Derecho Internacional de Los Derechos Humanos
Derecho Internacional de Los Derechos Humanos
Derecho Internacional de Los Derechos Humanos
NDICE
AGRADECIMIENTO........................................................................................................................... 10
PRESENTACIN................................................................................................................................. 11
INTRODUCCIN.................................................................................................................................13
GUA METODOLGICA.................................................................................................................... 15
3.
CAPTULO 3:
BIBLIOGRAFA................................................................................................................................... 213
AGRADECIMIENTO
Los autores queremos expresar un especial agradecimiento a todos los jueces, fiscales, funcionarios de
gobierno, acadmicos y profesores universitarios que participaron en el proceso de validacin del
presente texto, los mismos que revisaron detenidamente su contenido, y que con sus comentarios, crticas
y aportes permitieron el enriquecimiento del mismo.
En este sentido, debemos dejar constancia de nuestra gratitud y reconocimiento a: Pedro Angulo, Elmer
Arce, Jorge Barreto, Manuel Bermdez, Luis Miguel Bramont-Arias, Carmen Cabello, Edgar Carpio,
Susana Castaeda, Vctor Corante, Carlos Cornejo, Pedro Donaires, Eloy Espinoza-Saldaa, Carlos
Figueroa, Jess Mara Guerra, Godofredo Huerta, Luis Huerta, Miguel Huerta, Hctor Lama, Rosario
Lpez, Oscar Miranda, Vctor Obando, Hilda Piedra, Alex Plcido, Carlos Ramos, Roco Rivera, Luis
Saenz, Antonia Saquicuray, Janet Tello y Patricia Zanabria.
Finalmente, queremos tambin agradecer a cada uno de los miembros que conforman el Consejo
Directivo de la Academia de la Magistratura por sus interesantes aportes al presente texto. Nos referimos
a la doctora Elcira Vsquez Cortez, Presidenta del Consejo Directivo, y a los Consejeros Manuel
Catacora Gonzlez, Ricardo La Hoz Lora, Pedro Mndez Jurado, Javier Mendoza Ramrez, Francisco
Tvara Crdova y Fernando Vidal Ramrez.
10
PRESENTACIN
La Academia de la Magistratura asume esa importante misin a travs de sus tres programas acadmicos:
de Formacin de Aspirantes, de Actualizacin y Perfeccionamiento y de Capacitacin Acadmica para el
Ascenso. La legitimidad de su origen constitucional (Art. 151) se ve confirmada en su Ley Orgnica N
26335, ejes normativos en los cuales fundamenta su quehacer institucional.
Sin lugar a dudas, esta publicacin obedece al convencimiento que la formacin que brinda la AMAG, no
puede enmarcarse exclusivamente en tecnicismos acadmicos. Por el contrario, asumiendo el reto de su
misin, busca motivar en los magistrados una conciencia humanista, que lo aleje de la simple y mera
aplicacin de la ley y que por el contrario acuda a la tica, a su conciencia creadora y a la reflexin sobre
el papel que le corresponde asumir en el desarrollo del pas y en la construccin de la paz social.
11
Como sealan Fabin Novak y Sandra Namihas, cuando nos preguntamos dnde radica el fundamento
de los derechos humanos (esto es, el por qu) debemos responder que en la dignidad humana, ya que no
es posible hablar de ser humano sin dignidad, como tampoco es posible hablar de una vida digna sin
libertad, igualdad, integridad, honor, etc. En tal sentido, el reconocimiento de los derechos humanos es
la nica manera de garantizarle al individuo una vida digna y, por tanto, su condicin de ser humano.
Consecuentemente, como anotan los citados autores, la dignidad humana implica cuatro valores
esenciales, libertad, igualdad, seguridad y solidaridad.
12
INTRODUCCIN
Los derechos humanos no solo constituyen hoy en da una obligacin jurdica de los Estados sino que se
han convertido adems en un pilar fundamental para el mantenimiento de un sistema democrtico y de un
verdadero estado de derecho. En este sentido, es grande la responsabilidad que corresponde a los
operadores jurdicos de cada pas a quienes compete velar por el respeto y vigencia de estos derechos.
Sin embargo, para que estos operadores (jueces y fiscales) de un pas puedan resguardar cabalmente los
derechos fundamentales de la persona, resulta imperativo que estos gocen de una formacin adecuada,
que les permita conocer y comprender el contenido y alcances de estos derechos. As lo entiende tambin
la Sexta Disposicin Final del Cdigo Procesal Constitucional de 2004, cuando establece que en todos los
centros de enseanza, de cualquier nivel, se impartirn cursos obligatorios sobre derechos fundamentales.
Precisamente, la toma de consciencia de esta necesidad de capacitacin, fue la que motiv a la Academia
de la Magistratura, a la Agencia de Cooperacin Alemana (GTZ) y al Instituto de Estudios
Internacionales (IDEI) de la Pontificia Universidad Catlica del Per, a llevar adelante la realizacin de
este proyecto, destinado a elaborar un manual de derechos humanos especialmente diseado para
magistrados y una gua metodolgica, a ser empleados en su proceso de formacin. Ambos instrumentos
tienen entonces como objetivo principal informar y formar a nuestros magistrados en el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, a travs del cumplimiento de cuatro objetivos especficos:
a) Brindar al magistrado un marco general de los derechos humanos, con el propsito de facilitar la
comprensin de su concepto, fundamento, importancia y exigibilidad.
b) Darle a conocer el universo de tratados y declaraciones sobre derechos humanos de los que el Per
forma parte, el valor jurdico de estos instrumentos en nuestro derecho interno y como deben ser
estos interpretados y aplicados en sus resoluciones judiciales.
c) Informar a los magistrados sobre las caractersticas del sistema interamericano de proteccin de los
derechos humanos, destacando la importancia y el valor jurdico de los Informes de la Comisin
Interamericana as como de las Sentencias y Opiniones Consultivas de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, a efectos de ser tomados en cuenta al momento de resolver procesos internos
d) Brindarle al magistrado una fuente inmediata de consulta respecto de ciertos derechos fundamentales,
proporcionndoles, por cada derecho, los instrumentos internacionales que lo respaldan, la
jurisprudencia que sobre el particular pueda haber dictado la Corte Interamericana de Derechos
13
Para el logro de estos propsitos, el Manual ha sido dividido en cuatro captulos y para su elaboracin se
ha consultado toda la bibliografa nacional y extranjera disponible en bibliotecas pblicas y privadas, la
jurisprudencia de la Corte Interamericana y Corte Europea de Derechos Humanos y del Tribunal
Constitucional del Per, las opiniones consultivas e informes de la Corte y Comisin Interamericanas de
Derechos Humanos respectivamente, los informes del Comit de Derechos Humanos y del Comit de
Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas, entre otros.
En cuanto a la metodologa del manual, este no solo cuenta con una gua metodolgica destinada a
establecer pautas para su utilizacin y aplicacin en el proceso de formacin de nuestros magistrados,
sino tambin se ha cuidado que el diseo y contenidos del manual se adecuen a las necesidades e intereses
de los magistrados, presentndose cada tema en forma directa y sencilla, buscndose al mismo tiempo su
utilidad en el ejercicio de la funcin jurisdiccional.
Asimismo, el contenido del manual ha sido confrontado y convalidado en numerosos talleres de trabajo
por un grupo de profesores y expertos en Derechos Humanos y Derecho Constitucional de nuestro pas,
as como por un valioso equipo de magistrados y fiscales, quienes con sus observaciones y aportes han
enriquecido el resultado final de esta publicacin.
Esperamos que esta obra no solo contribuya a una mejor formacin de nuestros magistrados en el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos sino tambin que los ciudadanos que accedan en
adelante a la administracin de justicia obtengan una mejor proteccin de sus derechos.
Finalmente, no queremos concluir esta presentacin sin agradecer a las instituciones y personas que
hicieron posible esta publicacin, como el Instituto de Estudios Internacionales (IDEI) de la Pontificia
Universidad Catlica del Per y la Academia de la Magistratura por haber tenido a bien la ejecucin de
este proyecto, a la Agencia de Cooperacin Alemana al Desarrollo (GTZ) por el financiamiento brindado
al mismo, as como a la Fundacin Friedrich Naumann, en especial, a su Representante, doctor Rdiger
Graichen, sin cuyo apoyo y respaldo no hubiera sido posible materializar este proyecto.
Mencin aparte merece la licenciada Luz Mara Ramrez Zuluaga, investigadora del IDEI, cuya dedicada
e inteligente labor de revisin y seleccin de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, result de vital importancia para el xito de esta obra.
Lima, octubre de 2004.
14
GUA METODOLGICA
1. Introduccin
El proceso de capacitacin de nuestros jueces y fiscales en el rea de los Derechos Humanos, no solo
implica transmitirles un conjunto de conocimientos sobre el contenido y alcances de esta disciplina, sino
fundamentalmente, formarlos en la cultura de los Derechos Humanos. Y cuando lo que verdaderamente
nos preocupa es formar ms que informar, estamos ante una gran responsabilidad, ya que en este rubro la
formacin se enclava en los terrenos de la educacin con sus ms profundas implicaciones. As, formar es
llevar, conducir al que aprende a travs de los caminos del conocimiento, buscando la mejor manera de
adecuarlos; es hacer de los contenidos y de los smbolos objeto de estudio, una persuasiva invitacin a
considerarlos parte de uno mismo, a integrarlos permanentemente a nuestro pensamiento, a nuestro
actuar, a enriquecer nuestra vida cotidiana con lo recin aprendido.1
Capacitar y formar requieren del instruir. La instruccin representa el esfuerzo de quien instruye para
construir dentro de la mente de quien aprende lo que en un primer momento solo le era mostrado. En
este complejo proceso de formacin, no slo son importantes los contenidos. En efecto, el capacitador as
como los mtodos, las tcnicas y los recursos didcticos que este utilice, jugarn tambin un papel
relevante, ya que nos van a proporcionar el cmo y el con qu lograr un aprendizaje significativo, que no
se reduzca a la memorizacin o repeticin de lo enseado, sino que se vuelva parte de nuestro
pensamiento y de nuestro diario quehacer.3 Este proceso puede ser representado bajo el siguiente
esquema:
1
NOVAK, Fabin y otros. Derechos Humanos. Manual para Promotores. Lima: Instituto de Estudios Internacionales (IDEI) de la Pontificia
Universidad Catlica del Per Ministerio de Justicia, 1995, p. 21; AGUILAR CUEVAS, Magdalena. Manual de Capacitacin. Derechos
Humanos. Mxico: Comisin Nacional de Derechos Humanos, 1994, p. 197.
2
AGUILAR CUEVAS, Magdalena. Ob. cit., p. 197.
3
En este mismo sentido se manifiesta BASOMBRO, Carlos. Educacin y Ciudadana. La Educacin para los Derechos Humanos en Amrica
Latina. Lima: IDL CEAAL, 1992, pp. 213-214: La tarea del educador en y para los derechos humanos no se agota en la transferencia y
15
Ensear
Instruir
Formar: Aprendizaje
Significativo
Mostrar
Construccin de
estructuras mentales
En consecuencia, adems de un contenido slido y adecuado que transmitir, existen otros dos elementos
fundamentales que pueden contribuir a la formacin en derechos humanos de nuestros magistrados, como
son: por un lado, el capacitador y, por el otro, la metodologa y tcnicas de capacitacin a ser empleadas
por ste, durante el proceso de formacin. Veamos con mayor detalle estos dos ltimos puntos.
2. El Capacitador
En cuanto al capacitador, se debe precisar que se trata de la persona encargada de la conduccin del
proceso de capacitacin-formacin; el cual debe ser un lder formal que oriente, estimule, despierte la
curiosidad, desenvuelva el espritu crtico y muestre los valores propios de la cultura de los Derechos
Humanos.4
El perfil del capacitador en Derechos Humanos va a contener una serie de cualidades que expresaremos
en trminos ideales, estando convencidos de que dichas cualidades (todas ellas) son habilidades que
pueden ser desarrolladas por quien se involucra autnticamente con su labor.5
a) Aptitudes intelectuales
El educador en Derechos Humanos debe poder expresarse oralmente y en forma escrita sin dificultad,
tener la capacidad de discutir y de escuchar para defender sus opiniones. Es importante que sepa
reconocer los prejuicios, los estereotipos y las discriminaciones; tener curiosidad y gusto por la
investigacin.
b) Capacidad tcnica
produccin de conocimientos, ni tampoco en la toma de conciencia. En derechos humanos, en forma especial, es capital aprender a actuar y a
comportarse en la defensa, promocin y vigencia de los derechos propios y de los dems.
4
AGUILAR CUEVAS, Madgalena. Ob. cit., p. 197.
5
Ibid., pp. 201-203.
16
El capacitador debe tener dominio de los temas a tratar; la habilidad para conocer con precisin aquello
que va a ser enseado.
c) Capacidad didctica
Significa habilidad para la adecuacin de contenidos, mtodos, tcnicas y material didctico, para llevar a
cabo la enseanza de manera sistemtica y gil.
d) Sinceridad y consecuencia
Es necesario que el formador en Derechos Humanos los sienta como parte de s mismo, para que pueda
comunicarlos y transmitirlos a los dems. Es fundamental que, afectivamente, el educador se sienta
convencido de su utilidad para la construccin de una sociedad ms humana.6
e) Capacidad de adaptacin
El formador necesita ponerse en contacto con quienes aprenden y su medio, para conducirlos en el
proceso enseanza-aprendizaje de acuerdo con las posibilidades y necesidades del grupo y para propiciar
un clima de mayor confianza y comunicacin.
g) Capacidad de conduccin
Se refiere al aspecto orientador de quien ensea, pues a veces se le demanda orientacin, ms que
informacin.
h) Capacidad de empata
Es simpata por quienes aprenden, bsqueda de identificacin con el grupo.
i)
Disposicin
Ahora bien, debemos recordar que el punto de partida y el punto de llegada de nuestra capacitacinformacin en Derechos Humanos es cada uno de nuestros magistrados, por lo que es necesario considerar
que cada uno de ellos tiene caractersticas propias, esto es, posee capacidades, posibilidades y aun
limitaciones nicas y diferencias derivadas del contexto biolgico, psicolgico y social, como: edad, sexo,
INSTITUTO PERUANO DE EDUCACIN EN DERECHOS HUMANOS Y LA PAZ. Una Metodologa para educar Derechos Humanos,
en: Revista Pedaggica Maestros, n. 17, vol. 7, Lima, p. 51.
17
Es necesario tomar en cuenta entonces las caractersticas especficas de los grupos a quienes nos vamos a
dirigir, pues ello facilitar, por una parte, la adecuacin de nuestra enseanza, y por otra, la relacin
capacitador-participante.
a) Conocer la preparacin acadmica media del grupo con el que vamos a trabajar, de tal manera que
nuestro lenguaje, y en general nuestra enseanza, se adecue y sea fcilmente entendida por el grupo.
b) Hacer saber a los participantes cules son los fines u objetivos que pretendemos en cada tema; esto
promueve el inters y puede incentivar la curiosidad y el deseo de investigacin. Por esta razn, se
fija al inicio de cada captulo del Manual de Derechos Humanos, los objetivos que se persiguen
alcanzar en cada caso.
c) Insistir en los conceptos o ideas principales que nos interesa destacar, ya que esto ayuda a consolidar
lo aprendido. Para facilitar esta labor, al final de cada captulo del Manual, se insertan un conjunto de
preguntas destinadas a evaluar el aprendizaje de los conceptos e ideas principales.
d) Buscar durante la capacitacin ejemplos que los participantes reconozcan como familiares. En tal
sentido, se recomienda apelar a hechos o casos nacionales que puedan ser conocidos por todos los
participantes con una tcnica de aprendizaje como el juego de roles, que permita a los magistrados
ubicarse en el papel de la vctima o del abogado de la vctima, enriqueciendo su visin de los hechos.
7
AGUILAR CUEVAS, Magdalena. Ob. cit., pp. 203-204. Vase tambin OLGUIN, Leticia. Enfoques Metodolgicos en la Enseanza y
Aprendizaje de los Derechos Humanos. En: Educacin y Derechos Humanos (Cuaderno de Estudio). San Jos: Instituto Interamericano de
Derechos Humanos, 1988, pp. 45-48.
18
e) Propiciar situaciones que hagan a los participantes experimentar sensacin de triunfo. Por ejemplo,
destacando la importancia de sus intervenciones, de manera tal de estimular al participante a
continuar aprendiendo.
g) Bsqueda de una relacin con la realidad, a partir de hechos reales y concretos existentes en el
ambiente inmediato. De esta manera, el proceso de formacin no se entiende como algo desconectado
con la realidad.
h) Participacin activa y directa: se debe hacer sentir al participante responsable del desarrollo del curso,
a travs de sus aportaciones, comentarios, crticas, preguntas y con su activa y constante
participacin. Esto es lo que se conoce como el mtodo activo. En virtud de este, el conocimiento es
construido entre varios actores: educador y educando, participativamente, en pie de igualdad.8 Para tal
efecto, resulta fundamental que se asigne antes de cada clase, la lectura de un nmero de pginas del
Manual, a ser discutidas en la prxima sesin, de manera tal de lograr que los magistrados participen
activamente en las clases. De igual forma, se pueden analizar situaciones reales (casos) de infraccin
a los derechos humanos, de manera que los magistrados apliquen al caso los conocimientos
adquiridos y elaboren una resolucin modelo. Estos casos podran ser trabajos tambin en grupos
(asignndose un rol a cada uno de ellos: juez, demandante y demandado), para luego ser discutidos en
una sesin plenaria. Existe tambin la tcnica del interrogatorio, mediante la cual se puede estimular
la participacin de los jueces y fiscales, a travs de preguntas dirigidas individual o colectivamente a
los participantes. Finalmente, para el xito de este mtodo resultar fundamental trabajar con grupos
reducidos de participantes (no ms de 20).
i)
j)
Inters por el participante: es la mejor manera de motivar, pues nada hay que suscite mayor atencin
y esfuerzo que el sentimiento de ser digno de inters y atencin personal.
8
BASOMBRO, Carlos. Ob. cit., p. 218. Vase tambin ONU. La Enseanza de los Derechos Humanos. Nueva York: Centro de Derechos
Humanos, 1989, p. 7.
9
INSTITUTO PERUANO DE EDUCACIN EN DERECHOS HUMANOS Y LA PAZ. Ob. cit., p. 53.
19
k) Incentivos: se refiere a todos los estmulos exteriores destinados a excitar el inters y la colaboracin
del participante, tales como un diploma, regalos de publicaciones relativas a Derechos Humanos,
puntos en la evaluacin general por respuestas o por participacin en clases, etc. Asimismo, en el
caso especfico de los magistrados peruanos, consideramos que para efecto de los ascensos debera
tomarse en cuenta la participacin y aprobacin de estos cursos.
4. Evaluacin
La evaluacin del aprendizaje es el proceso de atribuir valores o notas (calificaciones) a los resultados
obtenidos en la verificacin del aprendizaje. La evaluacin se da siempre en funcin de objetivos que el
capacitador se propuso, los cuales se expresan de manera escrita. La evaluacin tiene entonces como
finalidad diagnosticar el control del proceso de formacin, por lo que nos ayuda a:
Determinar
Observar
Apreciar
Valorar
En este sentido, mas all de la evaluacin peridica (EP) destinada a controlar la lectura y comprensin
del contenido del Manual por parte de los magistrados, se sugiere evaluar la participacin en clase de
cada uno de ellos (EC) a efectos de estimular la colaboracin de los participantes, as como un trabajo
final (EF) que bien puede ser la elaboracin de una resolucin judicial destinada a resolver una situacin
hipottica de violacin de derechos fundamentales. De esta forma, la evaluacin estara compuesta de la
siguiente manera:
De otro lado, evaluar el grado de concientizacin e interiorizacin adquirida por los participantes dentro
del proceso de educacin-formacin en Derechos Humanos es muy difcil; los resultados de los cursos
nicamente podrn ser medidos en el cambio de actitud por parte de los participantes, proceso que
nicamente podr ser evaluado por medio de la observacin a travs del tiempo, es decir, transcurridas
algunas semanas, meses, e incluso aos despus de haber sido realizado el curso. Por otro lado, una
actitud se evala en la realizacin de acciones, las que se ejecutan, la mayora de la veces, fuera de los
muros del saln.10 Por tal razn, se sugiere llevar adelante una labor de seguimiento que est destinada
precisamente a evaluar este aspecto de la capacitacin.
10
20
CAPTULO 1
ASPECTOS GENERALES DE LOS DERECHOS HUMANOS
OBJETIVO: Este captulo pretende dar un marco general de los derechos humanos, con el
propsito de facilitar a los magistrados la comprensin de su concepto, fundamento e
importancia y exigibilidad.
1.
Introduccin
Sin embargo, optar por una u otra denominacin, implica decidirse previamente por una fundamentacin
y concepcin de los Derechos Humanos,15 lo que tambin ha sido materia de discrepancias dentro de la
11
NIKKEN, Pedro. El concepto de derechos humanos. NOVAK, Fabin y Sandra NAMIHAS. Los Derechos Humanos en instrumentos
internacionales y su desarrollo en la doctrina. Lima: Instituto de Estudios Internacionales (IDEI) de la Pontificia Universidad Catlica del Per,
1998, p. 9. PACHECO, Mximo. Los Derechos Fundamentales de la persona humana. En: Estudios Bsicos de Derechos Humanos II. San
Jos de Costa Rica: Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 1995, p. 67.
12
Por delimitacin de los derechos fundamentales entiendo la identificacin del mbito protegido por ellos y de la naturaleza de esa proteccin.
Lo que se delimita es el contenido del derecho, y la delimitacin consiste en definir la lnea que separa lo que est protegido por el derecho de lo
que no lo est; consiste entonces en establecer las fronteras o en este sentido los lmites de los derechos fundamentales. RODRIGUEZTOUBES, Joaqun. Principios, fines y derechos fundamentales. Madrid: Ed. Dykinson Dykinson / Instituto de Derechos Humanos Bartolom de
las Casas / Universidad Carlos III de Madrid, 2000, p. 140.
13
En la doctrina espaola comnmente se diferencia los conceptos derechos humanos y derechos fundamentales, utilizando esta ltima expresin
para designar los derechos recogidos por el ordenamiento interno, mientras que el trmino derechos humanos para los derechos recogidos a nivel
internacional. Sobre el particular vase PEREZ LUO, Enrique. Los Derechos Fundamentales. Madrid: Tecnos, 1991, p. 46. ABUGATTS
GIADALAH, Gattas. Hacia una visin tridimensional de los derechos humanos y los tratados internacionales sobre derechos humanos, en:
Revista Jurdica del Per. Lima, ao LII, n. 46, mayo 2003, p. 84. De otro lado, dentro de los derechos fundamentales se suele distinguir un
doble carcter: un carcter subjetivo en el sentido que estos derechos atribuyen a sus titulares el poder para ejercitarlos, exigir su respeto y una
adecuada proteccin y otro objetivo lo que les otorga una fuerza normativa de la mayor jerarqua, vinculando de forma directa e inmediata a
los rganos y organismos del Estado. Vase BUSTAMANTE ALARCN, Reynaldo. Derechos fundamentales y proceso justo. Lia: ARA
Editores, 2001, p. 99.
Sin embargo, ms all de estas diferencias, en este manual se usarn indistintamente los trminos derechos humanos y derechos
fundamentales, como suele suceder en los dems manuales de Derechos Humanos.
14
FERNNDEZ, Eusebio. El problema del fundamento de los derechos humanos. En: GUTIRREZ, Walter y Carlos MESA. En: Derechos
humanos. Instrumentos internacionales y teora. Lima: Ministerio de Justicia. Edicin oficial, 1995, p. 537. PACHECO, Mximo. Ob. cit., p.67.
15
LABRADA RUBIO, Valle. Introduccin a la teora de los Derechos Humanos: Fundamento. Historia. Declaracin Universal de 10 de
diciembre de 1948. Madrid: Editorial Civitas, 1998, p.19. Vase las diferentes perspectivas en: PECES-BARBAS, Gregorio. Derechos
21
Doctrina. Para cierto sector, existe un nexo forzoso entre ambos temas y, por tanto, su tratamiento debiera
realizarse en forma simultnea; en cambio, otro grupo de autores piensa ms bien que su anlisis debiera
darse de manera independiente.16 Esta ltima posicin llamada dualista y caracterizada primordialmente
como un criterio metodolgico, establece la necesidad de responder a dos grandes interrogantes, a efectos
de comprender el fundamento y el concepto de los derechos humanos. As, en primer lugar, para entender
cul es el fundamento se debe preguntar el por qu de los derechos humanos; en tanto que para el
concepto se debe responder a la pregunta sobre el para qu de estos derechos.17
Precisamente, a continuacin, trataremos de responder a estas dos interrogantes, a efectos de arribar a una
conclusin sobre el fundamento y la definicin de estos derechos.
2.
Son muchas las teoras que tratan de explicar el fundamento de los derechos humanos. En efecto, la
doctrina distingue al menos cuatro posturas principales:19
a) Fundamentacin positivista. Segn la cual los derechos humanos son los constituidos como tales por
la ley.
b) Fundamentacin iusnaturalista. Consistente en la consideracin de los derechos humanos como
derechos naturales.
c) Fundamentacin historicista. Que considera a los derechos humanos como producto de una evolucin
histrica.
d) Fundamentacin tica. Que estima a los derechos humanos como exigencias morales.
Sin embargo, ms all de estas teoras, nosotros creemos que el fundamento de los derechos humanos
radica en el concepto mismo de dignidad humana, tal como fuera afirmado durante la Conferencia
Mundial de Derechos Humanos de Viena de 1993.20
Fundamentales. Madrid: Ed. Latina Universitaria, 1980, pp.13 y ss; PEREZ LUO, Enrique. Los Derechos Humanos. Significacin, estatuto
jurdico y sistema. Sevilla: Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1979, pp. 22 y ss.; PEREZ LUO, Enrique. Los Derechos
Fundamentales..., p. 46. ATIENZA, Manuel. Derechos naturales o derechos humanos: un problema semntico. En: TORRES, Fernando (Ed.).
Poltica y derechos humanos. Valencia, pp. 17 y ss; CASTAN TOBEAS, Jos. Los derechos del Hombre. Madrid: Editorial Reus, 2da. Ed.,
1976; VILLANUEVA, Roco. Los Derechos Humanos en el pensamiento Angloamericano. Universidad de Castilla La Mancha, 1995, pp.101103.
16
AON ROIG, Mara Jos. Fundamentacin de los Derechos humanos y necesidades bsicas. En: BALLESTEROS, Jess (Ed.). Derechos
Humanos. Concepto, fundamentos, sujetos. Madrid: Tecnos, 1992, p. 101.
17
PECES-BARBA, Gregorio. Curso de Derechos Fundamentales (I). Teora general. Madrid: Eudema, 1991, pp. 89-90.
18
Segn la Real Academia de la Lengua Espaola, fundamento es la razn principal con que se pretender afianzar y asegurar una idea. Al
respecto, diversas teoras se han expuesto tratando de buscar la justificacin, el por qu de los derechos humanos, el sustento que les confiere
trascendencia, la razn por la que deben ser reconocidos jurdicamente. Ante estas preguntas muchas han sido las respuestas vertidas y muchos
los autores que defienden cada una de estas posiciones.
19
Vase, FERNNDEZ, Eusebio. Ob. cit., p. 538. BIDART CAMPOS, Germn J. Teora General de los Derechos Humanos. Buenos Aires:
Editorial Astrea, 1991, pp. 83-93.
22
Esta postura se encuentra estrechamente ligada al pensamiento de Kant, quien utiliza como sinnimos los
trminos de dignidad y personalidad, identificando al primero con la condicin de persona. Kant expresa
que el hombre no puede ser tratado por ningn otro ni siquiera por el mismo como un medio sino
siempre como un fin y que justamente en ello radica su dignidad.21 En este sentido concluye, la
dignidad supone el pleno desarrollo de la personalidad del ser humano, para lo cual resulta imprescindible
que este goce efectivamente de un conjunto de derechos fundamentales.22
En consecuencia, cuando nos preguntamos donde radica el fundamento de los derechos humanos (esto es,
el por qu) debemos responder que en la dignidad humana, ya que no es posible hablar de ser humano sin
dignidad, como tampoco es posible hablar de una vida digna sin libertad, igualdad, integridad, honor, etc.
Entonces, los derechos humanos deben existir y ser reconocidos porque esta es la nica manera de
garantizarle al individuo una vida digna y, por tanto, su condicin de ser humano.
Precisamente, de lo anterior se derivan muchas de las caractersticas que hoy se reconocen a los derechos
humanos, como su carcter universal (pues la dignidad no puede ser patrimonio de solo una parte de
ellos), como tambin su imprescriptibilidad (la dignidad no tiene plazos), su inalienabilidad (la dignidad
no puede ser vendida ni cedida), su interdependencia y complementariedad (la dignidad humana no es
divisible sino absoluta), su vigencia ms all de la norma positiva y su inviolabilidad (en tanto la dignidad
no puede ser subordinada ni mediatizada por el Estado amparado en su seguridad). Estas caractersticas
fueron confirmadas en el punto 5 de la Declaracin y Plan de Accin acordados en la Conferencia
Mundial de Derechos Humanos celebrada en Viena del 14 al 25 de junio de 1993.23
De otro lado, cabra indicar que la nocin de dignidad humana no siempre ha sido utilizada de la misma
forma por todos los Estados, sino que ms bien ha reflejado implcitamente una concepcin social
particular propia de cada rgimen poltico, pues expresa un particular modo de entender la naturaleza y
los valores internos (morales) de la persona humana y sus relaciones (polticas) adecuadas con la
sociedad.24
20
Reconociendo y afirmando que todos los derechos humanos tienen su origen en la dignidad y el valor de la persona humana, y que sta es el
sujeto central de los derechos humanos y las libertades fundamentales, por lo que debe ser el principal beneficiario de esos derechos y libertades
y debe participar activamente en su realizacin [].
21
MARTNEZ-PUJALTE, Antonio-Luis. Los derechos humanos como derechos inalienables. En: BALLESTEROS, Jess. Ob. cit., p. 91.
22
DE ASS ROIG, Rafael. Algunas notas para una fundamentacin de los derechos humanos. En: PECES-BARBA, Gregorio (ed.). El
fundamento de los derechos humanos. Madrid: Editorial Debate, 1989, p. 68.
23
5. Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y estn relacionados entre s. La comunidad internacional
debe tratar los derechos humanos en forma global y de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dndoles a todos el mismo peso. Debe
tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y regionales, as como de los diversos patrimonios histricos, culturales y
religiosos, pero los Estados tienen el deber, sean cuales fueren sus sistemas polticos, econmicos y culturales, de promover y proteger todos los
derechos humanos y las libertades fundamentales.
24
DONNELLY, Jack. Derechos Humanos Universales. En teora y en la prctica. Mxico: Ediciones Gernika, 1994, pp. 103-104. Para un mayor
desarrollo vase Ibdem, pp. 130-133.
23
En todo caso, existe consenso en sealar que la dignidad humana implica cuatro valores esenciales
libertad, igualdad, seguridad y solidaridad que a su vez han de fundamentar los distintos derechos
humanos. En este sentido, el valor seguridad fundamenta los derechos personales y de seguridad
individual y jurdica, el valor libertad fundamenta los derechos cvico-polticos y, finalmente, el valor
igualdad fundamenta los derechos econmico-sociales y culturales;25 a lo que podramos agregar que el
valor solidaridad fundamenta los denominados derechos humanos de tercer generacin. Veamos con
mayor detalle cada uno de estos valores.
a. Libertad
La libertad es la condicin imprescindible para la accin que permite alcanzar a cada individuo los
objetivos y fines morales que persiga y que son la expresin de la dignidad humana.26 Es as que la
libertad es el referente central en donde se van a apoyar los otros valores igualdad, seguridad y
solidaridad, en tanto que su importancia se deriva directamente de su conexin con los fines del
hombre mismo.27
La definicin dada presenta tres diferentes alcances:28
Libertad moral o autonoma moral. Es la libertad de elegir entre lo que es correcto o no.
Libertad social o comunitaria. El hombre, como ser social, ejerce sus libertades teniendo
como contexto a la sociedad, en base a sus relaciones interpersonales.
25
24
b. Igualdad
Si bien el valor igualdad ha sido una exigencia constante, su definicin, caractersticas y alcance han
sido observadas en formas diferentes a travs de la historia, dependiendo de las variables religiosas,
polticas, raciales, socio-econmicas, entre otras. Actualmente, nadie duda de su investidura como
ideal poltico popular.30
Al igual que en el caso del valor libertad, la igualdad presenta diversas acepciones, siendo las ms
importantes:31
Igualdad material o formal, la cual se identifica con el equilibrio de bienes y situaciones tanto
econmicas como sociales. Esta igualdad puede ser entendida, a su vez, en dos sentidos:32
Igualdad jurdica, identificada con el principio de igualdad ante la ley que significa el
reconocimiento de la identidad del estatuto jurdico de todos los ciudadanos.33 Esta igualdad se
traduce en tres exigencias:34
-
La generalidad del Derecho, es decir, la garanta de que a todos los ciudadanos se le aplicar
la misma norma.
La diferenciacin en circunstancias o situaciones que puedan ser similares pero que factores
importantes (como su condicin de mujer o de nio) exhortan una reglamentacin o trato
diferente.
c. Seguridad
La seguridad es el valor mediante el cual se crean las condiciones mnimas tranquilidad y ausencia
de temor para que el hombre pueda ejercer su libertad, frente a la posibilidad del abuso del poder.
Es por tanto, un valor procedimental y garantizador del valor libertad.35
d. Solidaridad
La solidaridad como valor se basa en la persecucin de una verdadera sociedad en donde los
individuos que la componen son conscientes de esta vida en comunidad. Este valor tiene efectos
polticos y jurdicos en la medida en que es un lmite a la libertad individual y al Estado mismo. Es
30
PEREZ LUO, Antonio-Enrique. Teora del Derecho, p. 227. Vase tambin HERNANDO NIETO, Eduardo. Existen los Derechos
Naturales?. En: Revista Derecho. Lima: Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Catlica del Per, n. 49, diciembre 1995, pp. 337338. CALSAMIGLIA, Albert. Sobre el principio de la igualdad. En: PECES BARBA, Gregorio. El Fundamento de los Derechos , pp. 97110.
31
PEREZ LUO, Antonio-Enrique. Teora del Derecho, pp. 227-233. PECES BARBA, Gregorio. Curso de Derechos , pp. 242-251.
32
FERNNDEZ, Eusebio. Ob. cit., p. 560.
33
PEREZ LUO, Antonio-Enrique. Teora del Derecho, p. 228.
34
Ibdem, pp. 228-229.
35
PECES-BARBA. Curso de derechos, p. 188.
25
as que, la finalidad de este valor, como fundamento de los derechos, es contribuir a la autonoma,
independencia o libertad moral de las personas igual que de los restantes valores. 36
En sntesis, estos cuatro valores no solo son el sustento de la dignidad humana sino que:
[] una relacin armnica y ponderada de los cuatro [], donde a veces unos limitan los excesos de
otros, y otros los impulsan y potencian, es la adecuada, para un sistema de derechos humanos fundados en
ellos.37
3.
3.1.
Una breve revisin de la bibliografa sobre la materia nos permite comprobar el poco consenso existente
entre los autores sobre la definicin de los derechos humanos. Como se ha sealado en la introduccin,
existe incluso hoy en da una gran dificultad para la conceptualizacin de estos derechos. Esta
bsqueda de definicin para algunos autores como Norberto Bobbio es una tarea infructuosa, por cuanto
tales derechos son histricamente relativos y heterogneos no siendo posible dar una nocin.38
Cassin afirma que esta dificultad en la definicin de los derechos humanos se debe a la impresionante
extensin que estos poseen;39 por su parte, Perez Luo seala que la causa sera ms bien el uso
indiscriminado y la hipertrofia de su empleo. Para Bentham, los motivos seran la falta de un lenguaje
riguroso la utilizacin de trminos con diversos significados obteniendo resultados equvocos, el
empleo ambiguo e impreciso de la expresin derechos humanos en el lenguaje comn y en las
declaraciones internacionales creando confusin en los planos descriptivos y prescriptivos el mundo
del ser con el del deber ser y finalmente, el carcter emotivo que se ha ido arraigando a esta nocin.40
Lo cierto es que en los ltimos aos, este trmino ha pasado al uso comn de todos analistas polticos,
medios de comunicacin, crticos de obras, personas o grupos que se consideran marginados de su
disfrute, etc., no como un criterio inspirador de las instituciones jurdico-polticas, sino como una
especie de moneda ideal con la que se valoran las distintas concepciones y realidades sociales,
otorgndole cada vez ms un carcter ideolgico (y emotivo), y restndole su carcter jurdico, lo que es
apoyado justamente por la falta de consenso en la Doctrina sobre una definicin.41
36
26
Esta falta de consenso ha generado a su vez la permanencia de innumerables definiciones, las cuales
pueden ser clasificadas de la siguiente manera:42
a)
Tautolgicas, que no aportan ningn elemento nuevo que permitan caracterizar tales derechos. As,
por ejemplo, los derechos del hombre son los que corresponden al hombre por el hecho de ser
hombre.
b) Formales, que no especifican el contenido de estos derechos, limitndose a alguna indicacin sobre
su estatuto deseado o propuesto. Del tipo de: los derechos del hombre son aquellos que pertenecen o
deben pertenecer a todos los hombres, y de los que ningn hombre puede ser privado.
c) Teleolgicas, en las que se apela a ciertos valores ltimos, susceptibles de diversas interpretaciones:
Los derechos del hombre son aquellos imprescindibles para el perfeccionamiento de la persona
humana, para el progreso social, o para el desarrollo de la civilizacin.
Esta definicin abarca tres grandes dimensiones que merecen ser explicadas y que responden, a su vez, a
las escuelas ms importantes sobre el concepto y fundamentacin de los derechos humanos. As, en
primer lugar y siguiendo a la escuela historicista, esta definicin reconoce el carcter evolutivo que tienen
estos derechos. Un desconocimiento a este rasgo nos hara equvocamente pensar que los derechos
humanos fueron entendidos de la misma manera en todo momento histrico, lo que no calzara con la
realidad.44
En segundo lugar, el autor quien sostiene que el concepto de derechos humanos tiene como antecedente
inmediato la nocin de los derechos naturales en su elaboracin doctrinal por el iusnaturalismo
racionalista, nos indica que a travs de los derechos humanos se concretan las exigencias ticas propias
de la dignidad humana, como son la libertad y la igualdad, tomando de esta manera el pensamiento de la
escuela naturalista axiolgica, que se sustenta en la existencia de valores innatos al hombre, los cuales por
supuesto, son previos al proceso de positivizacin.45
41
PEREZ LUO, Antonio Enrique. Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitucin. Madrid: Tecnos, 6ta. Ed., 1999, p. 22.
Ibdem, p. 25.
43
PEREZ LUO, Antonio E. Los Derechos Fundamentales, p. 46.
44
Por ejemplo, la esclavitud fue una figura que hasta hace dos siglos no solo perteneca al mundo del SER (al mundo real) sino tambin al del
DEBER SER (lo deseado por la sociedad). Vase HERNANDO NIETO, Eduardo. Ob. cit., pp. 323-333.
45
MURGUENZA, Javier. Carta a Gregorio Peces-Barba. En. PECES-BARBA, Gregorio. El fundamento de los Derechos ..., p. 15.
42
27
Finalmente, esta definicin no desconoce la necesidad de consagrar estos derechos en normas positivas
(escuela positivista) que no solo fijan las conductas socialmente deseables sino que tambin establecen
responsabilidades y mecanismos de sancin a quienes infrinjan o violen estas normas.46 Por tanto, esta
definicin acepta la dimensin jurdica de los derechos humanos y entiende como una necesidad su
positivizacin tanto a nivel interno como internacional.
4.
Si se reconoce la forma progresiva en que los derechos humanos han ido institucionalizndose a lo largo
de la historia, es posible distinguir hasta tres generaciones de estos derechos. Sin embargo, se debe
precisar que tal reconocimiento de ninguna manera significa afirmar que los derechos de una generacin
existieron en el tiempo antes que los de una segunda como las generaciones biolgicas, ni que exista
una prioridad de una generacin sobre otra por una supuesta importancia de los derechos que la
componen, o que una generacin substituye a la otra volvindola obsoleta cual generaciones
tecnolgicas. Simplemente, se trata de una constatacin fctica basada en el proceso cronolgico de su
consagracin a nivel internacional.47 En este sentido, podemos distinguir hasta tres generaciones de
derechos humanos:
4.1.
Primera generacin
Nacidos inicialmente con una marcada perspectiva individualista, los derechos humanos de la
primera generacin, llamados tambin derechos negativos, implican una limitacin al poder del
Estado sobre el individuo, lo que se traduce en una obligacin de abstencin del Estado, pues se
tutelan con su mera actitud pasiva y de vigilancia. Estos son los derechos civiles y polticos, los
cuales se basan en los valores de seguridad y de libertad. Ejemplos de derechos civiles son el
derecho a la vida, a la integridad, al debido proceso, a la intimidad, etc.; mientras que los derechos
polticos son aquellos derechos de participacin poltica (como el derecho a votar y a ser elegido), a
la libertad de expresin, de reunin, etc.48
4.2.
Segunda generacin
Estos son los denominados derechos econmicos, sociales y culturales, los cuales se deducen del
valor igualdad. La reinvindicacin de estos derechos fue fruto de los movimientos sociales en la
bsqueda de un Estado social de Derecho. Son llamados tambin derechos positivos49 pues, a
46
SCHIAPPA-PIETRA, Oscar, Julissa MANTILLA y Vilma BALMACEDA. Democracia y Derechos Humanos. Materiales de Enseanza.
Lima: Instituto de Estudios Internacionales (IDEI) de la Pontificia Universidad Catlica del Per, 1995, p. 108.
47
ALVAREZ VITA, Juan. Derecho al Desarrollo. Lima: Editorial Cultural Cuzco, 1988, p. 24. DONNELLY, Jack. Ob. cit., p.215.
48
PEREZ LUO, Antonio-Enrique. Las generaciones de los derechos humanos. En: Revista Dilogo con la Jurisprudencia. Ao 1, n. 1, julio
1995, pp. 275. SCHIAPPA-PIETRA, Oscar, Julissa MANTILLA y Vilma BALMACEDA. Ob. cit., p. 115. ALVAREZ VITA, Juan. Ob. cit., p.
24. FERNNDEZ, Eusebio. Ob. cit., p. 559. VAN BOVEN, Theodor C. Criterios distintivos de los derechos humanos. En: Ensayos sobre
derechos humanos. Lima: Comisin Andina de Juristas, 1990, pp. 89-90.
49
Sin embargo, para algunos autores como Jos Pereyra y Menaut, los derechos de segunda generacin no son en realidad tales por cuanto la
esencia de un derecho es que sea justiciable y los de segunda generacin no lo son. Agrega el autor, que los derechos de segunda generacin son
28
diferencia de los derechos de primera generacin, estos demandan una accin por parte del Estado
que connote la garanta de este derecho a travs de la satisfaccin de necesidades de carcter
econmico, asistencial, educativo y cultural, es decir, el Estado acta como protector o promotor de
estos derechos. El derecho al trabajo, a la seguridad social, a la proteccin de la salud, a la cultura y
a la educacin son obvios ejemplos de esta generacin.50
4.3.
Tercera generacin
El origen de los derechos humanos de tercera generacin fue producto de la llamada
contaminacin ambiental surgida a partir de la aparicin de nuevas tecnologas, cuya
introduccin en la sociedad si bien gener beneficios al mismo tiempo implic graves daos al
medio ambiente. Posteriormente, los denominados derechos de la solidaridad por su evidente
base en este valor, fueron enriquecindose, comprendiendo otros derechos y demandando para su
ejecucin la adhesin de todos. Son considerados derechos de tercera generacin: el derecho a la
paz, el derecho al desarrollo y el derecho a un ambiente sano y ecolgicamente equilibrado.51
En todo caso, ms all de estas generaciones de derechos humanos identificados en base al momento
histrico de su aparicin, lo importante es comprender la interdependencia existente entre ellos, no
pudiendo existir unos sin los otros. Los derechos humanos al fin y al cabo deben ser entendidos como una
unidad, donde si bien cada derecho cumple con una funcin propia, solo la sumatoria de ellos permite
contar con seres humanos dignos y merecedores de tal nombre.
5. Titularidad
Basados en el concepto de dignidad humana es posible afirmar que la titularidad de los derechos humanos
le pertenece a toda persona, en tanto individuo, sin ningn tipo de discriminacin, sea esta de raza, sexo,
nacionalidad, capacidad, etc. En este sentido, si este concepto se extiende a todos los sujetos dotados de la
potencialidad de llegar a disponer de las capacidades o habilidades correspondientes a un desarrollo
normal como ser humano, significa que el concebido posee igualmente la titularidad de estos derechos.52
defendibles, garantizables pero no justiciables. Por esta razn, indica Pereyra, algunos pases europeos los denominan prestaciones. No
obstante, los autores no participamos de esta opinin, pues la asimilacin de estos derechos a meras prestaciones resulta inaceptable. Por lo
dems, el hecho que un derecho sea o no factible de ser defendido ante un tribunal no determina su existencia, ni desvirta su naturaleza. Al
respecto vase CANADO TRINDADE, Antnio A. A exigibilidade e Justiciabilidade dos direitos econmicos, sociais e culturais no plano
internacional. En: Tratado de Direito Internacional dos Direitos Humanos. Volumen I. Portoalegre: Sergio Antonio Fabris Editor, 1997, pp.
381-389.
50
PEREZ LUO, Antonio-Enrique. Las generaciones de los derechos , p. 275. SCHIAPPA-PIETRA, Oscar, Julissa MANTILLA y Vilma
BALMACEDA. Ob. cit., p. 115. ALVAREZ VITA, Juan. Ob. cit., pp. 25-26. FERNNDEZ, Eusebio. Ob. cit., p. 559. VAN BOVEN, Theodor
C. Ob. cit., pp. 91-93. Tambin vase DE CASTRO CID, Benito. Los derechos econmicos, sociales y culturales. Anlisis a la luz de la teora
general de los derechos humanos. Len: Universidad de Len, secretariado de publicaciones, 1993, 228 p.
51
PEREZ LUO, Antonio-Enrique. Las generaciones de los derechos , pp. 276-287. SCHIAPPA-PIETRA, Oscar, Julissa MANTILLA y
Vilma BALMACEDA. Ob. cit., p. 115. ALVAREZ VITA, Juan. Ob. cit., pp. 24-26. Vase tambin ARA PINILLA, Ignacio. Las
transformaciones de los derechos humanos. Madrid: Tecnos, 1990, pp. 112-165. CONTRERAS NIETO, Miguel Angel. 10 temas de Derechos
Humanos. Mxico: Comisin de Derechos Humanos del Estado de Mxico, pp. 99-111. CONTRERAS NIETO, Miguel Angel. El derecho al
desarrollo como derecho humano. Toluca: Reyes & Dvila, 2000, 382 p.
29
De esta proposicin se desprende que la persona jurdica no es titular de los derechos humanos y por tanto
no puede como tal demandar por estos derechos. Esto no debe confundirse con lo sostenido por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el sentido que, bajo determinados supuestos, los individuos que
componen dicha figura jurdica pueden acudir al Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos
Humanos, con la finalidad de hacer valer sus propios derechos, pues de lo contrario se creara un vaco
legal que desprotegera a estas personas en su calidad de accionistas.53
Por ltimo, es vlido afirmar que en el caso de los derechos de tercera generacin, si bien cada persona
como individuo es titular activo de estos derechos, para su ejercicio ser indispensable la interaccin
social solidaria y equitativa.54
6.
Exigibilidad
Los derechos humanos no son meras aspiraciones o formulaciones principistas, sino que demandan su
respeto y cabal cumplimiento. Su exigibilidad proviene del hecho de que tales derechos se encuentran
consagrados no solo en los ordenamientos jurdicos nacionales normalmente bajo la denominacin de
derechos fundamentales,55 sino tambin en las distintas fuentes que componen el derecho
internacional. Sobre esto ltimo, cabra recordar que son innumerables los tratados, costumbres,
principios generales del derecho y hasta normas de ius cogens, que consagran derechos humanos y a las
cuales los Estados se encuentran sometidos.
Nuestro pas no es ajeno a esta realidad. En efecto, el Per se encuentra obligado a respetar los derechos
fundamentales en virtud de los mltiples compromisos internacionales que sobre el particular ha asumido
pero, tambin, por mandato de su Constitucin. Estos mismos ordenamientos habilitan a cualquier
ciudadano a reclamar interna o internacionalmente al Estado peruano por el cumplimiento de estos
compromisos. En el primer caso, a travs de las acciones de garanta (hbeas corpus, amparo, hbeas data,
etc.) que pueden ser interpuestas ante el poder judicial; en el segundo, a travs del procedimiento previsto
ante la Comisin y Corte Interamericanas de Derechos Humanos. En todo caso, la exigibilidad de los
derechos humanos a cargo del Estado implica por parte de este ltimo distintos deberes como son: el de
prevenir posibles violaciones, el de garantizar al individuo una proteccin efectiva mediante la
interposicin de recursos judiciales, el de investigar oficial y efectivamente todas las presuntas
52
30
violaciones a los derechos humanos que se hubieren cometido, y el sancionar a los responsables y resarcir
a los posibles afectados.
7.
Los Convenios sobre derechos humanos, no solo consagran un largo listado de derechos a favor de la
persona, sino tambin la posibilidad excepcional de restringirlos. En relacin a esto ltimo, Medina
distingue dos tipos de restricciones:56
a.
Restricciones permanentes.- Se refiere a la facultad del Estado otorgada por ciertos convenios
internacionales de derechos humanos, de restringir estos derechos a efectos de armonizarlos,
buscando que todos los derechos de todas las personas sean capaces de coexistir.57 Esta atribucin
del Estado no es obviamente omnmoda, sino que est sujeta a tres lmites muy concretos: en primer
lugar, la restriccin debe ser establecida por norma general emanada del rgano constitucionalmente
competente y democrticamente elegido, siguiendo el procedimiento establecido en el ordenamiento
jurdico interno; en segundo lugar, la causa de la restriccin debe responder a una necesidad real y
justificada de orden pblico; y, en tercer lugar, la restriccin debe ser necesaria en una sociedad
democrtica, vale decir: i) debe responder a la existencia de una necesidad social imperiosa; ii) debe
elegirse la opcin que restrinja en menor escala el derecho protegido; y, iii) debe ser proporcionada
al inters que la justifica y ajustarse estrechamente al logro de ese legtimo objetivo.58 Como
ejemplos de estas restricciones tenemos los artculos 4, 7, 12, 13, 16 y 30 de la Convencin
Americana sobre Derechos Humanos o los artculos 6, 9, 12, 19 y 22 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Polticos.
b.
Restricciones temporales.- Se refiere a las situaciones de excepcin como los Estados de emergencia,
tema al cual nos referimos con mayor amplitud en el captulo 4 de este manual.
56
MEDINA, Cecilia y Jorge MERA (eds.). Sistema jurdico y derechos humanos. El derecho nacional y las obligaciones internacionales de
Chile en materia de derechos humanos. Santiago: Sociedad de ediciones Universidad Diego Portales, 1996, pp. 35-37.
Ibd., p. 35.
58
Sobre esto ltimo vase: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva OC-5/85 La Colegiacin
obligatoria de periodistas. Del 13 de noviembre de 1985. Serie A, n. 5, prr. 46.
57
31
8.
8.1
Sistema Universal
Luego de la Segunda Guerra Mundial, con la creacin de la Organizacin de Naciones Unidas, surge una
real preocupacin de la Comunidad Internacional por construir un sistema de proteccin de los derechos
humanos. Esto no implica que antes no existieran normas sobre la materia; sin embargo, es recin a partir de
1945 que se crea un cuerpo normativo e institucional de proteccin del ser humano.59
En efecto, como ya lo hemos sealado, es con la creacin de Naciones Unidas que la proteccin del ser
humano alcanza un amplio desarrollo. La Carta Fundacional de la Organizacin no slo ampla el listado de
derechos, consagrndolos para todos los seres humanos sin excepcin, sino que establece el carcter
obligatorio para los Estados Miembros de la Organizacin de promover los derechos humanos y las libertades
fundamentales (art. 55 y 56). El Derecho Internacional moderno de los derechos humanos se origina
(precisamente) en estas normas de la Carta. Ellas sentaron la base conceptual para el desarrollo del derecho
sustantivo de los derechos humanos y la transformacin de los derechos humanos en materia de inters
internacional.60
Ambos Pactos establecen la obligacin a cargo de los Estados Miembros de remitir informes anuales sobre el
cumplimiento de las disposiciones del Pacto. En el caso del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Polticos el rgano encargado de recibir y evaluar estos informes es el Comit de Derechos Humanos y, en el
59
60
BUERGENTHAL, Thomas y otros. Manual de Derecho Internacional Pblico, Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1994, p. 96.
Ibd., p. 98.
32
caso del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales el rgano es el Consejo
Econmico y Social, que a partir del 1 de enero de 1987, deleg esta funcin al Comit de Derechos
Econmicos, Sociales y Culturales, rgano subsidiario del mismo.
Los informes deben versar sobre las medidas adoptadas y los progresos realizados en el ordenamiento interno
con el fin de asegurar el respeto de los derechos protegidos, as como de las dificultades existentes para el
logro de este propsito. Cada uno de estos Comits discute y estudia cada informe y los remite con sus
comentarios generales a los Estados Partes. Estos podrn estar representados en la discusin del informe que
hayan presentado y hacer observaciones. Un resumen de estas actividades se hace pblico ante la Asamblea
General de la Organizacin (art. 45).61
Por otro lado, el Protocolo Facultativo al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos concede
competencia al Comit de Derechos Humanos para recibir las comunicaciones de Estados Partes o de
individuos que aleguen la violacin de las disposiciones del Pacto o ser vctimas de una violacin de
cualquiera de los derechos mencionados en ste, respectivamente. Sin embargo, activado este mecanismo, el
Comit slo podr al final emitir un informe de los hechos sin carcter vinculante, cuyo resumen ser puesto
en conocimiento de la Asamblea General. La eficacia entonces de este sistema, radica en la presin moral y
poltica que dicha publicidad puede engendrar. Ms adelante, se aprobara el Segundo Protocolo Facultativo
relativo a la abolicin de la pena de muerte (15 de diciembre de 1989).
Se trata entonces de dos sistemas de control: el informe anual obligatorio para cada Estado Parte y la
denuncia estatal o individual, aunque este ltimo slo para el caso del Pacto de Derechos Civiles y Polticos.
De otro lado, se debe sealar la existencia de la Comisin de Derechos Humanos que es un rgano
subsidiario del Consejo Econmico y Social creado el 16 de febrero de 1946, que no slo posee una funcin
codificadora en el mbito de los derechos humanos sino que tambin puede realizar estudios sobre
situaciones de violacin generalizada de derechos humanos y libertades fundamentales en un pas
determinado. En efecto, en virtud de la Resolucin 1235 (XLII) de 6 de junio de 1967 se autoriza a la
Comisin y a su rgano auxiliar, la Subcomisin de Prevencin de Discriminaciones y Proteccin de las
Minoras, que acta como primera instancia, a estudiar los informes sobre violaciones flagrantes de los
derechos humanos y libertades fundamentales, contenidas en las comunicaciones recibidas a travs de
entidades estatales o no estatales. Para ello, puede designar rganos especiales de investigacin como
relatores, grupos de trabajo, expertos, etc. De otro lado, en virtud de la Resolucin 1503 (XLVIII) de 27 de
mayo de 1970, la Comisin puede conocer comunicaciones individuales y poner en marcha un procedimiento
confidencial de investigacin a cuatro niveles. En ambos casos, el procedimiento culmina con un Informe al
61
PASTOR RIDRUEJO, Jos Antonio. Curso de Derecho Internacional Pblico. Madrid: Tecnos, 1989, p. 31.
33
Consejo Econmico y Social, el mismo que puede tambin formular recomendaciones a los Estados sin
carcter obligatorio.62 Si bien en ningn caso, las decisiones de los rganos referidos tienen carcter
vinculante, como ya lo hemos sealado, este sistema se basa fundamentalmente en la presin internacional
que se deriva del mismo.63
Por ltimo, la Asamblea General, mediante Resolucin 48/141 de 1994, ha creado un Alto Comisionado para
la Promocin y Proteccin de todos los Derechos Humanos. Este se encuentra encargado de la simplificacin,
racionalizacin, adaptacin y fortalecimiento de los mecanismos de control existentes, con miras a aumentar
su eficacia.64
8.2.
