Borges, La Gnosis y Los Gnosticos

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BORGES, LA GNOSIS Y LOS GNSTICOS


UNA APROXIMACIN A TLN, UQBAR, ORBIS TERTIUS
w

Horacio E. Lona

os tres nombres que conforman la primera parte del ttulo del


presente artculo anuncian no slo el tema a tratar, sino tambin el problema que significa su tratamiento. Quien conoce
algo de Borges conoce tambin su aficin inveterada a las formas
ms diversas y sorprendentes de alquimia literaria, en la que personas, lugares, fechas y hechos son sometidos a un juego de ficcin y
realidad cuyo punto de referencia al final no es otro que la literatura
misma
Si se aplica lo dicho al tema anunciado, la primera reaccin es de
cautela, a la que sigue una de inseguridad. La cuestin no reside en
explicar lo que es la gnosis o en describir algunos sistemas gnsticos, sino en ver lo que Borges construye a partir de los elementos
que posee. Por esto ser necesario intentar rastrear sus fuentes, sabiendo, por otra parte, que stas no son determinantes para encontrar el camino que crea Borges en su obra literaria. Finalmente, no
hay que olvidar que el artculo es parte de un nmero de Variaciones
Borges con un eje temtico: Tln, Uqbar, Orbis Tertius, que no por
acaso es parte de un libro titulado Ficciones. Frente a estos datos es
comprensible la reaccin de cautela y de inseguridad.

Variaciones Borges 15 (2003)

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HORACIO E. LONA

Para quien se dedica en forma profesional a la literatura antigua,


todo esto significa abandonar las huellas conocidas marcadas por la
metodologa filolgica e histrica para entregarse a una tarea de
bsqueda y reconstruccin sin reglas de juego predeterminadas ni
resultados previsibles, cuyo contorno final no va a tener otra justificacin que la de ofrecer una lectura aproximativa al tema, que quiz
pueda ser til a su comprensin.
En un primer momento ponemos de relieve en forma selectiva
aquellos datos sobre el gnosticismo presentes en dos textos de Borges, que retomaremos luego en el anlisis de la narracin en cuestin. Es cierto que se podran considerar tambin otros escritos, como Los telogos, en El Aleph, pero pensamos que no aportaran
aspectos de peso en vistas al eje temtico ya mencionado1. As justificamos nuestra eleccin.
I. LA GNOSIS Y LOS GNSTICOS
1.

En Discusin, de 1932, hay dos artculos: Una vindicacin de la cbalay Una vindicacin del falso Baslides, que Borges en el prlogo de la obra presenta como resignados ejercicios de anacronismo: no restituyen el difcil pasado - operan y divagan con l. Nos
interesa el segundo de ellos.
Borges mismo narra su primer encuentro con literatura sobre la
gnosis en Ginebra a travs de no se qu libro heresiolgico en alemn, hacia 1923 que parece haber dejado en l una profunda huella: Supe tambin qu hombres desesperados y admirables fueron
los gnsticos, y conoc sus especulaciones ardientes (213)2.
1 El problema de la historia concebida como crculo o como lnea, que es el tema de
Los telogos, aparece en varios de los escritos reunidos en Historia de la eternidad
(1936). Su consideracin hubiera superado en mucho los lmites de este artculo.
2 Las otras obras que cita muestran que Borges tuvo acceso a una buena bibliografa
bsica sobre el tema: G. R. S. Mead, Fragments of a Faith Forgotten: The Gnostics, London
1900 (que conoce en la traduccin alemana: Fragmente eines verschollenen Glaubens. Skizzen ber die Gnostiker, Berlin 1902); W. Schulz, Dokumente der Gnosis, Jena 1910. Los artculos de W. Bousset publicados en la Encyclopaedia Britannica son traducciones de los

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Lo que escribe a continuacin sobre Baslides se puede verificar


con bastante precisin porque est indicada la fuente: Sigo en un
todo la notificacin de Ireneo. La somera referencia alude al primer
tomo del Adversus haereses (Contra las herejas) de Ireneo de Lyon, una
vasta polmica contra los herejes escrita entre el 180-185, que comienza con la descripcin de los sistemas gnsticos, y que en el
captulo 243-6 en unas tres pginas de extensin describe la
doctrina de Baslides.3 La existencia de este telogo alejandrino est
testimoniada por varios autores, no as el grado de objetividad de lo
que Ireneo presenta como su doctrina. As se entiende la aclaracin
de Borges a propsito de esta versin: Me consta que muchos la invalidan, pero sospecho que esta desordenada revisin de sueos difuntos puede admitir tambin la de un sueo que no sabemos si
habit en soador alguno, y el ttulo de su artculo: Una vindicacin del falso Baslides4.
Remarcamos dos elementos de inters: 1. En la cosmogona de Baslides hay un Dios desconocido en su transcendencia, del que emanan potencias subalternas que generan 365 cielos. Los das del ao
corresponden al nmero de cielos. El ltimo de estos cielos est en
poder de los ngeles, que han creado el mundo correspondiente y se
reparten la tierra y los pueblos que habitan en ella; 2. de este modo,
los gnsticos solucionan el problema del mal en el mundo, en cuanto que no se lo atribuyen al Dios transcendente, sino a las otras poque haban aparecido antes en: Pauly-Wissowa, Realencyclopdie der klassischen Altertumswissenschaften: Art. Gnosis: T. 7, Col. 1503-1533: Art. Gnostiker: T. 7 Col. 1534-1547
(Stuttgart, 1912). El fragmento publicado por Hilgenfeld (214), se refiere al libro de A.
Hilgenfeld, Die Ketzergeschichte des Urchristentums urkundlich dargestellt, Leipzig 1884.
3 Lo ms probable es que Borges se haya servido de la cmoda y muy difundida edicin en dos tomos de W. W. Harvey, Sancti Irenaei episcopi Lugdunensis Libros quinque
adversus Haereses, Cambridge 1857.
4 La investigacin actual da ms crdito a las descripciones transmitidas por Ireneo.
l mismo dependa en las Galias del material al que poda acceder, pero ste, a pesar de
su intencin polmica no carece de credibilidad. Los textos gnsticos descubiertos en
Nag-Hammadi en 1946 y publicados en los aos siguientes son 53 escritos de los
cuales 49 eran completamente desconocidos han aportado muchos nuevos detalles,
pero no han obligado a ninguna nueva orientacin en los estudios sobre la gnosis del
siglo segundo. Esto quiere decir que los resmenes utilizados por Ireneo tienen una
base fidedigna. Tambin en el caso de Baslides. Cf. Rudolph 56ss.

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HORACIO E. LONA

tencias que se han ido alejando cada vez ms de l. Pero esto no es lo


ms importante. Los gnsticos ensean la insignificancia de nuestro
mundo:
Como en los caudalosos ponientes de la llanura, el cielo es apasionado y monumental y la tierra es pobre (...) Admirable idea: el mundo
imaginado como un proceso esencialmente ftil, como un reflejo lateral y perdido de viejos episodios celestes. La creacin como hecho
casual.

