Seminario Vida Espíritu Familias
Seminario Vida Espíritu Familias
Seminario Vida Espíritu Familias
Cmo lograr esta experiencia de un encuentro personal con Cristo vivo, que bautiza en el Espritu
Santo (Jn. 1,33)? Encuentro personal que debemos transmitir, provocar y facilitar a nuestro esposo
o esposa y a nuestra familia.
La oracin por efusin del Espritu Santo consiste en una plegaria, llena de fe y esperanza, que una
comunidad cristiana eleva a Jess glorificado para que derrame su Espritu, de manera nueva y en
mayor abundancia, sobre la persona que ardientemente lo pide y por quien los dems oran. Esta
oracin se hace de ordinario mediante la imposicin de las manos, la cual no es ni un gesto mgico,
ni un rito sacramental, sino un gesto sensible de amor fraterno, una expresin elocuente de comunin humana, un signo externo de solidaridad en la oracin, con el deseo ardiente sometido a la
voluntad de dios, de que Jess derrame sobre nuestro hermano el don del Espritu Santo que l nos
ha comunicado.
hambre, la falta de todo, los peligros o la espada? (...) Pero no; en todo esto saldremos triunfadores
gracias a Aquel que nos am. Yo s que ni la muerte ni la vida, ni los ngeles ni las fuerzas del
universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espirituales, ya sean del cielo o de los abismos, ni
ninguna otra criatura podrn apartamos del amor de Dios (Romanos 8, 35.3739).
c) Es un amor que toma siempre la INICIATIVA
En esto est el amor: no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que l nos am primero y
envi a su Hijo como vctima por nuestros pecados (1 Juan 4, 10).
Lo primero que el Seor te pide no es que le ames, sino que te dejes amar por l. No tienes que
hacer nada para ganarte su amor. l ya te ama.
Vivid como matrimonios en Cristo que os dice que sois uno. Un ser nuevo. La Trinidad os ha unido;
os ha "con-fundidos" para no ser ya uno y otro, sino para ser un "nosotros" que vive la plenitud del
Amor de Dios.
Tenemos que vivir la gracia de nuestros desposorios. La Gracia Trinitaria que nos inunda. Ver en
qu medida estamos viviendo el don de Dios. Que nuestro matrimonio no sea un esfuerzo personal
sino que est inundado del Amor de Dios y que nos capacita para desarrollar la vida en comn,
realizando nuestra vocacin.
b) Qu se le pide a los esposos cristianos?
A los esposos cristianos se le piden que se amen de tal manera, que todas las relaciones entre ellos
no puedan estar en modo alguno presididas por otro criterio, slo por el amor. Sois instrumentos
de sanacin en vuestros hogares. Habis sido puestos uno al lado del otro para la mutua comunin.
Cada uno, ms que mirarse a s mismo, mire cmo crece el otro. Ya no sois dos sino un "nosotros"
que cada da debe parecerse ms a la comunin de Dios en la Trinidad. Ese "nosotros" necesita la
fuerza, el alimento, la gracia que procede del Espritu santo.
El hombre, la mujer, el matrimonio, la familia, aunque han sido daados por el pecado, hemos sido
"re-pristinados", vueltos al origen, hemos recobrado la belleza primera, por el don del bautismo y
por el don de la Reconciliacin.
Las familias, los matrimonios cristianos, son sacramento en cuanto que se convierten en testimonio
vivo, encarnado, veraz y autntico del amor de Cristo a su Iglesia. El ofrecimiento de cada da de
vuestra vida como esposos, para ser en el mundo testigos fiables de Jess, es la aptitud martirial
cotidiana de Cristo.
c) Remad mar adentro!
A vosotros, matrimonios cristianos de este milenio, se os invita a remad mar adentro. Se os invita a
que no pongis excusas, en la Palabra del Seor podis realizar la altsima misin que hoy se os
encarga.
Remad mar adentro, en vuestras familias y en este mundo! Porque habis de ser testigos de la
esperanza. Y as, vuestro matrimonio ser fecundo; no ya en vuestros hijos sino en todos los
renacidos por la gracia. No tangis miedo! Vivid la experiencia gozosa de ser testigos, mrtires del
Evangelio de Cristo.
Oracin
Padre Santo, T eres mi Dios. T eres mi Creador.
Borra, Seor, todo lo que me obstaculiza para conocerte.
Toca, Seor, mi mente tan apegada a lo racional.
Hazme ms sencillo, para captar lo maravilloso de tu amor para conmigo.
Quiero conocerte realmente tal como eres T, Seor
Haz, Seor que pueda estar siempre en tu presencia para adorarte en espritu y en verdad.
Quiero experimentar en este momento el gran amor que T me tienes,
para as poder testificar a todos que T eres Amor.
Llname de ese Amor, Seor, y mame como T quieras.
Seor, que tu Luz y tu calor fluyan por todo mi interior,
quitando todos mis temores y dudas...
Gracias, Seor, porque me amas y me aceptas tal como soy Y gracias,
Padre, por tu Amor incondicional que quiere lo mejor para m. Amn.
1) El Jess de la fe
El descubrimiento ms bello con el que se puede encontrar un ser humano, es el que tuvieron los
apstoles a raz de la Pascua. Aquel con el que haban vivido tres aos, aqul a quien vieron hacer
prodigios y milagros, aqul a quien seguan ellos y otras multitudes, aqul a quien en realidad
apenas conocieron, ha resucitado, lo han visto con sus propios ojos.
Y es que en realidad el simple hecho de resucitar no cambiar la realidad de la cosa; tambin Lzaro
resucit y apenas pas nada. Lo importante es lo que vieron despus, no ya con los ojos de la carne,
sino con los de la fe. En la fe se les revela la divinidad de Jess, y con ello la profundidad de todo
este misterio. Este Jess que habla sido muerto, no slo ha resucitado, sino que ha sido constituido
Seor y Cristo, el nico Nombre en el cual podemos encontrar la salvacin.
La resurreccin de Jess no consisti en revivir un cadver para morir de nuevo ms tarde, como
sucedi a Lzaro. Jess ya no muere ms. Su resurreccin fue una transformacin, la entrada en
una vida nueva y distinta. Jess es el hombre nuevo, el primognito de una nueva creacin. Por eso
la resurreccin no fue una realidad histrica a la que se puede acceder por la razn o los sentidos,
pertenece a otra dimensin a la que slo se accede por la fe que es la luz del Espritu Santo, el cual
te la da para que puedas penetrar, vivir y gozar de estos misterios. Es por lo tanto en la fe donde
percibimos que Jess vive y es el Seor. Sin embargo, se hace algo real y experimentable y llega a
ser un autntico principio dinamizador de nuestra vida.
Los apstoles comprendieron, con la fuerza y la luz del Espritu Santo, que Jess era Dios y adems,
en cuanto hombre, que era el Seor, el Mesas.
2) Jess es el Seor
Y, vosotros quin decs que soy yo? (Lucas 9:18-20).
Para el cristiano verdadero todo est definido por su fe en Cristo Jess, Salvador y Seor. Su Dios no
es el Dios de los filsofos, ni el Dios lejano de la religin natural. Toda su relacin con Dios, toda
experiencia sobrenatural que pueda vivir en este mundo ser siempre a travs de Jess, "Seor y
Cristo" (Hch 2, 36) y "el Seor de todos" (Hch 10, 36).
