduzido por don Juan de Coloma en fluidas coplas reales, tambin don Juan inaugura las
obras que van por el arte toscana. Entre las cuales, la polimtrica gloga de tres pastores es
un adecuado trasunto del proceder que aprobaba por bueno: ah, est limpio de
terminaciones oxtonas el centenar de versos sueltos, y slo una se acoge en el centenar y
medio de tercetos, mientras las hay copiosas (igual en hendecaslabos que en heptaslabos) en
once de las diecisis estancias que suman las tres canciones insertas. La Historia de Orfeo, en
casi cincuenta octavas, no conoce ms finales que los graves, como veinte de los veintin
sonetos de Coloma: por desgracia, es en el primero de la serie donde tres versos rematan en
infinitivo. En cambio, los agudos repican en siete de los cuarenta y seis Sonetos de diversos
autores que ocupan los ltimos folios del Cancionero y, desde luego, en dos de los cuatro
ahijados a Diego de Mendoza.
El secretario Gonalo Prez ser uno de esos autores annimos? Libres de mcula
estn las doce mil lneas de la bella Ulyxea que public en 1550. Que para ese ao la hubiera
escrito en verso suelto, adems, nos certifica que no era tan amigo de las cadencias agudas

como podra conjeturarse por las palabras de Hozes. 370 Que era hombre de excelente criterio e
interesado por las filigranas de la mtrica, nos lo asegura an Juan Hurtado de Mendoza, que
en 1548 le someta 218 a censura y sabio aviso los pareados (y sin duda las
restantes estrofas) en que combinaba la imitacin de trobas francesas con los
hendecaslabos de la toscana musa. La singular mezcla, aunque pobl de agudos dos de
cada tres pginas del Buen plazer trobado (1550),371 documenta de maravilla la amplitud de
horizontes, la sensibilidad lingstica y literaria y el gusto por la experimentacin que
animaban a la poesa espaola al mediar el Quinientos. En 1546 lvar Gmez de Castro
rezumaba esperanza:
Agora me paresce que ya siento
brotar nuevos pimpollos de laureles,
guiados con furor y con aliento;

e interrogaba:
Ay gracia o ay donayre tan salado
en otra alguna lengua, que no cobre
sabor nuevo en la nuestra trasladado?372

Gonzalo Prez sac la Ulyxea para ensayar caminos y provar si en nuestra lengua castellana
se podra hazer lo que en la italiana y francesa. 373 No llama la atencin que Hurtado de
Mendoza lo tuviera por consejero, ni que el propio don Juan prescribiera a Alonso Nez de
Reinoso evitar que sus hendecaslabos sonaran algo con la sexta a las coplas de arte
mayor.374 Mas, obviamente, ni la doctrina ni el ejemplo 219 de Mendoza podan
impedir que Reinoso, hombre bastante romo, pecara de agudo en buena parte de los
poemas al estilo italiano que divulg en 1552. Es asimismo verosmil que fuera don Juan
El censor que denunciaba a lvar Gmez algn versolargo de una sllaba o le reiteraba
la necesidad de andarse con ojo para acentuar las segundas y no las terceras; como, sin
embargo, al elogiarlo en tanto nuevo chantre de la castellana musa, lo haca en
versos sin consonantes plagados de terminaciones oxtonas, es comprensible que tampoco
el
gran
humanista
las
rehuyera
en
los epigramata
quae
vulgaris
lingua sonetos vocat.375 Ciertamente parece significativo que gente tan alerta a contar
slabas, pesar acentos, tentar ritmos, 376 se mostrara a la vez tan despreocupada respecto a las
rimas agudas.
No avistaremos un paisaje distinto, pero acaso s ms ntido, si, en vez de seguir la
falsilla propuesta por Hozes, andamos por otro orden el iter Hispanicum de los metros

italianos hasta la publicacin de Los Triumphos de Francisco Petrarcha y el Cancionero


