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REVISTA DE CRTICA LITERARIA LATINOAMERICANA

Ao XXXIX, No 77. Lima-Boston, 1er semestre de 2013, pp. 81-104

EXILIO, DESEXILIO Y DESTERRITORIALIZACIN


EN LA NARRATIVA DE MARIO BENEDETTI
Hiber Conteris
Universidad de la Replica del Uruguay
Resumen
El presente artculo analiza la obra narrativa de Mario Benedetti durante su
periodo de exilio poltico y de retorno al Uruguay. El exilio y el retorno son
vistos como una totalidad. Se estudian temas como la tortura poltica, el
herosmo de aquellos que fueron torturados, las secuelas de la tortura, el
conflicto al retornar al Uruguay y al dejar el pas en el que se vivi el exilio.
Palabras clave: exilio, represin poltica, desterritorializacin, Mario Benedetti.
Abstract
This article analyzes Mario Benedettis narrative work during his period of political exile and his subsequent return to Uruguay. Both, the exile and his return
to Uruguay, are seen as a whole. The topics studied in this article are political
torture, the heroism of those who were tortured, the consequences of torture,
the conflict of returning to Uruguay, as well as the conflict of leaving the
country where the exile took place.
Keywords: exile, political repression, deterritorialization, Mario Benedetti.

La crisis institucional uruguaya: primeras seales


En un artculo de 1962, La literatura uruguaya cambia de voz,
publicado despus en el volumen Literatura uruguaya siglo XX,
Benedetti rese en los siguientes trminos su visin no totalmente
pesimista del Uruguay de aquel entonces: Somos un rincn de
Amrica que no tiene petrleo, ni indios, ni minerales, ni volcanes,
ni siquiera un ejrcito con vocacin golpista. El subrayado, bien entendido, no apareca en el texto original, ya que Benedetti no se
propona ironizar respecto a la posible vocacin democrtica del

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ejrcito uruguayo, sino que corresponda a una apreciacin objetiva


de las condiciones del pas a principios de los 60.
Por supuesto, la crisis econmica nacional se haba generalizado
como consecuencia del progresivo deterioro de los trminos del
intercambio comercial, ya que, una vez finalizada la Segunda Guerra
Mundial, y cuando tambin se puso fin a la guerra de Corea en el
ao 1953, los precios de las materias primas que constituyen la nica
riqueza exportable del Uruguay entraron en un pronunciado declive.
Este hecho, a su vez, tuvo repercusiones sociales en la situacin interna del pas, mayormente provocadas por las huelgas y manifestaciones de la clase asalariada (obreros manuales y empleados administrativos), a las que se sumaron las protestas estudiantiles y de otros sectores de la poblacin (los trabajadores del campo, por
ejemplo), tambin afectados por la crisis generalizada. Hasta cierto
punto, sta es la situacin de fondo que aparece reflejada en la novela La tregua y en algunos de los cuentos que Benedetti escribe y
publica en ese mismo periodo, es decir, a principios de los aos 60.
Cuando aparece Gracias por el fuego, en 1965, la crisis se ha agravado y ha tenido, adems, consecuencias polticas, ya que en las elecciones nacionales del ao 1958 se produce uno de los acontecimientos polticos ms significativos del Uruguay contemporneo: el Partido Colorado, que haba tenido entre sus presidentes a Jos Batlle y
Ordez, de quien el partido tomara su denominacin batllista,
instalado en el Gobierno desde haca casi un siglo, pierde las elecciones frente al Partido Blanco o Nacional. Este reemplazo de la dirigencia poltica, impensable hasta unos pocos aos antes, responda
sin duda a las expectativas de la poblacin, que a todas luces esperaba una seal de que las cosas fueran a cambiar, y fue recibido con
moderado optimismo. Sin embargo, los cambios introducidos en la
poltica econmica del pas por el nuevo equipo de gobierno no
dieron los resultados esperados. Estos se concretaron principalmente en la Ley de Reforma Cambiaria y Monetaria aprobada en
diciembre de 1959 y en la firma de la primera carta de intencin del
gobierno con el Fondo Monetario Internacional al ao siguiente.
Aun as, segn explican Caetano y Rilla,
la mayora de los indicadores marcaron un fracaso relativo en la conduccin
econmica de ese primer gobierno blanco: la balanza comercial y de pagos

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continuaron deficitarias; pudo contenerse la espiral inflacionaria, pero el


producto apenas si creci muy modestamente; el salario real no recuper
sus guarismos anteriores, al tiempo que creci la desocupacin; se profundiz el endeudamiento externo; continu la tendencia especulativa en la actividad econmica, volvindose a postergar la reactivacin anunciada (211).

Lo que este fracaso indicaba era que los problemas econmicos


bsicos del Uruguay respondan a causas estructurales y no slo a
factores coyunturales, como tampoco a fallas puramente estratgicas
de la poltica econmica implementada por las diferentes gestiones
de gobierno; por lo tanto, la poblacin comenz a descreer de que
un nuevo recambio del equipo conducente de esas polticas internas, hecho que en efecto se produjo algunos aos despus, pudiese
modificar sustancialmente una situacin ya muy deteriorada. Es en
este contexto, a principios de 1963, cuando tiene lugar la primera
accin armada del grupo que se conocera poco despus como
Movimiento Nacional de LiberacinTupamaros liderado por
Ral Sendic.
Diez aos despus, el 27 de junio de 1973, cuando la movilizacin de lo que se dio en llamar entonces las Fuerzas Conjuntas
(es decir, las tres fuerzas armadas nacionales, el Ejrcito, la Marina y
la Aviacin, acompaadas por los efectivos policiales) haba ya
puesto fin al accionar del grupo guerrillero y la mayora de sus integrantes (junto con la direccin) estaban detenidos, o de lo contrario
muertos o fuera del pas, las Fuerzas armadas, con la aprobacin del
entonces presidente Juan Mara Bordaberry, dan el golpe de estado
que clausura la actividad parlamentaria; proscribe el accionar de
todos los partidos polticos as como la gestin de los sindicatos;
interviene la Universidad y los dems sectores de la enseanza,
primaria y secundaria; se hace cargo y controla la administracin
pblica; suspende las garantas constitucionales de la poblacin y
establece un rgimen discriminatorio y represivo que clasifica a los
ciudadanos en las categoras A, B y C de acuerdo con la fe
democrtica de los mismos; y finalmente, al sustituir a la justicia
civil por la justicia militar, deja indemne a la poblacin para protegerse de la accin represiva del Estado que se ejerce arbitrariamente
contra aquellos que se consideran enemigos del rgimen, valindose de la prisin, de la tortura, de la expulsin del pas, de la muerte y de la desaparicin cuando resultara necesario. Mario Benedetti,

