Los Mollinedo y El Arte Del Cuzco Colonial
Los Mollinedo y El Arte Del Cuzco Colonial
Los Mollinedo y El Arte Del Cuzco Colonial
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a partir de 1669, y uno de Caxs, pintor favorito de Felipe III, no puede suponerse
que el prelado hubiere alcanzado en Espaa, y antes de venir al Cuzco, una especfica
formacin esttica que no era concomitante con su condicin esencial de religioso,
de sacerdote, de pastor de nimas. Que fue hombre de gustos artsticos no se puede
negar; por ello y quiz slo por ello condujo, sin premeditarlo, una efectiva influencia
del barroco, que era el gusto de su tiempo, y de la escuela pictrica madrilea, tal
como lo admita nuestro ilustre amigo Enrique Marco Dorta, docto especialista en
historia del Arte hispanoamericano.
Pero, adems de tan elocuente muestra de las aficiones del prelado, hallamos
tambin demostrativo de lo mismo la noticia que hemos rescatado del contenido de
los dos ambientes de la biblioteca que posea en su casa del Cuzco, relicario artstico
que, en escritura dcl5 de mayo de 1690, dona a su sobrino Andrs, ddiva que ratifica
en su codicilo de 19 de setiembre de 1699 "segn y en la forma que al presente est
con todo el adorno de libros, estantes, mesas, cajones, Lienzos de pinturas en que
entra la de Nuestra Seora de la Almudena que est en la segunda pieza con su
retablito y otra pintura as mismo que est con su marco dorado de nuestra Seora
de la Almudena en el altar donde su seora Ilustrsima dise misa con todo lo demas
de adorno de Angeles, Bidrios, Jarros, tarjas, Lminas y todo lo demas q' est en
las dos piezas en q' estn puestas sin exseptuar cosa alguna" l.
Esta informacin, sin embargo, de que nos dice cmo estaban exornados slo
dos ambientes de la casa del prelado, sirve en cambio para que podamos imaginar
el resto de la elegante y suntuosa vivienda episcopal que hay que suponer acorde
con sus exigencias seoriales y gusto artstico.
Pero veamos, aunque sea brevemente, su intervencin en la tarea de engrandecimiento y exornacin de su afortunada dicesis.
Anota Esquivel y Navia que "En los primeros veinte aos de su gobierno, se
fabricaron catorce iglesias de ladrillo de las cuales la menor constaba de veinte mil,
y de las mayores: en la de Vilque entraron sesenta mil, en la de Lampa trescientos
mil, en la de Urubamba cien mil. Item treinta y seis iglesias de adobes, catorce
plpitos (entrando los de las parroquias de Beln y San BIas), ochenta y dos custodias
de plata; veinte frontales de plata, veinte y una lmparas, fuera de clices, blandones,
incensarios, vinajeras y otras alhajas. Dio a la catedral un sagrario o tabernculo de
plata, que costearon los devotos; y tres hacheros de a mil marcos a expensas suyas,
y ms una corona de oro, con sus piedras, para la imagen de la Pursima Concepcin"
(Esquivel y Navia, n, p. 175).
1.
Vid. Revista Histrica, T. XXXV. Lima, 1985-86, p. 19. Vid. tambin Boletn del Archivo
Departamental del Cuzco. No. 2, 1986, pp. 55-63.
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.L a Catedral, por supuesto, fue el templo que mereci sus preferencias. Coloc
en ella el primer altar mayor de cedro que, por sus cuatro frentes y bellos adornos
de excelentes pinturas, result el ms sobresaliente elemento decorativo del monumental interior. Acab el coro y su escultural sillera, "obra que no tiene igual en
el reyno", que todava causa fervoroso asombro admirativo pero que pocos saben
que se debi a los empeos del cannigo don Diego Arias de la Cerda, maestro mayor
de fbrica a quien se le atribuye toda la exornacin interior del templo, incluso el
artstico plpito, ambones y muebles de sacrista, obras todas de excelente factura
que siguen cautivando la ms grande admiracin (Vargas Ugarte, 1947, 130).
