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Olivia M. Stone (Prensa)

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EL DA, domingo, 15 de febrero de 2015

p1
HERMIGUA y su paisaje
humano. El ayuntamiento gomero se
propone dar a algunas calles el
nombre de sus hijos ilustres. 6/7

del domingo
revista semanal de EL DA

OLIVIA STONE:

aproximacin a
una biografa desconocida


Texto: Daniel Garca Pulido


(Fondo de Canarias. Biblioteca General y de Humanidades.
Universidad de La Laguna) dgarciap@ull.edu.es

Para ti, teacher,


por transmitirme el privilegio
de conocer, desde muy pequeo,
a todos estos tus viajeros y viajeras,
a quienes con tu trabajo rescataste del olvido.

ara quien se adentra en el


estudio y la lectura de las
obras clsicas de la literatura de viajes en las Islas
Canarias hay algunos nombres e identidades que, a fuerza de
ser utilizados una y otra vez como
recursos para acercarnos fielmente
al pasado como testimonios directos que fueron de una realidad vital
hoy anhelada nos resultan cotidianos,
habituales, incluso diramos que
hasta familiares. Nombres como los
de Elizabeth Murray, Sabino Berthelot,
Ren Verneau, Andr Pierre Ledr,
Hermann Christ o el propio Alfred
Samler Brown, por citar algunos entre
tantos, traen a nuestra memoria retazos de este o de aquel episodio de
la historia y del paisaje insular que
fueron rescatados con primor por
aquellos trotamundos durante su estancia islea en el Ochocientos, reflejando sus apuntes a travs de la
pluma, acompaada a veces del
pincel, de la plumilla o de la cmara
fotogrfica.
No obstante, al focalizar sobre estos
autores nuestra atencin revertiendo ese paradigma y convirtiendo al
visitante en objeto de introspeccin,
cuando se trata de indagar las circunstancias particulares de esos
mismos protagonistas tratando de
saber algo ms sobre sus vidas, sus
intereses, la razn de su viaje a las
Islas, no son pocas las ocasiones en
que nos encontramos con una densa
niebla de desconocimiento que cercena nuestros desvelos e inquietudes. En la mayor parte de las ocasiones
se trata de biografas resueltas a base
de trazos sencillos, con certeras indicaciones a sus profesiones, rangos
o cargos, a sus inapelables fechas de
nacimiento y/o defuncin, a la identidad de sus esposos/as... si bien existen casos que ni siquiera han logrado
avanzar mucho ms all del esclarecimiento del propio nombre y

apellidos del visitante. En este sentido creemos que si existe un viajero


que ejemplarice esta peculiar situacin de casi total anonimato debemos acudir de forma insoslayable a
la enigmtica figura de Olivia Stone,
cuya obra Tenerife y sus seis satlites constituye uno de los referentes
posiblemente el ms importante
dentro de la literatura extranjera sobre
Canarias [1].
El libro escrito por Stone, que ocupa
meritoriamente un parangn de privilegio en la bibliografa fornea sobre
el Archipilago [2], fundamenta su
relevancia no solo en ser una de las
primeras obras en reflejar la descripcin y visita puntual a todas y cada
una de las siete islas, as como a la
inmensa mayora de sus poblaciones
principales lo que ya en s constituye un autntico hito indito y digno
de ser alabado, sino que tambin es
debido a la variedad de los registros
recopilados por la incansable viajera,
con referencias que van desde el mbito etnogrfico, gastronmico o
climatolgico a detallar resabios
histricos, sociodemogrficos o sencillamente anecdticos, todo en ese
lenguaje caracterstico y crtico asociado a la mirada victoriana del momento [3].
Las primeras indicaciones acerca
del peculiar anonimato que rodeaba
la figura de Olivia Stone nos han llegado gracias al excepcional y precursor
trabajo de investigacin sobre los viajeros britnicos efectuado por el doctor catedrtico Jos Luis Garca Prez, quien ya nos avanzaba las causas de este desconocimiento: Desgraciadamente hasta hoy ha sido imposible conocer algo de su biografa ya
que al tomar el apellido de su marido
todo rastro de su quehacer anterior
ha quedado oculto [4].
Siguiendo esas directrices pareca
obvio que las nicas pautas conocidas
acerca de esta viajera, agazapada se-


La autora
irlandesa, aunque
afincada en
Inglaterra, Olivia
Stone.

gn las normas al uso tras el apellido


de su esposo, vinieran plasmadas en
la portada y prolegmenos de la propia edicin de su Tenerife y sus seis
satlites editada en dos volmenes en Londres en 1887 por Marcus
Ward & Co. Limited [5], con una reedicin corregida y aumentada dos
aos ms tarde, en 1889, en un solo
tomo. Estas pginas iniciales, unidas a la lectura de algunos pasajes
del libro y a las puntuales referencias en prensa que suscit la aparicin de esta importantsima obra [6],
habran de constituir el nico material sobre el cual fundamentar un proceso de bsqueda que nos ayudase
a adentrarnos en la vida de Olivia
Stone.
Del frontispicio anteriormente citado se rescata la identidad y la presencia cercana del marido de nuestra protagonista, de nombre John Harris Stone, abogado en ejercicio, M.A.

(Master of Arts) [7], F.L.S. (Fellow


miembro of the Linnean Society)
y F.C.S. (Fellow of the Chemical Society), y de la dedicatoria misma de
la obra surgen los nombres de los que,
a primera vista, parecen ser los tres
hijos de la pareja: Hartrick, Dudley
y Erik [8].
De la lectura atenta de la obra sobre
las Islas pueden entresacarse referencias como la autora por Olivia Stone, poco tiempo antes, en 1882, de
otra narracin de corte tpicamente
literario de viajes, bajo el ttulo
Norway in June [9]; de la llegada
a las Islas a bordo del vapor francs
Parana de la Chargeur Reunis; o de la causa del retraso en la
publicacin de su trabajo, con una
demora de casi tres aos despus de
su estancia en las Islas.
La viajera anota puntualmente en
la introduccin de Tenerife y sus seis
satlites que todo fue debido a una

