La Rebelion de Tupac Amaru y La Importancia de Su Vision Mesianica y Andina
La Rebelion de Tupac Amaru y La Importancia de Su Vision Mesianica y Andina
La Rebelion de Tupac Amaru y La Importancia de Su Vision Mesianica y Andina
1.
INTRODUCCIN
Tradicionalmente, se nos ha hecho creer que con la llegada de los espaoles los
habitantes del sector andino se vieron en contacto con la civilizacin, sin embargo, esta
idea es errada, ya que el Tahuantinsuyo ha sido uno de los Estados ms grandes y
completos, que logr su carcter de civilizacin antes de la llegada de los dominadores
espaoles.
DANIELA MARGARITA HAPPKE RIVERA (La Serena, Chile, 07/06/1986 - ) es estudiante de Licenciatura
en Educacin de Castellano, en la Universidad de Santiago de Chile. Actualmente cursa el sptimo
semestre de la carrera. Sus intereses acadmicos se inclinan hacia la Literatura Latinoamericana Colonial.
Esta investigacin pretende abordar lo que signific este hombre para la sociedad andina
y el legado cultural que se desarroll en torno a su figura, a travs de las caractersticas
mesinicas que se le atribuyen y que surgen producto de ideologas como la de la utopa
andina y la del milenarismo, ideas que desencadenan mitos que explican
metafricamente fenmenos de la realidad.
Mediante esta visin utpica, mesinica y milenarista logramos percibir que en todas las
religiones y religiosidades hay caractersticas similares, y que lo que conocemos como
milenarismo no se da solamente en la tradicin judeo-cristiana, sino que en diversas
culturas, ya que en todas partes hay un Mesas que nace, sufre, muere y resucita (lo que
cambian son las conceptualizaciones), lo que va en directa relacin con los ciclos de la
naturaleza: otoo-invierno-primavera-verano, ciclos que se repiten.
Esto cobra significacin en el siglo XVIII con Tpac Amaru, ya que la utopa andina, a
partir del periodo de la conquista, representaba el sueo de volver al Tahuantinsuyo y al
sistema incario. Esto se vea como algo realizable a travs de la figura de Tpac Amaru.
Luego de casi tres siglos de dominacin, se comenz a proyectar un nuevo orden, en el
cual los sectores sociales que se haban originado producto de la Colonia exigan un
espacio y una participacin adecuada y justa en la sociedad.
2.
Los siglos XVII y XVIII en Amrica latina se caracterizan por una actitud reaccionaria
de parte de la poblacin indgena, mestiza y negra, con algunas participaciones de los
criollos. Esta actitud iba en contra de los grupos hegemnicos espaoles que ejercan de
manera inadecuada el poder. Entre estas rebeliones, encontramos la de Juan Santos
Atahualpa (1742), la de Arauco (1536-1810) y la de Jos Gabriel Tpac Amaru (1780).
Esta ltima oper en el alto Per (Bolivia) y otros territorios del Virreinato de Ro de la
Plata (Argentina), llegando por el sur hasta Paraguay y la Zona Oriental (Uruguay); y
por el norte, hacia la Audiencia de Quito, penetrando en Venezuela. Alcanz a toda
Sudamrica, menos Brasil y Chile, que vivan sus propias rebeliones. Esto nos deja claro
que en Amrica s hubo resistencia a la Conquista espaola.
Jos Gabriel Condorcanqui nace en 1738 en Surimana; en 1760 se casa con Micaela
Bastidas Puyucawa, con quien tiene tres hijos: Hiplito, Mariano y Fernando. Era un
hombre de buen pasar, debido a que el proyecto que haba armado Espaa en el Per
daba ciertos privilegios a los caciques para que manejaran al resto de la poblacin. l, a
pesar de esa condicin de aparente privilegio, se transforma en el cabecilla de los
campesinos y mitayos2 explotados por los espaoles.
En Per haba crecido, en el siglo XVI, un imperio resistente al espaol, que en sus
ltimas luchas contra espaoles estuvo encabezado por Tpac Amaru I (Suprema
Serpiente), rey inca que impuls indirectamente a que Jos Gabriel Condorcanqui
tomara el nombre Tpac Amaru II, en 1780, en homenaje a este valeroso rey inca a
quien el Rey espaol haba mandado a decapitar. Adems, Tpac Amaru se nutre de
sucesos de la vida de otro prcer latinoamericano, llamado Atahualpa (ajusticiado por
Pizarro), emperador inca que, al morir, haba dicho que volvera en forma de serpiente
(Amaru). Es as como Atahualpa y Tpac Amaru se convierten en divinidades tnicas3.
