Enciclopedia Del Folklore de Chile
Enciclopedia Del Folklore de Chile
Enciclopedia Del Folklore de Chile
ENCICLOPEDIA
DEL FOLCLORE
DE CHILE
Hdicicin a cargo d e
EU['AKLX) CAS'I'KO
LE FOKI'
E D I T O R I A L LJNIVERSITARIA
0 hlANllrI
IIANNLMANN H O T H 5 T E I N
IXIIKFSO E N C H I L E
/ IRINTEII
I N CHILk:
CONTENIDO
Prdlbgo
11
CAP~TULOI
47
C A P ~ T U L OIV
55
CAP~TULOv
Los ceremoniales
91
i
CAP~TULOVI
'
El teatro
113
CAP~TULCIVII
El cuento
131
CAP~TULOVIII
La m h i c a
153
CAP~TULOIX
El refrhn
249
CAP~TULOXI
Las creencias
255
C A P ~ T U L OXII
El apodo y el sobrenombre
285
C A P ~ T U L OXIII
La plhstica
315
C A P ~ T U L Oxv
La vivienda
339
BibLiograPa recomendada
345
indice onomastico
371
indice toponimico
375
indice de fotogra~as
387
A MI MADKE,
q u e escribi6 una
enciclopedia d e
historia universal
Los nomhres d e las personas citadas e n el texto aparecen e n VEKSAI.I'I'A, except0 cuando figuran e n citas bibliogrificas.
Para especies de la flora y fauna americanas o especificamente chilenas se indican sus nornbres
cientificos entre partntesis, a continuacicin del respectivo nombre vulgar y s610 la primera vez q u e
aparecen. Para evitar que 10s nombres cientificos interrumpan la lectura d e un relato, poema, etc., no
se ponen entre partntesis sino que a pie d e pigina con el correspondiente asterisco(*).
Se agradece a Mklica Mufioz, Roberto Meltndez, Hermann NGfiez, 6scar Gilvez y J o s t Yifiez,
del Museo Nacional de Historia Natural, por su colaboraci6n e n las citas d e 10s nombres cientificos de
diversas especies d e flora y fauna q u e aparecen e n el texto.
Cada capitulo lleva su pertinentc bibliografia, y una bibliografia recomendada por el autor aparece al final del libro, antes del glosario y 10s indices.
La Real Academia Espafiola en la vigtsirna edicicin d e su DICCIONAKIO (1984) castellaniz6 la voz
folrklore como 'folclor', 'folclore'. Para esta obra se decidi6 usar la voz folclore e n todo su texto. Sin
embargo, se ha mantenido la grafia.'folklore' e n 10s nombres de instituciones y publicaciones anteriores a 1984 y e n algunas posteriores que la mantuvieron.
PROLOGO
El nonibre d e Enciclopedia delFolclore de Chile q u e tiene esta obra no pretende responder a 1la acepci6n d e enciclopedia o d e diccionario enciclopCdico, e n cuanto a una
amplis ima acumulaci6n d e conocimientos, con gran us0 d e ejemplificaciones y tendicnte a una posible exhaustividad. Procura ser el titulo d e un conjunto d e temas
fundarnentales d e una clase d e cultura, reunidos con un criterio selectivo, con un
obj e t i Iro didActico, que se presentan d e una manera predominantemente descriptiva,
sin q ue se haya omitido ninguno d e 10s q u e constituyen el folclore chileno.
LaI obra estii organizada e n dos planos: uno atafie a la conceptualizaci6n d e la
cu 1t ur;ifolcl6rica, como se observa e n el capitulo tercero, para evitar 10s diversos equivocos que se acostumbra a entrometer e n la noci6n d e folclore y, por lo tanto, uniformar el tratamiento de 10s capitulos monogrificos. El otro es el d e las Areas temhticas,
cn el cual se demuestra que esta enciclopedia no se ha concebido como un inventario
o catastro d e hechos o bienes culturales folclbricos, sino como un instrumento d e orientaci6n para hallar un panorama d e sintesis d e un folclore vigente en Chile, aunque a
menul o se recurra a su trayectoria e n el tiempo, a veces muy extensa, asi como tambiCn a su dispersi6n e n el territorio nacional.
AI prop6sito didiictico d e este libro se le ha dado un especial Cnfasis, ya que el folclore
ch ilenc3 es un campo d e estudio que interesa a distintos niveles de la educacibn formal.
El procedimiento principalmente descriptivo q u e e n CI se utiliza busca una comp re n s i 6n simple y directa para todo lector, sin perjuicio d e proponer algunas definicioncs q Lle contribuyan a esta finalidad, como sucede con la adivinanza, la artesania, 10s
cerem oniales, el refrin.
L a mayor parte d e su contenido es el resultado d e muchos afios d e trabajo d e
campc) y d e gabinete d e su autor, que ha intentado entregar una experiencia q u e bien
rncrec e compartirse con otros estudiosos y sobre todo con quienes a lo largo d e Chile
se intc:resan por estas materias. E n algunas partes d e este libro se consider6 la convenicnci a de reproducir relevantes fragmentos d e investigaciones d e grandes maestros
dc la clisciplina del folclore e n nuestro pais. Asi fue q u e e n lo atinente a festividades
de ronieria se transcribieron d e un modo textual trozos descriptivos d e CARLOS
LAV~N
J(i4hI URIBE
ECMEVARRIA,
ya q u e el autor no habria logrado hacerlo d e mejor manera.
Ambo s estudiosos fueron sus profesores, a quienes ha querido manifestarles su reconocim iento por sus aportes a la investigaci6n del folclore, y d e quiencs se siente legitimamiente un discipulo dispuesto a continuar su meritoria labor.
Pe'ro tambitn en esta enciclopedia hay muclias otras voces que hablan ahora por la del
1
11
autor: las d e sus numerosos colaboradores-informantes, 10s cuales, con gran generosidad,
le entregaron sus saberes y sus demostraciones d e conductas que adquirieron a lo largo de
una tradici6n depuradora y simplificadora, d e la que nace la cultura folcl6rica.
De todas estas fuentes y asimismo de otras, provienen 10s contenidos de esta obra
que, conforme su condici6n didhctica ya mencionada, despuCs d e su introduccibn,
posee un capitulo sobre 10s significados del vocablo folclore; uno acerca de 10s periodos d e 10s estudios concernientes a la cultura folcl6rica e n Chile, uno especifico q u e
se refiere a la noci6n d e esta clase de cultura y uno general sobre un panorama del
folclore chileno, ordenado a travCs de hreas geogrhfico-culturales. A estos capitulos,
que podrian llamarse bhsicos, siguen 10s d e temhticas particulares, q u e refuerzan la
diversificacibn del indicado panorama. Cabe aqui tener presente q u e el liltimo capitulo monogrhfico, destinado a la vivienda, se incluy6 como un apkndice complementario
de todos 10s anteriores, como un repertorio fotogrhfico d e distintas casas tradicionales
rurales y unifamiliares, las mhs primarias y artesanales d e la cultura nacional.
El autor se permite destacar el sentido central que ha deseado d a r k a este libro,
vale decir, su representatividad de una parte considerable d e la identidad chilena, ya
q u e el folclore es, sin duda, la versi6n mhs profundamente genuina de la cultura.
Ademhs d e la gratitud ya manifestada a quienes lo ayudaron a escribir esta obra, el
autor quiere hacerla extensiva a sus colegas y compafieros d e trabajo d e muchas jornadas, 10s q u e por su cantidad no podria citar aqui; a las instituciones que lo han estimulado para sus estudios e n el terreno d e la cultura folcl6rica: e n particular, la Universidad d e Chile, la Pontificia Universidad Cat6lica, la {Jniversidad d e C o n c e p c i h , la
{Jniversidad Educares, la Universidad del Norte, la Universidad d e Taka, la Universidad Nacional del Comahue, la Universidad Nacional d e Salta, la [Jniversidad d e Indiana, la Universidad d e Bonn, la Agrupaci6n Folkl6rica Chilena, la Sociedad Chilena
d e Historia y Geografia, el Instituto Andino d e Artes Populares del Convenio AndrCs
Bello, el Instituto Interamericano d e Etnomusicologia y Folklore, el Convenio Universidad d e Chile-Universidad de California, el Instituto Internacional d e Musicologia
Comparada y Documentaci6n, el Grupo d e Trabajo d e la Bibliografia Internacional de
Folklore, la Fundacibn John S. Guggenheim, y muy especialmente a la Editorial [Jniversitaria, q u e le entreg6 su confianza para publicar este libro.
INTRODUCCION
13
ci6n e n folclore.
No obstante, es honesto aceptar que el interts por esta materia, desde sus inicios
d e especializacibn y sistematizacicin, a mediados del siglo XTX, hasta ahora, sc ha
dejado llevar e n no pocos casos por un gran afhn d e acopio de materialcs con predominio de.la descripcicin de ellos, desprovisto a menudo de referentes teciricos operativos,
de nocioncs precisas y d e procedimientos analiticos, si bien varios d c 10s trabajos
resultantes d e esta tendencia posecn valiosos alcances etnolcigjcos, que se desprenden d e sus milltiples citas comparativas (DANNERIANN,
1976, pp. 127-128). Pero tambiCn es justo reconocer q u e e n su hmbito univcrsitario, del cual ya se diera algunos
ejemplos, y e n el constituido por otra clase d e organismos dedicados a su investigacicin, el folclore es objeto d e una incuestionablc tarea cientifica, a la cual se ha hecho
referencia e n parte desde una perspectiva internacional ya e n 1975, e n una colaboracibn denominada Teoria folclcirica. Planteamientos criticos y proposiciones bhsicas
(DANNEAIANN, 1975); tarea q u e respecto d e Chile fuera dada a conocer por C;IIII,I,EKRI~
PKAIX)
~ J I I A NU K I I ECHEYAKRIA
~K
e n 1982, y que e n este pais tiene su mejor demostracibn actual e n el Seminario Interfacultadcs d e la {Jniversidad de Chile, denominado
El Folklore como Cultura, q u e comenzara e n 1982.
Frente a esta situacicin d e un estudio paulatinamente intensivo, se halla e n todo
el mundo, desde hace unos sesenta aiios, un profuso empleo d e expresiones folclbricas
y pseudofolcl6ricas, por lo comlin musicales y coreogrificas, con propcisitos d e presentacibn d e especthculos a cargo d e aficionados o artistas profesionales, la minoria de
las cuales se difunden con el respeto requerido por su naturaleza cultural y con la
necesaria capacidad d e proyeccibn. La resonancia d e recitales v festivales folclbricos
es tan vigorosa, expansiva e influyente, q u e oculta, con frecuencia, 10s esfuerzos q u e
se desarrollan e n el campo d e la investigacicin de la cultura folclcirica, hacikndolos
pasar desapercibidos, deformando la nocicin d e Csta, no s61o para el gran p ~ b l i c oque
asiste a dichos especticulos, sino que, por efecto de 10s medios d e comunicacibn
masiva, hasta para 10s estudiosos de materias de las ciencias humanas y d e las humanidades.
Pero seria una actitud simplista e infructuosa quedarse e n quejas y denuncias
sobre la calidad espuria d e unos disfrazados d e liunsos q u e a c t ~ a ngrotescamente e n
restaurantes, o sobrc informaciones periodisticas que tratan a1 folclore en ttrminos
eqiiivocos e impertinentes. El camino mhs vhlido y productivo consiste e n aumentar
la calidad de s u investigacibn, d e su docencia, d e su proyeccicin, d e su aplicacibn, d e
S I I intervencicin, d e su conservacih y d e s u prcservacicin, voces q u e se explicarhn e n
el capitulo primero, e n circunstancias d e q u e hoy se comprueba un renovado y ereciente inter& por el folclore no s61o e n centros acadtmicos y e n grupos d e d i f u s i h ,
sino q u e tambitn en instituciones q u e han considerado su importancia para la educacibn, para el turismo, o para el estimulo d e la economia rural mediante la promocibn
d e las artesanias.
De lo manifestado se infiere q u e al folclore Ee le asignan distintas significaciones,
provenientes d e las divcrsas actividades q u e genera, por lo q u e es imprescindible
delimitarlas y difcrenciarlas para lograr tin global conocimiento dc 61, como se procurar6 hacerlo e n el capitulo primero d e este libro.
B I R LIOG RAF f~
iic, ~ I A K I H AFolklore
.
y cultura popular, Revista de Investignriones Folk/Ciricas
\uenos Aires) N 3, 1988, pp. 23-24.
I<\I,ZNN, RilANuEr,. lkoria folkl6rica. Planteamientos criticos y proposiciones
isicas, en Teorins del Folklore en Amirica Lotinn, Caracas, INIDI<F, 1975, pp. 11-43.
E ~ I A N YMANIIEI,.
,
Nuevas reflexiones c n torno al concepto d e folklore, FoMoainvricano (Mkxico D.C.) No 22, 1976, pp. 121-129.
I ~ K .2Reconstruir lo popular?, Revisfu de Investigaciones
Aires) N 3, 1988, pp. 7-21.
Z ~ N HORACIO.
,
Reflexiones e n torno al concepto d e cultura desde el ingulo del
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identidad cultural hispanoamericana, en Actas del I Congreso de Antropologh,
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:I, GIIII,I,IR~IO
Y J I T A N ~ J R I I WECIIE\AKRIA.
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o, GEORGI;.Creencias, organizacih social y econ6mica en Caspana indigena.
a limpia d e canales, en ActnsdelI CongresoChileno de Antropologin, Santiago, ImprenI Ziliiiga, 1987, pp. 399-410.
C A P ~ T U L OI
'1i)das las a'cepciones y todas las tareas concernientes a1 folclore emanan de la percepcihn c i n t e rpretaci6n d e una realidad: d e la cultura folclkica, que e n oportunidades
antcriores I~1 autor ha denominado folklore-vi& (Dannemann, 1975, p.24). Ella e s t i
coni p 11 csta por conductas habituales que funcionalmente efect6an personas d e todos
10s
grupos humanos, como muy propias d e Cstos, no para exhibirlas ante un pOblico
sino que p;Ira satisfacer sus necesidades espirituales y materiales en su ambiente, sigiiicndo tr;idiciones muy representativas d e s u identidad.
18
hrea, entre muchos otros, son el Museo d e Artes y Tradiciones Populares d e Paris, el
Museo d e Folclore d e Viena, el Instituto d e Etnografia y Folclore d e Bucarest, 10s
archivos d e Mfisica Tradicional d e la Universidad d e Indiana, Bloomington, U.S.A., la
Fundaci6n d e Etnomusicologia y Folclore d e Caracas, el Museo d e Arte Popular Americano d e Santiago d e Chile.
La preservaci6n no busca, como la anterior, reunir y salvar d e la destruccidn y del
olvido bienes culturales folcl6ricos, sino que cuidar la prhctica d e 10s vigentes, defenderla d e las arremetidas q u e la cultura universalista comercializada lanza contra las
culturas locales, cuyas identidades tienen su mhs legitima expresidn e n el folclore.
Tambikn se diferencia d e la intervenci6n porque no diseiia ni ejecuta como Csta tareas
d e estimulo o d e desincentivacih d e comportamientos culturales folcl6ricos, sino que
d e una manera amplia y constante, evita, disminuye o elimina obsthculos contra el
folclore-vida mismo y las actividades q u e d e 61 se desprenden; como por ejemplo q u e
10s artesanos d e una regidn o d e un pais tengan, normalmente, acceso a la obtencidn
de sus materias primas; que no se interrumpa e n las universidades la investigacidn y la
docencia d e la cultura folcl6rica, que 10s medios d e comunicacih masiva dispongan
d e un espacio suficiente para la correcta difusi6n d e ella. (IJNESCO)
RAQLJEL
y MANUEL
DANNEMANN.
Elguitarrdn en el Departamento de Puente Alto,
cci6n Ensayos, XII, Instituto de Investigaciones Musicales, Universidad d e
e, Santiago, Editorial Universitaria, 1961.
RAQLJEL
y MANUEL
DANNERIANN.
La ruta de la Viqen de Palo Colorado, ColecEnsayos, XIII, Instituto d e Investigaciones Musicales, Universidad d e Chile,
iago, Editorial Universitaria, 1966.
RAQUEL
y OTROS. Contrapunto de Tahuada con don Javierde la Rosa. Antologia
olklore musical chileno, fasciculo N 5, Santiago, Instituto d e Investigaciones
icales, Universidad d e Chile, 1969.
ANN, MANUEL.
Teoria folkl6rica. Planteamientos criticos y proposiciones bh, en Eorias del Folklore en Amei-ica Latina, Caracas, INIDEF, 1975, pp. 11-43.
NILHELMH. Die Volkskunde als Wissenschaft, in Culturstudiem aus drei
Iunderten,Stuttgart, 1859, S S . 205-229.
CC/MD/4, Paris, 1988, pp. 4-6.
C A P ~ T U L O11
I
I<n tkrmiinos convencionales puede hablarse de un pcriodo precicntifico, el que cor re s p on (k a 10s siglos XVTII y XIX, e n el cual surge tanto la atracci6n por el folclore con
prop6si t os de su inscrcidn costumbrista e n obras muy hcterogkneas, como la labor d e
c \.i d c n t(:s precursores d e futuros estudios.
Kntie quicnes se hallan e n la primera situaci6n y que cuentan con anteccsores d e
mencionart a viajeros como M A R ~GRAHAM,
A
I;\ talla cle1 cronista ALONSOLIB OVAI,I,E,
hlibil ob servadora d e cantos, bailes, pocsias, artcsanias e indumcntarias; a J. COFFIN,
tiel diviilgador de las dcstrczas del oficio ecucstre, d e 10s juegos infantiles, de 10s
whrios de angelito; a P. TKELJTLER,
admirador d e las bondades del caballo chilcno, d e
Ins ccrernonias d e Navidad y Semana Santa y d e las diversioncs d e las chinganas. Asimisino, :1 escritores destacados, como DANIEL
BARKOS
GREZ,quien sabc con maestria y
13) n d c rd cihn, intercalar manifestaciones folcl6ricas e n su vasta obra, y A m m r o BLEsr
(; \ N \ ? q u e en varias d e sus novelas ameniza las reuniones d e sus pcrsonajes con danms, cornidas y bcbidas de muy chilcna raigambrc tradicional.
Kn 1a segunda mitad del sigo XIX se hace ostensible la prcscncia d e 10s aludidos
prccursc)res, descollando R E N J A M ~VIC~JNA
N
MACKENNA,
por sus indagacioncs sobre danzas; Cl,l J ~ E N T EBARAHONA,
por sus pesquisas concernientes a la zamacueca e n particuque no s61o dejara utilisimas informaciones rclativas a diversas coslar; Josii ZAPIOI,A,
turn bres,,sino que tambitn alcanzara la gloria de la folclorizaci6n d e su famoso Himno
de King[av; ADOLFOVALDERRAMA
Y ZOROBAREI,
ROIIR~G~JEZ,
ambos por sus estudios
sobrc la pocsia, y el segundo, ademhs, por 10s dedicados a 10s chilenismos, campo e n el
ciid la d ialectologia y la disciplina del folclorc sc dan la mano.
Pcrc si alguien merccc con justicia la calidad d e precursor es EDLJARIIO
DE LA
13 \HI{..\, quien e n la postdata d e una carta dirigida al Dr. RODOLFO
LENZ,e n 1894,
dcsdc R!osario, Argentina, lo insta a acoger su proyecto d e fundar una instituci6n
p;ira invcstigar el folclore chilcno, q u e t a m b i t n habia esbozado el propio Lcnz, el
mismo :ifio, e n sus Ensayosfilolbgicos americanos II, al cxpresar q u e las sociedadcs
fo 1c 1oris,tas florecen e n todas partes, t a m b i t n e n Espaiia, lo q u e prucban sus nuiiic ro sa s; revistas; seria tiempo q u e se principiara igual cstudio tambikn e n 10s pais c s j6ve nes y tan desconocidos d e Amkrica. (pp. 6-7). Curiosamente, habria q u e
c s 13c r a r ailn quince aiios para q u e estos loables descos se hicieran realidad, dando
23
paso esta fase preparatoria a la q u e marcaria 10s comienzos del quehacer cientifico
correspondiente al folclore e n Chile.
B. VICUNA MACKENNA
EDUARDO DE LA BARRA
I1
Ello ocurre e n 1909 con la fundaci6n d e la Sociedad d e Folklore Chileno, la primera
d e AmCrica Latina, por iniciativa del Dr. RODOLFO
LENZ,establecihdose asi el periodo que se ha denominado d e iniciaci6n cientifica (Dannemann, 1961), con la participaci6n d e investigadores provenientes d e djstjntas disciplinas, q u e confluyen e n el
estudio d e la cultura folcl6rica, manifestado e n una vigorosa productividad d e publicaciones sobre diversos temas d e ella; investigadores tan distinguidos como FRANCISCO
JAVIER CAVADA,
FERNANDO
DE MONTESXJS
m BAILORE,M A R T ~GUSINDE,
N
RICARDO
E.LATCHAM,
RAMONLAVAL,
JrrLro VICCIRAC I I ; [ J m T E S , ademhs del ya mencionado
RODOLFO
LENZ.
El afio 1913 esta instituci6n pas6 a constituirse e n la Secci6n Folklore d e la Sociedad Chilena d e Historia y Geografia, s u m h d o s e a la d e Historia, a la d e Geografia y a
la d e Antropologia y Arqueologia, q u e e n ese entonces formaban esta sociedad. Su
existencia activa e n ese segundo periodo, habriase mantenido hasta 1921, si se considera q u e su filtirna acta, la N" 82, es d e ese afio, publicada e n la Revista Chilena d e
Historia y Geografia e n el tom0 XLI, TU' 45, p. 501 d e 1922; aunque felizmente su labor
24
sc
25
I11
RIC,\KLX) E. LATCHARI
P LKI-H.
La encomiable labor d e ella se manifest6 e n numerosas conferencias, la mayoria
no publicadas hasta ahora: Acerca delorigen de los mitosy tradiciones de Chilot!, d e AGLJST~N
ALVAREZ
SOTOMAYOR;
Ritmos mineros del Norte, d e PARLO
GARKIUO;
Estampas y Leyendas
del Bio-Bio d e CARLOS
GIJILLON;
E lfolklore en la ohra de artistas contempordneos chilenos,
26
,KI,OS
.F:JANI)RO
Esta institucidn realiz6 una campafia para estimular la costumbre d e 10s pesebres navidefios e n 10s
hogdres chilenos y promovid la obra plhstica popular y
folcl6rica d e connotados artesanos, entre 10s cuales hay
GLJII~KREZ,
d e Santiago, y a Doque r(xordar a SARA
IS)Rl? ; JORQIJERA, d e Talagante, eximias ceramistas ya
fallecidas.
H E R M E I , O y R E N ARAVENA,
~
CA~III,,\ R A R I D E
%hfiAl WIT, BENEDICTO
CHCIAQIJI, JACOB0 1) \ \ hK, E R I I I ~ I A
h 4 O I , I N A , el DR. ALJKE1,IANO
G I R hIIIAhl, EVARISTO
PIZAKKO,
e n ese entonces DirecO Y , l R ; U'IN, LEOPOLDO
tor de.I Museo Hist6rico Nacional, SADY
ZANAK'ITJ,fueron a1gunos d e 10s grandes animadores d e esta Asociac i h , hoy en receso, quienes, junto a otros miembros,
au nar on sus esfuerzos, por el estudio y la dignificacidn
dcl fc,More. AI nombre del ya mencionado OREs'rE
PI,ATf3, que sigui6 publicando sus abundantes trabajos
hasta 1996, afio d e su muerte, d e b e agregarse el d e
h 1Ani.A BICHON,la mhs tesonera d e 10s integrantes d e
cse rrieritorio grupo.
'
\..
IV
1Tn ciiarto periodo empez6 a surgir ya durante las postrinie rias del tercero, con un poderoso empuje a la invcstij:acicin, docencia y proyecci6n e n diferentes uni1.c rs i (-lades, por lo que bien puede denominhrselo propiam mte cientifico.
A si, en 1943, en el primer afio d e vida d e la Asociaci6n ITolkl6rica Chilena, con lo que llega a su apogeo el
pcriodo anterior, como ya se dijera, se cre6 el Instituto
dc Irivestigaciones Folclbricas, por iniciativa d e una
qi6n compuesta por E L J G I ~ NPEREIRA,
IO
JORCE
(
ALFONSOLETELIER,
CARLOS
LAV~N,
CARLOS
I~T,
VICENIXSALAS
y FII~OMENA
SALAS,
cbn el apo-
IWA,
27
I'I:L)liO
61 presenta
EUGE:NIO
PEREIRA
(1943) una Perspectiva Hist6rica d e
la mlisica popular chilena; CARLOS
LAV~N
(1943) se
ocupa d e las Tradiciones d e la mlisica tipica chilena,
con el prop6sito d e delimitar lo verdaderamente criollo; DOMINCO
SANTA
CRLJZ
destaca la posici6n del Instituto d e E x t e n s i h Musical d e la Universidad d e Chile e n el Area de la mDsica focl6rica. Se agrega una selecci6n d e ejemplos musicales comentados por PABLO
GARRIDO
(1943); un articulo d e CARLOS
LAVIN
(1943)
sobre Tipos d e zamacueca, uno d e VICENIE SALAS
acerca d e la Mlisica Popular d e Chile y la espafiola,
e n el que el autor opina sobre la procedencia d e la cueca,
y uno d e FILOMENA
SALAS,
con el nombre d e Apuntes
sobre el problema folkl6rico, e n el que se refiere a
CARLOT ITAMITT
trabajos d e chilenos y extranjeros sobre este campo d e
la cultura.
E n 1944 el Instituto d e Investigaciones Folkl6ricas pas6 a pertenecer oficialmente
a la mencionada Facultad d e Bellas Artes, con ELJGENIO
PEREIRA
como jefe y CAKLOS
LAV~N
como Asesor Tkcnico.
AI ttrmino de ese aiio dicho instituto edit6 un Album d e discos llamado Aires
tradicionales y folkl6ricos d e Chile, que incluye algunos ejemplos del recordado fo-
28
EUGENIO FEREIRA
JORGE UKKU I I A
ALkONSO LFTELIbK
29
RAQIJEL
BARROS
y MANIJEI,
DANNERIANN;
Esfudiopreliminar para el atlas folklbrico musical de Chile ( 1969), d e
MANIJEI,
DANNEMANN;
Danxas rituales en Zasfesfividades
de San Pedro de Atacama (1968) d e JOKGE URKIJTIA.
Este instituto entre@ una gran contribucih a la
docencia universitaria, mediante la creacicin d e la Chtedra d e Folklore Musical d e la Facultad d e Ciencias y
Artes Musicales d e la Universidad d e Chile, cuyo primer profesor fue el autor d e este libro, citedra d e la
cual surgieron numerosos Seminarios d e especializac i h , d e licenciatura y d e titulo, como el d e La me16
dica del canto a lopueta, La aplicaci6n pedagcigica d e
10s instrumentos folckricos chilcnos, d e La aplicacicin
pedagcigica del folklore musical chileno, La llamada
mlisica popular e n Chile.
Junto a la investigacicin y a1 apoyo a la docencia,
cumplici tareas d e e x t e n s i h y proyeccih, por lo general complementarias. Pruebas d e ellas son las Semanas
deZFolkloreMusical,iniciadas en 1961 (Salas Viu, 1962),
en las cuales miembros del institiito y estudiosos invitados presentaban s u s trabajos, y conjuntos d e difusi6n
daban a conocer sus repertorios d e bailes y canciones.
TambiCn entre 10s resultados d e dichas tareas se destacan cinco discos L.P. d e la Anfologin del Folklore Musical, cuyos contenidos sonoros, con sus fasciculos informativos analiticos, son testimonios fidedignos d e g t neros y especies d e nuestra mlisica folcl6rica.
No puede omitirse en esta sintesis la colaboraci6n
dada a este instituto por numerosos cultores que enriquecieron sus archivos, como las hermanas A(:(NA y
~ I ~ Z . I E I I VALRNZIIELA;
ES
asi como la d e estudiosas y
iias intkrpretes, entre las que sobresalen MARGOT
OLA,liltimo Premio Nacional d e Arte con menci6n
ilisica, VIOLETAPARRA,
creadora, ademis, d e un gran
iero d e composiciones pokticas y musicales, y
KIELA PIZAKKO,
que ha sabido obtener y divulgar
mucho respeto y sensibilidad diversas formas d e la
ica folcl6rica.
Para un conocimiento m i s amplio sobre este instihay q u e consultar la memoria q u e d e t l publicara
.970, el afio d e su desaparicih, SAMJEL
CLARO,
su
liltimo director.
Otro tema q u e e n este periodo cientifico fue objeto d e notables tareas de investigacicin y d e conservacicin,
es el de la plastica folcl6rica, de la cual ya habia publicado
un utilisimo catilogo el profesor CARLOS
REED,del Mu-
-..
I X I M I N G O SANTA CI<CIZ
30
RAQUEL BARROS
MARGOT LOYOLA
\.
31
VIOLkIA IARRA
GABR1tl.A PIZARRO
V
E n el quinto periodo, q u e se mantiene hasta finalizar
10s aiios setenta, se produce una poderosa consolidaS A M U E L CLARO
--:A i
TOMAS L A G 0
ci6n del desarrollo cientifico del anterior y un gran incremento d e la proyecci6n y d e la aplicaci6n del folclore.
E n esta consolidaci6n tienen un notable influjo las
vinculaciones internacionales, a traves d e la muy activa participacibn chilena e n congresos importantes, como
el d e Etnologia Europea, e n Paris, 1971; el d e Folclore
en el Mundo moderno, e n Bloomington, Indiana, USA,
1973, o el Seminario Internacional d e Mfisica Latinoamericana, e n Royan, Francia, 1974; y tambikn por medio d e fructiferos intercambios d e especialistas, concretados con la presencia en Chile del DR. WAYLAND
D. HAND,Director del Centro para el Estudio del Folklore y la Mitologia d e la Universidad d e California,
Los Angeles; y d e 10s etnomusiccilogos DONN
BORCHERDT
y D A N I ES
LH E E H Yd, e l I n s t i t u t o d e
Etnomusicologia d e la misma universidad, el primero
32
de 10s e1. d e s , prematuramente fallecido, fue el organiz;idor dc:I proyecto d e filmaci6n d e la festividad d e La
7"llY1?7(1 (le Tarapaci, gracias al cual se obtuvo una peliciila etniogrifica d e largo metraje e n tecnicolor, con la
d i r c cc i 6n del profesor norteamericano R I C H A R D
11 \\\'KlY s, de la Universidad d e California, el concurso
de C S t U (diosos chilenos y el aporte econ6mico del Con\ m i o CJ niversidad d e Chile-Universidad d e California.
ISsta pe licula se estren6 e n Iquique (Chile), en 1972.
ISn cste: mismo plano d e interacci6n estin las tareas
doccntc:s y de perfeccionamiento efcctuadas e n IJni\-crsidacSes de Estados CJnidos y Europa por 10s profeDANNERIANN,~OI,ANDO
sores K,QIJEL BARROS,MANITEL
PISO, y J I I A N U R I ~ECHEVAKK~A,
E
todos d e la LJniversidad dc 1Chile.
E1 mfesor URIREECHEYARRIA,
catedritico d e Lit c rfi t 11 raL Espaiiola Moderna d e la Facultad d e Filosofia
v ISduc aci6n d e la Universidad d e Chile, es autor d e
t i i i a obr a muy considerable d e investigaci6n folcl6rica,
c I I a! t r:iscendencia y alcances corroboran el caricter
pcc t i 1i a r que he seiialado para este quinto periodo. E n
cfccto, en 1958 public6 el mejor estudio cxistente hastil ahor: I sobre 10s denominados hailes de chinos y la intcr\.cnci6n clue les cabe e n el calendario folcl6rico religioso dc la provincia d e Valparaiso. E n 1962 apareci6
S I I libro Cmfos a lo divino y a lo hurnnno en Aculeo, que
conticn c u n prolijo panorama d e la celebraci6n local
tlc 1;1 fc stividad de La Crux deitfay, con una abundantc corn pilaci6n de textos pokticos, precedida d e una
sin t c si s de antecedentes histbrico-temiticos d e la clasc tic rmesia investigada. E n 1963 entreg6 un denso
aportc :iobre la festividad d e La Tirana. A1 aiio siguienre him otra contribuci6n a la investigaci6n d e la poesia
ti )I cl h r i t:a, con su "CancionerodeAlhut?" (1964), linea que
;I m pI ih v diversifid con profunda documentaci6n y
re \.e I a dlor enfoque sociol6gico e n su ensayo titulado
7 ; f m j 'm(idros de costumbresen la poesia popular del siglo
'Y1.Y ( 1(M),acentuando su dedicaci6n por esta'materia
con el ;irticulo: "El fema delJuicio Finalen lapoesia fraf h ; f I NN,/de Chile" (1972-1973).
hlrlI)' significativo fue el aumento d e publicaciones
solve riticstro folclore e n otros paises, obtenidos por
cspccirilistas chilenos, lo q u e implica un marcado caucc tic c:li\wlgaci6n d e nuestra cultura folcl6rica a nivel
I 11tc rn:i cional, como se demuestra, entre otros, con la
1(!AN L,'R II3 t . t ~ ( ' HEVARR I A
cdici6rI alemana d e cuentos recogidos por YOI,ANDO
1
33
tlc s m a d o testimonio sobre el particular es el d e la edic i h de rnlisica tradicional chilena, patrocinado por la
1
lixrsco, cuya organizaci6n y realizaci6n le correspondicron a1 Instituto Internacional d e Musicologia Comparada y Documentacih, con sede e n Berlin, dirigido
y a un
por cl enninente music6logo ALAINDANIELOIJ,
cquipo dle Investigaciones Musicales d e la Universidad de C hile, coordinado por el autor d e este libro. Mediante es te proyecto se obtuvo y se difundi6 mediante
dos l,.P., una muestra muy estricta y representativa d e
milsica alborigen y folcl6rica, anotada, comentada e ilustrada fotc3grificamentq e n sendos folletos, con lo cual
(:bile fu e el primer pais americano e n ingresar a las
colccciories internacionales musicales d e la UNESCO.
GIJILLLRMO ARAYA
1,as 2tctividades y logros d e 10s organismos ya nombrados d e la Universidad d e Chile, a 10s cuales se hizo
rcfcrcnciia en la sintesis del cuarto periodo, se decantaron ~7 prc,fundizaron d e una manera notable.
Si se quisiera intentar s61o una escueta selecci6n
dc-sus p~ublicaciones, recordaria, del Museo d e Arte
Iopular 4merican0, La cesteria chilena, d e OIAAPIREIRO;
dcl Insti tuto d e Investigaciones Musicales, E l romanBARROS
y MANUEL
DANNER~ANN
v t - o diloYO, de RAQ~JEL
(1970)ycdel Instituto d e Investigaciones folcl6ricas Ramhn A. I,aval, la obra cumbre del DR.YOLANDOPINO,
Ct/P?llOS 1Tolkliricos de Chile (1960-1963).
A esi:e breve examen d e resultados institucionales,
cs imprescindible y d e toda justicia afiadir, aunque sea
mriy sonieramente, las referencias q u e permitan apreciar 10s a portes d e aquellos estudiosos del folclore chiIcno (1 ue: han efectuado su labor d e una manera persoM~JRoz,
rial. K n t re ellos debemos mencionar a DIEGO
qrlc ha c ulminado su dedicaci6n por investigar y dar a
conocer nuestra poesia folcl6rica mediante la e d i c i h d e una joya bibliogrhfica denomi t i ad a Lira popular, prosiguiendo la tradici6n d e las hojas sueltas y folletos d e 10s
f,I/C~lOSc Eiilcnos d e fines d e siglo XIX y comienzos del actual.
El rrkdico y compositor RARION
CARIPHELI,,
con su obraLa herencia mmiralde Rapa.Yiti, ha logrado el trabajo m i s completo q u e hasta ahora existe e n ei &rea d e la
I<tnomusicologia pascuense.
C \ R l i,o$ KELLER,quien ha demostrado a lo largo d e su abundante y multifacttica
t;irc;i dc investigacibn, un inter& indirect0 o complementario por nuestra cultura
fc )I cl h r i ca, en uno d e sus liltimos libros se ha ocupado d e las creencias tradicionales del
tcrri toricI nacional, ampliando la contribucidn d e NARCISO
GARCIA,
con su Esoro M h M ,yiw drf A r-d$idago de Chilo4 y la d e R~JBBN
AZOCAR,
con Chilok Presenrin viua de losseres
iti2iros. Yu efeco sociol6gico en las comunidades islefias.
El SIocicilogo JUANVANKESSELha enriquecido notablemente las investigaciones
35
36
VI
El S C X to periodo, prolongado hasta hoy, cuyos comienzos se observan e n 10s primeros
aiios de: la dtcada d e 10s ochenta, refleja una sintesis critica d e 10s anteriores, observahlc cn varios proyectos d e investigacih y e n congresos, entre Cstos el I1 Congreso
(Iiilenlo de Estudiosos del Folklore, efectuado e n 1989 (Dannemann, 1991). Es el
m i s co1mplejo d e todos, e n gran medida e n consonancia con 10s replanteamientos q u e
sc lian hecho de la disciplina del folclore e n 10s ultimos veinte afios, algunos sin duda
;I tc n tat orios contra la autonomia d e ella (Dannemann, 1991).
Seis son las caracteristicas mhs importantes d e este periodo:
En primer ttrmino se nota una disminuci6n del nivel d e profundidad d e la investigacihn de la cultura folclbrica, sin ignorar algunos proyectos importantes aprobados
por FoWAKI, FONDECYT
y la UNESCO;con respecto del tercer organismo, el concer11i c n tc a la vivienda tradicional rural unifamiliar chilena, dirigido por el autor d e este
lihro, de prdxima publicacih. Pero, por otra parte, se observa una profundizacih d e la
form 11 1a c i h te6rica sobre esta cultura, como se comprueba con claridad a travks d e la
llifdio,qrnfin delfolklore chileno 2977-2995-en vias d e impresih- que elabor6 el autor
c11 la secci6n Folklore d e la Sociedad Chilena d e Historia y Geografia, con la colaborac ihn de CECILIA
ROUSSEAU,
como parte d e la Red Andina d e D o c u m e n t a c i h e Inforni ;I ci hrI de las Artes Populares, del Instituto Andino d e Artes Populares del Convenio
:\ n d ri:: , Hello, con sede en Quito, dirigido por ELJGENIO
CARRERA.
I< n segundo lugar se evidencia una r e d u c c i h d e la docencia universitaria, cuyo
plano a cadCmico mhs riguroso continuara perteneciendo a1 Seminario d e Folklore como
( : i i l t u r a, que, como ya se dijera e n la Introduccibn, se inici6 el aiio 1982 e n la Facultad
tlc FiI(lcofia, Humanidades y EducaciGn d e la Universidad d e Chile, y a1 cual se han
incorpixado otras Facultades d e esa misma Universidad desde 1989. Frente a esta
tl i sm i n ucibn de la docencia del folclore e n la educacibn superior, han surgido tareas d e
c w x s icin y difusi6n que viene cumpliendo e n Santiago con eficacia y perseverancia,
cl :\retiivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares d e la Biblioteca Nacional, dirigido PIor MICAELA
NAVARRETE,
algunos d e cuyos recientes logros son la exposicidn
I,ibliopirifica De la raix a los frutos, 1994, y la e x p o s i c i h sobre religiosidad popular
tlc n oniinada La fedelpueblo, 1995 (Navarrete etal.). Tambikn es merecedor d e reconociniicn(to el Taller d e Cultura Tradicional para la Docencia, fundado el afio 1992 por
(; \ l < R I l 1 1 , iPIZARRO,
quien ha sido desde entonces su directora. Este taller, con el apoyo
del h l inisterio d e Educacibn, efectua ciclos d e conferencias e n la sede del Museo
37
38
califica y en contact0 con artistas profesionales experimentados, no pocas d e sus ex1' rc s i on cs del folklore-vida han pasado a la proyecci6n, a la d i f u s i h , a la mostraci6n, lo
qiic no s61lo ha modificado y hasta deteriorado algunas versiones d e la mlllsica folcl6rica,
sino que t ambiCn ha producido imitadores e n 10s lugares de procedencia d e esos otrora
ciiltorcs v en las ciudades donde ahora ellos se encuentran, lo q u e lesiona gravemente
la gcnuin a condici6n d e la cultura folcl6rica, cuyos cambios ojalh Sean decididos si'n
1' rcs i o n es ex6genas.
hlienitras en 10s villorrios y rincones campesinos latonadaesth e n una triste e inexorable ago1iia, se la canta con fruici6n sobre 10s escenarios; mientras cada vez concurren
mcnos m,vrores a 10s velorios de angeliros y a las novenas, lo hacen e n crecido nGmero a
r c i i n i o n e; organizadas por sacerdotes con la mejor d e las intenciones pastorales, y recibcn gene rosos aplausos d e un ptiblico que 10s incita a transformarse en artistas, e n
corn pet i dores, ajenos a su tradici6n cultural folcl6rica; en tanto q u e esos mismos sacerdotes, eq uivocadamente, suponen que esas actuaciones evidenciarian un fervoroso
c ~to1
i i c i s rnIO, sin percatarse d e q u e algunos de sus estimulos vulneran una religiosidad
qiic posec:sus propios atributos y procedimientos para llegar a Dios, religiosidad que
;)I cntrar t:n tales especthculos se tergiversa y decrece.
Por dczsgracia, a este trhnsito dafiino del folclore-vida a la proyeccih, con frecuencia dc ma la calidad, se suman las innovaciones espurias que han incorporado e n sus
LAS DRO
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IER,
C A P ~ T U L O111
I ,:I sintes 1 5 del capitulo anterior, no obstante su delimitacih nacional, constituye una
rcfcrcnci;a bhsica para aproximarse a las grandes temiticas y a1 conjunto del folclore
con10 cul tura.
E n u n plano mucho m i s extenso, el d e la Europa d e 10s siglos XVIII y XIX, se
tliwitia c:n torno a las nociones de antiguedades vulgares y d e tradiciones orales o
popiilare:i,con la b6squeda d e manifestaciones q u e las ejemplificaran, para descubrir
cl 1 hlk.yrikt-el espiritu del pueblo- como gustaban decir 10s intelectuales rom6nticos alcmaines (Cocchiara, pp. 242-257). Pero el detonante q u e impuls6 a estudiosos de
1); literatiIra, a etn6logos, a filblogos, historiadores, music6logos y humanistas, para
dcd icarse. a la investigaci6n, conservacibn y difusi6n d e un presunto nuevo campo d e
la criltiira, fue la sorpresiva aparicibn del vocablofoldore y d e 10s comentarios sobre 61,
cii 1;i fam osa carta d e WILLIAM
JOHN THOILIS,
que se publicara e n el Athenaeum d e Lontlrcs. cl 2:2 de agosto d e 1846,vocablo acufiado por este mismo arque6logo inglCs. Uno
de 10s ccc1s m i s resonantes d e este acontecimiento fue el libro d e GOMME,
Ethnology in
I.'olkforr, que en su primer capitulo trata las voces supervivencia y desarrollo e n relacitin con las dos disciplinas cuyas denominaciones le dan el titulo a su obra.
E n clI cruce d e 10s siglos XIX y X X se impuso e n el 6mbito d e 10s investigadores crirorleos, y e n gran parte e n el d e 10s norteamericanos q u e habian fundado su
S()ci c d a dI de Folklore e n 1888, una posici6n determinista-cosalista, q u e redujo a
10s cult0 res del folclore a la condicidn d e rOsticos, iletrados, principalmente d e
\.itla rura I; usuarios d e populares baladas, cuentos, leyendas, proverbios, supersticioncs, c tc., aprendidos a travCs d e la transmisibn oral, posici6n que, obviamente,
introd iijo en LatinoamCrica, donde aOn persiste (Dannemann, 1991). Asi, con
C W S y ot ros requisitos, se procur6 simplificar el problema empirico d e la especificidad de la cultura folclbrica, lo q u e no resistib posteriormente a las pruebas d e la
\'e r i fi c a c i h n d e las hip6tesis d e dicho criterio, mhs q u e propuestas como tales, estil I, I cc i d iI S como enfhticas aseveraciones.
1:uc 1XICHARD WEISS,el eximio estudioso suizo, quien impugn6 con la mhs convinccntc funIdamentaci6n la presunta diferencia social y cultural entre personas folclbricas
\ no folcl hricas, demostrando c6mo e n cada ser humano coexisten estas dos clases d e
47
./
D E IJN
es alegrar
REFRAN
\.
/
del refrin
48
Cuando se habla d e comunidad, se piensa e n un grupo d e personas d e caracteristicas comunes, con un determinado indice d e estabilidad y normas de organizacidn que aseguran si1 existir; desde una comunidad internacional d e naciones, hasta una universitaria, una gremial o una poblacional. De ahi que comunidad tenga
un significado afin con colectividad o conglomerado. Mientras mhs fuerte es el
espiritu d e cohesidn y d e identidad d e sus componentes, tanto mhs s6lida y definida es una comunidad (Dannemann, 1976, p.31).
No obstante, en un sentido estricto, comunidad folcl6rica no es esencialmente un conjunto d e individuos, estable e n su composicidn y e n su permanencia, condicionado por razones ktnicas, geogrhficas, histhricas, econdmicas,
idiomhticas, educacionales, ideolbgicas, ademhs d e las socioculturales generales,
causantes todas ellas d e una idiosincrasia, mhs 10s caracteres folcl6ricos que le
50
pudiesen conferir uno y otro especialista; sino q u e es una incorporaci6n o participaci6n d e una o mas personas e n un comportamiento configurado y consagrado
por el usufructo tradicional d e bienes con funci6n aut6noma d e comunes, propios,
aglutinantes y reprcsentativos, respecto d e esas personas. Por lo tanto, cuando el
comportamiento folcl6rico cesa (por ej. faena comunitaria d e cosecha e n beneficio
de uno de 10s participantes, reuni6n d e formulaci6n d e adivinanzas, etc.), desaparcce la comunidad folcl6rica ... (Dannemann, 1976, p.3 1).
manera que esta clase d e sistema, como ninguna otra, puede permanecer e n acti\.idad muy transitoriamente, mientras todos o parte d e sus miembros, d e condiciones
Iiomogtneas o heterogheas, por diferentes causas, preestablecidas o repentinas, contluyan cn el us0 d e comportamientos que les son d e pertenencia reciproca.
