Cajigas-Rotundo La Biocolonialidad Del Poder
Cajigas-Rotundo La Biocolonialidad Del Poder
Cajigas-Rotundo La Biocolonialidad Del Poder
Bogot D.C.
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la Editorial.
NDICE
25
Walter D. Mignolo
47
Catherine Walsh
63
Ramn Grosfoguel
79
Santiago Castro-Gmez
93
Recientemente, Arturo Escobar propone un balance del proyecto latinoamericano modernidad/colonialidad, destacando sus lneas de argumentacin
generales, basadas en una crtica a la modernidad que evidencia su inherente carcter colonial (Escobar, 2003, p. 77). Escobar propone ampliar los
horizontes de este proyecto a partir de la inclusin de tres terrenos frtiles
de discusin: la perspectiva de gnero, las economas alternativas y la perspectiva de la ecologa poltica. Segn Escobar, el programa de investigacin
modernidad/colonialidad necesitara una nueva arena de discusin: el patrn
de poder colonial sobre la naturaleza. Avanzando en esta direccin, quiero
mostrar que los discursos moderno/coloniales no solamente producen subjetividades y territorialidades, sino tambin naturalezas, es decir, es posible
evidenciar una colonialidad de las naturalezas. Propongo, entonces, una
lectura de la naturaleza que, por un lado, evidencia los dispositivos poscoloniales presentes en las actuales luchas por la definicin de la biodiversidad,
y que, por el otro, escapa a las posturas que reifican y esencializan a las poblaciones locales implicadas en este conflicto. Por ello considero importante
ampliar la nocin propuesta por Anbal Quijano de colonialidad del poder,
basada slo en la articulacin de las poblaciones indias y africanas, a las
jerarquas laborales del sistema-mundo. Utilizar la nocin de biocolonialidad
del poder, para referirme a la actual produccin de la naturaleza en el marco
del capitalismo posfordista.
En este trabajo abordar el problema de la biodiversidad en el contexto
de la globalizacin hegemnica, entendida como la fase actual de una colonialidad de larga duracin. Para esto delinear una cartografa cognitiva,
utilizando como eje dos relatos que sintetizan las posiciones occidentales y
las amaznicas (organizaciones indgenas/bosquesinas1) en torno a la bio1
En la zona del sur del trapecio amaznico, en donde se centra el presente estudio, se
presentan cada vez ms asentamientos constituidos por varias etnias: ticunas, cocamas,
169
LA
170
la importancia de la visin en la mstica cristiana. Esta mirada fue secularizada y pragmatizada para los fines de expansin capitalista, y se ve reflejada
en el desarrollo de la cartografa, como mecanismo de control colonial sobre
las tierras de ultramar (Mignolo, 1995). La matematizacin de la perspectiva
permiti, as, el control sobre los espacios geogrficos coloniales y sus gentes. Lo cual supone la ubicacin intensificada de un punto de observacin
atemporal, universalizable. Segn Castro-Gmez, esta hybris del punto cero
posibilita el establecimiento de criterios jerrquicos sobre los sistemas de conocimiento endgenos de los grupos dominados.
Me refiero a una forma de conocimiento humano que eleva pretensiones de objetividad y cientificidad, partiendo del presupuesto de que el observador no forma parte
de lo observado. Esta pretensin puede ser comparada con el pecado de la hybris,
del cual hablaban los griegos, cuando los hombres queran, con arrogancia, elevarse
al estatuto de dioses. Ubicarse en el punto cero equivale a tener el poder de un Deus
absconditus que puede ver sin ser visto, es decir, que puede observar el mundo sin
tener que dar cuenta a nadie, ni siquiera a s mismo, de la legitimidad de tal observacin. Equivale, por tanto, a instituir una visin del mundo reconocida como vlida,
universal, legtima y avalada por el Estado. Por ello, el punto cero es el del comienzo
epistemolgico absoluto, pero tambin el del control econmico y social sobre el mundo.
