Lunarejo 1

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Facultad de Humanidades

Programa de Posgrado en Literatura


Seminario de Literatura Colonial
Dr. Nelson Osorio Tejeda

APOLOGTICO
SECCION I
En esta primera seccin Espinosa Medrano desarrolla como tema principal la envidia, la cual
siempre ronda al hombre ilustre y a sus creaciones. Seala que es esta misma afeccin la que
presta nimos a Faria para hacer injustos descargos contra Gngora. El Lunarejo comienza su
discurso alabando la grandeza de su maestro:

(* Las citas en latn no estn traducidas)


1. Pensin de las luces del ingenio fue siempre excitar envidias que muerdan, ignorancias que
ladren. Iras entraables deline Alciato en el natural canino, que al orbe luminoso de la Luna, en
la nocturna carrera de sus resplandores rabiosa embiste, enfurecido ladra, mas como ve su figura
en el celeste espejo retratada (dice el poeta) parcele que traba risas con su semejante; pero sordo
a tan importunas voces sigue el cndido planeta el volante lucimiento de sus rayos:
Et latrat, sed frustra agitur vox irrita ventis,
et peragit cursus surda Diana suos.
Bien puede el ingenio docto brillar elevado en los cuernos de la luna; pero al desatino de la envidia poco le contenta lo ilustre, cuando le asombra lo soberano. Hay algunos hombres no ignorantes; pero ni doctos, sino eruditos a lo stiro, medio necios, y todo locos, que con arrojo (iba a decir desvergenza) censuran, muerden y lastiman las venerables letras de los varones ms insignes:
canes llam a stos Gilberto Cognato, que voceando al argentado carro de la luna, nos dicen que
el condenar los aciertos que no podrn imitar, es ladrido, que amotina contra la doctitud el desvanecimiento: no hay que culpar a los totalmente ignorantes, que esta osada no la cometen sino los
que Gilberto llama sabidillos. Solet excitari a quibusdam sciolis in viros doctos, quos cum imitari
nequeant, iis obloqui non verentur, quo sensu accipio illud Alciati: Allatrant; sed frustra agitur
vox irrita ventis, et peragit cursus surda Diana suos. Que bien dijo un discreto que no tema a los
muy doctos, ni a los muy ignorantes en la censura; porque la generosidad de aqullos perdonaba y
la confusin de aqustos no ofenda. Los entreverados son los bachilleres, mordaces y presumidos. Lbreos Dios de quien con su poco de latn ley cuatro poetas, dos historiadores, un cosmgrafo y medio telogo, que le ha de quedar autor que no margene; poeta que no muerda; escritor
que no lastime Oh desventura de gramticos!, qu luego se ha de apoderar de ellos la jactancia y
la hinchazn! Tal vez reventaron en errores pestferos, llrenlo Melanchton, Erasmo Vatablo,
Escalgero, Laurencio Valla, Luis Vives, etctera y tal vez fue menester que el doctor de las Espaas San Isidoro nos dijese: Melliores esse Grammaticos quam Haereticos. Que eran mejores
que los herejes los gramticos. En verdad, que deba de haber alguna confusin entre ellos, pues
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fue menester toda esa advertencia: mas como unos y otros son hijos de la vanidad, y elacin,
parcense en la facilidad del condenar, como en la progenie del presumir. Quia ingerunt hominibus perniciosam mentis elationen. Sobre esta clusula su ilustrador Garca de Loaisa dio las seas
de este linaje de hombres: Grammaticos vocat hic Aristarchos illos, qui sibi de omni doctrina
judicium vendicabant, Censores doctrinae, et styli, quorum et inanem tumorem repraee hendit
Augustinus libro de catechizandis rudibus. Estos son los Aristarcos, que con vara censoria se
arrogan el tribunal de todas las letras, rbitros de toda doctrina, censores de todo estilo. Luna fue
esplendidsima el insigne y raro poeta cordobs don Luis de Gngora (si es que el ser sol se
qued slo a juicio del mundo para el mismo Apolo) pues heredero de sus luces resplandece en el
tenebroso siglo de tanto culto, planeta mayorazgo del Sol, que en la plenitud de sus esplendores
nunca le advierte corvo; sino quien menguante de seso anduviere con la luna.
2.- No s qu furia se apoder de Manuel de Fara y Sousa, para que de comentador de Camoens
se pasase a ladrador de Gngora: pudiera este hidalgo correr su estadio, y proseguir su estudio sin
enturbiar con polvo tan ruin al honrado sudor de su fatiga. Vileza es del ingenio no acertar con los
fines del aplauso, sino tropezando en los medios de algn descrdito. Vituperar las musas de
Gngora, no es comentar la Lusada de Camoens, morder para pulir, beneficio es de lima; morder
por slo roer, hazaa ser de perro. Cuando al libro le haga bueno la erudicin propia, nunca le
hace, ni aun razonable, el deslucimiento ajeno. De don Luis de Gngora nadie dijo mal, sino o
quien le envidia o no le entiende: si esto ltimo es culpa, pendencia, tienen que reir con el sol
muchos ciegos. Nunca dijo mayor verdad Manuel de Fara, que cuando escribi estos renglones:
Yo me obligo, que no est fcil la respuesta, para muchos, que quieren fcilmente entender, y
juzgar a los grandes hombres, de quien resulta que ni los entienden, ni los veneran como es debido. Bien dicho, pero cgele de medio a medio: pues si Gngora es varn grande (a pesar suyo)
de qu puede nacer no venerarle debidamente, si no le disculpa lo craso de no entenderle? Pero
yo mejor siento del ingenio de Faria, no falt conocimiento; sobr s envidia, que herido de esta
peste se confiesa el pobre caballero, cuando hablando de su poeta dijo: Verdaderamente me hallo
con envidia, de que don Luis de Gngora se le haya parecido tanto, en esta gracia, y aventajndose en la copia. Gentil confesin, para que le creamos cuanto delira; sentencia que dict la emulacin, qu equidad puede prometer? Muy de Garnacha, y Magistrado llama a juicio a quienes
no le temieran crtico, pero le despreciaran aprendiz. Quin le dio a Fara la vara Censoria, para
que loco, o desvanecido publique exmenes a su juicio, y hecho asesor de Apolo, orculo de las
musas, rbitro del Parnaso prorrumpa en esta bobera diciendo: Hablo habindolos examinado a
todos para esta sentencia, que yo confo, aprobar el mismo Apolo, porque la di despus de
haber revuelto todos los textos de las musas, por no parecerme a los que sin examen se hacen
jueces. Qu buenos cascos! Si Don Quijote lograra el Imperio, o Sancho la nsula no se toparan
presidente ms a propsito. Todo el comento de Camoens le hallo sembrado de estas vanidades,
alabanzas propias, fanfarroneras roncas, filaucias, desvanecimientos y vanaglorias; ya es consulto del mismo Apolo, ya es guila que registrando el menor rizo a las guedejas del sol arroja en sus
exmenes los adulterinos pollos del nido, ya es universo maestro que ensea a entender lo que
nadie, sino l lleg, ni pudo pensar, ya ensea, ya corrige, ya castiga: salve t, oh maestro insigne
por ventura hallado, por felicidad venido: glorese el mundo de haber merecido un hombre (como
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dijo San Jernimo contra otro habladorazo) un hombre digno, sin preceptores, perfecto, que supo
ventajosamente exceder en la elocuencia a Tulio, en la argucia a Aristteles, en la prudencia a
Platn, en la erudicin a Aristarco, en los libros a Calcentero, en las escrituras a Ddimo, vencedor ilustre de todos los escritores de su edad. Inventus est homo sine Praecetore perfectus qui
eloquentia Tullium, argumentis Aristotelem, prudentia Platonem, eruditionem Aristarchum, multitudine librorum Calcentherum, Dydimun Scientia Scripturarum, omenesque sui temporis vincat
tractatores. Fara por lo menos as se suea, segn juzga; y as se pinta, segn condena. Atrevise
al fin a dar la ms impa, soez y afrentosa sentencia contra el mayor poeta de nuestros siglos, condenndole no menos, que a Mahoma de los ingenios: pero como no descuide el cielo de la tutela
de tan divinos cisnes, como cant Tibulo:
...Nam Divum servat tutela Poetas.
No falta quien repare verificado el adagio sus Minervam, viendo al marrano adiestrando a Minerva y perdonadas las orejas, que mereci Midas por censura quizs menos necia. Vanse los procesos, salga a la luz esta iniquidad, examnese el dictamen y desengese el mundo: ver frvolas,
vanas y ridculas las razones que bastaron a convencer un ingenio no s si ms apasionado, que
desvanecido. Propondrnse primero sus palabras y responder luego el Apologtico.