Ilicha pertenencia reciproca existe rinicamente para quienes han hecho suyas conduct;is coparticipadas en una comunidad folcl6rica, por lo cual ellas son propias y addnticas,
cn el mhs estricto sentido, de esta clase d e comunidad, en su especificidad local. A1 respecto. gupo constituye una categoria social mis extensa que comunidad folclbrica, y cada
micmbro de un grupo p e d e pertenecer a mGltiples comunidades folcl6ricas en el interior
dc SII grupo. La importancia de este factor en la cultura folcl6rica se hizo muy patente al
;illtor dc este libro durante las etapas d e observacih directa, del trabajo d e campo del
Imyccto de investigacibn, patrocinado por la J.S. Guggenheim Foundation, sobre la poe\ia juglaresca de Espaiia, Puerto Rico, PanamA, Venezuela, Colombia, Uruguay, Argentina
y (:hilt; lo que ratificarh despuks mediante otro proyecto sobre t6picos de la poesia formal
y tlc la poesia folclhicu en Chile, desarrollado con la ayuda de la Universidad d e Chile.
11 primero d e dichos proyectos se centr6 e n eventos desarrollados por el us0 d e
e o i i d 11 c t a s p 06 tic as re c i p roc a m e n t e t r a n s f e r i d as e n t r e s u s c u 1t o re s , e s t o e s ,
comunitariamente propias d e ellos en su mayor grado d e pertenencia. Asi se ha116 una
forma de vida, una versi6n d e la cultura pottica, que, por contraste, se confirm6 e n el
\cfiiindo proyecto, al comparar, entre otros casos -valga esta vez como ejemplo- el
qicrcicio poktico y sus efectos, d e un autor d e la tradici6n estttica occidental, con
dicstro manejo d e racionalidad, como es NICANOR
PARRA,
y la poesia re-creada con
proccdimientos preponderantemente empiricos, d e ARNOI~DO
MAIlARIA(;A,pzcetay can/ordc la localidad d e La Chacarilla, Comuna de Cartagena, V Regibn.
Ni la forma, ni la tematica, ni el aprendizaje, ni la motivaci6n, ni la causalidad, ni la
Imdircci6n, ni la difusibn, ni la trddicionalidad, se mostraron e n estos proyectos como
f;ictorcs cstrictamente eficaces para diferenciar la pocsia folcl6rica d e la no folclbrica.
Si. el dc la pertenencia, reciproca, coparticipada y re-creada e n la interioridad especific.;i dc una cornzcnidad, en lo q u e hace a la poesia folcl6rica frente al d e la posesi6n
colcctiva de 10s miembros d e un grupo, pero piacticada en la individualidad intransferihlc dc cada uno d e sus miembros, respecto d e la no folclbrica. Por ejemplo, e n el
Ivimcr caso, un canto a lo diuino ejecutado durante un ceremonial, conocido y posible
(IC scr iisado por 10s cantores participantes en un comportamiento d e traspaso y propied i i d comunitarios, y en el segundo, la lectura, privada o pliblica, d e un poema d e
( i ;i<i<ii<i,!\
MISTRAL,recibida por un lector-receptor o por mas d e un auditor a travks d e
t i n cmisor, sin la transferencia ni la pertenencia reciprocas d e ese poema (Dannemann,
1 os1, pp.3 1-33).
;Z manera d e sintesis d e 10s planteamientos sobre la cultura folcl6rica empleados
I)c
51
e n este capitulo, se transcribe la noci6n d e ella propuesta e n la Revista d e Investigaciones Folkl6ricas d e Argentina:
,
\HAW, ROGER
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53
C A P ~ T U L OIV
7.
:\rea nrommefio-hispana.
.i.
: h a din~S~~ira-picunche-/zispann.
4. .\rea picrinche-hispana.
.s. ;\rea mn~uche-pehuenche-h~i//iche-hispa~a.
0. :\rea Ciilorn.
i . :\rea pntngbnico-/zispana.
S. :\rea antcirtia y
0. .\rca pnscuense.
I ,;I nomcnclatura propuesta para ellas responde a sus componentes ktnicos predomiii;iiitcs, algunos en una s i t u a c i h cultural d e supervivencia, como s w e d e con 10s eleniciitos diaguitas y picunches, si bien hoy insertos en formas mestizas vigentes.
I;n cicrtos casos se ha preferido emplear una terminologia derivada d e denominacioiics tcrritoriales: &ea antdrtica, &reachidofa,a causa del determinante influjo que e n
cII;is mucstra el medio fisico sobre la cultura, la organizacidn social y las peculiaridadcs psiquicas d e sus habitantes, como es el cas0 d e la particular fragmentacidn insular
c i i iina gran parte d e Chilot.
1. \ I l l < , \ i\NDINO-HISPANA
I ) c d c cl limite con el Perfi hasta el pueblo de
%iii Icdro d e Atacama
1.n S I I folclore se comprueba la fuerza d e la cultura incaica, hoy con un gran y notable
prcrlominio de la aymara sobre la quechua, aunque conservada la primera e n sus foriii;is aborigcncs mAs genuinas e n contados lugares, principalmente d e la provincia d e
lqiiiqiic, como Colchane, Enquelga y el pueblo d e Isluga. A modo d e ejemplo, e n este
iiItimo pcrvive la autoridad religiosa d e 10s ma//kus, dignatarios q u e presiden diversos
55
-2..
- --
PEREGRINOS EN LA FESTIVIDAD DE
LA VIRGEN DE LAS PENAS,
L I V ~ L C A R ARICA,
,
I KEGION
ceremoniales prehisphnicos q u e aiin resisten, e n considerable medida, a las transformaciones del sistema
d e creencias del mundo andino.
TambiCn e n ceremoniales festivos y no festivos
d e amplia repercusi6n social se comprueba la mayor
intensidad del sincretismo religioso hispano-indigena
aymara o quechua, como sucede, d e una manera sobresaliente, con la celebraci6n d e la Crux deilfayo y d e
la Semana Santa e n la localidad d e Putre, provincia d e
Parhacota, la segunda la mhs compleja y dramitica
q u e se realiza e n el pais.
De una manera mhs expansiva, heterogknea y e n
gran medida espectacular, se efect6an las grandes festividades de romeria dedicadas a la Virgen d e la religi6n catblica, con la denominaci6n d e Fiesta d e la Virgen d e Las Pefias, e n la localidad d e Livilcar, provincia d e Arica, y con la d e Fiesta d e la Virgen del Carmen d e La Tirana, e n la localidad del mismo nombre,
provincia d e Iquique (ver capitulo quinto). A la primera concurren cerca d e veinte mil devotos, entre 10s
cuales hay peruanos y, e n menor n ~ m e r o bolivianos.
,
A la segunda asisten aproximadamente ciento veinte
mil personas y participa m i s d e un centenar d e cofradias danzantes, compuestas, e n su mayoria, por una
cantidad d e veinte a cincuenta miembros masculinos,
femeninos o mixtos, desde nifios hasta hombres y
mujeres d e avanzada edad.
E n ambos ceremoniales coexisten viejas tradiciones con conductas innovadoras. Asi por ejemplo, e n el
d e La Tirana se usan antiguas indumentarias, como la
d e 10s llamados chunchos que posee plumas e n el tocado, en las mangas d e la chaquetilla y e n 10s bordes
exteriores d e 10s pantalones; junto con otras d e data
posterior, como la q u e imita el atuendo guerrero d e
10s indigenas Pides Rojas; sin embargo, tanto 10s comportamientos y bienes rituales m5s viejos como 10s m5s
recientes, aceptados d e una manera comunitaria, cumplen la misma funci6n d c comunicar a 10s promeseros
con la Virgen d e La Tirana, funcionalidad que asimismo se comprueba e n 10s instrumentos d e bronce d e
las bandas militares, que paulatinamente han reemplazado a 10s d e cafia, como la gama y la xampofia, ejecutadas e n modo menor y escala penthfona, contribuyendo aquklla por su versatilidad a la penetraci6n y
sacralizacibn del otrora profano ritmo d e la cumbia,
proveniente d e Colombia.
56
I,; I prictica d e d a n z a s f e s t i v a s p r o s i g u e
con el hunino, el taguiram' y el frote,
ni avor itariamente
I
1
57
I
*
\'
.-
58
IGI,E:SIA DE PACHAZIA,
0 CEREMONIAL DE L A
I.-----.-
I R~GION
59
2.
r-
tos
61
'
k
~ ; l , ~ . : ~ l R . v , l l : l\r/ , l , , ~ ~ ~ ~ l R . v , l l ; l / , , l ,
PERSONAJESDE CONNOTACION
SlR.IROI,1CA-RITIJAI,, FIESTA DE
CARNAVAL DE RfO GRANDE,
II
REGION.
l,l,\\l \
TALARRE,I I REGION
TALARRE, I1 REGION.
,-'
1
62
.3.
,\REA DIAGUITA-PICUNCHE-HISPANA.
I!
63
ANDACOLLO, IV R E C ; I ~ N
64
65
4. AREA PICUNCHE-HISPANA
Desde el norte de la Regidn Metropolitana hasta el limite
sur de la provincia de Concepcibn.
ciiitl,itlc~como
67
h.
,.e
68
/+,
nicrccc qiie se complemente esta breve y escueta descripcitin, para lo cual se transcribiriin 10s articulos 46 a
53 de 10s cstatutos y reglamentos d e la F e d e r a c i h del
liodco Chileno, pertinentes a la mediuluna, y se reproducir'i cl dibujo de &a q u e aparece en la pigina 138
de tlichos estatutos y reglamentos y a1 cual el autor ha
;ijircgado cl nombre d e la puerta d e la manga o tori1 y
cI tlc la pucrta de salida del animal d e la med'ialunu.
\rt. 46" Es medialuna reglamentaria y por lo tanto apta para cclcbrarse e n ella
rodeos oficiales, la que cumpla con todos y cada uno d e 10s requisitos q u e se
\cfi,ilan en 10s articulos del presente Titulo" (se refiere a1 titulo 11, p. 72).
"47" La medialuna debe ser un redondel dividido e n dos sectores: apifiadero
\ cancha. Sus dimensiones son las d e un radio d e 22,s mctros, su piso debe estar
ni\ clado y tener blandura suficiente, no debiendo e n consecuencia ser demasiado blando ni contener excesivas capas d e arena. Deberh estar cercada por una
cnipalimda hecha d e madera resistente y d e una altura d e dos metros y con una
inclinacidn d e 40 centimetros hacia fuera, desde la base".
"Art. 48" El sector del apifiadero debe comprender un espacio d e 12 metros
mcdidos dcsde un costado d e la medialuna hacia el centro d e la misma y separado de la cancha por una empalizada d e 1,70 metro d e altura, esta empalizada
dcbc terminar a ambos extremos e n una puerta, con una medida minima d e 4,20
mctros v mixima d e 5 metros, denominadas puertas d e apifiadero".
"
69
DIMENSIONES
R A D I O DE: L A M E D I A L I J N A
RADIO D E L APIRADERO
L O N G T T U D D E LA C A R R E R A
PlJERTA D E SALIDA
P 17 E R T A S A P I R A D E R 0
L~NEA
DE POSTURA
ATA J A D A S
=
=
=
22,s metros.
12 metros.
6.53 metros.
3,20 metros.
4,20 a 5 metros.
15 metros a n t e s d e cada atajada.
12 metros.
1-1 poste en que van colocadas debe ser retlondo y con protecci6n semejante a las atajadas.
1,:I atricndo que deben w a r 10s competidores del rodeo y calificado especificamente
conio atiicndo huaso, se encuentra establecido e n el articulo 11 p. 65 d e 10s citados
cst;itiitos
71
7" Sombrero d e fieltro o chupalla d e pita o paja con ala d e siete centimetros como
minimo y d e horma sobria.
8 Espuelas d e un dihmetro minimo d e tres y media pulgadas.
9" Maneas, riendas y lazo d e cuero con dos ojales y e x t e n s i h suficiente.
1 0 Montura chilena".
i:ii
.wI(ii~os
do nirgelito se distinguen marcadamente; entre 10s festivos pueden nombrarse
cI de ,Sam Rosa de Pedeque'n, e n la VI Regicin, el 30 d e agosto, y el d e Sun Sehasfidn d e
c;iiitos,
73
74
75
76
E X H I H I C I ~ NY VENTA DE CHL:EALI.AS
DE PAJA DE T R I G 0 EN I,A LAJIJELA,
VI
REGION.
77
5. ARE A NI AP U C H E -P E H LJ E NC I3 E - H LJ I I, L I C H E - H I SPANA
D e s d e el limite N o r t e d e Arauco y hasta el limite Sur d e L l a n q u i h u e .
78
uci6n de lagos y volcanes. Asimismo, se encuenrico refranero, muchas d e cuyas especies pro\ icn cn de la ancestral afici6n mapuche por esta clase
(IC c
f irmulas interpretativas, algunas derivadas d e costIll1-l bres guerreras o domksticas, peculiares d e este
C\WI
t r 3 1in
I'IlCl 310.
79
PECTORALES DE TRAPE1,ACIJCHAS.
CHOLCHOL, I X REGION.
80
0. . \ I i k A CHILOTA
\Ixirca toda la zona de ChiloC
insular.
81
La tradici6n vernicula sigue presente e n la viviendn, siis anexos y utensilios domksticos. Prueba d e ello
cs la distribucidn d e la planta habitacional que conccntra a la familia e n torno al fuego del hogar, e n
Chilok, miis q u e e n cualquier lugar del pais, ritual y
pcrmanente. Como material d e construcci6n inveterado emplkase la noble madera islefia. Ella luce su
rcsistcncia y belleza en las tejuelas d e alerce (Firzroyo
uiprmoides), no s61o aptas para techumbre, sino a
nicnudo prolongadas como revestiniiento d e 10s muros de las casas q u e con el paso d e 10s afios obtienen
tin color gris plateado; demuestra SLI solidez e n 10s pies
dcrechos y vigas d c pellin (Norhofogus o b l i p n ) y asegura la estabilidad d e 10s tabiqiies
por
.
- medio del mafiio
(Podororpusnuhigenn). Y no s61o extiende su U S a~ la
construccicin d e queljsos,sochos, chungos, morteros, sino
que tambikn ha estado al servicio, e n especial, el fino
c i rue I i I lo (Emhorhriurn corcineum), de la talla de una
sobria iimagineria d e procedencia jesuitica (Vizquez
de ACUfia), copiosa hasta el primer cuarto d e este siglo, y antitesis d e la barroca, venerada e n el Area
And i naI. Ademhs, ha probado si1 calidad e n guitarras,
\.ioI i ne s y rohdes, instrumentos musicales vigentes e n
(:hi\ 06 , a \os cuales hay q u e aiiadir el acordc6n, que,
con las primeras, posee la mayor frccucncia d e prhctiea folcIbrica.
Otras artesanias dignas d e mencidn estin repreccntadas por la confecci6n d e sahmillas, el mis fino
cobcrto r tejido d e lana d e oveja q u e hay e n Chile; la
ccstcria de quilineja (I,.xz/ria~ffpo!,~h~~la)
y d e boqui
I Cissiis srrkrn), y la cerimica utilitaria y ornamental.
ErI el ltxico regional existe una gran cantidad d e
\'OCCS de ascendencia indigena: ane: jug0 vegetal,
uidiphvli: papa pequeiia, elrdue: corral, mocr/r;i:chaleco
I
(IC pic1 humana usado por 10s brujos, y por extensibn,
c\conditc; asi como descuellan los arcaismos d e origen
c\paiiol y acepcidn religiosa, como cabildo. Se conser,111 abundantemente apcllidos aborigenes en toaas las
i\lCi$,cntre muchos otros, Antipani, Chiguay, Hueicha,
I ,c\ iiianco, Llancalahukn, Millalonco, Peranchiguay,
I n q i i t n , particularmente comcines e n las zonas d e
(:onipu, Caguach, Quell6n y Qiiinchao; destacindose,
,I ~ I VCL,
I
por su dispersidn, 10s hispinicos Andrade, BaI r h . Rarrientos, Bhrquez, Mayorga, Oyarziln.
Con rcspecto d e las construcciones sinticticas, es
pccoliar la discordancia entre el sujeto gramatical e n
.'-
83
84
7. AREA PATAGONICO-HISPANA
Comprende las zonas d e ChiloC continental, AisCn y
hlagallanes.
En ella estin comprendidas las culturas gawdscar o alacalufe, ona, yagana y tehuelche,
(Dannemann y Valencia, 1988), algunas d e cuyas huellas quedaran e n el proceso d e
folclorizaci6n, a cuya presencia e influjo hay q u e aiiadir el aporte europeo hisphnico y
el mis reducido d e grupos d e inmigrantes mayoritariamente d e la ex Yugoslavia, Gran
Rretafia y Suiza; participantes del mestizaje regional, a 10s que debe sumarse, con
particular intensidad desde la segunda mitad d e este siglo, la relevancia d e un
poblamiento argentino que ha repercutido d e una manera muy notable e n la cultura
del ire,.
La actividad ganadera ovina, la predominante e n 10s campos de la zona, conduce a la celebraci6n d e fiestas a1 tkrmino d e las esquilas. E n ellas intervienen reducidos
conjuntos orquestales urbanos contratados, y cultores campesinos, especialmente
recitadores d e poesia gauchesca, competidores depayas, cultores de la milonga y bailarines de malambo, cueca y valse.
En dichas ocasiones s e benefician corderos e n abundancia y se e f e c t ~ a nrifas d e
diversos objetos para financiar las actividades d e instituciones deportivas pequefias,
las que comtinmente reciben e n la provincia de Magallanes el equivoco nombre d e
hihliotecas.
Asimismo, como e n Chilok, aparece la costumbre gastron6mica y a veces comercial, del reitimiento, una d e las oportunidades propicias para com probar una menor
cantidad d e cuentos, refranes, adivinanzas, e n comparaci6n con cl irea chilota, asi
como para apreciar el uso d e apodos humoristicos emanados d e 10s h6bitos marineros
y ganaderos. Durante su desarrollo es frecuente el truro, venido d e la Argentina, el
juego de naipes mhs generalizado e n toda el irea, y q u e time su equivalente d e dispcrsi6n e importancia e n el plano d e la destreza fisica y d e la astucia competitiva, e n
las carreras d e caballos, las q u e difieren ostensiblemente d e las realizadas en el resto
del pais.
Entre 10s tipos humanos m i s relevantes estin el lobem, el pescador, el amansador
y cl ovqko. Sus t k n i c a s d e trabajo, asi como sus f6rmulas socio-econ6micas d e vida, revelan facetas d e
clocuente caricter local, algunas d e cuyas causas primordiales son las enormes distancias que 10s rodean y
los precarios medios d e comunicacih y movilizaci6n
a $11 alcance. Esporidicamente circulan entre ellos, e n
especial con respecto d e 10s oficios relacionados con
cl mar, fragmentos d e viejas y pokticas leyendas
qowdsgm- y yaganes, no extinguidas aDn del todo, pese
a la comprensible afici6n del hombre d e cstas dificiles tierras por encontrar un mundo novedoso y deslumbrante en las ciudades.
En la producci6n artesanal es ya dificil encontrar
rcminiscencias d e la cesteria dejunguillo (Juncus sp.),
heredada d e onas y gawdsgar. E n cambio, se mantiene
85
la elaboraci6n d e lazos d e cuero d e foca y d e lobo, siendo presumible que haya terminado la construcci6n d e charangus, para la cual demostraron sorprendente habilidad 10s
indios tehuelches hasta fines del siglo pasado.
KON AIKEN,
8. AREA ANTARTICA
El territorio polar chileno.
O.:\l<EA PASCUENSE
Isla de Pascua.
Ah1IO MOENGA
(N.G. 124)
,
v KEGI~N.
Fijcnse IJds.
en mi hombre;
lleva una estera larga;
tiene una fngata,
para asar golondrinas de mar;
y con el calor
sale fucrtc o l o r a Ins
pBjaros qucmados.
t a a ~ i itangata;
I
a n l o mocnga roa-roa;
tc ahi,
kia-kia;
ha hea-bea
iiringa te manu.
rAs(;uA,
LLEVANDO I,A
I<irll< RA
K i a til.;a korua
I
i;i-ia
tiinii
N.O.R. 2
KIA-KIA
(N.G. 12.5)
(;OI,ONDRINA
DE hlAR
Kin-kia; kia-kia;
rau kumara;
i tc chu-ehu,
i te kapua-pua.
Golondrina de mar;
traes ramitas de camote;
en la pcnumbra,
con neblina suave.
fari
N.O.B. 3
87
tadas, m i s resistentes q u e las danzadas, d e las que, e n rigor, s610 quedan vestigios,
especies Gantadas entre las q u e sobresalen, por su vigencia y significaci6n social local,
las q u e reciben el nombre depatautau, q u e consisten e n recitados ritmicos acompaiiados d e construcci6n d e figuras obtenidas con las manos mediante hilos q u e se pasan
entre 10s dedos, con una funci6n 1Ddica que posee una gran dispersi6n e n todo el
mundo, figuras que e n la cultura pascuense se llamankai-kai (Campbell, pp. 413-418).
Se reproducen e n la phgina anterior dos kai-kai con sus respectivos textos, d e La
heren& mzlsicalde Rapanui, d e R A M ~CAMPBELL
N
(p. 419).
88
CLASIFICACI~N
FUNCIONAL DEL FOLCLORE
1:IINCIONES
bajar del caballo desputs d e obtener permiso.
Institucionalizadora: relacidn de compadrazgo.
Corporacionadora: hhbitos d e cofradla d e lanzantes.
0 R D E N A D 0 RA
OKGANIZADORA
I I AhlENIZADORA
lucida
fisica - mental: juego del pillarse.
Incentivadora: esparcimiento por estimulo alcohdlico.
empleo d e refranes
religiosa: uso d e oraciones
TERPRETATIVA
No racional
supersticiosa: atribuci6n d e poder migico a un objeto.
legendaria: origen sobrenatural d e una laguna.
)MUNICADORA
MENTADORA
Consumo de comidas
DUMENTADORA
1Jso de sombrero
Econdmica:
TILITARIA
Comercial:
89
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C A P ~ T U L Ov
LOS CEREMONIALES
I'odria afi rmarse q u e 10s ceremoniales son contextos d e formas d e comunicaci6n del
Iioiiilxc con seres superiores, e n la complejidad d e hmbitos d e estructura y orden d e
iin sisteria social. Asi se demuestra e n el desarrollo d e ellos con la interrelacicin d e
, .
C ' I I I l I L 1 1 > , danzas, ejecucicin d e instrumentos musicales, actos expiatorios, peticiones
(IC fu\.orcs,uso de indumentarias d e funci6n ritual, inserta e n procesiones, peregrinacioncs, jcrarquizaci6n d e 10s participantes, e n una atmcisfera d e entrega y esperanza,
dc csfucrzo fisico y d e recogimiento espiritual.
Ilicha complejidad impide separar drhsticamente las distintas expresiones d e la
cultura folcl6rica que integran un ceremonial, por lo que e n este capitulo, hacikndose
nic ncihn a muchas d e ellas, se tratarh d e presentar una pequefia serie d e algunos d e
Io'r ccrcnioniales mhs representativos d e distintas regiones del pais, con Cnfasis e n su
contlicihn1 de actos comunitarios e n sus propios espacios y tiempos, e n circunstancias
dc (IIIC allyunos de sus componentes especificos, e n particular 10s instrumentos music;IIch. est;in trdtados e n 10s capitulos cuarto y octavo.
Il....C.lll\..
El cauziilor y el taliitur
.,\lgiin;is supervivencias d e la cultura conocida con la denominacicin d e lican-antay
91
mm
__
.. _.
- __.CAI ZIILOR COW
CLARINES Y 'TAMBORES, CASPANA, 11
La segunda etapa, diurna y nocturna, d e m i s prolongada duraci6n que la primera, se realiza en la plaza
del pueblo, incorporindose a ella la gran mayoria d e
10s otros hombres, mujeres y nifios, agregindose amigos y parientes d e lugares vecinos, hasta llegar a un
nOmero d e aproximadamente doscientos cincuenta
participantes directos.
E n esta etapa se baila y se canta una parte musical
del cauzzidor mhs rhpida que la inicial, ya indicada, reapareciendo Csta esporhdicamente, como una manera
d e mantener un sentido completo del ceremonial y tambikn d e atenuar el vigor d e 10s movimientos al que llega la danza e n sus situaciones d e euforia.
E n las dos etapas se conserva musicalmente la estructura bhsica d e un sistema tritcinico prehisphnico,
e n la cual alternan el modo menor con el mayor, con
notable predominio del canto modal respecto del primero, y con una mCtrica ritmica medida y d e reiterada
aceleraci6n del tempo, e n cuanto a1 segundo.
Los instrumentos que acompafian el canto y el baile
son el cdarin, con tkcnica d e vibrato, elputu, d e registro
grave y dos tamhorcitos.
El otro ceremonial es el taldtur, tambiCn d e origen
lican-antay, con las mismas finalidades bisicas del
cauzlilor, pero con Cnfasis e n la peticicin d e abundancia d e agua para la fertilidad d e 10s terrenos d e cultivo,
hecha a la Pachamama, por lo que se celebra, asimismo, e n una fecha movible del mes d e agosto, o d e septiembre o d e octubre, una vez cada aAo, actualmente
e n las localidades d e Peine y d e Socaire, e n la I1 Regi6n. Igual que e n el anterior, consiste e n una danza y
un canto rituales e n lengua kunza, la misma del texto
c a n t a d o d e l cauzGlor, i n c o m p r e n s i b l e para 10s
atacameiios del presente, por haberse extinguido su
us0 e n la comunicaci6n cotidiana, salvo el significado
d e algunas voces, lo que le confiere un caricter mhgico-ritual.
E n este ceremonial se ejecutan 10s mismos instrumentos ya indicados respecto del cauxulo, agregindose
el denominado chorromo o chorrimorri, hoy un conjunto d e dos o tres campanitas d e metal, 0, e n su ausencia,
un trihngulo musical, 0, simplemente, un manojo d e
Haves grandes. El chorromo e n el tiempo prehispano
habria estado constituido por cencerros d e madera. Las versiones d e taldfur, como se ha podido comprobar e n trabajos d e campo (Dannemann, 1975 y
92
1976), esthn e n modo mayor y su canto conserva la peculiar trifonia atacamefia, algunas veces con ung escasa
y esporhdica aparici6n d e un interval0 d e cuarta, quizhs por un influjo incaico o por uno europeo introducido en alguna etapa d e la conquista hisphnica.
93
.....................................................................................................................................
E n un clima tropical d e grandes contrastes d e temperatura, sumergidos en una luz
imaginaria producida por la ubicaciibn del santuario, e n el fondo d e un cafi6n d e
poco menos proporciones que aquel del Colorado, fatigados y maltraidos por las
enervantes y peligrosas jornadas a lomo d e mula, entumecidos por el frio e insomnio del ilusorio descansar al suelo duro y desprovisto d e toda comodidad ciudadana, hasta en 10s servicios higitnicos, lor romeros, confundidos e n una clase social
hnica, fraternizan olvidando todos siis afanes y cuitas (Lavin, p.5).
Durante 10s tres dias d e la festividad, desde la madrugada hasta la medianoche, las
cofradias danzantes d e chunchos, morenos, cuyacas y otras, bailan con energia y devoci6n
dentro y fuera d e la iglesia, mientras interminablemente, 10s promesantes cumplen
sus mandas y solicitan favores, ritos a 10s q u e se suman las oraciones y cinticos establecidos por 10s sacerdotes cat6licos, tanto e n las misas como en otras etapas del ceremonial. Los momentos m i s emocionantes son 10s inmediatamente previos a 10s d e la
procesiibn, mientras loshailes se preparan para intervenir y empiezan a sonar 10s instrumentos d e sus respectivas bandas, emotividad q u e se conserva atenuada a lo largo del
triunfante paso d e la Virgen y que recobra su fuerza hasta el paroxismo e n el que caen
algunos peregrinos desolados por tener q u e alejarse d e la Virgen. Esta etapa d e despedida ha sido tambitn captada con gran fidelidad por CAKI,OS
LA\.~N:
Desde la madrugada del lunes empiezan 10s adioses a la Madrecita Querida, con
10s coros d e llantos y lamentaciones que acompafian esas andas hasta la puerta del
santuario y a las diez d e la mafiana todo e s t i terminado. La fila d e romeros, tanto
a pie como cabalgando, zigzaguea por la Quebrada d e Azapa. Las sendas troperas
cruzan constantemente el guijarral del cristalino riachuelo para subir y bajar a imponentes alturas rocosas. El prolongado cafiibn se abre a veces hacia planicies dominadas por un sol meridiano y abrumador, q u e acompaiia a 10s viajeros hasta El
Paradero, sitio intermedio donde esperan 10s autobuses del servicio ariquefio. Tres
horas desputs del meridiano se vislumbra e n 10s ttrminos m i s cercanos del cuadro maritimo la estaciibn inalimbrica y El Morro. L a gloriosa atalaya se ostenta -y
por una ironia d e la suerte- como un simbolo d e paz y d e descanso para 10s aporreados y maltrechos peregrinos, que parecen despertar d e un suefio d e tres dias.
Ahi les esperan las regalias y atracciones d e la civilizaci6n (Lavin, pp.9-10).
Bhsicamente este ceremonial se desarrolla a travks d e una secuencia d e intervenciones d e las cofradias, semejante a la d e las otras festividades del gtnero. Asi, e n Las
PeAas encontramos llegadas primeras, llegadas segundas, entradas a la iglesia, alabanzas, cantos d e buenos dias y d e buenas tardes a la Virgen, retiradas; como episodios
coreogrhficos y d e mhsica vocal, a 10s que se suman 10s pasacalles, las marchas y las
dianas. Aqui tambikn las bandas instrumentales poseen una composici6n similar a las
d e otras grandes fiestas d e romeria, especialmente d e LaTirana, est0 es, el iiso d e
94
~ I I mlis
C
:I
l<n 1,ivilcar 10s conjuntos pesados que exigen una banda d e m h i c o s podrian
ccliiipararse a 10s precitados d e m i s a1 sur, pero 10s livianos no sabrian abandonar
iin;i independencia que representa afios d e especializaci6n y un prurito d e exhibic i h rnris pcrsonalista con evoluciones y pasos conckntricos. Los morenos d e
.\rica. de Iacna y Sama actilan pesadamente y d e preferencia e n filas paralelas,
rccordando siempre la is6crona y enfilada formaci6n d e las girls del teatro frivolo. Kscasamente rompen el paralelismo relegando el desorden y la divergencia
rlccorativa para 10s danzantes que tienen a su cargo la percusibn d e tambores.
\ l i m a n 10s danzarines, con indestructible uniformidad, posiciones forzadas que
o r n a n la linea general, pero el avance y las flexiones son lentos y luego tornan a la
cjccrici6n unida y uniforme. Es ksa la tictica y la modalidad caracteristica d e
co(Iuimlxinosy atacamefios.
......................................................................................................................................
lor cl contrario, 10s grupos ligeros d e Antofagasta y Tarapaci, ademis d e imponcr nl jucgo mayor celeridad y livianura, consultan evoluciones radiales y un afin
dccorativo bien representado en Las Pefias con el juego libre d e las falanges d e 10s
( h i i i / h s 7de las cuyacas y 10s morenos pampinos, levemente acompafiado por un
csc;iso instrumental. Prefieren 6stos un aire general mucho m i s igil y propenso a
los canihios de ritmo y a la variedad temitica. No se encontrarian e n agrupaciones
similarcs de latitudes m i s australes estas caracteristicas, aunque llegan a ser imitad o s y hasta superados por la virtuosidad coreogrfifica d e 10s morenos d e La Tirana
(I(liiiqiic),6ptima falange con la cual parecen querer emular 10s morenos
piiiipinos de Arica (p.16).
podtico-cantados:
Adiric,Nadre de mi vi&,
.snnto 17qret7 de Las Pefias,
hasta e l 050venidero,
vendre n verfe en est0 fedn.
95
E N T R A D A AL T E M P L O
Morenos de Tacna en la Festividad de la Virgen d e Las Pefias
Marcha
Lento
Ma
Ma
dre
dre
mi
mi
Ro
del
mi
la
sa
gro
rio
sa
La Tirana
La fiesta d e la Virgen del Carmen d e La Tirana, e n la I Regibn, tendria sus remotos
antecedentes e n la desgraciada aventura amorosa protagonizada a mediados del siglo
XVI, e n la Pampa del Tamarugal, por una hija del sumo sacerdote incaico Huillac
Huma, y Vasco d e Almeyda, un aventurero portuguks d e la mina d e Huantajaya, tambiCn e n territorio d e 10s incas.
Esta mujer, una poderosa e inexorable soberana d e un grupo d e guerreros q u e
habia buscado refugio e n las inmediaciones del actual pueblito d e La Tirana, no obstante su promesa d e hacer matar a 10s cristianos que aprisionara, a1 ser traido a su
96
prcscncia Vasco d e Almeyda y ser d e inmediato condcnado a muerte, sinti6 una especial atracci6n por 151,
logrando postergar la ejecuci6n del extranjero, llegando h a ~ t a recibir el bautismo d e manos d e su amado.
Icro, sorprendidos por 10s slibditos d e la que fuera una
tcmida dominadora, no pudieron escapar d e la venganza
dc C w s , muriendo ambos e n la religi6n cristiana.
Aiios m6s tarde, el misionero mercedario fray ANI ~ Y I ORENDONencontr6 e n esa tierra d e TarapacL una
c r u L , que lo hizo ordenar la construcci6n d e una iglesia
tlcdicada a la Virgen del Carmen d e La Tirana (Cuneo,
Rhm 11 1(1, 1936).
En ese mismo sitio donde se levantara el primitivo
tcmplo o quizis en otro cercano, se halla la actual igleji:i dc I,a Tirana, cuyo magno ceremonial culmina todos 10s afios el 16 d e julio, dia d e celebraci6n d e dicha
\irgen del Carmen.
El i nvestigador JUANUKIREECHEVARRIA,
uno de 10s
mayore s estudiosos d e este ceremonial, a1 que acudiera cn v;Irias ocasiones, sefiala, certeramente, q u e esta
fcstividad
I(JI.1 $ 1 \ 1 ) 1
I,\ I I K \ h \ . I111~(,10\
ofrece una serie de caracteristicas que la diferenc5an de todas las celebraciones d e Andacollo,
Sot;iqui, San Fernando d e Copiap6 y 10s pueblos
que hemos sefialado en las provincias d e Valparaiso
y Ac:oncagua. (La Tirana d e TarapacB, 1963, p.88)
.......................................
En primer lugar llama la atenci6n la variedad
de 1as cornpahias o hermandades. (p.89)
.......................................
E n Andacollo y S o t a q u i s61o h a y tres:
d mxantes, turbantes y chinos. E n Valparaiso y
Aco ncagua se observa un solo tipo de danza que,
con minimas variantes d e atuendo y coreografia, se
aselneja bastante a1 baile chino coquimbano. Igual
cos;i ocurre con 10s bailes d e Copiap6. (p.89)
...................................
l . . .
prehisphnico, e n relaci6n con un baile prenupcial d e las hermanas mayores e n la cultura incaica. Afiade q u e estas bailarinas con una indumentaria d e colores verde y mar r h , cubiertas sus cabezas con un pafio rectangular, levantan un poste y trenzan y
destrenzan e n 61 cintas d e distintos colores.
Tambikn recalca la participacih del baile de 10s morenos, de gran difusi6n e n la
pampa y e n 10s puertos d e Antofagasta, Iquique y Arica, expresando q u e
El moreno antiguo vestia casaca gruesa, bordada con adornos (soles, mariposas),
p a n t a l h bombacho a media pierna, medias blancas y zapatos blancos, de cafia.
tP.90)
E n cuanto a otro haile d e larga existencia e n La Tirana, el de 10s chunchos, asimismo,
refirihdose a grupos antiguos, recuerda que usaban
turbante, pollerines, mufiequeras y tobilleras d e plumas. El chzmcho moderno se
muestra mAs desplumado. Las usan solamente en las mangas. E n el turbante, que
es una especie de morri6n adornado con espejos y perlas, llevan plumas paradas.
Generalmente visten p a n t a h blanco y camisa d e otro color. Muestran, terciada a1
pecho, una bandera chilena, (p.91).
....................................................................
Los chunchos dan largos saltos acrobiticos a1 tiempo q u c blanden un arco de
chonta. Este lleva un alambre sujeto a las puntas. AI final d e la carrera, dan saltos
y hacen sonar 10s arcos como disparos de fusil. (p.91)
........................................................................
Algo mhs tarde, Aniceto Palza, s a m e d e bailes, se separ6 de Mercado y reform6 la coreografia y el atuendo d e 10s primeros pieles rojas, formando un nuevo
conjunto.
El baile d e 10s pieles rojas es mixto, acrobitico y, a1 mismo tiempo, ceremonioso. Ellos y ellas bailan con lanzas y hachas d e chonta y c u c h i l l h d e madera. E n
sus saltos y vueltas se parece a 10s chunchos, d e 10s q u e han derivado.
....................................................................
Uno d e sus ncimeros m5s celebrados es la danza del fuego que se ejecuta el
dia 15 d e julio e n la noche. Saltan hasta la madrugada por encima de grandes
fogatas ... (p. 91)
El mismo investigador informa que cada baile estA organizado por un ayirez, o cacique,
o dueiio, oprotector, nombres q u e corresponden a la persona q u e financia e n gran medida 10s viajes d e la cofradia, si1 alimentaci6n y alojamiento, la renovacidn d e su vestiiario y estandarte, etc. A la relevancia de esta persona se suma la del caporal, el responsable d e la presentacih coreogrhfica del grupo. AI respecto, esta nomenclatura no
tiene siempre el mismo significado e n todas las Areas d c la cultura folch-ica, ya q u e e n
98
hailes chinos d e la V Regibn, el jefe del canto y del baile se denomina alfei-exy no
((/porn/,y en la IV se llama cabeza de baile.
La descripci6n del desarrollo d e esta festividad hecha por el mismo estudioso es la
inis completa y precisa q u e se ha publicado e n Chile, por lo cual se reproduce textualmente para una acabada informacih d e 10s lectores.
lo7
ubL
l)or?n
cliiinchiro.
99
a1
La s estrofas son cantadas a1 unison0 por hombres y mujeres sin acompafiamiento instriiimental. E n 10s interludios, anunciados por un toque d e campanilla, se incorpora
mc:16dicamente un saxofbn, mhs entrechoques muy sonoros d e lanzas d e madera q u e
Ilevan 10s bailarines; pero es e n el estribillo e n el cual aparece la mayor complejidad
in:xrumental, ya que, tambiCn luego d e una introducci6n d e campanilla, se ejecutan
c J la, bombo y un apoyo arm6nico del saxof6n el cual dobla un breve fragment0 me16dic:o del coro.
101
auks a
es
la
- que -
Vir-gen
Ilo
que re
s o - be
ra
Iu
-urn- bra
no
ma-dre
a l pie del a l - t a r m a
de
nues-tro
Se
yor
fior
La Virgen de Andacollo
El ceremonial d e la Virgen de Andacollo, q u e se habria
iniciado a fines del siglo XVI e n la localidad del mismo
nombre, y que hoy se efectGa 10s dias 24, 25 y 26 de
diciembre, es el mhs importante d e la IV Regi6n. Las
referencias a 61 se harhn principalmente sobre la base
d e 10s estudios d e JLIAN LJKIBI-ECHEVARR~A,
el investigador d e la cultura folcldrica chilena que mejor ha sabido penetrar e n su significado (Uribe Echevarria,
1974).
Esta festividad se encuentra protagonizada por tres
cofradias, la mhs antigua de las cuales, el primer hnile
chino, habria sido fundado e n 1584 (Uribe Echevarria,
p.49).
E n la descripcidn q u e este investigador hace d e la
indumentaria de dicho baile, destaca el uso d e un cint u r h ancho con adornos de cuentas d e distintos colores, del culero con decoracidn d e pequeiios espejos y
piedras brillantes y d e un pahuelo ancho sobre la espalda (p.57).
E n cuanto a la coreografia, ella se realiza a traves
d e saltos q u e comienzan con el cuerpo doblado e n
cuclillas, para luego saltar sobre un pie y despuks sobre el otro. Tan pronto s e les ve e n el aire como e n el
suelo (p.57).
Los instrumentos musicales que utilizan son flautas mondfonas y tambores, siendo el movimiento danzado mhs enCrgico el d e 10s tamhorerbs; en cambio, el
d e 10s flauteros, que siguen 10s giros establecidos por
10s tambores, es mhs suave (p. 58).
En 1752 y para competir con la turbulencia d e 10s
102
dims, no siempre tolerada por 10s obispos, aparecii, el Rnile de Turhnntes de L a Serena, formado por
hombres piadosos, d e buena conducta. Su danza
suave y ceremoniosa. (p.59)
Los turhantes, miiy atildados, visten camisa,
pantalones v guantes blancos y calzan zapatillas del
mismo color. Cubren la cabeza con un velo blanco
y sobre 61 se encajan iin cucurucho d e e a r t h adornado con cintas, medallas, monedas y hasta cartas
de naipes. Del cucurucho cuelga a la espalda un
torrente d e cintas d c diversos colores. (p.59)
cs
..........................................
[,os dnnznrrtcs visten d c blanco o d e colores delicados, con banda terciada y un morricin sobre su cabcxa. Mientras danzan e n parejas, cantan y tocan
guitarra, pito y trihngulo, empleando tambikn un
paso escobillado pcro mhs ripido q u e el d e 10s
rrirhnntes. (p. 60)
. lo general v seglin lo comprobado por el autor d e
libro el aiio 1993, e n la fiesta d e Andacollo, condando con la informaci6n proporcionada por J I ~ A N
IBI; EcII~.:\;\RK~A
cn su libro d e 1974, todos 10s bailes
iarrollan la siguiente secuencia e n su homenaje a la
Ken:
c
103
I A V I R C X K 1111 AKDACOLLO.
IV R E G I b Y .
Despedida para solicitar la bendicibn, mediante un canto responsorial en cuartetas, cuyas dos liltimas lineas estr6ficas son repetidas por todos 10s q u e acompafian a1 solista.
Ultimo baile o final.
so hallazgo que cuando la leyenda empez6 a divulgarse, se fortaleci6 la creencia e n el poder sobrenatural d e
esta Virgen, la que fue llevada a la iglesia d e Quilimari;
pero despuCs d e unos dias volvi6 misteriosamente a1
oratorio donde antes se la habia dejado, lo que sucedid
tres veces, hasta q u e su fama creci6 enormemente, sin
que el citado escritor haya manifestado desde cuindo
la imagen quedara e n definitiva e n la iglesia d e
Quilimari.
La fiesta procesional d e la Virgen d e Palo Colorado inicia su recorrido a fines d e la primera semana o a
comienzos d e la segunda, del mes d e marzo, y regresa
a la iglesia el dia Sibado Santo. El responsable del proceso ceremonial es el llamado demandero; uno d e 10s AUDZDI. i,/i\ii<(TbvD I . IYILJ
mis respetados y d e m i s prolongada labor fuera oO,oRALO, I RC;rON
ABRAHAM
MARTINEZ
cuya abnegaci6n y eficacia se pudo
comprobar en el trabajo d e campo que se hizo para estudiar dicha fiesta, y q u e se sintetiza e n una monografia denominada La ruta de la
Viqen de Palo Colorado (Barros y Dannemann, 1966) sobre la q u e e n gran parte se basa
este texto.
La imagen es transportada encima d e un anda, dentro d e una urna cilindrica d e
madera d e caoba y vidrio; d e acuerdo con las instrucciones del demandero, que se transmiten a traves d e la percusi6n d e un bombo, cuyo ejecutante, por lo tanto, debe mantenerse e n constante comunicaci6n con 61.
Quienes acompafian a la Virgen se renuevan e n su gran mayoria e n 10s distintos
trayectos d e la marcha, lleghndose a un promedio d e unas cien personas, con un andar
maxim0 aproximado d e quince km diarios. Entre 10s q u e caminan adelante se distingue un hombre joven con una gran bandera chilena; el demandero, cerca d e 61, va
permanentemente junto a la imagen, acompafiado por 10s m h i c o s , que son, por lo
comfin, ademis del ya citado ejecutante del bombo, un guitarrista y un acordeonista
que cada cierto trecho toca la llamada marcha de la Krgeiz, con o sin la complementacidn
del guitarrista, el cual suele usar su cord6fono especialmente si no hay otro mtisico
para ello, e n la prictica d e la danxa y d e las lanchas, 10s bailes rituales propios d e esta
festividad, aunque no privativos d e ellas, cuando se ejecutan e n las viviendas donde
?e recibe a la imagen viajera, y cuya descripcidn coreogrifica y musical se encuentra
en el capitulo octavo.
Cuando 10s habitantes d e las localidades por las q u e pasa la Virgen desean q u e
Ella 10s visite, mantienen abiertas las puertas d e sus casas, saliendo a encontrarla a1
camino la respectiva familia, despues d e haber instalado cuidadosamente e n el mejor
lugar de su vivienda, una mesa cubierta por un mantel blanco o una sibana del mismo
color, la que hace las veces d e altar. Sobre ella se pone la imagen y entonces el jefe del
hogar, denominado familiar, besa el escapulario d e la Virgen, lo q u e sucesivamente
hacen tambiCn sus parientes y vecinos.
Luego, y siempre q u e el demandero decida que se cuenta con el tiempo suficiente,
se reza el rosario a cargo del jefe d e la familia, o d e alguno d e 10s concurrentes, o, si
nadie sabe hacerlo, del propio demandero. Finalizadas las oraciones se inicia el home-
105
107
n \Z\RI;\O
I N (:MXM;II,
RK~;loN~
6
f,
El Cuasimodo
I nombre castellanizado d e Cuasimodo, el mds coiln del ceremonial que a continuacih se describiri,
onedece a que kste se e f e c t ~ ael primer domingo despiiCs de la fecha movible d e marzo o abril, d e la celeIxicicin de la Pascua Catdica, cuyo introit0 d e la misa
de dicho domingo comienza con la e x p r e s i h Quasi
modo, para continuar geniti infantes, alleluia;
rationabiles, sine dolo, lac concupiscite, alleluia ...
Como niiios recitn nacidos, aleluya, apeteced sinceramente la leche pura del espiritu, aleluya...( A d r a t e ,
p.571).
Tambikn se lo denomina, y con m i s propiedad,
Cm-er- n CriSto, con el significado d e cuidar, d e seguir,
porqiie este ceremonial festivo del imbito cultural cattilico se practica a travCs d e un recorrido que hace un
saccrdote sobre un coche tirado por caballos o un vehiculo motorizado, con el acompafiamiento principal d e
i i n a comitiva d e jinetes, ademis d e conductores d e caI ~ I W ~ S ,de autom6viles, d e camionetas, d e camiones y
de bicicletas, para llevar el Sacramento d e la eucaristia
;I ancianos y enfermos impedidos d e acudir a la iglesia,
tanto en sectores d e localidades rurales como urbanas,
con predominio d e 10s primeros.