El primer aspecto resume fielmente un contenido de la doctrina


de Baslides, el segundo dice algo de la interpretacin que Borges
hace de la gnosis, en la que no se limita a Baslides, sino que tambin
incluye las especulaciones de Valentino.
En el contexto de este artculo no se puede eludir la pregunta:
Qu valor tiene su interpretacin? Al responder hay que tener en
cuenta que Borges no ley los gnsticos como alguien que se dedica
al estudio de la historia de los orgenes cristianos o de la historia de
las religiones, sino como un joven intelectual con una enorme avidez
de lectura, que al mismo tiempo ya sabe de su vocacin literaria y
potica. En 1923, el ao de su primer encuentro serio con literatura
gnstica, publica tambin Fervor de Buenos Aires, su primer libro de
poesa. Por eso no hay que esperar de su lenguaje el modo de expresin del especialista sobre el tema, pero an haciendo esa salvedad
hay que reconocer la validez de su interpretacin:
el mundo imaginado como un proceso esencialmente ftil, como un
reflejo lateral y perdido de viejos episodios celestes. La creacin como hecho casual.

La gnosis, especialmente en su variante cristiana, posee un elemento revolucionario que rompe en un punto esencial con la tradicin anterior, y que consiste en la valoracin profundamente negativa del mundo y de la existencia humana.5
El aspecto revolucionario se refleja entre otras cosas en la intensidad de la polmica en su contra de parte de todos aquellos que no
5

Cf. H. Jonas, Gnosis und sptantiker Geist. I. Die mythologische Gnosis, Gttingen: 1964,
especialmente 214-251: Das revolutionre Element der Gnosis.

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podan compartir una visin semejante sobre el mundo. Esta intensidad es el ndice de que estaban en juego verdades fundamentales a
las que no se deba renunciar sin poner en peligro la consistencia de
la propia escala de valores y la capacidad de comprensin de la realidad.
Los cristianos ortodoxos6 rechazaron tanto la versin de un origen del mundo como resultado de una degradacin creciente a partir de un ncleo divino, cuanto la de un origen como la obra de un
demiurgo perverso, creador del mundo material, opuesto al Dios
ajeno y extrao a toda realidad terrestre, al Dios de Jesucristo. Afirmaciones semejantes eran para ellos una blasfemia en contra del
nico Dios, Padre de Jesucristo, creador del cielo y de la tierra.
Pero el rechazo no se dio solamente de parte de los cristianos. Plotino, un prominente representante del platonismo en el siglo tercero,
es el autor de un tratado Contra los gnsticos (Enadas 2, 9), que refleja
muy bien el repudio del pensamiento griego autntico a la concepcin gnstica del mundo. El kosmos griego es armona, orden, belleza. An un neoplatnico como Plotino, que al decir de su bigrafo
Porfirio perteneca a aquella clase de personas que se avergenzan
de existir en un cuerpo (Vida de Plotino 1, 1), reacciona con exasperacin y les echa en cara a los gnsticos insolencia y audacia (2, 9,
11), en cuanto niegan el motivo de la creacin y presentan al mundo
como producto ltimo en una escala de decadencia csmica (2, 9, 13).7
El aspecto revolucionario de la gnosis no se entiende si se ve la ve
como una aguda helenizacin (A. v. Harnack8) o como una aguda orientalizacin del cristianismo (R. Reizenstein9). Las causas son
6 Los gnsticos se consideraban tambin como telogos cristianos, no como disidentes. Las fronteras entre ortodoxia y heterodoxia se van creando paulatinamente, no
existen desde el principio.
7 Constituye una cierta paradoja histrica el hecho de que la polmica en contra de
los gnsticos representada por personajes tan diferentes como Ireneo y Plotino, muestre una cantidad de puntos convergentes en la estructura argumentativa. Este aspecto
ha sido muy bien desarrollado por N. Brox, Antignostische Polemik bei Christen und
Heiden, en Mnchener Theologische Zeitschrift 18 (1967) 265-291.
8
9

Cf. Lehrbuch der Dogmengeschichte I, Tbingen 1866, 162.

Cf. H. H. Schaeder, Studien zum antiken Synkretismus aus Iran und Griechenland (Studien der Bibliothek Warburg 7), Leipzig-Berlin 1926, 141.

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mucho ms profundas y diversificadas, y superan los lmites de una


explicacin gentica ms o menos directa. Borges no se expresa acerca del problema10, pero cuando habla de la cosmogona melodramtica de Valentino, resume bien algo del dramatismo que envuelve el origen del mundo y la situacin del hombre en l segn la versin de los gnsticos.11
2.

La segunda etapa nos lleva a una obra de Borges publicada en 1935,


es decir, pocos aos despus de Discusin. Nos referimos a la Historia
universal de la infamia. Un captulo ilustrativo de ella es la historia de
El tintorero enmascarado Hkim de Merv, el profeta velado que
morir en forma desastrosa. El prrafo dedicado a su doctrina lleva
como ttulo Los espejos abominables (327). Se trata de una hereja
con evidentes infiltraciones de las prehistorias gnsticas. El detalle
anuncia una nueva incursin en el mundo de los gnsticos, y el
anuncio se cumple. Veamos los contenidos de mayor importancia.

10 Esto nos exime de extendernos sobre el tema. Con todo puede ser til la siguiente
informacin bsica sobre la gnosis, como fenmeno religioso que nace en forma ms o
menos contempornea al cristianismo, pero que no depende en su origen de l. La palabra gnosis significa en griego conocimiento en un sentido amplio y libre de connotaciones particulares. Cuando se habla de gnosis y gnosticismo se da al trmino
un significado especfico: Es el conocimiento que obra como medio de salvacin.
Como tal, la gnosis supone una situacin de cada o perdicin, de la que el hombre
puede ser rescatado Siguiendo una valoracin negativa del mundo material y de la
existencia terrena, la existencia humana se desarrolla en esa situacin de cada, pero el
gnstico puede salvarse si llega a recordar quin es, si llega a conocer su autntico yo
espiritual. Este conocimiento no es idntico con la exhortacin socrtica Concete a ti
mismo, sino que tiene una dimensin ms profunda y dramtica, que se descubre a
partir de la cosmogona gnstica, a la que Borges se refiere. Por su pertenencia al
mundo espiritual, el gnstico ya est salvado, pero se encuentra en una situacin de
olvido o de somnolencia: ha cado en el mundo ajeno a su ser, y por ello tambin alienante. Por eso necesita al redentor gnstico para que le transmita el mensaje de salvacin, le recuerde su dignidad original, lo despierte del sueo
11 Cf. H. Jonas, The Gnostic Religion. The Message of the alien God and the Beginnings of
Christianity, Boston 1963, especialmente 48-99: Gnostic Imagery and Symbolic Language.

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En el principio de la cosmogona de Hkim hay un Dios espectral.


Esa divinidad carece majestuosamente de origen, as como de nombre y de cara. Es un Dios inmutable, pero su imagen proyect nueve
sombras que, condescendiendo a la accin, dotaron y presidieron un
primer cielo. De esa primera corona demirgica procedi una segunda, tambin con ngeles, potestades y tronos, y stos fundaron
otro cielo ms abajo, que era el duplicado simtrico del inicial. Ese
segundo conclave se vio reproducido en uno terciario y se en otro
inferior, y as hasta 999. El seor del cielo del fondo es el que rige sombras de sombras de otras sombras - y su fraccin de divinidad
tiende a cero.

