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ARCHI OS 57 - 58
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DE LA FILMOTECA
VOLUMEN II
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Archivos de la filmoteca es una revista cuatrimestral de estudios histricos sobre la imagen fundada en 1989
por Ricardo Muoz Suay y editada por el Instituto Valenciano de Cinematografa. Como revista editada por una
filmoteca, incide necesariamente en la perspectiva histrica de las imgenes, pero tambin somete
la tradicin cinematogrfica a la reflexin de estudiosos contemporneos para actualizarla y reinterpretarla.
El pblico al que va dirigida es aquel que se halla constituido por aquellas personas cuyo trabajo,
investigacin o intereses estn vinculados al objeto de la revista.
Archivos de la filmoteca est indizada en la base de datos ISOC del CINDOC (Centro de informacin
y documentacin cientfica) y en la base de datos Periodical Indexing Project de la FIAF
(Federacin Internacional de Archivos Flmicos)
DIRECTOR EDITOR
VICENTE SNCHEZ-BIOSCA
CHUS MARTNEZ
MONTSE MAS
MAQUETACIN LAYOUT
GLORIA F. VILCHES
FOTOCOMPOSICIN E IMPRESIN
IVAC
KOLOR LITGRAFOS
RAYMOND BORDE ( )
MICHELLE CITRON
ANDRS DI TELLA
C/ Ciudad Onda, 20
of Wiscosin-Madison, Madison)
46988 - Valencia
ISSN 0214-6606
JOSETXO CERDN
MICHELLE CITRON
ANDRS DI TELLA
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ARCHI OS
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VOLUMEN I (N 57 - 58)
INTRODUCCIN
JOSEP MARIA CATAL Y JOSETXO CERDN
Despus de lo real. Pensar las formas del documental, hoy 6
1. FUNDAMENTOS
2. PERIFERIAS
BILL NICHOLS
SUZANNE LIANDRAT-GUIGUES
CARL PLANTINGA
CATHERINE RUSELL
Otra mirada
documental
MICHAEL CHANAN
El documental y el espacio pblico
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57-58
sumario
VOLUMEN II (N 57 - 58)
2. PERIFERIAS (continuacin)
PAUL ARTHUR
En busca de los archivos perdidos
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CRAIG HIGHT
El falso documental multiplataforma: un
llamamiento ldico 176
ROGER ODIN
El film familiar como documento. Enfoque
semiopragmtico 197
RESEAS
TRINH T. MINH-HA
El afn totalitario de significado 223
ANDRS DI TELLA
Yo y T: autobiografa y narracin
ALBERTO ELENA
De Tnger a Yakarta: cartografas del cine
en el mundo islmico 298
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MICHELLE CITRON
Narrar lo inenarrable: cmo hablamos
cuando fallan las palabras 261
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2. PERIFERIAS (continuacin)
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En busca de
los archivos perdidos
PAUL ARTHUR
En Films Beget Films, el incomparable historiador de cine y literatura Jay Leyda realiza un breve repaso a los documentales compuestos por imgenes de archivo. En l
cuenta que en 1898 un cmara que trabajaba para los hermanos Lumire improvis
lo que es, con seguridad, el primer ejemplo de collage flmico. Segn explica, Francis
Doublier, tras recorrer los barrios judos de la mayora de las ciudades del sur de
Rusia, decidi aprovecharse del profundo inters del pueblo en el caso Dreyfus para
fabricar un falso noticiario a partir de antiguas instantneas de un desfile militar, la
fachada de un edificio del gobierno, un barco que zarpa mar adentro, etc. La conclusin a la que llega Leyda es muy instructiva: los primeros ejemplos de compilacin de no ficcin por no hablar de los montajes actuales se basaban en las perspectivas comerciales, as como estticas, que ofreca crear un producto nuevo a partir de material ya existente. Esta tcnica recibi una buena acogida por el simple
hecho de que los acontecimientos histricos cruciales suceden cuando no hay cmaras presentes que los inmortalicen. Por supuesto, hoy en da, pocos sucesos eluden
el alcance de la sociedad meditica en la que vivimos. An as, persiste el ansia de
llenar el vaco de la historia no documentada y, de hecho, este anhelo sigue creciendo de manera insistente.
Leyda contina sealando cmo, durante la Primera Guerra Mundial, las maquinarias propagandsticas de los pases en guerra se abastecieron de imgenes del adversario, en plenas maniobras militares, y las reeditaron y hasta manipularon con el fin
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Enron: The Smartest Guys in the Room (Enron: los tipos que estafaron a Amrica, 2005)
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de resaltar la debilidad, confusin y otros defectos del enemigo. Mientras que los
noticiarios originales destacaban las destrezas militares, por motivos ideolgicos,
algunos realizadores podan llegar a sugerir todo lo contrario. En consecuencia,
emergi el segundo principio fundamental de los collages documentales: la
recontextualizacin de imgenes como mecanismo para invertir su funcin o significado primarios. Ms que la reconstruccin histrica, la principal caracterstica del actual collage de no ficcin es la apropiacin subversiva de material hegemnico o aceptado oficialmente. El uso del found footage, o metraje encontrado,
como plataforma para la (re)interpretacin conlleva, por supuesto, recuperar escenas que no se haban hecho pblicas (normalmente por mandato de gobiernos y
empresas) o cuyo significado solo se descubre tras un anlisis visual en detalle. El
estudio exhaustivo de las cintas para encontrar informacin oculta mediante
tcnicas como los cuadros congelados, las ampliaciones, las comparaciones fotogrficas y otras similares ha sido, desde hace tiempo, una prctica extendida
entre los servicios de inteligencia militar. Sin embargo, en las ltimas dcadas,
quiz desde la aparicin de las imgenes del asesinato de John Fitzgerald
Kennedy tomadas por un videoaficionado, Abraham Zapruder, se ha aplicado
con ms frecuencia en documentales polticos independientes para poner en tela
de juicio la versin institucional de lo sucedido.
El terico cultural Fredric Jameson es conocido por haber declarado que el pos-
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los 70. Por consiguiente, podemos decir que se ha reciclado un amplio abanico
de imgenes de archivo en diversos gneros de no ficcin, desde retratos e investigaciones polticas hasta crnicas retrospectivas de distintos procesos de rodaje.
Si se ampla el campo de observacin (de un ao y un pas de origen a toda la
produccin mundial desde los aos sesenta), es posible examinar el modo de
empleo de las imgenes de archivo as como sus repercusiones estticas. Como
indican los expertos Tom Waugh y Bill Nichols, la inauguracin, durante los
aos setenta, de un nuevo paradigma documental que conjugaba instantneas
del pasado y entrevistas del presente lo que, en jerga cinematogrfica, se conoce como imgenes y bustos parlantes no era simplemente un alejamiento de
los dogmas del cinma verit de la dcada anterior sino el resultado de la revitalizacin de la poltica cultural encabezada por artistas de color, feministas, gays y
lesbianas. La accesibilidad de las cmaras de vdeo y la acelerada conversin de
antiguos noticiarios y de otros materiales de no ficcin, difciles de conseguir, a
ese mismo formato de vdeo, impulsaron el desarrollo de la revisin histrica.
Del mismo modo, la nocin del poder discursivo de Foucault y el puesto de
honor que ocupaban los documentos cotidianos para la Escuela de los Annales
influyeron en que una cohorte creciente de historiadores estadounidenses y
europeos introdujera cambios significativos en los mtodos historiogrficos, que
comenzaron a conceder un crdito renovado al ya evidente prestigio de las imgenes de archivo. Adems, no es simplemente que hubiera abundante material
de archivo sino que, asimismo, resultaba bastante econmico trabajar con l.
(Est claro que sala ms rentable que grabar en 16 mm y tener que sincronizar
el sonido. Sin embargo, en los ltimos aos, se ha disparado el precio de los
derechos de reproduccin de gran parte de los recursos audiovisuales, medida
que ha disgustado a los realizadores que disponen de un escaso presupuesto).
Los primeros documentales compuestos por collage se regan, no necesariamente de manera exclusiva, por tres principios. El primero de ellos intentaba dirigir
la atencin del pblico hacia acontecimientos o personajes que las narrativas histricas predominantes haban obviado hasta entonces y, por tanto, estas cintas
actuaban de recordatorio de causas polticas con las que se identificaban. Por
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ejemplo, este principio se cumple en: Union Maids (Jim Klein, 1976), un documental que trataba el papel de las mujeres en las protestas sindicales de los aos
treinta; Men of Bronze (William Miles, 1977), cinta que analizaba la aportacin
de las unidades afroamericanas al Ejrcito estadounidense durante la Segunda
Guerra Mundial, y The Wobblies (Steward Bird y Deborah Shaffer, 1979), que
aclara otro captulo oscuro de la lucha de las clases trabajadoras. Los realizadores que optaban por el segundo mtodo ponan en duda las interpretaciones
cannicas de la historia, presentando nuevos datos o sacando a la luz las contradicciones existentes en ellas. Dentro de esta segunda categora, se puede encontrar a Hearts and Minds (Peter Davis, 1974), un documental conocido por derribar mitos de la Guerra de Vietnam, y The Atomic Caf (Jayne Loador, Kevin
Rafferty, Pierce Rafferty, 1982), un acercamiento satrico a la propaganda nuclear
propia de la Guerra Fra. La tercera mxima se serva de imgenes histricas para
equiparar conflictos del pasado con luchas del presente. La premiada Harlan
County, U.S.A. (Barbara Koppel, 1976) es un perfecto ejemplo de esta ltima,
puesto que yuxtapone con habilidad una huelga de los mineros de carbn de
Kentucky con escenas de otra generacin de profesionales de la mina que mantuvieron reivindicaciones parecidas.
Por supuesto, la funcin primaria de la utilizacin del found footage en los documentales histricos de la dcada de los 70 era ilustrativa; acompaaba a las intervenciones de los sujetos entrevistados o de narradores en off para dar veracidad y
aumentar la realidad de esas aseveraciones orales. No obstante, si se analizan las
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discrepancias y las achacamos a un fallo de la memoria de la persona o a las limitaciones del archivo cinematogrfico. Sin embargo, la frecuente introduccin de
planos genricos como complemento a hechos histricos especficos induce a
preguntarse hasta qu punto la distorsin retrica es necesaria o deseable a la
hora de combinar la narracin y su inscripcin cinematogrfica.
Por consiguiente, puede afirmarse que esta tcnica tan habitual no tiene por qu
ser deshonesta, del mismo modo que tampoco hay razn para rechazar de raz
aquellos efectos sonoros pregrabados que se aaden, de manera rutinaria, con el
propsito de que parezcan ms reales las imgenes sin sonido. No obstante, algunos expertos cinematogrficos suelen creerse a pies juntillas la veracidad, o
transparencia, de la fusin de imagen y sonido, sobre todo, cuando dicha fusin
potencia la autoridad mxima, el verdadero valor de las imgenes de archivo.
El quid de la cuestin es que una imagen nunca habla por s sola; por tanto,
sufre inevitablemente la manipulacin de los realizadores, que asignan a las instantneas funciones connotativas, expresivas e incluso metafricas, que sobrepasan la simple tarea de la ilustracin. Consideremos ahora lo que podra clasificarse como el aspecto menos controvertido de la adicin formal: la aplicacin de
sonido a imgenes mudas. Ken Burns, el maestro estadounidense de tratados histricos de duracin pica, a menudo reajusta la velocidad de proyeccin de los
viejos noticiarios y tie o, dicho de otro modo, revitaliza el aspecto de escenas
inditas o deterioradas. De este modo, consigue reducir al mximo los contrastes existentes entre los distintos recursos que tiene a su alcance, que se caracterizan por estar grabados con diversos modelos de cmara en diferentes tipos de
pelcula y en pocas variadas. El modo de re-presentacin por el que opta Burns
persigue la agilidad y su trabajo tiene xito, en parte, porque se basa en el collage para ofrecer un arsenal de efectos de continuidad convencionales, o lo que es
lo mismo, una serie de tcnicas para el ensamblaje de tomas adyacentes que
recuerda al conocido montaje invisible de Hollywood. En este sentido, puede
llegar a integrar fotos y metraje flmico mediante los efectos del barrido y el
zooming y anima detalles aislados de imgenes dispares.
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The Life and Times of Rosie the Riveter (C. Field, 1980)
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No obstante, el deseo prioritario de insuflar vida a la historia no deja de plantear dilemas ticos. En Unforgivable Blackness (2004), una intensa biografa
sobre el pgil negro Jack Johnson, Burns recoge un combate en el que este se
enfrenta a un boxeador blanco en el sur ms profundo de EE UU. Un entrevistado seala que el pblico fue muy hostil y que profiri insultos contra el color
de la piel de Johnson. El director aade ruido de fondo a las imgenes actuales,
pero en lugar de estridentes improperios racistas, se oye algo as como un zumbido amortiguado. Por consiguiente, vociferaba mucho el pblico? Qu gritaban exactamente? El herosmo que se adjudica a Johnson est muy relacionado
con las airadas reacciones que descargaba contra los asistentes por intentar humillarle. En una situacin como esta, los sonidos que se escogen para acompaar a
las secuencias s que importan. La decisin de no dejar ni un solo fotograma
mudo a pesar de no tener sonidos apropiados pone a Burns en un brete, ya
que toma de facto resoluciones editoriales que influyen directamente en el modo
en el que el espectador percibe el hecho proyectado. Esa adicin sonora, aparentemente insignificante, acta como una postura interpretativa que poco tiene
que ver con la denotacin en el sentido ms estricto del trmino. En consecuencia, puede destacarse que algunos de los directores de documentales que jams
aceptaran la dramatizacin con actores de un hecho histrico, por respeto a la
integridad de las imgenes de archivo, no dudan en manipular esas mismas
secuencias con la excusa de la claridad visual, la intensidad pictrica o el incremento del realismo. Por ello, la cuestin no es si la comunidad documental debera denunciar tales prcticas o renegar de ellas, sino ms bien si no deberan ana-
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lizarse ms minuciosamente las exigencias mayoritarias de autenticidad y adherencia a los cdigos testimoniales o, llegado el caso, rechazarse estas por completo.
Si bien la corriente dominante en la produccin del collage documental no observa ningn problema a la hora de entender el found footage como transmisor
incuestionable de verdades histricas y, en cambio, s que debate por activa y por
pasiva su capacidad de ilustracin, existe un segundo enfoque alternativo que
considera indispensable la manipulacin expresiva y formal de la imagen para los
propsitos de reflexin personal y labor investigadora. Les matres fous (1955)
de Jean Rouch, Nuit et brouillard (1955) de Alain Resnais y Lettre de Sibrie
(1958) de Chris Marker son tres de las cintas que, en los aos cincuenta, fundaron un nuevo gnero: el ensayo documental. Desde entonces, este ha vivido un
crecimiento espectacular y se ha puesto a la vanguardia de trabajos polticos sobre
la antiglobalizacin, la manipulacin de los media y los abusos de poder por parte
del Estado. De difcil adscripcin artstica, el gnero del ensayo ocupa el espacio
comprendido entre la elucubracin subjetiva y la historia social y el found footage
ha desempeado un papel determinante en su desarrollo, ya que le ha provisto de
una plataforma visual con la que establecer conexiones discursivas entre acontecimientos que, en principio, parecen dispares, una tendencia evidente en la obra de
maestros indiscutibles como Chris Marker o Santiago lvarez. La principal diferencia entre la utilizacin del collage en las cintas ensaysticas y en otros gneros
documentales es que en aquellas existe un cuestionamiento, o escepticismo, constante acerca del significado de las imgenes de archivo mientras que estos, en ningn momento, ponen en entredicho su valor como prueba histrica.
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Pese a aplicar abiertamente un tono y un mtodo ms periodsticos, varios documentales de investigacin recientes comparten la tendencia antiautoritaria de los
ensayos a la hora de tratar las imgenes de archivo. Ya en 1970, en Gimme Shelter
de Albert y David Maysles y Charlotte Zwerin, algunos segmentos de pelcula
fueron examinados en la mesa de montaje en busca de los hechos relacionados
con un asesinato ocurrido en un concierto de los Rolling Stones. Los fotogramas congelados, la repeticin continua de secuencias y la ampliacin de imgenes se han convertido, desde entonces, en procedimientos habituales entre los
documentalistas que intentan desenmascarar las versiones oficiales u ofrecer nuevas analogas entre distintos tipos de representacin. Por ejemplo, en Waco: The
Rules of Engagement (1997), William Gazecki seala contradicciones que
demuestran la falsedad de la versin oficial del Gobierno estadounidense en relacin con el asalto a una comunidad cristiana de Texas. Para ello, analiza los
modelos logsticos presentes en la cobertura informativa de la televisin.
Francesca Comencini hace algo parecido en Carlo Giuliani, ragazzo (2002), una
denuncia del abuso policial que conllev la muerte de un activista del movimiento antiglobalizacin. Por otra parte, cabe destacar el uso creciente de toscas imgenes aparentemente anodinas que graban las cmaras de vigilancia en calles e
instituciones. Harum Farocki, uno de los ensayistas contemporneos ms hbiles e innovadores, deconstruye escenas de violencia carcelaria tomadas desde un
mirador aislado en Ich glaubte Gefangene zu sehen (2000) mientras que Deborah
Stratman acenta la extraa calidad de las imgenes grabadas desde los helicpteros policiales mientras estos persiguen a un sospechoso en In Order Not to Be
There (2002), una reflexin sobre la sociedad administrada.
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La conclusin principal de este artculo es que no es necesario conceder un trato
reverencial a las imgenes de archivo para que estas conserven su eficacia. Si,
como expongo aqu, las propiedades intrnsecas del metraje de archivo (velocidad de la cmara, formato, sonido o ausencia de este) rara vez quedan inclumes
al transferirse a contextos actualizados, debera considerarse positivo que un
nmero creciente de directores estn dispuestos a que prevalezcan las cualidades
expresivas o puramente connotativas de dicho metraje. Un dogma de la esttica
realista del siglo XIX, que espero est ya desterrado, sostena que la Verdad y la
Belleza eran bsicamente antagnicas, por lo que un exceso de la ltima disminua la autoridad de la primera. Sin duda, varios movimientos y estilos, que han
favorecido el empuje del cine de no ficcin, se han adherido a un ideal equiparable a aquel adagio decimonnico cuando aseguran que la transparencia es el
principal garante de la objetividad y la autenticidad histrica. Al reconocer no
solo la imposibilidad de ese engaoso estndar sino tambin su limitacin artificial, los realizadores vanguardistas de hoy en da han erradicado, de un lado, el
aura de antigualla que siempre ha rodeado a las imgenes de archivo y, adems,
las han alineado, de otro, con una nocin renovada, y reconfortantemente personalizada, de la autora documental.
