Schvarzer, Nuevas Perspectivas Sobre El Origen Del Desarrollo Industrial Argentino
Schvarzer, Nuevas Perspectivas Sobre El Origen Del Desarrollo Industrial Argentino
Schvarzer, Nuevas Perspectivas Sobre El Origen Del Desarrollo Industrial Argentino
(1880-1930)
Jorge Schvarzer
abril de 1998
La expansin de la economa argentina durante el largo medio siglo transcurrido
entre 1880 y 1930 result espectacular. En aquellos cincuenta aos que fundaron
una nueva nacin, la poblacin local se multiplic por cinco y el producto bruto
por diez; ese auge era motorizado por las exportaciones agrarias que, a su vez,
crecieron unas doce veces. Una regin hasta ese entonces casi despoblada y de
fronteras porosas, en el lejano extremo sur del continente, haba logrado atraer, e
incorporar, a varios millones de inmigrantes y alcanzar el status de un pas rico.
La firmeza y continuidad de ese fenmeno pareca prometer un futuro superior
an a ese presente, de por s, muy satisfactorio. En las primeras dcadas del siglo
XX, el producto local per capita ya era superior al registrado por varias grandes
naciones europeas, incluyendo a Francia e Italia. Los indicadores de riqueza se
desplegaban por doquier; los visitantes se asombraban tanto frente a los
presuntuosos palacios de algunos porteos como por la dimensin del parque
automotor, que era ya uno de los mayores del mundo respecto a la poblacin .
Esa experiencia se quebr. En el medio siglo siguiente (1930-80), el producto
local per capita apenas se duplic, mientras que el de Francia (e, incluso, el de
Brasil) trep ms de cuatro veces. La Argentina dej de ser uno de los pases ms
ricos del mundo; su situacin relativa comenz a semejarse a la ofrecida por otras
naciones latinoamericanas en una realidad que resultaba cruel luego de aquellos
antecedentes. El cierre de esa brecha con pases menos favorecidos contrastaba
con el abismo que pareca separarla del resto de la regin a comienzos del siglo.
Hacia 1994 (el mejor de los aos recientes), sus 8.400 dlares de ingreso por
habitante resultaban semejantes al registro de 1974; la recuperacin de
comienzos de la dcada del noventa apenas logr retomar ese valor anterior. En
definitiva, se deben computar 20 aos de estancamiento reciente. No resulta
extrao que el monto absoluto del ingreso per capita de los aos recientes
equivalga a apenas la mitad de los valores exhibidos por un pas de historia
similar, como Australia, y que apenas llegue a 40% del obtenido por Francia.
Eso explica que el balance y las perspectivas sobre el presente y el futuro del pas
estn estrechamente conectadas, en el imaginario mental de los argentinos, con el
diagnstico, explcito o implcito, de ese pasado. El quiebre aparente del proceso
que pareca ofrecer una promesa de bienestar para siempre ha contribuido a una
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Las cifras de esa evolucin dependen tanto de las fechas que se tomen como inicio y cierre del proceso
como de las estimaciones cambiantes de los historiadores sobre ciertas magnitudes macroeconmicas
todava poco precisas. Los principales datos de este prrafo, y del que sigue, estn extrados de las
recopilaciones de Madison (1995) sobre la economa mundial, dado que la uniformidad de sus criterios
para las series largas que presenta facilitan las comparaciones.
gran frustracin nacional y esa falla incide tanto en la imagen del pasado como
en las propuestas y medidas actuales. La visin de ese pasado, y la explicacin de
las causas de su fracaso, florece y se repite en el discurso poltico y social y se
consolida en la orientacin de muchas propuestas del presente. Por eso, quizs, la
polmica sobre las causas de aquel perodo resulte ms actual de lo que parece;
observar algunas explicaciones de aqul xito y su subsiguiente fracaso permiten
evaluar hasta qu punto ellas estn ligadas a visiones simplistas (o ideolgicas)
que bloquean la comprensin del pasado, as como las propuestas para el futuro.
La "competitividad" del agro pampeano
Es bien conocido, aunque no siempre destacado, que la expansin argentina se
bas en las ventajas comparativas del agro pampeano. La fertilidad natural de las
tierras de esa llanura prdiga permita ofrecer carne y cereales a costos mucho
menores que los vigentes en el mercado internacional a comienzos del siglo XX.
