Semana Santa

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Semana

Santa

2011
Anunciamos,
Tu
Resurreccin
Accin Catlica General
Alfonso XI, 4 5
28014 Madrid
www.accioncatolicageneral.es

Domingo de Ramos - A 17 de abril


Is 50, 4-7 No me tap el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedara defraudado
Sal 21 Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?
Flp 2, 6-11 Se rebaj, por eso Dios lo levant sobre todo
Mt 21, 1-11 Bendito el que viene en nombre del Seor

Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, as, poder
seguirlo mejor.

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.

Leo el texto. Despus contemplo y subrayo.

Cuando se acercaban a Jerusaln y llegaron a Betfag, en el monte de los


Olivos, envi a dos discpulos dicindoles: Id a la aldea de enfrente,
encontraris enseguida una borrica atada con su pollino, los desatis y me
los trais. Si alguien os dice algo, contestadle que el Seor los necesita y
los devolver pronto.
Esto ocurri para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: Decid a la hija de Sin: Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en
una borrica, en un pollino, hijo de acmila.
Fueron los discpulos e hicieron lo que les haba mandado Jess: trajeron
la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos y Jess se mont. La
multitud alfombr el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de
rboles y alfombraban la calzada.
Y la gente que iba delante y detrs gritaba: Hosanna al Hijo de David!
Bendito el que viene en nombre del Seor! Hosanna en las alturas!.
Al entrar en Jerusaln, toda la ciudad se sobresalt preguntando: Quin es
este?. La multitud contestaba: Es el profeta Jess, de Nazaret de Galilea.
Mt 21, 1-11

En los HECHOS vividos... en qu y en quin he encontrado al Jess que se hace obediente hasta la
muerte... (Fl 2, 8)?

En mi Proyecto de Vida, en estos das de Semana Santa... cmo voy a seguir los pasos de Jess que se
compromete del todo y abre el camino de la Vida? Con qu actitud ir a las celebraciones?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a travs de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Dilogo con Jess dando gracias, pidiendo...

Para situar este evangelio


S... es la lectura de la PASIN. Es una lectura grande y larga para hacer Estudio del Evangelio. S, el
Estudio del Evangelio requiere tiempo, el de hoy
requiere ms. Os invito ha hacer una lectura reposada (coger una Biblia si os es mas cmodo) y las notas
que os ofrezco son para ayudarnos a mirar, situarnos... Entrar en nuestra Jerusaln y a vivir el compromiso cotidiano entre expectativas y fidelidadesentregas, miedos y miradas cautivadoras.
La celebracin del domingo tiene dos partes: la
conmemoracin de la entrada triunfal de Jess en
Jerusaln y la eucarista, memorial de la muerte y

resurreccin de Cristo. Y se nos ofrecen dos evangelios: el de Mateo 21, 1-11 (que nos trae la entrada de
Jess en Jerusaln) y Mateo 26, 14-27, 66 (que nos
sita en la pasin).
La liturgia de la bendicin y de la procesin de los
ramos anticipa ya el triunfo de Cristo, el rey pacifico
y humilde que entra en la ciudad de Jerusaln aclamado. Y la Eucarista nos presenta a Jess como el
siervo, el que proclama su mensaje, es perseguido y
muere en la Cruz para liberar al hombre del pecado.
Betfag se encontraba probablemente en la vertiente
occidental de la montaa de los Olivos, delante de
Jerusaln, la ciudad smbolo de la presencia de Dios
en medio del pueblo.

Jess toma la iniciativa en procurarse cabalgadura y

entrar en la ciudad. Slo Mateo aade con insistencia


al pollino y la borrica. Lo que se explica por la cita
proftica que aade Mateo, y no trae ni Marcos ni
Lucas: Decid a la hija de Sin: Mira a tu rey, que viene
a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo
de acmila. Es un texto de Zacaras (9, 9-10), en el que
Mateo ha dejado solo humilde, y ha omitido los
adjetivos justo, victorioso, y de carcter ms blico:
Destruir los carros de Efran y los caballos en Jerusaln, destruir los arcos de guerra y dictar paz a las
naciones.... Mateo, que ha ledo ese orculo mesinico, concentra su atencin en lo esencial: el rey llega
con rasgos de humildad y se presenta lleno de dulzura. La borrica se opone al caballo que, en la Biblia,
es siempre la montura guerrera. El Mesas viene a
Jerusaln no como el Seor de la guerra y conquistador; viene como portador de la salvacin y la paz, sin
carros, sin caballos, sin armas...
A Jess lo reconocen como Rey, un Rey que trae la
paz, segn la simbologa bblica (Zac 9, 9; Is 62, 11). Mateo habla de una multitud enardecida: el entusiasmo
se trasluce en los gestos (extienden mantos, cortan
rboles, gritan, lo aclaman como rey de Israel, heredero del trono de David y en quien se cumple la
promesa hecha por el profeta Natn (2Sm7, 12-16) y en
la anunciacin (Lc 1, 32-33). Mateo ha identificado a
Jess como rey lleno de ternura-dulzura por medio
de Zacaras, y ahora lo hace como el soberano nacido
de la estirpe de David (el guerrero).

de salvacin a manos llenas;


del nosotros compartido, del todos o ninguno,
y del silencio respetuoso y contemplativo.
Tiempo de amor, tiempo de clamor;
tiempo concentrado, tiempo no adulterado;
tiempo para sorberlo hasta la ltima gota.
Tiempo de Nueva Alianza y fidelidad
por encima de lo que sabemos,
queremos y podemos.
Tiempo en el que Dios nos toma la delantera
y nos ofrece la vida a manos llenas.
Es el tiempo de todos los que han perdido,
de los que han sufrido o malvivido,
y de los que han amado sin medida.
Es el tiempo de la memoria subversiva,
de Dios haciendo justicia y dndonos vida.
Al viento del Espiritu. Fl.Ulibarri

VJA

Hosanna...! era originariamente una peticin de


ayuda: slvanos! (Sal 118, 25s). Ms tarde se convirti
en una aclamacin mesinica, que es el sentido que
tiene aqu. Toda la escena, con mucha gente que
aclaman recuerda la coronacin de un rey (1Re 1, 38-40).
Que toda la ciudad se inquiet ya lo haba predicho Mateo en las escenas del nacimiento (Mt 2, 3).
Ante Jess nadie queda indiferente, todo el mundo
se posiciona: unos por acogerlo y otros para rechazarlo. Se preguntan por la identidad de Jess, y la
multitud lo identifica con el profeta anunciado, el
segundo Moiss (Dt 18, 15.18); as, no se espera ruptura
sino continuidad con las instituciones judas... As, si
leemos lo que le ocurre a Jess en Jerusaln, vemos
que ms tarde este pueblo pide la muerte de Jess.
La gente se ha posicionado... Esto se ha ido viendo
a lo largo de todo el camino en Jerusaln. Pero la
verdadera posicin ser la de cada cual, la que tomemos nosotros ante su muerte y resurreccin.
Quienes hoy vivimos la eucarista (y sabemos que en
ella viene Jess) deberamos salir luego a la calle y,
sin dejarnos instrumentalizar, deberamos ejercer el
seoro sobre las cosas con dulzura y mansedumbre
(al servicio del Reino de Dios).