Sistemas Regionales
Mas all del sistema de proteccin universal de los derechos humanos, existen tres sistemas regionales
que no slo han recogido la experiencia alcanzada en el mbito de la Organizacin de Naciones Unidas,
sino que algunos la han superado, desarrollando un esquema mas eficiente. Nos referimos al Sistema
Interamericano de Derechos Humanos (que ser desarrollado en el captulo 3 de este manual), al Sistema
Europeo (cuyas sentencias sern citadas a lo largo del manual) y al Sistema Africano (que tiene un muy
escaso desarrollo).
CUESTIONARIO
1.
2.
3.
4.
CASO PRCTICO
El accionista mayoritario de la Empresa BACO S.A., se acerca a su Estudio de Abogados, a efectos de
consultarle si su empresa podra eventualmente iniciar un reclamo en la va interna e internacional, por
violacin a su derecho fundamental a la propiedad. El accionista entiende que al haber confiscado el
62
GONZLEZ CAMPOS, Julio, Luis SNCHEZ RODRGUEZ y Paz Andrs SENZ. Curso de Derecho Internacional Pblico. Madrid:
Civitas, 1998, p. 730.
63
DEZ DE VELASCO, Manuel. Instituciones de Derecho Internacional Pblico. Tomo I. Madrid: Tecnos, 1996, p. 654. Vase MARIE, J. B.
La Commision des Droits de Lhomme de lONU. Pars: Pedone, 1975, pp. 23 y ss.
64
GONZLEZ CAMPOS, Julio, Luis SNCHEZ RODRGUEZ y Paz Andrs SENZ. Ob. cit., p. 731.
34
Estado CATADOR la totalidad de los bienes de la persona jurdica referida, sta tendra derecho a
reclamar de manera directa.
35
CAPTULO 2
LOS DERECHOS HUMANOS Y SU CONSAGRACIN EN
INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
1.
Introduccin
Los derechos humanos hoy en da, no solo se encuentran consagrados en las constituciones, leyes y
dems normas del ordenamiento jurdico interno de los Estados, sino fundamentalmente en la
normatividad internacional. En este sentido, adems de costumbres y principios generales del derecho,
existen numerosos tratados internacionales y declaraciones elaboradas en el mbito de ciertas
organizaciones internacionales, que consagran derechos fundamentales de la persona65 pero tambin
establecen mecanismos para su proteccin.
Conocer el universo de tratados y declaraciones sobre derechos humanos obligatorios para el Per resulta
esencialmente importante para cualquier ciudadano, y en especial, para los encargados de administrar
justicia en nuestro pas. Y es que, conforme a nuestra Constitucin, los derechos fundamentales de la
persona que ella reconoce deben ser interpretados a la luz de tales instrumentos. En efecto, la cuarta
disposicin final y transitoria de la Constitucin Poltica del Per de 1993, expresamente establece que:
Las normas relativas a los derechos y a las libertades que la Constitucin reconoce se interpretan de
conformidad con la Declaracin Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos
internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Per.66
Nos encontramos por tanto ante un mandato constitucional, que le ordena al magistrado nacional
interpretar los derechos fundamentales consagrados en la Constitucin de conformidad con los acuerdos
internacionales suscritos por el Per. Esta conformidad como es obvio no puede ser formal sino
65
Al respecto se debe tener presente que pueden existir derechos humanos que no han sido formalmente reconocidos en un cuerpo jurdico (sea
tratado, declaracin, etc.), no obstante lo cual, son exigibles y deben ser respetados. Esto se desprende del hecho de que los derechos humanos no
se conceden sino que se reconocen. Vase el artculo 29 (c) de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, y tambin GORDILLO,
Agustn y otros. Derechos Humanos. Buenos Aires: Fundacin de Derecho Administrativo, 1999, p. v-9.
66
Esta postura conocida como la Doctrina del Seguimiento Nacional ha sido tambin adoptada por la Constitucin espaola y colombiana.
36
material, vale decir, toda interpretacin de los derechos fundamentales presentes en la Constitucin debe
ser deducible de estos instrumentos internacionales.67
De ello se deduce la importancia que tiene para el magistrado peruano conocer la relacin y contenido de
tales acuerdos.
Precisamente, el presente captulo, pretende cumplir con estos objetivos, para lo cual se empieza por
sealar la definicin y mbito de aplicacin de los tratados, los principios que rigen su obligatoriedad, su
jerarqua en el ordenamiento jurdico interno as como los principios de interpretacin que deben
aplicarse para conocer su verdadero sentido y alcance.
2.
Los Tratados
2.1. Definicin
Son diversas las definiciones sealadas por la doctrina respecto de lo que debemos entender por tratado.68
No obstante esta variedad de opiniones, es posible hallar algunos elementos comunes en ellas que nos
permitan construir una definicin. As, el tratado puede ser definido como: el acuerdo de voluntades entre
dos o ms sujetos de Derecho Internacional, regido por este ordenamiento, celebrado en forma verbal o
escrita y destinado a crear, modificar, regular o extinguir derechos y obligaciones jurdicas de naturaleza
internacional, independientemente de su denominacin particular y de que conste en uno o mas
instrumentos conexos.69
La definicin que acabamos de plantear, contiene al menos seis elementos que merecen ser analizados:
SAIZ ARNAIZ, Alejandro. La Apertura Constitucional al Derecho Internacional y Europeo de los Derechos Humanos. El Artculo 10.2 de la
Constitucin Espaola. Madrid: Consejo General del Poder Judicial, 1999, p. 221.
68
BASDEVANT, Jules. Dictionnaire de la Trminologie du Droit International. Pars: Librairie du Recueil Sirey, 1960, pp. 606 y ss; KELSEN,
Hans. Thorie du Droit International Public, en: RCADI, 1953 III, tomo 84, pp. 132 133; GUGGENHEIM, Paul. Trait de Droit
International Public. 2 ed. Ginebra: Librairie de lUniversit-Georg & Cie., 1967, T.I, p. 114; PODESTA COSTA, Luis y Jos Mara, RUDA.
Derecho Internacional Pblico. Buenos Aires: Tea, 1985, p. 13. MIAJA DE LA MUELA, Adolfo. Introduccin al Derecho Internacional
Pblico. Madrid, 1970, pp. 123-124. MONROY CABRA, Marco. Derecho de los Tratados. Bogot: Temis, 1978, p. 9.
69
NOVAK, Fabin y Luis GARCA-CORROCHANO. Derecho Internacional Pblico. Tomo I: Introduccin y Fuentes, 2da. Reimpresin.
Lima: Instituto de Estudios Internacionales Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Catlica del Per, 2003, p. 133.
70
NGUYEN QUOC, Dinh, Patrick DAILLIER y Alain PELLET. Droit International Public. Pars: Librairie Gnrale de Droit et de
Jurisprudence, 1994, pp. 117 - 118.
37
Contratantes. Esto significa que el acto de voluntad de cada una de dichas partes tiene el mismo
contenido,71 es decir, la manifestacin de voluntad de los sujetos se dirige hacia el mismo objeto,
coincidiendo en aquello que quieren.72 Al respecto, la Corte Internacional de Justicia en su dictamen del
28 de mayo de 1951, sobre Validez de ciertas Reservas al Convenio para la Prevencin y Sancin del
Delito de Genocidio, seal: Un Estado no puede quedar vinculado en sus relaciones convencionales sin
su consentimiento.73
En segundo lugar, cabra precisar que este acuerdo de voluntades no solo puede presentarse entre Estados
sino tambin entre Estados y Organizaciones Internacionales, as como entre Organizaciones
Internacionales entre s.
En relacin a los tratados celebrados entre Estados sera oportuno precisar que todos los Estados tienen
capacidad para celebrar estos acuerdos (ius tractatum), habiendo sido reconocido este derecho desde el
siglo XVII, como un elemento inherente a la personalidad de estos.
De otro lado, la doctrina y la prctica internacionales tambin aceptan la posibilidad de que entidades
distintas de los Estados puedan celebrar tratados entre s y, entre ellas y los Estados, y que estos tratados
se encuentren regidos por el Derecho Internacional Pblico.
Como seala Reuter, las Organizaciones Internacionales tienen pleno derecho a ser parte en un tratado si
su carta constitutiva les otorga esa competencia.74 As sucede con las Organizaciones de Integracin y de
Cooperacin, las cuales gozarn del derecho de ser parte en un tratado en la medida que los Estados
miembros le hayan concedido o transferido esa competencia.75 Se puede citar como ejemplo la
participacin de las Naciones Unidas y de la OEA en varios tratados as como los casos de la Unin
Europea y la Comunidad Andina, que han celebrado algunos acuerdos internacionales con otros Estados.
Las Organizaciones Internacionales estn pues dotadas de una cierta competencia para la
celebracin de acuerdos internacionales, pero esta capacidad est limitada por el principio de
especialidad, es decir, podrn celebrar acuerdos que tengan relacin con el objeto y fin
asignados en su carta constitutiva.76 Quiz sea importante sealar que la Corte Internacional de
Justicia en su opinin consultiva sobre Africa Sud Occidental, afirm la capacidad de las
71
Ibd., p. 117. MONACO, Riccardo. Manuale di Diritto Internazionale Pubblico. Torino: Unione Tipografica Editrice Torinese, 1982, p. 95.
CAHIER, Philippe. Changements et continuit du droit international, Cours gnral de droit international public, en: RCADI, 1985-VI, tomo
195, p. 165.
72
BARBERIS, Julio. Formacin del Derecho Internacional. Buenos Aires: Editorial baco de Rodolfo Depalma, 1994, p. 35.
73
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA. Recueil, 1951, p.21.
74
REUTER, Paul. Introduction au droit des traits. 3. Ed. Pars. Presses Universitaires de France, 1995, p. 70.
75
Ibd., p. 71, 126.
76
NGUYEN QUOC, Dinh, Patrick DAILLIER y Alain PELLET. Ob. cit., p. 171. BROWNLIE, Ian. Principles of Public International Law.
Oxford: Clarendon Press, 1990, p. 605.
38
As, seal: El
Finalmente, se debe precisar que la circunstancia de que alguien sea sujeto de Derecho Internacional, no
indica necesariamente que posee capacidad para concertar tratados; es el caso por ejemplo, del individuo.
Precisamente, esto permite distinguir los tratados internacionales de los acuerdos entre un sujeto de
derecho de gentes y otro que no lo es o que sindolo carece de la capacidad suficiente para ello.78
En este sentido, Reuter define el tratado como todo acuerdo de voluntades entre sujetos de Derecho
Internacional, sometido por aqullos a las reglas del Derecho Internacional.80 Aclara Reuter que la
sumisin del acto a las reglas generales del Derecho Internacional se traduce en un rechazo de las partes a
someterse a un derecho nacional.
77
39
Si dos jefes de Estado suscriben un tratado de cooperacin en el que se limitan a expresar que hoy
es un da de gloria para nuestros pases, o si conciertan un tratado cultural donde consideran de
capital importancia la eliminacin del analfabetismo, o si firman un protocolo en el que formulan
votos para el restablecimiento de una paz duradera en la regin, estamos ante manifestaciones
que son jurdicamente irrelevantes.83
En otras palabras, no debemos confundir la nocin de tratado con otros conceptos de diferente
significado, como por ejemplo la declaracin. Este ltimo documento suele implicar una mera
declaracin o intencin de propsitos que no importa derechos ni obligaciones, para el declarante ni para
terceros.84 El tratado tiene un propsito distinto. En efecto, las clusulas de un tratado tienen sentido en la
medida que se hallan dentro del mbito de lo normativo, esto es, deben contener normas que prescriban
jurdicamente una conducta como permitida, prohibida u obligatoria. El sentido de una norma jurdica es
una prescripcin, una disposicin. Se debe atribuir una obligacin, otorgar una competencia o facultad, o
adjudicar un derecho.85
82
HALAJCZUK, Bohdan y Mara Teresa, DOMINGUEZ. Derecho Internacional Pblico. Buenos Aires: Ediar, 1978, p. 69.
BARBERIS, Julio. Ob. cit., p. 37.
DE LA GUARDIA, Ernesto. Derecho de los Tratados Internacionales. Buenos Aires: Editorial Abaco de Rodolfo de Palma, 1997, p. 116.
85
BARBERIS, Julio. Ob. cit., pp. 40-41
86
DE LA GUARDIA, Ernesto. Ob. cit., p. 115. CAHIER, Philippe. Ob. cit., p. 170.
87
SIERRA, Manuel J. Tratado de Derecho Internacional Pblico. Mxico: Porra Hermanos y Ca, 1963, pp. 396-397.
88
ACCIOLY, Hildebrando. Tratado de Derecho Internacional Pblico. Madrid: Instituto de Estudios Polticos, 1958, p. 570.
89
LOPEZ JIMENEZ, Ramn. Tratado de Derecho Internacional Pblico. T. I. San Salvador, 1970, p. 209.
83
84
40
Internacional, para fijar el asiento territorial de esta ltima), entre otros. Myers presenta hasta treintiocho
denominaciones para los acuerdos internacionales.90
La diversidad de denominaciones que puede asumir un tratado y la escasa o nula significacin jurdica
que ello importa, ha sido confirmada por la doctrina y la prctica interestatal, as como por la
jurisprudencia internacional. As por ejemplo tenemos el fallo de la Corte Permanente de Justicia
Internacional en el Asunto del Rgimen Aduanero entre Austria y Alemania, donde seal: Desde el
punto de vista del carcter obligatorio de los compromisos internacionales, es bien sabido que pueden ser
asumidos bajo formas de tratados, convenciones, declaraciones, acuerdos, protocolos o canjes de notas.91
Sin embargo, mas all de la denominacin, habr que tener en cuenta en cada caso si los elementos que
componen un tratado estn presentes, a efectos de determinar si existe o no acuerdo internacional.
El tratado puede estar formado por varios documentos, y por ejemplo incluir anexos, o an estar
consignado en varios instrumentos diferentes. Esta diversidad documental no atenta contra su
unidad jurdica, especialmente cuando se trata de interpretarlo.
Debe abandonarse en consecuencia la tendencia a considerar que el acuerdo est constituido slo por la
parte principal y articulada del mismo, debiendo tenerse en cuenta igualmente cualquier tipo de actos
relativos al mismo, ya revistan la forma de declaracin, cartas anexas u otra forma, as como cualquier
otro elemento anexo o complementario al mismo.93 As como el Derecho Internacional reconoce el
principio de la libertad de forma, una vez celebrado un tratado, este ser tomado en su integridad.94
2.2.
Una vez establecido el concepto de tratado, resulta de fundamental importancia determinar su mbito de
aplicacin temporal y espacial. Para tal efecto, tendremos en cuenta lo dispuesto por la Convencin de
Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969, instrumento del cual forma parte el Estado peruano,95 y
que regula los diversos aspectos que componen esta materia.
90
MYERS, Denys P. The names and scope of Treaties, en: American Journal of International Law, 1957, vol. 51, n. 3, p. 574.
CORTE PERMANENTE DE JUSTICIA INTERNACIONAL. Srie A/B, n. 41, p. 47.
92
THIERRY, Hubert, Jean COMBACAU, Serge SUR y Charles VALLE. Droit International Public. Pars: ditions Montchrestien, 1975, p.
65.
93
RODRIGUEZ CARRION, Alejandro. Lecciones de Derecho Internacional Pblico. Madrid: Tecnos, 1994, p. 171.
94
MONACO, Riccardo. Ob. cit., pp. 101-102.
91
41
2.2.1.
mbito Temporal
En relacin a este tema, debemos citar el artculo 28 de la Convencin de Viena de 1969, el mismo que
seala:
Las disposiciones de un tratado no obligarn a una parte respecto de ningn acto o hecho que haya
tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado para esa parte ni de ninguna
situacin que en esa fecha haya dejado de existir, salvo que una intencin diferente se desprenda del
tratado o conste de otro modo.
Como se puede apreciar, en cuanto a la validez temporal, la norma general para los tratados, es la de su
irretroactividad, y no ha de considerarse que un tratado tenga efecto retroactivo sino cuando esa
intencin se halle expresada en el tratado o puede inferirse claramente de sus estipulaciones.96
Esta norma fue sancionada y aplicada por la Corte Permanente de Justicia Internacional en el Asunto de
los Fosfatos de Marruecos97 y por la Corte Internacional de Justicia en el Asunto Ambatielos98 y en el
Asunto de las Concesiones Mavrommatis en Palestina.99 Asimismo, en muchos casos, fundndose en el
Convenio Europeo para la Proteccin de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, la
Comisin Europea de Derechos Humanos se declar incompetente para conocer de reclamaciones
relativas a supuestas violaciones de derechos humanos ocurridas con anterioridad a la entrada en vigor de
la Convencin con respecto al Estado interesado.100
No obstante, si un acto, un hecho o una situacin, que tuvo lugar o se origin con anterioridad a la entrada
en vigor de un tratado, siguiera existiendo despus de la entrada en vigor del mismo, quedar sometido a
las disposiciones de dicho tratado.
De igual forma, en el artculo transcrito se utiliza la frase general salvo que una intencin diferente se
deduzca del tratado o conste de otro modo, para tener en cuenta los casos en los cuales la retroactividad
se deduzca explcita o implcitamente del propio tratado, o aquellos donde la naturaleza misma del
tratado, ms que sus disposiciones concretas, indique que est destinado a tener determinados efectos
retroactivos.101
95
Esta Convencin fue suscrita por el Per en la ciudad de Viena el 23 de Mayo de 1969 y ratificada por Decreto Supremo n. 029-2000-RE,
publicado el 21 de setiembre del 2000.
96
DE LA GUARDIA, Ernesto. Ob. cit., p. 203.
97
CORTE PERMANENTE DE JUSTICIA INTERNACIONAL. Srie A/B, n. 74, 24.
98
COMISIN DE DERECHO INTERNACIONAL. Anuario, 1966, vol. II, p. 33.
99
CORTE PERMANENTE DE JUSTICIA INTERNACIONAL. Serie A, n. 2, 1924, p. 34.
100
COMISIN DE DERECHO INTERNACIONAL. Ob. cit., p. 34.
42
2.2.2.
mbito Espacial
En relacin al mbito espacial de aplicacin de los tratados, cabra sealar el artculo 29 de la Convencin
de Viena de 1969, el mismo que dispone:
Un tratado ser obligatorio para cada una de las partes por lo que respecta a la totalidad de su
territorio, salvo que una intencin diferente se desprenda del tratado o conste de otro modo.
En virtud del artculo 29 se debe aplicar la norma general de que, en principio, un tratado se aplica a la
totalidad del territorio de cada parte, entendida en sentido amplio, esto es, que abarca todo el territorio y
las aguas territoriales y el espacio areo correspondientes.102 Sin embargo, debe tomarse en cuenta que la
naturaleza de la aplicacin espacial de los tratados puede variar en funcin de la intencin de las partes y
del objeto mismo del tratado.103
En efecto, en algunos casos las disposiciones del tratado se refieren expresamente a un territorio o zona
determinadas. En otros casos, los trminos del tratado o las circunstancias en que se celebr indican que
se refiere a determinadas zonas. As, algunos tratados del Reino Unido sobre cuestiones internas estn
limitados expresamente a Gran Bretaa e Irlanda del Norte y no se refieren a las islas anglonormandas ni
a la isla de Man. Del mismo modo, los Estados cuyo territorio incluye una zona franca pueden encontrar
ventajoso excluir a esa zona del mbito de un tratado comercial.104 Otro ejemplo es el de un tratado de
lmites que se aplica a zonas determinadas.105 Sin embargo, se trata de situaciones de excepcin. La regla
general es que el tratado se aplique en todo el territorio de la repblica de los Estados Partes.
2.3.
En relacin a la obligatoriedad de los tratados internacionales, nos cuenta Arellano Garca que en pocas
remotas el fundamento de la obligatoriedad de los tratados internacionales se ubic en un mandato divino
y se invoc el nombre de Dios para apoyarlos. Tal base subsisti durante largos aos, al grado que
todava en el siglo pasado encontramos tratados que aluden a la divinidad. Esa injerencia de lo religioso
en lo internacional puede ser constatada en el texto del Acta de la Santa Alianza donde en nombre de la
muy Santa e Indivisible Trinidad, el emperador de Austria, el rey de Prusia y el emperador de Rusia,
deciden suscribir el acuerdo.106
Paralelamente, existan una serie de pactos destinados a asegurar la observancia de los tratados. Sobre el
particular, Bello indica varios ejemplos: la garanta (pacto en que se comprometa auxiliar a una nacin
101
43
para constreir a otra a que le cumpla lo pactado); caucin o fianza (pacto por el cual una potencia se
obligaba a cumplir lo pactado con otra, si esta era infiel a su promesa); prenda (pacto por el cual se
entregaban bienes o territorios para asegurar el cumplimiento de lo pactado); rehenes (personas de
consideracin que un Estado entregaba a otro en prenda de una promesa); la confirmacin con juramento
(especialmente en los tratados de paz); entre otros.107
Sin duda alguna la evolucin del Derecho Internacional, hizo desaparecer las prcticas mencionadas,
basadas en la desconfianza, la desigualdad y el temor del cumplimiento de buena fe de los compromisos
contrados; pero tambin, modific el fundamento de la obligatoriedad de los tratados para apoyarse en
los principios del pacta sunt servanda y la buena fe.
2.3.1.
La regla del Pacta Sunt Servanda (los pactos son ley entre las partes), cuya formulacin se debe a Cicern,
tiene su origen en el derecho romano, de donde deriva al derecho natural escolstico medieval y a los
iusnaturalistas protestantes,108 siendo hoy aceptada como norma del Derecho Internacional.109
Se trata de una norma universalmente reconocida que constituye el fundamento moderno de la obligatoriedad
de los tratados internacionales,110 de un principio fundamental reiteradamente afirmado en la prctica as
como en la jurisprudencia internacional, tanto arbitral como judicial. Asimismo, son numerosos los
instrumentos internacionales que han consagrado este principio. As tenemos que en el prembulo de la
Carta de las Naciones Unidas, se establece: "Nosotros los Pueblos de las Naciones Unidas (estamos)
resueltos [...] a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las
obligaciones emanadas de los tratados []". De igual forma, el artculo 3, literal b de la Carta de la OEA
reafirma que el orden internacional est esencialmente constituido [] por el fiel cumplimiento de las
obligaciones emanadas de los tratados. Finalmente, tenemos el artculo 26 de la Convencin de Viena de
1969 que expresamente seala: Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de
buena fe.
106
ARELLANO GARCIA, Carlos. Primer Curso de Derecho Internacional Pblico. Mxico D.F.: Porra, 1993, p. 641.
BELLO, Andrs. Principios de Derecho Internacional. Buenos Aires: Atalaya, pp. 231-232. Asimismo vase VON LISZT, Franz. Derecho
Internacional Pblico (Versin de la 12 edicin alemana por Domingo Miral). Barcelona: Gustavo Gili, 1929, pp. 242-245.
108
As lo seala PUFFENDORF, Samuel. De jure natura et gentium, libro III, captulo IV, prrafos 1 y 2: Es una de las mximas ms
inviolables del derecho nacional, y de su observancia depende todo el orden, toda la belleza, todo el beneplcito de la vida humana: cada uno
debe respetar inviolablemente su palabra, es decir efectivamente aquello a lo que se ha comprometido.
109
DE LA GUARDIA, Ernesto y Marcelo DELPECH. Ob. cit., p. 275. Vase WHITTON, John. La rgle pacta sunt servanda, en: RCADI, 1934
III, tomo 49, pp. 217 y ss.
110
KELSEN, Hans. Principios de Derecho Internacional Pblico. Buenos Aires: El Ateneo, 1965, p. 163.
107
44
En consecuencia, la fe debida a los tratados debe ser sagrada e inviolable, pues las relaciones internacionales
seran imposibles entre los Estados si estos no estuviesen profundamente convencidos de que es un deber
sagrado el de respetar los pactos.111
2.3.2.
El Principio de la Buena Fe
La buena fe en las relaciones contractuales implica la observancia por las Partes de determinado patrn de
comportamiento razonable, sinceridad, honestidad, lealtad, en resumen, de tica en la celebracin y
cumplimiento de un tratado. Todas estas cualidades pueden escaparse a una definicin precisa, pero pueden
considerarse como inherentes o al menos perceptibles para el hombre comn. El Derecho Internacional aplica
este patrn de comportamiento en las relaciones convencionales entre Estados con la extensin antes descrita.
Particularmente, todos los sistemas legales de acuerdo al principio de buena fe prescriben que las promesas
debieran ser escrupulosamente mantenidas para que la confianza razonablemente puesta en ellas no sea
violada.
La obligacin de actuar de buena fe incluye la obligacin de las Partes en un tratado de abstenerse de realizar
actos destinados a frustrar el objeto y fin del tratado; pero tambin incluye la obligacin de hacer uso de todos
los mecanismos y entre ellos, en primer lugar, los del propio tratado para lograr la plena ejecucin del
acuerdo.
En la doctrina y jurisprudencia de los tribunales internacionales hay muchos precedentes para sostener que,
en el presente contexto, el principio de la buena fe es un principio jurdico que forma parte integrante de la
norma pacta sunt servanda. As tenemos los casos relativos a los Derechos de los nacionales de los Estados
Unidos en Marruecos (arbitraje del 27 de agosto de 1952), el Asunto de la Discriminacin contra las
Minoras, resuelto por la Corte Permanente de Justicia Internacional, o el arbitraje sobre el Asunto de las
Pesqueras de la Costa del Atlntico Norte.
112
111
FIORE, Pasquale. Tratado de Derecho Internacional Pblico. Tomo I. Madrid: Centro Editorial de Gngora, 1894, p. 48.
Reports of International Arbitral Awards, 1910, vol. XI, p. 188. Aqu el Tribunal mencion expresamente el principio de Derecho Internacional
segn el cual las obligaciones de los tratados se han de ejecutar con perfecta buena fe.
112
45
Convencin de Viena de 1969 as como su artculo 27 que disponen que los tratados deben ser cumplidos de
buena fe.
En sntesis, modernamente, la obligatoriedad de los tratados no solo se desprende del principio del pacta sunt
servanda sino tambin del principio de la buena fe, que complementa el primero, sealando que los tratados
no solo son obligatorios sino que hay que cumplirlos de buena fe.
2.4.
La actual Constitucin Poltica del Per de 1993 no deja mayores dudas respecto al rango normativo de
los tratados. En efecto, el inciso 4 del artculo 200 de la Constitucin atribuye en general rango de ley a
los tratados,113 sin hacer distincin alguna entre los tratados aprobados por el Congreso (va Resolucin
Legislativa) y aquellos ratificados por el Presidente de la Repblica (va Decreto Supremo).114
Sobre la naturaleza jurdica de las resoluciones legislativas existi en el pasado gran polmica. Algunos,
como Miguel De la Lama, pese a que stas se enumeran correlativamente a las leyes, entendan que no
eran leyes, sino actos administrativos del Congreso.115 Otros consideraban que si bien las resoluciones
legislativas no reciban la formalidad de la promulgacin caracterstica de las leyes ni estaban sujetas
a los mismos procedimientos parlamentarios para su adopcin, lo cierto es que la aprobacin del
Congreso era lo que brindaba legtimidad a los tratados para que pudieran imponerse a las leyes en caso
de colisin normativa, debiendo entenderse en este sentido que tales Resoluciones eran en realidad leyes.
La misma disposicin la encontramos en el artculo 77 del Cdigo Procesal Constitucional del Per (Ley 28237, aprobada el 7 de mayo de
2004).
114
Esta formalidad en la aprobacin y ratificacin de los tratados se da en virtud de lo dispuesto en la Ley 26647, del 26 de junio de 1996.
115
DE LA LAMA. Miguel. La Constitucin Poltica de 1979 y los tratados. En: La Constitucin Peruana de 1979 y sus problemas de
aplicacin. Lima, p. 477.
116
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitucin Poltica de 1993. Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per, Tesis Doctoral,
1997, vol. III, p. 133. En el mismo sentido se ha manifestado BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitucin de 1993. Anlisis
Comparado. Lima: Konrad Adenauer, 1996, p. 298: Los temas contenidos en este artculo sern aprobados por el Congreso mediante una
Resolucin Legislativa, que es norma con rango de ley. Por consiguiente, estos tratados tendrn rango de ley en el Derecho interno.
46
rango de norma administrativa y no de ley. Esto queda claramente establecido en el artculo 118, inciso 8
de la Constitucin que seala que corresponde al Presidente de la Repblica: Ejercer la potestad de
reglamentar las leyes sin transgredirlas ni desnaturalizarlas y, dentro de tales lmites, dictar decretos y
resoluciones. Mas an, de esta norma se desprende que si el Presidente aprobara mediante Decreto
Supremo un tratado contrario a una ley, estara contraviniendo abiertamente la Constitucin (artculo 118,
inciso 8) y produciendo un acto (Decreto Supremo) inconstitucional.
Esto ltimo ha llevado a concluir, a algunos prestigiosos constitucionalistas peruanos, que los tratados
aprobados por el Congreso va Resolucin Legislativa tienen rango de Ley; mientras que los tratados
ratificados por el Presidente de la Repblica va Decreto Supremo, solo tienen rango de norma
administrativa.117 Sin embargo, lo cierto es que, independientemente de la formalidad escogida para la
incorporacin de los tratados en nuestro ordenamiento jurdico interno, materialmente los tratados en el
Per tiene rango de ley.
En primer lugar, porque la atribucin constitucional del rango de ley a los tratados es expresa. En efecto,
la Constitucin en su artculo 200, inciso 4, habla de normas que tienen rango de ley y, entre ellas,
incluye a los tratados, sin distinguir aquellos tratados aprobados por el Congreso va Resolucin
Legislativa de los celebrados por el Ejecutivo va Decreto Supremo. No hay que distinguir donde la ley
no distingue.
En segundo lugar, porque la formalidad empleada para aprobar internamente un tratado tiene poca
importancia para atribuir o no rango de ley a los tratados, en tanto esta formalidad no determina
propiamente la incorporacin del tratado a nuestro ordenamiento jurdico. En efecto, la incorporacin del
tratado es automtica y no requiere de procedimiento alguno; segn lo dispone el artculo 55 de la
Constitucin de 1993, cuando expresamente seala que: Los Tratados celebrados por el Estado y en
vigor forman parte del derecho nacional. De esta norma se desprende que, cumplidas las condiciones de
celebracin y entrado en vigor el tratado, este se incorpora al derecho nacional.
Finalmente, en tercer lugar, porque en todo caso estaramos ante una norma constitucional (artculo 200,
inciso 4) que prima sobre cualquier otra norma de inferior jerarqua que le sea opuesta, como sera el caso
de la Ley 26647, en la hiptesis negada de que esta ltima tenga como propsito establecer una tipologa
diferente de tratados a la consagrada en la Constitucin.
117
RUBIO CORREA, Marcial. Ob. cit., p. 140. En el mismo sentido BERNALES BALLESTEROS, Enrique. Ob. cit., p. 298: [] si la
aprobacin viene del Congreso tendr rango de ley y si viene del Ejecutivo tendr rango de Decreto Supremo.
47
En todo caso, se debe reconocer que quiz lo ptimo hubiera sido que, al igual que en los artculos 80 y
81 de la Constitucin se hubiera autorizado al Presidente de la Repblica a aprobar tratados mediante
Decreto Legislativo sin delegacin del Congreso, en cuyo caso el rango de ley del tratado en todos los
casos sera indiscutible.
2.5.
Establecido el rango de ley de los tratados en nuestro ordenamiento jurdico, resulta fundamental
establecer un criterio de solucin en caso de conflicto entre un tratado y una ley interna peruana.
La Constitucin de 1979 en su artculo 101 adopt una frmula claramente monista,118 estipulando que
en caso de conflicto entre el tratado y la ley, prevaleca el primero. De esta forma, las leyes internas que
contenan normas que se hallaban en contradiccin con las disposiciones de un tratado, dejaban de
aplicarse en favor de este y, por otro lado, las leyes aprobadas con posterioridad a la entrada en vigencia
de un tratado, tampoco podan tener efectos jurdicos que pudieran impedir la aplicacin del instrumento
internacional.119
En consecuencia, la norma del artculo 101 no afirmaba que el tratado tuviera un rango superior a la ley.
Muy por el contrario, la doctrina nacional, en forma unnime, entenda los tratados como leyes.120 Lo que
se estableca era algo distinto, es decir, que en caso de colisin, se opte por el tratado. Es as que el tratado
no derogaba los preceptos de una ley que le eran opuestos; nicamente los dejaba inaplicables o en
suspenso mientras el tratado estuviera vigente pare el Per. En este caso, se trataba de una relacin
horizontal y no vertical como la jerrquica, razn por la que sus efectos no eran derogatorios sino de
inaplicacin.121
Si bien la actual Constitucin no seala expresamente un criterio de solucin a este eventual conflicto
normativo; la primaca incondicional del Derecho Internacional sobre el Derecho interno ha sido
defendida por los tribunales internacionales en diversas ocasiones, por el derecho comparado, por
tribunales internos y por la mayora de los publicistas.
118
La doctrina monista plantea que las normas que componen el Derecho Internacional y el Derecho interno forman parte a su vez de un solo
ordenamiento jurdico, por lo cual muchas veces estas normas entran en conflicto. Frente a este conflicto los monistas sostienen que siempre debe
primar la norma internacional sobre la norma interna. Vase NOVAK, Fabin y Luis GARCA-CORROCHANO. Ob. cit., t. I, p. 543.
119
FERNNDEZ MALDONADO. Guillermo. Los Tratados Internacionales y los Sistemas de Fuentes de Derecho en el Per, en: Derecho,
Lima, n. 43-44, 1989-1990, p. 353.
120
Vase la postura de RUBIO, Marcial y Enrique BERNALES. Constitucin y Sociedad Poltica. Lima: Mesa Redonda Editores, 1988, pp. 270217 y 283; DE LA LAMA, Miguel. Ob. cit., pp. 472 y ss. CHIRINOS SOTO, Enrique. La Constitucin al Alcance de Todos. Lima, 1984, p. 114.
121
FERMNDEZ MALDONADO. Guillermo. Ob. cit., p. 354.
48
En cuanto a la jurisprudencia internacional, tanto arbitral como judicial, son diversos los fallos que
confirman esta primaca. As tenemos:122 el Laudo Arbitral en el Asunto Montijo (26/julio/1875); Laudo
Arbitral en el Asunto G. Pinson (19/Oct/1928); Sentencia de la Corte Permanente de Justicia Internacional
en el Asunto de las Zonas Francas de la Alta Saboya y del Pas del Gex, entre Francia y Suiza, donde se
seal: Francia no puede apoyarse en su propia legislacin para limitar el alcance de sus obligaciones
internacionales. Esto vale incluso para la leyes constitucionales opuestas al Derecho Internacional; la
sentencia de la Corte Permanente de Justicia Internacional en el Asunto de los Sbditos Polacos en el
Dantzig, donde se dijo Un Estado no puede invocar respecto a otro Estado su propia Constitucin para
sustraerse a las obligaciones que le imponen el Derecho Internacional o los Tratados en vigor; la
sentencia de la Corte Permanente de Justicia Internacional en el Asunto de los Intereses Alemanes en la
Alta Silesia Polaca, donde se expres: [] para el Derecho Internacional y para la Corte que es el
rgano de ste, las leyes nacionales son simples hechos, manifestaciones de la voluntad y de la actividad
del Estado, al igual que las decisiones judiciales o las medidas administrativas; la sentencia de la Corte
Permanente de Justicia Internacional en el Asunto de la Factora de Chorzow, donde se seal: Es el
Derecho Internacional y no el Derecho interno de los Estados el que da las pautas a travs de las cuales se
determina la licitud de las conductas de estos; la Opinin Consultiva de la Corte Permanente de Justicia
Internacional sobre el Intercambio de Poblaciones Griegas y Turcas, de 1925, donde se apunt: Un
Estado que ha contrado vlidamente obligaciones internacionales est obligado a introducir en su
legislacin las modificaciones necesarias para asegurar la ejecucin de los compromisos asumidos;123 la
Opinin Consultiva en el Asunto de las Comunidades Greco-Blgaras, en el que se precis: Es un
principio generalmente reconocido del Derecho de Gentes que en las relaciones entre las partes de un
tratado, las disposiciones de una ley interna no pueden prevalecer sobre las de un tratado.124 Asimismo,
el Laudo Arbitral en el Asunto del Rgimen Aduanero Franco-Suizo (1912), donde los rbitros se
pronunciaron negndose a tener en cuenta supuestas infracciones a limitaciones constitucionales,
sosteniendo la validez de un protocolo;125 la sentencia de la Corte Permanente de Justicia Internacional en
el Asunto de Groelandia, donde incluso el tribunal lleg a declarar invlido un acto de Estado contrario al
Derecho Internacional, y la sentencia de la Comisin de Conciliacin Italo-Estadounidense
(24/setiembre/1956) en el Asunto Treves vs. Repblica Italiana; entre otros.
A nivel de doctrina de los publicistas, el profesor Adolfo Miaja de la Muela evidencia la necesidad de esta
supremaca al sealar: No se concibe un Derecho Internacional merecedor de este nombre, si no se
122
CORTE PERMANENTE DE JUSTICIA INTERNACIONAL A/B n. 46, 1932, p. 167; A/B, n. 44, 1932, p. 24; A/B n.53, p. 75; B, n. 17, p.
32; B, n. 10, p. 20.
CORTE PERMANENTE DE JUSTICIA INTERNACIONAL. Serie B, p. 20.
124
dem.
125
Reports of International Arbitral Awards. Vol. V, p. 411.
123
49
afirma superior al Derecho dictado por los Estados, destinatarios de las normas de aqul.126 En el mismo
sentido, se pronuncian Charles De Visscher,127 Paul Guggenheim,128 Alfred Verdross;129 entre otros.130
sealando
Carrillo
Salcedo
que
estos
argumentos
excesivamente
nacionalistas
132
A nivel de jurisprudencia interna, el Tribunal de Casacin belga sostuvo en su sentencia del 27 de Mayo
de 1971 una clara afirmacin de la primaca del Derecho Internacional convencional sobre el Derecho
interno, al sealar que:
En caso de conflicto entre una norma de Derecho interno y una norma de Derecho Internacional
con efectos jurdicos directos en el orden interno, la norma prevista en el Tratado debe prevalecer,
pues su primaca deriva de la naturaleza misma del Derecho Internacional convencional.133
En Inglaterra, los tribunales tampoco ponen en duda la primaca de los tratados internacionales sobre las
leyes inglesas y en reiteradas oportunidades han confirmado la prevalencia de los primeros sobre los
ltimos. La misma postura puede observarse en los tribunales espaoles.
MIAJA DE LA MUELA, Adolfo. La Primaca sobre los ordenamientos jurdicos internos del Derecho Internacional y del Derecho
Comunitario Europeo, en: Revista de Instituciones Europeas, vol. 1-3, agosto-diciembre, 1974, pp. 1001 y ss.
127
DE VISSCHER, Charles. Cours Gnral de Principes de Droit International Public, en: RCADI, vol. 86, 1954, pp. 449-450.
128
GUGGEHEIM, Paul. Trait de Droit Public. T. I. Ginebra, 1967, p. 141.
129
VERDROSS, Alfred. Derecho Internacional Pblico. Madrid: Aguilar, 1967, p. 110.
130
JIMNEZ DE ARECHAGA, Eduardo. La Estipulacin a favor de terceros en el Derecho Internacional, en: Cuadernos del Centro de
Estudios de Derecho Comparado, n. 1, Montevideo, 1956, p. 30.
131
CARRILLO SALCEDO, Juan Antonio. Curso de Derecho Internacional Pblico. Madrid: Tecnos, 1992, pp. 152-155.
132
Ibd., p. 158.
50
Si bien el texto del mencionado artculo 27, elaborado por la Comisin de Derecho Internacional de
Naciones Unidas, recibi algunas propuestas de enmienda como la de Venezuela para invertir la regla,
estas propuestas fueron rechazadas. El principio consagrado por este artculo se consider tan obvio que
fue aprobado sin oposicin de ningn Estado.
En consecuencia, ningn Estado puede sustraerse a una obligacin jurdica internacional invocando su
contradiccin con el derecho interno.135 Este enunciado, sealan De la Guardia y Delpech, representa el
fundamento del Derecho Internacional.136
A todo esto habra que agregar la Posicin Oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores del Per
manifestada ante el Congreso de la Repblica en 1995, donde se reafirm la posicin tradicional
claramente monista del Estado peruano,137 esto es, de afirmacin de la primaca del Derecho Internacional
sobre el Derecho interno.
De todo lo cual podemos concluir que, al igual que la Constitucin de 1979, en caso de existir un
conflicto entre un tratado y una ley interna peruana, prevalece el primero.
2.6.
Otra posibilidad de conflicto puede presentarse entre un tratado y una disposicin constitucional. Al
respecto, el segundo prrafo del artculo 57 de la Constitucin Poltica del Per, seala:
Cuando el tratado afecte disposiciones constitucionales debe ser aprobado por el mismo procedimiento
que rige la reforma de la Constitucin, antes de ser ratificado por el Presidente de la Repblica.
Este artculo tiene exactamente el mismo contenido que el artculo 103 de la Constitucin de 1979 y est
referido al supuesto de un conflicto entre una estipulacin de un tratado y una norma constitucional.
133
dem.
Citado por FERNNDEZ MALDONADO. Guillermo. Ob. cit., p. 369.
135
VERDROSS. Alfred. Ob. cit., p. 66.
136
DE LA GUARDIA, Ernesto y Marcelo DELPECH. El Derecho de los Tratados y la Convencin de Viena de 1969. Buenos Aires: Feyde,
1980.
137
Vase Declaracin del Director de Asuntos Jurdicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Embajador Oscar Maurtua de Romaa, ante el
Congreso de la Repblica (1995).
134
51
Sobre este tema, Miguel de La Lama seala que las posturas en el Derecho Constitucional Comparado se
pueden clasificar en tres grupos.138
Una primera postura otorga primaca al tratado sobre la Constitucin. En este caso, el tratado se aprueba y
la norma constitucional opuesta queda automticamente reformada, sin ser necesario ningn
procedimiento adicional. Es el caso de la ya citada Constitucin del Reino de los Pases Bajos, cuyo
artculo 63 establece: Si el desarrollo del orden legal internacional lo requiere, el contenido de un
tratado puede apartarse de ciertas disposiciones de la Constitucin.
Una segunda postura otorga primaca a la Constitucin sobre el tratado, prohibindose expresamente la
aprobacin de un tratado contrario a una norma constitucional. Esta es la opcin ms difundida y es el
caso del artculo 171 de la Constitucin de la Repblica del Ecuador que seala: No tendrn valor
alguno las leyes, decretos, [] y tratados o acuerdos internacionales que, de cualquier modo,
estuvieren en contradiccin con la Constitucin o alteraren sus prescripciones.
Por ltimo, una tercera postura permite la aprobacin de un tratado que contenga una clusula contraria a
la Constitucin pero previa reforma de sta. Al igual que en el caso anterior, el tratado que colisiona
con el texto constitucional no puede ingresar en el derecho interno; pero, en este caso, se establece la
va para remover el obstculo que significa esta colisin normativa, es decir, la reforma
constitucional. Este es el caso del artculo 95 de la Constitucin Espaola y 54 de la Constitucin
Francesa que establecen que cuando un compromiso internacional contenga una clusula contraria a
la Constitucin, la autorizacin de ratificarlo no podr producirse sino despus de la reforma de la
Constitucin.
El modelo peruano, no sigue ninguno de los tres sistemas mencionados. Al igual que la Constitucin
derogada adopta una postura novedosa. As, para que se apruebe un tratado en conflicto con una norma
constitucional, solo se requiere la aprobacin de dicho acuerdo utilizando el procedimiento que est
previsto para la reforma constitucional.139 Es similar por ende a la tercera postura antes sealada, pero sin
existir propiamente la reforma constitucional.
En este sentido, la norma constitucional sigue rigiendo fuera del mbito de aplicacin del tratado y
recupera su plena vigencia en caso de que ste fuese objeto de una denuncia o terminara. En
consecuencia, la sustitucin de la norma constitucional por la norma del tratado solo se verifica sobre el
138
139
52
campo de aplicacin de este. En todos los dems casos, la Constitucin mantiene plena vigencia. La
postura adoptada por la actual Constitucin presenta consecuentemente algunas ventajas:
a) En caso de denuncia (retiro) o expiracin del plazo del tratado, la entrada en vigor de la norma
constitucional es automtica. No es necesario volver a incorporar la norma constitucional al
sistema jurdico.
Finalmente, al ser estos tratados aprobados por el procedimiento de reforma constitucional y dejar en
suspenso una norma constitucional, en el espacio y durante el tiempo de su vigencia, algunos
constitucionalistas sealan que estos tratados tendran consecuentemente rango constitucional.140 Una
interpretacin contraria indican ellos nos llevara al absurdo de reconocer que una norma de rango
inferior a la constitucional (esto es, legal) puede suspender una norma constitucional. Agregan que lo
razonable de esta interpretacin se basa en que la vigencia del tratado no podra ser posteriormente
objetada, en tanto se habran cumplido todos los requisitos (de procedimiento y jerarqua normativa) para
que la norma del tratado sea perfectamente vlida.141
Sin embargo, lo cierto es que aqu no estamos ante el simple supuesto de colisin entre dos normas
nacionales que deba ser resuelto a favor de aquella dictada posteriormente o de la de mayor jerarqua,
sino ante un tratado que antes de ser ratificado y, por ende, antes de formar parte de nuestro ordenamiento
jurdico, se manifiesta contrario a una norma constitucional. Se trata entonces de dos supuestos diferentes.
Precisamente, para evitar el conflicto normativo, el tratado es aprobado siguiendo un procedimiento
especial que, una vez concluido, deja en suspenso la norma constitucional, para permitir posteriormente,
la ratificacin internacional del tratado y con ello, su incorporacin al derecho interno peruano. En
consecuencia, nunca llega a producirse el conflicto normativo: en el momento en que el tratado se
incorpora a nuestro derecho nacional no contradice ninguna norma constitucional, menos an la deroga o
deja en suspenso. Por tanto, el tratado se incorpora a nuestro ordenamiento como el resto de acuerdos
internacionales celebrados por el Per, esto es, como una norma con rango de ley.
140
141
53
Por ltimo, si bien el artculo 57 de la Constitucin bajo comentario resuelve el supuesto de colisin entre
un tratado y una norma constitucional, antes de que la primera sea aprobada por el Congreso, cabra
preguntarse qu sucede si la norma convencional se aprueba, no obstante ser contraria a la Constitucin?
Pues ms all de la accin de inconstitucionalidad que a nivel interno y que de acuerdo al artculo 200
inciso 4 de la Constitucin, puede ser promovida contra el tratado, desde el punto de vista del Derecho
Internacional, la respuesta la tenemos en los artculos 27 y 46 de la Convencin de Viena de 1969.
De este artculo se desprende que, solo cuando la norma interna violada por el tratado sea: a) de carcter
constitucional; b) especficamente sobre celebracin de tratados y; c) que la violacin fuera conocida por
la contraparte; ser posible plantear la nulidad del tratado.
En todos los dems casos de colisin entre la norma interna y el tratado, se mantendr la vigencia y
primaca de este ltimo sobre la norma nacional, an cuando esta ltima sea de carcter constitucional.142
2.7.
2.7.1. Caractersticas
Los tratados de Derechos Humanos se diferencian del resto de tratados, en el hecho de que ellos confieren
derechos a los individuos frente al Estado, el que a su vez, tiene la obligacin de respetar estos derechos para
con ellos. En otras palabras, los tratados de derechos humanos no tienen por objeto establecer un conjunto de
142
Como lo seala BIDART CAMPOS, Germn. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en: Jurdica. Anuario del Departamento
de Derecho de la Universidad Iberoamericana, n. 20, 199-1991, pp. 107-108: Esta falta de sintona entre las soluciones internas y las del
derecho internacional debe hacernos meditar mucho. Personalmente, nos inclinamos a propiciar que las constituciones reconozcan la prevalencia
de los tratados, en todos los casos [].
54
derechos y obligaciones recprocas entre sus Estados Partes (carcter sinalagmtico de los tratados), sino mas
bien establecer un sistema de proteccin a favor de todos aquellos que se encuentren bajo su jurisdiccin.143
Este carcter no sinalagmtico de los tratados de Derechos Humanos ha sido confirmado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en su segunda Opinin Consultiva, sobre el Efecto de las Reservas
sobre la entrada en vigencia de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, al precisar:
La Corte debe enfatizar, sin embargo, que los tratados modernos sobre Derechos Humanos, en
general, y en particular, la Convencin Americana, no son tratados multilaterales del tipo
tradicional, concluidos en funcin de un intercambio mutuo de derechos, para el beneficio mutuo
de los Estados contratantes []. Al aprobar estos tratados sobre derechos humanos, los Estados
se someten a un orden legal dentro del cual ellos, por el bien comn, asumen varias obligaciones,
no en relacin con otros Estados, sino hacia los individuos bajo su jurisdiccin.144
En consecuencia, estos tratados, poseen una naturaleza jurdica particular, que como veremos a continuacin,
determina que ellos posean sus propios principios de interpretacin.
En el mbito del Derecho Internacional, la interpretacin de cualquier tratado, plantea dos cuestiones
esenciales: quin puede interpretar y cmo se interpreta.147
En cuanto al quin, la interpretacin puede ser realizada por los propios Estados Partes en el tratado o en
un acto posterior, lo que se conoce como interpretacin autntica; por rganos jurisdiccionales
143
MEDINA, Cecilia. La Interpretacin de los Tratados de Derechos Humanos. En: La Dimensin Internacional de los Derechos Humanos.
Gua para la Aplicacin de Normas Internacionales en el Derecho Interno. Washington DC: Banco Interamericano de Desarrollo American
University, 1999, pp. 54-55.
144
OC-2/82 del 24 de setiembre de 1982. Ibd., p. 54.
145
ROUSSEAU, Charles. Ob. cit., p. 55.
146
DE VISSCHER, Charles. Linterprtation des traits daprs la Convention de Vienne sur le Droit des Traits, en: RCADI, 1976, t. III, n.
151.
55
internacionales, llamados a decidir por las partes en un litigio, en cuyo caso la interpretacin limita su
fuerza obligatoria a dichas partes del caso sub litis;148 o por rganos estatales de derecho interno
(ejecutivo, legislativo o judicial), no oponible al otro u otros Estados contratantes. A estos habra que
agregar la interpretacin doctrinal, que es aquella llevada a cabo por los juristas por medio de dictmenes,
resoluciones y acuerdos de institutos cientficos, publicaciones, etc.
En cuanto al cmo, la Convencin de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969, consagra un conjunto
de principios generales de interpretacin (principales y complementarios), aplicables a cualquier tratado
internacional, incluyendo los tratados de derechos humanos. Adicionalmente, existen otros principios
especiales de interpretacin aplicables solo a estos ltimos tratados. Precisamente, al desarrollo de todos
estos principios nos abocamos a continuacin.149
2.7.2.1.
A.
De acuerdo a este principio, los trminos de un tratado deben ser interpretados conforme a su sentido
natural y usual, pues los convenios no son siempre redactados por juristas, que podran emplear una
terminologa ms tcnica.150 La Corte Permanente de Justicia Internacional en su Opinin Consultiva en
el Asunto de la Convencin sobre el Trabajo Nocturno de las Mujeres, se refiri a este principio.151
Igualmente, la Corte Internacional de Justicia, en su Opinin Consultiva sobre Competencia de la
Asamblea General para la Admisin de un Estado en las Naciones Unidas ha expresado:
La Corte cree necesario decir que el primer deber de un Tribunal llamado a interpretar y aplicar las
disposiciones de un tratado, es esforzarse para dar efecto, segn su sentido natural y ordinario a
estas disposiciones. Si las palabras pertinentes, cuando se les atribuye su significado natural y
corriente, tienen sentido en su contexto, no hay que investigar ms.152
Esto no implica por supuesto que si se trata de trminos jurdicos o tcnicos deba tomarse en
consideracin su significado jurdico.153 As lo confirma Ehrlich cuando seala:
147
56
La presuncin de que se debe tomar las palabras en su sentido ordinario, tiene como fin llegar a
establecer la verdadera intencin de las partes contratantes. Es todava la idea sobre la que, en el
fondo, se basa Gentile al proclamar que la simplicidad es una caracterstica del Derecho de Gentes
[...] Es evidente que si se trata de trminos jurdicos, tales como propiedad, nacionalidad,
sociedad por acciones, se debe tomar en consideracin la significacin jurdica y especialmente
aquella que se puede presumir estuvo en el pensamiento de los autores del tratado. 154
Sin embargo, el principio general es que cada palabra de un tratado sea interpretada conforme su uso
diario.
B.
Del Contexto
Conforme a este principio los trminos de un tratado no deben ser interpretados aisladamente, sino dentro
del contexto, que puede atribuirles un significado diferente o particular. Para tal efecto, entendemos por
contexto, el conjunto del tratado, cada una de sus partes y todas ellas interrelacionadas entre s.155
154
57
C.
Este principio seala que se debe adecuar el tratado al propsito que gui a las Partes a contratar
(principio de la ratio legis).160 En otras palabras, en cualquier proceso de interpretacin, debe tenerse
siempre en cuenta el objeto para el cual fue creado el tratado.
Este principio fue sealado por el Juez Anzilotti en su voto disidente en la Opinin Consultiva de la Corte
Permanente de Justicia Internacional sobre la Convencin sobre el Trabajo Nocturno de Mujeres.161
Asimismo, en la Opinin Consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre la Convencin sobre
Prevencin y Represin del Delito de Genocidio se expres que las reservas deban ser compatibles con el
objeto y fin del tratado para ser admitidas.162
D.
Este principio de interpretacin apunta al anlisis del comportamiento de las Partes al momento de
ejecutar las clusulas del acuerdo, lo que implica una interpretacin autntica. Yassen define este
principio de la siguiente manera:
160
DE LA GUARDIA, Ernesto. Ob. cit., p. 222. Asimismo, YASSEEN, Mustaf, Ob. cit., p. 55.
CORTE PERMANENTE DE JUSTICIA INTERNACIONAL. Serie A/B, n. 50, p. 383.
162
DE LA GUARDIA, Ernesto. Ob. cit., p. 222.
163
YASSEEN, Mustaf. Ob. cit., p. 47.
164
IGLESIAS, Eduardo. Laccord ulterior dan linterprtation des traits. La Haya: Centre de Recherches, Academie de Droit International,
1970. Vase DE LA GUARDIA, Ernesto. Ob. cit., p. 222.
165
CORTE PERMANENTE DE JUSTICIA INTERNACIONAL. Serie B, n. 2, pp. 40-41.
161
58
Es evidente entonces la importancia que la prctica ulteriormente seguida en la aplicacin del tratado
tiene como elemento de interpretacin, ya que constituye una prueba objetiva del acuerdo de las Partes en
cuanto al sentido de cada clusula del tratado.168
2.7.2.2.
A.
Este principio fue definido por la Corte Permanente de Arbitraje en el Asunto de la Isla Timor, al sealar:
Las convenciones entre Estados, como aquellas entre particulares, deben ser interpretadas ms bien en el
sentido a travs del cual pueden tener efecto que en el sentido a travs del cual no podran producir
ninguno.169
De igual modo, la Corte Permanente de Justicia Internacional en el Asunto de las Zonas Francas expres:
En la duda, las clusulas [...] deben [...] ser interpretadas de manera que les permita desarrollar sus
efectos tiles.170 En el Asunto del Estrecho de Corf, la Corte Internacional de Justicia seal: Pero ya
que se trata de la cuestin especfica de competencia actualmente debatida, el Tribunal al determinar la
naturaleza y el alcance de una disposicin debe prever sus efectos prcticos ms que el motivo
166
59
B.
Si pudiese existir, sin embargo, alguna duda en cuanto al sentido verdadero de las palabras en las
mismas condiciones que en el pasado y sin ninguna modificacin a sus actuales lmites, se ver a
continuacin que los trabajos preparatorios confirman plenamente la conclusin a la que acaba de
llegar el tribunal.177
2.7.2.3.