p2

domingo, 15 de febrero de 2015, EL DA

EN PORTADA
grave enfermedad que dur 18 meses, causada por el exceso de trabajo
y mi preocupacin por publicar estos volmenes[10].
A lo largo del texto Olivia Stone efecta constantes insinuaciones y guios a la tierra irlandesa como
avanzando de facto su naturaleza y
origen de dicha regin [11], y nos presenta al crculo de colaboradores y
amistades que estableci en el
tiempo que permaneci en las Islas
y en los aos en que estuvo preparando la edicin, con personajes que podramos subdividir en varias categoras: por un lado, el entorno consular, como los vicecnsules John Howard Edwards (Tenerife), James
Miller (Gran Canaria) o John Thomas
Topham (Lanzarote); por otro, la colonia britnica o anglfila afincada en
las Islas, como John y Hugh Hamilton, Mr. Reid, John Swanston o
George John GrahamToler; a continuacin, un elenco de personalidades europeas o extranjeras residentes en tierra canaria, como Hermann
Wildpret, G.B. Nixon o Arthur Henry
Bechervaise; y obviamente, los
miembros de la burguesa y nobleza
islea que no dejaron de atender al
matrimonio Stone durante su estancia: Lorenzo Machado Bentez de Lugo, Alberto Clogan Clogan, Luis
Renshaw de Orea, Juan de la Guardia o Gregorio Chil y Naranjo [12].
Como refuerzo de este vnculo afectivo y de agradecimiento con el Archipilago no podemos soslayar las entraables palabras que dirige a los canarios, que no nos resistimos a copiar en este punto: Quisiera decir
a los amigos de las islas que leyeron
este libro que en todo lo que he
escrito ya sea de virtudes o de faltas
he sido animada siempre de un sentimiento bondadoso hacia los habitantes y de amor hacia su tierra feliz,
las preciosas islas de los Bienaventurados [..]. Siempre recordaremos las
islas como nos parecieron a nosotros,
verdaderas islas Felices, lo ms parecido a un paraso terrenal del cual
pudiera cantar un Morris o un Tadema
pintara [13].
Atendiendo a estas escuetas referencias pareca obvio que, a fin de
conocer alguna referencia ms acerca
de la vida y dilucidar en s la identidad de Olivia Stone, debamos
bucear en la biografa de su esposo,
John Frederick Matthias Harris Stone
o sencillamente J. Harris Stone, como
le gustaba que lo llamasen [14].
Los anales britnicos son fecundos
hacia su persona y nos detallan de
inicio que haba nacido en la localidad de Bath (Somerset), en 1853,
siendo el sptimo de un total de siete
hijos en la familia conformada por
el procurador y secretario del ayuntamiento de aquella ciudad John Stone
(18181899), autntica personalidad en el mbito local [15]. Activo colaborador en prensa y reconocido
abogado tras haber estudiado en la
Dames School, en el Clifton College,
ambos en Bath [16], y con titulacin
acadmica en Ciencias Naturales obte-

nida en la siempre prestigiosa Universidad de Cambridge, John Harris


mostr desde su juventud una inquieta participacin en la vida social
del momento, y prueba notable de
ello es que no solo en 1885 fund,
en base a sus querencias por el mundo
de la fotografa, la sociedad The Camera Club, con sede en Bedford Street,
en el Strand londinense, llegando a
ser editor de una una revista fotogrfica amateur [17], sino que pocos aos
despus impuls la creacin del
Caravan Club sociedad de la que sera
secretario honorario desde 1907 a 1935
y vicepresidente desde 1935 a 1939.
De su biografa destaca sobremanera la gran cantidad de publicaciones
que realiz, con ttulos tan sugerentes
como Physiology of everyday Life:
a lecture (1881); Nihilist Napoleon. A
tale (1888, junto a Percy Carter); The
civic reader (1893, junto a B. Johnson); Local government act. A practical ready reference guide to the election of parish and rural district
councillors (1894, junto a Joseph Gerald
Pease); Achill Island, Dugurt and
Dooagh (1906) [18]; Connamara and
the neighboring spots of beauty and
interest (1906); Englands Riviera, a
topographical and archaelogical description of Lands End, Cornwall
and adjacent spots of beauty and interest (Londres, 1912); o Caravanning
and camping out: experiences and
adventures in a livingvan and in the
open air, with hints and facts (Londres, 1913). Asimismo, llama la atencin su sentido patritico, cuando,
con motivo del estallido de la Primera
Guerra Mundial, quiso contribuir a
la causa de la defensa nacional y se
alist en el Civil Service como secretario interino en el Departamento de
Control de Carburantes. Nuestro
biografiado fallecera, a la avanzada
edad de 86 aos, en 1939 [19].
De forma complementaria a estos
datos biogrficos del esposo de Oli-


Portada de
Tenerife y sus seis
satlites (arriba) y
dedicatoria de la
autora a la Biblioteca
Provincial
via Stone, gracias al inestimable recurso de los investigadores genealgicos britnicos [20], hemos tenido
acceso al censo efectuado en territorio anglosajn en 1881, fuente de
valor inestimable que nos abrir definitivamente el camino para conocer
su apellido de soltera y, con ello, su
origen familiar. En el empadronamiento aparece fielmente reflejada
la pareja objeto de nuestras inquietudes viviendo en el n 11 de Sheffield
Gardens, en Kensington, en la capital de Londres [21], bajo la siguiente
descripcin:
John Harris Stone, natural de Bath,
de 27 aos.
Olivia Mary [Hartrick] Stone,
natural de Irlanda, de 25 aos.
Mary Macaulay Hartrick, natural
de Irlanda, de 71 aos. Suegra del titular.
Dos nios: John Hartrick Stone,
de 1 ao; y un recin nacido, del que
no consta siquiera su nombre.
Cocinera, Beatrice Barrow, inglesa,
de 17 aos.
Enfermera domstica, Annie
McG. Simpson, irlandesa, de 26
aos.
La mencin del apellido Hartrick
nos hizo avanzar en ese sentido para
conocer la ascendencia familiar de
Olivia Stone, encabezada hasta donde hemos podido saber por John Hartrick, labrador establecido en la localidad irlandesa de New Ross, en
Wexford, quien tuvo, al menos, un
hijo, el reverendo Edward John
Hartrick (18121893) M.A. y T.C.D..
Este se despos en 1842 con la citada
anteriormente en el censo Mary
Macaulay Dobbs (18191892) hija a

su vez del reverendo Richard Stewart


Dobbs, teniendo esta pareja hasta
cinco hijos:
Richard Stewart Hartrick (1845..)
C.E., que se desposara en 1872 con
Mary B. Culbertson hija de Albert
Culbertson, de Monongahala City, Pensilvania, que fallecera en Pittsburg
en 1911, padres ambos de James Albert Hartrick.
Edward Mac aulay Hartrick
(18471915) C.E., que casara en 1870
con Mary McClelland, y falleci en
Dickinson, Galveztown, Texas, siendo
enterrado en el Holy Trinity Episcopal
Church Cemetery.
Olivia Mary Hartrick (1855...),
nuestra Olivia Stone.
Francis Henry Hartrick (185156)
y
John Edward Hartrick (184350),
fallecidos ambos a temprana edad.
Los recursos genealgicos nos
han permitido conocer mltiples aspectos de la vida personal de estos
personajes, entre los que destaca que
el desposamiento de John Harris y
Olivia Stone se produjo en 1878; que
posiblemente la localidad de nacimiento de Olivia sea Wexford, en Irlanda acaso la misma poblacin de
New Ross, donde estaba establecido
su abuelo John Hartrick [22]; y que
los hijos de la pareja fueron:
El teniente John Hartrick Stone
del Royal Field of Artillery, que se
despos en la iglesia de St. Marys,
en Stamford Brook Hammersmith,
Londres el 3 de noviembre de 1906
con Florence Harriet Glyn Wellbeloved
nacida en 1886, hija de Richard Wellbeloved.
Eric Edward Stone, nacido en Larne