Obedece a la necesidad que tena el Estado espaol (y luego todas las dems potencias
hegemnicas del sistema mundo) de erradicar cualquier otro sistema de creencias
que no favoreciera la visin capitalista del homo oeconomicus. Ya no podan coexistir
diferentes formas de ver el mundo, sino que haba que taxonomizarlas, conforme a
una jerarquizacin del tiempo y el espacio. Todas las dems formas de conocer son
declaradas como pertenecientes al pasado de la ciencia moderna; como doxa que
engaa los sentidos; como supersticin que obstaculiza el trnsito hacia la mayora
de edad (Castro-Gmez, 2005b, p. 63).
del capital. Contrario a lo que perseguan y persiguen los movimientos sociales ambientalistas centrados en la reformulacin radical del capitalismo,
con tal de conservar la naturaleza, esta perspectiva, agenciada por las elites
corporativas del primer mundo, reformula la naturaleza con tal de conservar
el capitalismo. La naturaleza, ahora ambientalizada, queda resignificada,
reaxiomatizada y recapturada por la lgica del capital global.2 A partir del
desarrollo de tecnologa verde sera posible mantener niveles altos de productividad y crecimiento econmico, aunque con menos contaminacin y
consumo de recursos naturales. En esta perspectiva jams se ponen en duda
los fundamentos de la productividad y el economicismo, que constituyen el
a priori de la sustentabilidad. La naturaleza es capital natural, al igual que
el trabajo es capital humano.
De otro lado, la mirada glotona que genera escasez, dados sus niveles de
consumo, ve un agotamiento de las fuentes biofsicas en el sur, agravada
por el problema de la sobrepoblacin. Las imgenes satelitales registran
progresivamente cmo las poblaciones pobres del sur destruyen los bosques
tropicales por el uso de tcnicas de agricultura tradicional, particularmente
la tumba y quema. Desde esta mirada colonial, la falta de crecimiento econmico, de educacin tecnolgica y la ausencia de planificacin social son
los factores que llevan a la degradacin ambiental del sur. Por eso, slo la
transferencia de ciencia y tecnologa y, en general, de los dispositivos del desarrollo, solucionarn realmente esta problemtica. El norte es representado,
entonces, como el lugar de la razn, la estabilidad, la limpieza, la opulencia
y la excelencia, en contraste con un triste sur, lugar de atraso, insalubridad,
violencia, tecnologas obsoletas y capital insuficiente. Frente a este sur, cada
vez ms peligroso y acechador de las fronteras de la prosperidad material
y cultural, propias de la verdadera civilizacin, se hace necesario controlar
la inmigracin y plantear una poltica de la distribucin de los riesgos ambientales. Mantener a las poblaciones del sur encerradas en sus propias
fronteras, y convertir sus territorios en un botadero de la contaminacin
industrial producida por el norte, al mismo tiempo que los recursos naturales y los conocimientos tradicionales all presentes se elevan a la categora
de patrimonio inmaterial de la humanidad, se convierte en un imperativo
biopoltico del imperio (Hardt y Negri, 2004). En los discursos hegemnicos
del desarrollo sostenible, la degradacin ambiental es causada por la pobreza
de las poblaciones del sur, pero nunca cuestionan realmente los altos niveles
de consumo del norte: el glotn slo ve su hambre, es esclavo de su ansiedad;
ha perdido la nocin de sus propios lmites (la hybris).
En este sentido, aparecen estrategias como la ecoeficiencia, que perpetan el reduccionismo propio de la visin economicista hegemnica, segn la cual, todo se soluciona con
tecnologa, ya que mediante el auge de las ciencias y tcnicas ingenieriles ambientales
sera posible producir ms con menos.
173
ECOCAPITALISMO
Y SOCIEDAD DE CONTROL
Las biotecnologas plantean la constitucin de hipercuerpos, en el sentido de que es posible modelar sus caractersticas y potencialidades; hablamos del fin de la naturaleza
orgnica del cuerpo animal humano, ya que lo orgnico pareciera ser trascendido por
lo artificial. Igualmente, hablamos de hipernaturalezas, ya que la biotecnologa tambin
presenta aplicaciones en el campo de la industria agrcola. La pretensin, en este caso, es
la de construir alimentos modificados genticamente, que respondan a ciertos vectores
de produccin biopoltica: alimentos ms resistentes a las plagas, que tengan un tiempo
mayor de durabilidad, y que provean de ms elementos a los hombres sobreexcitados.