general de 1554. Intil discurrir ahora sobre Imperial, Santillana o cualquier otro balbuceo
similarmente remoto o aislado. Pero entre la memorable pltica de 1526 y Las obras de 1543
hay tal vez un par o tres episodios dignos de mencin. En el Cancionero de Gallardo, as, en
tiempos en que Garcilaso era simplemente un desfaboresido ignoto, el oscuro Alexandre
calza una, 220 dos y aun tres series de consonancias oxtonas a soneto no, soneto s de
los diez que perpetra, y en oxtonos acaba ms de un cuarto de su Epstola en tercetos:377 no
sorprende demasiado, si -segn conjeturo- se mova cerca de Juan Fernndez de Heredia, de
quien don Jos Manuel Blecua s nos ha sorprendido desenterrando cuatro sonetos (en rimas
graves) y una pieza A la manera italiana con abundantes agudos. 378 Todava en
elCancionero de Gallardo, sin embargo, Antonio de Soria se lleva la palma de no dejar sin
ellos ninguna composicin suya: ni la Carta en tercetos, ni la cancin, ni el tro de sonetos...
que el copista rotula Canziones. Como en el Cancionero gtico de Velzquez de vila,
hacia 1538, se tilda de Soneto en verso toscano a tres octavas indecorosamente espaolas,
cual la Epstola en metro toscano: todo con autntico derroche (casi la mitad) de finales
oxtonos, tambin presentes en tres de los seis sonetos. 379 O generosamente empleados en los
hendecaslabos con rimalmezzo en que -abandonando por una vez las formas castizas- se
vierte la gloga X en la Arcadia toledana de 1547 (pero comenzada en los aledaos del
1540).380
La fiebre aguda fue remitiendo segn quedaba atrs la crisis de 1543. En 1549, el
variopinto repertorio mtrico que Bernardino Daa crea para romanzar los Emblemas de
Alciato no registra sino un consonante oxtono, 381 y parece que sobran dedos para contarlos
en los cuarenta y cinco cantos de Orlando traducido en octavas, por Jernimo de Urrea. 382 No
as, en 1550 -ao de la Ulyxea y del Buen plazer trobado-, en el Furioso de Hernando
Alcocer, donde ms de un cuarto de las estrofas persevera en los vicios que afean el
exordio: Las damas, cavalleros, armas, amores / y grandes hechos quiero aqu cantar....
221
En 1551 Antonio de Villegas ya haba pedido privilegio para sacar el Inventario y, a
juzgar por la elevada proporcin de agudos, no sera extrao que tuviera escritas la Historia
de Pramo y Tisbe, en tercetos, y la cancin de despedida.383 En 1552, la Christopatha revela
que Juan de Quirs -al revs que Nez de Reinoso- se haba preocupado por ir sorteando
libro a libro los escollos oxtonos con los que an tropezaba en el canto primero. En 1553
Torquemada deja que las rimas en -n empaen una de la docena y media de octavas
distribuidas por los Colloquios satricos.384 En 1554, al tiempo que la prescripcin discutida
por Hernando de Hozes (ningn verso tenga el accento en la ltima), las prensas difundan
las slitas infracciones a la regla. Infracciones, digo, ocasionalmente desmelenadas (uno, dos,
tres y hasta seis agudos por pgina de diez tercetos, en el Demcrito y Herclito de Fregoso
puesto en nuestra lengua vulgar por Alonso de Lobera), pero ms comnmente tan
moderadas como en las piezas de Coloma y los sonetos annimos del Cancionero general:
ciertas indecisiones de Martn Cordero al verter en verso suelto la Christiada de Vida,385 los
renqueos que abajo anotaremos en El parto de la Virgen trasladado por Gregorio Hernndez
de Velasco, o una veintena de deslices (especialmente en canciones y verso suelto) en Las
obras poticas completas de George de Montemayor.386
En ese ao de 1554 en que la publicacin de Los Triumphos de Francisco Petrarcha nos
brinda un testimonio difano, la situacin a nuestro propsito seguramente podra definirse
con justicia por relacin 222 a los dos lricos de nota que (Acua aparte) todava no

hemos visto en escena: S de Miranda y Gutierre de Cetina. No hay indicio de que el