Borges adjudica a su criatura literaria una cosmogona de rasgos


propios de un gnosticismo clsico. Al Dios supremo no se lo puede nombrar porque carece de nombre, ni ver, porque carece de cara.
En su transcendencia que no admite cambio hay, con todo, una actividad inesperada, en cuanto que proyecta nueve sombras - siendo l
mismo un Dios espectral. Ya se prev lo que se afirma al final: son
sombras de sombras. Es, de algn modo, lgico pensar que estas
sombras slo pudieron condescender a la accin de la que va a
surgir un primer cielo. Siguiendo la extraa fuerza gentica de las
sombras van naciendo otros cielos hasta llegar a 999. Desde el punto
de vista matemtico el proceso se ha repetido 111 veces a partir de
las primeras nueve sombras, pero si se tiene en cuenta que son sombras que reflejan a un Dios espectral, entonces no es sorprendente
que la fraccin de divinidad del seor que rige el ltimo cielo tienda
a cero.
No es difcil adivinar que la cosmogona de Hkim se inspira en el
modelo de la de Baslides. La lectura de Ireneo que sirvi de base a
Una vindicacin del falso Baslides da su primer fruto en el campo
de la literatura fantstica dentro de la obra de Borges. El juego con
los nmeros ya no son solamente 365 cielos, sino 999 es tambin tpico en las especulaciones gnsticas12. Lo fundamental es que
12 Algunos ejemplos tomados del Adversus Haereses: los 30 aos de la vida de Jess
antes de su actividad pblica (Lc 3, 23), representan los 30 eones que constituyen el
plroma de la divinidad (Adv. Haer. 1, 3, 1); combinando la historia de la mujer que
pierde una de las diez dracmas que posee (Lc 15, 8-10) y la del pastor que pierde una de

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en ambas cosmogonas el mundo de la experiencia es el resultado


ltimo y por ello de degradacin extrema, en el largo proceso de
alejamiento de un origen divino que determina su origen.
Tambin el motivo de la sombra est documentado en la cosmogona gnstica. Segn la Pistis Sophia13, un libro gnstico en el
que la Sabidura aparece personificada interviniendo en el origen
del mundo, el caos inicial nace de una sombra, y esta sombra nace a
su vez de una obra anterior, que no es otra que la obra de la Sabidura que quiso hacer una imagen de la luz ya existente, pero se equivoc en su intento. En lugar de lograr la imagen de la luz, hizo una
sombra. Al fin del proceso que nace como fruto de un error, la sombra se convierte en materia, es decir, en el mundo de la experiencia.
Las breves afirmaciones que siguen a la descripcin de la cosmogona citada sacan las consecuencias del hecho:
La tierra que habitamos es un error, una incompetente parodia.
La tierra es el cielo del fondoel ltimo despus de 999 reflejos
que han ido debilitando al espectro inicial. La falta de consistencia
del punto de partida se ha potenciado tomando la forma del error,
de la incompetente parodia, en la que el reflejo solamente distorsiona.
En la terminologa gnstica el plroma es la plenitud de la divinidad. El mismo trmino puede designar tambin a su opuesto ms
radical: al mundo mismo como plroma de la maldad (Corpus

las cien ovejas (Lc 15, 4-7) - en una matemtica poco convincente - se llega al nmero 99
que corresponde al valor matemtico de la palabra amn en griego (Adv. Haer. 1, 16,
1); uniendo los elementos que conforman al plroma se obtiene el nmero 888, y ste es
el valor del nombre de Jess en griego (Adv. Haer. 1, 15, 2). Los ejemplos se pueden
multiplicar.
13 Si es que Borges no conoca el dato por el libro de W. Schulz o por los artculos de
W. Bousset ya citados (cf. supra), pudo haber tenido acceso directo al tema en la edicin de la Pistis Sophia publicada por C. Schmidt, Koptisch-gnostische Schriften I, Berlin
1905.

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hermeticum 6, 4), en cuanto que es el lugar del engao (13, 1), de la


luz tenebrosa 14 (1, 28).
Los espejos y la paternidad son abominables, porque la multiplican y
afirman.
La frase se refiere a la tierra que habitamos. Los espejos son la
forma ms simple de multiplicacin de la tierra, en cuanto que simplemente la reflejan una o infinitas veces y le dan as una nueva
forma de existencia. La paternidad es la afirmacin contundente del
valor del mundo por parte de aquellos que engendran a un hijo, en
cuanto que de este modo ellos expresan su aceptacin de la realidad
mundana y su voluntad de perpetuarse en ella.
Ambos, los espejos y la paternidad, no merecen en s mismos el
adjetivo de abominables. En un caso se trata de un testimonio artesanal-cultural, en otro de una realidad ligada a la sexualidad humana. Se convierten en abominables por su referencia al mundo del
error y la distorsin que ellos multiplican y afirman.
El tema del espejo aparece en los escritos gnsticos, pero no como
simple medio para multiplicar una realidad existente, sino con una
funcin mucho ms decisiva. En el Poimandres (14), el primero de los
tratados del Corpus Hermeticum, el hombre primordial se enamora
de la propia imagen reflejada en el agua, dando origen as al componente mortal de la naturaleza humana. El reflejo tiene aqu una
consecuencia fatal. En la Cancin de la perla15 el reflejo significa la
salvacin. Cuando el gnstico, que ha olvidado su dignidad, contempla su imagen en un espejo, vestido ahora con un vestido deslumbrante, se reconoce y recupera su identidad.16
14 El audaz oxmoron es una de las tantas pruebas de la riqueza lingstica de los
gnsticos. Lo revolucionario de sus ideas tiene como eco la originalidad del lenguaje.
15
16

Transmitida en las Actas de Toms (cap. 112).

Es poco probable que el tema del espejo tenga aqu una inspiracin gnstica. Todo
el prrafo que nos interesa lleva el ttulo Los espejos abominables, y esto mismo
muestra el sello de un tema tpico de Borges, quiz con una raz biogrfica. Cf. Los
espejos velados (El hacedor): Yo conoc de chico ese horror de una duplicacin o multiplicacin espectral de la realidad, pero ante los grandes espejos; Los espejos (El
Hacedor): Yo que sent el horror de los espejos; Al espejo (El oro de los tigres): El

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HORACIO E. LONA

En el primer tomo del Adversus Haereses utilizado por Borges para


escribir sobre Baslides, Ireneo polemiza contra la actitud de los
gnsticos en la cuestin de la procreacin. Saturnino de Antioqua
sostena que el casamiento y la procreacin son obra de Satans.17
Este Saturnino aparece junto con Marcin como aquellos que inician
el movimiento de los encratitas, que exige la renuncia al matrimonio. A estos se agrega Taciano que consideraba al matrimonio como
una forma de corrupcin y fornicacin.18 La condenacin de la procreacin est fundamentada en el carcter profundamente deficitario
de este mundo, que no merece ningn tipo de apoyo. El repudio se
expresa en la voluntad de no perpetuar el gnero humano.
El asco es la virtud fundamental.
La categrica afirmacin define la actitud del gnstico frente al
mundo y a los otros hombres que no pertenecen a su categora. Ellos
son los elegidos, que saben de su origen espiritual y por lo tanto saben tambin que son extraos al mundo del error y la materia. As
mismo se distinguen de los hombres materiales o corpreos,
que pertenecen irremediable- mente a esta realidad cada. Con respecto a los hombres psquicos o naturales la distancia no es tan
abismal, porque se les adjudica an la capacidad de llegar al mundo
del espritu y de la gnosis redentora, pero de todos modos el gnstico permanece aislado en su soledad espiritual.19 El asco es la expresin de la repulsin de lo ajeno y deformado.

hecho de no verte y de saberte / Te agrega horror, cosa de magia que osas / Multiplicar
la cifra de las cosas / Que somos y que abarcan nuestra suerte. Estos pocos ejemplos
estn sacados de cuentos y poesas que nombran al espejo en su ttulo. El tema aparece
con mucha frecuencia, por lo menos como detalle significativo, en otros textos de Borges.
17

Cf. Adv. Haer. 1, 24, 2: Nubere autem et generare a Satana dicunt esse.