Decimos "ofrecer", y no "producir", porque las tareas eran mas de carcter
extractivo que resultado del ingenio y el esfuerzo humano; de hecho, el ganado se
reproduca casi espontneamente, mientras que el elevado rendimiento agrario
era consecuencia directa de la roturacin de suelos vrgenes, ricos en nutrientes
naturales y bien regados por las lluvias.
Como es natural, la expansin no ocurri por s sola. Concretarla, requiri una
serie de esfuerzos bsicos que dieron lugar al "milagro" y lo impulsaron. Uno,
fue la construccin del sistema de transporte necesario para llevar esa produccin
desde la pampa al mercado mundial; en pocos lustros, los ferrocarriles forjaron
una densa red, que representaba el mayor capital fijo instalado en la economa
argentina, y que permita llevar las cosechas hasta los puertos y el mar . Otro,
consisti en atraer la mano de obra, europea, necesaria para llevar a cabo esas
actividades, que se logr mediante una serie de iniciativas exitosas. Fue as que al
menos 6 millones, de los 50 a 60 millones de europeos que salieron a buscar un
nuevo hogar (entre 1850 y 1930), arribaron a la Argentina; sta se convirti en el
segundo pas receptor, superado por los Estados Unidos, que atrajo por s solo a
30 millones de personas. A diferencia de lo hecho en ese ltimo pas, las medidas
de atraccin solo marginalmente incluyeron el reparto de tierras, con resultados
sociales y econmicos apreciables que escapan a ste anlisis. Por ltimo, para
consolidar el proceso, hubo que refinar las razas de ganado (adaptando la carne al
gusto britnico), crear una red comercial (y "fabril" en el caso del frigorfico) y
organizar todo el sistema jurdico y legal de modo que asegurara el xito final de
esa reconversin econmica.
La legislacin, por ejemplo, permiti aplicar de modo generalizado el sistema de
arrendamiento en la zona pampeana. Esa prctica dio lugar a la explotacin
agrcola familiar en extensiones medianas (acorde con la rstica tecnologa de la
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De acuerdo a las estimaciones de la CEPAL, todo el capital fijo instalado en la Argentina en 1900 (sin
incluir viviendas particulares) sumaba 26.500 millones de pesos (de poder adquisitivo de 1950); de ese
monto, 7.000 millones (26,5%) correspondan a ferrocarriles, y otros 7.000 millones eran adjudicados al
valor del ganado (que es un bien de produccin y un producto al mismo tiempo). Hacia 1930, ese capital
fijo total se haba multiplicado por cuatro pero, todava, una cuarta parte corresponda a instalaciones
ferroviarias y ganado (ver BCRA, 1976).
Un breve relato de esos cambios, donde se encuentran algunos datos mencionados, es la obra de Cortes
Conde y Gallo (1967), mientras que la mejor explicacin disponible hasta ahora sobre cmo se forj la
relacin entre terratenientes y arrendatarios, y sus consecuencias productivas y sociales est en Sbato
(1988).
4 Taylor (1948) da ejemplos al respecto y se asombra de la aislacin social que se deriva de la vida rural
argentina. Sbato (1988, pag 73) destaca las comparaciones de Huret entre las dimensiones de las
expltaciones agrarias en Canad y la Argentina que pasaban de 25 a 150 hectreas entre uno y otro caso
debido a la diferente disponibilidad de factores naturales, con las mismas consecuencias ya sealadas.
poca traduca esa imagen en frases bien expresivas; una de ellas presentaba al
pas con una gran "fbrica de carne", como si esa manera, rutinaria y
rudimentaria, de aprovechar la multiplicacin del ganado fuera un xito tcnico y
una operacin fabril.
El sistema se extendi hasta alcanzar sus propios lmites fsicos, que coincidan
con la pampa hmeda. La expansin dur alrededor de medio siglo pero, es obvio
que una vez ocupada esta ltima, el proceso cambiara de naturaleza; la oferta no
podra crecer a partir de ese momento si no se aplicaban cambios en la tecnologa
y la organizacin productiva. Ni esa problemtica, ni esas propuestas, estaban
presentes en el discurso de la poca. La falta de percepcin de ese desafo latente,
se explica, en parte, porque ste qued disimulado por otro fenmeno diferente.