[Traduccin: MARA CALZADA PREZ E IRENE DE HIGES ANDINO]
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Key words: Documentary, archive images, recycled footage, ethics, representation of the past
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El falso documental
multiplataforma:
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un llamamiento ldico
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Hoy en da, el mockumentary o falso documental es un elemento imprescindible
de la narrativa de ficcin contempornea. Desde los guiones de cintas arquetpicas como David Holzmans Diary (Jim McBride, 1967), This Is Spinal Tap (Rob
Reiner, 1984) y Cest arriv prs de chez vous (Ocurri cerca de su casa, Rmy
Belvaux, Andr Bonzel, Benit Poelvoorde, 1992) hasta la serie de televisin The
Office (Ricky Gervais y Stephen Merchant, 2001-2003), este formato ha conseguido, en las ltimas dos dcadas, un renombre y, en ocasiones, una complejidad
por las que debe reconocrsele como uno de los hbridos documentales ms slidos2. Por una parte, se puede definir el falso documental como un texto ficticio
que se apropia, de forma continuada, de los cdigos y las convenciones de los
documentales y, por tanto, en este sentido, se le puede considerar un parsito
del documental. Por la otra, parece ejemplificar la subversin de los documentales (y, generalizando, de todo el gnero audiovisual de no ficcin) ya que demuestra lo fcil que es falsificar estas modalidades de representacin. Y, sin embargo,
la mayora de los espectadores sigue sin reconocer que el propsito reflexivo es su
razn principal y creen, ms bien, que en l prima el carcter ldico.
El presente artculo comienza con una compleja definicin del falso documental
como discurso para, as, poder despus tratar, ms concretamente, el falso docu-
1. Este artculo expone una versin abreviada de las argumentaciones que se presentan en: C.
HIGHT y J. ROSCOE: Television
Mockumentary: documentary and
satire in the televisual space,
Manchester, Manchester
University Press, en preparacin.
Este libro ampla los argumentos
expuestos por primera vez en J.
ROSCOE y C. HIGHT: Faking It:
mock-documentary and the
subversin of reality, Manchester,
Manchester University Press,
2001.
2. El trmino hbridos documentales designa a un formato de
hechos y ficcin asociado al
gnero de los documentales.
Incluye los documentales sobre
naturaleza, los docudramas y
otros formatos de televisin
novedosos como los llamados
docu-soaps (programas que documentan actividades diversas) y
los concursos de telerrealidad.
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El mejor punto de partida para describir lo que es un mockumentary es la definicin del gnero documental que presenta Bill Nichols3. Este sugiere que conviene delimitar el documental, por una parte, mediante la prctica institucional
desarrollada y mantenida por la comunidad de practicantes, la cual exige
representar la realidad de la manera ms exacta y objetiva posible. A pesar de las
dificultades inherentes a dicha postura, este aspecto es primordial para diferenciar este gnero de los formatos de ficcin.
Por otra parte, tambin se puede definir el documental mediante el anlisis de un
corpus de textos determinado que demuestre, cuantitativamente, que existe
una serie de cdigos y convenciones que, por tradicin, se clasifican en conocidas modalidades de representacin (las ms importantes son: la expositiva, la
observacional y la interactiva o participativa). Cada una de estas modalidades se
centra en formatos especficos para presentar pruebas del mundo sociohistrico. La modalidad interactiva, por ejemplo, hace hincapi en el testimonio de los
agentes sociales o representantes de los discursos institucionales mientras que la
observacional se acoge a la creencia lgica de que las imgenes fotogrficas mantienen un nexo de unin con la realidad propiamente dicha. Por ltimo, Nichols
aduce que el documental implica por necesidad a toda una circunscripcin de
espectadores, que ven las cintas con unas expectativas y unas presuposiciones
3. B. NICHOLS: Representing
Reality: Issues and Concepts in
Documentary, Bloomington,
Indiana University Press, 1991,
pgs. 12-31. Traducido como: La
representacin de la realidad:
cuestiones y conceptos sobre el
documental (traduccin de J.
Cerdn y E. Iriarte), Barcelona,
Ediciones Paids Ibrica, 1997.
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concretas, basadas en la aceptacin de la validez e integridad de estas modalidades de representacin propias del gnero.
Cada uno de los niveles de produccin, construccin y recepcin dentro de la
prctica documental se ocupan de particularidades claramente distintas, pero
solo puede considerar documental aquella obra en la que converjan estos. Si
se adapta la definicin de Nichols, el falso documental no es un gnero o un subgnero propiamente dicho sino un discurso complejo que, de igual manera, comparte tres caractersticas:
Surge de las distintas prioridades de los productores de ficcin. Aunque bebe
de la tradicin pardica y satrica, no se reduce solo a ellas.
En el plano textual, se apropia de los estilos de representacin de los cdigos y
convenciones del verdadero documental, pero tambin de un espectro completo de gneros de no ficcin entre los que se encuentran los formatos hbridos.
Por ltimo, requiere diferentes modos de lectura, lo que, a menudo (pero no
necesariamente), implica que existen diversos sentidos de reflexividad en torno a
los formatos hbridos y de no ficcin de los que se apropia.
El falso documental surge a partir de una intencionalidad variada por parte de los
productores. A continuacin, se explicarn los patrones clave de estas prioridades
que, ms que analizarse como una taxonoma, deberan observarse como tendencias comunes que se superponen y que determinan tanto el modo en que los mockumentaries se apropian de formatos de no ficcin como la manera en que se alienta, en ellos, la participacin del pblico.
Novedad o truco. Se trata de falsos documentales aislados, que se enmarcan en una
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5. L. HUTCHEON: A Theory of
Parody: The Teachings of
Twentieth-Century Art Forms,
Chicago, University of Illinois
Press, 2000, pg. 68.
6. D. HARRIES: Film Parody,
Londres, British Film Institute,
2000, pg. 6.
Parodia y stira. A pesar de las numerosas obras que sirven de ejemplo de los
enfoques descritos arriba, la mayor parte de los falsos documentales presenta una
clara intencin pardica y satrica. Y no hay duda de que muchos de los ms complejos se centran en este aspecto. De siempre, la parodia es ambivalente con el
pblico ya que, adems de mofarse del texto al que hace referencia, refuerza de
manera efectiva su autoridad; es esto lo que Hutcheon5 denomina la paradoja
de la parodia. Sin embargo, la definicin de Hutcheon no implica que la parodia
sea solo parasitaria ni que no pueda ser subversiva o transgresora. Como puntualiza Harries6, la parodia, en esencia, comporta recontextualizar un objetivo o
texto de origen mediante la transformacin de sus elementos textuales (o con-
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textuales), creando as un texto nuevo. Asimismo, el efecto final del falso documental pardico depende, en buena parte, de la interaccin con el pblico. No
se puede considerar que un texto sea verdaderamente transgresor, ni hasta qu
punto lo es, si no se tienen en cuenta factores como el caudal de conocimientos
extratextuales que aportan los espectadores a su concepcin del falso documental (como se argumenta ms adelante).
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Como se ha comentado anteriormente, el discurso de los falsos documentales implica la apropiacin continuada de los cdigos y las convenciones de la no ficcin, especialmente de aquellos que constituyen el gnero documental. Sin embargo, resulta
complicado identificar el discurso de los falsos documentales teniendo solo en cuenta la naturaleza de sus referencias intertextuales porque cada vez cuesta ms determinar qu conforma la definicin textual del propio documental. Hasta cierto punto, la
propuesta de Nichols siempre ha supuesto que se construyan barreras, en cierto
modo, artificiales, en torno al gnero (pese a que l explicita su propsito de evitar
taxonomas estrictas)8. La existencia de formatos hbridos, tales como el docudrama
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los aspectos clave de las modalidades documentales de representacin. En cambio, este hecho coincide con la falta de consenso, entre crtica y pblico por igual,
sobre los componentes esenciales del documental as como sobre la ubicacin y
examen del mismo dentro de la cultura visual contempornea. Los falsos documentales actan, en este complejo terreno, nutrindose de la inestabilidad que
rige la cultura de los documentales y, en concreto, del modo en que las nuevas
tecnologas determinan el prstamo y transformacin de sus diferentes modalidades. Por tanto, los falsos documentales actan en el marco de un continuo de realidad/ficcin en perpetuo crecimiento, que aprovecha (y refuerza) una interaccin compleja y contradictoria con el pblico, propia de la cultura de no ficcin.
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ponga en entredicho la integridad de la imagen en s misma o, al menos, nuestra creencia lgica, inmediata y simplista de que la cmara es capaz de documentar el mundo socio-histrico de forma exacta y objetiva. Algunas crticas ms
minuciosas y continuadas pueden incluso revelar que los documentales no son
ms que otro tipo de ficcin construida.
Respecto a la recepcin de la parodia, Harries defiende que:
Las parodias no solo crean algo (ya sean nuevas configuraciones textuales o modificaciones de cnones preexistentes) sino que tambin fomentan modos de ver los
textos mediante el desarrollo y el cultivo, entre los espectadores, de estrategias crticas. Mientras que la parodia s se basa en otros textos, al tiempo que los canibaliza,
sus adaptaciones afectan, adems de a la visin de sistemas textuales previos, a la
construccin y visin de futuros textos cannicos relacionados13.
De igual modo, la apropiacin de los cdigos y las convenciones del documental
por parte del mockumentary conlleva un potencial inherentemente reflexivo que
remite a los documentales en s y, en consecuencia, este discurso invita a analizar
los aspectos bsicos de los formatos de no ficcin. Con el falso documental, todo
est abierto a la exploracin ldica: desde la tica de los documentalistas pasando
por la validez de los rasgos intrnsecos propios de las modalidades documentales de
representacin hasta las suposiciones y expectativas que tenemos como pblico.
La carga de lo real siempre es una carga tica, una carga que no solo exige una respuesta sino tambin la asuncin de una responsabilidad; no solo una valoracin
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esttica sino tambin un juicio tico. Convoca a nuestras conciencias no solo respecto de las consecuencias existenciales de la representacin, sino tambin de nuestro
propio rastro tico sobre la representacin. Establece para el espectador una relacin
reflexiva consigo mismo, como agente que encarna en su propio ser la dinmica
social y el conocimiento cultural14.
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Dicho de otro modo, los documentales nos mueven a actuar apelando a las obligaciones que nos son inherentes como seres sociales. Los falsos documentales se
basan en este modo de lectura documental pero lo sazonan con otros propsitos
de ficcin (especialmente los propsitos novedosos, publicitarios, dramticos y
cmicos explicados anteriormente). La transformacin ms importante que ha
propiciado el mockumentary sobre la prctica documental consiste en canjear el
llamamiento a la accin tradicional por un llamamiento ldico.
Hasta cierto punto, esto supone un reto directo para el pblico. Necesariamente las
obras exigen un esfuerzo mayor de los espectadores, que deben identificar su condicin ontolgica y, por tanto, el modo de lectura con el que han de aproximarse a
las mismas. Por otra parte, la complejidad textual tambin descubre algunos de los
placeres que se sienten cuando uno se implica en el discurso del falso documental.
De hecho, los mejores ejemplos de dicho discurso son normalmente las obras que
construyen mltiples formas de implicacin para la audiencia, lo que permite que
esta pueda deslizarse entre diferentes formas de lectura. Los falsos documentales no
dependen solo de un engao nico ni realizan parodias que caducan rpidamente
por la naturaleza temporal de su objetivo. Para que perduren, despliegan todo un
abanico de referencias intertextuales e intentan incluir aspectos de la cultura visual
ms general y de sus discursos socio-polticos clave. Crean personajes con los que
pueden identificarse los espectadores y desarrollan narrativas cuyo xito no depende exclusivamente de los conocimientos que se tengan de otras obras. Asimismo,
poseen el potencial necesario para suscitar las expectativas del pblico sobre el continuo de formatos hbridos y de no ficcin ms amplio.
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Estos ejemplos demuestran que es posible que el falso documental exija de los
espectadores mayores dosis de conciencia crtica y contextual, ya que les plantea
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16. http://www.spinaltapfan.com
17. Para conocer ms detalles
sobre la historia de la pelcula y
su recepcin, vase S. L. HIGLEY y
J. A. WEINSTOCK (eds): Nothing
That Is: Millennial Cinema and
the Blair Witch Controversies.
Contemporary Approach to Film
and Television Studies, Detroit,
Wayne State University Press,
2004, Introduction y J. ROSCOE:
The Blair Witch Project: Mockdocumentary Goes Mainstream,
en Jump Cut: A Review of
Contemporary Media, 2000,
n 43, pgs. 3-8.
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The Blair Witch Project (El proyecto de la bruja de Blair, D. Myrick y E. Snchez, 1999)
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a poner fin a la narracin creada colectivamente. La pelcula, por una parte, otorga los placeres de una historia detectivesca, en la que, sin embargo, la revelacin
final se aplaza, mientras que los otros textos, por su parte, ofrecen pruebas ms
concluyentes dentro de una narrativa histrica (ficticia) ms amplia. El conjunto de
textos sobre The Blair Witch Project invita al pblico a explorar estos datos implicndose de distinto modo en la historia a travs del sitio web, la pelcula y los documentos televisivos. De hecho, el DVD brinda la oportunidad de explorar el material por rutas que no propusieron los realizadores ya que se incluyen todos los textos descritos anteriormente (incluso hay enlaces a otros sitios de Internet) y se facilita el acceso a los dos falsos documentales audiovisuales por captulos.
Walker denomina metatexto a la variedad de material relacionado con The
Blair Witch Project, entre el que se encuentra una amplia gama de produccin
asociada (los sitios web de fans, los foros y el gran nmero de cortos que parodian la pelcula25). En palabras de Walker, el metatexto debera entenderse como
un conjunto que ofrece:
[] un entramado complejo de, al menos, tres niveles de realidad narrativa (la
propia cinta, los textos ficticios auxiliares y la historia sobre la produccin y recepcin de la pelcula). Cada uno de ellos est muy fragmentado por perspectivas mltiples aunque ninguno puede exigir tener ms autoridad que los dems o supremaca sobre ellos. No hay un centro ni un punto predeterminado de entrada. Se trata
de un espacio heteroglsico, una versin multimedia de hipertexto colaborador26.
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The Blair Witch Project, por tanto, es un falso documental multiplataforma que
permite descubrir mltiples significados del trmino ldico. Se invita al pblico a que investigue la desaparicin de los tres estudiantes de cine con las pruebas que se ofrecen, a que haga suyas algunas de las divertidas especulaciones
sobre su veracidad y todo lo que eso significa e incluso a que contribuya para
ampliar el metatexto realizando sus propios ejercicios cinematogrficos que revelen sus teoras en torno a la ficcin original.
Walker valora los textos sobre The Blair Witch Project pero se olvida mencionar
que Haxan Films y los directores de la pelcula, que en realidad simplemente trazaron un sistema cerrado, limitaron la naturaleza de la interaccin27. Se prescriben las vas para adentrarse en la ficcin y los espectadores han de generar, literalmente, sus sitios de interaccin activa (mediante debates y prcticas creativas).
Por ejemplo, en la web oficial de la pelcula no haba enlaces que llevaran al
espectador a otras pginas donde se parodiaba la cinta ni a las listas de distribucin en las que se opinaba sobre las incgnitas de The Blair Witch Project.
No obstante, el potencial del falso documental multiplataforma es mayor de lo que
27. W. BROOKER y D. JERMYN (eds.):
The Audience Studies Reader,
Londres, Routledge, 2003,
pg. 326.
puede deducirse con The Blair Witch Project. La plantilla para la interaccin narrativa que ofrecen los gneros ms importantes en el campo de los videojuegos permite hacer la siguiente comparacin:
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Si se quiere hablar de videojuegos, hay que tener en cuenta la historia que hay
detrs, que es la historia diacrnica, y la historia que sucede en el presente ficticio,
la llamada historia sincrnica, y que es el relato continuo que se constituye a partir
de las acciones y las decisiones que lleva a cabo el jugador en el momento28.
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Esta descripcin se acerca mucho al metatexto de The Blair Witch Project por lo
que puede considerarse que los tipos de propuestas ldicas (reflexivas) que genera el discurso del falso documental convergen con la extendida cultura del video
juego. El sitio web, el falso documental emitido por televisin y las obras publicadas conforman la historia que hay detrs de la leyenda de la bruja de Blair
mientras que la pelcula presenta en s misma la inmediatez de un viaje verit a
travs de una parte de este gran relato. Obviamente, los niveles de interaccin
con este texto ficticio son mucho ms limitados que los de los videojuegos. Una
versin de The Blair Witch Project que estuviera ms orientada hacia estos tendra que haber favorecido la participacin directa del espectador, permitindole,
por ejemplo, que crease un equipo que intentara resolver el misterio de la desaparicin de los estudiantes.
En The Blair Witch Project y otros experimentos multiplataforma (ms incompletos y vacilantes), hay material de sobra como para reconocer que el discurso del
falso documental tiene potencial suficiente para inspirar nuevas formas de ciberdrama. Cierto es que, a medida que el cine, la televisin, Internet y los mviles
convergen en las plataformas digitales, cada vez hay ms medios que permiten
generar nuevos metatextos de falsos documentales, que invitan al pblico a
jugar de modos diversos con las formas y los discursos institucionales del continuo de realidad / ficcin.
[Traduccin: MARA CALZADA PREZ E IRENE DE HIGES ANDINO]
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Palabras clave: Documental, falso documental, multiplatafor ma meditica, The Blair Witch
Project, posmodernidad
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El film familiar
como documento.
Enfoque semiopragmtico
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to del trmino: por film familiar entiendo cualquier film (o vdeo) realizado por
un miembro de la familia sobre personajes, acontecimientos u objetos vinculados
de algn modo a la historia de esa familia y de uso prioritario para sus miembros8.
El film familiar: un documento?