Esta heterogenea escolta, obviamente, espera a1
saccrdote en cada una d e las paradas d e su cometido,
;II tCrmino del cual sus miembros acostumbran a asistir
;I una misa -la
q u e tambikn se puede celebrar antes
tlc iniciarse el recorrido- y a disfrutar d e un almuerzo
o. 31 menos, d e unas empanadas y unas copas d e vino.
Por el recogimiento y solemnidad que posee este
ccrcmonial, 10s jineteshuasos que participan e n 61 usan
siis mejores atuendos, cuelgan el sombrero del cuello
nicdiante elfiador, ponikndolo a la espalda y se cubren
c
I
IlcciCn hautizados.
1I,
109
./
L.
la cabeza con un pafiuelo bien amarrado. El medio d e transporte del sacerdote, incluyendo 10s caballos, si 10s tiene, asi como todas las clases d e vehiculos ya mencionadas,
se adornan con flores, guirnaldas y otros recursos, y e n la entrada d e las casas en las
que se aguarda la llegada d e la eucaristia, se suele colocar arcos d e palma con flores
naturales u otra clase d e elementos decorativos, con lo q u e se obtiene un mensaje de
color a1 cual se suma el ripido movimiento d e Correr a Cristo, q u e se remansa e n 10s
sucesivos episodios d e las visitas.
SegGn el estudioso d e este tema, JITAYGUII,I,ERRKI
PRAIIO
(pp. 45-47), actualmente se encuentra el Cuasimodo desde el valle d e Lluta hasta Lautaro, d e norte a sur,
destacando la crecida concurrencia d e jinetcs en lugares d e la Regidn Metropolitana,
como Colina, Maipti, Peiiaflor, Talagante.
El resguardo d e soldados y vecinos a sacerdotes que viajaban e n kpocas pasadas
por zonas rurales, con o sin la misibn d e llevar la eucaristia a personas impedidas de
salir d e s u s viviendas, seria un factor d e origen del CzGasimodo d e hoy. A1 respecto, el ya
citado J ~ J A NG ~ I I I A X RPKADO
R ~ C I Cree que esta festividad linica e n el mundo catcilico
surgib e n el periodo republicano. Concretamente, e n el llamado tiempo d e la anarquia
q u e surgi6 tras la consolidacih d e la Independencia nacional (p. 10).
Hasta ahora se sabe que la primera informacih publicada concerniente a1 hibito
d e rorrera Cristo, le pertenece a1 escritor y politico argentino DORIINGO
FAUSTINO
SAKh l I m T O , aparecida e n el diario El Mercurio d e Valparaiso, el afio 1842, de cuyo texto se
infiere que la prhctica del Cuasimodo ya existiria e n el primer cuarto del siglo XIX, a1
menos e n localidades d e la actual Regi6n Metropolitana.
Muchos otros son 10s ceremoniales festivos d e p e t i c i h y agradecimiento d e favores a
divinidades o a santos, con mayor o menor concurrencia d e peregrinos y con o sin
participacibn d e cofradias danzantes; desde algunos muy locales hasta 10s regionales e
interregionales, pero todos y por diferentes razones, m i s o menos propicios para diversos comportamientos folclbricos.
Entre 10s que constituyen ntkleos d e concentracih d e devotos participantes, venidos d e distintos lugares, cercanos a dichos nGcleos o lejanos d e ellos, se nombrari a
algunos d e notable relevancia, afiadikndoselos asi a 10s ya descritos e n este capitulo.
La Festividad d e la Virgen del Carmen d e Los Loros, Copiapb, el 16 d e julio; la de
El Sefior d e la Tierra del valle del rio Choapa, IV Regibn, el 24 d e febrero; la del Nifio
Dios d e Sotaqui, IV Regibn, el 6 d e enero; la fiesta d e la Virgen del Rosario d e Valle
Hermoso, IV R e g i h , el primer domingo d e octubre; el ceremonial d e Corpus Christi
d e Puchuncavi, V Regibn, d e fecha variable e n el mes d e mayo o junio; la festividad
d e la Virgen d e L o Visquez, V Regibn, el 8 d e diciembre; la festividad d e la Virgen d e
La Candelaria d e Rahue, e n las cercanias d e Osornb, X Regibn, el 2 d e febrero:
110
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CAP~TULOVI
EL TEATRO
En s(mtido estricto, este gtnero carece d e vigencia e n Chile. Hoy se halla reducido a
cscetiificaciones primarias, q u e pueden comprobarse, entre otras, e n el esbozo d e
tcatr;dizaci6n d e la fiesta d e San Pedro, en San Pedro d e Atacama, I1 Regibn, como se
indicara en el capitulo cuarto; e n la prhctica d e villancicos cantados y danzados con
candlorosas complementaciones manuales, e n localidades d e las Regiones I y 11, como
se seiiiala e n el capitulo octavo respecto d e la ejecuci6n del llamadohuachitorito; e n 10s
cantc)s navidefios con entrega d e ofrendas al nifio Dios e n su pesebre, con acompafiamien to d e una o dos guitarras, principalmente e n sectores rurales d e la VI Regi6n y d e
la Mcxropolitana, y e n la llamada Quema de Judas, que, con gran despliegue d e movimien to y bullicio, reline a personas d e distintas edades y condiciones e n un acto jocoso de castigo aleg6rico a1 ap6stol q u e traicionara a Jeslis, e n este caso representado por
un m ufieco d e trapo a1 cual se le prende fuego e n un lugar publico.
I:>os obras propiamente teatrales tuvieron gran relevancia cultural y social e n la
cultu ra folcl6rica chilena hasta mediados d e este siglo: la conocida con el nombre d e
I2CL7utiv0,q u e se representaba durante la celebraci6n d e la festividad d e La Tirana,
descr ita y ejemplificada por JLJAN [TRIBE (1963, pp. 94-102) y la Comedia de Moros y
Crisrianos, que se efectuaba en la isla d e Quenac, Chilot, X Regi6n (Dannemann 1988);
ambaIS con prop6sitos d e difusi6n y fortalecimiento d e la fe cat6lica.
E:I contenido argumental d e la primera puede resumirse como una contienda entre U II rey mor0 y un principe cristiano. Este es derrotado y hecho cautivo e n un combate 1>orsu rival, yuien a1 no conseguir que el cristiano se convierta a la religi6n islhmica,
orderla matarlo. El sentenciado invoca la protecci6n d e la Virgen d e La Tirana, desafiand o a luchar individualmente a1 moro. Este lo hiere a muerte, pero entonces aparecen 11nos ingeles que lo resucitan, milagro que, junto con las amonestaciones y proposiciories del principe cristiano, logra q u e el rey mor0 y sus guerreros acepten recibir el
bauti smo cat6lico.
Ein cuanto a la Comedia de Moros y Cristianos, las investigaciones realizadas por el
autor d e este libro e n varias etapas d e trabajo d e campo e n la isla donde se representaba, le permiten expresar q u e ella se halla e n un estado d e latencia cultural, el cual
perm itiria reactualizar su representaci6n, e n particular a travts d e 10s alumnos d e la
Escutela d e Quenac y la decidida colaboraci6n d e sus padres. Las peculiaridades d e
esta )bra, muy desconocida e n Chile, y el interts que ella posee para 10s estudiosos
del fcdclore y d e otros campos d e las ciencias humanas, aconseja reproducirla aqui con
algun10s comentarios.
E,]la habria penetrado e n el sistema general d e la vida d e la isla d e Quenac hacia el
113
aiio 1900, segiln 10s testimonios d e quienes fueron sus actores o 10s d e parientes directos Ide cllos, cuyas informaciones acerca d e sus inicios e n dicho lugar se remiten a dos
fuelites: a la iniciativa d e un islefio que us6 para este fin un libro e n el cual se hallaba
la 01 bra en referencia, o a la enseiianza de ella por un sacerdote misionero, e n circunstan(:ias d e q u e 10s memoriales d e 10s phrrocos d e Quenac, q u e casi sin duda se ocuparon de la comedia, por exaltar Csta a la Virgen del Socorro, patrona d e la isla, pasaron al
reinIO d e las cenizas por el incendio q u e destruy6 la iglesia el 25 d e diciembre d e 1959,
la cual sigui6 la triste suerte d e la anterior, destruida por un rayo e n 1912, segiln las
feclias indagadas por Josli MLJROZ.
La illtima representaci6n d e Lo.? Moros, el nombre mhs comiln q u e 10s quenacanos
danI a la aludida obra teatral, se realiz6 el afio 1952. Por opini6n d e ellos mismos, su
tCr1nino habria sido causado por la falta d e disponibilidad d e tiempo para 10s requeridos, ensayos y puesta e n escena, aumentada por las dificultades econ6micas q u e ha
suf rido la isla; ademhs d e la ausencia d e varios actores importantes nunca reemplazados;, y, principalmente, por la carencia d e quien o quienes hubiesen tenido la capacidac1 d e reactivarla con una eficaz estrategia d e estimulacih e n el sistema cultural y
social d e Quenac, sachndola del estado de latencia en q u e se halla.
El tema d e la Corned& de Moros y Crisfinnos resulta fhcil d e resumir esquemhtica y
bre vemente, por la ordenaci6n epis6dica estricta que tiene, y que aqui se muestra e n
SLl !sucesi6n:
115
116
Par
ris
co
- te
mo
Ou - que
nues- tro
r ~ s-
co
IW
ris
p a r - te
con va
co
co-mem-bav
lor
ja
al
do
or-
cam-po
mo
v'olviendo a la mDsica instrumental, 10s antiguos actores d e la comedia y sus esadores m8s ancianos, recuerdan una banda q u e habria estado constituida por ca;uitarras y acordeones d e botones. Uno d e 10s actores, el d e m & de edad, RAMON
:z, d e 93 aiios, incluye e n ella a l a p i v i h , aludiendo a1 instrumento mon6fono de
117
118
We pn'mcranente
e!
mor0 efina&-
RKYCRISTIANO (a un moro)
iMoro insolente, atrevido! 2Por quC con
sacrilegas manos robaste el madero d e la cruz
dondc agonizci nuestro Dios?
Mom
iAh, cristiano! ; Q u e cruz, q u t Dios? N o porque e n el campo est& hables torpezas y locuras sin tino. Ya m e encontrark armado con
mi espada y h e d c troncharte como un tocino.
RKY(:RIS'I'IASO
R K YCRIS'I'IASO
R K Y(;RISIMS~
iAh, mor0 insolente, atrcvido, suelto d e boca,
hablador, la rnuerte la has d e cncontrar e n la
boca d e mi cafibn! (le muestra un arma)
MOR0
Ricn sabes que si culpa nos cabe e n algo, debes cntenderte con mi rev Solimin, sefior del
griqo' blashn, y si ticne e n s u poder csa cruz
que diccs, scilo ofrecikndole rescatc podris
recuperarla.
RK\
(:KISI'IANo
K E Y (:RISI'I.\NO
M o ~ o (cancan)
s
(a siis soldados)
120
REY CRIS'I'IANO
cn ahrazar un escudo
y una espada que relumhre
SII limpio acero desnudo,
con las escarchas de enero
y todos 10s soles d e junio.
Antes q u e pierda la vida
verC si yo restittiyo
la cruz d e Cristo al lugar
cn donde Elena lo' puso.
iViva nuestro rey Heraclio,
Heraclio y CCsar Augusto!
(el rey pide pareceres)
Duque, dC su parecer,
ahora que yo os consulto.
1
jY si por 61 no lo entrega,
qub. tendriamos q u e hacer?
MAKIS(:AI,
Y si por 61 no lo cntrega
ha de haccrse un escarmiento
q u e a1 mundo sirva d e espanto.
Cuando ese pirata vi1 se resista,
10s vasallos irin lucgo
a rescatar el madero
aunque sca a sangre y fuego,
por las heridas d c Cristo
y 10s serafines del cielo.
Dispbn, sefior, til embajada
contra ese moro ladrcin.
iEl que fuere vaya prcsto!
l)[IQlW
DOVA\lhl)F,O
Para librar tal accicin
contad tan mi', realeza,
quc soy tin leal vasallo
d e las ordcnanzas vuestras;
ademds llevo e n la sangrc
toda la fuerza guerrcra,
pues soy hijo d e leones
y otras fieras d e la sclva.
Si mi honor no consigiiiera
resistir a tal cmpresa,
bien merccido tcndria
me cortase la cahcza.
Don. ENKIQIIE
Naci e n las sclvas del Africa,
cristiano entre gentes moras,
tom6 leche d c leona,
m e alimentaron las osas,
las serpientes nic educaron
con sus lenguas venenosas;
por eso es que se doblega
quien a pclear m e provoca.
La fuerza d e muchas ficras
la sangre d c las ponzofias
sc conscrvan cn mi pecho
tan firmcs como una roca,
y por si csto no bastard,
alta majestad rcal,
a vtiestros pies m e arrodillo
como vasallo Ical,
y juro hacer frentc a1 moro,
nuestro eneniigo mortal,
si ofcndiere a nuestro Cr'1StO
:\' (:RISI'IANO
~IARISCAI.
121
EI. r~rlyrra
El,
R K Y(:I~IS'I'IAN~
REI. h
El. <:KN'I'IYEIA
El,
El,
I)rlgrlll
Atrevido y desatento,
vikndome e n pie no ordcnas
que m e pasen una silla;
ya q u e esta silla la arranco
aunque est6 con mil cadenas.
(Agarra una silla, da tres vueltas con ella y se
sienta delante el rey moro)
Parte nuestro I l t i q ~ i c ,
parte con valor,
al campo niorisco
por embajador.
El, l)[lQlll<
Yo a la conquista m e obligo,
ya qtic el poder mercci,
shlo le pido a mi Dios
que no se olvide d e mi;
e n la m i s trt/fuis/d historia;
e n tanto que vengo aqui,
no dudo q u e fuc tin gran yerro
el yerro clue cometi.
(I,lega a la frontcra y dice:)
I'iadosisimo Dios mio,
dadinc luz y entendimicnto
para qrie al moro convenza
y saqiic la crux al momento.
(en vox m i s alta)
<Hay ccntinela e n estc campo?
KKIR
I ~ K ~
lir.
l)L'Q[lE
hlOK0
Noticias tengo de 61
por simpitica alusihn.
l)lQ(.l<
El. 1)lMJ-l;
(:KIsI'I/\NO
(a1 DUqlle)
hIOK0
El. l)llQ['l<
i o ~ o
K K Y (~KIS'I'IAKO
RE\
(;I;N'I'INI<I,A \ I O K O
' Gran.
ApCcac.
122
E[, iiiiyiw
l)lMJlll;
\IORO
Los
El. r,r~yr'l<
KH
\ \IORO
El. r , r l Q r l ~
hlOK0
Atrevido y desatcnto,
individuo mal criado,
vuclve y te dejarG muerto
entre dos palos colgado.
I' AIOKO
El. 1)C'QLIK
l)l'(J['K
kIOK0
Atrevido y desatento,
si no quieres cntcnder,
individuo qiic provocas,
por sii gran poder y pureza
tic de ponerte al instante
una mordaza e n la boca.
iHable, sefior! iVuestra alteza
cspero que m e responda!
e n coro)
El cristiano dice
q u e SLI crux intenta,
a mi rey le toca
mandar la respucsta.
111I(J1.K
li I \
I \ I O K ~ S(cantan
123
el q u e va dentro2 de m o m
va peligrando la vida.
A vos, Madre del Socorro,
e n quien siempre amaneciendo
e s t i n las eternas luces
y el sol d e justicia Ileno,
socorre a este justo conde
y sicalo d e este empeiio,
que va entre medio d e moros
e n defensa del madero.
Eres madre d e piedades
y d e afligidos, consuelo,
refiigio de pecadores
y amparo del universo.
Acoge estas fuertes voces
que a tu nombre van diciendo:
iCruja el eaos d c la tierra
entre voraces incendios!
Y s61o e n oir t u nombre
perczca dentro de s u centro
cuanto encmigo quisiese
oponerse a mis intentos.
( S e dirije a sus compaiieros)
Gompaiieros valerosos
q u e relucen como el oro,
con la inspiracicin del cielo,
considero que ya es tiempo
d e hacerle la entrada al mom.
Yo h e d e cntrar a retarlo
barba a barba, pecho a pecho,
y ustedes por estramuros
harin la pausa a este hecho.
AI eco de mi aka voz
e s t t n para acudir prestos.
Ya demostrart al canalla
que hay poco del dicho al hecho.
iA la ejecuciBn d e pronto,
ea, pues, vamos entrando,
la crux tenemos que traer
y d e no, morir, matando!
(Sus compaiieros quedan escondidos y tl
penctra repentinamente e n el aposento del
rey moro y lo amenaza)
El.
I)[lQL'E
El, I l r l Q r l e
Rscuchad lo que dijo:
Anda y dile a tu rey asi:
que si quiere la devolucicin de s u cruz, me
mandc un rescate d e 10.000 ducados e n oro,
y si tiene tanta insolencia, que tl mismo venpi por ella.
R I Y (~RISI'I~INO
2Asi dijo?
El, l ) [ l Q l l K
Asi dijo.
Kiiv
(:RISI'IANO
(a1 conde)
El, (:oYl)l<
'
El. (:ONIII<
En tierra d e moros.
Discordancia dialectal chilota.
' Ardide.;.
124
RF.Y (:KIS'I'IANO
clue?
R K Y(:RISIIANO
2Y e n eso solamente
El, (:ONI)E
i Ezo sum P
Soy el Conde.
J' hlORO
K K Y (:KISI'IAYO
j Q u t me dices?...jQu t oigo?
(:oYI)I;
EL(:~NI)I;
R K YI
\ I ~ K(a~10s
demis
suyos)
(:ONI)E
FII
10s
"
125
Lugar de bbrbaros.
Chilenismo por acci6n.
KIX
XIOR0
AMET(Icvanta la mano)
Considero clue lo soy.
KEY XIORO
Amet, dC
SLI
parccer.
S0l.l)Al)O
AXIEI
Si acaso a mi m e tocara
de llevarle la embajada
al indigno de ese rey,
con mi valor y arrogancia
des h ic icra s LIS tri n c h eras,
atropellara la guardia,
transtornara siis castillos
y a CI m e lo convirtiera
c n polvo.
K E Y~ i o (a1
~ o
soldado moro)
Til que fuiste el primero
te nombro d e enibajador.
(A Amct)
Y til qiiedarlis pendiente
para otra empresa mayor.
( A I soldado moro)
iVe por el oro o la cruz!
iVc con la gracia de AIB!
estos
I,A
( : K I s I ' I ~ l N A (lo
SLI caba-
CICNIWEIA
(:RIS'IIANO (sale a
si1
paso)
Soi.i),moR I ~ ('l'oma
R ~
su caballo y parte. AI
cruzar la frontcra habla con valor)
IA
I.X:OI;IA
110)
Los X I O R ~(cantan)
S
Parte, buen soldado,
parte con valor
a1 campo cristiano
como embajador.
hlORO
Ya me apcrcibo, cristiano,
digale a SLI gran seiior:
que d e la morisca ha Ilegado
un ministro embajador...
CIXI'INIIIA
un ministro embajador
dcl gran Sultin SolimBn,
sefior del gripgo' blascin ...
Pues, pide la pasada.
gan a dctcnerse).
I3Brbaro moro clue pasas
(va dondc
De la morisca h a Ilegado
encticntran y lo obli-
y no pones atcnciAn,
toma el bruto de t u caballo
(:KISTIANO
K E Y( : R i S I ' I ' I i Y o
iDigale q u e pase!
sol,l~,ll~o
hlOK0
Infelices cristianillos
que se burlan d e tin viajero,
126
Probnblemente egrcgio.
SLI
Key)
l'lVI<l,,\ (:RIS'rIANO
RF:Y (:RIS'I'IANO
Aprovecha q u e te vale
el fuero d e cmbajador,
insolente, majadero,
y si no te darid muertc,
como perro ladrador ...
Y asi, villano, iquitate d e mi presencia!
iQuitaos ya!
SOIAIAIX)
RK)RO (sale ripidamente).
dorcs!
Los
ZIOKOS
(:l<lSl'IANO
SOI,IMI)O
Iligase el desentendido
SLIS dolencias.
2)' til rcy ccimo quedci?
y sanarin
)\I)O \IORO
~VOKO
SOI,I),~l)O \IORO
RIIYR I ~ K O
jAmet!, vaya a rector' la desverguenza del
gran Sultin Solimin, scfior del griego blas6n.
Pero, por el camino real no; se atraviesan
centinelas.
A\II;T
Q u c nrdi/es' quiere la guerra
yo sC, gran rcy y seiior
cuyas famas y banderas
cubren la cara del sol.
Si la calandria discurre
e n un ejGrcito o e n dos,
si el pueblo se me resiste
y no se rinde a mi vox,
hasta e n la postrera picdra
dejo escrito mi valor
:RISI'IANO
(;ran.
Cristiana.
Chilenismo por si no.
-I
' Ardides.
127
;Que envia
til
Rey decir?
AMI:; I.
Valeroso Carlos Quinto,
vengo a pcdirte atencicin,
que concedas a mi Key
las cosas que a pediros voy:
o crux o ducados cluiero,
o (jP no -ipor Al5, mi Dios!h a r t que mis enemigos
tiemblen a nuestro rigor.
Mi Rey os cnvia a decir
clue dejbis para otra ocasibn
la altiva guerra que emprendes,
si no, antes q u e alumbre el sol,
nuestras cscuadras darin
s u illtima resolucibn,
y al enemigo al momento
barrcrin sin compasibn.
Mas, no alumbrarli la esfera,
ni el mismo sol q u e alumbrb,
y a s i t u respuesta aguardo
para hacer mi oposici6n.
REY CRISTIANO
Invicto.
Alardes.
128
( a 10s centinelas)
un ccntinela)
Ya a la guerra vamos,
sin contradiccihn,
Dios nos d e si1 gracia
y SLI bendicihn.
(van a1 enciientro de 10s moros gritando)
iPronto quedarin vencidos
estos moros atrcvidos!...
(se inicia una lucha)
R E Yh i o i w
\ll<'l'
KEI. (:itis
fia)
\IOKO
i'LIN0
;Has cumplido?
111:'l'
REI' 4 I O K O
He desecho s t i s trineheras,
atropclle s t i s guardias
y les dije lo que pude ...
iNo!
KllY ( : R l s l ' i , ~ N o
:\ 210110
Klil h l O K 0
iSi! Tti Dios es cI m i s podcroso, cl m i s jus(El Key cristiano lo abraza y simula bautizarlo. Los cristianos bantizan a 10s moros con nombres jocosos q u e improvisan e n el niomento. Se abraran)
Ya somos cristianos
digo cn alta vox.
i Q t i t Icy tan preciosa!
Rendito sea Dios.
hIoito5
CALDERON
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PE:I)uo. La exaltarion de la cruz, en Ohras Completas, tom0 I,
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C A P ~ T U L OVII
EL CUENTO
1x1 C11(mto folcl6rico posee una dimensibn univcrsal a travts d e su prolongada existencia, h asta hoy vigente e n u n grado notable; d e su dispersibn, q u e abarca todos 10s
lugart:s d e la tierra; de su amplisima temitica, cuyos contenidos bisicos se cncuentran
en lo!i mis diversos pucblos y e n las m i s variadas lcnguas (Pinon, 1965). Por eso es
quc SILIS estudios han sugerido planteamientos muy generales, q u e descuidan a veces
pir t i cularidades regionales y locales, como son las funcioncs q u e muestra el gtnero e n
10s in icrosistemas sociales donde se cultiva, las q u c se descubren en las pacientes y
prolij:4s observaciones d e 10s trabajos d e campo, comprobindose asi el uso d e las narracicbnes folcl6ricas e n 10s diferentes grupos humanos, lo que incide e n las
ctnoclasificaciones que podrian hacerse del cuento.
1'; Ira entender el sentido y el funcionamiento del cuento folclhico es imprescindible
conocer y explicar s u narraci6n v su recepcibn e n la especificidad local d e una comunidad,
;I c u y1s miembros esta tradicibn cultural -la
de contar cuentos- les pertenezca de una
nianeira reciproca, asi como tambikn el c0qu.q probatorio de relatos que, e n permanente recrcacihn, evidencie la prictica real d e dicha tradicih. Porquc el cuento folclbrico, por
much o rigor y precisih con que se caractericen su forma, s u temitica, su funcibn, su
cstriicm r a y SLIS factores contextuales y extra textuales (Mato, p. 62 y p. 152), si no se lo
ritila (mmprensivamente, cada cuento y cada vez que se lo narra, cn SLI propia comunidad,
e n la 1que lo ha hecho autenticamente suyo, queda como un exponente gentrico d e una
c13sc Iiarrativa, la de comunicaci6n, transmisih y dispersibn orales, sin que se lo descubra
como tin comportamiento folclbrico. Comportamiento que sblo se comprueba e n la cvent I I;\ I i d ad del cuento, esto es, en el transcurso del proceso d e st1 iiso narrativo, en un sistema
w i a l cuyos integrantes, narradorcs y auditores habituales, se intcrpenetran e intertransfieren
; i n im ilcamente a causa de la mencionada pertenencia reciproca d e contar un repertorio d c
c'iicnt'os y mientras dura el evento d e narrar uno o mis, adquiriendo asi un estado comunir;irio cic homogeneidad fundamental transitorio, por heterogtneas que Sean las condicioIlCS d c:tales integrantes e n su diario vivir, antes y desputs de incorporarse a la comunidad
tlcscri ta, la folclbrica por excelcncia.
contar cuentos folcl6ricns es entregar oralmente textos a tin auditorio e n una event 11 ;I I i d ad, cuyos integrantes, e n virtud d e 10s efectos dc pertencncia reciproca d e tales
ciicnt os, constituyen transitoriamente -con el narrador d e turno- una comunidad
fC) I cl hrica (Dannemann, 1987).
I, a eventualidad d e contar cuentos, e n cuanto a secuencia d e las etapas d e una
rciinic:in que 10s incluye como instancia social y cultural, se halla envuelta e n mliltiples
fiictorcs y circunstancias que la condicionan de uno u otro modo, situacibn q u e s c ha
131
F
J
El Chascarro
Es d e breve extensi6n y d e contenido Jocoso, por lo cual puede afirmarse q u e s u
finalidad principal consiste e n entretener a niiios v adultos. Suele tener propcisitos de
critica social, recalcando y hasta exagerando 10s dcfectos d e las personas. Su brevedad
132
1L
mujer a r r e p e n t i d a
IILi
l~:I:iscuna mujer q u e vivia sola con u n gato q u e se llamaba h l u n d o . E s t a m u j e r era tan m e z q u i xi ( I I I C si k g d b a alguien a verla cuando e s t a b a c o m i e n d o , escondia la c o m i d a d e b a j o del catre.
[Ina vcz habia h e c h o una f u e n t c depkurotres, c u a n d o llcg6 una amiga. A n t e s dc abrirlc l a
piicrta, escondi6 10s picarones d e b a j o d e l catrc.
(;uando entrb, si1 amiga le contci que venia a avisarle la m u e r t e d e una vecina.
I'cro micntras estaban conversando, el gato, q u e estaba e n esta m i s m a pieza, se f u e d e b a j o
dC
dij
r,s[o
IO
/';I / l / ~ / / i l ~ . ~ .
tIld0.
El cuento d e adivinanza
ciase de cuento, de acuerdo con su denominacibn, soluciona a lo largo dc su
irc1;ito la incbgnita d e una adivinanza, cuyo solo enunciado no permite hacerlo medi;iiitc cl inrenio y la inteligencia, como sucede con las adivinanzas comunes. De ahi
(IIIC estos cuentos, 10s cuales a1 finalizar resuelven por completo u n o o m i s enigmas,
t.imhii.n pertenezcan para algunos d e siis cultores a una catcgoria d e acertijo llamada
;idi\,inan%a-cuento.
is,$t;i
1.: I t o n t o q u e s e c a s 6 c o n l a h i j a d e l . r e y
IIIM vex un rev que le girstaban mucho las adivinanzas.
I)aba la mitad d e SLI reino y una de SLIS tres hijas al q u e le dijera una adivinanza que CI no
IJidicra adivinar, pero si la adivinaba le cortaba la cabeza a1 q u e se la habia dicho.
)':I IC habia cortado la cabeza a muchos, c u a n d o lleg6 al palacio u n h o m b r e bien pobre, q u e
i \ i;r en u n a parte de c a m p o , d o n d e lo tenian para cuidar u n o s pavos y unos gansos.
lil supo la fama que tenia e s e rey, y como era solo y miry pobre, pens6 q u e a lo mejor tenia
jiicrtc y cluc si no, le llegaria la hora de morir.
lil pens6 q u e por el c a m i n o se le podia ocurrir u n a adivinanza, v se dispuso a partir.
Il.i01:1
1.33
I
1
la queria
La ilnica q u e le dijo la adivinanza al rey f u e la hija mayor. Algo pensarian las otras q u e no
s e la dijeron.
Ya, se Heg6 el m o m e n t o d e decir la adivinanza.
E s t a b a el rey e n SLI trono con hartos libros e n 10s q u e e s t u d i a b a las adivinanzas. Estaba
reina, e s t a b a n las princesas, 10s grandes de la corte, 10s guardias de palacio.
L l g m a n al h o m b r e d e l burro para que diga la adivinanza, y 61 la habia alargado con lo
s u c e d i d o con las princesas. Y le d i c e al rey: Majestad, la adivinanza q u e le voy a decir tie ne
que adivinarla e n todas sus partes, p o r q u e si no, no q u e d a adivinada.
El rev, c o m o SLI hija mayor le habia d i c h o la adivinanza y 61 pensaba que estaba complc-ta
y que la iba a adivinar e n t e r a , le c o n t e s t 6 que si.
E n t o n c e s le d i c e el h o m b r e d e l burro: C o m i c a r n e asada con palabras, t o m 6 agua q u e (jel
cielo no caia ni d e la tierra salia.
Ya c u a n d o IlegG hasta ahi, el rey se aprontaba para decirlc el c o n t e n i d o y cortarle la c a b e za,
S i n montiira.
Alforjas, bolsas d e lana unidas entrc si p o r una picza dcl misrno material, q u e se poncn cn la parte d e atr&1 de
la silla d c montar para llcvar viveres.
Soporti, mds.
Qiiemi,.
Cornptiso.
Fatigado. molido.
Zaparrastroso, dcsastrado.
134
El cuento de animales
mo su nombre lo indica, quienes intervienen e n esta clase de cuento son animales
mnificados, e n los q u e se enfatizan virtudes y defectos d e 10s s e r a humanos. Si
itiene una moraleja, Csta se encuentra implicita e n la conclusicin del relato, sin ser
mulada expresa y particularmente como e n las fhbulas.
i e n t o d e l z o r r o c o n e l tnhano
SoltC.
De esta soluci6n, relacionada con la anterior, se infiere que hay e n este cucnto dos adivinanzas, con u n
ingc,nioso juego comparativo: carne asada con palabras=carnc soasada con cl fuego de la cluema d e tin libro,
.1$11; i=sudor; la primera. I,iebres=princesas, cuero=camisita; l a segunda.
F6rmula conclusiva habitual de 10s cucntos folcl6ricos chilcnos.
Dos~lhosissp.
Nothofogus ohligiio
( I.rqoriiz
chiloensis
135
Kegi6n.
Ya a fines del siglo pasado el etn6logo, filblogo, folclorista y lingiiista alemhn, Rodolfo
Lenz, obtuvo y public6 una versibn d e este relato, entre sus ejemplos d e narrativa
folcl6rica mapuche correspondicnte a animales personificados (Lcnz, 1986), clase de
narrativa a la que son muy afectos 10s aborigenes d e esta cultura, asi como tambikn 10s
descendientes de los indigenas qymnras y atarurner?os, e n las Regiones I y 11, respectiva m e n t e.
El cuento d e consejos
Por s u naturaleza y objetivo, esta clase d e narrativa es sentenciosa-moralizadora, por lo
tanto, con una gran fuerza didhctica, cuya comunicaci6n es relevante e n la educacibn
informal de microsistemas urbanos y rurales.
136
di)o 1;i
,y.lCll r;ltl:ls!
El cuento de f6rmula
cornfin es d e temhtica simple v sc caracteriza por u n procedimiento d e repetide tin micro episodic).
1 lav dos subclases d e cucntos de f6rmiilas.
l l n a que reciirre a la aliteracih lineal d e un hecho, y qiic piicdc prolongarse inter111I Iin:iblcmente, como ocurrc con u n pato que persigtie a una pata v que es reemplaza(IO por u n a secuencia inacabable d e patos qiic haccn lo mismo. A ella pertenecen 10s
CII( :ntos denominados clisicamente d e nrmn ncnhor, 10s cuales, como es bien sabido
cor r c s p o n d e n a u n repertorio destinado a la entrctcnci6n d e 10s nihos, gracias a SLI
111;1rcada funciGn lildica. A1 r e s p e c t o , es oportuno tencr prescnte que, n o obstante ser
cl c:studio d e 10s Caenfoschilenos de mnco oczhor, d e don R.mtiu IJA\.;ii,, el mejor q u e se
IKIJ .;I publicado hasta ahora e n Chile sobre esta especie (I,aval, 1910), e n 61 se encuentr;it i cjcmplos que, e n iin scntido estricto, no cabcn e n esta subclase, ya q u e tienen un
prc ciso final, coino sucede e n el cuento de La tcncluita (Mimus fhmcn) (pp. 20-23), o
corI el de La mata de coligiies (pp. 34.40), si bicn ambos poseen un notable procediI1iicnto r cpetitivo.
1101I
c i t it i
cho
sp .
137
Yo tenia iin real y medio. C o n el real y m e d i o comprC u n a polla y la polla m e pus0 unos huevos,
Yo tengo la polla, yo t e n g o 10s huevos, y s i e m p r e m e q u e d o con el real y medio.
Yo tenia u n real y mcdio. C o n el real y m e d i o comprC u n a vaca, la vaca m e d i o u n ternero,
yo t e n g o la polla, yo t e n g o 10s huevos, y s i e m p r e m e q u e d o c o n el real y medio.
Yo tenia u n real y medio. C o n el real y m e d i o comprC u n a burra y la burra me d i o un
burrito. Yo t c n g o la burra, yo t c n g o el burrito ( s e r e p i t e t o d o el resto d e l t e x t o anterior).
Yo tcnia un real y medio. C o n el real y m e d i o comprC u n a m o n a ( s e pasa al b i n o m i o de
m o n a - m o n i t o y sc r e p i t e t o d o el t c x t o anterior e n el m i s m o orden).
Yo tenia u n rcal y medio. C o n el real y m e d i o comprC una cabra (continila la secuencia
acii m ~i I a t iva).
Yo tenia i i n real y medio. C o n el real y m e d i o comprC una lora ( s e m a n t i e n e el procedim i e n t o repetitivo).
Yo tcnia u n real y medio. C o n el real y m e d i o comprC una,i"mgiz' ,...( s e vuelve a la repeticibn).
Yo tenia u n real y medio. C o n el real y m e d i o comprC una guitarra, y cada v e z q u e yo la
tocaba, bailaba la gringa, bailaba el gringuito, bailaba la lora, bailaba el lorito, bailaba la cabra,
bailaba el cabrito, bailaba la mona, bailaba el monito, bailaba la burra, bailaba el burrito, bailaba la vaca, bailaba el ternero, bailaba la polla, bailaban 10s huevos y s i e m p r e m e q u e d o con el
real y medio.
Versihn de hlaria Avilks, de hlalloco, Kegihn hletropolitana
El cuento maravilloso
Con toda razGn, el gran estudioso norteamericano Stith Thompson, e n el capitulo d e
SLI libro The FolArole e n el q u e se ocupa de esta clase de cuentos, con el nombre alemhn
de Marchen, destaca SLI riqueza d e contenidos, su complejidad d e desarrollo episGdico
y su enorme difusicin universal.
Hoy ha disminuido su prictica narrativa, principalmente la d e textos d e larga ex-
'
138
tciihi(\n, dificiles d e m e m o r i z a r ; e n a l g u n a s l o c a l i d a d e s r e e m p l a z a d o s p o r o t r a s f o r m a s
\ rcni:ic qiic p r o p a g a n a b u n d a n t e m e n t e el c i n e , la r a d i o , y la t e l e v i s i h .
\(I
o b s t a n t e , p o r f o r t u n a , t o d a v i a se c o m p r u e b a la e x i s t e n c i a d e c u e n t o s m a r a v i IIo\o\ en c i r i d a d e s y e n a p a r t a d o s s e c t o r e s r u r a l e s de C h i l e , c o n p r e d o m i n i o de a s u n roc Imidigos e n a v e n t u r a s de a t r a c t i v o s p e r s o n a j e s y de a c o n t e c i m i e n t o s p o r t e n t o s o s .
(Pino. 1004). T a m b i C n e n c u a n t o a e s t a c l a s e de c u e n t o s c o n v i e n e t e n e r p r e s e n t e s sus
Iicciili;iridades d i a l e c t a l e s r e g i o n a l e s , e n lo q u e h a c e a su Ikxico, a su s i n t a x i s y a s u
ti )I] i.r icn.
1,;i fucrza c o m u n i c a t i v a q u e time e s t a c l a s e de c u e n t o s , e n g r a n p a r t e p r o p o r c i o 1i;id;i por 10s c l e m e n t o s d e su t e m i t i c a , que p r o f u n d i z a n la s e n s i b i l i d a d y 10s r e c u r s o s
(IC rr:insmisicin d e 10s b u e n o s n a r r a d o r e s , logra r e s u l t a d o s s o r p r e n d e n t e s d e r e c e p t i v i d a d
de i n c o r p o r a c i h a f e c t i v a d e SLIS a u d i t o r i o s . Se c r e a a s i u n d i i l o g o e m o c i o n a l q u e
cjtimiila el vuelo de la i m a g i n a c i c i n y el p o d e r d e la f a n t a s i a q u e t o d o s 10s s e r e s h u m a iioj. cii;il m i s c u a l m e n o s , l l e v a m o s e n n u e s t r o i n t e r i o r , p o r lo q u e dcbcmos a g r a d e c e r
;I c\to; c i i e n t o s y a s u s n a r r a d o r e s q u e n o s a l e j e n de lo r u t i n a r i o d e lo m e c i n i c o , de lo
tri\ i;il, t r a s l a d i n d o n o s a r e g i o n e s , a t i e m p o s y a c i r c u n s t a n c i a s p o r t c n t o s a s q u e p r o d u ccn t i n mhpico r e e n c u e n t r o d e l h o m b r e c o n la l i b e r t a d d e su n a t u r a l e z a .
( : i i c r ~ t od
rciii;i qLrlllLccLlios,
le dijo
miento.
I,o q u e d 6 mirando la anciana v le dice: C6mo no, hijito, con mil carihos, p e r o y o soy u n a
iiiiijcr pobre, 2Vas a t e n e r paciencia?
1II joven le contest6 qiie eso no le importaba, q u e b a s t a b a q u e amaneciera bajo techo.
Pnso el joven a la casa. Tom6 asiento, descans6 tinos cinco a diez minutos. Pidi6 u n a
rcrcrita, h i m hervir agua, y le dijo a la abuelita: Abuelita, ahora nos vamos a servir, yo traigo
.ilqo dc comer.
Ida ancianita estaba e m o c i o n a d a d e alegria d e ver que el joven era tan a t e n t o .
139
140
141
No quiso alojarse en la casa del caballero. Se qued6 ahi, con 10s otros trabajadores.
El rico no veilh /as hard que amaneciera, pensando c6mo iba a hacer el trabajo.
Amaneci6 el dia.
El caballero llev6 a1 joven a una moetukfu que habia cerca de la casa, y busc6 unpalo3 , e
mbs grande, y le dijo: De Cste me vas a hacer un barco, pero de tres hachazos. Y quiero verlc
fondeado frente a la casa, en una laguna, antes de las doce.
Y se fue el rico.
El joven mir6 el &rho1y present6 el hacha a1 pie del brbol, y le dice: Hachita de virtud
por la virtud que Dios te ha dado, hazme un barco completo, de tres hachazos.
Ya, 61 levant6 el hacha, la dej6 caer: hizo una tercera parte del buque. Levant6 nuevamen
te el hacha, la dej6 caer; van dos partes del buque. La levant6 de nuevo, la dej6 caer...ya, s(
termin6 el barco, y qued6 fondeado, frente a la casa del rico, en la laguna.
Ahi fue a la casa del rico y le dijo: Vaya a recibir el barco. Ya, sali6 adelante con SI
primera tarea.
Por su parte, el caballero pens6 que habia sido un milai
Le dijo el rico: Te voy a dar tres almudes4 de plata.
Entonces le contest6 el joven que se 10s iba a pedir cuanuu L C l l l l l l l d l d L U U U ~ I U LldIJdJOS,
~
s
es que habia m8s trabajo para 61.
Le dijo el rico: El otro trabajo que te voy a dar es que siembres en la mafiana, arregle
toda tu siembra, y que la papa nueva me la sirvan para el almuerzo y el trigo me lo sirvan par
. ..
las o m s ; de la cosecha del mismo dia, de papa
Se fue el joven.
16di
A1 otro dia, antes de las doce, lleg6 con pap,
nuevo a su gualuto que le trabajara, y le entregala G I t i i g w
pall a iaa Luauu Ub ia Lalde.
Y fue a dejarle pan nuevo a1 caballero. Ya, termin6 el segundo trabajo.
Et rico queria pagarle al tiro5,porque estaba temeroso pensando lo que habia hecho esi
hombre en 10s trabajos, y queria pagarle seis almudes de plata.
El joven le dijo que no y que pensaba hacer mbs trabajos, si tenia trabajo para 61.
Le dice el rico: Mafiana me vas a hacer el tercer y liltimo trabajo, pero si t6 lo haces, yo ti
voy a dar toda mi riqueza que tengo.
Le preguntd el joven: &Jut serb?
Le dijo el caballero: Tlime tienes que dar a saber todo lo que pasa en el mundo enterc
mafiana en la tarde. Te doy un dia.
Entonces cuando se fue el joven, la sefiora del rico le dijo a su marido que invitara a cena
a1 joven a la casa esa noche, para verlo como era, y c6mo pedia la comida.
Lo invita el rico y el joven fue a comer con ellos.
Y la sefiora le dice: 2Por quC usted no tiene tanta voluntad de servir la comida que ustec
come?
Dice el joven: Pero si yo pido la comida, se va a perder la comida de ustedes, y eso no e
justo. Sirvan ustedes primer0 su comida y despuCs pido 70 la mia.
Le dijeron que estaba bien, y se sirvieron lo que habia en la casa: platos bien exquisitos
Terminaron de servirse y dice el joven: Ahora me toca a mi, pero, 2Ser5n capaces dl
servirse todo lo que voy a pedir?
iib,~.iiU
142
querian rnngrir
manrriirn'
na
n_
e .rnno
- - P- -I .
.___
- - ..- - ) nre_r .n_el- .sc
I -n-a_
. Iciienra
_.-__
.
..
_
._
_
- Cuando lo dejaron en la pieza, le dijo la seiiora que le iba a dejar la puerta abierta, porque
asi era la costumbre de la casa.
nnarA
Q Q O Au
nPnc3m;Pntn v I P n r P r r i i n t A yuv ;ha
nucar
Se aLvOLv
Le conte:;t6 el pensamiento que no :
El pus0 cuidado y no pas6 nada; no 11
lado y pensan do en el trabajo que iba a tc
Se levant6, se lav6, desayun6 y pidid permiso para ir a trabajar.
Se fue a una parte alta, y ahi le dijo a su pensamiento: "Pensamiento de virtud, por la
virtud que D ios te ha dado, recorre todo el mundo entero y trieme todas las noticias que
haya."
Y se fue e'se aparatito chiquitito, y 61 se qued6 ahi, esperando la hora cuando iba a volver.
a su duefio y le cont6 todo lo que pasaba en el mundo entero
Volvi6 y 11leg6
- el pensamiento
.
Ent onces el ioven fue a la casa de su patrdn y le dice: "Esto es lo que pasa en el mundo."
Bueno, ahi se ga n6 tres almudes mLs de plata. Con Csros llevaba nueve almudes.
rJJG
- t-_._i:~
- 1. -a
~ GI
Ldballero
~
lo~ que le~habia prometido
p
~ de darle
~
todos
~ 10s bienes que tenia, y le
entreg6 $us rinue7as.
Entonces,, lo que hizo con 10s almudes de plata, en vez de pedirlos en pIata, 10s pidi6 en
lejia, de la que habia salido del horno, y 10s fue a tirar a la laguna, porque asi se lo habia dicho
la abuelita. ''(h a n d 0 te paguen, t6 no recibas dinero, recibele el dinero en lejia, y esa lejia la
vas a tirar en 1la laguna, y cuando la tires van a aparecer innumerables palomas, y se van a ir a1
cielo. TI^ vas a salvar miles y miles de almas."
bo: 1, 5iz
'la1
I,
o el ioven. Hizo eso y despuCs fue a recibir todo lo que tenia el rico: animales,
c:asas; iquC se yo!
Entonc es el rico qued6 de trabajador del joven, despuCs que fue un buen patr6n.
. .
.~
. ~
-.J.-.
~ .
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Narrado por E1
En esta claslC UC: Id l l a l l ~ L l V al U l L l U l l L d L I I I I C l l i l , I d U U l l d Lull U l l d I l l d y U l U I l l C l l U l IIILGl1sidad d e pic;udia aparece como un peculiaridad fundamental. Ella puede ir desde una
inocente e irigeniosa hasta una cruel maldad, pero e n una linea iocosa que suele entre-
' Bste es un caracteristico cuento maravilloso d e viajes, aventuras y trabajos sobrehumanos, con la donaci6n
de tres objetos Irnigicos para hacer con Cxito estos trabajos, mPs el regalo de otro, un mantelito, para asegurar la
xicia uei protagonista; numero que excede a la comdn cantidad de tres elementos para cumplir hazafias, lo
dria deberse a las frecuentes y normales fusiones de fragmentos d e relatos folcl6ricos.
143
poco y la tinaja est&llena depluta, per0 yo la tap6 bien tapada, le puse tablas, le puse barro
ahi se la tengo, pues, patr6n.
Hombre, le dijo, esa tinaja la voy a sacar inmediatamente. Anda a decirme d6nde est;i.
Y llam6 unos trabajadores el patr6n y fue con Pedro Urdemales. Pedro le indic6 donde
estaba la tinaja. Ya, la sac6 y se la trajo para la casa.
La llev6 a1 sal6n grande que tenia en la casa, y la colg6 de una viga, con unas cadenas, Y
llam6 a toda su familia: invit6 a 10s amigos, a 10s vecinos, y les decia que se habia encontrado
una tinaja llena de plata, y que t l iba a romper la tinaja y entonces iba a caer toda laplata.
iC6mo estaria la gente ahi!
