Encíclicas de La Doctrina Social de La Iglesia

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Instituto Emiliani Somascos

6to Bachillerato Industrial


Orientacin Cristiana
Armando Garcia

Encclicas de la doctrina social de la iglesia


Qu es?
Una encclica es una carta solemne que dirige el Sumo Pontfice a todos los
obispos y fieles del orbe catlico exponiendo la creencia y prctica de la
doctrina cristiana.

Origen
La utilizacin de cartas para explicar la doctrina cristiana tiene su origen en
las epstolas del Nuevo Testamento.

Funcin
Una encclica sirve para informar a la iglesia entera acerca una cierta materia
particular de importancia.

A quin estn Destinadas?


Las Encclicas, se dirigen normalmente a todos los Obispos y fieles de la Iglesia
Catlica, pero con frecuencia tambin van dirigidas a "todas las personas de
buena voluntad.
Las Epstolas Encclicas estn dirigidas a un grupo especfico de Obispos, por
ejemplo a los de un pas o regin concreta, y conciernen a materias menos
importantes.

Contenido
Una encclica papal empieza y termina con palabras de felicitacin y bendicin,
y son conocidas por su ttulo en latn.
Las encclicas pueden tratar temas doctrinales, exhortar o hacer un
llamamiento a los fieles a la oracin pblica por un motivo concreto, o tambin
conmemorar un aniversario importante de la Iglesia.
Las firma siempre el Papa, estn escritas normalmente en latn, y se publican
en las "Acta Apostolicae Sedis" y en libros en distintas lenguas.
El texto oficial latino se prepara en la Secretara de Estado. El Santo Padre
firma normalmente cinco ejemplares del documento.
El texto -en varias lenguas-, se enva a las Conferencias Episcopales de todo el
mundo a travs de los Representantes Pontificios. Durante muchos siglos, la
oficina que ha preparado estos documentos se llamaba Cancillera de las Cartas
Apostlicas. La Cancillera, que naci en el siglo IV, fue suprimida por Pablo VI
con el motu proprio "Quo aptius" del 27 de febrero de 1973.
DEL SUMO PONTFICELEN XIIISOBRE LA SITUACIN DE LOS
OBREROS
Los rasgos ms importantes de la Rerum Novarum son los siguientes.

A finales del siglo XIX la iglesia se encontr con un proceso histrico presente
desde hace tiempo pero que en esa poca alcanzaba su auge. El Factor de tal
proceso lo constituy un conjunto de cambios ocurridos en lo poltico,
econmico y social El resultado de todos los campos haba estado en el campo
poltico, una nueva concepcin de la sociedad, del estado y, como consecuencia,
de la autoridad. Una sociedad tradicional se iba extinguiendo e iba formndose
otra con la esperanza de nuevas libertades, pero con nuevas formas de
injusticias y de esclavitudes.

En resumen una serie de cambios que no eran demasiado buenos para la


sociedad ya que terminara corrompindose.
La principal consecuencia de estos cambios era la divisin de la sociedad en

dos clases separadas por un abismo profundo. Esta situacin se enlazaba con
el profundo cambio poltico. Y as, la teora poltica dominante en aquella poca
trataba de difundir la total libertad econmica con leyes adecuadas. Al mismo
tiempo comenzaba a surgir otra organizacin poltica y social.

El momento culminante de esta contraposicin llega con la gravsima injusticia


de la realidad social, y el peligro de una revolucin favorecida por las
concepciones llamadas entonces socialistas.

Todos los males frente a los cuales quiere reaccionar la Rerum novarum
derivan de una libertad que, en la esfera de la actividad econmica y social, se
separa de la verdad del hombre.

La actitud del Papa al publicar la Rerum novarum entrega a la iglesia una


especie de carta de ciudadana respecto a las realidades cambiantes de la
vida pblica, y esto se corroborara an ms posteriormente .En efecto, para la
iglesia ensear y difundir la doctrina social pertenece a su misin
evangelizadora y forma parte esencial del mensaje cristiano, ya que esta
doctrina expone sus consecuencias directas en la vida de la sociedad y
encuadra incluso el trabajo cotidiano y las luchas por la justicia en el
testimonio a cristo salvador.