18

Cf. Adv. Haer. 1, 28, 1: Nuptias autem corruptelas et fornicationes similiter ut Marcion et Saturninus dicens
19

Sobre las tres categoras de hombres, Cf. Adv. Haer. 1, 6, 1; 1, 7, 5; 1, 8, 3 etc.

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Dos disciplinas (...) pueden conducirnos a ella [i.e. a la virtud fundamental del asco]: la abstinencia y el desenfreno, el ejercicio de la carne o
su castidad.
Borges asume un aspecto testimoniado con frecuencia en la literatura heresiolgica, que contrapone dos actitudes diferentes en las
que se refleja en forma igualmente lgica el rechazo del mundo. La
abstinencia es un modo de rechazo por medio de la distancia y la
renuncia. El gnstico no tiene nada que ver con esta realidad y por
ello se abstiene de ella, no la usa en ninguna de las posibilidades
que le brindan la existencia mundana, especialmente en el ejercicio
de la sexualidad. El otro modo de rechazo es el del desenfreno como
declaracin de libertad de todas las normas que rigen en este mundo. Al situarse ostentativamente ms all del bien y del mal, el
gnstico est ms all de la transgresin, que supone siempre pasar
un lmite. Su no pertenencia al mundo y a sus lmites no puede encontrar una expresin ms coherente.
Es significativo que tambin Ireneo trate el libertinaje gnstico
inmediatamente despus de su prrafo sobre los encratitas en Adv.
Haer. 1, 28, 1-2, y que lo haga justamente a propsito de Baslides y
Carpcrates: Ellos han sido los que han promovido las relaciones
sexuales indiscriminadas y las repetidas uniones matrimoniales
(indifferentes coitus et multas nuptias induxerunt).20
20 Ireneo hace acusaciones semejantes tambin en Adv. Haer 1, 6, 3-4. Los extremos
del desenfreno y la abstinencia cuadran bien con la actitud de los gnsticos frente a la
realidad del mundo material. Otros heresilogos son mucho ms drsticos y detallados
que Ireneo en la descripcin de los excesos sexuales practicados en las comunidades
gnsticas. Epifanio de Slamis (ca. 315-403) ofrece una vvida descripcin de aberraciones sexuales, incluyendo una celebracin que bien puede denominarse una misa negra, y cita las afirmaciones con las que los gnsticas fundamentaban estas prcticas
(Cf. Panarion 25, 2, 1-26, 13, 7). Con todo, no hay que olvidar que la acusacin de desviacin sexual ha sido siempre un instrumento eficaz en la polmica contra opositores
y disidentes. Los textos de Nag-Hammadi -que fueron escritos por los gnsticos mismos y no por los que luchaban para rebatirlos- no dejan entrever ninguna forma de
praxis libertina. Han ocultado estos gnsticos una realidad vergonzosa, o han sido
vctimas de la aplicacin rigurosa de un lugar comn en la controversia ideolgica y
religiosa? La cuestin no ha sido resuelta, pero hay que tenerla en cuenta para no hacer
una lectura ingenua de la historia del gnosticismo. Borges no tena ningn motivo para

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HORACIO E. LONA

En El tintorero enmascarado Hkim de Merv Borges utiliza


elementos doctrinales gnsticos que ya haba desarrollado en su artculo sobre Baslides. A estos se agregan otros que conciernen a la
actitud del gnstico frente al mundo. Lo que escribe coincide fundamentalmente con los datos transmitidos por Ireneo en el primer
tomo de su Adversus Haereses, pero estos estaban tambin desarrollados en las obras clsicas que dice haber consultado.
Quien anuncia esta doctrina, el tintorero enmascarado Hkim, es
un personaje que se proclama profeta del Islam, encuentra la adhesin de muchos fieles que confiesan su virtud sobrenatural, llega a
gobernar sobre varias ciudades, pero al final, enfrentado con el representante de la ortodoxia religiosa, es literalmente desenmascarado y puesto en evidencia como un leproso con un rostro horrorosamente deformado. Sus ltimas palabras son el intento de un engao final, pero sin xito. Ah mismo lo matan.
En realidad, Hkim no es ningn profeta, ni siquiera un gnstico
en serio, sino un impostor de talento que no desentona en la galera
de exponentes de una historia universal de la infamia.
Cul es entonces la funcin del material gnstico utilizado en la
narracin? La primera y ms importante es la de explicar la situacin de Hkim como hereje. Pareciera que el camino que lo lleva all
no es el resultado de una opcin teolgica bien definida, ni tampoco
el fruto de una experiencia religiosa. El profeta hubiera seguido gozando de la tolerancia del Islam en cuestiones de ortodoxia, pero
sus partidarios, sus victorias y la clera pblica del Jalifa (...) lo obligaron a la hereja (327). La gnosis interviene aqu para dar contenido a la hereja que lleva al conflicto con la autoridad religiosa, y
Borges la presenta haciendo algunas variaciones sobre la cosmogona de Baslides.
La segunda funcin es la concretizar el mensaje del hereje sacando
las consecuencias de la cosmogona con ayuda de afirmaciones tpicas de los gnsticos. Dado que stas se refieren a actitudes frente a la
realidad, hay que suponer que el profeta velado tambin las hizo
plantearse la pregunta. El problema se ha visto con claridad desde que comenzaron a
publicarse los textos de Nag-Hammadi a partir de 1955.

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propias, pero solamente en un caso se alude a su concrecin: el desenfreno sexual. El profeta vive en un ambiente peculiar, propicio a
ello: Era estudioso de la meditacin y la paz: un harem de 114 mujeres ciegas trataba de aplacar las necesidades de su cuerpo divino.
Es importante remarcar que la cosmogona gnstica forma una
unidad textual, que como tal est incluida en el todo narrativo, es
decir, formando una parte del todo, pero sin influir en la estructura
narrativa. La cuestin es diferente cuando elementos gnsticos conforman la base de la ficcin literaria.
II. GNOSIS Y FICCIN LITERARIA
Tln, Uqbar, Orbis Tertius es un buen ejemplo del significado de
la gnosis en la obra de Borges. Con significado no aludimos a una
definicin o a una forma de comprensin del fenmeno, sino a la
significacin de la gnosis como hecho literario en la creacin literaria
de Borges.
Para evitar seguir haciendo afirmaciones que exigiran una explicacin ulterior -que probablemente no aclarara mucho las cosaspreferimos destacar los elementos de tenor gnstico presentes aqu y
all en la narracin. La tarea es semejante a la de quien se pone armar un complicado rompecabezas, que es tan difcil porque no se
conoce la figura a reconstruir. El resultado final decidir sobre su
valor.
El material narrativo est estructurado como un trptico de ambientes muy diferentes, unidos por la presencia del sujeto que narra,
que es a todas luces Borges mismo.
1.