Entonces llega este caballero, agarra un fierro, se pone delante de la tinaja pa pegarle el
primer fierrazo, y un nifiito chico que tenia, le decia: Pap6 el primer palo es pa mi, I>or
decirle que a1 primer golpe que le iba a dara a la tinaja, la plata que iba a salir iba a ser para 61.
Y el caballero le decia: No, es pa tu madre.
Pap&el primer palo es pa mi.
No es pa tu madre, le decia 61.
Y abre 10s pies el caballero, se afirma bien, se echapa atris y le manda2 el primerguaruca zos
a la tinaja. Y cae toda esa inmundicia y empieza a ensuciar a las personas. Unos caian a1 sue:lo,
10s otros por ahi, por all6; qued6 el despurramo4 de gente, y se fueron con d ,enojados, ofendidos. Y mientras tanto, Pedro Urdemales, con su buena paga y con un caballo ensillado qIUe
tambitn le habia regalado el caballero, bien contento por ahi, mientras que todos 10s otros
peleaban.
Y se acab6 el cuento.
Este cuento lo narr6 a1 autor AndrCs Bustamante, de la localidad d e La Higuerilla, VI1 Regi6n.
I
Dinero.
* Le daja caer.
Golpe.
Desorden, tumulto.
Lo agredieron.
* Resulta muy interesante y significativo comprobar que esta versi6n d e un cema difundido en el
mundo hisphnico y tambiCn com6n e n Chile, posee una gran similitud con la recreada literariamc mte
por Ernest0 Montenegro y publicada e n su libro Mi t i 0 lientura, aunque e n Csta el protagonista no e s un
soldadillo.
146
huevos que yo le pas6 a usted. Entonces sali6 el soldadillo muy alicaido para su casa, para su
pueblo, en direcci6n a su pueblo, y por ahi se encontr6 con un caballero que iba en un caballo
muy lindo. Cuando lo vi0 tan alicaido, tan triste, al soldadillo, le pregunt6: Amigo CquC le
sucede?. Dice: Me sucede el cas0 de que una seiiora, cuando yo iba a pelear por mi rey, me
pas6 unos huevos, y ahora me saca una cuenta tan fanthstica que yo no la puedo pagar, es
imposible pagarla. Y tl le dice: <Per0c6mo era la cosa, 10s huevos se 10s pas6 cocidos o
crudes?" Los huevos me 10s pas6 cocidos. iAh!, le dijo: Ya est& ya tengo solucionado el problema, aunque ella lleve el abogado que quiera. Entonces bien. Y este caballero era nada
manos que don Sutu , pues; don Sutu en persona. Entonces viene y se presenta a1 juzgado la
seiiora a reclamar contra el soldadillo, y el soldadillo ahi y el abogado no Ilegaba, no llegaba y
no llegaba y a tal hora, y no llegaba el abogado. Cuando lleg6 con el caballo sudoroso y bufando, el caballo ahi piafando a presentarse a la cita. Cuando llega el juez le dice: Pero usted
viene atrasado. Perdone, seiior juez, estibamos tan apurados cociendo una cebada para poderla
sembrar, le dice, y no encontr5bamos leiia ni carb6n ni nada con que poder cocer la cebada
para sembrarla. Pero hombre, le dice, usted cdmo se le ocurre cocer la cebada antes de sembrarla. Si, pues, le dice. Es el mismo cas0 de la seiiora. La seiiora cocid 10s huevos, se 10s pas6
a1 soldadillo, le dicey ahora le saca esta cuenta que de tanto y tanto ...iC6mo iban a producir 10s
huevos estando cocidos!
Se acabd el pleito.
Versi6n d e PIedro Morales, localidad de Isla d e Maipo, Regi6n Metropolitana.
Cuento de Quevedo
Andaba Quc2vedo por la plaza de Casablanca, cuando le vienen unas tremendas ganas de hucer
lapersonu d isculpando el modo de hablar, de echar una cuguuu.
Como era muy caballero y fue mucho el apuro que le baj6, se subid arriba de un Brbol bien
tupido de ra mas y de hojas de copa redonda, que hay en la esquina de la plaza. Ese mismo que
esti ahi.
Se volv i6 para el jardin, porque era muy caballero. Cuando estaba todavia encaramado en
el Brbol, pas 6 una de esas viejitas que nunca faltan. Y no se le ocurre a la viejita mirar entre las
ramas y ve a Quevedo que estaba en lo mejor. Y dice la viejita iQue veo! y se queda parada con
el wsto y la sorpresa.
Entonces le dice Quevedo:
Que soy fumoso lo noto
y hoy mds que nuncu lo creo
porque veo que u Quevedo
le conocen hustu elpoto.
Versi6n d e Manuel Dannemann, localidad d e San Jost, V Regi6n.
Es
P r3piamente divinos o de condiciones d e santidad, pertenecientes a la religi6n cat6liSatanis.
147
osre era un nerrero que se iiamaDa iviarcin ae ia riaya. Le gusraDa el juego, el vino y 1as
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mejor me voy ahora a recorrer el mundo a ver si me encuentro con Dios. Porque en esos
tiempos Dios andaba por la tierra y se encontraba con 10s mortales.
Y dej6 su casa, y como era muy pobre s610 ech6 en su bolso tres panes, que era 1o unitco
que tenia.
Andando por ahi se encontrd con J e s h y dos ap6stoles, per0 61 no 10s conocib.
Jesus quiso probarlo y le dijo: Por caridad, danos algo de comer que ya nos mor1imos ($e
hambre. El herrero les ech6 una mirada y 10s vi0 pobremente vestidos y se hizo e 1 sord0,
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1-- -- --remordimiento y pens6 que muera uno no es nada, per0 que mueran tres es mucho, y les d io
10s tres panes.
Entonces San Pedro le dijo: Mire, amigo, Cste es J e s h , El le va a conceder a usted 1
deseo por su buena acci6n. Le aconsejo que pida la gloria, es lo mejor que se puede pedii
Bueno, contest6 el herrero, y cuando Jesds le pregunt6 quC deseo queria, 61 le dijo: Sekx.
quiero un cacho que est6 siempre lleno del mejor vino, que nunca se acabe.
Jesfis se lo concedi6 y el herrero parti6 muy feliz con su cacho, pero San Pedro, mi
apenado le dijo a Jes6s: Pero, Seiior, ;por quC no le diste la gloria?Y Jesds le dijo: pero, Ped1
61 no me la pidib.
iAy!, Seiior concCdele otro deseo, concCdele la gloria a ese buen hombre.
El
Bueno, dijo Jesds. Entonces Pedro Ham6 a gritos a1 herrero y cuando Cste lleg6, le di.10:
Mire, amigo, Jesds le va a conceder otro deseo, per0 no vaya a olvidarse de pedir la gloria.
herrero diio que asi lo haria, pero cuando Tesds le Dremnt6. diio:
Ouiero
un naiDe mieico qiue
.
haga siempre que yo gane en todos 10s juegos.
Jesus se lo concedi6 y San Pedro muy afligido, dijo: ;Por quC no le concediste la gl oria
Dijo Jesus: No me la pidib.
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-_r n1-bueno fue a1 darnos sus panes.
Bueno, dijo Jesds, llimalo otra vez.
San Pedro corri6 a llamarlo y le diio: Mire, amigo, J e s h le va a conceder otro favor, pe:ro
pida la gloria, no sea tonto.
Asi lo hare.
Per0 cuando Jesus le pregullLu, CI UIJU. U C ~ C U CGIICI unas bolsas migicas en las que YO
pueda echar cualquier cosa, alin las cosas m8s imposibles y que no puedan salir de las bok;as
hasta que yo lo ordene. Asi se har8, le contest6 Jescis, y el herrero parti6 feliz con sus bols;1s.
Entonces San Pedro, desesperado, dijo: iAy, quC hombre m8s tonto!
Pero, Sefior, ;para quC le diste esas leseras que no sirven para nada, por quC no le diste la
gloria, Seiior, que es lo mejor de todo? Y Jesds le respondi6: Pero, Pedro, si Cl no me pide la
gloria, ; d m o voy a dirsela?.
Seiior, dijo Pedro, por favor, deja que llame de nuevo a ese pobre hombre para que ven
y pueda pedirte la gloria.
Pedro, dijo Jesds, si a 61 no le interesa la gloria, 2por quC te afanas tanto? DCjalo.
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148
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Pero, Seiior, es que me da tanta pena, que estando delante tuyo, que pudiendo pedirte la
)ria, no lo haga. iDeja que lo llame otra vez!
Bien, Pedro, pero que no te vaya a pesar.
Sari Pedro feliz, volvi6 a llamar a1 herrero.
Oiga amigo, Jesiis le va a conceder otro deseo, pero, por favor, no sea tonto y ahora si que
iale la gloria.
Ya, ya, contest6 el herrero, ya le pedirt su famosa gloria. Y cuando estuvo frente a Jesds,
San Pedro le insistia por lo bajo: amigo, acutrdese de la gloria, y el herrero le rezongaba, si, ya
E 6 hnstn
i i h d o me molestas con tu gloria, si ya s t que tengo que pedir la gloria.
-- c- Y cuando Jc :sbs le preguntd su deseo, le dijo: quiero que cualquiera que se suba a la higuera que hay en nii casa, no pueda bajarse de alli hasta que yo se lo ordene.
Asi sea, dijc) Jestis, y el herrero parti6 feliz, y San Pedro se tiraba el pel0 de rabia. iPero q u t
barbaridad!, quC hombre rnis tonto, pero si tii tenias que darle la gloria.
81no me 12L pidib, Pedro, respondi6 Jesds.
Pero, Seiio1r, ese hombre es tonto y me da tanta pena que desperdicie asi sus deseos. Fue
tan bueno con nosotros y es tan tonto el pobre hombre que no pide lo rnis importance, la
gloria. Por favoir, Seiior, no iris a dejarlo irse asi sin concederle la gloria.
Pedro, dijo Jesds, a 61 no le interesa la gloria. Dtjalo.
Pero, Seiior, yo no puedo dejarlo asi, por favor concCdele otro deseo, concCdele la gloria,
por favor Seiior
Pedro, dijo Jesiis, yo no le concederia nada mks, pero si tii insistes tanto, le conceder6 otro
deseo, pero ahc)ra si que seri el tiltimo, pero te advierto que no te vaya despuCs a pesar.
Gracias, Sefior, dijo Pedro, y parti6 a buscar a1 herrero.
Cuando es t w o frente a 61 le dijo: mire, amigo, por iiltima vez el Sefior le concederi un
deseo, per0 no sea tonto y ahora si pidale la gloria.
Ya, le pedirC la gloria para que me dejes de molestar, contest6 fastidiado el herrero. Y
cuando estuvieron frente a Jesds, San Pedro, por lo bajo le decia, acukrdese, amigo, la gloria, y
el herrero, por 1o bajo, le pegaba codazos a San Pedro y le decia: hasta cuindo me molestas con
tu gloria, si ya nne sC de memoria que tengo que pedirla. Y cuando Jesiis le preguntd su deseo,
el herrero le dijo: quiero que de la silla donde yo me siente nadie me pueda sacar si yo no
quiero. Y aqui 1Pedro crey6 volverse loco.
Entonces J esiis le dijo: Asi seri y vete ahora.
Y el herrerlD parti6 feliz con sus deseos.
Lo pasaba muy bien con sus deseos; el vino no le faltaba por su cacho de virtud y la plata
le sobraba. Asi pas6 mucho tiempo recorriendo muchos lugares. Jugaba a1 naipe y siempre
ganaba, por lo tanto no tenia para quC trabajar. Hasta que un dia se aburrid de la vida que
Ilevaba, porque: a 61 le gustaba la emoci6n y dijo: tengo todo, nada me falta, salvo conocer a1
diablo. Y una n oche llam6 a1 diablo para hacer un pacto con 61. Y el diablo vino y el herrero le
pidi6 un palaci o que tuviera unas paredes de or0 y otras de plata, y las puertas y ventanas
llenas de piedr;I S preciosas y muchos sirvientes y coches y caballos y en fin, de todo, como si 61
fuera un rey. 1' desputs de un aiio de vivir, el pacto terminaria y el diablo se lo llevaria al
infierno.
Y a la maiiana siguiente, cuando Martin de la Playa despertd sinti6 que se hundia y era
porque la cama era blandisima, y vi0 que estaba en una cama inmensa y de lo rnis lujosa y que
todo era tal coin o se lo habia pedido a1 diablo. Y afuera repicaban las campanas, porque sus
dominios eran tan grandes que hasta iglesia tenia, y no tenia rnis que pedir algo y sus sirvientes corrian a trikrselo.
Y justo a1 aiiio lleg6 el demonio a Ilevirselo.
Entonces Martin le dijo; esptrate que me cambie de ropa. Per0 mientras jpc
aprovechas de comer higos?
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C A P ~ T U L OVIII
LA MUSICA
Esta de nominacidn genCrica comprende 10s cantos con textos poCticos con o sin acompaiiami ento instrumental, las danzas que poseen o no esta clase d e texto y siempre
ese acompafiamiento, y 10s toques instrumentales e n un sentido estricto, est0 es, independ ientes de la ejecuci6n d e cantos y danzas.
Per o como el contenido d e este capitulo es muy extenso y complejo, desputs d e
una brtwe aproximacidn conceptual e hist6rico-geogrdfica a 61, se ordenarg en dos
subcapjitulos: uno sobre cantos y danzas y otro sobre instrumentos.
CANTOS Y DANZAS
En nue stros paises latinoamericanos, esta mdsica es mayoritariamente d e aprendizaje
empiric:o y de transmisidn oral, y por su funcidn cultural produce efectos m8s sociales
que art isticos. A menudo se halla a1 servicio d e 10s objetivos propios d e instancias
relevan tes d e la vida del hombre, entre Cstas, las ceremonias d e nacimiento, las nupciales, las mortuorias, asi como tambitn se usa para el enamoramiento, las faenas
agropa:uarias, 10s paseos, etc.
Por su pertenencia a la cultura folcldrica es la mtisica mds identificadora d e grupos
human os y la d e mayor capacidad d e cohesidn social. Se distingue d e la popular o
mesom h i c a , como la llamara CARLOS
VEGA(1973), y d e aquella d e finalidad principalmente estCtica o mdsica docta, entre otras peculiaridades, por las estructuras d e sus
formas., asi como por su tnfasis e n determinadas escalas y modos, y por sus componen,
tes armonicos
finisecular de
compIrobard e n ejemplos de este capitulo.
E,n la formaci6n de la mtisica folcl6rica chilena han confluido, de una manera fundamental, tres vertientes Ctnico-culturales: la europea, con predominio d e la hispgnica, la aborigen americana y, e n mucho menor grado, la africana, como lo sefialara
EUCE
.NIO PEREIRA
en su libro Los omgenes dedarte musicalen Chide (1941, pp. 170-171).
I3k s d e 10s inicios de la conquista espafiola d e AmCrica, s u cultura introdujo cantos
prerrlenacentistas y renacentistas, como se comprueba e n la supervivencia de romances (I3arros, Dannemann, 1970) y d e especies juglarescas que utilizan la forma mttrica
de la dkcima cantada con caracteristicas modales (Grebe, 1967). Una derivacidn d e
este (:audaloso ancestro hispdnico en su trayectoria d e mestizaje, ha sido la expansidn
folclcjrica iberoamericana d e este siglo entre distintos paises, comprobable entre otros
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153
Entr e sus expresiones rnhs tradicionales y genuinas, hay que citar el baile del cuchimbo, u no d e cuyos primeros investigadores con un sostenido trabajo d e campo sobre 61
fue J ORGE CHECURA.
Il e funci6n festiva, es ejecutado por una o mhs parejas sueltas, independientes y
con Iiafiuelo, mediante un paso caminado, cepillado y levemente zapateado, de velocidac-1 moderada, con giros completos y libres d e 10s bailarines.
c;u coreografia se inicia con una breve etapa de ajustes y complementaci6n d e 10s
miernbros de la o d e las parejas, seguida d e una fase mhs prolongada y mhs rhpida, que
culrriina con el llamado toreo, en el cual se alcanza la mayor rapidez d e movimiento,
que de pronto disminuye para dar lugar a la etapa final, que es la mhs lenta.
Ior lo c o m h su f6rmula ritmica time una cifra de comp6s d e 6/8, que suele cambiar a una de 9/8 e n el episodio del toreo.
I3n su condici6n estrictamente folcl6rica posee un patr6n mel6dico ~ n i c oexclusi,
vamcEnte instrumental, obtenido la rnhs de las veces por una o rnhs baandas y con menor
freciiencia, por dos o mhs guenas, complementadas por un bombo, cuyo esquema ritmico 0 1-ienta y apoya a 10s bailarines.
Ior su muy dCbil vigencia se lo practica cada vez mhs esporhdicamente en unas
poca s localidades d e la provincia d e Iquique, e n la I Regibn, como Huarasifia, Mamifia,
Matiilla, Pica, Tarapach, Victoria.
1>as investigaciones realizadas hasta ahora n o han permitido comprobar
fehacientemente su origen o procedencia, pero por su coreografia y m h i c a es un b a i k
con peculiaridades d e indudable ancestro europeo-hispano, con un desconcertante
nom bre, quizhs proveniente d e Africa o las Antillas.
IEl ejemplo instrumental que se transcribe a continuaci6n es el que incluye JORGE
CHECURA en su trabajo Ritmos regionales de 10s Departamentos de Iquique y Pisagua
(p. 11>.
155
EL CACHIMBO
El huachi-torito
156
El cucu li
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car1.-o--D------_
_-__-_--,
, ----------y.-,,,,car 1ci6n se canta tambiCn e n la provincia d e Antofagasta, como lo da a conocer BERNARD
0
TOLOSA
e n su libro Cantosy Ieyendas regionah, y q u e sus instrumentos musicales miis
comunes son la guitarra, la mandolina y el violin, aunque a veces se canta a capella
- - - _ --11
I
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3,
(p.19 ).
De estas estrofi
a ejemplificar parcialmente c
r--
rarz, e
E,
n u a 'zo Y
a aanza a
curas
Otras formas musicales representativas del hrea andina son el tagzlirari, el huaifiu, o
kuafiu, o huaino, o huanito, y la danza d e sicuras.
El primer0 corresponde tanto a un baile festivo como a un patr6n ritmico que rige
para diversas danzas. La percusi6n bhsica habitual de su acompafiamiento se ejecuta
mediante el bombo.
El s e m n d o no s610 tiene la doble funci6n del anterior. sino aue agrepa una tercera. En efecto, es tambiCn un baile festivo, por lo general d e pareja, o un ri tmo imperante
en vai-ias danzas colectivas, como la de cuyacas, las trenzadoras d e la vaLri1 de la fecundi11
:---:i-1 - 1 - 1
.-:&..-1^-1--Ldad, 0 1-la Ut:
L U L r w p U y U J , U ~ ; I I U I I I I I I ~ L I U IGSLd
I
uc; as u
c ; s p1~: 1u- , ~
uIaI sL U ~ I G~~ G, I Ua
u ~ l l l a ssc;
expresa a travCs de solos ins1trumentales, para 10s cuales la guena es el rnedio sonoro
mhs apropiado.
F l l
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01 nuain o tiene usualmenre mouo menor y 5u riKrno Diriario 5e comrruye con comI3ases d e 214. Se incluye una versi6n d e huaino d e la localidad d e Pachama, I Regibn,
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EL HUAINO
159
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V b i u L i u a u
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por 10s
insrrurnenasras, con excepcion u e aigunos pocos oncianm que necesitan sus
dos manos para sostener y tocar 10s aerdfonos rnhs grandes, que, junto con 10s rnhs pequefios y agudos producen una melodia pentat6nica en modo menor, de gran efecto ritual.
uaIiLdIircs
AREA
ATACAMERO-HISPANA
Coplas
Las coplas d e carnaval constituyen en la actualidad la forma musical cantada rnhs representativa d e esta Area, cle mucha prhctica en lugares d e la zona d e Calama, :iunque
tambitn se las cultiva en 1(xalidades d e la I Regi6n.
A P l nn:" y, bll
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LuIIJLLubllLla,
llu pblLbllicera la
D u I ubl
Por estar ausentes e n el1 L b l l L l u
tradici6n musical folcldrica e n rigor europeo-hispana, s610 e n 10s liltimos treinta afios
han sido significativamente valoradas, destachndose, entre otros, 10s estudios sobre
ellas de Bernard0 Tolosa, quien fuera investigador d e la Universidad del Norte.
nent*n T r
Oil*
T,
nnn"anllc.nn:"
n,*+-nr
160
De a q w l cerro vienen
bajando ovejas,
unas trasquiladas
y otras sin orejas.
Y asi contincan por todo el pueblo a medida q u e van juntandose 10s habitantes.
Cuando yo m e muera, ay, ay, ay,
no me hagan cajbn,
dentro de mi guitarra, ay, ay, ay,
llhenme alpanteh.
b n sintesis, estas coplas e s t h constituidas por cantos trifhicos, con o sin acompafiamiento d e caja, con una declarada e intensa funci6n festiva.
Resulta d e gran inter& la relaci6n de la forma d e esta clase d e canto con la estructura ritmico-melbdica del sistema trifhico d e la m h i c a indigena atacamefia, investigada por CARLOS
LAV~N
(1950) y con la estructura de la llamada bagzlalal en Argentina,
la que estudiara prolijamente ISABEL
ARETZ(1945, pp. 149-151 y 171-214). Estas investigaciones hacen aceptable la hip6tesis del origen musical prehispinico de las coplus de carnaval, d e las cuales se dari un ejemplo (Dannemann, 1975, p. 56) e n circunstancias d e que sus textos pokticos de estrofas octosilabas y hexasilabas son d e
procedencia espafiola e hispanochilena:
Tengo que mandar a hacer
dos escaleras d e vidrio,
por una baja el amor,
por otra sube el olvido.
Atacama grande, ay, ay, ay,
Calama mayor,
Toconao chiguito, ay, ay, ay,
se lleva la flor.
AREA DIAGUITA-PICUNCHE-HISPANA
L a danza y las lanchas
LC
163
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P I A N nF 1"'A VTRCG'hT
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F1 R n C A R I n
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164
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A este grifico lo acompafian 10s citados autores con un comentario que lo hace m:
comprensible y que es d e indudable utilidad acerca del tema.
La formaci6n d e 10s bailes es encabezada por el tamborero mayor, el cual es sc
guido por el a@rez o abandemdo, q u e pasa a la cabeza cuando comienza a cantaLr.
E n dos filas paralelas se ubican 10s chinos: atris, e n medio d e las dos filas, va IE1
tamborero menor y e n liltimo lugar el portador del bombo, instrumento que no tc3dos 10s bailes poseen.
Los chinos se ordenan d e acuerdo a su estatura, ocupando 10s lugares d e adelanite
10s m8s grandes y capaces, llamados primeros. Los aprendizos (sic), generalmenite
nifios, se ubican atris, y son llamados coleros. Esto tambitn es observado por 1(3s
tamboreros, tamborero mayor y aprendizo o tamborero menor, respectivamente.
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no-ve-dad
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no -ve-dad
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CANCION DE CUNA
L :I c a n c i o ' n
169
a guien no me corresponde!
5-
me
quien
pu
no me co
gra - c i a
sie
rres
pon-
sLa- mar
de
CANCION
170
aun
que
me ve-aex-
PI
P Or
'
173
la guitarra, cuya afinacih clhsica universal suelen ignorar sus ejecutantes, que mantienen otras empiricas
tradicionales, como la denominada por tercera alta (rela-re-fa#-la-do#), con las cuales logran una posicih rnhs
fhcil de la mano que hace las posturas. E n algunas oportunidades, cuando cantan dos o rnhs personas, se tocan dos guitarras, rara vez una guitarra y un arpa y,
menos acn, un arpa sola. E n las casas d e canto se agregaba el piano y el tormento, Cste construido como una
mesita con cubierta d e hojalata y tablillas, que una
persona sentada repercute sobre sus piernas; en circunstancias de que ahora la casi obligatoria percusih,
complementaria d e la voz y d e 10s instrumentos durante el canto del estribillo, continca siendo la d e tafiar
la tapa arm6nica del arpa o d e la guitarra, est0 es, golpearla ritmicamente con ambas manos una persona
que, la rnhs d e las veces, canta tambikn o toda la tonadu o s610 el estribillo.
Por lo que concierne a sus posibilidades armbnicas, 10s acordes caracteristicos d e la tonuda son 10s d e
t6nica y dominante; escasamente, de subdominante.
E n lo que respecta a la interpretacih, hasta unos
cuarenta afios atrhs, su canto era femenino, con muy
contadas excepciones; paulatinamente ha aumentado
el masculino, pero esth fuera de lo usual la participaci6n conjunta d e uno o dos hombres y d e una o dos
mujeres. Prevalece el canto individual, quizhs un vestigio andaluz, y si cantan dos personas, lo hacen a1
unison0 o a dos voces, e n la segunda alternativa casi
siempre e n terceras, si no, e n sextas. L a emisi6n aguda y nasal d e las cantoras podria obedecer a una
irnpostacih natural necesaria para soportar las fiestas
P rolongadas y hacerse oir por encima del bullicio q u e
SC:produce e n Cstas.
La temhtica d e la tonada comprende asuntos reliiosos y profanos, con un marcado domini0 d e 10s seundos, entre 10s que se destacan 10s amatorios, que
iuestran el hayor lirismo del gCnero.
La versificacih abarca distintas clases d e estrofas
Y metros, el arte menor del octosilabo es el rnhs e-P leado con las formas d e cuarteta, quintilla, dtcin
r(Imance.
Un elemento muy representativo del text( poktiClo d e la tonudu, cuando kste esth constituido p'3r cuartcxas, el es el llamado cogollo, con la misma forma,
e str6fica el cual aparece como un apkndice ccmclusi-
173
CANTOR Y D I E S l R O C;UITARRISlA
DURANTE LA EJECUCION DE LA
CLASICA TONADA CH ILENA, VI BAJAR
UNA PASTORA TODA CUBIERTA DE
PIELES, CIUDAD DE COPIAPO,
111 REGION.
vo a1 final d e la serie de tres (I cuatro estrofas, siempre con el us0 del mismo vocablo
cogollo, dedicado a uno o m6s de 10s asistentes a una fiesta, con fines de elogio, o de
burla, o de ambos a la vez:
Que viva ustea muy contento,
cogollo de clavel blanco,
sifuera kermano del burro
no separeciera tanto.
L a evidencia d e que con la miisma forma musical d e la tonada, ya descrita, haya distintas formas versificadas con cliferentes funciones, permite comprobar en la cultura
folcl6rica chilena la existencia d e una familia musical que bien merece el mismo nomL..- -1 -..-- A - - ~ -.--:
1
u l G uc UIIU uc hub i i i i c m u r w : familia de la tonada (Barros, Dannemann, p. 121) compuesta por el romance o corrido, fundamentalmente narrativo; por el esquinaxo, un
tip0 de serenata practicado de noche y de madrugada; por 10s parabienes, de celebraci6n a 10s recikn casados; por laglosa (Dannemann, 1967), principalmente de alabanza
a Jesucristo o a la Virgen; por el villancico, d e homenaje a1 nacimiento de Cristo y por la
tonada propiamente tal.
Aunque la tonada se habria introducido e n Chile a la llegada de 10s espaiioles, con
la acepci6n genkrica que le da el Diccionario de la Mzisica Labor: sin6nimo d e melodia, ella evolucion6 desde ese entonces hasta llegar a ser el gknero musical que en la
actualidad se conoce con esa denominacibn. Su auge de vigencia y de repercusi6n
social se produjo en el primer cuarto de este siglo; hoy se la practica con una frecuencia cada vez menor e n localidades rurales del centro del pais.
~
j de rasgueo
~ de lonada
~
/R,+.,.,.~
n,------l
~ 1nd.n - 1 ~ ~ 1
voz
i
plo de linea mel6dica de tonada (Barros, Dannemann, 1964, p. 126).
174
unrnlnh
Las envidiosas
1
Si un joven llega a una casa
donde hay nifins solteras
-- --_-
--
lvII
El corrido
-st
no rnasno
176
A
Sefiores, les contartf
el casamiento de los negros:
negros novios y padrinos,
negros cufiados y suegros.
El cura que los cas6
no se sabia c u d era,
les echd su bendicidn,
177
El esquinazo
Para terminar esta sintesis sobre la tonada, se harin unas consideraciones sobre
cspuinazo, e n su calidad de miembro de la familia musical d e ella.
Es un canto d e saludo, d e requerimiento amoroso o d e petici6n para iniciar U I
fiesta. Su nombre equivale a1 espafiol d e serenata, y parece haberse originado en
hecho de que antiguamente era una esquina d e una calk el lugar escogido para dar
comienzo, cuyo o cuyos ejecutantes continuaban cantando hasta llegar a1 frente de
casa habitada por quien habia motivado el essguinazo.
Con dtbil vigencia, se mantiene en Chile celebrhndose, por lo general, d e un
modo sorpresivo, para buenos deseos con motivo de nacimientos, onomhsticos , 1cL- l1l L; l~taciones a recitn casados, proposiciones amatorias, per0 en la mayoria d e las op ortunidades responde a1 deseo d e visitar amigos o parientes con fines d e diversi6n. Por lo
tanto, son las horas del anochecer o d e la madrugada las que mejor se prest: in para
efectuarlo, ya que e n ellas hay mayores posibilidades de encontrar y de sorprtmder a
quienes va destinado el essguinazo, cuya forma poCtico musical se acompafia prledominantemente con una o dos guitarras, a las que e n algunos lugares se ag.reg.a la estridencia de matracas y hasta d e descargas de escopeta.
Una d e las modalidades mhs interesantes d e essguinazo e ra la realizada en las islas
de ChiloC para iniciar el Quegnzin, un tipo de visita convenida con el prop6 sito d e
comer, bailar y cantar, una d e cuyas descripciones se encuentra en el libro d e FiRANCIS. "
co JAVIER CAVADA,
Chiloe'y los chilotes (pp. 144-150 y 397), texto del ejemplo d e e:;quinazo que proporciona este autor se seleccionan algunas partes del diilogo entre laL persona designada por 10s visitantes y la que representa a1 duefio d e casa.
v
Con este nombre, e n el cual se diptonga la combinaci6n vochlica o-e, segGn un us0
idiomhtico tradicional chileno, se conoce un gtnero que con fuerte vigencia se practica en Chile desde el Valle del Rio Choapa, en la IV Regibn, hasta localidades rurales
179
uso de 10s temas de sus versos, las formas de canto y 10s toques instrumentales, todlo
aquello expresado a travks d e una precisa terminologia tkcnica (Dannemann, 1977).
E n su condici6n genkrica musical-vocal se distinguen, por una parte, un tipo dle
Canto a lopueta en modo mayor, que es el mis usual y uno en modo menor, cada vc:Z
mis escaso, hoy casi por completo circunscrito a la ciudad de Salamanca y a localidades rurales del valle del rio Choapa, IV Regi6n. Por otra parte, un tipo de canw d e
estructura mel6dica modal, sin pie ritmico, por lo c o m ~ ne n modo mayor, el mis practicado y extendido e n Chile, y uno con mCtrica ritmica medida, regular, e n el cual el
modo menor no es excepcional, pero en el que predomina el mayor (Soublette, 1962,
pp. 51-56).
La riqueza temitica d e este gknero, su amplitud d e posibilidades d e interpretaci6n de la divinidad, asi como del fendmeno humano y su medio, a menudo con alcances de cr6nica local, su funci6n amenizadora y el mayor o menor grado de.su caricter
competitivo, constituyen innegables razones d e su vigorosa existencia. Sus cultores
gozan de prestigio local y hasta regional como portadores de una sabiduria y una destreza q u e comunican e n ceremoniales y fiestas, un vasto repertorio, son hibiles
improvisadores, y algunos alcanzan una fama casi legendaria, que se acrecienta y se
mantiene por largo tiempo en la memoria colectiva.
El mejor calificativo que puede dirsele a1 canto a lopueta es el d e juglaresco, y
como tal, sus elementos pokticos y musicales, su funcionalidad, sus efectos culturales
y sociales, son del m6s noble origen medieval y renacentista hispano.
Se ejemplifican 10s siete fundamentos del canto a lo pueta con textos casi todos
obtenidos e n sus trabajos d e campo por el autor de este libro, 10s cuales son glosas de
cuartetas -la forma m i s peculiar y representativa del gCnero- e n circunstancias d e que
s610 a una composici6n se le ha agregado la despedida, dkcima de finalizacidn y a veces
de sintesis de las cuatro anteriores.
A lo adivino
E n el drbol del amor
vino un pzcaflor a ve?;
apenas pzcd la flo?;
no quiso permanecel:
La coronaron de espinas
su santisima cabeza,
con la mds terriblefuerza
ciien sus sienes divinas
Sufrid crueles discipliuas
mi Jeszis por su guerer,
se entregd a padecer
hasta acabar con su vida;
estando Dzos en agonia
vino un picaflor a ver:
181
Nopuedo, bien de mi a h a ,
soportar mi propio sueifo .
E n 10s brazos de su dueifo
al instante se durmid,
luego que la lux se via
f i e precis0 incomodarla
y decide al despertarla:
negrita,ya amanecid.
habiindonos recostado
se me durmid mi paloma.
Luego que elsueifo la toma
le di amorosos besitos,
con cariifos exquisitos
le dye: 3erlapreciosa,
para verte m h hermosa
dbreme bien tus ojitos.
182
Por angelito
Adios, madre de mi vida,
tronco de todas las ramas,
ya se va tu hijo guerido
nacido de tus entraiias.
Adios que me voy a ir
de este mundo tenebroso,
m h bien digo,veleidoso,
porque nos Lace sufriK
A la hora departir
voy a hacer la despedida,
triste va a ser mipartida
al separarme del mundo
con sentimiento profundo
adios, madre mi vida.
Ya me voy a separar
de este mundo engafiador,
a la presencia del Seiior
me tengo que presentar,
a la patria celestial
donde el Eterno me llama,
el nombre de Dios me valga
Madre de mi corazdn,
te dig0 adids con dolor,
tronco de todas las ramas.
183
Por astronomia
Buscando la fundacio'n
y o recorri la alta esfera,
me elevare' a la regidu
para tantear su carrera.
Elprzmerglobo es la luna
del celestefirmamento,
con sensibles movimientos
se mece sobre una cuua.
Va buscando la fortuna
el astro, en su giraczo'n,
buscando la posicidn
antes que el tiempo lo dqe,
va gzrando sobre el q e
buscando la fundaczbn.
Por geografia
Trescientos sesenta grados
dividen toda la tierra,
d@oun sabio de Grecia;
el quepregunta no yerra.
Atraviesa en aposentos
elqedepolo apolo
gobernado por sisdlo,
marcando tres movimieutos,
sobre so'lidos cimientos.
Los gases que el uire encierra
pasun en continua guerra
sieudo ellos los principales
cuatro puntos cardinales
dividen toda la tien-a.
Alprincipio 5e creyeron
que el glob0 era redondo
y que tenia en elfondo
un eje, y j a m h lo vieron.
Sobre ese tema escribieron
los hombres m h ilustrados,
con los puntos ya marcados,
sin nombrar la longitud,
mide, pues, de latitud,
trescientos sesenta grados.
'Instalado, ubicado.
184
A m h de estas divisiones
hay otras, segzin la historia,
que no alcanza la memoria
para dar explicaciones.
Fijando las atenciones,
si la ciencia se desprecia,
la teoria es muy necia
delplaneta mencionado,
porque estd maljgurado,
dijo un sabio de Grecia.
Elgeogrdfico primer0
impulsado por las artes,
separa sdlo en tres partes
al universo entero.
Viendo el plano embustero,
toda la ciencia se aterra;
desde el mar hasta la sierra
medirlo nadie lo pudo,
habld eljldsofo agudo,
el quepregunta no yerra.
Por historia
Yo soy elprddigo hambriento
que vuelvo desengafiado,
buscando necesitado
de vuestra mesa el sustento.
Estaba elpadre en el balcdn
muy intranquilo ese dia,
vio a su hijo que venia,
se le alegrd el corazdn.
E l hijo pidid perddn
en aquel mismo momento.
Le dijo con sentimiento,
lloroso y arrepentido:
)erddname, Padre mio,
y o soy elprddigo hambriento.
Mu,*,
,111
185
Por literatura
Hay un canario elegante,
deplumas verde y dorado,
en unajaula encantado,
cuidado por un gigante.
Unjikuero melodioso
que canta al venir el diu
con toda su melodia,
alabando al Poderoso;
busca un jardin delicioso,
porque lo encuentrafragante,
muy contento y arrogante
gorjea con gran primor;
en el drbol del amor
hay un canario elegante.
El ejemplo poCtico musical que sigue (p. 187) corresponde a una dCcima d e un verso a
lo humanoporpresentaci~n,marcadamente juglaresco, mediante el cual elpueta HONORIO
QUILA
BALLESTEROS,
su autor, y excelente ejecutante d e guitarra, hace alarde d e sus
virtudes, indicando que su nombre y sus apellidos se componen d e veintidds letras,
utilizando la expresidn algo otro por alguno y el muy chileno apdcope d e p a por para.
(Dannemann. La funcidn social de la poesia tradicional chilena. Su comprobacih en
la zona d e Melipilla, 1977, p. 190).
El contrapunto del canto a l o pueta
Como ya se expresara e n relacidn con el contrapunto d e a@reces d e 10s bailes chinos, hay
otro perteneciente a una forma d e ejercicio del canto a lopueta, que consiste e n una
contienda entre dos o mhs contrincantes, que desarrollan uersos completos, pie a pie,
esto es, dCcima a dCcima, cada uno; preferentemente d e temitica a lo humano, con
acompaiiamiento d e guitarra o guitardn, q u e ejecuta uno d e 10s contendores.
186
el
es
- pro
VI
an
da
i - n i - c o
po-e
ta
que
h(
do
pa can -tar
im -pro- v i
sa - d o
yo soy
El
PI
p
Payador B
Payador A
Para cantar poesia,
adenzris de la Memoria,
hay que saber mucha historia
y tener sabiduria.
Te contest0 de zmproviso
en este mismo momento,
te dare' un nuevo bautizo
para que quedes contento.
e la cultura folcldrica chilena tiene una d e sus m i s destacadas manifestaciones testimoniales en la famosa paya entre don JAVIER DE LA ROSAy el MULATO
TAGUADA,
efectuada hacia 1790 en la villa de Curicd, la cual, fragmentariamente, pervive
en todo Chile y cuyas versiones mhs extensas se escuchan, recitadas, en las Regiones
VI, V y Metropolitana.
De ella hizo una reproduccidn discogr6fica pottico-musical el Instituto d e Investigaciones Musicales d e la Universidad de Chile, para lo cual fue necesario un intenso
trabajo de campo y de gabinete d e varios de sus miembros (Barros y otros, 1969).
He aqui algunas estrofas de esta gran controversia:
....................................................
. . .. . . .. ...............
TAGUADA
Mi A n n TOTT;PT AL,ll
uu
TA
GUADA
Rosa,
JAVIER DE LA Rosp
Mira, Mulato TaguaJa,
por lo derecho de un huso,
UVll JU"L"'
Io
I',
)SA
. -
ES la aanza rolclorica nacional cniiena por excelencia, porque como ninguna otra ha
alcanzado una dispersih tan amplia en todas las regiones del pais, una prgctica tan
difundida entre personas de diferentes edades y condiciones, una significacidn tan
representativamente histdrica y, ademhs, porque no obstante estar su forma coreogrhfica
estrictamente establecida, es la que ofrece mhs posibilidades de riqueza emocional en
su ejecucidn, que desarrollan una o m5s parejas mixtas e independientes, con sus
bailarines sueltos y con us0 d e pafiuelo.
Una cue6.a completa tiene trespies, nombre que se le da a cada uno d e 10s episouna secuencia con dos breves pausas d e descanso, una al ttrrnidios, que C O nstituyen
I
no del prim<:ro y otra a1 finalizar el segundo, durante las cuales se acostumbra a servir
1. - 1 .
ueDiuas :alcohdlicas a 10s bailarines. A su vez, el texto pottico de cadapie est&compuesto PIor una cuarteta, una seguidilla -siete lineas estr6ficas hepta y pentasilabas- y
un renzahv, esto es, un pareado conclusivo cuya primera linea posee siete silabas y la
1
188
I
segunda, cinco. Las cuartetas y las seguidillas de las
cuecas presentan distintas clases de repeticiones y d e
muletillas, seglin el esquema de mlisica vocal que se
utilice, e n tanto que el remate carece de repeticiones
pero si puede tener muletillas.
Aunque la diversidad regional, local y sociocultural
de la cueca permite encontrar distintas maneras de bailarla, fundamentalmente cada pie empieza con una invitaci6n del hombre a la mujer, seguido de unpaseo de
ambos en semicirculos, ella del brazo de 61; s610 con
mhica instrumental. Luego, a1 afiadirse el canto, se
e f e c t ~ a nlas etapas coreogriificas propiamente tales:
a. Vuelta inicial, por lo comlin en circulo o figura d e
8, cada bailarin por su derecha, lado por el cual se
hacen tambitn todas las vueltas siguientes.
b. Desplazamientos d e avance y d e retroceso que tic
c. Segunda vuelta, la que se realiza con un giro y car
comienzo del canto d e la seguidilla.
d. Continuaci6n d e 10s desplazamientos mencionadc
e. Tercera vuelta, como la segunda, a1 repetirse la 4
con una complementaci6n del texto cantado, la q u
o un jsi!.
f. Continuaci6n d e 10s desplazamientos.
g. Vuelta final, a1 iniciar el remate.
cibn musical sin el texto cantado, s610 con toques instrumentales, que en el cas0 de las
dos primeras Regiones mencionadas se produce mediante aer6fonos de procedencia
inidigena, como sicus o xampofias, o tambitn mayoritariamente bandas d e bronce.
El arpa y el piano, otrora sobresalientes para acompafiar el canto d e esta danza,
hoy son de us0 excepcional, pero si hay que reconocer la vigencia de instrumentos
SGcundarios, de refuerzo ritmico, como la cacharaina y el pandero, destacindose por su
complejidad el conjunto instrumental que utilizan 10s cultores d e la llamada cueca
ChiLenera, cantada y bailada en sectores urbanos d e Santiago y Valparaiso, conjunto
iristrumental compuesto acostumbradamente por un acordebn, una o dos guitarras, a
veces un piano, y distintos tipos d e pandero.
Una y mliltiple, d e enorme riqueza temhtica en sus textos potticos, con predomin io d e 10s contenidos amatorios, d e funci6n predominantemente festiva amenizadora
y escasamente ceremonial, como ocurre con su us0 en velorios de angelito -velatori0
dle nifios no mayores de tres afios- la cueca, ademas d e su importancia folc16rica7es
ulna expresidn rotunda de nacionalidad y de unidad de 10s chilenos. (Vtase Dannemann,
1974; Ptrez, J.E., 1983; Vega, C., 1953).
El ejemplo que sigue proviene d e la Antologia del Folklore Musical Chileno, Instituto d e Investigaciones, Universidad d e Chile, le'. fasciculo, 1960, p. 17.
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190
PO-
6ue
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lo.
qye-
C).-.
Los cinticos de machis, que son fundamentalmente ch2iminicos, cumplen una funci6n migico-teraptutica, a1 ahuyentar a 10s espiritus malig;nos que causan las enfermedades. De ahi que para CARLOS
ISAMITT
(1935, sin N" d e pigina) su ayuda a la sugesti6n hipndtica del enfermo 10s hace tener un sello un tant o letinico, las frases, ritmos
o dibujos melddicos se repiten muchas veces. Su fluir, (p e parece inacabable, debe
realizar tambitn su efecto d e encantacih unido a1 que
agrega la percusidn ritmica del kultrzin. Podemos considerarlos por esto como monodias acompafiadas.
La cultura musical d e 10s indigenas d e esta Area
es rica en otras variedades d e cantos, descollando 10s
amatorios por sus condiciones d e sensibilidad, asi como
t a m b i t n 10s semi-improvisados d e las mujeres
pehuenches cuando desempefian faenas domksticas,
a 10s que se suman 10s toques d e trompe o birimbao,
que se ejecutan en diversas ocasiones por parte d e 10s
hgmbres, a menudo con prop6sitos de conquista amorc)sa; en otros casos, sobresaliendo tambiCn las imitaciones que logran con 61 d e la sonoridad del movimienE
t C) d e distintos animales, principalmente caballos
5
(1lannemann, 1991, p. 137).
Caracteristicas representativas generales d e la
rrlhica vocal son la preeminencia d e la tetrafonia y el ECULTRUN MAPUCME, DE FORMA
e:stilo d e inflexiones ascendentes d e final d e frase, e n :XMIESFERICA TRUNCADAS CON U N
PARCHE PINTADO CON
la s interpretaciones femeninas, notablemente en ter- ;OLO
~ O T I V O SSIMBOLICOS, NUEVA
CfXas menores.
I MPERIAL, IX REGION.
111
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192
Lento y solemne
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el C S L ~ I Cut:
I
C S L O ~LCXLOS, prucuari 5u abct:riucri~iaespaficd a ,
que e n algunas estrofas resulta aGn mis marcada, como la que se destaca a contin uaci6n:
ni con.ceniao, la rwma y
Cantos de kngeles
on wi iiionfro
RtsulLa
I I I U Y >lg:IllIILciLivci
icicvaiiLL
la a a i i i i i i a L i u i i ,
13
La revelacic5n d e la pervivencia del aporte cultural d e Espafii:a se nos evidenci6 en la serie d e dan195
x REGION.
que, durante la noche, se nos dieron a cone. Algunas han desaparecido de la memoria de
zstro pueblo; otras suelen recordarse, per0 to; ellas perduran recreadas por el espiritu de 10s
huilliches y las practican con sus propias modalidades.
Danzaron sin descanso hombres y mujeres:
el cielito, el chicoteo, la sajuriuna, la refalosu, la nave
(buscu tu vidu),la seguidilla o sirillu, la periconu, la
cuecu. Parejas y conjuntos las bailaban con buen
sentido del ritmo y liviandad y gracia ingenua en
10s movimientos. Todos celebraban la ejecuci6n
continuada y todos esperaban tambikn con gozo,
el momento d e tener posibilidad d e participar activamente (Isamitt, p. 86).
AREA PATAGONICO-HISPANA
Se ha eIegido s610 un ejemplo que pertenece a la mGsica folcl6rica de la ex Yugoslavia que actualmente se canta en la ciudad d e Punta Arenas, el cual fuera obtenido y
estudiado por M A R ~INES
A BAERISWYL
RADA,ex alumna de la Chtedra de Folklore de la
Facultad de Ciencias y Artes Musicales, y d e la Representacih de la Universidad de
Chile, cuyo profesor era entonces el autor de este libro,
Consiste en una versidn d e la muy difundida pieza denominada Tumo duleko, porque con estas dos palabras comienza la c a n c i h , cuyo texto poktico es el siguiente:
imir
E
menc
y cua
mien
las fu
I3
braci
yugo!
famil
E
vals,
S
Croat
se ut ilizara en 1872 para explorar el mar Artico. E n Punta Arenas la cantaron 10s
inmilZrantes croatas antes d e la Primera Guerra Mundial.
