Heterogeneidad Lingüística en La Vorágine
Heterogeneidad Lingüística en La Vorágine
Heterogeneidad Lingüística en La Vorágine
ISSN: 0377-628X
1.
62
63
Arturo Cova, un protagonista que encarna la figura de un poeta romntico con todas
las de ley (Chasca 1947: 76-77) representa al caballero criollo de la regin metropolitana. En
la novela, el discurso hegemnico que ostenta el protagonista entra en clara oposicin con el
de aquellos personajes que son propios de la periferia.
En este lugar de desorden se multiplican los discursos: a la enunciacin impostada de Cova, a las voces
cultas y neutras de Alicia y de don Rafo, se aaden nuevas entonaciones, las voces populares de la nia
Griselda, de la mulata Sebastiana, de Zubieta (Molloy 1987: 758)
As, el proyecto poltico de apropiacin del espacio perifrico propuesto en esta novela
parece que no incluye de la misma forma a todos los tipos humanos representados en ella. Por
ello, el presente trabajo tiene como objetivo el estudio de estas representaciones, tanto en el
plano de las valoraciones explcitas de estos (la postura ideolgica) como en el plano de su
caracterizacin discursiva (su estereotipacin lingstica). Este estudio considerar tanto las
valoraciones explcitas del narrador acerca de los tipos humanos que describe como de sus
formas lingsticas.
2.
Tanto Morales (1965) como Menton (1976) plantean que, en La vorgine, el protagonista,
Arturo Cova, emprende un viaje simblico de degradacin que lo lleva gradualmente por tres
estadios. En paralelo con la Divina Comedia de Dante, segn Menton (1976), estos tres espacios
corresponden al Paraso, al Purgatorio y al Infierno.
2.1.
El Paraso perdido
Este viaje inicia en la sierra bogotana, en donde se halla la capital del pas, que es su
centro hegemnico. En este espacio, impera la ley y el orden de las normas sociales. A pesar
de que Arturo Cova transgrede este orden establecido y debe huir, este lugar es representado
como un mundo ideal. Por ello, en ms de una ocasin, el protagonista suea con regresar a l
y vivir una vida plena y feliz, a modo de regreso al Paraso perdido.
Mi familia, realizando un antiguo proyecto, se radicara en Bogot; y aunque la severidad de mis padres
los indujera a rechazarme, les mandara a la nodriza con el pequeo los das de fiesta. Al principio se
negaran a recibirlo, mas luego, mis hermanas, curiosas, alzndolo en los brazos, exclamaran: Es el
64
Los personajes que pertenecen a este espacio son representados como prototipos de
personas civilizadas y de una clase social, sino acomodada, por lo menos dedicada al trabajo
honesto. Precisamente, el hecho de transgredir las convenciones sociales lleva a algunos de
ellos a ser expulsados del orden imperante en este mundo. Entre estos personajes, destacan
Arturo Cova, que es poeta (rasgo que es resaltado como propio de almas especiales), Alicia
(bien educada y de origen honesto) y don Rafo, quien es descrito como un hombre con un
aspecto de dignidad a pesar de haber venido a menos social y econmicamente.
Don Rafo era mayor de sesenta aos y haba sido compaero de mi padre en alguna campaa. Todava
conservaba ese aspecto de dignidad que denuncia a ciertas personas venidas a menos. La barba canosa,
los ojos tranquilos, la calva luciente, convenan a su estatura mediana, contagiosa de simpata y de
benevolencia. (Rivera 1924: 7)
Del mismo modo, otros personajes relevantes en la novela, quienes provienen de este
espacio, como Fidel Franco, Clemente Silva o Ramiro Estvanez, tambin han llegado a sufrir
una degradacin por transgredir convenciones sociales. Sin embargo, todos ellos son descritos
como personas con cualidades morales superiores. Vase, por ejemplo, la valoracin que hace
Arturo Cova de Ramiro Estvanez.