Principios Especiales
Como ya lo sealamos, para la interpretacin de los tratados de derechos humanos, no solo deben tomarse
en cuenta los principios generales de interpretacin antes descritos, sino fundamentalmente, ciertos
principios especiales que responden a la naturaleza jurdica de estos instrumentos. Estos principios
especiales son:
171
60
A.
Este principio puede ser entendido de dos maneras: como una directriz de preferencia de normas pero
tambin como una directriz de preferencia de interpretaciones.
En el primer caso, el principio consiste en privilegiar la norma mas favorable al ser humano, con
independencia de su jerarqua o de si est contenida en una norma interna o internacional. En otras
palabras, el interprete siempre deber optar por la norma mas propicia para el individuo, aunque se tratara
de una norma de inferior jerarqua (Decreto en vez de Ley) o de una norma de carcter interno (Ley en
vez de Tratado).178 As ha sido consagrado este principio por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en su Opinin Consultiva sobre la Colegiacin Obligatoria de los periodistas,179 como en
diversos tratados internacionales, pudiendo citarse como ejemplo el artculo 5, prrafo 2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Polticos as como el mismo artculo del Pacto Internacional de
Derechos Econmicos, Sociales y Culturales los cuales disponen:
En el segundo, caso el principio consiste en interpretar la norma de la manera mas favorable a la persona.
En este sentido, si el precepto en cuestin permite dos o ms interpretaciones, habr que optar por la ms
protectora de la persona y desechar las ms restrictivas.181 Esta segunda acepcin del principio de
interpretacin pro homine ha sido tambin sealada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
el Asunto Viviana Gallardo y otras, as como en su Opinin Consultiva sobre Restricciones a la Pena de
Muerte. En la primera seal:
Finalmente, cabra sealar que muchas veces este principio pro homine obliga al intrprete a dejar de lado
el principio de interpretacin del objeto y fin del tratado. Ello debido a que los tratados de derechos
177
61
humanos como ya lo sealamos buscan proteger a las personas y no a los Estados que lo celebran.
Esto ltimo significa que, siempre y en todos los casos, el fin ltimo de proteccin a la persona, se debe
colocar por encima de cualquier otro fin particular, que pueda ser perseguido por los Estados Partes de un
tratado sobre derechos humanos,183 lo que en la prctica implica muchas veces dejar de lado este principio
general de interpretacin. En todo caso, si estos dos principios de interpretacin resultan compatibles, no
existir problema alguno en aplicar ambos.
B.
De acuerdo a este principio, las normas sobre Derechos Humanos deben ser interpretadas conforme a los
avances y progresos de la humanidad en el tiempo; en otras palabras, los tratados de derechos humanos
deben ser interpretados de la manera ms favorable al individuo, lo que implica que dicha interpretacin
se realice a la luz de los valores vigentes en ese momento, y no de los valores vigentes al momento en que
se consagr el derecho. Este principio ha sido afirmado tambin por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en su Opinin Consultiva n. 10, donde seal:
Por eso la Corte considera necesario precisar que no es a la luz de lo que en 1948 se estim que
era el valor y la significacin de la Declaracin Americana como la cuestin del status jurdico
debe ser analizada, sino que es preciso determinarlo en el momento actual, ante lo que es hoy el
Sistema Interamericano, habida consideracin de la evolucin experimentada desde la adopcin
de la Declaracin.184
En suma, el principio de interpretacin dinmica nos lleva a determinar el alcance y contenido de los
derechos humanos no en funcin del momento en que fueron consagrados sino mas bien en funcin de su
evolucin posterior y adaptacin a las nuevas realidades.
2.7.3.
Otro aspecto que requiere ser analizado es el referido al rango que internamente poseen las normas
contenidas en tratados sobre derechos humanos. En el artculo 105 de la Constitucin de 1979 ya
derogada se estipulaba que:
Los preceptos contenidos en tratados relativos a derechos humanos, tienen jerarqua
constitucional. No pueden ser modificados sino por el procedimiento que rige para la reforma de
la Constitucin.
182
183
184
62
Se estableca entonces una regulacin preferente ratione materiae, buscando privilegiar de forma
especialsima determinadas normas de los tratados, en virtud de que regulaban aspectos relativos a los
derechos humanos. Entonces, en caso de colisin normativa entre un tratado o ley cualquiera y un
precepto contenido en un tratado relativo a derechos humanos, la solucin era la primaca de este ltimo,
al ser una norma de mayor jerarqua. Es por esta razn que no solo se dejara inaplicada la norma opuesta,
sino que podra atacarse su validez con el fin de lograr su expulsin del ordenamiento jurdico interno
peruano, siguiendo los cauces que la Constitucin implcitamente prevea para estos casos; nos referimos
concretamente, a la accin de inconstitucionalidad.
Lamentablemente, esta norma fue suprimida por la nueva Constitucin; lo que constituye un error.
Precisamente, una de las normas que significaron un gran avance en materia constitucional fue la
contenida en el artculo 105, que incluso sirvi de inspiracin a posteriores textos constitucionales en
Amrica Latina.
La norma contenida en el artculo 105 tena una importancia singular: primero, porque al elevarse estos
derechos a rango constitucional se les brindaba una mayor seguridad jurdica a los ciudadanos, as como
mecanismos idneos de proteccin ante cualquier acto arbitrario del Estado que intentara violentarlos;185
segundo, porque la norma reflejaba ante la comunidad internacional, la voluntad del Estado peruano, de
dar un tratamiento preferente a la materia de los derechos humanos; y tercero, porque jurdicamente, al
atribuirse a estos tratados la jerarqua normativa mxima, dentro de nuestro ordenamiento jurdico, se era
consecuente con la moderna tendencia del Derecho Internacional, que atribuye jerarqua de ius cogens a
gran parte de las normas sobre derechos humanos, constituyendo una de las primeras Constituciones en el
mundo conjuntamente con las centroamericanas en consagrar una disposicin de este tipo.186
Precisamente, con el propsito de salvar esta grave omisin, la doctrina nacional constitucional e
internacional despleg todos sus esfuerzos para, va interpretacin, buscar darle un rango constitucional
a las referidas normas. Entre estos esfuerzos merece destacarse aquel que sostena que, en virtud de los
artculos 2 y 3 de la actual Constitucin peruana, se poda lograr establecer sin mayor dificultad que las
normas sobre derechos humanos contenidas en tratados, seguan teniendo rango constitucional. Segn
este planteamiento, mientras el artculo 2 consagra un listado de derechos fundamentales de la persona
(derecho a la vida, a la libertad, a la integridad, al honor, a la buena reputacin, etc.) el artculo 3
establece que la enumeracin de los derechos establecidos [] no excluye los dems que la Constitucin
garantiza, ni otros de naturaleza anloga o que se fundan en la dignidad del hombre [].
185
186
63
Esto equivaldra a decir que los derechos fundamentales constitucionalmente reconocidos no solo abarcan
el listado del artculo 2 de nuestra Constitucin, sino todos aquellos derechos de la persona consagrados
en instrumentos internacionales (tratados, declaraciones, etc.), ratificados por el Per; todos los cuales
pueden ser considerados derechos con rango constitucional en nuestro ordenamiento jurdico.187
Asimismo, la cuarta disposicin final y transitoria de la Constitucin Poltica del Per de 1993, se suma a
esta interpretacin, cuando dispone que las normas relativas a los derechos y libertades que la
Constitucin reconoce se interpretan de conformidad con los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por el Per.
No obstante todo lo expuesto, el Tribunal Constitucional en su sentencia dictada el 13 de julio del 2000
(la misma que no ha sido corregida a la fecha) ha interpretado que el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Polticos de 1966 tiene rango de ley, con lo cual, atribuye tan solo este rango a todos los tratados
de derechos humanos. As, el Tribunal seal:
[] es un hecho inobjetable para este Tribunal que cuando nuestra Constitucin Poltica del
Estado reconoce en su artculo 55 que Los tratados celebrados por el Estado y en vigor forman
parte del derecho nacional y el Artculo 200 inciso 4) consigna entre las diversas normas con
jerarqua legal, a los tratados (sin distincin alguna), no cabe sino admitir que los mismos tiene
valor normativo indiscutible y en consecuencia son plenamente aplicables por los jueces y
tribunales peruanos. Bajo dicha perspectiva y habiendo sido aprobado por nuestro pas el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Polticos mediante Decreto Ley N 22128 y posteriormente
ratificado mediante instrumento de adhesin del doce de abril de mil novecientos setenta y ocho
(incluso ratificado nuevamente mediante la Disposicin General y Transitoria Dcimo Sexta de la
Constitucin Poltica de 1979, al igual que a su respectivo Protocolo Facultativo) es un hecho que
el citado instrumento supranacional forma parte integrante del sistema jurdico peruano, siendo
plenamente aplicable en va jurisdiccional ordinaria o especializada.
187
dem.
64
cualquier autoridad o funcionario renuente a acatar, no slo los actos administrativos sino
tambin las normas legales.188 (Las negritas son nuestras)
Si tenemos en cuenta que en virtud del artculo 201 de la Constitucin Poltica del Per y del artculo 1 de
la Ley 26435 Ley Orgnica del Tribunal Constitucional ste es el rgano de control de la
constitucionalidad, lo que quiere decir que el Tribunal es la instancia suprema en el sentido que una vez
que se pronunci, nadie puede ir contra su interpretacin, incluidos el Poder Legislativo, el Ejecutivo y el
Judicial;189 podemos concluir que, lamentablemente, el Tribunal con esta sentencia, deja poco espacio
para una interpretacin diferente. Esta conclusin se ve confirmada con la primera disposicin general de
la Ley 26435 que establece expresamente que:
Los jueces y tribunales interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los
reglamentos segn los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretacin de los
mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de
procesos.190
Con lo cual, se coloca al magistrado en una verdadera encrucijada: o bien afirma que las normas
contenidas en tratados de derechos humanos tienen rango constitucional, contraviniendo con ello la
supremaca del Tribunal en materia de interpretacin, resguardando internacionalmente al Estado
Peruano, pero generando una responsabilidad hacia s mismo de carcter interno, por infraccin de la
Constitucin y de la ley; o bien acata la supremaca del Tribunal Constitucional en materia de
interpretacin y concluye que los tratados de derechos humanos tienen simplemente rango de ley,
determinando con ello la eventual responsabilidad internacional del Estado Peruano, en caso este posea
normas legales o constitucionales contrarias a un tratado de derechos humanos.
Sobre esto ltimo, no debemos olvidar la reiterada jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el sentido de afirmar la prevalencia de la norma internacional sobre la norma interna,
sealando adems que el cumplimiento por parte de agentes o funcionarios del Estado de una norma
manifiestamente contraria a un tratado como la Convencin Americana genera no solo responsabilidad
internacional para tal Estado sino tambin eventualmente, responsabilidad internacional para los agentes o
funcionarios que ejecutaron el acto.191 Esto ocurri en el Caso Barrios Altos, donde se confirm la
primaca de los Tratados de Derechos Humanos sobre cualquier norma interna con rango de ley,
188
65
estableciendo a partir de ello la responsabilidad internacional del Estado peruano por dictar leyes de
amnista, incompatibles con la Convencin de Americana sobre Derechos Humanos.192
En consecuencia, creemos que esta encrucijada debe resolverse de la manera ms rpida y lgica posible,
esto es, que el Tribunal Constitucional a travs de una nueva sentencia, corrija las deficiencias de su
anterior fallo el mismo que fue adoptado tan solo con cuatro votos.
2.7.4.
A la fecha, el Estado peruano forma parte de diversos tratados sobre Derechos Humanos, tanto en el
mbito de la Organizacin de las Naciones Unidas como de la Organizacin de Estados Americanos. En
este sentido, los tratados de mayor aplicacin por parte de nuestros magistrados en esta materia,
obligatorios para el Per, son los siguientes:
2.7.4.1.
-
En el mbito universal
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (en vigor para el Per desde el 28 de julio de
1978).193
Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (en vigor para el Per
desde el 3 de enero de 1981).
Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (en vigor para el Per desde el 28
de julio de 1978).194
Convencin Internacional sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin Racial (en
vigor para el Per desde el 29 de octubre de 1971).
Convencin sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer (en vigor
para el Per desde el 13 de octubre de 1982).
192
Ver los puntos 3 y 4 de la parte resolutiva del caso Barrios Altos. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Barrios
Altos (Chumbipuma Aguirre y otros vs. Per). Sentencia del 14 de marzo de 2001. Serie C, n. 75.
193
Se debe sealar que en virtud de este Pacto se cre el Comit de Derechos Humanos, el cual tiene tres funciones bsicas: a) Revisar los
informes anuales sobre el cumplimiento de este Pacto presentados por cada uno de los Estados Miembros, pudiendo plantear observaciones a los
mismos; b) recibir y examinar comunicaciones de un Estado parte que alegue el imcumplimiento del Pacto por otro Estado parte, pudiendo en
este caso tan solo emitir un informe al trmino del proceso; y c) recibir y considerar las comunicaciones de los individuos que aleguen ser
vctimas de violaciones de cualquiera de sus derechos contemplados en el Pacto, pudiendo el Comit formular observaciones al informe del
Estado presuntamente transgresor (esta tercera funcin fue agregada por el Protocolo facultativo). En los siguientes captulos haremos
permanente mencin a las observaciones formuladas por este Comit en relacin al contenido y alcances de diversos derechos humanos.
194
A diferencia de los otros cinco rganos de derechos humanos creados en virtud de tratados, el Comit de Derechos Econmicos, Sociales y
Culturales no se cre en virtud del instrumento correspondiente. Antes bien, el Comit fue creado por el Consejo Econmico y Social, a raz de la
defectuosa actuacin de dos rganos a los que se haba encomendado anteriormente la vigilancia del Pacto. El Comit, creado en 1985, se reuni
por primera vez en 1987 y hasta la fecha ha celebrado 14 perodos de sesiones.
La funcin primordial del Comit es vigilar la aplicacin del Pacto por los Estados Partes. Para ello se esfuerza en fomentar un dilogo
constructivo con los Estados Partes y procura determinar por diversos medios si los Estados Partes aplican adecuadamente o no las normas
contenidas en este, y cmo podran mejorarse su aplicacin y cumplimiento para que todas las personas con derecho a gozar de los derechos
consagrados en l puedan efectivamente gozar de ellos plenamente.
66
Convencin relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseanza (en vigor
para el Per desde el 19 de marzo de 1967).
Convenio (N 111) relativo a la Discriminacin en Materia de Empleo y Ocupacin (en vigor para el
Per desde el 10 de agosto de 1971).
Convenio Internacional sobre la Represin y el Castigo del Crimen de Apartheid (en vigor para el
Per desde el 1 de diciembre de 1978).
Convencin Internacional contra el Apartheid en los Deportes (en vigor para el Per desde el 6 de
agosto de 1988).
Convencin contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (en vigor
para el Per desde el 6 de agosto de 1988).
Convencin para la Prevencin y la Sancin del Delito de Genocidio (en vigor para el Per desde el
24 de mayo de 1960).
Convencin sobre los Derechos Polticos de la Mujer (en vigor para el Per desde el 25 de setiembre
de 1975).
Convencin sobre los Derechos del Nio (en vigor para el Per desde el 4 de octubre de 1990).
Protocolos Facultativos de la Convencin sobre los Derechos del Nio relativos a la Venta de Nios,
la Prostitucin Infantil y la Utilizacin de Nios en la Pornografa.
Anexo I. Protocolo Facultativo de la Convencin sobre los Derechos del Nio relativo a la
Participacin de Nios en los Conflictos Armados (en vigor para el Per desde el 8 de junio del
2002).
Anexo II. Protocolo Facultativo de la Convencin sobre los Derechos del Nio relativo a la Venta de
Nios, la Prostitucin Infantil y la Utilizacin de Nios en la Pornografa (en vigor para el Per desde
el 8 de junio del 2002).
Convenio (N 11) relativo a los Derechos de Asociacin y de Coalicin de los Trabajadores Agrcolas
(en vigor para el Per desde el 10 de octubre de 1945).
Convenio (N 29) relativo al Trabajo Forzoso u Obligatorio (en vigor para el Per desde el 1 de
febrero de 1961).
Convenio (N 105) relativo a la Abolicin del Trabajo Forzoso (en vigor para el Per desde el 6 de
diciembre de 1961).
Inspirndose en la competencia jurdica y la experiencia prctica de sus miembros, el Comit tambin puede ayudar a los gobiernos a cumplir con
sus obligaciones en virtud del Pacto, formulando sugerencias y recomendaciones especficas legislativas, de poltica y de otra ndole, para la
realizacin ms eficaz de los derechos econmicos, sociales y culturales, a partir de los informes que los Estados estn obligados a presentarle.
67
Convenio (N 122) relativo a la Poltica del Empleo (en vigor para el Per desde el 27 de julio de
1968).
Convencin (N 151) sobre la Proteccin del Derecho de Sindicacin y los Procedimientos para
Determinar las Condiciones de Empleo en la Administracin Pblica (en vigor para el Per desde el
27 de octubre de 1981).
Convencin (N 87) relativo a la Libertad Sindical y a la Proteccin del Derecho de Sindicacin (en
vigor para el Per desde el 2 de mayo de 1961).
Convenio (N 169) sobre Pueblos Indgenas y Tribales en Pases Independientes (en vigor para el
Per desde el 2 de febrero de 1995).
Convencin sobre el Estatuto de los Refugiados (en vigor para el Per desde el 21 de diciembre de
1964).
Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados (en vigor para el Per desde el 15 de setiembre de
1983).
Protocolo contra el Trfico Ilcito de Migrantes por Tierra, Mar y Aire, que complementa la
Convencin de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (en vigor para
el Per desde el 24 de enero del 2002).
2.7.4.2.
-
Convencin Americana sobre Derechos Humanos (en vigor para el Per desde el 28 de julio de
1978).
Convencin Interamericana para la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin contra las
Personas con Discapacidad (en vigor para el Per desde el 30 de setiembre del 2001).
Convencin Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (en vigor para el Per desde el 28 de
abril de 1991).
Convencin Interamericana sobre Desaparicin Forzada de Personas (en vigor para el Per desde el
15 de marzo del 2002).
Convencin Interamericana sobre Concesin de los Derechos Polticos a la Mujer (en vigor para el
Per desde el 11 de junio de 1956).
Convencin sobre el Asilo (en vigor para el Per desde el 21 de junio de 1945).
68
Convencin sobre el Asilo Poltico (en vigor para el Per desde el 9 de marzo de 1960).
Convencin sobre el Asilo Diplomtico (en vigor para el Per desde el 2 de julio de 1962).
3.
Otro de los instrumentos internacionales que suele consagrar derechos a favor de la persona es la
declaracin. En efecto, al igual que los tratados, existen algunas declaraciones formuladas por los Estados
en el mbito de ciertas organizaciones internacionales, que reconocen importantes derechos
fundamentales de la persona, habiendo adquirido algunas de ellas carcter vinculante. A continuacin,
analizaremos el concepto y valor jurdico de estos instrumentos internacionales as como las
declaraciones obligatorias para el Per.
3.1.
La doctrina de los publicistas entiende que las declaraciones son actos solemnes por los cuales
representantes gubernamentales proclaman su adhesin y apoyo a principios que se juzgan como de gran
valor y perdurabilidad, pero que no son adoptados con la formalidad ni con la fuerza vinculante de los
tratados.196
Sin embargo, los efectos jurdicos de una declaracin en general, no responden a un enunciado nico y
dependen, entre otras cosas, de las circunstancias en que la declaracin se hayan emitido y del valor que
se le haya reconocido a la hora de invocar los principios proclamados.197 As, si se tratase de una
declaracin en sentido clsico; es decir, de una simple proclamacin de principios por parte de un grupo
de Estados, emitida en forma independiente o en el seno de una organizacin internacional a travs de una
resolucin, la doctrina entiende que estamos solo frente a un conjunto de recomendaciones.
En apoyo de esto, en 1962, la Comisin de Derechos Humanos de Naciones Unidas solicit una opinin a
la Secretara General de la ONU en torno a la diferencia existente entre declaraciones y
recomendaciones, en lo que concierne a sus implicancias jurdicas. La Secretara General respondi que:
195
Vase NOVAK, Fabin. La Declaracin Universal de Derechos Humanos Cincuenta Aos Despus, en: Agenda Internacional, ao IV, n.
10, enero-junio de 1998, pp. 75-86.
196
NIKKEN, Pedro. La Fuerza Obligatoria de la Declaracin Universal de Derechos Humanos, en: Revista de la Facultad de Ciencias
Jurdicas y Polticas de la Universidad Central de Venezuela. Caracas, n. 75, Ao XXXV, 1990, p. 331.
197
NIKKEN, Pedro. La Proteccin Internacional de los Derechos Humanos. Su Desarrollo Progresivo. Madrid: Civitas, Instituto Interamericano
de Derechos Humanos, 1987, p. 38.
69
una recomendacin es adoptada por resolucin de un rgano de Naciones Unidas. Como tal, no
puede ser vinculante sobre los Estados miembros.198
De lo expuesto es posible concluir, que en principio, las declaraciones carecen de efectos jurdicos
vinculantes, no solo en virtud de su contenido eminentemente programtico, sino tambin por la forma
que revisten, esto es, por estar generalmente contenidas en resoluciones emitidas por rganos de una
organizacin internacional que carecen de competencia para emitir decisiones obligatorias.
Este es, precisamente, el caso de las declaraciones emitidas mediante resoluciones de la Asamblea
General de Naciones Unidas y de la Organizacin de Estados Americanos. Sobre el primer caso, Jimnez
de Archaga seala:
Segn la Carta (de Naciones Unidas) las resoluciones de la Asamblea General dirigidas a los
Estados tienen la naturaleza de recomendaciones. Estas resoluciones no se mencionan entre las
fuentes del Derecho enumeradas en el artculo 38 del Estatuto.199
Partiendo de esta premisa, resulta especialmente importante analizar la naturaleza jurdica particular de
dos declaraciones fundamentales para el posterior desarrollo de los derechos humanos. Nos referimos a la
Declaracin Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas y a la Declaracin Americana de
Derechos y Deberes del Hombre.
3.2.
3.2.1.
198
34 ECOSOC, Official Records, supplement n. 8, E/3616/Rev. 1, 1962, p. 15. Vase FAUNDEZ LEDESMA, Hctor. La Declaracin
Universal de Derechos Humanos (40 Aos Despus), en: Revista de la Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas de la Universidad Central de
Venezuela. Caracas, n. 75, ao XXXV, p. 286.
199
JIMNEZ DE ARCHAGA, Eduardo. El Derecho Internacional Contemporneo. Madrid: Tecnos, 1980, p. 38.
200
Suscrita y proclamada en Pars, el 10 de diciembre de 1948, por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolucin n. 217 A (III).
Esta Declaracin fue aprobada internamente por el Congreso del Per mediante Resolucin Legislativa n. 13282 del 15 de diciembre de 1959.
70
La Declaracin Universal, como hemos dicho, no tiene valor obligatorio; es decir, al ser aprobada
por medio de una Resolucin de la Asamblea General, no posee valor vinculante para los Estados,
aunque si tiene un valor moral innegable.201
[] que un Estado [] viole los Derechos Humanos, en el sentido como los concibe la
Declaracin, no puede considerarse, en la opinin pblica de las naciones, como un Estado
conforme a las ideas aceptadas por la comunidad internacional. Es un deber ideolgico adecuarse
a la Declaracin []. El hecho de que la Declaracin fuera aprobada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas, creada para iniciar un nuevo captulo en la historia de la humanidad, le
atribuye a la Declaracin un peso moral suficiente como para constituirse en gua cultural que se
impone a las sociedades. Y aunque como ya se ha indicado no sea jurdicamente obligatoria es
tal su fuerza ideolgica como para conducir necesariamente, con el paso del tiempo, a una
determinacin jurdica misma.203
En segundo lugar, este mismo sector que niega el carcter vinculante de la Declaracin Universal, seala
que la propia denominacin del instrumento como Declaracin confirmara tal hiptesis, en tanto alude a
un documento no compromisorio.
Como tercer argumento se seala que durante la elaboracin de la Declaracin Universal de Derechos
Humanos, se dej expresa constancia de que habra dos instrumentos internacionales relativos a los
derechos humanos: a) Una Declaracin, conteniendo los principios generales aceptados por todos, pero
201
DIEZ VELASCO, Manuel. Instituciones de Derecho Internacional Pblico. Madrid: Tecnos, 1991, p. 564.
ORA, Jaime y GMEZ ISA, Felipe. La Declaracin Universal de los Derechos Humanos. Un breve comentario en su 50 aniversario. 2
edicin. Bilbao: Universidad de Deusto, 1998, p. 78, nota 93.
203
ARNOLD, Rainer. La Declaracin Universal de Derechos Humanos y su importancia para el desarrollo de la Cultura del Derecho. En: La
Declaracin Universal de los Derechos Humanos en su Aniversario. Barcelona: Bosch, 1998, pp. 61-62. Citado por: RUDA, Juan Jos. Algunas
Consideraciones a propsito del Cincuentenario de la Declaracin Universal de Derechos Humanos. En: NOVAK, Fabin y Juan Jos RUDA
(eds.). Cincuenta Aos de la Declaracin Universal de Derechos Humanos. Lima: Instituto de Estudios Internacionales Instituto Riva Agero,
1999.
202
71
meramente exhortatoria y no vinculante para los Estados, y b) Un tratado, que desarrollara los principios
contenidos en la Declaracin.
Finalmente, el propio texto de la Declaracin Universal confirmara segn este primer grupo de
autores que no tiene carcter vinculante, al afirmar la Declaracin como un ideal comn por el que
todos los pueblos y naciones deben esforzarse.204
En sntesis, para esta primera vertiente de la doctrina, la Declaracin Universal de Derechos Humanos no
sera obligatoria en funcin de:
Sin embargo, si bien cuando se adopt el texto de la Declaracin Universal no se tuvo en mente atribuirle
carcter vinculante, en la actualidad se ha convertido en un instrumento obligatorio. En este sentido,
seala Vasak:
Siendo originariamente una fuente de inspiracin y base de normas universales y regionales para
la proteccin de los derechos humanos, la Declaracin Universal, al cabo de los aos, cambi su
carcter para convertirse en fuente de derecho.205
3.2.1.1.
204
72
Un primer sector de la doctrina sostiene que la fuerza vinculante de la Declaracin Universal de Derechos
Humanos se derivara de considerarla como una interpretacin autntica de las disposiciones de la Carta
de la ONU relativas a Derechos Humanos, documento que s tiene carcter obligatorio para los Estados
miembros.207 Esta fue precisamente la posicin asumida por el juez Tanaka en el Asunto del frica SudOccidental al sealar que an cuando la Declaracin no era vinculante en si misma, ella constitua la
prueba de la interpretacin y aplicacin de las disposiciones relevantes de la Carta.208 De la opinin del
juez Ammoun en el Asunto Barcelona Traction se concluye lo mismo, cuando seal:
[] ciertos autores, por su parte, ven en esto una interpretacin basada en un argumento derivado
del texto mismo de la Carta, reforzada por una interpretacin teleolgica de ese instrumento
constitucional internacional, el cual supone la existencia de derechos y libertades del hombre que
no son solamente morales (sino) [] tambin tienen un carcter jurdico por la naturaleza de la
materia.209
No debemos olvidar que la Convencin de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados seala en su
artculo 31 que, para los fines de interpretar un tratado, el contexto comprende cualquier prctica
subsecuente. En este sentido, se entiende que la Declaracin Universal, al constituir una interpretacin
subsiguiente de la Carta de Naciones Unidas, se ve tambin investida de su fuerza vinculante.
207
73
utilizados por las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas relativas a derechos
humanos.210
3.2.1.2.
Un segundo sector de la doctrina entiende ms bien que la fuerza vinculante de la Declaracin Universal
proviene de la coincidencia existente entre el contenido de sta y la costumbre internacional.211 Dez de
Velasco tericamente, acepta esta posibilidad. El profesor espaol sostiene que:
El hecho de que la Asamblea est compuesta por representantes de casi todos los Estados del
mundo confiere una especial significacin a sus resoluciones en los planos poltico, moral y
jurdico. Por lo que se refiere a este ltimo, la falta de competencia de la Asamblea General para
interpretar automticamente la Carta y la falta de competencia legislativa strictu sensu no impiden
que las resoluciones contribuyan a la gestacin y a la cristalizacin bien de prcticas
interpretativas de la Carta, bien de nuevas costumbres internacionales.212
Es posible, entonces, que la Declaracin sea el punto de partida de la prctica de los Estados que, de
alcanzar el rango legal y necesario, se integrara al derecho consuetudinario. En este sentido, la Corte
Interamericana de Justicia, de conformidad con su estatuto, ha reiterado repetidamente la concepcin
clsica de costumbre, exigiendo la concurrencia de dos elementos: consuetudo (una prctica generalizada
y uniforme en el tiempo) y opinio iuris (que la prctica sea repetida por conviccin jurdica), para la
formacin de la norma consuetudinaria. As, en el Asunto de la Plataforma Continental del Mar del
Norte, seal que:
Es indispensable que [] la prctica de los Estados, incluidos aquellos que estn especialmente
interesados, haya sido amplia y prcticamente uniforme en el sentido de la disposicin que se
invoca y que, adems, se haya manifestado de modo que permita establecer un reconocimiento
general de que nos hallamos en presencia de una norma y de una obligacin jurdica.214
210
CARRILLO SALCEDO, Juan Antonio. Soberana de los Estados y Derechos Humanos en el Derecho Internacional Contemporneo. Madrid:
Tecnos, 1996, pp. 51-53.
211
FAUNDEZ LEDESMA, Hctor. Ob. cit., p. 292.
212
DIEZ DE VELASCO, Manuel. Ob. cit., t. II, p. 59.
213
COMISIN DE DERECHOS HUMANOS. Doc. E/3616/Rev 1/105-4, adoptado el 12/7/62.
214
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA. Reports, 1969, prr. 74. NIKKEN, Pedro. Ob. cit., p. 338.
74
Para Nikken, una primera aproximacin al asunto nos lleva a concluir que, acaso el problema menos
difcil se plantea en relacin a la opinio iuris. Su observacin se basa en los numerosos actos colectivos
internacionales donde los Estados aparecen reconociendo expresa o implcitamente el carcter jurdico
obligatorio de la Declaracin Universal.215 As, la Declaracin sobre la Concesin de la Independencia a
los Pases y Pueblos Coloniales, del 14 de diciembre de 1960, expres que: todos los Estados debern
observar fiel y estrictamente las disposiciones [] de la Declaracin Universal de Derechos
Humanos.216
La Proclamacin de Tehern, aprobada en 1968, con el voto unnime de los 84 Estados representados en
la Conferencia Internacional de Derechos Humanos, tambin seal:
La Declaracin Universal de Derechos Humanos enuncia una concepcin comn a todos los
pueblos de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana y la
declara obligatoria para la Comunidad Internacional.217
Tambin resulta significativa el Acta Final de Helsinski del 1 de agosto de 1975, suscrita por 33 pases de
Europa, Estados Unidos y Canad. El Principio VII del Acta Final dispone:
En consecuencia, en este caso, ofrece pocas dudas la presencia del elemento psicolgico de la costumbre.
En relacin al elemento material o histrico, compuesto de una prctica reiterada y uniforme (continuidad
en el tiempo) de un grupo de Estados (generalidad en el espacio), existe discrepancia en la doctrina. Para
algunos, como Daniel ODonnell, la Declaracin Universal de Derechos Humanos ha sido incorporada al
215
75
corpus del derecho consuetudinario por la prctica de los Estados de la ONU.218 Otros como Pedro
Nikken, niegan la presencia de este segundo elemento. Para Nikken este elemento sera confirmado si las
infracciones contra la Declaracin Universal son tratadas en los ordenamientos jurdicos nacionales como
violaciones a una regla de derecho.219 Destaca que las infracciones, por numerosas que sean, no
constituyen necesariamente una ruptura de la prctica general que constituye la base material de la
costumbre. Esas infracciones son incluso frecuentes en el caso de ciertos principios incorporados al
derecho consuetudinario, sin que esa circunstancia afecte su valor jurdico, tal como ocurre con la no
intervencin o la prohibicin de la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza.220
En efecto, la infraccin puede ser ms bien la ocasin para confirmar que una prctica general es aceptada
como regla de derecho. Sobre esto la Corte Internacional de Justicia ha sealado:
La Corte no considera que para que una regla quede establecida como consuetudinaria, la
prctica correspondiente deba conformarse rigurosamente a esa regla. Le parece suficiente para
deducir la existencia de reglas consuetudinarias que los Estados conformen a ellas su conducta de
una manera general y que traten los comportamientos no conformes a las reglas en cuestin como
violaciones de sta y no como manifestaciones del reconocimiento de una nueva regla.221
En este sentido, sostiene Nikken, la violacin de los derechos proclamados por la Declaracin Universal
no implica para los Estados, en todos los casos, una violacin a una regla de su derecho interno. Si bien,
en el caso de ciertos derechos, la obligacin de respetarlos o al menos la prohibicin de lesionarlos
sistemticamente podra considerarse un mandato de los ordenamientos jurdicos nacionales, como ocurre
con el derecho a la vida (art. 3), la prohibicin de la esclavitud y servidumbre (art. 4), o de la tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (art. 5); no sucede lo mismo con otros derechos,
como aquel que establece la igualdad de derechos entre los cnyuges (art. 16.1).222 Sobre este ltimo
derecho, resea Ora y Gmez:
[] algunas delegaciones del mundo islmico presentes en las discusiones que condujeron a la
aprobacin de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos expresaron ciertas reservas al
respecto motivadas fundamentalmente por factores de tipo cultural y de tipo religioso. Tanto es as
que, finalmente, [] Arabia Saudi se abstuvo en la votacin final sobre la Declaracin Universal
porque no estaba totalmente de acuerdo con la redaccin final de este artculo 16 y del artculo 18
[] En este sentido, un gran conocedor de los derechos humanos como es el internacionalista
218
76
En tal sentido, Nikken concluye sealando que el elemento material de la costumbre no estara del todo
presente en el caso, en tanto la integracin de los derechos consagrados por la Declaracin Universal en
los ordenamientos jurdicos nacionales es solo parcial.224 Por tanto, solo algunos derechos consagrados en
la Declaracin Universal seran de obligatorio cumplimiento, al haberse convertido en normas
consuetudinarias.
3.2.1.3.
Una tercera posicin, encabezada por Carrillo Salcedo, entiende que la Declaracin Universal de
Derechos Humanos resulta obligatoria en tanto es expresin jurdica positiva de un principio
generalmente aceptado en el Derecho Internacional contemporneo: el de la dignidad de la persona
humana.225 Entiende que la Declaracin Universal contiene un conjunto de principios generales del
derecho sobre los que existe aceptacin universal.
En este sentido, la Corte Internacional de Justicia en el Asunto Barcelona Traction seal que es una
obligacin internacional erga omnes el respeto de los derechos humanos: incumbe a todo Estado con
respecto a la Comunidad Internacional en su conjunto y todo Estado tiene un inters jurdico en la
proteccin de los derechos humanos.226 De igual modo la Corte Internacional de Justicia en su sentencia
del 24 de mayo de 1980, dictada en el Asunto del Personal Diplomtico y Consular de los Estados
Unidos en Tehern, concluy:
223
77
Debemos resaltar que esta postura fue ya anunciada por Cassin en los aos 40, cuando en relacin al valor
jurdico de la Declaracin Universal seal que esta estaba llamada a integrarse a los principios
generales del derecho, en el sentido del artculo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia y que
era un elemento de la comunidad de derecho llamado a definir un orden pblico universal.228 Pasados
veinte aos, el mismo Cassin confirmara su hiptesis, al sealar: est probado que progresivamente los
principios que ella (la Declaracin) proclama incluso antes de su inclusin en pactos obligatorios, han
entrado en el mbito del derecho positivo.229
Sin embargo, al igual que en el caso anterior, se puede afirmar que no todas las disposiciones contenidas
en la Declaracin Universal se han convertido en principios generales del derecho. Solo algunas de ellas,
han alcanzado este grado de reconocimiento.
En sntesis, no cabe duda que gran parte de los derechos contenidos en la Declaracin Universal de
Derechos Humanos han sido recogidos por la prctica reiterada y uniforme de los Estados y, en ese
sentido, forman parte del derecho consuetudinario. Sin embargo, creemos que tambin otra parte de estos
derechos han sido consagrados como principios generales del derecho; y un ncleo menor, constituyen
normas de ius cogens. Sobre esto ltimo, destaca Carrillo Salcedo:
En otras palabras, todas las disposiciones contenidas en la Declaracin Universal de Derechos Humanos
tienen hoy carcter obligatorio, al haber sido consagradas en normas internacionales de origen diverso:
consuetudinario, principios generales del derecho, e incluso, normas de ius cogens.
Debemos recordar adems que en el caso especfico del Per, la Declaracin Universal fue incorporada a
nuestro ordenamiento jurdico interno mediante Resolucin Legislativa N 13282 del Congreso de la
Repblica, del 15 de diciembre de 1959. Adicionalmente, la cuarta disposicin final y transitoria de la
Constitucin vigente establece la obligacin de interpretar las normas relativas a los derechos y a las
227
78
libertades que dicho instrumento reconoce, de conformidad con la Declaracin Universal de Derechos
Humanos, todo lo cual, pone en evidencia su indubitable carcter jurdico obligatorio.
3.2.2.
A manera de interpretacin autorizada, los Estados miembros han entendido que la Declaracin
(Americana) contiene y define aquellos derechos humanos esenciales a los que la Carta se refiere,
de manera que no se puede interpretar y aplicar la Carta de la Organizacin en materia de
derechos humanos, sin integrar las normas pertinentes de ella con las correspondientes
disposiciones de la Declaracin, como resulta de la prctica seguida por los rganos de la OEA.231
De este prrafo se desprende claramente que para la Corte Interamericana de Derechos Humanos la
Declaracin Americana tiene efectos jurdicos innegables, pues no solo determina los derechos humanos
consagrados en la Carta de la OEA, sino que ella misma debe ser tomada en cuenta a efectos de
interpretar y aplicar la referida Carta.
Mas an, como veremos en el siguiente captulo, tratndose de los Estados miembros de la OEA que no
son parte de la Convencin Americana, sobre ellos cabe la competencia de la Comisin Interamericana de
Derechos Humanos, precisamente para velar por el cumplimiento de los artculos consagrados en la
Declaracin Americana y en la Carta de la OEA, cuya violacin puede ser materia de peticin por parte
de otros Estados como de particulares. Ello pone en evidencia el carcter vinculante de las disposiciones
contenidas en la Declaracin Americana.
Finalmente, la propia Convencin Americana sobre Derechos Humanos, establece en su artculo 29 literal
d, que:
231
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva Otros Tratados. OC-1/82 del 29 de setiembre de 1982,
prr. 43.
79
d. Excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaracin Americana de Derechos y Deberes
del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza.
CUESTIONARIO
CASO PRCTICO
Gonzalo Rivera es un obrero minero que labora desde hace veinte aos en la empresa SUPERCOBRE
S.A. Sin embargo, desde hace seis meses, fecha en la que opt por conformar y liderar un sindicato en su
empresa, ha comenzado a ser vctima de hostigamientos y malos tratos por parte del Gerente General,
quien finalmente termin por despedirlo. Esto ltimo ha llevado al seor Rivera ha interponer una accin
de amparo ante el Poder Judicial aduciendo la violacin de su derecho a la libertad de asociacin.
Sin embargo, avanzado el proceso, el juez de primera instancia declara infundada la demanda del seor
Rivera, amparado bsicamente en cuatro argumentos fundamentales:
80
Cul es su opinin, en relacin a cada uno de los cuatro argumentos contenidos en la resolucin?
81
CAPTULO 3
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIN
DE LOS DERECHOS HUMANOS:
LA IMPORTANCIA DE SUS INFORMES Y RESOLUCIONES
OBJETIVO: En este captulo se busca que los magistrados conozcan de manera general las
caractersticas del sistema interamericano de proteccin de los derechos humanos, destacando la
importancia y el valor jurdico de los Informes de la Comisin Interamericana as como de las
Sentencias y Opiniones Consultivas de la Corte Interamericana de DDHH, a efectos de ser tomados
en cuenta al momento de resolver procesos internos.
1.
Introduccin
El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos es un sistema regional creado por los
Estados miembros de la Organizacin de Estados Americanos (OEA), en el que se establecen derechos y
libertades a favor de los individuos, obligaciones para los Estados Miembros, y mecanismos de
promocin y proteccin de los derechos humanos. La labor de promocin de estos derechos
fundamentales es de carcter amplio e inclusivo y est a cargo de todos los rganos de la OEA. Mientras
que, la proteccin de estos derechos, conforme al artculo 33 de la Convencin Americana sobre
Derechos Humanos, es competencia de la Comisin y Corte Interamericanas de Derechos Humanos.
Precisamente, el presente captulo, est dedicado al estudio del actual Sistema Interamericano de
Proteccin de los Derechos Humanos, a travs del anlisis de sus principales mecanismos de proteccin
como son: la Comisin y la Corte Interamericana, teniendo en cuenta las ltimas reformas llevadas
adelante en el reglamento de ambos organismos.232 Al respecto, incidiremos en la importancia y valor
jurdico de los Informes de la Comisin Interamericana as como de las Sentencias y Opiniones
Consultivas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a efectos de ser tomadas en cuenta por
nuestros magistrados, al momento de resolver procesos internos.
Estas reformas quedaron plasmadas en los nuevos reglamentos de la Comisin y Corte Interamericana. El nuevo reglamento de la Comisin
fue aprobado en su 109 perodo extraordinario de sesiones, en diciembre de 2000 y entr en vigor el 1 de mayo de 2001, mientras que el de la
Corte Interamericana fue aprobado por este organismo en su XLIX perodo ordinario de sesiones, celebrado del 16 al 25 de noviembre de 2000 y
entr en vigor el 1 de junio del 2001.
82
humanos.233 En este sentido, cabra recordar lo sealado por el Cdigo Procesal Constitucional de 2004,
que al respecto seala:
El contenido y alcances de los derechos constitucionales protegidos por los procesos regulados en
el presente Cdigo deben interpretarse de conformidad con la Declaracin Universal de Derecho
Humanos, los Tratados sobre derechos humanos, as como de las decisiones adoptadas por los
Tribunales Internacionales sobre derechos humanos constituidos segn Tratados de los que el
Per es parte.234 [La negrita es nuestra]
Y es que, tanto la jurisprudencia de la Corte Interamericana como sus Opiniones Consultivas, muchas
veces precisan el verdadero sentido y alcance de los derechos humanos consagrados a favor del individuo,
despejando las dudas o ambigedades que pudieren existir en la norma o llenando las lagunas que
eventualmente pudieran presentarse.
En este sentido, resulta de vital importancia para un magistrado nacional, conocer la estructura y
funcionamiento del Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos y, en particular, el
valor jurdico de los informes y resoluciones dictados por sus rganos. Precisamente, al cumplimiento de
este propsito nos abocamos en las siguientes pginas.
2.
Sobre lo primero, el artculo 43 de la Convencin Americana establece que los Estados partes estn
obligados a proporcionar a la Comisin Interamericana los Informes que sta requiera sobre el modo en el
que su Derecho interno asegura y garantiza la aplicacin efectiva de las disposiciones de la Convencin.
Dichos Informes son examinados por la Comisin, pudiendo ella formular las recomendaciones que
considere convenientes. Una obligacin similar est contemplada en el artculo 42 de este instrumento,
cuando seala que los Estados debern remitir a la Comisin copia de los Informes y estudios que en sus
respectivos campos sometan anualmente a las Comisiones Ejecutivas del Consejo Interamericano para la
Educacin, la Ciencia y la Cultura.
233
SAIZ ARNAIZ, Alejandro. La Apertura Constitucional al Derecho Internacional y Europeo de los Derechos Humanos. El Artculo 10.2 de la
Constitucin Espaola. Madrid: Consejo General del Poder Judicial, 1999, pp. 210-211.
Artculo V del Ttulo Preliminar del Cdigo Procesal Constitucional.
235
FERNNDEZ DE CASADEVANTE, Carlos. El Sistema Americano: La Convencin Americana de 22 de Noviembre de 1969. En:
Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Madrid: Diles, 2000, p. 184.
234
83
Sin embargo, es a travs de los otros dos mecanismos de control (esto es, las denuncias), que el Sistema
Interamericano realmente alcanza un grado de eficiencia mayor en la proteccin de los derechos
humanos. Por tal razn, desarrollamos a continuacin el procedimiento a seguir para hacer efectivas estas
denuncias as como la estructura orgnica de las entidades llamadas a tramitarlas.
2.1.
El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos a diferencia del Sistema Europeo
236
posee una estructura dual, cuyos rganos son la Comisin y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. La Convencin Americana de Derechos Humanos contempla tres diferentes supuestos en los
que se pueden presentar denuncias individuales o interestatales ante estos organismos, dependiendo de los
cuales, ambos podrn ejercer distintas competencias.237
En el primer supuesto, las violaciones son cometidas por Estados miembros de la OEA que no han
ratificado la Convencin Americana sobre Derechos Humanos,238 como sucede por ejemplo con Estados
Unidos y Canad. En este supuesto la Comisin Interamericana a quien se dirige la peticin, se rige por la
Carta de la OEA y la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,239 as como por las
disposiciones generales (artculos 28 al 43 y 45 a 47) del Reglamento de la Comisin.
En el segundo supuesto, la violacin es cometida por Estados Miembros de la OEA que han ratificado la
Convencin Americana, pero no la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, como sucede por ejemplo con Jamaica. En este supuesto, la Comisin Interamericana se regir
no solo por la Carta de la OEA y la Declaracin Americana de Derechos y Deberes del Hombre sino
tambin por la Convencin Americana de Derechos Humanos y por el Reglamento de la Comisin.
Finalmente, en el tercer supuesto, la violacin es cometida por Estados Miembros de la OEA, que han
suscrito la Convencin Americana y que mediante declaracin unilateral han aceptado la jurisdiccin
contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,240 como sucede por ejemplo con el
236
Si bien en un inicio la estructura del Sistema Europeo de Proteccin de los Derechos Humanos era similar a la del Sistema Americano, a partir
del 1 de noviembre de 1998, esto cambi, al eliminarse la Comisin Europea de Derechos Humanos mediante el Protocolo Adicional n. 11 a la
Convencin Europea de Derechos Humanos.
237
BUERGENTHAL, Thomas y otros. Manual de Derecho Internacional Pblico. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1994, pp. 107-109.
238
Artculo 44 de la Convencin Americana. Vase GROS ESPIELL, Hctor. Reflexiones en torno a la Proteccin Internacional de los
Derechos Humanos en el Ambito Regional Americano, en: Cursos de Derecho Internacional de Vitoria Gasteiz, Bilbao: Servicio Editorial.
Universidad del Pas Vasco, 1987, pp. 170-171: Esta posibilidad que responde a una tradicin invariable del Sistema, est especialmente
prevista en el Estatuto y en el Reglamento de la Comisin: [] la amplitud excepcional del rgimen del artculo 44 [] fue uno de los logros
ms significativos alcanzados por la Convencin Americana.
239
AGUILAR, Andrs. Organizacin y Funcionamiento de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, en: Anuario Jurdico
Interamericano. Washington: OEA, 1985, pp. 163-191.
240
Los Estados miembros de la OEA que han aceptado la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son:
Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Hait, Honduras, Mxico, Nicaragua,
Panam, Paraguay, Per, Repblica Dominicana, Suriname, Uruguay y Venezuela.
84
Per.241 En este ltimo supuesto el sistema de proteccin interamericano de derechos humanos despliega
toda su capacidad, al permitir no solo la aplicacin de los instrumentos antes referidos sino tambin la
intervencin de la Comisin y Corte Interamericanas de Derechos Humanos.242 Este, es el supuesto que
estudiaremos a continuacin, por constituir el esquema mas completo de proteccin de los derechos
humanos a nivel de la regin americana.
2.2.
Esta celebra al menos dos perodos ordinarios de sesiones al ao y el nmero de sesiones extraordinarias
que considere necesario. Puede crear relatoras, grupos de trabajo o comits, para el mejor cumplimiento
de sus funciones, debiendo la Comisin establecer en cada caso las caractersticas del mandato.246
2.2.1.
241
Cabe sealar que el Per en 1999 mediante una declaracin unilateral plante su retiro con efectos inmediatos de la competencia contenciosa
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, la Corte determin que un Estado puede retirarse del sistema nicamente a
travs del medio que estipula la propia Convencin Americana, sealado en el artculo 78, es decir, a travs de la denuncia de la Convencin, tal
como lo hizo Trinidad y Tobago en 1999. En tal sentido, la Corte consider la pretensin peruana como inadmisible, y continu conociendo de
los casos no obstante la rebelda del Estado peruano. Vase CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Asunto Ivcher
Bronstein. Sentencia del 24 de setiembre de 1999, Serie C, n. 54; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Asunto
Tribunal Constitucional. Sentencia del 24 de setiembre de 1999, Serie C, n. 55.
242
PINTO, Mnica. Las Relaciones entre los rganos del Sistema. En: El Futuro del Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos
Humanos. San Jos, pp. 171-172.
243
Vase el artculo 1 del Estatuto de la Comisin, aprobado mediante Resolucin n. 447 de la Asamblea General de la OEA, en su noveno
perodo de sesiones, celebrado en La Paz, Bolivia, en octubre de 1979. Tambin vase SEPLVEDA, Csar. Mxico, la Comisin
Interamericana y la Convencin Americana sobre Derechos Humanos. En: La Proteccin Internacional de los Derechos Humanos. Balance y
Perspectivas. Mxico: UNAM, 1983, pp. 201-202.
244
Vase el artculo 16.1 del Estatuto de la Comisin.
245
Artculo 1 del Reglamento de la Comisin. Vase GROS ESPIELL, Hctor. Le Systme Interamericain comme rgime regional de
protection internationale des droits de lhomme, en: RCADI, Leyden: A.W. Sijthoff, 1975, tomo II, pp. 23-24; VASAK, Karel. La Commission
Interamericaine des Droits de lHomme. Pars: Librairie de Droit de Jurisprudence, 1968, pp. 32-36.
246
Artculo 15 del Reglamento de la Comisin.
247
Desde 1965 hasta 1994, la Comisin dio trmite a ms de 11,500 denuncias, de las cuales hasta 1998, haba enviado solo 18 casos ante la
Corte Interamericana, para que fueran procesados y sentenciados. Vase GROSSMAN, Claudio. Reflexiones sobre el Sistema Interamericano de
Proteccin y Promocin de los Derechos Humanos. En: La Corte y el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. San Jos: CIDH, 1994, p.
255. Tambin LANDA, Csar. Proteccin de los Derechos Fundamentales a travs del Tribunal Constitucional y la Corte Interamericana, en:
Revista IIDH, n. 27, enero-junio 1998, San Jos: IIDH, p. 102.
85
Estas violaciones tal como lo seala el artculo 23 del nuevo reglamento de la Comisin debern
referirse a alguno de los diferentes cuerpos normativos que rigen el destino de la OEA, a saber: la
Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convencin Americana sobre
Derechos Humanos, el Protocolo Adicional sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos
Econmicos, Sociales y Culturales, el Protocolo Relativo a la Abolicin de la Pena de Muerte, la
Convencin Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, la Convencin Interamericana sobre la
Desaparicin Forzada de Personas y la Convencin Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra la Mujer.
Cometida entonces la violacin por un Estado parte de cualquiera de los instrumentos sealados en el
acpite anterior, se puede dar inicio al mecanismo de proteccin regional, mediante el planteamiento de
una peticin a la Comisin para que investigue los hechos del caso en un procedimiento no jurisdiccional.
Como ya lo hemos sealado, la accin puede ser iniciada por un particular (peticin) o por un Estado
parte (comunicacin). En el primer supuesto se inicia un procedimiento individual, mientras que en el
segundo se inicia un procedimiento interestatal. Sin embargo, es importante sealar que este ltimo
mecanismo de denuncias interestatales nunca ha sido utilizado en el sistema interamericano.
La peticin individual puede ser presentada por cualquier persona,248 grupo de personas u ONG. En
consecuencia, la peticin no est limitada a la vctima249 tal como sucede en el sistema europeo,250 sino
que la legitimacin activa es ms amplia incluyendo a cualquier persona. En este orden de ideas, el
consentimiento de la vctima no es un requisito de la peticin.
En la peticin se debe sealar si los peticionarios desean que su identidad sea mantenida en reserva frente
al Estado.251 La peticin debe adems ser presentada dentro de los 6 meses siguientes a la fecha en que el
248
El Sistema Interamericano no brinda como el Sistema Europeo de Derechos Humanos ayuda financiera a los demandantes de escasos
recursos.
249
Sobre el concepto de vctima cabra sealar que a partir del caso Blake contra Guatemala (Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Sentencia del 24 de enero de 1998, serie C, n. 36), del Caso Villagrn Morales y otros (Corte Interamericana de Derechos Humanos, sentencia
del 19 de noviembre de 1999, serie C, n. 63) y del Caso Bmaca Velsquez (Corte Interamericana de Derechos Humanos, Sentencia del 25 de
noviembre de 2000, Serie C, n. 70), la Corte Interamericana incluye dentro del mismo a los familiares, bajo determinadas circunstancias. As, en
el segundo caso citado, el Tribunal estim que la falta de diligencia para establecer la identidad de las vctimas y dar aviso a sus familiares
inmediatos para que estos pudieran brindarles una sepultura acorde con sus tradiciones, valores o creencias, intensific el sufrimiento padecido
por los familiares. Asimismo consider que la violencia extrema ejercida sobre las vctimas por agentes estatales, as como su posterior abandono
en un paraje deshabitado, constituy para los familiares un trato cruel e inhumano, por lo cual tambin los consider vctimas. Vase VENTURA
ROBLES, Manuel E. La Corte Interamericana de Derechos Humanos: Camino hacia un Tribunal Permanente, en: XXVIII Curso de Derecho
Internacional. Ro de Janeiro: Comit Jurdico Interamericano y Secretara General de la Organizacin Estados Americanos, agosto de 2001, p.
114.
250
Artculo 34 de la Convencin Europea, reformada: El Tribunal podr conocer de una demanda presentada por cualquier persona fsica,
organizacin no gubernamental o grupo de particulares que se considere vctima de una violacin []. Vase PINTO, Mnica. La Denuncia
ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanos. Buenos Aires: Editores del Puerto, 1993, p. 35; SALVIOLI, Omar. El Sistema
Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos. En: Documentary File. Volumen II. Estrasburgo: Instituto Internacional de Derechos
Humanos - 32 Sesin, 2001, p. 160.
251
Artculo 28.b del Reglamento de la Comisin.
86
presunto lesionado ha sido notificado de la decisin nacional que agota los recursos internos.252 Sobre
esto ltimo, la Corte Interamericana se ha inclinado por considerar este plazo como uno de prescripcin,
por lo cual, el Estado demandado debe alegar su vencimiento como excepcin, de lo contrario puede
convalidar expresa o tcitamente el referido exceso.253
2.2.2.
Requisitos de admisibilidad
Una vez recibida la peticin por la Comisin, sta deber ser registrada en la Secretara Ejecutiva, quien
tiene la responsabilidad de verificar que los requisitos necesarios para la presentacin de una denuncia se
hayan cumplido (revisin inicial); de lo contrario, puede solicitarle al peticionario que los complete.254
Entre los requisitos que se exigen para admitir la peticin destaca el del agotamiento de los recursos
internos por parte del peticionario.255 Al respecto, seala Crdenas:
Este es un requisito a favor de los Estados, con el fin de evitar que su soberana se menoscabe al
no permitir que sean ellos los que corrijan por sus propios medios, las situaciones litigiosas dentro
de sus marcos institucionales.256
En efecto, frente a una violacin de derechos humanos, es el rgano judicial del Estado el encargado de
reparar tal transgresin. Solo en caso que el aparato judicial del Estado no lleve adelante la reparacin
debida, se abre la posibilidad de recurrir a la Comisin Interamericana. No debe olvidarse que conforme
al prembulo de la Convencin Americana la proteccin internacional de los derechos humanos es
coadyuvante o complementaria de la que ofrece el Derecho interno de los Estados Americanos. En este
sentido, el no cumplimiento de este requisito por el peticionario puede ser invocado por el Estado
denunciado en su escrito de excepciones preliminares, a fin de que la demanda no sea admitida. Sin
252
87
embargo, nada impide al Estado denunciado renunciar a esta exigencia, tal como ha sido consagrado por
la jurisprudencia interamericana.257
257
Vase el Asunto Viviana Gallardo contra Costa Rica, del 13 de noviembre de 1981.
