Simplificar La Ortografía

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Simplificar la ortografa

Botella al mar para el dios de las palabras: el discurso de Garca Mrquez en Zacatecas
que dio origen a la polmica. El Premio Nobel de Literatura intervino en la apertura del
Primer Congreso Internacional de la Lengua Espaola y sus ideas crearon una
formidable polmica que ha traspasado el mundo de los expertos y de los gramticos y
se
ha
ampliado
a
los
que
leen
o
escriben.
Entrevista concedida por Garca Mrquez a Joaqun Estefana: Gabo aclara , antes de
partir hacia La Habana, sus puntos de vista sobre el asunto con el director de la
Escuela de Periodismo Universidad Autnoma de Madrid/ EL PAS, Joaqun Estefana ,
de
la
que
l
es
profesor.

Fotografa de 1981: AP/ Wide World Photos

Botella al mar para el dios de las palabras

A mis doce aos de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un
seor cura que pasaba me salv con un grito: Cuidado! El ciclista cay a tierra. El
seor cura, sin detenerse, me dijo: Ya vio lo que es el poder de la palabra? Ese da lo
supe. Ahora sabemos, ademas, que los mayas lo saban desde los tiempos de Cristo, y
con
tanto
rigor,
que
tenan
un
dios
especial
para
las
palabras.
Nunca como hoy ha sido tan grande ese poder. La humanidad entrar en el tercer
milenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen est desplazndolas
ni que pueda extinguirlas. Al contrario, est potencindolas: nunca hubo en el mundo
tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedro como en la inmensa Babel de la
vida actual. Palabras inventadas, maltratadas o sacralizadas por la prensa, por los
libros desechables, por los carteles de publicidad; habladas y cantadas por la radio, la
televisin, el cine, el telfono, los altavoces pblicos; gritadas a brocha gorda en las
paredes de la calle o susurradas al odo en las penumbras del amor.
No: el gran derrotado es el silencio. Las cosas tienen ahora tantos nombres en
tantas lenguas que ya no es fcil saber como se llaman en ninguna. Los idiomas se
dispersan sueltos de madrina, se mezclan y confunden, disparados hacia el destino
ineluctable de un lenguaje global.
La lengua espaola tiene que prepararse para un ciclo grande en ese porvenir sin
fronteras. Es un derecho histrico. No por su prepotencia econmica, como otras
lenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinmica creativa, su vasta experiencia
cultural, su rapidez y su fuerza de expansin, en un mbito propio de diecinueve
millones de kilmetros cuadrados y cuatrocientos millones de hablantes al terminar
este siglo. Con razn un maestro de letras hispnicas en los Estados Unidos ha dicho
que sus horas de clase se le van en servir de intrprete entre latinoamericanos de
distintos pases. Llama la atencin que el verbo pasar tenga cincuenta y cuatro
significados, mientras en la repblica del Ecuador tienen ciento cinco nombres para el
rgano sexual masculino, y en cambio la palabra condoliente, que se explica por s
sola, y que tanta falta nos hace, aun no se ha inventado. A un joven periodista francs
lo deslumbran los hallazgos poticos que encuentra a cada paso en nuestra vida
domstica. Que un nio desvelado por el balido intermitente y triste de un cordero,
dijo: ``Parece un faro''. Que una vivandera de la Guajira colombiana rechazo un
cocimiento de toronjil porque le supo a Viernes Santo. Que Don Sebastin de
Covarrubias, en su diccionario memorable, nos dejo escrito de su puo y letra que el
amarillo es el color de los enamorados. Cuntas veces no hemos probado nosotros
mismos un caf que sabe a ventana, un pan que sabe a rincn, una cereza que sabe a
beso?

Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde hace tiempos no
cabe en su pellejo. Pero nuestra contribucin no debera ser la de meterla en cintura,
sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo veintiuno
como Pedro por su casa.
En ese sentido, me atrevera a sugerir ante esta sabia audiencia que
simplifiquemos la gramtica antes de que la gramtica termine por simplificarnos a
nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indgenas a las que
tanto debemos lo mucho que tienen todava para ensearnos y enriquecernos,
asimilemos pronto y bien los neologismos tcnicos y cientficos antes de que se nos
infiltren sin digerir, negociemos de buen corazn con los gerundios brbaros, los ques
endmicos, el dequesmo parasitario, y devolvamos al subjuntivo presente el esplendor
de sus esdrjulas: vyamos en vez de vayamos, cntemos en vez de cantemos, o el
armonioso muramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografa, terror del

ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de
lmites entre la ge y jota, y pongamos ms uso de razn en los acentos escritos, que al
fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lgrima ni confundir revolver con
revlver. Y que de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos espaoles
nos
trajeron
como
si
fueran
dos
y
siempre
sobra
una?