Un singular afecto me lig siempre a Ramiro Estvanez. Hubiera querido ser su hermano menor. Ningn
otro amigo logr inspirarme aquella confianza que, mantenindose dignamente sobre la esfera de lo
trivial, tiene elevado imperio en el corazn y en la inteligencia. (Rivera 1924: 123)
Es muy importante destacar que todos estos personajes utilizan formas lingsticas que
son representadas como neutrales; es decir, sin un acento especial. Los rasgos propios de su
discurso no son marcados de una manera particular en el texto. Estos corresponden a lo que se
puede denominar la norma lingstica estndar del espaol americano (Schwegler 2010: 362)4.
Precisamente, en la tradicin de la gramtica normativa, el denominado acento de
las tierras altas americanas (conservado bastante bien en algunas capitales herederas de la
influencia de la norma castellana, como la Ciudad de Mxico, la Ciudad de Guatemala, San
Jos, Bogot, Quito y Lima) es considerado el espaol que presenta una mayor correccin en
su pronunciacin. Esto se debe, en parte, a la correspondencia de la ortografa con el valor de
la pronunciacin. Pero tambin este estereotipo de que el mejor espaol en Amrica es el de las
tierras altas proviene precisamente de una larga tradicin en esta lengua de tomar al dialecto
de Castilla como modelo de prestigio.
Un ejemplo de esta concepcin aparece desde muy temprano en los testimonios de los
mismos espaoles que recin llegaban a Amrica. Vase la opinin de fray Martn de Murcia
en 1611 respecto del espaol de Lima.
El lenguaje que en ella se habla es el ms cortesano, pulido y limado que en ninguna ciudad de Espaa se
habla, de tal manera que el de Toledo, famoso y siempre celebrado, no le excede y no se hallar en esta
ciudad un vocablo tosco y que desdiga la pulideza y cortesana que le pide el lenguaje espaol. (citado
por Quesada Pacheco 2010: 17)
65
Tolima. Todas estas ciudades se ubican en la sierra colombiana, todas a ms de 1 500 metros
de altura. Su manera de hablar es no solo simplemente la de las tierras altas, sino que es
representada en la novela como la forma normal de hablar espaol. Incluso, es interesante
mencionar tambin que el cuidado y la correccin idiomtica parecen hallarse aparejadas con
la calidad moral y espiritual de sus usuarios. Esto se nota, de manera explcita, en el siguiente
pasaje que describe la relacin de amistad que una a Arturo Cova con Ramiro Estvanez.
Siempre nos veamos, nunca nos tutebamos. l era magnnimo; impulsivo, yo. l, optimista; yo,
desolado. l, virtuoso y platnico; yo, mundano y sensual. No obstante, nos acerc la desemejanza, y,
sin desviar innatas inclinaciones, nos completbamos en el espritu, poniendo yo la imaginacin, l la
filosofa. Tambin, aunque distanciados por las costumbres, nos influimos por el contraste. Pretenda
mantenerse inclume ante la seduccin de mis aventuras, pero al censurrmelas lo inundaba cierta
curiosidad, una especie de regocijo pecaminoso por los desvos de que lo hizo incapaz su temperamento,
sin dejar de reconocerles vital atractivo a las tentaciones. Creo que, por encima de sus consejos, ms de
una vez hubiera cambiado su temperancia por mis locuras. De tal suerte llegu a habituarme a comparar
nuestros pareceres, que ya en todos mis actos me preocupaba una reflexin: Qu pensar de esto, mi
amigo mental? Amaba de la vida cuanto era noble: el hogar, la patria, la fe, el trabajo, todo lo digno y lo
laudable. (Rivera 1924: 123)
66
Esta cita es significativa porque muestra, adems, la distancia que Arturo Cova
establece a travs de su discurso respecto de sus compaeros de viaje.
2.2.
Segn Menton (1976), los llanos del Oriente colombiano corresponden al espacio
de un Purgatorio dantesco. La representacin del espacio de los llanos es la de un lugar
semicivilizado. La naturaleza, por la accin de la mano del ser humano, se encuentra medio
domesticada. Esta es la imagen de la hacienda de la Maporita, lugar donde transcurre la mayor
parte del primer apartado de la novela.
