Gonzalez Hector-Transformar El Trabajo Docente
Gonzalez Hector-Transformar El Trabajo Docente
Gonzalez Hector-Transformar El Trabajo Docente
Reconociendo nuestro
trabajo docente
Un dilogo necesario entre teoras y prcticas
Hctor Gonzlez
Aldo Spessot
Mara Rosa Rinald
Adriana Crespo
Mirta Escalante
Reconociendo nuestro
trabajo docente
Un dilogo necesario entre teoras y prcticas
Hctor Gonzlez
Aldo Spessot
Mara Rosa Rinald
Adriana Crespo
Mirta Escalante
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trabajo.
Por dos razones.
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Un ejemplo.
Es una herramienta de lucha poner en primer plano el carcter colectivo del
trabajo docente. Visibilizar lo colectivo del trabajo, confronta fuertemente con
el sentido implcito en la nocin de empleo que reduce el concepto de trabajo a la
realizacin individual de un cierto repertorio de tareas. Esta afirmacin de que el
trabajo docente es siempre colectivo posibilita avanzar en una comprensin
totalizadora de los procesos de trabajo que se llevan adelante en la institucin
educativa.
Disponer de una mirada integral del proceso colectivo que produce la educacin
permite, por un lado, comenzar a des-ocultar los mecanismos de control sobre el
proceso de trabajo de los docentes que la fragmentacin y el aislamiento a que
lleva la nocin de empleo estn encubriendo. Y por el otro, empezar a reconstruir
desde nosotros un sentido del trabajo docente que trasciende los lmites del aula y
la escuela y se conecta con el conjunto de la vida social.
Adems nos permite a los trabajadores docentes comenzar a poner en juego estas
cuestiones a la hora de discutir con la patronal las condiciones del empleo. Nos da
argumentos, por ejemplo, para que la discusin sobre la Jornada Laboral no sea
solamente en trminos de tiempo de trabajo, sino pelear para que esa Jornada
reconozca tiempo para el trabajo colectivo, que es una de las condiciones
posibilitadotas para la re-apropiacin del trabajo.
Redondeando este argumento: los trabajadores necesitamos transformar el
trabajo, pero no podemos transformar lo que no conocemos, tampoco si lo
conocemos slo desde la perspectiva y los intereses de la patronal. Por eso,
producir conocimiento desde la perspectiva y los intereses de los trabajadores
docentes se convierte en herramienta fundamental para la lucha colectiva por la
transformacin del trabajo
III.- Construir una organizacin que defienda derechos para los trabajadores de la
educacin supuso, y an supone, en nuestro pas el desafo de confrontar polticas
que intentan negar o conculcar esos derechos, aglutinando para esa
confrontacin a un sector laboral al que le cost, y le cuesta, reconocerse como
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trabajadores.
Entre los mltiples condicionamientos sociales, culturales e histricos presentes
en este no reconocerse como trabajadores no es menor la incidencia de los
discursos hegemnicos que nombran el hacer docente: esos discursos rara vez lo
nombran como trabajo.
Las palabras siempre vehiculizan estrategias de poder, porque no es que designan
algo del mundo que ya est ah conformado, sino que estn produciendo una
determinada y particular interpretacin del mundo. Y esa interpretacin tiene
efectos de realidad, porque al producirla efectivamente estn conformando al
mundo, en la conciencia del sujeto, de una determinada y particular manera.
No nombrar el hacer docente como trabajo es funcional a la histrica estrategia
del poder de escamotear de la conciencia de los docentes su reconocimiento
como trabajadores.
Por eso, disputar con los discursos hegemnicos la forma como se nombra el hacer
docente es una disputa por la conciencia de los compaeros docentes acerca de su
condicin de trabajadores.
Otro ejemplo.
No es lo mismo, para hablar del hacer docente, referirse al desempeo de un rol
-el ya instalado en el sentido comn rol docente- que conceptualizarlo en
trminos de puesto de trabajo docente.