MANUEL DE FARIA
I
No puedo contenerme que no diga en tan buena ocasin, que hallndome a donde se habl de
esto en presencia de algunos sujetos, de los que tienen medio pie en los Tribunales y medio en el
Parnaso y el otro en el aire asestaron que don Luis de Gngora solamente era poeta, resolucin
que bien parece de quien no estaba asentado; sino muy aprisa y con los pies como ah dijimos.
Apretndoles por el lugar o lugares o misterio o juicio o alma potica, en que lo fundaban concurrieron (uno de ellos el ms nuevo; siendo ms viejo con pertinancia) en que aqul es hiprbaton y ese otro hiprbaton. De manera que en la opinin de stos toda la alteza potica, con que
don Luis oscurece a todos es el hiprbaton o sinchesis, que viene a ser esto de nuestro poeta en
este lugar y poco ms, y en don Luis esto que se sigue:
Rico de cuantos la agua engendra bienes
dulce ya concedindole risuea
pasos no al sueo; treguas s al reposo.
A la del viento cuando no sea cama
de fresca sombra, de menuda grama.
Marino, si agradable no instrumento
a las, que esta montaa engendra Harpas.
Viendo el fiero pastor voces l tantas,
y tantas despidi la honda piedras.
Si mucho poco mapa las despliega
a las que tanto mar dividi playas.
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Tantas del primer atrevimiento seas.


El fresco de los cfiros ruido.
El verde de los rboles celaje.
al de las bodas Dios no alguna sea
Mientras el viejo tanta acusa tea
al de las bodas Dios no alguna sea
de nocturno Faetn carroza
tanta ofrecen los lamos zagala.
SECCION II
3. No me persuado a que hubiese sucedido esta conferencia con los juristas, que este sicofanta
refiere; introdcela l por ocasionar su juicio, porque aunque l dice, que tenan medio pie en el
Parnaso, pudo entender que slo quien tiene todos cuatro all (si a su contacto manaron las aguas
Cavayinas) pudo haber dado sentencia tan cavallina, y porque medio pie en el Parnaso basta para
saber lo que son hiperbatones, y que la alteza potica no puede consistir en slo el uso de este
tropo, que eso fuera necedad: diran que en usarlos, tena don Luis peculiar felicidad, que no alcanzaron cuantos poetas ha producido Espaa, y que dejado aparte el gloriossimo caudal de conceptos, historias, alusiones, vivezas, metforas y dems ornamentos poticos, exceda a todos en
la grandeza y audacia de hacer caber las hiperbases latinas en nuestro idioma, con tanta gracia;
que ni antes remed a otro, ni despus habr quien le imite alguno; y esto es pura verdad y juicio
irrefragable, como despus probaremos tratando de los hiperbatones difusamente.
4. Dice que les apret a que le dijesen los misterios, juicio y alma potica de Gngora, y ellos le
dieron con los hiperbatones. No creo tal: pero quin le dijo a Manuel Fara que los poetas y escritores del siglo haban de tener misterios? o cundo los hall en su Camoens? debe de querer,
que una octava rima tenga los sentidos de la escritura, o que en la corteza de la letra esconda como clusula cannica otros arcanos recnditos, sacramentos abstrusos, misterios inefables. Sabido es, que en eso se distingue la escritura humana y poesa secular de la revelada y teolgica: que
est empozando misterios, descoge humildes las clusulas y llano el estilo; y aquella toda adorno
de dicciones, toda pompa de palabras, toda alio de elocuencia yace vana, hueca, vaca y sin corazn de misterio alguno; pues deca el apstol viendo la opulencia de Sacramentos, que en tiesto
de vocablos sin adorno ocultaban las escrituras sagradas; tenemos el tesoro en frgiles vasos de
barro; cuando al contrario toda la majestad de las letras seculares consiste en tener los tiestos en
el alma, y el oropel de fuera. Exterius verborum eloquentia nitent (dijo Isidoro) interius vacua
virtutis Sapientia manent; eloquentia autem sacra exterius incompta verbis appare; intrinsecus
autem mysteriorum Sapientia fulget, Unde et Apostolus: Habemus, inquit, thesaurum istum in
vasis fictilibus.
5. Pues si toda el alma potica consiste en poco ms que nada, que ser una alusin a historia,
costumbre o fbula o en un equvoco, en una sal, en un concepto de donaire o gracia, en un viso a
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la fsica o poltica, en una conformidad de dicciones con el asunto: como cuando hacen milagros
de que Virgilio expres en la celeridad de los pies dctilos la velocidad con que haban de hacer
la fuga los troyanos para escapar de la ferocidad de Polifemo en el 3 de su Eneyda:
Sed fugite o miseri, fugite, atque ab littore funem Rumpite...
O cuando encarecen lo tranquilo, y sosegado de los espondeos con que denot el poeta la mesura
y quietud con que respondi el rey latino:
Olli sedato respondit cordes Latinus.
Admiraciones hacia Quintiliano cuando le vio acabar un verso diciendo: Exiguus mus. Porque
con lo menudo de aquel monoslabo expres la tenuidad y pequeez del ratoncillo, maestra que
imit despus Horacio en su ridiculus mus. Pues si estas y otras vivezas que Escalgero, Zerda y
otros idlatras de Virgilio subliman a las estrellas son los asombros de la poesa, qu misterios
buscaba Fara en los versos de Gngora? O cundo han hablado misterios los poetas, sino los
profetas? Mas Fara estaba hecho a comentar a su Camoens, profeta grande, como l lo dice,
achacndole notables vaticinios y entre ellos la expedicin para el frica, adivinada al rey don
Sebastin an en la cuna: dcelo Fara canto 9, fol. 36 y 37. No s qu desdicha se tiene el don
proftico, que no hay poeta, por desventurado y ridculo que sea, a quien no tengan por un Oseas.
Hasta de Merln Cocayo prncipe de los macarrnicos dice Aquario Lodola, que vaticin grandes
cosas, y entre ellas el pontificado de Len X, y Julio III. Superomnes, quae in ipso fuerant virtutes, Propheticum habuit Spiritum, nam de pontificatu Julii, et Leonis prae dixit, deque Gonzagarum felicitate, diverso. Mas nuestro Gngora, aunque era Vates
por lo po_ico; noglo era enrlo divino, con que se excusar el haber de exhibir misterios para
calificarse de poeta.
6. Alma potica dice Fara tambin que les pidi en Gngora: as suelen llamar la alegora, que
tramando la invencin pica, sirve de fundamento al poema heroico; mas habiendo empledose el
espritu de don Luis en lo ertico y lrico qu mayor necedad, que pedir esta alma en sus obras?
Mas si alma llam las centellas del ardor intelectivo con que lcidamente anim tan divino cuanto, mil almas tiene cada verso suyo, cada concepto mil vivezas. Bien lo signific aquel gran jurisconsulto, diciendo: Nadie consigui esto como don Luis de Gngora, honra de su patria, y, lustre
de su nacin; pues cada verso es una sentencia y cada palabra una historia. Adems, que cuando
tuviera aquella alma potica (que como digo no es menester sino en poema heroico) no todos la
podran demostrar, porque no todos merecen raptos, xtasis y arrobos, en que sus poetas les aparezcan glorificados a revelarles sus almas como a Faras le sucedi (qu necedad tan ridcula!); l
cuenta esta visin o delirio de su vanidad en el canto 10, folio 421, diciendo as: Estoy por dar
crdito a algunos sueos que tuve, en que me pareci mi poeta muy rojo y replandeciente (seal
de gloria) dicindome le haba alcanzado el alma que dej por este poema, y animndome a que
prosiguiese. Bien pense tener esto en secreto siempre, pero la ocasin me oblig a romperle,
como ya hizo con San Pablo, que teniendo oculto muchos aos su arrebatamiento al cielo, al fin
lo vino a manifestar obligado antes de la ocasin, que del deseo o la jactancia. Qu hombre
cuerdo habr que, depuesta la severidad, no se descomponga de risa oyendo desatinos tales? Pudiera este hidalgo soador excusar el compararse con San Pablo en el callar los raptos. Velara
ms; y soara menos, que a otro loco, que se llamaba Vigilancio, llam con donaire San Jernimo
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Dormitancio. Ut post multa saecula Dormitantius somniaret, porque desmintiendo lo desvelado