Ya en la primera escena encontramos un tema conocido. En un ambiente completamente lejano del clima del gnosticismo antiguo Borges se encuentra en una quinta de la calle Gaona, en Ramos Meja, y discute con Bioy Casares sobre la ejecucin de una novela en
primera persona-, espera al lector, como de paso, la primera reminiscencia gnstica. El espejo al fondo del corredor de la casa los
espejos tienen algo de monstruoso le recuerda a Bioy Casares la

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HORACIO E. LONA

declaracin de uno de los heresiarcas de Uqbar, de que los espejos y la cpula son abominables, porque multiplican el nmero de
los hombres (431). La frase es remarcable porque el heresiarca de
Uqbar repite casi literalmente una de las afirmaciones doctrinales
del tintorero enmascarado Hkim: Los espejos y la paternidad son
abominables, porque la multiplican y afirman.
El artculo sobre Uqbar del volumen 26 de la Anglo-American Cyclopaedia, que Bioy Casares le transmite a Borges en una llamada
desde Buenos Aires, aade un nuevo elemento al cuadro. En la nueva versin, la semejanza con la frase de Hkim es an mayor que en
la cita de memoria de Bioy Casares: Para uno de estos gnsticos, el
visible universo era una ilusin o (ms precisamente) un sofisma.
Los espejos y la paternidad son abominables (mirrors and fatherhood
are hateful) por que lo multiplican y lo divulgan (432).
Aqu nos interesa la primera parte de la cita: el universo visible
como ilusin o sofisma. Estos gnsticos procedentes de un lugar
como Uqbar, que se resiste a una ubicacin precisa en el espacio,
buscaron amparo en las islas cuando fueron perseguidos.21 Si ya antes las fronteras de Uqbar estaban delimitadas por nebulosos puntos de referencia, la cosa se vuelve ahora an ms imprecisa. Cuando los gnsticos de Uqbar abandonan el continente y se refugian en
las islas, se establecen en el lugar de la utopa sea permitido el
oxmoron, es decir, de la negacin del espacio mundano real.
Su relacin conflictiva con el espacio est confirmada por su actividad literaria. Se dedican a la literatura fantstica y escriben historias no referidas a la realidad sino a las dos regiones imaginarias de
Mlejnas y de Tln.
La obra literaria testimonia en forma magnfica el estrecho lazo
que une el modo de vida de estos hombres con su concepcin sobre
el universo visible. As como el mundo no es para ellos sino una ilusin inconsistente, as tambin ellos no parecen estar unidos a l por
ningn vnculo geogrfico que permita detectarlos en el espacio, y
todo esto tiene su concrecin en la literatura fantstica que produ21 Borges cita al respecto la obra de Johannes Valentinus Andre, Lesbare und Lesenswerthe Bemerkungen ber das Land Ukkbar in Klein-Asien, 1641. Volveremos ms tarde
sobre este personaje y su obra literaria.

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BORGES, LA GNOSIS Y LOS GNSTICOS

139

cen: en las historias sobre regiones imaginarias. El rechazo del mundo real se articula como rechazo del espacio, y ellos mismos encarnan ese rechazo por el lugar utpico que ocupan y por la literatura que producen.
Como al final del prrafo dedicado al tintorero enmascarado
Hkim, nos preguntamos por la funcin del material gnstico utilizado. Desde un punto de vista cuantitativo es mucho ms reducido
que en la narracin anterior, pero esto no es lo fundamental. Su funcin se desarrolla a un nivel muy distinto. Los gnsticos de Uqbar
habitan este mundo sin pertenecer a l, a juzgar por la indeterminacin de su lugar geogrfico. Lo importante es que ellos mismos se
vuelven demiurgos en cuanto creadores de historias que se desarrollan en regiones imaginarias. Su poder creativo es su imaginacin.
La doctrina de los 365 cielos de un gnstico del siglo segundo
llamado Baslides, que la haba anunciado para manifestar su repudio frente a este mundo degradado, se convierte en paradigma de
produccin literaria para estos casi extra-terrestres de Uqbar, como haba ocurrido antes a propsito de los 999 cielos de Hkim. Es
verdad de que hay una alusin a la abstinencia sexual - la afirmacin sobre los espejos y la paternidad -, pero sta queda aislada y ya
nada se dice sobre otras actitudes de rechazo del mundo. La gnosis
es el modelo de la literatura fantstica.
2.

La segunda parte de la narracin de Borges tiene como centro temtico el descubrimiento del tomo undcimo de la Primera Enciclopedia
de Tln. El paso de una enciclopedia a otra de la Anglo-American
Cyclopaedia con su artculo sobre Uqbar en el tomo 26, a la Primera
Enciclopedia de Tln es el paso de este mundo a un mundo definitivamente fantstico. Este mundo es un invento, una proyeccin de
muchos en el marco de un pantesmo idealista. Aunque algunas de
las escuelas en este planeta hayan llegado a negar el tiempo,
reduciendo la vida al recuerdo o reflejo crepuscular, y sin duda
falseado y mutilado, de un proceso irrecuperable (437), con todo, el
orden all es sucesivo, temporal, no espacial (435). Dado que el
mundo no es el concurso de objetos en el espacio, sino una serie
heterognea de actos independientes, el lenguaje no tiene

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gnea de actos independientes, el lenguaje no tiene necesidad de


sustantivos. En lugar de luna, hay un verbo con el sentido de lunecer
o lunar. Hacen metafsica, pero consideran a la metafsica como una
rama de la literatura fantstica (poda ser de otra forma?), que no
busca la verdad, sino el asombro. Por doquiera se plantea el problema de lo uno y lo mltiple, aunque en realidad el problema ya est
resuelto antes de ser planteado. Si el sujeto del conocimiento es uno
y eterno (439), al final todo se reduce a este mismo sujeto, capaz de
modificar el pasado, de cuya memoria depende la consistencia de
las cosas. Es clsico el ejemplo de un umbral que perdur mientras
lo visitaba un mendigo y se perdi de vista a su muerte (440).
En este derroche de fantasa propio de Tln, son pocos los elementos gnsticos presentes, y ninguno de ellos juega un papel significativo. Son detalles que enriquecen el conjunto. As la conviccin de
una de las escuelas de Tln de que la historia del universo -y en
ellas nuestras vidas y el ms tenue detalle de nuestras vidas- es la
escritura que produce un dios subalterno para entenderse con un
demonio (437). Un dios subalterno responsable de la historia del
universo, que busca entenderse con un demonio, es un motivo gnstico, pero eso de que su obra es la produccin de escritura, es decir,
la literatura, concuerda mucho ms con el clima fantstico de Tln
que con alguna escuela gnstica. El valor marginal del dato se revela
en su origen: no es otra cosa que una opinin ms.
Al mismo nivel se mueve la opinin de otra escuela de Tln que
niega el tiempo: Razona que el presente es indefinido, que el futuro
no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no
tiene realidad sino como recuerdo presente (436s.). Hay textos
gnsticos que se pueden entender como negacin del tiempo, como
las palabras que Clemente de Alejandra adjudica a Valentino, cuando ste se dirige a sus adeptos: Ustedes son desde el principio inmortales e hijo de la vida eterna (Stromata 4, 89, 2). En cuanto que la
salvacin en el mundo atae al ncleo espiritual del gnstico que
lo constituye hay una realidad en l que supera el lmite de lo
temporal, aunque en su existencia terrena tenga que hacer la experiencia del tiempo.
El punto de contacto es ms aparente que real. No slo porque se
trata de una opinin de escuela, sino porque el problema del tiempo

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en Tln concierne a la necesaria referencia al presente del sujeto que


piensa su futuro o su pasado, sin que est en juego para nada el problema de la salvacin en el tiempo que es al mismo tiempo salvacin del tiempo, como es en el caso de los valentinianos.22
Los juegos fantsticos de los habitantes de Uqbar se han independizado de su sujeto, y se han materializado en la primera enciclopedia de Tln, sobre cuyos autores slo se pueden hacer conjeturas
(434). Comn con los gnsticos de antao es el deleite por lo utpico
y fantstico, pero libre de dramatismos y anuncios de salvacin. Y
ste es el punto decisivo: sin estos elementos el vnculo entre la gnosis y la enciclopedia de Tln se torna meramente formal y prescindible. Cualquier otro modelo utpico podra suplirlo sin que esto tuviera alguna consecuencia en la estructura narrativa. La alusin a un
brave new world sin nombrar a Huxley confirma lo dicho.
3.

