OMEBAo 01
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EL PARLAMENTO
DE O T T A W A
o atenuar su culpabilidad, que consiste, precisamente, en saber que un hecho es contrario a la ley y en querer, sin embargo,
realizarlo. Finalmente, es preciso distinguir
aquellos casos que aun cuando se originan
en la obediencia jerrquica, no pueden ser
amparados por la disposicin del artculo 34,
inciso 59. Tal, por ejemplo, el del subordinado que culposamente se excede o desva
en la ejecucin de la orden. Ese comportamiento puede merecer la sancin del artculo 35 si el delito cometido estuviese
previsto en su forma culposa.
Efectuada la precedente tarea de depuracin, estamos en condiciones de estudiar la
naturaleza jurdica de la eximente contenida en el inciso 5?, artculo 34 del Cdigo
penal, de conformidad con la nocin que de
ella hemos dado en el primer prrafo de
este trabajo.
Si bien la obediencia debida ha sido tradicionalmente tratada como causa de justificacin, en la actualidad la doctrina se
inclina a considerarla como excluyente de
la culpabilidad, equiparndola al error de
hecho. Es decir, que la impunidad del subalterno que ejecuta una orden constitutiva
de delito, slo podr obedecer a su errnea
creencia y falsa valoracin acerca de la naturaleza de lo mandado: crey que lo ordenado era legtimo, y por eso actu.
Esta ltima teora parece la ms apropiada por cuanto se compadece mejor con los
efectos de la institucin en estudio: las causas excluyentes de lo injusto, son, por antonomasia, de carcter eminentemente objetivo, ya que privan de ilicitud al acto
considerado en s mismo y con respecto a
cuantos participaron, de un modo u otro,
en su ejecucin. No ocurre lo mismo con la
obediencia jerrquica, desde que el hecho
cometido en virtud de ella, en caso de estar
previsto por la ley como delito, deja subsistente la responsabilidad de quien lo orden,
aun cuando el ejecutor quede impune, y,
adems, contra l es posible el ejercicio de
la legtima defensa por parte del afectado
o lesionado por la orden.
Soler ( 2 ) introduce una distincin a esa
teora: dice que cuando el inferior carece
de toda facultad de inspeccin respecto de
la orden recibida, debiendo actuar frente a
Crdoba, 1959.
II. Relaciones a las que se aplica la obediencia debida como eximente. Para que la
orden del superior constitutiva de delito
puede llegar a exculpar penalmente su cumplimiento por el subordinado, es menester
que entre ambos exista una relacin jerrquica de naturaleza administrativa, la que
slo se da en el servicio del Estado u otros
entes pblicos descentralizados del mismo
pero sometidos en su organizacin y funcionamiento a idnticas normas que las que
rigen la actividad estatal.
Para precisar esta nocin, diremos, repitiendo la clsica definicin de Hauriou ( 7 ) ,
que la jerarqua significa una superposicin
de grados en una organizacin autoritaria
de agentes, de tal manera que los funcionarios inferiores cumplen sus funciones no
solamente bajo la obligacin directa y nica
de observar la ley, sino tambin bajo la
obligacin de obedecer al superior, que se
interpone entre ellos y la ley.
Ahora bien: cuando este sometimiento de
unos funcionarios a la autoridad de otros
est dirigido al cumplimiento de los fines
del Estado, estamos dentro de la jerarqua
administrativa. Y dentro de este orden de
relaciones, limitndonos a la cuestin que
estamos tratando, el que da la orden debe
detentar la calidad de superior jerrquico
con respecto a quien la recibe y est obligado a cumplirla; esto es, debe ser un funcionario o agente de grado ms elevado que
aqul de cuya responsabilidad se trata, o
que, con prescindencia de su rango, est,
por la naturaleza de sus funciones, su antigedad en las mismas o el rgano a que
pertenece, revestido de la potestad de mando sobre el otro.
La relacin de dependencia jerrquica
derivada del ejercicio de una funcin pblica, tiene, por lo general, cierto carcter
de permanencia, y su origen puede ser electivo o por designacin oficial; pero tambin
se da en los casos en que un particular es
llamado u obligado por la ley a auxiliar
ocasionalmente a la autoridad.
A ese respecto, resulta claramente demostrativa la definicin que de funcionario y
empleado pblico contiene el artculo 77
del Cdigo penal, que a su vez puede ser
tomada como concepto limitativo de la ndole de relaciones y sujetos con respecto a
los cuales la obediencia debida juega como
eximente en ciertos casos.
Se entiende que, en concreto, ese poder
jerrquico debe exteriorizarse en una "or(7) Hauriou, Prcis rnentaire de Droit Aministratif,
ig. 26, Pars, 1925.
y 151).
precisamente estn encargados de ejecutarlas y hacerlas cumplir, a lo que se llega favoreciendo y hasta imponiendo la realizacin de las rdenes que evidentemente estn en contraposicin con aqullas, parigual
que si fuesen legtimas y justas.
romanos, que no obstante la amplitud que mero ejecutor mecnico de los mandatos
en general reconocan a la obediencia debida, impedan la ejecutividad de las r-
tema.
IV. Poder de inspeccin y exceso culposo
en la ejecucin de la orden, ntimamente
de inspeccin del subordinado sobre la naturaleza de la orden impartida por el superior. Se trata de saber si aqul, antes de
obedecer, puede y debe examinar si el acto
que ste pretende hacerle cumplir es legtimo y conforme a las leyes y dems reglamentaciones del servicio, o si, por el
contrario, la ejecucin del mismo importa
una transgresin a sus deberes funcionales
y al ordenamiento jurdico en general? en
cuyo caso deber abstenerse de obrar. Recin afirmamos que este punto se encuentra estrechamente relacionado con lo que
antes se dijo sobre los mandatos de con-
participacin escalonada.
petente para impartirla, o si sindolo aqulla no reviste los requisitos de forma requeridos, o si, en todo supuesto, el acto mandado aparece manifiestamente delictuoso,
entonces el inferior tiene sobrados motivos
para sospechar o comprobar la ilegitimidad
de la orden. Si por apresuramiento, negligencia o ignorancia se engaa y obedece,
no existir razn alguna para exculparlo.
Tal es el supuesto contemplado por el artculo 35 del Cdigo penal, que castiga con
la pena fijada para el delito por culpa o
imprudencia al que "hubiere excedido los
lmites impuestos por la ley, por la autori-
estatal.
los apstoles", como lo establece hoy expresamente el canon 329 del Codex y como
quedara determinado, asimismo, por el Concilio de Trento (sesin 23, cap. 4 ) , por el
Concilio Vaticano I (Constitucin De Ecclesia, cap. 3) y por el Decreto "Lamentabili"
de Po X (ver proposicin nmero 50). Los
obispos, en efecto, continan en el tiempo
el pleno sacerdocio y la jurisdiccin eclesistica que pertenecan en sus orgenes a
los apstoles; cualquier obispo actual, a travs de una serie histrica, remata en alguna
sede que se conecta con los Doce que eligiera Cristo (en lugar de Judas Iscariote,
cuntese a Matas, escogido por el Colegio
Apostlico) o con Pablo, apstol de las
gentes. Pasaron a los obispos las potestades sacramentales y jurisdiccionales comunes de los apstoles, no aquellas de carcter
extraordinario como ciertos poderes carismticos, la infalibilidad personal, el derecho de fundar y visitar iglesias en todo el
orbe. Pero en cuanto a la infabilidad y jurisdiccin universad que los Doce posean
personalmente, sin perjuicio de la supremaca de Pedro, anotemos que si bien no llegan por sucesin a ningn obispo particular, s se han transmitido al episcopado en
su conjunto como sucesor colectivo del colegio apostlico, siempre bajo la direccin
pontificia.
3. En sntesis, digamos: a) que el obispo se halla a la cabeza de la jerarqua de
orden, y que los respectivos poderes los recibe directamente del sacramento, esto es
del mismo Cristo; b) que el obispo ocupa
en su dicesis el puesto mximo en la jerar
qua de jurisdiccin, subordinndosele los
dems clrigos de su iglesia, pero estando
l sujeto, a su vez, a la jurisdiccin de la
Santa Sede; c) que no slo en cuanto a
orden, sino tambin en cuanto a la jurisdiccin, el episcopado es de origen divino
de modo que el papa no podra prescindir
sistemticamente de los obispos y gobernar
las iglesias particulares mediante simples
delegados o vicarios suyos, ni tampoco podra cercenar en tal medida la jurisdiccin
episcopal que sta se redujese en la prctica a un mero vicariato; d) que aunque
ordinaria y de Derecho divino, la jurisdiccin episcopal se recibe o al menos slo
cobra eficacia, en cada caso, por virtud del
acto pontificio de provisin cannica; e) que
los obispos, aparte de la jurisdiccin que les
pertenece en su iglesia particular, han heredado como cuerpo la jurisdiccin universal del colegio apostlico, la que se manifiesta cuando el episcopado todo se rene
en concilio ecumnico bajo la cabeza del
papa; f) para definir materias de fe, bajo
la suprema autoridad del papa, tambin
pertenece al episcopado como cuerpo la in-
ria, no vicaria, de modo que el romano pontfice no puede dejarla de lado, compete, s,
a la Santa Sede determinar el nmero de
dicesis, sealar y mudar la jurisdiccin territorial de los obispados, disponer el cese
de obispos o suprimir sedes, regular la mayor o menor amplitud de los poderes episcopales e incluso, si las circunstancias lo
exigen, regir por s o sus delegados cualquier dicesis particular.
4. Los obispas pueden ser residenciales
(ordinarios, diocesanos) o slo titulares.
Los primeros estn a la cabeza de una dicesis, poseyendo en consecuencia plena potestad de orden y la potestad episcopal de
jurisdiccin; se los llama "residenciales"
porque se hallan sujetos, precisamente, a
la ley de la residencia. Los segundos son
obispos en cuanto al orden, pero carecen
de jurisdiccin episcopal; se los designa
"titulares" porque no estn de suyo ligados
a dicesis actual ninguna, sino que se les
atribuye el "ttulo" de alguna antigua dicesis, en especial aquellas del Oriente cristiano que, surgidas o restauradas a raz de
las Cruzadas, sucumbieron ms tarde al renovarse en esas zonas el dominio musulmn (por ejemplo, Temnos, Tiatira, Tebas,
Sardica, etc.); llambaselos tambin obispos in partibus infidelium, denominacin
que suprime Len XIII en 1882 por no corresponder ya a la realidad, pues la independencia que los estados cristianos de Europa oriental fueron ganando en el siglo xix respecto del imperio turco, determin que aquellas dicesis no subsistieran
ya bajo soberana infiel, sino cristiano-acatlica, en general; los obispos titulares no
pueden ejercer potestad alguna en su dicesis, ni tomar posesin de ella, recomendndoseles que alguna vez le apliquen la
misa, mas no por justicia, sino por caridad (canon 348); estos obispos pueden ser
convocados al concilio ecumnico, plenario
o provincial, y en tal caso gozarn de voto
deliberativo si no dispone otra cosa la convocatoria (ver cnones 223, 282 y 286).
En la dicesis, aparte del respectivo diocesano, puede asignarse a ste o a la sede
misma un obispo asistente, llamado coadjutor; si el coadjutor es personal y carece
de derecho de sucesin, se lo denomina
obispo auxiliar.
Los arzobispos son obispos de una categora especial, a veces meramente honorfica y otras con derivaciones jurisdiccionales; en este ltimo caso se habla de metropolitanos, vale decir, obispos que encabezan
la asuncin de varios compromisos, resumibles en las promesas de guardar fidelidad al papa, al pontificado, a la Iglesia
romana, de no atentar contra la persona
o los derechos del sumo pontfice, de cumplir sus mandatos, de respetar sus legados,
de promover los derechos y privilegios de la
Santa Sede, de coartar herejas y cismas,
de guardar los secretos confiados por el
papa o sus legados, de concurrir a los concilios, de hacer la visita ad Limina, de no
enajenar los bienes episcopales sin consulta apostlica. La injustificada demora en
la profesin de fe se sanciona por el canon
2403: quien incurre en tal demora sin legtimo impedimento ser amonestado y se le
dar un plazo equitativo al efecto; si cae
en contumacia, se le aplicar la pena ferendae sententiae de privacin del episcopado, y entretanto no har suyos los frutos
del cargo.
3. Consagracin. La consagracin es un
acto sacramental por cuya virtud se adquiere aquella plenitud de sacerdocio propia del orden episcopal. El canon 333 quiere que el electo y confirmado para el episcopado reciba la consagracin, si no media
legtimo impedimento, dentro de un breve
trmino: tres meses contados desde que le
llegaron las respectivas letras apostlicas.