MANSEL, Karn. El Desarrollo Progresivo del Sistema Europeo de Proteccin de los Derechos Humanos: de la Convencin de Roma de
1950 al Protocolo n. 11. Tesis. Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per, 2002, p. 57.
259
FANDEZ, Hctor. El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos: Aspectos Institucionales y Procesales. San Jos de
Costa Rica: Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 1999, p. 233.
260
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Asunto Velsquez Rodrguez, Sentencia del 29 de julio de 1988, prr. 63, 64,
66 y 67.
258
88
Ahora bien, no se exigir el agotamiento de los recursos internos cuando: a) no exista legislacin nacional
para la proteccin de los derechos que se alegan como violados,261 b) no se haya permitido al presunto
lesionado el acceso a la jurisdiccin interna o se le haya impedido agotarla, y, c) haya un retardo
injustificado en la decisin sobre dichos recursos.262 En todo caso, conforme lo dispone el reglamento de
la Comisin, corresponde al Estado denunciado probar la inexistencia de estas excepciones y no al
peticionario, en caso este ltimo alegue la imposibilidad de comprobar el requisito sealado.263
La Comisin tampoco considerar una peticin si la materia contenida en ella: a) se encuentra pendiente
de solucin ante un organismo internacional gubernamental, o b) reproduce sustancialmente otra peticin
pendiente o ya examinada y resuelta por la Comisin. Tambin declarar inadmisible la peticin cuando:
a) no exponga hechos que caractericen una violacin de los derechos humanos o, b) sea manifiestamente
infundada o improcedente.264
Luego de concluida esta fase y habindose determinado que la Comisin es competente para conocer del
caso, se inicia el procedimiento de admisibilidad, luego de haber informado al Estado denunciado de la
peticin formulada en su contra, solicitndole la informacin respectiva.
Para decretar la admisibilidad de la peticin, la Comisin cuenta con un Grupo de Trabajo sobre
Admisibilidad, que se rene antes de cada perodo ordinario de sesiones a fin de estudiar la admisibilidad
de las peticiones y formular recomendaciones al plenario de la Comisin.265 Estas recomendaciones
conjuntamente con los argumentos esgrimidos por el peticionario y el Estado denunciado, sirven de base
para la decisin final de la Comisin, la misma que se materializa en informes de admisibilidad que son
pblicos y que deben ser incluidos en su informe anual a la Asamblea General de la OEA.266
Si la peticin expone hechos distintos, o si se refiere a ms de una persona o a presuntas violaciones sin
conexin en el tiempo y el espacio, podr ser desglosada y tramitada en expedientes separados. Por el
contrario, si dos o ms peticiones versan sobre hechos similares, involucran a las mismas personas o si
revelan el mismo patrn de conducta, las podr acumular y tramitar en un mismo expediente.267 La praxis
de la Comisin conduce a sostener que la acumulacin de expedientes es ms frecuente que el desglose y
261
O incluso, podran existir recursos pertinentes pero no ser eficaces. As lo seal la Corte en el Asunto Velsquez Rodrguez (Sentencia del 29
de julio de 1998) y en el Asunto Godnez Cruz (Sentencia del 20 de enero de 1989), donde dijo que si bien existan en Honduras, durante la
poca de que aqu se habla, recursos legales que hubieran eventualmente permitido hallar a una persona detenida por las autoridades, tales
recursos era ineficaces, tanto porque la detencin era clandestina como porque, en la prctica, tropezaban con formalismos que los hacan
inaplicables o porque las autoridades contra las cuales se dictaban llanamente los ignoraban o porque abogados y jueces ejecutores eran
amenazados e intimidados por aquellos. Vase PINTO, Mnica. Ob. cit., 1993, p. 64.
262
Artculo 46.2 de la Convencin Americana y 31.2 del Reglamento de la Comisin.
263
Artculo 31.3 del Reglamento de la Comisin.
264
Artculos 33 y 34 del Reglamento de la Comisin. Artculo 47 de la Convencin Americana.
265
Artculo 36 del Reglamento de la Comisin.
266
dem. Vase VARGAS CARREO, Edmundo. La Proteccin de los Derechos Humanos en el Sistema Interamericano, en: XII Curso de
Derecho Internacional. Ro de Janeiro: Comit Jurdico Interamericano, 1986, p. 186.
267
Artculo 29 c y d del Reglamento de la Comisin.
89
que ella se verifica aun cuando no haya identidad de peticionarios, siempre que los hechos y las alegadas
violaciones sean comunes y el Estado preste su conformidad.268
2.2.3.
Luego de admitida la peticin, sta es registrada como caso y se inicia el procedimiento sobre el fondo del
asunto. Aqu se inicia el procedimiento contradictorio ante la Comisin destinado a esclarecer los hechos
del caso, con una comunicacin escrita a las partes,269 en la cual se fija un plazo de 2 meses para recibir
de los peticionarios y del Estado presuntamente infractor,270 las observaciones que tengan a bien realizar.
Una vez recibida la informacin solicitada al Estado, la Comisin la comunicar al denunciante y le
otorgar un plazo de 30 das para que ste presente sus observaciones, y en caso de que las mismas
incluyan informacin adicional, sta ser transmitida al Estado y se le conceder 30 das ms para
responder. De darse el caso que el Estado denunciado no responda a la solicitud de informacin en el
plazo otorgado, se presumirn verdaderos los hechos alegados por el peticionario.271
Para el esclarecimiento de los hechos tambin podrn realizarse audiencias e investigaciones in loco de
ser necesarias.272 Asimismo en esta etapa se determinar la posibilidad de aplicar medidas cautelares a fin
de evitar daos irreparables.273
En cuanto a las Audiencias, estas pueden tener lugar cuando la Comisin as lo decida o a peticin de
parte, una vez transcurridos los plazos para entregar la informacin solicitada a fin de comprobar los
hechos. En principio estas audiencias son privadas a menos que la Comisin decida la presencia de
terceros y el Estado involucrado otorgue las garantas pertinentes a quienes concurran a ellas.274
En relacin a las visitas in loco, estas tienen por objeto que se efectivice el principio de inmediacin, para
que el rgano encargado de decidir un asunto, cuente con los elementos necesarios para percibir
directamente el material fctico.275 Estas visitas de carcter particular, no deben ser confundidas con las
observaciones in loco de carcter general, que no apuntan a investigar un caso concreto sino una situacin
de violacin masiva y sistemtica de los derechos humanos y que son llevadas a cabo por una comisin
especial.276 Para llevar adelante estas visitas, la Comisin solicita al Estado que la invite, pero si no se
obtiene dicha invitacin la Comisin realiza la visita con la anuencia del Estado. Sobre esto ltimo,
268
90
muchos autores como Canado o Salvioli proponen con buen criterio que se debera eliminar la necesidad
del consentimiento gubernamental para realizar estas visitas, en tanto limitan el accionar de la
Comisin.277
En lo que toca a las medidas cautelares, estas pueden ser decretadas por la Comisin a iniciativa propia o
a peticin de parte,278 o solicitadas a la Corte Interamericana de Derechos Humanos,279 cuando exista
peligro inminente de que el dao se vuelva irreparable. Estas medidas cautelares que han ido en
incremento a partir de 1996,280 no deben ser confundidas con las medidas provisionales que pueden ser
dictadas por la Corte Interamericana, y que analizaremos mas adelante. Las primeras, pueden ser dictadas
respecto de Estados no miembros de la Convencin y de Estados que no hayan aceptado la jurisdiccin de
la Corte, lo que no es posible en el caso de las segundas.
Para concluir se debe precisar que durante toda la etapa de examen de la peticin, la Comisin se pone a
disposicin de las partes a fin de procurar un arreglo amistoso. Se trata de una funcin conciliadora
ejercida por la Comisin,281 con el propsito de permitir al Estado denunciado una salida poltica, con la
que el peticionario se encuentre de acuerdo.282 Esta conciliacin opera incluso para los Estados miembros
de la OEA que no sean partes de la Convencin.283 Si bien en algunos casos, los Estados han recurrido a
la conciliacin tan solo para dilatar el procedimiento,284 y asimismo se han presentado situaciones donde
ha sido imposible arribar a una solucin amistosa debido a la naturaleza de la denuncia,285 el nmero de
casos resueltos mediante esta va se ha incrementado notablemente en los ltimos aos. Sobre el grado de
discrecionalidad del cual goza la Comisin en los procedimientos de solucin amistosa, la Corte ha
sealado:
Una interpretacin de acuerdo con el contexto de la Convencin, lleva el convencimiento de que esa
actuacin de la Comisin debe intentarse slo cuando las circunstancias de una controversia
determinen la necesidad o la conveniencia de utilizar este instrumento, supuestos sujetos a la
apreciacin de la Comisin.
277
91
[] lo anterior significa que la Comisin posee facultades discrecionales, pero de ninguna manera
arbitrarias para decidir, en cada caso, si resulta conveniente o adecuado el procedimiento de
solucin amistosa para resolver el asunto en beneficio del respeto a los derechos humanos.286
Sobre los objetivos que persigue este procedimiento de conciliacin, la Corte tambin ha precisado:
El procedimiento descrito contiene un mecanismo de intensidad creciente destinado a estimular al
Estado afectado a fin de que cumpla con su deber de cooperar para la solucin del caso. Se ofrece
as al Estado la posibilidad de resolver el asunto antes de verse demandado ante la Corte, y al
reclamante la de obtener un remedio apropiado de una manera ms rpida y sencilla.287
Para llevar a cabo este procedimiento de conciliacin, la Comisin designa a uno de sus miembros para
que se encargue de las negociaciones entre las partes, las mismas que se desarrollan de manera
confidencial. Una vez alcanzado el acuerdo, ste debe ser refrendado por la Comisin, siempre que est
fundado en el respeto de los derechos humanos reconocidos en la Declaracin y Convencin Americanas.
El acuerdo debe adems implicar una satisfaccin pecuniaria para el afectado as como la adopcin por el
Estado de las medidas necesarias para evitar que hechos similares vuelvan a ocurrir. Este acuerdo tiene
carcter vinculante y debe ser seguido de un informe de la Comisin que pone trmino al procedimiento,
debiendo sta supervisar el cumplimiento del acuerdo.
2.2.4.
Luego de actuadas las pruebas sobre los hechos del caso y no habindose alcanzado un acuerdo mediante
la conciliacin, la Comisin emite un informe, cuyos efectos sern diversos segn se trate de Estados
partes o no de la Convencin Americana.289
286
CORTE INTERMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Asunto Godnez Cruz. Excepciones Preliminares. Sentencia del 26 de junio de
1987, prrafos 47-48.
287
Vase CORTE INTERMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Asunto Velsquez Rodrguez. Excepciones Preliminares. Sentencia del 26
de junio de 1987, Serie C, n. 1, prrafos 58-59; Asunto Godnez Cruz. Excepciones Preliminares. Sentencia del 26 de junio de 1987, Serie C, n.
3 prrafos 62-63; Asunto Fairn Garbi y Sols Corrales. Excepciones Preliminares. Sentencia del 26 de junio de 1987, Serie C, n. 2, prrafos 5960. Asimismo, SEPLVEDA, Csar. El Procedimiento de Solucin Amistosa ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanos. En:
Derechos Humanos en las Amricas. Homenaje a la Memoria de Carlos A. Dunshce de Abranches. Washington D.C: CIDH, 1984, p. 243.
288
Artculo 35 del Reglamento de la Comisin.
289
Es importante sealar que segn el artculo 76 del reglamento de la Comisin, cualquier duda que surgiere respecto de su interpretacin,
deber ser resuelta por la mayora absoluta de sus miembros.
92
En efecto, en el caso de los Estados no partes de la Convencin Americana, el caso concluye con este
informe de la Comisin que incluye tanto sus conclusiones, como sus recomendaciones y el plazo para
darles cumplimiento. Si el Estado no cumple con lo establecido en el informe, la Comisin podr
publicarlo, ya sea en su Informe Anual o en otra forma que estime conveniente. Aqu, se agota el
procedimiento.
En el caso de los Estados partes de la Convencin Americana, la Comisin elabora un informe sobre el
fondo de carcter preliminar que incluye sus conclusiones y recomendaciones, as como el plazo dentro
del cual el Estado debe cumplir estas ltimas. Si transcurren 3 meses desde la notificacin del informe
preliminar sin que el Estado haya cumplido con atender las recomendaciones, o si la causa no hubiere
sido sometida a consideracin de la Corte, la Comisin podr emitir un segundo informe, esta vez con
carcter definitivo, que contenga su opinin, conclusiones finales y recomendaciones,290 el mismo que
ser transmitido a las partes, quienes presentarn en el plazo fijado por la Comisin, la informacin
respectiva sobre el cumplimiento de las recomendaciones. Posteriormente, la Comisin evala el
cumplimiento de sus recomendaciones con base a la informacin disponible y decide sobre la publicacin
del informe definitivo y su inclusin en el informe anual o en cualquier otro medio que considere
apropiado.
En este punto se debe precisar que si bien para un sector de la doctrina no resultan claras las diferencias
entre el primer y segundo informe de la Comisin,291 lo cierto es que existen algunas diferencias. En
primer lugar, mientras el informe preliminar tiene carcter confidencial, el segundo no tiene tal carcter.
En segundo lugar, mientras el actual reglamento de la Comisin permite plantear recurso de
reconsideracin sobre los informes preliminares dirigidos a los Estados no miembros de la Convencin y
la Corte Interamericana ha admitido tambin este recurso respecto de los informes preliminares dirigidos
a los Estados Miembros, este recurso no puede ser planteado tratndose de informes definitivos.
Sobre el valor jurdico de los informes definitivos emitidos por la Comisin, la Corte Interamericana ha
sealado lo siguiente:
El trmino recomendaciones usado por la Convencin debe ser interpretado conforme a su
sentido corriente, de acuerdo con la regla general de interpretacin contenida en el artculo 31, 1
de la Convencin de Viena sobre Derecho de los Tratados, y al no haberse dado a esta expresin
un sentido especial, no tendra el carcter de una decisin jurisdiccional obligatoria cuyo
incumplimiento comprometera la responsabilidad internacional del Estado; en consecuencia, a
290
291
93
Si bien la sentencia de la Corte precitada deja claramente establecido el carcter de recomendacin del
informe de la Comisin,293 tambin debe quedar meridianamente claro que si el Estado no adopta las
recomendaciones sealadas en dicho informe, la Comisin puede someter el caso a la Corte, de manera
tal de lograr su efectivo cumplimiento. En otras palabras, el Informe de la Comisin no es vinculante ni
ejecutable, salvo claro est que las recomendaciones que incluye terminen plasmndose en una sentencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Ahora bien, luego de emitido el informe final por la Comisin Interamericana, sta notificar al
peticionario dicho informe, con el propsito de darle la oportunidad de presentar, dentro del plazo de un
mes, su posicin respecto del sometimiento del caso a la Corte. En este sentido, el individuo no solo tiene
la posibilidad de opinar sobre el informe de la Comisin sino tambin sobre la conveniencia de remitir el
caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.294 No obstante, si bien el individuo puede
opinar sobre la conveniencia de someter el caso a la Corte, la decisin final corresponde a la Comisin.
Por ello, el artculo 44 del Reglamento de la Comisin permite que sta pueda no someter el caso a la
Corte por decisin fundada en la mayora absoluta de sus miembros. Esto, pone en evidencia la limitacin
de los derechos procesales del peticionario, que si bien puede opinar sobre la conveniencia de someter el
caso a la Corte, no puede hacerlo ella misma o comprometer a la Comisin a hacerlo.295
2.2.5.
Ms all de las denuncias individuales, conviene precisar que la Comisin Interamericana puede conocer
situaciones de violacin masiva o sistemtica de los Derechos Humanos por parte de un Estado miembro.
Como seala Buergenthal:
292
Asunto Genie Lacayo, sentencia del 29 de enero de 1997, prrafo 93. Vase FANDEZ, Hctor. Ob. cit., p. 342.
Sin embargo, parte de la doctrina no comparte esta opinin, sealando el carcter vinculante del Informe de la Comisin. As, para
FANDEZ, Hctor. Ob. cit., p. 343: del artculo 47 letra d, de la Convencin, que establece que se declara inadmisible una peticin que sea
sustancialmente la misma que otra ya examinada por la Comisin en el sentido de resuelta por ella en los trminos referidos al analizar las
condiciones de admisibilidad de una peticin, tambin se puede inferir que la decisin de la Comisin tiene carcter vinculante. En el mismo
sentido se manifiesta HITTERS, Juan Carlos. Ob. cit., p. 393: determinados informes de la Comisin, es decir los provenientes de una denuncia,
que deviene luego de un proceso con todas las garantas, pueden considerarse intrnsecamente obligatorios, con valor jurgeno y moral, aunque
por supuesto no son ejecutables. De todos modos no debemos olvidarnos que una de las caractersticas del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, es que muchos de sus pronunciamientos no tienen esta ltima caracterstica, pero producen efectos vinculantes.
294
Artculo 43 del Reglamento de la Comisin. Vase tambin NIKKEN, Pedro. Observaciones sobre el Fortalecimiento del Sistema
Interamericano de Derechos Humanos en Vsperas de la Asamblea General de la OEA (San Jos, Junio de 2001), en: Revista IIDH. Edicin
especial: Fortalecimiento del Sistema Interamericano de proteccin de los derechos humanos, n. 30/31, San Jos de Costa Rica: Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, 2000, p. 23.
295
Ibd., p. 25.
293
94
La Comisin usualmente inicia tal estudio cuando recibe numerosas comunicaciones individuales
u otras evidencias crebles; de seguido por parte de organizaciones no gubernamentales que
sugieren que un gobierno est cometiendo violaciones a los derechos humanos en gran escala.296
Al recibir evidencias de esta violacin masiva, la Comisin podr llevar adelante audiencias297 u
observaciones in loco de carcter general, lo que le permitir analizar en el terreno de los hechos la
presencia o no de esta violacin generalizada. Posteriormente, podr emitir un informe sealando sus
conclusiones y recomendaciones, el mismo que debe ser transmitido al Estado en cuestin para que
formule las observaciones que juzgue pertinentes, antes de ser publicado,298 sirviendo esto ltimo como
un medio eficaz de presin a los Estados miembros para el cumplimiento de tales recomendaciones.
Entonces, la capacidad con la que cuenta la Comisin Interamericana para enfrentar estas violaciones no
tiene precedentes en otro sistema regional de proteccin de los Derechos Humanos, incluyendo el sistema
europeo.301
296
95
2.3.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos est compuesta de 7 jueces, nacionales de los Estados
miembros de la Organizacin,302 de la ms alta autoridad moral y de reconocida competencia en materia
de Derechos Humanos, que ejercen sus funciones a ttulo personal, siendo elegidos por la Asamblea
General de la OEA. La Corte se rene en su sede en San Jos de Costa Rica,303 en sesiones ordinarias y
extraordinarias, desarrollando dos tareas fundamentales: una de carcter contenciosa, destinada a resolver
una denuncia por violacin de derechos humanos, y otra de carcter consultiva, destinada a interpretar el
verdadero sentido y alcance de una norma jurdica.304
De otro lado, las controversias planteadas ante la Corte pueden referirse a la interpretacin y aplicacin de
las disposiciones de la Convencin Americana.306 Sobre esto ltimo ha sealado la Corte:
La Corte es, ante todo y principalmente, una institucin judicial autnoma que tiene
competencia para decidir cualquier caso contencioso relativo a la interpretacin y
aplicacin de la Convencin, y para disponer que se garantice a la vctima de la violacin
302
En el caso de la Corte Europea, no se contempla este requisito (artculo 22 de la Convencin Europea de Derechos Humanos reformada).
Vase EISEEN, Marc- Andr. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Madrid: Civitas, 1985, pp. 21-23.
303
Artculo 3.1 del Estatuto de la Corte, aprobado por Resolucin n. 448 adoptado por la Asamblea General de la OEA en su noveno perodo de
sesiones, celebrado en La Paz, Bolivia, en octubre de 1979.
304
VARGAS CARREO, Edmundo. La Corte Interamericana de Derechos Humanos. En: Perspectivas del Derecho Internacional
Contemporneo: Experiencia y Visin de Amrica Latina. Vol. II. Santiago de Chile: IIDH, 1981; TINOCO CASTRO, Luis Demetrio. La Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en: Anuario del Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional, 1979.
305
Opinin Consultiva OC-3/83, del 8 de setiembre de 1983, Series A y B, n. 3, prrafo 21.
306
FIX-ZAMUDIO, Hctor. La Proteccin Judicial de los Derechos Humanos en Latinoamrica y en el Sistema Interamericano, en: Revista
IIDH, n. 8, San Jos: IIDH, julio - diciembre de 1988, p. 46.
96
de un derecho o libertad protegidos por sta, el goce del derecho o libertad condenados
[]. En virtud del carcter obligatorio que tienen sus decisiones en materia contenciosa
(artculo 68), la Corte representa, adems, el rgano con mayor poder conminatorio para
garantizar la efectiva aplicacin de la Convencin.307
97
con legitimidad activa ante la Corte Europea de Derechos Humanos, luego de la reforma introducida a la
Convencin Europea de Derechos Humanos por los Protocolos n.s 9 de 1990310 y 11 de 1994311 en el
Sistema Interamericano el individuo no tiene capacidad para accionar directamente ante la Corte.
Sin embargo, luego de admitida la demanda por la Corte Interamericana, el individuo cuenta con el locus
standi in judicio en todas las etapas del proceso, es decir, el individuo puede presentar su solicitudes,
argumentos y pruebas de manera autnoma durante todo el juicio.312 Por esta razn, el propio Reglamento
de la Corte, seala que las partes en el proceso sern: la Comisin Interamericana (demandante), el
Estado (demandado) y el Individuo.313 Sobre esta innovacin del Reglamento de la Corte seala Canado
Trindade:
Esta histrica reforma introducida en el Reglamento de la Corte sita a los distintos actores en
perspectiva correcta; contribuye a una mejor instruccin de proceso; asegura el principio del
contradictorio, esencial en la bsqueda de la verdad y la prevalencia de la justicia bajo la
Convencin Americana; reconoce ser de la esencia del contencioso internacional de los Derechos
Humanos la contraposicin directa entre los individuos demandantes y los Estados demandados;
reconoce el derecho de libre expresin de las propias presuntas vctimas, el cual es un imperativo
de equidad y transparencia del proceso; y, last but not least, garantiza la igualdad procesal de las
partes (equality of arms/galit des armes) en todo el procedimiento ante la Corte.314
310
El Protocolo permita al individuo demandar directamente ante el Tribunal, pero luego de cumplir los trmites correspondientes ante la
Comisin Europea y siempre que el Estado nacional del individuo hubiera aceptado la competencia de dicho Tribunal. FLAUSS, J.F. Le Droit
de Recours Individuel devant la Cour Europenne des Droits de lhomme Le Protocole n. 9 la Convention Europenne des Droits de
lHomme, en: Annuaire Franais de Droit International, n. 36, 1990, pp. 507-519.
311
BERNHARDT, R. Reform of the Control Machinery under the European Convention on Human Rights: Protocol n. 11, en: American
Journal of International Law, n. 89, 1995, pp. 145-154. Con la entrada en vigor del Protocolo n. 11 (1 de noviembre de 1998) y luego de casi
medio siglo, se crea en virtud del artculo 19 de la Convencin reformada una nueva Corte Europea de carcter permanente, eliminando la
Comisin. Ante ella puede acudir el individuo de manera directa, a fin de reclamar por algn derecho humano violado, lo cual simplifica el
procedimiento, con la consecuente reduccin de tiempo, en beneficio de la vctima. BADINTER, Robert. Du Protocole n. 11 au Protocole n.
12, en: Mlanges en Hommenage a Louis Edmond Pettiti. Bruselas: Bruylant, 1998, p. 104. Sin embargo, se debe referir que esta reforma no
est exenta del crticas. As, para algunos: a) este nuevo esquema elimina el componente poltico necesario para resolver casos altamente polticos
y, b) el acceso directo del individuo al Tribunal viene generando una verdadera avalancha de demandas convirtiendo al Tribunal Europeo de
Derechos Humanos en una especie de tribunal de casacin. En este sentido, vase ROTH, Franaoise y Claudia MARTN. The European
System for the Protection of Human Rights: A System in Motion, en: Human Rights. The Center of Human Rigths and Humanitarian Law.
Washington College of Law. The American University, vol. 2, n. 2, 1995, p. 6; COHEN-JONATHAN, Grard. 50 Anniversaire de la
Convention Europenne des Droits de lHomme, en: Revue Gnral de Droit International Public, 2000-4, p. 867. Respecto de la primera
crtica, se plantea precisamente que la reforma constituye un avance al eliminar el elemento poltico tan cuestionado del sistema anterior. Sobre lo
segundo, cabra sealar que, en efecto, las cifras indican un incremento notable de las demandas ante el Tribunal. As, el 1 de junio del 2000, se
encontraban pendientes de solucin 13,848 casos. En 1999, el Tribunal declar inadmisibles 2,700 demandas, admiti 630 y dict ms de 100
sentencias. Y en el 2000 se pronunci sobre 685 casos. Vase PARAYRE, Sonia. Chronique de Jurisprudence de la Cour Europenne des Droit
de lhomme. Conseil de lEurope (Introduction). En: Conseil de lEurope. Journal du Droit International. Pars: Juris-Classeur, 2001, p. 163;
DRZEMCZEWSKI, Andrew. The European Human Rights Convention: Protocol n. 11 Entry into Force and First Year of Application, en:
Human Rights Law Journal, vol. 21, n. 1-3, 2000, p. 9. Citados por MANSEL, Karin. Ob. cit., Tesis, pp. 212-218.
312
Artculo 23 del Reglamento de la Corte. Se debe sealar que el artculo 23 del anterior Reglamento de la Corte de 1996 solo permita al
individuo presentar sus alegaciones y pruebas en la etapa de reparaciones.
313
Artculo 2.23 del Reglamento de la Comisin.
314
CANADO TRINDADE, Antnio A. El Nuevo Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2000) y su Proyeccin hacia
el futuro: la emancipacin del ser humano como sujeto del Derecho Internacional. En: XXVIII Curso de Derecho Internacional. Ro de Janeiro:
Comit Jurdico Interamericano y Secretara General de la OEA, agosto de 2001, p. 58. Vase tambin CANADO TRINDADE, Antnio A.. El
Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos (1948 1995): Evolucin, Estado Actual y Perspectivas. En: Derecho
Internacional y Derechos Humanos/Droit International et droits de lhomme (libro conmemorativo de la XXIV sesin de programa exterior de la
Academia de Derecho Internacional de La Haya), La Haya / San Jos: IIDH / Acadmie de Droit International de La Haye, 1996, pp. 47-95;
CANADO TRINDADE, Antnio A. The Procedural Capacity of the Individual as Subject of International Human Rights Law: Recent
Developments. En: Karel Vasak Amicorum Liber-Les droits de lhomme laube du XXIe sicle. Bruselas: Bruylant, 1999, pp. 521-544.
98
Esta reforma se basa en que el individuo es el sujeto final de todo derecho, por tanto, al reconocimiento
de derechos individuales deba corresponder la capacidad procesal de vindicarlos. Es mediante la
consolidacin de la capacidad procesal de los individuos que la proteccin de los Derechos Humanos se
torna una realidad.315
De lo anterior queda claro que, si bien el individuo an no posee dentro del sistema interamericano, la
capacidad procesal para demandar ante la Corte; sin embargo, cuando el caso es admitido por sta, el
individuo goza de la misma capacidad procesal que la Comisin o el Estado demandado. El avance
alcanzado en este punto por el nuevo reglamento de la Corte es resaltado por Mndez al sealar:
[] una vez que el caso ha llegado a la Corte, los peticionarios y las vctimas (si fueran distintos)
deben gozar de plena capacidad para estar por s o por medio de sus letrados. Ello liberar las
capacidades creativas de la Comisin como de los representantes de las vctimas, y permitir a
unos y a otros contribuir mas eficazmente a la labor de la Corte.316
Sin embargo, ms all de este importante avance, el Protocolo de Reformas a la Convencin Americana
deber encaminarse al otorgamiento del ius standi a favor del individuo durante todo el proceso,
aclarando su participacin de manera plena y facultndolo procesalmente a poder interponer demandas
directamente ante la Corte,317 luego de cumplido el trmite ante la Comisin.
En todo caso, admitida la demanda, sern el Estado demandado y el Individuo las partes activas del
proceso. El rol de la Comisin Interamericana ser ms bien la de un rgano supervisor de la Convencin
Americana y auxiliar de la Corte. En este sentido, tambin se manifiesta Canado Trindade:
[] no hay que pasar desapercibido que el artculo 23 del nuevo Reglamento de la Corte, sobre
la participacin de las presuntas vctimas en todas las etapas del procedimiento ante la Corte
[], al puro inicio de su prrafo 1, dispone sobre dicha participacin despus de admitida la
demanda []. Esto revela que, al mismo tiempo que la Corte reconoci, de una vez por todas,
la personalidad jurdica y plena capacidad procesal internacionales del ser humano como sujeto
de Derecho Internacional de los Derechos Humanos, actu tambin con prudencia, al preservar
315
LAUTERPACHT, Hersch. International Law and Human Rights. Londres: Stevens, 1950, p. 69. Vase tambin BOURQUIN, M.
Lhumanisation du droit des gens. En: La Technique et les principes du Droit public tudes en lhonneur de Georges Scelle. Vol. I. Pars:
LGDJ, 1950, pp. 21-54; SFRIADS, Stelio. Le problme de laccs des particuliers des jurisdictions internationales, en: RCADI, 1935,
vol. 51, pp. 23-60; VALTICOS, N. Lmergence progressive de lindividu comme sujet du droit international. En: El Derecho Internacional en
un Mundo en Trasnformacin. Liber Amicorum en Homenaje al profesor Eduardo Jimnez de Archaga. Montevideo: Fundacin de Cultura
Universitaria, 1994, pp. 277-297.
316
MNDEZ, Juan. La Participacin de la Vctima ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, citado por SALVIOLI, Omar. Ob. cit.,
p. 164.
317
CANADO TRINDADE, Antnio A. Ob. cit., 2000, p. 47.
99
Sobre esto ltimo, queda entonces claro que la Comisin acta, al presentar un caso a la Corte, como
rgano del sistema de proteccin establecido por la Convencin, en funcin del objetivo de defensa de los
Derechos Humanos que la inspira y fundamenta. En palabras de la Corte, la Comisin cumple en el
proceso una clara funcin auxiliar de la justicia, a manera de ministerio pblico del Sistema
Interamericano.319
As, una vez presentada la demanda, sta ser objeto de un examen preliminar a fin de que se constate el
cumplimiento de los requisitos que debe contener toda demanda; esto es, indicar las pretensiones
(incluyendo las reparaciones y costas), las partes del caso, la exposicin de los hechos, las pruebas
oficiales, los fundamentos de derecho y las conclusiones pertinentes, as como el informe de la
Comisin.320 En caso exista alguna omisin, se solicitar al demandante subsane los defectos dentro de un
plazo de 20 das.321 En todo caso, en virtud del principio iura novit curia, la presentacin incorrecta u
omisin de los fundamentos de derecho en la demanda no impiden que la Corte resuelva el caso.322
Luego de admitida la demanda, sta ser comunicada al Estado demandado as como a la presunta
vctima, sus familiares o representantes.323 El Estado tendr 2 meses para contestar la demanda,324 en la
318
100
cual deber declarar si acepta o no los hechos y las pretensiones demandadas,325 podr oponer las
excepciones preliminares326 y ofrecer los medios de prueba pertinentes.327 En el caso de las excepciones
preliminares, el nuevo Reglamento de la Corte dispone que stas sern resueltas con la sentencia y no en
resolucin separada; esto en funcin del principio de economa procesal.328 Sobre las ventajas de esto
ltimo, seala el actual Secretario de la Corte:
La Corte no es un tribunal permanente; viene cuatro veces a Costa Rica y el convocar a una
audiencia de excepciones preliminares significa dedicar solo la audiencia de excepciones a ese
caso en un perodo de sesiones. Si amerita pasar al fondo del asunto junto con las excepciones y
no es necesario hacer audiencia pblica, se est ahorrando, posiblemente, un ao de tiempo en la
resolucin del caso.329
En el caso de la vctima, esta tiene un plazo de 30 das para presentar de manera autnoma a la Corte sus
solicitudes, argumentos y pruebas.330
Terminada la fase escrita, la Corte abre la fase oral, fijando la fecha de las audiencias en las que
participarn las vctimas, sus familiares o representantes, los testigos, peritos, los delegados de la
Comisin, los agentes del Estado demandado, etc.331 La Corte pondr en conocimiento de los Estados los
casos en que las personas requeridas para comparecer o declarar no comparecieren o rehusaren deponer
sin motivo legtimo, o que hayan violado el juramento, para los fines previstos en la legislacin nacional
correspondiente.
En cuanto a las pruebas que pueden ser ofrecidas por las partes, el reglamento es claro en sealar que
stas debern presentarse con la demanda y su contestacin, y en su caso, en el escrito de excepciones
preliminares y su contestacin. Esto constituye un avance en relacin al Reglamento anterior, pues como
bien seala Ventura:
[] se tena el problema muy grave que, con cada escrito que se haca llegar al Tribunal, decan:
nos reservamos el derecho de hacer llegar oportunamente cualquier prueba sobre esta materia.
Esto complicaba enormemente los procesos, los haca interminables, en cualquier etapa del
proceso llegaban pruebas que a lo mejor tenan en sus manos antes y cuando la presentaban haba
325
101
que transmitir la prueba a la otra parte para ver si se opona, lo cual haca mas complejos los
procedimientos. Lo que actualmente se busca, es simplificar los procedimientos, por lo que las
partes estn advertidas de que las pruebas deben llegar con los escritos iniciales, igual que las
costas y los gastos.332
Asimismo, el Reglamento establece que las pruebas que fueran presentadas ante la Comisin
Interamericana sern incorporadas al expediente de la Corte, salvo que se estime indispensable repetirlas,
lo que favorece el principio de economa procesal.333 Sobre las ventajas de esto ltimo, nos refiere
Ventura:
Se espera que esto agilice los procedimientos, que induzca a la Comisin a recibir las pruebas en
forma adecuada, que la Corte no se vea obligada en muchos casos a dedicar gran parte de su
tiempo de trabajo, que es corto, a tener que escuchar testimonios y peritajes en audiencias
pblicas, que a veces consumen hasta el 50 por ciento del tiempo de sesin de los perodos de
sesiones del Tribunal.334
Los medios probatorios que pueden utilizarse, no solo incluyen la prueba directa (testimonial o
documental) sino tambin la prueba circunstancial, los indicios y las presunciones siempre que sirvan
para inferir conclusiones consistentes respecto de los hechos.335 Tambin es posible ordenar inspecciones
judiciales o cualquier otra medida de instruccin que se considere necesario.336
Todos estos medios probatorios estn destinados a aclarar los hechos, en tanto estos resultan
fundamentales para el esclarecimiento del caso. En este sentido, se manifiesta Fandez:
En procedimientos ante Tribunales Internacionales, y particularmente en las disputas entre
Estados, la controversia suele versar sobre el contenido del derecho ms que sobre los hechos; por
consiguiente, las reglas en materia de evidencia generalmente tienen una importancia secundaria.
Sin embargo, en el campo de los Derechos Humanos es a la inversa, de modo que la prueba de lo
que aconteci as como la prueba de los daos efectivamente causados reviste una
importancia trascendental.337
332
102
Las medidas provisionales solo pueden ser dictadas respecto de Estados que estn sometidos a la
jurisdiccin de la Corte, estando facultado el Presidente de este Tribunal a dictar estas medidas
cuando la Corte no se encuentre sesionando. Esta facultad del Presidente fue ejercida por primera
vez a favor de la magistrada peruana Delia Revoredo Marsano, mediante Resolucin del 7 de
abril de 2000.340 Luego, se plante nuevamente en el caso Loayza Tamayo vs. Per, decretando
el Presidente de la Corte medidas urgentes para evitar daos irreparables a la vctima, en su
Resolucin del 13 de diciembre de 2000.341
338
SALVIOLI, Omar. Ob. cit., p. 155. Sin embargo, las medidas provisionales no slo protegen los derechos humanos fundamentales sino
cualquier derecho humano, siempre y cuando renan los requisitos de extrema gravedad y urgencia y de la prevencin de daos irreparables a
las personas, referidos en el artculo 63.2 de la Convencin. Vase ZERBINI, Renato. Os Direitos Econmicos, Sociais e Culturais na Amrica
Latina e o Protocolo de San Salvador, Porto Alegre: Sergio Antonio Fabris Editor, 2001, p. 105.
339
QUINTANA, Juan Jos. Los Procedimientos Incidentales ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en: Revista IIDH, n. 21,
Enero-Junio, 19 San Jos: IIDH, p. 129.
340
CANADO TRINDADE, Antnio A. El Nuevo Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2000: La Emancipacin del
Ser Humano como Sujeto del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en: Revista IIDH, Edicin Especial: Fortalecimiento del Sistema
Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos, n 30-31, San Jos de Costa Rica: IIDH, 2000, p. 60.
341
CANADO TRINDADE, Antnio A. Ob. cit., 2001, p. 72.
342
NIETO NAVIA, Rafael. La Medidas Provisionales en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Teora y Praxis. En: La Corte y el
Sistema Interamericano de Derechos Humanos. San Jos de Costa Rica: IIDH, 1994, p. 392.
103
En este sentido, la Corte incluir en su informe anual a la Asamblea General de la OEA una relacin de
las medidas provisionales que haya dictado y no hayan sido ejecutadas, formulando las recomendaciones
que estime pertinentes.343
En nuestro continente, las medidas provisionales han sido muy tiles para evitar que en muchos casos las
violaciones a los derechos humanos se vuelvan irreparables.344 Incluso, estas medidas han sido adoptadas
cuando las medidas cautelares no han sido atendidas por el Estado.345
En el caso particular del Per, se debe tener en cuenta para esta materia, la Ley N. 27775 Ley que
regula el procedimiento de ejecucin de sentencias emitidas por tribunales supranacionales, publicada el
07 de julio del 2002, cuyo artculo 2 literal e) dispone que las medidas provisionales debern ser de
inmediato cumplimiento, debiendo el juez especializado o mixto ordenar su ejecucin dentro del trmino
de 24 horas de recibida la comunicacin de la decisin respectiva.
343
104
La reparacin del dao ocasionado por la infraccin de una obligacin internacional consiste en
la plena restitucin (restitutio in integrum), lo que incluye el restablecimiento de la situacin
anterior, la reparacin de las consecuencias que la infraccin produjo y el pago de una
indemnizacin como compensacin por los daos patrimoniales y extrapatrimoniales incluyendo el
dao moral.351
La indemnizacin que se debe a las vctimas o a sus familiares en los trminos del artculo 63.1 de
la Convencin, debe estar orientada a procurar la restitutio in integrum de los daos causados por
el hecho violatorio de los derechos humanos. El desidertum es la restitucin total de la situacin
lesionada, lo cual, lamentablemente, es a menudo imposible, dada la naturaleza irreversible de los
perjuicios ocasionados []. En esos supuestos, es procedente acordar el pago de una justa
indemnizacin en trminos lo suficientemente amplios para compensar, en la medida de lo
posible, la prdida sufrida.352
Sobre la expresin justa indemnizacin utilizada por el artculo 63.1 de la Convencin Americana, ha
sealado la Corte:
La expresin justa indemnizacin [], es compensatoria y no sancionatoria. Aunque algunos
tribunales internos, en particular los angloamericanos, fijan indemnizaciones cuyos valores tienen
propsitos ejemplarizantes o disuasivos, este principio no es aplicable en el estado actual del
Derecho Internacional.353
En todo caso, para el dictado de su sentencia, la Corte no est vinculada por la decisin adoptada
previamente por la Comisin:
[] sino que est habilitada para sentenciar libremente, de acuerdo con su propia apreciacin.
Obviamente la Corte no acta, con respecto a la Comisin, en un procedimiento de revisin, de
apelacin u otro semenjante. Su jurisdiccin plena para considerar y revisar in toto lo
precedentemente actuado y decidido por la Comisin, resulta de su carcter de nico rgano
jurisdiccional de la materia.354
351
Ibd., prrafo 26. Vase PADILLA, David. The Future of the Inter-American Commision on Human Rights, en: Revista IIDH, n. 21, enero
- junio 1995, San Jos: IIDH, p. 141.
Asunto Godnez Cruz. Interpretacin de la Sentencia de Indemnizacin Compensatoria. Sentencia del 17 de agosto de 1990, Serie C, n. 10,
prrafo 27.
353
Asunto Velsquez Rodrguez. Sentencia del 21 de julio de 1989, Serie C, n. 7, prrafo 38.
354
Asunto Velsquez Rodrguez. Excepciones Preliminares. Sentencia del 26 de junio de 1987, Serie C, n. 1, prrafo 29; Asunto Godnez Cruz.
Excepciones Preliminares. Sentencia del 26 de junio de 1987, Serie C, n. 3, prrafo 32; Asunto Viviana Gallardo y otras. N. 101/81, Serie A,
prrafo 27.
352
105
Emitida la sentencia por la Corte, el Estado responsable tiene la obligacin de reparar las consecuencias
de su violacin e indemnizar a las vctimas o a sus familiares.355 De fijarse una indemnizacin, el artculo
68 de la Convencin Americana seala que el fallo se podr ejecutar en el respectivo pas por el
procedimiento interno vigente para la ejecucin de sentencias contra el Estado. No obstante, las
indemnizaciones son renunciables,356 no as las reparaciones que son de obligatorio cumplimiento para el
Estado que tiene el deber de investigar y sancionar internamente a los responsables de la violacin
cometida. Ambos temas, es decir, el establecimiento de indemnizaciones y reparaciones sern resueltos
en la sentencia de fondo.357
Sobre las reparaciones se debe resaltar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos en ms de una
oportunidad ha declarado invlidos determinados procesos judiciales internos, por no respetar las reglas
del debido proceso consagradas en la Convencin Americana, ordenando se realice un nuevo juicio. As
sucedi por ejemplo en el Asunto Castillo Petruzzi y otros contra el Per (Sentencia del 30 de mayo de
1999), donde no solo se declararon nulas las sentencias del Tribunal Militar Especial de la Fuerza Area
del Per del 14 de marzo de 1994, sino tambin se dispuso que el juez militar remitiera al Fiscal
Provincial de Lima encargado copias certificadas de los actuados y que pusiera a disposicin en calidad
de detenidos a los inculpados, de forma tal de iniciar un nuevo juicio en el fuero civil.
De otro lado, la Corte Interamericana tambin ha declarado sin efecto determinadas leyes internas de
Estados Miembros al considerarlas incompatibles con la Convencin Americana de Derechos Humanos.
As, en el Asunto Barrios Altos contra el Per (Sentencia del 14 de marzo de 2001), la Corte dej sin
efecto las leyes de amnista N 26479 y 26492 dictadas por el Congreso de la Repblica del Per, al
considerarlas incompatibles con la Convencin Americana.
En este punto se debe resaltar la influencia notable que en la jurisprudencia de la Corte Interamericana ha
tenido la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.358 As, los principios de
interpretacin pro homine, o dinmica, as como la doctrina del margen de apreciacin, entre otros, han
sido consagrados por la Corte Interamericana a partir de la jurisprudencia del Tribunal Europeo.359
Finalmente, es importante sealar que el demandante puede desistirse y si la Corte estima que tal
desistimiento es procedente, sobreseer el caso y declarar terminado el asunto.360 Asimismo, el
355
Artculo 63.1 de la Convencin Americana. Los montos de las indemnizaciones son variables, pues van desde los 10,000 dlares establecidos
en el Asunto Gangarm Panday hasta los 245,000 dlares en el Asunto Velsquez Rodrguez.
356
Esto sucedi en el Asunto Jean Paul Genie Lacayo, cuyos padres rechazaron la indemnizacin de 20,000 dlares, sealando que ellos
buscaban la justicia y la sancin de los responsables y no un monto indemnizatorio.
357
Artculo 56 del Reglamento de la Corte.
358
Para un anlisis sistemtico, vase VENTURA ROBLES, Manuel A. y otros. Sistematizacin de la Jurisprudencia Contenciosa de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. 1981-1991. San Jos: Corte Interamericana de Derechos Humanos, 1996.
359
MANSEL, Karin. Ob. cit. Tesis.
360
Artculo 54 del Reglamento de la Corte.
106
demandante puede allanarse, y si la Corte declara que procede el allanamiento, dictar sentencia
declarando las reparaciones y costas del caso. Nada impide tampoco que el caso se de por concluido por
la Corte de darse una solucin amistosa entre las partes durante el proceso.361
2.3.1.5.
Ejecucin de la Sentencia
Tal como lo hemos sealado, las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
son de obligatorio cumplimiento. Sin embargo a diferencia del sistema europeo que cuenta
con el Comit de Ministros del Consejo de Europa que se encarga de velar por la ejecucin de
las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos362 en el sistema interamericano no
existe un rgano contralor para la ejecucin de las sentencias de la Corte.
En todo caso como ya lo sealamos en el Per se ha dictado la Ley N. 27775 Ley que
regula el procedimiento de ejecucin de sentencias emitidas por tribunales supranacionales, que
precisamente pretende facilitar el cumplimiento por parte del Estado peruano de las sentencias
dictadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. As, en su artculo 1 declara de
inters nacional el cumplimiento de tales sentencias, agregando en su artculo 2 que tales
sentencias deben ser transcritas por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Per al Presidente
de la Corte Suprema, quien la remitir a la Sala en la que se agot la jurisdiccin interna,
disponiendo su ejecucin por el juez especializado o mixto que conoci el proceso previo. En el
caso de no existir proceso interno previo, dispondr que el juez especializado o mixto
competente conozca de la ejecucin de la resolucin.
361
362
Artculo 46.2 de la Convencin Europea reformada. El Comit emite Resoluciones Provisionales luego de dictada la sentencia por el Tribunal
y luego de verificado el cumplimiento de la misma emitir una Resolucin Final. De presentarse un incumplimiento grave, el Comit podr
ejercer cierta presin poltica e incluso, dejar en suspenso el derecho de representacin del Estado infractor en el Consejo de Europa, invitndolo
a retirarse o expulsndolo de la organizacin (artculo 3 y 8 del Estatuto del Consejo de Europa de 1949).
363
Artculo 65 de la Convencin Americana.
107
Por otro lado, la ley citada se coloca en diversos supuestos de ejecucin, en funcin del contenido de la
sentencia de la Corte. En este sentido dispone:
a) Cuando la sentencia ordena el pago de una suma de dinero determinada, el juez de ejecucin
dispondr que se notifique al Ministerio de Justicia para que cumpla con el pago ordenado en el
trmino de 10 das (Artculo 2b).
b) Cuando la sentencia contiene una condena de pago de suma de dinero por determinar, el juez de
ejecucin correr traslado de la solicitud del ejecutante al Ministerio de Justicia por el trmino de 10
das. El representante del Ministerio de Justicia puede formular contradiccin exclusivamente sobre el
monto pretendido. Formulada la contradiccin o sin ella, el juez ordenara la actuacin de los medios
probatorios pertinentes en audiencia de conciliacin, en un plazo no mayor de 30 das y pronunciar
resolucin dentro de los 15 das. La apelacin ser concedida con efecto suspensivo y ser resuelta
por la Sala de la Corte Superior correspondiente en igual trmino (Artculo 2c).
c) Cuando la sentencia contiene declaracin de que la parte ha sufrido daos y perjuicios distintos al
derecho conculcado o como consecuencia de los hechos materia de juzgamiento internacional y ha
dejado a salvo el derecho del mismo para hacerlo valer conforme a la jurisdiccin interna, la parte
deber interponer la demanda correspondiente siguiendo el trmite del proceso abreviado previsto en
el Ttulo II de la Seccin V del Cdigo Procesal Civil (Artculo 2d).365
Finalmente, la Ley 27775 dispone que las pretensiones de la parte sobre reparaciones distintas de la
condena o declaracin contenidas en la sentencia del tribunal internacional se sujetan a la competencia y a
la va procedimental sealadas en el Cdigo Procesal Civil (Artculo 3), y asimismo, que el juez de
ejecucin dentro del plazo de 10 das de recibida la comunicacin de la Corte Suprema, deber ordenar a
los rganos e instituciones estatales concernidos, el cese de la situacin que dio origen a la sentencia
referida, indicando la adopcin de las medidas necesarias. En el caso que la sentencia del tribunal
internacional se refiera a resolucin judicial, el juez competente deber adoptar las medidas que fueren
pertinentes para la restitucin de las cosas al estado anterior a la violacin (Artculo 4).366
364
108
2.3.2.
Competencia Consultiva
En tal sentido, el artculo 64 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos y el artculo 59 del
Reglamento de la Corte, facultan a este tribunal a emitir opinin sobre los derechos sustantivos
contenidos en dicho texto, en otros tratados concernientes a la proteccin de los Derechos Humanos en
los Estados Americanos, y sobre la compatibilidad de los derechos consagrados en tales instrumentos con
los ordenamientos internos de los pases miembros.371 Sobre esto ltimo, la Corte ha afirmado que la
promulgacin de una ley contraria a la Convencin Americana constituye una violacin de iure de la
misma. As, ha sealado:
367
BUERGENTHAL, Thomas. The Advisory Practice of the Inter American Human Rights Court, en: American Journal of International Law,
n. 79, 1985, pp. 1-27.
368
CHUECA SANCHO, Angel. La Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en: Anuario de Derechos Humanos, n.
3. Madrid: Instituto de Derechos Humanos, 1985, pp. 573 y ss.
369
Opinin Consultiva n. 1/82, prrafo 25; Opinin Consultiva n. 3/83, prrafo 36.
370
Opinin Consultiva OC-1/82 del 24 de setiembre de 1982, Serie A, n. 1, prrafo 31; Opinin Consultiva OC-5/85, prrafo 21.
371
VENTURA ROBLES, Manuel E. y Daniel ZOVATTO. La Naturaleza de la Funcin Consultiva de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en: Revista IIDH, n. 7, San Jos: IIDH, Enero-Junio, 1988, p. 162; CISNEROS SNCHEZ, Mximo. Algunos Aspectos de la
Jurisdiccin Consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En: La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Estudios y
Documentos. San Jos: IIDH, 1986, pp. 65-66.
109
Son muchas las maneras como un Estado puede violar un tratado internacional y, especficamente,
la Convencin. En este ltimo caso, puede hacerlo, por ejemplo, omitiendo dictar las normas a que
est obligado []. Tambin, por supuesto, dictando disposiciones que no estn en conformidad
con lo que de l exigen sus obligaciones dentro de la Convencin. Si esas normas se han adoptado
de acuerdo con el ordenamiento jurdico interno o contra l, es indiferente para estos efectos.372
En relacin a la expresin otros tratados, sobre los cuales la Corte puede emitir opiniones consultivas,
este tribunal ha sealado que se refiere a toda disposicin concerniente a la proteccin de los derechos
humanos, de cualquier tratado internacional aplicable en los Estados Americanos, con independencia de
que sea bilateral o multilateral, de cul sea su objeto principal o de que sean o puedan ser partes del
mismo, Estados ajenos al sistema interamericano.373
Adicionalmente podramos sealar que esta opinin puede ser dada a solicitud de los pases miembros de
la OEA as como de sus rganos e instituciones especializadas.374
De todo lo expuesto hasta aqu resulta clara la distincin entre el procedimiento contencioso y el
consultivo que pueden ser seguidos ante la Corte. As, en el primero, la Corte Interamericana no solo debe
interpretar las normas aplicables, establecer la veracidad de los hechos denunciados y decidir si los
mismos pueden ser considerados como una violacin de la Convencin imputable a un Estado parte, sino
tambin, disponen que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad conculcados, en el
entendido de que los Estados partes en este proceso estn obligados a cumplir el fallo de la Corte. En
cambio, en el procedimiento consultivo, la Corte no est llamada a resolver cuestiones de hecho sino a
emitir su opinin sobre la interpretacin de una norma jurdica. La Corte, en este mbito, cumple una
funcin asesora, de modo tal que sus opiniones no tienen el mismo efecto vinculante que se reconoce
para sus sentencias en materia contenciosa.375
Finalmente, cabra referir que la Corte, quien desde 1982 hasta la fecha ha emitido 18 opiniones
consultivas, 376 tiene la potestad de no responder a las consultas, debiendo motivar esta decisin. Esto
372
Opinin Consultiva OC-13/93 del 16 de julio de 1993, prrafo 26. Vase MNDEZ, Juan y otros. Amicus Curiae sobre la Interpretacin del
artculo 4 y prrafo 2 (in fine) y prrafo 3 de la Convencin Americana de Derechos Humanos OC-14, en: Revista IIDH, n. 18, San Jos: IIDH,
julio - diciembre de 1993, p. 37.
373
CISNEROS SNCHEZ, Mximo. Ob. cit., pp. 59-69.
374
As tenemos: La Asamblea General, la Reunin de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, el Consejo Permanente, el Consejo
Interamericano para el Desarrollo Integral, el Comit Jurdico Interamericano, la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, la Secretara
General, las Conferencias Especializadas y los Organismos Especializados.
375
VENTURA, Manuel y Daniel ZOVATTO. La Funcin Consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Naturaleza y
Principios 1982-1987. Madrid: Civitas, 1989, pp. 32-33.
376
Las opiniones consultivas son: Otros Tratados objeto de la funcin consultiva de la Corte (art. 64 Convencin Americana sobre Derechos
Humanos). OC-1/82; el efecto de las reservas sobre la entrada en vigencia de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos OC-2/82;
Restricciones a la pena de muerte (arts. 4.2 y 4.4 Convencin Americana sobre Derechos Humanos). OC-3/83; Propuesta de modificacin a la
Constitucin Poltica de Costa Rica relacionada con la naturalizacin. OC-4/84; La colegiacin obligatoria de periodistas (arts. 13 y 29
Convencin Americana sobre Derechos Humanos). OC-5/85; La expresin leyes en el artculo 30 de la Convencin Americana sobre Derechos
Humanos. OC-6/86; Exigibilidad del derecho de rectificacin o respuesta (arts. 14.1, 1.1 y 2 de la Convencin Americana sobre Derechos
110
sucedi por ejemplo con una opinin solicitada por Costa Rica, donde la Corte consider que la respuesta
poda desvirtuar su funcin contenciosa,377 razn por la cual, opt por no emitir opinin.
CUESTIONARIO
1. Quines pueden accionar ante la Comisin y Corte Interamericanas por violacin a los derechos
humanos?
2. Qu fases componen el procedimiento en el sistema interamericano de proteccin de los derechos
humanos?
3. Qu valor jurdico tienen los informes de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos?
4. Cmo deben ejecutarse internamente las medidas provisionales decretadas por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos?
5. Qu valor jurdico tienen las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y cmo
deben ejecutarse internamente, segn cada caso?
6. Qu valor jurdico tienen las opiniones consultivas de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos?
CASO PRCTICO
Un expediente sube en apelacin a una Sala de la Corte Superior de Lima de la cual usted forma parte. La
apelacin se sustenta bsicamente en que la 1ra. instancia judicial no ha tomado en consideracin una
serie de informes de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, as como sentencias y opiniones
consultivas de la Corte Interamericana, que son favorables a su posicin, al precisar la verdadera
extensin y alcances del derecho a la integridad personal, objeto del proceso.
Luego de una minuciosa revisin del expediente, usted verifica que, en efecto, el juez de primera
instancia no ha tomado en cuenta la documentacin referida, amparndose en que tales rganos y, en
particular, sus resoluciones son meras recomendaciones, sin nimo vinculante alguno.
Humanos). OC-7/86; El Hbeas Corpus bajo suspensin de garantas (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convencin Americana sobre Derechos
Humanos).OC-8/87; Garantas judiciales en estados de emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convencin Americana sobre Derechos Humanos). OC9/87; Interpretacin de la Declaracin Americana de Derechos y Deberes del Hombre en el marco del artculo 64 de la Convencin Americana
sobre Derechos Humanos. OC-10/89; Excepciones al agotamiento de los recursos internos (arts. 46.1, 46.2.a y 46.2.b, Convencin Americana
sobre Derechos Humanos). OC-11/90; Compatibilidad de un proyecto de ley con el artculo 8.2.h de la Convencin Americana sobre Derechos
Humanos. OC-12/91; Ciertas atribuciones de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (arts. 41, 42, 44, 46, 47, 50 y 51 Convencin
Americana sobre Derechos Humanos). OC-13/93; Responsabilidad internacional por expedicin y aplicacin de leyes violatorias de la
Convencin (arts. 1 y 2 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos). OC-14/94; Informes de la Comisin Interamericana de
Derechos Humanos (art. 51 Convencin Americana sobre Derechos Humanos). OC-15/97; El Derecho a la informacin sobre la asistencia
consular en el marco de las garantas del debido proceso legal. OC-16/99; Condicin Jurdica y Derechos Humanos del Nio. OC-17/02; y
Condicin Jurdica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. OC-18/03.