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ciudadano marcado por las convicciones revolucionarias expresadas abiertamente en cantidad de ocasiones, por su incondicional
solidaridad con la Revolucin Cubana, por sus escritos no slo de
carcter poltico, social o cultural aparecidos en peridicos (el semanario Marcha, por ejemplo)1, en revistas, en sus libros de ensayos e
incluso en sus obras de ficcin y de poesa; y fundamentalmente por
su militancia al frente del Movimiento 26 de Marzo, que los
militares consideraban parte del grupo subversivo, se ve obligado a
dejar el pas antes de que las fuerzas del Esmaco (Estado Mayor
Conjunto) consigan atraparlo y someterlo a la tortura, a la prisin y
quizs a la muerte, tal como fue el caso de Julio Castro, redactor
responsable del semanario Marcha, y de otros escritores e intelectuales que corrieron suerte semejante, Juan Carlos Onetti, entre
otros. All comienza la larga peregrinacin de Mario Benedetti a
travs de cuatro o ms pases que lo mantendr en el exilio hasta su
retorno al Uruguay, ya reinstalado el nuevo gobierno democrtico,
en el ao 1985.
El periodo de exilio y desexilio en el conjunto de la obra de
Mario Benedetti
Existen suficientes razones, al margen de los parmetros exclusivamente cronolgicos, para considerar el periodo del exilio de
Mario Benedetti y su prolongacin en lo que l acertadamente
diagnostic con el neologismo desexilio, como un segmento perfectamente caracterizado tanto desde el punto de vista de su trayectoria personal y vital como en funcin de su quehacer cultural y su
produccin literaria. Respecto a esto ltimo, la duracin del exilio,
sobre todo las dos fases finales del mismo, transcurridas en Cuba y
en Espaa, resultaron lo suficientemente prolficas (en cantidad y en
calidad) como para justificar esta demarcacin del periodo comprendido entre los aos 1973 y 1985 como una unidad, una etapa
indivisa dentro del conjunto de su obra (opera omnia). No es menos
1

Es imprescindible mencionar el conjunto de crnicas y otros artculos escritos por Benedetti aparecidos semana tras semana en la pginas de Marcha en
los aos y meses previos a la dictadura, reunidos posteriormente en el volumen
Terremoto y despus.

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cierto, a la vez, que la variada produccin de estos aos, que


frecuenta todos los gneros ya experimentados en las etapas anteriores (el cuento, la novela, la poesa, el teatro, el ensayo, la crtica
socio-literaria, el comentario y la crnica periodstica, e incluso
incursiona en algunos gneros o sub-gneros hbridos o innovadores que surgirn en esta poca como resultado de su afn experimentador) inicia tambin un rumbo temtico hasta entonces ausente de su narrativa; especficamente, los temas vinculados con el
exilio propiamente dicho y sus connotadas e inevitables asociaciones: la persecucin poltica, el encarcelamiento, la tortura, las desapariciones, la degradacin de los torturadores (salvo excepciones,
siempre militares), y, por contraste con esto ltimo, el valor, la
resistencia y el probable (y acaso improbable, en ciertos casos) herosmo de los torturados. Y la mayora de estos temas, con posibles
variantes o matices, se extiende ms all del periodo estrictamente
cronolgico del exilio, para reaparecer, incluso con el surgimiento
de un tema nuevo y especfico, el desexilio, en textos de ms reciente
escritura y publicacin.
As como los textos fundamentalmente narrativos publicados
durante el exilio son Primavera con una esquina rota (1982), y las dos
colecciones de cuentos Con y sin nostalgia (1977) y Geografas (1984), a
los que podra agregarse la pieza teatral Pedro y el capitn (1979), las
publicaciones que comienzan a sucederse despus de estos aos y
que de una manera u otra prolongan la temtica emergida durante el
exilio, son los cuentos de Recuerdos olvidados (1988), Buzn del tiempo
(1999), la novela Andamios (1996), y una serie de textos a los que se
hizo referencia antes como muestras de un subgnero hbrido reunidos en el volumen Despistes y franquezas (1989).
Una excepcin desde el punto de vista temtico en la produccin narrativa de este periodo es la novela La borra del caf (1992).
Benedetti, valindose de memorias mayormente autobiogrficas,
reconstruye la peripecia individual del protagonista, Claudio Merino,
peripecia tpicamente montevideana que se inicia presumiblemente
al comienzo de los aos 30 y, dentro de los lmites establecidos por
la novela, se extiende probablemente hasta el o los aos finales de la
Segunda Guerra Mundial, 1944/1945. Se utiliza aqu una expresin
condicionada para indicar los parmetros cronolgicos de la narracin, porque el texto, salvo algunas referencias histricas mayor-

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mente vagas, no indica fechas precisas. En todo caso, lo cierto es


que la novela se cierra antes del advenimiento de la dictadura uruguaya, e incluso antes de los aos 60, que pueden calificarse como
los aos del comienzo de la crisis institucional, las primeras insinuaciones de la represin poltico-militar, y tambin de la lucha revolucionaria armada en el Uruguay. Es posible, sin embargo, que Mario
Benedetti haya quedado insatisfecho con la exclusin de un periodo
clave de la historia del pas en ese texto, porque Claudio Merino reaparece inesperadamente en un breve pasaje de la novela Andamios,
cuando el protagonista de la misma, Javier Montes, en uno de sus
tantos vagabundeos por una calle cntrica de Montevideo, se
encuentra con una exposicin del personaje de La borra del caf, que
para entonces se haba convertido en un pintor relativamente
reconocido. En ese episodio se est ya en el ao 1995. Mientras
Javier Montes se halla recorriendo esa exposicin retrospectiva,
Merino surge desde el fondo de la galera, y se produce este dilogo
entre ambos. Dice Javier:
Perdn, usted es Claudio Merino verdad?
El otro asinti.
Estuve muchos aos fuera del pas, pero conozco bien su obra, aunque
algo menos la de estos ltimos aos. Disfrut bastante al reencontrarme
ahora con sus relojes, sus mujeres, su Nagasaki, su obsesin por las 3 y 10.
Merino sonri, halagado y a la vez sorprendido.
Son temas viejos, casi prehistricos.
No tan prehistricos, ya que los sigue exponiendo.
Bueno, son una etapa. No reniego de esas imgenes, pero ahora estoy en
otra cosa (Benedetti, Andamios 224-225).