El canon 2398 reprime penalmente la inobservancia culpable de este deber: "El que
ha sido promovido al episcopado, si, contra
lo mandado en el canon 333, es negligente
en recibir dentro de los tres meses la consagracin episcopal, no hace suyos los frutos, los cuales se aplicarn a la fbrica de
la iglesia catedral, y si despus persevera
durante otros tres meses en la misma negligencia, por el derecho mismo queda privado del episcopado." Se trata, as, pues,
tro; la "forma" est constituida por aquellas palabras del Prefacio que entonces se
reza y que aluden a la potestad episcopal
que a la sazn se entrega (ver Constitucin
"Sacramentum ordinis", dada por Po XII
el 30-XI-1947). A tenor del canon 1006-prf.l,
Capitulo III:
Funciones (*)
en las cosas espirituales como en las temporales, con potestad legislativa, judicial y
coactiva, que han de ejercer en conformidad con los sagrados cnones". Los obispos
(*) Mientras no especifiquemos otra cosa, se entiende
que aludimos aqu a los derechos y deberes de los obispos residenciales, no de los meramente titulares,
tjue se hallan en su territorio y no estuvieren sustrados de su jurisdiccin, sin perjuicio de la suprema administracin pontificial (cnones 1518 y 1519); establece y
preside el respectivo Consejo de Administracin (canon 1520); percibe las rentas de
la "mesa episcopal" (canon 349-prf. 2 ) ;
puede recabar de todas las iglesias, beneficios y cofradas de seglares bajo su juris-
verbalmente acerca de su dicesis, recibientodas las personas, cosas y lugares piadosos do entonces del Santo Padre las instrucciode la dicesis, salvo que medie especial nes y consejos, del caso. Dicho instituto es
exencin apostlica del derecho de visita de antiguo origen, conocindose antecedenmismo. Se recomienda que el visitador pro- tes desde el pontificado de Inocencio I (401ceda con nimo paternal; segn eso, se 417); en los tiempos modernos, la visita ad
presumen poco gravosos los preceptos y de- Limina fue orgnicamente reglamentada
cretos que entonces se emitan, incluso los por las Constituciones "Romanus Pontifex"
(Sixto V, 1585) y "Quod Sancta" (Benepenales, y de ah que la ley slo confiera
contra ellos apelacin con efecto devoluti- dicto XIV, 1740); dicha disciplina se reorvo; desde luego, si por ocasin y no ya por den por el Decreto "A remotissima Ecclecausa de la visita, debe el ordinario adoptar sia" de la S. C. Consistorial (ao 1909),,
otras providencias, regirn a su propsito cuyas normas pasaron a los cnones 341
las normas comunes. El derecho-deber de y 342 del Codex de 1918. El deber de la visita
visita debe ejecutarse con prudencia, guar- ad Limina grava a los obispos residenciales,
dando un justo medio que eluda los extre- no a los titulares; en principio se cumplir
mos reprobables de la desaprensin y de la personalmente por el propio obispo, o por
minuciosidad. Los visitadores evitarn gas- el coadjutor que tuviere, o si media justa
tos superfluos, estndoles prohibido pedir causa aprobada por la Sede Apostlica, meo aceptar regalos de cualquier clase as fue- diante un sacerdote idneo que resida en la
ran de uso; en cuanto a los alimentos y misma dicesis. La visita debe coincidir con
dems erogaciones del viaje, se observarn la relacin, de modo que sera quinquenal;
las costumbres.
sin embargo, los obispos extraos a Europa
Si el obispo descuida gravemente su deber pueden visitar Roma cada diez aos, sin
de visita, el respectivo metropolitano de- perjuicio de la relacin cada quinquenio.
nunciar el hecho a la Santa Sede, y sta El cumplimiento de esta obligacin incluye
podr autorizar la visita supletoria por el una visita a la Baslica de San Pedro y otra
mismo arzobispo a la dicesis sufragnea a la de San Pablo Extramuros; la presenen cuestin (ver cnones 343-prf. 3 y 274- tacin ante el papa para informarle oralincs. 4? y 59).
mente; y la entrega de una relacin escrita.
6. Cada quinquenio el obispo debe infor8. Segn el canon 1326 los obispos "aun
mar al romano pontfice, por escrito, acerca cuando no sean infalibles cada uno de por
del estado de su dicesis. Estos quinquenios s ni reunidos en Concilios particulares, sin
se determinan para la Iglesia universal se- embargo, bajo la autoridad del romano pongn una regla nica contenida en el canon tfice, son verdaderos doctores o maestros
340-prf. 2: se cuentan desde el 1-1-1911; en de los fieles que les han sido encomendael primer ao del quinquenio deben presen- dos". Por eso, incumbe a los obispos el cartar su relacin los obispos de Italia, Crcega, go de predicar la fe en su dicesis (cnoCerdea, Sicilia, Malta y dems islas me- nes 336-prf. 2 y 1327-prf. D.'Esta funcin
nores adyacentes; en el segundo ao, los siempre se consider primordial, y en los
obispos de Espaa, Portugal, Francia, Bl- primeros siglos se cumpla celosamente;
gica, Holanda, Inglaterra, Escocia e Irlan- ms adelante, en los tiempos feudales, el
da, con las islas adyacentes; en el tercero, rigor cedi; por fin, el Concilio de Trento
los dems obispos de Europa e islas adya- precis que la predicacin era, por derecho
centes; en el cuarto, todos los obispos de divino y eclesistico, deber principal de los
Amrica e islas adyacentes; en el quinto, obispos. El canon 1327-prf. 2 del Codea;
todos los obispos de Asia, frica, Australia de 1918 establece, en esa misma lnea, que
e islas adyacentes. Empero, si el ao res- los obispos "tienen la obligacin de predipectivo cae, total o parcialmente, dentro del car el Evangelio por s mismos, a menos
primer bienio de las funciones del obispo, que se lo estorbe algn impedimento legste queda excusado por esa vez, pues se timo"; cometido ste que ellos cumplirn
oralmente con sus sermones, homilas, etctera, y por escrito a travs de sus "cartas
pastorales". De cualquier modo, la complejidad de las mltiples tareas episcopales
exige que el obispo llame en su auxilio, para
la predicacin, "a otros varones idneos"
(canon cit.), aparte de los prrocos; pero
nadie predica en la dicesis sin licencia del
prelado y todos lo hacen a nombre de ste,
no a ttulo personal (ver tambin canon
1337). El obispo apelar asimismo a otros
medios para difundir la doctrina, entre ellos
las misiones a cargo de inmediato de los
prrocos (cnones 1349-1350); tambin corresponde al obispo promover el Seminario
Diocesano, vigilando su organizacin y administracin (cnones 1354 y concs.) ; en
fin, pertenece al obispo velar por la educacin, especialmente religiosa, de los nios
y jvenes de su dicesis, fundando para ello
escuelas, vigilando las existentes y adoptando las dems providencias del caso (cnones 1372 y concs.). Participan los obispos
diocesanos en el rgimen de censura y prohibicin de libros y otras publicaciones (ver
cnones 1384 y concs.); en especial, pueden
ellos prohibir a sus subditos la lectura de
libros, por justa causa y con recurso slo
devolutivo (ver canon 1395), vigilar las
publicaciones de su territorio y recibir denuncias al respecto (canon 1397) y conceder licencia para la lectura de obras prohibidas (ver canon 1402).
9. Los obispos (aun titulares) administran vlidamente todos los sacramentos,
incluso la confirmacin y el orden sacro en
todos los grados, hasta la consagracin episcopal misma; y los residenciales confieren
en su dicesis, a los dems clrigos, las
necesarias licencias para el ejercicio de los
respectivos poderes sacramentales, por
ejemplo para confesar (ver cnones 847
y concs.); pueden ellos tambin restringir
la potestad del confesor, reservando para
s algunos casos especialmente graves (ver
canon 893 y concs.).
Es deber del obispo, una vez que tom
posesin de su dicesis, aplicar por su pueblo la misa de los domingos y dems fiestas
de precepto, incluso las suprimidas; de
acuerdo con el elenco confeccionado por la
Santa Sede, se trata en conjunto de ochentiocho das, a los que se aaden las fiestas
de precepto que alguna vez existieron por
derecho local y luego se eliminaron; en Navidad o cuando coinciden el domingo y otra
fiesta de precepto, el obispo cumple con una
sola misa; si una fiesta se traslada hacindose obligatoria en la fecha del traslado,
en sta deber cumplir el obispo con su
referido deber, pero si la traslacin no tiene ese alcance, la misa pro populo se aplicar en la fecha habitual; si un mismo
ficios y metropolitano propio; fuera del territorio, se estar a las normas generales
sobre derecho de precedencia que trae el
canon 106. Los obispos tienen derecho a
presbtero asistente en la misa (canon 812),
debiendo asistirlos un cannigo cuando ofician de pontifical (canon 397). Puede el
obispo residencial alzar trono con baldaquino en todas las iglesias de su dicesis (canon 349). En el canon de todas las misas de
Santa Sede suele conceder, los rosarios, la dicesis se nombra al respectivo obispo,
otras coronas deprecatorias, cruces, meda- orndose por l. Se hallan exentos los obisllas, escapularios aprobados por la Santa pos, incluso titulares, de la ley eclesistica
Sede (como tambin imponer stos sin obli- de prohibicin de libros (canon 1401). Los
gacin de inscribir los nombres), todo ello obispos residenciales sern sepultados en su
con observancia de las normas rituales per- iglesia catedral (canon 1205, prr. 2 ) ; all
tinentes; respetadas las mismas normas, de se celebrarn asimismo los funerales si ello
erigir con su sola bendicin en las iglesias puede hacerse con comodidad, y de lo cony oratorios, aunque sean privados, y en trario se elegir para esos fines la iglesia
otros lugares piadosos, las estaciones del ms insigne de la ciudad o del lugar (caVa Crucis con todas las indulgencias res- non 1219), respetndose, por lo dems, la
pectivas, como tambin bendecir crucifijos eleccin de otra iglesia funerante que huaplicndoles todas las indulgencias conce- biera hecho el difunto (canon 1219, prr. 2).
didas por los papas al ejercicio del Va Cru- Los obispos, incluso titulares, cuando depocis; de celebrar sobre altar porttil no slo nen como testigos en causas eclesisticas,
en su casa sino en cualquier parte, y de estn exentos del deber de declarar en la
permitir que se celebre otra misa en su sede misma del tribunal (ver canon 1770).
presencia; de celebrar en el mar; de cele- No alcanzan a los obispos, salvo que espebrar misa en todas las iglesias y oratorios cialmente se los aluda, las penas latae senconforme a su propio calendario; de gozar tentiae de suspensin o entredicho (canon
de altar privilegiado personal todos los 2227, prr. 2). Slo el romano pontfice misdas; de ganar l o sus familiares en su mo juzga criminalmente a los obispos, inpropio oratorio, las indulgencias que requie- cluso los titulares; a los tribunales de la
ren la visita de algn templo o capilla p- Sede Apostlica se reservan, en general, las
blica de la ciudad o lugar donde el obispo causas contra las dicesis y las causas conse halla actualmente; de bendecir en todas tenciosas contra los obispos residenciales
partes al pueblo, pero en Roma slo en las (ver canon 1557 y voz PROCESO CANNICO).
iglesias, en los lugares piadosos y donde Los obispos, aun los titulares, no pueden ser
haya concurso de fieles.
emplazados en causas criminales o contenTienen derecho todos los obispos, incluso ciosas ante un juez laico sin licencia de la
titulares, al uso de las insignias episcopales Santa Sede (canon 120); ello so pena de
(canon 349-prf. 1, inc. 29), esto es: las ves- excomunin latae sententiae reservada a la
tiduras moradas; el pectoral o cruz urea Sede Apostlica, de modo especial si se traque llevan en el pecho; el anillo con ama- ta del ordinario propio, y de modo simple
tista; y cuando ofician de pontifical, la si el delito se refiere a otros obispos (ver
mitra y el bculo a ms de otras prendas canon 2341). Quien atentara fsicamente
litrgicas. El derecho al uso de tales insig- contra un obispo, incluso titular, incurrira
nias, nace desde el momento que el obispo en excomunin latae setentiae especialtenga noticia autntica de su provisin ca- mente reservada a la Santa Sede (canon
nnica.
2343).
Los obispos residenciales pueden impar11. Hemos dejado aparte las novedades
tir en su dicesis la bendicin papal con in- que, en orden a facultades y privilegios de
dulgencia plenaria tres das en el ao, y los obispos, trae la reciente carta apostconceder cien das de indulgencia (ver c- lica Pastorale munus de Paulo VI (3-XIInones 349 y 914 con la reforma de 1942). 1963).
A los obispos les corresponde el trataDicha carta enumera cuarenta facultades
miento de "excelencia reverendsima" (S. C. que competen de derecho a los obispos reCeremonial, decreto del 31-XII-1930); tam- sidenciales desde el momento de la toma de
bin se los llama "ilustrsimo seor", "ilus- posesin y que, salvo disposiciones en contrsimo y reverendsimo", etctera. Segn el trario, no pueden delegar sino en el coadcanon 347, el obispo precede, dentro de su jutor, auxiliar y vicario general. La primeterritorio, a todos los arzobispos y obispos, ra: prorrogar por justa causa, pero no por
exceptuados los cardenales, legados ponti- ms de un mes, el legtimo uso de los res-
sos aislados por justa causa como habitualmente por motivos de mayor gravedad.
La octava: conceder la facultad de celebrar
por justa causa la misa en el mar o en los
ros, a salvo siempre las debidas cautelas.
La novena: permitir a los sacerdotes que
tienen el privilegio del altar porttil usar
por motivos justos y serios, en lugar del altar de piedra, el antimensium o un lino
especial bendecido por el obispo. La dcima:
conceder a los sacerdotes enfermos o de
edad avanzada la facultad de celebrar la
misa en casa, pero no en la habitacin, todos los das, incluso en las fiestas ms solemnes, a salvo siempre las disposiciones
litrgicas, pero con permiso para permanecer sentadas si es necesario. La dcimoprimera: reducir a causa de la disminucin
de la renta, mientras perdura la causa, a
la cuota de las ofertas establecidas legtimamente en la dicesis, las misas de legados
en el caso de que no hubiese nadie que pueda ser inducido a aumentar la oferta en la
medida justa; reducir del mismo modo las
cargas y los legados de las misas que graOMEBA XX-19
van los beneficios y otros institutos eclesisticos, en el caso de que la renta del beneficio o del instituto resultara insuficiente
para un honesto sustento del beneficiario
y para el desarrollo de las actividades apostlicas anejas al beneficio y a la consecucin del fin propio del mismo instituto eclesistico. La dcimosegunda: conceder a los
capellanes de cualquier casa de asistencia
o de asilos para hurfanos o de crceles la
facultad de administrar en ausencia del
prroco el sacramento de la confirmacin
a los fieles que se encuentren en peligro de
muerte, a salvo las normas fijadas por la
Sagrada Congregacin para la disciplina de
los sacramentos en el decreto Spiritus Sancti muera del 14-IX-1946. La decimotercera: conceder a ios confesores absolver en
cada caso a cualquier fiel de todos los pecados reservados, con excepcin del pecado
de falsa delacin con la que un sacerdote
inocente es acusado de "solicitacin" ante
el juez eclesistico. La decimocuarta: conceder a confesores eminentes por ciencia
y prudencia el absolver en cada caso a cualquier fiel de todas las censuras, incluso reservadas, con excepcin de: a) las censuras
ab homine; b) las censuras reservadas de
modo especialsimo a la Sede Apostlica;
c) las censuras relativas a la revelacin del
secreto del Santo Oficio; d) la excomunin
sobre clrigos in sacris y los que se proponen contraer matrimonio con ellos, incluso
solamente civil. La decimoquinta: dispensar por justos motivos la edad fijada para
recibir las sacras rdenes siempre que no
se superen los seis meses. La decimosexta: dispensar del impedimento para las
rdenes a los hijos de acatlicos en el
caso de que los padres continen en
el error. La decimosptima: dispensar, en
cuanto a la celebracin de la misa y en
cuanto a la consecucin y conservacin
de los beneficios eclesisticos, a los sacerdotes ya ordenados que resultaran afectados por cualquier irregularidad grave, a salvo siempre el peligro del escndalo. La decimoctava: conferir las rdenes fuera de la
catedral y de los tiempos establecidos, si
lo pide la autoridad pastoral. La decimonovena: dispensar por justa causa de todos
los impedimentos menores aunque se trate
de matrimonio mixto. La vigsima: dispensar por justa causa urgente de los impedimentos de mixta religin y disparidad de
culto. La vigsimoprimera: sanar en la raz,
siempre que contine el consentimiento,
matrimonios invlidos a causa de impedimentos menores o por defecto de forma,
aunque se trate de matrimonios mixtos. La
vigsimosegunda: sanar en la raz, continuando inmutado el consentimiento, los
matrimonios invlidos por impedimento de
disparidad de culto, aun cuando sean invlidos por defecto de forma. La vigsimotercera: permitir por justa causo. !a interrogacin y la dispensa de la misma de!
cnyuge infiel antes del bautismo del cnyuge que se convierte. La vigsimocuarta:
indican expresamente. Se agregan los privilegios de conservar el Santsimo Sacramento en su oratorio privado; de celebrar
la misa a cualquier hora del da por seria
razn; de distribuir la comunin por la tarde. En fin, se cuenta el privilegio de conceder cierto nmero de indulgencias en las
mismas condiciones en que son habitualmente concedidas por la Santa Sede.
gsima: derecho de conceder a los sacerdotes la facultad de erigir Via crucis, excepto en las parroquias en donde una casa
religiosa posee ya este privilegio. La trigsimoprimera: derecho de admitir en el Seminario tambin a hijos ilegtimos. La tri-
paliter unitae).