La ltima parte del trptico narrativo no posee ningn elemento


gnstico. Aparentemente nos devuelve al mismo ambiente de normalidad de la primera escena. La historia es tan normal que el yo
narrativo del autor se despide al final desde un tranquilo hotel de
Adrogu.
Las apariencias engaan. Aqu no hay nada que sea normal. Se
trata ms bien de un juego sutil entre el autor narrativo de los
hechos el Borges de la ficcin y el lector real, en el que ste es
llevado de una sorpresa a la otra, hasta encontrar por fin la paz en el
hotel de Adrogu, junto con Borges.
La cosa comienza con la fecha de la posdata de 1947, que aparece
ya cuando el cuento fue publicado por primera vez en 1940.23 El or22 Cf. H.-C. Puech, En qute de la Gnose I. La Gnose et le temps, Paris 1978, especialmente p. 215-270: La Gnose et le temps.
23 Cuando el cuento apareci por primera vez, en la revista Sur, el comienzo de la
posdata era otro: Reproduzco el artculo anterior tal como apareci en el nmero 68 de
SUR tapas verde jade, mayo de 1940 sin otra.... Cuando la narracin apareci en
Antologa de la literatura fantstica (el mismo ao), la referencia no era a Sur, sino a la
Antologa de la literatura fantstica. A partir de 1947, cuando el tiempo alcanza y deja
atrs a la narracin, no hay ms cambios y la referencia queda como existe ahora. El

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den cronolgico es tan importante que anotamos las fechas indicadas, resumiendo los hechos ms importantes en torno a cada fecha.
1940. Publicacin de las dos primeras partes de la narracin en
Sur o bien Antologa de la literatura fantstica.
1941. Descubrimiento de una carta que elucida enteramente el
misterio de Tln: a comienzos del siglo XVII una sociedad secreta en
Lucerna o Londres decidi inventar un pas.24 En 1824 la idea fue
ampliada a un planeta, y as comenz la elaboracin de una enciclopedia metdica del planeta ilusorio. En 1914 la sociedad remiti a
los 300 colaboradores el ltimo de los 40 tomos que comprende la
Primera Enciclopedia de Tln. En la revisin de la obra, el mundo ilujardn de senderos que se bifurcan apareci originariamente como libro separado en 1941,
y se incorpor a la primera edicin de Ficciones en 1944. El orden de las publicaciones
de Tln, Uqbar, Orbis Tertius es el siguiente: 1. Sur, mayo de 1940; 2. Antologa de la
literatura fantstica, 1940; 3. El jardn de senderos que se bifurcan, 1941; 4. Ficciones, 1944.
24

De esa primera poca data el curioso libro de Andre (440). Se trata de la citada
obra de Johannes Valentinus Andre, Lesbare und Lesenswerthe Bemerkungen ber das
Land Ukkbar in Klein-Asien, 1641. Andre (nacido el 17 de agosto de 1586 en Herrenberg,
y fallecido en Stuttgart el 27 de junio de 1654) era un telogo pietista luterano, de vasta
cultura, autor de libros edificantes, pero tambin de obras satricas y utpicas. Lgicamente nunca escribi nada sobre Uqbar ni Ukkbar, pero s una utopa social con el ttulo: Reipublicae christianopolitanae descriptio (1619), inspirada en la Civitas Soli de T. Campanella. La Cristianpolis est ubicada en una isla llamada Caphar Salama (El
pueblo de la paz), y tiene una estructura rectangular marcada por cuatro torres. El
plano que acompaa a la publicacin hace ver el orden matemtico que determina la
arquitectura. La nueva alusin a Andre tiene que ver con otros dos libros: Fama fraternitatis oder Entdeckung der Brderschaft des lblichen Ordens des Rosen Kreutzes, Kassel
1614; Confessio Fraternitatis Rosae Crucis, Kassel 1615. Andre no es el fundador de los
Rosacruces, pero es el que aporta el nombre y la idea de una fraternidad que debe
actuar para reformar la sociedad. Para Andre el ideal era la recristianizacin de la sociedad por la influencia de un humanismo cristiano, pero pronto se distanci del proyecto por los malentendidos que surgieron al querer realizarlo. Los Rosacruces del
siglo XVII y XVIII mantienen el ideal de una sabidura universal (Pansofa), pero los
contenidos cristianos se vuelven cada vez ms irrelevantes. El cuento de Borges habla
de una perseguida fraternidad (440), lo cual hace pensar que conoca tanto algo sobre
la obra utpica de Andre cuanto sobre el libro sobre la fraternidad de la rosacruz. Hay
que tener en cuenta que, adems de la informacin transmitida en muchas enciclopedias, los aqu citados libros de Andre eran y siguen siendo obras de fcil acceso en
libreras europeas. Sobre Andre, su obra literaria y el transfondo cultural Cf. R. van
Dlmen, Die Utopie einer christlichen Gesellschaft. Andreae, Johann Valentin (1586-1654),
Stuttgart-Bad Cannstatt 1978.

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sorio recibe el nombre de Orbis Tertius (del tomo undcimo de esta


obra fueron referidos algunos contenidos en el prrafo anterior).
1942. Aparecen los primeros indicios de la intrusin del mundo fantstico en el mundo real (441). El primero es el descubrimiento de una brjula proveniente de Tln en un departamento de la calle Laprida, en la vajilla de plata que la princesa de Faucigny Lucinge haba recibido de Poitiers. Ese mismo ao, pocos meses despus,
en el ambiente estrafalario de una pulpera con catres crujientes y un
borracho que canta siempre la misma milonga, el narrador, que es
testigo de los hechos, encuentra un cono pequeo y muy pesado,
hecho de un metal que no es de este mundo (442), imagen de la
divinidad en ciertas religiones de Tln.
1944. En una biblioteca de Memphis se descubren los 40 volmenes de la Primera Enciclopedia de Tln, pero en una edicin corregida con el objeto de exhibir un mundo que no sea demasiado incompatible con el mundo real. A partir de esta fecha los hechos se
suceden con una rapidez vertiginosa: reimpresiones autorizadas y
pirticas de la Enciclopedia abarrotan la tierra; la realidad cede en
ms de un punto, en cuanto que la humanidad se somete a Tln, el
ideal del planeta ordenado. En el presente, el contacto y el hbito
de Tln han desintegrado este mundo (443). La historia armnica
de Tln ha reemplazado a la historia del mundo real: un pasado
ficticio ocupa el sitio de otro, del que nada sabemos con certidumbre
-ni siquiera que es falso; las disciplinas cientficas, como la numismtica, la farmacologa y la arqueologa, han sido reformadas y
otras, como la biologa y las matemticas, van a serlo. Una dispersa
dinasta de solitarios ha cambiado la faz del mundo. Los prximos
cien aos vern el descubrimiento de cien tomos de la Segunda Enciclopedia de Tln. Los idiomas como el ingls, el francs y el espaol, desaparecern. Del hecho habra que deducir que el planeta ilusorio se ha apoderado totalmente de nuestro pobre planeta, o est a
punto de hacerlo. El mundo ser Tln.
1947. El autor, a quien nada de todo esto parece tocarlo de cerca
yo no hago caso, concluye la posdata en un hotel de Adrogu,

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en donde revisa una traduccin quevediana del Urn Burial de Browne25, que no piensa dar a la imprenta.
4.

