Recuperar El Amor Primero
Recuperar El Amor Primero
Recuperar El Amor Primero
algunas cosas de mi vida que a la luz de Jess uno se da cuenta que no van
bien, esa primera etapa como dice el Papa Francisco se centra en responder
al llamado y al amor de Dios, buscamos todos los medios para acercarnos
cada vez ms a Jess, tratamos de hacer todo lo posible para no pecar. Y
bueno todo esto a veces es un proceso que dura sus aos, pero llega un
momento en el que se va apagando la llama que encenda el horno del
corazn, ese horno que haca capaz que toda la vida espiritual, todos los
actos externos tengan alma, tengan razn de ser y no sean vacos.
Con los aos, el carcter de las personas, como los vinos, o se aeja o se
avinagra. Un anciano alegre, al que sus hijos respetan y buscan su consejo,
un abuelo, a quien los nietos visitan con alegra para escuchar sus historias,
no se improvisa. Tampoco se improvisa un viejo cascarrabias, maoso,
molesto, hurao..., o un viejo senil, o un viejo inmaduro... Y la preparacin
de lo que seremos en la tercera edad comienza ahora, con la pregunta por
nuestra caridad primera.
Llega un momento en el que la rutina va avinagrando todo lo que haces.
Todo lo que antes lo hacas con tanto fervor ahora ha perdido sabor, ya sabe
a vaco. La Misa, el Rosario, La Liturgia de las Horas, la Oracin, las buenas
lecturas espirituales, todas estas cosas que antes hacamos con tanto gusto
ya no tienen el mismo sabor de antes. Por eso el Seor, como es El Padre
bondadoso que nos ama hasta dar su propia vida nos reprende dulcemente
como lo hizo con la iglesia de feso: si, est bien que perseveres y luches
por no dejarte llevar por la pereza, por la comodidad, haces todos tus actos
de devocin, vas a Misa y en verdad Dios aprecia mucho eso, pero yo creo
que nos hace el mismo reproche: pero solo tengo una queja contra ti,
que has perdido tu amor primero, ARREPINTETE, y date cuenta de
dnde has cado.
Cuando nos dejamos vencer por la rutina y el acomodamiento, la
robotizacin, Dios nos pide una NUEVA CONVERSIN. Tal vez ya no haya un
enamoramiento como al comienzo, pero como dice el Papa Francisco, la
dulzura de la cruz es la que tiene que darnos ese impulso necesario. Ya no
est tanto el nfasis en todo lo que yo pueda hacer, pues ciertamente lo
hago pero rutinariamente, lo que hace falta es devolverle el alma a todo lo
que hago devolvindole esa capacidad de asombro. La dulzura de la cruz es
la que nos hace poner nuevamente la mirada en Cristo, levanta nuestra
mirada al crucificado y nos hace ver que todo lo que pudimos haber hecho
antes fue por su gracia, por su amor derramado en la cruz, y que es a los
pies de Jess crucificado donde le encontramos sentido a todo lo que
hacemos.
Ah es cuando uno entiende de verdad esa famosa oracin que dice: No me
mueve mi Dios para quererte, el cielo que me tienes prometido, ni me
mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Muvame al
fin tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo yo te amara, y
aunque no hubiese infierno te temiera. T me mueves Seor, muveme
al verte clavado en una cruz y escarnecido, muveme al ver tu