Pero, si todo esto fuere poco, ayud el obispo con 1,000 pesos en la obra del
sitial de plata del Santsimo Sacramento; don una lmpara de 50 marcos as como
las andas del Seor de los Temblores cuyo costo fue de 600 pesos; 4 hacheros de
plata que significaron 9,800 pesos; una custodia ms "para las procesiones" de plata
dorada con sobrepuestos de oro, y guarnecida de esmeraldas y amatistas; ornamentos para las dos sacristas y, adems, informa el prelado en carta escrita al rey en
1696, "e colocado otros cuatro / retabl.os / en los angulos en que faltaban, llenando
lo restante de la Iglesia de pinturas grandes con marcos de cedro dorados, y coronacin, y remates de lo mismo, con que se hallan en todo con hermosa perfeccin"
(Santisteban Ochoa, 56).
Todava ms. Mollinedo ratifica su afectuosa preferencia por la gran catedral
donndole en su testamento una nueva custodia dorada y esmaltada c.on sobrepuestos
de oro y piedras preciosas "para que siempre est colocado en ella el Smo. Sacramento en la capilla del Sagrario".
Es deseo nuestro relevar en todo su extenso significado la obra cumplida por
Mollinedo en el Cuzco, pero naturales razones nos privan de caer en detallismos
que, si bien podran ser tiles y demostrativos, haran def!1asiado extensa esta
comunicacin. Sin embargo, no es posible privarnos de hacer referencia a su aporte
econmico en tres obras que son, indudablemente, capitales en el acervo artstico
monumental del Cuzco. Nos referimos a San Antonio Abad, San BIas y Beln.
San Antonio Abad, bellsima capilla anexa al Seminario del mismo nombre,
fue obra completamente suya. En efecto: en carta escrita al rey el 14 de marzo de
1678, dice lo siguiente: "D quenta a V. Mag. d de como ava dado quinientos pesos
para el colegio Seminario de S. AnUO. Abad, para ayuda a un General donde se
leyesen artes y Theologa, y como estas obras de ordinario empiezan por poco, y
obligan despues a mucho, me e determinado a hacer por m el general, refitorio, y
una capilla muy capaz donde celebren las fiestas que son de mucho concurso y
devocin; costronme ms de seis milI ps. estas obras" (Villanueva, 1989, 47).
Ocioso es anotar que la capilla de San AnLonio Abad consLituye un legtimo
relicario de arte; su decoracin interior tan suntuosa y a la vez equilibrada, que a
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cierta hora del da hace del ambiente una verdadera ascua de oro, constituye la ms
acabada muestra artstica del "crespo cuzqueo", estilo que floreci con esplndido
seoro durante el gobierno episcopal de Mollinedo, siendo una lstima que no todos
los que. visitan el Cuzco puedan admirar su artstico recinto.
En cuanto a San BIas, cierto es que su decoracin interior fue bsicamente
obra de su prroco D. Gaspar de la Cuba Maldonado, caudatario del obispo y persona
estimulada y apoyada decididamente por el prelado y por su feligreca muy generosa
y siempre devota, pero no puede olvidarse que, como lo dice el mismo seor de la
Cuba, Mollinedo estuvo presente en todo, siendo importante subrayar que el famoso
plpito fue en gran parte obra suya. En efecto: en carta que tambin escribe al rey
el8 de junio de 1696, le dice que en San BIas mand labrar tres retablos de cedro
muy bien tallados con hermosas esculturas; su sagrario es el mas hermoso de la
ciudad, y "un plpito tambin de cedro, con muchos bultos de escultura de la misma
proporcin, y primor, que el referido de la Parrochia de Nra. Sra. de Bethlen".
Adems, un frontal de plata con 135 marcos, plata labrada, sacrista y ornamentos,
cuyo costo es de 60,000 pesos (Santisteban Ochoa, 55-56).