377
CORTE INTERAMERICNA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva 12/91 del 6 de diciembre de 1991.
111
Adicionalmente, el apelante que se encuentra detenido acompaa a su escrito de apelacin una copia
simple de una resolucin de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en virtud de la cual, sta
dicta una medida provisional, decretando se adopten una serie de acciones destinadas a la proteccin
fsica del detenido, entre ellas, un examen mdico que determine su estado fsico y mental practicado por
un mdico legista, una entrevista privada con el Defensor del Pueblo, etc. medidas que an no han sido
observadas por autoridad judicial alguna.
112
CAPTULO 4
ANLISIS DOCTRINARIO Y JURISPRUDENCIAL DE CIERTOS DERECHOS
FUNDAMENTALES RECOGIDOS EN INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
OBLIGATORIOS PARA EL PER
OBJETIVO: Este captulo est destinado a brindarle al magistrado una fuente inmediata de consulta
respecto de ciertos derechos fundamentales. En este sentido, tendr por cada derecho los instrumentos
internacionales que lo respaldan, la jurisprudencia que sobre el particular pueda haber dictado la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y un breve anlisis doctrinario, explicativo de tal derecho.
I.
Introduccin
Si bien resultara una tarea imposible describir y analizar cada uno de los derechos humanos de los cuales
somos titulares, si creemos til y necesario desarrollar aquellos derechos que puedan resultar de mayor
inters para nuestros magistrados, sea por su carcter inderogable en toda situacin o circunstancia
(estados de excepcin) o por la mayor frecuencia de su transgresin. Con esto, no queremos establecer
una prioridad ni menos una jerarqua de los mismos, pues somos partcipes del criterio que todos ellos
deben ser entendidos como una unidad. Simplemente, creemos que la formacin de un magistrado,
requiere conocer en detalle los derechos ms invocados.
Debemos recordar una vez ms, que los tribunales nacionales constituyen normalmente el primer recurso
del individuo contra la violacin de los derechos humanos. En esa lgica, resulta fundamental tomar
conocimiento de aquellos derechos que en el Per y, en general en Amrica Latina, suelen ser ms
invocados por los recurrentes.
1.
Derecho a la Vida
1.1.
Base normativa
113
1.2.
Por tanto, el Estado es el primer garante del derecho a la vida y el pleno respeto de este derecho exige
principalmente: (1) que ninguna persona sea privada arbitrariamente de ella, (2) que no se produzcan
desapariciones forzadas o involuntarias, y (3) que se limite progresivamente la pena de muerte, en los
casos de pases donde todava subsista la figura jurdica.381
Es importante precisar que, la violacin del derecho a la vida no solo se produce por la muerte de la
persona en las condiciones antes descritas, sino tambin cuando se atenta contra la vida aunque la muerte
de la vctima no se produzca.382 Sin embargo, si la violacin de este derecho conllevase a la muerte de la
vctima estaramos ante una ejecucin arbitraria, es decir, una ejecucin contraria a la justicia, a la razn
o a las leyes, dictada nicamente por la voluntad y el capricho del Estado. Esta ejecucin puede darse sin
un proceso judicial previo ejecucin extrajudicial, o con proceso judicial carente de garantas
378
Toda persona goza de sus derechos humanos desde el momento de la concepcin, como lo seala el artculo 4 de la Convencin Americana,
consagrndose de esta manera la proscripcin del aborto. CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. El Sistema Interamericano de Derechos
Humanos. Bogot: Pontificia Universidad Javeriana, 1985, p. 66.
379
Ibdem. VASAK, Karel (editor). Ensayos sobre Derechos Humanos. Las dimensiones Internacionales de los Derechos Humanos. Vol. I.
Lima: CAJ, 1984, p. 227. Vase GROS ESPIELL, Hctor. Derechos Humanos. Lima: Cultural Cuzco, 1991, pp. 297-298.
380
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de los Nios de la Calle (Villagrn Morales y otros). Sentencia del 19
de noviembre de 1999. Serie C, n. 63, prr.144.
381
ODONNELL, Daniel. La Proteccin Internacional de los Derechos Humanos. Lima: Comisin Andina de Juristas, 1988, p. 50.
382
Ibdem, p. 54.
114
ejecucin sumaria, o a consecuencia de la violacin del Derecho Internacional Humanitario, esto es,
una privacin arbitraria de la vida de civiles en manos de miembros de las fuerzas armadas o de seguridad
en medio de un conflicto armado, sea este internacional o interno.383
Se debe anotar que el Estado, bajo ningn motivo, podr invocar ante la violacin del derecho de la vida
el pretexto de querer mantener la seguridad pblica, el bien comn, la seguridad nacional u otro concepto
afn. Como lo seala la Corte Interamericana de Derechos Humanos, nadie discute la obligacin primaria
del Estado de salvaguardar su propia seguridad, sin embargo ninguna actividad de este puede ir contra de
la dignidad humana, es decir, en contra de los derechos humanos que se fundamentan en este concepto,
lmite del poder del Estado.384 El derecho a la vida concluye el Comit de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas es un derecho absoluto que no admite restriccin alguna.385
El Estado tiene adems la obligacin de investigar oficial y efectivamente todas las presuntas violaciones
al derecho a la vida en cualquiera de sus formas y de juzgar y sancionar a todos los responsables.386 As la
Corte Interamericana seala:
Esta Corte ha sealado reiteradamente que la obligacin de investigar debe cumplirse con
seriedad y no como una simple formalidad condenada de antemano a ser infructuosa. La
investigacin que el Estado lleve a cabo en cumplimiento de esta obligacin debe tener un
sentido y ser asumida por el mismo como un deber jurdico propio y no como una simple
gestin de intereses particulares, que dependa de la iniciativa procesal de la vctima o de sus
familiares o de la aportacin privada de elementos probatorios, sin que la autoridad pblica
busque efectivamente la verdad.387
383
NACIONES UNIDAS. Ejecuciones sumarias o arbitrarias. A/RES/36/159 del 15 diciembre de 1989, p.3.
Esta Corte ha sealado en otras oportunidades que: [e]st ms all de toda duda que el Estado tiene el derecho y el deber de garantizar su
propia seguridad. Tampoco puede discutirse que toda sociedad padece por las infracciones a su orden jurdico. Pero, por graves que puedan ser
ciertas acciones y por culpables que puedan ser los reos de determinados delitos, no cabe admitir que el poder pueda ejercerse sin lmite alguno o
que el Estado pueda valerse de cualquier procedimiento para alcanzar sus objetivos, sin sujecin al derecho o a la moral. Ninguna actividad del
Estado puede fundarse sobre el desprecio a la dignidad humana. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez
Rodrguez. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C, n. 4, prr.154. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso
Durand y Ugarte. Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr.69. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
Caso Godnez Cruz. Sentencia del 20 de enero de 1989. Serie C, n. 5, prr.162.
385
En su comentario general 6 (16), adoptado en su 378 sesin, celebrada el 27 de julio de 1982, el Comit de Derechos Humanos hizo
observar que el derecho a la vida enunciado en el primer prrafo del artculo 6 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos es el
derecho supremo respecto del cual no se permite suspensin alguna, ni siquiera en situaciones excepcionales. Ese mismo derecho a la vida est
tambin consagrado en el artculo 3 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 10 de diciembre de 1948. Es fundamental para todos los derechos humanos. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS
HUMANOS. Observacin General N. 14. Armas nucleares y el derecho a la vida. Del 10 de abril de 1992, prr. 6.
386
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68,
prr.124. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Caracazo. Reparaciones. Sentencia del 29 de agosto de 2002.
Serie C, n. 95, prr.118.
387
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C, n. 100, prr.
112.
384
115
Esta obligacin tambin es reconocida por la Corte Europea y por el Comit de Derechos Humanos de
Naciones Unidas con nfasis en las desapariciones forzosas, quienes sealan respectivamente lo
siguiente:
[l]a prohibicin general que tienen los agentes estatales de abstenerse de privar
arbitrariamente de la vida a un individuo [...] sera inefectiva, en la prctica, si no existiera un
procedimiento en el que se revisara la legalidad del uso de la fuerza letal por parte de dichas
autoridades. La obligacin [] respecto a la proteccin del derecho a la vida, [] requiere la
realizacin de [...] una investigacin oficial efectiva, cuando algn individuo haya fallecido
como consecuencia del uso de la fuerza.388
[] el Estado Parte tiene el deber de investigar a fondo las presuntas violaciones de derechos
humanos, en particular las desapariciones forzadas de personas y las violaciones del derecho a
la vida, y de encausar penalmente, juzgar y castigar a quienes sean considerados responsables
de esas violaciones. Este deber es aplicable a fortiori en los casos en que los autores de esas
violaciones han sido identificados.389
De otro lado, un caso relativamente frecuente de violacin de este derecho es la limpieza social o
tnica, destinada a la eliminacin de un sector de la sociedad considerado marginado (prostitutas,
homosexuales, mendigos, nios de la calle, vagos, etc.).391 Este tipo de conducta ha sido calificada por la
Comisin Interamericana:
388
CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case of Hugh Jordan v. the United Kingdom. Judgment of 4 May 2001, prr. 105.
CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case of iek v. Turkey. Judgment of 27 February 2001, prr. 148. CORTE EUROPEA DE
DERECHOS HUMANOS. Mc Cann and Others v. the United Kingdom. Judgment of 27 September 1995. Serie A, n. 324, prr. 161; CORTE
EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case Kaya v. Turkey. Judgment of 19 February 1998, prr. 105.
389
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Arhuacos v. Colombia. Del 19 de agosto de 1997, prr. 8.8. En:
CCPR/C/60/D/612/1995. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Bautista v. Colombia. Del 13 de noviembre de 1995,
prr. 8.6. En: CCPR/C/55/D/563/1993.
390
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Caso Barrios Altos. Serie C, n. 75, prr. 41. En igual sentido, CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Trujillo Oroza. Reparaciones. Sentencia de 27 de Febrero de 2002. Serie C, n. 92,
prr. 106; y Caso Barrios Altos. Interpretacin de la Sentencia de Fondo. Sentencia de 3 de septiembre de 2001. Serie C, n. 83, prr. 15.
391
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Proteccin de los Derechos Humanos. Definiciones operativas. Lima: CAJ, 1997, p. 57.
116
La privacin arbitraria de la vida se produce cuando un funcionario o agente del Estado, en ejercicio de
sus funciones o un tercero bajo su instigacin o consentimiento, priva de la vida por accin u omisin a
una persona o grupo de personas, sea: a) intencionalmente o b) por negligencia o uso desproporcionado o
excesivo de la fuerza.393
[l]a proteccin contra la privacin arbitraria de la vida, que es explcitamente exigida por el
tercer prrafo del artculo 6.1 [del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos] es de
suprema importancia. El Comit considera que los Estados Partes deben tomar medidas no
slo para prevenir y castigar la privacin de la vida [causada por] actos criminales sino
tambin para prevenir los homicidios arbitrarios [cometidos por] sus propias fuerzas de
seguridad. La privacin de la vida por autoridades del Estado es una cuestin de suma
gravedad. En consecuencia, [el Estado] debe controlar y limitar estrictamente las
circunstancias en las cuales [una persona] puede ser privada de su vida por tales
autoridades.394
Un caso que ha suscitado gran preocupacin por la frecuencia de su prctica es aquel en el que un
agente del Estado viola su derecho a la vida de un detenido, ejecutndolo arbitrariamente. Y es que el
Estado tiene la obligacin de garantizar este derecho a todo detenido; as lo reconoce expresamente el
artculo 5 (2) de la Convencin Americana cuando estipula que toda persona privada de libertad ser
tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano, lo que confirma la Corte
Interamericana cuando afirma reiteradamente en sus sentencias que:
392
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Segundo Informe sobre la Situacin de los Derechos Humanos en
Colombia, 14 de octubre de 1993, p. 158.
393
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p. 56.
394
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de los Nios de la Calle (Villagrn Morales y otros). Sentencia del 19
de noviembre de 1999. Serie C, n. 63, prr.145; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca Velsquez.
Sentencia del 25 de noviembre de 2000. Serie C, n. 70, prr.172.
117
Toda persona privada de libertad tiene derecho a vivir en condiciones de detencin compatibles
con su dignidad personal y el Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad
personal.395
Por tanto, ningn acto del Estado en este sentido puede ser justificado por ms culpable o grave que sea el
accionar del reo. Como se puede apreciar en las dos sentencias relativas a la represin del motn que se
efecto en el pabelln azul del penal peruano San Juan Bautista, conocido como El Frontn, la Corte
Interamericana no excus el exceso de la fuerza utilizada por el Estado que incluy la demolicin del
pabelln con los detenidos en su interior no solo por el volumen de la fuerza empleada sino tambin
por negar la ltima posibilidad de rendicin a las vctimas, a pesar de aceptar que los detenidos podran
haber sido responsables de delitos sumamente graves y que estos se hallaban armados.396
Y es que, la obligacin de garantizar el derecho a la vida a toda persona sujeta a la jurisdiccin del
Estado, le implica tambin a este el deber de prevenir razonablemente las situaciones que puedan terminar
en la violacin de este derecho, como lo especifica la Corte Interamericana en el Caso Velsquez
Rodrguez contra el Estado hondureo.397 Sobre las formas para prevenir esta violacin, un primer
acercamiento lo realiza la misma Corte en el Caso del Caracazo, en donde sostiene la necesidad del
Estado de capacitar a todos los miembros de sus fuerzas armadas se entiende que tambin las fuerzas
policiales sobre los principios y obligaciones (nacionales e internacionales) que posee el Estado sobre
la materia y por tanto el mejor y adecuado uso de las armas, evitando as el uso desproporcionado o
excesivo de la fuerza por parte de los agentes del Estado,398 especialmente en casos de manifestaciones.399
395
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca Velsquez. Sentencia del 25 de noviembre de 2000. Serie C, n.
70, prr.171 y 174. Vase tambin CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Neira Alegra y otros. Sentencia del 19
de enero de 1995. Serie C, n. 20, prr.60. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia del
16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr.69; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de
Septiembre de 2003. Serie C, n. 100, prr.126.
396
[] Pero, en el caso que nos ocupa, el anlisis que debe hacerse tiene que ver, ms bien, con el derecho del Estado a usar la fuerza, aunque
ella implique la privacin de la vida, en el mantenimiento del orden, lo cual no est en discusin. Hay abundantes reflexiones en la filosofa y en
la historia sobre cmo la muerte de individuos en esas circunstancias no genera para el Estado ni sus oficiales responsabilidad alguna. Sin
embargo, como aparece de lo expuesto con anterioridad en esta sentencia, la alta peligrosidad de los detenidos en el Pabelln Azul del Penal San
Juan Bautista y el hecho de que estuvieren armados, no llegan a constituir, en opinin de esta Corte, elementos suficientes para justificar el
volumen de la fuerza que se us en ste y en los otros penales amotinados y que se entendi como una confrontacin poltica entre el Gobierno y
los terroristas reales o presuntos de Sendero Luminoso [], lo que probablemente indujo a la demolicin del Pabelln, con todas sus
consecuencias, incluida la muerte de detenidos que eventualmente hubieran terminado rindindose y la clara negligencia en buscar sobrevivientes
y luego en rescatar los cadveres. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Neira Alegra y otros. Sentencia del 19
de enero de 1995. Serie C, n. 20, prr. 76. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia del
16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr. 70. Vase el mismo argumento en: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
Caso Godnez Cruz. Sentencia del 20 de enero de 1989. Serie C, n. 5, prr.162.
397
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez Rodrguez. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C, n.. 4,
prr.188.
398
[] El Estado debe adoptar todas las providencias necesarias para [encarar situaciones de perturbacin del orden pblico mediante la
aplicacin de medios y mtodos respetuosos de los derechos humanos] y, en particular, las tendientes a formar y capacitar a todos los miembros
de sus cuerpos armados y de sus organismos de seguridad sobre los principios y normas de proteccin de los derechos humanos y sobre los
lmites a los que debe estar sometido, aun bajo los estados de excepcin, el uso de las armas por parte de los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley. No se pueden invocar pretextos de mantenimiento de seguridad pblica para violar el derecho a la vida. Debe, asimismo, el
Estado, ajustar los planes operativos tendientes a encarar las perturbaciones del orden pblico a las exigencias del respeto y
proteccin de tales derechos, adoptando, al efecto, entre otras medidas, las orientadas a controlar la actuacin de todos los
miembros de los cuerpos de seguridad en el terreno mismo de los hechos para evitar que se produzcan excesos. Y debe finalmente, el Estado
118
Asimismo, la Corte en el Caso Juan Humberto Snchez,400 recoge el cuarto de los Principios sobre la
efectiva prevencin e investigacin de ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias y sumarias de Naciones
Unidas,401 que dispone la obligacin de garantizar la proteccin efectiva mediante recursos judiciales o de
otro tipo a quienes estn en situacin de peligro de ser ejecutados.
Por ltimo, no se debe olvidar que es sobre el Estado y no sobre los defensores de la vctima que
recae la obligacin de proveer una explicacin satisfactoria y convincente sobre los hechos acontecidos y
de desvirtuar su responsabilidad en ellos, entregando la informacin y la pruebas relacionadas con el
destino que ha tenido la persona detenida. En este sentido, la Corte Interamericana ha indicado:
[] El Estado como garante de este derecho le impone la prevencin en aquellas situaciones
como ahora en el sub judice que pudieran conducir, incluso por accin u omisin, a la
supresin de la inviolabilidad del derecho a la vida. En este sentido, si una persona fuera
detenida en buen estado de salud y posteriormente, muriera, recae en el Estado la obligacin
de proveer una explicacin satisfactoria y convincente de lo sucedido y desvirtuar las
alegaciones sobre su responsabilidad, mediante elementos probatorios vlidos, ya que en su
condicin de garante el Estado tiene tanto la responsabilidad de garantizar los derechos del
individuo bajo su custodia como la de proveer la informacin y las pruebas relacionadas con el
destino que ha tenido la persona detenida.402
Esto se condice con la obligacin del Estado de investigar a fondo los actos en su territorio que conlleven
la violacin de los derechos humanos.403
garantizar que, de ser necesario emplear medios fsicos para enfrentar las situaciones de perturbacin del orden pblico, los miembros de sus
cuerpos armados y de sus organismos de seguridad utilizarn nicamente los que sean indispensables para controlar esas situaciones de manera
racional y proporcionada, y con respeto a los derechos a la vida y a la integridad personal. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS. Caso Caracazo. Reparaciones. Sentencia del 29 de agosto de 2002. Serie C, n. 95, prr.127.
399
Al respecto, vase COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Chile 1985. Cap. 3, prr. 101: Esta modalidad
de atentado contra el derecho a la vida se deriva del empleo de medios desproporcionados empleados por las fuerzas de seguridad en la represin
de manifestaciones pblicas, como consecuencia de los cuales se ha producido la muerte de numerosas personas.
400
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Juan Humberto Snchez. Sentencia del 7 de junio de 2003. Serie C, n.
99, prr.133.
401
Texto recomendado por el Consejo Econmico y Social en su resolucin 1989/65, del 24 de mayo de 1989. Asimismo, vase el Manual sobre
prevencin e investigacin eficaces de las ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias o sumarias, emitido por las Naciones Unidas en 1991.
402
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Juan Humberto Snchez. Sentencia del 7 de junio de 2003. Serie C, n.
99, prr.111. Vase tambin: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Neira Alegra y otros. Sentencia del 19 de
enero de 1995. Serie C, n. 20, prr.76. En este mismo sentido: CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case of. Aksoy v. Turkey,
judgment of 18 December 1996. Reports of Judgments and Decisions 1996-VI, prr. 61; CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS.
Ribitsch v. Austria, judgment of 4 December 1995. Series A, n. 336, prr. 34. CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case of
Tomasi v. France, judgment of 27 August 1992. Series A n. 241-A, prr. 108-111.
403
Vase cita 9. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie
C, n. 68, prr.124. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Caracazo. Reparaciones. Sentencia del 29 de agosto de
2002. Serie C, n. 95, prr.118.
119
1.2.2.
Aunque su denominacin apareci tardamente en una convencin aplicable a los Estados Partes de la
Convencin Americana,405 la Asamblea de la OEA ha afirmado que constituye un crimen de lesa
humanidad y un cruel e inhumano procedimiento con el propsito de evadir la ley, en detrimento de las
normas que garantizan la proteccin contra la detencin arbitraria y el derecho a la seguridad e integridad
personales,406 por lo que se debe promover la investigacin de tales actos para erradicarlos del accionar
de los Estados.407 Asimismo, en el mbito universal, se han dado valiosos pasos en el camino no solo de
la aplicacin de sanciones a los responsables sino tambin por el cese de esta cruel prctica y la aparicin
de las vctimas. De esta manera, la creacin del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones forzosas o
involuntarias de la Comisin de Derechos Humanos de las Naciones Unidas408 representa el mayor de
estos avances, sin dejar de reconocer otros plasmados en documentos como la AG/Res 33/174 (20 de
diciembre de 1978); la resolucin 1979/38 (10 de mayo de 1979) del Consejo Econmico y Social; la
resolucin 5B (XXXII) (05 de setiembre de 1979) de la Subcomisin de Prevencin de Discriminaciones
y Proteccin a las Minoras, entre otros.
Como es fcil denotar, la desaparicin forzada es una forma compleja de violacin de varios derechos
humanos fundamentales como el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad, a la integridad, entre
otros que los Estados estn obligados a respetar y garantizar, como lo ha sealado tanto el Grupo de
404
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez Rodrguez. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C, n. 4,
prr.149; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Godnez Cruz. Sentencia del 20 de enero de 1989. Serie C, n. 5,
prr.157.
405
La Convencin Interamericana sobre Desaparicin Forzada de Personas fue adoptada el 09 de junio de 1994 y entr en vigencia el 28 de
marzo de 1996. En el caso del Per, este instrumento tuvo vigencia a partir del 15 de marzo de 2002.
406
AG/Res 742 del 17 de noviembre de 1984.
407
Vase los siguientes documentos de la OEA: AG/RES. 443 (IX-0/79) del 31 de octubre de 1979; AG/RES 510 (X-0/80) del 27 de noviembre
de 1980; AG/RES. 618 (XII-0/82) del 20 de noviembre de 1982; AG/RES. 666 (XIII-0/83) del 18 de noviembre de 1983; AG/RES. 742 (XIV0/84) del 17 de noviembre de 1984 y AG/RES. 890 (XVII-0/87) del 14 de noviembre de 1987; as como los informes anuales de la Comisin
Interamericana de Derechos Humanos de los aos: 1978 (pp. 22-24); 1980-1981 (pp. 113-114); 1982-1983 (pp. 49-51); 1985-1986 (pp. 40-42);
1986-1987 (pp. 299-306) y en muchos de sus informes especiales por pases como: OEA/Ser.L/V/II.49, doc. 19, 1980 (Argentina);
OEA/Ser.L/V/II.66, doc. 17, 1985 (Chile) y OEA/Ser.L/V/II.66, doc. 16, 1985 (Guatemala); entre otros.
408
A travs de la AG/Res. 20 (XXXVI) del 29 de febrero de 1980.
120
Trabajo de Naciones Unidas sobre este tema409 como la Corte Interamericana,410 quien sobre el carcter
mltiple de esta violacin ha concluido:
121
Justamente por esta forma compleja y continuada de violacin a los derechos humanos, un caso de
desaparicin forzada se debe encarar de manera integral e indivisible,416 es decir, se debe analizar en
forma simultnea todas las violaciones que se hubiesen cometido y tener en cuenta que no solo se violan
los derechos de la vctima sino tambin los de sus familiares quienes no cabe duda pasan desde la
desaparicin y durante todo el proceso por una tortura psicolgica de no saber si la vctima est viva o no,
ni de poder darle sepultura, e incluso el derecho de la propia sociedad de conocer la verdad de los
hechos.417
412
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez Rodrguez. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C, n. 4,
prr. 155.
413
Ibdem, prr. 156.
414
Ibdem, prr. 157.
415
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Blake. Sentencia del 24 de enero de 1998. Serie C, n. 36, prr.55.
416
El fenmeno de las desapariciones constituye una forma compleja de violacin de los derechos humanos que debe ser comprendida y
encarada de una manera integral. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez Rodrguez. Sentencia del 29 de
julio de 1988. Serie C, n. 4, prr.150.
417
74. Este Tribunal se ha referido en reiteradas ocasiones al derecho que asiste a los familiares de las vctimas de conocer lo que sucedi y
saber quines fueron los agentes del Estado responsables de los respectivos hechos. [L]a investigacin de los hechos y la sancin de las
personas responsables, [...] es una obligacin que corresponde al Estado siempre que haya ocurrido una violacin de los derechos humanos y esa
obligacin debe ser cumplida seriamente y no como una mera formalidad. Adems, este Tribunal ha indicado que el Estado tiene la obligacin
de combatir [la impunidad] por todos los medios legales disponibles ya que [sta] propicia la repeticin crnica de las violaciones de derechos
humanos y la total indefensin de las vctimas y de sus familiares. El Estado que dejara impune las violaciones de derechos humanos estara
incumpliendo, adicionalmente, su deber general de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos de las personas sujetas a su jurisdiccin.
[]
76. El derecho que toda persona tiene a la verdad, ha sido desarrollado por el derecho internacional de los derechos humanos, y, como sostuvo
esta Corte en anteriores oportunidades, la posibilidad de los familiares de la vctima de conocer lo sucedido a sta, y, en su caso, dnde se
encuentran sus restos, constituye un medio de reparacin y, por tanto, una expectativa que el Estado debe satisfacer a los familiares de la vctima
y a la sociedad como un todo.
77. Finalmente, es obligacin del Estado, segn el deber general establecido en el artculo 1.1 de la Convencin, asegurar que estas graves
violaciones no se vuelvan a repetir. En consecuencia, debe hacer todas las gestiones necesarias para lograr este fin. Las medidas preventivas y de
122
En el caso de la violacin al derecho a la vida por la prctica de las desapariciones forzadas, la Corte ha
entendido que transcurrido un determinado perodo sin que se conozca el paradero de la vctima esto
indicara que se ha cometido una ejecucin extrajudicial, esto es, una ejecucin sin proceso previo.418 Para
la Corte, la prueba indiciaria que fundamenta una presuncin judicial es de total importancia ante un actor
como el Estado que posee todo el poder de ocultar o destruir pruebas vitales. En este sentido, la Corte
atribuye un alto valor probatorio a las pruebas testimoniales en los procesos de desaparicin forzada, en
razn de la naturaleza de este delito, como son esencialmente los testimonios referenciales y pruebas
circunstanciales.419 Esta posicin se contrapone a la defensa tradicional de los Estados quienes
argumentan justamente la falta del cuerpo de la vctima para desestimar la configuracin del delito.420
En sntesis, las desapariciones forzadas implican con frecuencia la ejecucin de los detenidos en
secreto y sin juicio, la negacin por parte del Estado de la detencin por parte de sus agentes,421 el
ocultamiento o destruccin de cadveres y de toda huella material del crimen y, por ltimo, la bsqueda
de la impunidad de los responsables de tan denigrantes actos422 aunque la misma Corte establece que
no se puede interpretar, en todos los casos, que la omisin de investigacin sea una forma de encubrir a
los autores de un delito contra la vida.423
123
no sancionando a los responsables, manifestndose una ruptura radical del Estado con la Convencin
Americana, en la medida en que se concluye que efectuar esta prctica y la de la conducente ejecucin
extrajudicial implica el craso abandono de los valores que emanan de la dignidad humana y de los
principios que ms profundamente fundamentan el sistema interamericano y la misma Convencin.424
1.2.3.
Pena de muerte
Sobre la pena de muerte, resulta pertinente empezar sealando que no constituye una ejecucin arbitraria
la aplicacin por un pas de la pena de muerte, siempre que esta se haya encontrado previamente
contemplada en el ordenamiento jurdico nacional. As lo entiende la Corte Interamericana cuando
sostiene:
El artculo 4.1 de la Convencin estipula que [n]adie puede ser privado de la vida
arbitrariamente. La expresin arbitrariamente excluye, como es obvio, los procesos legales
aplicables en los pases que an conservan la pena de muerte.425
Sin embargo, los diversos instrumentos internacionales disponen algunas limitaciones: a) que la pena de
muerte no sea restablecida en aquellos pases que la abolieron,426 b) que los pases que contemplan la
pena de muerte, no amplen las causales o delitos para su aplicacin427 y, c) que la pena de muerte solo se
la cuestin de la validez de la pretendida norma, es de sealar que ella sera aplicable en ausencia de una investigacin seria. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso las Palmeras. Sentencia del 6 de diciembre de 2001. Serie C, n. 90, prr.42.
424
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez Rodrguez. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C, n. 4,
prr.158; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Godnez Cruz. Sentencia del 20 de enero de 1989. Serie C, n. 5,
prr.166-167; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Fairn Garbi y Sols Corrales. Sentencia del 15 de marzo de
1989. Serie C, n. 6, prr.151-152. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Juan Humberto Snchez. Sentencia del 7
de junio de 2003. Serie C No 99, prr.110.
425
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Neira Alegra y otros. Sentencia del 19 de enero de 1995, prr. 74.
426
Art. 4 (3) de la Convencin Americana de Derechos Humanos.
427
Sobre este punto, a propsito de la incorporacin del artculo 140 en la Constitucin Poltica del Per de 1993, mediante la cual se ampliaron
las causales de aplicacin de la pena de muerte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sealado que si la ley interna que ampla las
causales de aplicacin de la pena de muerte no es de aplicacin inmediata y no ha sido an aplicada a un caso concreto, ello no representa una
violacin de los derechos humanos, lo que s se producira si la ley fuera de aplicacin inmediata. As la Corte afirma que:
41. Es conveniente sealar, en primer lugar, que una ley que entra en vigor no necesariamente afecta la esfera jurdica de personas determinadas.
Puede suceder que est sujeta a actos normativos posteriores, al cumplimiento de ciertas condiciones o, llanamente, a su aplicacin por
Funcionarios del Estado, antes de afectar esa esfera. O puede ser que, en cambio, las personas sujetas a jurisdiccin de la norma se afecten por la
sola vigencia de la misma. A estas ltimas normas y a falta de mejor denominacin, la Corte las llamar leyes de aplicacin inmediata en el curso
de esta opinin.
42. En el caso de que la ley no sea de aplicacin inmediata y no haya sido an aplicada a un caso concreto, la Comisin no puede comparecer
ante la Corte para someter un caso contra el Estado con base en la sola emisin de la ley. La ley que no es de aplicacin inmediata es mera
facultad dada a las autoridades para tomar medidas de acuerdo con ella. No representa, per se, violacin de los derechos humanos.
43. En el caso de las leyes de aplicacin inmediata, tal como han sido definidas anteriormente, la violacin de los derechos humanos, individual o
colectiva, se produce por el solo hecho de su expedicin. As una norma que despojara de algunos de sus derechos a una parte de la poblacin, en
razn, por ejemplo, de su raza, automticamente lesiona a todos los individuos de esa raza.
44. Cuando se trate de aquellas normas que solamente violan los derechos humanos cuando se aplican, para evitar que tales violaciones se
consumen la Convencin [Americana] contempla los mecanismos de las medidas provisionales (art. 63.2 de la Convencin, art. 29 del
Reglamento de la Comisin ).
45. La razn de que la Comisin [Interamericana de Derechos humanos] no pueda someter a la Corte casos de leyes que no sean de aplicacin
inmediata y que an no hayan sido aplicadas, es que, conforme al artculo 61.2 de la Convencin, [p]ara que la Corte pueda conocer de cualquier
caso, es necesario que sean agotados los procedimientos previstos en los artculos 48 a 50 y para que esos procedimientos puedan ser iniciados es
indispensable que la Comisin reciba una comunicacin o peticin que contenga una denuncia o queja de una violacin concreta de derechos
humanos respecto de individuos determinados.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre Responsabilidad internacional por expedicin y
aplicacin de leyes violatorias de la Convencin, OC-14/94 del 9 de diciembre de 1994, prr. 41-45.
124
aplique para delitos graves, y no para delitos polticos ni conexos con los polticos,428 como tampoco a
menores de 18 aos ni mayores de 70, ni a mujeres en estado de gravidez.429 Todo esto refleja una
tendencia progresiva hacia su abolicin, pues an cuando la convencin no prohbe expresamente la
aplicacin de la pena de muerte, la Corte [Interamericana] ha afirmado que las normas convencionales
sobre esta deben interpretarse en el sentido de limitar definitivamente su aplicacin y su mbito, de modo
que este se vaya reduciendo hasta su supresin final.430
En el caso de los pases en que subsista la pena de muerte, esta tambin estar limitada. As la Corte
Interamericana afirma que:
Quedan as definidos tres grupos de limitaciones para la pena de muerte en los pases que no
han resuelto su abolicin. En primer lugar, la imposicin o aplicacin de dicha pena est sujeta
al cumplimiento de reglas procesales cuyo respeto debe vigilarse y exigirse de modo estricto.
En segundo lugar, su mbito de aplicacin debe reducirse al de los ms graves delitos comunes
y no conexos con delitos polticos. Por ltimo, es preciso atender a ciertas consideraciones
propias de la persona del reo, las cuales pueden excluir la imposicin o aplicacin de la pena
capital.431
En cuanto a la primera limitacin sealada por la Corte, que indica que la imposicin de la pena de
muerte debe ser enmarcada en un debido proceso, esta se condice con lo sealado tanto por el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Polticos432 como por la Convencin Americana,433 cuando reafirman
que esta sancin debe ser producto de una sentencia definitiva expedida por un tribunal competente.
Asimismo, la Corte Interamericana recuerda que la lucha de los Estados contra el delito debe llevarse a
cabo con pleno respeto a los derechos humanos (incluido el derecho al debido proceso) y de los tratados
aplicables.434
428
125
Sobre la segunda limitacin, si bien en el documento de Naciones Unidas titulado Salvaguardias para
Garantizar la Proteccin de los Derechos de los Condenados a la Pena de Muerte,435 se define de manera
general a los delitos graves como aquellos delitos intencionales que conlleven consecuencias fatales u
otras consecuencias extremadamente graves, la Corte Interamericana precisa que incluso en los delitos
graves es posible distinguir diversos grados en funcin a los distintos elementos concurrentes en la
realizacin del delito, de manera tal, que se establece una graduacin de gravedad de los hechos, a la que
por supuesto debe corresponder la misma gravedad en la pena. Lo contrario, significara imponer
indiscriminadamente la misma sancin para diferentes conductas, contraviniendo el art. 4 (1) de la
Convencin Americana.436
La necesidad de atender las consideraciones propias del reo, como tercera limitante, se basa en el hecho
de no considerar a todo responsable del delito de homicidio intencional como merecedor de la pena de
muerte, pues si se pensase y actuase as se estara tratando a los acusados de este crimen no como seres
humanos individuales y nicos, sino como miembros indiferenciados y sin rostro de una masa que ser
sometida a la aplicacin ciega de la pena de muerte.437
Finalmente, de ejecutarse la pena capital esta deber realizarse de manera tal que se cause al condenado
los menores sufrimientos fsicos o morales posibles.438
2.
Aprobadas por el Consejo Econmico y Social de las Naciones Unidas, mediante Res. 1984/50, del 25 de mayo de 1984. Citado por
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., pp.56-69.
436
La privacin intencional e ilcita de la vida de una persona (homicidio intencional o doloso, en sentido amplio) puede y debe ser reconocida y
contemplada en la legislacin penal, si bien bajo diversas categoras (tipos penales) que correspondan a la diversa gravedad de los hechos,
tomando en cuenta los distintos elementos que pueden concurrir en ellos: especiales relaciones entre el delincuente y la vctima, mvil de la
conducta, circunstancias en las que sta se realiza, medios empleados por el sujeto activo, etc. De esta forma se establecer una graduacin en la
gravedad de los hechos, a la que corresponder una graduacin de los niveles de severidad de la pena aplicable. CORTE INTERAMERICANA
DE DERECHOS HUMANOS. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros. Sentencia del 21 de junio de 2002. Serie C, n. 94, prr.102.
437
Ibdem, prr.105.
438
Es ms, cuando un Estado Parte aplica la pena de muerte por los delitos ms graves, dicha pena no slo deber estar limitada estrictamente
segn lo dispuesto en el artculo 6, sino que deber ser ejecutada de manera que cause los menores sufrimientos fsicos o morales posibles.
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General N. 20. Prohibicin de la tortura y los tratos o penas
crueles. Del 10 de abril de 1992, prr. 6. (Esta observacin reemplaza la observacin general 7).
126
El derecho a la integridad personal implica el derecho que tiene toda persona de mantener y conservar su
integridad fsica (preservacin de rganos, partes y tejidos del cuerpo humano), psquica (preservacin de
habilidades motrices, emocionales e intelectuales) y moral (preservacin de sus convicciones).439 En otras
palabras, implica que ninguna persona independientemente de si se encuentra libre o privada de su
libertad puede ser sometida a tortura, a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. As lo ha
confirmado la Comisin Interamericana de Derechos Humanos en su decisin en el Caso 1716 (Hait),
donde seal:
Entiende la Comisin que la tortura fsica o moral no se justifica en modo alguno, por ser
atentatoria contra la dignidad humana y viola la integridad de la persona, cuya defensa est
consagrada en el Artculo 1 de la Declaracin Americana.440
De esta manera, queda prohibido todo procedimiento, tratamiento o pena por el cual se prive o inhabilite
intencionalmente a una persona de alguna parte de su cuerpo o de alguna de las facultades propias de su
mente o espritu.441
439
127
De otro lado, se debe precisar que los conceptos de tortura o trato cruel, inhumano o degradante poseen
un contenido propio, que como afirma la Corte Interamericana, no se deducen necesaria y
automticamente de la privacin arbitraria de la vida. De esto se infiere que, aun en circunstancias
agravantes, la violacin del derecho a la vida no conlleva necesariamente a la violacin del derecho a la
integridad.445 Por otro lado, la infraccin al derecho a la integridad se realiza bajo diversos grados,
abarcando desde la tortura hasta otro tipo de vejmenes o tratos crueles, inhumanos o degradantes cuyas
secuelas fsicas o psquicas varan de intensidad segn los factores endgenos y exgenos.446
Por tortura debemos entender todo acto por el cual se inflija internacionalmente a una persona dolores o
sufrimientos graves, ya sean fsicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero informacin o
una confesin, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de
intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razn basada en cualquier tipo de
discriminacin, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario pblico u otra
persona en el ejercicio de funciones pblicas, a instigacin suya, o con su consentimiento o aquiescencia.
No se considerarn torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia nicamente de sanciones
legtimas, o que sean inherentes o incidentales a estas.447 Sin embargo, se debe precisar que en la
definicin contenida en la Convencin Americana no se utiliza el trmino grave, con lo cual adopta una
definicin ms amplia y, por ende, ms acorde con la proteccin del ser humano.
Ms all de esta salvedad, esta definicin compartida por la Convencin Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura no limita este delito al hecho de ser practicado o consentido por un funcionario
pblico ya que puede ser practicado por un particular o en instituciones privadas como una escuela,
hospital, sanatorios mentales, etc. ni por las razones que pueden originarlo448 si se tiene en cuenta
otras posibilidades de tortura como los experimentos mdicos o cientficos sin el libre consentimiento de
444
[] [t]odo uso de la fuerza que no sea estrictamente necesario por el propio comportamiento de la persona detenida constituye un atentado a
la dignidad humana [...] en violacin del artculo 5 de la Convencin Americana. Las necesidades de la investigacin y las dificultades innegables
del combate al terrorismo no deben acarrear restricciones a la proteccin de la integridad fsica de la persona. CORTE INTERAMERICANA
DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi y otros. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr. 197 y CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Loayza Tamayo. Sentencia del 17 de septiembre de 1997. Serie C, n. 33, prr. 57.
445
[] si bien pudiera entenderse que cuando se priva de la vida a una persona tambin se lesiona su integridad personal, no es este el sentido
[del artculo 5] de la Convencin que se refiere, en esencia, a que nadie debe ser sometido a torturas, ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes, y a que toda persona privada de libertad debe ser tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr.79.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Neira Alegra y otros. Sentencia del 19 de enero de 1995. Serie C, n. 20,
prr.86.
446
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52,
prr.196.
447
Art. 1 (1) de la Convencin contra la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes, adoptada el 10 de diciembre de 1984 y
vigente para el Per desde el 06 de agosto de 1998. Art. 2 de 2 de la Convencin Interamericana para prevenir y sancionar la tortura.
448
Art. 2 de la Convencin Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.
128
la persona interesada o el caso de la esterilizacin involuntaria, entre otras.449 Sobre este punto el
Comit de Derechos Humanos ha sealado que:
De lo anterior se desprende que para identificar o calificar a un acto como tortura, se requiere de tres
elementos:451
a) La Finalidad. Esta se refiere a la existencia de una voluntad deliberadamente dirigida a obtener
ciertos fines, como obtener informacin de una persona, intimidarla, castigarla o con cualquier
otro fin.452 Como se desprende de las definiciones vertidas en los convenios sobre tortura, el
listado de posibles fines es abierto, sin embargo, existe una incidencia en determinados casos e
incluso pueden existir varios fines. As, por ejemplo, en el caso Cantoral Benavides presentado
ante la Corte Interamericana, los actos que fueron infligidos deliberadamente contra el seor
Cantoral tuvo dos propsitos: en la fase previa a la condena, para suprimir su resistencia
psquica y forzarlo a autoinculparse o a confesar determinadas conductas delictivas. En la etapa
449
ODONNELL, Daniel. Ob. cit., pp. 80-81; VASAK, Karel (ed). Ob. cit., p. 229.
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General n. 20. Prohibicin de la tortura y los tratos o penas
crueles, del 10 de abril de 1992, prr.7.
451
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., pp. 80-82. Aunque este texto incluye un cuarto elemento referido a la condicin de la vctima:
Al analizar un caso de tortura resulta necesario tomar en cuenta la condicin de la vctima. S, lo que sera un considerado un trato cruel en un
apersona normal, puede ser tortura si la vctima es mujer, menor de edad, anciano, fsicamente dbil o padece una enfermedad. Ibdem, p. 82.
452
La Corte Europea ha subrayado que entre los elementos de la nocin de tortura del artculo 1o. de la Convencin contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, est incluida la intervencin de una voluntad deliberadamente dirigida a obtener ciertos fines,
como obtener informacin de una persona, o intimidarla o castigarla. En efecto, en el caso Mahmut Kaya v. Turkey. Judgment of 28 March 2000,
parr. 117, la Corte Europea seala: In addition to the severity of the treatment, there is a purposive element as recognised in the United Nations
Convention against Torture and Other Cruel, Inhuman or Degrading Treatment or Punishment, [] which defines torture in terms of the
intentional infliction of severe pain or suffering with the aim, inter alia, of obtaining information, inflicting punishment or intimidating. En el
mismo sentido, CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000.
Serie C, n. 69, prr.97.
450
129
130
Asimismo, la Corte Interamericana ha manifestado que la tortura no solo puede ser ejercida mediante la
violencia fsica, sino tambin a travs de actos que produzcan en la vctima un sufrimiento fsico,
psquico o moral agudo.456 En el mismo, sentido el Comit de Derechos Humanos ha manifestado: La
prohibicin enunciada en el artculo 7 se refiere no solamente a los actos que causan a la vctima dolor
fsico, sino tambin a los que causan sufrimiento moral.457
c) La calificacin del victimario. Para que se perfeccione el tipo de este delito, su autor deber
ser:458
-
Por todo lo dicho se concluye que ms all de estos tres elementos, no existe un listado cerrado de los
casos posibles de ser considerados como tortura. En efecto, como seala la Corte Interamericana,
recogiendo el pensamiento de la Corte Europea sobre este tema, ciertos actos que no son calificados como
tratos inhumanos o degradantes el da de hoy pudieran ser considerados como torturas en el futuro como
consecuencia de las crecientes exigencias de proteccin de los derechos y de las libertades
fundamentales.459
De otra parte, en relacin al derecho a un trato humano, este implica que la persona sea tratada con
respeto a su dignidad, esto es, libre de toda tortura o maltrato pero adems que, en el caso particular, la
persona privada de libertad viva en condiciones de detencin compatibles con las necesidades fsicas,
psicolgicas, sociales y espirituales, propias de la dignidad humana.460 En buena cuenta, consiste en
respetar una serie de normas mnimas que van mucho ms all de la prohibicin de la tortura y de los
tratos crueles, inhumanos y degradantes.461 Con relacin al carcter degradante, explica la Corte
456
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69,
prr.100.
457
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General n. 20. Prohibicin de la tortura y los tratos o penas
crueles, del 10 de abril de 1992, prr. 5.
458
Segn el artculo 1 (1) del Convenio contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y del artculo 3 de la
Convencin Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura
459
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69,
prr. 99.
460
Segn el artculo 5 (2) de la Convencin Americana y reafirmado por: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso
Bmaca Velsquez. Sentencia del 25 de noviembre de 2000. Serie C, n. 70, prr.171 y 174. Vase tambin CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. Caso Neira Alegra y otros. Sentencia del 19 de enero de 1995. Serie C, n. 20, prr.60. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr. 69;
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C No 100, prr.126.
461
ODONNELL. Daniel. Ob. cit., p. 83.
131
Interamericana, este se expresa en un sentimiento de miedo, ansia e inferioridad con el fin de humillar,
degradar y de romper la resistencia fsica y moral de la vctima. 462
Se viola este derecho de trato humano con la reclusin solitaria o aislamiento por perodos largos, con la
prolongada incomunicacin del recluso, la cual muchas veces se ha utilizado para evitar que el
delincuente haga desaparecer los indicios de huella del delito; sin embargo, debe tratarse de una medida
excepcional y temporal y en modo alguno se puede impedir las conferencias entre el inculpado y su
abogado defensor.463 Al respecto, la Corte Interamericana ha sealado que el aislamiento prolongado y la
incomunicacin coactiva son, por s mismos, tratamientos crueles e inhumanos, lesivos de la integridad
psquica y moral de la persona y del derecho al respeto de la dignidad inherente al ser humano.464
Asimismo, indica que:
[u]na de las razones por las cuales la incomunicacin es concebida como un instrumento
excepcional es por los graves efectos que tiene sobre el detenido. En efecto, el aislamiento del
mundo exterior produce en cualquier persona sufrimientos morales y perturbaciones psquicas,
la coloca en una situacin de particular vulnerabilidad y acrecienta el riesgo de agresin y
arbitrariedad en las crceles.465
Tambin se viola este derecho al trato humano: al impedir o dificultar las visitas familiares,466 al impedir
recibir y enviar correspondencia (aunque se permite imponer ciertas medidas de control y censura
debidamente justificadas),467 por el hacinamiento, la falta de luz, la falta de ventilacin o calefaccin
adecuadas a las condiciones climticas, la insalubridad, la falta de atencin mdica adecuada,468 la falta de
una alimentacin adecuada, la ausencia de separacin entre procesados y condenados, o entre menores de
462
CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case of Ireland v. the United Kingdom. 18 de enero de 1978. Serie A, n. 25. prr. 167. En
el mismo sentido, CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999.
Serie C, n. 52, prr. 196.
463
Al respecto, vase La prolongada incomunicacin es una medida no contemplada como pena por la ley y por lo tanto nada justifica su
frecuente aplicacin, que no solo afecta seriamente el estado mental de las personas detenidas, sino que importa adems proyectar el castigo
contra los miembros de sus familias, quienes no reciben ninguna clase de explicaciones y no saben la situacin del detenido-incomunicado.
COMISIN DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1981 1982, prr. 4. En: OEA/Ser.L/V/II.57, doc. 6 rev.1, del 20 septiembre 1982.
Por su parte, la Constitucin peruana la normativiza en su art. 24 (g).
464
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Fairn Garbi y Sols Corrales. Sentencia del 15 de marzo de 1989. Serie
C, n. 6, prr.149; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999.
Serie C, n. 52, prr.194. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides.
Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69, prr.83; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca
Velsquez. Sentencia del 25 de noviembre de 2000. Serie C, n. 70, prr.150.
465
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69,
prr.84; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de los Nios de la Calle (Villagrn Morales y otros). Sentencia
del 19 de noviembre de 1999. Serie C No 63, prr.164; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi.
Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr.195. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
Caso Bmaca Velsquez. Sentencia del 25 de noviembre de 2000. Serie C, n. 70, prr.150.
466
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1983- 1984, p. 130, prr. 10. As por ejemplo, el traslado de
presos a penitenciaras distantes impone a los familiares la dificultad de visitarlos. Vase COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS. Informe Miskito, pp. 31-32, prr. 3 y 4; y el Informe Cuba, p. 62, prr. 35.
467
ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 88.
468
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Manera Lluberas vs. Uruguay. Comunicacin N 123/1982, prr. 2. Vase
en: CCPR/C/21/D/123/1982 del 6 de abril de 1984.
132
edad y adultos u hombres y mujeres,469 entre otros.470 Sobre esto ltimo, existe consenso sobre la
necesidad de que los Estados prevean el establecimiento de mecanismos y sistemas penitenciarios
dirigidos a resocializar, proteger y reeducar a los condenados, como parte de la humanizacin del sistema
carcelario.471 En el caso de una persona detenida ilegalmente, la Corte Interamericana advierte que esta
persona se encuentra en un situacin agravada de vulnerabilidad, de la cual surge un riesgo cierto de que
se le vulneren otros derechos, como el derecho a la integridad fsica y a ser tratada con dignidad, adems
basta que esta detencin ilegal haya sido por un perodo breve para que haya efectuado una conculcacin
a su integridad fsica y moral.472
De otro lado, tanto la Comisin Interamericana como el Comit de Derechos Humanos de Naciones
Unidas no creen necesario distinguir entre la tortura y los tratos crueles, inhumanos o degradantes, pues
todas estas conductas estn igualmente prohibidas y constituyen una violacin al derecho a la
integridad.473 Sin embargo, la doctrina entiende que la tortura es la forma mas grave de trato inhumano y
que se diferencia de los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes en que estos ltimos no buscan
producir en la persona sentimientos de temor, angustia, inferioridad, humillacin o doblegar su resistencia
fsica o moral.474
El caso de la tortura psicolgica muchas veces se encuentra en el lmite con el trato inhumano o
degradante. As por ejemplo la Corte Europea de Derechos Humanos ha establecido que es suficiente la
amenaza que deber ser real e inmediata de ocasionar una tortura para que se considere violado el art.
3 de la Convencin Europea relativa a la tortura y al trato inhumano, cruel o degradante, pues por lo
menos (y dependiendo de la gravedad) se habr cometido un trato inhumano.475 Por su parte, el Comit de
Derechos Humanos de Naciones Unidas ha calificado a la amenaza de hacer sufrir a una persona una
469
133
grave lesin fsica como una tortura psicolgica.476 Un ejemplo claro de esto, es el hecho de introducir en
la maletera de automvil a una persona creando una situacin amenazadora contra este.
En cuanto a las obligaciones que debe cumplir un Estado, ante una denuncia de tortura o de
malos tratos, el Comit de Derechos Humanos ha establecido:
Las denuncias de malos tratos deben ser investigadas eficazmente por las autoridades
competentes. Debe imputarse a quienes se declaren culpables la responsabilidad
correspondiente, y las presuntas vctimas deben tener recursos eficaces a su disposicin,
incluido el derecho a obtener reparacin.477
Exactamente, la investigacin y la sancin pasan a ser dos de las ms importantes obligaciones del Estado
ante el derecho a la integridad, como tambin lo es el de prevenir los mismos actos violatorios. En efecto,
la misma Corte manifiesta que la garanta de la integridad fsica de toda persona y de que todo aqul que
sea privado de su libertad sea tratado con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano, implica
la prevencin razonable de situaciones virtualmente lesivas de los derechos protegidos.479 Asimismo
esta Corte entiende que la comprobada negacin de la proteccin judicial determina la falta de previsin
y de investigacin por parte del Estado.480
Por ltimo, en el caso de la desaparicin forzada, la Corte Interamericana ha sealado que esta implica
una sucesin de hechos de actos contrarios a la integridad del individuo. En efecto, para la Corte, la
desaparicin forzadas no se produce como un hecho aislado sino como resultado de una suma de hechos
que ha implicado la violacin de varios derechos, entre ellos a la integridad. En ese sentido, el solo
aislamiento prolongado y la incomunicacin coactiva a los que se ve sometida la vctima representan, por
s mismos, formas de tratamiento cruel e inhumano constituyen lesiones al derecho a la integridad. Pero
476
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Miguel Angel Estrella vs. Uruguay. N. 74/1980, del 29 de marzo de 1983,
prr. 8.6 y 10.
477
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. E/CN.4/Sub.2/1983/17/Rev. 1, prr. 1. NACIONES UNIDAS. COMIT DE
DERECHOS HUMANOS. Observacin General n. 20. Prohibicin de la tortura y los tratos o penas crueles, del 10 de abril de 1992, prr. 14:
Las denuncias debern ser investigadas con celeridad e imparcialidad por las autoridades competentes a fin de que el recurso sea eficaz.
478
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso 1716 (Hait), Diez Aos. p. 338. Citado por ODONNELL, Daniel.
Ob. cit.
479
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez Rodrguez. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C, n. 4,
prr.187.
480
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca Velsquez. Sentencia del 25 de noviembre de 2000. Serie C, n.
70, prr.222.
134
sobre todo, porque las investigaciones efectuadas en estos casos han demostrado que siempre se incluye
el trato despiadado a los detenidos, quienes son sometidos a diversos tipos de vejmenes, torturas y dems
tratos crueles, inhumanos o degradantes.481
3.
3.1.
Base normativa:
3.2.
La libertad es, como seala Peces Barba, la libertad de hacer lo que se quiera,482 lo que se traduce en el
principio nadie est obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella no
prohibe.483
La libertad es entendida hoy en da como un derecho humano fundamental y al mismo tiempo es tanto
una condicin que permite alcanzar a cada individuo los objetivos y fines morales que persiga, y que
son la expresin de la dignidad humana, como el fundamento de los dems derechos humanos.484 La
libertad puede ser vista desde diversos aspectos, social, poltico, jurdico, psicolgico, moral, etc.485 Sin
embargo, la libertad personal analizada en este acpite est referida a la libertad fsica.
481
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez Rodrguez. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C, n. 4,
prr. 156. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Godnez Cruz. Sentencia del 20 de enero de 1989. Serie C, n. 5,
prr.164.
482
PECES BARBA, Gregorio. Curso de Derechos Fundamentales. Teora General. Madrid: EUDEMA, 1991, p. 189.
483
La Constitucin Poltica peruana lo recoge en su artculo 24 (a).
484
PECES BARBA, Gregorio. Ob. cit., p. 184.
485
Para un mayor desarrollo sobre este tema vase: Ibdem, pp. 184-207.
135
3.2.1.
No hay duda de que todo Estado tiene la obligacin de garantizar la seguridad y el orden pblico. El
cumplimiento de este objetivo hace muchas veces necesaria la privacin de la libertad de ciertos
ciudadanos. Sin embargo, esta privacin no es ilimitada puesto que debe efectuarse bajo un conjunto de
reglas razonables que no desnaturalicen el contenido del derecho y que vayan acorde con la nocin de
dignidad.487 Sobre este punto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha afirmado reiteradas veces
que:
Quien sea detenido tiene derecho a vivir en condiciones de detencin compatibles con su
dignidad personal y el Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad
personal. La Corte ha establecido que el Estado, como responsable de los establecimientos de
detencin, es el garante de estos derechos de los detenidos,488 lo cual implica, entre otras cosas,
que le corresponde explicar lo que suceda a las personas que se encuentran bajo su custodia.