Merino no agrega nada ms para explicar qu es esa otra cosa


en la que est ahora, pero una posible lectura de este breve dilogo
(o quizs del encuentro entre ambos personajes como tal), puede
situarlo perfectamente dentro de la temtica del desexilio, que es el
tpico dominante y leit motiv de la novela Andamios. Javier Montes se
ha ido del pas; Claudio Merino presuntamente se ha quedado all,
pero ambos convergen en un momento de la historia en que los
posibles puntos de contacto no han resistido la interferencia del
acontecer histrico. Javier y Claudio se reencuentran sin que se
produzca un verdadero encuentro, como tampoco se produjo un

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verdadero dilogo entre ellos, y al cabo de unos pocos minutos ms


de intercambio de recuerdos, Merino dice Mucho gusto y desaparece tan silenciosa y sigilosamente como apareci. Es decir, los aos
transcurridos y las circunstancias vividas por cada uno de ellos en
ese tiempo los han situado a uno y otro lado de la historia misma, y
la comunicacin, pese a los recuerdos o sueos compartidos, ya no
es posible. Hay un tajo histrico, por no decir un abismo, entre
ambos personajes. En torno a esta incomunicacin esencial discurre
la peripecia montevideana de Javier Montes en esa etapa de su
desexilio, tal como Benedetti ha querido representar esta experiencia
en su novela Andamios.
El exilio
Antes de intentar caracterizar ms detenidamente el periodo y
tema del desexilio, parece natural remitirse a su lgico antecedente, el
exilio, y todas las necesarias connotaciones de esa peculiar situacin.
El propio Benedetti, en una exposicin de gran valor autobiogrfico y no menor lucidez analtica, describi de la siguiente manera la complejidad de infortunios, ordalas, circunstancias y crisis
personales que afectan el exilio tanto como la situacin del exiliado:
Algn da los especialistas tendrn que abordar, en el marco de una sociologa del exilio, el tema de la dispora y su costo social. Esa sociologa del
exilio, a escala latinoamericana, debera considerar, por ejemplo, los problemas que la dispora ha generado y genera en el mbito familiar, en la vida
de pareja, en la relacin de padres e hijos. Las tensiones que causa cualquier
partida inopinada, cuando uno deja atrs hogar, amigos, trabajo, y tantas otras cosas que integran su mbito afectivo y cultural; la inseguridad que a
veces en una edad que debera ser de consolidacin y no de recomienzo
trae aparejada la bsqueda de un nuevo trabajo, una nueva vivienda, as
como la sbita y no prevista insercin en otras costumbres, otro alrededor,
otro clima, y a veces otro idioma; todos son elementos generadores de angustias, malestares y hasta de resentimientos y rencores que, por supuesto,
distorsionan una relacin afectiva que en Amrica Latina siempre ha sido
importante, definitoria (Subdesarrollo y letras de osada 132-145).

Para corroborar la fidelidad y la naturaleza personal de esta


descripcin aparentemente tan objetiva, basta con remitirse a uno
de los parntesis autobiogrficos que pautan el discurso ficcional de

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la novela Primavera con una esquina rota, en el que Benedetti, bajo el


ttulo Exilios, describe la forma intempestiva en que tuvo que
poner fin a la etapa peruana de su exilio a instancias de un inspector
de la Central de Polica limea en el perentorio lapso de menos de
veinticuatro horas.
Aunque el exilio poltico de Mario Benedetti se extendi por lo
menos por un lapso nada desdeable de unos trece aos, y discurri
por pases tan distantes como Argentina, Per, Cuba y finalmente
Espaa, hay que recordar que Benedetti nunca fue el prototipo del
escritor sedentario afincado resuelta y empecinadamente en las coordenadas de su propio pas. Por el contrario, su itinerario vital lo
lleva desde muy temprano a Buenos Aires; reside en Cuba y en Pars
entre los aos 1966 y 1967; vuelve a instalarse unos tres aos en La
Habana entre 1968 y 1971, donde dirige el Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Amricas; y realiza incontables viajes
de corta, mediana y larga duracin que lo llevaron a participar en
congresos, conferencias, encuentros de escritores, residencias y
estadas ms o menos prolongadas en pases de Europa y Amrica
Latina, as como en Estados Unidos, Argelia y probablemente otros
que sera largo enumerar. Sin embargo, ninguno de estos alejamientos de su pas adquiri los ribetes dramticos del exilio poltico y,
por esta razn, hasta el momento en que Benedetti se instala (o es
instalado, obligadamente) en esa circunstancia, su narrativa anterior
es inequvoca y obstinadamente uruguaya, montevideana, para ser
ms preciso. Y lo es tanto por la topografa y referencias de su marco o escenario narrativo como por las situaciones en que actan sus
personajes, y no menos por la temtica, los problemas, situaciones y
dilemas individuales que arrostran los mismos2.
Aunque Benedetti vive en el exilio durante todo el tiempo en
que permanece en el poder el rgimen militar uruguayo, el hecho de
haberle sido impuesto contra su voluntad y a riesgo de, en caso
contrario, haber perdido la libertad o quizs su propia vida, determina que este periodo de su existencia y creacin estn fuertemente
2

Vale la pena recordar la pieza teatral Ida y vuelta, estrenada en 1963, en la


que el autor registra, a travs del alter ego del protagonista, la experiencia nada
regocijante de su regreso al pas luego de una estada de unos nueve meses en
Europa.

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marcadas por todas las atrocidades cometidas por aquel rgimen: la


prohibicin de toda actividad poltica en el pas, incluidas la actividad gremial al nivel laboral y estudiantil; la forzosa clandestinidad de
toda forma de militancia; la persecucin ideolgica; la detencin y
prdida de los derechos civiles y constitucionales de miles y miles de
ciudadanos en razn de la posicin poltica o simplemente democrtica de los mismos; la represin callejera e incluso en el mbito
privado de cualquier actividad que se considerara sospechosa; la
censura cultural, artstica e informativa; y, last but not least, el encarcelamiento, la incomunicacin, el interrogatorio y la tortura.
Toda esta extensa y compleja problemtica es tema recurrente en
los textos de Benedetti del periodo del exilio (Primavera con una
esquina rota, Con y sin nostalgia, Geografas, Pedro y el Capitn), y se
prolonga, aunque con el sutil distanciamiento que implica algo as
como una mirada retrospectiva hacia el pasado, en muchos de los
textos clave del periodo inmediatamente posterior, los cuentos de
Buzn del tiempo, Despistes y franquezas y la novela Andamios.
Primavera con una esquina rota (1982) es el primer texto narrativo
del periodo del exilio que aborda frontalmente el tema en toda su
complejidad, y lo hace sirvindose de los cuatro o cinco personajes
que, a travs de sus relaciones personales, sus dilogos o monlogos
interiores, sus cartas, sus memorias, los escritos o composiciones de una nia
en edad escolar (es decir, mediante una considerable variedad de
formas discursivas), consiguen tipificar simblicamente aquello que, en
trminos sociolgicos, podra caracterizarse como la representacin
imaginaria del exilio. All est Santiago, el preso poltico que an
cumple su condena en el Establecimiento Militar de Reclusin No.
1, mejor o peor conocido dentro del Uruguay y fuera de l como el
temible Penal de Libertad, y por lo tanto su meditacin y las
cartas que consiguen atravesar la censura y les llegan espordicamente a su mujer, a su hija y eventualmente a su padre, se agrupan
en el segmento narrativo que Benedetti ha titulado Intramuros.
Su esposa, Graciela, milit clandestinamente junto a Santiago antes de que ste cayera, pero logr abandonar el pas y vive ahora en
el exilio con su hija Beatriz en una ciudad que podra ser Mxico o
Madrid, aunque Benedetti, tal vez porque quiere inducir a creer que
el exilio es exilio no importa en qu lugar del mundo, prefiere no
dar referencias muy explcitas sobre el lugar en que ste ocurre.