del nombre, haba roncado los disparates de la pluma. Basta, que sueos de Faras pasan por xtasis hombreadas con el rapto del apstol. Pero soar es fcil: y cuando fuera ilustracin exttica, y
no desvaro; ya digo, que no todos los comentadores alcanzan estos arrobos, para dar con el alma
de sus poetas, ni todos los poetas se amaan a aparecerse coronados de gloriosas luces a sus comentadores. No s si fue malicia o desalio el ensartar los versos de don Luis confusos, y sin distincin: pues quien ignorare que son entresacados de distintas partes para ejemplificar los hiperbatones, juzgar que no tienen ms conexin que la que all se les da, pues ledos en aquel amontonamiento parecen disparates, por estar destituidos del sentido y trabazn que en sus lugares
gozaban, agravio que pudiera deslucir aun los versos del gran poeta, si quisiramos hacer otra
retahla semejante. Habanse de escribir apartados, y con distincin numerados como hacemos
aqu:
1. Rico de cuantos la agua engrendra bienes.
2. Marino, si agradable no instrumento.
3. Viendo el fiero pastor, voces l tantas,
y tantas despidi la honda piedras.
4. El fresco de los Cfiros ruido,
el verde de los rboles celaje, etc.
Descuido sera el dejarlo de advertir, mas me es preciso mirarle a las manos a la envidia.
II
Mas a dnde se nos quedaba esto? Cuanto las cumbres speras cabro. Aqu para decir que
esta poesa hace mucha cabriola no le falt ms que prestarle la msica su sexta voz: Bien es
verdad, que como el poeta escribi con tanto juicio, puede bien decir quien le comentare, que su
intento fue con el salto de la oracin exprimir el del cabro, que vale cabras que son grandes
saltadoras de cumbres speras: y por eso salta aqu el cabro sas, desde el cuanto, adonde debiera hallarse, hasta esa otra parte adonde se halla, que es salto muy de cabra: y as se descubre
que es misterio lo que parece disparate. Prubase esto, con que en otro lugar dan las mismas
cabras otro salto que no es menos lindo, antes ms a lo de cabriola, por testimonio de la sutileza
del sentido con que comentamos ese otro; veislo aqu.
Lleg pues el mancebo y saludado
(sin ambicin, sin pompa de palabras)
de los conducidores fue de cabras.
Que en buen romance dice (y no lo entender Platn de otra manera) que lleg el mancebo y fue
saludado de cabras: o bien fue uno de los conducidores de cabras. Porque como era corts y
entenda de cabras, ayud a los cabreros en la conduccin de ellas. Venga otro saltico de cabras.
Cabras aqu le interrumpieron cuantas
vagas el pie, sacrlegas el cuerno:
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Otro salto ha de venir por la que vende buen vino, aunque salgamos de la esfera de nuestro intento.
El que de cabras fue dos veces ciento
Esposo. &.
Breve de barba; duro no de cuerno.
De modo que las buenas de las cabras hacen aqu su oficio de traviesas a las mil maravillas, y es
tan ingenioso esto, que importa que seamos cabreros para entender este secreto de saltar de las
cabras y poderlo comentar, con erudicin benemrita del texto. Pero adnde iremos a buscar
comento de saltos para clusulas que los tienen, sin tener cabras, con qu sanearlos? Mas si
todo esto est usado por afectar el estilo grande: pregunto, qu linaje de grandeza es decir en
otras tantas ocasiones cosas semejantes a sta. Dando el husped licencia para ello, que para no
bajar de esa grandeza debiera decir, licencia l para husped dando ello. O as: Para licencia
dado el husped ello. Con que de este verso, como de casi todo lo restante se sacara despus de
desatado, un gran fruto de sentencia, concepto y juicio. Falta slo que los entendimientos sean
cabras para saltar esas cumbres speras de clusula; o que para saltar lo que haya, en esta Sierra Morena, o lucos de locuciones, sean Cacos. O que para romper estos alpestres peascos sean
Anbales; y bien me estuviera eso, si despus de saltar la cabra aqu hallase rama con jugo; y si
despus de saltear el ladrn hallase hacienda; o si despus de romper peas Anbal hallase gloria; pero no halla alguno ni gloria, ni hacienda, ni sustancia, como se halla todo despus de saltar, saltear o desatar lugares de mi poeta, y aun este hiprbaton tan metido con las fuerzas
humanas, que no es menester ser cabra, Caco, ni Anbal para ello; sino que con una moderada
atencin se descubre un pensamiento razonable.
SECCION III
7. Bravamente se encabra aqu nuestro Fara, brlase con toda truhanera de este verso hermossimo, Cuanto las cumbres speras cabro. Dice que hace el verso su cabriola, pues poda decir el
comentador, que exprimi el salto del cabro con el de la oracin. Querer deslucir con el mismo
crdito, es como engaar con la misma verdad. Muy bien dijera el comentador, y con harta ms
viveza que otros, cuando quisiera explicarnos as la del verso. Que ms hall Jernimo Coluna en
el del divino poeta, cuando dijo: Navigiis pinos, domibus cedrosque, cupressosque; dnde not
que haba hecho Virgilio un hipermetro, slo porque con lo prolongado del verso y lo prolijo del
cupressosque denot la longitud, eminencia y largura de los cipreses? Con donaire aludi aqu un
poeta castellano encareciendo de luengo y disforme el pie de una dama.
Pie tan largo y liberal,
que es ms que prdigo, pues,
Isabel no es manirrota;
pero es pie rota Isabel.
Pie, o verso entero, que tiene
cesuras de juanetes:
si fue largo el asonante,
bien tiene a quin parecer.
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Qu ms ocasin hall Georgio Sabino en aquel verso de la Eneida, Turbati fugiunt Rutuli, fugit
acer Athenas, para vendernos expresada la turbacin de los Rtulos en lo indeciso, tardo y moroso del primer espondeo; y luego la fuga del ejrcito en lo presto y acelerado de los cuatro dctilos,
que en la cadencia misma van delineando el tropel de la fugitiva gente?
...................................................................
9. No habr nio de la escuela que no entienda aqu que el mancebo fue saludado de los conducidores de cabras: y no tiene vergenza un barbado de decir que no entiende, sino que saludaron las
cabras al mancebo: y que ni Platn lo entender de otra suerte Pobre Platn que ya ha dado en
apadrinar bufoneras! Das ha, que le doli a Tertuliano el que a Platn arrastrasen para autorizarse los herejes. Doleo bona fide Platonem omnium haereticorum condimentarium factum. Qu
dijera hoy quien sinti ver a Platn padrino de locuras de herejes, vindole sazonador de herejas
de locos?, cosa de risa es querernos persuadir manchas en el Sol y desaciertos en Gngora con
cuatro necedades de cabras, brincos y saltos! el ltimo que trae dice que es por la que vende buen
vino: y cierto, que Fara le vende tan malo, que por l no se menear la cabra: Vndenos el generoso nctar de los versos del heroico portugus y poeta insigne Camoens: pero dale, aguado o
adulterado con la zupia de tanto disparate, como contra Gngora fabrica: si su comento era bueno, no le haca mejor el juicio que hace contra l. Y ciertamente, que si los fundamentos que tare
para reprobar aquella poesa no son ms que saltos de cabras e hiperbatones: que son harto ruines
y ms para callados, que para exhibirlos a la luz del mundo donde se reirn de l cuantos vieren
que con dos ignorancias frgidas se despeja un pobrete a desmentir y eclipsar el universal aplauso
de todo el orbe. Secederle al contrario de lo que piensa, pues los aficionados de don Luis lo quedarn ms, viendo que fatigado su metro en los crisoles de la envidia no le hallaron otros lunares
que registrarle. Confiadsimo vive el buen Fara en el vicio que ha descubierto de lo que l llama,
hiperbatones: y ste es el de Aquiles y el argumento fatal, con que piensa destruir al divino cordobs, y en que toda su opinin estriba para desestimarle. Mas en la seccin siguiente le daremos
a entender que los hiperbatones no son tan buena gente que se pueda fiar mucho de ellos.
SECCION IV
25. Pero adnde voy, que esto est a pares en cada verso, a centenares en cadafolio, y a millones
en cada libro? Por no exhibir toda una librera, slo apuntamos los primeros versos de cada poeta,
y jurar que a ninguno de ellos se le pas por la imaginacin el hiprbato, y si entraron con l
para perpetuarle desde el primero al ltimo verso, ya se ve falsificada la bachillera de quien los
redujo a doce. No es esto misterio, no paradoja, preceptos de la niez los atiende el gramtico,
lneas de puntero son las que demuestro. Discernir las hiprbases figuradas de las colocaciones
vulgares empleo es de la puerilidad; admrame que varn tan erudito tropiece tan feamente en
estas nieras; divirtise sin duda en investigar los inefables sentidos de su poeta y en maquinar
calumnias a Gngora. Menospreciando desdeoso los gritos de tanto gramtico y orador. Illud
miror (dice el mximo Doctor) quod Aristarchus nostri temporis puerilia ista nescieris; quanquam tu occupatus in sensibus, et struendam calumniam cernus Grammaticorum, et Oratorum
praecepta contempseris. Spase pues, Fara, ya que hasta hoy lo ignoraba, que decir: Devana
procedida preeminencia es lo mismo que De Abuelos procedido Reyes. Atavis edite Regibus.
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Y esto ningn simple lo ha llamado hiprbaton potico, y si se lo ha llamado, ha hecho la cuestin de nombre pues concedindome (como a su pesar deben) que esa colocacin anda a millares
en cada plana de los oradores y a cientos en cada folio de los poetas; y que no es sta la que no
llega a doce veces en Virgilio, sino la tmesis, importa nada que la llamen hiprbaton, o que la
nombren pasagonzalo.
SECCION V
33. Difcil cosa fue siempre corregir a los hombres grandes y no fuera lo peor lo difcil, si ello no
fuera tan infeliz. Qudanse siempre grandes los que lo son y malgranse los filos de quien los
quiere cercenar; dejndolos mayores.
Corrigere at res est tanto magis ardua, quanto Magnus,
Aristarcho major Homerus erat.
No invent Gngora las trasposiciones castellanas, invent el buen parecer y la hermosura de
ellas, invent la senda de conseguirlas. Era ese lenguaje ornamento potico de la majestad romana, no caba en nuestro idioma tanta imitacin de lo grande. La ropa, que sirvi de gala a las musas latinas, arrastraba ms ana a la castellana: tal vez que se atrevi a ostentar esos aparatos, le
deca el alio mal; porque ella deca mal el alio! Mas oh prodigios del ingenio de Gngora!
Levant a toda superioridad la elocuencia castellana: y sacndola de los rincones de su hispanismo, hzola de corta sublime, de balbuciente fecunda, de estril opulenta, de encogida audaz, de
brbara culta; maravilla que reconoci el mayor orador que admir Espaa, Hortensio, cuando
dijo:
Oh t Lelio, que heredando
al docto Marcial la pluma
las sales, que el mundo admira
Pndaro mejor renuncias.
A quien el Jayn de Ulises
cuarta de trinacria punta
debe ms luz, que a su frente
apag la griega astucia.
Cuyas sacras soledades
misteriosas, sino mudas
cuanto respeto las puebla
tanta deidad las oculta.
Hijo de Crdoba grande,
padre mayor de las Musas,
por quien las voces de Espaa
se ven de brbaras cultas.
34. Harto mejor pues que Jpiter en su cerebro a Minerva este Padre Mayor de las Musas, volvi
a dar nuevo ser a la castellana en la regeneracin de su soberano ingenio y amaneci entonces
nuestra poesa de tan divino taller, grande, sublime, alta, heroica, majestuosa y bellsima, digna
entonces de mayores ornatos, de pompas mayores, crecile la estatura, igualla al tallazo de la
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gentileza latina y quedaron comunes los arreos, indiferentes las galas. Adornronla entonces con
decencia los ureos collares que antes la brumaban con melindre. Esto fue lo grande, esto lo raro,
esto lo nuevo; para Jayn ropaje, agigantar el bulto y proporcionar con la regia Loriga de Sal la
rstica terneza del pastorcillo, que apenas rodaba oprimido del peso de tanta malla. Fullera del
teatro fue para hacer capaces las personas de la grandeza trgica, fingir lo corpulento a diligencias
del coturno: porque el lenguaje de los hroes, si no los desmiente el zueco, no cabe en talles ordinarios. En siendo enano el idioma, qu ha de hacer porque no le atropelle el vulgo, si diligente
Zaqueo no trepa al Higuern y encaramado al rbol, no remienda la estatura con el tronco?, mas
la musa de Gngora no ha menester zancos teatrales, ni mentirosos, para arrogarse todo el fausto
de la elocuencia latina, estrenndole las joyas de su mayor estimacin y los adornos ms incomunicables de su vanidad, porque este divino Ddalo le cultiv el lenguaje, le reform la sentencia,
le encresp la elocucin, le abult la frase, le ase las voces, le sazon las sales, con que la dej
capaz de todo aquel ornamento y llegaron a caber en ella sin azares no slo esas colocaciones
latinas pero muchas osadas de frases, construcciones, casos y esquemas latinos, como ponderamos, si este papel, como es Apologa fuera comento.
38. El docto chileno y artificiossimo poeta indiano, el licenciado Pedro de Oa, con ser de los
que sintieron y aun escribieron mal de este dulcsimo cisne (ignoro el motivo) nunca le reprob
los hiprbatos, jams le afe las trasposiciones; antes las frecuent con celo y las logr con valenta en su poema. Y cuando sin poner nota en la colocacin hall o busc otros tropiezos
(escrpulos seran) en qu emplear la severidad de su censura; cierto es que aquel erudito y cabalsimo juicio no tuvo qu condenar en la colocacin, pues aprobndola con dejarla indemne,
dej advertido, que quien rabiare por acumular defectos a Gngora, ha de rastrear otros; sin acordarse de los hiprbatos. En el Ignacio de Cantabria son raras las octavas que carecen de estas
inversiones, y aunque las frecuenta bien, como es lenguaje nativo y peculiar a la sublimidad latina, nunca las logra mejor que cuando levanta es estilo a esa cumbre, como cuando describe la
ferocidad de Plutn en guisa de comenzar el razonamiento al ejrcito infernal con este valiente
hiprbole.
Dos veces rodeando fue la esquiva
sangrienta vista en torno del Teatro,
y tres la testa sacudiendo altiva,
mostr de frreo diente andanas cuatro;
con que se estremeci de abajo arriba
no el Orco a solas, no el voraz Baratro,
que aun Abila su asombro dijo al Calpe,
y pompa desgaj nevada el Alpe.
Templado otra vez a lo teolgico el plectro, enton grave la creacin de los rdenes anglicos as:
De a coros tres cri tres jerarquas,
que son de Trinidad como unos lejos,
unas de la verdad alegoras,
unos de aquel Divino Sol reflejos:
Fue el ngel primer paso de sus vas,
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el Hombre imagen, los dems bosquejos,