A continuacin el Papa enuncia otro derecho del obrero como persona. Se trata
del derecho al salario justo , que no puede dejarse al libre acuerdo entre las
partes ya que, segn eso, pagado el salario convenido, parece como si el patrono
hubiera cumplido ya con su deber y no debiera nada ms.

Otra nota importante, rica de enseanza para nuestros das, es la concepcin


de las relaciones entre el estado y los ciudadanos. La Rerum novarum critica
los dos sistemas sociales y econmicos: el socialismo y el liberalismo .Al
primero est dedicada
la parte inicial, en la cual se reafirma el derecho a la propiedad privada; al
segundo no se le dedica una seccin especial, sino que - y esto merece mucha

atencin- se le reservan crticas, a la hora de afrontar el tema de los deberes


del estado ,el cual no puede limitarse a favorecer a una parte de los
ciudadanos, que representa indudablemente la gran mayora del cuerpo social;
de lo contrario se viola la justicia, que manda dar a cada uno lo suyo.

La relectura de aquella encclica, a la luz de las realidades contemporneas, nos


permite apreciar la constante preocupacin y de dedicacin de la iglesia por
aquellas personas que son objeto de predileccin por parte de Jess, nuestro
seor. La encclica sobre la cuestin obrera es, pues, una encclica sobre los
pobres y sobre la terrible condicin a la que el nuevo y con frecuencia violento
proceso de industrializacin haba reducido a grandes multitudes.

Los puntos ms destacados de la Rerum novarum son:

Nueva concepcin de la sociedad, del estado y de la autoridad.


Nueva forma de propiedad, nueva forma de trabajo.
Libertas praestantissimus.
Conflicto entre capital y trabajo.
La paz se edifica sobre el fundamento de la justicia.
El anuncio de la doctrina social de la iglesia.
Dignidad del trabajador, la dignidad del trabajador calificado como personal y
social.
Destino universal de los bienes de la tierra.
El derecho a crear asociaciones profesionales de empresarias y obreras.
El derecho a la limitacin de las horas del trabajo.
Derecho al salario justo y necesario.
El derecho a cumplir libremente los propios deberes religiosos.
Recta concepcin de la persona humana y de su valor nico.

CARTA ENCCLICA QUADRAGESIMO ANNO (15 de Mayo/1931)


DE SU SANTIDAD PO XISOBRE LA RESTAURACIN DEL ORDEN
SOCIAL EN PERFECTACONFORMIDAD CON LA LEY EVANGLICAAL
CELEBRARSE EL 40 ANIVERSARIO DE LA ENCCLICA"RERUM
NOVARUM" DE LEN XIII
A LOS VENERABLES HERMANOS PATRIARCAS, PRIMADOS,
ARZOBISPOS, OBISPOS Y DEMS ORDINARIOS DE LUGAR EN PAZ Y
COMUNIN CON ESTA SEDE APOSTLICA, A TODOS LOS
SACERDOTES Y FIELES DEL ORBE CATLICO
Len XIII defiende a los obreros. A partir de la constatacin de la miseria de stos,
de la explotacin que sufren a costa del privilegio de los adinerados, de las falsas
expectativas que aparecen por parte del mundo socialista de ese tiempo, plantea su
indignacin tica. No propone soluciones tcnicas, pero s da pistas humanas y
evanglicas: un salario justo que alcance al obrero empobrecido para vivir (32-33), que
no est solamente determinado por el simple consentimiento de las partes, es decir,
sujeto a las variaciones del mercado (32); una doctrina sobre el trabajo humano que
tiene como fin procurarse algo para s y poseer como propio derecho una cosa suya (3),
un trabajo que es personal pues el hombre deja la huella de su persona en el mismo, un
trabajo que es necesario para la vida y que no debe ser concebido como una mercanca
ms del mercado.
Habla del derecho a la organizacin, a asociarse para poder defender los justos
intereses del trabajador; del rol del Estado y su obligacin de reconocer el derecho a
la organizacin de los obreros, a no impedir su existencia pues constituir sociedades
privadas es derecho natural con la sola limitacin de la des honradez, la injusticia o la
salud pblica.