La nocin de rol est asociada a la idea de conductas esperables a partir de la
ocupacin de un lugar social determinado. Hablar de rol docente pone el acento
en las conductas que se esperan del docente e invisibiliza el trabajo concreto que
realiza; pone en un primer plano al individuo y deja en las sombras los procesos
colectivos de trabajo.
El concepto de puesto de trabajo, por el contrario, permite precisar la definicin
y anlisis del hacer docente. Por un lado articula en una misma descripcin qu
hace el trabajador y cmo lo hace, la forma en que se relaciona con los otros
puestos de trabajo y las condiciones que deben drsele para que pueda realizar
ese trabajo; es decir, ubica claramente el hacer del docente en la materialidad de
la situacin de trabajo. Y al mismo tiempo abre algunas categoras de anlisis,
como carga de trabajo, responsabilidad del trabajo y complejidad del trabajo que
al desagregar los distintos componentes y planos de ese hacer comienzan a dar
cuenta del valor de ese trabajo, es decir empieza a visibilizar para el compaero
la dimensin poltico-econmica del trabajo que realiza.
De ah que nombrar nuestro hacer en trminos de puesto de trabajo se nos revela
como una herramienta no menor en la disputa por la conciencia de trabajo de los
compaeros.
Para esta disputa no alcanza con construir conceptos, ni con el cuestionamiento
crtico puntual a determinados argumentos que estructuran los discursos
hegemnicos. Es necesario construir, y este es el mayor desafo, otra perspectiva
desde la que nombrar, y por lo tanto conformar, el hacer docente: la perspectiva
del trabajo.
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Y para ese proceso de lucha no basta con la fuerza laboral docente organizada, es
necesario construir fuerza social organizada, poder social.
Es por esta perspectiva amplia de la lucha que es an ms importante y
estratgica la disputa por el contenido de nuestro trabajo y por la escuela pblica.
Porque una escuela pblica en tanto sea efectivamente inclusora de los sectores
populares, en tanto sea efectivamente popular en su contenido y en tanto sea
efectivamente democrtica en sus relaciones ser el mbito estratgico que
tenemos los trabajadores de la educacin para la construccin de esa fuerza
social y popular organizada que va a pelear por la transformacin del trabajo, no
slo del trabajo docente sino del trabajo humano.
Y para esa disputa y para esa construccin de poder que la sostenga necesitamos
conocimiento construido desde la perspectiva del trabajo.
Un ltimo ejemplo.
Nos llev mucho tiempo a los trabajadores ver a la escuela en su materialidad,
verla como local de trabajo e identificar las condiciones de la escuela como parte
importante de las condiciones de trabajo, es decir como componentes de la
situacin de trabajo que inciden directa e indirectamente en el trabajo y en la
vida del trabajador.
Necesitamos ahora avanzar un poco ms y concebirla como espacio social de
trabajo, como uno de los espacios donde se produce algo fundamental de la vida
de una sociedad como es la transmisin sistemtica de la cultura humana;
transmisin que se da a partir de procesos de trabajo que involucra a los docentes,
pero tambin a los alumnos, a los no docentes, a las familias, a las organizaciones
de la comunidad.
Ese espacio, a travs de esos procesos de trabajo, puede seguir reproduciendo las
concepciones, formas y valores que sobre el trabajo imponen los sectores de
poder dominantes.
O podemos disputarlo en un sentido transformador, como un espacio donde los
sujetos sociales, todos los sujetos, que en ella participamos nos apropiemos
protagnicamente de nuestro trabajo, y desde esa re-apropiacin podamos
generar formas y valores que aporten a una nueva concepcin y una nueva cultura
del trabajo que transforme de raz la sociedad.
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De qu trabajo hablamos?