El 4 de noviembre 1780, Tpac Amaru II apresa al corregidor Antonio de Arriaga y da
su famoso grito de rebelin. El da 11 del mismo mes, Arriaga es ejecutado en la plaza
de Tungasuca (provincia de Tinta). Al da siguiente Fernando Cabrera, el corregidor de
Kispicanchis, llega a Cusco con la noticia de la rebelin; el corregidor del Cusco,
Fernando Incln Valdez, nombra una junta de guerra.
(De mita) Indio que en Amrica daban por sorteo y repartimiento los pueblos para el trabajo.
Hace referencia a los dioses o espritus del inframundo, por oposicin a las deidades celestes. A veces
tambin se los denomina telricos. [En: Wikipedia. La Enciclopedia Libre: http://www.wikipedia.org/.
Visitado el 23 de agosto de 2008]
3
3.
Eduardo, Galeano: Memoria del fuego II. Las caras y las mscaras. [En: http://books.google.com/.
Edicin digital visitada el 23 de octubre de 2008].
5
Funcionarios de la poca de la Reconquista en Espaa que velaban por la moral y las buenas costumbres
(entendida por los espaoles), una de las cosas que corregan era la poligamia (aunque ellos mismos no la
practicaban, Irala, gobernador de la provincia del Ro de la Plata tuvo cincuenta concubinas) sta, ms el
monotesmo eran las obsesiones de los corregidores.
Contra esto se rebela Tpac Amaru: forma un ejrcito libertador realmente trascendental,
usando el camino del inca como correo. Este ejrcito va a tener ms de 150 mil efectivos
integrados por grupos regionales. Una de las primeras cosas que hace Tpac Amaru
despus de ejecutar a Arriaga es emitir el Bando de libertad de los esclavos, el 16 de
noviembre de 1780, en el que dice:
Los reyes de Castilla me han tenido usurpada la corona y dominio de mis gentes
cerca de tres siglos, estropeando como a bestias a los naturales del reino,
quitando las vidas a todos los que no supieran robar como ellos, y todo digno del
ms severo reparo () en el nombre de Dios Todopoderoso ordenamos y
mandamos que ninguna de las personas dichas paguen ni obedezcan cosa alguna
a los ministros europeos intrusos y salvajes7
Estas injusticias se dieron a conocer en una denuncia que hicieron Antonio de Ulloa y
Jorge Juan en Noticias Secretas de Amrica (1735), un documento encargado por
Fernando VI.
6
Eduardo,
Galeano:
El
Pas
que
quiere
existir.
[Artculo
disponible
en:
www.patriagrande.net/uruguay/eduardo.galeano/escritos/. Visitado el 20 de agosto de 2008]
7
Felipe, Pigna: Revoluciones en Amrica [Versin digital del artculo disponible en:
http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/mundo/revoluciones_en_america.php/. Visitado el 20 de agosto
de 2008]
En esta sentencia nombra a Fernando como uno de las personas a ejecutar, sin embargo, por otras
referencias bibliogrficas sabemos que fue desterrado junto a su hermano Mariano en 1783. (Cf. Daniel,
Valcrcel: Rebeliones Coloniales Sudamericanas, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1982).
11
De una u otra forma, el sueo de Tpac Amaru se pudo cumplir en cuanto al reparto de
tierras y la devolucin de propiedades a las comunidades cuando se produce la
revolucin peruana de Velasco Alvarado, quien lanz una reforma agraria apuntada a
eliminar las grandes haciendas. Bajo la gran figura de Tpac Amaru, el plan de reforma
agraria complet los sueos del inca despus de ms de doscientos aos.
4.
Los indios trabajaban y servan a los espaoles y esto era lo que se buscaba revertir al
poner nuevamente el mundo sobre los pies. En los siglos XVI, XVII y XVIII se
planteaba que esto era volver al incario, es decir, al reino de los justos, al mundo
originario. Por un mundo as era por el que luchaba Jos Gabriel Tpac Amaru.
A partir de esta idea volver al Incario, al cual se suma la decapitacin de Tpac Amaru
Isurge el mito de Inkarri, que era la esperanza mesinica del regreso del Inca, que
retornara cuando su cuerpo se volviera a juntar con su cabeza. Esto se traduce en lo que
se conoce como la utopa andina que consiste en una especie de mitificacin del
pasado, es decir, el sueo de volver cclicamente al tiempo y espacio ideal (que sera el
Tahuantinsuyo), luego de un perodo determinado que, simblicamente, se interpreta
como mil aos. De ah viene el milenarismo, una conceptualizacin europea que, desde
la perspectiva judeo-cristiana, se aplica al Apocalipsis y sostiene la idea de que vendr
un Mesas a reinstaurar el Reino de Dios en la tierra, por lo que el mesianismo vendra a
ser la concretizacin del milenarismo en una persona. Joaqun de Fiore fue el precursor
de este milenarismo cristiano y lo convierte en un sistema proftico: la historia se
reparta en tres edades: la del Padre y ya pasada (que es la del Antiguo Testamento y
dirigido por los patriarcas); el presente (edad del Hijo dirigida por los apstoles); y la
venidera (edad del Espritu Santo dirigida por los religiosos).