AREA PASCUENSE
La mliisica d e la cultura pascuense mantuvo su vieja tradici6n hasta mediados del siglo
XIX, cuando se inici6 la adopci6n masiva d e cantos religiosos europeos, seguida del
poteiite influjo polinksico a fines de dicha centuria y d e la violenta penetraci6n d e
mesc)m6sica internacional y chilena ya avanzado este siglo.
L,a primera y genuina miisica pascuense puede clasificarse funcionalmente d e
esta manera: 10s cantos d e creencia e n 10s espiritus que vagan por la isla, 10s de akuaku. Los afectivos por excelencia, subdivididos e n 10s d e ark, propios d e sentimientos
de dlolor, a menudo con una coda d e insistencia en el sufrimiento, y en 10s d e uti,
referentes a la alegria, en especial a la del amor, que casi siempre empiezan con una
197
llamada d e tercera ascendente, cuyas melodias son muy ondulantes, con terminaci,6n
d e frases e n largas notas mantenidas por uno d e 10s cantantes, el que es reemplaza do
por otro a1 iniciarse la frase siguiente. Los d e miscelinea, llamados mu, forma q ue
comprende el mayor nlimero d e vkjos cantos que tiene argumentos para cualqu ier
contingencia d e la vida, siendo 10s funerarios 10s mhs hermosos, con carhcter d e le tania, emitiendo e n ellos una d e las voces una nota pedal. Los lddicos, d e kai-kai, reci tados ritmicos que acompafian sucesivas transformaciones d e figuras geomktricas, ob tenidas mediante movimientos d e un hilo cogido generalmente por 10s dedos meiiiq ue
y 10s dientes. Los satirico-jocosos, d e ei, q u e se utilizan e n las controversias d e c10s
bandos, con libertad d e improvisaci6n y que recogen propiedades musicales d e toc10s
10s anteriores. Tal vez 10s d e aku-aku todavia Sean acompafiados d e un modo esporh dico por las maea, piedras d e entre choque, lo que no se ha podido comprobar, duda 2I la
que se une la certidumbre d e la desaparicibn d e otros instrumentos destinados aL la
mlisica, d e legitima estirpe pascuense, excepto su proyeccidn e n algunos especthcu 10s
d e e x h i b i c i h d e la cultura pascuense d e otros siglos.
Se ha extinguido tambitn la vieja funci6n d e las danzas primordialmente ritual
como las propiciatorias del pijaro manutara (Sternasp. ), sustituidas por otros prop(
tos d e 10s bailes d e procedencia tahitiana, d e f k i l y comercializado atractivo turisti
E n relaci6n con la importancia y significado del ave manutara, la obtenci6n an
d e su primer huevo e n el islote Motunui, e n un ceremonial a1 dios creador Makema
tenia la finalidad d e conceder a un jefe d e tribu, vale decir, u n matatoa, la dignidad
tangata-manu, hombre pijaro sagrado.
Segih SFBASTIAN
ENGLERT,el desarrollo de ese ceremonial, que 61 denomin ara
fiesta (p. 139) se habria efectuado d e la siguiente manera:
Se iniciaba e n Mataveri, a1 pie del volcin Ran0 Kau. Aiin se ven ahi enorrnes
piedras talladas q u e formaban el fundamento d e una casa d e fiesta, hare koro, excepcionalmente grande. Se juntaban hombres y mujeres d e diversas tribus, deljtacindose como personajes principales 10s jefes, 10s matatoa, que eran aspirantc:s a
tangata-manu, y sus ayudantes, 10s hopu m a F i d o r e s del futuro tangata md !nu.
Los dias e n Mataveri pasaban bulliciosamente entre abundantes comidas e in terminables cantos y danzas (p. 140).
De Mataveri se trasladaban 10s hombres a Orongo, situado entre el borde I
oeste del crater y el precipicio que baja a1 mar (p. 140).
Los hopu manu quedaban e n Orongo hasta que el Ariki henua, que solia hzicer
su visita, aunque no tomaba parte activa d e la fiesta, les diera orden d e traslad:m e
a Motu nui. Entonces bajaban el abrupt0 barranco a la orilla del mar para pas ar a
nado a1 islote y esperar el primer huevo del manu-tara (p. 140).
Un hombre quedaba d e vigia en una cueva debajo d e Orongo, atento a1 priimer
grito d e aviso desde el islote. El hopu manu afortunado, a1 encontrar el primer
huevo, pronunciaba con voz estent6rea el nombre d e su matatoa y le anunciaba la
feliz nueva que era tangata manu, gritando: jKa-varu te puoko! (C6rtate el pelo).
Enuemida se lanzaba a1 agua. con el saerado huevo e n sus manos, para llegar a
198
nado a1 pie del barranco y subir trepando hasta Orongo donde entregaba el huevo
a1 matatoa d e su tribu que, desde este momento, tenia la dignidad y el poder del
tangata manu. Es muy posible, aunque no segura, la opini6n d e algunos autores
que creen q u e el tangata m u m era considerado como una encarnaci6n d e
Makemake (p. 140).
Segfin la Onica investigaci6n etnomusicoldgica integral efectuada hasta ahora sobre
esta cultura, fuente d e consulta obligada d e esta sintesis (Campbell, 1971), la forma
primitiva d e la canci6n pascuense tiene como motivo m i s simple el ascenso y descenso de la voz, motivo q u e cambia permanentemente e n las repeticiones, sin atenerse a
normas musicales sino m i s bien a las modificaciones d e 10s textos. Las motivaciones
siguen un curso descendente: a1 primer griado se agrega otro, el sonido secundario del
motivo originario s(:convierte e n sonido pirincipal del segundo motivo. Sucesivamente en la misma forma se van generanao cadenas d e motivos hasta constituir temas
bastante organizados como se encuentra generalmente e n 10s cantos ate(Campbel1, p.
172). En cuanto a las escalas se imponen las menores, evidenciando una intervilica
restringida a segundas mayores y terceras, primero e n linea ascendente y despuks
descendente, peculiaridades a las que se suman una espontinea tendencia a la polifonia,
efectos d e sonidos muy influidos por la lengua nativa, particularmente e n las
nasalizaciones, y divisi6n irregular d e compases, llegindose e n 10s kai-kai, a la acentuaci6n sil%bica,d e 10s cuales se pueden conocer numerosas figuras en la aludida obra
de. RAMONCAMPBELL
(1971) titulada La herencia musicalde Rapa-Nui (pp. 413-442).
Se incluyen dos ejemplos d e kai-kai, el primero d e 10s cuales posee un contenido
es quemitico, casi podria decirse que fragmentario, como se observa e n su traducci6n
a1 castellano q u e aparece e n la obra ya citada (p. 423).
A1 segundo tambiCn se ha dado la traducci6n propuesta por dicho investigador (p.
398). Conviene afi adir que este ejemplo m usical es ritmicamente distinto d e la versiijn publicada por Campbell.
El primer kai-kai fue cantado por EMILIAHUKE,y el segundo, por CARLOS
PAOA;
anqbos grabados por MANUEL
DANNEMANN
e n Santiago, e n la casa d e la familia PAOA
H WE, e n 1985, MARIAISABELQUEVEDO escribi6 sus respectivos esquemas musicales
rit micos.
1
IemDlo No 1
N:3 1
;E , a
iE
iY
t L U L
TL
tal
LIIIU.
bjemplo N Z
Kaunga te rongo
kia Hina-mang6;
Envia mensaje
a Hina-Mang6,
..-l-..
-el-..
GVG IdKU-laKU
1 A - I
la
UGI
teke te makoi,
haka veke oho
iroto te koro;
niu hau pu,
Karete, karete;
karata, karata;
e te tChe
e te te ure mumuni,
kiri-vaku-vaku.
A uka a tea
tataki po-ihu-ihu,
tataki po-ave-ave;
he ruru peaha,
he kena peaha;
a hei peaha;
maharo de ul
ngutu-ngutu
Koreva,
koreva ure ki-kiu;
Ka koe-koe mai
te more ote nuahine
more katatau,
katatau r%;
more, kare reva,
kare reva rii.
He ungai e te mang8,
he tukia e te hahatd;
ka oho mahaki
a potu eve;
pu ti, pu t%,
hava-hava reC.
->
.-.
C-
LUGlpJ IIlyuIGLu
(TEXTO NO TRADUCIBLE)
se ve que cuelga
la piel de la vieja,
piel estrujada,
estrujada a fondo,
piel colgante,
que colgante quedari.
Enviado por un mal amigo,
atraido por el estbmago,
que se vaya el compafiero,
a punta de patadas,
y que se quede sucio,
todo sucio, pero triunfante.
200
Himno de Yungay
Su composi.tor, don JosE ZAPIOLA,
e n la carta autobiogrhfica d e sus sabrosos Recuerdos
de Treinta A?50s (Zapiola, p. 57), relata que
DespL16sdel triunfo de Yungay, y con ocasi6n de 10s grandes bailes que entonces
se dieroIn,m e encarg6 el seiior don Ram6n Rengifo poner miisica a1 Himno,
cuya let ra habia 61 escrito, y que es el linico que ha sobrevivido a todos 10s que
compusieron, tanto en Chile como en el Perd, con motivo d e aquel triunfo.
El historiad or EUGENIO
SALAS
informa que el Himno Marcia1 q u e e n celebriPEREIRA
dad del triu nfo de Yungay se ha cantado e n 10s bailes dados por el Supremo Gobierno
puesto en nIhsica y dedicado a1 Ministro de Estado don JOAQU~N
TOCORNAL,
por JosE
ZAPlnl
dio a conocer piiblicamente el 8 de abril d e 1839, fecha en que el Gobierno ofreci6 un imponente sarao con motivo del triunfo de Yungay. Agrega q u e grabaA
0-
201
do en el coraz6n d e las tropas y e n el pueblo, el Himno se oy6 muy seguido e n ese ai;io
d e celebraciones, y que en esas notas, que ayer como hoy encienden el heroisrr LO
popular, el nombre d e ZAPIOLA
vivirh eternamente (Pereira, 1941, pp. 109-110).
Esta suerte de eternidad vaticinada por Eugenio Pereira, ya ha dado sus primer;
pruebas e n estos casi ciento sesenta y tantos afios d e existencia d e la feliz composicid
d e RENGIFO
y ZAPIOLA,
autores que han ganado la gloria pdstuma d e elevar su himno
la categoria d e patrimonio comijn, aglutinante, propio y representativo de una nacid
entera, a travts d e un proceso d e constante recreaci6n. Por eso es que la llamac
Canci6n d e Yungay es una genuina expresi6n d e nuestro folclore, en el mhs puro
noble sentido, aunque constituya este hecho una paradoja para la inmensa mayoria cle
10s chilenos, simplemente porque no han reflexionado acerca d e su funci6n y porqLle
la pertinaz imagen ruralista, inferida s610 de algunos gkneros y especies d e nuest ra
tradici6n musical, ha cercenado la comprensi6n integral de nuestra mtisica folcl6ric a.
Hoy son incontables las versiones d e la Cancidn de Yungay, y poquisimos quienc=s
saben cuhles son sus autores. Pese a su importancia civica y su empleo habitual en 1(3s
actos pijblicos patribticos, no hay una versi6n propiamente oficial de ella e n todo CEiile. Su potencial comunitario le ha permitido ir mhs alli del objetivo estricto para el
c u d fue compuesta, y es asi que e n mumerosos pueblos de la precordillera y del altiplano d e nuestras provincias de Tarapac6 y de Antofagasta, se ejecuta durante la celebraci6n de festividades religiosas, con diferentes clases d e instrumentos, e n muchas
ocasiones sin el canto, como acontece, anualmente, en la localidad d e Putre, Arica, en
la fiesta d e la Cruz d e Mayo, lugar donde se obtuvo, en 1967, con la colaboraci6n del
etnomusic6logo norteamericano DONNBORCHERDT,
lamentablemente fallecido, la versi& que se reproduce bajo la letra A.
Para corroborar y puntualizar estas observaciones sobre la actual indole folcl6rica
d e la Canci6n de Yungay, se antepone a1 ejemplo citado, un fragmento d e la versi6n
publicada, e n 1910, por Grimm y Kern (Valparaiso-Concepci6n-Santiago),
la Casa
Editora, mhs importante en la Costa del Pacifico, segdn reza la leyenda d e la portada,
fragmento encabezado con la letra B. (Dannemann, 1975, p. 58).
De inmediato se evidencia la simplificacih musical del primer ejemplo, tocado
con xampo5a.r -denominaci6n gentrica d e la flauta d e pan en el Departamento de
Arica- con respecto del primero, un arreglo para piano y canto o piano solo.
Los ocho compases transcritos d e la versi6n d e Putre presentan una organizaci6n
tonal penthfona, la que se rompe en el resto de su interpretacibn, apareciendo intentos de retorno e n algunos compases a esa organizacih, en una serie de fluctuaciones
de peculiar variedad. Pareciera que 10s mijsicos putrefios, inmersos en una atm6sfera
cargada de supervivencias pentafbnicas y sujetos a1 manejo d e las zampo6as, cuyo
repertorio, en su mayor parte, es tambiCn d e naturaleza penthfona, buscasen c6mo
perpetuar el us0 de un medio de comunicacidn musical aprendido de sus antepasados,
el que se prolonga, hasta donde se sepa, desde la tpoca incaica; pero, sin lograr eludir,
a1 igual que en las otras versiones registradas en las provincias de Tarapach y Antofagasta,
el empleo de la escala europea a la que cifi6 ZAPIOLA
la composici6n d e su himno.
Para quienes suponen, d e una manera antojadiza y errdnea, que la mijsica folcl6rica
se distingue por su vulgaridad, por el bajo nivel educacional y sociecon6mico d e sus
cultores, y que en Chile estA prdxima a morir, el Himno a la Victoria de Yungay no s610
deja en descubierto estas burdas equivocaciones, sino que tambiCn contribuye a apre-
202
-n
I 1
- -
I J
Hc3y ya nadie puede desconocer el carhcter folcl6rico d e esta canci6n que ha penetrado hondamente e n el espiritu nacional. Con prescindencia d e su autor, d e su fecha d e
composici6n, de su lugar d e origen, se la canta en todo el territorio, principalmente en
anibientes urbanos y suburbanos. El texto poktico d e su primera estrofa del estribillo,
1
203
mucho menos el d e su segunda estrofa, y, muy especialmente, su forma ritmicci-mell6dica, se aprenden por transmisi6n oral, Es uno de 10s cantos chilenos que SUIge cc)n
mis espontaneidad, rapidez y efectos de cohesibn e n diversas reuniones festiy?as.
Estas cualidades, en particular la ~ l t i m a mueven
,
a su interpretaci6n C O lectiva,
I
que es la habitual en la actualidad, aunque nos inclinamos a suponer que esta c:ancibn
no fue compuesta como pieza coral, debido a su naturaleza lirica intimista y a 10s
antecedentes hist6ricos que resumiremos a continuacidn. Per0 en su ejecuci6 n vocal
de grupo, las m i s d e las veces sin acompafiamiento instrumental, se advierte u n relieve afectivo comunitario sobresaliente, dotado d e una enorme y cambiante g;ama de
.re +
factores expresivos, y no obstante q u e la interpretacibn d e Rio-Rio se cruLLua
acostumbradamente el unisono, no dejan de surgir en algunas etapas de su desarrollo
tendencias polifbnicas de muy distinto tipo, con mayor o menor eficacia musical, a las
que se afiaden briosos aumentos de velocidad y cambios m8s o menos intensos de
volumen.
Las averiguaciones que el autor ha efectuado hasta ahora no le han permitido
despejar algunas inc6gnitas q u e subsisten en torno a la autoria de Rio-Rio.
El texto musical se le atribuye, quizis de la manera mis probable, a PABLO
ARAS,
afinador de pianos, quien lo habria escrito a fines del siglo pasado o muy a comienzos
del presente, e n Santiago d e Chile. A1 respecto, el articulista del diario EL Sur, de
C o n c e p c i h , odontdogo don RENELOUVEL
BERT,prolijo buscador y divulgador d e las
manifestaciones de nuestra historia musical, en carta a MANUEL
DANNEMANN
d e fecha
25 d e enero de 1975 entrega informaciones proporcionadas por profesores, intkrpretes
y compositores, que confirman a ARAScomo autor d e la miisica d e la referida canci6n.
Y a1 final d e su comunicaci6n, aludiendo, ademis, a1 creador del texto poCtico, expresa:
n
T<
2 04
si6n abarca tambiCn otros paises latinoamericanos, y que en Chile time como una d e
sus versiones mhs usuales la que aqui se incluye, tomada del repertorio de la familia
TRAVISANY
ARREDONDO,
d e Santiago, y cantada en enero d e 197.5 (Dannemann, 197.5,
pp. 62-64).
1
I
1
I
I
-d-
t.
I
I
I
& u3
-t
CANCION DEL
io io
Noche de Paz
El co nquistador espafiol introdujo e n AmCrica la calebraci6n d e la fiesta d e Navidad,
e hizc3 resaltar musicalmente su contenido por medio d e 10s villancicos, que, e n Chile,
se ad scribieron a la forma d e la tonada, en la gran zona central. No obstante, estos
cantc)s dedicados a1 nacimiento de Cristo y a 10s personajes que rodean este hecho
trasccmdental del cristianismo, han ido apagando su voz en dicha zona, hasta el extremo d e subsistir hoy e n un lamentable estado residual, siendo mucho mis potente la
vigericia del us0 de otras formas musicales. E n las provincias de Tarapaci y Antofagasta,
tanto 10s s610 cantados como 10s no cantados y danzados, inmersos e n actos navidefios,
pued e n tener el brillo d e aquellos que e n la ciudad d e Iquique tienen 10s d e la cofradia d e las cuyucus.
ESn contraste con el acelerado debilitamiento de 10s villancicos, se halla la prhctica
de U Iia canci6n d e Navidad, de origen austriaco, que, asi como en numerosas naciones
del niundo, se ha impuesto e n Chile, con la magnitud del canto navidefio por excelencia, r epetido afio a afio por las personas d e las mhs diferentes edades, condiciones
educacionales y sociecon6micas, y hasta por muchas que no pertenecen a las religiones cxistianas.
C;usignificado funcional cultural y social, su vivir tradicional, no requieren d e etiquet as d e autenticidad folcl6rica, de recomendaciones d e expertos, ni d e publicidad
divu lgada d e ningtin tipo. Simplemente, se canta como un bien comGn y propio, sin
nece sidad de saber o d e recordar que fue compuesta e n 1818, por el sacerdote JOSE
MOHR y por el maestro de mGsica JAVIER
GRUBER.
1rraida a nuestro pais por inmigrantes alemanes, cobrd pleno valor folcl6rico hacia
1920 para chilenos d e distintas regiones, Sean o no d e ascendencia alemana, acrecen-
205
tad0 hasta hoy, y con su nombre traducido por Node de Pax en lengua caste:liarla
(Dannemann, 1975, p. 68).
La versi6n que se incluye fue la cantada por la familia TRAVISANY
ARREDONDC
1, ccin
motivo d e la celebraci6n de la fiesta de Navidad de 1974 (Dannemann, 197.5, piI. 68,-
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Lalidad
folcl6rica de Cumpdean'os FetiX: por una parte, y desde un punto de vista sociocultural
amplio, esta canci6n desempefia una funci6n muy precisa e n una oportunidad festiva
que, incuestionablemente, requiere d e expresiones fuertemente comunitarias e
identificadoras para enfatizar su significacibn. Su incorporaci6n a1 plano d e las costumbres nacionales vino a satisfacer una necesidad a u e antes no habia encontrado
cau ce. Por otra parte, y en lo concerniente a su forma poktico-musical, su Cxitlo se
detle a las caracteristicas de brevedad y de simplicidad ritmico-melbdica, las que jfaci- G- 1I aplCllUlLaJt:
^-^^-,I:--:I1- 1 - --<-:
L-- -1 litall
ut:
C ~ L G
La1lLu, ullu ut: I U I~I M 1 I I l p U I L d l l L ~ bpala c u l l ~ p ~ u u e
alr Lomportamiento folclbrico-musical vigente en Chile.
pala
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uuLc;IILlu11ut: la
_ _ & & -
206
CUMPLEAROS FELIZ
207
Una viejecita
Un testimonio del valor folcl6rico de esta canci6n lo constituye el trabajo de MARIA
ANGELICA
CIRESSALAMANCA,
del cual se han extractado 10s trozos que poseen mayor
relaci6n con 10s objetivos d e este libro, ademhs d e transcribir la versi6n que ella recogiera e insertara en dicho trabajo perteneciente a1 Curso de Folclore, 1974, de la Facultad d e Ciencias y Artes Musicales d e la Universidad d e Chile:
en su
l j i iviuIILc;, UCI SIIIUIL~LU
LCXLII
~alulall
208
A continuaci6n paso a detallar las razones por las cuales consider0 cumple con
dichos requisitos.
Funciona como bien c o m h ya que todos 10s asistentes a1 paseo tenemos participaci6n e n la re-creaci6n e inventiva del texto, y la elecci6n Ide la canci6n misma se
hace en base a un criterio d e aceptaci6n general.
Funciona como bien propio en el sentido de que la canci6n se transforma e n
nuestra, puesto que nosotros estamos re-crehndola y su text o o su melodia pueden
adquirir el sello nuestro. E n sintesis, la canci6n es d e todo:3 y de cada uno.
Es aglutinante, puesto que actfia como vehiculo de cohe,si6n entre 10s alli presentes, y en mayor o menor grado nos sentimos unidos etI la realizaci6n o en el
usufruct0 d e ese bien tradicional.
Es representativo de esa comunidad puesto que la cancibll L 3 L a 31111uullLalluuu
representando un estado d e hnimo colectivo del grupo.
A1 fen6meno aludido e n punto anterior, cabe sefialar que e n el paseo existia bastante confianza; la fuerza d e cohesi6n se manifestaba en alto grado; todo lo cual
influy6 en que la canci6n fuera cantada e n su mayor grado de picardia .... (VCase
Dannemann, 1975, pp. 67-68).
t
n u -
n i
El clar
Organograricamente es un cipo ae trompeca cuDuiar, recta, lateral, con embocadura
de soplo directo.
Esth hecho d e una cafia d e 1,40 m a 1,60 m d e largo, la cual se envuelve con hilo
d e lana d e llama d e diferentes colores para su ornamentacih, y e n cuyo extremo dc
la salida del aire se acostumbra a poner una pequefia borla d e las mismas hebras dc
lana.
Su afinaci6n es la d e sol mayor, y su ejecuci6n trifhica emite las notas sol, si y r
con una vuelta a1 re d e la octava baja (Lavin, 1950, p. 12).
Por su trifonia se mantiene como fie1 representante del sistema musical atacamefic
d e origen prehisphnico. Junto con el chorimorri y elputu opututo se ejecuta e n el cere
monial del tnl/itmr.virsente en Peine v Socaire. TI Repicin de Chile. destinado a solicita r
de 1a
la aenominacion que 10s miemtxos ae 10s ouzm ue c/zz~osaan ai principal instrulmento q u e produce su musica d e funci6n coreogrhfica, conocido tambikn comop$un 0
por 10s mGsicos d e la fiesta d e la localidad d e Lora, Licantkn, VI1 Regi6n.
Es un aer6fono m o n o f h i c o tubular d e filo, vertical, recto, cerrado e n su ex:trem0
inferior, carente d e canal d e insuflacih y d e orificios.
Por el hecho de emitir un solo sonido -si bien por presi6n del soplo puede a1canziir
. .
, .
,.
. . .<
la octava superior d e su nota unica- e n la musica tolclorica mestiza chilena IaJlauta s e
ejecuta siempre a travCs d e la alternancia sucesiva de dos grupos d e este instrument(1,
uno d e altura grave y otro d e altura aguda, e n circunstancias d e que su afinaci6n y 1la
nitidez d e su timbre duro y methlico se aseguran mojhndolo con agua varias horz1s
antes d e su empleo para rehidratarlo; acostumbrhdose a introducir una moderadla
cantidad d e aguardiente por su aeroducto e n 10s minutos anteriores a su ejecucihn, p()r
las mismas razones.
ES
210
,-r
Su longitud promedio es d e 35 a 45 cm y el dihme1:ro del aeroducto fluctGa entre 1,2 y 1,8 cm, constru: rCndosela actualmente s610 d e madera pintada d e
dist intos colores, a veces decorada con cintas y/o tro'
*
zos de espejos.
Como su us0 e s t i destinado a la mGsica d e cofradia:5 danzantes, su funci6n es ceremonial, como se
coniprueba en una extensa &readel territorio, que abarca clesde la I Regi6n hasta la V, destacfindose su pr%ctica en las festividades d e La Tirana, I Regi6n; d e L a
Caridelaria d e Copiap6, I11 Regibn; d e la Virgen d e
An,dacollo, IV Regi6n y d e C o r p u s Christi d e FLAUTAS DE cHIIvos, BOCO,
y ~REGI~N,
Puc:huncavi, V Regibn, como lo indican PUMARINO
JGUEZA
(1968,
p.
7)
y
URIBE
ECHEVARR~A
(1958,
pp.
SAb
7-1 7).
E n cuanto a su origen, laflauta chilena es una legitima continuadora d e la aGn vigentepifilca mapuche,
de cuya forma ha conservado las dos protuberancias
late:rales ubicadas habitualmente un poco mhs arriba
de la parte central del tubo, cuando Cste empieza a
ensancharse en forma rectangular, las q u e algunas veces son dobles, llamhdoselas en uno u otro cas0 a l ~ ~
de mariposa u orej,, con un sentido figurado.
El 1
r6fono tubular de tilo, de la tamilia d e las flautas
ticales, con escotadura, sin canal d e insuflacibn, d e
)lo directo, hecho de cafia d e pared gruesa; por lo
ieral tiene seis orificios en su cara anterior y uno e n
iosterior.
Por estas caracteristicas es similar a la quena, pero
dif iere d e Csta por sus dimensiones, por su altura d e
sorlido y por su timbre, ya que su longitud y su diimetro son mayores que 10s d e aquClla: por lo c o m h , d e
45 a 50 cm y d e 5 a 6 cm respectivamente; su tesitura
alcanza a una octava miis abajo y su timbre es susurra nte, parecido a1 d e lazampo&z, distinto a1 incisivo y
cla ro d e la puena. Por estas diferencias, puede decirse
e es una puena grave.
E n la actualidad este instrumento se ejecuta e n
Ch ile con estricta funci6n folcldrica s610 e n las Regione:s I y 11, destacgndose asi su procedencia cultural
an(Jina, con un us0 menor que el d e la guena y con u n
Pr()p6sito tanto ceremonial como festivo.
21 1
LICHIGUAYO,5
El putu
TambiCn conocido como pzdtzdto, es un aer6fono de soplo directo, que corresponl
una trompeta natural con embocadura d e boquilla.
Est2 hecho d e un cuerno d e vacuno, despuntado mediante un corte transve
El diiimetro d e su embocadura es d e aproximadamente unos dos centimetros, el
aumenta progresivamente hasta alcanzar unos ocho o doce centimetros e n el p;
116n. Su longitud, calculada e n linea recta d e extremo a extremo, llega por lo com
unos treinta y cinco centimetros.
E n torno a la parte exterior del pabell6n tiene adornos d e pequefios pompc
esfkricos y flecos, 10s unos y 10s otros d e lana d e llama, d e dos o tres colores con prc
minio del roio. Del mismo material y con la misma uolicromia, uosee u n cordon(
trenzduu, ulla de cuyas puntas se asegura en una perforaci 6 n muy cerca d e la embocadura, y la otra, e n una que est%en el borde superior del p;a b e l l h , para que el ejecutante pueda llevar consigo elputu colgado de su cuello.
Este instrumento emite un solo sonido grave y p ersistente, sobre cuya base y por
media de presi6n labial se puedan lograr arm6nicos !i glissandi.
,L,, J iiiaiiu3 pui J U p a i L b ;nr,-.-;fi..
Su ttcnica d e ejecuci6n requiere sujetarlo con anlua
iiiibiiui,
una puesta muy pr6xima a la embocadura y la otra, en el Icentro, colochndose el cuerno
en posici6n casi perpendicular a la cara del m h i c o , a un lado d e su boca.
En el presente cumple una funcidn ritual en la celebIraci6n de 10s ceremoniales de
procedencia prehisphnica denominados en lengua kunza cauzzilor y taldtur, del hrea de
cultura atacameiia o lican-antay, perteneciente a la I1 Regi6r1 de Chile (Dannemann, 1976).
Antes d e la llegada del europeo a1 sur d e Amtrica es probable que e n dichos ceremoniales la funci6n instrumental del actualputu se haya efectuado mediante trompas
de caracolas, desputs sustituidas por cuernos d e 10s vac unos introducidos por el conniiis
1--"mfi"
en.. " 1 1
r\O..+P
L:
1-
Iflaci6n.
r o r IO comun, su largo riuctua entre 10s 53 cm y 10s 45
cm, y su diiimetro, entre 10s 5 cm y 10s 7 cm. Si se mira
su cuerpo transversalmente, Cste tiene e n su parte
superior cinco lados rectos obtenidos mediante cortes
longitudinales, que le dan una forma d e pentigono
irregular, y su parte inferior posee la forma d e una
semicircunferencia.
El voluminoso grosor d e sus paredes d e madera
permite su pronunciado y caracteristico rebaje, que
se extiende casi desde el comienzo d e la segunda mitad del largo del instrumento hasta cerca del extremo
d e ksta, y sobre cuya superficie plana se encuentran
sus seis agujeros.
2 14
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G
S C ~ U I IG I LUIIcepto occidental actual d e ella. Como dice CARLOS
VEGA,refirikndose alsiku, lo que es igualmente v6lido
para la zampofia, si una persona sola desea tocar una
melodia, no podri hacerlo, porque el instrumento en
que est6 soplando, no es un instrumento, sino la mitad. La otra mitad q u e le falta e s t i e n poder d e otra
persona q u e se dispone a colaborar, pues u n ejecutante solo no puede obtener melodias del siku (1946, p.
206).
E n efecto -afiade VEGA- la escala est&repartida entre 10s dos cuerpos instrumentales independientes. Este tiene la primera nota, aquCl la segunda, kste
la tercera, aqukl la cuarta, etc. De modo que si yo y mi
compafiero queremos ejecutar una melodia, necesita-
215
mos colocarnos cerca uno del otro y tocar alternadamente las notas que nos corresponden ... (p). 206).
Las alturas sonoras d e 10s distintos tubos se: ordenan por intervalos d e tercera mayor y menor, 10 que,
tubo por medio, produce intervalos d e quinta aiproximadamente justa, aunque si se miden 10s intt:rvalos
con instrumentos d e precisi6n, muy a menudo aparecen fallas e n su afinaci6n a causa del rtistico 11lCtodo
d e 10s artesanos e n la construcci6n d e las zamplofias.
Su funci6n predominante es la ceremonia I, relacionada especialmente con homenajes a santos patronos d e localidades rurales, e n 10s cuales su ejecZuci6n
PRACTICANDO CON DOS PUSAS PARA
OBTENER UNA MELODfA,
m i s completa y orginica la efecttian las llamadlas troCOLCHANE. I REGION
pas de xampoieros, o d e laquitas, etc., compuesi:as por
doce ejecutantes siempre masculinos, con complementaci6n d e un bombo y dos cajas. Estos C onjunI
tos poseen una destreza muy versitil, que les permite desarrollar hasta compl,ejas lineas mel6dicas, conservando el caracteristico timbre susurrante del instrumt:nto, y
dominando un variado repertorio que comprende melodias pentatbnicas, hibridlas, coloniales asi como europeas comunes para bandas.
Como es bien sabido, la flauta d e pan tiene una dispersibn muy amplia e n e 1 mundo, por lo que algunos estudiosos creen que ella podria ser resultante d e una polig;Cnesis
d e invencibn cultural; e n tanto que 10s difusionistas proponen su v a s a expansiCin desd e un centro social que no se ha descubierto atin; pero lo mis significativo e n :iu proceso temporal para 10s paises americanos donde se mantiene vigente, lo constituyen
su procedencia prehispinica y sus peculiaridades actisticas y musicales, con el predo-
L a ae runcion roiciorica e n Ltliie tiene una lorma similar a la espanola del sigloI XVII.
Est6 constituida por tres partes rigidas principales, que segun la nomenclatura d e sus
cultores se denominan caja, mango y clavijero. La primera, d e seis o cuatro cairas, se
une con la segunda e n el extremo superior d e &e, resultando el marco comlileto y
cerrado del arpa por la uni6n del mango con el clavijero. Cuatro o dos patas la iipoyan
sobre el suelo, las que e n el segundo cas0 son mhs largas que e n el primer0 y le dan
una posici6n muy oblicua a1 instrumento, el cual alcanza una altura d e 1,50 a 1,60 m.
Por lo general posee dos orificios d e resonancia, abiertos e n la cara posterior o en la
anterior. Sobre tsta van las cuerdas, habitualmente 35, sujetas y afinadas me diante
clavijas de hierro a las cuales; para este segundo fin, se las hace girar en sus respcxtivos
agujeros con una llave que casi siempre es d e bronce, necesitindose una corlstante
reafinaci6n d e las cuerdas, ya que esta clase d e clavijas se sueltan a medida que se
Dro1ong.a la ejecucibn, marcadamente e n arpas que han tenido mucho us0 (Heniriquez,
58 ).
216
El guitarr6n
d6fono de
veces alir
d e resona ncia mhs F
u"as, veint:iuna d e 1
laL una d e la otra, e s
d en o m i n 2idos o'rden
9u e otras tantas cu
t;m e s , lla madastz$m u O L U U C L L V J ,
ciiLuciiuaii iucia
d el batidcir, dos a cada lado, naciendo d e pequefias
c1lavijas C I3locadas e n la uni6n del mhstil con el extr'em0 SUIierior d e la caja. A causa d e la gran cantid ad d e la s q u e constituyen el primer conjunto
h ace neclesario un gran clavijero, cuyo largo 11ega
h asta treinta centimetros, y q u e bien podria ha
ubcuuI
217
"1
GUITARF
N, CIUDAD DE SANTIAGO,
ETROPOLITANA.
contribuido a1 us0 del aume ntativo del nombre del instrumento e n cuesti6n. Los
cinco 6rdenes mencionados e:st6n compuestos por lo comGn, d e la siguiente manera:
I. 4 alambres correspondien tes a un si d e guitarra y 1 entorchado.
11. 3 alambres -mi d e guitarra - y 2 entorchados.
111. 2 alambres -mi d e guitarr a- 1 bordoncillo -mis grueso q u e u n la d e guitarra y 1
entorchado d e mi d e guitairra.
IV. 4 alambres d e si d e guitar]ra.
V. 3 alambres d e mi d e guita rra.
Acrecientan el aspecto arcaico del
plares m i s genuinos sus siete: t r L _ _ __- _ _ _ ____ - torcida d e tripa, cuyas amarr;IS se prolongan e n forma
d e trenza denominada chapetd n o chapecao, por el re1 1 I
verso uei
urazo.
ESQUEMA DE LA ENCUERDADURA' DEL GUITARRON
.can o
vcao
I
Diablitos
I1
111
IV
I
Diablitos
. ..
'La encuerda~ura-encordadurase encuentra repartida en cinco ordenanzas u ordenes y cuatro dzablztos o tiples.
218
219
m"0"trnn
--r.-*n.-
fia musicalmente el canto d e 10s versosfolcl6ricos, probarian su existencia e n Chile desde la conquista hisphnica, a mediados del siglo XVIII.
Esta informacidn es una sintesis actualizada del
estudio hecho sobre este instrumento por RAQUEt,
BARROS
y MANUEL
DANNEMANN
(1961).
El charango
Constituye la guitarrilla del altiplano americano. A
diferencia d e la guitarra, su encordadura no est5 formada por cuerdas independientes sino que por 6rdenes d e cuerdas, en el cas0 d e este instrumento, dos
cuerdas methlicas por orden. Otra caracteristica de 61
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220
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Es un violin de tres cuerdas, que, por lo general, quien
10 toca lo hace e n Dosicibn sentada Y aDovhndolo so.
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221
I D I 6F oN
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El acorde6n
El d e mayor us0 en la cultura folcldrica music:a1 chilena ha sido el d e tamatlo pequeiio, cuya emisiC)n de sus
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,
...-:L,. -- ,.r,.,.+-<- ,A:,,+1,
W I I I U U S sc C I G L L U d I I I C U I d l l L L
~ I L J I W U L UULones, no
d e teclas; por lo que este aer6fono tambikn es denominado acordedn de botones, y, e n algunas localidades rurales, acordeona o cordeona.
Segun sus caracteristicas acGstico-constructivas es,
en consecuencia. un instrumento d e aire ambiente,
d e la familia de 10s aerdfonos 1ibres, d e interrupcidn
periddica, autdfono, en cuanto a que produce por si
mismo el soplo requerido para la o b t e n c i h del soniao.
CANlOR CON ACORDEON DE
ROTONES, CHAMONATE, 111 R E G I ~ N
Habitualmente se ejecuta para acompatlar cantos
y danzas, sea solo o junto a la guitarra; a vece s con
distintos tipos d e bombo, apareciendo excepcionalmente el empleo d e miis de un acoro de Europa. como es bien sabido, su introduccidn en Chile a trav ks de
viajeros y colonos, principalmente alemanes, se hizo ostensible avanzada la seg;unda
mitad del siglo XIX, incorporiindose con rapidez a1 repertotio instrumental d e 1;1 miisica folcl6rica chilena.
Su dispersidn geogriifica abarca todo el pais, destaciindose la intensidad de SI1 funcidn social en Areas rurales del centro y de la zona sur, en Csta, particularmente en el
arrh;n;bl?an T I P f'hilnb- pn r i r r i i n c t a n r i s q r-l1p n
i i p rlirhg f i l n c i h n v
12 forma
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U'"'l'y'"'"b"
y-varian regionalmente: en 11igares del norte acompaiia danzas de ceremoniales fiEstivos
como sucede en San Ped]-0 d e Atacama, I1 Regidn. E n el Valle Central 10s bueno:
,
acordeonistas d e la tradicion Tolclorica tocan y cantan preaominanEemence cuecas, cor
una tkcnica simple pero d e seguro y claro equilibrio entre lo armbnico, lo melddico J
lo ritmico, y con una interpretacibn vocal q u e tiende a1 registro agudo. E n Chilok, 3
Regidn, con finalidades tanto rituales como de mera entretencibn, su tkcnica es, por 1c
general, rudimentaria, con un peculiar politonalismo, por superposicidn d e melodias 1
armonias d e diversa tonalidad, prevaleciendo una simplicidad armdnica sobre la base
del juego d e tdnica y d e dominante. Pero en cualquier parte del territorio donde se
conserve el us0 del acorde6n d e botones, la mayoria de sus ejecutantes pertenece a
sexo masculino.
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222
cacharaina
la denominaci6n de un singular ididfono, consti-
MEMBRAN~FONOS
El bombo
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l l l v l l l u l u l l v l v l l v uv
diante un Perkutor, tiene un tamafio que varia aproximadamente, desde un metro diez
centimetros hiasta cincuenta centimetros de dihmetro, con una profundidad de caja de
resO~anciaPox lo comtin de veintid6s centimetros como mhximo hasta diez centimetrOS corn0 mihimo. Su parte rigida, vale decir, el aro, es de bronce, otro metal o de
rhadera, Y SUSS dos parches son, habitualmente, d e cuero d e burro, o de cabro, o de
cordero, 10s 91ue e n la I y I1 Regiones del pais, esto es, en el llamado Norte Grande.
suelen ser de cuero de llama; e n cualquiera de estos casos sujetos por correas, sogas,
alambres 0t:ras ataduras methlicas.
La PercuSsi6n del bombo se efecttia con una baqueta de madera, cuyo extremo
que golPea essth envuelto por un trozo d e gCnero, forrado o no con un cuero flexible
d e b d o , extrfemo a1 que en la I, en la I1 y en la I11 Regi6n se acostumbra ponerle una
224
especk i e d e cabeza de corcho o d e plhstico, de un flotador die red d e pesca maritima, con el fin de lograr una
sonor idad mhs poderosa, principalmente en 10s ceremoni ales d e romeria con participacih d e cofradias
danz:tntes que alli se celebran, las mhs de las cuales
incluyen el bombo en sus bandas instrumentales.
C)rganogrhficamente puede decirse q u e es u n
marc ador y ordenador ritmico d e ejecuciones
pluriiistrumentales y/o vocales, e n las que establece
un dtsarrollo uniforme y medido, proporcionhndoles,
._
a la \ez, una f L
Prop(hito festiT
Su funci6n
ritual ,con prop
gares de Chile
norte del territ
danz antes cuyos ~ ~ i i c i i i u i oasu i i w i i s ~ i v a i iia iciigua ayiiiaia, L U I I I U ius J L L U I U L J u c
Caricpima. Y desde esa misma regi6n hasta la V es instrumento obligado de buailes
cerernoniales d e romerias, como 10s que concurren a la festividad d e la Virgen de La
Tirul;a, en la localidad del mismo nombre, en la I Regibn, o a la de Ayquina, en la I1
Regil6n, o a la d e San Fernando d e Copiap6, en la 111, o a la gran fiesta d e la Virgen d e
And2icollo, en la IV, o a numerosos lugares de la V Regihn, con la denominacih gentrica cle builes de chinos. En las Regiones del centro y del centro-sur disminuye su presencila en la cultura folcl6rica, para incrementarse e n la X en muchas islas d e Chilot,
acorrkpafiando cantos religiosos cat6licos, como 10s navidefios y 10s dedicados a 10s
dngeles, nifios fallecidos por lo general de no mhs d e tres afic1s.
1\denos frecuente en la mGsica profano-festiva, no por e so deja d e ser importante
.
L 1 - - l L 1 .__.._._
u e ias cuecab
en ella y hasta indispensable, y muy peculiar en 10s toques insrrumenwtts
norti nas y de 10s huainos e n las dos primeras regiones d e Chile; asi como tambitn es
muy requerida su percusi6n en la prhctica de las cuecus d e la ya indicada zona de Chilot.
P\To obstante su evidente procedencia hispinica, hoy muestra en la cultura folcl6rica
chile na notables peculiaridades regionales y locales, en la variedad de su tamafio, e n
10s ~
n a t e r i a l e scon que se lo construye, en su condici6n aclistica, en su tkcnica de
ejecuci6n y en sus elementos decorativos y emblemiticos en cuaptn 9 c i v n n c ~7 cnlnrc
a sus tradicion
La caja
Denominacibn de un membran6fono de marco, con dos parches d e cuero, por lo general de ovino o d e caprino, de golpe directo, percutido habitualmentc;con una baqueta
de cabeza d e lana envuelta por una pequefia pieza de gknero.
Por lo comtin mide 30 a 40 ern de diiimetro y 8 a 14 cm de alto ellrlb
ulacua u b
sus parches, 10s cuales se sujetan con costuras de alambre, cuero o hilo, a dos anillos d e
madera que se ajustan en un marco cilindrico, t a m b i h d e madera, amarrhndose ambos entre si con una delgada cuerda de cuero o d e lana, que recorre circularmente todo
I
225
el marco d e alto a bajo e n zig-zag, cuerda que permite dar mayor o menor tensi6n a los
parches para afinar el instrumento, a1 c u d se le agrega una manija lateral con el fin de
suspenderlo y sujetarlo para su ejecuci6n.
Hay cuatro clases d e tCcnicas para tocar la ea@: L a primera consiste e n colgarla del
dedo pulgar d e una mano y con ese mismo dedo, mhs el indice y el del medio de esa
mano, dar 10s movimientos a una baqueta para percutirla. L a segunda se consigue
agarrhndola de la manija con una mano y usando la otra para golpearla con la baqueta.
La tercera, menos frecuente que las anteriores, consiste e n suspenderla d e la manija
con. una mano y golpearla con dns percutores, uno e n cada mano, utilizando el de la
mano que la suspende d e la misrna manera q u e la indicada a1 respecto d e la primera
t k n i c a . La cuarta, alin mhs escasa, se practica a s i h d o l a d e la manija con una mano y
percutihdola directamente con la otra, es decir, sin baqueta.
E n cualquiera d e estos casos se pone e n posicidn vertical, d e canto frente a1 cuerpo del ejecutante, no perpendiculares a 61, como sucede con el tambor militar. TambiCn, e n contadas ocasiones, puede colgarse del hombro del mGsico mediante un cord6n d e lana o una correa, pero sin cambiar SLI posici6n ya sefialada.
E n Chile la cqa se toca e n la I y e n la I1 Regiones, principalmente para la celebraci6n del carnaval andino, por lo q u e e n esa fiesta recibe el nombre d e cqa challera, del
quechua challay:rociar con agua a la persona, una d e las diversiones carnavalescas; sin
q u e sea posible desconocer pu semejanza d e forma con el tambor d e 10s baaides chinos,
que se encuentra tambikn e n esas regiones, asi como en la 111, IV y V, y que cumple
otra funci6n especifica.
Su amplia difusi6n y vigoroso us0 e n la cultura andina, con elementos musicales y
objetivos sociales coniunes, sugiere su procedencia prehisphnica aborigen.
Valga el esquema ritmico siguiente como ejemplo muy representativo d e un toq u e d e caja e n el Norte d e Chile, el mismo que da CARLOS
VEGAe n su libro Los instramentos abor&enes yfodclh-icos de la Argentina (1946, p. 138).
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Lnpibaaua bll U b p U l L b a , J u L g u a y allllples entretenciones, por la gran
relevancia que posee e n 10s microsistemas culturales d e especificidad local y fuerte
tradici6n comunitaria, ha sido intensamente estudiada por la disciplina del Fcilclore,
lo que han corroborado y ampliado valiosos libros recientes, entre 10s que se de:jtaca el
que editara e n tres tomos GUNTER
BAUER,e n el bienio 1991-1992, con el tit:ulo d e
Homo Ludens.
Los deportes y 10s juegos pueden diferenciarse bAsicaimente en cualquier clase o
..
*
versi6n d e la cultura, segGn la mayor o menor complejidad y severiaaa ae las Iiormas
le 10s rigel1, como se sugiere en una parte d e un articulo 13ublicado el afio 19416 e n la
Rc=vista Chi le na d e Antropologia, que a continuaci6n se rleproduce, e n el ent endido
., . .
. ., . ..*
d e que en la cultura lolclorica la di~erenciacionaludida no es tan restrictiva, ni tan
gemeralizada como e n otras instaricias culturales:
1
1.-
L Odeportes
~
son 10s mAs estllLLub
S U IGglamentaclull, ~ U IU
I LUIIIUII pldLLILddos e n espacios especialmente acondicionados para ellos, con tiempos d e duraci6n establecidos, con la actuaci6n de Arbitros encargados d e hacer cumplir las
reglas, las que suelen reunirse y ordenarse en textos impresos y oficiales.
