Cuentos para Trabajar Miedos
Cuentos para Trabajar Miedos
Cuentos para Trabajar Miedos
Relato ganador
Haba una vez una nia que se llamaba Julia. Julia tena miedo de muchas
cosas. Tena miedo en la oscuridad, tena miedo de quedarse sola, tambin
tena miedo cuando vea a mucha gente, tena miedo de los perros, de los
gatos, de los pjaros, de los desconocidos, tena miedo al agua de la piscina y
de la playa, tena miedo del fuego, de los truenos, de las tormentas, tena
miedo de los monstruos de los cuentos, tena miedo de ponerse enferma, o de
que su mam enfermara, tena miedo de ir al cole, de caerse o hacerse dao
jugando
Tena tanto miedo que nunca sala de casa para no caerse, enfermar,
encontrarse con algn perro o persona desconocida. Pasaban los das y Julia
miraba por la ventana, vea jugar a los nios y nias, vea como corran y se
divertan. Su mam le deca: por qu no vas a jugar con ellos? Pero Julia se
senta muy triste porque tena mucho miedo y no quera salir de casa. Llegaba
la noche y Julia temblaba de miedo en su cama, todo estaba muy oscuro y no
se oa nada, le daba miedo el silencio y la oscuridad de la noche, as que se
levantaba y, sin hacer ruido, se meta en la cama de sus paps, all se senta
protegida.
Una noche, mientras dorma entre mam y pap, la cama comenz a temblar,
se mova tanto que Julia se despert sobresaltada. Terremoto, hay un
terremoto! Sus paps parecan no notarlo. Julia se puso de pie en la cama,
comenz a saltar y gritar para despertar a sus paps, entonces un gran agujero
se abri en el centro. Julia cay dentro y bajo por un tobogn que le dej en un
bosque tenebroso y oscuro. Se levant del suelo y mir a su alrededor: dnde
estoy? Est muy oscuro, tengo miedo. Mam! Pap! Venir a por m! Nadie
pareca orla, as que Julia pens que tena que salir de ah, se levant y
comenz a andar. Enseguida encontr un camino y decidi seguir andado por
l para ver dnde le llevaba. Qu silencio, no se oye nada! Tengo miedo!
Julia se acordaba de mam y pap, se senta sola y tena ms miedo an.
Cansada de andar se sent junto a un rbol, se senta tan triste que empez a
llorar.
- Te lo voy a explicar ms despacio Hola! Soy Dog, soy el perro que guarda el
bosque de tus miedos, este bosque lo has creado tu solita, aqu vas metiendo
todas las cosas, animales y personas que te dan miedo. Es un bosque muy
grande, demasiado grande, porque tienes miedo de demasiadas cosas.
Quieres que te lo ensee? Sgueme.
Dog y Julia recorrieron el bosque y Julia pudo ver todas las cosas, animales y
personas que le daban miedo. Despus de haberlo visto todo, se sent en un
claro del bosque. A su alrededor tena nubes negras, perros, gatos, pjaros,
tormentas, desconocidos, fuego y tantas cosas que le daban miedo.
- Estoy cansada de que me sigan todas estas cosas. Puedes decirme qu
tengo que hacer para no tener miedo?
- Al miedo hay que asustarle! le dijo Dog.
- Asustar al miedo? Y eso cmo se hace?
- Muy fcil. T cmo asustas a un amigo?
- Me escondo y, cuando no se lo espera, salto y con cara de monstruo le grito:
Buuuuhhh!!
- Muy bien! Pues eso mismo tienes que hacerle al miedo.
- Pero, dnde est el miedo?
- Espera, que ahora mismo te lo traigo.
Dog desapareci entre los rboles y al poco rato apareci trayendo consigo
algo muy grande que vena tapado con una tela negra. Julia se qued con la
boca abierta.
- Que me trae el miedo! pens.
Y al instante se puso a temblar. Dog coloc delante de ella aquel bulto tan
grande
le
dijo:
Julia se arm de valor, puso la cara ms fea que haba puesto nunca, levant
las manos como si fueran garras y grit muy muy fuerte Buuuuuhhhhh!!!!