gradas para Dios muchas, y bellas;
pero tan alto es l, que an faltan ella.
41. Vuelvo a nuestro intento, advirtiendo que cuando digo que es grandeza el imitar la de los latinos, no apruebo la introduccin de sus vocablos, que eso es ignorancia de muchos que piensan
que no hay elocuencia donde no salpican de Calepino sus planas; que puede elevarse la frase sobre la pltica vulgar, pero no hablando en Moscobio, y el lenguaje castellano se ha de desviar
mucho (como dice Ambrosio de Morales) del comn uso, no en los vocablos (que sera gran vicio) sino en escogerlos, apropiarlos, etc. Esto hace don Luis con tan inimitable valenta, que aunque dijimos remedaba la coturnada y altsima elocucin latina, no lo dijimos todo; porque falta
por decir, que la elocuencia latina tiene mucho que aprender de la gongoriana, mucho que imitar
de sus primores, mucho que admirar de su espritu. Cada rato lo experimentamos en los lances
que ocurren en competencia de un mismo argumento. El del Polifemo, escribieron Homero en su
Odisea, Virgilio en su Eneida y Ovidio en su Metamorfosis, pero quin lleg a la eminencia de
la musa castellana de don Luis? Slo ste parece que escribi el Polifemo, porque slo en su estilo lleg a ser gigante aquel cclope. Conferida una elocuencia con otra, mira la espaola para abajo las dems. Bien levantaron las arduas cumbres los montes de la elegancia griega y latina, pero
de ellos puede el Jayn castellano decir:
Qu mucho si de nubes se corona
por igualarme la montaa en vano?
43. Vamos adelante: disclpase Fara de no haber trasladado ms ejemplos de la poesa de
Gngora, porque no estaba con las narices tapadas mientras los copiaba. Respondo que tena mucho que tapar, porque hombre tan juicioso y crtico tan severo, sera todo narices, pues el censurar
de este modo llam la erudicin Naso agere, y es vulgar lo de plinio Nasum novi mores subdolae
irrisione dicavere. Y lo de Horacio Naso adunco suspendere. Porque el juez que mofa, contrae,
frunce la nariz naturalmente. Y as enojado Marcial dijo a su crtico:
Nasutus sis, usque licet, sis denique nasus.
Burla hago de cuanto dices
cuando en juzgarme te empleas,
ms que narigudo seas,
seas todo narices.
Pero es menester preguntarle a Fara, si se las tapaba con la izquierda, cuando con la derecha
escribi aquel chiste de las portuguesas? Cuenta que una liebre riendo con otra altiva, le dijo:
Todas somos de barro (respondi la otra); s, mas hay barro de que se hacen vasitos regalados, y
otro de que se hacen servicios. A que la otra: Tambin de se se hacen esos muy regalados y yo
tengo uno. Aade aqu Fara: No huela mal la cita, por ser de Autor tan nuevo. Pero para l nada
oliera as; si como se tap all las narices para Gngora, se las tapiara para s a piedra y lodo. Sentidsimo de que le quitasen cierta secretara, quizs porque otro la mereca mejor y l no lo crey
de soberbio, escarneciendo de un secretario, dice as: Sucediendo responder al Ayuntamiento de
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una ciudad, que en portugus se llama Cmara, al suscribirla dijo: A la seora Cmara; y de
cmara son verdaderamente tales secretarios, sino es mejor Cmaras de Secretarios, tales sujetos. Oh Mundo, oh prncipes, oh miseria! Qu a tiempo y qu hermosa exclamacin!, al mundo
y a los prncipes llama; como si los prncipes y el mundo no tuvieran olfato. Grosera por cierto,
cuidar slo de sus narices agraviando las ajenas.
SECCION VI
46. Hemos venido al segundo fundamento que mueve a este sicofanta (despus de los hiprbases)
para condenar esta poesa, que es lo remoto de los trminos y metforas, y hemos visto, que en
tachar la hermosura de Venus, porque los ojos no estn en el colodrillo, Fara sac la puja a Momo. Parece que Aristteles no nos ha enseado poesa o que no nos dio reglas Tulio para la retrica y el mismo filsofo en los libros ad Theodecten.
48. El riesgo que pueden traerse los trminos remotos y peregrinos, es obscurecer la oracin, pero
Gngora (como ya dije) no frecuenta los peregrinos por extraos, sino los traslaticios y metafricos y los hombres grandes aunque usen de metforas altsimas y remotas, con las palabras consecuentes las dejan declaradas o con las anteriores dejan abierta la senda de entenderlas. En castellano lo dijo lindamente el Pinciano: Eso mismo tambin dicen los gramticos, que de lo que precede y de lo que se sigue, se saca la claridad de la cosa: y as veremos en Virgilio metforas altsimas y remotas, las cuales de esta manera son entendidas del mundo todo. Y sea ejemplo cuando de lo que precede se saca lo por venir, el que se ve en el octavo de la Eneida adonde dice de
Caco:
Vomita por la boca espeso humo
la casa envuelve de tinieblas ciega
arrebata la vista de los ojos,
y mezcla claro a oscuro en noche humosa.
Quin, pregunto, entendiera la altsima algaraba del ltimo verso, que no estuviera apercibido
con el primero? Trajimos el ejemplo de cuando se declara la oracin de lo anteriormente dicho,
para responder a Fara que culpa de remotas las metforas de Gngora y exhibe la de En ruecas
de oro rayos del sol hilan. Por decir cera y miel. Este verso es el ltimo de una octava, en que
aquel gigantazo describe la afluencia de miel y panales, que le rinden sus colmenas, rboles y
cortezos diciendo as:
Sudando nctar, lambicando olores,
senos que ignora an la golosa cabra,
corchos me guardan ms; que abeja flores
liba inquieta, ingeniosa labra:
troncos me ofrecen rboles mayores
cuyos enjambres, o el abril los abra
los desate el mayo, mbar distilan,
y en ruecas de oro rayos del sol hilan.
Sola esta octava vale ms que todos los versos juntos de Fara y cuantos puede hacer en toda su
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vida. Y lo mejor de ella es el ltimo verso, que qued claro, abierto y patente con las frases que le
precedieron. Haban primero los corchos y los senos sudado nctar y haban distilado olores, precedieron las abejas libando inquietas y labrando ingeniosas las flores, ofrecieron antes los troncos
enjambres, que desatados o esparcidos a la amenidad del mayo o abril distilaban mbar y concluye ltimamente, que en ruecas de oro rayos del sol hilan. Hemos de pensar por ventura, que los
enjambres tiraban oro de Miln, o hilaban (como suena) las guedejas rubicundas del sol?, o
hemos de entender, que en las pellas de cera plidas o doradas devanaban las rubias hebras de la
olorosa miel? Jzguelo Apolo. Remota es la metfora. Quin lo ha negado?, pero parece que le
oy este trmino a Fara el Pinciano cuando dijo: As vemos en Virgilio metforas altsimas y
remotas, las cuales de este modo son entendidas del mundo todo. Y esta y otras cmo y cundo
se dejan entender? Cuando (dice) de lo que precede se saca lo porvenir. Luego malamente lo
pens en condenar de remotos los trminos y metforas gongorianas: pues con lo peregrino, que
sublima los nmeros de su verso, los califica de grandes; y con lo prvido, que asegura la perspicuidad de su inteligencia, los acredita de claros y comprehensibles. Y es lo ms gracioso, que por
ejemplo de las que reprueba, trajo esa bellsima metfora de la cera y de la miel. Qu ms hermosa y poticamente pudo describirse el melificio, que diciendo de los enjambres, que en ruecas
de oro hilaban rayos del sol?, no es frase benemrita del furor verdaderamente potico? No
ense Aristteles en el tercero de sus retricos, que otro era el lenguaje del poeta y otro el del
orador? No estn las musas cansadas de inspirar esos atrevimientos? O sepamos con qu privilegio llaman los poetas a las alas remos, a los remos pies: copa de Marte al escudo, escudo de
Baco a la copa? (sabed lo de Aristteles en su potica en el texto Proporcione vero y qu algaraba es la de Virgilio cuando para significar la navegacin dificultosa dice: Luchan en tardo
mrmol las tresquiladas: Lento luctantur marmore tonsae. Llamando mrmol al mar y tresquiladas a los remos? Ms dicha tienen los pcaros que se les tolera y aun aplaude en su idioma jacarando, que llamen trena a la crcel, jaque al valiente, chilln al pregonero, gurapas a las galeras,
mosca al dinero, trongas a las rameras, y finibus terrae a la horca, y otra inmensidad de trminos
disparatados que merecieron tener quien los quisiera entender y quien por diversa clase los segregase por estilo de ladrones, azotados, pcaros y tacaos; y asmbranse de que los poetas tengan
otra categora de frases, otro aparato de locuciones.
56. En fin, pues, aqu Macrobio se admir mal y juzg peor, como dijo Carda: Nom apte Macrobius exprompsit in Virgilium suam Criticum, cum scripsit, audaciae maximae fuisse, dici ignem
liquidum, ineptsimamente y con menos disculpa que el otro, que slo dice que fue atrevimiento y
no ms; y cuando esto se le note a Gngora, no lo negamos. Que atrevimiento fue embestir Atilio
cortado el brazo diestro, con slo el escudo, vibrando rayos de furor por los ojos con toda la nao
de Masilia hasta rendirla l solo, pero fue arrojo ilustre. Atrevimiento fue acometer Aristmenes
con todo un ejrcito y matar cuatrocientos lacedemonios de una mano; pero fue osada heroica.
Atrevimiento fue prender el famoso Corts al emperador Moctezuma dentro de su corte misma
ceido de innumerables brbaros; pero fue audacia loable. Atrevimiento fue conquistar Gngora
frasis nuevas, perodos exquisitos, metfora peregrinas; pero fue insigne atrevimiento, que no
hubiera admirado el mundo hazaas grandes, a no haberse usado gigantes osadas. Y as a Fara,
cuando nos dice: qu dijera Macrobio de estas cosas, si de Virgilio dijo aqullas? Le respondeEste material ha sido seleccionado, preparado y digitalizado para su uso exclusivo en el Seminario Origen y formacin del pensamiento crticoliterario: periodo colonial por el Dr. Nelson Osorio Tejeda. Si utiliza este documento para otros fines acadmicos, solicitamos citar esta informacin y la fuente original dada en el inicio del texto.