PARA ANUNCIAR LA SEMANA SANTA


ste es el tiempo de la historia,
de la historia dura y pura;
de la pasin de Dios desbordada
y de las realidades humanas.
Es tiempo de muerte y vida,

VER: Hace unas semanas, las revueltas populares


que se produjeron en algunos pases rabes, y sobre
todo el terremoto y tsunami que sufri Japn, junto
con la situacin de emergencia de la central nuclear
de Fukushima, nos pusieron ante una realidad en la
que no solemos pensar habitualmente: que por mucho que creamos que tenemos controlada una situacin, previstas todas las contingencias, y que las cosas van a ocurrir como tenemos pensado, siempre
puede ocurrir algo que echa por tierra todo lo anterior, y nos coloca en una situacin de inseguridad e
indefensin: lo que nunca hubiramos imaginado es
lo que ocurre. Y entonces caemos en la cuenta de
que la vida, la existencia, es en su mayor parte un
misterio. Y debemos asumirlo.
JUZGAR: Durante la Cuaresma, hemos estado
reflexionando acerca de tener unos encuentros en
la 3 fase con Jess, no un encuentro de vista, o
superficial, sino un encuentro personal y profundo
con l por la fe. Y en esta Semana Santa, ante el misterio que supone la existencia humana, ante todo
eso que no podemos comprender ni explicar y que
nos provoca incertidumbre y miedo, vamos a encon3

trarnos con el Misterio de Dios, que aunque sea inabarcable por nuestra razn, no provoca miedo e
incertidumbre, sino que nos ofrece la nica certeza
sobre la que apoyarnos. Y vamos a encontrarnos con
diferentes aspectos de este Misterio de Amor que es
Dios.
Y en este Domingo de Ramos, nos encontramos con
el misterio de la entrega. Si buscamos en el diccionario, entregar, aparte de dar una cosa a alguien,
tiene, entre otros, dos significados: por una parte
poner a alguien a disposicin de otras personas,
como sus enemigos; y por otra dedicarse alguien
por entero o desinteresadamente a una cosa, actividad, etc. La misma accin puede tener muy diferentes consecuencias, positivas o negativas: hay quien
traiciona y entrega a otros para conseguir sus propios intereses, y hay quien se entrega por los dems
y olvidndose de s mismo. Y por qu las personas
hacen una opcin u otra a veces es un misterio.
En el Evangelio de la Pasin hemos encontrado los
dos aspectos. Por una parte, la entrega en sentido
negativo: Jess es entregado, por parte de Judas...
Qu estis dispuestos a darme si os lo entrego?...
andaba buscando ocasin propicia para entregarlo;
por parte de los sumos sacerdotes y los senadores
del pueblo... atndolo le llevaron y le entregaron a
Pilato; por parte de Pilato... despus de azotarlo, lo
entreg para que lo crucificaran. Pero junto con
estas entregas, nos encontramos con el misterio de
la entrega que Jess hace de su vida, y que hemos
escuchado sintetizada en la 2 lectura: se despoj
de su rango y tom la condicin de esclavo... se reba-

j hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte


de cruz. Jess saba que iba a ser entregado por uno
de sus amigos... Os aseguro que uno de vosotros
me va a entregar... El que ha mojado en la misma
fuente que yo, se me va a entregar... ya est cerca el
que me entrega; indirectamente los otros discpulos
tambin le entregan... lo abandonaron y huyeron.
Pero aun as Jess cumple la profeca del Siervo que
hemos escuchado en la 1 lectura: no me he rebelado ni me he echado atrs... ofrec la espalda... la mejilla... no ocult el rostro... llevando su entrega hasta
el extremo. Ante el misterio de la maldad humana,
encontramos el Misterio del Amor de Dios entregando a su Hijo.

ACTUAR: Ante el misterio de la existencia


humana, que no podemos controlar; ante el misterio
de la maldad humana, de esas entregas a traicin
que conocemos o incluso hemos sufrido, la Semana
Santa nos pone frente al misterio de la entrega por
amor que Dios lleva a cabo en Jess, su Hijo, llegando hasta la muerte de cruz. l nos indica el camino a
seguir: frente al mal, el dolor, el sufrimiento... slo
cabe una entrega por amor, como l hizo. Habr
situaciones que seguirn siendo un misterio, pero
entrando nosotros en el Misterio de Amor que es
Dios, experimentaremos que mi Seor me ayudaba,
por eso no quedaba confundido... y s que no quedar avergonzado. Compartiendo la entrega como
Jess y con Jess, tendremos la certeza de que la
ltima palabra no la tendr la cruz, sino la Resurreccin y la Vida.

Jueves Santo - A 21 de abril


x 12, 1-8. 11-14 Prescripciones sobre la cena pascual
Sal 115 El cliz de la bendicin es comunin con la sangre de Cristo
1Co 11, 23-26 Cada vez que comis y bebis proclamis la muerte del Seor
Jn 13, 1-15 Los am hasta el extremo

Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, as, poder
seguirlo mejor.

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.

Leo el texto. Despus contemplo y subrayo.

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jess que haba llegado su hora


de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los am hasta el extremo. Estaban cenando; ya el diablo
haba suscitado en el corazn de Judas, hijo de Simn Iscariote, la intencin de entregarlo; y Jess, sabiendo que el Padre haba puesto todo en
sus manos, que vena de Dios y a Dios volva, se levanta de la cena, se
quita el manto y, tomando una toalla, se la cie; luego echa agua en la
jofaina y se pone a lavarles los pies a los discpulos, secndoselos con la
toalla que se haba ceido. Lleg a Simn Pedro y este le dice: Seor,
lavarme los pies t a m?. Jess le replic: Lo que yo hago, t no lo
entiendes ahora, pero lo comprenders ms tarde. Pedro le dice: No
me lavars los pies jams. Jess le contest: Si no te lavo, no tienes
parte conmigo. Simn Pedro le dice: Seor, no solo los pies, sino tambin las manos y la cabeza. Jess le dice: Uno que se ha baado no
necesita lavarse ms que los pies, porque todo l est limpio. Tambin
vosotros estis limpios, aunque no todos. Porque saba quin lo iba a
entregar, por eso dijo: No todos estis limpios.
Cuando acab de lavarles los pies, tom el manto, se lo puso otra vez y les dijo: Comprendis lo que he
hecho con vosotros? Vosotros me llamis el Maestro y el Seor, y decs bien, porque lo soy. Pues si yo,
el Maestro y el Seor, os he lavado los pies, tambin vosotros debis lavaros los pies unos a otros: os he
dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros tambin lo hagis.
Jn 13, 1-15

Ahora apunto aquello que descubro de JESS y de los otras personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Dejo que Jess se me haga servidor, que tenga la iniciativa en mi vida, que se me meta tanto en casa
que no pueda vivir sin l?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el evangelio... A
quin encuentro que viva haciendo caso de lo que Jess dijo: lo que yo he hecho con vosotros...?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a travs de este Evangelio y compromiso

Plegaria. Dilogo con Jess dando gracias, pidiendo...

Notas sobre el texto, contexto y pretexto


La frase inicial introduce no solo el discurso de la
cena, sino toda la narracin de la entrega y muerte
de Jess. Se omite toda mencin a Jerusaln: esta
Pascua ser la de Jess, la que permitir el xodo de
las tinieblas a la Luz (pasar de este mundo al Padre).
NO va la muerte -su hora- arrastrado por las circunstancias, sino que da su vida voluntariamente-

conscientemente. Su amor hasta el fin ser la nueva


Escritura (Dt 31, 24); amor y fidelidad (Jn1, 14) ser al
caracterstica de la nueva humanidad.
La ambicin y la codicia -ladrn- induce a Judas a
la traicin. El enemigo-diblo, el dinero-poder, es el
principio de homicidio y mentira que inspira al crculo dirigente; engendra hombres que son enemigos/diablos.