Ocho das despus divisamos la fundacin de La Maporita. La laguna prxima a los corrales se doraba
al sol. Unos mastines enormes vinieron a nuestro encuentro, con ladridos desaforados, y nos dispersaron
las bestias. Frente al tranquero de la entrada, donde se asoleaba un bayetn rojo, exclam don Rafo,
empinndose en los estribos:
Alabado sea Dios! [...]
Complacidos observbamos el aseo del patio, lleno de caracuchos, siemprevivas, habanos, amapolas y
otras plantas del trpico. Alrededor de la huerta daban fresco los platanales, de hojas susurrantes y rotas,
dentro de la cerca de guadua que protega la vivienda, en cuyo caballete luca sus resplandores un pavo
real. (Rivera 1924: 10)
67
Desde el punto de vista lingstico, los personajes oriundos de los llanos utilizan
un discurso que es ajeno a la norma estndar. En la novela, estos personajes utilizan una
pronunciacin claramente propia de lo que se conoce como la variedad de las tierras bajas
(trmino que hace alusin a las costas y las comarcas de baja altura aledaas a estas). La forma
de hablar de la nia Griselda es paradigmtica de esta variedad, la cual comparten los dems
personajes oriundos del llano.
And orden la nia Griselda, buscle a don Rafo unos topochos maros pa los cabayos. Pero
primero decle al Miguel que se deje de estar echao en el chinchorro, porque no se le quitan las fiebres:
que le saque el agua a la curiara y le ponga cuidao al anzuelo, a v si los caribes se tragaron ya la
carna. Pue que haya afilao algn bagrecito. Y danos vos algo de com, que estos blancos yegan de
lejos. Venga pa ac, nia Alicia, y afljese la ropa. En este cuarto nos quearemos las dos. (Rivera 1924: 12)
68
El Infierno verde
Debido a que Alicia lo abandona para irse con Barrera, Arturo Cova siente la
obligacin de ir a encontrarla, restaurar su honor perdido y adems cobrar venganza de Barrera,
su rival. El protagonista abandona los llanos y se va internando poco a poco en los parajes de la
selva amaznica, a donde Barrera se ha llevado a su mujer. La selva constituye el espacio que
representa el Infierno dantesco, segn Seymour Menton (1976). Ingresa as al ltimo crculo
de su degradacin.
La selva se presenta como el espacio perifrico ms extremo. Ya se ha dicho muchas
veces que, simblicamente, en la novela se entabla una lucha entre el ser humano, representante
de la razn y del orden civilizado, y la selva, que encarna la irracionalidad y la barbarie. Todos
los personajes, al ingresar en este espacio, sufren una degradacin tanto fsica como moral.
Los relatos de Clemente Silva o de Ramiro Estvanez sobre las condiciones infrahumanas que
prevalecen en las caucheras son la constatacin de cmo este espacio perifrico es totalmente
hostil para los seres humanos, ya sean estos personajes del Paraso (como Arturo Cova, Fidel
Franco, Clemente Silva o Alicia), ya sean estos del Purgatorio (como Antonio Correa).
69
Este proceso de degradacin fsica y moral es expresado por Arturo Cova con estas
palabras lapidarias: Y por este proceso oh selva hemos pasado todos los que caemos en
tu vorgine (Riveras 1924: 106).
As, pues, los personajes de los espacios descritos anteriormente se deshumanizan al
entrar en contacto con la selva. Un ejemplo claro de esto es la transformacin misma que va
sufriendo precisamente Arturo Cova, quien parece llegar a perder la cordura, a causa de la
influencia de la selva. Esta deshumanizacin se expresa simblicamente cuando el mismo
personajes compara parte de su cuerpo con el caucho, que es extrado de los rboles: El
beriberi me dej la pierna dormida, insensible como el caucho (Rivera 1924: 148).