sevillano, desaparecido entre 1554 y 1557, terminara jams en oxtono un verso de raigambre
italiana.387 El portugus mora en 1558 sin haber sospechado que las consonancias agudas no
fueran tan legtimas como las llanas en toda suerte de metros. Pues bien: para la fecha de Los
Triumphos, la poesa espaola -pintndola a grandes trazos- no comparta la absoluta
indiferencia de S de Miranda; pero, por ms que da a da se aproximara a esa meta,
tampoco tena por hbito el rigor inmisericorde de Cetina. Verdad es que Daa, Urrea, quiz
Gonzalo Prez no admitan los agudos (una debilidad, si acaso, no invalida un principio).
Verdad es asimismo que ambos Mendoza, Villegas o Reinoso llegaban al abuso. No obstante,
el tono lo marcaban Coloma, losdiversos autores del Cancionero general, Montemayor,
lvar Gmez o Hernndez de Velasco: introducindolas con frecuencia muy inferior a las
rimas graves, mas sin renunciar a las oxtonas (particularmente en la cancin).
Parmonos a contemplar en breve por dnde nos han trado los pasos (errantes, mea
culpa). Garcilaso y Boscn, mientras cursaban el aprendizaje de la nueva mtrica, se haban
permitido hendecaslabos y heptaslabos agudos (mayormente, al mezclar unos con otros):
Garcilaso, en una medida minscula, consciente de recurrir a una licencia espordica;
Boscn, con largueza y tolerancia bastante superiores, mas sin dar el procedimiento por
normal. Los dos pioneros se esforzaron luego por evitar el accento en la ltima; y
Garcilaso, cuando menos, con xito. Pero sucede que como conjunto, resolviendo las
diferencias individuales en un arquetipo ideal, la poesa castellana del siglo XVI pas por un
proceso anlogo. En efecto, en las primeras promociones de petrarquistas, en los
introductores de los metros italianos, la tendencia preponderante oscil entre manejar las
cadencias oxtonas con la misma libertad que en las formas castizas o bien aceptar la prctica
ms austera convalidada en el grueso de las obras de Boscn. Pronto, los hombres de esas
primeras promociones (nacidos -digamos- 223 hasta 1520) rieron una batalla
consigo mismos para lograr la victoria alcanzada por Garcilaso en la plenitud de su arte: el
destierro del verso agudo. Quienes los siguieron por la va italiana, echndose al camino en
los alrededores de 1560, obedecieron la ley que proscriba los oxtonos (o en el peor caso,
con manga ancha, los reduca a la exigua proporcin tolerada por el Garcilaso temprano).
Juan de Mairena saludara el anterior resumen como una regla cercana a la perfeccin:
tantas excepciones la confirman... No obstante, se me antoja que ni un Cetina madrugador, ni
un Barahona rezagado, ni una faccin de francotiradores enturbian la limpidez de las grandes
lneas que he apuntado.388 Pues el triunfo del hendecaslabo llano en la segunda mitad del
Quinientos es hecho patente dondequiera que se vuelvan los ojos. Entre poetas y entre
preceptistas, en Castilla o en Andaluca, las conclusiones resultan idnticas. Una ancdota
bastara para compendiar todas las posibilidades: proclam Herrera que los versos
troncados, o mancos, que llama el toscano, y nosotros agudos, no se deben usar en soneto ni
en cancin, y el Prete Jacopn hubo de confesar que tampoco l los tena por buenos para
usarlos muchas veces! Con el agravante de que si las pocas veces que los autorizaba el
Prete era al servicio de una sal o gracia particular, Herrera tambin los consenta
para algn efeto.389 Los dos contendientes podan disentir en la interpretacin de un
ejemplo o en un matiz de detalle, pero coincidan en el dato esencial: vedar los agudos, salvo
para provocar -rarsimamente- una impresin festiva o dramtica. Sin embargo, ni a esa bula
concedida de comn acuerdo se acogieron Herrera -desde luego-, fray Luis, Baltasar del
Alczar, Gil Polo, Francisco de la Torre, San Juan de la Cruz, Figueroa, Ercilla... Que una
epstola de Aldana y una comedia de Cervantes caigan en un par de terminaciones oxtonas o

Barahona emplee unas pocas ms390 debe achacarse a flaqueza 224 mejor que a
bsqueda de algn efeto. Como, a decir verdad, aun sin negrseles sal o gracia, flaqueza
parecen en una cancin del joven Lope, 391 cuando se comprueba en la obra posterior del
Fnix con qu transparencia intentan siempre los agudos conseguir un cierto efeto.392 O
qu llamativamente lo consiguen en la Dcada de la Pasin(Cller, 1576), donde don Juan
Coloma, en penitencia de pasadas ligerezas (el tiempo de mi joventud, que gast en leer y
escrivir de las cosas que suele llevar aquella edad), proscribe la rima oxtona de los tres mil
versos que dan cuerpo al poema, mas la introduce a ciencia y conciencia en la ltima estrofa,
para poner un broche pattico:
Y la lumbre mortal ya aqu dexando
El que de vida eterna nos la dio,
al soberano Padre encomendando
el sacrosanto Espritu, ESPIR.

Pero esa sera otra historia.393 Por ahora, quedmonos en el filo del siglo XVI, en la frontera
de una nueva poca en la poesa espaola del Renacimiento, y atisbemos unos cuantos
episodios de la fulminante campaa contra el verso agudo.

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