Jess parece que tiene plena conciencia de su misin -el Padre ama al hijo y todo lo que ha puesto en
su mano- de su origen y de su itinerario y meta: el
don total de s, en el que Dios est plenamente presente como vida absoluta.
El manto, la prenda exterior, la vestidura de respeto, propia del Seor y maestro que Jess era; y se
queda solo con la tnica, que es el atuendo de los
siervos. Coge una toalla y se la cie a la cintura, y as
queda vestido como un criado (Lc 22, 27) smbolo del
servicio; as va a ensear a los suyos qu significa el
amor fiel. Les muestra su amor, que es el del Padre,
que se ejerce en el servicio al hombre desde abajo.
Ni el deseo de hacer bien puede justificar ponerse
por encima del hombre... esto equivaldra a ponerse
por encima de Dios. Jess, el Seor, se hace servidor,
por tanto, se propone dar libertad -dar categora de
seores- y crear as la igualdad, eliminando todo
rango. Todos han de ser libres y, por su servicio,
seguir creando libertad e igualdad.
Dej el manto y tom el manto, vemos un paralelo
con Jn 10, 17s: entregar al vida/recobrarla.
Extraeza y protesta de Pedro: llama a Jess Seor.
Para l Jess debe ocupar el trono de Israel: l es
sbdito, no admite la igualdad. Jess no se extraa
de la protesta de Pedro que mantiene el esquema de
una sociedad injusta (mantener las diferenciasrangos). Jess responde con contundencia: si no
admite el amor que crea igualdad, no puede estar
con l, no puede participar en su Espritu; quien rechaza el servicio como rasgo definitivo del grupo
queda excluido de la unin con l.
La reaccin de Pedro muestra su adhesin personal

a Jess, pero no entiende su manera de obrar... esta


dispuesto ha hacer lo que Jess diga por ser voluntad
del jefe, no por conviccin. No acepta la accin como
servicio, la acepta como rito religiosos (purificacin
que elimina algn obstculo para estar con Jess).
Jess corrige la interpretacin de Pedro, no se trata

Desde nio me siento a tu mesa,


invitado y querido.
y t siempre me acoges con amor.
Pero yo me acostumbro y no caigo en la cuenta
de que algo muy grande
est ocurriendo cada vez.
Sentarme a tu mesa y comer contigo!
En realidad t mismo eres la comida,
la mesa y los cantos.
T me alimentas, y yo me transformo en ti.
Quin pudiera verlo y palparlo y sentirlo!
Pero creo, Seor, aunque no lo vea,
y te quiero, te doy gracias hoy de todo corazn.
Sigue, Seor, transformando mis entraas
para hacerme como eras t
y como sigues siendo hoy:
hermano verdadero de toda mujer,
de todo hombre...
Envulveme con tu calor eucarstico
y expndeme,
Ensnchame desde tu mesa
hasta la calle, hasta el mundo:
hasta esa fraternidad que acoge,
que ama, que abraza,
que se compromete
con la justicia y los pobres,
contigo, a tu lado siempre, cantando...
Mis eucaristas tienen que cambiar, Seor.
Tienen que ser mucho ms calientes,
hacerse ternura y despus
movilizacin por los pobres.
Cuntas ganas tengo de celebrar tu pascua,
Contigo, a tu lado, cantando... y actuando.
P. Loidi, Mar adentro

VJA

de un rito, sino del servicio (el pao ceido); esto es, es


el hacer propio el mensaje lo que purifica al hombre.
Tomar el manto, recobrar la vida-autoridad (yo
entrego mi vida y as la recobro). Jess no se quita el
pao/toalla, seal de su servicio, que continuar para
siempre. Y vuelve a la posicin de hombre libre (se
recost a la mesa) con el pao puesto: el servicio no
disminuye la libertad ni la dignidad del hombre.
Lo que hace Jess, Maestro y Seor, es vlido para
todos. No impone, sino que intenta que asimilemos
(comer su carne). Con su accin, les ha dado experiencia de ser amados y les ha enseado ha amar
como l (Maestro). El servicio no nace del sentido del
deber, sino de la espontaneidad del amor.

MEDITACIN DEL JUEVES SANTO


Tantas veces como has llamado a mi puerta,
para invitarme a tu eucarista, Seor!
Aqu me tienes, recordando tus llamadas
y la celebracin misteriosa de tu ltima cena.

VER: El Domingo de Ramos decamos que frente al


mal, el dolor, el sufrimiento... slo cabe una entrega
por amor, como Jess hizo. Y esa entrega por amor
puede hacerse de una vez, en un momento puntual y
por una circunstancia excepcional, pero sobre todo
se realiza da a da, como un servicio a los dems. Si
nos detenemos a pensar, caeremos en la cuenta de
que son muchas las personas que, desde el anonima6

to, viven desde esa actitud de servicio: unas veces


por su profesin; otras veces asumiendo algn tipo
de voluntariado; otras veces en los acontecimientos
cotidianos... Pero todos tienen algo en comn: no se
limitan a cumplir, a hacer su trabajo, a quedar
bien, sino que van ms all, poniendo un cuidado y
una atencin especial no slo en el modo de hacer lo
que hacen, sino teniendo presente a la persona que
en ese momento tienen delante, sea conocida o desconocida. No son simplemente personas serviciales;
se ponen en lugar del otro y se plantean: Qu necesita de m, qu puedo hacer por l?.

JUZGAR: En esta Semana Santa, ante el misterio


que supone la existencia humana, ante todo lo que
no podemos comprender ni explicar y que nos provoca incertidumbre y miedo, vamos a encontrarnos
con el Misterio de Dios, que aunque sea inabarcable
por nuestra razn, no provoca miedo e incertidumbre, sino que nos ofrece la nica certeza sobre la que
apoyarnos. Y hoy, Jueves Santo, vemos que frente el
misterio del mal hay otro misterio mayor: el del
amor, porque tambin el amor es otro misterio. Sobre todo cuando ese amor se hace servicio, y an es
ms misterio cuando se hace servicio hacia quienes
humanamente no lo merecen, o hacia desconocidos. Por eso la entrega de amor servicial es el distintivo de los cristianos, porque entonces estamos testimoniando de modo creble el Misterio de Amor
que es Dios.
El Evangelio de hoy no deja lugar a dudas: Jess...
habiendo amado a los suyos... los am hasta el extremo. Humanamente podramos pensar que los
discpulos no merecen tantos desvelos y atenciones
por parte de Jess; no acaban de entenderle, siguen
con sus esquemas... Pero aun as, Jess los ama hasta el extremo. Y puesto que no acaban de entender
sus palabras, Jess hace un gesto que se les quedar
grabado: se pone a lavarles los pies. Jess, El Maestro y El Seor, adopta una actitud de servicio
humilde. El por qu de su actitud es un misterio para

sus discpulos (y para nosotros), incluso provoca el


rechazo de Pedro (Seor, lavarme los pies t a
m?); pero Jess insiste: Lo que yo hago, t no lo
entiendes ahora, pero lo comprenders ms tarde. Y
es tan importante entrar en el misterio del servicio,
que indica: Si no te lavo, no tienes nada que ver
conmigo. Ser discpulos de Jess conlleva necesariamente adoptar esa actitud de servicio: Pues si yo,
el Maestro y el Seor, os he lavado los pies, tambin
vosotros debis lavaros los pies unos a otros. Una
actitud de servicio que requiere no quedarnos en el
simple y correcto cumplimiento, sino ir ms all: os
he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con
vosotros, vosotros tambin lo hagis. Seguir su
ejemplo es entrar en ese misterio del servicio por
amor, lavar los pies, incluso a quienes no lo merecen o no me gustan.

