Rubio Juan Carlos - Las Heridas Del Viento PDF
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PERSONAJES
DAVID.
JUAN.
Acto I
Escena I
El escenario est a oscuras. Omos el rumor del viento,
primero lentamente, como en un susurro. Luego, con ms
intensidad, ms violencia, hasta que desaparece de
repente.
DAVID.- Soar contigo cada noche, cada da, con mis ojos
abiertos y cerrados, con mi alma lejana y hurfana sin ti...
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Adis, amor...
(Oscuro.)
Escena II
En la otra esquina del escenario comienza a tomar
presencia un crculo de luz. Un hombre de unos sesenta
aos, un tanto extravagante en su indumentaria, da la
espalda al pblico. Parece molesto, con un tono de voz casi
infantil, como si la regaina fuera destinada a alguien de
corta edad. No podemos ver su rostro.
JUAN.- No, maldita sea, no... Has vuelto a hacerlo, y esta vez,
no... No te voy a perdonar... Quin te crees que soy yo? Eh?
Un fantoche? Un fantoche viejo y decrpito? No me lo dices
pero lo piensas... Clavas en m tus enormes ojos azules y te
res... Por dentro, pero te res. Y las cosas que no ves
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(Suena el telfono.)
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eso debe de ser como molesto no?... Pero yo, a fin de cuentas,
slo busco a un gato casquivano...
DAVID.- La conoca?
JUAN.- S. Nos vimos en un par de ocasiones... Una buena
mujer, sin personalidad, eso s... Ah, perdona que hable as de tu
madre, pero si me preguntas...
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(Oscuro.)
Escena III
JUAN y DAVID vuelven a estar juntos. Ahora es JUAN
quien permanece sentado mientras DAVID pasea curioso
observando sus cosas.
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DAVID.- No lo creo.
JUAN.- Que t lo creas no te da la seguridad.
DAVID.- No soy homosexual, de acuerdo?
JUAN.- No me refera a eso, pero en fin...
DAVID.- Te importa si fumo?
JUAN.- En absoluto... No me molestan los vicios ajenos, solo
los mos. Y no demasiado... A qu te dedicas?
DAVID.- Y antes?
JUAN.- Fui maestro. De nios... No, no me despidieron por
levantarle el babi a ninguno... Lo dej yo. Un buen da no quise
salir de la cama... Me qued en casa. No volv... Supongo que
perd inters por ensear nada a nadie. Es una tarea imposible...
Las cosas se aprenden cuando uno quiere, no cuando se
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DAVID.- Y...?
JUAN.- Me arm de valor y le invit a cenar. La excusa
perfecta era el favor que me acababa de hacer al solucionar mi
problema...
DAVID.- Y cenasteis...
JUAN.- No, no cenamos, impaciente... Puedo marcar yo los
tiempos de mi vida?
DAVID.- S, perdona...
JUAN.- Y sintate de una vez...! Con todo lo que te gusta
andar seguro que les pones a esas pobres familias el bao en el
quinto pino...
DAVID.- Contento?
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nunca le perteneci...
solo...
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Acto II
Escena IV
Sentado en el suelo y vestido con un pantaln vaquero y
una camiseta, DAVID escucha la msica que sale de un
viejo tocadiscos. Su cara tiene una expresin de serena
tristeza. Tras unos instantes, comienza a hablar.
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DAVID.- Es Jorge...
JUAN.- El mediano?
(DAVID asiente.)
DAVID.- S.
JUAN.- Y t?
DAVID.- No lo s. No me encuentro ningn parecido con
nadie.
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JUAN.- Por supuesto, pero para vivir el momento hay que ser
capaz de sentir, de apreciar... De oler... (Vuelve a aspirar con
placer el aire que le rodea.) Y eso lleva su tiempo.
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DAVID.- Qu miras?
JUAN.- Ests mucho ms guapo as. Es ms tu estilo: informal.
DAVID.- En cambio a ti te veo un poco...
JUAN.- Clasicona? Para serte sincero, estuve dudando hasta
el ltimo momento entre una gran pamela roja a juego con el
bolso y los zapatos y este traje de oficinista mal encarado...
Obviamente me decant por lo segundo... Que conste que lo
hice por ti...
DAVID.- Yo lo intent.
JUAN.- Pero yo no... Por eso he venido.
DAVID.- Por qu siempre le das la vuelta a todo? Me pones
muy nervioso.
JUAN.- Me gusta ver las cosas por dentro... Claro que, al darle
la vuelta, el interior vuelve a estar a cobijo de mis ojos... Soy un
Prometeo encadenado a mi propia curiosidad... (Como si tal
cosa.) Qu haces viviendo en esta casa?
vive aqu.
JUAN.- Pues que sepas que es una suerte que no todos hemos
compartido...
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DAVID.- Qu quieres?
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JUAN.- La verdad...
DAVID.- La verdad? Sobre qu?
JUAN.- Sobre tu padre... Qu sientes por l?
DAVID.- Querrs decir qu senta por l...
JUAN.- No. Quiero saber lo que sientes ahora. En un fretro
no se entierran los rencores o las dependencias... Siguen ms
all, persiguindonos toda la vida... Los verdaderos fantasmas
que nos acosan son nuestras preguntas sin responder, no las
almas de los pobres muertos que, a fin de cuentas, ya no tienen
nada que decir... Qu sientes por tu padre?
DAVID.- No lo s...
JUAN.- Eres un cobarde. Esa respuesta no me vale... (Agarra
las cartas.) Creo que ser mejor que me vuelva a casa con mi
cargamento...
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DAVID.- S...
JUAN.- Pues vuelves a estar equivocado... Los besos no son
contables, como las cartas, los discos o las botellas de whisky...
Quien tiene besos y amor que regalar no lo escatima, no lo
raciona como un usurero que espera negociar con su preciada
mercanca... Lo regala sin ms.
(DAVID no contesta.)
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JUAN.- Lelas...
DAVID.- Si t crees que es mejor que no...
JUAN.- (Le interrumpe.) Lelas, maldita sea!
(DAVID abre un sobre y saca una de las cartas. Mira a
JUAN desconcertado.)
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FIN
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