Las autoridades estatales ejercen un control total sobre la persona que se encuentra sujeta a su
custodia. La forma en que se trata a un detenido debe estar sujeta al escrutinio ms estricto,
tomando en cuenta la especial vulnerabilidad de aqul, funcin estatal de garanta que reviste
de particular importancia cuando el detenido es un menor de edad. Esta circunstancia obliga al
Estado a ejercer su funcin de garante adaptando todos los cuidados que reclama la debilidad,
el desconocimiento y la indefensin que presentan naturalmente, en tales circunstancias, los
menores de edad.489
De esta manera, el derecho a la libertad personal implica el derecho de toda persona a no ser detenido
ilegal o arbitrariamente, pero tambin a conocer los motivos de la privacin de su libertad y el derecho de
impugnar la medida ante la justicia. Este derecho opera no solo en los casos en que la privacin de la
libertad ha sido decretada por autoridades del Estado sino tambin por particulares, as como cuando la
detencin obedece a motivaciones penales como administrativas (el internamiento de alcohlicos o
486
Los diversos instrumentos internacionales sobre la materia utilizan las expresiones detencin, arresto y prisin como sinnimos. Sin
embargo, debe precisar que: [] mientras la detencin se vincula a un proceso penal, en el cual se ordena la privacin de la libertad a quien se
sospecha pudiera tener participacin en la comisin de un delito a lo que algunos tambin denominan detencin preventiva, el arresto es la
privacin de la libertad decretada por la autoridad como medida de apremio legtimo, para obligar a una persona a adoptar una conducta en un
caso determinado. De otro lado, la prisin es la privacin de la libertad que se produce como consecuencia de una sentencia judicial definitiva, en
la cual se ha determinado la participacin de una persona en un delito. CORPORACIN NACIONAL DE REPARACIN Y
RECONCILIACIN. Contenidos fundamentales de derechos humanos para la educacin. Santiago de Chile: CNRR, 1995, pp. 266-277. Citado
por COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., 106-107.
487
CASSEL, Douglas. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos y la Detencin Preventiva, en: Revista del Instituto Interamericano
de Derechos Humanos, n. 21, San Jos: IIDH, 1995, p. 36.
488
En los trminos del artculo 5.2 de la Convencin toda persona privada de libertad tiene derecho a vivir en condiciones de detencin
compatibles con su dignidad personal y el Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad personal. En consecuencia, el Estado,
como responsable de los establecimientos de detencin, es el garante de estos derechos de los detenidos. CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. Caso Neira Alegra y otros. Sentencia del 19 de enero de 1995. Serie C, n. 20, prr.60. Reiterado en: CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte, Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr.78.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69,
prr.87. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de
1999. Serie C, n. 52, prr.195.
489
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C, n. 100,
prr.126.
136
Entonces, una primera modalidad de violacin de este derecho a la libertad personal se produce cuando se
priva arbitrariamente de libertad a la persona.491 La detencin arbitraria no es sinnimo de ilegal; si bien
la detencin ilegal es siempre arbitraria, el concepto de detencin arbitraria es mas amplio pudiendo darse
el caso de una detencin arbitraria y al mismo tiempo legal. En este sentido, por detencin arbitraria se
debe entender aquella que se produce siguiendo procedimientos distintos a los prescritos por la ley o
conforme a una ley cuya finalidad sea incompatible con el respeto del derecho del individuo a la libertad
y la seguridad.492 Este es el caso de la detencin sin orden judicial, la detencin por motivos polticos, la
detencin posterior al cumplimiento de la pena o de ordenada la liberacin o de promulgada una amnista,
etc.493
Una segunda modalidad de violacin es la detencin ilegal. Aqu la detencin se produce sin contar con
una norma jurdica de sustento, sino tan solo por la simple decisin o aquiescencia de la autoridad; o
incumpliendo los requisitos que la ley establece, como la exhibicin de la orden de detencin; o por
motivos distintos a los perseguidos por la ley, como podra ser la prolongacin de una detencin por
razones de seguridad nacional, no previstas en la ley.494
Empero, ms all de la distincin entre una detencin ilegal y una detencin arbitraria, la Corte
Interamericana precisa que:
Esta disposicin [Artculo 7] contiene como garantas especficas, descritas en sus incisos 2 y
3, la prohibicin de detenciones o arrestos ilegales o arbitrarios, respectivamente. Segn el
primero de tales supuestos normativos, nadie puede verse privado de la libertad personal sino
por las causas, casos o circunstancias expresamente tipificadas en la ley (aspecto material),
pero, adems, con estricta sujecin a los procedimientos objetivamente definidos por la misma
(aspecto formal). En el segundo supuesto, se est en presencia de una condicin segn la cual
490
El artculo 9, que trata del derecho a la libertad y a la seguridad personales, ha sido interpretado con frecuencia de forma bastante estricta en
los informes de los Estados Partes, que por lo tanto han aportado una informacin incompleta.
El Comit seala que el prrafo 1 es aplicable a todas las formas de privacin de libertad, ya sea como consecuencia de un delito o de otras
razones, como por ejemplo las enfermedades mentales, la vagancia, la toxicomana, las finalidades docentes, el control de la
inmigracin, etc. []. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General 8. Del 30 de julio de 1982, prr.
1.
491
[] La detencin de personas por tiempo indefinido, sin formulacin de cargos precisos, sin proceso, sin defensor y sin medios efectivos de
defensa, constituye indudablemente una violacin del derecho a la libertad y al debido proceso legal. COMISIN INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. Informe Argentina (1980), cap. IV, prr. 3.
492
ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 125.
493
[] Esto es ms grave si se tiene en cuenta que en muchos casos los detenidos han sido juzgados y sobreseidos por la justicia civil o militar
y, sin embargo, siguen detenidos a rdenes del Poder Ejecutivo. Lo mismo acontece cuando las personas han cumplido la condena y a pesar de
ello continan detenidas sine die. COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Argentina (1980), cap. IV, prr. 3.
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Cuba (1983), cap. III.
494
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Chile (1985), cap. V.
137
nadie puede ser sometido a detencin o encarcelamiento por causas y mtodos que an
calificados de legales puedan reputarse como incompatibles con el respeto a los derechos
fundamentales del individuo por ser, entre otras cosas, irrazonables, imprevisibles, o faltos de
proporcionalidad.495
Una tercera modalidad de transgresin de este derecho estara configurada por la aplicacin retroactiva
de legislacin penal. Esto implica no slo la promulgacin de nuevas leyes con efecto retroactivo, sino
tambin la aplicacin retroactiva de cualquier norma penal. La Declaracin Universal, el Pacto
Internacional y la Convencin Americana ampla este principio bsico, prohibiendo tambin la aplicacin
retroactiva de leyes que aumentan la pena para cualquier delito. El Pacto Internacional y la Convencin
Americana extienden este principio an ms, reconociendo el derecho del delincuente a beneficiarse
retroactivamente de la legislacin que reduzca la pena prevista para el delito en cuestin.496
Una cuarta posibilidad de infraccin de esta libertad se produce cuando no se informa al detenido sobre
los motivos de la detencin.497 Esta obligacin de informar no se limita a indicar al detenido los motivos
de su detencin en trminos generales, sino que implica informarle suficientemente la base legal de la
detencin y los hechos del caso, mostrndosele la resolucin dictada por autoridades competentes,
debidamente fundamentadas, a efectos de que pueda tomar medidas inmediatas que permitan su puesta en
libertad.498 La Comisin Interamericana ha sealado que el incumplimiento de esta obligacin convierte
el acto de detencin en un secuestro.499 Por esta razn, es importante que el detenido conozca y pueda
ejercer su derecho de informar a una tercera persona que puede ser un familiar, su abogado y/o a su
cnsul (de ser el caso) de su detencin.500
495
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Gangaram Panday. Sentencia del 21 de enero de 1994. Serie C, n. 16,
prr.47. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca Velsquez. Sentencia del 25 de
noviembre de 2000. Serie C, n. 70, prr.139; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Juan Humberto Snchez.
Sentencia del 7 de junio de 2003. Serie C, n. 99, prr.78; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio.
Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C, n. 100, prr.125; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Surez
Rosero. Sentencia del 12 de noviembre de 1997. Serie C, n. 35, prr.43; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de los
Nios de la Calle (Villagrn Morales y otros). Sentencia del 19 de noviembre de 1999. Serie C, n. 63, prr.131; CORTE INTERAMERICANA
DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cesti Hurtado. Sentencia del 29 de septiembre de 1999. Serie C, n. 56, prr.140.
496
ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 131.
497
Art. 7 (4) de la Convencin Americana de Derechos Humanos.
498
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Diez Aos , p. 314. Citado por ODONNELL, Dniel. Ob. cit.
499
Este marco normativo se ha visto complementado con la prctica ejecutada por el Gobierno de Chile en materia del derecho a la libertad
personal, de la cual puede concluirse que los requisitos mnimos exigidos por la legislacin chilena y las normas de Derecho Internacional para
que los arrestos se lleven a cabo no son cumplidos en una gran proporcin de los casos. As, la exhibicin de la orden de arresto es una
formalidad inexistente en muchsimas situaciones, como resulta comn el arresto por civiles que no se identifican. En estas condiciones, los
arrestos pierden categora de tales para convertirse en meros secuestros. Ello se agrava por los mtodos empleados por los aprehensores que
hacen gala de extrema violencia y reducen al afectado a una situacin de absoluta impotencia al encapucharlo y desorientarlo en el trayecto a
lugar de reclusin. COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Chile 1985. Cap. V, prr. 100. Estas detenciones
irregulares o secuestros generalmente se efectuaban por grupos de individuos fuertemente armados, que se presentaban e identificaban
verbalmente como pertenecientes a alguno de los distintos cuerpos investigativos o de seguridad; pero no se informaba a nadie de los motivos de
su presunta detencin ni de los centros a donde seran trasladados. COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe
Guatemala 1983. Cap. III, secc. C, prr. 3.
500
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C, n. 100, prr.130.
138
En quinto lugar, el resguardo de esta libertad implica que el detenido sea llevado sin demora ante un juez
u otro funcionario competente, a efectos de evitar abusos de la polica y para que se examine de
inmediato la procedencia de la detencin. As lo reconoce la Convencin Americana en su artculo 7 (5) y
reiterada por la Corte Interamericana con el nombre de control judicial inmediato. A travs de este
control se evitan las arbitrariedades, pues con la pronta intervencin judicial se permite detectar y
prevenir amenazas contra la vida o tratos inhumanos, como tambin lo sostiene la Corte Europea de
Derechos Humanos, quien precis que la falta de reconocimiento de la detencin de una persona es una
ms grave violacin a este derecho. Por ltimo, el carcter inmediato debe ser observado segn el caso y
teniendo muy presente que la detencin prolongada constituye una violacin a este derecho como al de la
integridad.501 Sobre lo mismo, la Corte Interamericana sentencia que:
[U]n individuo que ha sido privado de su libertad sin ningn tipo de control judicial debe ser
liberado o puesto inmediatamente a disposicin de un juez, pues el contenido esencial [del]
artculo 7 de la Convencin Americana es la proteccin de la libertad del individuo contra la
interferencia del Estado.502
En sexto lugar, producida la detencin, la persona tiene derecho a ser juzgado sin demora y a interponer
un recurso eficaz (habeas corpus) para impugnar la legalidad de su detencin.503 Sobre esto ltimo, se
debe recordar que la Corte Interamericana ha sealado que para cumplir con su objetivo, este recurso
exige la presentacin del detenido ante el juez competente y que la vigencia de la garanta de habeas
corpus no puede ser interrumpida por motivo de un estado de excepcin.504 As tambin lo ha sealado la
Comisin Interamericana de Derechos Humanos:505
En sptimo lugar, la detencin preventiva de personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla
general; esto es, debe tratarse de una medida excepcional. Adicionalmente, esta medida debe ser dictada
slo en el caso de que existan motivos racionalmente suficientes para creer que la persona ha cometido
501
CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case Kurt v. Turkey. Judgment of 25 May 1998, prr. 124. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca Velsquez. Sentencia del 25 de noviembre de 2000. Serie C, n. 70, prr.140.
En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Juan Humberto Snchez. Sentencia del 7 de junio de
2003. Serie C, n. 99, prr.84. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de los Nios de la Calle (Villagrn
Morales y otros). Sentencia del 19 de noviembre de 1999. Serie C, n. 63, prr.135.
502
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C, n. 100,
prr.129.
503
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre el Habeas Corpus bajo suspensin de Garantas.
OC-8/87 del 30 de enero de 1987. Serie A, n 8, prr. 35.
504
Ibid., prr. 35, 37-40 y 42.
505
Vase tambin el apartado 20 titulado Derecho a un recurso idneo y eficaz.
139
una infraccin grave castigada por la ley con pena privativa de la libertad, de que existan razones para
presumir que se sustraer a la accin de la justicia (peligro de fuga) y obstaculizar la investigacin.507 De
decretarse la detencin preventiva sin seguir estos criterios, estaramos ante una privacin arbitraria de la
libertad.508
En octavo lugar, se prohbe la detencin por deudas o por incumplimiento de obligaciones contractuales.
Y, finalmente, en noveno lugar, se prohben las penas desproporcionadas o que trascienden la persona
del delincuente. En el primer caso, la Comisin Interamericana en ms de una ocasin, ha sealado que
una pena desproporcionada en relacin al delito cometido implica una violacin a la libertad personal,509
mientras que, en el segundo caso, la Comisin ha condenado la extensin de sanciones a la familia del
delincuente.510
3.2.2.
El Derecho Internacional de los Derechos Humanos prohbe un conjunto de conductas por ser contrarias a
la dignidad de la persona y a su libertad en sus diferentes aspectos como son la fsica, jurdica, social,
poltica y hasta en algunos casos como el de la esclavitudpsicolgica.512
Entre estas conductas prohibidas destaca la esclavitud, entendida como el estado o condicin de un
individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos. Asimismo,
la servidumbre, por la cual una persona es obligada por la ley, por costumbre, por acuerdo o por deudas, a
prestar servicios gratuitamente a otra.
Tambin tenemos el trfico de personas, como son los casos de la trata de mujeres para explotacin
sexual, su transmisin por herencia, la transmisin de nios para realizar trabajos forzados, la promesa de
una mujer en matrimonio a cambio de dinero, entre otros.
Finalmente, el trabajo forzoso, entendido como el trabajo o servicio exigido a un individuo bajo la
amenaza de una pena o sancin cualquiera y para el cual el individuo no se ofrece voluntariamente. Esta
prctica ha sido utilizada en algunos pases como un tipo de pena en el caso de la privacin de la
506
140
libertad.513 Sobre esto ltimo, cabra sealar que legislaciones que tipifican la vagancia como delito, leyes
que condicionan el derecho de renunciar a un empleo, la obligacin de dedicar aos de trabajo al servicio
pblico en pago por la formacin recibida en instituciones pblicas, se consideran todas ellas violatorias
de los derechos humanos. No obstante, no se considerar como trabajo forzoso los trabajos requeridos por
motivos de calamidad o emergencia nacional, el servicio militar obligatorio, el cumplimiento de
obligaciones cvicas normales (pequeos trabajos comunitarios, como formar parte de un jurado o servir
como miembro de mesa en un proceso electoral), y el trabajo forzoso de los presos condenados por
sentencia judicial.
4.
4.1.
Base normativa
4.2.
La libertad de pensamiento, conciencia, religin y culto constituye la facultad que tiene toda persona de
adoptar la religin o creencia de su eleccin, conservarla o cambiarla, practicar su culto y celebrar
reuniones con ese fin. Por ende, abarca tambin la facultad de fundar y mantener instituciones para el
logro de su objetivos; escribir, publicar y difundir su religin y sus creencias; solicitar y recibir
contribuciones voluntarias para financiar sus actividades; celebrar festividades y ceremonias de
conformidad con los preceptos de su religin con las limitaciones que la ley establece para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral pblica, como lo recoge la Convencin Americana en su artculo
12 (3); confeccionar artculos y materiales necesarios para los ritos y costumbres de su religin;
establecer y mantener comunicaciones con individuos o comunidades en relacin a su religin o
convicciones, etc.514 Segn la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, esta libertad incluye la
educacin religiosa, pero tambin el derecho de tener acceso a los medios de comunicacin de masas para
la difusin de informacin o propaganda religiosa.515
513
En este punto se debe sealar que para algunos autores, los trabajos forzados y la trata de blancas son dos manifestaciones de la esclavitud.
Vase CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 71.
Declaracin sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminacin Fundada en la Religin o las Convicciones
(Resolucin 36/55 de la Asamblea General de la ONU, del 25 de Noviembre de 1981).
515
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Cuba (1983), pp. 114-115, prr. 42.
514
141
La libertad religiosa y de conciencia debe ser entendida entonces como la imposibilidad de obligar
individualmente o socialmente a una persona a actuar en contra de sus propias convicciones (libertad
negativa) y, por otra parte, a no podrsele impedir que acte y ordene su vida conforme a ella, dentro de
los lmites impuestos por la ley y el orden pblico.516
La Comisin tambin ha resaltado, en relacin a este derecho, la estricta neutralidad que debe asumir el
Estado frente a los conflictos que pudieran surgir entre confesiones religiosas, considerando
indispensable que el gobierno adopte una actitud de irreprochable neutralidad e imponga tal
comportamiento a todos sus funcionarios.524 Agrega la Comisin que el Estado debe tratar en
516
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., pp. 78-79. Vase tambin COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p. 197.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso La ltima Tentacin de Cristo. Sentencia del 5 de febrero de 2001.
Serie C, n. 71, prr.79.
518
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Cuba (1983), p. 58, prr. 22.
519
Idem. Esto es lo que se conoce como objecin de conciencia, derecho incorporado y reconocido en ciertos derechos nacionales, por el cual, la
persona puede negarse a cumplir una obligacin jurdica que signifique violentar sus ms ntimas convicciones. La objecin se basa en la
existencia de un dictamen de la conciencia que le impide a una persona realizar determinado comportamiento. Vase COMISIN ANDINA DE
JURISTAS. Ob. cit., p. 197.
520
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Bolivia, 1981, p. 114.
521
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1982-1983, p. 20.
522
Idem.
523
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Argentina (1980), pp. 251-253; COMISIN
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Cuba (1983), p. 58, prrafo 22.
524
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1982-1983, p. 20. Vase ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p.
242.
517
142
condiciones de igualdad a las diferentes comunidades religiosas, sin privilegios particulares para ninguna
de ellas, buscando evitar la intolerancia y la discriminacin por razn de creencia o religin.525
Finalmente, esta libertad implica tambin el derecho de la persona de reservarse la difusin y revelacin
de sus creencias o su adhesin a una determinada religin (derecho al silencio o al secreto), no pudiendo
ser obligada a divulgarlas. En este sentido, cuando una institucin pblica o privada exige por ejemplo,
para efectos de la contratacin de su personal, la exteriorizacin de su adhesin a determinada religin o
creencia, se est violando no solo su derecho a la reserva religiosa, sino en general, su libertad de
conciencia, religin y culto.526
5.
5.1.
Base normativa
5.2.
[la] funcin supervisora [de la Corte le] impone [] prestar una atencin extrema a los
principios propios de una sociedad democrtica. La libertad de expresin constituye
uno de los fundamentos esenciales de tal sociedad, una de las condiciones primordiales
para su progreso y para el desarrollo de los hombres. El artculo 10.2 [de la Convencin
Europea de Derechos Humanos]528 es vlido no slo para las informaciones o ideas que
525
143
En cuanto a la libertad de opinin o de pensamiento, cabra entenderla como la facultad que tiene toda
persona de adoptar y mantener sus convicciones o creencias sobre aspectos de cualquier ndole, sean
polticos, filosficos, religiosos, etc.530 Esta libertad ha sido reconocida por el Comit de Derechos
Humanos y por la Comisin Interamericana como un derecho absoluto, que no conoce excepciones ni
restricciones.
Por su parte, la Declaracin Universal de Derechos Humanos reconoce el derecho de toda persona a no
ser molestado a causa de sus opiniones, en este sentido, una vez que la opinin se da a conocer a los
dems, nadie puede ser vctima de agresin o persecucin por tal manifestacin.531 No obstante, diversos
regmenes polticos han llevado adelante prcticas de represin ideolgica o persecucin por motivos
ideolgicos, consagrando incluso en su legislacin penal, los denominados delitos de opinin.532 Como
lo refiere la Comisin Interamericana de Derechos Humanos:
En los hechos, se han sancionado normas que importan la creacin de verdaderos delitos de
opinin, esto es, delitos que se configuran por la ideologa que sustente el individuo, sin
necesidad de que esta se revele en actos materiales daosos.
El mero hecho de sustentar y difundir una determinada doctrina poltico-filosfica ha sido
erigido en figura delictuosa []
Cualquiera sean las consecuencias a que pueda llevar la accin basada en determinada ideologa, en todo
caso, y cualquiera sea el juicio de valor que ese modo de pensar merezca, lo cierto es que las ideologas
no pueden ser eliminadas como se elimina una enfermedad epidmica o un grave vicio social, si es que
han de subsistir los principios bsicos del rgimen democrtico representativo de gobierno.
la moral, la proteccin de la reputacin o de los derechos de terceros, para impedir la divulgacin de informaciones confidenciales o para
garantizar la autoridad y la imparcialidad del poder judicial.
529
CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Handyside case, judgment of 7 December 1976. Serie A, n. 24, prr. 49. CORTE
EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. The Sunday Times case, judgment of 26 April 1979. Serie A, n. 30, prr. 59 y 65. Barthold judgment
of 25 March 1985. Serie A, n. 90, prr. 55; CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Lingens judgment of 8 July 1986. Serie A n.
103, prr. 41; CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Mller and Others judgment of 24 May 1988. Serie A no. 133, prr. 33.
CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Otto-Preminger-Institut v. Austria judgment of 20 September 1994. Serie A, n. 295-A, prr.
49. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 06 de febrero de 2001. Serie C, n. 74,
prr. 151.
530
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p. 211. Vase VASAK, Karel. (editor). Ob. cit., p. 247.
531
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Informe 1983, p. 109, prr. 1.
532
La Constitucin Peruana reconoce en su artculo 2 inc. 3 que no existe delito de opinin.
144
[]
No es admisible que, por el solo hecho de sustentar y difundir una cierta ideologa, un hombre
se transforme en una especie de intocable, a quien se considera legtimo privar de
posibilidades de trabajo, cortarle la libre expresin de su pensamiento y aun mandarlo a la
crcel.533
533
145
As, si en principio la libertad de expresin requiere que los medios de comunicacin social
estn virtualmente abiertos a todos sin discriminacin o, ms exactamente, que no haya
individuos o grupos que, a priori, estn excluidos del acceso a tales medios, exige igualmente
ciertas condiciones con respecto a stos, de manera que, en la prctica, sean verdaderos
instrumentos de esa libertad y no vehculos para restringirla.538
De igual forma, la censura previa est expresamente prohibida por el artculo 13 (2) de la Convencin
Americana, es decir, est proscrito el previo examen oficial del contenido de informacin e ideas como
medida limitativa de la difusin de estas.539 Incluso, en situaciones de excepcin, la Comisin
Interamericana si bien reconoce la posibilidad que tiene un gobierno de establecer determinadas
limitaciones, insiste en que estas deben ser aplicadas con rigurosa imparcialidad y limitarse a
informaciones que realmente agraven o prolonguen la amenaza que azota a la nacin.540
a. Debern ser previamente establecidas, es decir, debern existir con anterioridad a las expresiones a
ser restringidas.
b. Las causales debern estar expresa y txativamente sealadas por la ley. Por esta misma razn, la
Comisin Interamericana ha condenado las denominadas leyes en blanco en materia de censura:
Cuando se trata de la libertad de prensa, las restricciones a esa libertad tienen que
establecerse claramente para que puedan conocerse con precisin cules actividades son las
que estn prohibidas o deben someterse a la censura. Expresin como o que en cualquier
forma atentan o comprometan la estabilidad econmica de la nacin, o atenten contra la
538
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre la Colegiacin Obligatoria de Periodistas. OC5/85 del 13 de noviembre de 1985, Serie A, n 5, prr. 34.
539
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p 215.
540
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1982-1983, p. 23. Citado por ODONNELL, Daniel. Ob.
cit., p. 256.
541
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso La ltima Tentacin de Cristo. Sentencia del 5 de febrero de 2001.
Serie C No 71, prr.70.
542
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre la Colegiacin Obligatoria de Periodistas OC-5/85,
prr. 38. NIETO NAVIA, Rafael. NAVIA, Rafael. Estudios sobre Derecho Internacional Pblico. Bogot: Facultad de Ciencias Jurdicas y
Socioeconmicas de la Pontificia Universidad Javeriana, 1993, p. 166.
146
defensa nacional u otros casos semejantes, confieren tal discrecionalidad a las autoridades
del gobierno que significan un riesgo a la libertad de expresin consagrada en el artculo 13 de
la Convencin Americana sobre Derechos Humanos.543
c. Que las causales sean necesarias para asegurar los fines sealados, respetndose el principio de
proporcionalidad.
En este punto, cabe hacer referencia a un fenmeno muy actual en cuanto a la libertad de expresin,
conocido como la autocensura, originada por actos de intimidacin del gobierno contra los periodistas y
medios de comunicacin (amenaza de clausura, suspensin temporal, violencia fsica, detencin y
expulsin del pas) o mediante la restriccin de la propaganda oficial como forma de presin econmica.
Ambas prcticas han sido calificadas por la Comisin Interamericana como muestras de una clara
violacin a la libertad de expresin.544
Por otro lado, en relacin al caso especfico de la libertad de expresin artstica, la Comisin
Interamericana ha afirmado que:
543
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Diez Aos, p. 326. En el Informe Nicaragua (1981), p. 119, la Comisin
agreg como ejemplo de ley en blanco el hecho de colocar al final de una enumeracin de situaciones que determinan censura, la palabra
etctera.
544
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Diez Aos, p. 306. Tambin vase COMISIN INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1982-1983, p. 22.
545
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1982-1983, p. 22.
546
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74,
prr.153.
147
Estado ser ms amplio que el que existe para con el ciudadano comn e inclusive para con el poltico,547
con la finalidad de que los ciudadanos en general ejerzan un control mayor sobre el aparato
gubernamental.548 Sobre esto ltimo, la Corte Europea de Derechos Humanos ha manifestado que:
[...] los lmites de crticas aceptables son ms amplios con respecto al gobierno que en
relacin a un ciudadano privado o inclusive a un poltico. En un sistema democrtico
las acciones u omisiones del gobierno deben estar sujetas a exmenes rigurosos, no slo
por las autoridades legislativas y judiciales, sino tambin por la opinin pblica.549
En esta misma lnea, la Corte Interamericana reconoce la necesidad de proteger a los periodistas y de
garantizar su independencia y libertad,550 pues comprende que la actividad periodstica est definida
totalmente imbricada en la libertad de expresin.551
6.
Derecho al honor, la honra, buena reputacin o buen nombre, voz e imagen, y a la intimidad
6.1.
Base normativa
6.2.
El honor es la percepcin que el propio sujeto tiene de su dignidad, por lo cual supone un grado de
autoestima personal; es la valoracin que la propia persona hace de s misma, independientemente de la
opinin de los dems. Por su parte, la honra es el reconocimiento social del honor, es el derecho de toda
547
Vase el punto referido al derecho de reputacin y buen nombre en el caso de los polticos.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74,
prr.155.
549
CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case of Srek and zdemir v. Turkey, judgment of 8 July 1999, prr. 60 (traduccin no
oficial).
550
Asimismo es fundamental que los periodistas que laboran en dichos medios gocen de la proteccin y de la independencia necesarias para
realizar sus funciones a cabalidad, ya que son ellos los que mantienen informada a la sociedad, requisito indispensable para que sta goce de una
plena libertad. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie
C, n. 74, prr.150.
551
La profesin de periodista lo que hacen los periodistas implica precisamente el buscar, recibir y difundir informacin. El ejercicio del
periodismo, por tanto, requiere que una persona se involucre en actividades que estn definidas o encerradas en la libertad de expresin
garantizada en la Convencin. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre la Colegiacin
Obligatoria de Periodistas. OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985. Serie A, n. 5, prr. 72.
548
148
persona a ser respetada por los dems. Mientras que la reputacin o el derecho al buen nombre es el
juicio que los dems guardan sobre nuestras cualidades morales, personales, profesionales o de cualquier
otra ndole.552
La obligacin del Estado de proteger la honra y la reputacin de las personas se traduce en la debida
sancin de quien comete el acto violatorio pero tambin en la obligacin de proporcionar medios eficaces
para la defensa.554
Es necesario resaltar que en el caso de las personas que actan en la vida pblica como son los
polticos existe mayor flexibilidad para considerar una crtica como violacin a la reputacin o al
honor, en la medida en que la informacin en este mbito es fundamental para toda sociedad
democrtica.555
En cuanto a la voz y la imagen, como rasgos distintivos de la persona, se reconoce la facultad de todo ser
humano de disponer de su imagen y voz libremente, as como de impedir su reproduccin, empleo o
exhibicin sin su previo asentimiento. Si bien no se requiere de este asentimiento tratndose de personajes
pblicos sobre actividades de inters pblico o general, en el caso del particular este asentimiento es
indispensable, aunque su honor no est siendo vulnerado.556
552
149
Por ltimo, en cuanto a la intimidad, se trata del derecho de la persona de que su vida privada y familiar,
incluyendo su situacin patrimonial,557 no sea expuesta a la curiosidad y a la divulgacin; es la facultad de
toda persona para adoptar en la intimidad los comportamientos o las actitudes que mejor correspondan a
sus orientaciones y preferencias, sin interferencias del Estado ni de ningn particular.558 Implica tambin
el derecho a mantener en reserva o en secreto esta informacin, lejos del conocimiento de los dems.
En este sentido, se viola el derecho a la intimidad cuando se ingresa al domicilio de una persona sin su
consentimiento, cuando se lleva a cabo una vigilancia por medios electrnicos, la intervencin de las
comunicaciones telefnicas, la grabacin de conversaciones (salvo autorizacin judicial, debiendo en ese
caso mantenerse en secreto la informacin sobre la vida privada de la persona), la interceptacin de la
correspondencia o el almacenamiento informtico de datos no permitida por ley.559 Sobre esto ltimo ha
sealado el Comit de Derechos Humanos:
[] Los Estados deben adoptar medidas eficaces para velar por que la informacin relativa a
la vida privada de una persona no caiga en manos de personas no autorizadas por ley para
recibirla, elaborarla y emplearla y por que nunca se la utilice para fines incompatibles con el
Pacto. Para que la proteccin de la vida privada sea lo ms eficaz posible, toda persona debe
tener el derecho de verificar si hay datos personales suyos almacenados en archivos
automticos de datos y, en caso afirmativo, de obtener informacin inteligible sobre cules son
esos datos y con qu fin se han almacenado. Asimismo, toda persona debe poder verificar qu
autoridades pblicas o qu particulares u organismos privados controlan o pueden controlar
esos archivos. Si esos archivos contienen datos personales incorrectos o se han compilado o
elaborado en contravencin de las disposiciones legales, toda persona debe tener derecho a
pedir su rectificacin o eliminacin.560
7.
7.1.
Base normativa
557
Por esta razn, el secreto bancario y la reserva tributaria suelen consagrarse como derechos del individuo en las diversas legislaciones internas
de los Estados. No obstante, la Administracin Tributaria suele gozar de ciertas facultades de control y fiscalizacin, para lo cual muchas veces
requiere acceder a esta informacin, sin que ello constituya en principio una violacin al derecho a la intimidad. Vase COMISIN ANDINA DE
JURISTAS. Ob. cit., pp. 187-189.
558
Ibid., pp. 182-184.
559
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General N 16. Del 08 de abril de 1988. prr. 8.
560
Ibid., prr. 10.
150
7.2.
Por otro lado, los Estados estn obligados a dictar las medidas internas necesarias para garantizar este
derecho. El artculo 14 (1) de la Convencin Americana seala que la rectificacin o respuesta se llevar
a cabo en las condiciones que establezca la ley. Sobre este punto, la Corte Interamericana ha indicado:
Que la palabra ley, tal como se emplea en el artculo 14.1, est relacionada con las
obligaciones asumidas por los Estados Partes en el artculo 2 y, por consiguiente, las medidas
que debe adoptar el Estado Parte, comprenden todas las disposiciones internas que sean
adecuadas, segn el sistema jurdico de que se trate, para garantizar el libre y pleno ejercicio
del derecho consagrado en el artculo 14.1.563
Por ltimo, la rectificacin debe efectuarse en forma gratuita, inmediata y proporcional, es decir, como se
ha sealado, con el mismo despliegue brindado en la informacin que la gener. De no efectuarse la
rectificacin en forma voluntaria constituyndose as una violacin a este derecho, la persona
afectada estar facultada para solicitarla judicialmente.564
8.
8.1.
Base normativa:
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 82; VASAK, Karel (editor). Ob. cit., p. 249.
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General N 16. Del 08 de abril de 1988, prr. 10.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre la Exigibilidad del Derecho de Rectificacin o
Respuesta. OC-7/86 del 29 de agosto de 1986, prr. 35.
564
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., pp. 180-181, 214.
562
563
151
8.2.
El derecho de circulacin o trnsito consiste en la facultad que tiene toda persona de desplazarse
libremente por todo el territorio del Estado, as como de entrar y salir del mismo libremente. Sin embargo,
se trata de un derecho que puede ser limitado por ley, por lo cual no es un derecho absoluto.565
El Comit de Derechos Humanos ha sealado que el pasaporte es el medio para ingresar o salir
libremente del territorio, por lo cual no se puede impedir o negar a alguien el derecho de obtenerlo o
renovarlo, pues ello implicara retenerlo por la fuerza.568 En este sentido, la Comisin Interamericana ha
denunciado la prctica de algunos Estados de negar el pasaporte por razones polticas,569 como tambin de
establecer requisitos excesivos o extremadamente costosos. Especficamente ha establecido:
Que la denegatoria del pasaporte en forma injustificada e ilegal a una persona es, en cierta
forma, imponerle una capitis diminutio, desposeerlo del documento que hace constar su
nacionalidad, impedirle viajar fuera de su patria, obligarle a que, por fuerza de esta
circunstancia, se mantenga dentro del pas []. La imposicin de condiciones u obstculos
[] de hecho, hacen que el individuo decida renunciar al ejercicio de un derecho en razn de
los costos morales o financieros excesivos, pudiendo ser equiparada a la negacin del
mismo.570
Sobre este punto, debe tenerse en cuenta, que no constituye justificacin el que un Estado alegue que ese
nacional tendra derecho a volver a su territorio sin pasaporte.571 No obstante, el mismo Comit de
565
566
Vase COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe sobre la situacin de los Derechos Humanos en Chile, 27
de setiembre de 1985, p. 141.
567
Segn el art. 12 inc. 3 del Pacto Internacional de Derechos civiles y Polticos y el art. 22 de la Convencin Americana de Derechos Humanos.
568
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1982-1983 (Uruguay). Tambin se le llama permanencia
obligada, residencia compulsoria, proscripcin administrativa, o exilio interno.
569
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Cuba (1985), p. 130.
570
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1982-1983, p. 143. Citado por ODONNELL, Daniel. Ob.
cit., pp. 215-216.
571
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General 27. Libertad de circulacin, prr. 9. Vase en:
CCPR/C/21/Rev.1/Add.9, del 02 de noviembre de 1999.
152
Derechos Humanos ha sealado que un Estado puede negar en ciertos casos el pasaporte a un
ciudadano,572 como puede ser por razn de proteccin de su seguridad nacional y el orden pblico
como lo establece el artculo 12 inc. 3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos por
ejemplo, por no haber cumplido con el servicio militar obligatorio.573 En todo caso, bajo ningn supuesto
se permite su expulsin.574
En cuanto al derecho de residencia, este consiste en el derecho de toda persona de permanecer en el pas
del cual es nacional, escogiendo libremente el lugar de su domicilio.
9.
Derecho de reunin
9.1.
Base normativa
9.2.
572
NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Samuel Lichtensztejn v. Uruguay. Comunicacin N. 77/1980, prr. 8.3.
Vase en: CCPR/C/18/D/77/1980 del 31 de marzo de 1983. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Peltonen
v. Finland. Comunicacin No. 492/1992, prr. 8.4. Vase en: CCPR/C/51/D/492/1992 del 26 de julio de 1994.
573
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p. 126.
574
VASAK, Karel (editor). Ob. cit., p. 234.
575
Idem.
576
Ibdem, p. 233. COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p. 127.
577
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p 224.
153
Diferencindose del agrupamiento de personas en forma accidental, las reuniones se caracterizan por ser
voluntarias y organizadas.578 Sin embargo, distintas y variadas son las clasificaciones existentes sobre
estas, pudiendo ser espontneas o convocadas, estticas o ambulantes, pacficas o violentas, pblicas o
privadas. Justamente esta ltima clasificacin es la distincin ms importante en la medida en que le son
aplicables distintas formas de reglamentacin.579 En el primer caso, no se requiere autorizacin ni aviso
previo a la autoridad y se puede realizar en una casa particular, un local sindical, un templo o club social.
En el segundo, suele exigirse una comunicacin a las autoridades, debiendo stas autorizarla y esta
llevarse adelante respetando el orden pblico y el bienestar de las dems personas.580
10.
Libertad de asociacin
10.1.
Base normativa
578
Idem.
579
El elemento decisivo para saber si estamos frente a una reunin pblica o privada estara dado por la posibilidad de acceder a ella mediante
invitacin o sin ella. PADILLA, Miguel. Ob. cit., pp. 116-117.
580
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 83.
581
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1979-1980 (Uruguay), pp. 128-130.
582
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Baena Ricardo y otros. Sentencia del 2 de febrero de 2001. Serie C, n.
72, prr.149.
154
10.2.
En relacin al contenido de este derecho, se puede sealar que el mismo implica que la persona sea libre
de constituir una asociacin, o de ingresar a ella, o dejar de pertenecer a ella (libertad positiva), como
tambin que no sea obligado a realizar ninguna de estas acciones (libertad negativa).584 Sobre la libertad
negativa sera importante mencionar el caso de la obligatoriedad de las colegiaturas a colegios
profesionales. Al respecto, la Corte Interamericana entiende que el motivo de este tipo de asociacin es el
orden pblico en tanto constituyen un medio de regulacin y de control de la fe pblica y de la tica en la
conducta de los profesionales colegiados, por tanto ha sealado que su existencia no es contraria a la
Convencin Americana; aunque precisa que no puede invocarse en el caso del periodismo porque
limitara de modo permanente el derecho de hacer uso de la libertad de expresin.585
De otro lado, este derecho no es absoluto, pudindose por ley imponer limitaciones por razones de
seguridad nacional, orden pblico, salud y moral pblicas, o por proteger los derechos y libertades de los
dems, como lo seala el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos y la Convencin Americana
de Derechos Humanos. La Corte Interamericana precisa los alcances la expresin ley que utiliza la
Convencin Americana en su artculo 16 diciendo:
155
Asimismo, la Corte reafirma que la Convencin Americana establece que estas restricciones debern ir
acorde con una sociedad democrtica (art. 16 inc. 2), por lo que de no existir proporcionalidad con este
objetivo, la restriccin ser considerada violatoria del derecho de asociacin, como lo reitera en la
sentencia del Caso Baena y otros. 587
Finalmente, el derecho de asociacin tambin implica la obligacin del Estado de reconocer personalidad
jurdica a la asociacin una vez haya sido creada, a fin de que pueda adquirir derechos y obligaciones.588
10. 3.
Tratndose del caso especfico de la libertad sindical como manifestacin del derecho a la asociacin
, esta consiste bsicamente en:
Un criterio similar, es asumido por el Tribunal Constitucional del Per, que entiende que este derecho
tiene un aspecto orgnico, as como un aspecto funcional:
profesiones est implicada en ese orden. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre la
Colegiatura Obligatoria de Periodistas. OC-5/85 del 13 de Noviembre de 1985. Serie A, n. 5, prr. 68.
586
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Baena Ricardo y otros. Sentencia del 2 de febrero de 2001. Serie C, n.
72, prr.169.
587
Ibdem, prr.172.
588
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1978 (Uruguay), p. 234.
156
El proselitismo o militancia sindical forman parte de este derecho, no pudiendo discriminarse al militante
como consecuencia de la difusin de las ideas sostenidas por el sindicato al que pertenece. En
consecuencia, se viola la libertad de asociacin, cuando a los trabajadores de una empresa se les obliga a
formar parte de un sindicato o de una agrupacin poltica, o cuando se les presiona para desafiliarse.
Tampoco se puede discriminar a los trabajadores, sea al momento de contratarlos591 o luego de producida
la contratacin,592 por su filiacin a un sindicato.593 Tambin se vulnera esta libertad cuando se perturba el
libre desarrollo de la asociacin, se allanan sus locales, se destruyen sus oficinas, se confiscan sus
archivos, se intimida a sus afiliados, se les despide por organizar o participar en marchas de protesta,
etc.594 Sobre esto ltimo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el Asunto Baena Ricardo y
otros, ante el despido de 270 trabajadores por parte del Estado panameo por su participacin en una
marcha pacfica afirm que tal hecho constitua una violacin a la libertad sindical, ordenando la
reposicin de los trabajadores. En efecto, la Corte sentenci:
157
11.
11.1.
Base normativa
158
Art. 5 e) de la Convencin Internacional sobre la eliminacin de todas las formas de discriminacin racial
Art. 6 del Convenio OIT n 169 sobre pueblos indgenas y tribales en pases independientes
Art. 2 inc. 17 y el Captulo III de la Constitucin Poltica del Per de 1993
597
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Bolivia (1981), p. 235. Vase VASAK, Karel (editor). Ob. cit., p.
250.CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 85.
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 102.
599
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Diez Aos, pp. 331-332.
600
COMISIN ANDINA DE JURISTAS Ob. cit., pp. 245-248. PADILLA, Miguel. Ob. cit., pp. 256-257.
598
159
De otro lado, la participacin poltica del ciudadano, puede darse a travs de distintos mecanismos. Uno
de ellos es el voto, el cual no puede ser restringido por motivos de discapacidad fsica, nivel de
instruccin, situacin socio-econmica o afiliacin partidaria.601 Su carcter secreto est destinado a
proteger al votante de cualquier represalia como consecuencia de su opinin poltica. Otro mecanismo es
participando directamente en la funcin pblica, postulndose en una eleccin popular.
Finalmente, se puede participar a travs de una serie de mecanismos de democracia directa, como son: el
referndum o plebiscito (para la aprobacin de una norma, para la toma de una decisin poltica, etc.), la
iniciativa popular (para la presentacin de proyectos de ley), y la revocacin y rendicin de cuentas (en
virtud de los cuales se retira del cargo a una autoridad elegida o se exige un informe de gestin,
respectivamente).602
12.
12.1.
Base normativa
El derecho a votar en elecciones y referendos debe estar establecido por la ley y slo podr ser objeto de restricciones razonables, como la
fijacin de un lmite mnimo de edad para poder ejercer tal derecho. No es razonable restringir el derecho de voto por motivos de discapacidad
fsica ni imponer requisitos o restricciones relacionados con la capacidad para leer y escribir, el nivel de instruccin o la situacin econmica. La
afiliacin a un partido no debe ser condicin ni impedimento para votar. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS.
Observacin General n 25. Derecho a participar en los asuntos pblicos, derecho a votar y derecho al acceso, en condiciones de igualdad a las
funciones pblicas. Del 12 de julio de 1996, prr. 10.
602
Los ciudadanos participan directamente en la direccin de los asuntos pblicos al ejercer sus facultades como miembros de rganos
legislativos u ocupar cargos ejecutivos. El apartado b) apoya ese derecho a la participacin directa. Los ciudadanos tambin participan
directamente en la direccin de los asuntos pblicos cuando eligen o modifican la constitucin o deciden cuestiones de inters pblico mediante
referendos u otros procesos electorales realizados de conformidad con el apartado b). Los ciudadanos pueden participar directamente asistiendo a
asambleas populares facultadas para adoptar decisiones sobre cuestiones locales o sobre los asuntos de una determinada comunidad por conducto
de rganos creados para representar a grupos de ciudadanos en las consultas con los poderes pblicos. En toda situacin en que se haya
establecido una modalidad de participacin directa de los ciudadanos, no deber hacerse ninguna distincin entre los ciudadanos en lo que se
refiere a su participacin por los motivos mencionados con el prrafo 1 del artculo 2, ni debern imponerse restricciones excesivas. Ibdem,
prr. 6. PADILLA, Miguel. Ob. cit., pp. 258-260.
160
12.2.
En virtud de este derecho se proclama que todas las personas son iguales ante la ley, no pudiendo
establecerse distinciones, preferencias o exclusiones por motivos de raza,605 color, sexo, idioma, religin,
origen nacional o social, opinin poltica, posicin econmica, etc., anulando o menoscabando el goce o
el ejercicio de los derechos humanos.
No obstante, la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sealado, que un trato diferenciado
basado en criterios razonables y objetivos no constituye discriminacin. Si la distincin se basa en
desigualdades reales y objetivas entre las personas y se observa el principio de proporcionalidad, cabe la
distincin.606 Este es el caso por ejemplo, de las normas destinadas a tomar en cuenta las particularidades
del nio o de la mujer.
De otro lado, la discriminacin puede presentarse de dos maneras: en primer lugar, de forma
institucionalizada, esto es, impuesta por las autoridades o por el derecho interno del Estado (como ocurri
en Sudfrica con el apartheid); en segundo lugar, de forma difusa, a travs de prcticas de ciertos sectores
de la sociedad.
161
dado en Costa Rica era discriminatorio, al facilitar la naturalizacin de mujeres extranjeras al casarse con
nacionales del pas en cuestin, y no beneficiar de igual forma a los varones extranjeros al casarse con
nacionales.607 Asimismo, consider como verdaderos casos de discriminacin en razn del origen o lugar
de nacimiento, la prctica de algunos Estados de restringir exagerada e injustificadamente el mbito de
ejercicio de los derechos polticos de los naturalizados, creando dos grupos de distinta jerarqua entre
nacionales de un mismo pas.608 De igual forma, la Comisin Interamericana conden las disposiciones
del cdigo civil de El Salvador que establecan una distincin entre hijos matrimoniales y
extramatrimoniales, que afectaba los derechos de herencia y pensin alimenticia de estos ltimos. Para la
Comisin dichas disposiciones heran la dignidad humana, incentivaban la irresponsabilidad paternal, y
ponan la carga de criar a los hijos en la madre.609 En todo caso, estos son solo algunos ejemplos de
discriminacin, pues la gama es mucho ms amplia.
13.
13.1.
Base normativa
13.2.
14.
Derecho a la nacionalidad
14.1.
Base normativa
607
162
14.2.
La nacionalidad debe ser entendida como el lazo de tipo jurdico y poltico entre una persona y un
territorio y Estado determinados. 613 As, lo define la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando
seala que:
[l]a nacionalidad puede ser considerada como el vnculo jurdico poltico que liga a una
persona con un Estado determinado por medio del cual se obliga con l con relaciones de
lealtad y fidelidad y se hace acreedor a su proteccin diplomtica.614
Este vnculo jurdico-poltico conlleva, por una parte, el reconocimiento y el apego al orden jurdico del
Estado, implicando a su vez dotar de un amparo mnimo jurdico al individuo en las relaciones
internacionales; por otro lado, este vnculo otorga a la persona la posibilidad de efectivizar sus derechos
polticos y aquellos derechos civiles que se sustentan en la nacionalidad del individuo.615 Esto lleva a la
Corte Interamericana a sostener que la nacionalidad es un estado natural del ser humano porque este no
solo es el fundamento mismo de su capacidad poltica sino tambin de parte de su capacidad civil.616
En este sentido, el derecho a la nacionalidad significa que todo individuo tiene derecho a pertenecer a un
Estado como tambin a cambiar este vnculo si lo desea. As lo reconoce la Declaracin Americana en su
artculo 19 y lo precisa la Convencin Americana en su artculo 20, indicando que la nacionalidad que
legalmente le corresponde a una persona es aquel en cuyo territorio naci (respetando el llamado jus soli).
612
PADILLA, Miguel Ob. cit., p. 26. CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 87.
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 89.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74,
prr.91.
615
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 89. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo
Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr.100; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher
Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74, prr.87.
616
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74,
prr.86. Tambin vase la Opinin Consultiva OC-4/84, 33. No obstante, Cabe mencionar que para algunos autores el derecho a la nacionalidad
no es un derecho natural como el derecho a la vida o a la integridad, sino que existe nicamente en funcin de la ley, lo que se comprobara por la
613
614
163
Sin embargo, la mayora de Estados reconoce que existen otras formas de adquisicin de nacionalidad,
como son: la que se obtiene por ser la de sus padres, es decir, por el lazo sanguneo (jus sanguinis);617 y,
la voluntaria o por proceso de naturalizacin, que es aquella que, cumpliendo determinados requisitos
establecidos por el Estado, se solicita por deseo propio de la persona quedar vinculado con un Estado
distinto al de su nacimiento.618 Sobre este punto, la Corte Interamericana seala que:
Con distintas modalidades, la mayora de los Estados han establecido la posibilidad de que
personas que no tenan originalmente su nacionalidad puedan adquirirla posteriormente, en
general, mediante una declaracin de voluntad manifestada previo cumplimiento de ciertas
condiciones. La nacionalidad, en estos casos, no depende ya del hecho fortuito de haber nacido
en un territorio determinado o de nacer de unos progenitores que la tenan, sino de un hecho
voluntario que persigue vincular a quien lo exprese con una determinada sociedad poltica, su
cultura, su manera de vivir y su sistema de valores.619
La adquisicin de este vnculo por parte de un extranjero, supone que ste cumpla las
condiciones que el Estado ha establecido con el propsito de asegurarse de que el aspirante est
efectivamente vinculado con el sistema de valores e intereses de la sociedad a la que pretende
pertenecer; lo dicho supone que las condiciones y procedimientos para esa adquisicin [son]
predominantemente del derecho interno.620
Es preciso mencionar que tanto la Corte Interamericana como la legislacin peruana reconocen el derecho
a la nacionalidad sin hacer diferencias por la forma bajo la cual fue adquirida.621 Sin embargo, la ley
peruana establece algunas excepciones como la posesin de algunos derechos polticos nicamente por
aquellos que nacieron dentro del territorio nacional (jus soli), como el derecho a ser electo Presidente o
Congresista de la Repblica.622
Por otro lado, si bien, la determinacin y regulacin de este derecho ha estado tradicionalmente a cargo de
los Estados, esto no significa que este pueda actuar en forma discrecional o arbitraria. Muy por el
falta de uniformidad en su definicin plasmada en las legislaciones nacionales. ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 207; PADILLA, Miguel. Ob.
cit., p. 30.
617
Algunos Estados combinan estos criterios, inclusive con el del domicilio. NIETO NAVIA, Rafael. Ob. cit., p. 164.
618
NIETO NAVIA, Rafael. Ob. cit., p. 164.
619
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74,
prr.91.
620
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr.
99.
621
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74,
prr.90. Vase tambin art. 52 de la Constitucin Poltica del Per de 1993.
622
Artculos 110 y 90, respectivamente, de la Constitucin Poltica del Per de 1993.
164
contrario, ninguna persona puede ser privada arbitrariamente de ella, ni tampoco de manera involuntaria,
pues como lo ha sealado la Comisin Interamericana:
En este mismo sentido lo entendi la Corte Interamericana en el Caso de Baruch Ivcher frente al Estado
peruano, cuando reiter que en la reglamentacin de la nacionalidad no solo concurre la competencia de
los Estados, sino tambin las exigencias de la proteccin integral de los derechos humanos.624
Por ltimo, la Comisin Interamericana ha sealado que el estado de sitio tampoco justifica la privacin
de nacionalidad,625 as como tampoco el hecho de salir del pas de origen por un tiempo determinado.626
15.
15.1.
Base normativa
623
165
15.2.
En este sentido, el derecho a la identidad personal es el derecho que tiene toda persona a que se le
reconozca y respete como un ser distinto a los dems individuos, entendiendo por identidad el conjunto
de atributos [...], tanto de carcter biolgico como los referidos a la personalidad, que permiten
precisamente la individualizacin de un sujeto de derecho en sociedad,628 y por tanto caracterizado por
su dinamismo en la medida en que progresa, vara y se enriquece en tanto lo hace tambin el individuo al
adquirir mayor experiencia a travs de su vida.
Derecho a la propiedad
16.1.
Base normativa
Art. 17 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos
Art. 23 de la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
Art. 21 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos
Art. 14 del Convenio OIT 169 sobre pueblos indgenas y tribales en pases independientes
627
VASAK, Karel (editor). Ob. cit., p. 87. CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 87.
Definicin de la Corte Constitucional colombiana, citada por ELYZONDO BREEDY Gonzalo y Marcela CARAZO VICENTE. Derecho a la
identidad. En: Presente y futuro de los Derechos humanos. Ensayos en honor a Fernando Volio Jimnez. San Jos de Costa Rica: Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, 1998, p. 378.
629
La Constitucin peruana de 1993 reconoce en su art. 2 inc. 19 el derecho a la identidad tnica y cultural.
630
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Aloeboetoe y otros. Sentencia del 04 de diciembre de 1991. Serie C,
n.15, prr. 58 y 61.
628
166
El derecho a la propiedad privada es sin duda uno de los derechos polticos ms controvertidos. Las
diferentes concepciones que existieron y siguen existiendo sobre esta nocin, determinaron por ejemplo
que este derecho no fuera incluido en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos de 1966 ni en la
versin original de la Convencin Europea de Derechos Humanos.631
No obstante, creemos que es posible sealar que el derecho de propiedad corresponde por naturaleza a
todos los seres humanos, habilitndolos para usar y disponer libremente de sus bienes y de los frutos de
los mismos, as como tambin transmitirlos por donacin o herencia. Es el derecho mas pleno y ms
completo que se pueda tener sobre una cosa.632
La Convencin Americana, en su art. 21, reconoce a toda persona el derecho al uso y goce de sus bienes.
Sobre lo que se entiende por bienes, la Corte Interamericana nos precisa que:
[...] pueden ser definidos como aquellas cosas materiales apropiables, as como todo derecho
que pueda formar parte del patrimonio de una persona; dicho concepto comprende todos los
muebles e inmuebles, los elementos corporales e incorporales y cualquier otro objeto
inmaterial susceptible de tener un valor.633
Por tanto, queda implcita dentro de esta concepto la propiedad intelectual, artstica, tcnica y cientfica.
As lo recoge la Constitucin peruana en su art. 2 inc. 8.
Por otro lado, si bien para algunos el derecho a la propiedad privada no es un derecho humano
independiente, pues es y debe ser una expresin del derecho de todos al producto del trabajo, lo cierto es
que para la mayora de la doctrina se est ante un derecho no slo econmico sino tambin poltico.634
Por su carcter secundario y no fundamental, est subordinado a una funcin social que limita y relativiza
los poderes jurdicos del propietario, haciendo que este derecho no pueda ser ejercido ilimitadamente.635
En este sentido, los diversos pactos internacionales que lo consagran, le establecen lmites, como son: la
631
MUELLE GNGORA, Edgard. Derechos Humanos en el Derecho Internacional. Cuzco: Editorial Mercantil, 1997, pp. 206-207.
PADILLA, Miguel. Ob. cit., p. 145.
633
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni. Sentencia del 31 de
agosto de 2001. Serie C, n. 79, prr.144; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia del 6
de febrero de 2001. Serie C, n. 74, prr.122.
634
VASAK, Karel (editor). Ob. cit., p. 253.
632
167
posibilidad de expropiacin por razones de utilidad pblica mediante el pago de una indemnizacin justa,
o su subordinacin al inters social mediante imposicin de la ley. En el mismo sentido, la Constitucin
peruana (art. 70) si bien reconoce que el derecho a la propiedad es inviolable tambin seala que este se
debe ejercer en armona con el bien comn y dentro de los lmites de la ley, no pudiendo ser privada de
ella ms que exclusivamente por causa de seguridad nacional o necesidad pblica.