ACTUAR: El Misterio de Amor entregado hasta


el extremo nos cuestiona esta tarde: Cmo evalo
mi trato con los dems, en casa, en el trabajo, con
vecinos y amigos...? Me conformo con cumplir
correctamente, o procuro ponerme en el lugar del
otro y plantearme qu necesita de m y qu puedo
hacer por l? Estoy dispuesto a seguir el ejemplo de
Jess para ir ms all y entrar en el misterio del
servicio por amor? Estoy lavando los pies a alguien?
Para que podamos adentrarnos en el Misterio del
Amor entregado que se hace servicio humilde, para
que podamos seguir el ejemplo de Jess, l mismo se
nos entrega en el sacramento de su amor: la Eucarista. Que la comunin y posterior adoracin ante el
Monumento nos haga sentirnos en comn-unin
con Jess para que, aunque haya cosas que no entendamos ahora, estemos dispuestos a lavarnos los
pies unos a otros para seguir su ejemplo y ante el
misterio del mal y del dolor, sepamos mostrar el
Misterio del Amor que en Jess se nos ha revelado.

Viernes Santo - A 22 de abril


Is 52, 13-53, 12 l fue traspasado por nuestras rebeliones
Sal 30 Padre, a tus manos encomiendo mi espritu
Hb 4, 14-16; 5, 7-9 Aprendi a obedecer y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvacin
Jn 18, 1-19 Pasin de nuestro Seor Jesucristo

Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, as, poder
seguirlo mejor.

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.

Leo el texto. Despus contemplo y subrayo.

Despus de decir esto, sali Jess con sus discpulos al otro lado del torrente
Cedrn, donde haba un huerto, y entraron all l y sus discpulos. Judas, el
que lo iba a entregar, conoca tambin el sitio, porque Jess se reuna a menudo all con sus discpulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos
guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entr all con faroles, antorchas y armas. Jess, sabiendo todo lo que vena sobre l, se adelant y les
dijo: A quin buscis?. Le contestaron: A Jess, el Nazareno. Les dijo
Jess: Yo soy. Estaba tambin con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al
decirles: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra. Les pregunt otra vez:
A quin buscis?. Ellos dijeron: A Jess, el Nazareno. Jess contest:
Os he dicho que soy yo. Si me buscis a m, dejad marchar a estos. Y as se
cumpli lo que haba dicho: No he perdido a ninguno de los que me diste.
Entonces Simn Pedro, que llevaba una espada, la sac e hiri al criado del
sumo sacerdote, cortndole la oreja derecha. Este criado se llamaba Maleo.
Dijo entonces Jess a Pedro: Mete la espada en la vaina. El cliz que me ha
dado mi Padre, no lo voy a beber?.
La cohorte, el tribuno y los guardias de los judos prendieron a Jess, lo ataron y lo llevaron primero a Ans, porque era suegro de Caifs, sumo sacerdote aquel ao; Caifs era el que haba dado a los judos este consejo: Conviene que muera un solo hombre por el pueblo. Simn Pedro y otro discpulo
seguan a Jess. Este discpulo era conocido del sumo sacerdote y entr con
Jess en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se qued fuera a la
puerta. Sali el otro discpulo, el conocido del sumo sacerdote, habl a la
portera e hizo entrar a Pedro.
La criada portera dijo entonces a Pedro: No eres t tambin de los discpulos de ese hombre?. El dijo:
No lo soy. Los criados y los guardias haban encendido un brasero, porque haca fro, y se calentaban.
Tambin Pedro estaba con ellos de pie, calentndose. El sumo sacerdote interrog a Jess acerca de sus
discpulos y de su doctrina.
Jn 18, 1-19

Apunto aquello que descubro de JESS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio.

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a travs de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Dilogo con Jess dando gracias, pidiendo...

Notas para fijarnos en Jess y el evangelio


La iglesia de Jerusaln debi de elaborar un relato
de la pasin de Jess desde su detencin en Getse-

man hasta la muerte en cruz. Y ese relato fue, posiblemente la base comn para los cuatro evangelistas... aunque despus cada uno los ampli segn sus
propias fuentes e intencionalidades.

La historia de la pasin de Jess en el Evangelio de

Juan est transida de gloria. Los acontecimientos ms


humillantes y dolorosos estn traspasados por hilos
de exaltacin y glorificacin; desde esta conviccin:
Jess es Seor. Y este seoro nico se muestra
aqu en su pasin, es la hora de la exaltacin y glorificacin. Slo con esta clave podemos entender y
contemplar los hechos y las palabras que forman los
cc. 18 y 19 del cuarto evangelio. A Jess no se le ve
abatido ni derrotado, sino victorioso y triunfante.
Muchos episodios parecen anticipos de su resurreccin. Se cumple la palabra de Jess: Ha llegado la
hora en que va a ser glorificado el Hijo del Hombre
(Jn 16, 23). Con esta aclaracin se iluminan las grandes
diferencias entre Juan y los otros evangelios.
Juan no refiere la agona de Getseman, nada dice
de su angustia y su tristeza.
Y recordemos el lenguaje tremendamente simblico que Juan tiene... profundizar en el mismo ser
muy extenso... sin renunciar a ello... perdonad si soy
prolifero y me extiendo, recordar que las notas son
para situarme y mejor comprender.

Para fijarnos en el Evangelio


Se enlaza el discurso de la cena (Jn 17 La oracin de

Jess) con la Pasin. Opcin de Pedro.


Un huerto, en Juan tiene un simbolismo de vida y
fecundidad, ser un huerto lugar donde le crucifiquen y lo sepulten, el huerto como lugar de reunin,
conocido: as la muerte se va a situar (huerto) en el
mbito de vida, la comunidad de Jess se sita (huerto) en esfera de vida.
En el prendimiento, se hace resaltar el nmero de las
fuerzas que intervienen en el prendimiento: peligro
que representa Jess para el mundo, intensidad de
la violencia de ste y magnitud del odio. Acuden
todos los componentes de la oposicin a Jess. Judas
hace de jefe, es figura del jefe del orden este, representa a los crculos de poder. Faroles y antorchas,
caminan en la tiniebla; llevan armas, instrumentos de
muerte. Se identifican tinieblas y muerte. Quieren
extinguir la luz/vida.
Jess sale; los que llegan no entran en el huerto,
lugar de la vida. No se dirige a Judas, sino al grupo
entero. El Nazareno seala al descendiente de David.
Soy yo, se identifica como Mesas. Echarse atrs,
lenguaje simblico para significar derrota; caer a
tierra, derrota total. La entrega de Jess vence al
mundo. No intenta escapar. Pone a salvo a sus amigos, por quienes va a dar la vida.
Pedro no entiende la alternativa de Jess, que no
consiste en triunfar dando muerte, sino en entregarse para comunicar vida. El, por amor, esta dispuesto a
dar su vida por Jess, pero quiere impedir que Jess
le manifieste el suyo. Pedro no ha superado la tentacin de hacerlo rey.
Jess detiene a Pedro. La aceptacin de la muerte
entra en el designio del Padre: presentar, ante el
odio y la violencia, la alternativa del amor. El Padre
no ha destinado a Jess a la muerte; su misin era

dar testimonio de su amor a los hombres. Pero en el


mundo de la tiniebla opresora la muerte violenta era
inevitable y ella va a manifestar hasta el mximo la
maldad del mundo y el amor de Dios. Jess no busca
el dolor, pero lo acepta cuando es consecuencia
ineludible del testimonio del amor y la denuncia de
la opresin. No responde al odio con el odio ni
combate la violencia con la violencia, para no imitar,
aun a costa de la vida, la maldad del sistema opresor.
Muestra as que Dios es puro amor y ajeno a toda
violencia.
Insiste Juan en la complicidad de todos los poderes,
civiles y religiosos. En el momento decisivo, todos
descubren su verdadero rostro: son los enemigos del
hombre y de la vida. Dios o Jess no necesitan en
este mundo defensores ni protectores. Usar la fuerza
o utilizar la violencia con ese pretexto significa atribuirles la misma injusticia del sistema y destruir toda
alternativa. Lo nico vlido es repetir el gesto de
Jess, entregar la vida por amor al hombre.
Aqu los discpulos no huyen, y Jess se ocupa de
ponerlos a salvo: Si me buscis a m, dejad marchar
a stos.
Pedro no est preparado para seguir a Jess (18, 1527):

no hace caso del aviso de Jess, otro es el predilecto de Jess y modelo de discpulo. El que experimentaba el amor de Jess responde a ese amor aceptando el riesgo de seguir a Jess hasta el fin (entr
con Jess).