10
Debido a la conquista este, sistema proftico que plantea Joaqun de Fiore se imbrica
con la esperanza mesinica inca, en donde el Inkarri sera el Mesas. El mito de Inkarri
formara parte de un ciclo mayor: las tres edades del mundo, donde la del Padre
corresponde al tiempo de los gentiles (cuando los andinos no conocan la religin
catlica); el tiempo del Hijo, que corresponde al dominio de los espaoles junto a
sufrimientos similares a los que Cristo soport; y la edad del Espritu Santo, donde los
campesinos volvern a recuperar la tierra que les pertenece, y que culmina su
instauracin cuando se derrota al Anticristo.
Debido a esta imbricacin, el milenarismo se relaciona con el Pachacuti: Cada mil aos
(no exactos, pues se refiere a una era), se genera un fenmeno en que se vuelve a poner
el mundo sobre los pies. Debido a esto, se produce la renovacin constante. Este
concepto equivale a reformador o transformador del mundo. Para el Inca Garcilaso,
Valera o Las Casas, es un personaje, pero, para otros, quizs ms cercanos al mundo
indgena (Huamn Poma, por ejemplo), es una fuerza telrica, algo as como un
cataclismo, que indica un nuevo tiempo y, a la vez, un castigo. Esto alude al trnsito de
una edad a otra (milenarismo, en el caso cristiano) pero tambin al resultado de esta
transicin, que sera la inversin de las cosas. Para muchos hombres andinos, la
conquista fue un Pachacuti.
Segn la concepcin indgena, el cosmos se divida en dos: el mundo de arriba y el de
abajo (hananpacha-hurinpacha). Esta dualidad se daba en todos los centros poblados, y
se caracterizaban por ser opuestas y necesarias entre s. Para que todo funcionara bien,
haba que mantener ambas, pero al llegar los espaoles, se entabl la relacin asimtrica
entre ambos mundos (espaol-indgena). Flores Galindo dice que todo esto puede ser
entendido por algunos como la instauracin del desorden, la inversin de la realidad. Las
cosmovisin europea exclua los rasgos indgenas en la cultura, mientras que la
concepcin indgena no exclua el cristianismo, lo que produjo un sincretismo cultural
en muchos rituales conocidos hoy en da.
11
Existi un jesuita chileno que daba su interpretacin del fin del los tiempos,
adhirindose a la doctrina milenarista. Este hombre era Manuel Lacunza, quien escribi
su obra mientras se encontraba en el exilio debido a la expulsin de su orden de los
territorios espaoles13. En La venida del Mesas en gloria y majestad14, nos habla de la
visin milenarista, obviamente desde su perspectiva judeo-cristiana y del lado de los
oprimidos, centrndose en el captulo XX del Apocalipsis, al que da una interpretacin
literal ms que la espiritual que propona el Magisterio de la Iglesia15. Uno de los temas
que plantea es el del Anticristo, segn indica Mariana Caldern:
Tengo propuesto un nuevo Anticristo () cuando haya ganado y puesto de su
parte una bestia terrible de dos cuernos con todo su talento de hacer milagros,
entonces este hombre de pecado, el hijo de la perdicin, el cual se opone, y se
levanta sobre todo lo que se llama Dios, se sentar en la Iglesia de Cristo, que es
el templo del verdadero Dios (). Entonces mandar en este templo, y se har
obedecer () entonces se ver hecho dueo y seor de la casa y templo de Dios,
que sois vosotros (Lacunza, citado por Caldern, 2001: 60).
Debemos notar en este fragmento la relacin existente con el milenarismo andino, donde
el papel del Anticristo lo ocuparan los espaoles llegados a Amrica, quienes se oponen
a todo lo que se llame Inca (que sera Dios), y que han adoptado el papel de bestias, al
hacer pasar penalidades a los americanos, que seran el templo de Dios, sometido a la
esclavitud impuesta por los invasores que se hacen obedecer. Sin embargo, ante todo
esto, hay una esperanza: Pero cuando los elegidos queden reducidos a la nada, all
aparecer el Mesas que juzgar a los buenos y reinar con ellos mil aos (Lacunza,
citado por Caldern, 2001: 60). Esta idea sigue teniendo relacin con el milenarismo
13
En su obra, hay ataques a la oficialidad de la Iglesia Catlica, debido a las injusticias de las que han sido
victimas los de su orden y por el deterioro moral y doctrinario de las jerarquas eclesisticas.
14
Sentenciada por el ndex el 6 de septiembre de 1824.
15
Se dice que San Jernimo fue uno de los primeros en atacar el milenarismo, as lo hizo tambin San
Agustn, quien determin el carcter simblico del Apocalipsis y el peligro de darle una interpretacin
literal.