La primera particularidad del film familiar es que realizar un film no constituye
su primer objetivo. El cineasta familiar filma, en principio, por el placer de jugar
con su cmara y con los mltiples aparatos que los fabricantes han dispuesto para
l. Despus, filma por el placer de reunir a su alrededor a los miembros de su
familia. En manos del cineasta familiar, antes que un instrumento de grabacin,
la cmara es un catalizador, un mensajero o intermediario. Observemos una
secuencia de un film descubierto en un rastro. Durante tres minutos aproximadamente, en un plano secuencia, una charanga familiar toca delante del escaparate de una tienda. En calidad de espectador, la escena me parece interminablemente aburrida, ms an por tratarse de una pelcula muda. Pero es que este
plano no ha sido tomado para que lo vea un espectador; pues ha producido sus
efectos antes de ser proyectado, durante el tiempo de su filmacin, cuando es
obvio (como muestra la pelcula) que todo el mundo ha disfrutado al mximo
juntndose delante de la cmara: por turnos, cada miembro de la familia interpreta su nmero; el hijo menor golpea el bombo riendo como un loco; otro hijo,
de ms edad y trompetista, se acerca a soplarle en la nariz al que est filmando
(el padre), despus uno que toca la trompa (un to?, un amigo de la familia?)
esboza unos pasos de baile delante de la cmara... En el entorno familiar, filmar
tiene algo de juego colectivo. De modo que incluso antes de existir en calidad de
film, el film familiar ya ha desempeado su papel.
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hecho el film, haba fallecido, pero la madre recordaba muy bien que su marido
grababa con regularidad pelculas que por lo general no llevaba a revelar. Esta
prctica no tiene nada de excepcional; con el vdeo, cada vez es menos frecuente que alguien visione en su totalidad lo que ha grabado; solo vuelven a verse
algunos fragmentos, normalmente justo despus de la toma de imgenes.
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Pero tambin puede ocurrir que el cineasta familiar filme para hacer un film. Y hay
que pararse a analizar lo que eso significa. En efecto, no hay muchas intenciones
en el acto de hacer un film familiar. Cuando lo hace, al cineasta familiar solo le
mueve lo que John R. Searle denomina una intencin en accin9: filma a su
familia, eso es todo. Es que hay que guardar recuerdos: esta frase, que todos
hemos escuchado alguna vez, muestra de sobra que grabar a tu familia se debe ms
a una presin externa sobre el sujeto, al resultado de la ideologa familiarista que
lo penetra y lo constituye, que a una verdadera intencin personal. Alain Bergala
ha descrito muy bien cmo se instala el cineasta familiar en la sensacin inmediata, lo que explica la parcelacin extrema de sus tomas de imgenes o, a la inversa, su increble estiramiento (en particular desde la videocmara)10. En esta clase de
producciones, es ms la familia la que filma que el que est detrs de la cmara.
Se puede incluso afirmar que el que est detrs de la cmara no debe comportarse en absoluto como un cineasta. En Amator (El amateur, 1979), Krisztof
Kieslowski nos cuenta la historia de un joven padre de familia que ha comprado
una pequea cmara para grabar a su primognito (una de las razones principales para comprar una cmara) y que poco a poco se siente atrapado por el placer
(el demonio) de hacer cine, razn por la cual pierde a su mujer y a su hijo (su
familia). El film es muy explcito sobre los puntos de conflicto. En una escena,
breve pero muy violenta, se ve cmo Filip Mosz monta imgenes de su hijo:
para montarlo comenta, hay que cortarlo; la imagen est hecha de tal modo
(las tijeras aparecen en primersimo plano atacando a las imgenes del beb) que
queda claro que el pronombre lo remite al beb; montar un film familiar significa cortar en el cuerpo mismo de la persona filmada, en los miembros de la
familia. Y Filip empieza a interesarse por el efecto que sus imgenes producen en
el espectador. Para que una pelcula sea interesante le explica a su mujer, es
necesario que lo que muestre sea dramtico. As, un da en que est grabando
a su hijo, la silla sobre la cual est sentado el nio empieza a balancearse; con un
gesto Filip impide que su mujer intervenga y sigue grabando. Si se cayese por
la ventana lo grabaras tambin?, grita ella enfurecida. En breve, Filip solo ve la
vida familiar como un espectculo que hay que filmar: durante una escena de
pareja, cuando su mujer lo abandona, se da cuenta de que est encuadrndola
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con los dedos. Filmar a tu familia con una postura de cineasta significa excluirte
a ti mismo de la familia; transformar la vida familiar en un espectculo significa
negarla. Por esta razn resulta aberrante reprocharle al film familiar que est mal
hecho. En realidad, cuanto menos montado, puesto en escena y construido est
el film familiar, menos cuenta, menos documenta, menos riesgo corre de plantear problemas a los dems miembros de la familia.
Pero an hay ms: el film familiar no apela al modo de lectura documentalizante,
sino al modo de lectura privado. Hay que recordar que el modo documentalizante se caracteriza por la puesta en marcha de tres procesos:
La construccin de un enunciador real (frente a ficticio); es decir, de un enunciador que en calidad de lector hago partcipe de mi mismo espacio y al cual me
siento autorizado a interrogar.
El cuestionamiento de este enunciador en trminos de verdad. Es necesario
observar que un texto no es un documento porque dice la verdad, sino porque
le interrogamos sobre la verdad. Es la pregunta la que hace al documento y no
la respuesta. Un documento puede mentir o equivocarse, pero sigue siendo un
documento (no una ficcin).
La evaluacin del valor informativo de lo que se ha mostrado: qu he aprendido sobre el mundo?
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Solo que estas imgenes no hablan por s mismas: demasiado cotidianas, corren el
riesgo de sumergirse en la banalidad; as que hay que trabajarlas para arrancarlas del sedimento al que se quedan pegadas [] para que produzcan sentido y
hablen finalmente de lo que es, de lo que somos, segn la hermosa expresin de
Georges Perec con relacin a las cosas comunes (lo que son precisamente estas
imgenes)16. Los modos de lograr este resultado son sin duda muy diversos.
Uno de los ms frecuentes consiste en llenar de sentido las imgenes con el
comentario: el resultado depende entonces de la calidad del que escribe el texto.
Otro consiste en ejecutar una puesta en serie: en Les vacances la mer de 1840
nos jours (Andr Huet, 1986), la confrontacin de las representaciones de un
mismo tema en distintas pocas (desde las vacaciones aristocrticas hasta el surgimiento del turismo de masas, pasando por los aos de la guerra) revela las diferencias existentes entre los estereotipos de cada poca, de forma que las imgenes producen sentido a la par que conservan todo su peso como estereotipos. Un
ltimo modo consiste en cultivar lo que en trminos goffmanianos puede denominarse el cambio de marco17. Un film que hasta ahora no suscitaba ningn inters puede trascender de golpe porque el marco histrico de lectura ha cambiado: Andr Huet relata as cmo algunos films de viaje en Yugoslavia, que haba
almacenado pero que no consideraba interesantes, de pronto suscitaron un claro
inters a raz de la guerra de Yugoslavia. Cualquier film familiar antiguo o cuyo
marco sea distinto al nuestro (espacial, cultural, tnico, social) se enriquece enseguida con esta clase de lectura desmarcada. En este caso, aunque esas imgenes
no fuesen documentos para sus autores, aunque esas imgenes sean tan estereotipadas como otras tantas imgenes de films familiares (si las comparamos entre
ellas), a nuestros ojos se vuelven muy valiosas, pues lo que nos ofrecen nos parece algo nuevo, algo indito.
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No obstante, esta otra cara de la moneda tiene su razn de ser: si los films familiares solo dejan ver una faceta de la realidad, eso tambin significa que esa faceta la
muestran realmente. Desde esta perspectiva, podemos invertir la lectura antes propuesta del film de Jeudy: lo que resulta terrorfico de este film, en efecto, tanto
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como las vejaciones que muestran los documentos de actualidad, es el hecho de ver
que Hitler es un hombre como nosotros (lo que muestran los films familiares rodados por Eva). Por otra parte, sera un error no ver la especificidad documental del
film familiar (su aportacin informativa) en comparacin con el reportaje profesional (que, a su manera, es tan incompleto y mentiroso como el film familiar). En efecto, si el reportaje documenta las conmociones histricas, los conflictos sociales, lo
escandaloso o lo sensacional es decir, precisamente todo aquello de lo que no
habla el film familiar, por el contrario no nos dice nada, en general, sobre lo que
pasa cada da y lo que se repite cada da, lo banal, lo cotidiano, lo evidente, lo
comn, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual. Georges
Perec, de quien tomo prestada esta enumeracin, lo subraya en otro pasaje del texto
antes citado: los diarios hablan de todo excepto de lo diario. Y se pregunta: Lo
que realmente pasa, lo que vivimos, lo dems, todo lo dems, dnde est?.
Entonces se pone a soar con una antropologa endtica (frente a la extica)19.
Los cineastas familiares son a su manera antroplogos endticos involuntarios; filman, sin pensar en hacer cine documental, esos momentos de la vida que los profesionales no filman (pues no concierne a su marco de actuacin).
En suma, si se alarga la bsqueda, descubrimos que hay sectores enteros de la
sociedad que prcticamente no han sido documentados jams por los organismos
oficiales. Los films familiares suelen ser el nico medio de hacer perdurar a estas
comunidades (raciales, tnicas, culturales, sexuales, sociales) que, desde hace
tiempo, han sido marginadas por la versin oficial de la historia. Como apunta
Peter MacNamara, los films familiares permiten responder a preguntas del tipo:
cmo era la vida en esta comunidad?, cmo era su gente?20. Aunque estos
films no cuenten toda la historia de la comunidad, aunque solo muestren pedazos escogidos (los que la propia comunidad ha aceptado filmar), no dejan de
ser por ello documentos prodigiosos.
La tercera dificultad es la ausencia de informacin de segundo plano ante la cual
nos encontramos en algunos de estos films. Ante un film familiar de una familia
que no es la ma, me siento obligado a hacer una lectura superficial: solo puedo
atenerme a lo que me muestran las imgenes. Si es indudable que esta limitacin
tiene consecuencias negativas, ya que me impide comprender ciertos planos y ciertas acciones (por ejemplo, soy incapaz de adivinar el parentesco de los dos hombres que cogen a esa chica por la cintura: son sus hermanos?, dos amigos suyos?,
el marido y uno de sus amigos?, el marido y el amante de la chica?, el marido y
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Por ejemplo, puedo tomar como enunciador real a la cmara. Desde esta perspectiva, puedo centrarme en cosas que me muestra la pelcula sin que eso sea por
necesidad el tema en s del rodaje; todo lo que est colocado delante de la cmara se convierte as en un objeto de lectura posible: el modo de vestir, los peinados, el hbitat tal cual lo descubro en el decorado, los coches que pasan por la
calle, acciones secundarias que se desarrollan en una esquina de la imagen. De
igual modo, puedo tomar como enunciador al cmara y constatar que es ms
bueno filmando que la mayora de los cineastas familiares, o bien que se interesa sobre todo por los paisajes o las mujeres jvenes y guapas, etc. El film se convierte as en un documental sobre el cineasta que lo ha realizado. Por ltimo,
puedo tomar como enunciador real a la propia pelcula cinematogrfica y constatar que la imagen es hermosa, muy ntida, que los colores han resistido bien al
tiempo, pero que tiene una ralladura en el centro, signo de que el film se ha
rodado en un formato de 9,5mm (este formato se caracteriza por el hecho de
que la perforacin que sirve para arrastrar al film es central): el film se convierte
entonces en un documental sobre la evolucin del material cinematogrfico. Por
supuesto, cabe la posibilidad de hacer ms niveles de lectura. Es intrnseco a la
lectura documentalizante desplegarse en un palimpsesto de lecturas22.
A diferencia del miembro de la familia que hace film familiar, el cineasta aficionado filma con una intencin previa: filmar cmo en tiempos de guerra se
corta el pan con dos cuchillos (uno para cortar la rebanada, el otro para quitar la
miga del cuchillo, tan mala es la calidad del pan)23, consagrar el film a la madre
afectada de cncer24, mostrar cmo se mofan de la democracia en China25, cmo
se vive en un campo de concentracin26, todo ello reside en la decisin del
cineasta de dejar un testimonio para el futuro, dirigido a los miembros de su familia, pero tambin a un pblico mucho ms amplio. Llegado el caso, este cineasta investigar guiado por su voluntad de demostrar: el film documento es deliberadamente un film discursivo (lo que nunca es el caso del film familiar).
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Veremos que estos films aparecen por lo general en contextos especficos: crisis
colectivas (guerra, ocupacin, marginacin de las comunidades), crisis familiares
(enfermedad o defuncin de una persona querida) o personales (bsqueda de la
propia identidad). Actualmente, en la poca del vdeo y de la televisin, estas
producciones tienden a generalizarse; cada vez se producen ms documentos
(deseados como tales) por parte de cineastas aficionados. Y es que las producciones de vdeo se ven en la televisin y, en nuestro imaginario social, la televisin
est del lado de la comunicacin: cuando pensamos en televisin, pensamos en
programas documentales (telediarios, magazines, documentales). La televisin
lleva al videoaficionado familiar a grabar imgenes configuradas con esa expectativa y, por tanto, a adoptar un estilo documental. Consecuencia: parece que las
producciones hechas por el cineasta familiar de hoy funcionan cada vez menos
en el marco de la institucin familiar y cada vez ms en el marco de la institucin
Televisin, o como mnimo en el marco del imaginario televisin. El cineasta
familiar ya no ambiciona solo producir imgenes para su familia, sino producir
imgenes que puedan salir en televisin; decidir pasar el fin de semana en el
lugar de la ltima catstrofe area, donde haya habido inundaciones o en las playas invadidas por la marea negra, con la esperanza de obtener planos que puedan
interesar al telediario. A veces, a la lgica de la exclusiva se le aade una lgica
comercial: el deseo de vender las imgenes a buen precio; con Laurence Allard,
podemos hablar de un proceso de profesionalizacin del cineasta familiar27.
Estas producciones documentales no constituyen un conjunto homogneo, sino
que se dividen en distintas categoras pragmticas. Distinguir cuatro.
El documento: se trata de un nmero limitado de planos (a veces uno solo)
tomados por lo que muestran (ej.: el asesinato del presidente Kennedy, la paliza
a Rodney King); el documento funciona en el momento de la mostracin28, pero
el acento recae en el yo estaba all: un hombre comn ha visto esto o lo otro,
que queda autentificado desde ese instante. Ah est el suceso, indiscutible, pero
opaco: el documento no dice nada, no explica nada (lejos de atajar la infinita
proliferacin de especulaciones sobre el asesinato de Kennedy, el film de
Zapruder las suscit). Hay que subrayar que en este caso la intencin no prece-
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de necesariamente a la grabacin, sino que puede manifestarse a posteriori durante la seleccin del documento en el interior del metraje rodado (para enviarlo a
la televisin, por ejemplo).
El reportaje: se basa en una intencin previa (el yo estaba all se reivindica ahora
como un acto premeditado) y se presenta como un conjunto de planos ms o menos
estructurados, a veces acompaado de un comentario, de tal forma que est modulado por un discurso: un reportaje sobre una vuelta ciclista, sobre la fabricacin del
foie gras, sobre las fiestas de un pueblo, sobre la marea negra en Bretaa, etc.
El testimonio: esta forma de produccin va un paso ms all en el compromiso
del sujeto que filma: ya no dice solo yo estaba all, sino yo lo he vivido, y
suscribe una voluntad de que se reconozca el hecho o el acontecimiento en el
espacio pblico: aplquese el cuento. Por ejemplo, en Laurent et Stphane,
Patrice Gaudin filma con una videocmara la larga agona de sus dos hijos contagiados de sida por una transfusin de sangre29; aqu el documento se metamorfosea en una voz de alarma.
29. Para un anlisis de esta produccin, vase JEAN PIERRE
ESQUENAZI: Leffet film de famille, en Le film de famille. Usage
priv, usage public, op. cit.,
pgs. 219 y ss.
Los documentos ego centrados (las ego-producciones): se trata de documentos centrados directamente en la vida del realizador. En la actualidad constituyen las producciones ms numerosas, pues parece que existe una relacin privilegiada entre
el vdeo y la expresin del yo. Como veremos, estas producciones impiden
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cuestionar la verdad. Los tericos del relato autobiogrfico son muy conscientes
de este punto. Como subraya Renaud Dulong en su notable obra Le tmoin oculaire: el relato autobiogrfico tolera a duras penas la polmica. Todo lo que
pueda afirmar sobre mi existencia es tan poco susceptible de que lo pongis en
duda como el hecho de que me llamo Renaud Dulong30. Kte Hamburger ya
hablaba de algo similar con respecto a lo que ella llama el yo lrico que envuelve precisamente la estructura enunciativa de este tipo de produccin: [con el yo
lrico] deja [...] de ser posible y legtimo preguntarse si el contenido de un enunciado es verdadero o falso, si est comprobado objetivamente o no; solo nos
incumbe ya el campo de la experiencia del yo enuncindose a s mismo31. De
hecho, las ego-producciones no aspiran tanto a documentar el yo como a resolver un problema personal. As, en Omelette (1994), Remy Lange utiliza el cine
como un medio para confesarle a su familia su secretito (por retomar el eufemismo empleado por la madre en el film); es decir, su homosexualidad.
Bien se trate del film familiar propiamente dicho o de las producciones documentales amateurs, el rasgo comn en estos dos tipos de produccin es la relacin afectiva especial que las imgenes tejen con el espectador: el que las ha filmado es alguien como yo; as que estas imgenes son tambin un poco mas: yo
podra haberlas filmado tambin; me hablan de gente como yo... Esta relacin
imprime a las imgenes de estos films un poder de seduccin y de atraccin, una
magia que las distingue radicalmente de las imgenes de los reportajes o de los
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comentario (estamos ante lo que Bill Nichols llama el modo exposicional34). Sin
duda, un tratamiento de este tipo permite apelar a la lectura documentalizante,
pero implica la prdida del poder afectivo del film familiar, reducido a funcionar
como cualquier otro documento, adems de su anulacin como tal: el enunciador
del film no est constituido por el/los autor/es de las imgenes (el/los cineasta/s
aficionado/s), sino por el responsable del discurso (el historiador). Este uso-anulacin del film familiar es frecuente en numerosas emisiones histricas o magazines.
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bre las fotos de la vida de una pareja de acrbatas bruselenses que trabajan para
el clebre circo Barnum; en 1967, un camin que transporta 40.000 litros de gas
explota en el corazn de Martelange provocando el incendio de un barrio entero. Por otra parte, hay que reconocer que los comentarios suelen ser bastante
decepcionantes; en general, los que intervienen se contentan con describir lo que
muestran las imgenes o con situarlas vagamente en su contexto, otros dan parte
de sus impresiones o hablan de su vida; el relato puede resultar conmovedor,
pero entonces volvemos a caer en el rgimen de la autenticidad.