Pedro no entra espontneamente, se deja conducir;


no lleva el distintivo de discpulo, hay que preguntarle si lo es. Pedro, al romper con Jess se encuentra
mezclado con sus enemigos entre los siervos.
Jess no responde a las preguntas del sumo sacerdote -que quiere saber quienes le apoyan- y sobre su
doctrina no tiene nada secreto que revelar. El sumo
sacerdote le pide informacin y l no le reconoce
autoridad. Jess no responde a la violencia (del siervo) con la violencia, le pide que analice sus palabras
sin prejuicios: lo llama a la razn, a fijarse en la realidad de los hechos (fundamento del juicio personal y
de la libertad). Vemos a Jess con pleno dominio de
s, mientras Pedro -que no se ha movido- le niega
(segunda, ahora pblica), tiene miedo.
Contraste entre la actitud de Jess y la de Pedro;
como trasfondo est el otro discpulo, el verdadero
seguidor. Pedro, por miedo, reniega de su condicin
de discpulo (dio su adhesin a ideas, ideal de Mesas, ms que a Jess).
RECUERDO DE TU AMOR
Padre, dnde encontraremos tu amor? Cmo podremos ver bajo las costillas del mundo tu corazn y
sabremos de su rpido palpitar? Cmo, si nunca te
hemos visto, y siendo de esta tierra habitas, sin embargo, en otro planeta?
Jess nos lo dir. Jess nos recuerda tu amor, nos lo
trae, nos lo entrega. Jess nos dice cmo amas t al
hombre, cunto nos amas, cunto me amas... a m.

Ah est, en la cruz, sangre caliente todava, que ha


cado sobre la tierra y la empapa y la hace germinar.
Hijos de Abraham nacern de esta tierra!
Ah est, colgado de lo alto de la infamia. No podas
haberle ahorrado el golpe? Lo dejaste indefenso. La
furia del mal lo tortur con hierro y quiso raer su
nombre y descendencia de la faz de la tierra.
No podas haberlo librado del tormento y la destruccin? Nada haba en l que no fuera de Ti. Era tu
resplandor, el espejo luminoso de tu rostro. Estabas
en l del todo. Por qu lo dejaste, machacado, bajo
los clavos del odio?
Am al principio, en medio y al final. Am a destajo.
Am en la dulzura de la paz y en el fragor del conflicto. Am a quemarropa. Y no lo pudieron soportar.
All estabas tambin T. En los clavos, en la sangre y
en las carnes desgarradas. All estaba tu amor, que
rompi las fronteras de Jess hasta reventar. Estall
su cuerpo, y tu amor salpic sobre cada uno de nosotros. l, que era toda vida, pas por la destruccin
total. Vencido, derrotado, esclavo por nosotros. Pero
luego vencedor para nosotros.
Jess, recordatorio de tu amor. Por l sabemos cmo
amas al hombre, cunto nos amas, cunto me amas...
a m.
Patxi Loidi. Mar adentro

VJA

VER: Si no es que nos toca de cerca, habitualmen-

te no lo pensamos, pero todos los das nos encontramos con la muerte, y basta con escuchar o leer las
noticias para darnos cuenta: un accidente de trfico,
o domstico; una catstrofe natural; una enfermedad; un acto de delincuencia; una irresponsabilidad
que acaba en tragedia... Nos encontramos con la
muerte de mltiples maneras, y el por qu se presenta de unas formas u otras es un misterio: Y como no
queremos afrontar esta realidad, evitamos pensar en
ello... pero as no esquivamos la muerte, y el misterio

es cada vez mayor, el mayor interrogante al que se


enfrenta el ser humano.

JUZGAR: La cruda realidad de la muerte y sus


consecuencias en las personas, los rostros del dolor
y del sufrimiento, provocan rechazo, evitamos mirarles cara a cara, como hemos escuchado en la 1 lectura de hoy: muchos se espantaron de l, porque desfigurado no pareca hombre, ni tena aspecto humano... lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y
evitado por los hombres, como un hombre de dolores... ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y
desestimado.
Pero apartar la mirada no soluciona nada: el misterio
de la muerte va a seguir estando ah, con su interrogante perpetuo. Por eso hoy, Viernes Santo, ante ese
interrogante no apartamos la mirada, sino que la
ponemos en Jess, que libremente acepta pasar por
el trance de la muerte y asume la cruz, como hemos
escuchado en el relato de la Pasin: Tomaron a Jess y l, cargando con la cruz, sali al sitio llamado
De la Calavera (que en hebreo se dice Glgota).
En Jess vemos cumplida la profeca del Siervo: l
soport nuestros sufrimientos y aguant nuestros
dolores... traspasado por nuestras rebeliones... el
Seor carg sobre l todos nuestros crmenes... voluntariamente se humillaba y no abra la boca... muri
con los malvados, aunque no haba cometido crmenes ni hubo engao en su boca.
Pero si seguimos poniendo la mirada en Jess crucificado veremos que, si se cumple en l esta parte de
la profeca de Isaas, tambin se cumplir la siguiente: Cuando entregue su vida como expiacin, ver
su descendencia... mi siervo justificar a muchos...
Por eso le dar una parte entre los grandes... porque
expuso su vida a la muerte y fue contado entre los
pecadores, l tom el pecado de muchos e intercedi por los pecadores. Su Pasin y su muerte en la
cruz no han sido intiles, no son actos sin sentido,
estriles.
Por eso, cuando nos encontramos con el misterio de
la muerte, podemos poner en l nuestra mirada,
porque como hemos escuchado en la 2 lectura: no
tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo,
igual que nosotros, excepto en el pecado. Jess ha
pasado por la prueba de la muerte, como nosotros
tenemos que pasar. Cuando nos encontremos con el
misterio de la muerte en cualquiera de sus formas,
con la crudeza de la muerte, debemos recordar que
Cristo, en los das de su vida mortal, a gritos y con
lgrimas, present oraciones y splicas al que poda
salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su actitud
reverente. Aceptando la cruz, llevado a la consumacin, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvacin eterna. Mirar la cruz, sola,
nos provoca miedo y rechazo; mirar la cruz con Cristo, mirar a Cristo en la cruz, no elimina el dolor, pero
poniendo la mirada en Cristo crucificado podemos
mantener firmes la fe que profesamos, porque
sabemos que por l y con l la muerte no tendr la
ltima palabra.

10

ACTUAR: La muerte forma parte de la existencia


humana, aunque no queramos reconocerlo y aunque
pretendamos apartar la mirada cuando se cruza en
nuestro camino. Hoy miramos a Jess crucificado,
porque slo poniendo en l nuestra mirada sabremos y podremos afrontar el misterio de la muerte.
Por eso dentro de unos momentos adoraremos la
cruz: no como una exaltacin del dolor, sino como
un gesto de fe. Como deca san Pablo, acerqumo-

nos, por tanto, confiadamente al trono de gracia a fin


de alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno. La muerte seguir
siendo un misterio, pero mirando a Jess crucificado
aprenderemos a afrontarla y aceptarla manteniendo
la fe y la esperanza en que tras el misterio de la
muerte nos encontraremos con el misterio de la
Vida, como maana celebraremos en la Vigilia Pascual.