12
andino, ya que la utopa andina dice que en algn momento llegar nuevamente el Inca y
pondr al mundo sobre sus pies, as se volver el reino de justicia anhelado. Cabe
destacar que la Iglesia y el clero, de una u otra forma, contribuyeron indirectamente a la
difusin de la utopa andina, esto porque la utopa se nutri de las ideas milenaristas y
mesinicas, conceptos que tienen que ver con la religin.
En el siglo XVII se dan dos intentos de elaborar tericamente la utopa andina. En 1609,
el Inca Garcilaso de la Vega publica su libro Los Comentarios Reales de los Incas, que
tena como finalidad legitimar el gobierno de una monarqua de supuesto origen divino.
En 1614, Felipe Huamn Poma de Ayala, termina su crnica iconogrfica o carta
dirigida al rey de Espaa, donde desde una perspectiva provinciana, tnica y
anticuzquea, le peda al rey Felipe III que las tierras del Tahuantinsuyo deban ser
gobernadas por los descendientes de los antiguos y legtimos linajes de curacas
conquistados por los Incas. Estos podran gobernar las poblaciones andinas de manera
autnoma, legtima y establecer acuerdos de gobierno con autoridades paralelas, como el
virrey. En ambos casos, se proponan alternativas ms o menos viables: el Inca
Garcilaso, el respeto y la restauracin de los privilegios a la nobleza cuzquea; Huamn
Poma, la instalacin de un Estado indio, aunque al servicio de la metrpoli europea.
Ambos proyectos, sin embargo, fueron irrealizables para el gobierno colonial, que hizo
exactamente lo contrario: trat de liquidar a las aristocracias andinas. Las dos tratan de
idealizar a las noblezas que haban gobernado desde el Cusco o desde las provincias.
Esto nos revela que durante el siglo XVI y XVII existan mecanismos de idealizacin,
que tomaban la forma de relato histrico, los que, junto a los mecanismos de transmisin
oral, alimentaron constantemente las esperanzas indgenas y prepararon las condiciones
para la insurreccin de Tpac Amaru.
5.
13
16
14
6.
CONCLUSIN
Mediante esta investigacin se ha podido conocer las distintas visiones e ideas de mundo
que tenan espaoles e incas, pero, a la vez, se han comprobado los rasgos comunes
entre ambas ideologas respecto a religin y religiosidad, lo que nos lleva a sustentar la
15
hiptesis de que todas las religiones tienen las mismas bases, comprobndose con
algunos elementos, tales como: Mesas, diluvios, cataclismos, Pachacuti, fin del mundo.
Cuando se encuentran dos culturas que comparten elementos comunes, en este caso en
la religiosidad, se da un fenmeno de sincretismo cultural, proceso que, si bien ocurri
en Amrica, fue para ir en desmedro de las creencias de los pueblos originarios, ya que
fueron ellos los que, ya sea por imposicin o simplemente por compartir su territorio con
otra cultura, debieron adoptar los caracteres religiosos provenientes de la ideologa
judeo-cristiana; y no a los espaoles tomar en cuenta los caracteres de la ideologa
incaica, es ms, los actos indgenas fueron acallados y, durante muchos aos, se
castigaban como herejas.
Toda nuestra religiosidad est llena de actos indgenas, pero estos ritos estn
enmascarados bajo la perspectiva catlica, ocultando las tradiciones originarias. Estos
ritos los conocemos actualmente como pagano-religiosos, por ejemplo, la fiesta de la
Virgen de la Alta Gracia en Per, en la cual bailan a la Virgen y al Inca. Los bailes son
de carcter guerrero, lo que no se asocia a la imagen de Mara, pero si a la del Inca. ste
es el resultado del mestizaje cultural que se vivi durante la colonia, en que los
dominados filtraron los contenidos que se le imponan para seleccionarlos e imbricarlos
con las creencias y costumbres que acarreaban desde la poca del Tahuantinsuyu.
Frente a todo surge el factor de la tolerancia: acaso no hubiese sido distinto todo si,
desde un principio, es decir, si los primeros espaoles llegados a Amrica, hubiesen
practicado la tolerancia? As como los espaoles implantaron sus costumbres a los
aborgenes, nos dejaron como herencia a nosotros, los actuales americanos, la poltica
racista e intolerante que hasta el momento no hemos sido capaces de revertir.
16
BIBLIOGRAFA
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Universidad Catlica de Chile, 2001.
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17
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Tpac
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[En:
http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/virreinato/tupac_lucha_por_la_independencia.
php 20/08/08]
Relacin histrica de los sucesos de la rebelin de Jos Gabriel Tpac-Amaru en la
provincias
del
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1780.
[En:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/07034930999658395207857/index.
htm Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002.
[D.H.R. / USACH]