Los films ms interesantes son obra de los realizadores que han comprendido
que lo mejor era asumir plenamente la contradiccin. Por su parte, la serie La
Vie filme des Franais, ideada por Jean Baronnet en 1975, comentada por escritores (Georges Perec, Roger Grenier) o historiadores (Henri Amouroux) y realizada por varios cineastas (Agns Varda, Alexandre Astruc, etc.) opt por articular sintagmticamente todas las lecturas y las modalidades de referencia que
permiten estos films: lectura comparativa con los noticiarios de la poca, lectura
histrica, lectura esttica que nos invita a dejarnos fascinar con estas imgenes
indecisas, lectura ficcional que hace surgir mltiples historias de un fragmento,
citas integrales de films amateurs, lectura privada, testimonios, momentos de
nostalgia (como el trabajo sobre la msica, estilo caja de msica mecnica),
momentos de pura emocin, etc.
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CONCLUSIN
Para concluir, intentar valorar los resultados de esta moda actual que utiliza el
film familiar y las producciones amateurs como documentos en los medios de
comunicacin.
La hiptesis ms generalizada es que este movimiento es un considerable factor
de democracia. Como apunta Peter MacNamara en un nmero del Journal of
Film Preservation dedicado al cine amateur: De esto no hay duda, los films
amateurs son un maravilloso documento para una historia democrtica38.
Asimismo, para Andr Huet dar difusin a los films familiares es luchar por
compartir experiencias y conocimientos adquiridos en todos los mbitos afectados por estos rastros de memoria colectiva39, es ceder la palabra a toda clase de
excluidos (polticos, tnicos, sociales, etc.), es transformar las capacidades productivas engullidas por la globalizacin y el consumo en beneficio de la creatividad y de la libertad, es contribuir a rehacer el mundo40.
Frente a estas posiciones eufricas que me gustara poder compartir de lleno,
expondr aqu un discurso un tanto diferente, pues, aunque estoy convencido de
que incluyen una verdad de fondo, no puedo evitar que me asalten las dudas y
preguntarme: a qu se debe esta moda actual?, de qu es sntoma?, qu esconde en realidad?
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La primera respuesta es evidente: esta moda se inscribe en una lgica econmica cuyo primer riesgo es el de la explotacin de los aficionados. Como apunta
Micheline Morisset (de los Archivos Nacionales de Canad), un peligro muy
real acecha a esta memoria activa que es el film amateur: se ha hecho rentable41.
En su preocupacin por proteger a los aficionados, la asociacin Indits ha
redactado una carta en aras de regular las modalidades de adquisicin de los films
amateurs por los archivos42. Esto no impide que algunos especulen mediante la
compra de cajas enteras de pelculas a sus autores, dejndolas a un lado en espera de que los acontecimientos (una guerra, un terremoto, la desaparicin de una
celebridad, etc.) aumenten su valor y puedan venderlas entonces a las cadenas de
televisin a un precio muy caro. Por lo dems, en todos los casos, una produccin amateur le sale menos cara a una cadena que una produccin realizada de
forma profesional, y recurrir al aficionado zanja todos los problemas de flexibilidad: hoy ya no es necesario enviar a un equipo al lugar de los hechos, cientos de
aficionados acuden en avalancha de forma espontnea. Como, gracias a la digitalizacin (la calidad de las producciones amateurs ha mejorado considerablemente), sacar una produccin amateur en televisin ha dejado de plantear problemas tcnicos, es presumible que las cadenas utilicen cada vez ms estas producciones. De golpe, todo un sector de la profesin se siente amenazado. De
este modo, el uso masivo de producciones amateurs en la televisin supone un
agente de desregularizacin considerable.
La segunda apreciacin es que no es en absoluto casual que las cinematecas especializadas en las producciones amateurs hayan aparecido en espacios donde la
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identidad era una cuestin peliaguda (Bretaa, el Pas Vasco, Gales, las regiones
fronterizas, etc.) y que a menudo el uso de producciones familiares como documento est al servicio de reivindicaciones localistas e identitarias (como las producciones bretonas o quebequesas, los films sobre esta o aquella comunidad, este
o aquel grupo, etc.). Se puede interpretar como un sntoma (entre otros) del
ascenso, en nuestras sociedades, de las reivindicaciones pluralistas con el peligro
de la disolucin de un espacio pblico estructurado. Soy consciente de que este
movimiento puede interpretarse como una reaccin contra la globalizacin, pero
no porque la globalizacin sea inquietante hay que dejar de interrogarse sobre
su contrario: la multiplicacin de las tribus.
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VOLUMEN I (N 57 - 58)
INTRODUCCIN
JOSEP MARIA CATAL Y JOSETXO CERDN
Despus de lo real. Pensar las formas del documental, hoy
1. FUNDAMENTOS
2. PERIFERIAS
BILL NICHOLS
SUZANNE LIANDRAT-GUIGUES
CARL PLANTINGA
CATHERINE RUSELL
Otra mirada
documental
MICHAEL CHANAN
El documental y el espacio pblico
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3.Teorizar desde la
praxis
JOSEP MARIA CATAL Y JOSETXO CERDN> Teorizar desde la praxis: el interior del
nuevo documental
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Teorizar desde
la praxis: el interior
del nuevo documental
JOSEP MARIA CATAL | JOSETXO CERDN
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Desde mediados de la dcada de los
ochenta una serie de prcticas cinematogrficas, as como unos renovados posicionamientos tericos han
alterado la faz de eso que se conoca
como documental. El discurso del
documental ha entrado en la posmodernidad. En este monogrfico
hemos pretendido recoger algunas
de las lneas principales del desarrollo terico de lo que ha ocurrido a
partir de ese momento. Pero no solo
los acadmicos han reflexionado
sobre estas nuevas prcticas. El
punto y aparte que supuso aquella
ruptura, a partir de la cual quiz ha
sido cada vez ms complicado utilizar el trmino documental para
englobar una serie de prcticas que
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El afn totalitario
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de significado
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No hay nada ms pobre que una verdad expresada como fue pensada
Walter Benjamin2
En un mundo totalmente catalogado, el cine suele reificarse en un corpus de tradiciones. Su conocimiento puede suponer su destruccin, a menos que el juego
cambie de normas, jams convencido de sus cierres y siempre ufano de superarse a s mismo en sus propios principios. Por un lado, la verdad se produce, induce y extiende de acuerdo con el rgimen en el poder. Por otro, la verdad se incuba entre todos los regmenes de la verdad. Como reza la fbula, Todo lo que
digo tres veces es verdad. Cuestionar la imagen de una versin historicista del
documental como un despliegue continuo no significa necesariamente defender
la discontinuidad, y resistirse al significado no implica necesariamente su mera
negacin. La verdad, aunque se pille al vuelo, no se manifiesta en nombres ni
en imgenes (flmicas), y no deberamos dar por sentado que el significado queda
cerrado con lo que se dice o se muestra. Verdad y significado: es posible que
ambos se identifiquen entre s. No obstante, lo que se presenta como verdad a
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Un hombre fue a un templo taosta porque quera saber su futuro. Primero dijo
el sacerdote debes donar dinero para incienso, si no, es posible que la prediccin
no sea tan precisa como fuera de desear. De hecho, sin tal donacin, nada de lo que
diga se har realidad!3
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Los conceptos no son menos prcticos que las imgenes o el sonido, pero el vnculo entre el nombre y lo que designa es convencional, no fenomnico. Producir
una teora del cine (o ms bien, filosofar con el cine), que no es hacer cine, tambin es una prctica afn pero distinta, pues la teora ha de ser (de)construida mientras (de)construye su objeto de estudio. Si los conceptos sobre cine no
son prefabricados y no preexisten en el cine, tampoco son una teora sobre el
cine. Contraponer la prctica a la teora, y viceversa, es una valiosa herramienta
para el cuestionamiento recproco, pero como todas las oposiciones binarias, este
ejercicio queda atrapado en la red del pensamiento positivista cuyo impulso es
dar respuestas a toda costa, lo cual circunscribe la teora y la prctica a un proceso de totalizacin.
Lo siento, pero si vamos a emplear palabras, tendremos que ser precisos con su uso.
No es una cuestin de tcnica, sino de material. Si el material es real, entonces es
documental. Si el material es inventado, entonces no es documental... Si te las tanto
a la hora de usar el trmino, deja de usarlo. Habla simplemente de cine. De todos
modos, muchas veces, cuando usamos estos trminos, solo nos ofrecen la posibilidad
de evitar hablar realmente sobre el cine4.
En el esfuerzo general por analizar el cine y producir teora sobre cine, hay una
tendencia inevitable a reducir la teora audiovisual a un terreno especializado,
que sirve para fundar una disciplina. Tambin se aboga por una concepcin
ilustrada y burguesa del lenguaje, que sostiene que el medio de comunicacin
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las categoras tericas, como todos los esquemas clasificatorios, siguen siendo
anuladas ms que salvaguardadas de forma apropiada y reiterada.
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Cunta verdad hay en la adivinacin del terico de cine? Como Sor Juana Ins
de la Cruz (un nombre ms entre muchos posibles) probablemente defendera,
desde su posicin devaluada de mujer de la Iglesia, el conocimiento verdadero
tiene que separarse de su uso instrumental6. El vnculo entre dinero y hecho aflora en aquellos mismos ejemplos donde, bien no se reconoce, o bien se rechaza
categricamente. La cuestin de la calidad de la exactitud y la verosimilitud parece depender en gran medida de la importancia o la cantidad de dinero donado;
dinero en incienso, como puntualiza el sacerdote. De hecho, algunas de las preguntas decisivas en los debates pblicos sobre cine con la presencia del director
son: cul es la cantidad de metraje rodado? cul es el presupuesto? cunto
tiempo le llev terminar la pelcula? A mayor inversin, mejor producto; cuanto
mayor sea la suma econmica invertida, ms se valorar la pelcula y ms creble
ser la verdad que presenta. Cuanto mayor sea el tiempo empleado, ms se apreciar la experiencia y ms fiable ser la informacin. De hecho, la obra cinematogrfica se ha convertido en un producto de bajo presupuesto o de elevado
presupuesto. Esto es lo que una escucha sin cesar y ha llegado incluso a decir
alguna vez: tecnologa domstica, alta tecnologa, basura exquisita,
metraje pobre. Presin, dinero, la grandeza lo hace todo... Un dicho al que se
acogeran gustosos tanto los poderes fcticos del documental como los entornos
alternativos podra ser cuanto ms, mejor, pero lo que circula exclusivamente
en la cultura de los medios de comunicacin es sin duda la imagen del dinero. El
dinero como dinero y el dinero como capital a menudo se tratan como una sola
cosa, no dos. El problema de las limitaciones econmicas no es solo un problema de dinero, sino de control y estandarizacin de imgenes y sonidos. Qu
verdad? De quin es la verdad? Hasta qu punto es verdad? (La famosa afirmacin de Andy Warhol suena muy verdadera: Comprar es mucho ms americano
que pensar). En nombre del servicio pblico y de la comunicacin de masas,
hacer dinero o, ms bien, la mirada puesta en el dinero contina adherida al escenario permanente de la imagen valorada por su efecto y/o produccin.
Se supone que el documental surgi de la necesidad de informar a la gente
(Kino-Pravda o Cine-Verdad de Dziga Vertov) y, por tanto, para afirmarse como
reaccin contra el monopolio que haba llegado a tener la pelcula como entretenimiento en el medio cinematogrfico. El cine se redefini como un medio
ideal para el adoctrinamiento y la reflexin, cuyas virtudes radican en su capacidad para observar la vida en s y ser selectivo, para abrir la pantalla al mundo
real, para fotografiar la escena en directo y la historia en directo, para darle al
cine poder sobre mil y una imgenes, as como para lograr una cercana de
conocimiento y de efectos imposible de alcanzar por la rudimentaria tcnica de
los estudios y la edulcorada interpretacin del actor metropolitano (John
Grierson)7. Al independizarse del estudio y del star system, el documental tiene
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su razn de ser dentro de una distincin estratgica. Sita la funcin social del
cine en el mercado. Coge gente real y problemas reales del mundo real y trabaja
con ellos. Valora la observacin ntima y calibra su importancia segn la capacidad
de captar la realidad en el momento de producirse, sin interferencia material, sin
intermediario. Poderosas historias en directo, infinidad de situaciones reales. Las
tomas no se repiten. El escenario no es ni ms ni menos que la vida misma.
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El mundo real: tan real que lo Real se convierte en el referente bsico, puro, concreto, fijado, visible, demasiado visible. El resultado es la elaboracin de toda una
esttica de la objetividad y el desarrollo de tecnologas comprensivas de la verdad, capaces de decidir lo que est bien y lo que est mal en el mundo y, por
extensin, lo que es honrado y lo que es manipulador en el documental.
Esto implica una bsqueda intensiva e incesante de naturalismo en todos los elementos de la tecnologa cinematogrfica. En este cine de la imagen autntica y
la palabra hablada es indispensable, por ejemplo, el micrfono direccional (que
localiza y restrinje en su proceso de seleccin de sonido para facilitar la comprensin) y la grabadora porttil Nagra (sin parangn en su capacidad mxima de
fidelidad en el documento). Sincronizar la voz y el movimiento de los labios es
la norma legitimada; es un imperativo, no tanto para reproducir la realidad (lo
que ya se ha reconocido de sobra entre los artfices de los hechos reales) como
para mostrar a la gente real en lugares reales desarrollando actividades reales.
(Incluso los sonidos no sincronizados grabados en contexto se consideran
menos autnticos, porque la tcnica de la sincronizacin del sonido y su uso
institucionalizado se han vuelto naturales en la cultura cinematogrfica). El
tiempo real se considera ms creble que el tiempo flmico, de modo que la
toma larga (es decir, la toma que dura unos 122 metros de rollo de archivo flmico disponible comercialmente) y editar lo mnimo o no editar (modificar en la
fase del corte es trucar, como si el montaje no se hiciese en las fases de concepcin y filmacin) se consideran ms apropiados para evitar distorsiones en la
estructuracin del material. La cmara es la interfaz con la vida. As, se condena
el primer plano por su parcialidad, mientras que un ngulo de visin amplio se
considera ms objetivo pues abarca ms en la pantalla y, por tanto, puede reflejar ms fielmente el suceso en su contexto. (A mayor cantidad y mayor amplitud,
mayor verosimilitud, como si una composicin amplia fuese menos composicin
que la toma corta). La cmara de mano, ligera, con su independencia del trpode el puesto de observacin fijo es encomiada por su cualidad de pasar
desapercibida, pues debe ser a la vez mvil e invisible, integrada en el medio
para cambiar lo menos posible, pero tambin capaz de entrometerse y provocar
que la gente exprese la verdad que no revelara de otro modo en situaciones
normales.
Miles de ineptos han hecho que la palabra [documental] signifique una forma
horriblemente rutinaria de hacer cine, la forma que se merecera una sociedad consumista alienada; el arte de hablar mucho durante un filme, con un comentario
impuesto desde fuera, para no decir nada y no mostrar nada9.
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El cineasta de corte social es, pues, el emisor de una voz todopoderosa (aqu, en
un contexto vocalizador donde todo es masculino), cuya autoridad en la produccin de significado sigue siendo indiscutible, enmascarada hbilmente, como lo
est, por su justificada misin. La relacin entre mediador y medio, o la actividad mediadora, o bien se desconoce es decir, se asume para ser transparente,
exenta de valor e inanimada como ha de ser un instrumento de reproduccin
o bien se trata de un modo ms conveniente: humanizando la acumulacin de
evidencia para fomentar el statu quo. (Por supuesto, como todos los seres humanos soy subjetivo pero, an as, habr que confiar en la evidencia!) Los buenos
documentales son aquellos cuyo tema es correcto y cuyo punto de vista comparte el espectador. Quiz tenga que ver con una cuestin de honradez (frente a
lo material), pero a menudo tambin es una cuestin de adhesin (ideolgica) y,
por tanto, de legitimacin.
El cine que se hace sobre la gente comn se promociona consecuentemente de
forma natural como el cine hecho para esa misma gente y solo para ella. En un
afn de satisfacer las necesidades de lo inexpresado, suele darse con bastante frecuencia la urgencia de definir a esta gente y sus necesidades. Por ejemplo, no es
extrao ver cmo algunos cineastas, cuando en un debate se critica su filme por
el simplismo y el reduccionismo con que abordan un tema lo que acaba manteniendo el mismo statu quo que pretenden denunciar , tienden a rechazar la
crtica afirmando que el filme no se ha hecho para espectadores exigentes como
nosotros, sino para el pblico en general, situndose a s mismos por encima y
al margen del pblico real, de los de ah fuera, de las masas ramplonas que
necesitan que les expliquen todo lo que ven. Pese al cambio del orden de prioridades del mundo de movilidad social ascendente y consumista que domina
los medios al mundo de sus pobres, lo que permanece intacto es la oposicin ancestral entre el proveedor de inteligencia creativa y el consumidor mediocre poco culto. El pretexto para perpetuar semejante divisin es la creencia de
que las relaciones sociales estn determinadas y, por consiguiente, dotadas de
objetividad.
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La silenciosa gente comn los que nunca se han expresado, a menos que les
den la oportunidad de verbalizar sus pensamientos gracias al que viene a redimirles son constantemente llamados a significar el mundo real. Son el referente
fundamental de lo social, de modo que basta con enfocarles con la cmara, mostrar su pobreza (industrializada) o contextualizar y empaquetar su desconocido
estilo de vida para el siempre consumidor y generoso pblico general de este
lado para entrar en el reino santificado de lo moral o socialmente correcto. En
otras palabras, cundo reina lo que se denomina social; cmo se hace visible
esta gente(/nosotros) en los medios; qu significado se le da a su(/nuestras)
vidas; cmo se construye su(/nuestra) verdad o cmo se determina la verdad
para ellos(/nosotros) y pese a ellos(/nosotros); cmo se relaciona la representacin con la ideologa o cundo es ideologa; cmo prosigue su incesante curso la
hegemona de los medios; todo ello es algo que simplemente no se pone en tela
de juicio.
No hay ningn cinma-vrit. Es una mentira, necesariamente, desde el momento
en que interviene el director, o no es cine en absoluto14.
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Cuando lo social se exhibe y se consagra como un ideal de transparencia, cuando se comercializa como una pura gestin (mejor servicio, mejor control), el
intervalo entre lo real y la imagen/lo imaginado o entre lo real y lo racional se
reduce hasta el punto de convertirse en irreal. Por tanto, abordar la cuestin de
las relaciones de produccin como se ha hecho anteriormente es replantear eternamente la cuestin: cmo se produce lo real (o el ideal social de la buena representacin)? No alimentndolo, sino esforzndose por captar y descubrir su verdad como algo oculto o perdido; por tanto, tambin es importante seguir preguntndose: cmo se gobierna la verdad? Lo malo del realismo es que trata
sobre la realidad y siempre tiene que preocuparse, no de ser bello, sino cierto
15
. Los padres del documental insistieron desde el principio en que no se trata de
noticias, sino de arte (una forma nueva y vital de arte, como lleg a afirmar
Grierson), en que su esencia no es la informacin (como con las cientos de producciones industriales calcadas o el cine educativo para trabajadores), ni el
reportaje ni los noticiarios, sino algo cercano a un tratamiento creativo de la realidad (la famosa definicin de Grierson).