11

Vigilia Pascual - A 23 de abril


Hch 6, 1-7 Escogieron a siete hombres llenos de espritu Gn 1, 1-2, 2 Vio Dios todo lo que haba hecho, y
era muy bueno Sal 103 Enva tu espritu, Seor, y repuebla la faz de la tierra Sal 32 La misericordia del
Seor llena la tierra Gn 22, 1-18 El sacrificio de Abrahn, nuestro padre en la fe Sal 15 Protgeme, Dios
mo, que me refugio en ti x 14, 15-15, 1 Los Israelitas en medio del mar, a pie enjuto Sal: x 15, 1-18
Cantar al Seor, sublime es su victoria Is 54, 5-14 Con misericordia eterna te quiere el Seor, tu redentor
Sal 29 Te ensalzar, Seor, porque me has librado Is 55, 1-11 Venid a m y viviris, sellar con vosotros
alianza perpetua Sal: Is 12, 2-6 Sacaris aguas con gozo de las fuentes de la salvacin Ba 3, 9-15. 32-4, 4
Caminad a la claridad del resplandor del Seor Sal 18 Seor, t tienes palabras de vida eterna Ez 36, 16-28
Derramar sobre vosotros un agua pura y os dar un corazn nuevo Sal 41 Como busca la cierva corrientes
de agua, as mi alma te busca a ti, Dios mo Sal 50 Oh Dios, crea en m un corazn puro Rm 6, 3-11 Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere ms Sal 117 Aleluya, aleluya, aleluya
Mt 28, 1-10 Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea

Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, as, poder
seguirlo mejor.

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.

Leo el texto. Despus contemplo y subrayo.

Pasado el sbado, al alborear el primer da de la semana, fueron Mara la


Magdalena y la otra Mara a ver el sepulcro. Y de pronto tembl fuertemente la tierra, pues un ngel del Seor, bajando del cielo y acercndose,
corri la piedra y se sent encima. Su aspecto era de relmpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron
como muertos. El ngel habl a las mujeres: Vosotras no temis, ya s
que buscis a Jess el crucificado. No est aqu: ha resucitado!, como
haba dicho. Venid a ver el sitio donde yaca e id aprisa a decir a sus discpulos: Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a
Galilea. All lo veris. Mirad, os lo he anunciado. Ellas se marcharon a
toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegra corrieron a anunciarlo a los discpulos.
De pronto, Jess les sali al encuentro y les dijo: Alegraos. Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante l. Jess les dijo: No temis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; all me vern.
Mt 28, 1-10

Ahora apunto aquello que descubro de JESS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... En los hechos vividos esta Semana Santa, qu experiencias he tenido de encuentro con el Resucitado? A travs de que personas? Cmo me predispone a volver a mi Galilea donde pueda ver al Seor?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el evangelio. Qu he
descubierto sobre la muerte y la resurreccin del Seor en estos das? Qu me supone renovar las promesas bautismales en la Noche de Pascua?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a travs de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Dilogo con Jess dando gracias, pidiendo...

Notas sobre el texto, contexto y pretexto


Los cuatro evangelistas, con notables variaciones,
contienen relatos centrados en una misma confesin
de fe: El crucificado ha resucitado!. A esta revelacin se le aaden otros episodios: tumba vaca, apariciones de Jess, presencia de ngeles, fenmenos

csmicos... En un genero literario que llamamos apocalptico (temblor, ngel-relmpago, blanco...). Pero
coge espacial significado el da, el domingo la comunidad se rene y confiesa-celebra.
El domingo se refiere al primero da de la semana

para los cristianos, pero aqu alude tambin al primer

12

da de la creacin (Gn1, 5). La nueva creacin. La indicacin precisa del da y la hora en qu las mujeres fueron a visitar el sepulcro no es nada insignificante:
segn la manera juda de contar los das, el domingo
es el tercero da desde el viernes, da de la muerte de
Jess (Mt 16, 21; 17, 23); y tres das dentro el sepulcro era
el tiempo considerado suficiente para poder estar
seguros de la muerte de alguien; entonces empezaban las visitas para llorar al difunto (Jn 11, 31).
A partir de la experiencia de aquella maana, cada
domingo ser, para los discpulos de Jess -los hermanos- la Pascua Semanal, la Pascua celebrada en
medio de la vida ordinaria. Cul es tu pascuadomingo?

Para fijarnos en el Evangelio


El primer da de la semana, al despuntar el alba,

Mara Magdalena, siempre la primera, y otra Mara


(Marcos dice que es la madre de Santiago), que haban sido testigos de la sepultura, ahora acuden al sepulcro como una muestra de que le seguan queriendo y no podan olvidarle (motivos que hoy mueven a muchos a ir a cementerios).
De repente, el terremoto y el ngel del Seor -

que en el AT indica una intervencin de Dios mismo


(Gn 16, 7) y que en el NT aparece a menudo como
mensajero de Dios (Mt 1, 20.24; 2, 13.19; Lc 1, 11; 2, 9)- son
elementos caractersticos de las manifestaciones de
Dios. Tambin lo son la luz y el vestido blanco y el
miedo de los testigos. Con este lenguaje y estas
imgenes Mateo trata de mostrar que el sepulcro
vaco es reflejo de la accin de Dios que ha resucitado Jess de entre los muertos.
Tal y como dijo se refiere a Mt 26, 32: cuando
resucite ir por delante vuestro a Galilea. Es el lugar
de la vida de los discpulos/as, dnde viven, trabajan... dnde han conocido Jess y, a partir de ahora,
dnde continuarn viviendo con l y dnde le anunciarn a otras que, como ellas, sern llamadas a ser
discpulas. No es casual que sean mujeres las primeras en recibir la noticia de la resurreccin y el encargo de comunicarla a los discpulos. En aquella cultura
el testimonio de la mujer no se consideraba vlido.
Por ello sorprende -y es as signo de autenticidadeste hecho que perdur en la memoria de los primeros cristianos.

to (Jn 20, 17). San Pablo tambin utiliza este trmino (Rm
8, 29). Y la carta a los Hebreos, refirindose a Jess en
relacin a la comunidad, dice: l no se avergenza de
denominarlos hermanos (He 2, 11).
La Pascua de Jesucristo, pues, manifiesta plenamente que el Hijo de Dios es hermano nuestro, porque comparte la misma condicin humana y nos
ofrece de compartir con l la vida de Dios.

ESTO TE DECIMOS, DIOS, AMIGO NUESTRO


Dios, amigo nuestro, as te decimos:
Danos entusiasmo para buscar
la verdad donde se encuentre.
Danos resignacin para aceptar
nuestras propias limitaciones.
Danos coraje para luchar
cuando todo nos salga mal.
Danos lucidez para admitir la verdad,
sin que nadie nos la imponga.
Danos fuerza para preferir
lo difcil a lo fcil.
Danos valor para rechazar
lo vulgar y lo rastrero.
Danos valenta para luchar
contra nuestra apata y desgana.
Esto te decimos, Dios, amigo nuestro.
Amen.