Las atrocidades que los colonos cometen en las caucheras, sin duda, son ejemplo del
grado sumo de degradacin que sufren los seres humanos en este espacio perifrico.
Por otra parte, es muy significativo que los nicos seres humanos que pertenecen
originalmente al espacio de la selva sean los indios. Estos son los habitantes primitivos de esta
localidad perifrica, los verdaderos moradores aborgenes de esta regin. Esta obvia relacin
entre la selva y los indios es enunciada en la misma novela por parte de Sebastiana, quien
reconoce que este sitio, la selva los montes es el lugar natural de los indgenas: Los
montes pa los indios, agreg la vieja (Rivera 1924: 25).
Sin embargo, como se ha dicho, los indios desempean un papel menor en la
novela. Y prcticamente nunca aparecen individualizados como personajes. Son presentados
generalmente como seres annimos.
Arturo Cova, quien asume la visin metropolitana, describe a los indios como una
casta inferior. En su primera mencin en la novela, se retrata a los guahibos como unos
salvajes, ladrones y asesinos.
Y para colmo, los indios guahibos de las costas del Guanapalo, que flechaban reses por centenares,
asaltaron la fundacin del Hatico, llevndose a las mujeres y matando a los hombres. (Rivera 1924: 16)
Ms adelante en la novela, cuando Arturo Cova entra en contacto con ellos, sus
descripciones reflejan ciertos estereotipos muy racistas acerca de los indios. Se les retrata
como primitivos (su desnudez), mansos (el buen salvaje), astutos (la malicia indgena) y
pusilnimes.
Los aborgenes del boho eran mansos, astutos, pusilnimes, y se parecan como las frutas de un mismo
rbol. Llegaron desnudos, con sus ddivas de cambures y maoco. (Rivera 1924: 58)
Del mismo modo, la descripcin de las mujeres indias refleja el desprecio de Arturo
Cova por esta etnia y su cultura.
Dos das despus aparecironse las matronas, en traje de paraso, seniles, repugnantes, batiendo al
caminar los flcidos senos, que les pendan como estropajos. Traan sobre la grea sendas taparas de
chicha mordicante, cuyos rezumos pegajosos les goteaban por las arrugas de las mejillas, con apariencia
de sudor cido. Ofrecironnos la bebida a pico de calabaza, imponiendo su hiertico gesto, y luego
rezongaron malhumoradas al ver que solo el Pipa pudo saborear el custico brebaje. (Rivera 1924: 59)
Los prejuicios y la actitud negativa de Arturo Cova hacia los indgenas no evita, sin
embargo, que considere a las indias jvenes como objetos de placer a la disposicin de los
colonos blancos, quienes no deben gastar tiempo en lisonjas para conquistarlas, sino que
solamente tienen que tomarse la molestia de correr un poco, atraparlas como a un animal
salvaje e imponrseles por la fuerza.
70
Sin duda alguna, estos estereotipos constituyen resonancias de los mitos del buen salvaje
y de la Amrica indgena como el pas de Jauja, ya esbozados desde las crnicas coloniales.
Luego, Arturo Cova, como si fuera un etngrafo, parece interesarse un poco en la
cultura indgena, pero de inmediato cae en cuenta de que tal cultura parece ni siquiera existir
y llega a la conclusin de que estos pueblos estn condenados a la extincin.
El jefe de la familia me manifestaba cierta frialdad, que se traduca en un silencio despectivo. Procuraba
yo halagarlo en distintas formas, por el deseo de que me instruyera en sus tradiciones, en sus cantos
guerreros, en sus leyendas; intiles fueron mis cortesas, porque aquellas tribus rudimentarias y nmades
no tienen dioses, ni hroes, ni patria, ni pretrito, ni futuro. (Rivera 1924: 61)
La caracterizacin de la interlengua usada por los indgenas, en este caso los guahibos,
parece ser muy artificiosa. Sin embargo, contiene ciertos estereotipos que la distinguen
claramente como una lengua mal aprendida en boca de un extranjero: a) La ausencia de
una conjugacin verbal, sustituida por gerundios (subiendo, sigundola, picuredose). b) La
ausencia de artculos (falca subiendo ro = una falca suba [por] el ro).