Si Joris Ivens ha realizado los documentales ms bellos que se hayan visto jams es
porque sus filmes son compuestos, elaborados y tienen un aire de verdad. Seguro que
la parte documental es verdadera, pero en todo lo que rodea a las secciones del documental hay una interpretacin. Por tanto, no se puede hablar de cinma-vrit16.
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intenta serlo a toda costa cuando, dentro de sus propios lmites reales, se reduce
a s mismo a una mera categora o una serie de tcnicas persuasivas. Muchas de
estas tcnicas se han vuelto tan naturales en el lenguaje de los programas de
televisin que pasan inadvertidas. Existen, por ejemplo, la tcnica del testimonio personal (aparece una estrella en la pantalla para publicitar el producto
que usa), la tcnica del pueblo llano (un poltico se las arregla para comer
perritos calientes en pblico); la tcnica del furgn de cola (cuyo uso transmite el mensaje de todo el mundo lo hace, vas a ser t menos?); o la tcnica del
card stacking (donde los planteamientos previos de un sondeo llevan a demostrar que cierta rama del producto es ms popular entre los habitantes de una
zona determinada )18.
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es un tigre de papel. El individuo se encuentra con ella, como con una fatalidad.
Sin embargo, no es una fatalidad, sino la creacin de la labor de generaciones de
seres humanos, que siempre han deseado y siguen deseando algo totalmente distinto.
En ms de un aspecto, la realidad es simultneamente real e irreal20.
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Negar la realidad del cine al reivindicar (captar) la realidad es quedarse en ideologa; es decir, consentir la confusin (deliberada o no) de lo flmico con la realidad fenomnica. Al condenar la autorreflexin como un puro formalismo en
lugar de desafiar sus diversas realizaciones, esta ideologa puede pasar inadvertida, manteniendo la invisibilidad de sus operaciones y sirviendo a la finalidad
del expansionismo universal. Semejante aversin hacia lo autorreflexivo va de la
mano de su extendida apropiacin en el cine como un recurso formal de carcter progesista, pues ambos trabajan para reducir su funcin a algo puramente
decorativo (por ejemplo, ya son tpicos los comentarios como una pelcula es
una pelcula, o esto es una pelcula sobre una pelcula). Las afirmaciones del
cine sobre el cine demandan un trabajo cada vez ms exigente pues pueden caer
fcilmente presa de sus propias frmulas y tcnicas. Es ms, la reflexividad, que
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a veces se asocia a una visin personal, en otras es avalada por su rigor cientfico.
Dos hombres discuten sobre la produccin conjunta de licor. Uno le dice al otro: T
suministrars el arroz y yo el agua. El segundo pregunta: Si yo aporto todo el
arroz, cmo distribuiremos el producto final? El primer hombre contesta: Ser
totalmente justo. Cuando el licor est acabado, cada uno se lleva exactamente lo que
puso; yo filtrar todo el lquido y t puedes quedarte con el resto. 24
Uno de los terrenos del documental que se resiste ms a la realidad del cine
como cine es el denominado cine antropolgico. El material etnogrfico filmado, ideado para reproducir la percepcin natural, ha renunciado ahora a su
autoridad de reproducir para pretender suministrar solo datos adecuados que
muestren la cultura. Es posible que esta pretensin de objetividad no se sostenga en muchos crculos antropolgicos, pero es probable que su autoridad sea
sustituida por la sacrosanta nocin de lo cientfico. Se considera que la grabacin y recopilacin de datos y testimonios es el nico objetivo del cine etnogrfico. Lo que hace que un filme sea antropolgico o sea cientfico es, de forma
bastante tautolgica, su empeo acadmico en documentar e interpretar respectivamente segn unas normas antropolgicas25. La definicin especifica
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Uno de los argumentos ms comunes de los antroplogos para validar el uso instrumental prescriptivo que hacen del cine y de la gente es rechazar las obras de los
cineastas que no son antroplogos profesionales o son etngrafos aficionados, con el pretexto de que no tienen una formacin antropolgica ni por
tanto relevancia terica desde un punto de vista antropolgico. Avanzar de
manera tan descarada semejante lgica de autopromocin para instituir una
forma rutinariamente infalible de cinematografa (por citar a Marcorelles de
nuevo) es tambin mediante la tarea primaria de la antropologa de recopilar
datos para el conocimiento de la humanidad intentar eludir lo que se conoce como el paradigma del salvaje y las cuestiones implcitas en el despliegue
cientfico del dominio mundial por parte de Occidente27. A mayor inseguridad del antroplogo sobre su propio proyecto, mayor orgullo por mantener un
modelo normativo, y ms serena en apariencia su disposicin a hacer hincapi en
sus propios puntos ciegos.
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Son muchas las razones que justifican tal afirmacin, pero hay una que puede
leerse entre lneas: mientras el creador respete una serie de tcnicas reflexivas
en el cine, concebidas para exponer el contexto de produccin y mientras las
tcnicas requeridas se realicen metd(olg)icamente, el creador puede estar
seguro de que la reflexividad se eleva al nivel de rigor cientfico. Estas tcnicas
reflexivas incluiran la insercin de una narrativa verbal o visual sobre el antroplogo, la metodologa adoptada y la condicin de produccin; en otras palabras,
todos los medios convencionales que validan un texto antropolgico mediante la
prctica disciplinaria de encabezado y nota a pie de pgina y el concepto totalizador de la presentacin de preproduccin. Quienes rechazan esta lgica lo
hacen preocupados por la comunidad cientfica, cuyo juicio colectivo consideran
que debe ser la nica forma verdadera de reflexin. Ya que la validacin individual de una obra solo puede ser sospechosa cuando ignora el desarrollo histrico de la ciencia. En estos intentos constantes de hacer respetar la antropologa como (una) disciplina y de volver a centrar la representacin dominante de la
cultura (pese a todos los cambios en las metodologas), lo que parece que ha sido
suprimido extraamente en la nocin de reflexividad en el cine es su prctica
como proceso para impedir que el significado termine con lo que se dice y lo que
se muestra como las averiguaciones en las relaciones de produccin para
desafiar la propia representacin, mientras se enfatiza la realidad de la experiencia del cine y la funcin fundamental que la realidad desempea en las vidas de
los espectadores.
Tras rendirse voluntariamente, Zheng Guang, un pirata que operaba por la costa
de Fujian, se dispona a ocupar un puesto oficial (a cambio de rendirse). Cuando
un superior le orden escribir un poema, Zheng contest con ripios: No importa si
son civiles u oficiales del ejrcito, todos son iguales. Los oficiales asumieron su cargo
antes de convertirse en ladrones, pero yo, Zheng Guang, fui ladrn antes de conver-
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tirme en oficial32.
Como un cierre esttico o una vieja tctica relativista en el proceso de absolutizar el significado, la reflexividad resulta gravemente in/significante cuando sirve
meramente para pulir y fomentar la acumulacin de saber. No hay salida, ningn
otro lugar-en-este-lugar parece posible si la reflexin sobre uno mismo no es a la
vez el anlisis de las formas establecidas de lo social que definen los propios lmites. Por tanto, lanzar el yo a un abismo no es una restriccin moralista contra
uno mismo (para una mejora futura), ni una labor de crtica que humaniza el yo
descodificador pero que nunca desafa la autntica nocin de yo y de descodificador. El yo, intacto en su posicionalidad y su urgencia fundamental para decretar significado, el yo concebido como clave y como mediador transparente, es
ms habitual que no achacar la responsabilidad a la licencia. La licencia para nombrar, como si el significado se presentase para ser descifrado sin ninguna mediacin ideolgica. Como si especificar un contexto solo pudiese resultar en la finalizacin de lo que se muestra y se dice. Como si nombrar pudiese parar el proceso de nombrar, ese abismo real de la relacin del yo consigo mismo.
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La entrada en juego del yo rebasa la mera preocupacin por los errores humanos, pues conlleva tambin el problema inherente a la representacin y la comunicacin. Radicalmente plural en sus posibilidades, la reflexividad no es una simple cuestin de rectificacin y justificacin. (Subjetivacin.) Lo que se pone en
movimiento en su praxis son los vnculos generadores del yo entre distintas formas de reflexividad. Por tanto, un sujeto que se seala a s mismo/a como sujeto en proceso, una obra que expone sus propiedades formales o su propia constitucin como obra, est condenada a alterar el propio sentido de identidad, la
distincin familiar entre lo Mismo y lo Otro, puesto que este ltimo ya no se sostiene en una relacin reconocible de dependencia, derivacin o apropiacin. El
proceso de constitucin de uno mismo tambin es el proceso en que uno mismo
duda y pierde su seguridad. La paradoja de este proceso radica en su inestabilidad fundamental; una inestabilidad que suscita el desorden inherente a cualquier
orden. El ncleo de la representacin es el intervalo reflexivo. Es el lugar
donde la obra dentro del marco textual es una obra en su marco real y, por consiguiente, en los lmites de lo textual y lo extratextual, donde posicionarse siempre corre el riesgo de desposicionarse, y donde la obra, nunca liberada de contextos histricos y socio-polticos, ni completamente sometida a ellos, solo puede
ser ella misma arriesgndose constantemente a no ser nada.
Una obra que se refleja sobre s misma se ofrece a s misma infinitamente como
nada ms que una obra y como vaco. Su mirada es a la vez un impulso que
provoca el desmoronamiento de la obra (el regreso a la no obra) y un ltimo
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obsequio a su constitucin. Un obsequio por el que la obra se libera de la tirana de significar y de la omnipresencia de un sujeto de significado. Soltarla justo
cuando es ms eficaz significa permitirle que viva, y que viva con independencia
de los vnculos intencionados, comunicando ella misma en s misma como el yo
es un texto de Benjamin ni ms ni menos, un proyecto por construir33. La
mirada de Orfeo...es el impulso del deseo que destroza el destino y la preocupacin de la cancin, y en esta decisin inspirada y despreocupada alcanza el origen, consagra la cancin34.
El significado no puede imponerse ni negarse. Aunque cada filme es en s una
forma de ordenar y cerrar, cada cierre puede desafiar su propio cierre, abrirse a
otros cierres y, por tanto, enfatizar el intervalo entre aperturas y crear un espacio
donde el significado permanece fascinado por lo que se le escapa y le excede. La
necesidad de desprenderse de la nocin de intencionalidad que domina la cuestin de lo social y la de la creatividad no puede confundirse con el ideal de no
intervencin, un ideal con relacin al cual el cineasta, en su intento de hacerse lo
ms invisible posible en el proceso de producir significado, promueve la subjetividad enftica en detrimento de una indagacin, crtica aun cuando la intencin
sea mostrar y condenar la opresin.
Es una mistificacin idealista creer que la verdad puede captarse con la cmara
o que las condiciones de una produccin cinematogrfica (por ejemplo, una pelcula realizada colectivamente por mujeres) pueden reflejar por s solas las condiciones de su produccin. Eso es una mera utopa: el nuevo significado tiene que ser
manufacturado dentro del texto de la pelcula... Lo que la cmara capta en realidad es el mundo natural de la ideologa dominante35.
En el afn de un significado totalizado y de un conocimiento por el conocimiento, el peor significado es el sinsentido. Una monja misionera del Cucaso asentada en un poblado remoto de frica caracteriza su labor en estos trminos simples y confiados: Estamos aqu para ayudar a la gente a darle sentido a su vida.
La propiedad es montonamente circular en sus demandas de toma y daca. Es
una visin monoltica del mundo cuya irracionalidad se expresa a s misma en el
imperativo de dar y significar, y cuya irrealidad se manifiesta en la necesidad de
solicitar que los constructos visuales y verbales produzcan significado hasta el
ltimo detalle. Occidente lo empapa todo de significado, como una religin
autoritaria que impone el bautismo a pueblos enteros36. Aunque esa ilusin es
real; tiene su propia realidad, donde el sujeto del Conocimiento, el sujeto de la
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Visin o el sujeto del Significado sigue desplegando relaciones de poder establecidas, asumiendo que l es la reserva bsica de referencia en el afn totalitario del
referente, el verdadero referente que se encuentra ah en la naturaleza, en la
oscuridad, esperando con paciencia ser descubierto y descifrado correctamente.
Ser redimido. Tal vez entonces, una imaginacin que vaya hacia la textura de la
realidad sea aquella capaz de jugar con la ilusin en cuestin y el poder que ejerce. La produccin de una irrealidad sobre otra y el juego del no sentido (que no
es meramente sinsentido) sobre el significado pueda ayudar a aligerar al referente bsico de su actividad, pues la presente situacin de bsqueda crtica parece
ser mucho menos la de atacar la ilusin de realidad que la de desplazar y desactivar la instauracin de la totalidad.
[Traduccin: MARA ENGUIX]
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Autobiografa y
narracin1
ANDRS DI TELLA
Quiero hablar de mi experiencia haciendo un documental, llamado Fotografas
(2007). Para no complicar las cosas, podra decir que trata de mi relacin con la
India, donde naci mi madre. Mi padre es argentino de origen italiano, algo muy
comn en la Argentina como ustedes saben. Pero hindes en nuestro pas casi
no hay. Por eso, en mi novela familiar, mi madre siempre fue la nica hind de
la Argentina (eso hasta que encontr al otro hind de la Argentina: pero tampoco les quiero anticipar toda la historia). En la pelcula, esa relacin se cuenta
en primera persona, a partir de una serie de fotografas que evocan la vida de mi
madre. Tambin se cuenta a travs de recuerdos e imgenes relacionadas con la
India y con una identidad hind que nunca quise o nunca pude asumir
como propia. En parte porque mi madre no quiso o no pudo trasmitirme
nada de su cultura, en parte por alguna experiencia traumtica de mi infancia,
pasada en Londres, donde descubr que ser identificado como hind era pertenecer a una categora indeseable. Toda esta problemtica cobra inmediatez, en el
documental, a partir de un viaje a la India: mi primer viaje a la India desde un
nico y lejano viaje anterior en la infancia.
***
Ante la perspectiva del viaje a la India, me puse a leer testimonios de viajeros. Por
ejemplo, el de mi colega cineasta Louis Malle, que realiz en 1970 una serie
legendaria de nueve documentales sobre la India, LInde fantme. Se public
recientemente en Francia un cuaderno de trabajo registrado durante aquella
Yo y T:
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Lo interesante del mecanismo autobiogrfico es que, justamente, permite verse
a uno mismo como otro: el que escribe narra la vida del que la vivi. Y en la autobiografa contempornea, la identidad del autor ya no es un punto de partida,
sino que en todo caso la autobiografa se convierte en una experiencia que permite dibujar una identidad, uniendo los puntos. La identidad como algo contingente, necesariamente incompleto, que muta en forma permanente, en funcin
de la experiencia, que la confronta con distintas posibilidades. La identidad como
algo que solo se puede contar de forma fragmentada. El relato autobiogrfico
que elabora Fotografas refleja la construccin de una identidad, que se apoya,
alternativamente, primero en el recuerdo, despus en referencias de la cultura y,
finalmente, en el encuentro con la India, que resignifica todo lo anterior. Por eso
mismo se podra decir que, finalmente, Fotografas habla menos de una realidad
registrada en la India que de su propio proceso de construccin. En el contexto
de la pelcula, los hechos y encuentros registrados en la India tienen que servir
para contar lo que me pas (a m, documentalista documentado) en esa experiencia de construccin de una identidad. Ese es el cuento, no otro.
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Por cierto, en lo autobiogrfico hay siempre un elemento de ficcin, inevitable
cuando uno se cuenta a s mismo. Hace falta, por lo menos, inventar ese personaje que soy yo, el narrador de la autobiografa y el protagonista del documental. Y no voy a negar que hay una discreta operacin ficcional de por medio. Pero
no es una construccin ficticia cualquiera. Es una construccin que revela una
verdad. No pods hacer cualquier construccin autobiogrfica, simplemente no
pods. Vas a hacer un tipo de construccin que va a hablar de quin sos, digas
lo que digas vas a terminar confesando quin sos. A m me parece que es as. En
algn sentido tambin es la idea de Freud, que es muy interesante y muy paradjica: la idea de la novela familiar, de crear como un mito, o de fabricar recuerdos, la inevitabilidad de la fbula. Pero cualquier cosa que fabriques y construyas
y fabules siempre va a revelar quin sos. Cuando habls de vos mismo, no hay
dnde esconderse.
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Igual, no me gustara caer en la discusin de la cuestin ficcin vs. documental. Me parece importante que haya cierta creencia, tanto en el documentalista
como en el espectador de documentales, de que estamos tratando de algo verdadero, de que en esta historia hay una relacin muy directa con lo real, que no es
cualquier cosa que imagin. Y me parece que es ese factor, propio del documental, el que dispara en el espectador una reflexin o una asociacin con su propia
vida. Hay tambin una cuestin de transmisin de conocimiento, que es lo ms
tradicional en el documental. Inclusive se ha credo que hay algo llamado epistefilia, que es el deseo de saber, de conocimiento, como una especie de motivacin del espectador de documentales. Puede ser as, y no descarto que en mis
documentales tambin haya algo de eso, pero no deja de existir toda esa otra
dimensin fantasmtica, que para algunos tiene que ver con la ficcin. Sin querer despegarme del terreno documental, esa es la dimensin que siempre me ha
interesado, y ms an en el trabajo que estoy haciendo ahora.
Hay una escena, al principio de Fotografas, donde estamos mi hijo Rocco y yo,
en la oscuridad de un stano, abriendo un bal que perteneca a mi madre. Es
un buen ejemplo de cmo el simple proceso narrativo te lleva del lado de la ficcin o lo fantasmtico. Muestro a Rocco hurgando en el bal de su abuela,
encontrando unas diapositivas de la casa de Freud, despus estatuillas y cuadros
hindes, objetos varios que pertenecan a mi madre y que dicen algo o
mucho de quin era ella: una psicoterapeuta, una mujer hind, etc.