Estos y otros son los grandes temas del momento mirados por la Iglesia que ha
decidido dar su opinin tica. Len XIII afirmar que es deber de la Iglesia hablar
sobre la cuestin social (12) pues pecara gravemente si no planteara su posicin y
defendiera a los ms dbiles y postergados del mundo. La Rerum Novarum fue el inicio
de esta forma magisterial que asumi la Iglesia para responder a la pregunta moral:
qu hacer a fin de que los seres humanos, pudiramos clarificar la accin en el mundo
para construir la fraternidad, para que pudiramos iluminar nuestros proyectos
personales y colectivos a la luz del horizonte entregado por Jess y su predicacin del
Reinado de Dios.
La Iglesia seala y actualiza la defensa del mundo, la doctrina del salario justo que
debe alcanzar para vivir dignamente al trabajador y su familia. Se reafirma el derecho
a la organizacin y el deber de lo mismo (35>. Se subraya el carcter social del trabajo
y la necesidad de un orden social y jurdico que garantice su ejercicio. Esta Encclica
se caracteriza por su mirada global de la sociedad. Busca la restauracin moral de la
misma en un mundo que necesita de los apstoles cristianos que colaboren en una
reconstruccin de su entorno social.
Apela a los apstoles obreros para que ganen para Cristo a sus compaeros (140) y ve
la necesidad de que el clero, en una labor que no se reduce a la sacrista, eduque
apstoles del mundo obrero y patronalPROPONE:
Como remedio, se propone llevar a la prctica los principios de la recta razn y de la
filosofa socialcristiana sobre el capital de trabajo y su mutua coordinacin. Es
necesario evitar tanto el individualismo como el colectivismo, sopesar con equidad y
rigor el carcter individual y social del trabajo, regular las relaciones econmicas
conforme a las leyes de justicia conmutativa, con ayudas de la caridad cristiana y
someter el libre mercado a la autoridad pblica siempre que sea sta ltima el garante
de la justicia social dentro de un orden sano para todos.
Todas las propuestas de la encclica se centran en la vuelta a la doctrina evanglica, de
las que defiende su intemporal validez.
Algunas propuestas ms concretas son:
Reforma ajustada de la economa a la razn iluminada por la caridad cristiana.
Colaboracin mutua y armoniosa de todas las actividades humanas en la sociedad.
Reconstruccin del plan divino para todos los hombres.
El enriquecimiento es lcito siempre que no menoscabe los derechos ajenos.

"Ley de la templanza cristiana" contra los apegos desordenados, que son una afrenta a
los pobres, y que se basa en "buscar primero el reino de Dios y su justicia".
"Ley de la Caridad", mucho ms amplia que la pura justicia.
Igualdad radical de todos los hombres en la misma familia de hijos de Dios, encarnado
en el hijo de un carpintero, para potenciar mutuo amor entre ricos y pobres.

CARTA ENCCLICA MATER ET MAGISTRA (15 de Mayo/1961)


DE SU SANTIDADJUAN XXIIISOBRE EL RECIENTE DESARROLLO DE
LA CUESTIN SOCIAL A LA LUZ DE LA DOCTRINA CRISTIANA
A LOS VENERABLES HERMANOS PATRIARCAS, PRIMADOS,
ARZOBISPOS, OBISPOS Y DEMS ORDINARIOS DE LUGAR EN PAZ Y
COMUNIN CON ESTA SEDE APOSTLICA, A TODOS LOS
SACERDOTES Y FIELES DEL ORBE CATLICO

La presente encclica trata del tema social con una dimensin mundial a la luz
de la Doctrina Social de la Iglesia, en donde no solo se conmemora y mencionan
la Rerum Novarum y Quadragesimo Anno, sino que de acuerdo con los
cambios de la poca, se aclara en detalle, las enseanzas de sus predecesores y
la concepcines de la Iglesia frente a los nuevos problemas que acontecan en
el momento, entre los cuales se encontraba la confrontacin sin moral, sin Dios
y con violencia entre naciones que traa el aniquilamiento de la humanidad con el
empleo de armas de destruccin masiva.

El desarrollo de la historia muestra cmo las exigencias de la justicia y la


equidad ataen tanto a las relaciones entre trabajadores dependientes y
empresarios o dirigentes, como a las relaciones entre los diferentes sectores
econmicos, y entre las zonas econmicamente ms desarrolladas y las zonas
econmicamente menos desarrolladas dentro de una misma nacin; y, en el

plano mundial, a las relaciones entre pases en diverso grado de desarrollo


econmico-social.