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Tambin est all Rafael, padre de Santiago, quien pese a no


haber ejercido ninguna forma de militancia que le obligase a expatriarse, probablemente debi hacerlo debido a su profesin (maestro
de escuela), y la supuesta peligrosidad ideolgica que sus ideas o su
simple enseanza pudieran implicar para el rgimen.
Y finalmente est Rolando, el otro, antiguo amigo de Santiago
y de Graciela, quien padeci tambin los interrogatorios y un corto
tiempo de prisin, pero logr zafar y ahora comparte ese cudruple exilio en la ciudad y el pas sin nombres.
Las piezas del puzzle estn sobre la mesa, y es muy probable que
el lector la asemeje a la situacin arquetpica de Quin de nosotros, la
primera novela de Mario Benedetti, porque en efecto la forma en
que van a encastrar y componer la figura final es hasta cierto punto
predecible, si bien el contexto histrico, poltico y social de esta
nueva novela es muy diferente al de aqulla, y por lo tanto el
desarrollo argumental, es decir, la historia, tanto como su inquietante
desenlace, no sern los mismos ni constituyen el propsito ltimo
de la novela.
En el texto de Benedetti que se cit antes, en que el escritor
enumera en un conciso catlogo las condiciones y los problemas
maysculos del exilio, se mencionan la vida en pareja, la relacin
de padres e hijos, la inseguridad que [] trae aparejada la bsqueda de un nuevo trabajo, una nueva vivienda, as como la sbita y
no prevista insercin en otras costumbres, otro alrededor, otro
clima, y a veces otro idioma. Lo que Benedetti parece haberse propuesto con esta novela es ilustrar todo eso no de manera abstracta,
sino a travs de un discurso ficcional, pero tambin posible y verosmil
de sus personajes. Tal vez creyera que esta construccin imaginaria
no era suficiente para convencer al lector, y por esa razn altern el
discurso ficcional con algunos episodios de su verdadero exilio, todos
ellos de inters biogrfico y documental, pero que, aparte de funcionar hasta cierto punto a la manera de un distanciamiento brechtiano, no constituyen es la opinin en este ensayo un elemento de
mayor persuasin que la secuencia puramente narrativa. Ms persuasivo resulta este fragmento extrapolado de una de las largas reflexiones de Rafael, padre de Santiago y abuelo de Beatriz:

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Reorganizarse en el exilio no es, como tantas veces se dice, empezar a contar desde cero, sino desde menos cuatro o menos veinte o menos cien. Los
implacables, los que ganaron sus galones en la crueldad militante, esos que
empezaron siendo puritanos y acabaron en corruptos, sos abrieron un
enorme parntesis en aquella sociedad, parntesis que seguramente se cerrar algn da, cuando ya nadie ser capaz de retomar el hilo de la antigua
oracin (Benedetti, Primavera con una esquina rota 75)3.

Y tal vez an ms convincente que este texto y que los sucesivos


Exilios que Benedetti intercala en el discurso ficcional propiamente
dicho, debido principalmente al humor y la engaosa lejana o casi
indiferencia que parecen reflejar ante la absurda condicin del exilio,
sean las ingeniosas y divertidsimas composiciones o simples anotaciones de Beatriz, el personaje que es a la vez testigo y vctima del
despojamiento y la trituracin del mundo y de la vida que han sido
impuestos sobre ella. No vacilara en afirmar que el personaje de
Beatriz es el gran hallazgo de esta novela, ya que son sus intervenciones las que consiguen establecer con mejor fortuna esa suerte
de distanciamiento a la manera de Brecht frente al dramtico acontecer
del exilio, efecto que sin duda se busc al introducir una serie de
parntesis autobiogrficos en medio de la narrativa, suspendiendo
momentneamente la ilacin y el fluir de la historia.
En las dos colecciones de cuentos de este periodo de la obra
benedettiana, Con y sin nostalgia (1977) y Geografas (1984), Benedetti
se propuso explorar ms minuciosamente, con la ptica de un
empecinado entomlogo o, si se quiere, de un insidioso analista de
la ms ortodoxa tradicin freudiana, los aspectos ms tenebrosos de
la dictadura uruguaya, el encarcelamiento poltico, la incomunicacin, las desapariciones, los mecanismos y consecuencias de la tortura, e incluso la psicologa y el sadismo del torturador.
Ejemplos de esto ltimo son los cuentos Escuchar a Mozart y
Pequeb, de Con y sin nostalgia, as como Jules y Jim (tortura
psicolgica) y Escrito en berlingen en Geografas. Sin embargo,
ms all del episodio mismo de la tortura, otro tema que preocupa a
3

En la biografa de Benedetti realizada por Mario Paoletti se sugiere que los


escritos de Beatriz parecen haber sido inspirados por los libros de Jos Mara
Firpo, El humor en la escuela (dos volmenes por lo menos), libros en que este
maestro uruguayo recogi las desopilantes ocurrencias de sus alumnos respecto
a una variedad de temas que Benedetti apreciaba especialmente.

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Benedetti es el de las consecuencias o secuelas que sta ha dejado en


aquellos que la padecieron aun despus de haber recobrado la
libertad. Los cuentos Geografas, Verde y sin Paula, Ms o
menos Custodio y en particular Balada en el que dos exprisioneros polticos uruguayos, un hombre y una mujer, ahora amantes,
terminan suicidndose en el estudio que alquilaban en alguna ciudad
martima de Espaa debido a que las mutilaciones sufridas durante
la tortura le impiden hacer el amor, todos ellos del volumen
Geografas, se centran en este tema.
De Con y sin nostalgia, en relacin con esto mismo, merecen
destacarse El hotelito de la rue Blomet, y muy especialmente La
vecina orilla, que tanto por su extensin como por su tratamiento
narrativo se acerca ms a la nouvelle que al cuento propiamente
dicho. En este relato, Benedetti vuelve a crear un personaje hasta
cierto punto comparable al de Beatriz en Primavera con una esquina
rota. El protagonista de La vecina orilla no es un nio, sino un
adolescente de diecisiete aos, pero observa y vive los acontecimientos que modifican su vida sin que l tenga mayor participacin en ellos con el mismo humor que la pequea Beatriz, aunque l
es capaz de matizar este humor con una dosis de sarcasmo y sangrienta irona que le permiten sobrellevar sus infortunios. En realidad, ste es tambin un relato del exilio, porque el espigado adolescente de quien no se llega a saber su nombre, despus de haber sido
golpeado y maltratado durante treinta y cuatro das de crcel por la
polica uruguaya, se ve obligado a refugiarse en Buenos Aires. Hasta
all, sin embargo, llega la larga mano de la persecucin policial o
militar (o ambas) de su propio pas, y cuando l se queja ante un
amigo que le aconseja borrarse totalmente de que Todo lo poltico que hice en mi vida fue llevar una rosa (un homenaje a una
compaera muerta durante la tortura), su amigo le responde: Y te
parece poco? (Con y sin nostalgia 158). Con esto Benedetti consigue
recapitular en un brevsimo pasaje y un par de afortunadas rplicas
todo lo absurdo de la persecucin poltica bajo la dictadura militar.
Otros temas relacionados tangencialmente con el rgimen militar
uruguayo, aunque no necesariamente con el exilio, en estos dos
volmenes de cuentos, son el de la militancia clandestina en alguno
de los grupos que optaron por la lucha armada: La coleccin
(expropiacin de una coleccin de armas por un grupo revolucio-