En la dicesis impera el derecho univer-
sal de la Iglesia, y tambin el derecho propio, local o particular, emanando de las leyes episcopales e incluso de la costumbre,
3. Segn el canon 215, prrafo 1, la ereccin de las dicesis, la determinacin y mudanza de sus lmites, la divisin o unin
esfera por intermedio de la Sagrada Congregacin Consistorial (canon 248, prr. 21,
a menos que el asunto requiera arreglo con
los gobiernos civiles, pues entonces intervendr la Congregacin de Negocios Eclesisticos Extraordinarios (canon 255); las
letras o bulas sobre ereccin de nuevas
dicesis se expiden por la Cancillera Apostlica (canon 260).
obispo, el clero diocesano se rene en Snodos. Acerca de todos estos institutos nada
diremos aqu, remitindonos a otras voces
de esta Enciclopedia donde ellos se examinaron especficamente. (V. CABILDO DE CANNIGOS. CONCILIO. CURIA ROMANA Y DIOCESANA.)
de cualquier modo, consta que San Alejandro fue coadjutor del centenario Narciso,
Obispo de Jerusaln (ao 212), y que San
Agustn se desempe como coadjutor de
Valerio en la sede de Hipona, que ms tarde asumira. En los primeros tiempos el
de la sede episcopal
1. Vacancia. Los cnones 430 a 444 del
Codex Inris Canonici se ocupan de la situacin de vacancia de la sede episcopal.
a) Causales. Cuatro son las causales de
vacancia de la sede episcopal: muerte, renuncia, traslado y privacin (canon 430,
prrafo 1).
La primera de dichas causales estriba en
el deceso del prelado a cargo de la dicesis.
En tal supuesto, todo lo actuado por el
vicario general hasta que l tuvo noticia
cierta del fallecimiento, con salvedad de
la colacin de oficios o beneficios, es plenamente vlido (ver canon cit., prr. 2 ) .
La renuncia, ya sabemos, no opera por s
sola la vacancia; se requiere que sea aceptada por el romano pontfice. Hasta tanto
no llegue noticia cierta al respecto, se aplica tambin la regla del canon 430, prrafo 2, en cuanto a validez de los actos producidos en el nterin por el obispo renunciante o el vicario general.
La traslacin del obispo de una dicesis
a otra determina la vacancia plena de la
primera una vez que dicho obispo toma
posesin de la dicesis nueva, para lo cual
cuenta con un plazo de cuatro meses contados desde la noticia cierta de su traslacin; en el intervalo, el status de la dicesis antigua se aproxima al de vacancia,
adquiriendo all el obispo trasladado el carcter de vicario capitular y cesando el vicario general; dicho obispo conserva los
privilegios honorficos de los obispos residenciales y prosigue con la percepcin de
los frutos ntegros de la respectiva mesa
episcopal (ver canon 430, prr. 3, y canon
194, prr. 2 ) . Por lo dems, mientras no
lleg la noticia cierta de la traslacin rige
tambin el canon 430, prr. 2, para los actos realizados hasta entonces por el obispo
trasladado o su vicario general.
Por fin, vaca la sede por privacin del
oficio episcopal notificado al respectivo prelado, aplicndose asimismo a esta hiptesis
el canon 430, prrafo 2.
b) Rgimen de la sede vacante: antecedentes histricos. Antes de las Decretales,
la dicesis vacante se administraba por un
delegado del respectivo arzobispo. Las Decretales atribuyeron el gobierno de la sede
vacante al Cabildo catedralicio, el cual poda actuar como colegio o turnndose los
cannigos, e incluso designando mandatario al efecto. El Concilio de Trento (ses. 24,
cap. 16) dispuso que el Cabildo elegira,
dentro de los ocho das de la vacancia, un
vicario capitular. En los primeros tiempos
domin la doctrina de que tal vicario era
mero procurador del Cabildo, que poda
revocarlo, restringirlo en sus funciones, etctera. Ms adelante las congregaciones romanas reaccionan contra esa tesis, cuyos
peligros polticos fueron visibles en la controversia entre Po VII y Napolen sobre
provisin de las sedes vacantes de Francia
a comienzos del siglo xix. En la actualidad
cho gobierno incumbe al Cabildo catedralicio (canon 431, prr. 1). La funcin primordial del Cabildo consiste en elegir un
vicario capitular para sucederle, con carcter estable, al frente de la dicesis vacante.
Corresponde tambin al Cabildo comunicar
a la Santa Sede, cuanto antes, la vacancia
por causa de muerte (canon 432 prr. 4).
En cuanto a las dems funciones del Cabildo en este perodo, nos remitimos a los
cnones 435-436, que se comentarn a propsito de la situacin anloga del vicario
capitular.
sede vacante; 4"?) calidad de doctor o licenciado en Teologa o en Derecho cannico, o por lo menos buen conocimiento de
esas materias; 5<?) integridad de costumbres, piedad, sana doctrina y prudencia.
De estos requisitos, que enumera el canon
434. los dos ltimos slo afectan la licitud
de la eleccin; los tres primeros, en cambio, condicionan la validez del acto, de
dente beneficio para la dicesis; por lo dems, se le conmina que nada haga en perjuicio de la dicesis o de los derechos episcopales (canon 435, prr. 3 ) ; hay una
prohibicin especfica para el vicario capitular y para cualquier otro individuo, clrigo o laico, capitular o no, en cuanto a
sustraer, destruir, ocultar o modificar, por
s o por otro, algn documento de la Curia
Episcopal (canon 435, prr. 3, in f i n e ) , prohibicin sta que constituye materia del
delito previsto por el canon 2405, donde se
ministraron hasta entonces la dicesis vacante, queda sujeto a la rendicin de cuentas ante el nuevo prelado. Reza a dicho
propsito el canon 444: "1) Al Cabildo, al
vicario capitular, al ecnomo y dems oficiales nombrados mientras estuvo vacante
la sede, debe el nuevo obispo exigirles que
den razn de cmo han desempeado sus
cargos y oficios, y ejercido la jurisdiccin y
administracin, castigando a quienes hayan
delinquido en su oficio o administracin,
aunque, habiendo rendido cuentas al Cabildo o a sus comisionados, hubieran obtenido
de ellos la absolucin o finiquito. 2) Estos
mismos darn cuenta al nuevo obispo de las
escrituras pertenecientes a la iglesia, si hubieran llegado algunas a sus manos".
2. Impedimento, a) Impedimento por razones fsicas. El canon 429-prf. 1 contempla
cuatro hiptesis en que la sede episcopal
se halla impedida fsicamente: cautiverio,
relegacin, destierro e incapacidad del obispo, de suerte que ste no pueda comunicar
ni siquiera por carta con sus diocesanos. En
pocas de guerras, revoluciones o persecuciones religiosas puede ocurrir, en efecto,
que un obispo sea apresado, arrojado de su
territorio, puesto en trance de huir, etctera; adems, cabe que una enfermedad
fsica o psquica lo incapacite por completo.
En tales casos, si la Santa Sede no provee
otra cosa, el gobierno de la dicesis as impedido quedar en manes del vicario general o de otro eclesistico delegado por el
obispo, pudiendo el obispo designar con justa y grave causa varios delegados que se
sucedan entre s; pero si todos ellos faltan
o estn a su vez impedidos, el Cabildo catedralicio elegir un vicario para que gobierne
la dicesis con autoridad de vicario capitular; quien quiera asuma as poderes en la
sede impedida, debe comunicar cuanto antes a la Silla Apostlica el impedimento y
no por la consagracin.
de Paulo VI).
9. As, pues, la organizacin eclesistica
argentina comprende en la actualidad doce
arquidicesis y treinta y nueve dicesis. Las
provincias eclesisticas se constituyen as:
arbozispado de Buenos Aires, con las dicesis sufragneas de Mercedes, Morn, Nueve
de Julio, San Isidro, San Martn; arzobispado de La Plata, cuyas sufragneas son
Azul, Lomas de Zamora, Mar del Plata y
Avellaneda; arzobispado de Crdoba, con
las dicesis sufragneas de Ro Cuarto, Villa Mara, San Francisco y Cruz del Eje;
arzobispado de Santa Fe, cuyas sufragneas son Reconquista y Rafela; arzobispado
de Rosario, con las sufragneas de San Nicols y Venado Tuerto; arzobispado de Paran, con las sufragneas de Gualeguaych
En lo que sigue intentaremos una exposicin de las sealadas acepciones e instituciones particulares.
2. Pero antes nos parece igualmente conveniente formular una aclaracin indispensable a fin de dejar establecido, con carcter
previo a todo desarrollo ulterior, el mbito
dentro del cual juega lo que se llama "objetivismo jurdico".
En tal sentido cabe sentar como principio que nos parece indudable que siempre,
en mayor o menor medida, el Derecho se
manifiesta en una dimensin de irreductible objetividad. Es, en efecto, un fenmeno
perceptible para todos, desde que representa algo que se ofrece a los sentidos, a la
inteligencia, y acerca de lo cual puede decirse algo, que puede ser materia de un juicio. Esta objetividad esencial se advierte por
el hecho de que los jusfilsofos slo controvierten la ubicacin del Derecho en una u
otra familia de objetos, en una u otra de
las "regiones" sealadas por la moderna
ontologa, sin poner nunca en duda, precisamente porque la discusin slo versa
sobre una cuestin de ubicacin del objeto
Derecho, esa objetividad inmanente, primaria, que reviste lo jurdico C 1 ) .
Este carcter objetivo del Derecho lo pone
en una relacin gnoseolgica con el sujeto,
originando la tensin sujeto-objeto, alrededor de la cual giran las distintas teoras
que se esfuerzan en acentuar lo subjetivo
o lo objetivo como trminos de esa oposicin, segn los diversos criterios que sustentan.
Aun en las tesis consagratorias de un extremo subjetivismo, como la ya recordada
de la Escuela del Derecho Libre, lo jurdico,
generado por la voluntad del juez, encuentra una objetividad indiscutible en la sentencia y en los efectos que produce en el
mbito externo en el cual se concretan.
Hasta el idealismo crtico kantiano presupone la existencia de una realidad exterior, un dominio objetivo, ya que las categoras, formas a priori del entendimiento
?ue desempean funciones lgicas, necesitan de las realidades exteriores para otorgarles coherencia e inteligibilidad y ser percibidas a travs de la idea como fenmenos
organizados y comprensibles.
Tal vez solamente el idealismo de Fictche,
Hegel y sus continuadores, que implica una
asimilacin completa entre sujeto y objeto,
eliminara por completo todo objetivismo.
Recprocamente, en las tesis de extremo
objetivismo, el elemento subjetivo no queda absolutamente eliminado, ya que los
actores internos, psicolgicos, ticos, valo(1) Consltese la voz OBJET (EN GENERAL), en esta mia-
ra obra.
los fines polticos del Estado mismo. Los derechos patrimoniales han de ejercerse en armona con tales fines. Por eso ha dicho
Peritersky que el derecho sovitico posee
una calidad nueva, esto es, la sotzialisticeskaja planovots (conformidad con el plan socialista a desarrollar), y este principio comporta esenciales correctivos en el campo de
la libertad de los contratos, de la libre concurrencia, etctera." A rengln seguido, el
autor recuerda el artculo 1"? del Cdigo civil
sovitico, precepto que, en definitiva, sienta
el mbito del ejercicio de los derechos, fustigando el abuso de los mismos en otras
disposiciones particulares, como las ya citadas ( i ) .
5. La teora de la institucin es ilustrativa, tambin en esta materia, al poner de
relieve el elemento objetivo del Derecho,
conectado con el finalismo o teleologa jurdica, y de tal manera que aparece como un
complemento de la teora del abuso del derecho. Esta doctrina, que se esfuerza en
conciliar los conceptos que giran alrededor
de lo individual y social con la tensin propia de las oposiciones, consagra una concepcin teleolgica del Derecho, que trasciende sus aspectos subjetivos para afirmar
una objetividad finalista. Sus principales
expositores, Hauriou y Renard este ltimo
con resonancias jusnaturalistas y tomistas ensean que "la institucin es todo
elemento de la sociedad cuya duracin no
depende de la voluntad subjetiva de individuos determinados". As, la familia, la propiedad, un estado en particular subsisten
con independencia de la voluntad de tales
individuos. De ah que "por ms que ciertas
personas, por ejemplo, algunos legisladores,
tratasen de destruir tal o cual institucin,
(7) Tratado de Derecho Civil, t. I. Parte General,
volumen II, pgs. 644-686. La bibliografa sobre el tema
es frondosa. Podemos citar, sin que esta enumeracin
sea exhaustiva: La reforma del Cdigo Civil Argentino,
ran los presupuestos fcticos de su aplicacin, sin perjuicio de la regla pacta sunt
servando..