Al instante Dog retir la tela que cubra al miedo y sorpresa! Julia se vio
reflejada en un gran espejo, como se vio tan fea y haciendo de monstruo, le dio
un ataque de risa
- JajajajaJajajaja! Pero qu broma es sta? Si soy yo!
- No es ninguna broma, Julia le dijo Dog. El miedo no existe, lo creas t
misma. Volvers a tener miedo?
- Miedo? De quin? De m misma? No!, pero si yo no doy miedo. Buuuhhh!
gritaba Julia frente al espejo. Jajajajajaja! Nunca me haba redo tanto.
Mientras deca esto, los animales empezaron a desaparecer, las tormentas, el
fuego, el agua, y tambin el bosque; el bosque empez a hacerse pequeo,
muy pequeo.
- Gracias, Julia! le dijo Dog.
- No! Gracias a ti, Dog! Por ensearme al miedo.
A la maana siguiente, Julia se despert en su habitacin, su mam extraada
fue
buscarla
fue
corriendo:
- Qu ha pasado?
- Vers, mam, yo estaba jugando y de la caja de los muecos ha salido un
monstruo muy grande de color azul que se ha asustado al verme y se ha
escondido debajo de la cama.
- Y t no te has asustado cuando sali ese monstruo?
- Claro que no, por qu me tengo que asustar? Es muy guapo y suavecito. Solo
quiero jugar con l, pero me parece que l no quiere.
- Bueno, tengo una idea, vamos a agacharnos y le buscamos bajo la cama para
que
nos
conozca.
- Hola, seor monstruo, me llamo Leyre y tengo 3 aos, quieres jugar conmigo
y con mam? Me gusta tu color, aunque mi color preferido es el rosa. Tengo
puzles y un tren, y pinturas...
Qu te gusta ms?
De repente, debajo de la cama asom una cabecita azul, peluda, con tres ojos
y
una
boca
enorme:
jugar
muy
bien.
Dame
tu
mano
que
yo
te
enseo.
Una pequea mano peluda con seis dedos sali bajo la cama y agarr la de
Leyre. Entonces Gluf not su calor, vio la alegra en la cara de la nia y su
sonrisa y cuando ella le bes supo que iban a ser grandes amigos, que podran
jugar juntos y se le pas el miedo.
Esa tarde corrieron por la casa, hicieron puzles, saltaron a la comba y cuando
ya estaban muy cansados se sentaron a merendar. Leyre decidi que le
presentara a sus amigos del cole y Gluf le ense a sus amigos monstruos de
muchos colores, grandes y pequeos, peludos y sin pelo. Desde entonces los
finalista
la
ciudad.
entraron
en
la
habitacin
preguntaron
su
pequeo:
- De qu tienes miedo?
- Del monstruo.
- Y, dnde est?
- Ah, debajo de la ropa.
Los padres levantaron la ropa y nada.
- Se ha metido dentro del armario al veros asegur el nio.
Los padres abrieron el armario y nada.
- Est debajo de la cama! - susurr como si la amenaza ms terrible del
mundo
pudiera
orles.
Los padres miraron debajo de la cama, cada uno por un lado, y slo se vieron el
uno al otro, aguantndose la risa y tambin los bostezos.
- No hay ningn monstruo, campen - afirm el padre, con la vana esperanza
de
que
su
hijo
le
creyera.
- Pues lo haba afirm el hijo con la seguridad de que su padre le iba a creer.
si
vuelve?
- Que los buenos luchaban contra los malos respondi el padre, recordando
que l tampoco supo comprender aquellos nombres hasta que fue ms mayor.
Y uno de los ms malos se llamaba Somncubus, un semidios que, desterrado a
la Sombra Oscura por su codicia, juro que se vengara de los mortales y que su
venganza sera tan terrible que todos los Poderes del Universo tendran que
arrodillarse ante l.