En cuanto a Beln cedemos la palabra a su prroco D. Martn de Irure quien,
en su Informe de 1690, dice estar construyendo Iglesia nueva de cal y canto "de
setenta varas de largo y doce de ancho y aunque se va trabajando a todo costo y
no tiene renta, espero en Dios que con el fomento y limosnas q' V. S. 1. contina,
se ver en cabal perfeccin con brevedad" (Villanueva, 1982, 226), lo que indica
que el obispo contribuy con infaltable ayuda econmica y continuamente a la
construccin del templo y su adorno interior.
Irure, religioso madrileo, hijo del secretario del rey, D. Juan Andrs de lrure,
vino al Per acompaando al obispo quien, poco despus de llegar al Cuzco, lo
orden de sacerdote. Secretario de Cmara y Gobierno de Mollinedo durante 12 aos,
por su acrisolada virtud y clara inteligencia alcanz la ms grande estimacin de
su.prelado quien lo nombr Prroco de Beln, Visitador General de la dicesis y
Examinador General de la lengua quechua que aprendi a perfeccin. Por estas
cualidades Mollinedo .1.0 ayud decididamente en la edificacin y aderezo de su
Iglesia parroquial, logrando as culminar la obra que result uno de los ms bellos
ejemplares de su gnero. A propsito de la exitosa construccin de Beln, el obispo
en carta dirigida al rey en 8 de junio de 1696, recomend a Irure, detallando que
entre otras cosas ha logrado tres "que me parecen dignas de la noticia de V. M. dice- y son: una corona de esta milagrosa imagen / la Virgen de Bel~ hecha
a proporcin del bulto, que es muy grande, de obra de [iligrana guarneCida toda de
sobrepuestos de oro esmaltado y realzado y joyas de difere'ntes hechuras, hechas de
propsito y medida de los huecos, labores de diamantes, esmeraldas, rubes,topacios,
zafIros, amatistas y otras piedras preciosas, haciendo juego de cada gnero de estos,
orlada y matizada de mucha cantidad de perlas de diferentes tamaos; ,est tasada
-agrega- en 22,000 pesos; una custodia de plata dorada, guarnecitla de 'la misma
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forma que la corona de sobrepuestos de oro realzados con juegos iguales de amatistas
y perlas netas que pesa 80 marcos y est tasada en 7,000 pesos; un plpito de cedro
labrado de columnas salomnicas y varias labores, obra tan primorosa en talla y
escultura que, trabajando continuamente en ella doce a catorce oficiales, dur por
espacio de tres aos, de que no se puede conjeturar el mucho costo que tuvo" (Vargas
Ugarte, 1947,46) 2.
Digno mulo del obispo fue su sobrino don Andrs de Mollinedo y Rado.
Venido con l de Espaa en el squito que acompa al prelado, fue su hombre de
confianza y colaborador ms cercano y eficaz. Consta que los donativos y limosnas
del obispo para las obras que se hicieron en la dicesis, casi siempre pasaban por
sus manos. Algo as declara el mismo Andrs cuando en una Memoria, anexa a su
testamento, explica que su to el obispo le hizo donacin inter vivos de una tercera
parte del maz y trigo de sus trojes, "en remuneracin de parte de lo mucho que le
sirvi en quarenta y tantos aos, avindome trado de los Reinos de espaa a estos
-dice-- a donde le serv hasta que muri con toda fidelidad quan ninguno y muchas
veces le prest cantidades de plata para las limosnas y otros gastos sin que me pagase
cosa alguna de ella" 3.
Pero, como hemos dicho, su colaboracin no slo fue en servicio personal
constante y prstamos de dinero, sino que, a imitacin de su to y obispo, se propuso
realizar obras propias y las hizo tan magnficas que logr ganar, con razn., justa
inmortalidad.
La primera y ms notable obra realizada por este segundo Mollinedo fue la
edificacin del templo de la parroquia del Hospital de Naturales del Cuzco, hoy
conocida con el nombre de San Pedro.