Los juegos poseen una mayor libertad d e prActica; e n general, no requieren d e
,,;,,,,,
,.,A;,;,An.
-An
a-x7;Llam
AA- A>...-:A~ a p a ~ i w
piLaLuiiuiLiuiiauua,
a
a u i i i i i a a i i L A i u i L a I L ~ ~ L L L UL
U bu LiLiiiyu U L u uI I L I L I ~ I I ,
prescinden d e Brbitros y se ciiien a normas d e la tradicih oral, menos rigiclas que
las d e 10s deportes.
Pero conviene recordar que un mismo comportamiento lGdico, como el d e la
rayzlela o el del volantin, puede ser deporte o juego, segGn como se lo practique
(Dannemann, 1996, pp. 223-224).
..am,-,+n
on,
,..
n
,-,
. :t
f.n,n.,....a,+ao
23 1
'I
E n contraste con la violellLld, Lull G I G > p d L l U LClldUU y d VCLCS oculto y 10s complejos
conocimientos de 10s cultores, d e la lidia de gallos, est6 el deporte o el juego denominado gentricamente encumbrar' volantines, por su amplisimo us0 a1 aire libre, por su
acogida entre personas d e diferentes edades y condiciones socioecon6micas, aunque
con predominio rnasculino, y por la facilidad con que muchos de sus aficionados construyen sus instrumentos Ilidicos, de papel d e seda y palillos d e coligue.
Constituye un hibito propiamente deportivo d e acuerdo con normas que rigen a
sus competencias reservadas para diestros contrincantes, como se comprueba, entre
otros lugares y ocasiones, e n La Pampilla d e Coquimbo, cercana a la ciudad del mismo
nombre, 10s dias d e Fiestas Patrias, donde tambikn se encumbran volantines como un
simple
y. alegre iuego, q u e suelen compartir padres e hiios Y hasta abuelos. con un
regocijado sentido familiar.
proLos amigos y colegas del autor, ROBERTO
CONTRERAS
y ROCELIONAVARRETE,
fesor d e la Universidad d e Concepci6n y d e la del Bio-Bio, el primero, y d e esta iiltima, el segundo, estudiosos y cultores d e este deporte-juego, asi como construct ores
d e volantines, han proporcionado una prolija terminologia del volantin, segGn el t aImae el
fio d e sus diferentes tipos, respecto d e la cual se debe tener como referencia q uL
volantin comun tiene una forma d e cuadrado d e aproximadamente 45 x 45 em.
El tip0 m i s grande, q u e puede alcanzar hasta cuatro veces la dimensi6n delI comlin, denominasepava. L o sigue el que posee el nombre d e estrella, d e forma hexagonal
u octogonal. De menor tamafio q u e Csta es elpavo, del doble del volantin comlin. 1Casi
del mismo porte que Cste, pero m i s largo, es el cometa, que modifica la forma del
ciiadradn
a_.
l- ~.
nrnlnnmrln
n iin
6ncniln a m i r l n e n c"i i y.-L.,n s r t e inferinr
... - - - __
- - - -__~ v, c e r r a r l n e-__
-__
Considerablemente mis pequefia q u e el volantin comun es la geela, voz que podria venir d e la lengua mapuche, con el significado d e "ojo" d e (0 con) coligiieJ (Lenz,
1904-1910, p.530). Por filtimo se encueritra la cambucha o chonchona carente d e 1palillos,
"A,2 , IIu A-1 77t:l:-"An
1,ULIIILdUu
Iub u c I u a Lipos de
hecha de cualquier papel, hasta de dia,,,
volantin, con una rlistica forma semiabierta del exterior d e una nave espacial, que 10s
nifios construyen para iniciarse e n el juego alado del volantin.
Otros juwos d e la infancia v la adolescencia son la carrera de ensacados v el de
zancos. E n 1[as primeras sus participantes, e n ntimero variable, deben alcanzar la meta
con sus cue:rpos metidos hasta la cintura e n unos sacos que sujetan con sus marlOS, lo
:-" "
- ^^1&^^
1-- - - - :------ P I I.
J. q u e 10s obllgct
d d V d l l L d l d SdlLVb. L d V C I l U O alPllllO\
C l l 411 I I I L C I I L ( J . P a l /Uf'PO /I/' ZLZflCOJ,
a
derivado de la necesidad d e caminar por terrenos cubiertos d e agua, constitu ye un
estimulo a1 eq uilibrio, a veces transformado e n una prueba d e destreza entre dos o
I
"
I--I-IIVI.
--__-_
"--b-A' _ I
I
.
_n
-nr"
A+..-"
-x---
^-^
-.I
Siin la ostensible vigencia d e 10s juegos ya descritos, subsiste el del palo ensebado,
que SIe llama asi porque por un poste que se unta casi siempre con sebo d e cordero, 10s
partic ipantes intentan trepar hasta la punta d e 61, uno cada vez, donde 10s espera un
prem io compuesto, comdnmente, por un ave comestible, una botella de vino y hasta
diner o en billetes. Esta entretencibn se efectGa durante algGn acto festivo d e imporI.dllLld, como el d e la celebracih del aniversario d e la constitucih d e la primera Junta
de Gc)bierno d e Chile, el dia 18 de septiembre d e 1810.
UIn juego muy distinto a 10s anteriores, de relevancia e n la cultura folcl6rica chilena y Iialiosa aplicaci6n pedagbgica, es el competitivo d e 10s trabalenguas, mediante el
cual Lin0 o miis nifios procuran salvar 10s obstiiculos d e repetici6n de un mismo fonema
o de fonemas similares e n una f6rmula idiomiitica. Ejemplos usuales en Chile son 10s
siguic:rites, cuyas versiones han sido obtenidas por el autor de este libro e n escuelas
A^--.,
riiralc
LULWICS.
L a zorreadura
E n la cultura chilena, la caceria d e zorros es una conducta deportiva con un fuerte
caricter comunitario.
Testimonios documentales y orales demuestran que, avanzada la segunda mitad
del siglo pasado, miembros d e la colonia brithnica d e la ciudad de Valparaiso, V Reg&, trajeron perros zorreros para mantener una d e sus entretenciones favoritas. Pero
la abundancia de cerros y quebradas impidi6 la prictica normal de la caceria, a1 no
poder 10s jinetes recorrer grandes distancias superando 10s frecuentes escollos que
presenta la naturaleza, muy distintos d e 10s cercos del campo inglCs.
Decir, proponer.
233
_ Y . .
y-z
vlyvu
111 I
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---AX*-
234
-..n
P _
235
El movimiento a la rienda
E n la Gltima versi6n d e 10s Estututos y Reglamentos Generales de la Federacidn del Rodeo Chileno, p. 131, se; es'
xho
rior.
desrado
ciBn
.ales
ELIX
237
P r u e b a s d e l m o v i m i e n t o d e la r i e n d a
PRUEBA
DETERMINADA LA
NOTA POR:
Marcha
l a D e b e r i demostrarse el andar del caba.
21 tranco deberi ser firme, mantenilo y ripido, sin caer por ningfin moti10 e n sobrepaso ni trote.
1-3-5
110.
Conservar el eje d e la prueba. El cambio d e mano y pata debe ser inmediato y e n el mismo punto, de modo que
no quede desunido. Cambio d e ayudas (piernas y peso del jinete) hechc
e n el mismo momento d e 10s cambio:
de pie del caballo. Franca postura de
la pata interior sobre la cual gravita la
mayor parte del peso.
238
de
Oa7
0-1-3
de
0a7
0-1-3
de
0a7
0-1-2
EBA
DETERMINADA LA
NOTA POR:
Jd
bI
vvLapLL. Arrancar a caballo e n linea
r e c t a y e n v e l o c i d a d . S o b r e la
desnalgada, sin pararlo, girar el caba110 sobre una pata para buscar la vuelta con rapidez hasta salir e n direcci6n
contraria por la misma linea d e la primera arrancada; repitiendo e n el otro
extremo la desnalgada y vuelta sin
parar, ahora sobre la otra pata y terminar con una desnalgada y media vuelta frente a1 Jurado. Las vueltas deben
darse dando cara a1 Jurado.
0-1-3
de
Oa7
0- 1-3
- 7a Uesmontar y montar. Hacerlo con naturalidad, sin exageraciones, retirindose un poco del caballo. AI montar, Cste
no dc
el 1or
Naturalidad y continuidad e n
vimiento d e 10s miembros que
e n diagonales: mallu UCq u i e r d a y viceversa. N o
1 linea eje imaginaria.
239
I.lb,DIDA DE LA DISTAhCIA
CoRREC'rA ENTRE
E L JUEGO DE LA CUARTA, LAS
ALCAPARRAS,v REGION '
EN
cualauier otra clase de comDetencia, recibe el nombr e t k nico d e tiro o m5s acostumbradamente de ririto porque es la que se tira e n una determinada dire(:ci6n.
1,
240
Y V l V L A C u ,
1X ~Ub0,
P P P C
uuLlcl-
~~~
24 1
rito miis cerca d e la troyu, si asi lo prefiere, saca de Csta, con una huchita una de la
bolitas que la constituyen, que, desde ese momento le pertenece, pudiendo hacer 1(
mismo con las demiis, terminiindose el juego si las saca y recoge todas; pero, tambikI
puede emprenderlas con su o sus adversarios mediante sendas hachitas, que le permi
tiriin ganar tantas bolitas cuantas Sean las que haga, debiendo, entonces, 10s jugadore
cuyas bolitas reciban el golpe del tirito d e su rival, recomenzar su participacibn desdc
la marca fijada para ese fin, a unos 5 m d e la troya.
1 de los tres hoyitos consiste e n un juego d e bolitus que podria describirse sucinta
te diciendo que es practicado por dos a tres o cuatro contrincantes, cada uno dc
10s cuales debe embocar sucesivamente su tiritQe n tres hoyitos hechos e n un piso dc
tierra, a una distancia d e aproximadamente dos metros entre si. Durante la competen
cia se producen diversas clases d e jugadas, con las cuales cada contendor trata dc
introducir su bolita en la secuencia de 10s tres hoyitos con la mayor rapidez y seguri
----
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1 - 1 inn
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n ~ ~ ~ n-, ~ ~- .-~
UaU, l a b q U G llilll b l U U U G b L l l L d b ~ I U I I J ~ I I l C I I LPUI
C
G I ~ I U l C b U I V l K h l l V l l H I U U I ' L U K O b GI1 b U
"
gunta; per0 no se limita s610 a 10s dos o m8s protagonistas d e este juego, sinc
ademhs, se extiende a todos 10s particjipantes e n una sesi6n d e adivinanzas, tom
dose cuando la o las personas emplazacjas son capaces d e responder correctamen
contraste con lo q u e ocurre cuando q uien o quienes debiesen adivinar no lo 1(
situacidn q u e causa dos actitudes e n c:1 proponente: o mantener oculta la solucLvLL,
explicitarla.
De lo hasta aqui expresado se infi ere q u e a la adivinanza hay q u e entenderla, e n
un sentido estricto, como una conduc:ta llidica, por lo q u e sus mhs intensos efectos
siquicos se logran e n un evento d e itdivinar, esto es, e n sintesis, e n un eventi, d e
comunicacih, e n un acto d e pregunt; is y respuestas.
De ahi q u e pueda conceptualme nte afirmarse q u e la adivinanza conlsiste e n la
proposici6n y soluci6n d e un enigma (:on fines llidicos.
E n la cultura folcl6rica chilena h ay tres clases d e adivinanza: una dcxominada
adivinanza comlin o adivinanza propi amente tal; una segunda, q u e el au tor sugiere
llamar adivinanza simulada, a la cual algunos estudiosos, como Boggs, califican d e
falsa, y una tercera, q u e se conoce ge neralmente como adivinanza-cuento o cuento de
adivinanza.
Como es bien sabido, e n la prime ra d e estas clases se encuentran las a divinanzas
posibles d e ser resueltas por la capaciclad reflexiva y el ingenio del adivinac lor, el cual,
en muchos casos, como ya se sefialara, conoce la proposici6n del enigna y SI1 respuesta
correcta. Sin embargo, hay algunas ad ivinanzas comunes que encierran se1.ias dificultades para depejar su incbgnita, por la manera c6mo est5 encubierta su soluci6n, a
veces con una enorme complejidad. CItras exigen recursos matemhticos q u e no esran
243
vela para alumbrar, es el mhs frecuente en todas las regiones del pais, demostrando asi
una fuerza representativa muy interesante de estudiar de acuerdo con las peculiaridades animicas d e 10s numerosos usuarios de esta adivinanza.
Otro ejemplo de adivinanza c o m h , pero con dificiles problemas por el sentido
figurado d e sus elementos bhsicos, es el que se presenta a continuacidn, obtenida en la
localidad d e San Pedro de Melipilla, Regidn Metropolitana.
Un hombre murid sin culpa,
la madre nunca nacio';
la ubuelu pzledo'doncellu
hasta que el nieto mnrzo'.
L a solucidn'de esta adivinanza que, e n rigor, no es una adivinanza cuento, correspond e a1 personaje biblico Abel, encubierto aqui por una malla de hechos, cuyo descubrimiento exige no s61o agudeza sino q u e tambikn el haber practicado una lectura comprensiva del Antiguo Testamento. E n efecto, Abel es victima inocente del fratricidio
d e su hermano Cain; su madre, Eva, no tuvo un nacimiento como el comGn de 10s
mortales, por cuanto YahvC la habria formado de una costilla de Adhn, su esposo, y la
abuela es la tierra, la fuente original material d e Ad5n y Eva, que nunca habia sido
abierta para enterrar e n ella un cadher, hasta la sepultaci6n d e su nieto Abel.
Entre las adivinanzas comunes complicadas y que requieren d e la aplicaci6n de
conocimientos matemhticos para hallar sus soluciones, una de las mhs difundidas en
Chile desde la IV Regidn hasta la X, es la que encierra su respuesta tras una silvestre
imagen d e unas palomas acosadas por un gavilhn, en el desarrollo de un diglogo, que
fuera comunicado en la localidad de San JosC de Algarrobo V Regi6n a1 autor de este
libro:
Adio's, mis czen palomas.
No somos cien, sefior gavildn:
con &as, otras tantas de &as,
la mttad de e'stus, la cuarta parte de ejtus,
y usted, sefior guvildn,
enteramos el ciento cabal.
jCudntas palomas eran?
244
245
La d e comparacih:
Chiguito como un r a t h
y guarda la casa mas que un ledn.
(EL CANDADO)
1.11
f i ~ l nnr n~.
""1.11
"lll.
(LAMADRF)
E n el presente, la adivinanza existe como juego mental e n todo el pais. NcI es s610
patrimonio d e 10s nifios, como algunos suponen errbneamente, sino que s i1 mayor
frecuencia d e uso recae en personas d e edad madura o avanzada, q u e hacen gala de
memoria e ingenio principalmente en las noches de velatorios de adultos, altc r n a n d o
esta e n t r e t e n c i h con el relato de cuentos.
Contra lo que pudiese suponerse en esta etapa de tecnologia avanzada, etapa que
algunos gustan llamar d e postmodernidad, el juego d e la adivinanza sigue en vigencia
d e una manera asombrosa. Testimonios recientes son, entre otros, 10s trabajos de
YUKIHISAMIHARA,
333 adivinanxas tradicionales recogidas en Chile (1985); de JLJAN
BAHAMONDE,
Las adivinanzas de Chiloe'(1992); de ROBERTO
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La adivinanxa
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246
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C A P ~ T U L Ox
I
I
249
U S 0 DEL REFRAN NO POR MUCH0 MADRUGAR, AMANECE MAS TEILIPIIANO, LA I-IIGUERILLA, VI1 REG1 6 N .
El segundo posee dos versiones: no siempre estd elhumo donde cucureu lugullinu, I no
siempre donde cucureu la gullinu estd el liumo.
Su uso, e n cierta ocasibn, tuvo las siguientes causas, e n San Jost, Algarrobo.
Un amigo pas6 a visitar a otro, informhndole que ese mismo dia tendria que dirigirse
a un pueblo cercano. El visitado le pregunt6 que a d6nde iba. El visitante, que no deseaba dar a saber su momenthneo destino, no le indic6 el nombre d e la localidad a la que
iria, sino que el d e otra. Horas despuks, e n la noche, el amigo que habia hecho la pregunta se enter6 del engafio. A1 dia siguiente ambos volvieron a encontrarse y el embaucado,
demostrhndole a su amigo que habia descubierto el embuste, le enrostr6 su acci6n
mediante una d e las versiones del segundo ref&: no siempredondeestaelhumo, cucurea
lugullina, lo q u e el segundo entendi6 d e inmediato por ser tambitn usuario del mismo
diclio.
El empleo del refrhn se extiende por todo Chile, destachndose por su cantidad y
riqueza temhtica e n algunos lugares rurales del centro del pais, q u e han permitido
efectuar trabajos d e investigaci6n extraordinariamente reveladores del influjo que 61
tiene e n formas d e vida d e 10s habitantes d e estos lugares, como es la Memoria d e
Prueba para optar a1 Titulo d e Profesor d e Estado e n Castellano, sobre 10s refranes d e
la localidad d e Pumanque, VI Regibn, hecha por ELIANA
MORAGA.
De tsta y otras investigaciones se infiere la especificidad local del gtnero, tanto en
las versiones de un mismo refrhn como en la significaci6n particular que le dan sus cultores
e n 10s distintos lugares del pais. Por ejemplo, asi como se dice, para dejar constancia de
10s efectos d e una critica excesiva e injusta, el que ul cielo escupe, en la curu le cue, asi
2 5-0
tanibikn, entre otras formas, puede decirse el que escupe al cielo en su misma cara le cue.
Po1. su parte, el dicho de talpalo talastilla, e n algunos lugares posee s610 una conniotaci6n negativa, en cuanto a recalcar las malas cualidades que una persona hereda de;sus
ant epasados, y, en otros, atafie, indistintamente tanto a esa clase de condiciones c omo
a laIS buenas que provienen de 10s parientes mayores.
Es interesante comprobar la existencia d e dichos con un tema comfin y contrad ictorio:;entre si, como son: a quien se muda, Dios lo ayuda, frente a1 cual est&el que senteincia:.
dos mudanxasequivalena un incendio. 0,en cierta medida, a quien madruga, Dios lo ajuda,
en r e l a c i h con no pormucho madmgac amanece mds tempran'0.
L a vinculacih textual y temfitica de este gknero co n otros se aprecia especialmem e respecto d e la narrativa, del canto a lo pueta y d e textos ae la aanza iiannaaa
cue
r,n el primer caso, 10s provermos sueien naiiarse e n IUS cueniu~ue w n J g u J CUIIIW 5uceen el ejemplo presentado en el capitulo sCptimo (pp. 136-137),ejemplo del cu a1 se
)mcliice 3 hnra e
ienos, no plantes
_l_ nrnverhio
r - - - - - - - clue le imDrime su carficter: No cml'es hiios 2,
ioles que no den fruto y nunca le cuentes los secretos mds intimos a tu mujej
Ademfis d e 10s dichos ya sefialados, son, asimismo, usuales, 10s siguientes, entre
ichos otros:
8
,_VI---
_ _ _ _ _ I
25 1
11
B IBLIOGRAF~
A
HAMS, ROGER
D. dntroductory remarks to a rhetorical theory of folklore~>,Journalof
nmerican Folklore (Texas) vol. 81, N" 320, 1968, pp. 143-158.
ORREA, GONZALO.
Vocabulario de refanes y frases proverdiales y otrasfirmulas comunes de
la lengua castellana en que van todos los impresos antes y otra gran copia quejunto' el Maestro Gonxalo Correas, Madrid, Tipografia d e la Revista d e Archivos, Bibliotecas y Museos, 1924.
ION SEMTOB.
Glosas de sabiduria o proverbios morales y otras rimas (Agustin p - - - ' ed.) Madrid, Alianza Editorial, 1974.
IORAGA,ELIANA.
Pmemiologia de Pzkmaqm, Memoria d e Prueba para optar a1 T itulo de
Profesor d e Estado de Castellano, Santiago, Facultad d e Filosofia y Educaciiin, Universidad de Chile, 1951. (Inedito).
253
Creencias Religiosas
Las Oraciones
255
en gran medida, prueba que casi todas sus versiones provienen d e fuentes espafiolas
como se comprueba, entre otros, e n trabajos d e JUSTO DE SANCHA
y FRANCISC(
RODR~GUEZ
M A R ~eNn Espafia, y de RAMONLAVAL,
en Chile. A1 respecto, no poca
oraciones q u e hoy se practican en este pais y e n toda Amkrica de lengua castellana
fueron anteriormente, e n la Edad Media y en el Renacimiento, romances d e conteni
do religioso per0 no plegarias, 10s que, a causa d e ese contenido y d e habkrselos empe
zado a usar e n 10s dominios hispanoamericanos para comunicarse con la divinidad
con santos cat6licos, pasaron a convertirse funcionalmente en oraciones. Este hech
fue advertido por don RAMONLAVAL,
quien con su sagacidad y su conocimiento corn
parativo d e textos d e la tradici6n folcl6rica d e Espafia y d e sus pueblos conquistado:
expres6 ya en 1910, e n su libro sobre oraciones populares, refirikndose a una d e ella
que: "Aunque no lo parezca, este romance es calificado d e oraci6n y rezado por much
gente". Afiadiendo que le fue traido d e Cauquenes (pp. 269-270), romance que s
transcribe por ser un muy buen ejemplo del cambio antes sefialado.
Desde el monte de Belt%
iete leguas al Calva
encontrl a una mu1
qu'era devota el rosulsu.
Le pregunttf si habia visto
pasar a J e s h amado.
Por ai mah ailante vu
mui teste y mui lastimado;
una soga lleva al cuello,
una caena arrastrando,
una mujer lo acompafia
i el rostro le va limpiando.
~lnal' '.
.
ZPt
26
ntvn
d a Tn,
Tun, Rnutl'rtn
256
Otra o r a c h folcl6rica muy difundida e n gran parte d e Chile y practicada con frecuencia en localidades de la IV a la VI11 Regibn, es la q u e se pasa a transcribir, en una
versi6n que diera a1 autor FIDELISA
GUTTERREZ
en Peteroa, VI1 Regi6n:
Kqen sagrada, escuchadme,
porque te tengo presente;
257
258
su ya citado libro sobre oraciones populares, incluye dos versi 0ies d e lasalabaanxas (pp. 214-225) con una opini6n pesimista, en el primer decenio d el
jiglo XX: Esta larguisima oracibn, que fue muy popular e n toda la Reptiblica has ta
lace unos treinta afios, se va olvidando poco a poco.
Afortunadamente, no se la ha olvidado y todavia se la canta en hogares campe:31nos d e acendrada tradici6n catblica, principalmente e n la VI1 Regi6n; aunque su pr%C-
259
A1 acostarse
Seiio? a acostarme voy,
Creencias no religiosas
Los Seres Miticos
Los resultados d e las pesquisas etnogrhficas del Atlas del Folklore de Chile, demuestr;
que el estudio d e 10s seres miticos no puede limitarse privativamente a ellos en
estricta condicidn d e tales, como si existiese una separacidn tajante entre tales sere5
10s humanos. El problema d e su comprensidn es mucho m&s complejo y abarca 1
260
261
262
263
12
iposible
264
Se Cree que la brujeria chilena tiene algunos centros d e reuni6n d e sus 1miembros
)minentes
en distintas partes del pais, que corresponden -asi tambikn se llaman
Prc
en Chile- a las Cueuas de Salamanca en Espafia, denominaci6n q u e recogc:la virtud
de la sabiduria e n su tiempo depositada en la universidad del mismo no mbre. De
no1rte a sur se destacan la cercana a la ciudad d e Salamanca, e n la IV Reg,i6n; la d e
Ta lagante, e n la Regi6n Metropolitana; la d e Vichuqutn e n la VI1 Regi6 n, y la d e
QL iicavi, e n ChiloC, e n la X Regi6n. Pero segGn otras opiniones d e 10s prop ios brujos,
ha1bria una sola y gran cueva d e Salamanca, cuya ubicaci6n no les es permiticlo revelar.
Por su amplisima dispersi6n en Chile y en el resto del mundo, en todas las culturas ,junto a1 ser mitico del brujo se encuentra el del diablo, segGn la nomencl atura rnis
co1mfin y tradicional de tste.
E n nuestro folclore vive con multiplicidad d e formas, desde la d e un niii o d e escaso:; meses, que atemoriza a quienes acuden a sus llantos debido a1 exagerad o largo d e
SU!i ufias y a1 desarrollo completo d e su dentadura; hasta la d e un caballerc3 maduro,
aP'uesto y elegante, vestido severamente d e luto, cuyo medio d e movilizac:i6n es un
lujos0 coche tirado por cuatro caballos, que puede ser absolutamente silentcioso o de
miicho ruido y tambiCn negro del todo. E n sus representaciones zoom6rfic;i s aparece
co1mo chivato, o perro, o serpiente. Su imagen novelesca d e completo coloir rojo, con
CUIernos y rabo, tiene su m i s generalizada expresidn e n 10s cuentos folcl6ricc3s maraviI10sos, en 10s que es vencido por un htroe, hecho que se agudiza e n 10s iversos a lo
mano delcanto a lopaeta, con burlona jocosidad, como se comprueba e n la composiha>
ciC)n una d e cuyas versiones se obtuvo e n la localidad d e Puente Alto, Regic5n MetroPOlitana, y d e la cual se reproduce la primera d e sus dtcimas que glosan est;icuarteta:
E l diablo murib atorado
con un hueso en elhocico,
guedaron 10s diablos chicos
hechos unos condenados.
E l diablo con una espuela,
adentro de una chinganal
bailaba una sajuriana2
con una diabla chicuela.
A l compds de una vihuela
saltaba como pescado,
re arrebat@ un pollo asado
que habia sobre una mesa
y par tragarse una presa
el diablo murid atorado.
LZis actividades habituales de este personaje consisten en causar susto con su scq r e s i v a
P rlesencia, casi siempre a1 amparo de la soledad nocturna, y en conseguir victiimas para
P obarlas con toda suerte d e tentaciones, a veces hasta con asechanzas mor1tales, las
que se ahuyentan d e la manera mhs eficaz con el famoso conjuro d e las docepalabrm
redobladas, a1 que se harh referencia e n el subcapitulo pertinente. Pero, la mhs significativa, que se distingue por la demostraci6n d e poder y las consecuencias que implica,
es la concerniente a1 pacto que hace el diablo con empobrecidos o ambiciosos, a petici6n de ellos o a insinuaci6n suya. Para este fin se realiza un encuentro a altas horas de
la madrugada y se fijan la condiciones del caso, registrindoselas en una ctdula sathica,
firmada con la propia sangre del interesado. Este compromiso permite a1 diablo apropiarse del cuerpo y alma de la persona que lo suscribe.
Cumplido el plazo que se estipula, la h i c a manera de romper dicho pacto exige
velar e n vida a1 contratante humano, e n un cruce de caminos a campo abierto, antes de
amanecer, por parte d e un conocedor experto d e tan terrible situacibn, capaz de resistir las acometidas demoniacas. Si a1 aclarar el dia no han sucumbido el velador y el
velado, el diablo arrojarh a1 suelo la ckdula del pacto, dejando libre a quien concediera
fortuna y retirindose iracundo.
No obstante, el gran estudioso del folclore chileno, JULIO VICUNACIFUENTES,
en su
libro Mitos y supersticionesrecogidos de la tradicidn oralchilena,expresa con humorismo que
"El hombre del pueblo no teme a1 diablo fuera d e la religibn; ;y c6mo le ha d e temer, si
un compadre suyo lo vi0 bailar cueca en el Parque Cousiiio? ;Si sabe que unos muchachos le ganaron hasta 10s cuernos en el juego de las chapitas? ;Si me consta que Zo Pedro
le moli6 las costillas porque le camelaba una de sus hijas? ;Si t l misma lo ha encontrado
ebrio muchas veces, "tarde de la noche", a1 retirarse a su casa, despuCs de haber estado
''un ratito' " en la taberna "... Ya se comprende, un diablo de esta calaiia es un pobre
diablo, que puede servir para todo, menos para atemorizar a la gente"(p. 48).
L a vigencia
de 10s seres miticos presenta tres grados. El d e mayor intensidad puede ejemplific arse con
el trauco, hoy existente e n las Regiones X y :XI, aunque contin6a habitando principalmente e n las; islas de
ChiloC.
Es un hombrecillo cuya estatura fluctGa mtre 10s
60 cm y 1 metro, con su cabeza cubierta por un largo
sombrero c6nico de quilinejas (Luxuriagapol jphylla),
fibras de una planta lilihcea muy apreciada pa ra la elaboracibn d e canastos y sogas, material con el cp e tamb i t n suele proteger su cuerpo. Vive e n 10s 1:Iosques,
entretenitndose en cortar hrboles con su hach:a de piedra, cuyos golpes retumban acompasada y regLdarmente, y e n sorprender a lefiadores y t r a n s e ~ n tse con su
maltfica mirada, la cual produce deformaciories y enfermedades. Contrasta la imposibilidad d e erlcontrarlo y de verlo en la espesura nativa con la demc)stracibn
de su presencia a travts de sus excrementos., 10s que
conservan por m e s a su color dorado y que d e pronto
desaparecen misteriosamente. Pero, como bien se
EL TRA UCO DIBUJADO POR ALUMNO
DE ENSERANZA BASICA DE LA
P C ~ T T F T
nc
C J b V D L I A "L
CHILOB,
nc
O A ~ TT T T A ~ T
G A L Y J " A i * "L
x REGION.
r" IuI ~i U
n I hI Ii Vn,
Momentito.
266
sabe, su mayor fama proviene d e las denuncias d e mujeres j6venes que asegura n haber sido violadas por 61, incapaces de resistir a su poderosa atracci6n sexual, ace1.ea d e
lo cual es muy valiosa y significativa la investigaci6n d e CARLOS
MUNIZAGA,
2Pito y
pegueiias comunidades rurales: el trauco en Chidoe.
Para un mejor conocimiento etnogrifico d e este ser mitico, se transcrib i r i el
episodio del encuentro del trauco con un campesino chilote, que fuera narrad o por
un hijo d e tste, a1 autor d e este libro, a1 recordar q u e su padre habia ido a la mo ntafia
-bosque profundo- a buscar pahueldiin (Hydrangea serratifolia), una planta como
el boqui , q u e se enlaza a 10s irboles hasta 10s 15 metros d e altura, para sacar de;61 el
iismn
agua que destila a1 cortarlo, con el fin d e usarla contra la sarna que tenia el IT.._.___
hijo que entregara esta informaci6n.
1.e
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lllulluu, +
Lllgu
sal y
llevar ajo en 10s bolsillos. No lo hizo, no le dio importancia. Cortd el pahuel dtin y
le sac6 el agua, y a1 andar como dos kildmetros se le calent6 la cara y se dio CI ienta,
cuando lleg6 a la casa, que tenia 10s ojos estropeados, como golpeados, h i n diados.
El hijo se mejor6. E1 se mejor6 como a la semana.
I
f i ~ / ~ n r /noC-)P
~h a r p r
a n un graao meaiu ut: vigcricia esra el zmuuncne, el ser mitico ae mas norriDie 1011 ma d e
la cultura folcl6rica chilena, product0 de un brutal proceso a1 que se somete a ur1 nifio
desde 10s primeros meses de su vida, consistente e n obstruirle todos 10s orificios de su
cuerpo, excepto la cavidad bucal; en descoyuntarle 10s huesos d e 10s hombros, cztderas
y rodillas; en quebrarle la pierna derecha, doblindosela por sobre la espalda, e n mantenerlo desnudo y prisionero en una cueva, privado d e la ensefianza del lenguajt:,y en
alimentarlo con carne humana, terminado su breve periodo de lactancia, dura nte el
cual hay que d a r k leche de una cabra negra. Obtitnese asi, un ser cubierto d e CI-ecido
vello, que emite sonidos guturales y que se arrastra penosamente afirmado sobre sus
brazos y su pie izquierdo.
Su misidn es de vigilar 10s sitios d e encuentro d e brujos, a 10s cuales puede servir
come consejero y adivino. En algunas islas chilotas se
le da tambitn el nombre d e machucho y de vatamacho.
En un grado dCbil d e vigencia, que se acerca cada
vez mis a lo residual, se encuentra el basilisco, a1 que
se refieren e n la Biblia 10s reyes hebreos David y
Salom6n y que estudian 10s sabios Plinio y Galeno.
Vive principalmente en el centro y centro sur de Chile, desde la IV Regi6n hasta la VIII. Su forma es la d e
una culebrilla con pequefias alas y una o mis crestas.
Sus creyentes afirman que nace d e un huevo puesto
extrafiamente por un gallo viejo o por una gallina de
mis de siete afios. Elbasilisco succiona la saliva de quienes caen e n un suefio profundo, caushndoles la muerte por consunci6n, efecto que tambikn produce si logra fijar su mirada hipn6tica en 10s ojos de un incauto. DIBUJO DELMACHUCHO 0 IMBLJNCHE,
IHECHO POR ALUMNO DE LA
El uso d e un criterio morfol6gico ha permitido ela- ESCUELA
DE SAN JUAN DE CHADMO,
borar una clasificaci6n de 10s seres miticos chilenos, la CHILOB, x REGION.
~
267
Sacerdotes cat6licos.
En cuanto.
268
De repente le veo que est5 corriendo a parejitas con el caballo. Tenia una
cara colorada y el pelo corto y una ropa como m e contaban mis hermanos. Parecia
que andaba por el aire, casi pegado a1 caballo.
Ahi se m e agrand6 el miedo y le di largona* a1 caballo, pero no se m e quedaba
ni un jeme atris. Entonces me di cuenta que era un duende y cuando ya no hallaba quC hacer llegamos a1 camino para el pueblo y de un repente se me desaparaci6.
Comprt el vino y no m e animaba3 a volverme4, y ya se estaba poniendo el
sol, y mi padre esperiindome. iY a qui& le iba a decir e n el pueblo lo que m e habia
pasado!, para que se rieran d e mi.
Dios y la virgen me ayudaron porque cuando me vi0 e n el pueblo un tio de
mi papi yo le contC las visitas que habian llegado. Se entusiasm6, comprd mas
vino y nos vinimos juntos. Yo no s t si m e habia animado a volverme solo.
A la vuelta no apareci6 el duende.
A uno d e mis hermanos le contC lo que m e habia pasado. Tiene que h;iber
sido un duende, me dijo. Pero nunca mhs me sali6.
ntre 10s zoom6rficos ocupa un lugar importante el piguchkn o piuchkn (Desm,9dUS
mndus), un vampiro que se alimenta con la sangre d e 10s animales vivos o mue nos,
specialmente con la de ovinos, y que puede llegar a chuparsela tambiCn a perscmas
e muy pesado sueiio o e n estado d e ebriedad.
Este ser es una representacih mitica del murciClago d e mayor tamafio que e,riste
n Chile, abundante en las Regiones I11 y IV.
El cakuche o buque d e arte, ya descrito, es el mito navim6rfico por exceleiicia,
uyos tripulantes, 10s brujos lo transforman e n un trozo d e madera, una roca, un avt:; en
uyo interior permanecen el tiempo que consideren necesario. TambiCn lo pue:den
acer sumergirse y navegar bajo las aguas sin riesgo para ellos. A1 respecto, ROD()LFO
,ENZ, a1 tratar su etimologia, dice que: Se deriva sin duda d e una palabra mapiiche
510 conservada por Valdivia: caleutun -mudarse d e condici6n o tener parecer diverso
che, gente. Caleu-che es pues gente mudada, transformada. (1904-1910, p. I163).
E n lo que hace a 10s petrom6rficos, el mejor de 10s
jemplos lo constituye la quepuca, una piedra silicosa a
cual se le atribuye vida orghnica y cuyas v - ~ - - ~ - on administradas por 10s brujos para mejorar IC
10sagricolas cansados. Con este fin rompen es
lras e n pequeiios pedazos, entre 10s que disl
3s de sex0 masculino y 10s del femenino, d e c
acibn, antes d e ser enterrados, se obtiene 12
ertilizadora. Pero si la quepuca es utilizada p(
)uede producirse un efecto contrario que dis
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miis a h la calidad d e la tierra, como se afirma e n las islas d e Chilot, donde pareciera
conservarse esta creencia.
Los cristalom6rficos tienen un buen exponente e n el challanco, asimismo d e COm h empleo entre 10s hmjos, el q u e consiste en una parte d e un espejo, O un trozo d e
cristal, o d e vidrio, con capacidad mhgica para conocer situaciones pasadas, presentes
o futuras d e cualquier persona, o para descubrir a 10s hechores d e dafios provenientes
d e la hechiceria negra.
La muestra mhs evidente d e 10s luminom6rficos es lacandelilla, una luz fulgurante
e n la que se transforma un brujo e n horas d e la noche, cuyos destellos surgen y se
pierden e n sectores rurales con abundancia d e arbustos y irboles, desorientando y
hasta causando accidentes a quienes transitan por ellos.
Segtin uno d e 10s sabios amigos del autor, campesino d e San Pedro d e Melipilla,
Regibn Metropolitana, quien sufriera las consecuencias d e una candelila, el mejor
procedimiento para contrarrestarla es el que aprendiera d e sus antepasados: desvertirse
por completo, luego ponerse todas las prendas a1 rev& vale decir, el sombrero con la
copa hacia adentro, el poncho, la chaqueta, la camisa, el cinturbn, 10s pantalones, 10s
calzoncillos, a la inversa d e su us0 habitual; igualmente 10s calcetines, pero cambihndolos d e pie y efectuando el mismo cambio con 10s zapatos. A1 terminar esta accibn,
aparece, a tres o cuatro pasos del afectado, un hombre e n cuclillas, completamente
inmbvil, q u e no es sin0 el bmjo causante d e la situaci6n e n referencia, q u e ha recuperad0 su forma humana. Entonces, el que ha sido capaz d e descubrirlo, debe acercarse
a 61 lentamente, sin temor, y cortarle con un cuchillo muy afilado la parte superior de
la oreja izquierda, dejhndolo pil6n' para poder despuCs reconocerlo entre 10s habitantes del lugar.
El mismo amigo agreg6 que si la sorprendida victima d e la candeGila transita a
caballo, el mCtodo para atrapar a1 brujo escondido e n ella se realiza desensillando la
cabalgadura y clavando sobre el suelo el sudadero con un cuchillo, con 10s resultados
que ya se indicaron y con la misma manera d e marcar a1 bmjo.
Los criptom&ficos, tambitn con capacidad d e metamorfosis, actlian fundamentalmente a travCs del denominado encanto, que consiste e n cualquier objeto bajo cuya
apariencia inanimada d e metal, piedra, tronco d e grbol, cerro, entre otras, hay una
persona sometida a u n cruel tormento, que puede volver a su figura humana por breves instantes una sola vez a1 afio.
E n el subgrupo d e 10s m6rficos polim6rficos, esto es, 10s d e integraci6n d e formas
d e diferente naturaleza, se destaca la ya descrita pincoya, a la cual algunos lugarefios
chilotes la ven acompadada por elpincoy, el integrante masculino d e la especie, que no
tendria 10s atributos mhgicos d e la hembra.
Los heterom6rficos, pueden adquirir sucesivamente distintas formas, pasando con
rapidez d e una a otra, sobresalen por su versaltilidad el brzjo y el diabdo, a 10s cuales ya
se ha hecho referencia.
270
' Utilizar procedimientos manuales empiricos para volver a su condicih normal a partes del cuerpo hurnano o
de animales dafiadas accidentalmente.
27 1
esta materia, que El hombre e n todas las sociedades y en todos 10s tiempos ha imaginado, creado y modelado personajes miticos ...Estas criaturas satisfacen distintas necesidades bisicas del individuo (1986, p. 41).
Las supersticiones son las creencias no religiosas de temhtica mhs amplia y diversificada
y las mhs abundantes e n todos 10s niveles educacionales y sociecon6micos. Fundamentalmente, consisten en aceptar poderes mhgicos, poseidos por anirnales vegetales, minerales, objetos en general, signos, formas, colores, etc., cuyos efectos tangibles
mantienen y fortalecen la vigencia de ellas.
El sometimiento del hombre a la fuerza supersticiosa conduce a dos situaciones:
una receptiva, ejemplificable con la conducta de 10s que atribuyen a1 nlimero 13 propiedades positivas y negativas, segGn determinadas circunstancias. Otra, activa, que
mueve a la ejecuci6n d e procedimientos por cuenta del propio interesado o d e terceras personas, en provecho o dafio de s e r a humanos, o de animales, o vegetales. Por lo
tanto, y como sucede en general e n toda la vasta gama de las creencias supersticiosas,
10s efectos d e una u otra situaci6n repercuten a favor o en contra d e 10s creyentes, 10s
cuales, aunque no siempre Sean 10s causantes directos d e 10s resultados de las supersticiones, ya que a veces Cstos surgen del mundo de la naturaleza, son, si, 10s que crean
y recrean la dinimica interpretativa que da vida a esta clase de creencias, como ocurre
con el denominado malde ojo, que, en la mayoria de las ocasiones, emana d e un ojeador
que ignora ser depositario del poder con el que dafia involuntariamente a sus victimas.
Este hecho, conocido en Espafia con el nombre de fascinacih y difundido e n numerosos sectores campesinos de pueblos de lenguas rominicas, se comprueba por un sorpresivo decaimiento fisico y mental del ojeado, debido a las miradas de admiracih,
con o sin complementaciones verbales, provenientes del poseedor d e este temible
atributo, que no se revela por ningiin signo exterior, y que tambiCn puede hacerse
efectivo en animales y plantas. Pero principalmente se cree que afecta a niiios, por lo
cornfin no mayores d e tres afios. E n este caso, el procedimiento curativo mhs acertado,
a cargo d e mujeres, consiste en santiguar a1 enfermo, trazando sobre su cuerpo desnudo varias cruces con una ramita d e palqui, e n lo posible mojada con agua bendita,
rezando varios credos de la r e l i g i h cat6lica y otras oraciones que practican quienes
tienen 10s conocimientos y la virtud de eliminar el mal, oraciones que se ejemplificarh
con la siguiente, obtenida por el autor en la ciudad de San Vicente d e Tagua-Tagua, VI
Regi6n:
272
-El
color rojo es protector de seres humanos, animales y plantas a travts d e distintas aplicaciones, como pulseras, cintas, etc.
-Se golpea madera con una mano para evitar dificultades, prevenir riesgos y para
la buena suerte e n general.
-Sofiar
-Pasar
-A
-Los
-Circulo
en la luna, novec
273
Los ensalmos
Los ensalmos son, en rigor, procedimientos para solucionar o aliviar problemas de
salud, por medio del cuidadoso recitado d e f6rmulas versificadas a las q u e se atribuyen cualidades sobrenaturales, q u e a veces se complementan con palpaciones.
No podria afirmarse que pertenecen al hmbito d e las creencias supersticiosas, dada
la funci6n especifica d e ellos y su forma peculiar. Tampoco puede reducirse su us0 a1
mundo infantil, como lo propone don RAMONLAVAL,
quien en su articulo Oraciones
populares, ensalmos y conjuros chilenos comparados con 10s q u e se dicen e n Espaiia
(1910, p. 285), trae c o m o p r i m e r e j e m p l o d e e n s a l m o el t e x t o q u e sigue,
incuestionablemente aplicable a niiios y adultos:
Snnt Ann pori6 n Mnria,
Snnt Isnhel n Son Jiinn;
Podrej6n, n tu liqm
que personas d e las mhs variadas edades utilizan cuando ha entrado a uno d e sus ojos
o a 10s dos, un cuerpecillo extraiio, frotindoselos o no durante el recitado d e esta
f6rmula.
Asimismo, se emplean a menudo 10s siguientes cnsalmos, d e 10s cuales LAW,
presenta algunas versiones e n el mismo articulo (pp. 287-288).
Con el primer0 se intenta suprimir uno o mhs tumores indolorosde 10s seres humanos,
conocidos vulgarmente como lobanillos. El segundo se considcra un antidoto para las
molestas inflamaciones que causa el frio e n manos, pies y orejas d e grandes y chicos, y
el tercero lo dicen las mamhs a sus niiios cuando estos han sufrido un golpe, mientras
acarician la parte afectada.
Como se infiere d e 10s textos q u e aqui se han dado a conocer, hay ensalmos cuyo
contenido posee referencias religiosas y otros que carecen d e ellas. E n ningOn caso 10s
2 74
primeros deben confundirse con las oraciones, las q u e ya se consideraran e n la primera parte d e este capitulo. Tambitn hay q u e diferenciar este tipo d e fcirmulas, d e 10s
conjuros, algunos d e 10s cuales tienen fragmentos d e temas religiosos muy semejantes
o iguales a 10s q u e aparecen e n ciertos ensalmos, pero d e distinta funcibn, como se
demostrari rnis adelante.
El prestigio d e estos procedimientos empiricos es sostenido por patriarcas v curanderos d e microsistemas locales. S u transmisih oral les ha dado una admirable riqueza d e versiones, por lo q u e ademis d e su investigacicin por la disciplina del Folclore, ellos proveen d e materiales d e estudio a las Ciencias Sociales, a las Humanidades,
a la Educacicin, a la Medicina.
Los sahumerios
Por SLI naturalcza, por su forma y por su aplicacih, ocupan un lugar especial e n el Area
de las creencias, mantenitndose con ellos e n la cultura folclcirica, la viejisima prictica
de tratar d e conseguir buenos rcsultados frente a milltiplcs necesidades, por la accicin
del fuego sobre objetos d e migica capacidad, e n algunos casos con la complementacicin
de fcirmulas rituales orales.
Sus objetivos rnis importantes y habituales corresponden a la obtencicin del Cxito
amatorio y del econcimico, asi como a la curacicin d e enfermedades d e personas y
animales.
Las normas rnis usuales exigcn el severo cumplimiento d e un ciclo d e siete a
nueve domingos, si se busca riquezas materiales; d e la misma cantidad optativa d e
dias lunes, si se procura trabajo remunerado y d e igual nilmero d e viernes para recuperar la buena salud; en los tres casos, d e manera ininterrumpida, siendo 10s momentos
de la madrugada y del anochecer 10s rnis propicios para quemar brasas d e carb6n y
peqiicfias porciones d e incienso blanco, negro y d e mirra, e n partes iguales, para 10s
fines requeridos. Particularmente, respccto del ciltimo d e los fines mencionados, se
acostumbra agregar a las peticiones d e gracia, las plegarias catcilicas q u e sepa el interesado, y a caminar varias veces e n cruz por encima del tiesto c n el q u e se prepara el
sa h u mer i 0.