p3

EL DA, domingo, 15 de febrero de 2015

EN PORTADA
el 20 de agosto de 1882 y muerto el
1 de octubre de 1918, casado con Mabel
Stone que fallecera a su vez el 14
de julio de 1932. Esta pareja tuvo un
recin nacido, muerto prematuramente el 26 de diciembre de 1912 en
Dickinson, Texas.
Dudley, del que nada sabemos.
Ahondando, incluso, hemos podido
conocer que John Harris Stone se despos por segunda vez el 29 de diciembre de 1900 en la iglesia de St.
Marylebone, en Londres, con Lillie
Tully hija del ingeniero Thomas Dominic Tully, lo que nos est indicando
que Olivia Stone es muy posible que
haya fallecido en el transcurso del
ltimo decenio del siglo XIX [23]. Si
a este cmulo de indicaciones aadimos los datos obtenidos por la doctora y profesora Mara Isabel Gonzlez
Cruz para la vida del matrimonio Stone
tras su regreso a Inglaterra despus
de su periplo isleo [24], que afirma
que de Olivia M. Stone sabemos que
viva junto a su marido, John Harris
Stone, en una casa en Dover (Kent),
a la que haban puesto el nombre de
Fuerteventura, y que tenan decorada con abundantes recuerdos de
Canarias, contamos con apuntes para
rastrear en un futuro prximo la defuncin de nuestra aorada viajera
[25].

NOTAS:
[1] Como testimonio fehaciente de la actualidad e importancia de esta viajera en estas fechas,
y hasta finales del mes de febrero, en el Centro
de Historia y Cultura Militar de Canarias, ubicado
en el Fuerte de Almeyda, en Santa Cruz de Tenerife, se expone la muestra Olivia Stone y la naturaleza de las palabras, organizada por la Ctedra Cultural Alexander von Humboldt y el
Vicerrectorado de Relaciones Universidad y
Sociedad, de la Universidad de La Laguna, y comisariada por el profesor Francisco Javier Castillo.
[2] Garca Prez, Jos Luis [1988]: Viajeros ingleses en las Islas Canarias durante el siglo XIX. Santa
Cruz de Tenerife: Cajacanarias. pp. 175184.
[3] Vase la introduccin elaborada por Jonathan
Allen Hernndez en la traduccin de la obra de
Olivia Stone, donde se hace estudio pormenorizado de las pautas y caractersticas que definen la narracin de esta singular viajera victoriana. Stone, Olivia M. [1995]: Tenerife y sus seis
satlites. [Introduccin y revisin, Jonathan Allen
Hernndez; traduccin y notas Juan S. Amador
Bedford]; 2 vols.; Las Palmas de Gran Canaria:
Cabildo Insular.
[4] Garca Prez, J.L. [1988]. Op. cit. pg. 175.
[5] Ubicada en Oriel House, en Farringdon Street,
E.C., y con filiales en Belfast y Nueva York, como
se especifica en la referida portada.
[6] En la introduccin de su obra, la propia Olivia Stone cita expresamente que hemos escrito
varios artculos relacionados directa o indirectamente con las Islas Canarias en muchos peridicos
y revistas (Stone, 1995: I,11). Garca Prez cita,
a su vez, varios textos surgidos a propsito de
la edicin de la obra, como el incluido en la seccin Literature de The Atheneum Londres,
24 de marzo de 1888, o la crtica referida a la
psima transcripcin de los topnimos en la primera edicin, firmada por George F. Hooper en
The Academy en 1888. (Garca Prez, 1988 :
175 y 180).
[7] Las iniciales M.A., que provienen de la expresin latina magister artium, equivaldra aproximadamente a una licenciatura en gran parte de
las universidades europeas, con asignaturas sobre
Literatura, Historia, Geografa, Humanidades, Filosofa, Ciencias Sociales o Teologa, entre otras.
[8] Olivia Stone menciona en el transcurso de


John Harris Stone.
Foto cortesa de
Caravan Club.

su relato que llevaba con ella el retrato fotogrfico


de sus hijos lo que demuestra que debieron quedar en Inglaterra al cuidado de familiares y personas de confianza, que mostraba a todas aquellas mujeres isleas de las que apunta que siempre tenan un aguzado inters por el tema de los
nios y la infancia. En todos los lugares donde
nos quedbamos en las islas descubr que las mujeres se interesaban enormemente por todo aquello relacionado con los nios y el placer llegaba
a su punto ms alto y llovan miles de preguntas cuando sacaba las fotografas de los mos
[Stone, Oliva M. [1995]. Op. cit. pp. 121122].
[9] Stone, Olivia M. [1995]: Op. cit. vol. I pg.
10. En varios pasajes reitera haber viajado a las
islas del Canal de la Mancha particularmente,
Jersey y Sark, a Noruega y a Islandia [vol. I pp.
29, 138, 155, 224, 277 y 308] e incluso deja entrever haber visitado Suiza, Nueva Zelanda, Estados Unidos e incluso Canad [vol. I pp. 132, 293
y 471; II, p. 8 y 68].
[10] Stone, Olivia M. [1995]: Op. cit. Vol. I. pg.
10. A modo de curiosidad cita que en La Laguna
se qued en una posada enfrente del fielato,
no lejos del casco. Posiblemente esa vivienda haya
subsistido hasta la actualidad y pueda identificarse algn da. [p. 61]
[11] Stone, Olivia M. [1995]: Op. cit. Hay
ejemplos en vol. I. p. 64 citando la prenda irlandesa cothamore en comparacin a la manta esperancera; p. 83 a propsito de la analoga islea
de cabalgar con albardas en el lado derecho de
las bestias, como si montasen un carruaje irlands; pp. 215 o 253 donde el musgo y el liquen
herreos le recuerdan a la isla Esmeralda; o
en la pp. 274, 342, 471 y 491, donde el paisaje isleo
le recuerda la Calzada del Gigante, en Antrim, Irlanda
del Norte. En la p. 455 se permite hacer una loa
del pueblo irlands, uno de los ms virtuosos
de la tierra, por no decir el ms. En el vol. II hay
citas a Irlanda en las pp. 4041, 43, 46, 59, 146,
166, 249 recordando el ro Dargle, al sur de Dubln,
301, 389 y 404. Llega a afirmar que semillas del
tasagaste isleo las haba plantado en Inglaterra e Irlanda, demostrando su vinculacin con
ambas naciones [vol. I. p. 351].
[12] Garca Prez, J.L. [1988]. Op. cit. pp. 177,
182 y 183.
[13] Garca Prez, J.L. [1988]. Op. cit. pg. 184.