Es, pues, fundamental confesar y reconocer a Jess como Seor, lo cual significa aceptarle como
Seor de todas las cosas y sobre todo. Seor de toda mi persona, de toda mi vida, de todo cuanto
yo soy y hago. En esta afirmacin se encierra todo el contenido de nuestra fe.
"Todo fue creado por l y para l: l existe con anterioridad a todo, y todo tiene en l su
consistencia. l es tambin la Cabeza del cuerpo, de la Iglesia. l es el principio, el Primognito de
entre los muertos para que sea el primero en todo" (Col 1, 16-18).
3) Jess es mi Seor
El paso de la historia al presente, de la doctrina a la experiencia, se da en este mi Seor. Cuando yo
empiezo a experimentar el seoro de Jess en mi vida, me brota por todas partes evangelio. Ya no
hay ms teoras, Jess empieza a ser real y noto que est vivo, que ha resucitado.
El cristiano tiene que dejarse evangelizar cada una de las parcelas de su vida. Evangelio es
experimentar la buena noticia en todos los detalles de tu vida. El cristiano es la persona que va
experimentando la presencia viva del seoro de Cristo sobre l y sobre todas sus cosas. Y as este
seoro te va convirtiendo, dejando a otros seores, a otros poderes, a otros miedos que dominan
en tu vida.
El Seor tiene funcin salvadora, pero no una salvacin ms all de la muerte, sino aqu, en esta
vida presente. Y de lo que se trata es de experimentar esta salvacin en tus heridas, en tus
problemas.
Veamos la fealdad que hay a nuestro alrededor: personas que son tremendamente infelices, que
han fracasado en la vida, que viven egostamente, que han destruido su familia, solas, muy
heridas...
El mundo nos ofrece cada da un espectculo de fealdad, groseras, morbosidad, frivolidad; vemos
muchas veces lo ms bajo de la persona humana, la falta de pudor, la avaricia, la lucha por ganar
dinero, la insolidaridad...
En el mundo contemplamos pases en guerra, hambre, terrorismo. Vemos que la sociedad del
bienestar trae consigo una prdida muy grande de valores espirituales. Es la cultura del disfrutar,
comer, beber, vivir la vida...
En esta cultura estamos llamados a poner Belleza! Llevamos este tesoro en vasijas de barro para
que todos vean que esta extraordinaria gracia, belleza, fuerza... no proviene de nosotros sino de
Dios. (2 Cor 4, 7)
Estamos llamados a manifestar una belleza profunda y misteriosa en la sencillez de la vida
cotidiana, en el amor renovado da a da. Estamos llamados a ser testigos de amor al mundo que es
la verdadera belleza frente a todos los sucedneos que hoy se anuncian. Estamos llamados a
embellecer el mundo con los valores del Reino de Dios, con la presencia de Cristo en nuestros
corazones, con el Espritu que nos inspirar siempre cosas buenas y bellas. Proclamamos que
belleza, amor, bondad y verdad van juntas.
b) Llamados, desde la familia, a humanizar el mundo.
Contemplando a la familia de Nazaret, nuestro modelo, deca Pablo VI: Nazaret es la escuela
donde empieza a comprenderse la vida de Jess. Aqu comprendemos la importancia que tiene el
ambiente que rode su vida durante su estancia entre nosotros..."
Y Juan Pablo II nos dice: La familia es la escuela de humanidad ms rica y completa. El intercambio
entre padres e hijos, abuelos y nietos da a la familia una gran riqueza de relaciones. Cada uno
aporta su don y su cruz. As la familia deber ser el lugar por excelencia de las cosas ms importantes
de la vida.
Por lo tanto en la familia se aprende a vivir, se aprende a dialogar, se aprende a valorar las cosas, se
aprende a ser personas, se aprende a perdonar y se aprende a festejar. Sin familia no hay persona.
El ser humano al nacer es acogido en el seno de una familia, una comunidad de amor que lo
acompaar en una primera etapa hasta su independencia del hogar, pero en esencia lo
acompaar siempre porque en la familia recibimos una parte esencial de todo lo que somos.
La vida oculta de Jess, en Nazaret, es una leccin fundamental para las familias en varios
aspectos:
.- Dentro de la propia familia, Jess nos humaniza ms, nos hace ms comprensivos, ms amables,
ms tiernos con los que viven con nosotros.
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.- Con nuestros parientes y familiares, sobre todo ante las relaciones familiares conflictivas,
nuestras familias estn llamadas a llevar una palabra de sensatez humana, una palabra de
equilibrio, de paz, de saber escuchar, de aconsejar.
.- Con los vecinos, la parroquia, los amigos. A todos llegar nuestro mensaje espiritual si va
envuelto en humanidad y cercana, en comprensin de cualquier situacin humana por muy
disparatada que sea. Al igual que Jess, que acoga a todos.
En una sociedad cada vez ms deshumanizada, la familia se levanta hoy como la defensora del
hombre. Y defensora por medio del servicio a la humanidad.
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La familia debe buscar puntos de encuentro que le permitan abrir dilogos nuevos y compartir una
buena relacin de pareja. A menudo, en el matrimonio se sigue viviendo la fe por separado y hay
muchos sentimientos y experiencias que pertenecen a lo personal, sin llegar a ponerlos en comn.
Esta actitud es fruto de una educacin individualista y, en algunos casos, de una espiritualidad que
no ha madurado hacia la comunin conyugal.
Tertuliano expresa as la grandeza y la belleza de la vida conyugal en Cristo: Cmo lograr
exponer la felicidad de ese matrimonio que la Iglesia favorece, que la ofrenda eucarstica refuerza,
que la bendicin sella, que los ngeles anuncian y que el Padre ratifica?... Qu yugo el de los dos
fieles, unidos en una sola esperanza, en un solo propsito, en una sola observancia, en una sola
servidumbre! Ambos son hermanos y los dos sirven juntos; no hay divisin ni en la carne ni en el
espritu. Al contrario, son verdaderamente dos en una sola carne. Y, donde la carne es nica, nico
es el espritu
a) Cmo recorremos este "camino de Emas?
.- Nuestras miradas. Despus de 8, 12, 25, 30 aos ... Cmo est mi mirada para el otro? Me voy
acercando a la mirada de Dios para l o para ella? Mi mirada, est cansada y desilusionada o es
tierna y comprensiva? Hemos ido aprendiendo a caminar juntos mirndonos con amor y verdad,
corrigindonos con amor? Somos ayuda espiritual uno para el otro? Miro sus imperfecciones con
paz? Le reclamo con amargura lo que no me da?
.- Nuestras cualidades. Estamos negociando bien nuestros talentos y ponindolos al servicio de la
familia? Mi alegra, mi optimismo, mi escucha, mi capacidad de llevar la economa, mi paciencia, mi
coraje, todas mis cualidades... estn entregadas con generosidad y amor, o, por el contrario,
entrego lo que Dios me ha dado gratis con tacaera y con derecho a reclamar? Me siento
valorado por el otro? Trabajo en m mismo/a para enriquecerme, mejorar, formarme y as aportar
ms al otro?
.- Nuestro tiempo. Hay un uso equilibrado de nuestro tiempo? Equilibrio entre trabajo y descanso.