Finalmente, extraemos del bal una pareja de gigantescas marionetas hindes,
enormes y extraas, que le dan a Rocco un poco de miedo. Mejor guardarlos,
dice. Ah ya hay un relato, sin agregar nada ms. Por supuesto, yo tena idea de
las cosas que estaban ah. Pero no saba exactamente qu haba, ni en qu orden
iran apareciendo, ni menos cul iba a ser la reaccin de Rocco. Tampoco saba
que el descubrimiento de los muecos y el susto de mi hijo iban a ser la conclusin digamos dramtica de la escena. Ah hay un relato, una dramaturgia:
ficcin, en ese sentido. Ahora, si yo agrego la historia, verdadera, de que a mi
Mam le dijeron que esas marionetas estaban posedas y que haba que quemarlas y que ella no quiso quemarlas, ya estoy dando un paso ms en el terreno de
la construccin ficcional, aunque se trate de algo que realmente sucedi. Y eso a
su vez crea en el espectador una expectativa de que ese elemento narrativo tan
fuerte que acabo de plantear cobre un sentido ms adelante: la lgica del relato
no permite que despus no pase nada con las marionetas malditas. Y ah ya ests
atrapado en la lgica de la ficcin. Es un poco como dice Borges en El arte
narrativo y la magia. Una vez que alguien guarda una pistola en un cajn, algo
va a tener que suceder con esa pistola. Entonces, uno tiene que manejar estos elementos y estas tensiones que se generan entre lo real y la narracin de lo real. En
todo caso, ah uno ya se est alejando del mito del puro registro documental.
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Lo que me pas en la India es que volv a Buenos Aires con el material y empec a contar, como uno hace, a los amigos, a mi editora, a mi productor, las cosas
que me pasaron en la India. Y, de pronto, la sensacin era de que nada de lo que
contaba estaba filmado Es decir: yo fui con una idea, que era muy difcil tambin, de vencer todos los miedos que tena, el temor a enfrentarme con la India,
el temor a no entenderme con nadie, el temor de que mi hijo se me pierda entre
la muchedumbre. Pensar todo eso, barajar todos los elementos, que mi hijo no
se enferme, que mi mujer no se sienta incmoda, que los del equipo no tuvieran
problemas, y en medio de todo eso encontrarme por primera vez con la familia,
la familia de mi madre, que me era casi completamente desconocida Todo
junto se volva algo muy difcil de manejar, en trminos prcticos y emocionales.
Y, al mismo tiempo, tratar de hacer con todo eso un documental! Era demasiado. Y a eso hay que sumarle por supuesto lo que me estaba pasando a m, la procesin que iba por dentro. Por ejemplo, toda la primera semana de mi estada no
pude dormir, estaba en una especie de estado febril. Y cada da tena que decidir
qu bamos a filmar y muchas veces no tena ni idea. Pero, para no desmoralizar
al equipo, intentaba aferrarme al plan que tena en los papeles, que por supuesto no responda a lo que estaba pasando sino a lo que yo haba imaginado o
supuesto antes de viajar. Y los papeles, como suele suceder con los papeles, se me
quemaron.
El primer da, salimos a filmar a un barrio popular de Madrs. Tena miedo de
que me asalten, de que nos roben los equipos, todo tipo de miedos. Claro,
viniendo de la Argentina Despus no pas nada de eso, todo lo contrario, tuve
una relacin fantstica con mi familia y con la India, pasaron muchas cosas que
realmente puedo decir me cambiaron la vida. O mejor dicho, cambiaron mi sentido de la ubicacin en la vida, que es como decir justamente la identidad. La
identidad es lo que te ubica en un lugar que sera el de lo propio, por contraste con otro territorio, que sera el de lo ajeno. La definicin de este ltimo, de
lo ajeno, es tanto o ms importante para la identidad que la de lo propio. En eso
se basa el llamado Orientalismo que describe a Oriente para mejor dejar asentada la identidad de Occidente: la otredad del oriental, en la mirada occidental,
ha servido histricamente para establecer diferencias, relaciones de poder, inferioridad, superioridad. Pero en este caso suceda algo mucho ms perturbador.
Es como si se me hubiera abierto una puerta a toda una dimensin posible de
mi identidad que, hasta el viaje, haba permanecido ubicada en el territorio de lo
ajeno. Y de pronto result ser parte de lo propio. Se trataba de una experiencia
lindante con lo siniestro, en el sentido que le da a esa palabra Freud en la traduccin castellana. Das Unheimliche: la experiencia de cuando lo extrao se vuelve
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Esto tambin tiene que ver con mi descubrimiento de una veta del documental
vinculada al ensayo, que yo entiendo en el sentido de la expresin ensayo y error.
Si no hay ensayo y error, solo habla la voz de la autoridad. Hablar con autoridad
sobre un tema: hay en eso algo desagradable. Para no hablar de otro: mi primer
film, Montoneros, una historia es una versin bastante heterodoxa de los montoneros, de la guerrilla en la Argentina, de toda esa experiencia poltica de los aos
70. Pero no deja de tener, formalmente, cierto vicio de autoridad, como si dijera: esta es la versin. Aunque yo aclaro: Montoneros, una historia. Es una
historia, de las muchas posibles. Igual, no deja de ser bastante contundente. Y
no aparecen en ningn lugar las muchas dudas que tuve, ni los caminos errados,
ni cmo fue cambiando mi visin del fenmeno documentado. En mis ltimos
trabajos, sin embargo, seguramente como resultado de toda esa experiencia anterior, jugando dentro de los lmites convencionales del gnero documental, s
aparece esa idea del ensayo como algo que solo hace posible la posibilidad del
error. Y el error empieza por casa, no? Creo cada vez ms en la elocuencia del
error y del fracaso. Ahora estoy pensando mucho en cmo el fracaso de un pro-
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yecto, el error de una idea que se estrella contra la realidad, puede expresar la
verdad de esa idea, el sentido de ese proyecto. Y busco la forma de reflejar ese
fracaso, de alguna manera, en la pelcula. (No es tan fcil como parece!) Por
ejemplo, en esta pelcula sobre la India, hay un momento en el que el cameraman dej la cmara prendida sin querer, mientras yo no estaba, y empez a quejarse de la falta de plan, de que yo haba llegado tarde al rodaje, que no poda
ser, que estbamos en la India y el director nos hace esperar dos horas... Ese
momento refleja mejor quizs que todos los momentos ms logrados, donde
conseguimos lo que nos propusimos filmar, la tentativa de rescatar una experiencia que se me escapa, de hacer un documental en la India, de entender la historia de mi Mam, por qu abandon su familia y nunca nos habl de su pasado,
de hacer preguntas que no tienen respuesta. Y ese error imprevisto, tal vez, ese
momento del cameraman que se queja mientras limpia la lente de la cmara, es
donde ms cerca estamos a la realidad de estar haciendo este documental en la
India. Y el proyecto en s tambin fue un fracaso tremendo, acorde con lo desmedido de la ambicin. Pero a la vez creo que el fracaso, por regla general, es
ms interesante que el xito (pienso por ejemplo en los anlisis post mortem despus del mundial, mucho ms interesantes en Argentina y Brasil que en Italia)
El fracaso tambin puede ser bastante gracioso siempre tiene algo de gracia ver
a alguien tropezarse con una cscara de banana y eso debe ser bienvenido en
el contexto del documental. El arte del ensayo documental, para m, consiste en
encontrar algo donde menos lo hubiera imaginado de antemano, por ejemplo,
en este momento del cameraman, que es un tpico momento para tirar: qued la
cmara prendida, la mano que limpia tapa la lente, todo se mueve, y apenas se
escucha una voz, quejndose del director. Esa escena tena que ir al tacho de
basura. Pero de pronto descubr que all se est contando algo que no dicen las
cosas que me propuse filmar.
El desafo del montaje, es armar un relato que cuente lo que quera contar la
historia de mi madre, mis recuerdos sobre la India pero tambin eso que no
saba que poda contar. La narrativa la tengo que construir en relacin a todos
esos momentos, que son los que ms vida tienen, y que son justamente los que
no funcionan de acuerdo al plan. Creo que un documental, en todo caso, tiene
que al menos transmitir la sensacin de que lo que estamos viendo no fue planeado. Como dicen mis amigos de la mafia: que parezca un accidente. Por ah
pasa la primera diferencia con la ficcin. Y por supuesto que los documentales
estn planeados! Pero, por suerte, siempre hay momentos que superan cualquier
plan y la gracia del gnero est en respetar ese espritu de lo imprevisto. Lo peor
que uno puede hacer es planificar demasiado o, en cualquier caso, creer demasiado en el plan. Creo que de eso estaba hablando el gran fotgrafo documentalista Alfred Stieglitz cuando, en una entrevista sobre sus mtodos de trabajo,
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deca (y es difcil traducir): The only thing in which I have been actually thorough has been in being thoroughly unprepared. (Lo nico en lo que me he
preparado realmente es para estar absolutamente desprevenido).
Yo, de hecho, tuve que escribir un proyecto para presentar ante instancias de
financiamiento e inclusive un guin, bastante detallado, que entregu al
Instituto Nacional de Cine que, para clasificar proyectos como de inters o
sin inters, se basa en criterios de lo documental bastante ajenos a la prctica de los documentalistas. Como la idea era registrar la experiencia misma del
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encuentro con ese universo, a la vez ajeno y propio, de la India, todo lo relacionado al viaje era algo que yo solo poda imaginar. Pero igual deba hacer planes.
El documentalista, ya se sabe, no se limita a registrar lo que sucede delante de su
cmara. El documentalista, primero, siempre imagina lo que puede llegar a suceder. Y hace un plan para tratar de captarlo en imgenes. A veces, basado en lo
que ha observado, filma lo que ya sabe que va a suceder. Muchas otras veces,
espera que sucedan cosas que no suceden. Por regla general, lo que NO sucede
de acuerdo al plan es lo ms revelador. Pero hay que saber estar atento. Es como
en aquel conocido caso de Sherlock Holmes en el que un polica le pregunta a
Holmes si haba observado algo que pudiera llamar la atencin. Holmes responde: El curioso incidente del perro durante la noche. El polica objeta: Pero el
perro no hizo nada durante la noche. A lo que Holmes remata: Ese fue el
curioso incidente. El hecho de que el perro no ladrara cuando alguien entr en
la casa era la prueba de que el criminal era una persona conocida del perro. Del
mismo modo, el documentalista tiene que estar atento a lo que no sucede, lo que
no se dice, lo que no se ve. Y, despus, como Holmes, saber sacar las conclusiones del caso y contar la historia.
Yo y t: Autobiografa y narracin
El presente texto, a partir de la experiencia personal del autor durante un documental rodado
en India, reflexiona sobre los vnculos entre el documental y la autobiografa. Fr ente a la faceta ms tradicional del documental de infor mar sobre la realidad, el autor reivindica la faceta
ms ficcional del gnero en el que la narracin r evele la verdad sobre el proceso de filmacin
y los actores que en l par ticipan. Como narracin es fragmentaria y no aspira a decir ni toda
ni la nica verdad, sino a reconstruir una verdad en la que el sujeto se sienta compr ometido.
Palabras clave: Documental, identidad, narracin, autobiografa, verdad.
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cmo hablamos
cuando fallan las
palabras1
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En nuestra bsqueda de significado creamos sntomas, problemas y arte.
Robert Romanyshyn
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es rica en trminos como sangre, horror, agona, locura, mierda, crueldad, crimen, capitulacin, engao, as como en expresiones del tipo volarle las piernas a
alguien, intestinos derramndose entre las manos, pasarse la noche pegando alaridos, morir desangrado por el recto, etc.2
El incesto tambin puede describirse. Tenemos palabras como caricia, penetracin, abuso sexual, acoso y violacin. Tambin tenemos las palabras de las mujeres que han vivido el incesto: el sonido de la cremallera de mi padre bajando3;
me despert con el pene de mi padre en la boca; todas las sbanas cubiertas
de sangre y vmitos; me obligaba a comrsela4.
Entonces, si el incesto puede describirse, cul es el problema? Con respecto a la
guerra, Fussell afirma que lo que hay es un obstculo social de refinamiento y
optimismo no tanto un problema de lingstica como de retrica A qu
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DORA II:
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cientfico. Soy muy buena investigadora, pero los libros no me dicen nada.
DORA I:
Esto es lo que me dijo mi intuicin. Mi cuerpo es un espacio cercado. Al cortarlo, lo que esperaba era tallar un ojo de cerradura entre el interior y el exterior; el espacio psquico de mi ansiedad que guardaba el secreto y mi mente
consciente que ansiaba saber tan desesperadamente. Anhelaba que mi secreto
se filtrase a travs de la abertura de la piel con la sangre.
Solo despus, mucho despus, record a pap obligndome a tenderme en la
estrecha cama, apretando su cuerpo contra el mo. Solo entonces dej de cortarme. Pero todava no recordaba aquello.
En los traumas es frecuente que la historia de lo que pas no aflore como una
narracin verbal, sino como un sntoma. Esto sucede sobre todo cuando el maltratado es un nio, que todava est desarrollando y moldeando su mundo psicolgico, social y moral; un nio incapaz de asimilar o contextualizar la experiencia con el sistema mental propio de un adulto.
El significado de estos sntomas se descifr en la dcada de 1890, cuando Freud,
Pierre Janet y Joseph Breuer trataron a mujeres que sufran histeria y comprendieron que la histeria era fruto del impacto psicolgico de un trauma real y que
sus sntomas eran expresiones veladas de ese trauma. La recapitulacin de Breuer
y Freud lo dice todo: Los histricos sufren principalmente por recordar cosas
pasadas.
Los sntomas son signos que pueden interpretarse. Son comunicaciones del cuerpo que evitan las palabras y la conciencia. Freud fue quien plante la hiptesis de
lo que se comunicaba: informacin relativa a la agresin sexual en la infancia,
malos tratos e incesto. Pero esta teora era demasiado perturbadora. Como han
argumentado con acierto otras fuentes, las implicaciones de su trabajo los
extendidos abusos sexuales a nios por parte de respetables familias de clase
media eran intolerables para Freud o la prestigiosa comunidad mdica. Su trabajo tuvo una acogida silenciosa. Nadie quiso or lo que tena que decir. Freud
reinterpret los estudios de casos con una teora del inconsciente segn la cual
los sntomas no eran signos de un verdadero trauma sexual, sino signos de fantasas y deseos reprimidos. La idea se convirti en uno de los pilares de la teora
clsica del psicoanlisis. Bien se considere que Freud sustituy la realidad externa del incesto por la realidad psquica de la fantasa o que simplemente desarroll sus ideas para incluir la realidad psquica, las consecuencias sociales fueron las
mismas6. El incesto real fue rechazado; la fantasa, mucho ms tolerable que la posibilidad de un incesto tan extendido, fue aceptada. Dora era, de hecho, el nombre
de la paciente que le sirvi a Freud para reinterpretar los signos fundamentales.
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DORA I:
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DORA II:
Pero no par. Lo que hice fue dividirme en dos: amiga y amante, Joe y Peter,
trabajo y sexo, da y noche, verdad y mentiras. Lo tena todo bajo control. Eso
crea. Un da estaba cenando con Rosie en el tpico restaurante cntrico, caro y
posmoderno. Mientras me servan unos finos filetes de ternera con hojas de
endivia en cruz coronadas por un montculo blanco de rbanos picados
DORA II:
Levanto los ojos. Al otro lado del comedor est sentado Peter con una hermosa mujer, la suya. Con los brazos extendidos sobre la mesa, conversan tranquilamente, sus dedos se tocan.
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DORA I:
No seas ridculo.
Peter se levanta y se detiene con calma delante de m. Me quita la bebida de la
mano y la deja sobre la mesa.
Pgame me dice.
No.
Por qu? Porque las buenas chicas no lo hacen y t eres una buena chica.
DORA I:
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Le golpeo con todas mis fuerzas. Lo agarro del pelo, le tiro de la cabeza hacia
abajo y le beso intensamente. Peter me coge de los hombros y me empuja contra la pared, apretando con fuerza su cuerpo contra el mo. Cedo ante su fuerza unos instantes y despus me defiendo.
Peter sonre y me besa con toda la ternura del mundo. Me derrito en sus brazos.
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Una forma aceptable de hablar son las estadsticas. Veamos un ejemplo. En los
Estados Unidos, una de cada cinco mujeres sufre incesto antes de los dieciocho
aos y una de cada tres, abusos sexuales8. Entre el 2,5 y el 16% de los hombres
en este pas sufre abusos sexuales durante la infancia9. Quiero trasladar las estadsticas al hogar. Miren en su vida, entre la gente que conocen. Lo ms probable es que muchos conozcan a fondo los abusos sexuales, como yo. Ven, podemos personalizar las cifras. Aunque, por lo general, las cifras se utilizan para politizar ciertos temas. Muestran patrones y nos enfrentan a la gravedad del problema. Al hacerlo, consiguen paradjicamente que la experiencia sea soportable. Es
ms fcil dar cifras que comprender el sobrecogedor trauma del incesto. Las
cifras, por muy impactantes que sean, ordenan la experiencia. En su abstraccin,
distancian, crean seguridad.
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No quiero mirar.
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Me despert con un dolor punzante que inundaba el espacio entre mis piernas.
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explcita, lo que comnmente experimentamos como recuerdo normal, manifiesto y consciente. Se supone que la memoria explcita es una construccin narrativa que se ha creado activamente a partir de una interaccin entre algunos detalles importantes y los sentimientos vinculados al acontecimiento10. Esta memoria es continua, similar a un relato y se verbaliza fcilmente. Por ejemplo, veamos
el recuerdo de mi primera experiencia con el cine.
270
El recuerdo traumtico, en cambio, no es un recuerdo comn. No tiene la fluidez de narrar una historia sobre un momento en concreto de la infancia, o sobre
lo que sucedi ayer. Por el contrario, est fragmentado, inarticulado y es emocional. Este tipo de memoria se llama memoria implcita.
Si la memoria explcita es como una pelcula, la memoria traumtica, implcita y
no verbal es como un nico fotograma cortado de la pelcula: una reaccin inexplicable ante un olor, un sentimiento cinesttico que no puede conectarse con
ninguna imagen, una imagen que no puede ubicarse en una narracin. Esto es
lo que casi todo el mundo quiere decir cuando utiliza el trmino flashback.
En The Courage to Heal11, por ejemplo, uno de los libros ms populares sobre el
incesto, una mujer recuerda su violacin en fragmentos, imgenes visuales inconexas que persiguen una narracin:
Empec teniendo flashes de cosas; tan solo segmentos, como sbanas ensangrentadas,
yo en la baera o tirando mi camisn. Durante mucho tiempo, recordaba todo lo
que rodeaba a la violacin, pero no la violacin en s12.