La cuestin enunciada se controvierte activamente por autores especializados. En
nuestro medio se discute si la teora de la
imprevisin tiene o no vigencia en nuestro
Derecho positivo. Puede afirmarse que tanto
la doctrina como la jurisprudencia de los
Tribunales, e incluso los congresos cientficos que han abordado el tema, han sentado
la tesis negativa ampliamente predominante, fundada en la circunstancia de que no
existe norma expresa que consagre el principio, y en la necesidad de dar certeza y
seguridad a las relaciones contractuales.
Pocos autores podemos citar a Spota,
Cossio, Marienhoff y Federico D. Quinteros admiten la posibilidad del funcionamiento de la teora de la imprevisin sin
necesidad de una consagracin legislativa
expresa. Los jueces, casi unnimemente,
rechazan tal posibilidad, y Cosi, que califica esa actitud como timidez o cobarda
jurdica, recuerda que se conocen tres fallos
de la Capital Federal, uno de Rosario y otro
de La Plata, inspirados en la teora de la
imprevisin. Para defender la tesis segn la
cual la teora de la imprevisin debe aplicarse pese a la ausencia de textos legales
que la consagren, se esgrimen varios argumentos: en general se dice que su aplicacin deriva de los principios de la buena
fe, del respeto por la intencin comn de
los contratantes de establecer un equilibrio
lgico y razonable entre las prestaciones
pactadas; en el imperativo de asegurar soluciones justas en aras de las exigencias teleolgicas del Derecho.
Spota la considera de aplicacin a travs
del funcionamiento del principio del abuso
del derecho. Cossio, fundamentando su punto de vista sobre principios de su teora egolgica sostiene que el problema se resuelve
por mera referencia a la ontologa jurdica,
afirmando que tanto la buena fe, como la
clusula rebus sic stantibus, forman parte
necesaria del contrato, y que dichos elementos funcionan, en sus efectos, como los dems constitutivos del pacto. De esta manera
los principios pacta sunt servanda y rebus
sic stantibus estn presupuestos ab-lnitio,
en la propia constitucin del vnculo contractual, y por nello juegan simultnea y armnicamente ( ) .
(9) Sobre este tema pueden consultarse: Spota, Tratado
fe Derecho Civil, t. I. V. I.; Cossio, "Nota sobre la teora
de la imprevisin", publicada en La Ley, t. ICO, pgs. 921
y sigs.; "La teora de la imprevisin y la Constitucin
Nacional",
de
Beatriz
Dalurzo,
en
D. J. A.,
n9
715;
Cario Fissotti,
en Rivista
Diritto
Commerciale,
"Cuando las mismas partes con su conducta posterior han revelado inequivocadamente cul es el significado y el alcance del
contrato, no pueden luego ampararse en
una clusula de interpretacin dudosa para
desviarse. de lo que ellas mismas han demostrado querer" (Can. Nac. Civil, diario
La Ley, del 22-11-1959).
"Debe darse prevalencia a la expresin
literal de los trminos del contrato, cuando
las partes son versadas en la materia del
mismo y han empleado terminologa correcta" (C. 3^ C.C., Crdoba, en C.J., XI, 185).
"Cuando los contratos son claros y precisos, no pueden ser desvirtuados por interpretaciones sobre el espritu de las clusulas, intencin de las partes o finalidad
perseguida, que slo cuadran cuando los trminos son confusos, oscuros, ambiguos, etc."
(S. Corte de Mendoza, en La Ley, 101-410).
"Para interpretar un contrato debe investigarse y respetarse la voluntad real de
las partes, sin atenerse al sentido literal de
las expresiones empleadas, ya que aquella
no consiste slo en los trminos con que se
exterioriza, sino en todas las circunstancias
externas con las cuales ha podido contar
el autor de la declaracin para determinar el
alcance exacto de ella" (C. N. C., Sala E, en
La Ley, 102-603).
"Los jueces deben evitar el peligro de que
las partes puedan retorcer o desconocer los
trminos claros de una declaracin de voluntad so color de interpretacin; ello ira
contra la seguridad y seriedad del trfico
jurdico y dara pie a que las partes, preconstituyendo quiz hbilmente algunas
pruebas, pudiesen desconocer sus obligaciones aduciendo que el texto del contrato no
expresa con fidelidad su ntimo pensamiento" (C.N. Civ., Sala A, en La Ley, 101-208).
"Para conocer la voluntad de los participantes en un acto jurdico, la ley admite
todos aquellos modos de expresin que sean
idneos, e incluso acuerda validez al silencio, considerndolo como una manifestacin
de voluntad en los casos en que hay obligacin de explicarse. La buena fe no tolera
que nadie se atrinchere en su silencio cuando ste puede tener la apariencia exterior
del consentimiento" (C.N. Civ., Sala E, J.A.,
1961-1-364).
"Para que entren a jugar las reglas interpretativas de los contratos es preciso que
stos, por lo oscuro, impreciso o ambiguo
la materia, as como la evolucin de la institucin en el Derecho francs y el nacimiento de la teora del riesgo, que consagra
el principio de la responsabilidad objetiva.
Refirindose a los redactores del Cdigo
civil francs, dicen: "En la esfera de la responsabilidad delictual y cuasidelictual, los
redactores se mostraron unnimes al afir-
la responsabilidad del autor del dao; siguiendo aqu, paso a paso, los resultados del
antiguo Derecho, no podan decidir de modo acto, sino en defender a la sociedad intimidistinto. Aqul cuya conducta es irreprocha- dando a los que estaran tentados de imitar
ble no puede ser condenado a reparar el al delincuente. Por lo tanto, no se rata de
dao que haya causado, el azar ha que- dosificar esa pena segn la responsabilidad
rido que padezca la vctima; nada justi- moral del agente, sino segn la gravedad
ficara una inversin de la situacin. Los del acto cometido. Por ser la pena, y por
trabajos preparatorios son tan claros acerca no ser sino una necesidad social, una medide este punto que aquellos mismos que pre- da de defensa, debe ser suprimida toda contenden borrar hoy la culpa de los requisitos sideracin subjetiva; el juez no tiene que
de la responsabilidad civil se ven obligados preguntarse si el agente merece la sancin
a convenir en que se colocan en desacuerdo que se aplica, sino si para la sociedad es
con los redactores del Cdigo". Como con- til aplicrsela. No slo se rechaza la aprecrecin de tales principios, los autores re- ciacin de la culpa penal in concreto, sino
cuerdan el artculo 1382 del Cdigo civil que se niega la necesidad misma de la
francs, anlogo al artculo 1109 del nues- culpa".
Hacen notar que en Francia tal teora no
tro. Con respecto a la responsabilidad contractual agregan: "Pasa lo mismo en la tuvo acogida, y refirindose luego a la cuesesfera vecina de la responsabilidad con- tin en la rbita de la responsabilidad civil,
tractual? Examinando el efecto de las obli- agregan: Transportada al terreno de la resgaciones contractuales, los redactores del ponsabilidad civil, la teora italiana entraCdigo deban plantearse, por supuso, la aba un riesgo: De lograr en ella el xito
cuestin de determinar lo que sucede cuan- completo que no haba podido conseguir en
do la obligacin no es cumplida por el deu- Derecho penal. En efecto: la condena civil
dor. Por eso, los preceptos esenciales que est desembarazada de todo carcter de casconciernen a la responsabilidad contractual tigo, entonces, por qu mantener en esto
estn contenidos en la Seccin IV del ca- la nocin de culpa? La cuestin tena que
ptulo consagrado al efecto de las obligacio- plantearse necesariamente a los que haban
nes, denominada: De los daos y perjuicios estudiado la tesis de la escuela positivista,
resultantes del incumplimiento de la obli- y a quienes, fueran juristas o filsofos, no
gacin. Por otro lado, no se encuentra ah se encastillaran en el mbito del Derecho
ninguna disposicin de un alcance tan ge- penal. Ferri comprendi muy bien, de esa
neral como los artculos 1382 y 1383. Porque suerte, la influencia ejercida por su doctrina
quisieron estudiar el problema en sus de- sobre los civilistas, adems la destaca sin
talles, los redactores no supieron, apartn- modestia: "En la actualidad se difunde en
dose de las reglas particulares establecidas, Francia una teora objetiva de la responelevarse a un precepto de conjunto. Por lo sabilidad civil que, apoyndose sobre esa
tanto, no sentaron, en principio, la necesi- misma idea introducida por m en la teora
dad de una culpa cometida por el deudor de la responsabilidad penal, de que esta
para exigirle la responsabilidad. Desde lue- responsabilidad es independiente de la culgo, queran exigrsela. Su pensamiento es pa, confirma la razn comn de la responmuy claro acerca de este punto. Los traba- sabilidad civil y penal... En la esfera jurjos preparatorios estn ah para probar- dico-criminal, como en la esfera jurdico-
lo" ("i.
Comentando luego la evolucin sufrida en
el Derecho francs por la teora de la res-
1384. Pero no ha tratado tan slo de asegurar una reparacin ms frecuente de los
daos sufridos por los dbiles, y por eso
mismo de socializar el derecho de la responsabilidad. Se ha esforzado, asimismo, continuando la obra de Domat, en moralizar
ese derecho, ya que extienden la esfera de
la responsabilidad mediante la teora del
abuso del derecho, o con la reparacin del
dao moral, ya sea limitando esa esfera
siempre que el conceder la accin de responsabilidad pareca chocar con la equidad
o las buenas costumbres". (Ob. cit., t. V.I.,
pgs. 110 y 111.)
En nuestro Derecho, no parece posible
sentar conclusiones categricas en esta materia, pues el examen de la doctrina y la
jurisprudencia revela soluciones contradictorias. No obstante, puede decirse que, en
principio, la tendencia predominante respeta los principios clsicos, en el sentido de
considerar como indispensable e inherente
a toda idea de responsabilidad civil, la existencia del elemento subjetivo de la culpa
o el dolo, pese a que algunos autores especializados y ciertos fallos de los tribunales,
han admitido la aplicacin de la teora objetiva en determinados mbitos del Derecho
privado. Por otra parte, existen en el Cdigo civil normas que como la de los artculos 1113, 1133, 1118, 1119, 1124, que, en esencia, no hacen sino consagrar una presuncin de culpa, a veces indestructible, ha
inducido en el error de hacer pensar a algunos intrpretes en casos de responsabilidad
objetiva, siendo que el elemento culpa sigue
constituyendo, en aqullos, el soporte y la
causa de la responsabilidad, y slo se trata
de un problema de presunciones legales y de
carga de la prueba.
Otras disposiciones, como las inherentes
a la legislacin sobre accidentes de trabajo, a las relaciones de vecindad (arts. 2613,
2619, Cd. civil), han motivado serias controversias entre quienes ven en ellas una
consagracin de la teora del riesgo y por
tanto de la responsabilidad objetiva (1S) y
quienes entienden que all no cabe hablar
de responsabilidad civil en sentido propio,
sino de casos en que actos lcitos generan,
por imperio de leyes que por razones de
inters pblico, solidaridad o inters social
que as lo han dispuesto, obligacin de resarcir ciertos daos, lo cual se sostiene, no
ha de ser confundido con lo que en sentido
propio, debe entenderse por responsabilidad civil, cuya fuente directa no es la ley
sino la culpa ( 19 ).
El panorama ofrecido, pues, por nuestro
Derecho,
no nos ofrece soluciones uniformes ( 2 0 ).
(18) Spota, "La responsabilidad objetiva en el derecho
de vecindad", en La Ley, t. 39, pg. 166, y Tratado de
Derecho Civil, . I. Parte General, volumen 2, "Relatividad y abuso de los derechos", pgs. 349 y sigs.
(19) Vctor Neppi, "La responsabilidad objetiva", en
La Ley, t. 47. pg. 1019 y sigs., y "Responsabilidad civil
y presunciones legales", en La Ley, t. 48, pg. 245 y
Egts.
(20) Sobre esta materia pueden consultarse: Acdeel
Ernesto Salas. "Interpretacin jurisprudencial de los
antecedentes legales del art. 1113 del C. C.", en J. A.,
89-210; "La prueba de la culpa y el art. 1133 del C. C.",
en J. A., 76-26; "Criterios de aplicacin de las normas
que rigen la responsabilidad por los daos causados por
las cosas", en J. A., 72-128; Enrique V. Galli, "La prueba
de la culpa en los actos ilcitos", en La Ley, 15-16;
Nicols Halperin, "Extensin de la presuncin de responsabilidad de daos causados por cosas Inanimadas",
en La Ley. 6. pg. 21; E. Malmierca Snchez, "La presuncin de culpa" en La Ley, 18-1126; Juan A. Moyano,
(21) Puede consultarse: Ayasta Gonzlez, Julio, "Interpretacin de la Ley", en Anales de la Fac. de Ciencias
Jurdicas y Sociales de La Plata, t. XII, 2 parte, pg.
492; Cesarini Sforza, Sugli aspetti flos/ici della Teora
del libero-diritto, Roma, 1913; Coviello, Dei moderni metoeli d'interpretazione della legge, 1908; Charmont, Leu
transormations du droit civil, Pars, 1912; De Page, H-,
L'interpretation
cl.es
lois,
Bruxelles,
1926;
Geny,
M-
pueda ser materia de conocimiento o sensibilidad por parte del sujeto, incluso ste
mismo. Lo que sirve de materia o asunto al
ejercicio de las facultades mentales. Trmino o fin de los actos de las potencias.
Fin o intento al que se dirige o encamina
una accin o una operacin. Materia y sujeto de una ciencia: el objeto de la Teologa es Dios. Puede ser material o formal: el
material es el mismo sujeto o materia de la
facultad y el formal, el fin de ella; as, en
la medicina, el objeto material es la enfermedad y el formal es la curacin. Cosa.
Obj ecin, tacha o reparo. Gram.: Dcese
algunas veces del complemento o rgimen
directo en contraposicin del sujeto". (Diccionario Enciclopdico Salvt, 9^ edicin,
Salvat, Editores, S. A., Bs. As., 1960).
En la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-americana, al tratarse la voz objeto y darse las nociones
generales ya indicadas en el texto, se dice:
"Objeto. Filosofa. No es poea la confusin que se
engendra al leer diversos autores y aun en uno mismo,
desorden y falta de precisin an en los mismos diccionarios destinados principalmente a aclarar conceptos.
Por eso nos parece de gran utilidad poner en estas columnas, sacada casi por entero de Pesen (Insiitution.es
Logicales, P. I., n? 466, Friburgo de Brisgovia, 1888), la
es justo, Pedro es el sujeto, por predicarse de l la justicia; 21.1 por sujeto fsico o de inherencia, significa aquello a que estn unidos los accidentes; asi, en la pared es
blanca, ella es el sujeto ,al que adhiere la blancura.