Tiempo de vida laboral, vida familiar, vida de compromiso social o eclesial. Tiempo fuera de casa,
tiempo en casa.
.- Nuestros bienes materiales. Hemos llegado a un entendimiento claro y sin fricciones sobre el
uso del dinero? Somos capaces de revisar este tema? Estamos haciendo un uso cristiano de los
bienes temporales?
.- Nuestras relaciones con las familias respectivas. Son motivo de conflicto? Tenemos -en este
campo- heridas, enemistades, temas pendientes que solucionar?
.- Nuestra paternidad o maternidad. Hemos sido capaces de complementarnos y ayudarnos en la
educacin de los hijos aportando cada uno lo mejor de nosotros mismos?
.- Nuestra intimidad. El matrimonio debe encontrar la fuente de la vida en s mismo y no fuera.
Hay espacios de intimidad en vuestra vida? Momentos y tiempos para sentaros juntos, descansar,
encontrar espacios de ocio y reposo. Disfrutis compartiendo juntos un paseo, vacaciones, una
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misma aficin? Encontris en este lugar de intimidad, la fuente de vuestra alegra, de vuestra
esperanza? habis encontrado el equilibrio entre vosotros y los otros?
.- Nuestra sexualidad. Hemos descubierto la sexualidad como lugar de intimidad, de encuentro,
de ternura, de alegra, de plenitud; como don de Dios para nosotros, momento de agradecimiento
a Dios que nos cre hombre y mujer? Si descubrimos la sexualidad como invento de Dios para
ayudar al amor, entonces podemos hablar al mundo de una sexualidad que no denigra ni hiere.
Estamos llamados a anunciar un amor feliz. Frente a lo que el mundo anuncia hoy, placer sexual
como panacea de felicidad, estamos llamados a dar un visin de felicidad con nuestro amor.
.- Nuestra espiritualidad. En este aspecto nos podemos encontrar con tres grados de compartir
espiritual:
1) Anorexia: Cada uno va por su lado en lo espiritual. En lo que crea mi mujer, es cosa de
ella. All t con tu Dios y yo con el mo.
2) Dieta light: Hay un espacio comn, aunque limitado: Eucarista dominical, a veces rezamos
un misterio del rosario o rezamos interiormente por alguna necesidad. Espordicamente,
asistimos a algn Encuentro juntos.
3) Buenas comida: Participamos juntos en algn grupo que nos ayuda (de oracin, de
matrimonios, de Biblia...). Compartimos nuestras vivencias espirituales. Rezamos juntos cada
da. Trabajar juntos para el Seor: pastoral familiar, algn servicio eclesial, catequistas... Es en
este nivel donde los esposos pueden sentir que forman una comunidad espiritual. Pueden
mirarse desde Dios: t eres distinto a m, valioso a los ojos de Dios; t eres un regalo de Dios
para m.
.- Envejeciendo juntos. El da de nuestra boda nos entregamos el uno al otro. Si el Seor nos
concede el don de envejecer juntos, sepamos aprovechar la oportunidad. El Seor nos invita a ir
acogiendo cada etapa de nuestra vida. Al final de nuestros das nos invita a disfrutar de un tiempo
nuevo, sin atarse excesivamente a responsabilidades con los nietos. La educacin de los hijos
corresponde a los padres. Vivir esta etapa desde Dios supone plantearse: Cmo quiere Dios que
vivis este tiempo? Hay miedos al futuro en vuestro corazn?
La familia es lo que sea la pareja. Mientras ms fuerte, ms rica, ms honda es la relacin del
esposo y la esposa, ms riquezas hay en casa. Es a ellos a quien Dios les da riquezas inagotables
para repartir, para darse a los dems, empezando por los hijos. Si la pareja est unida a Dios,
entonces es invencible ante las dificultades; entonces vence al mundo.
Oracin
Seor, Dios de la paz,
T creaste a los hombres para ser herederos de tu gloria.
Te bendecimos y agradecemos porque nos enviaste a Jess, tu hijo muy amado.
T hiciste de l, en el misterio de su Pascua, el realizador de nuestra salvacin,
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1) Conversin, A qu?
Seguro que, desde pequeos, habis odo hablar muchas veces de la conversin. Incluso, alguna
vez, habris hecho el intento de ser mejores, de cambiar de vida. El problema que hemos tenido en
este tema es que siempre lo hemos intentado desde nosotros mismos, desde el esfuerzo de nuestra
voluntad, de nuestros propsitos y promesas. El resultado de tanto esfuerzo, por lo general, ha sido
nulo y apenas nos quedan ganas de reintentarlo.
Ahora no vamos a imponer que redoblis el esfuerzo. Se os va a insinuar un cambio de perspectiva.
Nuestras conversiones siempre han sido a las obras, a ser mejores, a comportarnos un poco mejor.
Lo que llamamos ahora nueva evangelizacin, para muchos, no va ms all de esto. Sin embargo,
no se trata de ser mejores.
La conversin es a Jesucristo, no a las buenas obras. Qu quiere decir esto? Quiere decir que la
conversin cristiana es obra de la gracia, la va a realizar el Espritu de Jess; l es el que renueva las
cosas, l es el santificador. No se trata, por tanto, de hacer ms cosas y mejor hechas sino de
dejarse hacer.
La trasformacin del ser humano se parece ms a una sanacin que a otra cosa. Por eso, el Espritu
Santo nos convence primero de pecado, es decir, nos ilumina sobre las faltas, defectos y opresiones
que padecemos y despus, si nos dejamos, nos libera. Hay, por tanto, que dejarse hacer.
La conversin es, pues, algo ms que un intento humano. La diferencia es cualitativa. Dios no es
una conquista, sino un don, una gracia, una herencia. Entonces, qu pasa? No es importante ser
buenos? Es importante ser buenos porque el Espritu Santo nos capacita para ello pero, delante de
Dios, las obras buenas no son las que brotan de mi carne y de mi sangre, de mis deseos y
aspiraciones, sino, como dice San Pablo, aquellas que Dios desde siempre ha pensado que
practicsemos, y que nos ir sugiriendo a lo largo de nuestra vida.
Seguimos en pleno kerigma, en el ms primitivo y nuclear anuncio cristiano hecho el mismo da de
Pentecosts. Jess da comienzo tambin a su predicacin con el mismo mensaje: "Convertos
porque ha llegado el Reino de los cielos!" (Mc 1, 4-15). Hay una insistencia constante en el
Evangelio de que necesitamos convertirnos todos porque el Seor siempre nos llama a ms.
La conversin es la decisin voluntaria que responde a la llamada de Dios. La palabra conversin
viene del griego "epistrepho" que significa literalmente "volver atrs" o "dar media vuelta": los
primeros cristianos encontraron en este vocablo una descripcin grfica de su propia experiencia.
Con la formacin de la tradicin del Nuevo Testamento, esta palabra "epistrepho" adquiere un
significado teolgico propio, en el que se acenta la decisin de renunciar al pecado y volver a Dios.
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Amar es una decisin y como tal podemos optar por varias opciones. Puede ser casado-soltero o
casado-casado. Soy casado-soltero cuando hago mis planes sin contar con el otro y soy casadocasado cuando antepongo lo nuestro a lo mo.