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remos, que si haba de juzgarlo tan ruinmente, como de Virgilio, haramos de la suya el caso que
de la censura de Fara contra Gngora. Luego nos embiste con que si don Luis por ventura iguala
a Virgilio o sus defensores a Macrobio? Desatinada pregunta, indigna es de respuesta interrogacin tan furiosa. Pero si hay defensores de Gngora que a Virgilio entiendan tambin como Macrobio, otros lo digan: que aqu con ms modestia slo dijimos que en algunos lances, que ocurren entre don Luis y Homero, Ovidio y Virgilio, no pocas veces sale ms airoso Gngora, venciendo algunas la lira castellana a la grandeza griega y latina: porque lo dems se qued para Fara, que para ensalzar a su Camoens echa a rodar los Virgilios, los Horacios, los Pndaros, los
Homeros, los Plautos y Menandros. Aqu los atropella, aqu los excede, aqu los anochece, pues,
la fbula de Adamastor; dice l: que sin duda hace sombra a Homero y a Virgilio. Y es tan dueo
de estas arrogancias, que ya no nos quiere dejar de barato algunas migajas de vanidad, para que
comparemos a Gngora con Virgilio, pues pudiera, ya que Camoens le obscurece y excede con
tantas distancias, sobrarnos el que le cotejamos igualado, ya que l se lleva lo excedido.
VI
Por ventura la poesa no est sujeta a leyes, a juicio, a cordura, a inteligencia, a suavidad y a
clusulas lquidas? Dicen algunos que me atrevo a mucho en querer deslucir lo que tantos
aprueban. Respondo que no pretendo negar a don Luis la alabanza adonde la merece: ni tengo
por ignorantes los que le aprueban adonde no lo merece; pero tngolos por mal informados y
que miran slo a la flor superficial; y el seguir muchos una cosa no la califica; aunque la esfuerce. La mayor parte del mundo sigue a Mahoma. Pregunto si eso califica sus preceptos? Pues
entiendan cierto que don Luis es el Mahoma de la poesa, que predicando que vena a mejorarla
en Espaa, la inficion con errores: Cogitavit, ut faceret uvas: et fecit labruscas.