VJA

Segn el conjunto de los relatos evanglicos, las


mujeres son las primeras que conocen y anuncian la
resurreccin de Jess. Son testigos que la tumba esta
vaca. Pero sobre todo son las que reciben la buena
noticia de la resurreccin. Y, con la buena nueva, la
misin de hacer este mismo anuncio a los otros discpulos. Un encargo que les es dado por el ngel y
por Jess mismo.
En el encargo que reciben las mujeres vemos que el

anuncio de la resurreccin tiene que preparar el encuentro con el Seor: all lo veris, all me vern.
Es bien significativo que el evangelista pone en
labios del Resucitado la palabra hermanos para
referirse a aquellos que el ngel denomina discpulos. Esto mismo lo recoge Juan en el mismo contex-

VER: Ayer reflexionbamos acerca de las veces en


que nos encontramos con el misterio de la muerte.
Pero aun en esas situaciones, nos encontramos tambin con sorpresas: bosques arrasados por el fuego
en los que al poco tiempo empiezan a aparecer nuevos brotes; varios das despus de una catstrofe son
13

encontrados supervivientes cuando ya no se esperaba nada; nios que superan varias intervenciones
quirrgicas difciles hasta para un adulto... Son ocasiones en las que nos encontramos con el misterio
de la vida, que se abre paso a pesar de todo.

JUZGAR: Esta noche estamos celebrando el


triunfo de la Vida. Tras la oscuridad del Viernes Santo, la Luz de la Vida, simbolizada en el Cirio Pascual,
brilla con fuerza en la noche. Como hemos proclamado en el Pregn: Esta es la noche en que, rotas
las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso
del abismo.... Esta es la noche en la que nos encontramos con el Misterio de la Vida, porque si slo
pudiramos llegar hasta el Viernes Santo, si slo
tuviramos ante nosotros el misterio de la muerte,
de qu nos servira haber nacido...? La existencia
humana, todo lo que existe, sera un absurdo.
Pero no: hoy celebramos el triunfo del Dios de la
Vida. En la liturgia de la Palabra hemos hecho un
repaso del plan de salvacin de Dios, de ese Plan de
Vida que l ha dispuesto para todos.
- Un Plan de Vida que parti de su impulso creador
(1 lectura).
- Que a veces no es comprendido por el hombre (2
lectura).
- Que se traduce en liberacin (3 lectura).
- Un Plan de Vida que Dios ofrece con amor a pesar de la infidelidad de su pueblo (4 lectura).
- Que para Dios es una alianza perpetua que renueva una y otra vez (5 lectura).
- Que siempre est disponible para nosotros cuando queramos acogerlo (6 lectura).
- Que nos renueva y purifica (7 lectura).
- Un Plan de Vida que alcanza su culminacin en
Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, crucificado
y resucitado.

En Cristo, el Dios que es la Vida nos ha mostrado que


l triunfa por encima de la muerte, de cualquier tipo
de muerte.
Aunque encontremos tanta muerte a nuestro alrededor, aunque parezca que todo apunta a que la cruz y
la muerte es el final, esta noche nos encontramos
con el Misterio de la Vida que es Cristo Resucitado y
resuena para cada uno de nosotros el anuncio: No
temis; ya s que buscis a Jess el crucificado. No
est aqu: ha resucitado, como haba dicho.
Al encontrarnos con el Misterio de la Vida que es
Cristo Resucitado, la luz de la esperanza brilla para
nosotros, porque nos damos cuenta de lo que deca
san Pablo en la 2 lectura: si nuestra existencia est
unida a l en una muerte como la suya, lo estar tambin en una resurreccin como la suya.
Como hizo con Mara la Magdalena y la otra Mara,
Jess Resucitado sale tambin a nuestro encuentro y
nos dice: Alegraos.

ACTUAR:

Este debe ser nuestro sentimiento


predominante esta noche, lo que impregne nuestro
actuar: la alegra. Es cierto que la muerte no ha desaparecido de nuestro mundo ni de nuestra vida, pero
ha sido vencida. Porque Cristo, una vez resucitado
de entre los muertos, ya no muere ms; la muerte ya
no tiene dominio sobre l. Y nosotros, incorporados
a Cristo por el Bautismo, estamos incorporados tambin a una resurreccin como la suya. se es el motivo de nuestra alegra, de nuestra fe, y por eso dentro
de unos momentos renovaremos las promesas bautismales.

Que este encuentro con el Misterio de la Vida haga


que nos sintamos vivos para Dios en Cristo Jess, y
andemos en una vida nueva, y como Mara la Magdalena y la otra Mara, anunciemos sin miedo que
verdaderamente Jess el crucificado HA RESUCITADO como haba dicho.

14

Domingo de Pascua - A 24 de abril


Sal 117 ste es el da en que actu el Seor: sea nuestra alegra y nuestro gozo
Secuencia (ad libitum) Ofrezcan los cristianos...
Col 3, 1-4 Buscad los bienes de all arriba, donde est Cristo
Jn 20, 1-9 l haba de resucitar de entre los muertos

Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, as, poder
seguirlo mejor.

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.

Leo el texto. Despus contemplo y subrayo.

El primer da de la semana, Mara la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando an estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Ech a
correr y fue donde estaban Simn Pedro y el otro discpulo, a quien Jess
amaba, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Seor y no sabemos
dnde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discpulo camino del sepulcro. Los dos corran juntos, pero el otro discpulo corra ms que Pedro; se adelant y lleg primero al sepulcro; e, inclinndose, vio los lienzos tendidos; pero no entr. Lleg tambin Simn Pedro detrs de l y
entr en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le
haban cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio
aparte. Entonces entr tambin el otro discpulo, el que haba llegado
primero al sepulcro; vio y crey. Pues hasta entonces no haban entendido la Escritura: que l haba de resucitar de entre los muertos.
Jn 20, 1-9

Ahora apunto aquello que descubro de JESS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Los que corren para ver -la Magdalena, Pedro, el otro- me entran ganas de ver a Jess, de tenerlo
conmigo? Qu hago para verlo?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el evangelio. En la
Revisin de Vida, cuando el ver es iluminado por la Palabra de Dios, hago experiencia de ver al Seor en
la vida, en los acontecimientos?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a travs de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Dilogo con Jess dando gracias, pidiendo...

Notas sobre el texto, contexto y pretexto


Las tradiciones del sepulcro vaco y de las apariciones son las dos formas ms antiguas de expresar la fe
en la resurreccin. Este relato lo hace a travs del
sepulcro vaco.
Al destacar el estado en que se encontraban las

vendas y el sudario, excluye el rumor que circul en


torno al robo del cadver. El sepulcro vaco no se
debe a un hurto, ni es invencin de mujeres.
Para el discpulo ideal, representado en aquel al
que amaba Jess, ver el sepulcro vaco, las vendas y
el sudario son pruebas suficientes de la resurreccin.
En la ausencia, descubre ya su presencia. Por eso se
dice: Vio y crey. No se dice, sin embargo, lo mis-

mo de Simn Pedro. l y otros discpulos necesitarn


apariciones, y hasta tocar.
Para fijarnos en Jess y el Evangelio
Este evangelio nos presenta dos escenas: la primera,

con Mara Magdalena como protagonista, conduce a


la segunda, con Simn Pedro y el otro discpulo.
En la primera se destaca el primero da de la semana o el domingo. Esta expresin sugiere comienzo, nueva creacin.
Tambin se destaca que todava era oscuro antes
de salir el sol, es decir, simblicamente, que todava
no brilla la luz de la fe.