En la novela, aparecen otras dos muestras del supuesto espaol utilizado por los
indgenas guahibos y mapureos.
Cuao, yo querindote mucho, perro no haciendo nada, corazn contento (Rivera 1924: 55)
Djanos regresar al Orinoco. No remontes esta agua que son malditas. Arriba, caucheras y
guarniciones. Trabajo duro, gente maluca, matan los indios. (Rivera 1924: 73)
71
Estos ejemplos contienen, adems de algunos de los rasgos mencionados arriba, otros
errores gramaticales, que, como se ha dicho, vendran a confirmar la degradacin que impone
el espacio de la selva: a) Falta de concordancia entre el sujeto y el verbo, y entre el sustantivo
y el adjetivo (esta agua son malditas); b) Elisin de verbos no propiamente predicativos
(copulativos y existenciales) (corazn contento = mi corazn est contento; arriba, caucheras
= arriba hay caucheras; trabajo duro, gente maluca = hay trabajo duro y gente maluca)5;
c) Ausencia del marcador de objeto directo con seres humanos definidos (matan los indios
= matan a los indios); d) Omisin de la categora de plural (perro no haciendo nada = Los
perros no hacen nada).
En contraste con el habla claramente incorrecta de los indgenas, que mostrara su
degradacin, el espaol utilizado por el personaje del explorador y naturalista francs se
transcribe sin incorreccin alguna, como si fuera una muestra del mejor espaol estndar, a
pesar de ser este hombre un individuo que adquiri el espaol como una segunda lengua, como
se constata en la misma novela.
En lengua enrevesada sola decirme:
Maana te orientars en la direccin de aquellos luceros. Fjate bien de qu lado brilla y recuerda que
el sol sale por aqu.
Y yo le responda regocijado:
Desde ayer hice el clculo de ese rumbo, por puro instinto. (Rivera 1924: 88-89)
72
En 1854, el gobierno colombiano expide una ley que ofrece terrenos baldos a los
inmigrantes europeos y norteamericanos que deseen establecerse en el pas.
3. Conclusiones
Ciertamente, la novela La vorgine ofrece al lector un documento de denuncia de las
condiciones tan adversas en las que los compatriotas de Jos Eustasio Rivera se encontraban
a principios del siglo XX a causa del establecimiento de compaas caucheras, en una
zona geogrfica totalmente perifrica respecto de la metrpoli colombiana, la cual estaba
abandonada de la incumbencia de las autoridades gubernamentales. Esta denuncia puede ser
entendida como parte de un proyecto poltico de apropiacin de este espacio perifrico, que
busca integrarlo al resto de la nacin.
Sin embargo, el anlisis de las representaciones de los varios tipos de personajes de
acuerdo con su procedencia geogrfica y con la caracterizacin de su discurso (la variedad
lingstica que utilizan) lleva a la conclusin que no todos los grupos sociales que se
simbolizan (serranos, llaneros e indgenas) parecen estar incluidos de manera igual dentro de
este proyecto poltico.
Es especialmente significativa la comparacin de las descripciones de las condiciones
espirituales de ciertos personajes representativos de estos tres grupos para notar que son
tratados de manera muy diferente. Como se ha dicho, Ramiro Estvanez es un representante
de los serranos.
Amaba de la vida cuanto era noble: el hogar, la patria, la fe, el trabajo, todo lo digno y lo laudable. Arca
de sus parientes, viva circunscripto a su obligacin, reservndose para s los serenos goces espirituales
y conquistando de la pobreza el lujo real de ser generoso. (Rivera 1924: 123)
Por otro lado, Aquiles Vcares, el Vquiro, es un personaje tpico del grupo de los
llaneros. Es oriundo de Venezuela y su habla es propia de las tierras bajas.