Los recuerdos traumticos son detalles de una experiencia pasada que, al contrario de los recuerdos explcitos, no pueden construirse con una estructura narrativa, bien porque los detalles no pueden anclarse en un sentimiento, bien porque
ese sentimiento, demasiado sobrecogedor, provoca un cortocircuito en el proce-
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so. Existen pruebas para suponer que la causa de este rasgo del recuerdo traumtico est en los cambios que ocurren en el sistema nervioso central en momentos traumticos13.
Una vez en mi piso, suelto las llaves, me tumbo en la cama, cierro los ojos, junto las
manos a la espera. Sufro espasmos, fuertes, involuntarios; se me contrae la pelvis,
las piernas me flojean. Se me encogen los hombros hasta las orejas, los brazos me presionan los costados con los puos abiertos como alas de pollo, la cabeza se me tuerce
tanto hacia atrs que creo que se me va a partir el cuello, las mandbulas se me
abren ms de lo que es posible, me vienen arcadas y empiezo a sollozar, incapaz de
cerrar la boca; un trismo a la inversa. Estos espasmos no son aleatorios. Son las convulsiones de una nia a la que estn violando por la boca15.
DORA I:
Si Joe era el hombre agradable, transparente como la luz del da, Peter era la
sombra que emerga del negro sueo de mi alma, emocionante y peligroso. Me
senta ms despierta y viva que nunca. Tena derecho a esto, me deca a m
misma Lo cierto era que no poda parar.
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DORA II:
Peter y yo estamos sentados a la luz de las velas con los restos de la cena encima de la mesa, entre ambos.
Te gusta que te asusten? pregunta Peter.
Define asustar le contesto. Asustada por la-montaa-rusa o asustada por
quedarme-atrapada-en-un-ascensor-con-un-loco-apuntndome-con-una-pistola
La montaa rusa aclara Peter.
No s respondo.
Y si supieses que ests a salvo, totalmente a salvo? insiste Peter. Te dejaras vencer por el miedo?
Es una pregunta retrica?
Peter no sonre.
Podras asustarme? me pregunta.
Se me encoge el estmago.
Confas en m?
272
S contesta.
Podra asustarte.
Hazlo.
DORA I:
Intent leer en los ojos de Peter. Algo haba cambiado; esto era un juego diferente que me excitaba y me aterrorizaba al mismo tiempo.
DORA II:
Peter se aleja hacia el saln. Le sigo. Coloco una silla en el centro de la habitacin.
Sintate le ordeno.
Oblgame contesta.
No tengo por qu obligarte le contesto. T quieres.
DORA I:
Peter baja la mirada. Est sentado en la silla y le ato las manos por detrs de la
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espalda con la corbata. Abro el bolso y saco la fina bolsita de plstico. Extraigo
la cuchilla de afeitar. Peter observa en silencio. Sostengo la cuchilla delante de
su cara. Esto es para ti o para m?. Peter no puede hablar. Ests asustado?,
le pregunto. Sus ojos se abren de par en par. Sgueme a mis lugares oscuros,
le susurro. Confa en m. No te har dao.
Me levanto despacio la camisa por delante. Con delicadeza, me paso la cuchilla por encima del pecho. El corte es tan fino, tan superficial, que no sale sangre; la marca de la cuchilla no es ms que una fina lnea translcida. Sostengo
la cuchilla desnuda delante de la cara de Peter.
S o no?, le pregunto. Le miro entre las piernas. S, creo. Paso la mano
por el pecho de Peter, acaricindolo con dulzura. No doler, le digo.
Mrame a los ojos. No quieres que te corte? Sin respirar, Peter solo es capaz
de mover la cabeza: s.
Dilo.
S susurra.
Apoyo la cuchilla contra su piel. La incisin es leve, solo unas dbiles gotas
rojas. Peter gime. Le beso apasionadamente. Le pongo una pierna encima,
luego la otra, y me siento a horcajadas sobre l. Le desato las manos por
detrs Le pido una cosa ms.
DORA I:
Y me la concedi.
Ms tarde me tumbo en la cama con la cabeza apoyada en el pecho de Peter,
flotando al comps de su respiracin. Cuntame algo de tu infancia, me pide.
DORA II:
Crelo.
DORA I:
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DORA II:
Aprendiste a nadar?
DORA I:
Peter roza con la yema de los dedos una fina herida que tengo en el brazo.
DORA I:
S.
DORA I:
Estoy asustadsima.
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La recreacin es otra forma de hablar. Es una historia del pasado que se interpreta en el presente, pero disfrazada. Como tal, la recreacin muestra y oculta al
mismo tiempo. Si conoces la historia original, la conducta y las acciones del presente tienen cierto sentido. Pero a menudo no conoces la historia original.
Entonces racionalizas la conducta para enmascarar esa intuicin que tienes de no
controlar en absoluto la situacin. Te sientes posedo por demonios pero no
reconoces que son los tuyos. Dora dijo: Tena derecho a esto La verdad era
que no poda parar.
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Freud llam a las recreaciones de experiencias traumticas compulsin a la repeticin. Para l, estas conductas eran intentos de dominar el suceso traumtico.
Pero a la larga vio esos intentos con pesimismo, como una suerte de rueca desesperada. La nueva teora psicolgica es ms amable. Las recreaciones se interpretan cognitivamente como una posible repeticin del guin para cambiar el final
o afectivamente como una reexperiencia de las emociones en un intento por integrarlas16.
Pinsenlo as. Una recreacin es un guin que escribes y diriges para reproducir
la relacin y la dinmica del momento traumtico. Para que esto funcione, es
necesaria la transferencia: buscar y elegir a la persona adecuada para que interprete su parte. Dora elige a Peter. En l encuentra a un hombre con quien se
siente lo bastante segura como para representar elementos de sus experiencias
pasadas con el fin de resolverlas. Con Peter logra interpretar el guin de la relacin incestuosa con su padre sin que la dominen ni controlen como en la experiencia de su infancia.
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DORA II:
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Recordar es ser capaz de contar la historia. Y posiblemente este relato, esta narracin, no sea ms que lo que es. Como escribe Roy Schafer en su libro Retelling
a Life: La narracin no es una alternativa a la verdad o la realidad, sino ms bien
el modo en que se presentan, inevitablemente, la verdad y la realidad. Tal vez
entonces, cuando la defensa del secreto o el carcter fragmentario del recuerdo
traumtico han privado a la mujer del hecho del incesto, la narracin resulta
esencial. Contar la historia es hacer que el momento sea real; contar la historia
es hacer que la mujer sea real.
Hay una terapia de vdeo muy estimulante empleada con algunas vctimas de
trauma sobre todo de incesto y de combate, cuyos recuerdos, codificados en
un estado disociativo, son inaccesibles como narracin. Son personas incapaces
de verbalizar su historia. Esta terapia es intrigante. Aunque tiene lugar en un
entorno clnico, la terapia reproduce un proceso similar y espontneo que han
descrito varias escritoras y artistas19.
Se graba en vdeo a una mujer que cuenta su historia en un estado alterado; se
utiliza la hipnosis o amytal sdico20. Solo en este estado de alteracin es capaz
de contar su historia con coherencia. Despus, se utiliza este vdeo como el dispositivo central para ayudar a que la paciente construya y narre su trauma en un
estado normal de conciencia. La mujer ve primero el vdeo en sesiones posterio-
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res, que tambin se graban. En los siguientes vdeos aparece ella vindose a s
misma viendo y discutiendo el vdeo anterior. Estas sesiones de vdeo encadenadas se prolongan hasta que la mujer es capaz de llenar las lagunas y los silencios
de su narracin, y contar conscientemente una historia detallada y completa de
su trauma. Parece que las cintas crean cierta distancia con respecto al momento
traumtico y permiten reconstruir y contar la experiencia sin ahogarse en sentimientos21. Por lo visto, el factor decisivo para curarse es la capacidad de la mujer
para completar la historia entera sin lagunas y crear una narracin coherente. En
palabras de Louis Trinnin, la grabacin en vdeo se usa para reconstruir el
recuerdo traumtico fragmentado con el fin de transformarlo en pasado histrico y que deje de ser un presente inconcluso. Esta afirmacin se hace eco de lo
que Pierre Janet dijo sobre el recuerdo traumtico:
Al crear una narracin, un presente fragmentado se convierte en un pasado coherente. La distancia permite una mayor objetividad. Se escribe y se rescribe una
vida. La narracin es activa. Narrar tu propia vida es tener instancia. Conocer y
sentir esa instancia es importante para todos, sobre todo para los que han sido
tratados injustamente.
DORA I:
Tiendo las manos hacia delante, con las palmas boca abajo. Peter me observa.
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por la habitacin. Los sostenes y las camisetas salen volando. Me apoyo contra
el escritorio intentando volcarlo con todas mis fuerzas. Peter me sujeta.
Para grita. Te vas a hacer dao.
Me giro hacia l y le increpo:
Largo de aqu! Peter retrocede.
Corro hacia al armario y abro la puerta. Saco faldas, blusas y suteres de sus perchas. Enloquecida, desgarro la ropa, destrozndola en harapos como mi rabia
y mi dolor. Levanto la silla del suelo y la lanzo contra la ventana. Choca contra
el cristal provocando un tremendo estallido. Reprendo a Peter.
Si pudiese, reventara la puta casa.
DORA II:
En mi imaginacin, la casa revienta con una fuerza tan brutal que parece que
me estalla la cabeza. Los escombros saltan por los aires, se detienen una dcima de segundo y se precipitan contra el suelo. Las llamas no se apagarn jams.
DORA I
y II:
Por la ventana abierta a mi espalda entra una suave brisa. La cortina hinchada
me acaricia el hombro. Miro de refiln a Peter, sentado en el otro extremo de
la habitacin. Me arrastro hacia l, abrindome paso en medio del caos que he
creado. Extiendo el brazo y le toco el hombro tmidamente. Noto sus msculos tensos bajo las yemas de mis dedos. Cuando le miro a los ojos s que jams
me he sentido tan vulnerable ante otro ser humano. Me aventuro a darle un
beso. Indeciso. Delicado. Peter vacila un instante y luego me devuelve el beso
con una ternura y una pasin que nunca haba experimentado. Siento tanto
amor que creo que se me va a partir el corazn. Me entrego por completo a ese
sentimiento. S que estoy a salvo.
DORA II:
Esa noche sueo. Estoy sentada a orillas de un lago enorme. El agua est llena
de mujeres mi madre, Rosie, desconocidas que me hacen seas. Hace calor
al sol. Quiero nadar pero parece que es un lago sin fondo. Aunque puedo mirar
hacia abajo y ver a travs de su profunda claridad, s que hay cosas oscuras que
acechan en el fondo. Si me meto, me ahogar. Miro el agua. En la siguiente
escena, me deslizo dentro.
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DORA II:
Aqu no cubre y cuando miro hacia abajo, veo el fondo revestido de cuadraditos de colores.
DORA I:
DORA II:
Eternamente.
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miento obliga a una mujer a ser compasiva consigo misma, algo que, con suerte, puede brindarle la cualidad de moverse en el mundo con esa misma compasin, pero tambin profundidad, inteligencia, sensatez e integridad. As es cmo
defino el principio de la sabidura.
Pandora, no obstante, es una ficcin. Dora se vive a s misma de forma diferente en movimientos lineales, desde el sntoma inarticulado, aunque delicado,
pasando por la interpretacin ms dinmica, hasta la narracin directa de la historia de su incesto. El drama de Dora, narrado desde su singular punto de vista,
surge de la condensacin y la exclusin. Hay muchas historias ocultas aqu: la
relacin de Dora con su madre, tanto en el presente como en el pasado; la relacin de Dora con Joe; su amistad con Rosie y su trabajo con nios pequeos. Y
esta historia tiene mltiples autores, no slo Dora, sino tambin su madre, Peter,
Joe e incluso su padre. Y la vida tiene incluso ms guiones todava. Cambiamos
a trancas y barrancas, y rara vez podemos hacerlo sin la ayuda de la familia, los
amigos, los terapeutas, los enemigos y los extraos. Nuestras vidas se escriben y
se rescriben, pero tambin se co-escriben.
No hay manera de terminar de forma aceptable la historia de Dora. Como Tim
OBrien ha dicho sobre todas las historias de guerra, si tiene una moraleja o un
final, sabes que no es real. De modo que djenme concluir con otra historia, esta
vez sobre m.
No siempre escogemos nuestros temas, a veces nos escogen ellos. A menudo, por
ser algo inconsciente, puede costar aos entenderlo.
No carece de sentido, creo, que me convirtiese en cineasta. En 1972, iba por la
mitad de un doctorado en psicologa cognitiva, un campo que estudia el cerebro
y la mente, un campo lo ms alejado posible del cuerpo. Entonces encontr un
curso de cine. Me sentaba en una clase oscura durante cinco horas el viernes por
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la tarde y observaba imgenes. No eran narraciones, sino las pelculas vanguardistas de Maya Deren, Bruce Baillie, Jordan Belson, Carolee Schneeman y Stan
Brakhage, entre otros. Nunca hubiese imaginado que las imgenes pudiesen
hablar con tanta elocuencia sobre sentimientos y experiencias: la familia, el nacimiento, la sexualidad, los pequeos momentos de cada da. Se trataba de un lenguaje rico en sutileza, complejidad y significado. Recuerdo vivamente el momento en el que supe que dejara la psicologa para convertirme en cineasta. Escrib
en mi diario: El cine me dar la voz que siempre he ansiado. Las imgenes me
permitirn hablar. Y as fue cmo me hice cineasta.
Desde 1973 realic filmes sobre temas de importancia histrica para las mujeres,
incluida yo, por supuesto. Self Defense (1973) representaba metafricamente la
euforia emocional de los primeros aos de la segunda ola del movimiento feminista. Parthenogenesis (1975) trataba sobre los conflictos de una mujer que hace
arte. Daughter Rite (1978) exploraba el paisaje emocional de madres e hijas.
What You Take For Granted (1983) examinaba las contradicciones de mujeres
que trabajan en mbitos tradicionalmente dominados por los hombres.
282
Defin este cine como poltico y sigo pensando que lo es. Presenta modelos
pblicos de aquello por lo que luchan las mujeres, con todas las contradicciones
inherentes (convertirse en concertista de violn como Rosie en Parthenogenesis);
nos muestra a nosotras mismas, legendarias, ah arriba en la pantalla (la carpintera, la escultora, la educadora, la mdico, la camionera y la empalmadora de cables
en What You Take For Granted) y nos da permiso para sentir cosas que no nos
atrevemos a decir (Daughter Rite). Mi cine pretenda dar validez ante el pblico
a las mujeres con todas sus contradicciones vitales. Mi experiencia con la proyeccin de este cine lo confirm. Pero este cine tambin me dio validez a m. No es
que le diera voz a mi yo, sino que me ofreci una forma de construir mi yo.
En el nivel ms obvio, el cine fue una forma de superacin de mi mundo. Tena
un problema mi confusin y aislamiento como mujer artista a principios de los
setenta, mi compleja relacin emocional con mi madre o mi contradictoria posicin en el trabajo, as que hice una pelcula. Realizar este cine, sobre todo
Daughter Rite y What You Take For Granted me cre la ilusin de que dominaba eso sobre lo que no haba tenido ningn control. Por ejemplo, me resulta
interesante que What You Take For Granted, un film en el que las mujeres
hablan corporalmente del xito contra las probabilidades en un mundo laboral
dominado y definido por los hombres, se hiciera justo antes de que yo obtuviese la titularidad en la Northwestern University, lo que me convirti en la primera mujer en mi campo que lo consegua all.
Pero este cine tambin sirvi a una funcin ms sutil de autodefinicin. Al realizarlo, yo era alguien que poda aprovechar recursos dinero, equipos, gente,
lo que significaba que posea una sofisticada direccin, produccin y cualidades
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Empec como una cineasta de vanguardia que haca filmes cortos, abstractos,
estructuralistas, un experimento solo con movimiento que conectaba con gran
parte de la exploracin formal artstica del siglo veinte. Aunque estaba muy comprometida con la representacin formal, conceptualic cada filme como una
metfora visual para expresar un momento concreto de la experiencia vivida. Self
Defense fue una exploracin del movimiento flmico y la potenciacin del movimiento feminista. April 3, 1973 trat realmente sobre la compresin del tiempo
y la ansiedad de ser una mujer que intenta unirlo todo: una relacin, una carrera, una vida comprometida polticamente. Mi pblico entendi perfectamente la
experimentacin formal de estos filmes y, al mismo tiempo, su abstraccin oscureci la experiencia subyacente vivida23.
En su libro On Lies, Secrets, and Silence, Adrienne Rich24 escribe sobre su poesa
ms temprana: El formalismo [fue] como unos guantes de amianto, me permiti tratar con materiales que no poda coger con las manos desnudas. As es como
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El formalismo de mi cine me protega. En cuanto decid alejarme de la manipulacin puramente experimental de las imgenes y empec a incluir actores cuerpos
integrados, que hablaban y actuaban en mi cine, tena la necesidad inconsciente
e impulsora de incluir siempre al menos una escena donde una mujer contase una
historia corporal traumtica.
Tanto en Daughter Rite como en What You Take For Granted hay un momento en que una mujer cuenta una historia de abusos sexuales. Cuando escrib y
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Un da me enfrent a la realidad de
que Pandora no tena final, ni
catarsis emocional, ni una revelacin, y no tena ni la menor idea de
cmo buscarla o crearla. Me quedaba sentada mirando la pantalla del
ordenador con desesperacin
durante horas. Entonces, de pronWhat You Take For Granted (Michelle Citron, 1983)
to, como suele ocurrir, las musas
me inspiraron la escena capital que
necesitaba. Mis dedos recorran el teclado; las palabras destellaban en la pantalla
del monitor con un clido brillo ambarino. Rele la escena. Era perfecta. La narracin estaba terminada. Apagu el ordenador con una impresin triunfal y una
extraa sensacin de alivio.
Aquella noche me despert a las tres en punto, temblando y respirando con dificultad. Poseda por una profunda aprensin, encend el ordenador y revis el trabajo del da. La escena que le en la pantalla no era como la recordaba. No trataba en absoluto sobre Dora. Trataba sobre m. All, con palabras claras y agitadas, figuraba mi nombre y mi historia acerca de los continuos abusos sexuales
que haba sufrido de nia por parte de mi abuelo.