15

Mara Magdalena vio que la piedra haba sido


quitada e intuye alguna novedad. Con slo este
ver, se va corriendo para avisar Simn Pedro y al
otro discpulo. Mara quiere encontrar el Seor.
Sobre el otro discpulo, dice el texto que es
aquel que Jess estimaba. En Jn 13, 23 se habla por
primera vez del discpulo a quien Jess estimaba
(Jn 19, 25-27; 21, 7.20-24). No se llama en ningn momento
que sea uno de los Doce, aunque la tradicin muchas veces lo ha identificado con Juan. Es probable
que sea la misma persona designada como el otro
discpulo en el relato de la pasin (Jn 18, 15-16). En cualquiera caso, es una figura capital del evangelio y sirve
de modelo para los creyentes.
En los versculos que siguen hay un contraste entre
Pedro y este discpulo estimado. Pero el texto respeta los datos de la tradicin cristiana primitiva, que
recuerda a Pedro como el primero de los testigos de
la resurreccin.
Este evangelio pone en un lugar de privilegio a una

mujer: Mara Magdalena (Jn 20, 11-18). Hay varias mujeres que tienen un lugar destacado en el evangelio
segn Juan: la madre de Jess, a comienzos de la
actividad de Jess (Jn 2, 1-12) y al pie de la cruz (Jn 19, 2527); la samaritana (Jn 4); Marta y Mara (Jn 11); y Mara
Magdalena (Jn 19, 25; 20, 1-18).
En la segunda escena, los dos discpulos, motiva-

dos por el aviso de Mara, salen corriendo. Tambin quieren ver lo que ha pasado
Pedro y el otro discpulo vieron las mismas seales de la resurreccin de Lzaro; pero Lzaro sale
atado, es decir, vuelve a la vida para morir; en cambio
aqu la sbana de amortajar estaba por el suelo,
que significa que Jess se ha desatado de las ligaduras de la muerte.

en ninguna muerte,
para nadie que quiera vivir!
Puesto que Cristo ha resucitado,
creemos que el hombre
es un proceso ilimitado,
y que nada de cuanto podamos imaginar
es demasiado grande para l.
Puesto que Cristo ha resucitado, creemos en El.
Puesto que Cristo ha resucitado,
la fuerza del presente es el futuro.
Puesto que Cristo ha resucitado,
el mundo est en marcha
y no lo detendrn las conquistas logradas
ni los intereses de los vencedores.
Puesto que Cristo ha resucitado,
estamos en la revolucin permanente
y es preciso cambiar el mundo desde sus cimientos.
Puesto que Cristo ha resucitado,
hay que construir una ciudad sin clases,
donde el hombre no sea lobo para el hombre
sino compaero y hermano.
Puesto que Cristo ha resucitado,
hay un amor y una casa para todos!
Puesto que Cristo ha resucitado,
creemos en una Tierra Nueva.
Y porque creemos y esperamos,
no tenemos nada que conservar;
y afirmamos que el mejor modo de conseguirlo todo
es perderlo todo por una sola cosa.

VJA

Ni Mara, ni Simn Pedro, ni el otro discpulo han


visto Jess. Slo ven el sepulcro vaco. En este mismo
momento, uno de ellos, el otro discpulo... vio y
crey. Son los ojos de la fe, y la luz de la Palabra de
Dios los que permiten de ver la resurreccin de Jess en el sepulcro vaco. Mara se acerca con amor,
pero todava era oscuro. Ms adelante podr decir
que le ha visto, como tambin los apstoles: hemos
visto el Seor (Jn 20, 25).
Jess tena que resucitar de entre los muertos.
Solamente tras la glorificacin de Jess se puede
hablar de creencia. Es una enseanza compartida por
todo el NT. El evangelio segn Juan lo remarca de
varias formas (Jn 12, 16; 13, 7.19; 14, 29; 20, 9). Pero lo ensea
mediante la promesa del Espritu (Jn 7, 39; 14, 16.26; 15, 2627; 16, 7-15): tan solos tras la venida del Espritu ser
posible creer en Jess, porque slo entonces se podr conocer su misterio. Creer y conocer van unidos.

CREEMOS EN CRISTO RESUCITADO


Puesto que Cristo ha resucitado,
creemos en la vida, para siempre!
Puesto que Cristo ha resucitado,
no creemos en la muerte,

VER: El Viernes Santo reflexionbamos acerca de


las veces en que nos encontramos con el misterio de
la muerte. Pero aun en esas situaciones, nos encontramos tambin con sorpresas: bosques arrasados
por el fuego en los que al poco tiempo empiezan a
aparecer nuevos brotes; varios das despus de una
catstrofe son encontrados supervivientes cuando ya
16

no se esperaba nada; nios que superan varias intervenciones quirrgicas difciles hasta para un adulto...
Son ocasiones en las que nos encontramos con el
misterio de la vida, que se abre paso a pesar de todo

JUZGAR: Hoy estamos celebrando el triunfo de


la Vida. Tras la oscuridad del Viernes Santo, la Luz de
la Vida, simbolizada en el Cirio Pascual, brilla con
fuerza en este da. Porque si slo pudiramos llegar
hasta el Viernes Santo, si slo tuviramos ante nosotros el misterio de la muerte en sus mltiples formas,
la existencia humana, todo lo que existe, sera un
absurdo.
Pero no: hoy celebramos el triunfo del Dios de la
Vida. Anoche, durante la Vigilia Pascual, en la liturgia
de la Palabra hicimos un repaso del plan de salvacin
de Dios, de ese Plan de Vida que l ha dispuesto para
todos. Un Plan de Vida que alcanza su culminacin
en Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, crucificado
y resucitado.
En Cristo, el Dios que es la Vida nos ha mostrado que
l triunfa por encima de la muerte, de cualquier tipo
de muerte. Aunque encontremos tanta muerte a
nuestro alrededor, aunque parezca que todo apunta
a que la cruz y la muerte es el final, hoy nos encontramos con el Misterio de la Vida que es Cristo Resucitado, como hemos escuchado en el Evangelio que
se lo encontraron Mara Magdalena, Pedro y el discpulo a quien quera Jess.
Donde ellos esperaban encontrar un cadver, un
signo de muerte, no encuentran nada (se han llevado del sepulcro al Seor y no sabemos dnde lo han
puesto). Los otros signos de muerte -vendas, sudario...- quedan apartados... y empiezan a entrar en el
Misterio de la Vida, empiezan a comprender que
Jess, que les haba dicho que era el Camino, la Verdad y la Vida, ha triunfado, pues hasta entonces no

haban entendido la Escritura: que l haba de resucitar de entre los muertos.


Como ellos, tambin nosotros hoy nos encontramos
con el Misterio de la Vida que es Cristo Resucitado.
Como ellos, tenemos que aprender a ver y creer, a
no quedarnos en las apariencias y a saber interpretar
los signos que nos indican que Cristo ha vencido a la
muerte.
Al encontrarnos con el Misterio de la Vida que es
Cristo Resucitado, la luz de la esperanza brilla para
nosotros por encima del misterio de la muerte, porque como deca san Pablo en la 2 lectura, habis
resucitado con Cristo, ahora vuestra vida est con
Cristo escondida en Dios, y cuando aparezca Cristo,
vida nuestra, tambin vosotros apareceris, juntamente con l, en gloria.

ACTUAR: Desde la certeza de la resurreccin de


Cristo se impone un cambio profundo en nosotros,
en lo interior y en lo exterior. Como deca san Pablo:
buscad los bienes de all arriba, donde est Cristo.... Ahora sabemos que nuestra vida, que toda la
existencia, tiene una meta clara: el encuentro definitivo con Cristo Resucitado. Y hacia esa meta debemos orientar nuestra vida.
Por eso nuestro sentimiento predominante hoy, lo
que debe impregnar nuestro actuar, es la alegra y la
esperanza. Es cierto que la muerte no ha desaparecido de nuestro mundo ni de nuestra vida, pero ha
sido vencida. Que este encuentro con el Misterio de
la Vida que es Cristo Resucitado haga de nosotros
testigos crebles que, sabiendo interpretar los signos
de los tiempos, anunciemos sin miedo que verdaderamente Jess, el crucificado, HA RESUCITADO como haba dicho.

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