SECCION VII
57. Gran patrn tienen las leyes poticas en Fara. Celoso de su observancia acusa a nuestro
Gngora por transgresor de ellas. Pero quin no se reir de ver acusado de ese crimen, a quien
no contento con slo observar todas las de la poesa castellana, pero introducido en las clases
griega y latina, descubri nuevos preceptos a qu regularse y solicit leyes extraas a qu ceirse?
El lo dijo hablando con los patos de Aganipe.
Pisad graznando la corriente cana
del antiguo idioma, y turba lega
las ondas acusad cuantas os niega
tico estilo, erudicin romana.
Olvidsele a Fara el que poco antes conjurado con Macrobio condenaba la osada virgiliana de
llamar lquido al fuego. Y ahora dice que la poesa est sujeta a leyes y clusulas lquidas. Como
si las clusulas tuvieran bula para ser ms lquidas que el fuego; y no siendo atrevimiento esto, ha
de ser audacia aquello. Demos, que Gngora tal vez exorbitase de la norma potica (que es falso y
soado). Por ventura el mismo Fara defendiendo a su Camoens no dijo: Tanto respeto se debe a
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los grandes hombres, que ni de todo se les ha de pedir cuenta, porque pueden dar leyes ellos y
drselas a ellos slo lo podrn hacer otros mayores. Pues vase ahora si quien lo dijo es mayor
que Gngora, para doblarle la cerviz al yugo de sus leyes: que don Luis con la autoridad que le
decora puede estatuirlas y discernirlas como varn grande. Como crey su comentador don Garca Coronel, cuando viendo la novedad de la composicin del Soneto 88 dijo: Autoridad tuvo don
Luis de introducir estas novedades. Deseamos ver estos quebramientos de las leyes poticas, salgan a luz estas facinerosas trasgresiones: porque hasta ahora Fara no ha exhibido ms que saltos
de cabras ridculos, hiprbatos mal entendidos y metforas peor penetradas. Cuerdos eran los que
decan que se atreva a mucho, en querer deslucir lo que tantos aprueban; porque eso de deslucir
al sol, es vanidad imaginaria de vapores ruines que suben borrones para despearse lgrimas,
siendo as que lo pardo que anubla slo es tiniebla de la nube; no opacidad del flamantsimo planeta. Dice que no pretende negar a don Luis las alabanzas adonde las merece. Como si aqu
hubiramos menester sus elogios. Nunca las diga, ni jams las d, que de labio que (fuera de Camoens) no supo ms que alabarse a s mismo, y en cuyas palabras padecieron comn aprobio y
vilipendio universal tantos hombres insignes ms son de estimar los desprecios que los loores,
pues vituperios de quien aborrece tanto bueno, ms que lastiman, halagan; ms que afrentan,
acreditan. Por eso dijoTertuliano, que cuando no afianzaran a la religin cristiana tan soberanos
crditos, bastaba para calificarla de loable, el haberla aborrecido Nern: Tali dedicatore damnationis nostrae etiam gloriamur, qui enim scit illum, intelligere potest, nonnisi grande aliquod
bonum a Nerone dammatum.
59. Si a Mahoma sigue la mayor parte del mundo y no califica su pestfero dogma el innumerable
squito de tanta muchedumbre, sepa Fara que no supo lo que se dijo: que a Mahoma por la largura del apetito y por lo licencioso de la sensualidad bestial, le siguen hombres ignorantes, brutos,
ciegos, brbaros, selvticos y bestiales; pero a Gngora, que no escribi para todos, pentranle los
discretos, sndanle los eruditos y apludenle los doctos. Pues de aclamar brbaros y de calificar
doctos, vase la distancia que hay. Siempre son pocos los sabios, y si por haber banderizado
Gngora ms doctos en su aplauso que otro poeta parece que son muchos los que le aclaman,
perdnesele a Fara, haberlos comparado con los stiros y jumentos de la Morisma. Perdnesele
tambin el desahogo de llamar a Gngora, Mahoma, que inficion de errores a Espaa: porque
aqu no tratamos de vengar oprobios con oprobios que es puerilidad; sino de satisfacer calumnias
con razones y desvanecer escrpulos con evidencias. Psanos de que tan indignamente traiga un
texto sagrado para profanarle con su mordacidad, con ser que el Cogitavit ut faceret uvas, et fecit
labruscas, por ms que adulter el Expectavit en cogitavit, ni es a propsito, ni l lo entiende.
VII
Peor sus secuaces. Ellos sern gustosos en parte. Pero razonables jams lo sern en las orejas
cuerdas y judiciosas cientficas: y el ingenio (que se no se lo negamos insigne) no coloca a nadie en el asiento de la verdadera gloria. Yo venero a don Luis; y digo que en lo que escribi antes de aquel capricho o libre de l, es excelentsimo y casi invencible en muchas cosas, a lo menos en las burlas; y esto es porque sas no constan de ciencia, sino de ingenio ygenio para ellas;
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y seguramente creo que si esto faltase en el tomo que vemos impreso de sus obras, poqusimos lo
conocieran. Y si yo fuera enemigo de quien le alaba por lo otro, no le deseara mayor mal, por
haberle descubierto el juicio.
SECCION VIII
60. Imitar lo grande siempre fue tan difcil como deseado; mal se remeda lo soberano. Por eso
dira Aristteles que abati las plumas la pintura y sofrenaron su osada los pinceles en retratar el
arco celeste. Aquel ncar de los cielos, aquel zafiro de las nubes, aquel verdor del iris etreo,
aquel colorido celestial quiz por serlo, no se permiten traducir fielmente a la tabla, por ms que
Apeles encienda los carmines u sude los pinceles: Soli colores Iridis non possunt fieri a pictoribus.
Muchos acometieron a la imitacin de Gngora, y viciando sus versos por alcanzar aquella alteza,
ocasionaron a Fara a que dijese: inficionaron peor que Gngora sus secuaces a Espaa. Confesamos que aquel peregrino ingenio tan soberanamente abstrado del vulgo, fue inimitable o se
deja remedar poco y con dificultad. Eso tiene de nico, eso tiene de estimable el sol, que no admitir mulo feliz tolerando las competencias, es la valenta de lo singular. Si os parece fcil imitar a
Gngora, durar la presuncin hasta la experiencia; pero estimaris la hermosura de sus versos a
costa de vuestra flaqueza y de desengao: as deca Plinio el menor, que entonces reconoca la
sublimidad de los versos de Antonino cuando l intentaba emularlos: Cum virsus tuos aemulor,
tum maxime, quam sint boni experior. Suele atreverse el pincel a copiar una perfecta y absolutsima pintura y resistindose el original rebatiendo conatos y esgrimiendo primores, turba al artfice tanto, que mientras ms trabaja por trasuntar la idea con bizarra, empeoran las porfas el trabajo con desaire. As las imitaciones que acometen al ejemplar de aquella poesa resbalan del original y desmienten con el despeo sus esforzamientos: Ut enim Pictores pulchram, absolutamque
facient raro, nisi in pejus effingunt; ita ego ab hoc archetypo labor, ac decido. Y eso ha sido lo
mayor de don Luis, escribir versos que todos anhelan por imitarlos, y nadie o pocos arriben a conseguirlos: Ut quamplurima proferas, quae imitari omnes concupiscant; nemo aut paucissimi possint. En particular lo dijo de Gngora su comentador don Joseph Pellicer en la dedicatoria al infante Cardenal. Irritados (habla de los envidiosos) de genio tan ms all de todos, que pudo y
supo mejorar al idioma castellano enseando rumbo entre la novedad misma, docto y grave con
la imitacin de griegos y latinos, conspiraron contra l y echando la culpa al estilo bien admitido
de todos y mal imitado de muchos, de cuanto los cansaba su ingenio se dio por ofendida la calumnia, se agravi la envidia, etctera. Sin duda dijo bien: pues por ms que lo afecte curiosidad
presumida, siempre se queda aquel sitio bien admitido de todos y mal imitado de muchos. Porque
son sus colores los del arco celeste inimitables a la fatiga, Fnix, en fin raro, cuya pluma y matices en lneas de celestes renglones iris forman no corvo, que en altsimos vuelos se ostenta a los
remedos fugitivo y a las admiraciones sereno. As lo dijo l de s mismo en cabeza del Fnix:
El pjaro de Arabia, cuyo vuelo
arco alado es del cielo
no corvo; mas tendido.
67. Aade que al faltar las burlas en sus obras poqusimos le conocieran. Este hombre, aun de los
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pensamientos ajenos y futuros quiere ser rbitro. Pero diga si el Polifemo, Soledades y Panegrico tienen burlas? Y si no las tienen cmo los conocen tantos por de Gngora y l mismo las llama Poesas singulares en la opinin de los sectarios? Y si son muchos los que siguen a Gngora,
y aun tantos que los compar con los discpulos de Mahoma: cmo dice ahora, le conocieran sin
las burlas muy pocos, cuando eso, que carece de ellas lo conocieran tantos? Aade que no le quisiera mayor mal si fuera enemigo de sus aplausos, que haberle descubierto el juicio: qu gracia!
Cierto, que puede estar muy vano de tan glorioso descubrimiento. Desde que Fara escribi esto
(ay triste!) ya no hay quien lea a Gngora, no hay quien aplauda sus versos, no hay quien estime
sus nmeros. En verdad no pudo hacrsele mayor dao, que haber desengaado al mundo. Descubrile Fara el juicio y eclipsse Gngora, expir aquella Musa. Oh poder grande, oh elocuencia fatal de Fara!, que a tu arbitrio degellas aplausos, apagas opiniones, destruyes famas, aniquilas renombres. Mas cmo le venera quien as le desacredita? O cmo le vitupera quien tanto
dice que le respeta? Delira la envidia, titubea el odio, confunde contrariedades la iniquidad. Importa una ardite le venere o no le venere, le precie o le desestime: porque la musa de Gngora es
de la complexin de la virgiliana, en que ni crece con los elogios, ni con los vituperios mengua.
Ea est Maronis gloria (dice Macrobio) ut nullius laudibus crescat; nullius vituperatione minuatur.
VIII
Hablo en general, que en particular no hay duda que en el Polifemo y Soledades hay clusulas
benemritas de poeta de estima. Mas por una parte la lujuria del ingenio y por otra la falta de
fuerzas para concluir las obras le ataba, e impeda: si no dganme sus devotos, por qu no
acab l obra que empezase de las que aspiraban a tener cuerpo de principio, medio y fin? Las
Soledades, Penegrico y dos Comedias tuvieron principio, pero no tuvieron fin, ni aun medio: y el
Polifemo acabado tiene poqusima traza.
SECCION IX
68. Parecile a Fara, se descubra mucho la venenosa y profundsima llaga de su envidioso corazn en haber prorrumpido tan pestferos hlitos: y por no hacer patente su dolencia, moder la
censura y templ artificiosamente el juicio como enmendndole con decir: Hablo en general, que
en particular no hay duda, que en el Polifemo y Soledades hay clusulas benemritas de poeta de
estima. Estas son caravanas de desmentir la envidia; pues por disimular en hbito de celo, o crtica doctrina, a cada paso nos enfada con sus reverencias y veneraciones. Ya confiesa clusulas
estimables y de poeta benemrito en el Polifemo y Soledades, y no ve que de all se colige serlo
tambin las restantes, porque la frase, la sentencia, el estilo, la colocacin es tan semejante y tan
indivisible en todas, como fue uno el espritu que en sagrados furores las dict altamente arrebatado. Esto no necesita de ms probanza que de la exhibicin de los versos, lanse y sean los ojos
rbitros de su igualdad con el juicio: que si hay clusulas de estima, todas las merecen o todas
deben proscribirse, si perodos hay dignos de obelo. Tal es su uniformidad, tal su consonancia.
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71. Escribi Fara unos cuatro o cinco tomillos de versos y parcele que stos le hacen mayor
poeta, que es Gngora con el suyo. Mas como no se regula por pliegos el espritu, podr aquel
decirle lo que Marcial al otro.
Tus bis denis grandia libris
qui scribis Priami praelia magnus homo es.
Non facimus Bruti puerum, nos Lagona vivum,
tu magnus luteum Gaure Giganta facis.
Libros grandes, grandes prosas
escribes con grande nombre,
porque es fuerza ser gran hombre
quien escribe grandes cosas.
T en lo grande eres bizarro;
y es chico cuanto yo escribo.
Yo hago un nio, pero vivo,
t un Gigante, mas de barro.
72. El Polifemo acabado dice que tiene poqusima traza: y en verdad que se lo hemos de averiguar. Esta poca traza respecto de cul es poca? (Porque poco y mucho no son contrarios, como
ensea el folsofo, sino relativos: y es preciso que esta traza en orden a alguna mucha o mayor
sea poca). Diga pues Fara si es poca, o porque don Luis la pudo hacer mayor; o porque los poetas griegos o latinos trazaron mejor esta fbula?, o porque el mismo Fara la pudiera haber mejorado o escribe otras fbulas de ms traza?
SECCION X
109. En fin, en todas materias yerra nuestro Fara harto ms que Gngora de sus hiperbatones.
Pudiramos compilar un libro entero de sus desaciertos, pero baste conocerle por gramtico puro,
mal filsofo, peor telogo y psimo escriturista; poeta, ni malo ni bueno. Lo que l acert siempre
se lo cenfesaremos, ni es de nuestra ingenuidad negarle los aplausos a la virtud por envidia o
trampearle el conocimiento a los mritos con malignidad.
Confiteor quae tulit, nec enim benefacta maligni
detrectare meum est...
110. En lo que Manuel de Fara y Sousa se hizo dignamente famoso, fueron las Historias Portuguesas. En esa facultad cronstica merece todo aprecio. Pero hizo mal en desvanecerse con ese
acierto y soarse luego un Homero, cuando es ms fcil ser buen historiador que poeta. Cualquier
juicio desnudo de pie y pierna sobra para narrar con agrado; mas no cualquier voz basta para cantar con delicias. Requieren los versos gran talento y elocuencia suma para su belleza y estimacin;
la historia de cualquier manera escrita deleita: Carmini est parva gratia, nisi eloquentia sit summa; historia quoquo modo scripta delectat. Son los hombres naturalmente noveleros por la genuina curiosidad con que nacen de saberlo todo. Cualquier desnuda noticia de los sucesos los
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atrae: vemos que cuentos de viejas y fbulas de burla los entretienen. Sunt enim homines natura
curiosi (prosigue Plinio) & et qualivet nuda rerum cognitione capiuntun, ut qui sermunculis,
etiam, fabellisque ducantur. Esta es la razn que aquel gran juicio da de que historia cualquiera
agrade; y no regale poesa cualquiera. Ms fcil juzg la senda para la fama en quien camina por
el llano del rase que se era que en quien vuela por las cumbres del metro y las esferas de la ctara.
X
Finalmente cada uno se tenga su alma en su palma: pero no haga comparacin de Gngora con
Luis de Camoens: porque los estilos y asuntos a que cada uno se dio no lo sufren; y es la razn
porque yerran los que le llaman Homero a Gngora: y porque no erraran en llamar Homero y
Virgilio a Camoens y Marcial a Gngora en las burlas. Y si sus Silvas y Polifemo y Panegrico
agraden, llmenle Estacio con que tambin agrada a muchos; ni yo pretendo que desagraden.
Pretendo slo rerme de todos aquellos, que pretendieren medir con una misma vara a los dos en
esto que se llama espritu potico cientfico ejecutado en obras artificiosas y profundas, con
principio, medio y fin: porque comparar a Gngora con Camoens en esto, es como contender
Aracne con Palas, Marsias con Apolo y la mosca con el guila. Esto digo yo de los que acertaron
a leer enteramente estos dos autores: que de los que dicen que Gngora es mejor que el Camoens, no slo sin haber entendido al Camoens, sino ni ledole (de que hay muchos) aun despus de
muerto espero rerme.
SECCION XI
114. Tambin en este punto habla apasionado Fara, no errando menos que en los dems: porque
el no compararse las obras de Gngora con la Lusada de Camoens, no es porque el Camoens
fuese de mayor ingenio y letras de Gngora: pues cuando ambos fuesen iguales en todo eso siempre quedaban desiguales los escritos, por ser unos picos y otros lricos, entre los cuales por ser de
diversas clases no puede haber comparacin unvoca de igualdad especfica. De un consumado
astrlogo, y un excelente pintor, mal se puede dar la ventaja a ninguno, si cada cual es primoroso
en su facultad. Comparar un esgrimidor con un citarista, es ignorar, que se ha de convenir en la
especie, para regular los excesos en la cualidad. Para estos casos, s se invent la proporcionalidad y la analoga del en su tanto. Dirase pues, que proporcionalmente en su pericia es tan diestro
el esgrimidor, como sabio en sus nmeros el msico. Pudese conferir quin sea el mejor poeta
heroico entre los heroicos y entre los lricos quin lo sea ms ilustre: pero cuando se sepa quines
lo son en cada profesin; no puede entre ambos balancearse la mejora, porque ambos sern mejores: sino es ya que respondamos disparando y fuera de los lmites de la comparacin, como lo
hizo Pirro: de quien refiere Plutarco, que preguntndole quin le pareca ms insigne msico?
Casias o Ficin? respondi: Polipercn es mejor capitn: Rogatus Pyrrus Caphias, an Phytion
melior Musicus videretur? Polyperconta meliorem Ducem respondit. Respuesta que con el despropsito envolvi dos represiones: la una, insinuando que a un capitn como l, rayo de la guerra, no se le deba preguntar que juzgase de cantinelas; sino de quin peleaba ms bien y qu caEste material ha sido seleccionado, preparado y digitalizado para su uso exclusivo en el Seminario Origen y formacin del pensamiento crticoliterario: periodo colonial por el Dr. Nelson Osorio Tejeda. Si utiliza este documento para otros fines acadmicos, solicitamos citar esta informacin y la fuente original dada en el inicio del texto.