Marido y mujer se han comprometido para siempre y, da a da, deben ir fortaleciendo su relacin
para ser autnticos "Nosotros".
c) "NOSOTROS Y DIOS"
Con su presencia en las Bodas de Can, Jess bendice el matrimonio. Y, adems, el que hiciese all
su primer milagro, el convertir agua en vino, tiene una importancia especial. Este vino nos recuerda
el vino eucarstico, tiene una simbologa muy importante. En nuestra vida matrimonio, cuando
llegan las crisis y los problemas es que "se nos acaba el vino". Entonces es el momento de pedir a
Dios su gracia, la que derram en nosotros el da de nuestra boda, la gracia del Sacramento
Matrimonial. Y confiar que l puede cambiar nuestra "agua", nuestros conflictos, en su "vino", su
gracia matrimonial. Somos un matrimonio a tres, nosotros y Cristo.
Oracin
Alma de Cristo, santifcame.
Cuerpo de Cristo, slvame.
Sangre de Cristo, embrigame.
Agua del costado de Cristo, lvame.
Pasin de Cristo, confrtame.
Oh buen Jess!, yeme.
Dentro de tus llagas, escndeme.
No permitas que me aparte de Ti
Del maligno enemigo, defindeme.
En la hora de mi muerte, llmame y mndame ir a ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amn.
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estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llen toda la casa donde estaban sentados; y
se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentndose sobre cada uno de ellos. Y
fueron todos llenos del Espritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, segn el Espritu les
daba que hablasen. (Hech 2.-1-4)
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sueo. Hay que dejar que el Seor oriente nuestra vida y que haga con nosotros lo que quiera sin
dirigirle su accin.
Deja tus preocupaciones, inclusive las religiosas, los miedos que has tenido siempre a Dios. Es todo
mucho ms sencillo y mucho ms fcil. Como un nio en brazos de su madre.
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Juan Pablo II nos gritaba desde su Exhortacin Apostlica "Familiaris Consortio": Familia, s lo que
eres! Y, nosotros, aadimos con fuerza: Familia, cree lo que eres! S, en ti familia cristiana est
la esperanza de la sociedad.
Jess es la esperanza de las familias y de los matrimonios. En l nos apoyamos porque un da Jess
nos dijo "quiero hospedarme en tu casa" y le abrimos la puerta. l est en medio de nosotros.
Hay una palabra de Dios que puede reflejar muy notoriamente las dos realidades actuales de las
familias: familias segn la ley y familias cristianas.
Ez 37, 1-8: "Yahv me sac y me puso en medio de la vega, que estaba llena de huesos. Me hizo
pasar por entre ellos en todas las direcciones. Los huesos eran muy numerosos por el suelo de la
vega, y estaban completamente secos. Me dijo: Hijo de hombre, podrn vivir estos huesos? Yo
dije: Seor Yahv, t lo sabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos. Les dirs: Huesos
secos, escuchad la palabra de Yahv. As dice el Seor Yahv a estos huesos: He aqu que yo voy a
hacer entrar el espritu en vosotros, y viviris. Os cubrir de nervios, har crecer sobre vosotros la
carne, os cubrir de piel, os infundir espritu y viviris; y sabris que yo soy Yahv. Yo profetic
como se me haba ordenado, y mientras yo profetizaba se produjo un ruido. Hubo un
estremecimiento, y los huesos se juntaron unos con otros. Mir y vi que estaban recubiertos de
nervios, la carne sala y la piel se extenda por encima, pero no haba espritu en ellos".
Podrn revivir estos huesos? Y, ante la Palabra del Seor, estos huesos revivan. Pero hasta aqu
llega la "esperanza" que nos ofrece la sociedad. Sus ofertas son amplias y cada vez ms refinadas:
.- Puedo darte una piel nueva
.- Puedo darte un cuerpo perfecto
.- Puedo hacer que engordes o adelgaces
.- Puedo darte la posibilidad de que decidas sobre tu cuerpo
.- Puedo darte la posibilidad de que decidas sobre tu sexualidad.
.- etc...
Esta es la familia que, segn la ley, nos ofrece la sociedad. Pero la lectura de Ezequiel tiene una
segunda parte.
Ez 37, 9 "l me dijo: Profetiza al espritu, profetiza, hijo de hombre. Dirs al espritu: As dice el
Seor Yahv: Ven, espritu, de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que vivan. Yo
profetic como se me haba ordenado, y el espritu entr en ellos".
La familia cristiana es esperanza porque dentro lleva a Jess. Est llena del Espritu de Dios, al igual
que los huesos secos, revividos y llenos de espritu. La familia cristiana responde ante los conflictos
con el programa de Jess, proclamado en el sermn de la montaa. Hoy, la familia cristiana es el
monte elevado donde se viven las Bienaventuranzas.
Y, algunas de las actitudes de la familia cristiana que nos llenan de esperanza:
.- Liberarnos de lo superfluo, caminar hacia el desprendimiento. Caminar hacia la sencillez de
vida. Estar atentos a las tentaciones de nuestra cultura. "Bienaventurados los pobres..."
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.- Buscar la paz y correr tras ella y transmitirla con un corazn pacificado. "Bienaventurados
los pacficos..."
.- Acogida y apertura a las realidades humanas del hombre y la mujer de nuestro tiempo.
Debemos mostrar misericordia ante los sufrimientos del ser humano. "Bienaventurados los
misericordiosos..."
.- Nuestro mundo habla mucho de derechos y libertades pero no consigue darnos la felicidad.
La familia cristiana lucha por la justicia de un modo diferente, buscando la ley del amor.
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia..."
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Cmo estn nuestras relaciones de esposos y familia? La relacin adecuada es aquella en la que
buscamos la "complementariedad". Caminamos unidos y nos ayudamos mutuamente, evitando
celos y posesividad. Nuestro esposo o esposa es el que hemos o la hemos elegido nosotros.
Miremos cada una de nuestras familias y matrimonios: vive como comunidad de vida y amor,
donde no eludimos los temas profundos o difciles? rezo, comparto, pido ayuda, expongo mis
inquietudes con transparencia en mi familia y en mi comunidad?
Sobre todos nosotros, los cristianos de hoy, Cristo nos interpela: Que sean uno, para que el mundo
crea?. Es una tarea urgente en nuestro tiempo, en nuestra casa, en nuestro grupo, en nuestra
parroquia... Y requiere de un cambio en el corazn. Empecemos a derribar muros y prejuicios y
miremos al otro con respeto y amor. Seamos instrumentos de unidad y no de divisin.
c) El fuego de la MISIN. "Nadie enciende una lmpara y la tapa con una vasija o la oculta debajo
de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entren vean la luz" (Lc 8, 16-18). La
luz verdadera es Cristo y el candelero la Iglesia. Y, en nuestro caso, como familias: Cristo es la luz y
nuestra casa la Iglesia domstica.
La primera misin est muy cerca: mi familia. Es mi vocacin. El Seor nos invita a ordenar nuestra
casa, a limpiar el candelero de nuestra iglesia domstica. La segundo misin est en las otras
familias. La familia cristiana evangeliza a otras familias.