La primitiva iglesia se hallaba ruinosa as que el prroco se propuso construir
nueva. Esquivel y Navia informa que la primera piedra del edificio fue colocada el
14 de setiembre de 1688 en ceremonia solemne, y que el templo nuevo "de maravillosa arquitectura se debi al piadoso celo y expensas de dicho licenciado don
Andrs de Mollinedo, cura de dicha parroquia y comisario del Santo Oficio, concurriendo a ella toda la repblica con frecuentes acarreos de piedras, que llaman
entradas, para cuya copia se deshicieron todos los andenes que hermoseaban el cerro
de Piccho" (Esquivel y Navia, II-147-148).
2.
Cabe sealar que es fortuito hacer tambin referencia al templo de San Sebastin cuya sustuosa
fachada de piedra trae el escudo nobiliario del clebre obispo, lo que nos privamos de hacer
por naturales rawnes de espacio.
3.
El testamento de Andrs de Mollincdo se halla en: Alejo Femndez Escudero. Ao 1712. Prot.
88. fs . 652-659. Memoria anexa, fs. 660-663.- Archivo Departamental del Cuzco.- Vid. tambin:
Cuzco Monumental, del autor, pp. 94-95.
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4.
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Obra tan vasta y costosa fue donada, como hemos dicho, a la orden de
Betlemitas para fundar en ella el Hospital que hoy, reconstruido en parte, constituye
uno de los monumentos arquitectnicos del Cuzco. Los betlemitas, en un siglo ms,
modificaron los primitivos edificios y levantaron Iglesia nueva, no por eso dejan de
verse en toda la casa las huellas de los Mollinedo, sus legtimos primeros dueos
y fundadores.
El ltimo de ellos al que tenemos que referimos es el Licenciado don Gaspar
de Mollinedo, sobrino tambin del obispo y cura de la doctrina de Urubamba cuya
Iglesia edific en su mayor parte.
Dcese que la obra haba sido comenzada por el futuro den y obrero mayor
de la Catedral del Cuzco D. Diego Arias de la Cerda hacia el ao de 1649, pero
que, por lo ambicioso de su costo no pudo avanzar su construccin hasta que,
nombrado prroco de Urubamba Gaspar de Mollinedo, con la ayuda econmica de
su to el obispo, y limosnas de piadosos feligreses de la zona, logr el empeoso
cura avanzar la edificacin en su mayor parte, habiendo tenido que retomar a Espaa
en 1695, sin haber podido terminarla. La obra fue culminada poco despus por el
nuevo prroco D. Martn de Rado y Angulo Velasco, pariente del obispo, quien
recibi tambin su grande apoyo y significativa contribucin econmica.
Parcce que Gaspar de Mollinedo se dedic tambin a fomentar en la zona la
platera artstica, pues, comerciaba con chafalona religiosa que sola transportar a
Lima y otros lugares.
Se ha supuesto al obispo Mollinedo como verdadero introductor del Barroco
en el Cuzco, con intervencin tan impositiva y directa que pareci actuar con nimo
de sojuzgar toda otra tendencia artstica, como parece que sucedi claramente en
el caso del templo parroquial de San Gernimo.
A este propsito dicen los esposos Mesa Gisbert: "Al fallecimiento de don
Manuel de Mollinedo y Angulo en 1699, y faltando un ao para concluir el siglo
se haba renovado el gusto artstico en toda la zona. El Barroco se impuso con el
definitivo asentamiento de una nueva arquitectura, con el triunfo de la columna
salomnica en retablos, marqueras y todo tipo de decoracin; en la pintura de
caballete se sum al influjo flamenco y de la escuela sevillana, la pintura cortesana
madrilea, representada por Basilio Santa Cruz y sus seguidores; en el mural se pas
de la pintura de 'colgaduras' a la pintura de fondo blanco con escenas religiosas que
llenaban la superficie interna en los templos" (Mesa-Gisbert 123).
Es, pues, entonces cierto que en ese momento el Barroco "maciso, estatuario
y realistamente espacioso" (Hauser), enriquecido en el Cuzco con un marcado horror
al vaco y un decoratvismo graciosos y florido, desplaz en gran parte al manierismo
en alguna manera coincidente con ciertas supervivencias nativas, y aclimatado aqu,
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5.