Son preguntas al azar, por supuesto, como botellas arrojadas a la mar con la
esperanza de que les lleguen al dios de las palabras. A no ser que por estas osadas y
desatinos, tanto l como todos nosotros terminemos por lamentar, con razn y
derecho, que no me hubiera atropellado a tiempo aquella bicicleta providencial de mis
doce aos. [ Declaraciones de Garca Mrquez para La Jornada, Mxico, 8 de abril de
1997]

Entrevista
Estefana
Joaqun

concedida

por

Garca

Mrquez

Joaqun
Estefana

El escritor Gabriel Garca Mrquez considera natural la reaccin de los


gramticos, lingistas y acadmicos a su discurso de Zacatecas ( Botella al mar para el
dios de las palabras , EL PAS del pasado martes 8 de abril): Sera absurdo que los
que guardan la virginidad de la lengua estuvieran contra s mismos. Pero la mayora
parece haber hablado sin conocer el texto completo de mi discurso, sino slo
fragmentos ms o menos desfigurados en despachos de agencias. En todo caso es
increble que a la hora de la verdad hasta los ms liberales sean tan conservadores.
Estos das hemos odo en muchas ocasiones que el escritor colombiano haba
pedido suprimir la gramtica. Su discurso no lo dice.
Dije que la gramtica debera simplificarse, y este verbo, segn el Diccionario de
la Academia, significa 'hacer ms sencilla, ms fcil o menos complicada una cosa'.
Pasando por alto el hecho de que esa definicin dice tres veces lo mismo, es muy
distinto lo que dije que lo que dicen que dije. Tambin dije que humanicemos las leyes
de la gramtica. Y humanizar, segn el mismo diccionario, tiene dos acepciones. La
primera: 'hacer a alguien o algo humano, familiar o afable'. La segunda, en
pronominal: 'Ablandarse, desenojarse, hacerse benigno'. Dnde est el pecado?, se
pregunta.
El siguiente punto de contestacin a las palabras de Garca Mrquez es el
ortogrfico. Parte del supuesto de que si a l le hiciesen un examen de gramtica, le
reprobaran en toda lnea.
Adems, mi ortografa me la corrigen los correctores de pruebas. Si fuera un
hombre de mala fe dira que sta es una demostracin ms de que la gramtica no
sirve para nada. Sin embargo la justicia es otra: si cometo pocos errores gramaticales
es porque he aprendido a escribir leyendo al derecho y al revs a los autores que

inventaron la literatura espaola y a los que siguen inventndola porque aprendieron


con aquellos. No hay otra manera de aprender a escribir.
En toda la conversacin, el Nobel de Literatura reivindica su papel de escritor y
como tal, piensa ms en el sufrimiento de la gente que en la pureza del lenguaje.
Por eso dije y repito que debera jubilarse la ortografa. Me refiero, por supuesto,
a la ortografa vigente, como una consecuencia inmediata de la humanizacin general
de la gramtica. No dije que se elimine la letra hache, sino las haches rupestres. Es
decir, las que nos vienen de la edad de piedra. No muchas otras, que todava tienen
algn sentido, o alguna funcin importante, como en la conformacin del sonido che,
que por fortuna desapareci como letra independiente.
Quiz el mayor escndalo se ha formado con sus propuestas respecto a las bes y
las uves, y con los acentos.
Sobre las primeras, dice: No faltan los cursis de saln o de radio y televisin que
pronuncian la be y la ve como labiales o labidentales, al igual que en las otras letras
romances. Pero nunca dije que se eliminara una de las dos, sino que seal el caso con
la esperanza de que se busque algn remedio para otro de los ms grandes tormentos
de la escuela. Tampoco dije que se eliminara la ge o la jota. Juan Ramn Jimnez
reemplaz la ge por la jota, cuando sonaba como tal, y no sirvi de nada. Lo que
suger es ms difcil de hacer pero ms necesario: que se firme un tratado de lmites
entre las dos para que se sepa dnde va cada una.
En cuanto los acentos, irnico, explica.
Creo que lo ms conservador que he dicho en mi vida fue lo que dije sobre ellos:
pongamos ms uso de razn en los acentos escritos . Como estn hoy, con perdn de
los seores puristas, no tienen ninguna lgica. Y lo nico que se est logrando con
estas leyes marciales es que los estudiantes odien el idioma.
Garca Mrquez opina que los gramticos y los escritores son oficios distintos. Su
diferente dialctica es la que ha generado el debate.
La raz de esta falsa polmica es que somos los escritores, y no los gramticos y
lingistas, quienes tenemos el oficio feliz de enfrentarnos y embarrarnos con el
lenguaje todos los das de nuestras vidas. Somos los que sufrimos con sus camisas de
fuerza y cinturones de castidad. A veces nos asfixiamos, y nos salimos por la tangente
con algo que parece arbitrario, o apelamos a la sabidura callejera.
Por ejemplo: he dicho en mi discurso que la palabra condoliente no existe.
Existen el verbo condoler y el sustantivo doliente , que es el que recibe las
condolencias . Pero los que las dan no tienen nombre. Yo lo resolv para m en El
General en su laberinto con una palabra sin inventar: condolientes . Se me ha
reprochado tambin que en tres libros he usado la palabra timo, que es italiana
derivada del latn, pero que no pas al castellano. Adems, en mis ltimos seis libros
no he usado un slo adverbio de modo terminado en mente, porque me parecen feos,
largos y fciles, y casi siempre que se eluden se encuentran formas bellas y
originales.

El escritor, que est de excelente humor, concluye la conversacin de un modo


muy expresivo.
El deber de los escritores no es conservar el lenguaje sino abrirle camino en la
historia. Los gramticos revientan de ira con nuestros desatinos pero los del siglo
siguiente los recogen como genialidades de la lengua. De modo que tranquilos todos:
no hay pleito. Nos vemos en el tercer milenio.
Y reitera sus palabras de Zacatecas: Simplifiquemos la gramtica antes de que la
gramtica
termine
por
simplificarnos
a
nosotros.

Toda la informacin al respecto en La Pgina del Idioma Espaol

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