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nario, con la colaboracin de una de las hijas del coleccionista);


Gracias vientre leal (un militante clandestino que se despide de su
pareja haciendo el amor antes de participar en una accin de mucho
riesgo); e incluso otras formas de la resistencia o protesta civil como
en Los astros y vos (un astrlogo de un peridico pueblerino que
ataca por medio del horscopo a un comisario represor); Relevo
de pruebas (una manicura que es contratada por un supuesto
agente de la CIA para seducir al funcionario encargado de las claves
de la Embajada cubana); Compensaciones (la venganza de un
militante de izquierda contra su hermano gemelo, tira y represor);
Oh quepis, quepis, qu mal me hiciste (un militar ajusticiado por
sus propios soldados); todos ellos de Con y sin nostalgia.
Aunque Benedetti no nombra explcitamente a ninguno de los
grupos que operaron clandestinamente y recurrieron a la lucha
armada bajo los dos gobiernos que precedieron a la dictadura militar
en el Uruguay, todo hace pensar que las frecuentes referencias a
estas formas de militancia, especialmente por las evocaciones de
exprisioneros que rememoran los interrogatorios y padecimientos
sufridos bajo la tortura, aluden al Movimiento de Liberacin
Nacional-Tupamaros, el ms conocido y de mayor impacto poltico-social de todos ellos. Mario Benedetti, como se dijo antes, fue
fundador y dirigente del Movimiento 26 de Marzo surgido en 1971,
que, fuese un hecho pblico o no, era el brazo poltico legal de la
organizacin clandestina. Es legtimo suponer que Santiago, el personaje de Primavera con una esquina rota que escribe desde la crcel, as
como Roco, protagonista femenino de la novela Andamios, no
podan ser otra cosa que militantes del Movimiento Tupamaro. No
son los nicos, por otra parte, porque el nmero de prisioneros o ex
prisioneros afectados por la tortura que transitan las narraciones de
Benedetti de estos periodos del exilio y desexilio, como ya se ha hecho
notar, es bastante numeroso. Algunos de ellos finalizan aos despus con un desenlace trgico, como los personajes de Verde y sin
Paula y Balada, pero todos, casi sin excepcin, han resistido la
tortura sin claudicar, lo que equivale a decir sin haber delatado a
otros compaeros.
Es un hecho que hubo no pocos casos de prisioneros que se
comportaron de esa manera, resistiendo todo tipo de vejaciones y
sufrimientos hasta las ltimas consecuencias, lo que signific en

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ocasiones tener que pagar con la vida ese obstinado silencio. Pero es
cierto tambin, y sin que esto conlleve ninguna vergenza, deshonor
o condena, porque nadie puede juzgar ni predecir cmo puede
reaccionar el ser humano a la tortura, que hubo un cierto nmero de
casos que sucumbieron a la misma y, conscientes de ello o no, dijeron todo lo que eran capaces de decir bajo esas circunstancias a sus
torturadores.
Aunque la versin que da Benedetti en los cuentos que de alguna
manera tienen que ver con la tortura se inclina por lo general al
herosmo, hay uno, por lo menos, que admite el comportamiento
mencionado antes, el del prisionero que habla cediendo a la tortura. Se trata del personaje de Verde y sin Paula, incluido en Geografas, en el que un narrador extradiegtico cuenta la historia de un
prisionero annimo que despus de cuatro das y sus noches de
torturas y sacudimientos accede a dar una direccin donde crea que
ya no haba nadie; el hecho, sin embargo, es que all todava estaba
Omar, su amigo y el compaero de Paula, quien muere acribillado
cuando intenta resistirse. Al protagonista del cuento slo le queda el
remordimiento y el compasivo perdn de Paula, pero cuando quiere
dar fin a su vida a causa de esto, un casi milagroso accidente le
devuelve la esperanza y las ganas de seguir viviendo. Sin embargo,
como ha sido sugerido, la vasta mayora de los presos o ex presos
polticos de los relatos que escribe Benedetti en este periodo
sobreviven inclumes a su personal ordala.
El desexilio
El tema del desexilio es el asunto central de la novela Andamios
(1996), y reaparece en otros cuentos y textos anteriores o posteriores a esa fecha que haban empezado a sucederse a partir del retorno
(por lo menos por largas temporadas) de Mario Benedetti a su pas.
Los otros ttulos que tratan este tema y corresponden al mismo
periodo, ya mencionados previamente, son, en su orden cronolgico: Recuerdos olvidados (1988), Despistes y franquezas (1989) y Buzn del
tiempo (1999).
En el prlogo de una seleccin de sus artculos publicados en el
diario El Pas de Madrid durante el periodo de su exilio espaol,
Benedetti explica el origen del trmino desexilio:

LA NARRATIVA DE MARIO BENEDETTI

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ninguna de mis palabras inventadas ha tenido tan buena fortuna como Desexilio. La us por primera vez en mi novela Primavera con una esquina rota,
publicada en junio de 1982, y luego como ttulo, en un artculo publicado al
ao siguiente en El Pas []. Al parecer, la palabra responda a una necesidad: de alguna manera haba que designar al posible y arduo proceso de
los exiliados que comenzaba a vislumbrarse en los pases del Cono Sur.
Cuando escrib aquel artculo, semejante operacin era apenas una conjetura; hoy, a fines de 1984, es un mero dato de la realidad (El desexilio y otras
conjeturas 9).

En realidad, el neologismo no tendra significado si no existiera


en castellano el vocablo y el concepto perfectamente reconocidos
por la Academia de la Lengua, que autoriza la gestacin del mismo.
Exilio equivale a destierro, a vivir fuera del pas o del lugar de origen,
independientemente de las razones que hayan motivado ese extraamiento. Por eso a veces es posible la referencia a exilio voluntario, asumiendo, sin embargo, que por lo general todo exilio presupone una fuerza mayor, una cierta coercin, sea sta de orden
familiar, profesional, econmica, cultural o, como en el caso de
Mario Benedetti, poltica. En realidad, ste fue el significado prstino
del trmino. El latn exul, del cual proviene nuestro vocablo
moderno, estaba formado por el prefijo ex, que como bien se sabe
alude a lo exterior, lo de afuera (aunque tambin a lo anterior), y una voz prehistrica tomada del indoeuropeo, ul, cuyo significado equivale al verbo ir. A partir de ah, se cre el latn exilium, que etimolgicamente significara sencillamente ir afuera,
pero que ya en latn tuvo el sentido de proscripcin o destierro,
tal como en el antiguo francs essil y en las voces equivalentes de las
lenguas modernas, incluido el castellano exilio.
Fue por esta razn que en este artculo se resolvi incluir en el
ttulo un segundo neologismo, desterritorializacin, bastante ms problemtico que el anterior. No slo por la dificultad ortogrfica e
incluso fontica que supone, sino porque ha ingresado a la lengua
castellana en relacin con los estudios de teora literaria, aunque el
concepto tiene tambin connotaciones histricas, sociolgicas,
antropolgicas, psicolgicas e incluso econmicas y polticas. Esto,
con referencia al mltiple significado que parece adquirir en los
trabajos de los crticos franceses Gilles Deleuze y Flix Guattari,
principalmente en Mille Plateaux, volumen dos de su obra conjunta