Usando un conjuro prohibido que haban ocultado bajo siete hechizos los
Santos Sabios, Somncubus cre un sentimiento que slo l podra controlar: el
miedo. Y us su poder para inspirar ese sentimiento entre todos los mortales
mientras dorman. Y antes de que la Luna diera paso al Sol, el miedo se haba
vuelto
tan
poderoso
que
ni
el
mismo
Somncubus
pudo
dominarlo.
en
la
historia.
bajo
las
camas.
en
su
habitacin.
Sigue,
sigue,
porfi.
Gemidas...
-
Por
quines?
pregunt
el
hijo.
- Por los buenos aclar el padre, y continu. ... ser escuchado en la siguiente
Asamblea y proclam: esto que veis puede vencer al miedo. Lo llamo Valor. Los
semidioses sonrieron incrdulos, pues no entendan como un montn de hojas
podan vencer al miedo, que ya haba derrotado a un poderoso semidios como
Somncubus, haba dominado el corazn de los hombres y amenazaba el
equilibrio del Universo. Entonces el joven pregunt a la Asamblea cul era su
mayor temor. Y mientras ellos le contestaban: ser desterrados como
Guardianes de la Tierra, el joven les dibujaba en las hojas, marchando con la
cabeza baja y el rostro triste. Cuando hubo terminado el dibujo, lo mostr. Y
entonces...
-
Qu....qu?
preguntaba
el
nio
aferrado
su
almohada.
- Unas luces oscuras salieron de los corazones de los semidioses, como rayos
en una tormenta. Y todas aquellas luces se estrellaban contra el montn de
hojas quedando encerradas. Y cuando las luces terminaron, el miedo haba
desaparecido.
- Qu guay! exclam el nio, pensando que sera fantstico poder tener unas
cuantas de esas hojas. El padre se sent en la cama, junto a su hijo, y le
pregunt
-
Claro!
si
-
le
apeteca
respondi.
or
se
el
acurruc
resto
bajo
de
uno
la
de
sus
historia.
brazos.
- Fascinados por el invento ordenaron a los rboles que hicieran brotar millones
de hojas y encargaron al joven muchacho que los convirtiera en "valores". Uno
para cada corazn temeroso. Entonces l explic que eso era algo que tena
que hacer cada persona por s misma, pero los semidioses (que no tenan
demasiada paciencia) insistieron en que l deba ir pueblo por pueblo
explicando
el
modo
de
acabar
con
el
Miedo.
tambin
era
casi
un
nio.
de
los
Qu
Santos
ley
era
Sabios.
esa,
pap?
hacer
tantas
cosas
si
tuviera
magia.
qu
pas,
pap?
Qu
el
valor
miedo!
dibujar
Entrar
en
las
en
hojas
una
aquello
que
cueva
teman.
oscura.
- Ese era el plan de los Nec... de los malos. Pensaban que nadie se enfrentara
a sus temores para encontrar el valor, pero se equivocaron. Cada vez ms y
ms personas dibujaban sus monstruos y vencan sus miedos. Con el paso de
los aos, las hojas de rbol se convirtieron en hojas de papel; la cuerda de
camo, en grapas o cola de contacto, y los valores, en libros. Y as nacieron
los cuentos sobre monstruos, ogros, dragones, fantasmas... La gente fue
dibujando sus miedos en libros para que desaparecieran. Y colorn colo...
- Venga ya! exclam el nio, terriblemente decepcionado al or la conclusin
de la historia. Todo este rollo para decirme que quieres que lea cuentos?
-No, hijo, quiero que los escribas y, sobre todo, que los dibujes. As, el monstruo
que de tu ropa salt al armario y se escondi debajo de tu cama desaparecer
para
siempre.
-Ya, seguro dijo entre dientes el nio, cruzado de brazos, con los morros bien
apretados.
Entonces el padre sali un momento de la habitacin para entrar en el "cuarto-
donde-nunca-se-debe-entrar-porque-ah-estn-las-cosas-de-los-paps" y sali
con un pao viejo en las manos. Volvi a sentarse en el taburete verde y le
puso
el
pao
en
las
piernas
su
hijo.
brelo.
monstruosos.