Por una irona de la historia, el punto de inflexin en la expansin de la pampa
hmeda coincidi con la erupcin de la crisis de 1929. La crisis redujo de modo
abrupto y profundo las dimensiones del mercado mundial durante la dcada del
treinta y, en cierta forma, cerr el acceso a la oferta argentina. Fue as que la
tendencia al estancamiento del producto agrario local (restriccin que afectara el
crecimiento nacional a partir de entonces si no se encaraba una solucin)
apareci subsumida por una contraccin de la demanda externa (debido a la crisis
de las potencias compradoras y, sobre todo, de Gran Bretaa).
Esta superposicin, o combinacin, de dos fenmenos distintos, fue otro factor
que contribuy a disimular durante dcadas la verdadera causa de la crisis local.
El pas y, bsicamente, su clase dirigente, sigui convencido de que el problema
era de demanda; ellos crean que el mundo volvera a comprar con placer los
(exquisitos y baratos) productos pampeanos y permanecieron estticos a la espera
de ese regreso a la "normalidad". La espera continu hasta mucho despus de la
Segunda Guerra Mundial, cuyo impacto modific la relacin de fuerzas entre las
mayores potencias del planeta y transform radicalmente las tecnologas de
produccin; ni siquiera entonces la clase dirigente local se convenci de que el
mundo haba cambiado. El debate local de esa poca apenas menciona, cuando lo
hace, el rpido aumento de la productividad agraria de otros pases (producto del
desarrollo tecnolgico), el incremento de la oferta de otros productores y la
consecuente baja de los precios de esos bienes.
La lite argentina no reconoca esos cambios y segua creyendo en que dispona
de ventajas comparativas muy amplias. Estas, sin embargo, ya no eran tales, tanto
por la escasez de nuevas tierras productivas como por el deterioro de las ventajas
relativas que se sinti a medida que otros productores reducan sus costos y
aumentaban su oferta (aunque esto haba ocurrido ms en los productos agrcolas
que en la carne, hasta ese momento). Los dirigentes locales seguan creyendo en
las virtudes de la pampa con una fe que no puede menos que sorprender. Todava
en 1940, los diputados radicales (partido que era mayoritario desde 1916 pero
que no siempre pudo gobernar debido al fraude y los golpes de estado) decan
que "podrn caerse todas las chimeneas (de las fbricas), pero mientras el campo
produzca y exporte, el pas seguir comprando lo que necesite, seguramente a
(buen) precio". Y todava en 1944, el entonces coronel Pern, futuro presidente y
fundador del partido que sera mayoritario desde entonces en el pas, consideraba
Excedente y despilfarro
La riqueza generada por la renta diferencial a escala internacional de la actividad
pampeana fue tan grande como difcil de evaluar. La Argentina figuraba entre los
pases ms ricos del mundo, mientras que la misma ndole de esa riqueza le
permita utilizar el excedente con la mayor discrecionalidad y elevado grado de
despilfarro. La economa nacional, por ejemplo, se dio el lujo de girar al exterior,
durante dcadas, nada menos que 5% de su ingreso en concepto de utilidades e
intereses sobre inversiones y crditos externos; esos crditos, predominantemente
britnicos, llegaron al comienzo del auge y permanecieron cobrando rentas desde
entonces. La escasa presencia en la literatura, contempornea o histrica, de
polmica alguna sobre el origen y destino de ese monto es al menos sugerente; el
mismo silencio sugiere que la magnitud absoluta de esa riqueza fortaleca la
disposicin de la clase dirigente local a compartirla. Esta no pareca sentir la
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Estas citas se encuentran en el estudio del debate sobre el "Plan Pinedo", de 1940, por Llach (1984),
texto que ofrece una serie de documentos significativos sobre la visin "pastoril" de la clase dirigente
local hacia fines de la Segunda Guerra Mundial. Ella segua confiando en las ventajas comparativas de
la pampa y en la absorcin de esos bienes por los consumidores britnicos.
6 El proceso mediante el cual el estado logr que el agro pampeano incorporara nueva tecnologa en la
forma de maquinaria y know how est muy analizado en Sbato (1981) que sigue siendo la referencia
clsica al respecto, seguida por una abundante literatura que confirma sus apreciaciones.