En el Caso Ivcher Bronstein, la Corte Interamericana reafirm la necesidad de estas razones para la
privacin del derecho de propiedad, cuando seal que: para que la privacin de los bienes de una
persona sea compatible con el derecho a la propiedad consagrado en la Convencin [Americana], debe
fundarse en razones de utilidad pblica o de inters social, sujetarse al pago de una justa indemnizacin,
limitarse a los casos y practicarse segn las formas establecidas por la ley,636 lo que reitera en el Caso
Cinco Pensionistas, tambin contra el Estado peruano, cuando afirma:
Si bien el derecho a la pensin nivelada es un derecho adquirido, de conformidad con el artculo
21 de la Convencin, los Estados pueden poner limitaciones al goce del derecho de propiedad
por razones de utilidad pblica o inters social. En el caso de los efectos patrimoniales de las
pensiones (monto de las pensiones), los Estados pueden reducirlos nicamente por la va legal
adecuada y por los motivos ya indicados. Por su parte, el artculo 5 del Protocolo Adicional a la
Convencin Americana en materia de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (en adelante
Protocolo de San Salvador) slo permite a los Estados establecer limitaciones y restricciones
al goce y ejercicio de los derechos econmicos, sociales y culturales, mediante leyes
promulgadas con el objeto de preservar el bienestar general dentro de una sociedad
democrtica, en la medida que no contradigan el propsito y razn de los mismos. En toda y
cualquier circunstancia, si la restriccin o limitacin afecta el derecho a la propiedad, sta debe
realizarse, adems, de conformidad con los parmetros establecidos en el artculo 21 de la
Convencin Americana.637
Por otro lado, la propiedad puede ejercerse en forma individual o colectiva, como lo reconoce la
Declaracin Universal de Derechos Humanos en su art. 17 inc. 1. Asimismo, lo hace la Constitucin
peruana al manifestar que la economa nacional se sustenta en la coexistencia de diversas formas de
propiedad y al garantizar el derecho de propiedad sobre la tierra, en forma privada o comunal o en
cualquier otra forma asociativa.638
635
168
Sin embargo, la misma Corte seala que los derechos y las obligaciones atribuidos a las personas
morales se resuelven en derechos y obligaciones de las personas fsicas que la constituyen o que actan en
su nombre o representacin.640 De ninguna manera lo dicho significa un desconocimiento a lo expresado
por la Corte Internacional de Justicia en el Caso Barcelona Traction, en donde se diferencia los derechos
de los accionistas de los de la empresa misma,641 sino que entiende que bajo determinados supuestos un
accionista puede acudir al Sistema Interamericano de Proteccin de Derechos Humanos para hacer valer
sus derechos humanos, an cuando estos estn cubiertos por una figura jurdica como es la persona
jurdica. As la Corte Interamericana manifest:
Esta Corte considera que si bien la figura de las personas jurdicas no ha sido reconocida
expresamente por la Convencin Americana, como s lo hace el Protocolo no. 1 a la
Convencin Europea de Derechos Humanos, esto no restringe la posibilidad que bajo
determinados supuestos el individuo pueda acudir al Sistema Interamericano de Proteccin de
los Derechos Humanos para hacer valer sus derechos fundamentales, an cuando los mismos
estn cubiertos por una figura o ficcin jurdica creada por el mismo sistema del Derecho. No
obstante, vale hacer una distincin para efectos de admitir cules situaciones podrn ser
analizadas por este Tribunal, bajo el marco de la Convencin Americana. En este sentido, ya
638
169
[...] si un hacendado adquiere una mquina cosechadora para trabajar su campo y el gobierno
se la confisca, tendr el amparo del artculo 21. Pero, si en lugar de un hacendado, se trata de
dos agricultores de escasos recursos que forman una sociedad para comprar la misma
cosechadora, y el gobierno se la confisca, ellos no podrn invocar la Convencin Americana
porque la cosechadora en cuestin sera propiedad de una sociedad. Ahora bien, si los
agricultores del ejemplo, en vez de constituir una sociedad, compraran la cosechadora en
copropiedad, la Convencin podra ampararlos porque segn un principio que se remonta al
derecho romano, la copropiedad no constituye nunca una persona ideal.645
17.
17.1.
Base normativa
17.2.
Si bien todos los seres humanos nacen iguales en dignidad y derechos, como lo reconoce la Declaracin
Universal, existen determinadas personas que por condiciones especiales requieren de una mayor
proteccin del Estado, como el anciano, el discapacitado, la madre y el nio. En el caso particular de los
642
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantos. Excepciones Preliminares. Sentencia del 7 de septiembre de
2001. Serie C, n. 85, prr.29.
Asimismo, vase CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia de 6 de febrero de 2001.
Serie C No. 74, prr. 123, 125, 138 y 156. En igual sentido, COMIT DE DERECHOS HUMANOS. No. 502/1992. Barbados: comunicacin del
31 de marzo de 1994. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. No. 737/1997. Australia: comunicacin del 30 de abril de 1997. A su vez, la
Corte Europea decidi en su caso Pine Valley Developments Ltd and Others v. Ireland, que pese a que existan tres peticionarios: la compaa
Pine Valley; la compaa Healy Holdings, duea de Pine Valley; y el seor Healy, las primeras, es decir, las personas jurdicas, no eran
ms que vehculos a travs de los cuales el seor Healy, en su condicin de persona fsica desarrollaba una determinada actividad econmica. En
todo caso, este Tribunal rechaz el argumento del Estado y seal que era artificial hacer distinciones entre los peticionarios para efectos de ser
considerados vctimas de una violacin de algn derecho consagrado en la Convencin Europea. CORTE EUROPEA DE DERECHOS
HUMANOS. Pine Valley Developments Ltd and Others. Judgment of 29 November 1991. Serie A, n. 222.
644
Ibdem, prr.28.
643
645
Ibdem, prr.25.
170
derechos del nio, su proteccin responde a la preocupacin universal por proteger lo que es el
patrimonio ms valioso de la humanidad.646 En efecto, desde la segunda postguerra las naciones
empezaron a disear mecanismos adecuados para lograr un amparo efectivo de la infancia porque se
comprendi que protegerla y defenderla es hacer lo mismo con el futuro de la humanidad.647
En este sentido, ms all de los derechos que como ser humano corresponden al nio, los diversos
instrumentos internacionales le reconocen el derecho a gozar de una proteccin, cuidado y ayuda
especial, lo cual deriva precisamente de su condicin de menor.648 La Corte Interamericana tambin
entiende la vulnerabilidad de los nios, por lo que todo acto delictuoso contra estos o la sola falta de una
debida proteccin por parte del Estado reviste al caso de mayor gravedad, como lo expresa en las
sentencias referidas a los casos Nios de la Calle649 y Caracazo.650
Asimismo, se establece la primaca del inters superior del nio, como criterio a ser tomado en cuenta por
las autoridades del Estado al momento de dictar leyes, emitir resoluciones o adoptar polticas de
Estado.651 Esta primaca es sustentada por la Corte Interamericana cuando seala:
Cuando se trata de la proteccin de los derechos del nio y de la adopcin de medidas para
lograr dicha proteccin, rige el principio del inters superior del nio, que se funda en la
dignidad misma del ser humano, en las caractersticas propias de los nios, y en la necesidad
de propiciar el desarrollo de stos, con pleno aprovechamiento de sus potencialidades.652
Por otro lado, si bien la Convencin Americana no define el concepto de Nio, la Convencin sobre los
Derechos del Nio653 considera que nio es todo ser humano que no haya cumplido los 18 aos, salvo
que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayora de edad.654
646
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 87. Vase GARCA MNDEZ, Emilio. Nios y Adolescentes como Sujetos
Sociales de Derechos y Deberes. En: Presente y Futuro de los Derechos Humanos. Ensayos en Honor a Fernando de Volio Jimnez. San Jos:
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 1998, pp. 395-404.
647
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMN. Ob. cit., p. 87. Vase tambin CARRERAS, Mercedes. Los Derechos del Nio: De la
Declaracin de 1959 a la Convencin de 1989. En: Derechos Humanos. Madrid: Tecnos, 1992, pp. 186-188.
648
ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 317.
649
La Corte no puede dejar de sealar la especial gravedad que reviste el presente caso por tratarse las vctimas de jvenes, tres de ellos nios, y
por el hecho de que la conducta estatal no solamente viola la expresa disposicin del artculo 4 de la Convencin Americana, sino numerosos
instrumentos internacionales, ampliamente aceptados por la comunidad internacional, que hacen recaer en el Estado el deber de adoptar medidas
especiales de proteccin y asistencia en favor de los nios bajo su jurisdiccin. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
Caso de los Nios de la Calle (Villagrn Morales y otros). Sentencia del 19 de noviembre de 1999. Serie C, n. 63, prr. 146.
650
Al momento de su muerte eran menores de edad siete de las vctimas []. En consecuencia, se trataba de personas especialmente
vulnerables y que debieron haber sido objeto de una especial proteccin por parte del Estado y de sus agentes de seguridad. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Caracazo. Reparaciones. Sentencia del 29 de agosto de 2002. Serie C, n. 95,
prr.102.
651
ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 317.
652
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C, n. 100,
prr.134. Condicin jurdica y derechos humanos del nio. Tambin vase: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
Opinin Consultiva Condicin Jurdica y derechos humanos del nio. OC-17/02 de 28 de agosto de 2002. Serie A, n. 17, prr. 56.
653
La misma Corte Interamericana establece que tanto la Convencin Americana como la Convencin de los Derechos del Nio forman parte de
un muy comprensivo corpus juris internacional de proteccin de los nios que debe servir a esta Corte para fijar el contenido y los alcances de la
de la disposicin general definida en el artculo 19 de la Convencin. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de
los Nios de la Calle (Villagrn Morales y otros). Sentencia del 19 de noviembre de 1999. Serie C, n. 63, prr.194.
171
Un caso muy particular es el de los nios que viven en las calles y que por tanto se encuentran en
situacin de riesgo. Cuando los Estados aplican o toleran en su territorio una prctica sistemtica de
violencia contra estos nios, incurren en una doble agresin. En efecto, la Corte Interamericana
manifiesta que:
En primer lugar, los Estados no evitan que sean lanzados a la miseria, privndolos as de unas
mnimas condiciones de vida digna e impidindoles el pleno y armonioso desarrollo de su
personalidad, a pesar de que todo nio tiene derecho a alentar un proyecto de vida que debe
ser cuidado y fomentado por los poderes pblicos para que se desarrolle en su beneficio y en el
de la sociedad a la que pertenece. En segundo lugar, atentan contra su integridad fsica,
psquica y moral, y hasta contra su propia vida.655
Asimismo, si el Estado posee informacin sobre una posible incursin por parte de estos menores en actos
delictivos o en su realizacin, entonces tendr la obligacin de extremar las medidas para su prevencin
o, de ser el caso, garantizar la rehabilitacin de estos nios.656 Al respecto, la Corte Interamericana
destaca que:
[] si los Estados tienen elementos para creer que los nios de la calle estn afectados por
factores que pueden inducirlos a cometer actos ilcitos, o disponen de elementos para concluir
que los han cometido, en casos concretos, deben extremar las medidas de prevencin del
delito657 y de la reincidencia. Cuando el aparato estatal tenga que intervenir ante infracciones
cometidas por menores de edad, debe hacer los mayores esfuerzos para garantizar la
rehabilitacin de los mismos, en orden a permitirles que desempeen un papel constructivo y
productivo en la sociedad.658
En general, son muchas las disposiciones especiales destinadas a proteger al nio. Una de ellas, es su
derecho a la unidad familiar, en virtud de la cual debe velarse porque el nio no sea separado de sus
padres, salvo que as lo ordene el inters superior del nio (por ejemplo, por maltratos o descuidos de los
padres).659 Otra disposicin est referida a proteger al nio contra el abandono o en estado de abandono,
debiendo el Estado en este ltimo caso promover su adopcin, su colocacin en una familia u hogar
654
Art. 1 de la Convencin sobre los derechos del nio, adoptado el 20 de noviembre de 1989 y vigente en el Per desde el 4 de octubre de 1990.
Ibdem, prr.191.
656
Ibdem, prr.197.
657
Directrices de las Naciones Unidas para la prevencin de la delincuencia juvenil (Directrices de Riad). Adoptadas y proclamadas por la
Asamblea General de la ONU en su resolucin 45/112 de 4 de diciembre de 1990, Captulo III, prr. 9.
658
Reglas mnimas de las Naciones Unidas para la administracin de la justicia de menores (Reglas de Beijing). Adoptadas por la Asamblea
General de Naciones Unidas en su resolucin 40/33, del 29 de noviembre de 1985, Quinta Parte, Tratamiento en establecimientos penitenciarios,
prr. 26.1.
659
ODONNELL, Daniel. Ob. cit., pp. 318-319.
655
172
sustituto o como ltimo recurso su internamiento en instituciones del Estado dedicadas a su cuidado.660
Tambin cabe mencionar el derecho del nio a ser protegido contra la explotacin, sea esta entendida
como una explotacin laboral o econmica, explotacin sexual o como trfico de nios.661 Asimismo, se
le reconoce el derecho a tener un nombre y una nacionalidad,662 entre otros.
18.
18.1.
Base normativa
173
18.2.
La familia es el ncleo esencial de toda sociedad por lo que el Estado est obligado a protegerla
promoviendo su unidad y evitando su desintegracin.669 Sin embargo, no es posible precisar una
definicin uniforme de familia en la medida en que esta vara de Estado en Estado, de cultura en
cultura. Por esta razn, se deber proteger todo grupo considerado como tal en la prctica o en la
legislacin interna de un Estado. 670
El derecho a constituir una familia implica la posibilidad de un hombre y una mujer de decidir libremente
vivir juntos y procrear hijos. Aqu no slo est implcito el derecho de elegir libremente al cnyuge671
sino tambin el derecho de decidir tener o no hijos y el nmero de estos. En este sentido, las polticas de
planificacin familiar deben ser compatibles con los alcances de este derecho.672 En la historia, sobran
668
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C, n. 100,
prr.136.
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1981-1982, pp. 69 y 81. As tambin, NACIONES
UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General 19. Proteccin de la familia, derecho al matrimonio e igualdad de los
esposos, del 27 de julio de 1990, prr. 1: En el artculo 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos se reconoce que la familia es
el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la proteccin de la sociedad y del Estado. La proteccin de la familia y de sus
miembros se garantiza tambin, directa o indirectamente, en otras disposiciones del Pacto. De este modo, el artculo 17 estipula que la familia no
ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales. Este derecho no slo se aplica a la familia formal, legalmente establecida, sino tambin a la
familia natural.VASAK, Karel. Ob. cit., p. 243.
670
El Comit observa que el concepto de familia puede diferir en algunos aspectos de un Estado a otro, y aun entre regiones dentro de un mismo
Estado, de manera que no es posible dar una definicin uniforme del concepto. Sin embargo, el Comit destaca que, cuando la legislacin y la
prctica de un Estado consideren a un grupo de personas como una familia, ste debe ser objeto de la proteccin prevista en el artculo 23. Por
consiguiente, en sus informes, los Estados Partes deberan exponer la interpretacin o la definicin que se da del concepto de familia y de su
alcance en sus sociedades y en sus ordenamientos jurdicos. Cuando existieran diversos conceptos de familia dentro de un Estado, "nuclear" y
"extendida", debera precisarse la existencia de esos diversos conceptos de familia, con indicacin del grado de proteccin de una y otra. En vista
de la existencia de diversos tipos de familia, como las de parejas que no han contrado matrimonio y sus hijos y las familias monoparentales, los
Estados Partes deberan tambin indicar en qu medida la legislacin y las prcticas nacionales reconocen y protegen a esos tipos de familia y a
sus miembros. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General 19. Proteccin de la familia, derecho al
matrimonio e igualdad de los esposos, del 27 de julio de 1990, prr. 2.
671
4. En el prrafo 2 del artculo 23 del Pacto se reafirma el derecho del hombre y de la mujer de contraer matrimonio y de fundar una familia si
tienen edad para ello. En el prrafo 3 del mismo artculo se establece que el matrimonio no podr celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de
los contrayentes. En los informes de los Estados Partes debera indicarse si existen restricciones o impedimentos al ejercicio del derecho a
contraer matrimonio sobre la base de factores especiales como el grado de parentesco o la incapacidad mental. Si bien el Pacto no establece una
edad concreta para contraer matrimonio ni para el hombre ni para la mujer, dicha edad debe ser tal que pueda considerarse que los contrayentes
han dado su libre y pleno consentimiento personal en las formas y condiciones prescritas por la ley. A este respecto, el Comit desea recordar que
dichas disposiciones legales deben ser compatibles con el pleno ejercicio de los dems derechos garantizados por el Pacto; as, por ejemplo, el
derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religin implica que la legislacin de cada Estado debe prever la posibilidad de celebrar
tanto el matrimonio religioso como el civil. Sin embargo, a juicio del Comit, el que un Estado exija que un matrimonio celebrado de acuerdo con
los ritos religiosos se celebre, confirme o registre tambin segn el derecho civil no es incompatible con el Pacto. Tambin se pide a los Estados
que incluyan informacin sobre este aspecto en sus informes. Ibdem, prr. 4.
672
El derecho a fundar una familia implica, en principio, la posibilidad de procrear y de vivir juntos. Cuando los Estados Partes adopten
polticas de planificacin de la familia, stas han de ser compatibles con las disposiciones del Pacto y sobre todo no deben ser ni discriminatorias
ni obligatorias. Asimismo, la posibilidad de vivir juntos implica la adopcin de medidas apropiadas, tanto en el plano interno cuanto, segn sea el
caso, en cooperacin con otros Estados, para asegurar la unidad o la reunificacin de las familias, sobre todo cuando la separacin de sus
miembros depende de razones de tipo poltico, econmico o similares. Ibdem, prr. 5.
669
174
ejemplos de transgresin de este derecho; es el caso de la ley sudafricana de 1949 que consideraba nulo
cualquier matrimonio entre negros y blancos, o la ley alemana de 1935 que declaraba nula toda unin
entre judos y ciudadanos de sangre alemana o racialmente similares.673
De otro lado, una vez constituida la familia, el hombre y la mujer gozan de iguales derechos y
responsabilidades, durante el matrimonio y en caso de su disolucin.674
19.
Derechos de la Mujer
19.1.
Base normativa
19.2.
175
675
MARTNEZ-PUJALTE, Antonio-Luis. Los derechos humanos como derechos inalienables. En: BALLESTEROS, Jess (Ed.). Derechos
Humanos. Concepto, fundamentos, sujetos. Madrid: Tecnos, 1992, p. 93.
676
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin consultiva OC-4/84 Propuesta de modificacin a la Constitucin
Poltica de Costa Rica relacionada con la naturaleza. Del 19 de enero1984. Serie A, n. 4, prr. 55.
677
GROS ESPIELL, Hctor. Ob. cit., p. 221.
678
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros. Sentencia del 21 de junio de
2002. Serie C, n. 94, prr. 105.
679
Artculo 6 de la Convencin Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la Mujer (Convencin de Belem de Par).
Esta Convencin fue adoptada el 9 de junio de 1994 y entr en vigor para el Per el 4 de julio de 1996.
176
libertades fundamentales en las esferas poltica, econmica, social, cultural y civil o en cualquier otra
esfera.680
De esta definicin se puede concluir que:681
a. La discriminacin contra la mujer se presenta a travs de tres formas: distincin, exclusin o
restriccin de sus derechos o libertades fundamentales.
b. Es un acto discriminatorio aquel que atenta contra el principio a la igualdad.
c. Este acto debe tener por resultado o por objeto violar los derechos humanos y libertades
fundamentales, es decir, basta con la tentativa de llevar a cabo la violacin para que se est al frente
de una discriminacin.
d. La discriminacin puede manifestarse tanto con el no reconocimiento de un derecho de la mujer
como con el impedimento de su goce o ejercicio.
e. El acto discriminatorio puede ser de manera parcial (menoscabar) o total (anular).
f.
La discriminacin puede darse en diversas esferas como la poltica, econmica, social, cultural o
civil. Es lgica esta premisa en tanto el principio a la igualdad presenta diversas acepciones, como
son la igualdad material o formal (que conlleva la igualdad de oportunidades y la igualdad
econmica) y la igualdad jurdica (identificada con el principio de igualdad ante la ley).682
Es menester tener en cuenta que no todo tratamiento jurdico distinto hacia una persona o grupo de
personas es un acto discriminatorio, como lo ha reafirmado la Corte Interamericana de Derechos
Humanos:
56. [] no toda distincin de trato puede considerarse ofensiva, por s misma, de la
dignidad humana. Ya la Corte Europea de Derechos Humanos basndose en los principios
que pueden deducirse de la prctica jurdica de un gran nmero de Estados democrticos
defini que slo es discriminatoria una distincin cuando carece de justificacin objetiva y
razonable.683 Existen, en efecto, ciertas desigualdades de hecho que legtimamente pueden
traducirse en desigualdades de tratamiento jurdico, sin que tales situaciones contraren la
justicia. Por el contrario, pueden ser un vehculo para realizarla o para proteger a quienes
parezcan como jurdicamente dbiles. Mal podra, por ejemplo, verse una discriminacin
por razn de edad o condicin social en los casos en que la ley limita el ejercicio de la
680
Artculo 1 de la Convencin sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer. Esta Convencin fue adoptada el 18
de diciembre de 1979 y entr en vigor para el Per el 13 de octubre de 1982.
681
PLATA, Mara Isabel y Mara YANUZOVA. Los derechos humanos y la Convencin sobre la Eliminacin de todas la Formas de
discriminacin contra la mujer 1979. Santaf de Bogot: Printex Impresores Ltda., 2da. Ed., 1993, p. 34.
682
Vase el punto 2 del captulo 1. Asimismo, PEREZ LUO, Antonio-Enrique. Teora del Derecho. Una concepcin de la experiencia jurdica.
Madrid: Tecnos, 1997, pp. 227-233. PECES BARBA, Gregorio. Curso de Derechos Fundamentales (I). Teora general. Madrid: Eudema, 1991,
pp. 242-251. FERNNDEZ, Eusebio. El problema del fundamento de los derechos humanos. En: GUTIRREZ, Walter y Carlos MESA. En:
Derechos humanos. Instrumentos internacionales y teora. Lima: Ministerio de Justicia. Edicin oficial, 1995, p. 560.
683
CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case relating to certain aspects of the laws on the use of languages in education in
Belgium. Judgment of 23 July 1968, pg. 34.
177
capacidad civil a quienes, por ser menores o no gozar de salud mental, no estn en
condiciones de ejercerla sin riesgo de su propio patrimonio.
57. No habr, pues, discriminacin si una distincin de tratamiento est orientada
legtimamente, es decir, si no conduce a situaciones contrarias a la justicia, a la razn o a la
naturaleza de las cosas. De ah que no pueda afirmarse que exista discriminacin en toda
diferencia de tratamiento del Estado frente al individuo, siempre que esa distincin parta de
supuestos de hecho sustancialmente diferentes y que expresen de modo proporcionado una
fundamentada conexin entre esas diferencias y los objetivos de la norma, los cuales no
pueden apartarse de la justicia o de la razn, vale decir, no pueden perseguir fines
arbitrarios, caprichosos, despticos o que de alguna manera repugnen a la esencial unidad
y dignidad de la naturaleza humana.684
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin consultiva OC-4/84 Propuesta de modificacin a la Constitucin
Poltica de Costa Rica relacionada con la naturaleza. Del 19 de enero1984. Serie A, n. 4, prr. 56 y 57.
685
PEREZ LUO, Antonio-Enrique. Ob. cit., pp. 228-229.
178
infringe los derechos constitucionales de la mujer y viola las disposiciones del inciso a) del
artculo 5 de la Convencin.687
b) el mismo derecho a elegir libremente el cnyuge y contraer matrimonio solo por su libre albedro y su
pleno consentimiento;
c) los mismos derechos y responsabilidades durante y a la finalizacin del matrimonio;
d) los mismos derechos y responsabilidades en materias relacionadas con sus hijos;
e) a decidir libre y responsablemente el nmero de hijos y el intervalo de tiempo entre nacimientos. A
tener un libre acceso a la informacin, la educacin y los medios que le permitan ejercer este derecho.
Por otro lado, se vulnera el derecho a la vida y el principio de no discriminacin contra la mujer cuando se
interrumpe el proceso de embarazo o se lleva a cabo el infanticidio durante el parto o despus de este por
razn del sexo del concebido o recin nacido.689
En cuanto a la violacin al derecho a la integridad, como se sabe, esta se plasma a travs de la tortura o
del trato cruel, inhumano o degradante. Concurrentemente, la violencia contra la mujer es definida como
cualquier accin o conducta, basada en su gnero, que cause muerte, dao o sufrimiento fsico, sexual o
psicolgico a la mujer, tanto en el mbito pblico como en el privado;690 por tanto, la violencia contra la
mujer tiene mltiples manifestaciones como la violencia sexual,691 la violencia familiar, la ablacin o
mutilacin de rganos femeninos,692 etc.693
686
Vase: CAJ. Proteccin de los Derechos Humanos de la Mujer. Estndares Internacionales. Lima: CAJ, 2000, pp.102-107.
COMIT PARA LA ELIMINACIN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIN CONTRA LA MUJER. Recomendacin General
n. 21: La igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares. 13 perodo de sesiones, 1994, prr. 14.
688
CAJ. Proteccin de los Derechos Humanos de la Mujer, p. 106.
689
Ibdem, pp. 44-45.
690
Artculo 1 de la Convencin Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer o Convencin de Belem do
Par.
691
Si bien la Corte Interamericana de Derechos Humanos no ha tenido la oportunidad de pronunciarse al respecto, s lo ha hecho la Corte
Europea, quien ha considerado a la violacin sexual como una forma de tortura. CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case of
Aydin vs. Turkey. Judgment of 25 September 1997, prr. 86-87.
692
COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin final: Sudn. Del 19 de noviembre de 1979. En: CCPR/C/79, prr. 11.
693
CAJ. Proteccin de los derechos , p. 59.
687
179
Por otro lado, en relacin a los derechos econmicos, sociales y culturales tambin se presenta un
conjunto de problemas adicionales si es que la vctima es mujer. Problemas que, por ejemplo, en el tema
de la educacin se pueden solucionar con la eliminacin de cualquier prejuicio sexista o brindando las
mismas condiciones de orientacin en materia de carreras y capacitacin profesional, entre otras
aciones.695 En el caso de los derechos laborales, se debe proporcionar a la mujer las mismas oportunidades
de empleo que al hombre, los mismos criterios de seleccin, el respeto a la igualdad de remuneracin, a la
igualdad de trato en el trabajo y a los ascensos, etc. De la misma forma, se debe impedir la discriminacin
contra la mujer por razones de matrimonio o maternidad.696
20.
20.1.
Base normativa
Adoptada el 20 de diciembre de 1952 y con vigencia para el Per desde el 25 de setiembre de 1975.
Artculo 10 de la Convencin sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer.
696
Artculo 11 de la Convencin sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer.
695
180
20.2.
De acuerdo a este derecho, el Estado debe garantizar que cualquier persona cuyos derechos han sido
vulnerados pueda interponer ante los tribunales nacionales competentes un recurso adecuado y efectivo de
manera tal de proteger estos.697 En este sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
reiterado que toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rpido o a cualquier otro recurso efectivo
que lo ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales. As:
La Corte reitera que el derecho de toda persona a un recurso sencillo y rpido o a cualquier
otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales constituye uno de los pilares bsicos, no slo de la
Convencin Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrtica en el
sentido de la Convencin [...]. El artculo 25 se encuentra ntimamente ligado con la obligacin
general del artculo 1.1 de la Convencin Americana, al atribuir funciones de proteccin al
derecho interno de los Estados Partes.698
697
Ibdem, p. 240.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69,
prr.163. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte, Sentencia de 16 de agosto
de 2000. Serie C, n. 68, prr. 101; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi y otros. Sentencia de 30
de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr. 184.
699
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cinco Pensionistas. Sentencia del 28 de febrero de 2003. Serie C, n. 98,
prr. 126; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantos. Sentencia del 28 de noviembre de 2002. Serie C, n. 97,
prr. 52; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni. Sentencia del 31
de agosto de 2001. Serie C, n. 79, prr. 112; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca Velsquez. Sentencia
del 25 de noviembre de 2000. Serie C, n. 70, prr. 191.
700
En este sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Canto. Sentencia del 28 de noviembre de 2002. Serie C,
n. 97, prr. 52; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni.
supra nota 3, prr. 112; y CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia de 6 de febrero de
2001. Serie C, n. 74, prr. 135.
698
181
considerarse efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del pas o incluso
por las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios.701
En consecuencia, el Estado est obligado a crear las condiciones necesarias para que cualquier recurso [a
favor del detenido] pueda tener resultados efectivos. 702 Para el caso de garantizar la libertad, controlar el
respeto a la vida e integridad de la persona protegindola de tortura y de tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes, e impedir los casos de desaparicin o indeterminacin del lugar de su
detencin el habeas corpus constituye el medio idneo, como lo indica la Corte Interamericana:
En este sentido, el hbeas corpus representa, dentro de las garantas judiciales indispensables,
el medio idneo tanto para garantizar la libertad, controlar el respeto a la vida e integridad de
la persona, e impedir su desaparicin o la indeterminacin de su lugar de detencin, as como
para proteger al individuo contra la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes.703
Sobre las caractersticas que debe tener este recurso, la Corte Interamericana ha explicado:
[]la funcin de estos recursos, dentro del derecho interno, [] (debe ser) idnea para
proteger la situacin jurdica infringida []. Por ejemplo, un procedimiento de orden civil
[], como la presuncin de muerte por desaparecimiento, cuya funcin es la de que los
herederos puedan disponer de los bienes del presunto muerto o su cnyuge pueda volver a
casarse, no es adecuado para hallar la persona ni para lograr su liberacin si est detenida.
[]
Un recurso debe ser, adems, eficaz, es decir, capaz de producir el resultado para el que ha
sido concebido. El de exhibicin personal puede volverse ineficaz si se le subordina a
exigencias procesales que lo hagan inaplicable, si, de hecho, carece de virtualidad para obligar
a las autoridades, resulta peligroso para los interesados intentarlo o no se aplica
imparcialmente.704
701
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Juan Humberto Snchez. Sentencia del 7 de junio de 2003. Serie C, n.
99, prr.121.
702
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bulacio. Sentencia del 18 de Septiembre de 2003. Serie C, n. 100,
prr.127.
703
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Juan Humberto Snchez. Sentencia del 7 de junio de 2003. Serie C, n.
99, prr.122. Vase tambin: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca Velsquez. Sentencia del 25 de
noviembre de 2000. Serie C, n. 70, prr. 192; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides.
Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69, prr. 165. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y
Ugarte. Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr. 103.
704
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Velsquez Rodrguez. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C, n. 4,
prr. 64 y 66.
182
De otro lado, la Corte Interamericana ha precisado que este recurso idneo y efectivo no es susceptible de
ser suspendido en situaciones de emergencia, pues en estas situaciones la suspensin de garantas no debe
exceder sus lmites circunscritos a la medida de lo estrictamente necesario para atender la
emergencia.705 Exactamente ha sealado la Corte:
Las limitaciones que se imponen a la actuacin del Estado responden a la necesidad genrica
de que en todo estado de excepcin subsistan medios idneos para el control de las
disposiciones que se dicten, a fin de que ellas se adecuen razonablemente a las necesidades de
la situacin y no excedan de los lmites estrictos impuestos por la Convencin o derivados de
ella.706
Finalmente, tanto la Comisin como la Corte Interamericana de Derechos Humanos han sealado que el
artculo 25 de la Convencin Americana comprende tambin la obligacin por parte del Estado, a travs
de sus autoridades judiciales, de velar por la cabal y oportuna ejecucin de las sentencias judiciales, en
tanto no es posible hablar de recurso eficaz o de tutela jurisdiccional efectiva, si las sentencias que
ordenan sanciones y reparaciones no terminan siendo cumplidas o lo son tardamente. En este sentido, en
el caso Cinco Pensionistas, la Comisin Interamericana aleg:
e)
el Estado viol el derecho a la tutela judicial efectiva al incumplir con lo ordenado por
las referidas sentencias definitivas de la Corte Suprema de Justicia del Per y del Tribunal
Constitucional del Per. El cumplimiento de las sentencias no puede quedar al arbitrio de la
parte que perdi el litigio, mucho menos cuando quien perdi el litigio es un rgano del
Estado; [].707
Este criterio, fue confirmado y ampliado en el mismo caso por la Corte Interamericana al sealar
en su sentencia lo siguiente:
De todo lo anteriormente expuesto, este Tribunal considera que el Estado viol el artculo 25
de la Convencin Americana, en perjuicio de los seores Carlos Torres Benvenuto, Javier
Mujica Ruiz-Huidobro, Guillermo lvarez Hernndez, Maximiliano Gamarra Ferreyra, y
Reymert Bartra Vsquez, al no ejecutar las sentencias emitidas por la Sala de Derecho
Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia del Per sino despus de casi ocho
aos de dictadas stas.708
705
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre las Garantas Judiciales en Estados de Emergencia
(art. 27.2, 25 y 8 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos). OC-9/87 del 06 de octubre de 1987. Serie A, n 19, prr. 41. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 9, prr.72.
706
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52,
prr.109.
707
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso cinco pensionistas. Sentencia del 28 de febrero de 2003, Serie C, n. 98,
prr. 122.
708
Ibd., prr. 141.
183
21.
21.1.
Base normativa
21.2.
Los conceptos tutela jurisdiccional efectiva y debido proceso guardan una correspondencia e
interdependencia nica. Y es que, mientras el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva puede ser definido
como el derecho de toda persona a que se le haga justicia, a travs de un proceso (administrativo o
judicial) seguido con las garantas mnimas; el debido proceso es aquel proceso que rene las garantas
ineludibles para que la tutela jurisdiccional sea efectiva.709 En otras palabras, la tutela jurisdiccional
efectiva apunta a lo abstracto, al postulado, cual es, alcanzar una solucin justa; mientras el debido
proceso es la manifestacin concreta de ese postulado, es su actuacin.710
Sobre esto ltimo, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos consagra un conjunto de garantas
que deben regir en todo proceso, judicial o administrativo, a efectos de asegurar una solucin justa y
equitativa de la controversia, y una adecuada defensa de aquellos cuyos derechos y obligaciones estn
bajo consideracin de una autoridad.711 Este conjunto de principios y garantas que conforman el llamado
Debido Proceso tiene como destinatario principal, aunque no nico, al procesado. En efecto, tal como
709
CARRIN LUGO, Jorge. Tratado de Derecho Procesal Civil. Tomo I. Lima: Editorial Grijley, 2000, p. 41.
MONROY GLVEZ, Juan. Introduccin al Proceso Civil. Tomo I. Bogot: Temis, 1996, p. 249. En el mismo sentido, vase MANSILLA
NOVELA, Vctor. El Debido Proceso y la Reconvencin en el Cdigo Procesal Civil. En: Ponencias en el I Congreso Nacional de Derecho
Procesal. Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per, 1996, p. 18. Este autor sostiene que el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva es un
derecho genrico que comprende hasta tres derechos especficos distintos: el derecho de accin del demandante, el derecho de contradiccin del
demandado y el derecho a un debido proceso, de manera tal de obtener una sentencia justa, plena, razonada y cabalmente motivada. Vase en este
sentido a OBANDO, Vctor. El Derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva en la Jurisprudencia. Lima: Palestra Editores, 2001, p. 76.
711
Este artculo 8 reconoce el llamado debido proceso legal, que abarca las condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada
defensa de aqullos cuyos derechos u obligaciones estn bajo consideracin judicial. Esta conclusin se confirma con el sentido que el artculo
46.2.a ) da a esa misma expresin, al establecer que el deber de interponer y agotar los recursos de jurisdiccin interna, no es aplicable cuando no
exista en la legislacin interna del Estado de que se trata el debido proceso legal para la proteccin del derecho o derechos que se alega han sido
violados. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva sobre garantas judiciales en estados de
emergencia. OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A, n. 9, prr. 28.
710
184
lo hemos sealado, el procesado es el destinatario principal pero no el nico, pues las garantas del debido
proceso buscan tambin proteger a la vctima del delito y, por supuesto, a la sociedad en su conjunto.712
Sobre su regulacin en el mbito interamericano se debe sealar que si bien la Convencin Americana
titula a su artculo 8 Garantas Judiciales, la Corte Interamericana nos advierte que su aplicacin no se
limita a los recursos judiciales en sentido estricto, sino al conjunto de requisitos que deben observarse en
las diferentes instancias del proceso antes y durante este,713 sea judicial o administrativo, con el fin
de proteger, asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio del derecho, es decir, con el objetivo de que
todas las personas puedan estar en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier
tipo de acto del Estado que pueda afectarlos, asegurando de esta manera un resultado justo del mismo.714
De igual modo se debe precisar que la obligacin de los Estados de respetar un debido proceso no se
limita a una faceta procesal sino tambin sustantiva. En efecto, cuando nos referimos a un debido proceso,
comprendemos tanto el denominado debido proceso sustantivo como el debido proceso procesal.715
En el primer caso, nos referimos, a un estndar o patrn de justicia mnimo que debe ser observado por el
operador de justicia (sea ste un funcionario, juez, etc.); vale decir, apunta a establecer ciertos lmites a la
discrecionalidad del magistrado a la hora de aplicar el derecho y administrar justicia, no pudiendo
interpretar y aplicar las normas de cualquier manera.716 Y es que el debido proceso sustantivo exige que
exista cierta sustancial y razonable relacin entre la ley y la seguridad, salubridad, moralidad y bienestar,
etc., de la poblacin.717 En el segundo caso, estamos ms bien ante la necesidad de que en todo proceso
712
FANDEZ LEDESMA, Hctor. El Derecho a un Juicio Justo, en: Revista de la Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas, n 80, Caracas,
junio de 1991, p. 138. Vase tambin DONOSO CASTELLN, Arturo. El Debido Proceso y la Legislacin Internacional. En: Criminologa y
Derecho Penal, ao II, enero-diciembre, n. 3-4, 1993, p. 125.
713
FANDEZ LEDESMA, Hctor. Ob. cit., pp. 139-140.
714
117. En opinin de esta Corte, para que exista debido proceso legal es preciso que un justiciable pueda hacer valer sus derechos y defender
sus intereses en forma efectiva y en condiciones de igualdad procesal con otros justiciables. Al efecto, es til recordar que el proceso es un medio
para asegurar, en la mayor medida posible, la solucin justa de una controversia. A ese fin atiende el conjunto de actos de diversas caractersticas
generalmente reunidos bajo el concepto de debido proceso legal. El desarrollo histrico del proceso, consecuente con la proteccin del individuo
y la realizacin de la justicia, ha trado consigo la incorporacin de nuevos derechos procesales. Son ejemplo de este carcter evolutivo del
proceso los derechos a no autoincriminarse y a declarar en presencia de abogado, que hoy da figuran en la legislacin y en la jurisprudencia de
los sistemas jurdicos ms avanzados. Es as como se ha establecido, en forma progresiva, el aparato de las garantas judiciales que recoge el
artculo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, al que pueden y deben agregarse, bajo el mismo concepto, otras garantas
aportadas por diversos instrumentos del Derecho Internacional.
118. En este orden de consideraciones, la Corte ha dicho que los requisitos que deben ser observados en las instancias procesales para que pueda
hablarse de verdaderas y propias garantas judiciales, sirven para proteger, asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio de un derecho y
son condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aqullos cuyos derechos u obligaciones estn bajo consideracin
judicial. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva El Derecho a la Informacin sobre la Asistencia
Consular en el marco de las Garantas del Debido Proceso Legal. OC-16/99 del 1 de octubre de 1999. Serie A , n. 16, prr. 117-118. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros. Sentencia del 21 de junio de 2002. Serie C,
n. 94, prr.146-147. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Juan Humberto Snchez. Sentencia del 7 de junio de
2003. Serie C, n. 99, prr.124. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Baena Ricardo y otros. Sentencia del 2 de
febrero de 2001. Serie C, n. 72, prr.124. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher
Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74, prr.102; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso del
Tribunal Constitucional. Sentencia del 31 de enero de 2004. Serie C, n. 71, prr.69.
715
LINARES, Juan Francisco. Razonabilidad de las Leyes. El Debido Proceso como garanta innominada en la Constitucin Argentina. Buenos
Aires, 1970, pp. 25-26.
716
717
Ibid., p. 27.
Idem.
185
As tambin lo entiende nuestra jurisprudencia constitucional. Basta citar la Sentencia del Tribunal
Constitucional del 13 de abril del 2000, donde no solo se reconoci ambas facetas del debido proceso,
sino tambin su aplicacin a procesos administrativos y judiciales:
3. Que, por otro lado, y en lo que respecta al fondo de la presente controversia, este Tribunal
estima legtima la pretensin alegada ya que la sancin de pase de la situacin de actividad a la
de retiro por medida disciplinaria, adoptada por conducto de la Resolucin Directoral N 111998-DGPNP/DIPER-PNP, denota en diversos de sus extremos inobservancia del derecho
fundamental al debido proceso que, como se ha puesto de manifiesto en diversos
pronunciamientos expedidos con anterioridad, no slo tiene una faceta o dimensin formal, sino
tambin una faceta o dimensin sustantiva, que es la que principalmente se ha visto afectada en
el presente caso.
4. Que, en efecto, si bien es cierto que conforme al artculo 168 de la Constitucin Poltica del
Estado: Las leyes y reglamentos respectivos determinan la organizacin, las funciones, las
especialidades, la preparacin y el empleo; y norman la disciplina de las Fuerzas Armadas y de
la Polica Nacional, no es menos cierto que las citadas disposiciones no pueden ser aplicadas
de forma contraria o lesiva a los derechos fundamentales. Por consiguiente, as como
corresponde evaluar a este Tribunal si el contenido de las normas es o no constitucional a
propsito de los derechos que aqulla consagra, es igualmente procedente evaluar si la
utilizacin misma de la normativa sealada es o no compatible con los atributos y principios
reconocidos por la norma fundamental.719
Aclarados estos puntos, conviene ahora sealar las garantas procesales mnimas que estn comprendidas
en un debido proceso, sea este de orden administrativo o de carcter penal, civil, laboral, fiscal u otro.720
Estas son:721
718
DE BERNARDIS, Marcelo. La Garanta Procesal del Debido Proceso. Lima, 1995, pp. 386 y ss,
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia dictada en el Expediente N 439-99-AA/TC, del 13 de abril de 2000, prrafos 3 y 4.
720
La Corte ha establecido que, a pesar de que el citado artculo no especifica garantas mnimas en materias que conciernen a la determinacin
de los derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carcter, las garantas mnimas establecidas en el numeral 2 del
mismo precepto se aplican tambin a esos rdenes y, por ende, en stos el individuo tiene derecho al debido proceso en los trminos reconocidos
para la materia penal, en cuanto sea aplicable al procedimiento respectivo. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso
Ivcher Bronstein. Sentencia del 6 de febrero de 2001. Serie C, n. 74, prr.103. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. Caso del Tribunal Constitucional. Sentencia del 31 de enero de 2001. Serie C, n. 71, prr. 70. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva OC-11/90 del 10 de agosto de 1990. Serie A, n. 11, prr. 28.
721
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., pp. 138-161; VASAK, Karel (editor). Ob. cit., pp. 241-242; DE BERNARDIS, Marcelo. La
Garanta Procesal del Debido Proceso. Lima: Cultural Cuzco, 1995, p. 397.
719
186
a) El derecho de toda persona de acceder a un tribunal para obtener la proteccin de sus derechos. Esto
quiere decir que los Estados no solo deben de contar con un aparato judicial capaz de atender los
reclamos y denuncias de sus ciudadanos, de manera tal de resolver las controversias y garantizar as
la paz social, sino que tambin tienen la obligacin de no interponer trabas a las personas que acudan
a los jueces o tribunales, como puede ser una tasa judicial alta.722 En esta lnea, la Corte
Interamericana ha manifestado que:
Este Tribunal estima que para satisfacer el derecho de acceso a la justicia no basta que en el
respectivo proceso se produzca una decisin judicial definitiva. Tambin se requiere que
quienes participan en el proceso puedan hacerlo sin el temor de verse obligados a pagar sumas
desproporcionadas o excesivas a causa de haber recurrido a los tribunales. Esta ltima
situacin se agrava en la medida en que para forzar el pago procedan las autoridades a
embargar los bienes del deudor o a quitarle la posibilidad de ejercer el comercio.723
Al respecto, la Corte no deja de reconocer que este derecho no es absoluto y que por tanto el Estado
puede ponerle lmites; sin embargo, estos debern guardar correspondencia entre el medio empleado
y el fin perseguido, de manera tal que el lmite no se convierta en un impedimento al derecho
mismo.724
b) El derecho a ser juzgado por un tribunal competente, independiente e imparcial, el cual constituye un
principio bsico.726
722
Esta disposicin de la Convencin [artculo 8.1]consagra el derecho de acceso a la justicia. De ella se desprende que los Estados no deben
interponer trabas a las personas que acudan a los jueces o tribunales en busca de que sus derechos sean determinados o protegidos. Cualquier
norma o medida del orden interno que imponga costos o dificulte de cualquier otra manera el acceso de los individuos a los tribunales, y que no
est justificada por las razonables necesidades de la propia administracin de justicia, debe entenderse contraria al precitado artculo [] de la
Convencin. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantos. Sentencia del 28 de noviembre de 2002. Serie C, n.
97, prr.50.
723
Ibdem, prr.55.
724
Esta Corte considera que si bien el derecho al acceso a la justicia no es absoluto y, consecuentemente, puede estar sujeto a algunas
limitaciones discrecionales por parte del Estado, lo cierto es que stas deben guardar correspondencia entre el medio empleado y el fin perseguido
y, en definitiva, no pueden suponer la negacin misma de dicho derecho. Ibdem, prr.54.
725
As interpretado, el mencionado artculo 8.1 de la Convencin comprende tambin el derecho de los familiares de la vctima a las garantas
judiciales, por cuanto todo acto de desaparicin forzada sustrae a la vctima de la proteccin de la ley y le causa graves sufrimientos, lo mismo
que a su familia. [El nfasis es nuestro] CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Blake. Sentencia del 24 de enero
de 1998. Serie C, n. 36, prr.97. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte.
Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr.128.
726
Constituye un principio bsico relativo a la independencia de la judicatura que toda persona tiene derecho a ser juzgada por tribunales
ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente establecidos. Dichos tribunales deben ser competentes, independientes e imparciales, de
acuerdo con el artculo 8.1 de la Convencin Americana. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Ivcher
187
i)
Juez o tribunal competente o natural. Es aquel que conforme a las reglas de competencia
previamente establecidas en el derecho interno (en razn de la materia, territorio, grado y
capacidad procesal) debe conocer la controversia en cuestin. En consecuencia, no es posible
crear tribunales especiales o ad hoc para el juzgamiento de una persona, sustrayndolo de su
juez natural (salvo el caso de menores de edad).727 Por su parte, la Corte Interamericana seala
que la expresin juez o tribunal competente se refiere a cualquier autoridad pblica, sea
administrativa, legislativa o judicial, que a travs de sus resoluciones determine derechos y
obligaciones de las personas.728
ii)
Juez o tribunal independiente. Este punto se refiere a que el tribunal debe ser autnomo respecto
de las dems instancias o poderes del Estado, lo que es uno de los objetivos principales de la
separacin de poderes.729 No obstante, se debe tener presente que la independencia de un juez
depende de un adecuado proceso de nombramiento con una duracin establecida en el cargo y
con una garanta contra presiones externas.730
iii) Juez o tribunal imparcial. Se refiere a la actitud psicolgica del tribunal, vale decir, que el
tribunal no tenga ningn inters personal en la causa, que no tenga compromiso con ninguna de
las partes, como tampoco una opinin anticipada sobre el resultado final del proceso.731 Y es
que la funcin de un tribunal, en cuanto encarnacin de la sociedad en su conjunto, debe
consistir simplemente en el establecimiento de la verdad procesal y en la determinacin de las
consecuencias jurdicas que deriven de esa verdad.732
El derecho que toda persona tiene a ser juzgada por un tribunal competente o natural, independiente
e imparcial demanda al Estado la obligacin de no aplicar normas procesales establecidas para
sustituir la jurisdiccin ordinaria. En este sentido, la aplicacin de la justicia penal militar a civiles
727
188
viola este derecho en todos sus aspectos, como lo ha afirmado la Corte Interamericana en los casos
Castillo Petruzzi y otros, Cesti Hurtado, y Durand y Ugarte.733 As, esta Corte seala que:
Es claro que la jurisdiccin militar se establece para mantener el orden y la disciplina dentro de las
fuerzas armadas y, por tanto, las diligencias y las decisiones adoptadas por este fuero hacia civiles no
configuran un verdadero debido proceso.735
Por otro lado, la Corte Interamericana ha afirmado que en el caso de juzgamiento de militares en la
comisin de delitos cometidos durante el combate contra grupos insurgentes o terroristas, el tribunal
militar no es el ms indicado pues no se caracterizaran por la imparcialidad que debe tener todo
juzgador.736
c) El derecho a ser juzgado sin demora, siendo necesario establecer en cada caso si ha existido una
demora excesiva. Esta garanta se refiere a que toda persona tiene derecho a ser juzgada sin
dilaciones indebidas. Y es que el proceso debe realizarse en un plazo razonable, no debiendo resultar
excesivamente prolongado ni excesivamente corto, permitiendo la preparacin de la defensa.737 Este
principio tiene como finalidad impedir que los acusados permanezcan largo tiempo bajo acusacin
y, al mismo tiempo, asegurar que este se decida prontamente, como declara la Corte Interamericana.
733
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides, Sentencia del 18 de agosto del 2000. Serie C, n. 69,
prr. 139. Vase tambin: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
734
Ibdem, prr.113.CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia del 16 de agosto del 2000.
Serie C, n. 68, prr.117. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso las Palmeras. Sentencia del 6 de diciembre del
2001. Serie C, n. 90, prr. 51.
735
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides, Sentencia del 18 de agosto del 2000. Serie C, n. 69,
prr. 138. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n.
52, prr. 128. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso las Palmeras. Sentencia del 6 de
diciembre del 2001. Serie C, n. 90, prr. 52. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia
del 16 de agosto del 2000. Serie C, n. 68, prr. 116.
736
El juez encargado del conocimiento de una causa debe ser competente, independiente e imparcial de acuerdo con el artculo 8.1 de la
Convencin Americana. En el caso en estudio, las propias fuerzas armadas inmersas en el combate contra los grupos insurgentes, son las
encargadas del juzgamiento de las personas vinculadas a dichos grupos. Este extremo mina considerablemente la imparcialidad que debe tener el
juzgador. Por otra parte, de conformidad con la Ley Orgnica de la Justicia Militar, el nombramiento de los miembros del Consejo Supremo de
Justicia Militar, mximo rgano dentro de la justicia castrense, es realizado por el Ministro del sector pertinente. Los miembros del Consejo
Supremo Militar son quienes, a su vez, determinan los futuros ascensos, incentivos profesionales y asignacin de funciones de sus inferiores. Esta
constatacin pone en duda la independencia de los jueces militares. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso
Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr. 130. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto del 2000. Serie C, n. 69, prr. 114.
737
COMISIN ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p. 153.
189
738
Para estimar cuando un plazo es razonable se debe tomar en cuenta tres elementos: i) la
complejidad del asunto; ii) la actividad procesal del interesado; y, iii) la conducta de las autoridades
judiciales.739
La Corte Europea adicionalmente ha empleado lo que ella denomina anlisis global del
procedimiento, que significa computar el tiempo desde la apertura del proceso hasta el momento de
la sentencia o la espera de esta si es que todava no se diese. Este criterio tambin ha sido recogido y
utilizado por la Corte Interamericana.740
d) El derecho de defensa que implica a su vez varios derechos, tales como: que el acusado cuente con un
abogado defensor,741 que este pueda comunicarse libremente con su defendido sin interferencia ni
censura y en forma confidencial (pudiendo ser vigilado visualmente por un funcionario que no
escuchar la conversacin),742 que sea informado de las razones de la detencin, que sea informado
oportunamente de la naturaleza de la acusacin iniciada en su contra, que tenga acceso al expediente,
archivos y documentos o a las diligencias del proceso,743 que se disponga del tiempo y medios
necesarios para preparar la defensa,744 que cuente con un intrprete o traductor si el inculpado no
conoce el idioma del tribunal,745 entre otros. Un ejemplo de violacin de este derecho fue visto por la
Corte Interamericana en el Caso Surez Rosero.746
738
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Surez Rosero. Sentencia del 12 de noviembre de 1997. Serie C, n. 35,
prr.70.
739
Con respecto al plazo razonable de que trata el artculo 8.1, este Tribunal ha establecido que es preciso tomar en cuenta tres elementos para
determinar la razonabilidad del plazo en el que se desarrolla un proceso: a) complejidad del asunto, b) actividad procesal del interesado y c)
conducta de las autoridades judiciales. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y
otros. Sentencia del 21 de junio de 2002. Serie C, n. 94, prr.143. En el mismo sentido: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS. Caso Genie Lacayo. Sentencia del 29 de enero de 1997. Serie C, n. 30, prr 77; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS. Caso Surez Rosero. Sentencia del 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35, prr.72.
740
Adicionalmente al estudio de las eventuales demoras en las diversas etapas del proceso, la Corte Europea ha empleado para determinar la
razonabilidad del plazo en el conjunto de su trmite lo que llama anlisis global del procedimiento. An cuando se excluyan la investigacin
policial y el plazo que emple la Procuradura General de la Repblica de Nicaragua para formular acusacin ante el juez de primera instancia, es
decir, realizando el cmputo a partir del 23 de julio de 1991, fecha en que ese juez dict el auto de apertura del proceso, hasta la actualidad en que
todava no se ha pronunciado sentencia firme, han transcurrido ms de cinco aos en este proceso, lapso que esta Corte considera que rebasa los
lmites de la razonabilidad prevista por el artculo 8.1 de la Convencin. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso
Genie Lacayo. Sentencia de 29 de enero de 1997. Serie C, n. 30, prr.81. CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case Motta.
Judgment of 19 February 1991. Serie A, n. 195-A, prr. 24.
741
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe sobre la situacin de los derechos humanos de un sector de la
poblacin nicaragense de origen Miskito, 1983. Parte II, secc., D, prr. 17 y 21.
742
El numeral 8 de los Principios Bsicos sobre la funcin de los Abogados relativo a las salvaguardias especiales en asuntos penales, que fija
los estndares pertinentes para el ejercicio adecuado de la defensa en estos casos, establece que: [a] toda persona arrestada, detenida, o presa, se le
facilitar oportunidades, tiempo e instalaciones adecuadas para recibir visitas de un abogado, entrevistarse con l y consultarle, sin demora,
interferencia ni censura y en forma plenamente confidencial. Estas consultas podrn ser vigiladas visualmente por un funcionario encargado de
hacer cumplir la ley, pero no se escuchar la conversacin. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo
Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr.139. Los Principios Bsicos Relativos a la Independencia de la Judicatura fueron
adoptadas por el Sptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevencin del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Miln del
26 de agosto al 6 de septiembre de 1985, y confirmados por la Asamblea General en sus resoluciones 40/32 de 29 de noviembre de 1985 y 40/146
de 13 de diciembre de 1985.
743
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Chile, 1985, p. 208.
744
190
e) El derecho a ser odo por el tribunal con las debidas garantas, a efectos de exponer sus argumentos,
considerndose inadmisibles las actuaciones judiciales en ausencia del acusado, cuando este no ha
sido debidamente notificado de la diligencia a llevarse a cabo.747 La Corte Interamericana entiende
que las dems garantas establecidas en el artculo 8 de la Convencin Americana suponen
justamente que las vctimas puedan y deban contar con amplias posibilidades de ser odas y de actuar
en los procesos respectivos y en todo momento.748
f) El derecho a no ser obligado a declarar contra uno mismo ni confesarse culpable, mediante actos de
coaccin fsica o psicolgica, directa o indirecta.749 Segn Fandez, este derecho incluye
bsicamente tres aspectos:
111, ha sealado que toda declaracin de una persona que no comprenda o no hable adecuadamente el idioma en el cual sta le es tomada, carece
de valor. COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe sobre la situacin de los derechos humanos de un sector de
la poblacin nicaragense de origen Miskito, 1983. Parte II, secc., D, prr. 17d.
746
Debido a su incomunicacin durante los primeros 36 das de su detencin, [la vctima] no tuvo la posibilidad de preparar debidamente su
defensa, ya que no pudo contar con el patrocinio letrado de un defensor pblico y, una vez que pudo obtener un abogado de su eleccin, no tuvo
posibilidad de comunicarse en forma libre y privada con l. Por ende, la Corte considera que el [Estado] viol el artculo 8.2.c, 8.2.d y 8.2.e de la
Convencin Americana. En: CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Surez Rosero. Sentencia del 12 de noviembre
de 1997. Serie C, n. 35, prr.83.
747
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Panam 1978. Cap. IV.