Es as que el aspecto econmico si se pretende construir justo desde el


principio de la dignidad de la persona, no slo debe depender de la abundancia y
de la distribucin de los bienes y servicios, sino de un bienestar, en donde se
pueda hacer efectivo el derecho natural de la propiedad privada desde una
dimensin tica sin importar a la clase social que pertenezca.

Con respecto a las clases sociales, los distintos sectores de la economa y el


desarrollo, la presente carta habla de un trabajo de colaboracin mundial social
en donde se solucionen las desigualdades existentes y se genere una
herramienta de construccin de relaciones de convivencia en la verdad, en la
justicia y en el amor.

Por otro lado, la carta encclica muestra el derecho de los trabajadores de


sindicalizarse. Reafirma lo inaceptable del liberalismo. Reconoce la importancia
de la familia. Resalta el destino universal de los bienes y la opcin del orden
social fundado en la justicia y en la caridad. Por primera vez destaca el
problema del campo y sugiere algunas soluciones. Recuerda que la Doctrina
Social de la Iglesia tiene como fundamento, causa y fin al hombre integral. En
todo el documento aparece la necesidad de la justicia en los diversos niveles de
la convivencia social.

CARTA ENCCLICA PACEM IN TERRIS (11 de Abril/1963)


CARTA ENCCLICA DE SU SANTIDAD JUAN XXIII
SOBRE LA PAZ ENTRE TODOS LOS PUEBLOS QUE HA DE
FUNDARSEEN LA VERDAD, LA JUSTICIA, EL AMOR Y LA
LIBERTAD.
La presente carta hace una profunda reflexin sobre las condiciones
que han de imperar para que haya una verdadera paz en el mundo. Nos
hace ver la comn pertenencia a la familia humana y nos ilumina
respecto a la aspiracin de las gentes de todos los lugares de la tierra
a vivir en seguridad, justicia y esperanza ante el futuro.

El papa Juan XXIII insiste que la paz no se logra infundiendo temor,


miedo ni equipndose con armas (carrera armamentista, dcada del
60), con esto solo se logra que entre los pueblos hay egosmo, odio,
divisin, etc. Por lo cual plantea cuatro principios fundamentales para
alcanzar la paz:

La Verdad: Fundamento de la justicia.


La Justicia: Marco de la Paz;
El Amor: Motor de la Paz;
La Libertad: Clima de la Paz. La Paz construida sobre el fundamento
de la Verdad.

La presente encclica tiene bien en claro el de defender a la persona,


el bien comn y la inclusin social de todos los hombres, adems no
solo fue escrita por lo que pasaba en esos tiempos (dcada del 50,
60), sino que tiene tanta vigencia en nuestros das que por ejemplo
solo con observar nuestra realidad que vivimos tanto a nivel nacional y
mundial.

En otro aspecto, critica una globalizacin acompaada de un


capitalismo salvaje, ya que satisface los interese de pocos, que a su
vez imponen un modelo de vida, en los cuales son muy pocos lo que
entran a dicho sistema y no da solucin a los que quedan excluidos.
Dicho sistema no respeta los valores fundamentales del hombre ya que
el mismo es una variable ms de modelo. Por lo cual todas las naciones
tienen igual dignidad y derecho a un desarrollo propio.

De esta misma manera invita no solo a los creyentes, sino a todos los
hombres de buena voluntad a tomar acciones cristianas en donde se
construyan valores que promuevan los derechos y los deberes para
conseguir una vida digna y una paz mundial.

CARTA ENCCLICA DE SU SANTIDAD JUAN XXIII


SOBRE LA PAZ ENTRE TODOS LOS PUEBLOS QUE HA DE FUNDARSEEN
LA VERDAD, LA JUSTICIA, EL AMOR Y LA LIBERTAD.
La presente carta hace una profunda reflexin sobre las condiciones que han de
imperar para que haya una verdadera paz en el mundo. Nos hace ver la comn
pertenencia a la familia humana y nos ilumina respecto a la aspiracin de las gentes de
todos los lugares de la tierra a vivir en seguridad, justicia y esperanza ante el futuro.

