Delicta Graviora

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Las nuevas normas

sobre los delicta graviora

Davide CITO
Profesor Ordinario de Derecho Penal
Facolt di Diritto Canonico. Pontificia Universit della Santa Croce. Roma
[email protected]

SUMARIO: 1. Premisa. 2. La actuacin de Benedicto XVI. 3. Las normas sustantivas. 4. Las normas procedimentales.

1. PREMISA
El 15 de julio de 2010, mediante su publicacin en el sitio de internet de
la Santa Sede, se conocieron las modificaciones al motu proprio Sacramentorum Sanctitatis tutela, ya anunciadas en los meses precedentes y aprobadas por
el Papa el 21 de mayo.
Antes de analizar las modificaciones introducidas en las normas sustantivas y procesales de la primera versin del motu proprio, vigente desde el 31 de
abril de 2001 1, deseo subrayar que la modalidad de la publicacin de estas nor1

Entre los comentarios al m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela realizados inmediatamente despus
de su publicacin cfr. V. DE PAOLIS, Norme de gravioribus delictis riservati alla Congregazione
per la Dottrina della Fede, en Periodica 91 (2002), pp. 273-312; y ms brevemente D. CITO,
Nota al m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela, en Ius Ecclesiae 14 (2002), pp. 321-328 que, evidentemente, no se refieren a las sucesivas modificaciones. Comentarios subsiguientes a las modificaciones al motu proprio en el 2002 y en el 2003 pueden encontrarse en J. BERNAL, Procesos
penales cannicos por los delitos ms graves. El m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela, en R.

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mas representa un giro notable en la praxis de la Santa Sede, tanto ms significativo cuanto que se refiere a un dicasterio que, no slo en los siglos pasados
sino tambin en poca reciente, se ha caracterizado por una estricta reserva
sobre la normativa que adopta, por ser la materia de su competencia, en muchos casos, particularmente sensible 2.
En primer lugar, merece destacarse el hecho de que la noticia de las modificaciones haba sido ampliamente filtrada a la prensa, preparando a la opinin pblica para su recepcin. Por otra parte, la colocacin en la home page
del sitio de internet de la Santa Sede, desde meses antes, de un focus dedicado explcitamente al tema del abuso de menores y la correspondiente respuesta de la Iglesia, hizo que, de modo accesible (tambin porque apareca en
varios idiomas) y pblico, se recogieran documentos de ndole y alcance di-

RODRGUEZ CHACN y L. RUANO ESPINA (eds.), Cuestiones vivas de Derecho matrimonial, procesal
y penal cannico. Instituciones cannicas en el marco de la libertad religiosa, Actas de las XXV Jornadas
de la Asociacin Espaola de Canonistas, Salamanca 2005, pp. 163-200 y, ms recientemente, K.
MARTENS, Les dlits les plus graves rservs la congrgation pour la Doctrine de la Foi, en
Revue de Droit Canonique 56 (2009), pp. 201-221.
Baste pensar no slo en la Instruccin Crimen sollicitationis, de 1962, precedente immediato del
m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela cuyo subttulo deca: Servanda diligenter in Archivio secreto Curiae pro norma interna non publicanda nec ullis commentariis augenda sino tambin
en la modalidad de publicacin del m.p. mismo en AAS 93 (2001), pp. 738-739. El m.p. aparece
junto a una Epistula de la Congregacin para la Doctrina de la Fe dirigida ad totius Catholicae
Ecclesiae Episcopos aliosque Ordinarios et Hierarcas quorum interest, en la que se reproduce
sintticamente el contenido de las normas sustanciales y procesales pero sin la publicacin ntegra de la nueva normativa, cosa que suscit cierta perplejidad. El m.p. y sus modificaciones sucesivas fue posteriormente publicado por W. H. WOESTMAN, Ecclesiastical Sanctions and the Penal Process, Second Edition Revised and Updates, Ottawa 2003, pp. 303-316, as como tambin
por Ius Ecclesiae 16 (2004), pp. 313-321 y por B. F. PIGHIN, Diritto Penale Canonico, Venezia 2008,
pp. 602-618. Para hacerse una idea de cmo haba cambiado, en el transcurso de pocos aos, el
clima en torno a las normas sobre los delicta graviora y su conocimiento, me permito reproducir
unos pasajes de una entrevista al entonces Secretario de la Congregacin para la Doctrina de la
Fe, mons. Bertone, publicada en la revista 30 Giorni de febrero de 2002 precisamente sobre este
tema: Domanda: Perch le nuove norme sui delicta graviora sono state rese note in questa maniera un po riservata, senza una conferenza stampa e senza la pubblicazione sullOsservatore Romano?. Risposta: Capisco che i giornalisti preferiscono una moltiplicazione delle conferenze
stampa. Ma largomento trattato molto particolare, molto delicato. Per evitare facili sensazionalismi si preferito diffonderle per vie ufficiali senza troppa enfasi. Domanda: A dire il vero
anche per le via ufficiali le Norme vere e proprie, quelle sostanziali e quelle procedurali, non sono state pubblicate.... Risposta: vero. Vengono mandate ai vescovi e ai superiori religiosi che
avendo di questi problemi ne fanno espressa richiesta. La normativa sostanziale comunque praticamente condensata nella Lettera della Congregazione ai vescovi e pubblicata sugli Acta Apostolicae Sedis. La normativa procedurale, poi riprende le procedure generali fissate dal Codice di
Diritto Canonico. La misma suerte corrieron las profundas modificaciones de la normativa
aprobadas en los aos 2002 y 2003, que se conocieron por internet pero sin carcter oficial.