Resumamos el itinerario recorrido en las tres etapas de la secuencia


narrativa.
a. Al comienzo encontramos a dos autores a la bsqueda de un libro,
que va a ser su propia obra: la ejecucin de una novela en primera
persona, en la que el narrador omite y desfigura los hechos, cae en
contradicciones, de modo que muy pocos lectores llegarn a adivinar una realidad atroz o banal.
b. A partir de un nombre, Uqbar, los autores encuentran un artculo que informa, entre otras cosas, sobre la literatura fantstica producida en ese lugar remoto.
c. De los dos autores slo queda el narrador en escena. ste es el
que tiene acceso a uno de los libros dedicados enteramente a la descripcin de un planeta fantstico, Tln, del que reproduce muchos
detalles. El narrador, junto con otros autores (Nstor Ibarra, Ezequiel
Martnez Estrada, Drieu La Rochelle y Alfonso Reyes) se entregan
sin xito a la tarea de buscar los otros tomos de la Enciclopedia y a
determinar sus autores, un libro ha sido encontrado. Ahora slo
quedan los autores en busca de los autores. Aqu concluye la parte
planificada de la narracin.
d. En la posdata se revela el origen y desarrollo del proyecto de
hacer una enciclopedia sobre un pas imaginario, que se ampli luego a un planeta imaginario, y se concretiz en una vastsima obra
sobre Orbis Tertius, el mundo ilusorio. Hay fechas y nombres. El
narrador ha encontrado a los autores de la obra.
e. Esta obra se difunde por doquier, el mundo de la ficcin invade
y se apodera del mundo real. La obra misma y sus autores quedan
en segundo plano. Lo que crearon, la ficcin, se impone a la realidad.
25 Se trata de una obra doble: Urne Buriall and The Garten of Cyrus. El ttulo completo
de la primera es: Hydriotaphia or Urne Buriall, a discourse of the sepulcrall urns lately found
in Norfolk, 1658, un ensayo sobre la mortalidad humana, escrito en una prosa barroca
que bien se presta a una traduccin quevediana.

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145

f. Curiosamente, nada de esto afecta al narrador, que contina su


actividad literaria, pero sin intenciones de divulgarla. Nada se dice
sobre el plan mencionado en el primer punto.
Las consecuencias de esta visin retrospectiva se aprecian en el
prximo punto.
5.

Y cul es la moraleja del cuento? El juego de la ficcin es un juego


abierto que se presta a distintas interpretaciones. Esto se potencia en
una obra con la cantidad de detalles y planos distintos como en la
narracin analizada. Querer expresar su significado en una o dos
frases introducidas por un: Y esto quiere decir que ..., sera un intento tan burdo como querer reducir una parbola de Jess a una
exhortacin edificante, o un cuento de Kafka a una sentencia sobre
el sinsentido de la vida, o El principito a un par de consejos para
afrontar mejor los problemas de la vida cotidiana. El destilado que
resulta de semejantes operaciones de comprensin puede ser en cierta medida correcto, pero el intento improcedente de reemplazar la
ficcin por una frase llena de sentido y realismo, exige su precio, y
es el del gran empobrecimiento semntico unido a una inevitable
distorsin en las perspectivas. Retomando el tema del espejo, tan
querido a Borges, podra decirse que esta forma de comprensin es
comparable con la imagen imprecisa reflejada por un espejo empaado e incapaz de reproducir las cosas con fidelidad.
Lo dicho no debe ser entendido como una disculpa para eximirnos de la responsabilidad de la interpretacin, esquivando el bulto
cuando ha llegado la hora de la verdad, sino como expresin de rechazo de una cierta forma de aproximacin a textos de contenidos
ficticios. Las siguientes consideraciones apuntan en otra direccin.
Recordando el viejo principio hermenutico de que la interpretacin debe dar cuenta tanto de la estructura general cuanto de los
elementos aislados ms relevantes, es decir, que hay que entender el
todo a partir de las partes, y las partes a partir del todo, emergen algunas pistas interpretativas que pueden servir de hilo conductor en
la tarea de la comprensin.
Al concluir el cuento con la posdata de 1947, a comienzos de 1940,
Borges tuvo que haber tenido la satisfaccin de haber cumplido el

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HORACIO E. LONA

cometido que se haba propuesto al comienzo de la ficcin literaria


de Uqbar, Tln, Orbis Tertius. No es una novela, sino un cuento
ficticio, que muestra en forma paradigmtica lo que significa crear
una obra con tantos hechos desfigurados y en apariencia contradicciones, que solamente muy pocos lectores llegan a adivinar en ella
una realidad atroz o banal. Literatura como enigma a resolver. El
desafo que en otras obras pone a prueba el ingenio de Isidro Parodi
frente a los ms diversos delitos, atae ahora al lector frente a la
obra.
Hay un punto de referencia inmediato. La realidad atroz o banal
es la incursin de lo fantstico en el mundo real, y cmo ste sucumbe al embate. As como puede decirse que las predicciones fantsticas de G. Orwell cuando escribi 1984 en 1949, fueron ampliamente superadas por la realidad cuando se cumpli el tiempo que l
haba elegido para su ficcin, lo mismo podra afirmarse con respecto a lo que ya ocurra en 1940 1947 - fecha de la posdata -, cuando los hombres se embelesaban con cualquier simetra con apariencia de orden, como el materialismo dialctico, el antisemitismo, el
nazismo, y mucho ms con lo que ha acontecido en el mundo en la
segunda mitad del siglo XX. Pero no es necesario considerar lo que
1940 todava era futuro. En ese mismo ao, en medio de la segunda
guerra mundial, millones de personas haban hecho la experiencia
del poder destructor de las abstracciones con promesas de orden.
Sabemos tambin que Borges era un acrrimo adversario de las
ideologas, de las demagogias y de los extremismos polticos, y as
es que esto lo llev a afiliarse al anodino partido conservador en
Argentina, en un tiempo en que la realidad poltica estaba polarizada bajo nombres muy distintos. De aqu que no sea arbitrario ni
aventurado el encontrar aqu un elemento vlido de interpretacin.
Pero no es ningn elemento central. Si se siguiera esta misma direccin de comprensin, se llegara fcilmente a convertir a Borges en el
visionario con algo de un profeta de desgracias que intuy hace
ms de 60 aos el triunfo de un mundo virtual sobre la realidad,
como ocurre con la invasin de la informtica y en su indiscutible
vigencia en nuestra imagen del mundo.
Sin duda, todo esto es posible en la dinmica de una Wirkungsgeschichte en la que no hay ninguna palabra definitiva mientras