Nos lo dice Juan Pablo II, en la "Familiaris Consortio": "Dentro de una familia consciente de esta
misin, todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados. Los padres, no slo
comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden a su vez recibir de ellos este mismo Evangelio,
profundamente vivido... Una familia as se hace evangelizadora de otras muchas familias y del
ambiente en que vive. La futura evangelizacin depende en gran parte de la Iglesia domstica. Est
misin apostlica de la familia est enraizada en el bautismo y recibe, con la gracia sacramental del
matrimonio, una nueva fuerza para transmitir la fe, para santificar y transformar la sociedad actual
segn el plan de Dios".
Oracin
Ven, Espritu Creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones,
que T mismo creaste.
T eres nuestro Consolador,
don de Dios Altsimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual uncin.
T derramas sobre nosotros los siete dones;
Tu, el dedo de la mano de Dios;
T, el prometido del Padre;
T, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
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1) El inicio
En los Hechos de los Apstoles, San Lucas nos indica, en el episodio de Pentecosts, la obra que
Jess resucitado quiere realizar por medio de su Espritu Santo; una verdadera fraternidad entre
todos los hombres y que pretende:
a) Deshacer la Torre de Babel: el egosmo slo consigue construir una Torre de Babel en la que los
hombres se alejan y dispersan; slo el Espritu Santo es capaz de llevar a la unidad a los hombres.
b) Hacer que los hombres se entiendan: en Jerusaln, con la experiencia de Pentecosts van
entenderse a todos los pueblos de la tierra.
c) Todos sin distincin: San Pedro explica la experiencia de Pentecosts mediante la profeca de
Joel que habla del Espritu derramado sobre todos los hombres, sin exclusin.
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reconocido como el Seor de todo. La comunidad cristiana es, por lo tanto, una comunidad de
amor fraterno, que tiene su expresin en el compartir espiritual y material.
c) "Los apstoles daban testimonio con gran poder de la resurreccin del Seor Jess Hch 4, 33). La
comunidad no est encerrada entre los miembros que la forman, sino que con la fuerza del Espritu
Santo dan testimonio de la resurreccin de Jess. No se trata de predicar una palabra o manifestar
una fe, sino dar testimonio de que Jess est realmente vivo. Y esto slo se puede hacer si uno vive
autnticamente como l viva, es decir, segn su Espritu.
Al haber recibido el don de la Iglesia, nosotros hemos recibido el don de la comunidad cristiana y
por lo tanto, el don de la alabanza, del compartir y del testimonio. A veces esta comunidad
cristiana, en las parroquias o en los grupos cristianos est muy poco desarrollada. Pero el don, el
germen siempre est. Y es slo a partir del don de la Iglesia que hemos recibido, como podemos
conseguir desarrollar y edificar la comunidad que vemos reflejada en los Hechos de los Apstoles.
El grupo de oracin, en comunin con la Parroquia y con toda la Iglesia, debe ser una ayuda para ir
edificando esta comunidad cristiana, que no debe quedar circunscrita al pequeo grupo de oracin,
sino inserta en toda la gran comunidad cristiana.
3) El tiempo de la Iglesia
a) La Iglesia es el Pueblo de Dios y, como tal, tiene caractersticas que lo distinguen claramente de
otros grupos religiosos:
.- Es el Pueblo de Dios.- Dios no pertenece en propiedad a ningn pueblo. Dios es para todos.
.- Se llega a ser miembro de este cuerpo no por el nacimiento fsico, sino por el nacimiento al
Espritu en el bautismos, por la fe en Cristo.
.- Este pueblo tiene por cabeza a Cristo. Formamos el Cuerpo Mstico de Cristo, porque la
misma uncin, el Espritu Santo, fluye desde la Cabeza al Cuerpo.
.- Su ley es el mandamiento nuevo: amar como el mismo Cristo nos am.
.- Su misin es ser la sal de la Tierra y la luz del mundo.
b) La palabra Iglesia quiere decir asamblea y es, como lo afirma el Credo de Nicea
Constantinopla, una, santa, catlica y apostlica.
.- UNA, porque uno es nuestro Seor, una nuestra fe y uno nuestro bautismo, reunidos en torno a
un mismo Padre en un mismo Espritu, que es su alma, formando un mismo Cuerpo, del cual
Cristo es la cabeza.
Jesucristo quiere que su Iglesia sea seal de unidad, en un mundo desunido; no basta predicar a
Cristo, es necesario que los hombres vean en medio de ellos a la Iglesia nica y unida. San Pablo
tambin nos exhortaba a la unidad de este modo: Por encima de todo esto revestos del amor, que
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es el vnculo de la perfeccin (Col 3, 14). Es entonces el amor el perfecto vnculo de unidad para
una Iglesia que predica precisamente el amor. Y es que si el Espritu Santo, que es amor y es
comunin, nos une a todos nosotros, es natural que el vnculo de la perfeccin sea por ello el amor.
.- SANTA, porque tenemos un Seor, Jess, que es Santo, y que nos comunica esa santidad a travs
de su Espritu. Somos el pueblo santo que se rene para la alabanza de su Seor.
San Pedro nos exhorta a mostrar lo valioso de nuestra vocacin cristiana, "... ustedes, al contrario,
son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nacin santa, un pueblo que Dios eligi para que
fuera suyo y proclamara sus maravillas" (1 Pe 2, 9). La Iglesia no puede dejar de ser santa. Cristo
am a su Iglesia como a su esposa y se entreg por ella para santificarla, la uni a s mismo como su
propio cuerpo y la llen del don del Espritu Santo.
Y no slo eso, sino que por l y con l, ella tambin ha sido hecha santificadora, pues todas las
obras de la Iglesia se esfuerzan en conseguir la santificacin de los hombres en Cristo y la
glorificacin de Dios. En la Iglesia es en donde est depositada la plenitud de los medios de
salvacin; es en ella donde conseguimos la santidad por la gracia de Dios.
.- CATLICA, que quiere decir universal, comunidad de todos los hombres en Cristo. Todos hemos
sido invitados a esta unidad catlica del pueblo de Dios, sin distincin, privilegios ni acepcin de
personas de ninguna clase. Todos los hombres son llamados a esta unidad catlica del Pueblo de
Dios, que prefigura y promueve la paz y a ella pertenecen de varios modos y se ordenan, tanto los
fieles catlicos como los otros cristianos, e incluso todos los hombres en general llamados a la
salvacin por la gracia de Dios (Lumen Gentium).
Universal, porque fuimos enviados por Cristo a llevar la Buena Nueva a toda criatura, para que
todos sean sus discpulos. Por ello, todo cristiano que se considera a s mismo autnticamente
catlico, debe asumir como fruto de su identificacin con Cristo y como su vocacin de vida, esta
misin catlica de evangelizar, es decir, de ser, donde le enve el Seor, un misionero; fermento
en la masa, sal de la tierra y luz del mundo.
.- APOSTLICA, porque surgi de la institucin de los Doce, a quienes Jess llamo para hacerlos sus
compaeros y enviarlos a predicar, sobre la base de Pedro y la autoridad y poder que el Seor dio a
sus apstoles y sus sucesores, los obispos.
Apstol quiere decir enviado. Y todos nosotros hemos sido llamados para ser apstoles, para ser
enviados por el Seor. A cada uno de nosotros corresponde por ello un apostolado que es nuestro
deber descubrir y asumir. Somos, entonces, esa Iglesia que, como lo afirm el papa Pablo VI y lo
repiti el documento de Puebla, existe para evangelizar.