Las grandes industrias de la alimentacin, como Monsanto, pretenden el control sobre
toda la cadena de produccin alimenticia, desde las semillas, que son transgnicas, hasta
la circulacin en los centros de abastecimiento urbanos, impidiendo la independencia y
autonoma de las poblaciones rurales.
174
LA
Y LA BIODIVERSIDAD CULTURAL
El ecocapitalismo es una manifestacin de la emergencia de un nuevo sistema de relaciones econmicas, culturales, jurdicas, polticas y sociales, que
algunos autores denominan el Imperio o la sociedad-red (Hardt y Negri, 2002,
Castells, 2000). La cibercultura, la produccin de subjetividades centradas
en el consumo, el paso de una economa fordista, basada en la produccin
de objetos, a una economa posfordista, centrada en la produccin inmaterial (conocimiento e informacin), el auge de las nuevas tecnologas, son
algunas caractersticas de este tipo de sociedad, que ha sido identificada con
la globalizacin hegemnica, es decir, con la expansin final y abismal de la
lgica del capitalismo en el espacio-tiempo mundial.
De otro lado, los estudios denominados poscoloniales, subalternos y posoccidentales, realizados desde Asia, frica y Latinoamrica entendidos no
slo como espacios geogrficos sino como lugares que activan el pensamiento
crtico-emancipador, han venido articulando una perspectiva que hace
evidente la cara colonial de la expansin capitalista y de su proyecto cultural.
Particularmente, desde Latinoamrica se realiza una crtica a la modernidad,
comprendindola como un proceso histrico de carcter colonial y de larga
duracin, que adquiere forma a partir del descubrimiento de Amrica.
La modernidad y la colonialidad son vistas como dos caras de una misma
moneda, es decir, como parte integral de un sistema, caracterizado por la
heterogeneidad estructural, que posibilita una distribucin asimtrica del
poder y se concreta en el saqueo y la sobreexplotacin de las colonias. Como
lo ha mostrado Quijano, la modernidad lleva consigo una serie de patrones
coloniales de produccin de subjetividad, articulados a partir de la idea de raza
(pureza de sangre), que posibilitaban la subordinacin tnica y epistmica de
las poblaciones subyugadas. En efecto, la colonialidad del poder operaba en
el contexto del sistema-mundo moderno/colonial a travs de la colonizacin
del imaginario de las formaciones epistmicas negras y amerindias, basadas
en los sistemas ancestrales y holistas de conocimiento.
Ahora bien, al hablar de la emergencia del Imperio o la consolidacin de
una sociedad-red que le da forma, la pregunta por la colonialidad del poder
adquiere una nueva dimensin que podra denominarse bio-colonial. Despus
de hacer un seguimiento a la formacin del ecocapitalismo que potencia la
visin glotona y voraz, a travs de los discursos del desarrollo sostenible,
abordaremos ahora la cuestin de la naturaleza y, en particular, el proyecto
de la biodiversidad, para comprender las nuevas articulaciones de la di176
creativo. En la dcada de los ochenta fue concedida una patente, por parte
de la corte suprema de los Estados Unidos, a Ananda Chakravarty, quien
trabaj sobre una variedad de bacteria del gnero pseudomonas, capaz de
analizar el petrleo crudo (Shiva, 2001). Si bien, el tema de las patentes se
remite al siglo XIX, cuando fue otorgada una patente a Louis Pasteur sobre
un tipo de levadura, a partir de este momento el campo de lo patentable ha
crecido: plantas nuevas con reproduccin asexual (1939), nuevas plantas
con reproduccin sexual (1970), mamferos transgnicos no humanos (1988),
compuestos naturales purificados, incluso del cuerpo humano (2000) (Lander, 2002, p. 76).