[14] Cuando ya ultimbamos la redaccin del


presente artculo, y a travs del testimonio del
profesor Francisco Javier Castillo, hemos sabido
que el licenciado Iru Jess Rodrguez Navarro
ha presentado un trabajo de fin de grado an
indito, defendido en julio de 2014, sobre la figura
de Olivia Stone, donde recoge igualmente mltiples referencias acerca de su biografa y antecedentes familiares.
[15] Autor de un diario desde noviembre de
1838 a enero de 1899, continuado en sus ltimos
aos por su hijo John Harris, hoy depositado en
la Bath Municipal Library. (British Diaries: an annotated bibliography of British diaries written between 14421942. Ed. William Matthews; University
California Press, 1984). Las crnicas de Bath confirman que una sociedad en la que l participaba
como procurador desde 1855, conocida como Stone
King, an existe hoy en da. Los nombres de los
hermanos de John Harris eran Louisa, Deborah,
Mary, Henry, William y Ethel. Para mayor coincidencia, Olivia Stone, en su referida obra sobre
las islas, utiliza esta localidad como ejemplo de
su discurso narrativo, evidenciado as la asiduidad
y cercana con ese enclave: usando solo el mapa
y la regla como el ferrocarril entre Londres y
Bath [Stone, Olivia M. (1995): Op. cit. pp. 7071]
y compara la catedral de Santa Ana, en Las Palmas de Gran Canaria, con la abada de dicha localidad britnica [vol. II, p. 12].
[16] Curiosamente, este Clifton College tiene
una biblioteca de Ciencias bautizada como Stone Library en honor de los hermanos Stone. Vase
ELLIS, C: The history of the Caravan Club. East
Grinstead, 2006. En su estancia en Tenerife coincidieron los Stone con un viejo amigo de la British Association, la clebre academia britnica
de las Ciencias [vol.I, p. 323].
[17] Agradecimiento a Kevin Birch, presidente,
y Michael Colman, archivero, del The Camera
Club, Londres, por brindarme fuentes de informacin acerca de John Harris Stone.
[18] En la introduccin de esta obra dejaba patente que segua influenciado por el espritu que
motiv el conocido viaje a las Islas Canarias: En
estas pginas nicamente me he esforzado, puede
que de forma inadecuada, en describir a travs
de la pluma y de la lente el oeste de Irlanda tal
y como yo lo contempl.

Conclusin
No deberamos cejar en adentrarnos ms y ms en el conocimiento
de los detalles de esa interesantsima
parcela de nuestra idiosincrasia
constituida por la recopilacin de las
narraciones de todos aquellos viajeros y viajeras que hicieron estada
en el Archipilago y nos legaron descripciones, apuntes o referencias que
constituyen hoy parte de nuestro
acervo patrimonial. En el amplio imaginario dibujado por la historiografa canaria existen multitud de
temticas por desarrollar, de enigmas o confusiones por esclarecer, de
espacios en blanco esperando ser rellenados con el paso del tiempo, conforme vayan surgiendo nuevas fuentes documentales y detalles rescatados de algn papel rezagado, de una
memoria revisada, de una mirada
inquieta. La identidad de Olivia
Mary Hartrick Stone era una deuda
pendiente con una viajera que nos
ha legado, posiblemente, una de las
mejores obras de literatura de viajes existentes sobre las Islas. Saldar
ese dbito de memoria ojal sirva en
parte de sincero reconocimiento al
recuerdo y la figura de un espritu
privilegiado en una poca de cambios, de contrastes, de crecimiento.

[19] Necrolgica en Proceedings of the Linnean


Society of London. Vol. 151, n 4. Mayo 1941. Datos
biogrficos obtenidos en parte en el censo britnico de 1881 y en otras fuentes que nos ha brindado el Caravan Club (National Motor Museum,
en Brokenhurst, Hampstead), a quienes agradecemos fervientemente la informacin. Al fallecer John Harris Stone era poseedor de un interesado legado documental, hoy guardado en la
East Grinstead House. Vase ELLIS, C: Op. cit.
[20] Debemos la obtencin y registro de estas
referencias genealgicohistricas a los investigadores Mike Hartrick y Paul Robinson.
[21] Esta misma direccin (11, Sheffield Gardens, Kensington) aparece claramente visible,
como membrete impreso, en la hoja de dedicatoria manuscrita que, pegada al lomo de uno de
los tomos de la obra de Olivia Stone, figura en
el ejemplar donado a la entonces Biblioteca Provincial del Instituto de Canarias.
[22] En este punto no podemos soslayar hacer referencia a otra coincidencia enriquecedora que figura en la obra de Olivia Stone [Op.
cit. vol. II. pp. 333334]: al relatar el triste episodio del asesinato de George Glas en las costas de Irlanda nos apunta que estos hechos tuvieron lugar en Duncannon, muy cerca de Wexford,
y contina diciendo que ha llevado a cabo toda
investigacin posible tanto en el condado de Wexford como en el Waterford, demostrando as su
familiaridad con este territorio.
[23] No deja de resultar tremendamente curioso que en 7 de noviembre de 1895 llegase otro
individuo apellidado Stone a Santa Cruz de Tenerife a bordo del Wazzan, procedente de Londres y Funchal el 7 de noviembre de 1895 [La Opinin, Santa Cruz de Tenerife, 9 de noviembre de
1895].
[24] GONZLEZ CRUZ, Mara Isabel [2011]: Hispanismos y canarismos en los textos de dos viajeras inglesas decimonnicas. Revista de Filologa. Universidad de La Laguna, n 29, p. 81.
[25] Esa residencia en Dover parece confirmarse
con otro pequeo trabajo publicado en 1910 por
John Harris Stone sobre St. Margarets Bay, a unas
ocho millas al este de dicho Dover, enclave al que
l llamaba particularmente como la Picadilly
de los mares.

p4

domingo, 15 de febrero de 2015, EL DA

LUGARES SAGRADOS (XVIII)

ARICO, CALLAO DEL RO,


LAS MARETAS:
ermita de San Antonio Abad
Este histrico lugar costero, especialmente reconocido desde antiguo por su vinculacin marinera, adems
de su importancia geobotnica, dispuso de dos embarcaderos: Cueva Honda y Punta Negra, ambos
destinados al negocio de la piedra de cal, con horno en el lugar el uno, y por los embarques de maderas de
los montes chimicheros, el otro. En su entorno recibi buena parte del flujo migratorio que se produjo en
este municipio a partir de la dcada de los ochenta. Consolidado el nuevo asentamiento, en el pueblo
nuevo se fabricaron dos oratorios. Uno de ellos est dedicado a san Antonio Abad, el que ahora nos ocupa.