Tomando conceptualizaciones del campo de trabajo y reelaborndolas en funcin
de la especificidad del hecho educativo y de las realidades en las que trabajamos,
hemos ido intentando construir una perspectiva de la educacin, de la escuela y
del hacer docente que tiene como eje el trabajo.
Desde qu idea de trabajo lo hacemos?
El trabajo es la actividad especficamente humana por la cual los hombres
mancomunadamente, interaccionan con la naturaleza y producen su propia
existencia.
Con el trabajo producen todo aquello que las sociedades necesitan para
garantizar su existencia. Cosas de orden material como alimentos, viviendas,
vestimentas, medicinas, herramientas y maquinarias, etc.; y cosas de orden
simblico: los distintos lenguajes y sus soportes, las formas de organizarse, las
leyes, los conocimientos, el arte, etc.
Hombres y mujeres se han despegado de su condicin animal y se han construido
como seres humanos mediante el trabajo. Es esta potencialidad humanizante, de
autorrealizacin, que tiene el trabajo lo que, en ltima instancia, reivindican los
trabajadores cuando luchan por un trabajo digno.
Esta perspectiva antropolgica o filosfica del trabajo, se vuelve profundamente
poltica cuando ponemos en un primer plano su intrnseca naturaleza colectiva.
El trabajo que produce la existencia de toda sociedad es necesariamente
cooperativo, colectivo. Porque es trabajando con sus semejantes que el hombre
transforma la naturaleza, las ideas y las relaciones. Y es a partir del trabajo
acumulado de otros semejantes que lo antecedieron que el hombre va
construyendo su existencia y se va construyendo como hombre.
Este carcter colectivo, social, del trabajo lo dota de una particular
potencialidad. El trabajo social es algo ms que la suma de los trabajos concretos
que realiza cada individuo en cada momento histrico: tiene la potencialidad de
producir excedentes, es decir ms de lo que cada individuo de una sociedad
necesita para sobrevivir.
Reconocer este carcter colectivo del trabajo lleva entonces a plantear una
pregunta fundamental: cmo se distribuye el excedente que produce el trabajo
social?. La historia de las luchas de los pueblos gira alrededor de la flagrante
contradiccin entre el carcter colectivo del trabajo, que es lo que ha producido y
produce toda la riqueza material y simblica que conforma el mundo humano, y la
apropiacin privada de esa riqueza a travs de distintas formas en las diferentes
pocas.
La esclavitud, la servidumbre, el robo, el saqueo, fueron algunas de las formas
como histricamente se produjo esa apropiacin privada de la riqueza generada
por el trabajo colectivo.
En todas ellas el mecanismo de apropiacin estaba como por fuera del proceso de
trabajo. El capitalismo logr instalar -e invisibilizar- el dispositivo de apropiacin
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Carga
Responsabilidad
Complejidad
Carga de trabajo
Es la cantidad objetiva de trabajo que un trabajador realiza en la jornada laboral.
En el caso del trabajo docente, y por el ya sealado hecho de que una parte de su
proceso de trabajo ha quedado histricamente por fuera de la jornada laboral, es
necesario considerarla en tanto cantidad y calidad de energa que el docente
invierte a lo largo de todo su trabajo. A los efectos analticos la carga de trabajo se
puede discriminar en:
Carga fsica: Es el esfuerzo fsico que debe poner el docente en su trabajo. Esta
carga es necesario valorarla segn cada puesto de trabajo. Hay puestos -como en
el caso de un docente de Educacin Especial que trabaja con alumnos con
problemticas motoras, o los maestros de taller en algunas especialidades
tcnicas- en que la carga fsica es muy importante. En general, cuanto menor es la
edad de los alumnos mayor es la carga fsica del docente. En los puestos de trabajo
docentes es necesario, adems, desagregar la particular relevancia que tiene la
carga vocal, auditiva y visual, en tanto la utilizacin de la voz, la escucha y la
mirada son centrales para llevar adelante los procesos de comunicacin con los
alumnos sobre los que se basa la enseanza. Por supuesto, en esta utilizacin de la
voz, la escucha y la mirada no hay slo carga fsica, y ello se retomar ms
adelante.