Esta Iglesia es Camino y a la vez est en camino, como Iglesia. Somos el pueblo de Dios en marcha,
que est en camino y que slo se detiene para predicar.
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Y dnde estn sus dones? Unos son apstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y
maestros. As prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista de la construccin del cuerpo
de Cristo; hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y
lleguemos a ser el Hombre perfecto, con esa madurez que no es menos que la plenitud del Cristo.
Estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez ms para alcanzar a aquel que es la
cabeza, Cristo. l hace que el cuerpo crezca, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de
cada uno. Y as el cuerpo se van construyendo en el amor (Ef 4, 1116).
Cada vez que el Seor realiza en alguna comunidad una efusin de su Espritu Santo, reparte en ella
no slo sus dones, sino que ante todo llama a todos a un ministerio, dndole a cada uno el don o
los dones que necesitar para cumplir eficazmente con su labor en ese ministerio. Por ello, si
recibimos un determinado carisma, comprendamos que es porque el Seor nos ha llamado a un
ministerio dentro del cual ese carisma deber ser ejercido.
Cuando uno de nosotros recibe un carisma del Seor y no lo practica, es decir, se lo guarda o lo
ejerce fuera del Cuerpo, afecta a todo el cuerpo, porque el Seor haba repartido los carismas segn las necesidades del cuerpo, y no de la persona. Y cuando hablamos de ministerio, no nos
referimos a alguna actividad a la que le dedicaremos un tiempo determinado, tampoco quiere
decir que seremos fundamentales para ejercer ese ministerio, sino que estamos llamados a orar,
desde el ministerio, como un apostolado o vocacin de vida por los dems hermanos.
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La familia cristiana tiene la misin de evangelizar; primero que nada, a sus propios hijos y a todos
cuantos le rodean. La familia cristiana tambin es misionera, pues querr que otras personas
tambin conozcan a Dios, y sern testimonio del amor de Dios por todos.
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nuestras vidas para saber a qu nos llama y transmitirlo como algo nico y especial para los dems.
f) El evangelizador es un testigo de Cristo Resucitado. Pone su mirada, serenamente, sobre el
tiempo que le ha tocado vivir. No lo siente como una tragedia sino como una oportunidad de vivirlo
con Dios en medio del mundo. Su corazn pertenece al Cristo y da testimonio de que ha sido
rescatado por l.
Oracin
Dios Eterno,
en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasin inagotable,
vuelve a nosotros Tu bondadosa mirada
y aumenta Tu misericordia en nosotros para que en los momentos difciles,
no nos desalentemos ni nos desesperemos,
sino que, con la mxima confianza,
nos sometamos a Tu santa voluntad, que es Amor y Misericordia.
Oh incomprensible e infinita Misericordia Divina,
quin podr adorarte como Te mereces?.
Eres la dulce esperanza del pecador.
Unos estrellas, mar y tierra en un slo himno y cantad a coro,
con vuestra mejor voz,
la misericordia Divina,
cuya comprensin no se nos alcanza.
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1) Comenzando a crecer
La obra que el Espritu Santo quiere realizar en nosotros no es slo la labor de un da. Pentecosts,
tal como lo vemos en los Hechos de los Apstoles, es el comienzo de una vida dedicada al Seor,
vida en la que no van a faltar dificultades, desalientos y fallos. Tambin para nosotros, el recibir una
nueva efusin del Espritu Santo, no marca un punto final, sino un nuevo punto de arranque. Es una
renovacin de toda nuestra vida, pero una renovacin que debe mantenerse y crecer cada da.
San Lucas nos indica en los Hechos de los Apstoles que "los que acogieron su palabra acudan
asiduamente a la enseanza de los apstoles" (Hch 2, 41-42). Tambin nosotros tenemos que
mantenernos asiduos y firmes en el camino emprendido. Para ello es necesario apoyarse en tres
aspectos fundamentales del crecimiento:
a) la oracin (oracin personal y comunitaria, la lectura de la Sagrada Escritura, los sacramentos)
b) la comunidad (vida comunitaria)
c) el servicio (testimonio, evangelizacin, servicio y compromiso cristiano).
A) La oracin
La importancia de la oracin la descubrimos sobre todo al constatar el lugar que ocupa en la vida de
Jess: se retiraba a orar (Mt 14, 23), oraba durante la noche (Lc 6, 12), ense a orar a sus
discpulos (Lc 11,1), or despus de su bautismo (Lc 3, 21), or antes de elegir a sus discpulos (Mt
14, 23), or antes de su pasin (Mt 26, 36-ss); oraba en cualquier momento y circunstancia.
Por medio del Espritu Santo nosotros nos adentramos en la oracin de Jess. San Pablo nos seala
que "Dios ha enviado a vuestros corazones el Espritu de su Hijo que clama: Abba! Padre!" (Ga 4,
6). Si verdaderamente nosotros nos dejamos mover por el Espritu de Jess tambin nosotros
haremos como l.
La vida de oracin presenta distintos aspectos, tanto en su dimensin individual como comunitaria.
Si queremos crecer en la vida del Espritu, hemos de intentar crecer en todos ellos:
1) La oracin comunitaria. Si queremos mantenernos en un crecimiento continuo en la vida del
Espritu, debemos mantenernos asiduos a la oracin del grupo. All aprenderemos a vivir cada vez
ms de nosotros mismos y ponernos a la escucha del Seor. Aprenderemos a unirnos a la oracin
de los dems, a pedir por sus necesidades, a alegrarnos con ellos.
Para comprender cada vez ms la oracin comunitaria hemos de tener en cuenta sus lneas de
fuerza:
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.- Leer la Biblia al azar. En algunos momentos de oracin puede ser una buena forma, pero
tiene el inconveniente de que no nos ofrece una lectura orgnica de la Biblia. Es un mtodo
que no hay que abusar de l.
2) La comunidad o el grupo
El crecimiento en la vida del Espritu no es slo una relacin con Dios, sino tambin una relacin con
los hermanos. San Pablo, en la Carta a los Corintios, dice que Del mismo modo que el cuerpo es
uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad,
no forman ms que un solo cuerpo, as tambin Cristo. Porque en un solo Espritu hemos sido todos
bautizados para no formar ms que un solo cuerpo, judos y griegos, esclavos y libres. Y todos
hemos bebido de un solo Espritu (1Co 12, 12-13). Todos los que hemos recibido un mismo Espritu,
por lo tanto, hemos sido reunidos en una comunin profunda que es el Cuerpo de Cristo, la
comunidad cristiana.
Ahora bien, si es verdad que somos el Cuerpo de Cristo "el cuerpo no se compone de un solo
miembro, sino de muchos. Si dijera el pie: Puesto que no soy mano, yo no soy del cuerpo, dejara de
ser parte del cuerpo por eso? Si todo el cuerpo fuera ojo, dnde estara el odo? Y si fuera todo
odo, dnde el olfato? Ahora bien, Dios puso cada uno de los miembros en el cuerpo segn su
voluntad. Si todos fueran un solo miembro, dnde quedara el cuerpo? Ahora bien, muchos son los
miembros ms uno el cuerpo. Y no puede el ojo decir a la mano, 'No te necesito! Ni la cabeza a los
pies, 'No os necesito!'. Dios ha dispuesto los miembros del cuerpo, cada uno como ha querido.