Texto: Emiliano Guilln Rodrguez


(periodista, cronista oficial y miembro del
Instituto de Estudios Canarios)
Foto: Doa Julia

ste asentamiento poblacional, joven y cuidado, nace


de un proyecto ausente de
todo asesoramiento tcnico especializado. No obstante, por su trazado se asemeja bastante a un pueblo, aunque carezca de
los espacios pblicos previstos por la
ley para este tipo de distribucin parcelaria. Sus viviendas, procedentes de
la autoconstruccin moderna, se
ofrecen en un estado muy digno. Por
lo general se trata de edificios diseados por el propio dueo, o asesorado, para dedicar a segunda residencia.
Residencia temporal, especialmente
veraniega, si bien ya existe poblacin
estante con carcter fijo en el lugar.
Durante el esto el censo se multiplica
de manera exponencial con relacin
al resto del ao. A medida que avanza
en su recorrido histrico, el vecindario censado y registrado como residente,
es decir, de pleno derecho, se hace a
diario ms significativo.
El lugar se halla situado a la vera oriental del Ro de Abona, en la proximidad donde declina su pendiente para
sedimentar sus cargas ms pesadas y
fluir ligero hacia su ltima confluencia. All ensancha su cauce para acumular mayor cantidad de sedimentos,
y no como pudiera parecer, para
diferenciar mejor su fronteriza vocacin.
Ninguna duda surge sobre ello
desde las altas estribaciones del Circo
de las Caadas hasta la misma mar que
le aguarda. Arico y La Granadilla, por
razones histricas, buena armona cultivan. En todo su recorrido, desde la
nieve fra hasta el tibio sol meridional, ya seala con su profunda herida
la razn de su diferencia. La parte ms
occidental del casero se descubre junto
a su monumental callao. Callao mal

llamado, porque cuando la mar


impone sus poderos, el ronco bramar
de sus rodaduras se escucha con
total nitidez desde los pueblos de la
mediana. Este soberbio barranco,
cuando la isla era mimada por sus habitantes, mantena su curso de agua potable, transparente y cristalina, a lo largo
de todo su recorrido, incluida su
desembocadura y durante todo el ao,
como nos aseveran los mapas antiguos.
El entorno recuerda de antao el ajetreo producido por el arrastrado y
embarque de los troncos de los pinos
padres, sacrificados en la altura para
ser conducidos por yuntas de bueyes
camino de La Laguna, capital archipielgica, previo traslado en barcos a
travs de los imprevisibles caminos
de la mar. Destinados a servidumbre
pblica, canalizando y conduciendo
aguas limpias en sus vaciadas panzas,
para abastecer el incipiente poblamiento
de Aguere. Desde el embarcadero de
Punta Negra, nuestras maderas partan con ese principal destino.
Sobre esta textura, a finales de la dcada de los ochenta, sin permiso, pero con la implcita complacencia del
ayuntamiento de turno, comienza a
tomar cuerpo esta urbanizacin, en


San Antonio Abad
(Las Maretas)


Imagen del santo

principio sin conciencia de pueblo. Nace


desde su flanco ms oriental y se
extiende como reguero de plvora hasta
los dominios del cauce pblico. En toda
su extensin se construyen dos ermitas: la dedicada a san Antonio Abad,
que toca tratar ahora, y la puesta bajo
la advocacin de la Virgen Marinera,
que tendr cumplido estudio en otro
lugar. Este ltimo oratorio es de
carcter pblico.
La primera de ellas se fabrica en lugar

privado por deseo expreso de Baudilio Trujillo Daz, empresario, entonces esposo de Candelaria Hernndez
Figueroa, una lagunera que, por avatares del destino, se traslada hasta este
domicilio con afanes tratar de mejorar all su situacin econmica.
Don Baudilio, incorregible amante
de los animales, siempre gust la cra
de caballos de buen temple, y de burros
de raza endmica. Por ello, en su particular oratorio introdujo a su patrn,
san Antonio Abad, para que por
siempre les protegiera; extensivo
tambin a sus propios dueos y familiares como fieles devotos suyos.
La talla es una imagen de madera
policromada salida de la gubia experta
de Ezequiel de Len, afamado imaginero orotavense, que dej magnficas y bien logradas tallas y restauraciones. Alguna que otra de menor
resolucin. La que ahora referimos debe
de hallarse catalogada entre las primeras. Se entroniz en este lugar en
el ao de 1996 cuando ya la ermita
estaba concluida. El recinto y la imagen fueron bendecidos por don Fermn, un popular sacerdote que tena
bajo su responsabilidad la parroquia
de la Virgen de Roja, en El Mdano.
Dado que el sagrado lugar se inaugur
el 18 de abril de ese mismo ao, por
esa fecha, cada ao, le celebran su conmemoracin. Por tratarse de una
imagen privada, los actos son organizados por doa Candelaria a modo
de mayordomo de este oratorio y, a da
de hoy, contina encargada de su aseo
y conservacin. La fiesta consiste en
una misa abierta para todos cuantos
deseen participar.
En aquel primer acto litrgico celebrado entre sus muros actu como madrina Yanira Trujillo Cabrera, hija de
ambos cnyuges, entonces una nia.
En este santo lugar, a peticin de sus
dueos, han sido bautizado posteriormente alguno de los miembros de esta
familia, tal cual ocurriera con Aurora
Trujillo. Hoy el eremitorio pertenece
al Obispado de Tenerife por cesin de
sus propietarios.
Cuando la Virgen de Abona peregrina
por el municipio porque le corresponde
rememorar sus vivencias marineras,
tanto la Virgen del Carmen como san
Antonio Abad se renen para salir en
procesin a recibirla a la autopista, para
cumplimentarla y rendirle merecidos
honores y pleitesas, las que, como patrona del sur tinerfeo y alcaldesa perpetua de Arico, le corresponden.
Finalizado el recorrido y las preces, la
patrona sigue la ruta marcada, camino
de encontrarse con otra Virgen del Carmelo entronizada en la Caleta de Abona.
Las imgenes regresan a sus modestos altares con el mismo boato con el
que de ellos partieran.
NOTA DOCUMENTAL
Los datos referidos a esta ermita y
su dotacin fueron transmitidos al autor
por la propia protagonista, Candelaria Hernndez Figueroa.