Fodor y O'Connell (1973) se encuentran entre los pocos que destacan esas salidas de capital e intereses
desde la Argentina; ellos sugieren, adems, que los inversores extranjeros no volvieron a aportar ni un
centavo adicional en las primeras dcadas del siglo XX, cuando el pas se convirti en un exportador
neto de capital. Diaz Alejandro (1970), asume tambien que cerca del 6% del ingreso total era remitido al
exterior, pero opta por diluir dicha cifra en la hiptesis de que "todos" se beneficiaban; su lista incluye a
"los trabajadores, los capitalistas, los terratenientes, los inversores extranjeros y hasta la misma clase
obrera britnica (que consuma as alimentos baratos)". Este autor reitera que "resulta dificil averiguar
quin se benefici ms" como si la salida de capitales de un pas rico, pero con escasas inversiones
productivas, fuera buena porque beneficiaba a agentes externos.
Los temas referidos a la escasa propensin al cambio tcnico en laspriemras dcadas del siglo XX
estan resumidos en Schvarzer (1996) que recopila informaciones al respecto dispersas en numerosos
estudios sectoriales.
seal con acierto Tulchin (1990), los argentinos "aspiraban a la grandeza pero
no se daban los medios para lograrla". Recin ahora, en que la vasta literatura
sobre el papel de la tecnologa y la empresa dinmica comienza a exhibir
resultados concretos en la explicacin del fenmeno del desarrollo, ese tema se
puede poner sobre la mesa con fuerza y claridad.
La evolucin fabril antes de 1930
La economa nacional estaba basada en el agro, pero esa actividad no era
exclusiva ni excluyente. Por el contrario, en su estudio, pionero y minucioso, de
los orgenes de la estructura fabril, Dorfman mostr, ya en 1940, que la industria
local haba crecido rpidamente, desde modestos orgenes, a fines del siglo XIX.
Comparando los censos fabriles de 1895 y 1908, dicho investigador mostr que
ese lapso de 18 aos dio lugar a que se duplicara el nmero de establecimientos,
igual que el total de obreros ocupados, mientras que el capital invertido se
multiplicaba por tres y la potencia de las mquinas (medida por el nmero de
caballos de fuerza instalados) creciera nada menos que 124 veces; si los dos
primeros datos sugieren la expansin cuantitativa del sector, los dos siguientes
reflejan su avance en lo que respecta a capitalizacin y tecnificacin. Aunque el
censo de 1895 no recab cifras al respecto, se puede suponer que el incremento
del valor agregado por la industria en el perodo siguiente fue superior a tres
veces (dado que el crecimiento del capital invertido debe haber sido acompaado
por un aumento de su eficiencia media gracias a la mayor tecnificacin). Es decir
que la expansin industrial en esos 18 aos debe haber marchado a un ritmo
superior al 6% de promedio anual, lo que no parece poco (aun cuando en los
primeros aos de esa etapa esa cifra pueda explicarse por la dimensin mnima de
su base de comparacin).
En los aos del Centenario, la industria tena una fuerte presencia en Buenos
Aires, y los obreros (y obreras) que trabajaban en ella explicaban una gran parte
de la base social de la ciudad. Algunas instalaciones fabriles eran enormes y
daban forma al panorama urbano, como se comentaba en numerosas obras de
viajeros de la poca para orgullo de los porteos; esas plantas de concentraban
sobre todo en la zona sur, donde se ubicaban los frigorficos, las productoras de
cerveza, las fbricas de galletitas, los talleres de los ferrocarriles y las mayores
instalaciones metalrgicas .
Dorfman destaca todos y cada uno de los detalles registrados de ese desarrollo
pero no se entusiasma con ellos. Sus anlisis sugieren que ese proceso fue escaso
e insuficiente, en relacin con la marcha y las posibilidades de la economa local,
y, para demostrar sus conclusiones, lo compara con otras variables. Una, es el
avance de las importaciones, cuyo valor se multiplic por cinco en ese mismo
perodo; de all deduce que "el mercado interno ha crecido ms de prisa que la
industria manufacturera nacional, que fue arrollada por la competencia
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Tanto el Informe Worthington (1898) como el libro Impresiones de la Repblica Argentina en el Siglo
XX (1911) destacan las dimensiones de los grandes establecimientos fabriles y detallan algunos de los
ms caractersticos. Schvarzer (1983) ofrece una primera descripcin de la localizacin geogrfica de los
mayores instalados a comienzos de siglo en la ciudad de Buenos Aires y sus causas.