Carga mental: Es la energa psquica que le demanda al docente la realizacin de
su trabajo. No slo la que le implica la situacin de estar interactuando con un
grupo de alumnos -y la permanente toma de decisiones que ello conlleva- sino
tambin todos los procesos mentales que supone desarrollar la totalidad de un
proceso de trabajo que se despliega antes, durante y despus de la intervencin
con los alumnos. Proceso en el cual se producen, adems, interacciones con otros
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planteados por el mundo, y estuvo ligado a una voluntad de darles respuesta, y por
lo tanto no es posible su transmisin si no se produce una situacin relacional
donde se actualice, se vuelva a contextuar aquel interrogante, problema o
conflicto en el aqu y ahora , y si no se logra movilizar el inters y la voluntad de los
sujetos en el desarrollo de los procesos de trabajo necesarios para tal reproduccin.
Esta mirada del conocimiento, de los sujetos alumnos y de sus relaciones, que
surge de la perspectiva del trabajo, define al trabajo docente claramente en la
esfera de la produccin: la produccin de una indita situacin relacional que
posibilita, cada vez, a las nuevas generaciones participar activamente en el
desarrollo de procesos de trabajo colectivo que vuelven a producir y recrear el
conocimiento histricamente acumulado.
La complejidad de un trabajo as definido hay que analizarla, entonces, en
relacin a lo que implica la diversidad de dimensiones sobre las que operar y la
multiplicidad de decisiones a tomar, necesarias para producir y mediar en ese
encuentro entre:
! Por un lado, un acumulado de conocimientos, que incluye tambin valores,
normas, creencias, instituciones, formas organizativas, prcticas sociales,
modos perceptivos, sensibilidades, en sntesis, el mundo de la cultura; un
mundo que es el producto de procesos colectivos de trabajo humano; un
mundo no acabado, no cerrado, sino en continua transformacin; un mundo -y
esto es algo relevante a nuestro trabajo- que fue producido para ser vivido, no
para ser enseado, es decir, que no est organizado para que de manera
directa las nuevas generaciones puedan apropiarse de l sino que para esa
apropiacin requiere de procesos de mediacin.
! Y por el otro, sujetos -sociales e individuales- tambin inacabados, en
permanentes procesos de cambio; sujetos inscriptos en contradictorias
relaciones sociales que les determinan su participacin en el mundo de la
cultura humana; sujetos que en tanto partcipes de esa cultura no llegan a esta
relacin vacos sino portando conocimientos, valores, normas, creencias,
instituciones, formas organizativas, prcticas sociales, modos perceptivos y
sensibilidades; sujetos que slo se apropiarn comprometida y creativamente
de ese mundo en la medida en que se involucren intelectual, afectiva y
volitivamente en esa tarea.
En la produccin de esta situacin de encuentro est el qu de nuestro trabajo. La
multiplicidad y diversidad de decisiones que implica ese especfico proceso de
mediacin entre los procesos de trabajo que produjeron y producen el mundo, y el
proceso de trabajo por el cual un sujeto -individual y social- activamente se
apropia de lo producido colectivamente por la humanidad, da cuenta de la
enorme complejidad del trabajo docente.
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el dejar a los docentes afuera de los debates que se dan sobre su trabajo y de las
decisiones que se toman sobre la direccionalidad de las transformaciones
educativas que se emprenden; debates y decisiones que quedan en manos de los
que saben.
Esta escisin del proceso de trabajo a nivel estructural tiene su correlato en la
forma como se entiende el trabajo al interior de la escuela.