La rnis destacada aplicaci6n d e esta creencia e n Chile, e n el mundo animal,
e s t i dirigida a caballos aquejados por afecciones bronquiales, producidas por e n friamientos cuando s e desensillan ripidamente o beben agua muy fria con el cuerpo caliente debido a una intensa actividad, afecciones cuyos sintomas s e evidencian por una tos persistente y un constante fluir d e secreciones por la nariz. Los
componentcs del sahumerio indicado para sanar esta enfermedad son excrementos secos d e vacuno, recogidos d e la tierra, dos nidos d e aves menudas, ya abandonados y una rama verde d e canelo (Drimys winteri), &ta, probable influjo migico d e
10s aborigenes mapuches.
Estos elementos e n un recipientc apropiado, d e abajo para arriba, e n el mismo
orden q u e se indicara, se cncienden e n el interior d e una pesebrerd, hasta donde se
lleva el caballo, abrigando su cabem y lomo con sacos d e cifiamo, poniendo el tiesto
cerca d e sus fosas nasales, para q u e por ellas penetre el humo del sahumerio.
275
Los conjuros
El wnjuro es un medio verbal d e defensa contra acciones misteriosas presunta
comprobadamente daiiinas d e diversa procedencia, q u e se expresa a travCs d e f6rmL
las ritualizadas, las cuales tienen para sus actores, 10s emisores y receptores, una dosi
d e indescifrable secreto migico, que mientras rnis grande sea hace rnis eficaz el r
tual (Dannemann, 1992, p. 176).
Como ya se expresara e n relaci6n con el ensalmo, la funci6n del conjuro no e
sanativa, pese a algunas semejanzas textuales. Asi, las dos primeras lineas d e un pr
mer ejemplo d e ensalmo, tomado d e un estudio d e don R A M NLAVAL
(191O,11. 293), s
repiten e n el ejemplo d e conjuro q u e sigue, pero e n su seccidn antecedente, en tant
q u e la consecuente niarca la funcidn d e conjurar:
Snnta Ana parid a Marki,
Santn Isabel, a San Juan
Por estas ruatro palabras
los perros hnn de rallm
Conjuro q u e tiene por finalidad lograr q u e 10s perros que salen a1 encuentro de u
t r a n s d n t e , quizis hasta con deseos de atacarlo, especialmente si &e va solo, d e a p
o d e a caballo y es d e noche, dejen de ladrar y abandonen sus malos prop6sitos, r
obstante el refrin perro q u e ladra, no muerde. Asimismo se aplica a tsta y a situacii
nes semejantes y tambikn respecto d e personas con presuntas o declaradas avies:
intenciones, otro conjuro cuya versi6n rnis breve es:
Bravo vienes como un ledn,
pero manso llegards a mi cor-azon.
2 76
277
Las leyendas
La complejidad d e la naturaleza d e la leyenda dificulta su noci6n.
Atendiendo a su funcionalidad es posible entenderla como una creencia, a travCs
de la cual se pretende interpretar cualidades sobrenaturdles d e un ser o d e un fen6meno del medioambiente, transmitida mediante una narraci6n.
Una amplia y bhsica d i v i s i h d e las clases d e leyenda permite seiialar primariamente dos: la que busca las causas del origen d e un ser o cosa, con mayor o menor
inter& e n sus caracteristicas actuales, clase denominada etiolbgica, y la q u e se limita a
una descripci6n d e su objeto.
La forma narrativa q u e envuelve y comunica a la leyenda ha inducido a algunos
estudiosos a ponerla en un mismo plano con el cuento, lo q u e es errbneo, ya que la
funci6n d e ella es propiamente interpretativa y la del cuento, amenizadora-recreadora
(Thompson, 1946 y 1952).
279
Las animitas
Esta denominaci6n diminutiva obedece a1 hhbito muy c o m h e n Chile, d e utilizar
esta forma idiomhtica, d e preferencia por medio del sufijo ito-ita, con prop6sitos puramente afectivos; e n el cas0 d e lasanimitas debido a1 cariiio, a la compasibn, a1 recuerdo
y hasta a la veneracibn, por ellas.
A lo largo d e todo el territorio d e Chile, e n las aceras d e las calles d e las ciudades,
diseminadas por 10s caminos rurales, sobre 10s cerros urbanos y los d e zonas agrarias,
e n 10s puertos y otros sectores cercanos a1 mar, e n las riberas d e 10s rios, e n las entradas
d e 10s socavones d e las minas, frente a 10s cementerios y e n otras clases d e lugares, las
animitas marcan y enseiian hitos espaciales y temporales d e la cultura y d e la sociedad
d e las creencias, kstas diversificadas y ordenadas e n incontables subsistemas, que con-
280
28 1
,l.v/.l,/~:l
~ : K , . ~I)I:
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CON EL r u w r i ; LA IIKAGA,
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U A I<L FAI,I,EClhllEN'I'O DE VAKIAS
PERSONAS EN IJN LIIGAK CEKCANO
K,I,I.A
AI, 8STEKo I,,,I)AHIIEI,, E N
68. AKEA ~ I E T R O I ~ O I , I ' l ' A ~ A .
dra, d e madera, d e plistico, d e distintas formas y dimensiones, asi como figuras d e personajes divinos y
d e santos, con textos de gratitud por 10s favores concedidos por la animita, a las cuales se unen velas encendidas, flores naturales y artificiales, otros adornos
y fotografias del difunto convertido e n animita, fotografias q u e s61o se encuentran, protegidas tras u n vidrio, e n contados templetes d e la primera clase de
a??imitas.
Un buen ejemplo d e esta segunda clase de
animita, la m5s compleja d e las mencionadas, es el dc
quien se llamara en su vida terrenal KOI\IIJAI,IX)
IRANIX,
animita conocida c o m o la d e R o m u a l d o , o de
Rumualdito, o d e Reynaldo, o d e Reynaldito, o de la
Estaci6n Central, o d e la avenida San Borja, entre otros
nombres, la cual se encuentra e n esta avenida, a corta
distancia d e la Avenida Bernard0 O'Higgins. Es una d e las m5s visitadas y quizis la
q u e m5s peticiones recibe e n todo Chile. Ocupa un muro d e aproximadamente quinc e metros d e largo y posee veintid6s templetes azules e n cuyo interior hay velas que
alumbran d e dia y d e noche. Ella y otras d e gran celebridad, han sido estudiadas
como pruebas d e la devocicin q u e despiertan, por ORESIT
PIATHe n su libro L'animitn.
Hagiogrqfia folcldrica. (1995, pp. 77-84), que muy bien puede complementarse con
uno anterior d e CKISTIAN
PARKER,
e n el q u e se presentan valiosos resultados empiricos d e investigaciones q u e contribuyen a la discusi6n conceptual d e este tema.
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C A P ~ T U L OXII
EL APODO Y EL SOBRENOMBRE
como se expresara e n un articulo sobre este tema (Dannemann, 1981, p. 633), el us0
de 10s apodos logra una notable penetraci6n comunicativa e n el campo afectivo del
leniguaje. Habitualmente, e n el trato coloquial, 10s sobrenombres reemplazan a 10s
no1mbres d e personas, produciendo interrelaciones d e aglutinacih e identidad entre
10s miembros del grupo q u e 10s ha incorporado a su repertorio cultural.
Trabajos etnogrificos han llevado al autor a observar y estudiar la funci6n d e 10s
idos
e n distintas localidades del pais, y e n una d e ellas, formada e n su mayor parte
aP(
r
pequefios
propietarios agricolas, la d e San Jost, Comuna d e Algarrobo, V Regi6n
PO
es donde con mayor frecuencia e intensidad ha comprobado el empleo elusivo d e
idos con finalidades satiricas, el que se presenta aqui mediante un resumen del
cit:ado articulo, e n circunstancias d e q u e se ha elegido esta vez ese procedimiento d e
US(> del gtnero, porque 61 es muy demostrativo d e su condici6n cultural y d e su existericia y a c c i h sociales.
Para las ejemplificaciones se recurre a la experiencia participativa directa del autor
en la prictica d e apodos e n la mencionada localidad de San Josk, la q u e se ha podido
Prcdongar hasta ahora, despuks d e publicado el articulo e n referencia. Por lo tanto, e n
pri mer tkrmino, s e darh a conocer un dihlogo efectuado e n un expendio d e bebidas
alcoh6licas d e San Jost, entre dos amigos, uno d e 10s cuales, Alamiro, es apodado El
M2inzano y el otro, Enrique, El Peneca; el primero, probablemente, por el color del
ros tro d e algunos d e sus antepasados, semejante a1 d e las manzanas rojas, y el segun2uv, por el nombre d e una revista para nifios que hace varios afios dej6 d e publicarse y
a la cual era muy afecto. E n un momento d e la conversacih, y con el prop6sito d e dar
a entender, d e una manera encubierta, el apodo d e su interlocutor, El Manzano,
alertando a 10s otros contertulios, dice lo siguiente:
AI Enrique le gusta leer mucho unos papeles con hartos monitos ...
A lo q u e Cste replica: 10s papeles son buenos para q u e 10s pajaritos no se coman
las frutas; no ve que se mueven y hacen ruido ...
L a elusi6n d e 10s sobrenombres exige, obligatoriamente, para la percepcibn y funci6n d e ellos, la concurrencia d e indicadores alusivos a una caracterizaci6n primaria
del referente del sustituto del nombre, la cual denota sagacidad y rapidez mental d e
quienes instrumentalizan procedimientos elusivos.
E n este caso, como se infiere fhcilmente, el primer interlocutor us6 el indicador
papeles para referirse a revista y monitos, para las ilustraciones q u e tenia ElPeneca;
por su parte, el segundo se vali6 d e 10s indicadores pajaritos y frutas (comidas por
ellos) para sugerir propiedades d e un irbol.
285
286
amos a buscar una perdiz, o dos perdices, o tres perdices, para una cazuela. Porque
ran viejos q u e disparaban, no con las escopetas, 10s instrumentos q u e hay hoy dia,
ino con escopetas d e chimenea, la escopeta antigua, d e fulminante. Entonces ellos
)an a buscar la cazuela d e perdices. Y por eso creo q u e desde el finado d e mi bisabue) ya tomaron ese nombre (pp. 638-639).
Si se lo considera desde la morfosintaxis, el apodo, sea para sus usuarios, segiin la
d iferencia ya indicada, apodo o sobrenombre, funciona como sustantivo, rara vez con
C(3mplementacicin d e calificativos.
Cuando se trata del sobrenombre, su empleo muy a menudo es e n plural, concern iente a familias, a difercncia d e la forma singular del apodo, dirigida a u n individuo;
eln uno u otro caso con predominio del gtnero masculino, debido a q u e las mujeres e n
ICcalidades rurales a h esthn m i s restringidas que 10s hombres e n las relaciones sociaI:s pilblicas y, e n consecuencia, no son causantes d e una amplia aplicacih d e apodos.
A modo d e ejemplo del uso del sobrenombre con tnfasis e n su c o m p r e n s i h
rriorfol6gica y semhntica, se transcribiri un rclato d e iin fallecido colaborador del aut C)r, MAR<:I-LO
MOKALES:
Una vez habiamos (sic) varios e n un partido d e rqueln y nos esribamos comiendo unos pollos a1 jugo, y ahi fue una d e sobrcnombres.
iAyayay!, decian unos, Cstos no son pollos, Cstos son Chnnrhos; e s t i n ricos
10s Chnnchos prcparados; por decirme a mi, q u c m e dicen Chnnrho, y yo les dijc
q u e no eran Chanchos, q u e eran Leones, porque habia un cufiado q u e le dicen el
L e h (p. 640).
SC:g6n su procedimiento d e comunicacih, hay dos tipos d e sobrenombre: el d e comuniicaci6n no verbal y el d e comunicacih verbal.
El primero d e ellos, poco frecuente, manifestado a travCs d e denominaciones d e
olJjetos y animales q u e contienen parcial o totalmente la significacih del sobrenombire, puede ilustrarse con el intercambio sucedido entre dos amigos, uno d e ellos pertemeciente a1 grupo familiar d e 10s Per-dices, y el otro con el sobrenombre d e Plancha, a
C itusa del gran tamafio d e sus pies, comparados con 10s antiguos artefactos d e fierro
9ue lleuaban brasas e n s u interior para planchar la ropa; el primero d e 10s cuales le hizo
II(:gar una plancha nueva al otro, el dia d e su onomistico, recibiendo, a su vez, del
S:gundo, una perdiz viva, tambiCn e n la misma ocasi6n.
El d e comunicacih verbal se subdivide e n alusivo y e n elusivo, pudiendo el prim ero ser predominantemente directo o principalmente indirecto.
El alusivo directo constituye una menci6n expresa a una o mhs personas, presen:s o ausentes, ejemplificable con lo q u e hiciera MAR(:E:I,O
MORALES
a dos amigos de
, quienes ignoraban poseer el mismo sobrenombre, y a 10s cuales, durante una reiibn festiva, les pidi6 q u e se saludaran d e mano y se dieran a conocer. Cuando asi lo
cieron y se quedaron mirando d e frente a frente les dijo: 2Han visto este caw,
le dos Cnrneros se e s t t n dando la mano? (p. 640).
El alusivo indirecto implica, asimismo, el empleo expreso d e una f6rmula nominatilva, pero envuelta e n un circunloquio, apovado sobre algiin elemento q u e mueva a
semtir el impacto del sobrenombre por parte d e su poseedor, como se desprende d e la
si;guiente informacih d e otro colaborador RAXIONLAGOS,
q u e contribuirh a aumentar
la c o m p r e n s i h d e este recurso e n su context0 cultural y social, con la aclaraci6n d e
287
q u e 10s sobrenombres aqui citados son Verijns, Papas, Machetes y Jotes, 10s que corresponden, respectivamente por orden d e aparicih, a cada una d e las personas inrniscuidas, cuyos nombres omiti6 deliberadamente el relator.
Bueno, una noche lleg6 un amigo mio a mi casa, o sea, dos a la vez. Que L~~~AuL
ellos era un finado, que e n paz descanse, que Ud. lo conoci6 mucho, y ahi entre
ellos, 10s dos, empezaron a freir papas. Uno dijo q u e parecian Verjjas, y el otro le
dijo que con Papas fritas tambiCn eran buenas. Ya. Y yo por intruso y mete&, preguntk d e quC se trataba. 2Y d6nde hay un cuchillo grande d e esos que llaman
Mnchete, para pelar papas?, me contest6 uno.
E n ese momento q u e estamos nosotros sirvikndonos un trago, llega su abuelito -dicho a uno d e 10s presentes e n el acto d e la informaci6n d e R A M ~LAGOSN
Ahi se hizo mis el banquete. Ahi habian (sic) Papas y lkrijas para el asado, y a
filtima hora empezaron a llegar 10s Jotes, sobrenombre d e la familia del aludido
abuelito, (p. 641).
,Inn
El uso del sobrenombre d e comunicaci6n verbal, alusivo directo, es siempre intencional, porque su emisor conoce y maneja la relaci6n establecida entre este procedimiento y la persona denominada, y desea q u e a Csta le llegue su mensaje sin barreras. E n cambio, el d e comunicaci6n verbal, alusivo indirecto, puede ser intencional o
no intencional. E n cuanto a1 primero d e ellos, para no abundar e n ejemplificaciones,
se destaca el episodio narrado por RAMONLAGOS,
con su secuencia d e cuatro sobrenombres. Y para ilustrar el segundo, la intervencih d e un conductor d e una miquina
cosechadora automotriz, que fue invitado a una fiesta d e tkrmino d e faena, en una
casa d e una seiiora cuyo sobrenombre es Bomhilla, a causa d e su cuerpo largo y delgado, sobrenombre que el maquinista ignoraba por completo. E n esa oportunidad se
sirvi6 a 10s comensales, q u e si conocian este sobrenombre, un asado cuyo sabroso jugo
mereci6 las alabanzas d e ese maquinista en 10s siguientes ttrminos: este jug0 hay
que tomarlo con bombilla ..., causando la hilaridad d e 10s asistentes.
E n cuanto a1 elusivo, ya ejemplificado con el dihlogo entre elManxano y el PeBern,
a1 comienzo d e este capitulo, se reitera su us0 volviendo a1 sobrenombre familiar de
Perdices, segfin un jocoso consejo dado a uno d e ellos por u n vecino. Yo le decia en el
invierno: Guhrdese, cuidese, hasta q u e pase la temporada d e caza; despuks puede salir
a salvo.
Los ejemplos utilizados y las breves consideraciones respecto d e ellos, muestran
q u e el juego d e 10s sobrenombres reafirma la identidad cultural y la cohesidn social de
quienes lo comparten. Si el sobrenombre d e indole alusiva, en cualquiera d e sus tipos,
time un prop6sito jocoso, q u e puede llegar a ser satirico e n mayor o menor medida, el
d e caricter elusivo aumenta esa funci6n satirica, porque desputs d e un circunloquio
l ~ d i c odeja e n evidencia a1 poseedor del sobrenombre, centrando e n Cste 10s efectos
d e la jocosidad asi obtenidos, con mayor penetraci6n y mordacidad q u e el alusivo.
288
DANNEMANN,
MANIJEI,.Us0 elusivo y funci6n satirica d e apodos, Boletin de Filologia,
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C A P ~ T U L OX I I I
BEBIDAS Y COMIDAS
' (Rnsilirhthvs ardstralis). Sc les dice alafiunite -a1 acecho- porqiic se sirven con la punta d e su cola mctida e n si1
hoca.
292
sus respectivos territorios, pero si, ahora, con mhs knfasis descriptivo, la mayoria d e las
veces.
293
294
295
\.
296
E 1 norte d e Arauco, VI11 Regi6n y el sur d e Llanquihue, X Regibn, son 10s limites d e
d e la cultura folcl6rica nacional, donde se cxterioriza nitidamente el fen6menlo d e distintos influjos ttnicos e n el comer y el bebcr, ya sefialados a1 comienzo d e
e!xe capitulo.
El Gjemplo, entre otros, del ganso o pato asado relleno con manzanas, prueba el
iricentivo de la cocina germana e n la trayectoria d e criollizacih d e nuestros 'I I 'imentos.
E n otra linea ttnica, pero que igualmente corresponde al folclore chileno, se enientra
el apol, del mapuche apun: llenarse, hecho con 10s pulmones d e un cordero,
c1
111enos d e la sangre d e este animal, para lo cual se practica una incisi6n e n su trhquea,
SC;le corta la yugular y se introduce e n aqutlla el flujo sanguine0 d e tsta, junto con
allifios, principalmente aji, ajo, cebolla y sal; contando con la ayuda d e las contorsiones
$nicas, q u e apresuran el efecto deseado. [Jna vez muerto el cordero, se le extraen
IC)s pulmones, 10s cuales se sancochan en agua hirviendo, para luego servirlos con paP as cocidas, a las que suele agregarse alguna ensalada.
Existe otro tipo d e apol, menos brutal, q u e consiste e n matar al animal, sacarle 10s
ulmones
y desputs meter e n tstos 10s alifios sefialados.
P
E n relaci6n con esta zona no puede dejar d e mencionarse la rhicha d e manzana, e n
articular
la elaborada en la zona d e Valdivia, tanto o mhs apetecida q u e la chilota. Una
P
d e sus variedades mAs representativas es el chisco opulro, resultante d e la licuaci6n d e
laL pulpa d e esta fruta.
U 'n Area
297
Para terminar la sintesis d e las comidas y bebidas d e esta Area se harh referencia a
otras d e us0 relevante y d e nombres mapuches, que, e n su mayoria, provienen de la
respectiva cultura indigena, hoy d e consumo generalizado entre 10s habitantes mestizos d e esta parte del territorio nacional.
Una d e ellas es la q u e se conoce como mayupofii, hecha d e pequefias papas molidas y cocidas, acompafiadas d e finas rebanadas d e cebolla fritas e n grasa o e n manteca,
con o sin aji, a menudo un recurso alimenticio para familias d e miembros numeroso y
d e recursos econ6micos escasos.
Entre 10s hongos comestibles sobresalen 10s changles y 10s digziefies, que viven en el
tronco y en' las ramas d e varias especies d e robles, 10s primeros, predominantemente,
e n la q u e posee la d e n o m i n a c i h cientifica d e Nothofagas obligaa.
Los changles, segiln LENZ
d e la voz mapuche chagdzi (1904-1910, p. 252) se comen
despuks d e ser hervidos e n agua con cebolla, grasa y sal, acompafiados d e papas cocidas. Los digriefies,por su parte, e n un sentido figurado, el fruto d e 10s robles, del tCrmino tambikn mapuche dihuefi (Lenz 1904-1910, p. 336) se consumen d e mAs diversas
maneras que 10s anteriores, destacindose la ensalada d e digziefies cortados e n trocitos y
alifiados con aceite, vinagre y sal y a veces, ademis, con cilantro (Coriandrumsativum);
10s digz7efies fritos, con ajo, huevo y sal, y 10s prcparddos con huevo batido para dar
forma a una sabrosa tortilla.
El llamado murke, d e evidente parentcsco culinario con el ulpo y d e especial acept a c h entre 10s mapuches, ha sido bien descrito por AMANDA
IBACACHE,
e n su libro
sobre hiibitos alimenticios d e estos aborigenes, como trigo tostado e n una callana, una
fuente semiesfkrica d e greda, y luego molido sobre una piedra o con un molinillo,
298
'
299
*/.
El Area patagcinica, con sus territorios d e AysCn y Magallanes, hacc justicia a su condi
cicin d e tierra de ganaderia ovina por excelencia e n Chile, a travks d e 10s asados dc
cordero, cuya mrixima significacibn social se trasunta alli e n 10s ambientes d e las fies
tas d e esquila.
La abundancia d e un exquisito y nutritivo crusticeo, conocido vulgarmente comc3
centolla (Lithodessanfolln), ha provocado intcresantes hibitos tradicionalcs, desde 1,a
faena marina q u e permite su o b t e n c i h , hasta sus distintas maneras d e consumo.
El arbusto llamado cnlafnfe(Berberis q p ) no s61o encierra la creencia del retorno a
Magallanes para el visitante q u e comc SLI fruto, sino d e kste tambiCn se elabora un a
chichn despuCs d e refregarlo y aiiadirle una adecuada cantidad d e agua, prcvia su fer
mentacicin.
:. E n lo que respecta a la Isla d e Pascua, las ripidas e intensas transformaciones dle
su cultura e n 10s liltimos treinta afios, mayores aun q u c las d e otros lugares del pais, eln
gran parte por el influjo d e turistas d e Chile continental v d e otras naciones, han re
percutido muchisimo en sus comidas y bebidas d e tradicicin estrictamentc folclcirica
dcsapareciendo asi muchas d e las genuinas, reemplazadas por otras llamadas hov tipi
cas por sus agentes d e comercializacibn, comidas preparadas v presentadas ex6tica
mente gracias a 10s peces y mariscos q u e habitan e n las ccrcanias d e la isla, y bebida
alcoh6licas y jugos d e frutas, asi como mezclas d e ambos, q u e obedecen a exitosa
normas internacionales; pero q u e tanto las unas como las otras podrian e n el futurl
lograr un sentido de pertenencia comunicativa identificadora para 10s pascuenses
travks d e procesos d e recrcaci6n, sentido q u e conserva el curanto que se consume el
la vida cotidiana d c Pascua, a la cual sus nativos prefieren seguir llamando Kapanui
csto es, isla grande, de la lengua tahitiana, seglin Englert (p. 20).
' Chse dc juego de azar c u y s participantes pagan una cliotd e n dinero por diapucarse una de cstas partcs d e
esrc animal.
30 1
302
303
3 04
aplastan con 10s pies. Este 6ltimo procedimiento tuvo una forma coreogrhfica a travts
del baile llamado machucachargui, hoy extinguido, que el autor vi0 ejecutar unos cuarenta afios atrhs, como un juego ritmico, a un grupo d e hombres y mujeres descalzos
sobre el piso de madera d e un galp6n e n la zona d e Cauquenes, VI1 Regi6n.
Introducido entre 10s mapuches por obra d e la conquista incaica, con la misma des i g n a c i h quechua actual, ha logrado una cabal folclorizaci6n, y d e un modo muy sigRificativo se ha asimilado a la vida chilena, como lo demuestran varios refranes por
todos conocidos: "Camharpan pur charpi", refiritndose a dar una cosa por otra de
igual valor, e n ttrminos d e mal negocio: "Oju alrharqui", como llamada d e alerta, de
prevenci6n.
Tanto 10s guisos caldziu como otras comidas e n general pueden ser enriquecidos y
matizados por medio d e ensaladas. La mhs habitual, confirmada por su denominaci6n,
es lachileno, de tomate y cebolla picados, el primero d e 10s cuales tambitn suele contar
con la compafiia del pepino (Curumissafivus),y la segunda, con la de habas (Viciafaha)
o con la d e porotos verdes (Phaseulns sp.), cspecialmente en relaci6n con el consumo
d e carnes. No podria omitir aqui la ensalada de apio (Apium gravedens), la d e penca
(C~mzra
cardunculus),la d e papas con perejil y la d e lechuga (Lartura sativa), principalmente la d e hojas largas y d e color verde claro. la custina. asi llamada Doraue se cultiva .
con gran facilidad y abundancia el
para acompafiar cualquier pescado
La presencia tradicional del p:
afiade, como el mAs c o m h de nues
Americanlsmo-chllenlsmo,
307
Profundamente asimilado a nuestras tradiciones alimcnticias est5 el quem de cabexa, fiambre hecho con
las materias comestibles d e la cabeza de chancho, para
lo cual se le quitan las cerdas con un raspador y luego
se echa a cocer. I'osteriormente es despojada de cuero, grasa, c a r n e y cartilago, 10s q u e se pican
menudamente o se muelen, alifi5ndose despuks con
308
sal, aji, ajo, cebolla, comino, orkgano, poleo. Este suculento conjunto se coloca e n una
bolsa d e gtncro resistente y se lo somete a una cocci6n lenta, mucho mhs prolongada
que la primera, a cuya finalizacih esth el p e s o e n condiciones d e ser amoldado. Esta
operaci6n se realiza dejindolo, siempre envuelto, sobrc una mesa, o una piedra de
moler, o un tiesto invertido, ponitndole encima cualquier objeto pesado, para que escurra bicn el liquido que contiene a medida de que se enfria y adquiera la forma y
consistencia deseadas.
Preparado e n el centro y sur del pais, su consumo tiene hoy alcance nacional, a1
que mucho contribuyen su fhcil conservacih y sus diversos empleos, sea e n entradas,
o trozado solo o c n compaiiia d e otros fiambres.
Todos estos alimentos d e horario variable, fortuito, se acostumbra comerlos con
pan, y excepto casos d e extrema temperancia, de indigencia o d e inexistencia casual,
se consumen con bebidas alcoh6licas, e n particular vino o algDn fragojAerfe.
Igiialmente circunstanciales, aunque d e menor envergadura gastron6mica7 pero
d e sabor dulce, sin ser propiamcntc postres, son 10s camofillos, unos trozos semisdidos
d e dulce d e camote, con forma d e gajos d e naranja, por lo comGn d e no m i s d e 10 cm
de largo. Lospicarone.~,semejantes a gruesos anillos cilindricos, d e 7 a 8 ern d e dihmetro, hecho de una masa liviana d e harina, huevos, leche, zapallo cocido y molido y
polvo de hornear, fritos en aceite o en mantcca, y que suelen servirse pasadus, vale
decir mojados en jarabe d e chancaca o d e miel d e abejas, este liltimo denominado
nrrope. La szAsfancia,una gelatina proveniente d c hucsos y nervios hervidos d e gallina
o pollo, cuando es d e buena calidad, ya que hay otra inferior, obtenida d e patas de vaca
o de cordero.
No sc podria cerrar esta selecci6n de comidas ocasionales sin referirse a 10s picles,
del ing1i.s pickles, un conjunto d e cebolla, pepinos y tomates, d e tamaiio cspecialmente pequefio, ajies y porcioncs d c coliflor y zanahoria, preparados e n escabeche, el
cual, si se le agregan trozos d e q u e m y de fiambre d e chancho, ademhs de las obligadas
aceitunas, se convicrtc e n un entremts propiamente tal, o un tenfenzpib,con la especifica denominacibn depichanga, la q u e vendria, por e x t e n s i h , del nombre que se da a
compctencias deportivas informales, ocasionales, en particular futbolisticas, ya q u e se
trata de un refrigerio propio d e pricticas llidicas, como el domin6, o distintos juegos
d e naipes, o el juego del cacho, Cstc llamado asi porque 10s seis dados con 10s que se
efectlia,se encierran y sacuden e n un vaso d e suela que se asemeja a un asta despuntada d e vacuno, desde el cual se lanzan sobrc una mesa para resolver las etapas del
.Iuego*
Bien vale dccir algo mhs, e n general, d e las bebidas alcohdicas y no alcohdicas,
que e n algunos casos muestran contrastc d e calidad de gran interts para su estudio
como forma d e cultura y d e r e l a c i h social. Asi se comprueba cuando se compara .el
mal aguardientc, por lo comlin d e alcohol metilico, como el q u c se obtiene del litre
(Lifhrea caustics) o del sauce, denominado guarisnape o gunchucAo, o cillivato , o
p+irifiuque, con el seleccionado para prcparar las finas y gustosas mistelas d e naranja,
d e betarraga, d e membrillo o menta, por citar algunas d e las que viven tradicionalmente, con riqueza d e saborcs y colorcs, a las cuales se suman otros licores semejantes
con nombres mhs especificos, como el apiao, d e trocitos d e tallo d e apio y elguindao o
Ior
309
enguindno, d e guindas amargas cnteras, con o sin cuesco cuyos nombres se infieren
fscilmente d e las especies vegetales d e las que provienen.
Una diferencia tentativa d c las bebidas, s e g ~ nlas finalidades d e sus consumidores, permite seiialar tres clases con la siguiente terminologia convencional: las refrescantes, las estimulantes y las complementadoras.
Entre las primeras desticase el mote con huesillos, esto es granos d e trigo cocidos,
sin hollejos y duraznos secos con cuesco, e n el caldo bien enfriado q u e resulta desputs
d e hervir 10s segundos e n agua con a z k a r . Su identificacicin con nuestra nacionalidad
es tan poderosa, q u e ha dado origen a la e x p r e s i h proverbial mhs chileno q u e mote
con huesillos.
Cabe recordar la importancia del more como integrante d e comidas principalmente campesinas, para acompaiiar a las papas, a 10s porotos, a la miel, entre otros alimentos, e n circunstancias d e q u e este product0 t a m b i h se obtienc d e la quinua v del
maiz, y q u e su nombre provendria del quechua: muti.
No se podria omitir e n esta ncimina a la aloja de cult% (Psoraleaglandzdosa), la cual
t a m b i h se llama ponche d e culCn, q u e se prepara mediante la i n f u s i h d e ramitas d e
este arbusto autcictono, con o sin aguardiente y poca azlicar.
E n lo q u e respecta a las bebidas estimulantes, asi llamadas por 10s efectos
psicofisiolcigicos producidos por la dosis d e alcohol q u e contienen, varias ya han sido
descritas a lo largo d e este texto, pero es d e rigor ampliar la comprensi6n d e su nOmero
y clase, indicando c6mo la chicha puede obtenerse, ademhs d e la uva, del fruto del
algarrobo, del boldo, del maqui, del membrillo, y muy frecuentemente del maiz, como
se dijera respecto del mudai, otra d e cuyas variedades es la ;ora, voz aymara (Lenz,
quistador espafiol agregara componentes favoritos d e su dieta, entre 10s q u e sobresalen el pan d e trigo y la carne d e vacuno, que han alcanzado una representatividad
simbdlica e n la bandera blanca y la roja, respectivamente, q u e 10s anuncian e n sus
sitios d e venta d e localidades rurales, con un mensaje primario d e subsistencia.
Las comidas y bebidas producen nexos sociales entre las personas q u e las consumen, sea en un ceremonial funerario, en la celebraci6n d e un bautizo, durante una
faena, en un encucntro imprevisto d e amigos y e n tantas otras ocasiones. Por eso es
q u e muchas d e ellas proyectan y guardan un significado afectivo que se funde con sus
olores, sabores, formas y texturas, y que trae recuerdos d e diferentes etapas, lugares y
situaciones d e la vida; lo que adquiere una peculiar intcnsidad e n la instancia d e la
cultura folcl6rica por la calidad de pertenencia comunitaria reciproca q u e ella posee,
calidad que se manifiesta e n el contenido d e este capitulo con una poderosa fuerza d e
identidad cultural.
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313
CAP~TULOXIV
LA PLASTICA
Los visitantes extrmjeros y muchos chilenos se sienten asombrados y atraidos por 10s
esporhdicos descubrimientos que logran hacer, por lo c o m h d e un modo imprevisto,
d e la existencia d e objetos d e muy variadas formas, poseedores d e un vigoroso carhcter d e manualidad y con gran significaci6n representativa regional o local. Suelen percatarse d e q u e ellos resultan d e un paciente trabajo q u e deja un encanto imponderable, el cual revela la acci6n del hombre d e una manera diestra y directa, a1 extremo d e
que casi aparecen las huellas d e sus dedos e n la madera, e n la greda o e n la lana. Y, sin
embargo, nada o muy poco pueden averiguar esos observadores sobre q u i h e s tallan
estribos, construyen jarros, tejen mantas, a no ser q u e vayan a 10s lugares d e vida y d e
trabajo d e 10s artesanos, porque s6lo alli se consigue un acercamiento a la dimensi6n
humana q u e se esconde e n cada product0 d e la plistica folc16rica7descubrikndose la
relaci6n del hombre con su tarea d e transformar materias primas que le entrega la
naturaleza o que 61 mismo elabora.
Frente a la expresicin d e plhstica folclcirica, ha predominado hasta ahora la de arte
popular, utilizada vaga y profusamente para referirse a objetos que provienen, las mis d e
las veces, d e sectores rurales de bajo nivel socioeconcimico, con rhticos disefios y d e muy
simples cualidades ornamentales cuando sus formas y funciones no son del todo utilitarias.
Hay quienes no restringen la acepci6n d e arte popular a 10s objetos d e prop6sito
decorativo, ya sea 6ste el Illnico, como ocurre con un ave d e piedra volchnica q u e s610
s c admira como adorno; ya sea aplicado, como e n una espuela con delicadas
incrustaciones methlicas d c arabescos. Amplian el concept0 a toda artesania q u e pudiese encontrarse e n el hmbito d e lo popular, segun las caracteristicas antes citadas, y,
en consecuencia, incluyen en el campo del arte popular desde una figura escultdrica
d e greda policromada, hasta una silla d e asiento d e paja o un yugo. Con respecto d e
este extenso y flexible criterio, q u e incluye a cualquier manualidad artesanal, algunos
estudiosos consideran que e n el Area d e dicho arte popular habria una categoria especifica, correspondiente a la llamada artesania artistica, fundamentalmente ornamental
(Alarcbn y otros). Pero todavia se puede encontrar una posici6n mhs compleja y
h e t e r o g h e a , la cual comprende bajo la mencionada expresicin d e arte popular no s610
a la cerhmica, a la cesteria, a la talla, al tejido y a otras formas d e producci6n plhstica,
sino tambiCn a la arquitectura, a las expresiones musicales y a las coreogrhficas, como
se observa en las ponencias presentadas en distintos congresos, a partir principalmente del efectuado e n Praga, e n 1928, e n el cual el compositor chileno PEDRO
HUMRERTO
AI,I,ENDI;
diera a conocer una sintesis d e sus investigaciones sobre la m h i c a popular
chilena.
315
316
#-
hlORI'EKO DE PIEDRA,
CIUDAIIDE C H I L I A N ,
VIII REGIOU.
318
319
JARRO-PAT0 DE GREDA DE LA
AR'I'ESAN~A MAPUCHE DE ROBLE
HUACHO, X REGION.
v REGION.
ZORRO DE YbSO, S A h
320
dett@elns' d e alerce d e ChiloC, X Regibn o una carreta hecha e n alguna localidad d e Cauquenes, VI1 Regi6n o un arm% depalu d e la zona d e Navidad, VI
Regibn, hasta las expresiones d e la artesania fina, como
una miniatura d e un cesto d e raicillas d e ilamo y d e
crin, d e Rari, VI1 Regibn, o un delicado jadur para
suietar el sombrero d e huaso, d e Las Camelias d e Parral, VI1 Regibn.
Sobre la base d e esta delimitacicin y para 10s efectos d e este capitulo, se ratificari y ampliari el concepto d e plistica folcl6rica propuesto por primera vez e n
el libro Artesania chilenu:
KlICIOY
d e pescar, etc.
E n primer tkrmino, se h a r i referencia a las materias primks d e procedencia mineral.
El acero sirve para hacer hojas de distintos tipos
d e cuchillo, e n cuyos mangos suelen hallarse decoraciones, entre las q u e se destacan distintas clases d e
cruces, a veces acompafiadas por breves textos d e contenidos amatorios o d e desafiante valentia. Tambikn
se utiliza para rodajas d e espuelas, e n especial el q u e
se obtiene d e trozos d e rieles d e ferrocarril.
El hierro tiene su us0 artesanal m i s importante
e n espuelas yfrenos, el segundo d e estos nombres dado
e n Chile, d e un modo gcnkrico, a1 bocado q u e se em-
32 1
v REGION.
322
323
IhlAGINERfA RELIGIOSA,
A N C I W , S REGION.
324
325
CANASI'OS DE
IV REGION.
326
\ \ \ \ I O 1)1<
II \ \ I ) I
328
I t '
Las materias primas del mundo vegetal componen tambitn una extensa gama d e recursos naturales
presentes e n la artesania folcl6rica chilena.
Con madera se construyen instrumentos musicales, algunos con prolijas decoraciones, destachndose
por su vigencia la guitarra y la flauta mon6fona d e 10s
chino.^^, e n circunstancias d e que hay otras variedades
d e flauta d e diferentes clases d e cafia, como la xampoEa o el sicu. Tambitn se hacen imhgenes religiosas
con o sin trajes d e gtnero, s610 en pocas localidades d e
Chiloe; estribos, algunos d e cuyos tipos lucen en sus
elementos ornamentales la elegancia del barroco hispano-chileno; juguetes, como 10s caballitos ensillados
d e la artesania carcelaria, d e b i h d o s e tener presente
que e n 10s ~ l t i m o safios se comprueba una progresiva
folclorizacicin d e la artesania d e la madera d e cacto.
Con mimbre s e construyen muebles, canastos,
forros d e calabazos, sombreros, figura; antropo y
zoombrficas. Otras especies vegetales d e us0 artesanal
c o m h son la paja d e arroz, teatina y la d e trigo, todas
para hacerchupallasy la tercera, para construir cajuelas
y pafiueleros, q u e son propios d e la localidad d e
329
2
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KIXION ivb I KOIWLI IANA
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I,o(;,5R,, F.I\l
KEGI~N.
o,~IcIo,
I<L(:opAo,
330
Liucura, e n la VI11 Regibn. %manse el coirbn, el chupbn, el junquillo, la iiocha (Greigia dandherkii), para
hacer principalmente distintos tipos d e cestos.
El fruto m i s empleado e n la plhstica folclbrica
chilena es el va aludido calabazo, cuya artesania se
conoce con la expresibn d e arreglar calabazos, la q u e
se practica casi ~ n i c a m e n t e n la localidad d e Perejil,
Kegi6n Mctropolitana. Ella consiste e n decorar millares d e estos frutos con dibujos incisos teiiidos con pasta
d e nuez, y mediante aplicaciones d e brasas d e carbbn
o d e madera q u e dejan sus huellas oscuras e n sectores
distribuidos simktricamente. Los calabazos d e tamaiio pequeiio y forma esfkrica se destinan para recipientes d e consumo d e la infusibn d e yerba-mate, y 10s d e
tamaiio grande y doble esfera sirven como adornos.
La artesania d e la imitacibn d e frutas v d e flores
cn tamaiio natural o e n miniatura, por medio del us0
d e pastas azucaradas y coloreadas d e pulpa d e durazno, pareciera haber perdido por completo su vigencia,
antes circunscrita a localidades d e la IV Regibn, distinguikndose entre ellas la d e VicuAa.
Con papel se producen diversas clases d e flores,
resaltando las q u e apareccn e n festividades d e lugares rurales d e la I1 Regibn. Tambikn este material se
utiliza e n la construccih d e vodanfines', esos prodigios d e fragilidad y d e vuelo, junto con las varillas d e
coligiie q u e forman la armazbn d e ellos.
El hilo d e algodbn, ahora muy escaso e n la plistica folcl6rica, se ocupa todavia e n la confeccibn d e tejido;s a crochet y cada vez menos e n la d e encaje a
bo1i I Io.
E n diferentes lugares del pais, principalmente
ruralcs y maritimos, hay personas q u e hacen objetos
para satisfacer sus necesidades domksticas, IDdicas, d e
trabajo y otras: mujeres campesinas q u e construyen
cintaros, fuentes y platos para su hogar; hombrcs d e
oficio ecuestre q u e trenzan lazos y riendas para sus
tareas cotidianas, isleiios q u e construyen embarcaciones y 10s correspondientes utensilios para pescar, niiios q u e p r o d u c e n j u g u e t e s , c o m o p e l o t a s d e
cochayuyo y frotnpos d e madera. Vale decir, personas
poseedoras d e destrezas artesanales; sin embargo cstas habilidades, d e mayor o menor nivcl d e creativi-
' Comeras.
33 1
I'OCOYAO, I 1 KBGIO
ESTRIBOS. I I I J E N T E I , A ~ ' Q ~ l 8 N ,
IV KEGION.
332
PONIIINIX)
iimm,m\s IIY
iii,
334
335
B IBLI O G R A FA~
ALARCON,
NORMA
y Otros. Arte popular y artesanias: artes manuales en general; arte
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CAP~TULOxv
LA VIVIENDA
339
34 1
\'I\'IENIIA DE 'li\BI,ONES
D15 ROI3LE. TRAI'A 'I'RAPA,
VI11 REGION.
342
PAISAfb Y CASAS
CHILOTAS, QrJENAC,
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GLOSARIO
de
V o c e s y e x p r e s i o n e s d e la c u l t u r a folc16ricax
Adi~ii?innza-cuento:
la q u e se resuehe a travks d e
una narracidn, 132, 243, 245.
e n familia al amaneccr el dia, para encomendarsc a Cristo y agradecer siis favores, 258,259.
A la uarta: clase de jucgo d e bolitas (vCase) practicada entre dos contrincantes, cuyo ganador
es el que consigue primero acercar la suya a
una cuarta o menos d e distancia d e la bolita
d e si1 rival, 240, 241.
A l o ndivino: fundamento (vCase) que corresponde a materias d e doctrina cristiana, asi como
a personajes del NLICWTestamento, con prceminencia d e Cristo, 63, 180, 181.
molida con harina, hucvo, trocitos d e ceboIla, pan rallado y perejil, 311.
A@rem: vCase A@rez, 167, 186.
l o humntio: fundamento
Alzapolleras: corddn con q u e las pastoras levantan y amarran s u s faldas cuya denominacidn
aborigen es guotacuna (vtase), 58.
"Conriene las d e mayor significacibn propia d e esca clase d e cultura q u e aparecen e n este libro
347
Amdo depnlo: el que esti hecho d e madera, menos la punta q u e es de hicrro, la cual antiguainentc tamhikn era dc madcra como parte
aguzada del mismo cucrpo del arado, 321.
Arm de li%ontn: instrumento usado por 10s micmhros del bile dr c.huiicho.s (vkasc) (quc antafio
f i x d e esa madera), 98.
sc), 309.
Apok guiso hccho con los pullnones de un cordero v alifios varios, 78, 297.
348
Andacollo caracterizada por el vclo y el cucurucho qiic sirs micmbros Ilevan sobrc
$11
cahcza, 103.
lltiil(.de lo hotellcr: vi-asc rostillnr, 67.
Brnzo de reinn: postre d e forma cilindrica, de hasta 50 ems. de largo, hecho d e bizcochuelo
(vCasc) cnrollado y relleno con manjar blanco (\/Case) o mermclada d e fruta, 311.
Bri.rru: juego de naipes d e procedencia hispiniea, muy difiindido e n Chile, practicado con
cartas llamadas espaiiolas, por dos, tres o cuatro personas, e n a t e illtimo caso dos parejas
d e contrincantcs, 68.
Bi.ver N
Ristepe
11
/o
pohre, .?07.
196.
Cnhnllito: siniulacro de cste animal que se utili-
1,hO ems. de diimetro, e n si1 mayoria d c picdra o de vidrio, con la que se practica el Ilamadojuego de.1n.r holitns (vtase), 68, 240, 241,
242.
349
yenda, correspondientcs a un barco tripulado por brujos q u e lo transforman a s u voluntad, 82, 264, 269.
e n la I Regibn, 98.
Carhaminn: quijada inferior equina con sus dientes, q u e se percritc con una haqueta para efectos ritmicos d e cantos y danzas, 78, 190, 223.
C;i,c/orpvn: nombre d e origcn quechua d e despcdida coral d e 10s participantes e n fiestas
religiosas, 159.
Ccieren la huella: e n una caceria d e zorro con perros, hallar tstos el olor d e la presa, 235.
Cancio'n: denominacibn d e un gknero potticomusical d e c a r i c t c r lirico y temitica prcdominantemcnte amatoria, 168, 169, 170,
171.
Cnnde/il/o: forma d e l u z d e s l u m b r a n t e y
desorientadora q u e adoptan 10s hrujos itegros
(vkase) para conseguir extraviar y dafiar a personas q u e transitan por lugarcs boscosos, 270.
Caldillo de congrio: tipo d e caldo e n el cual sobrcsalc una presa d e ese pcscado, 305.
Caldo de ctrbezci: el sustancioso y a veces espeso
350
Canto de dnxeles: cantico chilote para un nifio fallecido d e corta edad. Vtase versos de dngeles,
84, 193, 194.
Cantorn: nombre gentrico d e persona del scxo fcmenino que ejecuta cualquier clase d e canto,
173, 189.
Cnutivo, El: nombre d e una pima teatral protagonizada por un principe cristiano, q u e se representaba durante la fcstividad d e La Tiratzn (vkase), 113.
Caporak jefc d e un grupo danzante e n las Regiones I y 11. (Vkase a&rez), 98, 99, 100.
Carbon&: comida guisada calduda, q u e conticne carne d e vacuno trozada, papas, cebolla,
arroz, zapallo y verduras, 305.
Cielito: bailc festivo, colectivo, d e parejas de-rclevo, con pafiuclo, existente e n algunas loca-
Cnrrera de ensacads: juego infantil cuyos participantcs avanzan a saltos hacia una meta, mctidos hasta la cintura e n sacos que sujetan con
s u s manos, 232.
Carreto: clase d e vehiculo para transportar pcrsonas y carga diversa, hecha e n s u mayor parte d e madera y tirada por bucycs, 34, 79.