Sin embargo, los TRIPS no respetan aspectos como la identificacin y
territorializacin del acceso a los conocimientos tradicionales y al material
biolgico, entrando en contradiccin directa con el margen de defensa que
abren otros acuerdos internacionales, como el CDB (artculo 8J, que propende
por el reconocimiento y respeto de los conocimientos e innovaciones locales),
y con las disposiciones que pretenden garantizar la soberana nacional sobre
la biodiversidad, presentes en acuerdos andinos, como las decisiones 391
y 486 de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), as como la distribucin
equitativa de los beneficios producto del uso de la biodiversidad (Gmez-Lee,
2004). Partiendo de estos acuerdos legales (TRIPS en relacin directa con
megaproyectos jurdicos como el ALCA y el TLC), se concreta un marco para
la comercializacin de los componentes de la biodiversidad a travs de los
ttulos de propiedad intelectual. De acuerdo con estos, las industrias de la
vida (farmacuticas, empresas cosmticas, de alimentos, agroindustriales
y de energa) entran a controlar la base biolgica y ecosistmica de la reproduccin social. Hasta el momento, el 93% de las patentes ha sido otorgado a
Estados Unidos, la Unin Europea o Japn, y tan slo el 3% ha sido concedido
a pases en desarrollo (Hernndez, 1999). Es evidente la tendencia hacia la
concentracin global del poder y del conocimiento, y hacia el establecimiento
de nuevas formas (posmodernas) de colonialidad.
Los tratados imperiales sobre biodiversidad y propiedad intelectual privilegian una nocin cientificista/empresarial del saber, esto es, individual,
fragmentaria, compartimentalizada, ciberntico-mecanicista y patriarcal.
Esta formacin del saber proyecta sobre la naturaleza un conjunto de campos
analticos sobre los cuales se levantan ciertos objetos de conocimiento, que
aparecen como entidades aisladas entre s, desconociendo sus interrelaciones
(Capra, 2003). As, la tecnociencia biopoltica constituye la vida orgnica como
una mquina ciberntica. Con todo, en estos tratados no se tiene en cuenta, de
manera integral, el carcter colectivo de las formaciones de saber y sistemas
de conocimiento propios de los pueblos no occidentales. Este tipo de saberes
slo son tenidos en cuenta en la medida en que sirven como catalizadores
en las empresas de bioprospeccin y biopiratera, es decir, en la medida en
que proveen de informacin sobre el uso y la ubicacin de material biolgico
susceptible de comercializacin. De ah que en estos tratados se d un lugar
178
AMAZONAS
La regin amaznica tiene 7,8 millones de Km2, que equivalen al 60% del
territorio de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Per, Surinam y
Venezuela. Representa el 44% de la superficie de Amrica del Sur y es igual
al 73% del territorio de Europa. Su superficie equivale al 70% de todos los
bosques tropicales del mundo, concentrando aproximadamente el 60% de la
biodiversidad del planeta. Alberga el 20% del agua potable del planeta y el 10%
de la biota universal: tiene ms de 60.000 especies vegetales, 300 mamferos
4
179
180
el Plan Colombia, y el Tratado de Libre Comercio (TLC). Estos diseos globales buscan despejar el territorio amaznico de actores sociales indeseados
(lderes comunitarios, guerrillas, indgenas organizados polticamente), para
poder disponer libremente de los recursos genticos all presentes.
Sin embargo, la otra cara colonial del ltimo Dorado es el infierno verde, es decir, nuevas formas de esclavizacin y destruccin de los pueblos
indgenas. Esta metfora presenta la amazona, ya no como un lugar idlico,
pleno de riquezas naturales, sino como el lugar del asesinato, la barbarie y la
muerte, tanto para los colonizadores como para los colonizados.7 Mi tesis es
que la biocolonialidad del poder configura en la amazona nuevos infiernos
verdes, acordes con la actual fase del capitalismo global. Citar tres ejemplos
infernales: el patentamiento del yag, el relato del cortacabezas y la toma de
muestras de sangre, realizada por la Pontificia Universidad Javeriana en su
proyecto Expedicin Humana.