All, el proceso de trabajo que se le reconoce al docente est circunscrito al que
deviene de su intervencin individual en el aula. Y an esta intervencin se la
piensa recortada a la actividad de enseanza, sin tomar en cuenta la relevancia de
las otras actividades que en forma simultnea y/o alternada el docente lleva
adelante en el aula. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la conduccin del
grupo humano con el que trabaja: no ensea a un alumno sino a un colectivo
ms o menos numeroso de sujetos con diversidad de intereses, diversidad no slo
frente al objeto de conocimiento que el docente les propone sino tambin frente
a los intereses particulares de sus pares. Coordinar esa diversidad humana para
orientarla productivamente a un trabajo colectivo, lejos de ser aleatoria es
consustancial al desarrollo efectivo de los procesos de apropiacin del
conocimiento que se estn pretendiendo. Demanda, por lo tanto, multiplicidad
de estrategias y acciones que insumen considerable energa y tiempo de trabajo.
Esta actividad cobra una particular relevancia en determinados puestos de
trabajo -por ejemplo los vinculados al nivel inicial, al primer ciclo de la primaria,
al primer ao de la secundaria, a la educacin de adultos, etc.- donde hay que
conducir el proceso de conformacin misma del grupo, es decir lograr que esa
agrupacin de individuos pueda ir construyendo los lazos bsicos para
reconocerse y funcionar como un equipo de trabajo.
Y an es posible considerar, dentro de las actividades que se desarrollan en el aula
-adems de las relativas a la conformacin del grupo de alumnos, la conduccin
grupal y la enseanza - una actividad que hoy en muchos contextos demanda
considerable preocupacin y energa que es la gestin del espacio del aula:
control de las condiciones sanitarias y de seguridad, atencin a la regulacin de la
iluminacin y la temperatura adecuadas, verificacin de la disponibilidad de los
recursos y materiales de apoyo para la clase (desde un proyector o un mapa, a
tener una tiza y un borrador, o simplemente sillas suficientes para l y sus
alumnos), etc.
Todo este conjunto de actividades forma parte slo de uno de los momentos del
proceso de trabajo -el de intervencin en el aula-, momento que es, como ya se ha
dicho, el nico que se le reconoce laboralmente al docente.
Pero su proceso real de trabajo, abarca mucho ms que esa etapa de intervencin.
Y aunque el discurso pedaggico actualmente en boga habla profusamente sobre
la importancia de actividades como la seleccin de contenidos, la planificacin, la
evaluacin, la reflexin sobre la prctica, el trabajo en equipo, la participacin
en el proyecto institucional, etc., la realidad del tiempo de trabajo reconocido
como tal que tienen la mayora de los puestos de trabajo que existen en las
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escuelas, determina que rara vez existan tiempos, espacios y recursos para hacer
posible tal proceso de trabajo dentro de la jornada laboral.
Lo cual no significa que individual y colectivamente los docentes no realizan parte
de ese proceso. Lo hacen pero por fuera de la jornada laboral, invirtiendo en ello
su tiempo personal e incluso, muchas veces, tiempo de los miembros de su ncleo
familiar. Hay aqu una formidable masa de trabajo no remunerado de la que se
est apropiando la patronal gracias a su estrategia de fragmentar e
individualizar el trabajo.
Pero hay an otro fenomenal despojo del que el trabajador docente est siendo
objeto a causa de ese control sobre su proceso de trabajo. Al quedar fijado en un
recortado lugar le es muy difcil para l percibir la totalidad del proceso de
trabajo del que forma parte. Y no ver esa totalidad le dificulta tomar conciencia
del carcter colectivo de ese proceso -y con ello de la potencia de la organizacin
colectiva para enfrentar ese control- pero le impide tambin la cabal
comprensin de qu es lo que colectivamente los trabajadores de la educacin
estn produciendo.
Porque solamente desde una visin de la integralidad del proceso de trabajo que
implica la educacin se hacen evidentes las varias dimensiones que tiene esa
produccin. En particular, la produccin quizs ms especfica de este trabajo: el
conocimiento sobre la educacin.
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