Estas dos acepciones de la palabra sujeto son las que
a cada paso se encuentran en los libros de los peripatticos; 39 por cualquier realidad existente fuera de la
mente y que puede ser por sta conocida. As llaman
de
Por todo lo dicho, no es tarea fcil exponer sistemtica y metdicamente los elementos o factores que juegan en la problemtica que plantea el concepto de "objeto",
no obstante lo cual es absolutamente indispensable intentar la empresa para poder
En ellos se hallan incluidos y convenientemente determinados a su vez por sus correspondientes notas generales, los objetos fsicos y los objetos psquicos. Las
notas de los primeros son la espacialidad y la temporalidad. Las de los segundos, la temporalidad y la inespa-
ligero
artculo,
refutar
el criticismo,
diremos
con
la
que el
de las categoras. Derivado en parte de esta terminologa, objeto significa corrientemente en el lenguaje
actual, aquello que est fuera del sujeto, lo que se opone
cialidad. Puede agregarse como nota comn la de causalidad entendida como una interaccin. 2) Objetos ideales. Sus notas son: La intemporalidad y la inespacialidad
y la ausencia de interaccin. A este grupo pertenecen
los objetos matemticos y las relaciones ideales. 3) Objetos cuyo ser consiste en el valer. A este grupo
pertenecen los valores, que pueden ser considerados tambin como objetos, en virtud de la definicin general.
4) Objetos metafsicos, cuya ftincin consiste, probablemente, en una unificacin de los dems grupos, pues el
objeto metafsico, en cuanto ser en s y por s absoluto,
contiene necesariamente, como elementos inmanentes,
todos los objetos tratados por la ontologa regional. La
distincin entre los distintos tipos de objetos, no significa, p.or lo pronto, una negacin de su posible unin,
unin que se ha expresado justamente como misin especfica de la metafsica. Sin embargo, la teora del
objeto no va ms all de las determinaciones generales,
dejando, inclusive, a la ontologa general, la tarea de
las relaciones mutuas entre ellas. En este sentido, la
teora del objeto puede ser edificada y tratada, en
principio, sin necesidad de una metafsica, con lo cual
no se niega que una metafsica pueda aportar a la teora
del objeto y a la ontologa regional valiosas aclaraciones.
En distinta relacin se halla, en cambio, la investigacin
de los objetos con la teora del conocimiento. Para
sta, el objeto, que se aproxima al sentido kantiano, es
primordialmente objeto del conocimiento, y como tal
se halla en indisoluble relacin con un sujeto.
"Esta relacin no es, con todo, la existente entre el
acto intencional, el contenido intencional u objetivo y el
objeto como fenmeno, sino la que se manifiesta en la
simple correlacin sujeto-objeto, en tanto que aprehensin del segundo por el primero en un acto de trascendencia del sujeto. Las conexiones entre la teora del
objeto, la ontologa y la gnoseologa, tal como han sido
puestas de manifiesto por Nicolai Hartman, hacen sin
duda todava ms necesario evitar la habitual confusin de la significacin de objeto en los dos sentidos,
confusin que acaso pudiera evitarse con la mencin
de objeto del conocimiento, siempre que se tratara de
un problema perteneciente de un modo predominante
a la esfera de la gnoseologa".
Por su parte, Andr Lalande, en su Vocabulario tcnico y crtico1 de la. Filosofa,, vierte los siguientes conceptos: "Objeto. Objekt; Gegenstand; Object; Objet;
Obbietto; Oggetto. Sentido general: Lo que est delante
de -nosotros, lo que consideramos; lo que tenemos como
mira, A. Lo que es pensado, o representado, en cuanto
se lo distingue del acto por el cual es pensado: Alies,
en una
do:
estudio de la verdad:
uno,
descubrirla cuando se la
"C. Lo que nos es presentado, en la percepcin exterior, con carcter fijo y estable, independiente del
punto de vista, de los deseos u opiniones del sujeto:
Objeto emprico; objeto material. Slo en el tacto se
(Suma contra
los Gentiles)
("Contra Gentiles",
E. En psicologa (sobre todo en psicologa experimental o patolgica y probablemente por analoga con la medicina, en que
este sentido es antiguo): El ser individual
sometido a observacin. "Los sujetos nerviosos; los sujetos deprimidos". "Al sujeto
hipnotizado se le hace creer que es una
campesina, una actriz, un general, un arzobispo ...". (Ribot, Haladles de la -personante, pg. 131).
1?) El sujeto gramatical: el que es designado por la forma misma de la proposicin. Nada es ms bello que la verdad.
2?) El sujeto que podra llamarse propiamente lgico; es decir, lo que constituye
la idea a la cual se plica la asercin. En el
ejemplo precedente, la verdad.
3"?) El sujeto real, es decir, en el sentido
aristotlico, el ser individual, que produce
los actos o en quien residen las cualidades
que se afirman de l. Parece que no pudiera
asignarse un sujeto de este gnero a toda
proposicin, puesto que muchas de ellas
de ellos, es decir, de aquellas que no asimilan ambas nociones, sino que las confunden
por simple error, fruto de la ausencia de
espritu cientfico y crtico.
En las corrientes tradicionales anteriores
a Kant, sujeto y objeto eran concebidos como dos entidades perfectamente diferenciadas. Las concepciones realistas, calificadas alguna vez como "ingenuas" y "dogmticas", sostenan que el hombre sujeto
poda conocer en todos sus aspectos el mundo de la realidad exterior objeto, y que
le posibilita el conocimiento del mundo exterior, slo en la medida en que esas estructuras categoras y formas a priori de
la intuicin sensible (espacio y tiempo)
Y as, el ltimo acto de esta reivindicacin del tiempo contra el hegelismo est
representado por el intento existencialista
de reconducir toda realidad concreta e histrica a su estructura temporal finita.
lista anota, Kant y sus continuadores haban tratado de ser superados en sus conson capaces de conformar y dar coherencia cepciones criticistas e idealistas por la Fea las realidades exteriores. Y lo que el hom- nomenologa, que domina el panorama de
bre puede as aprehender o conocer, en un la filosofa alemana contempornea. Otras
proceso creador, en el sentido indicado, del tesis se ocupan del complejo problema, ora
objeto del conocimiento por medio de esos concretando esfuerzos para delimitar los
esquemas trascendentales, son los fenme- respectivos campos conceptuales de los trnos, las manifestaciones exteriores de las minos objeto y sujeto, ora para lograr una
cosas, pero nunca las esencias, las cosas en sntesis o unidad de ambos en un criterio
s, el nomeno, que escapa a las posibilida- universal susceptible de eliminar los conflictos existentes en torno a la materia.
des cognoscitivas del sujeto.
(Como es sabido, la cosa en s, el nomeno, es, para Kant, inaccesible para el conocimiento humano. La cosa en s, o dato,
en sentido kantiano, es decir, con esa concepcin que limita el conocimiento humano
a lo que aparece. "La fenomenologa dice
Husserl, fundador del movimiento es una
descripcin pura del dominio neutro de lo
vivido (experiencia como tal), y de las esencias que all se presentan". Se busca el acceso, se intenta conocer "todo lo que se muestra y se muestra por s mismo, como
elemento originario e irreductible". Para
conseguir tal fin "es preciso ante todo invertir la direccin natural del pensamiento
que tiende al conocimiento de los objetos
en su oposicin con el sujeto; hay que ir
ms all del dominio de los juicios y de los
conceptos, a una esfera anterior, que es la
del flujo puro de lo vivido como tal (reiner
Erlebnisstrom, Erleben). "Hay que ver lo
que es ese flujo, lo que contiene, y lo que le
corresponde con evidencia. Ese flujo de lo
vivido es una esfera neutra, que no es ni una
realidad fsica o psquica ni una sustancia
espiritual; es igualmente anterior a la misma conciencia, que slo es una especie particular de lo vivido. La fenomenologa est
llamada a describir ese flujo de lo vivido
puro como se presenta a la intuicin ..."
"Ninguna teora podr hacernos dudar jams del principio de los principios: que toda
intuicin conducente a los datos inmediatos
y originarios, es una fuente de conocimientu
vlida; que todos los datos inmediatos deben
ser pura y simplemente aceptados como se
presentan a la intuicin ..." "Lo que nos une
es una conviccin comn, a saber: que la
nica manera posible de explotar los tesoros
legados por la tradicin filosfica... es
ahondar hasta las fuentes primordiales de
la intuicin y tomar all las evidencias
de orden esencial".
Tratando de sintetizar el pensamiento encerrado bajo la denominacin de fenomenologa, en el sentido ya expuesto, y a travs de las exposiciones de Paci y Gurvicht,
podemos agregar lo siguiente: la fenomenologa no pretende tomar partido ni crear
una teora o doctrina sistematizada intelectualmente. Siente aversin por las "construcciones", por el pensamiento estructuralista en el problema del conocimiento. Ms
que una teora o doctrina, es un mtodo que
sirvindose de la intuicin, trata de mostrar
las esencias de las cosas sin preconceptos
o limitaciones apriorsticas puestas al entendimiento. El mtodo fenomenolgico, trata, como punto de partida, de ir a un estadio
anterior a toda subjetividad, a todo juicio, a
ciencia pura y el yo puro, que son reconocidos como el nico criterio de lo verdadero.
nes e insuficiencias han tratado de ser suplidas y superadas por Heidegger por una
ampliacin decisiva del anlisis fenomenolgico mismo, aplicado por l a un nuevo
dominio, dominio reconocido como central
y esencial a toda filosofa: la existencia
misma. Aunque el dominio del existencialismo es ms amplio ya que su problema
fundamental es el de la relacin entre la
existencia temporal y la unidad del ser y
busca la contestacin a preguntas como
de qu manera ha de concebirse esa relacin si no se quiere sumergir a la existencia
en el abismo de la nada y si no se quiere
concebir al ser en una soledad absoluta e
imparticipable? Cul es la relacin entre
la existencia del ser, entre el tiempo y el
ser? Si la existencia es temporal, cul es
la relacin entre el tiempo y la filosofa
del ser primero, la metafsica? sus alcances circunscriptos a la teora del conocimiento pueden sintetizarse, aproximadamente, en los siguientes trminos: la fenomenologa, segn Heidegger, no debe limitarse
a describir las esencias o especialmente la
esencia de la conciencia intencional y del
yo, como propone Husserl en sus ltimas
obras, sino que el anlisis fenomenolgico
debe ante todo preocuparse de la existencia
en tanto existencia: debe describir el "ser
de la existencia" como tal. La interpretacin de la existencia en sus rasgos esenciales es el nico medio de responder a la
pregunta: qu es el ser?, que es la pregunta
dependencia del ser (Sein)..., de la comprensin del ser por la existencia, es una
constatacin del anlisis fenomenolgico
que lleva necesariamente al idealismo existencial. Recordemos que la comprensin
ha sido reconocida por la analtica de la
existencia como un elemento de dicha existencia. Ahora bien: toda comprensin
tiene rasgos idealistas pronunciados: no es
una simple visin pasiva. La existencia en
tanto comprensin se manifiesta en anticipaciones constructivas. La comprensin proyecta de una manera activa hiptesis que
no se verifican sino posteriormente por la
intuicin. Toda ciencia, por ejemplo, las
tema, cabe afirmar que el acceso al conocimiento de los objetos, no admite un mtodo
uniforme, nico, como alguna vez se ha sostenido. Por el contrario, cada objeto, segn
su situacin en las distintas ontologas regionales, exige un mtodo de conocimiento
especial, concordante con la naturaleza del
objeto al cual apunta.
Resumiendo la teora de la pluralidad metdica, pueden, esquemticamente, formularse las siguientes reglas metodolgicas
atendiendo a la especial naturaleza y caractersticas de los diversos objetos que se
trata de conocer:
zar la relacin jurdico-agraria, en toda investigacin de Derecho agrario. Actualmente esta disciplina jurdica ha adquirido un
particular relieve, a travs de la copiosa
legislacin agraria que se va difundiendo
en el mundo, sobre todo por la legislacin
sobre reforma agraria. Tngase presente
que los objetos agrarios inmuebles se hallan
representados por los recursos naturales
Derecho del trabajo como toda ciencia tiene un objeto que le es propio y en su caso el
mismo lo constituyen fundamentalmente el
hecho o fenmeno social que se conoce con
el calificativo de trabajo de prestacin en
de las manifestaciones, relaciones y derechos, que ya sea en forma directa o indirecta se dan y emergen de este quehacer.
Por tanto y a estar a los trminos de la
precedente premisa entre sus elementos integratorios ms relevantes es dable enumerar en primer trmino los contratos "colectivos" e "individuales" de encuadre social
laboral, especie sui generis del gnero contrato del Derecho civil; pertenecen al orden
de los primeros aquellos que se suscriben
entre entidades representativas de los obreros sindicatos y/o sus federaciones, etc.;
Sin penetrar en el tratamiento en particular de cada uno de los enunciados institutos, tarea que no atae al presente trabajo, es pertinente no obstante sealar a la
consideracin de los hombres de gobierno
la importancia que reviste la creacin de la
"Bolsa de Trabajo" de inscripcin obligatoria para los empleadores que elimine de
raz para quien desea trabajar el infructuoso peregrinaje actual en demanda de
ocupacin.
Lo expresado no significa que se haya
dicho todo en lo que respecta al objeto de
este Derecho, ya que su permanente movilidad impide delimitar en modo inamovible
sus fronteras, atento a que constantemente
ingresan en su seno figuras y normas nuevas, por lo que cabe concluir que con lo
dicho no se agota su objeto.
Como una consideracin ms cabe agregar que la euforia respetable sin duda de
ciertos juristas les lleva a ver en alguno
de estos institutos derechos autnomos del
tronco o rama laboral, desmembramiento
que constituye sin duda un craso error de
perspectiva en razn de ser este Derecho
materia nica, susceptible de divisin en
partes, pero que no admite ser separado
en pseudas nuevas ramas.
OBJETO
MATERIAL
DEL
DELITO *.
1. La cuestin sobre lo que debe entenderse por objeto del delito, y a la que Arturo
Rocco considerara "una de las cuestiones
ms importantes y'en conjunto ms difciles y controvertidas que presenta la ciencia del Derecho penal", ha motivado penetrantes estudios, especialmente en Italia y
conducta delictuosa.