El papa Juan XXIII insiste que la paz no se logra infundiendo temor, miedo ni
equipndose con armas (carrera armamentista, dcada del 60), con esto solo se logra
que entre los pueblos hay egosmo, odio, divisin, etc. Por lo cual plantea cuatro
principios fundamentales para alcanzar la paz:

La Verdad: Fundamento de la justicia.


La Justicia: Marco de la Paz;
El Amor: Motor de la Paz;
La Libertad: Clima de la Paz. La Paz construida sobre el fundamento de la Verdad.

La presente encclica tiene bien en claro el de defender a la persona, el bien comn y


la inclusin social de todos los hombres, adems no solo fue escrita por lo que pasaba
en esos tiempos (dcada del 50, 60), sino que tiene tanta vigencia en nuestros das que
por ejemplo solo con observar nuestra realidad que vivimos tanto a nivel nacional y
mundial.

En otro aspecto, critica una globalizacin acompaada de un capitalismo salvaje, ya que


satisface los interese de pocos, que a su vez imponen un modelo de vida, en los cuales
son muy pocos lo que entran a dicho sistema y no da solucin a los que quedan

excluidos. Dicho sistema no respeta los valores fundamentales del hombre ya que el
mismo es una variable ms de modelo. Por lo cual todas las naciones tienen igual
dignidad y derecho a un desarrollo propio.

De esta misma manera invita no solo a los creyentes, sino a todos los hombres de
buena voluntad a tomar acciones cristianas en donde se construyan valores que
promuevan los derechos y los deberes para conseguir una vida digna y una paz mundial.

CARTA ENCCLICA GAUDIUM ET SPES (7 de Diciembre/1965)


DEL PAPA PABLO VI SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL

El texto nos expone con claridad la verdadera naturaleza de la autonoma de


las cosas terrenas y subrayar que lo profano, tiene sus valores intrnsecos que
el hombre tiene que conocer, ordenar y utilizar.
El texto quiere dejar bien claro el alcance de esta autonoma de lo temporal
con dos puntos: a) Las cosas creadas, las sociedades, etc, tienen sus propios
fines, leyes, medios y valor. Es Dios mismo quien ha dado a todas las cosas su
manera de ser, sus propias leyes y un orden determinado. b) El hombre tiene el
deber de aprender a conocer el modo de utilizar y organizar estas leyes, de
respetar estos valores y conocer el mtodo propio de cada una de las ciencias y
las artes. Esa capacidad del hombre de utilizar y organizar las leyes fsicas de
la naturaleza, sabiendo respetar los valores de la creacin, le da la garanta a la
Iglesia de que es posible interpretar los signos de nuestro tiempo buscando
la plena realizacin del hombre.
Por consiguiente, la justa autonoma reclamada por los hombres de nuestro
tiempo responde perfectamente a la visin de Dios sobre el ser humano, que lo
ha constituido como responsable de la creacin y le ha dado facultad para
someterla (Cf. Gn. 2) y responde adems a la voluntad de Dios, que desea que
su Iglesia emprenda un proceso de dilogo y apertura para una adecuada
pastoral y evangelizacin del mismo. Ese querer divino debe ser descubierto
adecuadamente en el proceso histrico de la humanidad y de la Iglesia y en la
interpretacin de los signos de los tiempos. El reconocimiento de la Iglesia de
la justa autonoma de las realidades terrenas y su valor dentro del plan de