748
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso del Tribunal Constitucional. Sentencia del 31 de enero de 2004. Serie C,
n. 71, prr.81. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso las Palmeras. Sentencia del 6 de diciembre de 2001. Serie C,
n. 90, prr.59; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Durand y Ugarte. Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie
C, n. 68, prr.129.
749
En el Caso Cantoral Benavides, la Corte Interamericana concluy que las torturas infligidas para que el detenido se autoculpase o confesase
determinadas conductas delictivas fueron contrarias y violatorias del art. 8 (2g) de la Convencin Americana. CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69, pr. 133. Por su parte, la Comisin
Interamericana en su Informe sobre la situacin de los derechos humanos en Chile (1985), encontraron violatorio la forma en que la Central
Nacional de Informaciones de Chile (CNI) obtuvo la confesin de un grupo de personas acusadas por esta entidad, puesto que estas [] negaron
que hubiesen cometido los delitos que se les imputaban y manifestaron haber sido torturados durante su detencin por funcionarios de la CNI
quienes bajo esa presin los obligaron a firmar las declaraciones que ellos mismos haban redactado, sin darles la posibilidad de leer dichas
declaraciones por encontrarse con los ojos vendados. COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Chile 1985.
Cap. VIII, prr. 45.
750
FANDEZ LEDESMA, Hctor. Ob. cit., pp. 174-175.
191
751
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Guatemala 1983. Cap. IV, secc. C, prr. 19.
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe sobre la situacin de los derechos humanos de un sector de la
poblacin nicaragense de origen Miskito, 1983. Parte II, secc., D, prr. 17.
753
FANDEZ LEDESMA, Hctor. Ob. cit., pp. 175-175. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi.
Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr.154. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin
General N. 13. Igualdad ante los tribunales y derecho de toda persona a ser oda pblicamente por un tribunal competente establecido por la
Ley. Del 13 de abril de 1984, prr. 12: En el apartado e) del prrafo 3 se dice que el acusado tendr derecho a interrogar o hacer interrogar a
los testigos de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos de descargo y que stos sean interrogados en las mismas condiciones que los
testigos de cargo. Esta disposicin tiene por objeto garantizar al acusado las mismas facultades jurdicas para obligar a comparecer a testigos e
interrogar y repreguntar a stos de que dispone la acusacin.
754
La Corte entiende que la imposicin de restricciones a los abogados defensores de las vctimas vulnera el derecho, reconocido por la
Convencin, de la defensa de interrogar testigos y hacer comparecer a personas que puedan arrojar luz sobre los hechos. CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. CASO CASTILLO PETRUZZI. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52,
prr.155.
755
La publicidad de la audiencia constituye una importante salvaguardia de los intereses del individuo y de la sociedad en general. Al mismo
tiempo, el prrafo 1 del artculo 14 reconoce que los tribunales tienen la facultad de excluir a la totalidad o parte del pblico por las razones que
se enumeran en dicho prrafo. Debe observarse que, con independencia de esas circunstancias excepcionales, el Comit considera que las
audiencias deben estar abiertas al pblico en general, incluidos los miembros de la prensa, sin estar limitadas, por ejemplo, a una determinada
categora de personas. Debe observarse que, aun en los casos en que el pblico quede excluido del proceso, la sentencia, con algunas excepciones
estrictamente definidas, debe hacerse pblica. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General N. 13.
Igualdad ante los tribunales y derecho de toda persona a ser oda pblicamente por un tribunal competente establecido por la Ley. Del 13 de
abril de 1984, prr. 6.
756
La Corte considera probado que los procesos militares de civiles supuestamente incursos en delitos de traicin a la patria son desarrollados
por jueces y fiscales sin rostro, y conllevan una serie de restricciones que los hacen violatorios del debido proceso legal. En efecto, se
realizaron en un recinto militar, al que no tiene acceso el pblico. En esta circunstancia de secreto y aislamiento tuvieron lugar todas las
diligencias del proceso, entre ellas la audiencia misma. Evidentemente, no se observ el derecho a la publicidad del proceso, consagrado por la
Convencin. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. CASO CASTILLO PETRUZZI. Sentencia del 30 de mayo de 1999.
Serie C, n. 52, prr. 172. Vase tambin ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 159.
757
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69,
prr.148.
752
192
i)
El derecho a una instancia plural, que permita corregir los errores cometidos por la instancia inferior,
protegiendo as a los justiciables, para lo cual el apelante tiene derecho a acceder a la resolucin de
primera instancia debidamente motivada y a gozar de un plazo razonable para preparar el recurso.
Sobre el contenido del derecho de apelacin, la Comisin Interamericana de Derechos Humanos ha
sealado:
19. Producida la apelacin y elevado el expediente, el Tribunal de Apelaciones examinaba la
sentencia recurrida y estudiaba el recurso de apelacin. La ley le confera un plazo sumamente
breve para resolver y pronunciar su sentencia: solamente tres das.
La ley establece que deben de resolver nicamente en conciencia no pudindose pronunciar
sobre la resolucin de inocencia o culpabilidad del procesado, fijndosele como parmetros
legales el resolver nicamente acerca de la calificacin del delito, sobre la pena fijada y sobre
las dems circunstancias resueltas en la sentencia, lo cual converta a estos tribunales, ms en
una Corte de Casacin que en un Tribunal de segunda instancia.
En razn del elevadsimo inters pblico que est en juego: administrar justicia evitando la
impunidad, de un lado, y prevenir que no queden consumados errores manifiestos, del otro,
generalmente los Tribunales de Casacin no estn sujetos a plazos perentorios. Adems,
generalmente tan delicada y especializada tarea se confa a las Cortes Supremas de casi todos
los pases, ya que es una forma de reparar los errores de derecho que puedan haber sido
cometidos por los tribunales inferiores.
Los apelantes, asesorados por sus defensores, algunos de los cuales no son abogados, deban
concretar sus recursos a destacar los vicios tcnico-jurdicos contenidos en sus sentencias de
primera instancia, que principalmente pueden ser de dos tipos: Sustanciales, por mala
aplicacin de la ley, o sea, cuando se aplica una ley que no debe aplicarse o cuando no se
aplica la ley en los casos en que debe de aplicarse; o Formales, por mala aplicacin o
inaplicacin de las normas procesales.
20. Cualquiera que fuese la resolucin de los Tribunales de Apelacin, ya sea confirmado o
modificando la de Primera Instancia, el expediente quedaba definitivamente concluido con tal
resolucin. Lo que decida el Tribunal de Apelacin causaba ejecutoria. La ley no prevea la
posibilidad de que los vicios o infracciones fuesen mandados a corregir por el Tribunal
Inferior, sino que ordenaba que las modificaciones fuesen hechas por el Tribunal de Apelacin,
de modo que su tarea resultaba todava ms difcil y complicada, ya que implicaba, el tener que
corregir y rectificar, en derecho, la sentencia sin proceder a anularla, en unos casos, o a
declarar nula la sentencia apelada en todo o solamente en parte, en otros casos. Dentro de tal
tarea podan tambin modificar la clase y la cantidad de la pena, y podan, asimismo, aplicar el
193
principios de la ley ms favorable. En fin, podan considerar todo lo que fuesen cuestiones de
derecho, excepto abocarse a revisar cuestiones de hecho. 758
Por ltimo, para que haya una verdadera revisin de la sentencia es imprescindible que el tribunal
superior rena las caractersticas jurisdiccionales necesarias, pues el concepto de juez competente y
natural y el principio de debido proceso legal rigen de igual manera en todas las etapas del
proceso.759
j)
El derecho a una indemnizacin por error judicial, tratndose de un condenado que luego es
indultado por haberse descubierto un error.760
Algunas garantas son consideradas principios a ser respetados durante el proceso. Este es el caso de:
k) El derecho a la igualdad ante la ley y ante los tribunales, en virtud del cual, nadie puede esperar un
trato privilegiado o preferente de los tribunales, como tampoco un trato inferior o distinto por su
condicin econmica, social, racial, sexual, entre otras.761
l)
El derecho de ser presumido inocente, correspondiendo al denunciante probar los cargos que imputa
al acusado. Esta presuncin exige que una persona no pueda ser condenada mientras no exista prueba
plena de su responsabilidad, por lo que esta perdura hasta que se haya demostrado la culpabilidad del
acusado en una sentencia definitiva y en un proceso llevado en forma.762
758
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Nicaragua 1981. Cap. IV, secc. D, parr. 119-120.
Para que haya una verdadera revisin de la sentencia, en el sentido requerido por la Convencin, es preciso que el tribunal superior rena las
caractersticas jurisdiccionales que lo legitiman para conocer del caso concreto. Conviene subrayar que el proceso penal es uno solo a travs de
sus diversas etapas, tanto la correspondiente a la primera instancia como las relativas a instancias ulteriores. En consecuencia, el concepto del
juez natural y el principio del debido proceso legal rigen a lo largo de esas etapas y se proyectan sobre las diversas instancias procesales. Si el
juzgador de segunda instancia no satisface los requerimientos del juez natural, no podr establecerse como legtima y vlida la etapa procesal que
se desarrolle ante l. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30 de mayo de 1999.
Serie C, n. 52, prr.161.
760
El derecho es analizado en el punto 21 del presente captulo.
761
FANDEZ LEDESMA, Hctor. Ob. cit., pp. 150 y ss.
762
El Comit ha observado cierta falta de informacin en relacin con el prrafo 2 del artculo 14 y, en algunos casos, ha advertido incluso que
la presuncin de inocencia, que es fundamental para la proteccin de los derechos humanos, est expresada en trminos muy ambiguos o entraa
condiciones que la hacen ineficaz. En virtud de la presuncin de inocencia, la carga de la prueba recae sobre la acusacin y el acusado tiene el
beneficio de la duda. No puede suponerse a nadie culpable a menos que se haya demostrado la acusacin fuera de toda duda razonable. Adems,
la presuncin de inocencia implica el derecho a ser tratado de conformidad con este principio. Por lo tanto, todas las autoridades pblicas tienen
la obligacin de no prejuzgar el resultado de un proceso. NACIONES UNIDAS. COMIT DE DERECHOS HUMANOS. Observacin General
N. 13. Igualdad ante los tribunales y derecho de toda persona a ser oda pblicamente por un tribunal competente establecido por la Ley. Del
13 de abril de 1984, prr.7.
763
3.b) Declaracin de Presuncin de Inocencia, contemplado en el Artculo XXVI de la Declaracin Americana. Igualmente dicho principio ha
sido suprimido como garanta judicial, ya que por Ley 21.460 se ha conferido al personal de las Fuerzas Armadas y de Seguridad la facultad de
detener a personas sospechosas de delitos de carcter subversivo contra las cuales puedan tener "semi prueba" de su culpabilidad y de instaurarles
una prevencin sumarial, cuando pudiera haber llegado a su conocimiento. [La ley citada justificaba esta disposicin sealando que] esta forma
de investigar dice la expresin de motivos de la leysimple y gil, permitir reunir en breve tiempo, y en forma concreta todos los elementos
759
194
legales de existencia de asociaciones ilcitas, tal como la presuncin de que un grupo estaba
dedicado a fines ilegales apoyndose en la comisin por tan solo uno de sus integrantes de un
determinado delito,764 lo que se condice por lo sostenido por la Corte Interamericana en el sentido de
si la prueba en contra del procesado es incompleta o insuficiente no ser procedente el dictamen de
culpabilidad.765 Un claro ejemplo de violacin de este principio es la exhibicin ante los medios de
comunicacin de un detenido como autor de un delito, cuando an no ha sido legalmente procesado
y menos condenado.766
ll) El derecho a no ser sometido a juicio ni condenado dos veces por el mismo delito (principio non bis
in idem).767 Este principio busca proteger los derechos de los individuos que han sido procesados
para que no vuelvan a ser enjuiciados por los mismos hechos. Es necesario precisar que la
Convencin Americana, a diferencia de otros instrumentos internacionales, utiliza la expresin los
mismos hechos y no los mismos delitos, otorgndose as un beneficio a la vctima. 768 En el Caso
Loayza Tamayo, el Estado peruano viol este derecho al juzgar a una persona en la jurisdiccin
ordinaria por los mismos hechos por los cuales esta ya haba sido juzgada y absuelta en la
jurisdiccin militar.769
m) El derecho a no ser sujeto de aplicacin retroactiva de una ley, salvo que esta sea ms favorable al
reo.
de prueba necesarios [...]. Es evidente que esta ley desconoce expresamente la presuncin de que al acusado se le debe reputar como inocente.
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Argentina 1980. Cap. VI, secc. D, prr. 3b.
764
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual 1979-1980, pp. 89-90.
765
El principio de la presuncin de inocencia, tal y como se desprende del artculo 8.2 de la Convencin, exige que una persona no pueda ser
condenada mientras no exista prueba plena de su responsabilidad penal. Si obra contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es procedente
condenarla, sino absolverla. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de
agosto de 2000. Serie C, n. 69, prr.120.
766
Ibdem, prr.119.
767
CRDENAS, Fernando y Mauricio ROMAN. Ob. cit., p. 75.
768
66. En cuanto a la denuncia de la Comisin sobre violacin en perjuicio de la seora Mara Elena Loayza Tamayo de la garanta judicial que
prohibe el doble enjuiciamiento, la Corte observa que el principio de non bis in idem est contemplado en el artculo 8.4 de la Convencin en los
siguientes trminos: 4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podr ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos.
Este principio busca proteger los derechos de los individuos que han sido procesados por determinados hechos para que no vuelvan a ser
enjuiciados por los mismos hechos. A diferencia de la frmula utilizada por otros instrumentos internacionales de proteccin de derechos
humanos (por ejemplo, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos de las Naciones Unidas, artculo 14.7, que se refiere al mismo
delito), la Convencin Americana utiliza la expresin los mismos hechos, que es un trmino ms amplio en beneficio de la vctima.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Loayza Tamayo. Sentencia del 17 de septiembre de 1997. Serie C, n. 33,
prr.66.
769
67. En el caso presente, la Corte observa que la seora Mara Elena Loayza Tamayo fue procesada en el fuero privativo militar por el delito
de traicin a la patria que est estrechamente vinculado al delito de terrorismo, como se deduce de una lectura comparativa del artculo 2, incisos
a, b y c del Decreto-Ley N 25.659 (delito de traicin a la patria) y de los artculos 2 y 4 del Decreto-Ley N 25.475 (delito de terrorismo).
68. Ambos decretos-leyes se refieren a conductas no estrictamente delimitadas por lo que podran ser comprendidas indistintamente dentro de un
delito como en otro, segn los criterios del Ministerio Pblico y de los jueces respectivos y, como en el caso examinado, de la propia Polica
(DINCOTE). Por lo tanto, los citados decretos-leyes en este aspecto son incompatibles con el artculo 8.4 de la Convencin Americana. Ibdem,
prr.66-67.
77. De lo anterior la Corte concluye que, al ser juzgada la seora Mara Elena Loayza Tamayo en la jurisdiccin ordinaria por los mismos hechos
por los que haba sido absuelta en la jurisdiccin militar, el Estado peruano viol el artculo 8.4 de la Convencin Americana.
Ibdem, prr.67-68 y 77.
195
n) El derecho a ser juzgado solamente por delitos previamente tipificados en la ley (principio del nullum
crimen, nulla pena, sine lege).770
Finalmente, debe tenerse en cuenta que los actos procesales son actos jurdicos y, por tanto, susceptibles
de incurrir en invalidez. En este sentido, todo acto debe ajustarse a las normas que presiden su creacin y
le confieren valor jurdico. 771 As la Corte Interamericana hace constar que:
Si los actos en que se sostiene la sentencia estn afectados por vicios graves, que los privan de
la eficacia que debieran tener en condiciones normales, la sentencia no subsistir. Carecer de
su soporte necesario: un proceso realizado conforme a Derecho. Es bien conocida la figura de
la reposicin del procedimiento, que acarrea la invalidacin de diversos actos y la repeticin
de las actuaciones a partir de aqulla en que se cometi la violacin que determina dicha
invalidacin. Esto implica, en su caso, que se dicte nueva sentencia. La validez del proceso es
condicin de la validez de la sentencia. [El resaltado es nuestro]772
22.
Derecho a la indemnizacin
22.1.
Base normativa
770
DONOSO CASTELLN, Arturo. Ob. cit., p. 123. COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Argentina
1980. Cap. VI, secc. D, prr. 2a: Nullum crimen, nulla pena, sine lege (no hay crimen, no hay pena, si no hay ley) contemplada en el Artculo
XXV de la Declaracin Americana, y en el Artculo 18 de la Constitucin argentina, segn la cual: Ningn habitante de la Nacin puede ser
penado sin juicio previo fundado en la ley anterior al hecho del proceso [...]. No obstante tales expresas normas en relacin a este principio
jurdico, el Gobierno dispuso, mediante el Acta de Responsabilidad Institucional, de 18 de junio de 1976, la abrogacin expresa del indicado
principio, estableciendo explcitamente la retroactividad de las normas, al aludirse en la parte considerativa de dicha Acta a conductas anteriores
y, al sealarse en su Artculo 1 que: la Junta Militar asume la facultad y responsabilidad de considerar la conducta de aquellas personas que
hayan ocasionado perjuicios a los superiores intereses de la Nacin [].
771
218. Todo proceso est integrado por actos jurdicos que guardan entre s relacin cronolgica, lgica y teleolgica. Unos son soporte o
supuesto de los otros y todos se ordenan a un fin supremo y comn: la solucin de la controversia por medio de una sentencia. Los actos
procesales corresponden al gnero de los actos jurdicos, y por ello se encuentran sujetos a las reglas que determinan la aparicin y los efectos de
aqullos. Por ende, cada acto debe ajustarse a las normas que presiden su creacin y le confieren valor jurdico, presupuesto para que produzca
efectos de este carcter. Si ello no ocurre, el acto carecer de esa validez y no producir tales efectos. La validez de cada uno de los actos
jurdicos influye sobre la validez del conjunto, puesto que en ste cada uno se halla sustentado en otro precedente y es, a su turno, sustento de
otros ms. La culminacin de esa secuencia de actos es la sentencia, que dirime la controversia y establece la verdad legal, con autoridad de cosa
juzgada.
219. Si los actos en que se sostiene la sentencia estn afectados por vicios graves, que los privan de la eficacia que debieran tener en condiciones
normales, la sentencia no subsistir. Carecer de su soporte necesario: un proceso realizado conforme a Derecho. Es bien conocida la figura de la
reposicin del procedimiento, que acarrea la invalidacin de diversos actos y la repeticin de las actuaciones a partir de aqulla en que se cometi
la violacin que determina dicha invalidacin. Esto implica, en su caso, que se dicte nueva sentencia. La validez del proceso es condicin de la
validez de la sentencia.
220. Es importante distinguir la hiptesis que se est examinando del supuesto que se presenta cuando el tribunal aplica inexactamente la ley en
su sentencia, o aprecia errneamente las pruebas, o no motiva o funda adecuadamente la resolucin que emite. En estos casos la sentencia es
vlida y puede adquirir firmeza, aunque pudiera ser injusta o incorrecta. Tiene sustento procesal en actos vlidos, realizados conforme a Derecho.
Por ello, subsiste a pesar de que contenga errores de apreciacin o aplicacin de normas. No es el caso de una sentencia que carece de soporte
procesal, por estar erigida sobre bases insubsistentes.CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi.
Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr. 218-220.
772
Ibdem, prr.219.
196
22.2.
Este derecho se presenta cuando el Estado falla en la prestacin de un servicio pblico, cual es, la
administracin de justicia, condenando errneamente a prisin a una persona en sentencia firme. Los
perjuicios materiales y morales ocasionados a la persona indebidamente condenada debern ser resarcidos
de manera efectiva y conveniente.773 Sobre esto ltimo, el Comit de Derechos Humanos ha sealado que
el derecho de indemnizacin comprende:
[] una adecuada y justa reparacin y, en particular, una compensacin por los daos fsicos
y psquicos, as como el sufrimiento causado por el trato [de que la vctima] fue objeto.774
Tanto el dao moral como el material debern ser probados como lo indica la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.775
De igual forma el Comit ha precisado que la reparacin incluye la devolucin de la propiedad confiscada
a raz de la detencin y prisin arbitrarias,776 y asimismo, que en caso de fallecimiento de la vctima, este
derecho corresponder a sus familiares sobrevivientes.777
En lo que se refiere a la violacin del derecho a la vida y algunos otros derechos (libertad e
integridad personales, garantas judiciales y proteccin judicial), por no ser posible la
restitutio in integrum y teniendo en cuenta la naturaleza del bien afectado, la reparacin se
realiza, inter alia, segn la jurisprudencia internacional, mediante una justa indemnizacin o
compensacin pecuniaria. Es necesario aadir las medidas de carcter positivo que el Estado
debe adoptar para asegurar que no se repitan hechos lesivos como los del presente caso.778
773
197
[] La indemnizacin que se debe pagar por el hecho de haber privado a alguien de su vida es
un derecho propio que corresponde a aquellos que han resultado perjudicados. Por esta razn,
la jurisprudencia de los tribunales internos de los Estados acepta generalmente que el derecho
de solicitar la indemnizacin por la muerte de una persona corresponde a los sobrevivientes
que resultan afectados por ella. Esa jurisprudencia establece una distincin entre los sucesores
y los terceros perjudicados. En cuanto a los primeros, se presume que la muerte de la vctima
les ha causado un perjuicio material y moral y estara a cargo de la contraparte probar que tal
perjuicio no ha existido. Pero los reclamantes que no son sucesores [] deben aportar
determinadas pruebas para justificar el derecho a ser indemnizados.779
Queda claro, entonces, que no solo pueden solicitar la indemnizacin los sucesores de las vctimas sino
tambin terceros perjudicados por el acto ilcito, aunque estos ltimos a diferencia de los sucesores
debern cumplir ciertas condiciones; a saber:
En primer lugar, el pago reclamado debe estar fundado en prestaciones efectuadas realmente
por la vctima al reclamante con independencia de si se trata de una obligacin legal de
alimentos. No puede tratarse slo de aportes espordicos, sino de pagos hechos regular y
efectivamente en dinero o en especie o en servicios. Lo importante es la efectividad y la
regularidad de la misma.
En segundo lugar, la relacin entre la vctima y el reclamante debi ser de naturaleza tal que
permita suponer con cierto fundamento que la prestacin habra continuado si no hubiera
ocurrido el homicidio de aquella.
Por ltimo, el reclamante debe haber tenido una necesidad econmica que regularmente era
satisfecha con la prestacin efectuada por la vctima. En este orden de cosas, no se trata
necesariamente de una persona que se encuentre en la indigencia, sino de alguien que con la
prestacin se beneficiaba de algo que, si no fuera por la actitud de la vctima, no habra podido
obtener por s sola.780
23.
23.1.
Base normativa
779
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Aloeboetoe y otros. Sentencia del 4 de diciembre de 1991. Serie C, n. 11,
prr. 54.
780
Ibdem, prr. 68.
198
23.2.
Cuando se hace referencia a los derechos econmicos, sociales y culturales habra que tener en cuenta
que, conforme al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, se trata de derechos de realizacin
progresiva, por lo que no resultan exigibles judicialmente de la misma manera que los derechos civiles y
polticos, pues los primeros dependen de las condiciones polticas y econmicas de cada Estado.781 En
todo caso, los Estados se encuentran obligados a adoptar todas las medidas tanto de orden interno como
mediante la cooperacin entre Estados que fueren necesarias para lograr su plena efectividad, como lo
seala el artculo 26 de la Convencin Americana, el artculo 2 del Pacto Internacional de Derechos
Econmicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y los artculos 1 y 2 del Pacto Adicional a la Convencin
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, llamado
tambin Protocolo de San Salvador. Esta obligacin de los Estados implica la adopcin de programas
destinados a ser efectivos estos derechos; no obstante, la progresividad, caracterstica de estos derechos,
no exime a los Estados de la obligacin de buscar satisfacer aunque sea mnimamente este conjunto
de derechos.
Sobre las restricciones y limitaciones al goce y ejercicio de estos derechos, el Protocolo de San Salvador
seala que estas solo se podrn establecer mediante leyes promulgadas con el objeto de preservar el
bienestar general y dentro de una sociedad democrtica, en la medida en que no contradigan el propsito
y razn de los mismos.783
781
199
Entre los derechos econmicos, sociales y culturales se puede destacar al derecho al trabajo y a
condiciones laborales justas y favorables,784 a la educacin, la cultura,785 la salud786 y a la seguridad
social,787 a un nivel de vida adecuado que incluya el derecho a la alimentacin y a la vivienda,788 entre
otros.
23.2.1.
Derecho al trabajo
El derecho al trabajo incluye la oportunidad de obtener los medios para llevar una vida digna y decorosa a
travs del desempeo de una actividad lcita libremente escogida o aceptada, como seala tanto el artculo
6 del PIDESC como del Protocolo de San Salvador. De esto se desprende, que el derecho al trabajo
comprende:791
-
Toda persona tiene derecho a igual salario por trabajo igual, sin discriminacin alguna;
en especial se debe asegurar las mismas condiciones entre hombres y mujeres.
A la libre eleccin del empleo como a cambiarlo si es que as lo desease o requiriese, sin
contravenir las disposiciones internas.
784
ALVAREZ VITA, Juan. Derecho al Desarrollo. Lima: Cultural Cuzco, 1991, pp. 81-84.
KARTASHKIN, Vladimir. Derechos Econmicos, Sociales y Culturales. En: Ensayos sobre Derechos Humanos, Las Dimensiones
Internacionales de los Derechos Humanos. Vol. I. Lima: Comisin Andina de Juristas, 1984, pp. 199-207.
786
ALVAREZ VITA, Juan. Ob. cit., pp.79-80; KARTASHKIN, Vladimir. Ob. cit., pp. 198-199.
787
PADILLA, Miguel. Ob. cit., pp. 235-238.
788
ALVAREZ VITA, Juan. Ob. cit., pp. 77-79.
789
KARTASHKIN, Vladimir. Ob. cit., p. 184.
790
Artculo 6 del PIDESC y del Protocolo de San Salvador. Asimismo, vase el artculo 23 de la Constitucin Poltica del Per de 1993.
791
Artculos 22 a 29 de la Constitucin Poltica del Per de 1993, artculos 6,7 y 8 del PIDESC y artculos 6,7 y 8 del Protocolo de San Salvador.
785
200
23.2.2.
Los derechos a la educacin y al disfrute de los beneficios de la cultura son derechos ampliamente
reconocidos en diversos instrumentos internacionales como son la Declaracin Universal de los Derechos
792
El Cdigo Procesal Constitucional de 2004 consagra en su artculo 37 inciso 20 el derecho a una remuneracin.
Artculo 2, numeral 1 del Convenio n. 29 de la OIT, relativo al trabajo forzoso u obligatorio. Segn este mismo artculo (numeral 2), no estn
comprendidos dentro de este concepto:
a) cualquier trabajo o servicio que se exija en virtud de las leyes sobre el servicio militar obligatorio y que tenga un carcter puramente
militar;
b) cualquier trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cvicas normales de los ciudadanos de un pas que se gobierne plenamente
por s mismo;
c) cualquier trabajo o servicio que se exija a un individuo en virtud de una condenada pronunciada por sentencia judicial, a condicin de que
este trabajo o servicio se realice bajo la vigilancia y control puesto a disposicin de particulares, compaas o personas jurdicas de carcter
privado;
d) cualquier trabajo o servicio que se exija en casos de fuerza mayor, es decir, guerra, siniestros o amenazas de siniestros, tales como
incendios, inundaciones, hambre, temblores de tierra, epidemias y epizootias violentas, invasiones de animales, de insectos o de parsitos
vegetales dainos, y en general, en todas las circunstancias que pongan en peligro o amenacen poner en peligro la vida o las condiciones
normales de la existencia de toda o parte de la poblacin;
e) los pequeos trabajos comunales, es decir, los trabajos realizados por los miembros de una comunidad en beneficio directo de la misma,
trabajos que, por consiguiente, pueden considerarse como obligaciones cvicas normales que incumben a los miembros de la comunidad, a
condicin de que la misma poblacin o sus representantes directos tengan el derecho a pronunciarse sobre la necesidad de esos trabajos.
794
Vase en este mismo captulo el numeral dedicado al derecho de asociacin.
795
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. El despido en el Derecho Laboral Peruano. Lima: Ara Editores, 2002, p. 282.
796
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia dictada en el Expediente N 976-2001-AA/TC, del 13 de marzo de 2003, prr. 20.
793
201
Por su parte, el derecho a la educacin involucra tanto a la instruccin entendida como la difusin de
los conocimientos necesarios y tiles para poder desarrollar la inteligencia del ser humano como a la
formacin de la moral y la conciencia que forman la personalidad de todo individuo.800 En su
Observacin General n. 11, el Comit del PIDESC india que el derecho a la educacin es un derecho
econmico, social y cultural y al mismo tiempo un derecho civil y poltico, puesto que sin l no se podra
dar la realizacin plena y eficaz de otros derechos.801 As en su Observacin General n. 13, este mismo
Comit indica que:
La educacin es un derecho humano intrnseco y un medio indispensable de realizar otros
derechos humanos. Como derecho del mbito de la autonoma de la persona, la educacin es el
principal medio que permite a adultos y menores marginados econmica y socialmente salir de
la pobreza y participar plenamente en sus comunidades. La educacin desempea un papel
decisivo en la emancipacin de la mujer, la proteccin de los nios contra la explotacin
laboral, el trabajo peligroso y la explotacin sexual, la promocin de los derechos humanos y
la democracia, la proteccin del medio ambiente y el control del crecimiento demogrfico.
[]802
En consecuencia, la educacin tiene como objetivos:803
-
Capacitar a todos las personas para participar en una sociedad libre, conscientes de sus
derechos y deberes.
797
798
799
202
Promover las actividades de las actividades de las Naciones Unidas en pro del
mantenimiento de la paz internacional.
Asimismo, el Comit del PIDESC entiende que, al margen de las condiciones propias de cada pas, la
educacin debe tener cuatro caractersticas interrelacionadas y fundamentales:804
a) Disponibilidad de instituciones y programas de enseanzas en nmero suficiente para satisfacer a los
posibles alumnos y bajo condiciones adecuadas (como instalaciones sanitarias, docentes calificados y
competitivos, materiales de enseanza, otros servicios, etc.).
b) Accesibilidad. Esta caracterstica tiene tres aristas distintas. i) que sea accesible a todos sin
discriminacin alguna de raza, sexo, nacionalidad, o diferencia de otra ndole; ii) que sea accesible
material o fsicamente, esto es, a travs de una escuela vecinal con distancias razonables desde los
domicilios de los alumnos o mediante programas a distancia; iii) de accesibilidad econmica.
c) Aceptabilidad de los programas de estudio y los mtodos pedaggicos en tanto sean adecuados
culturalmente y de buena calidad.
d) Adaptabilidad a las necesidades de los alumnos en contextos culturales y sociales variados.
Un caso diferente es el de la educacin superior, pues el mismo Comit entiende que esta deber ser
accesible a todos sobre la base de la capacidad de cada uno y, por tanto, no tiene carcter general.807
804
COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 13: El derecho a la educacin, prr. 6 y 7. 21 perodo de sesiones, 1999. U.N.
Doc.E/C.12/1999/10.
805
COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 11: Planes de Accin para la enseanza primaria, prr. 6-7. 20 perodo de sesiones, 1999.
U.N. Doc.E/C.12/1999/4. Aunque en el caso de la educacin secundaria y dependiendo de cada Estado se efectivizar de manera gradual.
806
Ibdem, prr. 6.
807
Ibdem, prr. 19.
203
Finalmente, los Estados tienen la obligacin de respetar el derecho de los padres o tutores legales de
escoger o elegir para sus hijos o pupilos, la escuela que deseen, segn sus propias convicciones morales o
religiosas y siempre y cuando sean acordes con las normas mnimas que el Estado apruebe o autorice.808
23.2.3.
Derecho a la salud
A fin de asegurar la plena efectividad de este derecho, los Estados deben de adoptar las medidas
necesarias para:812
a) La reduccin de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los nios;
b) el mejoramiento en todos los aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente;
c) la prevencin y el tratamiento de las enfermedades epidmicas, endmicas, profesionales y de otra
ndole, y la lucha contra ellas;
d) la creacin de condiciones que aseguren a todos asistencia mdica y servicios mdicos en caso de
enfermedad.
Finalmente, el derecho a la salud abarca cuatro elementos esenciales:813
808
Artculo 13 numeral 3 del PIDESC y el artculo 13 numeral 4 del Protocolo de San Salvador.
809
ALVAREZ VITA, Juan. Derecho a la Salud como derecho humano. Lima: Cultural Cuzco, 1994, p. 41.
COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 14: El derecho al disfrute del ms alto nivel posible de salud, prr. 3. 22 perodo de
sesiones, 2000. U.N. Doc. E/C. 12/2000/4.
811
Ibdem, prr. 8.
812
Artculo 12 numeral 2 del PIDESC.
813
COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 14: El derecho al disfrute del ms alto nivel posible de salud, prr. 12. 22 perodo de
sesiones, 2000. U.N. Doc. E/C. 12/2000/4.
810
204
23.2.4.
Segn el artculo 9 del Protocolo de San Salvador, toda persona tiene derecho a la seguridad social que
la proteja contra las consecuencias de la vejez y de la incapacidad que la imposibilite fsica o
mentalmente para obtener los medios para llevar una vida digna y decorosa, es por tanto, un conjunto de
medidas que el Estado y la sociedad provee con el objetivo de proteger a sus miembros de accidentes, de
las consecuencias propias que conllevan la vejez y de la propia muerte.814 En este ltimo caso, los
derechos sern heredados por sus dependientes.815
23.2.5.
En su artculo 11, el PIDESC reconoce el derecho de toda persona a un nivel adecuado para si y su
familia, lo que incluye el derecho a una alimentacin, vestido y vivienda adecuada. Asimismo, esta
disposicin reconoce el derecho a la mejora progresiva de las condiciones de vida lo que principalmente
depende de una poltica econmica del Estado pertinente, sin dejar de reconocer el valor que tiene la
cooperacin internacional en estos avances.816
No hay quien cuestione que el derecho a una alimentacin adecuada es requisito imprescindible para la
supervivencia y la dignidad y el bienestar humano, estando estrechamente enlazado con el derecho a la
vida conscientes de que este ltimo abarca un mayor mbito que el de la propia supervivencia817 e
inseparable de los principios de la justicia social.818
814
205
Sin embargo, este derecho no debe interpretarse en forma estrecha o restrictiva asimilndolo a un
conjunto de caloras, protenas y otros elementos nutritivos concretos,819 sino que comprende como
afirma el Comit del PIDESC:
[] no se debe interpretar en un sentido estricto o restrictivo que lo equipare, por ejemplo, con
el cobijo que resulta del mero hecho de tener un tejado por encima de la cabeza o lo considere
exclusivamente como una comodidad. Debe considerarse ms bien como el derecho a vivir en
seguridad, paz y dignidad en alguna parte. Y as debe ser por lo menos por dos razones. En
primer lugar, el derecho a la vivienda est vinculado por entero a otros derechos humanos y a
los principios fundamentales que sirven de premisas al Pacto. As pues, "la dignidad inherente
a la persona humana", de la que se dice que se derivan los derechos del Pacto, exige que el
trmino "vivienda" se interprete en un sentido que tenga en cuenta otras diversas
819
Ibdem, prr. 6.
Por disponibilidad se entienden las posibilidades que tiene el individuo de alimentarse ya sea directamente, explotando la tierra productiva u
otras fuentes naturales de alimentos, o mediante sistemas de distribucin, elaboracin y de comercializacin que funcionen adecuadamente y que
puedan trasladar los alimentos desde el lugar de produccin a donde sea necesario segn la demanda. Ibdem, prr. 12.
821
Por necesidades alimentarias se entiende que el rgimen de alimentacin en conjunto aporta una combinacin de productos nutritivos para el
crecimiento fsico y mental, el desarrollo y el mantenimiento, y la actividad fsica que sea suficiente para satisfacer las necesidades fisiolgicas
humanas en todas las etapas del ciclo vital, y segn el sexo y la ocupacin. Por consiguiente, ser preciso adoptar medidas para mantener, adaptar
o fortalecer la diversidad del rgimen y las pautas de alimentacin y consumo adecuadas, incluida la lactancia materna, al tiempo que se garantiza
que los cambios en la disponibilidad y acceso a los alimentos mnimos no afectan negativamente a la composicin y la ingesta de alimentos.
Ibdem, prr. 9.
822
Al decir sin sustancias nocivas se fijan los requisitos de la inocuidad de los alimentos y una gama de medidas de proteccin tanto por medios
pblicos como privados para evitar la contaminacin de los productos alimenticios debido a la adulteracin y/o la mala higiene ambiental o la
manipulacin incorrecta en distintas etapas de la cadena alimentaria; debe tambin procurarse determinar y evitar o destruir las toxinas que se
producen naturalmente. Ibdem, prr. 10.
823
Que los alimentos deban ser aceptables para una cultura o unos consumidores determinados significa que hay que tener tambin en cuenta,
en la medida de lo posible, los valores no relacionados con la nutricin que se asocian a los alimentos y el consumo de alimentos, as como las
preocupaciones fundamentadas de los consumidores acerca de la naturaleza de los alimentos disponibles. Ibdem, prr. 11.
824
La accesibilidad comprende la accesibilidad econmica y fsica:
La accesibilidad econmica implica que los costos financieros personales o familiares asociados con la adquisicin de los alimentos necesarios
para un rgimen de alimentacin adecuado deben estar a un nivel tal que no se vean amenazados o en peligro la provisin y la satisfaccin de
otras necesidades bsicas. La accesibilidad econmica se aplica a cualquier tipo o derecho de adquisicin por el que las personas obtienen sus
alimentos y es una medida del grado en que es satisfactorio para el disfrute del derecho a la alimentacin adecuada. Los grupos socialmente
vulnerables como las personas sin tierra y otros segmentos particularmente empobrecidos de la poblacin pueden requerir la atencin de
programas especiales.
La accesibilidad fsica implica que la alimentacin adecuada debe ser accesible a todos, incluidos los individuos fsicamente vulnerables, tales
como los lactantes y los nios pequeos, las personas de edad, los discapacitados fsicos, los moribundos y las personas con problemas mdicos
persistentes, tales como los enfermos mentales. Ser necesario prestar especial atencin y, a veces, conceder prioridad con respecto a la
accesibilidad de los alimentos a las personas que viven en zonas propensas a los desastres y a otros grupos particularmente desfavorecidos. Son
especialmente vulnerables muchos grupos de pueblos indgenas cuyo acceso a las tierras ancestrales puede verse amenazado. Ibdem, prr. 13.
825
Ibdem, prr. 8.
820
206
No obstante, la vivienda adecuada es variable en funcin del medio natural y del contexto socio-cultural y
es que su adecuacin cultural es uno de los aspectos ms importantes de este derecho, en la medida que
es una expresin de la identidad cultural.827 Otros aspectos ha considerar son.828
a) La seguridad jurdica de la tenencia, pues sea cual fuere la forma de esta ltima, debe garantizar una
proteccin legal contra el desalojo forzoso, el hostigamiento u otras amenazas.829
b) La disponibilidad de ciertos servicios indispensables para la salud, la comodidad y la nutricin.
Tambin incluye el acceso a recursos naturales como agua potable, energa, alumbrado, instalaciones
sanitarias y de aseo, entre otros.
c) Los gastos en que se incurran para este fin debern ser soportables no impidiendo la satisfaccin de
otras necesidades bsicas.
d) Una vivienda adecuada deber ser habitable, es decir, cumplir con su objetivo primordial de proteger a
sus ocupantes de las diversas amenazas posibles y de ofrecer un espacio adecuado.
e) La vivienda debe ser asequible.
f) Finalmente, esta debe encontrarse en lugares adecuados y pertinentes que no solo estn
razonablemente cercanos a los servicios bsicos (postas mdicas, colegios, etc.) o de sus empleos,
sino que se consideren libres de contaminacin.
24.
24.1.
Base Normativa
826
COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 4: El derecho a una vivienda adecuada, prr. 7. 6 perodo de sesiones, 1991. U.N.Doc.
E./1991/23.
827
Ibdem, prr. 8g).
828
Ibdem, prr. 8.
829
Vase mayor detalle en: COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 7: El derecho a una vivienda adecuada: los desalojos forzosos. 16
perodo de sesiones, 1997. U.N.Doc. E./1999/22, anexo IV.
207
24.2.
Estos regmenes de excepcin no slo se encuentran contemplados en las constituciones nacionales de los
Estados sino tambin en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. En efecto, hoy en da
diversos instrumentos internacionales en materia de Derechos Humanos admiten la posibilidad de limitar
el ejercicio de stos, cuando se producen situaciones de anormalidad.831 Sin embargo, estos mismos
instrumentos as como la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son claros en
afirmar que tales lmites para ser vlidos y legtimos, deben cumplir con ciertos requisitos bsicos:
a)
En primer lugar, el Estado de Excepcin slo puede ser decretado en situaciones de necesidad y de
extrema gravedad para el Estado, como por ejemplo: en caso de guerra, de peligro pblico, de
amenaza a la independencia o seguridad del Estado, de perturbacin de la paz o del orden interno,
etc.832 Se trata de situaciones objetivas, descartndose la posibilidad de recurrir a la declaracin de un
Estado de Emergencia ficticio o por motivos simplemente preventivos.833 Sobre este punto se ha
pronunciado la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, al sealar:
[] En la prctica, muchas veces, estos Estados de emergencia han sido dictados sin que las
circunstancias lo justifiquen, como un simple medio de acrecentar la discrecionalidad del
ejercicio del poder pblico. Esta contradiccin queda en evidencia cuando las propias
autoridades pblicas afirman, por una parte, que existe paz social en el pas y, por otra,
establecen estas medidas de excepcin, las que slo pueden encontrar justificacin frente a
amenazas reales al orden pblico o a la seguridad del Estado.834
830
RUBIO CORREA, Marcial. Para Conocer la Constitucin de 1993. Lima: DESCO, 1994, p. 148.
GROS ESPIELL, Hctor, Rodolfo PIZA y Daniel ZOVATTO. Los Estados de Excepcin en Amrica Latina y su Incidencia en la Cuestin
de los Derechos Humanos en casos de Disturbios Internos. En: Estados de Emergencia en la Regin Andina, Lima: Comunidad Andina de
Juristas, 1987, pp. 47-48.
832
GARCA-SAYN, Diego. Hbeas Corpus y Estados de Emergencia. Lima: Comisin Andina de Juristas, 1998, p. 19.
833
GROSSMAN, Claudio. El Rgimen Hemisfrico sobre situaciones de Emergencia. En: Revista IIDH, N 17, Enero-Junio de 1993, pp. 116 y
ss.
834
CIDH. Informe Anual 1980 1981.
831
208
b) En segundo lugar, cabra sealar que si bien puede suspenderse la vigencia de ciertos derechos
fundamentales, tal medida no puede extenderse al denominado ncleo duro de los derechos
humanos, conformado fundamentalmente por: el derecho a la vida; el derecho a la integridad;835 la
prohibicin de la esclavitud, trata de blancas y servidumbre; la prohibicin de la prisin por
incumplimiento de obligaciones contractuales; la observancia del principio de legalidad; la libertad de
pensamiento y religin; el derecho al reconocimiento de la personalidad jurdica; el principio de
aplicacin de la pena ms favorable al reo; el derecho al nombre; la proteccin de la familia; los
derechos del nio; el derecho a la nacionalidad y los derechos polticos.836 De igual forma, tampoco
pueden ser suspendidas las garantas procesales o judiciales que sirven para proteger tales derechos,837
siendo stas el hbeas corpus, el amparo y otras que resultaren pertinentes y efectivas.838 As lo ha
confirmado la Corte Interamericana al sealar:
Que los procedimientos jurdicos consagrados en los artculos 25.1 y 7.6 de la Convencin
Americana sobre Derechos Humanos no pueden ser suspendidos conforme al artculo 27.2 de la
misma, porque constituyen garantas judiciales indispensables para proteger derechos y
libertades que tampoco pueden suspenderse segn la misma disposicin.839
c) En tercer lugar, se debe tratar de una suspensin de carcter temporal, en tanto dure la situacin de
excepcin, no pudindose prolongar indefinidamente. Por tanto, la suspensin por tiempo ilimitado o
su mantenimiento habiendo desaparecido las circunstancias que la motivaron, constituye un hecho
ilcito.
d) En cuarto lugar, las medidas de excepcin decretadas por el Estado deben guardar un criterio de
razonabilidad y proporcionalidad, los mismos que deben ser analizados por el juez en cada situacin
835
Vase CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Bmaca Velsquez. Sentencia del 25 de noviembre de 2000. Serie
C, n. 70, prr. 155: La Corte Interamericana ha advertido que la circunstancia de que un Estado sea confrontado con una situacin de
convulsin interna no debe acarrear restricciones a la proteccin de la integridad fsica de la persona. Especficamente, la Corte ha sealado que:
[ t]odo uso de la fuerza que no sea estrictamente necesario por el propio comportamiento de la persona detenida constituye un atentado a la
dignidad humana [...] en violacin del artculo 5 de la Convencin Americana. En los mismos trminos, CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69, prr. 96; CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi y otros. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr.
197; y CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Loayza Tamayo. Sentencia del 17 de septiembre de 1997. Serie C, n.
33, prr. 57.
836
Vase el artculo 4.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos y el artculo 27.2 de la Convencin Americana sobre Derechos
Humanos. SALADO OSUNA, Ana. Los Casos Peruanos ante la Corte Internacional de Derechos Humanos. Lima: Editora Normas Legales,
2004, p. 238.
837
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva OC-9/87, sobre Garantas Judiciales en Estados de
Emergencia. Del 6 de octubre de 1987. Serie A, n. 9, prr. 21; Opinin Consultiva OC-8/87, sobre El Hbeas Corpus bajo Suspensin de
Garantas. Del 30 de enero de 1987. Serie A, n. 8, prr. 24. Tambin vase el art. 27.2 de la Convencin Americana.
838
COMUNIDAD ANDINA DE JURISTAS. Ob. cit., p. 44.
839
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva OC-8/87, sobre El Hbeas Corpus bajo Suspensin de
Garantas, prr. 44; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva OC-9/87, sobre Garantas Judiciales en
Estados de Emergencia, prr. 38. Vase tambin CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Cesti Hurtado. Sentencia
del 29 de setiembre de 1999. Serie C, n. 56, prr. 123: Ya ha dicho la Corte que el derecho al recurso de hbeas corpus debe ser garantizado en
todo momento a un detenido, an cuando se encuentre bajo condiciones excepcionales de incomunicacin legalmente decretada839. Como ha sido
constatado, dicha garanta est prevista en la legislacin peruana, la cual dispone que su objeto es reponer las cosas al estado anterior a la
violacin o amenaza de violacin de un derecho constitucional.
209
particular.840 La razonabilidad apunta a establecer si la restriccin al derecho guarda relacin con las
razones que ameritaron la declaracin del estado de excepcin (denominada control de causalidad), es
decir, que exista una conexin lgica y de causalidad inmediata y directa entre la restriccin al
derecho y los hechos que motivaron el Estado de Excepcin. Por ejemplo si se detiene a alguien por
presunto delito contra el patrimonio sin mandato judicial no obstante que el Estado de Emergencia
fue decretado por la existencia de atentados terroristas,841 tal medida no podr ser considerada
razonable. De otro lado, la proporcionalidad apunta mas bien a establecer si la restriccin al derecho
es ostensiblemente gravosa o innecesaria dadas las circunstancias de hecho presentes en el caso.842 En
otras palabras, las medidas adoptadas por el Estado deben ser las requeridas para conjurar la situacin
de peligro, deben corresponder a la magnitud y caractersticas del fenmeno al que se le quiere hacer
frente.843
e) Finalmente, en quinto lugar, las medidas de suspensin deben hacerse pblicas as como los motivos
que las sustentan, a efectos de ser conocidas por la poblacin directamente involucrada y844 por las
autoridades judiciales que velarn por evitar abusos en su aplicacin.
Todos estos requisitos debern ser valorados por el magistrado nacional, a efectos de establecer si la
restriccin del derecho resulta o no justificada. Sobre el particular, tambin se ha pronunciado la Corte
Interamericana, al sealar:
La Corte debe destacar, igualmente, que si la suspensin de garantas no puede adoptarse
legtimamente sin respetar las condiciones sealadas en el prrafo anterior, tampoco pueden
apartarse de estos principios generales las medidas concretas que afectan los derechos o
libertades suspendidas, como ocurrira si tales medidas violaran la legalidad excepcional de la
emergencia, si se prolongaran ms all de sus lmites temporales, si fueran manifiestamente
irracionales, innecesarias o desproporcionadas, o se hubiere incurrido en desviacin o abuso de
poder.
840
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva OC-8/87, sobre El Hbeas Corpus bajo Suspensin de
Garantas, prr. 22.
841
ABAD, Samuel. La Ley N 25398 sobre Habeas Corpus y Amparo: Una Nueva Ley de Reformas?. En: Lecturas Constitucionales Andinas.
N 1. Lima: Comisin Andina de Juristas, 1991, pp. 213-214.
842
Idem.
843
GARCA SAYN, Diego. Ob. cit., p. 21. En el mismo sentido, vase CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso
Cantoral Benavides. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C, n. 69, prr. 72: La suspensin de garantas no debe exceder [] la medida de
lo estrictamente necesario para atender a la emergencia. Asimismo, vase CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso
Durand y Ugarte. Sentencia del 16 de agosto de 2000. Serie C, n. 68, prr. 99: En lo relativo a la suspensin de garantas o declaracin de
estados de emergencia en los casos de guerra, peligro pblico u otra emergencia, es preciso remitirse al artculo 27 de la Convencin Americana.
La Corte ha sealado que si se ha decretado debidamente la suspensin de garantas, sta no debe exceder la medida de lo estrictamente
necesario, y que resulta ilegal toda actuacin de los poderes pblicos que desborde aquellos lmites que deben estar precisamente sealados en
las disposiciones que decretan el estado de excepcin. Las limitaciones que se imponen a la actuacin del Estado responden a la necesidad
genrica de que en todo estado de excepcin subsistan medios idneos para el control de las disposiciones que se dicten, a fin de que ellos se
adecuen razonablemente a las necesidades de la situacin y no excedan de los lmites estrictos impuestos por la Convencin o derivados de
ella.
844
ODONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 165.
210
Si esto es as, es desde todo punto de vista procedente, dentro de un Estado de Derecho, el
ejercicio del control de legalidad de tales medidas por parte de un rgano judicial autnomo e
independiente que verifique, por ejemplo, si una detencin, basada en la suspensin de la libertad
personal, se adecua a los trminos en que el estado de excepcin lo autoriza.845
CASO PRCTICO 1
Benito Prez es un ciudadano espaol que radica hace muchos aos en el Per. Una noche, por razones
que an se desconocen, es intervenido por la polica nacional, quien ingresa a su domicilio, lo detiene sin
sealarle los cargos en su contra ni mostrarle la orden judicial de detencin, y luego es ingresado a la
maletera de un auto policial, supuestamente para conducirlo ante un juez y tomarle su declaracin. Los
vecinos del lugar presenciaron estos hechos.
Sin embargo, pasan varios das y los familiares (padre y madre) de Benito no logran obtener informacin
sobre el paradero de su hijo, sealando las autoridades policiales que no sabe nada del tema y que por
tanto, no tienen nada que investigar.
Frente a estos hechos los padres deciden interponer un hbeas corpus ante el Poder Judicial a efectos de
lograr que las autoridades le devuelvan a su hijo. Luego de tres aos de largo proceso sin que aparezca
la vctima, los padres de Benito Prez ganan en primera y segunda instancia, con lo cual, segn el
ordenamiento jurdico peruano, la sentencia adquiere calidad de cosa juzgada. Sin embargo, el procurador
del Estado plantea un recurso de nulidad, el mismo que es declarado improcedente. No obstante, el
procurador del Estado fotocopia todo el expediente y lo eleva personalmente a la Corte Suprema, quien se
declara competente, declarando nulo todo lo actuado. Ante estos hechos, los padres de Benito Prez
acuden a la va internacional.
845
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Opinin Consultiva OC-8/87, sobre El Hbeas Corpus bajo Suspensin de
Garantas, prr. 39 y 40. Vase tambin CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Castillo Petruzzi. Sentencia del 30
de mayo de 1999. Serie C, n. 52, prr. 131: Este Tribunal ha sealado que las garantas a que tiene derecho toda persona sometida a proceso,
adems de ser indispensables deben ser judiciales, lo cual implica la intervencin de un rgano judicial independiente e imparcial, apto para
determinar la legalidad de las actuaciones que se cumplan dentro del estado de excepcin.
211
CASO PRCTICO 2
Guillermo Rossell es un viejo activista poltico, que ltimamente ha decidido liderar un movimiento
religioso llamado Paz Universal, el mismo que viene ganando gran cantidad de adeptos entre la
poblacin peruana. Sin embargo, a raz de unos panfletos que vienen siendo distribuidos por el
movimiento, en los cuales plantean la desaparicin de las fronteras y de las nacionalidades, la
integracin fsica entre pases y la disolucin del Estado peruano, varios dirigentes de ese movimiento
han sido detenidos, siendo sometidos a largos y continuos interrogatorios (cada 2 horas durante 4 horas),
impidindoseles recibir visitas de familiares as como de sus abogados, y mantenindolos en crceles sin
luz y con mnima ventilacin.
Frente a tales hechos, Rossell plantea un hbeas corpus, acusando directamente a la polica como
responsable de tales hechos. La polica por su parte, alega que la libertad de expresin y la libertad de
culto tienen como lmite no atentar contra la seguridad nacional ni contra la estabilidad de la nacin,
lmites que segn ellos se excedieron en el presente caso. La polica apoya sus afirmaciones en los
panfletos distribuidos por el movimiento y en las grabaciones de las conversaciones telefnicas hechas a
los dirigentes detenidos. Sostienen que estas pruebas justifican no slo la detencin efectuada sino
tambin la exhibicin pblica de los detenidos como elementos peligrosos para la seguridad nacional.
Usted debe resolver como juez este caso Qu elementos de anlisis hay que considerar? Qu derechos
humanos se encuentran en juego?
212
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4.
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C.P.J.I. Serie A, N 2.
C.P.J.I. Serie B, N 2.
C.P.J.I. Serie B, N 10.
C.P.J.I. Serie B, N 11.
C.P.J.I. Serie B, N 14.
C.P.J.I. Serie B, N 17.
C.P.J.I. Serie A/B, N 35.
C.P.J.I. Serie A/B, N 41.
C.P.J.I. Serie A/B, N 44.
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C.P.J.I. Serie A/B, N 53.
C.P.J.I. Serie A/B, N 62.
229
4.2
4.3
4.3.1
Sentencias
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Neira Alegra y otros. Sentencia del
19 de enero de 1995. Serie C, n. 20.
230
231
232
4.3.2.
Opiniones Consultivas
233
CORTE
INTERAMERICANA
DE
DERECHOS
HUMANOS.
Opinin
Consultiva
sobre
4.4.
234
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CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS. Case Kurt v. Turkey. Judgment of 25 May 1998.
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4.5.
5.
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1984.
238
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adecuada. 6 perodo de sesiones, 1991. U.N.Doc. E./1991/23.
NACIONES UNIDAS. COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 7: El derecho a una vivienda
adecuada: los desalojos forzosos. 16 perodo de sesiones, 1997. U.N.Doc. E./1999/22.
239
NACIONES UNIDAS. COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 11: Planes de Accin para la
enseanza primaria. 20 perodo de sesiones, 1999. U.N. Doc.E/C.12/1999/4.
NACIONES UNIDAS. COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 12: El derecho a una
alimentacin adecuada. 20 perodo de sesiones, 1999. U.N. Doc. E/C. 12/1999/5.
NACIONES UNIDAS. COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 13: El derecho a la educacin.
21 perodo de sesiones, 1999. U.N. Doc.E/C.12/1999/10.
NACIONES UNIDAS. COMIT DEL PIDESC. Observacin General n. 14: El derecho al disfrute del
ms alto nivel posible de salud. 22 perodo de sesiones, 2000. U.N. Doc. E/C. 12/2000/4.
NACIONES UNIDAS. COMIT PARA LA ELIMINACIN DE TODAS LAS FORMAS DE
DISCRIMINACIN CONTRA LA MUJER.
PGINAS WEBS
240