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HIBER CONTERIS

Capitalisme et Schizofrnie. A primera vista, la significacin del trmino


es clara: desterritorializar sera excluir del territorio, o tal vez negar a alguien su territorio, sacarlo del mismo, extraditarlo, tal como
indicara el uso de la proposicin inseparable des en voces como
desalojar o despedir. Por esta razn se ha preferido aqu traducir el vocablo incorporando una s que no existe en el original
francs ni tampoco en la traduccin inglesa. En el castellano, en
cambio, des denota generalmente, segn el diccionario, negacin,
oposicin, privacin, exceso, etc.. Deleuze y Guattari vuelven a
servirse del concepto cuando analizan la obra de Franz Kafka en su
excelente ensayo Kafka: Pour une littrature mineure y precisamente en
el captulo en que se abocan a definir en qu consiste una literatura
menor, adjudican a sta tres caractersticas: primero, el alto coeficiente de desterritorializacin del lenguaje; segundo, el carcter poltico de
esa literatura (todo en ella es poltico, dicen textualmente); y
tercero, el carcter colectivo de la literatura menor, o, en otros
trminos, el ensamblaje colectivo de la enunciacin (Kafka: Toward
a Minor Literature 16).
Podra alegarse que la idea de desterritorializacin no agrega nada al
significado que ya tiene el trmino en exilio, pero, segn la interpretacin que se propone aqu, el nuevo vocablo incorpora a la
nocin convencional de exilio dos elementos nuevos: primero, la
nocin del territorio como algo fsico, material, ya presente en la
voz destierro; la desterritorializacin, segn esto, es ser quitado de la
tierra, de un espacio fsico y tangible, vinculado a la naturaleza y
tambin a la definicin geogrfica y no slo poltica de la nacin, del
pas; y, en segundo lugar, la preposicin inseparable des introduce
tambin la idea de un acto violento, forzoso o forzado por una
causa externa a la voluntad propia; equivale a ser des/pojado o bien
des/alojado de algo, ser arrancado de la tierra.
Por esta misma razn, el neologismo incoado por Mario Benedetti, desexilio, es tambin un acto que supone una cierta violencia;
no es, simplemente, dar por finalizado el exilio, como si nada
hubiese pasado entre un momento y otro; es regresar a algo, pero
tambin arrancarse o ser arrancado de algo, de un territorio que
result ajeno en un comienzo, pero que luego, con el paso de los
aos, se hizo propio o fue asumido como propio, al mismo tiempo

LA NARRATIVA DE MARIO BENEDETTI

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que aquel otro, el territorio natal, se fue haciendo cada vez ms


lejano y extrao.
ste es el caso de Fernando Varengo, uruguayo exiliado en Madrid y protagonista de Recuerdos olvidados, uno de los cuentos
clave y suficientemente ambicioso desde el punto de vista formal, ya
que en l se alternan varias formas de discurso narrativo (narrador
extradiegtico, monlogo interior) y a la vez bastante extenso como para
ser considerado casi como una nouvelle, escrito por Benedetti sin
duda con el propsito de explorar a fondo toda la complejidad
implcita en el dilema del exilio y del desexilio. Fernando ha visto irse
a todos sus compaeros de exilio de regreso a la patria; no slo los
ha visto, los suele acompaar al aeropuerto para darles el ltimo
abrazo. Sin embargo, l mismo no se resuelve a ir, por ms que, a
semejanza del personaje de Camus, esa condicin de tranger le haga
sentirse a la vez extranjero y extrao, sin poder decidir cul de
las dos cosas es peor. Y cuando su compaera Luca, tambin
exiliada aunque chilena, le pregunta: Entonces no sabes por qu
no regresas?, l contesta: S, creo que lo s, pero Luca, se trata de
una sensacin, y nunca he sido muy ducho en eso de convertir una
sensacin en palabras, ya sean pocas o muchas. Lo cierto es que no
quiero volver. Algo se rompi en m, y no he podido recomponerlo,
no he podido soldar esos pedazos. Lo malo es que no soy de aqu.
Tengo amigos, gente a la que quiero. Pero estoy afuera (Benedetti,
Cuentos completos 251).
En relacin con las declaraciones de este personaje, y particularmente con su casi material descripcin de que algo se rompi en
m, y no he podido recomponerlo, no he podido soldar esos
pedazos, es que parece legtimo introducir aqu un concepto proveniente de un trabajo de Paul de Man titulado Phenomenology and
Materiality in Kant, en que el autor arguye que la nocin de lo arquitectnico en Kant sugiere, en trminos retricos y analticos, que los
miembros del cuerpo, en el contexto en que el filsofo alemn se
refiere a ellos, vinculndolos a la arquitectura, pueden ser considerados aparte de su uso especfico. Esto lleva a Paul de Man a una
provocativa conclusin: la idea de que al desmembramiento del
cuerpo corresponde un desmembramiento del lenguaje; es decir, un
fenmeno segn el cual los tropos de significado son reemplazados
por su fragmentacin en palabras, slabas y letras. Si se asocia esta

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HIBER CONTERIS

idea, con todo lo arriesgada y audaz que pueda parecer, con lo dicho
antes sobre el concepto de desterritorializacin, podra sugerirse que el
acto de ser arrancado del territorio, un acto sin duda que implica
el uso de la fuerza y de la violencia, equivale hasta cierto punto a un
desmembramiento del cuerpo (por ejemplo, las figuras tantas veces
empleadas en las que se dice mis pies, o mis manos, o, con ms
frecuencia, mi corazn quedaron all, es decir en el territorio del
que uno ha sido separado), y que ese desmembramiento o desarticulacin corporal conlleva tambin una desarticulacin o fragmentacin del lenguaje en que los tropos de significado como la metonimia, la metfora, la sincdoque y dems, se atomizan no en
palabras, slabas y letras, como propone Paul de Man, pero s en
figuras e imgenes carentes del sentido original que se les adjudicaba
cuando an se estaba integrado o vinculado de manera corprea,
material, con el territorio propio (Hicjs 23).
Esta hiptesis, por atrevida que pueda parecer, se relaciona
estrechamente con la nocin de literatura menor que Deleuze y
Guattari introdujeron para analizar la obra de Franz Kafka, y, a su
vez, es lgico pensar que sta es perfectamente aplicable al anlisis
de la narrativa de Mario Benedetti que trata de los temas del exilio y
desexilio. Recurdese, ante todo, que para Deleuze y Guattari el
concepto de literatura menor no tiene un sentido jerrquico, valorativo, ni mucho menos peyorativo. Por literatura menor se entiende
una literatura cuyas condiciones de produccin estn subordinadas
o, si se quiere, empleando un trmino del terico francs Louis
Althusser, sobredeterminadas por otra literatura y otra lengua que la
contienen, y es por esa capacidad contenedora que sta se constituye en mayor.
La primera caracterstica de una literatura menor es estar afectada
por un alto coeficiente de desterritorializacin, es decir, por la conciencia de estar alienada, separada del territorio propio; o, para citar
de nuevo a Deleuze y Guattari en su trabajo sobre Kafka, la
imposibilidad de escribir en otra lengua que en alemn es para los
judos de Praga el sentimiento de una irreductible distancia de su
primitiva territorialidad checa (16-17). La segunda caracterstica es
que todo en ella conlleva una significacin poltica; en las literaturas
mayores, el inters individual (psicolgico, emocional, la peripecia
personal) adquiere prioridad sobre los otros, y el medio social sirve