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pitn ordenaba mejor un ejrcito. La otra fue culpndoles de que entre hombres de guerra se estimase ni tomase en la boca el preciarse de msica, ejercicio leve para gente de cuidados ms robustos, as dijramos pues que de Camoens y de Gngora el mejor escritor es fray Luis de Granada, que ensea lo que importa y escribe lo que nos est mejor. Porque es imposible la comparacin entre lo pico del uno y lo lrico del otro: bien que en lo lrico, y ertico que escribi Camoens comnmente con Gngora, preferimos a ste a voto de los ms doctos. Y si esto quiso decir
Fara, cuando dice: No se haga comparacin de Gngora con Luis de Camoens: porque los estilos y asuntos, a que cada uno se dio no lo sufren, dijo bien: que la disparidad est en los asuntos,
no en los ingenios ni en los talentos: pues con eso slo prueba que la trompeta no se compara con
la lira; no que el clarinero sea ms diestro que el citarista.
119. Concluye Fara, que aun despus de muerto se ha de rer de los que hicieron aquella comparacin. La risibilidad, perfeccin fue de naturaleza racional, en el medio consiste la humanidad:
en quien falta es bruto: en quien sobra es bobo: quien despus de muerto se re, qu ser? Parecerase a lo menos a aquella figura de jaspe que refiere aquel pcaro que introduce el gran cmico
de Espaa, fingiendo que se rio julio Csar muerto y el mrmol:
En el cuadrode un jardn
de un gran seor castellano
estaba un Csar romano
de mrmol, medalla en fin.
Mirndole un paje un da
le dijo: Csar, albricias,
si ver el laurel codicias
de la antigua monarqua.
Que hoy el cielo decret
vuelvas a reinar en Roma:
mira si placer se toma,
pues la estatua se rio.
Y estuvo as muchos das
hasta que el paje volviendo
le dijo: qu ests riendo
con esperanzas tan fras?
Que Octavio es Rey, Csar fiero
y el mrmol como le oy,
dicen, que a poner volvi
la boca como primero.
120. As se reir nuestro muerto, que cierto estar para estas gracias entonces: y ahora nos remos
de sus objeciones, que hasta aqu han sido frvolas, vanas, ineficaces y ridculas. Smense sus
argumentos todos, que todos quedarn con facilidad resueltos y desvanecidos. Mirad si con dos
razones vencemos tantas opuestas sin razones. Caeterum ad haec, quae objecistis, numera, an
binis verbis respondeam. Mirad con la brevedad que Este material ha sido seleccionado, preparado y digitalizado para
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demos. Gngora tiene muchos hiprbatos: Imita a los latinos. Usronlos los antiguos: Nadie tan
felizmente. Frecuntalos muy continuos: Parcese a quien imita. Quita lo que es propio de
la latinidad: Es mayor valenta. Tiene metforas remotas: Lcito fue a Virgilio. Lcito fue
a Virgilio. Descubre poco juicio: Qu poeta le tiene? No acab algunas obras: Esas vencen a las acabadas. En el Polifemo tiene poca traza: Homero tiene menos. Son muchos sus
atrevimientos: Nadie es grande sin ellos. Llmanle Homero algunos: El no tiene la culpa.
No lo entienden muchos: No importa si son necios. No tienen alma sus versos: No lo juzgue la envidia, censrelo la verdad, reviente la pasin, lalos el docto, escudrelos el erudito.
SECCION XII
121. Cese aqu la pluma, cese ya el celo de sacudir calumnias, de persuadir escarmientos. Spase
la mordacidad, que la serpiente fue clebre smbolo de la ciencia, quiz porque aunque la erudicin yace simplemente enroscada entre las flores de su inocencia, tal vez pisada de grosero pie
fue spid que espeluce las escamas, que mua el silvo, que vibre la lengua, que clave los colmillos y torne los antdotos en venenos. No queremos obelar muchos desaciertos que pudiramos en
todas las obras de Fara, por ser bajeza acechar ajenos yerros, cuando tan de cosecha los tiene el
caudal de los mortales. Si algunos notamos arriba, pasen a pesar de nuestra modestia, ya porque
primero lo aprendimos de Fara, y ya porque la verdad provocada se venga con acerbidad. A pesar, digo, de nuestra modestia, porque aun en quien tan bien merece la inveccin, no es valenta
ensangrentar el ingenio; qu ser en quien tantas coronas merece como el de don Luis de Gngora? Si fue culpa el hiprbaton, descuntese por sus muchos primores. Adems que es hazaa poco
hidalga por cuatro cscaras de palabras o por tal qu descuido, que humanamente se desliza, zaherir a los hombres grandes, arriesgando su nombre y fama a los peligros del descrdito. Illiberale
facinus (dice bien Escalgero) propter nescio quas verborum quisquilias aut propter errorem aliquem qui humanitus contigerit, tantorum hominum eruditionem, atque adeo totum nomen, et famam in periculum vocare. Hagan eso hombrecillos de bruta discrecin, de necias sutilezas, que
despuntndose de agudos, gastan el tiempo en hablar cardos y pronunciar abrojos. Hoc solent
facere arguti homunciones, qui in hujus modi acanthologias totam aetatem contriverum. Ms
quin podr tolerar estos cambrones speros, estas punzantes zarzas que aparradas al suelo de su
tenuidad y glorindose de slo brotar puntas y florecer satricas espinas, presumen reinar sobre
los incorruptibles cedros del Lbano? Quis ferat rhamnos illos humi repentes (dice Matas Hauzer) et solis spinis, ac aculeis satyricis gloriosos supra Cedros Libani regnare praesument?
124. Viva pues el culto y floridsimo Gngora, viva a pesar de las envidias, Rumpantur ut ilia
Codro. Viva esta rara ave cuya pluma en altsimos vuelos remontada no nos deja columbrar si es
cisne de la armona de las Musas o si es guila de todas las luces de Apolo o es Fnix de todos los
aromas de la erudicin. Bien que el docto crtico Gtacin todo dijo que lo era. Aqul que fue cisne, fue guila, fue Fnix en lo canoro, en lo agudo y en lo extremado. Lo mismo repite en el disEste material ha sido seleccionado, preparado y digitalizado para su uso exclusivo en el Seminario Origen y formacin del pensamiento crticoliterario: periodo colonial por el Dr. Nelson Osorio Tejeda. Si utiliza este documento para otros fines acadmicos, solicitamos citar esta informacin y la fuente original dada en el inicio del texto.