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que se pueda seguir hablando sobre la obra en cuestin, pero queda


la cuestin de saber si es que no se mira la totalidad de la obra desde
un prisma inadecuado.
Adems, si ste fuera el aspecto central, habra que explicar la
disparidad entre el ropaje narrativo y los contenidos. An reconociendo la inclinacin de Borges por la paradoja y la sorpresa, habra
que admitir que personajes como el curioso Herbert Ashe, o los increbles episodios que acompaan la aparicin de objetos de Tln en
nuestro mundo, y especialmente las ltimas palabras del narrador
en el hotel de Adrogu, brevemente, habra que admitir que nada de
todo esto condice con un contenido tan serio.
Revisando el itinerario descrito en el punto anterior, salta a la vista el elemento comn que une a esta triloga de componentes tan
disparatados: de una u otra forma, se trata siempre de un libro. La
constante aparece en la intencin de los dos autores al comienzo de
la narracin, luego como informacin acerca de las actividades literarias de habitantes de un pas desconocido, como libro con la descripcin de un planeta imaginario. Son libros tambin los que contienen y transmiten la ficcin que llega a ser ms fuerte que la realidad. El autor, finalmente, que se queda con su libro la traduccin
del libro de Browne sin querer publicarlo, es el mismo que escribe
este cuento sobre el libro.
Esto nos lleva a pensar que una aproximacin a Tln, Uqbar, Orbis Tertius debe tomar este dato en serio. Qu otro lugar hay que
buscar en donde sea posible descubrir lo atroz o lo banal, o recorrer
80 mundos en un da en los lmites de la propia habitacin, si no es
en la literatura? La literatura tiene mucho que ver con los espejos,
que son horrorosos porque multiplican la realidad, pero que por esto mismo son tan atrayentes. Una nica realidad, sin ninguna proyeccin, es aburrida, quiz tambin desoladora.
El mundo irreal creado por todo tipo de literatura, en cuanto que
intenta transferir un aspecto a de la realidad a la realidad de lo escrito, abre nuevas perspectivas, puede ser liberador o alienante, pero
con respecto a lo fctico este lenguaje es siempre un metalenguaje,
que pasa a otro nivel el mensaje de signos que descubre.
Para el hombre, el acceso a la verdad est mediatizado por el lenguaje. En l puede reencontrarse como quien lee anaginoskein,

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el verbo que significa leer en griego, quiere decir volver a conocer una pgina que casualmente lo muestra a l mismo con ms
claridad que una radiografa. A este aspecto de la realidad pertenece
la literatura, en la que la lectura est unida con frecuencia a un reconocerse. Las pginas que ms nos han movido, que por esto han
quedado tambin grabadas en nuestra memoria, son aquellas que
han tenido una funcin reveladora, y que se han vuelto para nosotros una ficcin reveladora.
La ficcin tiene siempre algo de banal. Es el producto de una fantasa ms o menos original, pero no es necesariamente nada extraordinario. La ficcin no slo puede ser superada por otra ficcin ms
rica y viva, sino tambin por la realidad misma, y esto pone al descubierto su banalidad. Sobran los ejemplos en los que la realidad es
mucho ms inesperada, asombrosa y atroz que la fantasa ms exuberante. Qu cuento fantstico hubiera escrito Borges, si hubiera
conocido a la Argentina golpeada del siglo XXI? Quiz solamente
una Historia argentina para los cursos de la escuela primaria, con
una fiel crnica de los hechos.
En el marco de la banalidad de lo imaginativo se esconde tambin
la posibilidad de lo atroz, es decir, de lo espantoso, de lo que no se
busca ni se quiere, pero que se impone porque pertenece al mbito
de la verdad, y que en algn momento hay que aceptar como parte
de la propia verdad. Como la abuela de Borges, que descubre en la
imagen de la inglesa cautiva de los indios y convertida ya en una de
ellos, un espejo monstruoso de su destino26, y que ofrece as al lector la posibilidad de encontrar tambin el espejo monstruoso del
propio destino.
Tln, Uqbar, Orbis Tertius es una invitacin a participar en un
juego complejo que tiene que ver con la literatura, la ficcin y la realidad, pero sobre todo con el lector mismo. Algo as como un cuento
en busca del lector, continuando las variaciones sobre Pirandello. El
final del juego queda abierto, sin indicar quin ha ganado o perdido,
ni siquiera en qu ha consistido propiamente el juego. Como en todo
juego, no es posible perder si es que uno juega en serio, pero el
resultado lo sabe solamente el lector que se ha entregado a l. El jue26

Historia del guerrero y de la cautiva (El Aleph 559).

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go es en serio, pero no pierde por esto su carcter ldico. Al final


podremos retirarnos a algn hotel de Adrogu, sin hacer mucho caso del resto, pero con un libro en la mano.
Una ltima observacin. Por las lecturas de su niez, Borges haba
descubierto la literatura fantstica mucho antes de conocer a los
gnsticos. stos enriquecieron en un punto importante los temas
presentes en su vasta cultura y potenciados por su gran imaginacin. La multiplicacin de cielos y mundos, las conductas paradjicas, las especulaciones delirantes, son temas que atrajeron la atencin del joven Borges, y as siguieron presentes en algunas de sus
obras bajo distintas apariencias. En estas pginas hemos rastreado el
tema desde sus comienzos, creando as la base para la aproximacin
aqu presentada.
Borges no ignor el dramatismo de la gnosis, pero no se ocup del
fenmeno en su aspecto religioso, como intento de salvacin, sino
como literatura. Quien concluye el prlogo a sus obras completas
citando la frase de Verlaine, et tout le reste est littrature, tena derecho
a ello.
Horacio E. Lona
Benediktbeuern

BIBLIOGRAFA
Borges, Jorge Luis. Obras Completas 1923-1972. Buenos Aires: Emec 1974
Corpus hermeticum T. I. Traits I-XII. Ed. A. D. Nock - A.-J. Festugire. Paris 1946.
T. II. Traits XIII-XVIII. Paris : 1960.
Irne de Lyon, Contre les hrsies, Livre I. dition critique par Adelin Rousseau
et Louis Doutreleu. Tome II: Texte et traduction (SC 294), Paris 1982.
Epiphanius (Ancoratus und Panarion). Herausgegeben im Auftrage der Kirchenvter-Commission der Kniglich Preussischen Akademie der Wissenschaft
von Karl Holl. I. Band: Ancoratus und Panarion haer. 1-33 (GCS 25). Leipzig
1915.
Clemens Alexandrinus. Stromata. Buch I-VI, Herausgegeben im Auftrage der
Kirchenvter-Commission der Kniglich Preussischen Akademie der Wissenschaft von Otto Sthlin (GCS 15). Berlin, 1906.

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150

HORACIO E. LONA

Porphyrios. ber Plotins Leben und ber die Ordnung seiner Schriften. Text, bersetzung, Anmerkungen von Walter Marg. Hamburg, 1958.
Plotin. Gegen die Gnostiker. Plotins Schriften, T. IIIa, S. 104-161, bersetzt von R.
Harder, Neubearbeitung mit griechischem Lesetext und Anmerkungen
fortgefhrt von R. Beutler und W. Theiler. Hamburg, 1964.
Evangelium nach Thomas. Koptischer Text herausgegeben und bersetzt von A.
Guillaumont, H.-C. Puech, G. Quispel, W. Till und Yassah Abd al Masih.
Leiden, 1959.
Rudolph, K. Die Gnosis. Wesen und Geschichte einer sptantiken Religion.
Gttingen, 1977.
Harvey, W. W. Sancti Irenaei episcopi Lugdunensis Libros quinque adversus Haereses.
Cambridge, 1857.

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