LA NARRATIVA DE MARIO BENEDETTI

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como un mero decorado o fondo de la accin. El caso de la literatura


menor es completamente diferente: el espacio en que sta se desarrolla obliga a conectar toda intriga individual con lo social, y esto
conduce a lo poltico.
No se requiere un gran esfuerzo para comprender el significado
poltico que tuvo y tiene an la obra de Kafka, ya que el destino
individual de los hroes kafkianos es siempre parte de una mquina
burocrtica que configuraba, ya en su poca, el estado totalitario
moderno, y que en ltima instancia deba interpretarse como la
subordinacin del individuo a fuerzas y factores imponderables,
ms all de su control personal, no importa si estos factores radicasen en el aparato poltico del Estado, o, segn otras interpretaciones
tambin vlidas, en designios sobrenaturales. Es comprensible, tambin, que la narrativa de Mario Benedetti que trata del exilio e incluso del desexilio, como se intentar demostrar ms adelante, est tambin condicionada o sobredeterminada por lo poltico, porque son precisamente los acontecimientos y factores polticos, as como el
aparato poltico del Estado, los causantes de estas dos situaciones,
exilio y desexilio.
Finalmente, el tercer rasgo de una literatura menor es que en ella
todo adquiere un carcter colectivo, o, dicho de otro modo, lo
colectivo es la manera de ensamblar la enunciacin. Esto significa
que lo que un autor escribe individualmente constituye, en ltima
instancia, una accin comn, puesto que lo que escribe, dice o hace
representa una situacin compartida por muchos, y esto lo convierte en un hecho de naturaleza poltica, aun cuando los presuntos
receptores o destinatarios de ese escrito, esos dichos o esas acciones, no compartan, subscriban o entiendan su significado. El dominio de lo poltico ha contaminado cada enunciado, afirman
Deleuze y Guattari (16). Nada ms indicado para caracterizar los
textos narrativos que Mario Benedetti escribe desde el exilio y sobre el
exilio y desexilio.
El desexilio, entonces, tal como ha sido designado y caracterizado
fundamentalmente en la novela Andamios, pero tambin en otros
textos como Ausencias, por ejemplo, uno de los cuentos que
tratan de este tema en el volumen Buzn del tiempo, es un costoso,
doloroso y doble proceso de reintegracin y readaptacin, pero
tambin de separacin de lo que se ha dejado atrs, del exilio propia-

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HIBER CONTERIS

mente dicho. No hay que desprenderse slo del territorio en el que


se ha vivido durante varios aos, sino tambin, en ms de un caso,
de los vnculos afectivos que se crearon all, de los hbitos y
costumbres adquiridos; hay que hacer el esfuerzo, incluso, de
desaprender el registro lingstico mayor (segn el concepto de
Deleuze y Guattari), aun cuando ste sea el castellano de Espaa, y
reaprender el registro lingstico original, sus giros, sus expresiones
coloquiales, sus connotaciones polismicas.
Todo esto, por supuesto, adquiere su tratamiento ms extenso
en Andamios, pero el volumen de cuentos Despistes y franquezas
incluye por lo menos un par de relatos que aportan reflexiones de
sus personajes donde se describe con gran fuerza el trance del
desexilio. Por ejemplo en Llamar a Mauricio, Alirio Bengoa, el
narrador homodiegtico, no hace mucho de vuelta en el pas, confiesa,
en cierto momento:
Despus de todo, hace slo dos meses que regres, tras doce aos de distancias. La ciudad es y no es la misma. La mismas baldosas flojas de la
vereda, el mismo sol que se filtra por entre las hojas de los pltanos, la
misma hermosura frugal/frutal de las muchachas maaneras, las mismas
galeras de fulgor devaluado. Pero hay tambin un deslustre, un deterioro,
que son nuevos. Hay una sombra en las miradas, una fatiga en los pasos,
una lejana entre prjimo y prjimo, que son otras, distintas de las que empezaban a vislumbrarse quince aos atrs (Despistes y franquezas 169).

Pero el estado amnsico y el proceso de recuperar el viejo pas


va an ms lejos:
Y bien, soy de aqu. Ojo, no lo afirmo, ms bien me lo pregunto. Soy de
aqu? Despus del trago amargo de la identidad, un t de boldo, por favor.
En doce aos olvid detalles, esquinas, apellidos, direcciones, telfonos,
ancdotas. Contemporneamente constru paisajes, imgenes, sonidos,
abrazos, lealtades. Tengo nostalgia de los lugares donde sent nostalgia. Y
sin embargo, creo, casi estoy seguro, que soy de aqu (170).

Nada de esto, pese a todo, suena tan amargo y decepcionante


como la confesin que Jorge, uruguayo, desexiliado del cuento Lejanos, pequesimos, le hace a su pareja espaola Montse, no en
Madrid, sino en un caf montevideano:

LA NARRATIVA DE MARIO BENEDETTI

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la dictadura nos dej una herencia de mezquindad [] un legado de resentimientos, envidias, frustraciones, pequeos rencores. Hoy, hasta la solidaridad se nos empieza a escurrir entre los dedos. Y eso por qu?
pregunta Montse. A lo que Jorge responde con este largo prrafo bilioso:
Bueno, venamos de aletargados desengaos, de derrotas injustas pero irreversibles, y estbamos convencidos de que en nosotros ya no haba lugar
para la expectativa sino tan slo para la expiacin. Y, sin embargo, cuando
sobrevino el borroso amanecer poltico, todava con espesos nubarrones y
sin fantasas, comprobamos que, pese a todo, en nosotros quedaban expectativas (todava no s cmo habamos podido conservarlas) y as, poquito a
poco, la costra del desnimo se nos fue cayendo, recuperamos la vocacin
de hacer proyectos, de imaginar un despus y no limitarnos a las veinticuatro horas de la palpable jornada, de hacer creble una alternativa (quizs distinta para cada uno), de figurarnos otra convivencia, de despojarnos de una
ansiedad casi profesional y divagar acerca de un futuro que no se pareciera
demasiado a un pasado entrevisto y entreodo en el mbito clandestino y
familiar, o semiolvidado en la competitiva faena por el sustento []. Tens
que situarte en esa franja oscura para entender por qu la primera claridad
nos desacomod, nos tom de sorpresa, nos llen de infundadas ilusiones
(Despistes y franquezas 172-174).