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EL DA, domingo, 15 de febrero de 2015

INVESTIGACIN
EN PORTADA

TURISMO

Cristino
de Vera
 Naci en 1931, en Santa Cruz de
Tenerife. En 1946 inici su formacin
artstica en la Escuela de Artes y Oficios
de su ciudad natal, donde tuvo a Mariano de Cosso como maestro, quien le
hizo conocer el postcubismo y la poesa de la generacin del 27. En 1951, a los
20 aos, decidi irse a estudiar a Madrid,
donde frecuent el taller de Vzquez Daz. Complet su educacin en la Escuela
de Bellas Artes de San Fernando y en el
Crculo de Bellas Artes. A los 22 aos decidi empezar de cero y llevarse por su
propia intuicin.
En los 50, debido a su participacin
en una muestra colectiva en la galera
Xagra (1952) y a su primera individual
en la galera Estilo (1954), su pintura se
conoci dentro del panorama artstico
madrileo. Realiz otras exposiciones
individuales en la capital de Espaa: Sala
Alfil(1956y1957),AteneodeMadrid(1959).
En 1960 obtuvo una beca de la Fundacin Juan March por la cual viaj a Blgica, Holanda, Italia y Francia.
En los 60 y 70 particip en exposiciones colectivas en casi toda Espaa y tambin en exposiciones internacionales,
como la II Bienal de Pars en 1961, la Bienal de Venecia en 1963 y la Feria de New
York en 1964. En 1974 present una exposicin en la Rutland Gallery de Londres.
Ese mismo ao visit por primera vez
los Estados Unidos. En 1975 conoci India
y Brasil; en 1977, Rusia, y en 1978, Mxico.
En abril de 1976, el Ayuntamiento de
Las Palmas de Gran Canaria, present
una antolgica de su obra en el Castillo de la Luz. Luego volvi a exponer en
1982. En los 90 particip en tres ediciones
de ARCO (1990,1992 y 1994). En 1996,
el Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofa de Madrid le dedic una exposicin sobre su obra en papel, a la que le
sigui una muestra sobre sus dibujos en
el Centro Atlntico de Arte Moderno.
El artista reconoci la prctica, en sus
procesos creativos, de meditacin cercana a la mstica cristiana y oriental. Con
frecuencia ha sido llamado mstico,
debido a que su trabajo nace de la austeridad y la poesa, y se sostiene en un
estilo muy personal que siempre conduce a una reflexin espiritual. La temtica de su produccin artstica se centra en su obsesin por la muerte.
Su obra se encuentra en el Museo Provincial de Tenerife y en el Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofa. En
1997 cedi gran parte de su produccin
artstica al Gobierno de Canarias, y puso
como condicin que sta fuera expuesta
para disfrute y conocimiento de todos
los canarios.
Ha sido galardonado con el Premio
CanariasdeArte,yen1998recibilaMedalla de Oro de las Bellas Artes y el Premio
Nacional de Bellas Artes.

Serie Pintores Canarios, Cuadro N4


(tcnica mixta sobre papel de acuarela)

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domingo, 15 de febrero de 2015, EL DA

PAISAJES



Texto: Oswaldo Izquierdo Dorta

econocida y celebrada a lo
largo de los siglos la belleza
natural, la bondad del
clima y la riqueza acufera
de este municipio gomero,
la actual corporacin municipal se ha
propuesto dar a conocer tambin los
valores personales de sus conciudadanos
y vincularlos a la historia del pueblo
como nuevos referentes de la red viaria. Por un imprescindible requisito de
funcionalidad, todos los pueblos necesitan sealar y distinguir los elementos
que los conforman: montaas, barrancos, barrios, calles, plazas, caminos,
edificios, para facilitar su localizacin a residentes, visitantes y a la propia administracin (1). Por ese motivo,
el Ayuntamiento de Hermigua ha elaborado un nuevo callejero municipal
y, para ello, ha propuesto los nombres
de catorce personas vinculadas al municipio y el de una entidad musical de
reconocido prestigio, Los Sabandeos.
La costumbre de poner nombre a todo
aquello que nos rodea es tan antigua
como necesaria. La Biblia remonta los
orgenes de esta actividad al primero
de sus libros, el Gnesis, cuando Yav
coloc a todos los animales ante Adn
para que ste los fuese nombrando, y
su necesidad la manifest Gabriel
Garca Mrquez cuando, en Cien aos
de soledad, nos cuenta que el mundo
era tan reciente que muchas cosas carecan de nombre, y para mencionarlas
haba que sealarlas con el dedo. Los
municipios tambin requieren nombres para definirse, vocablos que se pueden referir a sus contenidos orogrficos: El Cedro, Los Roques, La Vegueta;
a los testigos de las realizaciones
humanas: El Convento, El Pescante, La
Academia; a los asentamientos
poblacionales: Ibo Alfaro, La Piedra
Romana, El Llano Campo, y, tambin,
a los distintos tramos de sus vas de
comunicacin.
Cuando una corporacin municipal
decide denominar a una parte del territorio con el nombre de una persona o
de una institucin, le est concediendo a esa persona o a esa institucin,
la mxima consideracin posible: in-

Hermigua reivindica
su patrimonio humano
vitarla a formar parte del municipio.
El valor de un regalo no est nunca
en el precio de mercado, sino en la generosidad del que lo hace. El que da todo
lo que tiene est haciendo el mayor obsequio posible y el Ayuntamiento de Hermigua nos est ofreciendo todo lo que
tiene: los nombres de las distintas partes que componen el trmino municipal.
Probablemente, el carcter de permanencia que conlleva la distincin
es el que tiende a frenar a los regidores municipales a la hora de conceder
ese nombramiento u otro, como hijo
adoptivo o predilecto, en vida del homenajeado, ante el riesgo de que su trayectoria posterior pudiera no ser digna de tal privilegio.
Otra cortapisa para la concesin de
honores municipales suele ser el lugar de nacimiento, porque el natural


Paisajes naturales
de Hermigua, tan
dignos de elogio
como su paisaje
humano.

del pueblo, al que todos sus vecinos


conocieron desde pequeo y lo vieron
jugar y crecer como un nio ms, mantiene esa imagen infantil y juvenil en
la memoria de sus conciudadanos, lo
que puede impedir la valoracin objetiva de su trayectoria profesional y
humana posterior.
Todo lo expuesto nos incita a formular
dos observaciones: la primera consiste
en que la mayora de los nombrados
son hijos del pueblo, y la segunda, que
casi la mitad estamos todava vivos.
Resulta difcil desdecir un proverbio, porque como ancestrales estribillos, aceptados y repetidos da a da a
lo largo de siglos, han ido calando en
el subconsciente colectivo y se han hecho
muy resistentes. Por eso, cuando una
corporacin municipal decide premiar
a varios de sus conciudadanos y, por
tanto, revocar el refrn nadie es

profeta en su tierra, suscita sorpresa y admiracin. Sorpresa porque


rompe los moldes preestablecidos y
admiracin por el riesgo que entraan
estas decisiones, que no siempre
complacen a todos los vecinos.
Si a este hecho le aadimos el de conceder homenajes en vida, circunstancia
poco habitual en un pas proclive a reconocer los mritos y minimizar los defectos solamente en los entierros, nuestra sorpresa y nuestra admiracin se
ven incrementadas.
El reconocimiento de los pueblos a
todos aquellos que han contribuido a
su realce, cultural, social o econmico,
los engrandece y engrandece a esas personas, porque la historia de los pueblos es la historia de las personas que
los constituyen.
En el tema que hoy nos ocupa es pertinente felicitar a la corporacin muni-

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EL DA, domingo, 15 de febrero de 2015