Dios, como instrumento de edificacin de una fraternidad universal,


representa tambin un signo de nuestros tiempos.
El captulo IV se presenta como el resultado de todo sobre lo que se ha venido
reflexionando anteriormente: la dignidad del ser humano, la comunidad humana,
la actividad humana en el mundo. Estos tres primeros captulos se estructuran
como pilares del cuarto captulo que enfatiza el importante papel que juega la
Iglesia en el mundo contemporneo y por consiguiente su respuesta a los
signos de los tiempos planteados anteriormente. Y lo confirma de modo ms
concreto al comienzo del mismo captulo:
Este captulo responde a la necesidad de presentar a la Iglesia a los ojos del
mundo y sirve de prlogo a la segunda parte, en el que la Iglesia se pronuncia
de forma directa sobre los problemas concretos del orden temporal ms
vitales para el hombre de hoy. Su objetivo es, por tanto, hablar de la Iglesia en
cuanto que contribuye a la dignificacin del ser humano y su protagonismo en la
construccin y progreso de la comunidad social y el dinamismo humano sobre la
historia terrena. El pueblo de Dios ha de manifestar su comunin con el mundo
en el que est presente.
Lo que se quiere ver en este captulo es cmo la vida de los cristianos est
inseparablemente unida a las realidades mundanas y cmo la fe no puede ni
siquiera subsistir si no est bien unida con la existencia diaria.
La funcin de la Iglesia en el mundo actual, de identificar, discernir y ofrecer
respuestas convincentes a las preguntas del hombre contemporneo y los
signos de nuestro tiempo, es de vital importancia para una adecuada
interpretacin de la voluntad de Dios que busca la realizacin plena del ser
humano.
El cuarto captulo, enfatiza el deber y responsabilidad de la Iglesia de abrirse
al mundo moderno, ver y escuchar los problemas del mismo y ofrecer
respuestas a las grandes interrogantes, se presenta tambin como plataforma
para el contenido que ocupar la segunda parte de su estructura en cuanto a
temas concretos y urgentes para el hombre, como el matrimonio y la familia
(No. 47 52), la cultura (No. 53 62), la vida econmico social (No. 63 72),
la comunidad poltica (No. 73 73) y los problemas de la paz y la cooperacin
internacional (No. 77 90). Se trata de tareas especficas que a todos

competen en la Iglesia y que deben ser llevados a cabo por medio del dilogo
(GS 91 92) y a la luz del fin de la creacin.
La Iglesia es consciente de las diferentes amenazas que atentan contra la
estructura familiar matrimonial, y su sentido cristiano. Es por ello que debe
estar abierta y sensible a las diferentes manifestaciones, nuevas concepciones
y prcticas de esta vocacin, que est llamada a la santidad y a la realizacin
humana plena.
Entre estas nuevas concepciones y experiencias matrimoniales que se
constituyen signos de nuestro tiempo, aparecen con mucho nfasis hoy en da,
problemas de paternidad irresponsable, mtodos anticonceptivos opuestos a la
promocin de la vida, el hedonismo y el placer egosta en la intimidad conyugal,
proyectos de vida matrimonial que tienden a ignorar la fecundidad como
elemento integral del proyecto matrimonial, todos, signos actuales de
nuestros tiempos.
La postura de la Iglesia hasta ahora ha insistido en que la finalidad del
matrimonio deba estar en funcin de la fecundidad y la construccin de la
familia, es decir que el fin primario del matrimonio es la procreacin de los
hijos y su educacin:
Por su propio carcter natural, la institucin misma del matrimonio y el amor
conyugal estn ordenados a la procreacin y educacin de la prole (GS. 48).
Para que el matrimonio subsista, afirma que, tanto el amor como el matrimonio
mismo, tienden a la procreacin, porque el amor tiende a la unin de los
esposos, tanto fsica como espiritualmente, y esta unin lleva una ordenacin a
la procreacin.
El tema de la cultura da continuidad, de alguna manera, al tema de la justa
autonoma de las realidades terrenas que se desarrolla en el captulo tercero
de la primera parte del documento conciliar, en el que se hace nfasis en el
importante protagonismo del ser humano como autor y artfice de las
realidades del mundo contemporneo y su llamado a construir una fraternidad
universal desde la autonoma de las realidades terrenas, autonoma que gozan
respecto de la religin y que la Iglesia est invitada a respetar.

CARTA ENCCLICA POPULORUM PROGRESSIO (26 de Marzo/1967)

DEL PAPA PABLO VI A LOS OBISPOS, SACERDOTES, RELIGIOSOS Y


FIELES DE TODO EL MUNDO Y A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA
VOLUNTAD SOBRE LA NECESIDAD DE PROMOVER EL DESARROLLO DE
LOS PUEBLOS

El desarrollo de los pueblos es necesario visualizarlo en todas las dimensiones


para identificar con precisin cual es el problema que les aqueja.