En Andamios, novela de 1996, el recorrido que debe cumplir


Javier Montes, su protagonista, para apenas poder salir del desexilio,
se extiende por 348 pginas y, por supuesto, por instancias ms
complejas y extremas que las de estos dos predecesores. Comenzando por el desexilio semntico, que tendra algo que ver con lo que
Deleuze y Guattari han caracterizado como la desterritorializacin del
lenguaje. Recordando lo que fue su aprendizaje al iniciar el exilio, y
presumiblemente aludiendo a la tarea inminente de tener que
desaprender todo lo aprendido antes, dice Javier a su amigo Fermn:
No obstante, a pesar de la adaptacin paulatina, a pesar de que vas
aprendiendo las acepciones locales, y ya no decs vivo a tres cuadras de la
Plaza de Cuzco, ni peds en el estanco (ms o menos un quiosco) una caja
de fsforos sino de cerillas, ni le pregunts a tu jefe cmo sigue el botija sino
el chaval, y cuando el locutor dice que el portero (o sea el golero) encaj un
gol sabs que eso no quiere decir que l lo hizo sino que se lo hicieron;
cuando ya te has metido a codazos en la selva semntica, igual te siguen angustiando en el recodo ms cursi de la almita, el goce y el dolor de lo que
dejaste, incluidos el dulce de leche, el fain, la humareda de los cafs y hasta
la calima de la Va Lctea, tan puntillosa en nuestro firmamento y, por ob-

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HIBER CONTERIS
vias razones cosmognicas o cosmogrficas, tan ausente en el cielo europeo
(Benedetti, Andamios 21).

Javier ha dejado en Espaa a su esposa Raquel, con quien ha


iniciado el proceso de separacin, y a su hija Camila, a cambio del
reencuentro con varios de sus viejos amigos, con su madre, a quien
llama Nieves; eventualmente con sus dos hermanos, que viven en
los Estados Unidos, pero comparecen en Montevideo en algn
momento por razones testamentarias; con un perro llamado Bribn que ser su ms slida compaa en la casita del balneario suburbano donde ha decidido instalarse; y finalmente con Roco, una
vieja amiga que ha padecido aos de prisin y de tortura durante la
ausencia de aqul, y quien predeciblemente se convertir, aunque no
de buenas a primeras, en su nueva compaera.
Para poder mantenerse econmicamente en su nueva vida, Javier
ha instalado un videoclub, y tambin, como prueba de que todava
no ha roto completamente el cordn umbilical con la patria del
exilio, escribe con cierta regularidad notas para una agencia de
noticias espaola. Tambin enva y recibe cartas de su esposa y de
su hija. Y en medio de todo esto y en pleno proceso de reinsercin
en el pas, un da recibe la inopinada visita de un coronel retirado a
quien no conoce; ste, deslizando subliminalmente alguna velada
amenaza, lo conmina a que interceda para obtenerle una entrevista
con su amigo Fermn. La entrevista nunca tendr lugar y el coronel
terminar suicidndose, pero el propsito de la entrevista no era
ms que el deseo del coronel de aliviar su conciencia, puesto que l
haba sido el torturador de Fermn.
Con esto, Benedetti, plausiblemente, ha querido introducir en la
compleja y multifactica temtica del desexilio la cuestin de la
prisin poltica, la tortura, la mala conciencia de algunos militares,
todo el resabio de memorias, rencores, antagonismos, diferidos
ajustes de cuentas, heridas, muertes y desapariciones, que constituyen el mapa de ese pas que se recompone poco a poco e intenta,
a la vez, restaar las heridas todava sangrantes tras doce aos de
dictadura militar. En cierto modo, el personaje de Roco y de otro
exprisionero, Alejo, que cuenta pormenorizadamente, sin ahorrarse
los ms repugnantes detalles, su experiencia entre el calabozo

LA NARRATIVA DE MARIO BENEDETTI

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presumiblemente de un cuartel, y los aos de prisin en el penal de


Libertad cumplen con ese mismo propsito.
Es posible que la actitud de este coronel que se arrepiente de
haber torturado a un prisionero resulte tan poco creble como impugnable, un poco en la misma tesitura del capitn (que era tambin coronel) de Pedro y el Capitn. Y tambin, aunque ya no por
razones de orden puramente psicolgico o ideolgico, que es el caso
de estos dos coroneles, sino en relacin con las posibles decisiones
argumentales del narrador extradiegtico (o quizs del autor explcito)
cuando se convierte en deus ex machina de la suerte de sus personajes,
resulta poco convincente e innecesaria, por decir lo menos, la
muerte de Roco en un algo increble accidente automovilstico, con
lo que Javier vuelve a la soledad que pareci elegir cuando dej a su
esposa y su hija en Espaa y resolvi desexiliarse retornando al
Montevideo del que se haba marchado aos atrs.
Pero esto ltimo, esa muerte imprevisible, que tal vez es un
mero componente residual o un simple desliz que el nostlgico
melanclico? del autor de La tregua que quiso rescatar aquella
memorable historia para actualizarla aqu, en esta nueva especie de
tregua que se le concedi a Javier Montes tras los penosos aos del
exilio, no afecta la minuciosa y eficaz radiografa del complejo
proceso del desexilio al que el protagonista tendr que adaptarse
poco a poco llevado a cabo por Benedetti en la novela Andamios.
Con esto se cierra el periodo iniciado con la publicacin de la
novela Primavera con una esquina rota, en que ambas nociones, exilio y
desexilio, con el complemento que el concepto sugerido de desterritorializacin puede agregar a ambas, han sido examinadas en un
formidable esfuerzo narrativo con el propsito de representar las
dos caras de una misma situacin, un mismo proceso, y de una
misma irreductible y trgica realidad. Y, si se quiere llevar estas
consideraciones bastante ms lejos, podra constatarse, tambin, que
la temtica dominante en esta etapa creadora de la narrativa de
Mario Benedetti cierra un ciclo inaugurado con los cuentos de Esta
maana, luego los de Montevideanos, despus las sucesivas colecciones
y novelas que fueron apareciendo a lo largo de esta fructfera
trayectoria narrativa, para llegar a constituirse en un universo en s
mismo, una aguda e implacable representacin de un sistema sociopoltico y cultural que en trminos microcsmicos corresponde a la

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HIBER CONTERIS

sociedad uruguaya, y en sus proyecciones macrocsmicas a la


sociedad contempornea en su conjunto, al mundo y a la poca en
los que a Mario Benedetti le toc vivir.
BIBLIOGRAFA
Benedetti, Mario. Literatura uruguaya siglo XX. Montevideo: Editorial Alfa, 1970.
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. Cuentos completos (1947-1994). Montevideo: Planeta, 2009.
Caetano, Gerardo y Jos Rilla. Historia contempornea del Uruguay, de la colonia al
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1980.
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Paoletti, Mario. El aguafiestas. La biografa de Mario Benedetti. Buenos Aires: Seix
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