El ya famoso caso de la patente otorgada por el Departamento de Patentes
y Registro de Marcas de los Estados Unidos (USPTO) al ciudadano norteamericano, Loren Miller, otorgndole derechos sobre una supuesta nueva
variedad del yag descubierta por l, ser nuestro primer ejemplo infernal.
La Organizacin Indgena de la Cuenca Amaznica (COICA) solicit la suspensin de la patente en marzo de 1999, y esta solicitud fue inicialmente
aceptada, pero no porque se reconociese el yag como herencia cultural de
los pueblos indgenas o el derecho colectivo de los pueblos amaznicos sobre
sus conocimientos tradicionales. El argumento fue que la planta presentada
como nueva variedad de yag ya haba sido registrada por el departamento
de botnica de la Universidad de Michigan.8 Ante la suspensin temporal,
el seor Miller interpuso una apelacin, argumentando haber cumplido con
los requisitos exigidos por la oficina para registrar su descubrimiento como
novedad. La oficina devolvi la patente al solicitante el 17 de abril de 2001,
un plan de accin global. Este plan da continuidad a los lineamientos generales del CDB,
pero no toma en cuenta mecanismos como la Decisin 391 de la CAN (Convenio Andino
de Naciones) y sus proyectos de generar mecanismos sui generis de proteccin del conocimiento tradicional.
7
La metfora del infierno verde fue popularizada por el escritor colombiano Jos Eustasio Rivera, en su obra, La Vorgine. Esta metfora se encuentra asociada con fenmenos
particulares de la historia amaznica colombiana, como son la derrota de los empresarios
colombianos por la casa Arana en los conflictos caucheros de comienzos del siglo XX, la
peruanizacin de las regiones amaznicas y, particularmente, la esclavizacin y destruccin
de los pueblos indgenas (Palacio, 2003, p. 96). Tanto el imaginario del Dorado como la
metfora del infierno verde parecieran tener una secuencia histrica: el Dorado hace
su aparicin con las economas mineras del siglo XVII, mientras que el infierno verde
aparece con las economas caucheras de comienzos del siglo XX. Sin embargo, aqu slo
quiero evidenciar cmo estos dos imaginarios coexisten y se inscriben en prcticas poscoloniales contemporneas, emergentes en la amazona colombiana.
Segn la legislacin sobre propiedad intelectual de los Estados Unidos, un invento o descubrimiento no puede ser patentado si ha sido previamente publicado en un medio cientfico
en cualquier pas, mnimo un ao antes de la fecha en que se haya hecho la aplicacin para la patente.
181
Dentro de las culturas del yag, tambin denominado ayahuasca, natema o ambiwaska,
se encuentran los Kams (Valle del Sibundoy), los Siona (ro Putumayo), los Cofanes (ros
Putumayo, San Miguel y Guamuez), los Coreguaje (ro Orteguaza), los murui-muina (ro
Caquet), los Inganos (valle del Sibundoy) y los siona, los secoya y los ashuar (piedemonte
ecuatoriano).
10
11
182
a esferas oficiales. Segn Rosendo Ahu, presidente de la Asociacin de Cabildos Indgenas del Trapecio Amaznico (ACITAM), en carta dirigida al presidente de Colombia, lvaro Uribe, el 18 de enero de 2005:
En esta zona el pueblo indgena viene sufriendo violaciones de varias ndoles; aqu no
es la violencia y la guerra, quiero anotar que mis compaeros indgenas pescadores
desde hace aproximadamente tres aos atrs se han sentido perseguidos por alguien,
y ese alguien la gente lo ha denominado cortacabezas, y ms de un pescador en este
sector se ha escapado de esa persecucin, y por eso en estos momentos los pescadores
andan armados por seguridad y defensa personal y en grupos; mas sin embargo no ha
habido desaparecido hasta el momento; solicitamos al Estado y al gobierno nacional
para que asuma responsabilidad de hacer investigacin pertinente sobre este caso a
travs de las instancias competentes. (Cure, 2005, p. 74)12
En el trabajo de campo que realic, durante los aos 2002, 2004 y 2005, en la zona, recojo
varios testimonios acerca del cortacabezas.