Como problemas encontramos un hecho importante como lo es la gran


diferencia que vemos en el mundo de sociedades pobres que claman con acento
dramtico su estado ante las sociedades opulentas.
Ante tal situacin la Comisin Pontifica promueve programas concertados,
basados en la dignidad humana acompaado por la justicia y paz en todo el
mundo, en donde a las naciones en va de desarrollo se les favorezca con ayudas
gratuitas que les permita proveerse ellos mismos, para si mismos y as poder
satisfacer las necesidades de un crecimiento no solo econmico, sino autnomo,
digno y social, en el cual la caridad universal y la solidaridad global son
estrategias que ayudan a este fin.
La Doctrina Social de la Iglesia a diferencia de algunos movimientos polticos
que han surgido en la historia, dice que no es menester una revolucin violenta,
pues no se puede combatir un mal real con un mal mayor(31), sino que debe
haber una revolucin en donde se utilice el dialogo, movimientos que vayan en
busca de acuerdos bilaterales y multilaterales incorporados por un programa

de colaboracin mundial eficaz, que obviamente sirvan para que haya una
reforma que trabaje mancomunadamente en un bien comn.
Es necesario decir que la iglesia hace todas las anteriores afirmaciones con el
fin de no mezclarse en la poltica de los Estados, sino de dar una visin
cristiana a la luz del evangelio en donde haya valores como el amor, la amistad,
la oracin y la contemplacin de las enseanzas divinas, en donde el desarrollo
no se vea solo desde la economa sino desde el punto de vista humano, de tal
forma que ste sea global e instituya fraternidad entre naciones.
Por otro lado, es menester aclarar que en la presente encclica hablan sobre la
industrializacin en donde dicen:
Necesaria para el crecimiento econmico y para el progreso humano, la
industrializacin es al mismo tiempo seal y factor de desarrollo. El hombre,
mediante la tenaz aplicacin de su inteligencia y de su trabajo arranca poco a
poco sus secretos a la naturaleza y hace un uso mejor de sus riquezas. Al
mismo tiempo que disciplina sus costumbres se desarrolla en l el gusto por la
investigacin y la invencin, la aceptacin del riesgo calculado, la audacia en las
empresas, la iniciativa generosa y el sentido de responsabilidad.
Pero una industrializacin brusca puede dislocar las estructuras, que todava
son necesarias, y engendrar miserias sociales, que seran un retroceso para la
humanidad.
Por lo anterior, sera injusto que se atribuyera a la industrializacin misma los
males que son debidos al nefasto sistema (neoliberal) que la acompaa. Por el
contrario, es justo reconocer la aportacin irremplazable de la organizacin del
trabajo y del progreso industrial a la obra del desarrollo.
Por ltimo, se hace de gran relevancia mencionar que en el llamamiento final de
esta carta encclica, se invita a responder por el grito de angustia de
desarrollo, al cual lo han denominado el nuevo nombre de la paz.

Instituto Emiliani Somascos


Orientacin Cristiana
Prof. Armando Garca
Sexto Bachillerato D

Encclicas de la doctrina social


De la iglesia

Eduardo Ren Montealegre Rosales 5


09 03 2015

Introduccin
Se puede ver en los relatos del antiguo testamento la iniciacin de estas
encclicas, la prctica de estas encclicas son fundamentales para que las altas
autoridades del vaticano y cada pontfice este enterado de cada praxis de la
iglesia en todo el mundo, estas son tiles para que no haya problemas u para
enunciar cualquier anomala de las iglesias y sus enseanzas.

E Grafa

http://dsienciclicas.blogspot.com/
Wikipedia.com
Buenastareas.com

Conclusin
Una encclica es una carta solemne que dirige el Sumo Pontfice a todos los obispos y
fieles del orbe catlico exponiendo la creencia y prctica de la doctrina cristiana. La
utilizacin de cartas para explicar la doctrina cristiana tiene su origen en las epstolas
del Nuevo Testamento.
Una encclica sirve para informar a la iglesia entera acerca una cierta materia
particular de importancia. Las Encclicas, se dirigen normalmente a todos los Obispos y
fieles de la Iglesia Catlica, pero con frecuencia tambin van dirigidas a "todas las
personas de buena voluntad".

ndice
Introduccin
Contenido
Conclusin
E-Grafa

1
2-17
19
20

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