Ahora bien, los miembros son muchos, el cuerpo es uno (1Co 12, 14-20). El Espritu Santo nos
muestra, con estas palabras de San Pablo, la realidad de nosotros. Un solo Espritu, un solo Cuerpo.
No siempre es fcil salir de nuestro concepto individualista, para entrar dentro del plan de Dios y de
la realidad comunitaria, la del Cuerpo de Cristo.
Para irnos adentrando cada vez ms en esta dimensin comunitaria que nos trae el Espritu es
conveniente tener en cuenta una serie de puntos:
.- Para que nazca en nosotros esta dimensin comunitaria es necesario que participemos de la
vida de la comunidad o grupo de oracin y procurar entrar cada vez ms en relacin con los
hermanos del grupo.
.- Sin demasiada consciencia, en la vida de las comunidades y grupos, se producen censuras y
reproches hacia otros hermanos. Para ser fieles a la dimensin comunitaria, hemos de vigilar
mucho nuestras actitudes y eliminar todo rastro de crtica.
.- En toda comunidad o grupo se manifiesta una gran diversidad de dones y carismas. Estas
bendiciones llevan a la adopcin de unos ministerios para el servicio de la comunidad o
grupo, por lo tanto son necesarios para crecer en el espacio comunitario.
2) El servicio
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El crecimiento en la vida del Espritu no puede limitarse a nuestra relacin con Dios y a nuestras
relaciones dentro de la comunidad o grupo. Si queremos que nuestro crecimiento espiritual y
comunitario sea real debe convertirse en un servicio a los dems. Uno crece slo en la medida en
que sirve. La misma comunidad cristiana no existe para estar cerrada en s misma, sino para realizar
una misin en medio del mundo, en un servicio.
Este servicio cristiano lo podemos sintetizar en tres puntos, que son en los que cada uno de
nosotros y toda la comunidad debe centrarse si quiere que se realice un verdadero crecimiento en
el Espritu.
a) Testimonio. El primer punto a tener en cuenta es la importancia de nuestro modo de vivir. La
palabra de anuncio del Evangelio slo tiene sentido si se basa en una vivencia que corresponde a un
intento de respuesta a esta Palabra. Por eso el primer servicio que debe realizar el cristiano es el
vivir toda su vida dando testimonio de la resurreccin de Cristo.
Este testimonio, que es la propia vida, queda enriquecido cuando compartimos las obras que Dios
realiza en nuestra historia, de modo que confesamos la accin maravillosa de Dios, invitamos a los
hermanos a la alabanza y les ayudamos a contemplar y esperar esta accin del Seor en sus propias
vidas. Para dar este, testimonio de autenticidad es conveniente tener en cuenta algunos puntos:
.- Se da testimonio para gloria de Dios, no para gloria propia.
.- Hay que centrarse en la accin de Dios, no en las ancdotas de lo que ha ocurrido.
.- Hay que ser breves.
.- Hay que discernir qu cosas hay que explicar pblicamente y qu cosas hay que callar.
b) Evangelizacin. El anuncio del Evangelio no puede quedar reducido al testimonio de la propia
vida, sino que debe ir acompaado en algunos momentos del anuncio explcito de Cristo. Con
demasiada facilidad dejamos que quede en silencio el mensaje de Jess, bajo la excusa de que ya
todo el mundo conoce el Evangelio o, bien, por timidez.
Evangelizar no es anunciar con palabras el mensaje evanglico, sino que es ayudar a transformar las
personas, las relaciones interpersonales y las estructuras sociales a la luz del Evangelio. En este
punto hay que tener en cuenta que todo anuncio lleva una serie concreta de valores. No hay que
confundir la evangelizacin con la predicacin. Cada lugar puede necesitar sus mtodos propios. Lo
nico importante es que el anuncio del Evangelio, con toda la realidad de la propia vivencia, se vaya
haciendo realidad en cada comunidad o grupo.
c) Compromiso cristiano. La vida de seguimiento de Jess supone dejarse mover por su mismo
Espritu y, por lo tanto, no vivir para s mismo, sino al servicio de los dems. El Espritu derramado
sobre nuestros corazones nos hace reconocer en cada persona a nuestro hermano y ponernos a su
servicio.
Esta vida de servicio no est reducida a nuestras acciones, sino tambin a todo el enfoque de
nuestra vida y a todo lo que tenemos. El sentido de todo lo creado es el servicio del hombre y slo
cuando construimos una sociedad en que todas las cosas estn al servicio del hombre y no para su
explotacin, estamos respetando realmente el designio creador.
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Esta vida de servicio y este sentido cristiano de los bienes no se reduce al mbito de la comunidad
cristiana, sino que es vlida para toda nuestra vida. Por eso, nuestro seguimiento de Cristo debe
transformarse en un verdadero compromiso cristiano que vaya haciendo posible cada vez ms la
construccin de una sociedad ms justa y ms fraterna.
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Dios ha querido que los esposos sean un signo especial del amor de Dios. Son un signo pequeo y
precioso de la presencia de Dios en medio de nosotros. Con su amor y fidelidad est proclamando
que Dios es Amor, que Dios es fiel, que es eterno, que es santo.
Los esposos, con su amor, hacen presente a la familia, amigos, compaeros, a todos los que nos
rodean y a la toda la humanidad el Amor de Dios. Estn interpelando al mundo sobre la
profundidad del amor humano, su trascendencia, su grandeza; mostrando los valores del Reino.
a) No estamos solos en el camino. El camino de Dios para cada uno de sus hijos es personal,
diferente del reservado para los otros. Esto no significa que la vida del creyente sea un camino fcil,
motivado por nuestra propia humanidad. En este camino no faltan asperezas, es un camino
estrecho, por l que hay que avanzar siempre, sin desfallecer.
Pero si llega el cansancio y el desmayo, Dios tiene poder para "dar vigor al cansado y acrecentar la
energa al que no tiene fuerzas" (Is 40, 29).
b) La senda del Pueblo de Dios.
.- Es un camino de santidad. "No pasar nada inmundo por l, sino que Dios mismo andar con
ellos" (Is 35, 9).
.- Es un camino protegido. En nuestro caminar nos vemos envueltos por experiencias amargas
pero miremos hacia a delante y caminemos, alguien nos protege. "Encomienda al Seor tu
camino, confa en l, y l har" (Sal 121,1-2).
.- Camino bien transitado. "Yo estoy con vosotros, todos los das, hasta el fin del mundo" (Mt
28,20).
5) De victoria en victoria
a) Fortaleced el vnculo. Si, cuando llegan las dificultades, encuentran que nuestra unidad est
debilitada, entonces harn ms mella en nuestra familia. Fortaleced el vnculo es renovar cada ao
nuestras promesas matrimoniales; es tener una mirada positiva sobre el otro, sobre los hijos y
sobre los acontecimientos que van ocurriendo en nuestra vida.
Fortaleced el vnculo es no dejar que las heridas se instalen en nuestro corazn y nos llenen de
reproches. Fortaleced el vnculo es reconocer las cualidades del otro, aceptar sus lmites y tener
siempre presente que el proyecto es de los dos.
b) Creced en el sacramento del matrimonio. Por el sacramento del matrimonio, Dios se hace
presente en el proyecto humano y garantiza que esta obra frgil pueda llegar hasta el final. Para
eso, el hombre y la mujer, deben hacer sitio a Dios en su vida. Todo ello nace de una conviccin: la
fuerza de los cnyuges creyentes reside en la certeza de que, en su matrimonio y en su familia,
est presente Dios, con su gracia.