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curso quinto. Fue este culto poeta cisne en los concentos, guila en los conceptos y en toda especie de agudeza eminente. Tampoco es de perder otro elogio que le da cuando trata de la sublimidad en que cada poeta exalt su idioma por las naciones diciendo: Tom los ejemplos de la lengua en que los hall, que si la latina blasona al relevante Floro, tambin la italiana al valiente
Tasso, la espaola al culto Gngora y la portuguesa al afectuoso Camoens. Viva merecedor de
eternos loores pues en el glorioso mbito de su erudicin pudo de toda la enciclopedia agotar meritsimamente los elogios. Ut sic meruit totius Encyclopediae laude unus nostro aevo clarissimus
concivis et amicus noster Don Ludovico de Gongora, dice el erudito Villalpando en su Magia.
Dbensele estos honores por los que con su ingenio logr el idioma espaol, venerndole por su
primera y ms nclita gloria el Betis:
Baetis oliviferi Gongora primus honor.
Pero son breve esfera los andaluces trminos que opulentamente baan sus espumas, para la
afluencia de tanto lustre, cuando (como dice aquel grave jurisconsulto) es sin primero el segundo
Pndaro, el padre de la cultura, el esplendor de Crdoba, el ornamento de Espaa y el portento del
orbe todo. Cui allusit alter Pindarus, Crysis Pater, Cordubae decus, et ornamentum; totius Hesperiae, orbisque portentum Don Ludovicus a Gongora.
Salve t divino poeta, espritu bizarro, cisne dulcsimo. Vive a pesar de la emulacin; pues duras
a despecho de la mortalidad. Coronen el sagrado mrmol de tus cenizas los ms hermosos lirios
del Helicn. Manibus date lilia plenis. Descansen tus gloriosos Manes en serensimas claridades,
sirvan a tus huesos de tmulo ambas cumbres del Parnaso, de antorchas todo el esplendor de los
astros, de lgrimas todas las ondas de Aganipe, de epitafio la Fama, de teatro el orbe, de triunfo la
muerte, de reposo la eternidad. Dixi.
LAUS DEO

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