Clarzn: clase d e trompeta tubular, recta, d e soplo directo, 60, 92, 210.
35 1
se lleva e n un viaje, que consiste principalmente e n pan, fiambre d e ave, charqui (a&sc), huevos cocidos, aguardiente o vino, adembs d e aji v sal, 301, 305, 329.
mcntaria, la ultima de la tonado, (vtase) dedicada a tino de o mbs d e 10s asistentes a una
fiesta, 173, 174.
Cola de mono: bebida prcparada con leche, aguardiente, infusi6n d c caft y vainilla, 301.
Coplo: especie musical cantada del 5rea andinohispana y del Area atacameiio-hispana, 61,
160. 161.
Cordeonu: vCase orordeona, 222.
Corre el ani/lo: jucgo infantil versificado clue exige a los participantes adivinar cu5I d c ellos
es el depositario d e un anillo o d e otro objcto
pequciio q u e entre s u s manos cerradas pone
uno d e 10s jugadores. St1 nombre obedcce a
la expresi6n con que sc inicia su tcxto Iudico,
el cual lleva a 10s movimientos manuales, 68.
Correr a Cri.sto: acompaiiar al saccrdote que Ileva la Eucaristia a los ancianos v enfermos
(vtase ruusimodo), 119, 110.
con/hi9iado: dcnominacicin gentrica d e las bebidas alcohblicas q u e mezclan licores con bebidas analcohblicas, 31 l .
Comedio de moros y rristianos:obra teatral concerniente a una lucha religiosa, representada solamente e n la isla de Quenac, ChiloC, 81, 113,
115, 118, 120.
352
73, 82, 85, 188, 189, 190, 191, 1Y2, 196, 213,
217.
lo primero porque se canta y baila d e una manera habitual s61o e n las ciudades d e Santiago
y Ialparaiso, y cn contadas localidades cercanas a ellas, y lo segundo, porque su prictica se
efectila mayoritariamente e n barrios y sectores d e vida turbulenta, a travts d e ejecuciones vocales, coreogrificas e instrumentales d e
mucha fuerza cxprcsiva. E n SLI canto s61o participan hombrcs, por lo comiln a tres voces
musicales con entradas d e cada voz e n distintas partes d e la cueca y con un acompaiiamicnto que e n s u forma m i s completa sc componc
d e piano, guitarra, bateria, tormento (vt-ase),
pandereta y entrechoque d e platillos d e taza
y d e cuchards, 190.
Cruz de M a y o : festividad e n h o m e n a j e al
mato comiln d e LISO escolar, d e n6mcro variable d e hojas q u e utilizan 10s cultores del
ennfo a lo pileto (vCase) para conservar composicioncs mannscritas, 75, 219.
Ciumdo: baile fcstivo d e saldn q u e pas6 dtbil-
Cmsimodo: ceremonial q u e consiste e n u n recorrido q u e haec un saccrdote e n un cochc tirado por caballos en compaiiia d e varios jinctes, para llevar la Eucaristia a ancianos y enfermos (vi-asc corrern C r h ) . Su nombre viene del introit0 d e la misa del d k domingo
cuando CI se efectila: Quasi modo geniti infantcs ..., como nifios reciCn nacidos ..., 110
za, 133.
Cuetito de nunra nrtrbnr: el que carece d e final temitico debido a s u estructrira, 137.
haiiistas incautos en rios y lagos. (Vtase mnntn),
79, 262.
jos, 265.
Curllipoft clasc d e papa pcquciia que silele darse como alimento a 10s chanc/os, 8.3.
353
ChapnlP: clasc d e pan chilotc, d e masa d e harina d e trigo cocida e n agua con sal, 299.
b r e d e u n h a i l e -de c h a p e , t r c n z a e n
mapuchepor e l c n t r e c r u z a m i c n t o
coreogrifico d e siis tres bailarines. (VCasc cnlladito y j o t e ) , 67, 21 8.
se) d e vacuno, acompaiiado por choclo picado, cebolla, papas y porotos verdes, 305.
Ch~rrnn~qo:
corddfono d c cuerdas d e alambrc q u e
van sobre una tabla, con una botclla de vidrio entre las cuerdas y la tabla e n cada cxtremo, que sc frota con una pieza metBlica,
una espccie d e manopla, 78, 220.
Chayn: e n algiinas localidades del Brea andina y
del i r c a atacameiio-hispana, esta voz se tisa
como sindnomo d e la ficsta del carnaval (vi-ase), 161.
Chocolate: baile festivo chilote d e pareja enlazada, d e vigencia residual e n localidades insulares d e Chilot, 82.
Chirhn rrudn: ehiehn (vi-ase) q u e no sc ciiccc porque s u consumo e s a corto plazo, 292, 297.
Chichn degunrdn: chicha cocidn (vkasc) q u e sc conserva hasta por afios cn distintas clascs d e recipicntcs, 297.
Chichu de
UVN:
Chicoteo: una clasc d e snjurinnn (vtase) mBs r i pida qiic la comiln, cuya coreografia incluye
pasos d e znpnteo, 195, 196.
Cbujlni: por lo general, agiiardiente con la bebida llamada bilz, 75, 297.
Chu2ulzrho: vocablo habitual e n Chile para denominar a una clasc d c lcchuza: Gluuridium
nnnum.
Chz~uchules:secciones de intestino grueso d e vacuno o corder0 cocidas, que se sirven comilnmcntc con papas, 307.
355
moniales, corno el d c la festividad d e la Virgcn d e Andacollo y d e la Virgen d e I'alo Colorado, 105, 106, 162, 163.
vo batido para hacer una tortilla, hoy apctecidos e n el centro y sur del pais, 298, 304.
Ihnznnte: miembro de un hnile (vtase) de la festividad d e Andacollo, que se distingue por sii
handa terciada y su morri6n. (Vtasc hoi/e de
donzante.r), 97, 103
Ihmde: ser mitico con estatiira y aspccto gencral d c niiio de 4 a 8 a i i o s d e edad, 74, 261,
268, 269.
I h n z n dr sicuras: manifcstaci6n corcogrifica ritual d e 10s danzantcs y milsicos dcnominados sicrms (vCasc), 57.
Dulce chileno: producto caracteristico d e la rcposteria nacional de harina de trigo, huevo, v pastas azucaradas, 6.5, 294.
fi,'~': cancioncs
E t ~ q ~ l l & u danzante
fo:
del ceremonial d c la Virgcn d e l Rosario d e I m a , Ilamado tambiCn ind o ( v t a s c ) o tregro (vCasc), 73, 154.
356
Et7,~24indno:
virasc gui?idt/o, 310.
E.~rlot~ari4?1:
silplica o manifestacibn d e gratit 11d, v c rs i fi cad a s, d i r ig i d as p ri nc i pal mente a
la Virgcn d e Andacollo durante la celebracicin
de su festividad, 104.
Fohriquero: cuidador de iglesias
Kcgioncs I y 11, 61, 108.
capillas e n las
Cloriao: bcbida propia del celorio de angelito (virase) preparada con aguardiente, azdcar, canela y clavos d e olor, cn su vcrsidn m i s corndn
y genuina, 300, 301.
Fmniliur: hombre
o mujer, representante d e la
familia q u e rccibe y celebra e n su casa a la
357
Gu11chucho:vi-asc rhivnto,gunrisnnqi~e,gunrisnnqui,
pipiritiuqiie, 309.
Hnrhitn y marto: clasc de juego de las bolifn.s(vCase) que, ademis del procedimiento d c ganar
al contendor como e n el juego n ln cuarfa (vtase) lleva tambikn a la victoria al jugador cuya
holitn (vi-ase) golpea la del contrario, 241, 242.
pipiritiqwe), 309.
Guntnrunn :
Dc n o m i n aci 6 n
dc
cnguindao), 309.
Cnitcrrrdtr: corddfono de forma y tamafio similares a los d e la guitarra, con veinticinco cuerdas, 19, 29, 66, 68, 180, 186, 217, 218, 219.
Humita: comida d e maiz molido y cocido, envuelta e n hojas d e e x e mismo vegetal, 75,
292, 293.
ohtcnido e n una d e las etapas d e la preparacicin del dulre de tnembrillo (vi-ase), 304.
Jnrro-p(rto: ccramio asi llamado por siis caracteristicas zoomcirficas, 63, 325.
l , j m o : juego privativo de Chilo6 insular, casi cxtinguido, que ejecutan dos grupos d e
contendores d e nilmero muy variable con una
pclota de madera o de cochayuvo (Mucroqds
pyq,@rn)forrada en lona, procurando que transponga las lincas dcmarcatorias d e la cancha, 82.
sc), 215.
l ~ , ~ r i n ~ ijug0
l l n : d e tiva de fermcntacicin inicial,
308.
quc, a rnanera d e argolla cnvuelve lateralmcnte el estribo, y q u c dcsde cl extremo supcrior clla lo Line a la montura mediante una
correa d e cuero o de suela llamada acicin, 323.
359
rada de una persona q u c rccae principalmente sobrc nifios no mayores d e trcs afios, y a
vcces sobre animalcs y cspecics vcgetales, a
10s cualcs admira esa persona. (Vtase fori?zuci(j?z),27 2
:l/a/ impzmto: t
por
iin
ttitdiu d~111oro.s
/,otirotnpo:
327.
M a l l k i ~dignatarios que presiiden divcrsos cercmoniales prehispinicos d e la cultura andina.
55.
I.ziehP: jucgo infmtil d e dcstreza practicado a saltos sobrc figiiras geomCtricas dibujadas sobrc el suclo, 68.
/,uchirihi: giiiso hecho con el alga marina conocida con cl nombrc d e /liehe, 299.
,l/nrhi hombre o mujer mapuche con el don d e
.I/undnri~o:mixima categoria de
263.
ht7&
(vdase)
flfmhiifho: vdasc h h t i r h e
J / ~ P ~ picm
. Y : del apcro eciicstrc con la que sc
vtitumnrho, 267.
i l l ~ ~hlat~co:
j ~ r dulcc d c Icehe, 65, 294, 304.
360
des
,ll(/t~:
una d e stis accpcioncs concicrnc a la infusi6n de las hojas secas d e la planta del mismo
nombrc, t s t a conocida tambiCn gentricamentc como yerba; la otra correspondc, por extcnsiAn, al calabazo de forma globular, de capacidad scmejante a la de una taxa, el recipicntc que m i s sc iisa e n Chile para prcparar
y bcbcr dicba infiisi6n, e n circunstancias de
qiic la gran mayoria d e cstos calabazos sc
decoran con dibujos incisos, lo que se denomina' arreglar cu1uhmo.r (vkasc), 302.
rllraleS
con rcbanadas de cebolla fritas y por lo comiln con aji, d e las Kegioncs VIII, IX, y x,
298.
310.
361
0ncef.r): d e n o m i n a c i h del refrigcrio que sc acostumbra a tomar e n la tarde, con cafC o tC, antes d e la comida nocturna. (VCase bncer once,
born de once), 302.
t o r d e la medinltina ( v t a s e ) d e n o m i n a d o
npifindero (vCasc), 233, 236, 238.
Orden~mn:
vCasc ordett, 2 17.
Mtrrke: alimcnto de harina de trigo tostado y molido, qiic sc pucdc scrvir con agua, a menrido
con la complemcntaci6n d e azilcar o rnicl, o
como una sopa, con papas, huevos, trocitos
d c cebolla, grasa y sal. Su consumo corrcspondc a la IX RcgiAn, 298.
de cuna, 168.
,Vec/u: cIase de vo/mtht (vtase) de tamaiio peqiieiio, vox que podria vcnir d e la lengua
inapuche (I,cnx, 1904-1910, p. 530), 232.
Pnllulla: juego infantil d c lanzamicnto y reccpci6n de pequciios objetos con la misma mano.
Para Lenz la forma primitiva seria pm//nna,
derivada del qucchua payay, recogcr del suelo (I,enz, 1904-1910), 68, 241.
362
de goLLo: conjunto d e granos de maiz tostados por el efecto d e arena calicntc dentro d e
una olla, 293.
/mi
307.
Po?/de mi+: SLI nombre viene d e qric e n la tradicibn rural su elaboracibn ha sido preferentcmcntc femenina, 307.
Pam: baile festivo de pareja suclta, d e movimientos zoombrficos, d e muy escasa vigcncia e n islas chilotas. Mazamorra hecha con
los mismos componcntes q u e 10s del chercnn
(vtase) except0 la Icchc. Suele acercirsclo a
la condicibn d e guiso agregindole ccbolla picada, ortgano y sal, suprimitndolc, obviamente, el azlicar. Volantin del doble del tamaiio del comiln, 82, 232, 308.
Pnrnhienes: miembro d e la familia musical totzndo (vi-ase), d e celebracibn d e fiesta d e casamiento, 67, 174.
292.
3 63
caja d e masa contiene shlo cebolla y aliiios, conocida tambii-n como etnpcrnnda mldiici
( v t a s e ) ,295.
SLI
stlel-
195, 196.
Pilintt-zirtls: v t a s c
adivinatorios, 262.
/mitt-ticas,
305.
Iirnr~i~ies:
americanismo por una clasc d e buiiuc-
Pirnrones pnsmdos: prod uc t o s comes t i b Ics sem cjantes a grucsas argollas cilindricas, d e masa
liviana de harina d e trigo, huevos, lechc y
zapallo, fritos e n aceite o mantcca, q u e sc
acostiimbra a servir mojados e n jarabe de
chancaca o e n arrope, 309.
rh ivnto , p o r i s noqiir y
P i e d m d~ mole,: a r t e f a c t o l i t i c o d e origen
364
Por angelito: ternatica d e vems (vtase) d c saludo o d e despedida cantados c n homenajes funerarios a nifios por lo general de no m i , d c
tres aiios, (vdasc ungelito), 180, 183.
/or
Pizungu//n.s:sustituto del pan hccho d e maiz dcsgranado, humedecido, que sc pone dentro d e
tin cantaro u olla con arena q u e se calientan
sobre el fuego, 244.
Por historia:jirndnmelrto (vi-ase) que abarca cpisodios biblicos, paribolas cvangklicas y relatos histdrico-legendarios, 180, 185.
Pol- liternturn: uno d e los grandcs tcmas del coilto 0 lo puetn (vtase) relativo a cscenarios d e
naturalcza idealizada, con escaso o ninguna
participacidn humana, 180, 186.
269.
cn la I Kegidn, 98.
PtLchPro: cmueln ( v t a s e ) sin caldo, con 10s mismos componentcs de clla, pero sdlo con carne d e vaciino. Famhidn sc denomina corido
(vkasc), 307.
365
Pufinl: nombrc de cada uno d e 10s dos clementos dccorativos del zuitnrrrin (vi-ase) que poseen forma d c alfanjc cstilizado, y q u e se e n cucntran junto a cada extremo del puente,
e n SLI tapa armdnica, 219.
Quirquiueho:
Punteodor:
(vCase), 215.
Remote: pareado conclusivo d e 10s tcxtos pottieo-musicales de las cueros (vCase). Nombre
de la pequefia serie d e estrofas finales d e un
canto d e cop1o.s (vease). requerimiento amoroso, 1.57, 188, 189.
Retirnda:
366
cantidad d e dinero durante el encuentro nocturno conocido como chancho muerto (vCase), 301.
Solve chiloto: denominacicin gcnkrica d e las versioncs cantadas e n Chilot d e la oracicin Ilamada salve, e n honor a la Virgen d e la religi6n catcilica, 193.
Snntipclr-: manera de ciirar a iin nifio ojendo (vtasc) haciendo varias cruces sobre sti piel y rezando oracioncs apropiadas para ese fin, 272.
Romonce: composicibn poCtica cantada o recitada, m i s conocida como corrido (vCase), 82,
176, 177.
Romnnck: tcxto pottico recitado o cantado por
10s huilliches d e ChiloC para comunicarse con
Skcho: clase de ancla con centro de piedra y palctas de madera, usual e n Chilot, 83.
367
7hmo dalrko: cancicin yugoslava de uso frecuentc entre 10s habitantes de Punta Arenas, XI1
Regibn, provenicntc de s u s antcpasados, y la
cual sc ha folclorizado e n csa ciudad, 196, 197.
Su.s/mcia: clasc de gelatina provcniente d e hucsos y ncrvios hcrvidos d e gallina o pollo, 309.
E i l h r : ceremonial prchisphnico d c la I1 Kegihn
de Chile, 60, 92, 155, 210, 213.
7iimhor : vCasc ((io, 166, 167.
7iimhoreito: pequefio tambor de dohle parchc
coloca e n la parte d e adclantc del baile (vi-asc) y que indica a 10s chinos (vCasc) 10s movimicntos q u e dcben hacer, 166.
,.
Jnmhorcro menor: el ejecutante del corrcspondicntc instrumento que se halla e n la parte
de atrds d e la cofradia rccogicndo y rcforzan-
7hquimrL danza de funci6n fcstiva d e pareja independiente y cnlazada. 'IambiCn es un patrcin ritmico d e diversos bailes de la l Regicin,
57, 159, 213.
EutempiP: alimento ocasional, liviano, de prcparacicin ripida, que sc consume antes d e una
comida complcta o e n una reunicin d e amigos que sc dcdican a conversar o practican
tin juego d e azar, 309.
Tiple: vCase diublito, 2 1 7.
77rmnekls a In o l h : vCasc pantrums, 305.
7ormento: instrumento musical idicifono constituido por una mesita con cubierta de hojalata y tablillas, las q u e son percutidas por su
cjccutante con las yemas d e los dedos, 173,
224.
Tortilln de rescoldo: clasc d e pan de harina de t r i go, manteca y salmuera, que se cuece cnvuelta e n ceniza calicnte y brasas, 296, 302, 306.
Trohqjo de 10sperros: e n la zorrendnrn (vCasc) el
accionar d e cllos para encontrar y pillar al
zorro, 235.
Trngo firerre: bebida alcoh6lica d c alto grado,
como e l ngucirdiente (vCase) o el coiiac, 309.
fimpesta: afinacicin de la guitarra distinta d e la
habitual generalizada folclhrica, 189, .
Yi-npelmuchn: joya pectoral femenina mapuche,
80.
5 u yo
s e g u n d o co m p o n e n te n o m i n a t i vo ,
lignos, 263.
Tromp: Idicifono metilico formado por un pcqueiio marco con una lengiieta vibritil, cuya
caja de resonancia es la cavidad bucal. Sc lo
conoce intcrnacionalmente como Jews harp,
191.
Trompo: El propiamentc chileno d c uso m i s freciiente es pcqueiio, piriforme, d c crierpo de
madera adornado con franjas circularcs d e distintos colores, con una pda d e hierro, 68, 331.
Tropn de zampol7ero.s: c o n j u n t o d e mdsicos
ejecutantes d c zampofio (vt-ase), 216.
Trote: baile festivo, Ilamado asi porque su paso
corcogrifico se asemcja a e m movimicnto, 57.
Troyn: juego de holitm (vCase) las crialcs se po-
Tui-tzie?nombre onomatopkyico q u e se da al brujo metamorfoseado cn un pijaro d e mal agiiero, q u e para algiinos seria el mismo q u e el
chotichoir (vt-ase), 270, 271.
Tfirbante:miembros del grupo haile de timm&.s,
vkase, 97, 103.
U@o: llirnase asi a una rnazamorra d e harina tostada e n agua fria o caliente y con o sin azilcar, 292.
Volontin: El nornbre rnBs corniln e n Chile del objeto volador con que se practica el deporte o
el juego de la corneta, 68, 231, 232, 331.
EKSOS
dc dnKe1c.s: vCase
211, 214.
Zunjn: clase d e zompotio (vi-ase) d e tubos largos
piso, 162.
gentina, 63.
indice Onomiistico
Cabrera, Eugenio, 37
Calderbn, Enrique, 166.
Caldcron d e la Rarca, Pedro
Calquin JosC, 73.
Campbell, Rambn, 35, 88, 199.
Canio, Juan, 136.
Cannobio, Agustin, 26.
Chrdenas, Renato, 107.
Castro, Victoria, 384.
Cavada, Francisco Javier, 24,26, 179, 94. 95.
Chac6n del Campo, Julio, 26.
Checura, Jorge, 34, 155, 158.
Chuaqui, Rcnedicto, 27.
Cires Salamanca, Maria AngClica, 208.
Claro, Samuel, 30.
Coffin, J.F., 23.
Contrcras, Constantino, 116.
Contrcra5, Roberto, 38, 232, 246.
Correa, Gonzalo, 252.
Crcspo d e Fuentcs, Emelina, 221.
Curaqueo, Domingo, 384.
371
35, 147, 157, 169, 170, 172, 175, 177, 199, 204,
206, 220, 223, 278.
D c Almeyda, Vasco, 96.
D e Carvalho Neto, Paulo, 34.
D e Cervantcs, hliguel, 144.
D c la Rarra, Eduardo, 23.
D e la Rosa, Javier, 188.
D e 10s Rios y Lisperguer, Catalina, 221.
Dc Maupassant, Guy, 1.50.
D e Montessus d e 13allorc, Fernando, 24.
D c Ovallc, Alonso, 23, 164.
D e Quevcdo, Francisco, 144, 145, 177.
D e RamBn, R a d , 219.
D e Sancha, Justa, 256, 260.
Dufourcq, I,ucila, 26.
Durhn, Agustin, 177.
Durhn, Eliana, 31.
372
373
Taguada, 118.
'Thompson, Stith, 138.
Thoms, William John, 47.
Tobar, Julio, 31.
Tocornal, Joaquin, 201.
Tolosa, Bernardo, 34, 158.
'Ibro, Julia, 27.
'Iburnier, I d i n , 26.
Travisany, Arrcdondo, 205, 206.
Trcutler, Paul, 23.
Trujillo, Carlos, 107.
Tiidela, Florcntino, 184.
Iinanue, Bcatriz, 31.
(Tribe Echevarria, Juan, 11, 14, 33, 97, 102,
103, 104, 113, 165, 211, 231.
IJrrutia, Jorge, 27, 29, 39.
Valderrama, Adolfo, 23.
Valencia, Alba, j84.
indice
T o p o n i m i cox
ACAIWI,(:O:
ciudad mexicana, 154
A(:ONCAG[IA:
V Kegibn., Lugar de gavillas o atados de paja hlapuche (hloesbach, 17), 40,63,
97, 294
ANDA(:OI,I,O:
IV Regibn. Cerro (con minas) d e
cobrc. iiymara (Moesbach, 25), 63, 97, 100,
102, 103, 104, 162, 164, 211, 225
A I S ~ ~XI
N :Kcgi6n. Si tiene Ctimo mapuche scri
a t h c n , d e F m or on a rse , d e s m o r o n a d 0.
hlapuchc (hlocshach, 21), 8.5, 300
A i ~ o X: Rcgibn, islote rocoso, caleta rcsguardad a de 10s vicntos del N.O. Chono (Cirdena?),
107
AvI~AKI~I(:A:
parte del territorio antirtico, pertenecientc a Chile. 86
ANTOI:AGASIXI1 Regi6n. Anto, d e origen desconocido; gasta, del diaguita (cacin) e n elNOA.
y significa pueblo, aldca (i. p. Lehnert), 34,
62, 95, 98, 158, 202, 205, 31 1
AI,GARROIW:
V Kegibn. Del irbol del mismo nomhre (Prosopis chilensis), 223, 249, 250, 28.5, 291
ALIAWA: I Regi6n. Oficina salitrcra, 58
APIAO:X Rcgicin. Isla, Api, un lexema indeterminado, y ao, caleta o bahia resgiiardada del
* Comprcndc tanto 10s nombres d e 10s lugarcs a 10s que pertenecen las formas culturales folcl6ricas que se
mencionan en esta obra, como los dc las localidades donde se efectilan divcrsas clases d e estudios sohrc el folclore,
ciradas en este libro pnr SLI autor. Este indice d e topcinimos ha sido elahorado medianre tres procedimientos: el de
consulta a fuentes bibliogrificas, que se indican dcspiiks de finalizado dicho indice ; el de obtencicin de informaciones personalec directas d e lingiiistas que se mencionan con la ahreviatura (i. p. m i s el apellido de quien correspondc) y el de algiinas proposiciones del mismo autor, scfialadas con las letras M.D. Regicin Mecropolitana se
abrevia R.M. El desconocimiento del significado d e 10s topcinimos se seiiala con el signo ? ? ?. Los nombres de
lugarcs en lcngua castellana 11 otros no indigenas, conocidos generalizadamente, no se rerniten a su bibliografia
cxcepto 10s d e particular inter& geogrifico-histbrico. Por ser la Rnt-idopediu del Folchw d~ Chile una obra general,
informativa y descriptiva, las acepciones d e 10s topcinimos se dan a conocer d e una rnanera simple y breve, sin las
cspccificaciones etimolcigicas y seminticas d e un trdbajo propiamenre linguistico. Se agradeceri cualquier aporte
etimolcigico y semhnrico para esta toponimia.
** El libro d e este autnr utilizado en la presente toponimia carece de numeracicin d e piginas.
375
viento
NO.
AKA~ICO
IX: RegiBn. Agua gredosa. Rlapuchc
BONN:ciudad d e Alemania, 12
AKGIYA,1,o: R.M. Por el apellido d e antiguos propietarios d e este prcdio (M.D.), 172
CABII,IX): IV RegiAn, 64
CAI~I~IRAO:
R.hl. ? ? ?,69
CSCL~AC:H:
X Regihn. Playa arenosa o Playa de
R~:I~N/~KI)O
f~Hlc;(;lhs:
R.M. Dcnominada habitualmcnte L a Alamcda, antario con abundantcs y frondosos irboles, se extiende d e oriente a poniente, como
la m i s espaciosa y larga de las avcnidas d e la
parte central d e la ciudad d e Santiago, 282
CAIA\IA:
C ~ , I F O K N I AEstado
:
d e Norteamkrica, 12, 32, 33,
154
CAMAR:
TI Regibn, pueblo. Ckamur,luni, mes
Kunza (Vaisse et alii, 16), 62
CAMPON:
VI11 RegiAn, 316
A Y Q I I N A :I 1 R e g i h n . H u i d a . Q u e c h u a
(Moesbach, 21), 223
C.AKA(:AS:
ciiidad capital de Venezuela, 20
C)\KKIAIAIVI:X Regibn Guru, verde + len, part
AZ,APA:
I Regihn. Samo, quebrada sana. Aymara
(hloesbach, 31), 94
BASEL:ciudad deSuiza, 13
CAIUN;EN,A: V Kegibn, 5 1
BEKI.~N:
ciudad d e Alemania, 35
C.ASAI~IANG\:
V Regibn, 64, 234, 325
CASINNA:
I1 Regibn, pueblo. Hijo de la hondonada. Ckas, hondonada y pana, hijo. Kunza
(Vaisse et alii, 17), 60, 91, 92, 328
CASTKO:
X RegiAn, la ciudad capital d c Chilob,
cuyo nombre se le pus0 e n homenaje al virrey
del Perd, L o p e Garcia de Castro (Risopatrbn,
157), 343
CI\~IQI.ENI<S: VI11
376
CONCEIY:I~N:
ciudad d e la VI11 Rcgicin, 12, 34,
66, 67, 76, 232, 295, 31 1
(Moesbach, 49), 34
CERRO
IIEI, IN(;A: VI Regibn. Del gobernante, del
seiior. Qucchua (M.D.), 280
<:l<KRo
do que pcrtcnecici a 10s condcs de Sierra RcIla y como era comilnmente llamados las tierras d e 10s condes, vino dcspriCs a rcducirsc la
denominacibn al solccismo I,as Condcs, con
que ha segiiido conociCndose (Kisopatrbn,
245), 67
Ill<I..\ h l l . K \ I
K!\:
CoNsI~l~l~l
l(:lhN: VII Kcgidn. Por la Constitucidn
Coc:~I O I , I I I I I ~ : VI11 Rcgicin. Cocho, algo desordenado, desascado; hue, lugar. hlapuchc (hl.D.),321
(~o~io
El,:
, \I Kcgidn. Nombre vulgar de un
C o l ) l ~ ; [ i rR.hl.
\:
COI~IWX
I I I Rcgicin. Ciudad fundada con el nombre de San 1;rancisco d e la Selva de Copiapci.
C o ~ Ir~ I H O : I\:
Rcgidn. losada de p l a t a .
Qucchua (hlocsbach, 60). Iodria vincularse
con algunos patrdnimos atacamciios, cuva etimologia es dcsconocida. Por su ubicacibn geogrlifica debcrka ser diaguita, aunquc cstc argumento no cs definitivo. (i. p. I,ehnert), 36,
63. 65
Coi,(:ii!iGii,i:
COI,(:IMNE:
I Kegicin. ? ? ?, 55, 215, 216,
(hI,lNK
Copa, verdc; yapu, ticrra cultivada, vega verde. 111 Kegicin. Avmara. (Vocsbach, 59),60,
63, 64, 97, 110, 173, 211, 294
COI)IW:
I Regibn. El foncma d tampoco ocurrc
e n qucchua o aymara. Quizis d e copa o cupa,
gran adivino, e n aymara. (i. p. I x h n e r t ) , 58
R.M., 1 10
COKONI<I.:
VI11 Kegidn, 76
CRIK:RS,
LAS:\I Kegibn, 182, 183, 185
I Kegibn. Sitio e n las ccrcanias del pueblo d c I,a Tirana, 99, 100
(:KI.Z I)I<I,
(;,AI,\~KIO:
C:RW
~ ~ O R R I T IO Kegibn.
:
Sitio e n las proximidadcs del pueblo d e I,a Tirana, dbndc muchas cofradias llegan ordcnadamcnte formadas a dicho pueblo, 99
C o h i n i d r : ~ Irovincia
:
IIKI,
C O ~ I I M I < I MIV
I , ,Kegibn.
~:
Partir con combo pcsado. Quechua (Mocsbach, 57), 64
<:iw\a i)t<
C O ~ I PXI ~
Rcgibn.
:
Entrar, quien habia salido; o
retirarse, como la marca con l a idea dc llegar
all& alcanzar a llevar la accibn a su tCrmino.
Mapuchc (Cirdenas), 82, 83, 107, 195, 196,
299, 3 17
C[Y:HIIV.\:VI Kegibn. Iodria scr un vocablo formado por la voz onomatoptyica crichi, con la
cual se llama a 10s ccrdos (Lcnz, 217) y puy,
puve, un pccecillo. Maptiche ( L e n z , 643)
(hf. D.), 245, 280
3 77
CHIGITAYANTE:
VI11 Regibn. Sol entre brumas.
Mapuche (Moeshach, 82), 76
(;IiKA(:A\f:
CHii,Ok:
Cclki<ivi~o:
VI1 Rcgibn. Corrcr vicnto y tomar el
( ~ i r r z r ~ i ~ ~ i ~\Io ~ Regibn.
c:~:
? ? ?,76
181, 234
CHACAO:
X Rcgihn. Taca, almeja y ao, calcta _v
DICHAS,
LAS:\ Kegibn. Una planta (Solivir
da
sc
pide permiso.
(M oes hach ,73), 64
C t i j j h f o N K i x : 111 Kcgihn.
D O ~ ~ I H\II I Regibn.
F::
Lugar de vezas. (una cla-
Mapuche
? ? ?,222
DKAGA,
L4: V Regibn. Por la miquina d e ese mism o n o m b r c q u e extrajo oro e n cse lugar
(:IiANAiui,:
(MD.), 281
+ lin, cerro,
monte + ec, isla sin refugio par 10s vientos del
NO. Chono (Cirdcnas), 107
CHAIII,INIX::
X Regibn. Chau, bajo
dejado o dispriesto e n
hcrencia. Kunza (Moesbach, 95), 63, 65
F,IWF:IIKAI)O:
VI1 Kcgibn, 76
378
FLORIDA,
LA:V l l I Regibn, 76
JERUSALI~N:
Antigua capital d e Judea y hoy del
G~TTINGB
ciudad
N : alemana, 13
GKANAI,I,AS:
V Kegibn. ? ? ?, 64
KON AIKEN:
XI1 Kegibn. Kon ? Aiken, Parade-
G~~AYA(:AN:
IV Regibn. Por el nombre d e un drbol. (Porlieria chilensis) Vocablo antillano
(Moesbach, 109), 65
LAJUELA,
LA:VI Regibn, 76, 77
GIIERKEKO:
Estado d e MCxico, 154
H I G ~ J E R ILA:
I~L
VI1
ARegibn,
,
146,243,250,306
( P o ~ ~ h rtrarus).Traro
us
calvo, nombre del h t roe araucano.... Mapuche ( Moesbach, 135),
110
H I J ~ I I I I AVSRegibn,
:
166
HIIAIAN~?:
VI1 Kegibn. ? ? ?, 76, 296
H~IAI.QIII:
VI11 Kegibn. Gualqui, rodeado, cera d o . M i , probable, voz humana (Moesbach,
Rcgibn. ? ? ?,96
L I ~ I AIV
K ~Regibn.
:
El q u e rodb. Qucchua probablcmente (Moesbach, 139), 63
HI~AKASINA:
I Kegibn. ? ? ?, 155
HIIASCO:
IV Kegibn. ? ? ?,64, 65, 294
LINARES:
ciudad d e la VI1 Regibn, 76, 175, 221,
292
H ~ I E S , I . E I , , ~IV~ IRegibn.
~ ~ ~ I ~El
S : lago superior
( d e dos). Mapuche (hloesbach, 117), 273,
322,332
LIIIIVA:
I Regibn. Liri, hutrfano y ma, sufijo q u e
indica la persona del poseedor. Aymara (i. p.
I x h n c r t ) , 58, 336
LI~ICLIIIA:
VI11 Regibn. Piedra blanca o lisa.
II,I,A~~I<I,:
I V Regibn. Provisiones, si fuese
~,IVfl,(:.AK:
IQ~!IQIIE:
I Regibn. 1,ugdr d e dormir e n el camino. Quechua (i. p. Valencia), 33, 34, 55, 56,
57, 58, 95, 98, 101, 155, 205, 207, 214, 220
Loni,~LAKGA:
V Regibn, 234
LOSI)KES:
ciudad capital d e Inglaterra, 47
ISIA
PASC~~
V ARegibn.
:
Paasch Kiland,
Osterinsel, Easter Island, denominacihn e u ropea dada cl dia d c Pascua d e Kesurreccibn
del aAo 1722, por el navcgante holandCs Jacob
Roggeween a la isla E Pito I ) te Henun (en idioma rapanui, ombligo o centro d e la tierra)
379
LLAMPAICO:
V Regibn. ? ? ?, 235, 293
LIANCAY:
R.R4. 1,lanca: piedrecilla. Mapuche
(hloesbach, 147), ilugar con abundancia d e
estas piedrecillas? (iV!.D.), 330
MEI,IPIILA:
K.M. Cuatro progenitores, antepasados ilustres, d e habitantes d e u n lugar a1 que
se le diera cse nombre, asi como al cacique d e
tl. Mapuche (Dannernann, 161 - 1641, 66, 75,
234, 236, 317
I,I,ANQ(UH~II<:
IX Regibn. 1,ngar hundido o lago
p e r d i d o ( a n t e s e n la montafia virgen).
Mapuche (Moesbach, 148), 34, 78, 1.54, 297
MINCHA:
IV Regibn. Abajo, debajo de 10s cerros. Mapuche (Moesbach, 170 - 171), 64
LI,I\IIY):
IV Kegihn. ? ? ?, 64
MIKANDA,
1,o: VI Regicin. [or el apel-lido del fundador del pueblo (M.D.), 336
n o m b r e (Sch in us Intifo ( i u s ) (2 u ec h u a
(Moesbach, 173), 106
MAGALIANKS:
XI1 Regicin, 85, 300
h l o w r ~P.ATKIA:
IV Rcgihn, 64
M A I P I I R.M.
:
Cultivar la tierra. h l a p u c h e
h l o i ~ ~V~Regicin.
i :
1Jno de 10s islotes alrededor d e la Isla de Pascua. Kapanui (Englert,
3401, 198
NAICLJRA:
VI I Regicin. Nal-cura? Piedra e n torh,hc;A, LA:K.M., 74
~ ~ I A M A N O , El,: IV Regibn, 65
N4\IInhI>:VI
N I N H I KVI11 Rcgibn. Abrigado (contra 10s vientos) hlapuche (Moesbach, 184), 177
MKI~AVIIIII:
V Regihn Vista bonita. Rapanui (i. p.
N ~ X VIWI~KIAI,:
A
IX Regicin, 191
SQnchez), 198
~$AI,II,I,A:
Kegicin, 321
~ ~ U R L VI11
E:
OAXACA:
Estado mexicano, 154
MEHIIIN:X Regibn. De la planta del mismo nombre. Mapuche (Moesbach, 164), 334
OKII,I,~\
I)I< P~,N(,AIIIIP,:
VI Regicin. Pencahue: lugar de zapallos. Mapuche (Moesbach, 202),
77, 133, 177, 341
380
OKONGO:
V Regibn. Ciudad ceremonial d e la Isla
Pb;mR(:A:
OSORNO:
X Regibn, 78, 110, 154, 234, 336,
PlLkN:
OVAI,I.R:
IV Regibn. Por Jost Tomis Ovalle, presidente interino d e la Rep6blica d e Chile
(Risopatrbn, 610 - 611), 63, 64
PIRQIIR:
R.M. Cualquier prenda del vestuario d e
la mujer, trapos. Mapuche (Moesbach, 213),
19,66, 172, 219, 259
PACHAMA:
I Regibn. Vestido viejo. Quechua
(Moesbach, 193), 57, 58, 59, 159
P ~ I G ~ I AIV
N )Regihn,
:
64
PO(:II,IAS:VIII Regibn, 76
P41.o COI,OKAIX):
IV Regihn, 104, 105, 106, 223
POMAIRK:
I A ~ ~ P !>El,
A I.AMAR~IGAI.:
I Regibn. Tamarugo
probab. quechua (Moesbach, 258), 96
EL: R.M., 66
PRINCIIW,,
PARAI)RRO,
El.: I Regicin, 94
PCJCHIIWA\~:
V Regicin. Sobras d e la fiesta.
Mapuche (Moesbach, 218), 63, 64, 110, 166,
PARI<IX)NKS:
VI Regibn, 76
P A K I N A C O TIA :R e g i b n . Parina, f l a m e n c o .
Quechua. Cota, mar, laguna (i. p. Ixhncrt),
56,58
21 1
E;.I.F.KoEl.: K.M. Kntrc charcos.
Mapuche (Moesbach, 217), 281
PiiixwI EL,
PAKKAI.:
VI1 RegiBn, 76, 296, 321,
PAKKONCII,I,O:
VI1 Regibn, 173
Tagua,
Pr
~Rro
11A%.x:
XI Regihn, 320, 325
~I-hl.ANQrlE: VI
PIINTA
ARENAS:
XI1 Regibn, 154, 196
~ l I l A K N i ~V
0 : Regicin.
PENAI.IKI:
l Regibn. Podria ser u n t o p h i m o
hihrido donde peiia proviene del castellano
y liri, hutrfano, e n aymara (i. p. Lehnert),
58
PIIKRJII.:
R.M. Por la planta del mismo nombre,
75, 327, 328, 331
denas), 83
PWI~KOA:
VIII Regibn. Lugar de humaredas.
Mapiiche (Moesbach, 203), 257
QURNAC:
X Regibn. Sitio desprotegido d e 10s
381
QIWI(:O:
VI11 Regicin. Rio Queule. hlapuchc
(Moeshach, 228), 67, 68, 78, 79, 80, 154, 189,
323
R i l i i ~ oX
:
Regicin, 78
Rio CIIOAIK
IV Regibn, 179, 181, 271
RiO GKANIX:
11 Regibn. Su nombre completo es
Santiago d e Kio Grande, 61, 215
~l~lN~:llAhfAl,~:
VI11 RegiBn. Por la planta d e la
misma dcnominacihn, 76, 301, 319, 325, 332,
335,336
R o s ~ ~ IIF,
r o H~LRA:
I RegiBn. Salitrera. Huara,
estrella. Aymara (Moesbach, 112), 101
R o i m : Ciudad francesa, 32
QIIINCHAO:
X Regicin. Sitio propicio para recalar, protegido d e 10s vientos del NO. Chono
(Cirdenas), 83
SALAMANCA:
I V Rcgihn. Por dofia Matilde
Salamanca que leg6 10s terrenos c n que se
ha asentado (Risopatrbn, 788), 64, 181, 26.5
Q ~ ~ I K I I VI11
I ~ I FRegicin.
,:
1,ugar d e zorros.
Mapiiche (Moesbach, 238), 75
QIIISCO,
El,: V Regibn. Por la cacticea del mismo
nombre, 64
SA~IA
I Regibn,
:
Color, tambiCn alivio, descanso. Aymara (i. p. I x h n e r t ) , 95
Q ~ I I Tciudad
O:
capital del Ecuador, 37
SAY A N T ~ N V
I ~Regibn,
:
64, 65
SAXRF.RNARI)O:
R.M., 36
SAN
R A ~ ~ A I )LIS:
A S , IV Regihn, 71, 236, 323
ROKJA:
Area hletropolitana, 282
SAN CAKI.OS:
VI11 Regibn, 76
SAC FEKNAUDO:
VI Regibn, 76
SAN FEKNANIX)
I X COI~IAIYX
I11 Rcgihn, 97, 225
SANPEDKO
DF: AI,cANIAKA:
VI Regibn, 76, 113
382
SANPI<I)ROI)l<
b~l<l,ll~il,lA:
R.hI.,
T.A[,(:A:
VI1 RegiBn. T r u e n o . M a p u c h e
(Moesbach, 257), 67, 69, 76, 241, 292
T,wxiic~~\vo:
VIII Rcgicin. Trucno del cielo.
SANVICKNW I ) K l~~C;[i,~-T,~r;[i,~:
VI Rcgi6n. El
componcnte indigcna d e sii nombrc obcdece
a la laguna llamada asi por la abundancia del
avc d c la misma dcnominacibn que habia e n
clla. hlapuche (M.D.), 75, 76, 24.5, 272, 280,
296
Taltaln: ronqriear; taltal, la raiz verbal duplicada imita el grito ronco del traro. Avc cuyo
n o m b r e cicntifico cs (/-o/ghonzis plnnrus).
TARAI~ACA:
I Regi6n. lapado con i r b o l e s
ria kirbard de Rraganza, csposa del rev Fernando VI1 de Bspaiia, 263, 322
SANIX(:KIX:
SANIA R O S A Ill<
SANTIAC;O:R.M. La ciiidad capital d e Chile, f u n dada por don Pedro de Valdivia cl 12 de fc-
r .
rlRAN/\,
SBRIINA,
LA:IV Regicin, 64, 103
So(:,ii~i<:I1 Rcgicin, 60, 92, 210
SO(:OKOVA:I Rcgicin. losihlcmente del qucchua
58, $1
So I , A Q I I ~ : IV Regidn. Kxtendido. Q u e c h u a
(Moesbach, 2559), 97, 110
TAC:
X Rcgidn. lac
ro(:w(:E:
del ruido que prodiiccn las valvas de 10s mariscos (Imw thmm) al ser estrclladas contra las
piedras. Designacidn del mapadungfin v del
chono tac (Ramircz, l68), 107
I ACNA:
rAIAi3RK:
r .
rRAPA-TRAI%:
383
I\II,AHo~N:
TV Regibn. Pareja d e garzas.
hlapuchc (Moesbach, 278), 63, 326, 340
VALDIVIA:
X Regibn. Por el Conquistador d e
Chile, don Pedro d e Valdivia, 34,78, 154, 297,
336
V I C H U Q I I ~VI1
N : Kegicin. Estar solo. Lugar aislado o lejano. hlapuche (Moesbach, 282), 265
IX Regibn, 155
VIIAA AI.IIGKE:
VII R e g i h , 75
(Moesbach, 283), 6 3 , 6 4
ViR4 mi, hlm: V
VAI.I.IINAK:
111 Rcgibn, 64, 65, 294
VAI,IW~A~SO:
V Rcgibn, 17, 33,40, 63, 65, 97, 110,
1.54, 190, 233, 294, 31 1
V,{SQ\~R.~,
Lo: V Kegibn. Por el nombre d e la familia fundadora (M.D.), 110
VEGACIINTKM,:
Santiago, Area Metropolitana,
3 10
V K :RA:
~ IV Rcgihn. Fundada por Joaquin Vicufia, intendentc d e Coquimho, el afio 1821,
c o m o Villa d e S a n Isidro d e Vicuiia
(Risopatrhn, 929, 930), 328, 331
Regibn, 109
YLJMBEL:
VI11 Regi6n. Arco iris reluciente.
Mapuchc (hloesbach, 286 - 287), 73
Y ~ ~ N G APueblo
Y:
peruano en cuyas ccrcanias el
ejkrcito chileno ganb la batalla del 20 d e enero d e 1839, q u e puso tkrmino a la Confederacibn Peril-Roliviana (Risopatr6n, 953), 23,76,
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ZAPIGA:
I Kegibn. ? ? ?,58
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Las informaciones personales son d e 10s profesores V I ( : r l n R I A CASTRO, Universidad d c
Chile; DORIINGO
CLIRAQI.EO, Universidad d e Chile; R ~ B E LEIISEIU.,
I ~ I ~ Liniversidad
d e Antofagasta; GILRERTO
SANCHEZ,
Universidad d e Chile, y ALBAVAI,IN;IA,Univcrsidad d e Chile.
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*Los autores o conservadores d e las fotografias, indicados con sus abrcviaturas por orden alfabktico, son:
A. C.hl.
A.D.
A.E.1'.
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Juan Astica.
Juan Benavides.
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Jose \'l~iioz.
Johcn \Vcnzcl.
Maniiel Dannemann.
Foto Mari6n (Santiago).
Foto Orellana (Concepcibn).
Oscar Pavez.
Ronnv Velisquez.
Victoria Dannemann.
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Swi d e grcda,Toconao. A I ) .
Jarro d e Pomairc. l I . 1 ) .
Jincte con mujer al anca, ccrimica d e Quinchamali. A.D.
( k s t o para guardar objetos pequeiios, Liucura. /\.I>.
Istribos, I-1uentclauqut.n. h1.1).
Colocando cmpanadas e n el horno, cerhmica d e Talagantc. A.[).
Chomnnto, Santiago. RI.1).
Artesania de cesteria d e chupdn y iiocha, Hualqui. ~ I . D .
I.I@i para aventar la paja d e productos agricolas San Juan d e Chadmo. A . D .
Artesana pascucnse haciendo un collar d e conchas marinas. I).
Pcz d e boqui, Mehuin. ,A.I).
Casa d e techo d e paja y muros d e adobe, Bel&. h1.1).
Casa d e techo d e paja barro y muros d e piedra, Talabre. K.V.
Casa con tccho de barro compactado y muros d e adobe, Los ,oms. R.V.
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