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Nos referimos a las teora que relacionan la estructura de propiedad y gestin empresaria (incluyendo
el rol de los tcnicos y especialistas) con el dinamismo de esos agentes productivos y su confluencia en el
proceso de desarrollo econmico. La versin histrica de ese enfoque se encuentra en los medulosos
trabajos de Chandler (1977 y 1990) as como en las diversas interpretaciones sobre las etapas actuales
realizadas por numerosos investigadores entre los que se puede, y debe, citar a Galbraith (1967), Nelson
y Winter (1982), Freeman (1982), Rosenberg (en especial Rosenberg y Birdzell, 1986), y Lazonick
(1991), cuyas conclusiones generales estan bien resumidas en Coriat y Weinstein (1991).
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El descendiente de uno de los barones azucareros de Tucumn explicaba que ese pionero viaj a Gran
Bretaa, a comprar los equipos para su ingenio, "sin saber del tema tcnico y sin conocer el idioma", lo
que pareca resultar motivo de orgullo para el comentarista (Posse, 1981).
12 Ese anlisis figura con fuerza en un estudio de los dirigentes de la entidad que agrupa histricamente
a los empresarios industriales argentinos (Schvarzer, 1991) as como en el anlisis de la industria como
tal (Schvarzer, 1996), aparte de diversos trabajos monogrficos que estan referidos en esas obras.
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La presencia de Pinedo en la vida argentina incluye posiciones polticas e intelectuales. El asumi tres
veces el cargo de ministro de Economa: en 1932, en 1940 y, de nuevo, en 1962. Su obra escrita abarca
una abundante cantidad de textos, de los que aqu se menciona uno (Pinedo, 1971) que resume sus ideas
sobre la economa argentina. En esa publicacin colaboran, en homenaje a dicho autor, autores como R.
Alemann, A. Alsogaray, que fueron tambien ministros de Economa, as como otras personalidades que
ocuparon cargos importantes en la poltica y el gobierno nacional durante el perodo 1955 en adelante.
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E, Jorge (1971, pag 76), por ejemplo, plantea esa perspectiva global. Luego, como reconoce que
algunas ramas crecan antes de 1930, deduce que los sectores dominantes "pactaban una poltica de
compromiso con varios grupos industriales (aunque) dejaban fuera de l al grupo ms peligroso para su
proyecto, constitudo por los metalrgicos". La idea de que una rama era "peligrosa" para el proyecto del
poder, reduce la lgica dinmica de la industria a un sector especfico, como si este pudiera "corporizar"
el avance tecnolgico. En realidad, los intereses britnicos afectaron ms al avance de la rama textil que
a la metalrgica local, si se comparan las relaciones de ambas con las demandas del mercado interno.
15 Ral Scalabrini Ortiz fue una de los tericos que ms insisti en esa lnea, acompaado por otros
escritores, que partan de una amplia gama de enfoques tericos, desde el nacionalismo hasta el
comunismo.
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La tesis de Cornblit haba sido planteada previamente por un socilogo de nota, G. Germani (1961);
ella fue cidamente criticada por A. Parera Dennis (1964), seudnimo utilizado por M. Pea, un analista
marxista que destac la diferencia esencial entre utilizar datos para el conjunto de los empresarios y el
mtodo de separar los referidos a aquellos ms grandes que se destacaba en su seno (pero que tendan a
desaparecer en las estadsticas basadas en promedios).
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que siempre faltaba alguna rama para alcanzar ese desarrollo esquivo tan
deseado .
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Esa obsesin da ttulo al artculo de J.C.Korol e H. Sbato (1987) que aqu se menciona. Por otro
lado, cabe recordar que tambien F. Fainzylber insista en sus textos sobre la idea de la "industrializin
trunca" de Amrica Latina, como si faltara la parte superior de una pirmide fabril. En realidad, fallaba
todo el edificio desde sus bases, como se desprende de los mismos anlisis de Fainzylber, mucho ms
profundos y valiosos que lo reflejado por ese ttulo de uno de sus libros ms conocidos.