Ya el gran penalista toscano, el sumo
maestro, eterno contemporneo de cuantos
se interesan en la disciplina a cuya enseanza consagr su vida como con frase
tan certera cual emocionada lo ha dicho
nadie puede aplicar esa fuerza para castigar su incumplimiento. Las sanciones morales el desprecio, el reproche, el aisla-
ma Enciclopedia.
existencia.
En los antecedentes legislativos no aparecen disposiciones que contengan una
definicin especfica. El Cdigo italiano
de 1865 (igual que el francs), mantuvo el
tados y admitidos durante siglos como veraces desde las viejas definiciones romanas. Es que su pensamiento trastrocaba la
esencia misma del instituto, significando un
cambio radical en la orientacin general
de todos los problemas.
e nel Vigente Diritto tedesco, (ob, antes
Es claro, como ya hemos hecho referencia,
cit.), sostiene que esta afirmacin de los Brinz trasplant el concepto obligacional
tradicionalistas en el sentido de conferirle de un "monismo personal" a otro de tipo
al acreedor una "seora" sobre los actos "patrimonial", como consecuencia de su nedel deudor, lejos de ubicarlo en una situa- gacin en el sentido de que "el dbito puro"
cin de supremaca, lo coloca en cambio en pudiese existir. Su aporte como el de touna posicin de manifiesta impotencia, ya das las reacciones consisti en destacar
que lo hace depender totalmente de la even- un amplio perfil dentro del intrincado protualidad del cumplimiento por parte del blema de la esencia obligacional, antes medeudor.
nospreciado.
Ambas posiciones dejan como saldo una
As surgi L'Amira entre los romanisafirmacin indiscutible: la posicin tradi- tas, quien resumiendo las premisas his-.
cional incurri en el defecto de parcializar tricas en una sntesis sustancial, integr
el concepto de obligacin, describiendo slo el concepto de obligacin con la suma de
el comportamiento del deudor, sin tener en dos elementos independientes y autnomos:
consideracin los derechos del acreedor, los Dbito (Schuld) y Responsabilidad (Hafque surgen en especial cuando la obligacin tung) dando origen al nacimiento de la
es dejada de cumplir quedando en conse- teora de la Schuld una Haftung.
cuencia insatisfecho su inters.
Esta corriente tuvo muchos adeptos en
Pero si bien los juristas criticados in- Alemania e Italia y se mantiene como una
currieron en el error de unilaterizar la de las posiciones ms firmes sobre la cuesvisin obligacional, adoptando posiciones tin.
Segn sus sostenedores, la obligacin est
de manifiesto parcialismo, sus detractores,
quizs imbuidos por la pasin que experi- constituida por dos elementos diversos e
mentan quienes derriban conceptos por independientes configurados ambos en una
muchos aos admitidos, cayeron en el mis- particular unidad; "relacin de dbito"
(Schuld) o deber del deudor a un determimo defecto.
Para Brinz, la obligacin se perfila es- nado comportamiento (prestacin), con la
tructuralmente desde el derecho del acree- consiguiente posicin de preeminencia y
dor. Su esencia no est ya en el "deber espectativa por parte del acreedor y "relajurdico de cumplir la prestacin", sino en cin de responsabilidad" (Haftung), estado
la "responsabilidad del deudor ante los de sometimiento en que se encuentra el
eventos del incumplimiento", es decir el "es- patrimonio o bienes del deudor, mediante el
tado de sometimiento del patrimonio al cual el acreedor puede hacer valer su derepoder de agresin del acreedor, en miras a cho adoptando medidas para su realizacin,
la realizacin de su crdito". Crdito en- en miras a la satisfaccin de su inters que
tonces deja de significar "derecho sobre los haba quedado trunco con motivo del inactos del deudor" para transformarse en cumplimiento.
"derecho sobre el patrimonio o bienes del
Ambas relaciones se conjugan en una enmismo". El eje obligacional gira del "ele- tidad esencial llamada obligacin-, pero
mento personal" al "elemento responsabi- pueden vivir en forma separada o autnolidad".
ma. Las obligaciones naturales constituyen
Mientras que Alemania se convulsionaba uno de los ejemplos ms acabados de una
con la aparicin del pensamiento renovador relacin de "dbito" sin "responsabilidad".
de Brinz, en Italia la reaccin no estaba
"Fianza" y "responsabilidad por el hecho
adormecida ni mucho menos.
y dbito ajeno" constituyen los argumentos
Brunetti expone tambin su crtica, afir- para afirmar la posibilidad de "responsamada sobre un conjunto de ideas muy se- bilidad" sin "dbito".
Giorgianni (La Obligacin, ed. Bosch,
mejantes a las expuestas recientemente,
aunque recalc que la "relacin del dbito 1958) critica duramente esta posibilidad de
puro" existe como "deber jurdicamente escindir ambas relaciones y, sobre todo, la
calificado", en cuanto debe ser cumplido a viabilidad como entes independientes.
los fines de evitar que el acreedor se satisPara demostrar sus razones analiza en
faga sobre bienes de su patrimonio.
particular cada uno de lo casos mencionaLa concepcin de Brinz despert vivas dos recientemente.
crticas por parte de los romanistas de su
Al primero de ellos, que admite la posipoca, todava fieles a los postulados sen- bilidad de que el "dbito" pueda darse pura
imposibilidad de admitir la "seora" con
la "posibilidad de un incumplimiento", lo
que es un contrasentido lgico y por ende
jurdico.
Sobm, citado por Caloger Gangi, en Debito e Responsbilit nel Diritto Germnico
de actuar".
Rubino tambin ha combatido la corriente de pensamiento que exponemos, pues
considera que la responsabilidad patrimonial no es solamente sancin, sino que tiene
la finalidad de satisfacer al acreedor aunque sea por medio de un subrogado.
La visin patrimonialista del fenmeno
obligatorio en los ltimos tiempos, ha sufrido una serie de cambios que se consumaron
por medio de una nueva teora denominada "del bien debido" (tiene dovuto), de la
que result principal expositor el eminente
profesor y abogado doctor Rosario Nicol;
ideas que expuso en un libro verdaderamente original y que caus en su tiempo
conmocin dentro de la doctrina italiana:
L'adempimento dell'obbligo altrui, Milano, 1936.
A la posicin do preeminencia del acreedor, caracterstica que todas las teoras en
ms o en menos han admitido, esta corriente la concreta en un particular derecho que
tiene el acreedor de obtener el "bien debido". Y cul es el "bien debido", segn su
concepto? Aquel que puede llegar a satisfacer el inters del acreedor. Satisfecho el
inters del acreedor por medio de la consecucin del "bien debido", poco interesa que
al mismo se lo haya entregado voluntariamente el deudor, o que lo haya obtenido por
vas indirectas (ejecucin forzada o cumplimiento por un tercero).
La relacin de puro dbito, entonces, se
concreta en ese derecho que tiene el acreedor de obtener "el bien debido", conjugada
con la "relacin de responsabilidad", cuya
funcin radica en habilitar al acreedor del
poder jurdico suficiente, para obtener por
medio de la ejecucin forzada el "bien debido" ante el eventual incumplimiento.
La responsabilidad toma caractersticas
peculiares, si se la compara con el concepto
que de ella tiene la Schuld und Haftung.
La responsabilidad no es ms considerada
como "garanta genrica" sobre todos los
bienes del deudor, sino que se concreta en
una funcin instrumental de realizar su derecho sobre el bien debido.
El mrito de la ponencia que mencionamos radica en la explicacin extraordinariamente cientfica que ha logrado
de la
"ejecucin en forma especfica'1 y el "cumplimiento por el tercero". Su planteamiento,
con respecto a la estructura obligacional
hace que entre el deudor y acreedor medie
un vnculo de naturaleza tal, que sin identificarse con la posicin exagerada de Polacco relacin entre dos patrimonios
confiere la suficiente desenvoltura al fenmeno obligatorio para desvincularlo completamente de la persona del deudor, ad-
el solo carcter formal del "papel endosable o al portador", sino por la substancial
comercialidad de la causa constituyente.
Con lo cual ha vulnerado la ley (art. 89,
inc. 49, Cd. arg.) y su doctrina.
La doctrina de la especie concuerda en
que la comercialidad de los documentos endosables o al portador, se funda en que son
creaciones del comrecio y poderosos instrumentos de su prosperidad (L. Segovia, Explicacin y crtica del nuevo Cdigo de
Comercio de la Repblica Argentina, n"? 47;
M. Satanowsky, Tratado de Derecho Comercial, ed. 1957, Bs. As., II, pg. 126). Y sostiene que si se permitiera invocar que la
causa que los origina no es comercial se
debilitara su fuerza ejecutiva y se trabara
su desenvolvimiento, al cual est ntimamente ligado el comercio mismo. (Malagarriga, Carlos, op. cit., pg. 63).
Tambin es acto de comercio absoluto el
que deriva de operaciones de corretaje, o
remate, aunque se originen en causa civil,
o tengan por objeto de las operaciones sean
civiles, o sean realizadas por personas no
profesionales. Tal es la solucin que admite
el Cdigo argentino (inc. 3"?, art. 8<?). Por lo
que la jurisprudencia reconoce como mercantiles las obligaciones originadas en el
remate de bienes, aunque stos sean inmuebles (Cm. Civil 1?, Cap. Federal, La Ley,
t. 51, pg. 172).
El caso del remate implica cierta complejidad, hallndose que la jurisprudencia considera mercantiles a las obligaciones que
vinculan al rematador y al comitente, en
litigio por rescisin de autorizacin para
rematar (Cm. Com., Cap. Fed., 26 de mayo
de 1944, La Ley, t. 34, pg. 384), y civiles las
obligaciones que ligan al comprador y vendedor (Cm. Civil 1^, Cap. Fed., J. A., 1949,
II, 284).
mientras algunas de ellas atribuyen el mismo carcter a los seguros martimos y terrestres, otras los diferencian. Y por fin,
cial de los contratantes, cuando se relaciona con el ejercicio del comercio de ellos o
con una operacin mercantil (R. Fernn-
Para que el depsito produzca obligaciones mercantiles, es decir, para que sea considerado comercial, nuestro Cdigo exige
que sea oneroso (art. 573), que se haga con
un comerciante, o por cuenta de un comerciante y que tenga por objeto o que nazca
de un acto de comercio. Mientras que el
VIII. La teora general de las obligaciones, que comprende todos los principios y
mente Gayo (Institutas III, 808) mencionaban tres: ex contrato, ex maleficio, aut
vnculo de cosa a cosa, o de persona a persona, o un acto voluntario del hombre, lcito
o ilcito, pero tomada siempre en consideracin, an en este ltimo caso, en su naturalidad objetiva social, y no ya como una
manifestacin destinada a producir actos
jurdicos" ( 2 ) .
2. Obligacin u orden? El carcter instrumental del impuesto y sus cambios continuados de acuerdo a los apremios de la
tesorera, ha hecho sostener a muchos autores, que no nos encontramos frente a una
obligacin jurdica sino, ms bien, a una
orden o mandato. No ha faltado quien asimile el impuesto
a la movilizacin o servicio
militar ( 3 ).
recprocos. Esta postura implica nada menos que negar la juricidad de las obligaciones unilaterales.
Los otros dos argumentos no tienen ms
validez que el que desechamos: no hay solamente derechos polticos sino que, por el
verifican los presupuestos de hecho establecidos, sino una serie* de otras obligaciones y derechos, tanto de ente pblico como
de los sujetos a la potestad estatal, de contenido y de naturaleza variada. Ante todo,
en los hechos, con el fin de hacer ms gil,
ms segura, ms expeditiva la percepcin
del tributo, el legislador impone, no slo al
contribuyente, sino a otras personas mltiples deberes, ya sean positivos, como la denuncia de los elementos de hecho a los
garantieron ( 8 ).
un vnculo personal y la advertencia pareciera superflua tratndose del vnculo obligacional; pero sucede que no siempre est
tericamente bien expresado en la ley. Es
frecuente que el legislador use expresiones
ALTERNATIVAS.
OBLIGACIONS
CONJUNTAS.
OBLIGACIONES DISJUNTAS. OBLIGACIONES FACULTATIVAS. OBLIGACIONES MANCOMUNADAS SOLIDARIAS. OBLIGACIONES SIMPLEMENTE MANCOMUNADAS.)
OBLIGACIN UNILATERAL. (V. CONTRATO UNILATERAL. DECLARACIN
VOLUNTAD.)
UNILATERAL
DE
(16) Corso de Scienza della intima e Dirltto Finanziaio, aples, 1940, pg. 297.
GENERAL) *.
OBLIGACIONES
(CONCEPTO
Planiol
(Traite
elmntaire
de
droit
civil,
Der
Befriff
der
Rechtserfahrung,
"Logos",
XI,
3,
jurista Puchta O ).
tienen un derecho con voluntad de no ejercerlo y esta circunstancia de ninguna manera extingue el Derecho subjetivo. Verbigracia, aunque el acreedor no tenga deseo
de exigir el pago de la suma del dinero que
se le adeuda, su derecho subsiste y slo
deber enfrentarse en principio al problema
de la prescripcin.
Asimismo, hay personas que carecen de
1925,
pg.
108.
(11) L'Esprt du Droit Romain, trad. O. de Meulenaere, 3 ed., t. IV, pgs. 317-355.
(12) Vase Garca Mynez, E., Introduccin al estudio
del Derecho, Mxico, 1949, pg. 196.
capaces de hacer una renuncia pueden renunciar a todos los derechos establecidos
en su inters particular, aunque sean eventuales o condicionales; pero no a los derechos concedidos, menos en el inters particular de las personas, que en mira del
orden pblico, los cuales no son susceptibles
de ser el objeto de una renuncia".
La teora del inters ha sido fundada por
Rodolfo von Ihering en el libro segundo de
su obra El espritu del Derecho romano.
Critica la teora anteriormente expuesta y
sostiene que en todo derecho coexisten dos
elementos igualmente decisivos, formal el
jadas.