Oracin
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el bautismo del agua y del Espritu (Jn 3, 35), por la fe en Cristo. Este pueblo tiene por cabeza a
Jess, el Cristo, el Ungido, porque la misma uncin, el Espritu Santo, fluye desde la Cabeza al
Cuerpo, por eso somos el Pueblo mesinico.
La identidad de este Pueblo es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios en cuyos corazones
habita el Espritu Santo. Su ley es el mandamiento nuevo: amar como el mismo Cristo nos am (Cf.
Jn 13, 34). Su misin es ser la sal de la Tierra y la luz del mundo (Cf. Mt 5, 1316). Su destino es el
Reino de Dios, que l mismo comenz en este mundo y, en el que vivimos hoy y ahora, que ha de
ser extendido hasta que l mismo lo lleve tambin a su perfeccin.
Iglesia quiere decir asamblea y es, como lo afirma el Credo de Nicea Constantinopla, una, santa,
catlica y apostlica.
.- UNA, porque uno es nuestro Seor, una nuestra fe y uno nuestro bautismo (Ef 4, 26),
reunidos en torno a un mismo Padre en un mismo Espritu, que es su alma, formando un
mismo Cuerpo, del cual Cristo es la cabeza.
Jesucristo quiere que su Iglesia sea seal de unidad, en un mundo desunido; no basta predicar
a Cristo, es necesario que los hombres vean en medio de ellos a la Iglesia nica y unida. La
separacin y la divisin no son de Cristo. Slo en la unidad el mundo Creer que somos de
Cristo.
San Pablo tambin nos exhortaba a la unidad de este modo: Por encima de todo esto
revestos del amor, que es el vnculo de la perfeccin (Col 3, 14). Es entonces el amor el
perfecto vnculo de unidad para una Iglesia que predica precisamente el amor. Y es que si el
Espritu Santo, que es amor y es comunin, nos une a todos nosotros, es natural que el
vnculo de la perfeccin sea por ello el amor.
.- SANTA, porque tenemos un Seor, Jess, que es Santo, y que nos comunica esa santidad a
travs de su Espritu santificador. La Iglesia es un camino de santificacin a travs del cual el
Seor nos comunica sus infinitas gracias y bendiciones, por ms que est formada por
hombres.
La siguiente lectura de san Pedro nos puede mostrar lo valioso de nuestra vocacin cristiana:
... ustedes, al contrario, son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nacin santa, un
pueblo que Dios eligi para que fuera suyo y proclamara sus maravillas (1 Pe 2, 9).
La Iglesia no puede dejar de ser santa. Cristo am a su Iglesia como a su esposa y se entreg
por ella para santificarla, la uni a s mismo como su propio cuerpo y la llen del don del
Espritu Santo para gloria de Dios. Est pues la Iglesia santificada por l.
Y no slo eso, sino que por l y con l, ella tambin ha sido hecha santificadora, pues todas
las obras de la Iglesia se esfuerzan en conseguir la santificacin de los hombres en Cristo y la
glorificacin de Dios. En la Iglesia es en donde est depositada la plenitud de los medios de
salvacin; es en ella donde conseguimos la santidad por la gracia de Dios.
.- CATLICA, que quiere decir universal, comunidad de todos los hombres en Cristo. Todos
hemos sido invitados a esta unidad catlica del pueblo de Dios, sin distincin, privilegios ni
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2) La Iglesia es un cuerpo
El Seor espera que demos frutos, y que ese fruto sea abundante (Jn 15, 16). Pero ningn fruto
podremos dar si no permanecemos unidos a Cristo: Yo soy la vid, y ustedes las ramas; el que est
en m, y yo en l, ste produce mucho fruto; porque sin m no pueden hacer nada (Jn 15, 5). Y estar
unidos a Jess es estar unidos a la Iglesia, es ser Iglesia, que es su Cuerpo.
Debemos entonces sentir esa identificacin de Cristo con su Iglesia, que somos todos nosotros. l
nos ama tanto que nos ha hecho parte suya, por ello nos santifica y donde la Iglesia est presente,
Cristo tambin lo est.
Todos nosotros, a partir de nuestro bautismo y nuestra conversin, empezamos a formar parte de
este Cuerpo. San Pablo, en Romanos, nos dice: Pues as como nuestro cuerpo en su unidad posee
muchos miembros y no desempean todos la misma funcin, as tambin nosotros, siendo muchos,
no formamos ms que un solo cuerpo en Cristo, siendo miembros los unos de los otros (Rm 12, 45). Y, en 1 de Corintios aade: El cuerpo humano, aunque est formado por muchas partes, es un
solo cuerpo. As tambin Cristo. Y de la misma manera, todos nosotros (...) fuimos bautizados para
formar un solo cuerpo por medio de un solo Espritu (1 Co 12, 12-13).
La Iglesia es un Cuerpo, y en ese cuerpo hay una unidad y cada miembro cumple una funcin. En un
cuerpo nada sobra, todo tiene una funcin, una utilidad; todo tiene un porqu y un para que.
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comprometernos en transformarla. Jess nos lo dice: "vosotros sois la luz del mundo, vosotros sois
la sal de la tierra".
Nuestra sociedad es plural, masificada, consumista, hedonista, desigual, permisiva, individualista...
Tiende que el matrimonio se pliegue a ella, se instale en ella y acepte sus valores. Por su parte, el
matrimonio cristiano debe humanizar la sociedad y poner nuestra ilusin y nuestros valores.
d) Dimensin misionera.
Toda la Iglesia, hasta el ltimo laico, es misionera y cada uno hemos recibido el encargo de "Id por
todo el mundo y anunciad el Evangelio". Nosotros, los matrimonios y familias, como laicos hemos
elegido la vocacin de estar en el mundo, ser discpulo en el mundo, no slo en las Parroquias,
Comunidades o Grupos.
La familia es "Iglesia Domstica", evangeliza ms por lo que es que por lo que hace. Evangelizamos
y anunciamos el Reino de Dios con nuestra presencia en el mundo si imitamos a la Familia de
Nazaret. Somos iconos de Dios porque la familia cristiana habla al mundo con su amor, su vida, su
alegra, su paz, su fortaleza en el sufrimiento.
Oracin
Oh, Jess!
Aydame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya.
Inunda mi alma de tu espritu y vida.
Pentrame y aduate tan por completo de m,
que toda mi vida sea una irradiacin de la tuya.
Ilumina por mi medio y de tal manera toma posesin de m,
que cada alma con la que yo entre en contacto
pueda sentir tu presencia en mi alma.
Que al verme no me vea a m,
sino a Ti en m.
Permanece en m.
As resplandecer con tu mismo resplandor,
y que mi resplandor sirva de luz para los dems.
Mi luz toda de Ti vendr, Jess;
ni el ms leve rayo ser mo.
Sers T el que iluminars a otros por mi medio.
Sugireme la alabanza que ms te agrada,
iluminando a otros a mi alrededor.
Que no te pregone con palabras sino con mi ejemplo,
con el influjo de lo que yo lleve a cabo,
con el destello visible del amor
que mi corazn saca de Ti.
Amn.
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