Suponemos que la seora Gisbert seala 1680 como el momento en que se hace manifiesta la
"sensibilidad indgena" coincidiendo, prcticamente, con la separacin en discordia de los
pintores espaoles del Cuzco de los pintores indios, segn se puede inferir de un documento
de 1688, descubierto por nosotros en el Archivo Departamental del Cuzco. Tan importante
testimonio que es una simple peticin de los primeros, presentada al corregidor de la ciudad,
para hacer sin los indios el altar de Corpus, parece significar el divorcio definitivo de los dos
grupos de pintores y ha sido considerado, con razn, como la partida de nacimiento de la pintura
mestiza cuzquea.- Vid. Mcsa-Gisbert, p. 137.
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trabajo como pas con el conformado por Diego Femndez de Oviedo, arquitecto
que corri a cargo de la fachada de la Iglesia de la Compaa de Jess y de su
monumental altar mayor, obra para la que, con sumo entusiasmo, contrat los
servicios de los oficiales y ebanistas indgenas Juan Guacoto, Santiago Bilca, Toms
Guaypar, Juan Tito, Cristbal Yapuchi, Diego Gabriel, Nicols Prez, Pascual Rosas
y Miguel Quispe, todos indios naturales de las cercanas parroquias de la ciudad 6.
No nos asiste afn indigenista como podra imaginarse sino, simple y llanamente, el anhelo de hacer notar la significativa presencia, real y concreta, del artista
indgena tan olvidado o tan venido a menos cuando estudiamos obras que, llevando
su sello, convocan la universal admiracin. Adems, quiZ pueda resultar as ms
fcil y certera la explicacin del fenmeno de la supuesta resistencia a la dominante
influencia del Barroco en la comarca andina que, sin exageracin, no fue menos
significativa de lo que comnmente se cree, pues, reconocido est que, durante el
siglo XVIII, sigui teniendo vigencia en la arquitectura que, a veces, queriendo
enfatizar su impacto monumental y su pronunciado decorativismo llamamos "dieciochesca" .
La presencia indgena no slo como sensibilidad sino como concreta mano de
obra en todo lo artstico que produjo la comarca, nos impulsa a dar la razn a Pablo
Macera cuando dice: "El arte colonial fue diseado como una transferencia de
modelos venidos de Europa. Pero termin siendo distinto, sobre todo en aquellos
territorios demogrfica y culturalmente avanzados como la andina, azteca o maya".
y tambin cuando, con ms sutil y certera interpretacin del fenmeno, afirma: En
el arte del siglo XVIII fueron dos los factores decisivos: "El primero ha de encontrarse en los indios; ms an en los patrones culturales precolombinos y su respuesta,
no simple aaptacin, al hecho colonial. Y luego, en este mismo hecho colonial en
la medida que dentro de cualquier sistema imperial las colonias no son equivalentes
a provincias. No podemos hablar de las colonias como provincias alejadas. La
distancia con respecto al centro imperial es slo una de las diferencias entre provincias metropolitanas y colonias de ultramar. Estas ltimas eran nuevas realidades
histrico-sociales que llevaban dentro suyo la posibilidad y necesidad de un modo
peculiar de representacin artstica" (Macera, 95-96).
De modo que no podemos admitir llanamente la posibilidad de una dominacin
excluyente del Barroco si las resistencias al avasallante predominio peninsular fueron
siempre factores vivos, actuantes, que lograron atenuar, modificar el sojuzgamiento
espaol en todos los campos y que, en el artstico, pudieron ser ms efectivos ya
que, como es notorio, aqu no hubo imposicin forzada ni intemperancia, sino
impulso pacfico de adaptacin a los nuevos gustos de la poca.
6.
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Tal fue el papel cumplido por el ilustre Mollinedo y Angulo y sus sobrinos
y colaboradores predestinados a cumplir un destino eminente pese a que, con su
fervoroso deslumbramiento ante el Barroco, y su entusiasmado anhelo por difundirlo
en toda el rea andina de su personal influencia, retrasaron el brote de una expresin
artstica cuzquea propia, genuina y original que se hizo presente despus, avanzado
ya el siglo XVIII.
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