Se le ha criticado a Keisen la tesis segn
la cual la libertad y la propiedad constitu-
aunque visto con diferentes enfoques, constituye un elemento esencial de ese ordenamiento. Cabe, s, advertir que, mientras hay
quienes ven solamente relaciones jurdicas
entre personas concepto restricto( 1 S ),
otros militan en la corriente que admite la
posibilidad de que intervengan las cosas
como trminos de esa relacin concepto
lato ( i ) . Por la primera, como se ha de
ver ms profundamente despus, el Derecho
determinado
determinados miembros
de
la
trapatrimoniales, de modo que su caracterizacin depende del contenido predominante, ya que no del exclusivo. Verbigracia:
puede decirse que en el derecho de la propiedad no exista tambin como contenido
la satisfaccin moral del titular, sea disfrutando de un paisaje que ofrece la finca,
fuera de la obtencin del descanso al residir en el inmueble?; no podra tambin expresarse que el contenido del derecho al
sin defecto de ello, el de hacer uso de medidas preventivas, reparadoras y afines como
garanta del cobro del crdito. Segn surge
de lo expuesto, el Derecho creditorio y el
deber correlativo apuntan en primer trmino al cumplimiento de la prestacin; si ello
no acontece por dolo o culpa del deudor, destacan la facultad de percibir la indemnizacin por el dao que ello hubiese originado;
si tampoco se cumple con la indemnizacin,
se est ante el derecho a la ejecucin, individual o colectiva para el cumplimiento forzoso, del patrimonio de quien incumpliera;
todo ello sin defecto de las medidas que, ya
preventivamente, ya con efecto reparador,
pueden tomarse en salvaguardia del crdito
y cumplimiento de la deuda. Del concepto
evolucin.
La opinin ms generalizada (:!i) sostiene
que los maleficios constituan la fuente
nica de las obligaciones en los pueblos
primitivos ( 2 9 ). La forma contractual careca de significacin alguna. Cometido un
delito, el delincuente estaba obligado a experimentar la vindicta pblica. Eran las
pocas en que el Estado y los particulares
competan prcticamente en la brbara Ley
del Talin (2).
Transcurre un extenso perodo antes de
que se conciba la posibilidad jurdica de que
el deudor se libere de uno y otro tipo de
venganza mediante el pago de una suma de
dinero. Este pacto se denominaba composicin, se celebraba de presente y no tena la
obligatoriedad civil, ya que se asemejaba
ms a los efectos de las llamadas "obligaciones naturales". La obligacin segua respondiendo al delito, el pacto slo procuraba
calmar la venganza ofreciendo una suma en
su lugar, cambiando el ataque a la persona
por el ingreso de una suma de dinero ( 3 0 ).
El Estado tom intervencin en esta nueva modalidad, estableciendo ms adelante
las sumas que deban abonarse para que el
acreedor resignase el ejercicio de su derecho
de venganza, con lo que la composicin, que
era voluntaria, se transform en una composicin legal. Vamos, as, entrando en perodos donde se opera la paulatina introduccin de la fuente contractual de las obligaciones cuya dificultosa formacin histrica
aparece disimulada por la facilidad
con que
hoy se usa la idea del contrato ( 3 1 ).
A efectos, entonces, de que lo prometido
fuese obligatorio sin derivar su obligatoriedad del delito que reconoca como origen,
penetr la idea de garantizar la obligacin
primitiva mediante la incorporacin de un
nuevo elemento que aadiera responsabilidad a la composicin. Se trataba de un acto
formal y consista en garantizar el cumplimiento de la palabra empeada ofreciendo
(28) Ver nota 26. Asimismo, Boffi Boggero, Luis M.,
La declaracin unilateral de voluntad como fuente de
las obligaciones, Bs. As., 1942, pg. 26, donde se dice
de modo textual; "Primitivamente, se observa a travs
de los confusos y, en ocasiones, contradictorios datos al
respecto, a dos fuentes de las obligaciones; La Voluntad
y los Hechos Ilcitos..., siendo los segundos mucho ms
numerosos..."
(29) Gastan Tobeas, J., Derecho Civil espaol comn
y /oral, Madrid, 1943, t. II, pgs. 451 y sigs.; Puig Pea,
(35) Baudon, H. R., Evolucin del espritu He la obligacin en Roma. Ensayo de sociologa, jurdica, Bs. As.,
1912, pg. 101 y sigs.
(36) Girard, ob. cit., pg. 1132 y sigs.
Convcil.
1942,
veces
Civil.
y sigs.
ni 3.
sobre una persona extraa; no es sin embargo de un modo completo (pues tendra
por resultado la absorcin de la personalidad misma), pero sobre actos aislados que
deben considerarse como restricciones a su
libertad y un sometimiento a nuestra voluntad" ( 5 9 ). Etctera.
Adems de la escasa diferencia que puede
observarse entre la mayora de las diversas
definiciones, cabe anotar el cambio de la
expresin "vnculo" por las expresiones "situacin jurdica" ( 6 0 ), as como los diferentes grados de abstraccin que llevan, en
ocasiones, a definir con un sentido claramente filosfico ( 61 ).
10. Naturaleza y caracteres. Ya se ha
expresado que el Derecho creditorio constituye, con las salvedades formuladas en su
oportunidad, uno relativo y -patrimonial. La
definicin que adelantamos en su oportunidad nos permite ahora
penetrar la "naturaleza jurdica" ( 2 ) y caracteres.
Son varias las doctrinas que se ofrecen
en este captulo del Derecho de las obligaciones. Por de pronto se aprecia una fuerte
corriente subjetiva. Militan en ella juristas
clsicos y modernos, todos ellos coincidejtes, salvo diferencias de matices ms o menos importantes, en colocar el acento sobre
el aspecto personal y no sobre el que se
refiere al patrimonio.
Una de las especies de esa corriente se
halla constituida por la que ve en la obligacin un derecho de seoro sobre determinados actos de la conducta del deudor,
sustrados del plano de libertad y sitos, en
cambio, en el del seoro del acreedor.
Savigny, cuya definicin se ha transcripto,
desea separar la obligacin del derecho real
expresando que mientras en ste existe un
seoro sobre la cosa, en aqul hay un seoro sobre la persona, no sobre toda ella
porque entonces se destruira la personalidad, sino sobre algunos actos ( 6 S ). Como
una variante de esa doctrina clsica, es
dable anotar la moderna teora de Brinz,
que insina la tendencia objetiva al establecer la facultad del titular sobre la "persona econmica" del deudor desde el momento en que ste entrega parte de sus facultades sobre el patrimonio ( 6 4 ). Otra va(58) N? 7.
(59) Obligaciones, I , par. 2.
piezas de la estructura obligacional, perfectamente separables en un tiempo, cuando no existente la una y faltante la otra, pero soldadas, por as decirlo, en un procesa
histrico-jurdico
que
ofrece
variantes
de
detalle
Obliyationenrecht,
Leipzig,
y sigs.
en
(74) Esta tesis gira en torno al cumplimiento o incumplimiento de la prestacin originaramente debida. Todo
lo dems entrara en el campo de la responsabilidad.
Se adeca con el lenguaje ms utili/.ado en materia de
responsabilidad, puesto que ve a sta como la consecuencia jurdica del incumplimiento de un deber.
(75) Esta doctrina ve solamente la responsabilidad en
la situacin obligadamente pasiva del deudor frente a
la ejecucin de su patrimonio
(76) Ver notas 74 y 75.
(82) Consultar los razonamientos de Puig Brutau, Fundamentos de Derecho Civil, t. I, vol. II, pg. 48 y sigs.
(83) Op. cit.
la ejecucin ( ).
deber de familia y una obligacin es idntica. Lo mismo acontece con las obligaciones en el rgimen sucesorio mortis causa;
las fiscales, etctera.
12. Paralelo de las obligaciones con los derechos reales. Es aqu donde los juristas dedican mayor atencin a los paralelismos que
se ofrecen entre las obligaciones y otros derechos; y es aqu precisamente donde se aprecia con ms nitidez la verdad comprendida
en el viejo principio segn el que la distincin entre dos gneros o dos especies se
aprecia ms claramente en los casos centrales o de mayor autenticidad dentro de cada
regin que en los casos donde cada una se
acerca a su lmite con otra u otras. As
como nadie duda que un lanar pertenece
a la zoologa y un rbol de ceibo a la botnica, tampoco nadie duda que el derecho
del mutuante pertenece a las obligaciones
o que el derecho de dominio vive en el campo de los derechos reales. Pero a medida
que se penetran los detalles se puede apreciar de qu manera las diferencias se van
desvaneciendo en una explicable transicin.
El fenmeno que la biologa ofrece, verbigracia, con la esponja, aparente vegetal y,
obbllgazione (V).
sin embargo, perteneciente al campo de la
Como consecuencia de lo que va dicho, zoologa, se da, en este paralelo que estapuede concluirse expresando que hay una mos analizando, con derechos que aparecen
diferencia entre las obligaciones y los dere- como intermedios entre las obligaciones y
chos-deberes de familia en sus fundamen- los derechos reales, tales como el derecho
tos y contenidos. Cabe aadir que conse- a la cosa y las obligaciones propter rem.
Ambos derechos, las obligaciones y los
cuentemente pueden sealarse profundas
distancias en materia de sanciones. Mien- reales, estaban situados, segn se vio, entre
tras que la indemnizacin de los daos es los derechos patrimoniales, pero separados
eje fundamental de las sanciones en nues- porque los primeros eran relativos y los setra materia, la privacin o suspensin de la gundos eran absolutos.
patria potestad, el divorcio, la anulacin de
Claro est que las diferencias entre unos
matrimonio
y otras lo son en el derecho de y otros no son de la misma entidad ni han
ns
familia ( ). Pero la estructura ntima de un respondido del mismo modo a las necesidades jurdicas que gravitaron en los diversos
momentos de la evolucin histrica.
(95) Para una caracterizacin de la relacin jurdica
alimentaria, ver Rbora, Instituciones de la familia,
Si se tiene en cuenta la estructura de un
Kraft, t. IV, pg. 513 y sigs.
derecho y del otro, surge claramente una
(96) En los contratos innominados o atpleos, sean stos
los propiamente dichos o los mixtos, se produce un fedistincin fundamental. Como se ver en
nmeno inverso al que puede observarse con las figuras
detalle ms adelante, se tiene en la estrucdelictivas del Cdigo penal. En ste hay siempre delitos
tpicos, de modo que el juez no puede aplicar pena por
tura obligacional un sujeto activo, sea un
una conducta, aunque fuese de la mxima gravedad, si
o pluripersonal, otro pasivo, tambin uni o
ella no se encuentra descripta corno delictiva. En materia contractual, el Cdigo civil sigue el principio
pluripersonal, un objeto que es la conducta
opuesto. Ha recogido los nombres y ha regulado la vida
del obligado y que se llama prestacin, un
jurdica de los contratos que tradcionalmente han sido
elegidos por las partes- para satisfacer sus necesidades
vnculo jurdico entre ambos sujetos que
morales y materiales, y que han sido ya regulados por
acta de modo inmediato, y otro vnculo,
otras leyes. Pero deja ,a las partes la posibilidad de
acuar otros contratos para satisfaccin de las necesique aqu acta con relacin de mediatez,
dades referidas, sea eligiendo estructuras totalmente
entre esos sujetos activos y pasivos y el resnuevas, fuere constituyendo otras mediante una combito de la colectividad, elemento ste, que, sea
nacin de las existentes. Es natural que imponga limitaciones y stas surgen del orden pblico, buenas cosmediata o inmediatamente, se relaciona con
tumbres (artculo 21 del Cdigo civil). Vase tambin
Boffi Boggero, Luis M., La declaracin unilateral ce
todas las estructuras de los derechos subjevoluntad como fuente de las obligaciones, ya citada.
(97) Giorgianni, La obligacin, La parte general de las
obligaciones, trad. de E. Verdera Tuells, Barcelona, 19b8,
pg. 77 y sigs.; ver, asimismo, Buckland y Me. Nair, Koman
Law and Cminn Law, Cambridge, 1952, pg. 193.
(98) Sobre el carcter de las sanciones mencionadas
en el texto, ver Boffi Boggero, Luis M., "Algunos ap-
Acadmica del Instituto Argentino de Estudios Legislativos, Buenos Aires, 1958, pg. 2 y sigs., especialmente
pg. 14.
(99) Lafaille, Derecho Civil, Tratado de los Derechos
Reales, vol. I, n 12; Puig Brutau, Fundamentos..., oit.,
pg. 24 y sigs.
bio, los agentes privados pueden crear obligaciones en materia contractual y en las
sino un pequeo n. de der. reales, especialmente determinados, y era, por lo tanto, privada la creacin arbitraria de nuevos der. reales. Mas desde la edad media
las L. de casi todos los E. de Europa crearon der.
reales por el arrendamiento perpetuo o por el contrato
de cultura perpetua, y por mil otros medios. En esp. la
const. de rentas perpetuas como los censos, cre un der.
real sobre los inmuebles que las deban; y el acreedor
del canon tena der. para perseguir la cosa a cualquiera
mano que pasase. Los escritores esp. se quejan de los
males que haban producido los der. reales sobre una
misma cosa, el del propietario y el del censualista, pues
las propiedades iban a su ruina. En otros casos se vea
ser uno el propietario del terreno y otro, el de los
rboles que en l estaban. Algunas veces uno era propietario del pasto que naciera, y otro el de las plantaciones que hubiesen hecho. La multiplicidad de der.
reales sobre unos mismos bienes es una fuente fecunda
de complicaciones y de pleitos, y puede perjudicar mucho
a la explotacin de esos bienes y a la libre circulacin
de las propiedades, perpetuamente embarazadas, cuando
por las li. de sucesin esos der. se dividen entre muchos
herederos, sin poderse dividir la cosa asiento de ellos.
Las propiedades se desmejoran y los pleitos nacen cuando el der. real se aplica a una parte materia*! de la cosa
que no constituye, por decirlo as, una propiedad desprendida y distinta de la cosa misma, y cuando no constituye una copropiedad susceptible de dar lugar a la
divisin entre los comuneros, o a la licitacin".
(102) Dice textualmente el artculo 2503: "Son derechos reales: 19 El dominio y el condominio. 29 El usufructo. 39 El uso y la habitacin. 4? Las servidumbres
activas. 59 El derecho de hipoteca. 69 La prenda. 79 la
anticresis". Dispone textualmente el artculo 2614: "Los
propietarios de bienes races no pueden constituir sobre
ellos derechos enfiteticos, ni de superficie, ni imponerles censos, ni rentas que se extiendan a mayor trmino que el de cinco aos, cualquiera que sea el fin
de la imposicin; ni hacer en ellos vinculacin alguna".
(Sobre esta norma ver Lafaille, op. cit., n9 31.)
(103) Ver un detallado examen en Lafaille, op. cit.,
n9 91 y sigs.
(104) Ver nota al articulo 1144 del Cdigo civil.
tuno (i" ).