183
la globalizacin (investigadores, turistas) y, en particular a lo que ellos mismos denominan una segunda mafia, es decir, en relacin con fenmenos
visibles en la zona, como el ALCA y el TLC13 (Cure, 2005, p. 105). A partir
de estos anlisis, y de mis investigaciones en la zona, quiero resaltar una
interpretacin del relato del cortacabezas, que lo sita en el contexto de las
actividades de biopiratera14 que se adelantan en la pan-amazona, centradas
en el trfico ilegal de pieles y fauna viva, plantas y, quizs tambin, rganos
humanos. No es descabellado interpretar este relato como una crtica a los
adelantos de la biomedicina en el primer mundo, centrada en la clonacin
de tejidos, transplantes de rganos y reproduccin in vitro, que posibilitan
la constitucin de lo que anteriormente se denomin hipercuerpos, as como
de la presencia militar de los Estados Unidos en la zona, a travs de la ubicacin de radares de la DEA en las inmediaciones de Leticia. El cortacabezas
actualiza, en el contexto de la biocolonialidad del poder, un nuevo infierno
verde en la amazona colombiana.
Por ltimo, dentro de este espectro de prcticas infernales cabra citar el
caso de la toma no consentida de muestras de sangre en varias comunidades
indgenas del pas, incluida la amazona, realizadas dentro del proyecto Expedicin Humana, llevado a cabo por el instituto de gentica vinculado a la
facultad de medicina de la Pontificia Universidad Javeriana. Los indgenas
no fueron informados sobre los verdaderos objetivos de tales muestras, pues
slo se les dijo que investigaban para ayudar con programas de salud (Reichel, 1999). El ex-senador, Lorenzo Muelas, denunci este hecho y lo vincul
con la posible exportacin de muestras de genes humanos hacia centros de
investigacin internacionales, lo cual recuerda el ya mencionado relato del
cortacabezas. En palabras de Lorenzo Muelas:
13
Segn uno de los testimonios: [...] se rene una serie de miedo alrededor de esas amenazas, entonces uno dice, eso de aqu, por ah dice ya est iniciando; porque si es un tratado
que es un contrato de libre comercio, pienso de que todos nosotros somos riqueza para
el pas, por qu? porque en estos momentos cuando dicen que los indgenas son los que
protegen la naturaleza, pues lgico, nosotros estamos cuidndole al Estado una riqueza
que es la biodiversidad... y si el Estado piensa disolver los resguardos, dnde van a quedar
esos recursos naturales. Lo mismo nosotros ya no tendramos un valor, el Estado hara
lo que quiera con nosotros... Si no fuera as, yo te pregunto Salima, por qu el crimen se
organiza con rganos de indgenas y no del mismo blanco?, por qu? Entonces muchas
veces por lo que uno recibe, dice oiga, verdad, es cierto entonces que el gobierno no nos
tiene una norma, una proteccin como humanos sino solamente una medio proteccin
porque nosotros formamos parte del Estado como riqueza, y los pases europeos, los pases
multimillonarios o capitalistas, pues ellos tambin estn mirando en nosotros.... y como
ahorita se est creando tanta ciencia, qu cosas no hay... en los forum nos dicen que el
sentido del TLC va dirigido a exterminarnos a nosotros... TLC es el mismo ALCA y el ALCA
es una asociacin que crean algunos pases capitalistas, especialmente Estados Unidos,
para el libre comercio de Las Amricas. Pero qu pasa, el ALCA se debilita ante la oposicin
de los pases panamaznicos, o sea nosotros... el TLC es sobre todo favorecindole a los
pases capitalistas, ms que todo a las multinacionales (Cure, 2005, p. 79).