PAISAJES

cipal porque en esa actualizacin del


callejero se manifiesta el apoyo a la profesionalidad, a la dedicacin, a las tradiciones, a la educacin, a la literatura, en fin, a la cultura. Su propsito es que el nuevo callejero
recoja la historia de Hermigua a travs de la denominacin de las calles,
caminos, plazas y barrios y, al mismo
tiempo, rinda homenaje a generaciones que han construido el pasado y el
presente del municipio (2).
Considero que todos los nombres elegidos para el callejero, prescindiendo
del mo, porque en el mismo acto no
se puede ser juez y parte, corresponden a personas que lo merecen. Qu
puede haber otras que tambin lo merezcan? Seguro que s y muchas, porque
este es un pueblo rico en calidad humana
y profesional, y espero que en un futuro
prximo sean tenidas en cuenta. Que
lo merezcan ms que las elegidas? Ms
o menos, no lo s. Eso es muy difcil
de demostrar y la respuesta corresponde a la opinin personal de cada
uno, siempre respetable, porque comparar los mritos no es fcil, ya que pertenecen, casi siempre, a campos diferentes, y, an dentro del mismo espacio, a pocas distintas.
Con quin podramos comparar a
Sebastin Olives, primer fotgrafo
del pueblo y nico durante ms de medio siglo? Y a Virgilio Brito, creador
del nico museo etnogrfico de La Gomera y uno de los mejores de Canarias? Y a Maruca Gmez, adelantada
de la artesana y del turismo rural en
La Gomera? Y a la literatura infantil
y juvenil de Isabel Medina? Y a la labor
de difusin del folclore gomero realizada por Lil, Angelillo y Daro? Y no
excluyo al resto, pero, para no resultar demasiado reiterativo, me limito
a citar solo a algunos.
Al hilo de lo dicho, me viene a la
memoria una conocida ancdota de
Unamuno (3), que encaja con la recia
y frontal personalidad de don Miguel,
uno de nuestros pensadores ms profundos e independientes. En un acto
pblico en el que se premiaba a varias
personalidades, cuando el rey Alfonso
XIII le haca entrega de la Gran Cruz
de Alfonso el Sabio, el escritor manifiest:
Me honra recibir esta cruz que tanto
merezco.
El monarca, sorprendido, le respondi:
Me extraa esa afirmacin, pues los


El municipio
gomero se apresta a
dar a sus calles
nombres de paisanos
destacados.

dems galardonados han repetido


que no la merecen.
A lo que Unamuno contest:
Efectivamente, los otros, no la
merecen.
Es evidente que entre las personalidades que se han ganado sobradamente
ese honor se encuentra este pensador
vasco; pero, tal vez, han sido su elevada autoestima, muy bilbana, y su
natural franqueza las que lo han llevado a esa contundente afirmacin, que
pudiera lindar con la soberbia y con
la falta de respeto al resto de homenajeados, quizs no tan merecedores
de esa distincin; aunque tambin es
posible que la modestia de estos ltimos pudiera no resultar totalmente sincera.
La corporacin municipal de Hermigua, con este acuerdo, se reafirma
en destacar a determinadas personalidades, como son los casos de Domingo
Mendoza Ascanio, Rodrigo Fagundo
Fragoso, Virgilio Brito Garca, Lil
Ascanio Ascanio, ngel Cruz Clemente y Daro Clemente Aguiar, quienes ya, con todo merecimiento, haban
sido nombrados hijos predilectos,
y, al mismo tiempo, en reconocer la labor
que otros han realizado en distintos
campos, desde el desvelo diario de Susana Montesinos Montesinos por la salud
y el bienestar de los profesores y alumnos de la academia, pasando por la generosa disponibilidad de Mara Caridad
Rodrguez Rodrguez con los accidentados, la labor pionera de Mara Dolo-

res Gmez Mndez, el amor de Carlos


Gonzlez Quintero a su pueblo, el apoyo
de Jos Mndez Surez a la enseanza,
la dedicacin profesional de Sebastin
Olives Rogert, la labor literaria de Isabel Medina y la difusin internacional
de la msica canaria debida a Los Sabandeos.
Llegados a este punto, podramos aadir que lo mismo que existen referentes
orogrficos que rebasan los linderos
de los municipios y que contribuyen
a la definicin de toda la isla, como el
Garajonay, La Fortaleza, el Roque de
Agando, tambin hay referentes
humanos que por su importancia
han adquirido relieve insular, como
Domingo Mendoza, Lil Ascanio, Virgilio Brito e Isabel Medina, entre
otros, y no cito a Ruiz de Padrn, Pedro
Garca Cabrera, Jos Aguiar y alguno
ms, porque estn fuera del programa
y porque estos, que han desbordado
la isla y el archipilago, pertenecen a
otra galaxia. Cuando Lil Ascanio rescata nuestro folclore y, durante muchos
aos, lo fomenta y lo da a conocer por
todo el archipilago y por gran parte
de la pennsula, y recibe admiracin,
aplausos y premios, est haciendo que
se conozca, se admire, se aplauda y se
premie no solo a Hermigua, sino tambin a toda La Gomera. Asimismo, es
obvio que tiene carcter nico e insular el museo etnogrfico, indispensable para recrear nuestras costumbres, obra personal de Virgilio Brito,
cuyo nombre debe llevar dicho museo.

En otro campo, en el que no estamos


muy sobrados, la obra literaria infantil y juvenil de Isabel Medina ha
ganado el reconocimiento ms all de
las fronteras insulares.
Tal vez conviene recordar que para la cultura no existen las fronteras
polticas, porque ella no es patrimonio exclusivo de ningn partido, y que
la ideologa de una persona, la compartamos o no, no debe contribuir nunca a incrementar ni a restar la valoracin de su obra, ya que la importancia de sta ha de ser considerada siempre de forma totalmente objetiva.
Por ltimo, procede agradecer a la
corporacin municipal el honor que
nos concede, entendiendo que es un
honor compartido, ya que se rinde homenaje a generaciones ms que a individuos, y los elegidos lo somos, en cierta
manera, como representantes de las
mismas, porque los supuestos mritos que se nos atribuyen no son
nunca totalmente individuales. El
que alcanza algn objetivo en la vida
lo logra, adems de con su esfuerzo personal, con el apoyo, implcito o explcito, de otros: familia, amigos, colegas;
porque en esta cofrada no existen santos sin peanas. Todos debemos algo a
los dems, por lo que cualquier tipo
de premio debe recibirse desde la modestia ms autntica y la conviccin de
que siempre debe ser compartido.
Para cerrar esta reflexin creo que
nada mejor que el mensaje de humildad y solidaridad con el que nos
identificamos, que conllevan estos versos, que pertenecen al poema Cancin de la calle, de uno de nuestros
poetas ms entraables (4):
La calle que t me das
no ser tuya ni ma.
Habr de ser compartida.
Calle de todos ser.
NOTAS
(1) Mara Solveida Clemente Rodrguez,
alcaldesa de Hermigua.
(2) Antonio Manuel Mesa Fagundo, concejal de patrimonio de Hermigua.
(3) Miguel de Unamuno, escritor, catedrtico de griego y rector de la universidad
de Salamanca (Bilbao, 1864. Salamanca, 1936)
(4) Agustn Millares Sall, miembro destacado de la poesa social canaria y de una
familia tan brillante en el campo de la cultura que ya nos gustara que diese frutos
por millares. (Las Palmas de Gran Canaria,
1917-1989).