Si se alude a los modos de adquirir el
nacer su derecho, como el deudor su obligacin, muchas veces de la voluntad unilateral de quien se obliga, muchas ms del
consentimiento, lo que se ha de poner de
relieve al estudiar la declaracin unilateral
de voluntad y el contrato como fuente de
las obligaciones.
Cabe aadir que el artculo 1184 del Cdigo
civil exige, salvo caso de pblica subasta, la
escritura pblica para los contratos 09que
tuviesen por objeto derechos reales O ) y
que en ocasiones se ha establecido la obligatoriedad de inscribir en registros la adquisicin de derechos reales sobre muebles.
Asimismo, los derechos reales1 Ise
adquieren
por prescripcin adquisitiva ( 0 ).
Cuando se analiza la distincin de los
derechos reales y las obligaciones en orden
a los modos como se transmiten unos y
otros, fuera de lo que surge a travs de las
diferencias entre los modos de adquirirlos,
cabe recordar que esa transmisin se opera
histricamente antes en los derechos reales
y que hoy, mientras stos siguen el curso
de la indivisin hereditaria, las obligaciones se distribuyen ipso jure entre los herederos ( i " ) .
(105) Ver el captulo sobre los efectos "anormales"
de las obligaciones.
(108) Lafaille, op. cit., n9 34 y sigs. Sobre el valor
constitucional de una ley local que viene a modificar el
rgimen del Cdigo civil, ver pronunciamiento de la
Corte Suprema de Justicia, con disidencia del ministro
Boffi Boggero, en Fallos, 251:379, 389.
(107) Salvat, Tratado de Derecho Civil Argentino (Derechos reales), Bs. As., 1927, n<? 85 y sigs.
(108) Rbora, Derecho de las Sucesiones, Ed. Bib.
Arg., pg. 80 y sigs.
(109) Salvat, Tratado de Derecho Civil Argentino,
ciertas".
(110) Artculos 3948 y afines del Cdigo Civil.
(111) Rbora, op. cit., n 322 y sigs.
dilacin directa con el presente desarrollo don de los derechos reales y personales y a
doctrinario, se van a recordar los pensa- las de la institucin. Se ha sealado en
mientos de Hauriou, Renard y Rigaud. Dice cuanto de las primeras que no hay un dereel primero de los juristas nombrados: "Una cho real contra todo el mundo, pues la mainstitucin es una idea de una obra o em- yora de las personas se hallan tan alejadas
presa que se realiza y perdura en un medio del lugar donde se encuentra la cosa que
social". Prosigue afirmando que se necesitan parece irracional erigirlas en deudores.
rganos para llevar esa idea a la realidad, Acaso podra considerarse a un habitante
regulndose mediante procedimientos ade- de Pars deudor de no hacer frente al deregoce sobre
cuados las manifestaciones de tipo comuni- cho de dominio que otra persona 128
tario de quienes tienen
inters en la reali- una finca sita en Buenos Aires? ( ).
124
zacin mencionada ( ).
De su lado, Renard desarrolla la teora
partiendo de la base que ve en cada una
de las instituciones "la comunin de los
hombres en una idea". Representa la idea
de permanencia, durabilidad. El individuo
es mortal y los contratos tienen vida jurdica transitoria, mientras la institucin vive
ms all de la vida de los fundadores, pudiendo agregarse que tambin de la vida
de muchos de los sostenedores. El criterio
del contrato responde a los propsitos subjetivos de dos o ms personas, mientras la
institucin responde a la idea de autoridad,
implicando diferenciacin, igualdad, autoridad y jerarqua, subordinando lo individual
a lo colectivo. En lugar de lo que acontece
con el contrato, la organizacin se funda
en el status. Esto no entraa esclavitud,
sino que el individuo gana en seguridad lo
que pierde en su libertad individual. A diferencia de sir Henry Summer Maine, para
quien las sociedades tienden del status al
contrato, Renard estima valioso el reemplazo del contrato por
un status, intransferible
e irrenunciable ( 125 ).
Rigaud (126), como otros autores, distinguen en la institucin dos clases diferentes
de reglas jurdicas: las que forman el derecho disciplinario, instituidas por la autoridad con prescindencia de la voluntad de
los individuos destinatarios; y las que constituyen el derecho estatutario, que se elaboran e instituyen con el concurso de la
voluntad individual. La propiedad ha comenzado a vivir dentro del derecho disciplinario, mientras que las obligaciones
lo
han hecho en el estatutario ( 127 ).
Cabe afirmar que la teora de la institucin es adversa, contra algunas deformaciones doctrinarias que sufri, a la estatizacin, partiendo del pluralismo de las instituciones bajo la supervisin estadual.
15. Crticas a las doctrinas de la asimila(124) "La Thorie de l'institution et de la ondation"
en La cit moderne et les transformations du droit,
pg. 1 y sigs., especialmente pgina 10.
distincin entre las obligaciones y los derechos reales, hay otros que muestran una
imprecisin en los contornos como figuras
intermedias.
As, en distintos perodos de la historia
jurdica, y aun hoy, se ha mencionado un
derecho a la cosa (ius ad rem) y una obligacin real o semirreal o in rem o re coherens, ambulatorias, propter rem u ob rem.
El derecho a la cosa (ver voz respectiva)
conocido como jus ad rem, no ofrece un
contenido invariable a travs de los tiempos,
por lo que su definicin debe necesariamente modificarse segn el intrprete le ubique
en una poca o en otra de su evolucin
histrica.
Este hecho exige, por ello mismo, una
mayor objetividad que la usualmente empleada dentro del tipo ya objetivo que informa a las voces de esta Enciclopedia.
Segn lo expresa una importante corriente doctrinaria, el Derecho cannico fue el
que comenz a emplear esta figura jurdica.
Rigaud afirma al respecto que "es una creacin del Derecho cannico que fue luego
extendida al Derecho feudal y que
se intent
132
).
la va posesoria" O ).
real", pero, como su naturaleza es bien diversa de este ltimo, slo fluyente en estos
casos de la colacin, los canonistas del medioevo le designaron lcomo
jus ad rem en
sr
oposicin al jus in re ( >). Esta teora, que
realmente en los hechos, lo que se compagina perfectamente con el sentido de la palabra contractus, que en Roma era acto jurdico idneo para dar nacimiento a los
derechos creditorios y no a los derechos
reales ( 1:i8 ). Es por ello que el propietaria
no lo era desde la compraventa sino sola-
derecho real por el simple acuerdo de voluntades sistema que tan fuertemente
combati Vlez en la nota 577 de su Cdigo, al menos reconoci que el acreedor de
una cosa determinada poda perseguirla
contra todo tercero de mala fe, en una suerte de accin semejante a la Pauliana, fundada ms en la mala fe del tercero que en
derecho real del acreedor ( 147 ).
Se dijo ya que el Derecho civil moderno,
al comps de la asimilacin introducida por
juristas como Pothier, conceptuaba que,
frente al derecho real o jus in re, se hallaba
el derecho creditorio o jus ad rem.
Pero aun aceptando esta sinonimia moderna, debe separarse la extensin del concepto que pertenece al jus ad rem de otras
magnitudes conceptuales que integran, junto
con ese tipo de derecho, el gnero de "derecho de las obligaciones".
Sabido es que los crditos pueden consistir lo mismo en dar, que en hacer, o en no
hacer, lo que filosficamente lleva siempre
a una conducta positiva o negativa como
contenido del derecho creditorio ( 148 ). El jus
ad rem, en cuanto derecho a la cosa, constituye, desde el punto de vista del deudor,
una obligacin de dar. No se concibe un
derecho a la cosa que entrae una obligacin de hacer u otra de no hacer, al menos
que lo sea transgrediendo todo el sentido
que el jus ad rem, con independencia de su
variable contenido, ha ido mostrando necesariamente en su ya extensa evolucin histrico-doctrinaria. El jus ad rem constituye
el derecho a exigir la entrega de la cosa,
y ese derecho puede versar lo mismo sobre
prestaciones de objeto determinado, o de
objeto indeterminado pero determinable,
segn el objeto se encuentre precisado desde el nacimiento de la obligacin o se lo
individualice con ulterioridad a ese nacimiento.
La obligacin real ha originado un interesante debate cientfico, con frecuentes incursiones histricas y versiones de no siem(145) Ver nota 132.
(146) Ver nota 132.
(147) Ver nota 132.
encierra la solucin del problema que plantean las "obligaciones reales" en su naturaleza jurdica, si son una especie de obligaciones, una dentro de la estructura de los
derechos reales, o una figura autnoma que
no cabe en las primeras o en los segundos.
Pblico y Privado, en buena medida porque ambas ramas no estaban suficientemente diferenciadas.
Los autores se dividen en cuanto se refiere
a la naturaleza jurdica de estas obligaciones. Unos dicen que son obligaciones ( 153 ),
otros distinguen entre el derecho a la carga
nota
nota
nota
nota
nota
nota
nota
nota
nota
156.
156.
156.
156.
156.
156.
156.
156.
156.
17. Funcin social, econmica y jurdica del Derecho de las Obligaciones. Cabe
adelantar, a modo de sntesis, la funcin del
Derecho de las obligaciones vista desde los
diversos ngulos que menciona el epgrafe,
para ir resaltando detalladamente esa funcin decisiva para el ser humano a medida
que se sucedan las pginas de este tratado.
dad. Esto facilita la bsqueda en los Cdigos, o libros de ciencia y disciplina, a los
estudiosos, acostumbrndoles a pensar con
orden, de una manera sistemtica.
Al respecto se ha entendido ver con referencia a nuestra materia y esto lo ha
recogido el programa de estudios vigente
I. De las leyes.
II. Del modo de contar los intervalos del
derecho.
Libro primero: De las personas.
Seccin primera: De las personas en general.
Seccin segunda: De los derechos personales en las relaciones de familia.
Libro segundo: De los derechos personales
en las relaciones civiles.
Seccin primera (parte primera): De las
obligaciones en general.
Seccin primera (parte segunda): Extincin de las obligaciones.
Seccin segunda: De los hechos y actos juvado encargada en 1855 y concluida en 1858; y el Esbogo,
publicado en 1860, obra inconclusa porque no pudo publicarse la parte vinculada con la herencia, el concurso
de acreedores y la prescripcin.
Los pandectistas son numerosos: Vitrarius, Pter, Weis,
Hugo, Savigny, Thibaut, Dernburg, Planck, Gierke,
Windscheid, Ihering, etc., etctera.
(7) El Cdigo alemn comenz a regir con el siglo.
Para un examen de la forma como se lleg a su sancin, ver Boffi Boggero, Luis M., Bolilla Primera del
Programa Derecho Civil I, La Plata, 195V, F. U. L. P.
El Cdigo suizo de las obligaciones entr en vigor
el 19 de enero de 1883 y fue modificado por reforma
que entr en vigencia, igual que el Cdigo civil suizo,
el 19 de enero de 1912 (Rossel, V., Manuel du o-rmt ]edral des obligations, Lausanne-Genve, I, n<> 1 y sigs.).
El Cdigo de Brasil entr en vigencia, por ley del 1<:
de enero de 1916, un ao despus. Para una versin clara
y moderna sobre su gestacin, puede verse Wald, A.,
Direito Civil Brasileiro, Parte Geral, Ed. Lux Lim.,
1962, pg. 71 y sigs.
El Cdigo de Mxico se sancion en 1928 y comenz
a regir el 1 de enero de 1929. Ver Amlaud, A., Apercu
de l'etat actuel des lgislations civiles de l'Eurorje, de
1'Amrique, etc., Pars, 1908, pg. 163.
y sigs.
ion las sucesiones, las donaciones entre vivos, los contratos y obligaciones convencionales en general, los
engagements que se forma sin convencin, el contrato
de matrimonio, etctera.
Jurdicos,
el Derecho que estamos analizando constituye materia bsica para el Derecho comercial.
Tampoco es extrao que la codificacin
tienda a internacionalizarse, a mrito de
que, como se vio, las obligaciones contienen
un grado de generalidad que excede ms
fcilmente las fronteras nacionales que
otras disciplinas del Derecho civil.
Con referencia a un Cdigo independiente
de las1 obligaciones, cabe recordar els de Suiza O ) , Turqua 0 - ) , Marruecos O ) , Polonia ( 14 ), Lbano ( i r ' ) , as como diversos proyectos ( l l i ).
Con relacin a un Cdigo de las obligaciones que incluya las civiles y comerciales,
puede mencionarse el suizo y, entre los proyectos, el franco italiano de 1928 ( 1 7 ) .
Cabe sealar tambin los casos en que se
legisla dentro del Cdigo civil tanto las obligaciones de ese tipo como las comerciales,
segn acontece en el moderno Cdigo civil
italiano.
De los prrafos anteriores se desprende han analizado en numerosas oportunidades,
la existencia de planos distintos en la ob- pero no siempre hubo un acuerdo acerca del
servacin: Cdigo de las obligaciones sepa- nmero de ellos.
Pueden apreciarse elementos intrnsecos,
rado del resto del Cdigo civil; legislacin
uniforme de obligaciones civiles y comer- que integran las obligaciones y que son los
ciales en cdigos separados; la misma le- propiamente dichos; y extrnsecos, que hagislacin en cdigo aparte; Cdigo interna- cen a la relacin pero no la integran.
Este captulo se dedica al examen de los
cional de las obligaciones civiles; el mismo
cdigo pero conteniendo obligaciones civi- elementos intrnsecos o propiamente dichos.
les y comerciales.
24. A: Sujetos. Ya se ha dicho que hay
Con referencia a la unificacin de las sujeto activo y sujeto pasivo, sea singular o
obligaciones civiles y comerciales existe una fuere plural. Asimismo se ha recordado que
corriente que la propugna y tambin otra en la existencia de todo derecho tiene un
que la rechaza. Como se ha expresado, es papel importante el deber universal pasivo
en los comercialistas especialmente donde de no interferir la vida jurdica de aqul.
se ha exhibido la mayor resistencia O 8 ).
Hoy se puede afirmar, sin temor a equCon respecto a la codificacin internacio- voco alguno, que el sujeto tiene como sustrato el ser humano, que se halla investido
(11) Este Cdigo data de 1881, pero fue modificado
por el ordenamiento jurdico con el carcter
en 1911.
(12) V. Salvat, Galli, "Obligaciones en general", n? 35.
,(13) V. Salvat, Galli, "Obligaciones en general", n9 35.
(14) V. Salvat, Galli, "Obligaciones en general", n? 35.
y sigs.