El horror que sent en ese momento obedeci a la conmocin de sentirme despojada por completo de una parte esencial de mi ser. Mi cuerpo y mi inconsciente conocan lo que mi intelecto no haba recordado. Si no poda depender de mi
intelecto, que era en lo que ms confiaba, entonces estaba perdida. Mi forma primordial de estar en el mundo se haba hecho aicos. Aunque, al mismo tiempo,
experiment un profundo alivio. Me senta intimidada por mi inconsciente, que
me haba conducido a este punto en mi trabajo. Era un momento de desesperacin y abandono, asombro y esperanza.
Avanzaba lentamente hacia una narracin que se basaba por completo en lo
emocional en mi trabajo a medida que la historia de mi incesto se iba cerrando.
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Palabras clave: Documental, incesto, trauma, cine estructural, cine narrativo.
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ANNETTE HILL
Londres y Nueva York, Routledge University Press, 2005
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el papel de la audiencia resulta especialmente determinante. Algo que parece aceptado por la mayor
parte de los estudiosos pero que, en la prctica, escasea ms de lo que debiera.
Lo que desde luego s ha estado presente en la mayor
parte de los estudios recientes dedicados al cine de
no ficcin es el cuestionamiento de las fronteras
entre ficcin y realidad en las diversas propuestas
5
audiovisuales . Dentro de esta tendencia se encuentra Docufictions, que viene a cuestionar la consideracin de que el cine de ficcin y el documental se
encuentran en espacios diferentes que no se han
tocado nunca. La intencin del libro es resituar el
anlisis de los diferentes textos audiovisuales a partir
del reconocimiento de su carcter hbrido, puesto
que, como se afirma en la Introduccin, en cierto
grado, todos los textos cinematogrficos y audiovisuales funcionan a un mismo tiempo como registros
(de lo que est situado frente a la cmara) y como
6
representaciones (de lo real) (pg. 3) . El estudio oscila entre la revisitacin de ciertos filmes de la
7
historia del cine , centrada en la convivencia de los
elementos ficcionales y no ficcionales, y el acercamiento a algunos de los productos recientes en los
que se aprecia ya una clara voluntad de hibridacin,
dedicando una especial atencin a dos categoras
mixtas que, si bien han sido consideradas como
ejemplos del carcter mestizo de la postmodernidad, han permanecido en estado latente durante
toda la historia del cine: el mockumentary y el docudrama. Pese a lo irregular de la publicacin (en ocasiones, los textos no conducen ms que a una mera
denuncia de los aspectos cuestionables de ciertas
prcticas como ocurre, por ejemplo, en el captulo
Mondo Barnum, dedicado a los Mondo films) y lo
ms o menos novedoso de cada una de sus propuestas, esta consigue ofrecer una perspectiva del panorama audiovisual que puede ser el punto de partida
para sucesivos estudios.
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La adaptacin y utilizacin, en ocasiones indiscriminada, de las convenciones propias del lenguaje documental es analizada en dos captulos que dedican su
espacio a dos de los fenmenos caractersticos de los
ltimos aos: la creacin de productos cuyo significado pleno pasa por la interaccin con una amplia
red de narraciones multimedia alternativas (principalmente surgidas en Internet), y el auge de ciertos
formatos televisivos que, sin abandonar sus propiedades espectaculares, se apropian de las frmulas
documentales para conseguir atraer al espectador.
As, Fincina Hopgood emprende un acercamiento
que se reivindica como multilateral a un producto
paradigmtico, The Blair Witch Project (D. Myrick y
E. Snchez, 1999), y en Chasing the Real: Reality
Television and Documentary Forms, Leigh H.
Edwards explica cmo una parte de la programacin
televisiva encuadrada bajo el nombre de Reality TV
constituye una versin del documental que se convierte en una metonimia de lo real en tanto que
1. Jane M. Gaines: The Real Returns, en Jane M. Gaines y Michael Renov (eds.):
Claiming the Real. The Documentary Film Revisited, Londres, British Film
Institute, 1995, pg. 6.
3. La autora declaraba, en lo que puede interpretarse como una llamada de aten-
C. Allen y Annette Hill (eds.): The Television Studies Reader, Londres, Routledge
University Press, 2003 y David Gauntlett y Annette Hill: TV Living: Television,
Culture and Everyday Life, Londres, Routledge University Press, 1999.
5. Jane Roscoe y Craig Hight: Faking It: Mock-documentary and the Subversin of
No resulta llamativo que se dedique una parte considerable del libro al anlisis de algunas de las manifestaciones audiovisuales pertenecientes al gnero de
ciencia ficcin. El carcter hbrido de estos productos viene condicionado por su relacin con la ciencia
pues, si por un lado, en este tipo de cine es habitual
encontrar recursos que ejerzan de garantes de la
verosimilitud (como expone, por ejemplo, Michael
Lee en su artculo sobre las breves pelculas educativas que se hallan en ciertos filmes de ciencia ficcin
realizados durante la Guerra Fra), tambin es usual
la operacin contraria, tal y como evidencia Gary R.
Rhodes en su texto dedicado a los documentales
pseudo-cientficos (quiz podramos calificarlos tambin como pelculas de (ciencia) ficcin?) Chariots of
the Gods? (Harald Reinl, 1970) y Mysterious Monsters
(Robert Genette, 1976), donde se opt por el uso de
diversos recursos ficcionales que hicieran ms atractiva la exposicin.
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distinction between fact and fiction blurs when claims about reality get cast as
narratives (op. cit., pg. ix).
7. Me gustara destacar a este respecto el artculo de John Parris Springer: The
forma que ms gratas sorpresas puede dar dentro del cine de no ficcin durante
los prximos aos. En ese sentido, Harvey OBrien analiza dos filmes sobre un
mismo acontecimiento, The Positively True Adventures of the Alleged Texas
Cheerleader-Murdering Mum (Michael Ritchie, 1993) y Real Life (Albert Brooks,
1978), definidos por el autor como maneras subversivas de hacer cine por
implicar al espectador en el proceso de construccin de sentido; y, consciente
de lo imprescindible que resulta dicha figura en este formato audiovisual, Jane
Roscoe disecciona el proceso de desestabilizacin de la mirada documental ejercido por Man Bites Dog (Remy Belvaux, Andre Bonzel y Benoit Poelvoodre,
1993).
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Complejidades de la visin
JOS ANTONIO PALAO ERRANDO
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Por su alcance, el libro de Catal debera convertirse sin duda en el texto de referencia para los estudios
sobre la imagen y no solo en el mbito hispnico.
Ahora bien, ello no obsta para que en sus ms de
setecientas pginas de exquisita prosa no est mal
para un autor cuyo propsito confesado es reivindicar el potencial heurstico y cognitivo de la imagen
frente a la hegemona de la comunicacin lingstica el texto no ofrezca sus luces y sus sombras. Por
un lado, hemos de resaltar el coraje epistemolgico
de enfrentarse al racionalismo pancientifista que,
desde Occam, hace de la mxima simplicidad su
patrn irrenunciable con toda la carga coercitiva
para la generalidad de los saberes que ello representa, y cuyo mejor ejemplo es el affaire Sokal/Bricmont
que Catal pone perfectamente en su lugar para
proponer un abordaje complejo de los fenmenos.
Ahora bien, en esta singladura no podemos dejar de
tener algunos desacuerdos con el autor. Para comenzar, el hincapi que el profesor Catal hace en el
potencial cognitivo de las nuevas tecnologas (de los
interfaces interactivos en general) supone una fe en
ellas que nos es difcil compartir. Sin entrar en debates sobre apocalipsis o integracin, es bien cierto
que las imgenes pueden servir para desvelar, pero
tambin para (di)simular o manipular, y la indagacin en sus mecanismos ms formales y abstractos
deja fuera todo un componente enunciativo, subjetivo, sin el que no solo las imgenes, sino cualquier
unidad semntico-pragmtica (intento decir mensaje o enunciado de la forma ms asptica y
menos contaminada por lo lingstico posible) no
puede ser analizada en todas sus consecuencias. Las
hibridaciones entre las industrias culturales tradicionales con las plataformas de televisin a la
cabeza y el modelo reticular de Internet, y los
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para no promulgar una autarqua textual que desemboque en una inevitable entropa hermenutica. No
en vano, Zumalde acaba su combativa y lcida travesa con el sentido obtuso barthesiano, la mejor conceptualizacin que se haya acometido nunca de lo
que siendo de la imagen no pertenece a su texto. La
corporalidad, la ontologa de la imagen, el ms all
de la representacin y de los sentidos consensuables
(comunes) fue el encuentro inevitable de un Roland
Barthes que parti de la semiologa ms ortodoxamente estructural pero que se vio forzado a enfrentar virilmente el caos jerrquico que todo placer del
texto acarrea.>
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De Tnger a Yakarta:
cartografas del cine en el
mundo islmico
ALBERTO ELENA
En las ltimas dos dcadas la bibliografa internacional sobre toda suerte de cinematografas perifricas se ha incrementado espectacularmente, cambiando tambin con la ayuda inestimable de
Internet la faz de un campo de estudio que antes
resultaba con frecuencia inaccesible para esos observadores lejanos de que hablara Burch y que, a la postre, ramos casi todos. No todas las regiones o tradiciones flmicas han merecido idntico grado de
atencin y, mientras ciertas cinematografas del
Lejano Oriente siguen ocupando el epicentro de las
consideraciones crticas e historiogrficas, nuevos
mbitos se imponen solo ahora con fuerza en la literatura especializada. En 2001 la Companion
Encyclopedia of Middle Eastern and North African
Film, editada por el filsofo Oliver Leaman para
Routledge, vino a marcar un antes y un despus en
la sistematizacin del estudio del cine de esas latitudes, considerablemente fragmentado hasta la fecha.
Entre los colaboradores de la obra se contaban grandes especialistas como Roy Armes, Hamid Haficy,
Judd Neeman o Viola Shafik, cuyo Arab Cinema:
History and Cultural Identity (1988) sigue siendo
todava el gran trabajo de referencia sobre el particular. Pero tambin Gnl Dnmez-Colin, quien
signaba all el complejo bloque sobre las cinematografas de Asia Central, una de sus grandes reas de
especializacin, muy poco conocida y estudiada
fuera del contexto local. Tres libros en un apretado
lapso de cuatro aos (a la espera de la inminente
publicacin de un nuevo volumen consagrado al
cine turco) han permitido a la autora cartografiar
con rigor y precisin algunos de los aspectos esenciales del desarrollo de las cinematografas de
Oriente Medio y Asia Central, componiendo as un
pequeo corpus de notable inters que no debera,
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ttulo de la obra quizs no resulta demasiado afortunado en su vaguedad, el scorseseano subttulo s que
refleja muy bien el talante de la empresa acometida
por Dnmez-Colin: un completo juego de entrevistas en profundidad con la plana mayor de los cineastas en activo en Oriente Medio y Asia Central,
enmarcadas por una excelente introduccin y un
completo apndice filmo-bibliogrfico. Dichas
entrevistas, a un total de 27 cineastas iranes, turcos
y de las distintas repblicas ex-soviticas de Asia
Central, son en realidad trabajadas aportaciones (en
algunos casos, resultantes de varios encuentros a lo
largo de los aos) en las que las documentadas intervenciones de la autora por no hablar de una cierta complicidad con algunos de los realizadores
marcan la diferencia con otros proyectos que sobre
el papel pudieran resultar homologables. Resulta
difcil destacar unas por encima de otras, pero quizs
el material consagrado a los cineastas kazajos, kirguizes, tayikos, turkmenos y uzbekos revista por su
propia rareza un inters adicional.
Women, Islam and Cinema, el ms antiguo de los
volmenes aqu comentados, presenta de nuevo rasgos distintivos propios. Concebido como un breve
ensayo sobre la representacin de la mujer en las distintas cinematografas de los pases musulmanes de
Asia (Irn, Turqua y las repblicas centroasiticas,
pero tambin Indonesia, Malasia, Pakistn,
Bangladesh o los Muslim socials del cine indio),
abarca no obstante el tratamiento de un buen nmero de problemticas en sus apretadas, aunque siempre altamente legibles, pginas. Lo peor de nuestra
sociedad son las mujeres. En vez de dedicarse a criar
a los hijos y transmitirles nuestros valores morales, se
burlan continuamente de estos... As se expresa un
militante islamista en el film argelino Youssef ou la
lgende du septime dormant (Mohamed Chouikh,
1993), que Roy Armes cita en The Cinema of North
Africa and the Middle East (pg. 139), y muchas de
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Dnmez-Colin contrapone de manera muy ilustrativa las pelculas sobre el universo femenino realizadas
por cineastas como Jafar Panahi en el contexto del
renovador cine iran de los ltimos aos o Atif
Yilmaz, prolfico realizador turco que durante dcadas ostent un papel destacado en el seno de la produccin comercial de su pas, pero sobre todo se
centra en la obra de las grandes realizadoras iranes,
con Rakhshan Bani-Etemad a la cabeza, para mostrar la incipiente configuracin de un nuevo paradigma en la representacin cinematogrfica de la mujer.
Sin duda son muchos los problemas que quedan
fuera del marco de anlisis de Dnmez-Colin y
muchos los planteamientos que requeriran un tratamiento ms detallado y pormenorizado, pero la gran
virtud de Women, Islam and Cinema es precisamente su concisin y legibilidad, aportando numerosos
elementos de reflexin sobre un tema ciertamente
relevante, pero que sin embargo no contaba hasta la
fecha ms que con una bibliografa muy fragmentaria y, desde luego, careca de una sntesis tan lograda. Al igual que los otros dos libros reseados en
estas pginas, Women, Islam and Cinema constituye
una destacada aportacin al estudio del cine de los
pases islmicos y, a diferencia de aquellos, cuyo formato los hace menos manejables en este sentido, no
se entiende cmo no ha conocido todava una traduccin castellana.>
Definida siempre por el uso que hace de su sexualidad y el respeto a los valores considerados tradicionales, la buena mujer de esta tradicin extrapolable en gran medida al cine comercial de todos los
pases islmicos es la mujer rural, sumisa y obediente al tiempo que oprimida y maltratada, debida
por completo al amor puro hacia su marido y a la
figura de madre ejemplar. Cualquier excepcin (y las
hay sin duda desde los orgenes mismo de Yesilam)
convierte a estas mujeres en vamps o prostitutas:
habr que esperar mucho tiempo para que, con los
roles asumidos por la actriz Mjde Ar, emerja en el
cine turco una figura femenina capaz de afirmar su
independencia personal y vivir su propia sexualidad
o, de acuerdo con la interpretacin de DnmezColin, y frente a las habituales imputaciones de
machismo, asistir al colapso de la ideologa patriarcal en los films del incisivo y polmico Yilmaz
Gney. Que la apelacin a las secuencias de violacin, con uno u otro pretexto, sea frecuente en este
tipo de cine no debera sorprender, y la autora dedica algunas lcidas pginas al tema, subrayando por
ejemplo cmo el habitual voyeurismo, no exento de
brutalidad, que las caracteriza contrasta con la aparentemente insalvable dificultad para mostrar expresiones de ternura en la pantalla. Obviamente, las
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DE LA FILMOTECA
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VICENTE SNCHEZ-BIOSCA
Madrid, Alianza, 2006, 355 pgs.
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currcula autores
> JOSEP MARIA CATAL
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es Doctor en Ciencias de la
Comunicacin por la Universidad
Autnoma de Barcelona. Licenciado en
Historia Moderna y Contempornea
por la Universidad de Barcelona. Master
of Arts in Film Theory por la San
Francisco State University de California.
Premio Fundesco de ensayo (1992) por
La violacin de la mirada, premio de
ensayo del XXVII Certamen Literario
de la ciudad de Irn (1996) por
Elogio de la paranoia y premio de la
Asociacin Espaola de Historiadores
del Cine (AEHC) al mejor artculo
sobre cine publicado en el 2000. Es
autor asimismo de La puesta en imgenes: conceptos de direccin cinematogrfica (2001) y de La imagen compleja (2006), as como coeditor del
volumen Imagen, memoria y fascinacin: notas sobre el documental en
Espaa (2001). Actualmente, es profesor de Esttica de la imagen y
Direccin cinematogrfica en la
Universidad Autnoma de Barcelona,
donde tambin coordina el Mster de
Documental Creativo.
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ANDRS DI TELLA
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MICHELLE CITRON
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Archivos de la Filmoteca
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ESPAA 1956-1996
(MONOGRFICO de dos
volumenes: uno de textos y otro de
material grfico)
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25-26. Restauraciones en el
Nederlands Filmmuseum | Gilles
Deleuze | Censura y Franquismo |
Jour de fte resucitado | Catlogos
Lumire | Fritz Lang y el azar
27. Ricardo Muoz-Suay | Raza |
Benito Perojo | Albin Grau | La
transicin al sonoro del cine
espaol | Hitchcock y el telefilm |
Imgenes de sntesis | Lumire y la
publicidad
28. MEMORIA Y
29. MEMORIA Y
ARQUEOLOGA DEL CINE,
VOL. II (MONOGRFICO)
Bilinge
30. Found Footage: simulacro,
reciclaje, collage, falsificacin |
Sierra de Teruel | Represin
franquista en el cine | Imagen
cinematogrfica y modernidad
31. MITOLOGAS
LATINOAMERICANAS
(MONOGRFICO)
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Archivos de la Filmoteca
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MODERNISMO Y
MODERNIDAD
(MONOGRFICO)
37. Fragmentos de Luis Buuel
(III) | El ltimo Passolini | Lukcs
y el cine | pera y cine
38. Infancia y juventud en el cine
franquista | Ragghianti y el cine
ICONOGRAFA DE FRANCISCO
FRANCO (MONOGRFICO) |
VOLUMEN II: Calidoscopio
cotidiano. Franco en los espacios
pblicos y privados de los espaoles
| La deconstruccin de una imagen
44. ORIENTE MEDIO: CINE,
MEMORIA, ESPERANZA
(MONOGRFICO) | La comedia
romntica estadounidense en la
dcada de los noventa
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Ediciones de la Filmoteca
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COLECCIN DOCUMENTOS N 12
COLECCIN CINEASTAS N 4
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COLECCIN TEXTOS N 37
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COLECCIN TEXTOS N 39
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VENTA Y DISTRIBUCIN EN:
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en ARCHI
en
OS
nmeros / dossiers
monogrficos
Prximamente
Prximamente
DE LA FILMOTECA
> EPSTEIN
[Coordinacin: ngel Quintana y Daniel Pitarch]
Textos de Jean Epstein, A. Quintana, D. Pitarch, L. Vichi y S. Liebman
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unspaced characters.
Los ttulos de artculos se colocarn entrecomillados, seguidos del volumen, libro o revista
words.
dad de su publicacin.
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