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domingo, 15 de febrero de 2015, EL DA


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Revista semanal de EL DA. Segunda poca, nmero 967

FUERON FELICES
Y COMIERON PERDICES
Qu pas cuando se acabaron las perdices?

uien ms y quien menos


ha crecido con los cuentos en los que los protagonistas terminaban juntos y fueron felices y comieron perdices. As se fue conformando la idea de la pareja como amor romntico que culminaba con la boda de los
protagonistas que, segn esas historias,
eran felices para siempre. Estos relatos nos hacan soar con vivir, algn
da, un amor as. Las nias esperaban
ese prncipe azul apuesto, valiente y
protector con el que comer perdices y
los nios imaginaban a su princesa dulce
y cariosa, de sonrisa permanente y
belleza sin igual.
Pero la realidad es que no existen los
prncipes de colores ni las princesas perfectas y uno se encuentra con que los
cuentos no explicaban qu ocurra cuando se acababan las perdices o cuando
te encontrabas harto de comer tanta ave.
El enamoramiento es una etapa
bastante parecida a un estado de enajenacin mental. Se caracteriza por:
La idealizacin de la persona: no se
encuentran defectos y todas sus cualidades se magnifican.
La necesidad de estar o hablar con
esa persona con gran frecuencia.
La necesidad de agradar a la persona
de la que nos hemos enamorado, llegando a convertirnos, incluso, en
quienes no somos.
Se pierde la nocin del tiempo y del
espacio. El resto del mundo desaparece, llegando a descuidarse obligaciones y responsabilidades.
No se perciben necesidades bsicas
como hambre, sueo, cansancio, fro...
con tal de estar junto a esa persona o
escuchando su voz
Se manifiestan alteraciones gastrointestinales, de sueo, hormonales,
sonrisa permanente, variacin de peso...
Pasin desmedida y necesidad de
mantener contacto fsico casi constante.
Afortunadamente para nuestro propio equilibrio emocional, laboral, familiar... es una etapa con fecha de caducidad. Dura entre varios meses y unos
dos aos. Pasada esa fase, comienza a
percibirse la realidad y entonces uno
tiende a mostrarse como es, ve a la pareja
con sus puntos fuertes y dbiles, se atienden al resto de responsabilidades y en
ese momento, es cuando podemos amar
de verdad porque es cuando vemos a
la persona tal como es y no como queremos verla.
Segn Sternberg, el amor tiene tres
componentes:
Intimidad: vnculo afectivo, com-



Texto: Carmen Garca Olid


(psicloga clnica.
Terapeuta de parejas)

plicidad, cercana emocional


Compromiso: voluntad o determinacin de seguir juntos
Pasin: deseo, atraccin fsica y sexual, erotismo.
Cuando se dan estas tres componentes, estaramos ante el amor consumado.
Pero no en todas las parejas encontramos
estos tres pilares. Pueden mantenerse
dos de ellos o incluso slo uno. Ni
tan siquiera dentro de la misma
relacin, la proporcin se
mantiene. Las relaciones de pareja, igual que
las personas, evolucionan. De hecho, si no
existiese esa evolucin, la pareja estara
condenada al fracaso. Obviamente se deben
hacer ajustes en fun-

cen las mariposas del estmago se plantean que ya no quieren a su pareja. Si


rompen la relacin en ese punto, no slo
no se habrn dado la oportunidad de
conocer a esa persona de verdad, sino
que muy probablemente no llegarn
a establecer una relacin de pareja estable porque siempre rompern cuando
acabe el enamoramiento.
En realidad, una pareja es un equipo.
Ambos comparten valores, intereses y
expectativas, y el objetivo es ser
feliz y hacer feliz al otro.

cin del transcurso vital (hijos, relaciones


con amigos o familiares, trabajo, salud,
economa...).

Cuando la otra persona cumple con nuest


ras expectativas, cubre nuestras necesidades (cada quien tendr las suyas)
y nos complementa sin controlarnos
o anularnos sentimos que es nuestra
pareja.
En el momento en que ese estado de
enajenacin mental desaparece es
cuando los miembros de la pareja se
conocen y se muestran tal y como son.
A partir de ah, se trata de saber si esos
puntos dbiles, esos defectos, nos

Qu ocurre tras el enamoramiento?


Nuestras expectativas e idea del amor
o de pareja juegan un papel importantsimo al acabar la fase del enamoramiento. De hecho, muchas parejas asocian el final de esos sntomas con el final del amor porque identifican amor
y enamoramiento. Cuando desapare-

son indiferentes o realmente nos molestan. El error ms frecuente y ms grave


que podemos cometer es tratar de cambiar al otro. Nadie puede (ni debe) hacer
que la pareja sea, acte o piense como
nos d la gana a nosotros. Todos somos
libres de tener nuestros valores, creencias y actitudes. Forzar ese cambio
siempre provocar un malestar.
Cmo ser felices cuando se acaban
las perdices?
Realmente no existe una receta mgica para casi nada. Pero hay algunas
recomendaciones que nos ayudarn a
mantener esa relacin viva y ser ms
felices.
Huye de hacer/no hacer o decir/no
decir para que no se enfade. Acta mejor
para que tu pareja sea feliz porque eso
te hace feliz, pero siempre desde
la sinceridad y libertad. La
dependencia emocional es
una grave alteracin que
implica relaciones patolgicas.
No intentes controlar
ni permitas ser controlado/a. La relacin
ms sana es aquella
que se mantiene simplemente porque se quiere,
no por necesidad o por
miedo.
Fomenta lo positivo en tu relacin.
Hay que decir tambin aquello que tu
pareja ha dicho o hecho y que te ha gustado.
Mantn la comunicacin. Expresa
tus opiniones, tus sentimientos, pero
habla en primera persona, yo siento
que..., yo pienso que..... No pretendas
que adivine. Habla y escucha.
Recuerda que el amor hay que cuidarlo y alimentarlo. Hay que fomentar las caricias, los besos, la intimidad...
No seas competitivo/a ni pretendas ganar en una discusin. Sois un equipo.
No seas perfeccionista, no critiques
a tu pareja, no le exijas.
Busca y da apoyo a tu pareja. No olvides que comenzasteis siendo amigos.
Desarrolla tus otros roles. Adems
de pareja eres una persona que trabaja,
que tiene amigos, familia propia, ocio
privado... Cerrar el crculo slo con tu
relacin te impide desarrollarte en otras
facetas y te limita.
La terapia de pareja es un proceso
que puede ayudaros cuando las cosas
no van bien y os cuesta solucionar los
problemas. Acudir a un psiclogo
cuanto antes os evitar mucho sufrimiento.

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