14
184
Sentimos que las comunidades indgenas han sido engaadas, que hubo una violacin a
nuestros derechos, al obtener nuestra sangre para unos propsitos que nunca nos fueron comunicados y al hacer uso de ella en asuntos que nunca nos fueron consultados,
y para los cuales, por lo tanto, nunca otorgamos nuestro consentimiento [...] Ustedes
insisten en que no hay nada incorrecto en su proceder, que estos son procedimientos
cientficos normales, pero nosotros leemos su comportamiento en otra perspectiva
y sentimos que ha habido un irrespeto por nuestra integridad como pueblos y una
violacin de nuestros derechos como seres humanos. Pensamos que ustedes le siguen
dando continuidad a esa vieja prctica de utilizar a los indgenas como conejillos de
indias, como ratas de laboratorio. (Citado por Reichel, 1999, p. 184)
LA
DE LA ABUNDANCIA
Aqu asumo una visin general, que me permite hacer relevante en un pensamiento
amaznico bosquesino el relato de la abundancia. El cual sobresale en las interacciones
con los agentes que movilizan los discursos conservacionistas, basados en el relato de la
escasez.
16
El trmino ecosofa es empleado por Kaj Arhem (Arhem, 2004) para referirse a los saberes
que estructuran el manejo humanizado de la selva por parte de los pueblos makuna del
noroeste amaznico. El trmino filosofa de la multiplicacin de la vida lo tomo de Juan
lvaro Echeverri (Echeverri, 1993, p. 98; 1997, p. 280), y se refiere a la relacin entre palabra y reproduccin de la vida social y ecolgica de los pueblos uitoto. Luego, ecosofa de la
multiplicacin de la vida pretende ser una categora hbrida que da razn del pensamiento
amaznico.
185
Esta filosofa tiene su contexto especfico en la cosmologa y prcticas uitoto. Sin embargo,
aqu extiendo esta nocin a las sociedades bosquesinas de la zona, y particularmente a
la agenda ecopoltica de las organizaciones amaznicas (AZCAITA, ACITAM, entre otras),
dado que tambin la encuentro presente entre los bosquesinos, si bien, con las variantes
especficas de cada etnia; tambin porque la considero una herramienta conceptual que
puede dar razn y apoyar la diferencia cultural, econmica y ecolgica de estas organizaciones, en el campo de lucha por la biodiversidad.
18
19
Esta figura tiene diferentes denominaciones en las etnias amaznicas: taita, pay, nmarama, entre otros, pero en trminos generales cumple una funcin semejante en estos
186
En la ontologa amerindia amaznica cada entidad es una subjetividad, ya que la humanidad es un trasfondo inmanente a todos los seres: la gente-pez y la gente-tapir mambean,
hacen bailes rituales, cosechan, practican sus costumbres. Lo que vara es el punto de
vista que se asume activando una cierta corporalidad: devenir-jaguar, devenir-boa, devenir-espritu. La ontologa es constante, mientras que el conocimiento encarnado es variable.
Los acontecimientos dependen del punto de vista que se active, de la corporalidad que se
asuma. La cualidad subjetiva no est monopolizada por ninguna entidad en particular;
hay mltiples subjetividades, mltiples naturalezas, pero una misma condicin cultural
humanizada (Viveiros de Castro, 2002, p. 345).
21
22
Soplar es uno de los actos chamanistas por excelencia. Consiste en la exhalacin fuerte
de sustancias como el tabaco y el aguardiente sobre el cuerpo de una persona enferma o
del objeto necesitado de curacin (alimentos, herramientas, etc.). En esta accin, el chamn concentra la potencia de vida y la transmite a travs de la sustancia exhalada para
neutralizar las enfermedades o las cargas negativas presentes en el objeto.
23
Tomo aqu la distincin que hacen Hardt y Negri entre biopoltica y biopoder. La biopoltica
hace referencia al poder sobre la vida escenificado por el Imperio, mientras que el biopoder
es la capacidad de autoproduccin vital de la multitud (Hardt y Negri, 2002). En el contexto
actual y futuro de lucha por la naturaleza (agua, diversidad ecosistmica, territorios de
subsistencia) considero a las organizaciones bosquesinas amaznicas como multitud.