Pero,
cmo?
finalista
Jaime viva con sus padres en una bonita casa con jardn a las afueras de una
gran ciudad. Por las maanas iba al cole en el autobs que le recoga en la
puerta y por las tardes se entretena jugando con su baln, sus coches y sus
piezas de construccin en el jardn. Las horas le pasaban volando mientras
disfrutaba saltando en la hierba, a pesar de que Mam a veces le regaase por
estropearle los geranios. Ella cuidaba de sus flores y sus tres rboles frutales
con ilusin, pero le costaba subirse a la escalera y cargar con las ramas secas.
Un
da
dijo
pap
en
la
cena:
- Hoy ha llegado a la fbrica una persona buscando trabajo. Pareca muy triste
y cansado. Ahora no tenemos puestos libres, pero como le he visto grande y
fuerte se me ha ocurrido ofrecerle cuidar del jardn para que mam pueda
descansar
un
poco.
Qu
te
parece?
- Creo que es una idea muy buena! As podr ayudarme con la poda pues casi
no
llego
las
ltimas
ramas
de
los
rboles.
A la semana siguiente, mientras Jaime jugaba con un tren entre las piedras del
jardn,
lleg
pap
le
dijo:
- Mira Jaime, quiero presentarte a Yumadi, nos ayudar a cuidar del jardn.
Yumadi, tmidamente, extendi la mano para saludarle. Jaime se qued muy
quieto, mirando con ojos grandes y asustados al gran hombre que tena
delante. No se atrevi a abrir la boca y despus de unos segundos sin moverse
sali corriendo hacia la casa. Se meti en su cuarto y cerr la puerta. No quiso
salir hasta la hora de la cena y no sin antes preguntar si se haba ido ya ese
seor
tan
raro.
Durante
la
cena,
pap
le
pregunt:
triste
cuando
te
ha
visto
huir
sin
decir
nada.
visto
que
es
todo
negro?
- Claro que s! dijo mam. Hay gente de otras razas y de otros colores, pero
lo importante es que sean personas buenas y, en este caso, ha venido con
ganas
de
trabajar.
Pues
no
me
gusta!
Adems,
es
feo!
- Jaime, eso lo dices porque le ves diferente, pero tienes que aprender que no
todos
somos
iguales
no
por
eso
somos
peores
personas.
Ese da Jaime se acost enfadado con sus padres, enfadado con Yumadi y hasta
enfadado con el jardn por tener que necesitar que viniera alguien de fuera a
cuidarlo. Se senta incomprendido, le atemorizaba la imagen de ese hombre de
pens
justo
antes
de
dormirse.
pesar
de
que
Pap
le
anim
varias
veces.
Por
mucho,
qu
tienes
los
Jaime
ojos
los
dijo:
dientes
tan
blancos?
Yumadi se ech a rer, pero al ver la cara de susto de Jaime, le respondi con
suavidad:
- Mis ojos son castaos, casi negros, pero te parecen blancos porque contrastan
con el color oscuro de mi piel. Mis dientes s que son blancos de verdad!
-
Nunca
haba
visto
nadie
as
- En mi pas, Etiopa, somos todos as. Mi mujer y mis hijos tambin son
negros.
-
Tienes
hijos?
Pero,
dnde
estn?
- Muy lejos, - dijo Yumadi con tristeza. Espero volver a verles algn da.
A partir de esa tarde, Jaime volvi a jugar en el jardn. Le gustaba sentirse
acompaado cuando extenda sus juguetes entre los arbustos. De vez en
cuando se acercaba a Yumadi a preguntarle sobre su pas y su familia, le
pareca muy interesante todo lo que le contaba sobre ese lugar tan lejano y
misterioso, sobre todo por poder contrselo luego a los amigos de su clase con
todo
lujo
de
detalles.
Unos
meses
despus,
pap
se
acerc
Jaime
le
dijo:
- Esta tarde Yumadi vendr con su hijo mayor. Su familia acaba de llegar desde
su pas y la madre tiene que cuidar del beb pequeo. Espero que te portes
bien
con
l.
Qu
emocionante!
Despus de tanto hablar de ellos iba a conocerles. Al llegar del colegio Jaime
fue directamente al jardn a buscar al nuevo visitante lleno de curiosidad.