El Vquiro era borracho, bizco, gangoso. Sus bigotes, enemigos del beso y la caricia, se le alborotaban,
inexpugnables, sobre la boca, en cuyo interior la caja de dientes se mova desajustada. En su mestizo
rostro peda justicia la cicatriz de algn machetazo, desde la oreja hasta la nariz. Por el escote de su
franela irrumpa del pecho un reprimido bosque de vello hirsuto, tan ingrato de emanaciones como
abundante en sudor termal. (Rivera 1924: 116)
Las cualidades espirituales de los tres grupos son concebidas de forma claramente
distinta y representan tambin diferentes grados de condicin humana. En consonancia
con este imaginario, los rasgos lingsticos del habla de estos tres grupos tambin difiere
marcadamente entre s. Los serranos utilizan el espaol neutro o norma estndar (reflejo
de la variedad de las tierras altas). Los llaneros usan una variedad dialectal mucho menos
prestigiosa, la cual es considerada una degradacin del espaol normal (la variedad de las
tierras bajas). Los indgenas manejan una interlengua basada en el espaol, pero plagada de
incorrecciones. Se trata de una jerigonza que ni siquiera llega a alcanzar el estatus de una
lengua propiamente dicha.
73
La novela busca establecer una identidad de Colombia como nacin, que incluya
claramente dentro de sus lmites la zona del Oriente amaznico. Sin embargo, este proyecto
poltico parece dejar por fuera a aquellos individuos que no coinciden con el prototipo del
criollo serrano. Los inmigrantes europeos (el sabio francs) s tienen cabida en esta Colombia,
no as tanto ni los mestizos (el Vquiro) ni los mulatos (Sebastiana) ni los indios (los guahibos),
que pasan a ser considerados entonces extraos en su propia tierra.
Notas
1.
2.
3.
4.
5.
Este parecer es compartido por los crticos de distintas pocas, como Neale-Silva (1939), Morales (1965)
y Loveluck (1987), as como por los contemporneos, como Jagdmann (2006), Donaire del Yerro (2012)
y Blanco Puentes (2012).
Las pginas de texto de La vorgine corresponden a la edicin en formato electrnico que se cita en la
bibliografa.
Tierra de promisin es el ttulo del poemario de Jos Eustasio Rivera publicado en 1921 en el que
presenta una visin idealizada de la naturaleza. Obviamente, el infierno verde hace referencia a La
vorgine.
Sobre este respecto es ilustrativo todo el captulo 18 de este libro, en especial el apartado titulado Quin
pronuncia mejor el espaol en Amrica?
La palabra maluco es un dialectalismo que en Venezuela significa malvado.
Bibliografa
Blanco Puentes, Juan Alberto. 2012. La vorgine de Jos Eustasio Rivera: Remolino
impetuoso de voces. Cuadernos del CILHA [en lnea]. 13 (1): 29-42. http://www.
scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_pdf&pid=S185296152012000100003&lng=es&nrm
=iso&tlng=es
Jagdmann, Anna Telse. 2006. Del poder y la geografa: La cartografa como fuente de
legitimacin en Colombia. Tesis doctoral: Universidad Libre de Berln.
Loveluck, Juan. 1987. Para una relectura de La vorgine. En: Ordoez, 431-436.
Menton, Seymour. 1976. La Vorgine: Circling the triangle. Hispania. 59: 418-434.
Neale-Silva, Eduardo. 1939. The factual bases of La Vorgine. PMLA. 54 (1): 316-331.
Ordoez Vila, Monserrat. 1987. La vorgine: Textos crticos. Bogot: Alianza Editorial
Colombiana.
74
Pombo, Jos Ignacio. 1800. Real orden sobre el contrabando. Comercio y contrabando en
Cartagena de Indias. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/comcontr/
comer2.htm
Quesada Pacheco, Miguel ngel. 2010. El espaol de Amrica. Cartago: Editorial Tecnolgica
de Costa Rica.