24
187
En la agenda poltica de este biopoder de la abundancia que las organizaciones amaznicas denominan reproducir, se sitan los siguientes aspectos y objetivos:26 la necesidad de emplear lenguajes comprensibles para los
actores locales, es decir, traducir y socializar el lenguaje especializado de las
polticas nacionales y globales de biodiversidad, rompiendo con la hegemona
de lo escrito frente a lo oral; fortalecer mecanismos como el autogobierno y la
autogestin ambiental, a travs de la figura jurdica de los resguardos, para
ejercer un control territorial autnomo frente a los actores armados y otros
actores regionales, nacionales y globales; mejorar la organizacin interna
definiendo responsabilidades, funciones y perspectivas; promover la investigacin propia para fines propios, es decir, apropiarse y establecer un dilogo
crtico con los discursos y actividades cientficas ligadas a la conservacin de
la biodiversidad, para fortalecer prcticas de manejo tradicional de los ecosistemas; apoyar la educacin propia, como mecanismo de defensa contra el
discurso dominante que promueve la homogeneizacin cultural; respetar la
diferenciacin cultural y espiritual interna de las etnias amaznicas, a travs
de la consolidacin de los planes de vida; y, por ltimo, aumentar de manera
controlada la poblacin indgena. No se trata, entonces, slo de conservar la
biodiversidad, sino tambin la cosmovisin de los pueblos amaznicos.
Otro aspecto apremiante de esta agenda es el de las polticas de proteccin y recuperacin del conocimiento tradicional.27 Como se ha dicho, para
agenda poltica de las organizaciones indgenas, y la poblacin minoritaria en la zona, es
decir, campesinos y afrodescendientes.
25
Testimonio de Claudino Prez, vocero de la mesa indgena en la Agenda Regional de Biodiversidad llevada a cabo en Leticia, junio de 2005 (grabacin magnetofnica).
26
27
188
estas culturas conocer encierra conservar para generar vida, vida humana y no-humana. El conocimiento, la palabra y las prcticas de manejo del
entorno forman parte de esta ecosofa de la multiplicacin de la vida; los
conocimientos tienen una palabra-comn, transmiten un saber heredado
desde lo ancestral, desde la organizacin que el padre-creador dej inscrita en el territorio y que ha sido actualizada por las prcticas milenarias
de las culturas amaznicas. Por eso, en el contexto de la biocolonialidad del
poder, las organizaciones bosquesinas reclaman una valoracin compleja
de la naturaleza y el conocimiento, es decir, una valoracin que no reduce
estas instancias a la lgica exclusiva del capital, sino que obedece a una
visin holista y compleja del mundo, donde territorio y conocimiento son
instancias de una multivocalidad que abarca lo humano y lo no-humano,
en busca de concretar el sueo de la abundancia. Por otra parte, las organizaciones critican el individualismo de la visin economicista occidental,
particularmente la figura de los derechos de propiedad intelectual. Critican
que el conocimiento sea propiedad privada; lo que est en direccin opuesta
a su cosmovisin. Para ellos el conocimiento es colectivo, palabra-comn
inscrita en el territorio. De ah que uno de los medios de proteccin de estas
formaciones de saber sean los derechos colectivos de propiedad intelectual,
aunque emplear esta nocin implique aceptar, hasta cierto punto, la lgica
jurdica del Imperio que se critica. Sin embargo, tienen la esperanza de que
las luchas generadas por la interaccin global de fuerzas puedan llegar a
decolonizar al Imperio, en particular en lo referente a la biodiversidad y el conocimiento tradicional.
EPLOGO:
Aqu me refiero, en trminos generales, al trabajo que vienen realizando, desde la dcada
del noventa del siglo XX, organizaciones como la fundacin Tropenbos, la fundacin Omacha-Centro de Interpretacin Nanutama (fondo del ro), y la fundacin Gaia. Las denomino
ONG integracionistas, porque manejan una poltica de integracin y compromiso real con
los bosquesinos amaznicos.
189
29
30
Por ciencias de la complejidad me refiero, sobre todo, a los trabajos de Ilya Prigogine,
Gregory Bateson, Fritjof Capra, Francisco Varela y Edgar Morin, entre otros.
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BIBLIOGRAFA
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