Encontr a Yumadi junto a los acebos y a un nio delgadito con el pelo muy
rizado sentado a su lado. Jaime se acerc y exclam muy contento:
-
Hola!,
cmo
te
llamas?
entenda
nada.
Yumadi
intentaba
consolarlo
dicindole:
para
que
seis
buenos
amigos.
que
conoce.
un
Lo
Vendr
beso
has
Melaku
de
buenas
hecho
maana
noches
muy
a
le
bien,
jugar
dijo:
hijo.
conmigo?
finalista
Anita era una nia muy lista, pero se senta muy sola. Sus padres trabajaban
todo el da y an no la llevaban al colegio, pese a tener 5 aos. Su abuela,
Mara, le haba enseado a leer, y le encantaba. As que ella viva entre libros y
fantasa, aprendiendo muchas cosas y aprendiendo a evadirse de la realidad,
viviendo miles de aventuras a travs de tan apasionadas lecturas. Pero eran
aventuras, que una vez terminado el libro, saba nunca existieron, lo que la
apenaba mucho. Ella haba ledo la Historia Interminable, y ansiaba encontrar
un da un libro como aquel, un libro que la transportara al mundo donde los
cuentos,
se
hacan
realidad.
empez
brillar
intensamente
con
chispas
de
colorines!
Anita, lejos de asustarse, dej de llorar. Se sec las lgrimas y sigui hacia
donde le guiaba esa bella luz. La guiaba al tico! All se escuchaban gruidos y
batir de alas... Se atrevera a abrir la puerta? Pues s, se atrevi. Abri la
puerta y subi las escaleras de entrada al tico. Y solt un grito enorme!, All
haba un terrible monstruo plateado que gritaba y giraba sobre s mismo!. Con
un
-
grito,
el
No
enorme
te
ser
asustes,
par
la
Anita.
mir
fijamente.
Soy
Edgar.
Necesito
tu
ayuda.
Acrcate,
por
favor.
Destame
Anita
se
las
alas
para
atrevi
que
pueda
habl
volver
al
aquel
Reino
Imaginario.
ser
temblorosa.
se
va
apretando
me
hace
cmo
Usa
lo
tu
mucho
dao.
corto?
imaginacin.
Anita cerr los ojos y se imagin unas tijeras mgicas de oro, cuando abri los
ojos, las tena en su mano. Anita ri encantada, se acerco a Edgar, pero era tan
alto que no llegaba. Entonces, cerr los ojos y se imagin una planta que la
levantaba hacia las alas de Edgar. Imaginado y hecho. La planta brot del suelo
y la levant. Anita cort el hilo y Edgar extendi las alas. Eran diminutas!
Cmo podan hacerle volar? Pero luego pens: es un monstruo de plata, est
en mi tico, he creado unas tijeras de la nada, y un ascensor vegetal. Pues
claro
que
puede
volar!
Estaba muy contenta, pero, y ahora qu? Edgar la miraba como si pudiera
leerle
-
la
mente.
Sube,
Anita.
dnde
vamos?
- Quiero que veas lo que los nios habis creado con vuestra imaginacin,
quiero ensearte mi mundo, vuestro mundo. A donde vais en vuestros sueos y
juegos.
Anita mont en su lomo y se agarr a su cuello. Un circulo mgico se abri ante
ellos al pronunciar Edgar: Escantimplopletuplena. Entraron en l y pasaron
por un tnel de Arco Iris. Lo que all vio la llen de alegra. Todos los seres
mgicos conocidos y por conocer, estaban all! Y tambin aprendi que nuestra
imaginacin era la que haca que aquellos seres se comportaran de un modo u
otro. No haba ogros ni monstruos malos, si no queramos que fueran. Nuestra
imaginacin poda volverlos buenos, malos, altos, bajos, como quisiramos. Y
todos esperaban un nio o nia, incluso un adulto, que quisiera ser su amigo,
su creador de aventuras. No haba que tenerles miedo, solo saber jugar con
nuestra imaginacin. Anita vivi muchas aventuras con Edgar y otros amigos,
pero eso ya es otra historia.
Mara P