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En rigor, el ingreso per capita de la Argentina est mucho ms avanzado que la posicin mencionada
por ese autor debido a la revaluacin del peso local respecto al dlar (ocurrida hacia 1990), que llev esa
variable desde unos 2.500 dlares por cabeza en la dcada del ochenta a ms de 8.000, a comienzos de
los noventa. Esa modificacin sirve para destacar la influencia de ciertas variables, muy fluctuantes,
como el tipo de cambio, en las observaciones estadsticas que comparan la riqueza entre naciones.
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criterio, igual que en el caso anterior, se concentra en los dos factores que le
interesan en sus proposiciones de poltica econmica: el (fuerte) rol del mercado
y el (bajo) rol del estado, de modo que desecha totalmente los temas referidos a
la fertilidad del suelo y las ventajas comparativas aportadas por este ltimo, como
si ellos no hubieran existido.
Este modelo es un indicador del cambio de actitudes hacia la industria, y hacia el
balance del pasado argentino, que ha estado ocurriendo en el pas. Tambin es un
indicador sugerente del modo que ese enfoque selecciona las variables, porque
las dos que toma como centrales merecen cuestionamientos fuertes que deben ser
recordados.
La nocin terica de una economa abierta corresponde a un sistema que est
bien inserto en el mercado mundial. Por definicin, entonces, esa economa
puede vender y comprar en las mejores condiciones; es competitiva en su oferta
de bienes al exterior y adquiere los productos que demanda eligiendo precio y
calidad. El problema surge cuando esa variable se mide mediante el cociente de
las exportaciones, mas las importaciones, sobre el producto, que reduce la idea de
apertura a una relacin algebraica. No causalmente, ese mtodo ofrece un
resultado cuantitativo y diferente que el que surge de analizar la estructura del
comercio exterior argentino antes de 1930.
El anlisis especfico exhibe la relacin preferencial del pas con Gran Bretaa,
que derivaba en condiciones de "apertura" mucho ms intensas en esa direccin
que respecto a otros mercados. La estructura arancelaria local permita que el
70% de los bienes importados de esa metrpoli no pagaran tarifas aduaneras, a la
inversa de lo que ocurra con las importaciones de otras naciones; de modo que la
Argentina reconoca un status especial a Gran Bretaa, a cambio de exportarle
carne (y de demandarle crditos) que se reflejaban en la compra preferencial de
bienes en ese pas. El resultado no era ptimo para las compras locales, pues
muchos de esos productos eran ofrecidos a precios y calidades inferiores a las de
otros proveedores fabriles . En estas condiciones, la medida algebraica de la
apertura no refleja ni remotamente la conexin orgnica con la economa
britnica, que afect al ingreso de bienes al pas.
Esa conexin, sin embargo, era tan fuerte (y vista como tan positiva para los
vendedores locales) que los lderes argentinos adoptaron hacia fines de la dcada
del veinte la consigna de "comprar a quien nos compra" como criterio de gestin
del comercio exterior. Brasil, en cambio, actu con la propuesta de "comprar a
quien vende lo mejor" (pese a las protestas de Londres), en clara diferencia con la
actitud de sus vecinos, como destaca De Paiva Abreu, 1988). La dependencia en
estos aspectos de Gran Bretaa implica que la Argentina no compraba, ni venda,
en condiciones de mercado abierto. Su "apertura" era monodireccional; ella no
refleja los supuestos de las teoras optimizadoras.
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Un detallado anlisis de los efectos de las medidas arancelarias en el perodo 1900-1930 y despues
est en Schvarzer (1993); all se puede observar que estas medidas eran la consecuencia de las demandas
de los intereses creados en la Argentina (tanto agrarios como importadores e, incluso, industriales), y sus
resultados orientaban el comercio del pas en la direccin buscada por los mismos: Gran Bretaa, con
preferencia, y Estados Unidos en algunos casos particulares (como automviles), de modo que esos
intercambios estaban predeterminados por esos mismos intereses y actuaban fuera de los lmites de un
eventual mercado competitivo.
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