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versos pero que presentan a la opinin pblica las lneas sobre las cuales la
Iglesia se mueve en este campo, ofreciendo a quienes lo deseen una informacin suficientemente detallada sobre la problemtica 3.
Las modificaciones al motu proprio, adems, no han sido publicadas simplemente en lengua latina sino que, para hacerlas comprensibles a los no especialistas, adems de presentarlas en el sitio de internet, han aparecido en siete
idiomas, acompaadas de cuatro documentos, a saber: la Carta a los Obispos
de la Iglesia Catlica y a los Ordinarios y Jerarcas interesados acerca de las modificaciones introducidas en la Carta apostlica motu proprio data Sacramentorum sanctitatis tutela, en cinco idiomas, de 21 de mayo, firmada por el Prefecto y el Secretario de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, con la que
vienen publicadas las modificaciones aprobadas por el Romano Pontfice.
Acompaa a esta Carta una Relacin, en seis idiomas, que enumera las modificaciones introducidas en el nuevo texto de las Normas. Los documentos restantes son una Introduccin histrica a cargo de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, en tres idiomas, que ilustra la evolucin de esta normativa desde
el Cdigo de 1917 y, finalmente, una Nota del P. Federico Lombardi, Director
de la Sala Stampa de la Santa Sede, que lleva por ttulo El significado de la publicacin de las nuevas Normas sobre los delitos ms graves, en cinco idiomas.
El impulso de este profundo cambio comunicativo tiene su origen en
los terribles delitos de abuso de menores perpetrados por clrigos que, por su
vasta resonancia pblica en tiempos recientes por decirlo con palabras del P.
Lombardi (...) han generado una gran atencin y un intenso debate sobre las
normas y procedimientos aplicados por la Iglesia para el juicio y el castigo de
los mismos. Por lo tanto, es justo que haya claridad plena sobre la normativa
actualmente en vigor en este mbito y que dicha normativa se presente de forma orgnica para facilitar as la orientacin de todos los que se ocupen de estas materias 4.
Si bien el abuso de menores cometido por clrigos es un delito particularmente odioso y grave, no es el nico entre los delicta graviora. Sin embargo,
las circunstancias histricas de la poca actual han hecho que constituya el eje
de toda la reforma y, en cierto sentido, el punto central del vigente sistema penal de la Iglesia. De hecho, no slo las normas procesales del motu proprio y

3
4

Si no indico lo contrario, es de este sitio web de donde tomo los textos citados en estas notas.
P. F. LOMBARDI, El significado de la publicacin de las nuevas Normas sobre los delitos ms graves,
en www.vatican.va/resources/resources_lombardi-nota-norme_it.html.

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las modificaciones progresivamente introducidas han sido en la prctica diseadas para la persecucin de estos delitos y para su castigo rpido y eficaz, sino que tambin se ha dado lugar a un nuevo sistema de relacin entre la Iglesia y la Comunidad poltica en este mbito, basado no ya sobre una rgida
separacin y una cuasi incomunicabilidad, sino sobre un modelo de colaboracin con vistas a obtener una justicia plena y completa 5.
Una ltima consideracin preliminar, de tipo ms especficamente jurdico, se refiere a la naturaleza del acto de modificacin de las normas y de su

En este sentido pueden citarse la Gua para comprender los procedimientos fundamentales de la Congregacin para la Doctrina de la Fe (CDF) cuando se trata de las acusaciones de abusos sexuales, que, en
la parte inicial dedicada a los procedimientos preliminares, afirma que debe seguirse siempre el
derecho civil en materia de informacin de los delitos a las autoridades competentes, y tambin
la entrevista concedida por mons. Scicluna, Promotor de Justicia de la CDF, al diario Avvenire el
13 de marzo de 2010, y reproducida posteriormente en cinco idiomas en el sitio web de la Santa
Sede, en la que, despus de haber reafirmado que la normativa sobre los abusos sexuales no se
ha interpretado nunca como prohibicin de denuncia a las autoridades civiles, a la pregunta de
que una acusacin recurrente a las jerarquas eclesisticas es que no denuncian tambin a las autoridades civiles los delitos de pedofilia de que tienen conocimiento responde: En algunos pases de cultura jurdica anglosajona, pero tambin en Francia, los obispos que saben que sus sacerdotes han cometido delitos fuera del secreto sacramental de la confesin estn obligados a
denunciarlos a las autoridades judiciales. Se trata de un deber pesado porque estos obispos estn
obligados a realizar un gesto como el de un padre que denuncia a su hijo. A pesar de todo, nuestra indicacin en estos casos es la de respetar la ley. Interrogado de nuevo sobre los casos en
que los obispos no estn obligados por ley, la respuesta es del mismo tenor: En estos casos no
imponemos a los obispos que denuncien a los propios sacerdotes, sino que les alentamos a dirigirse a las vctimas para invitarlas a denunciar a estos sacerdotes de los que han sido vctimas. Adems, les invitamos a proporcionar toda la asistencia espiritual, pero no slo espiritual, a estas vctimas. En un reciente caso concerniente a un sacerdote condenado por un tribunal civil italiano,
esta Congregacin sugiri precisamente a los denunciantes, que se haban dirigido a nosotros para un proceso cannico, que lo comunicaran tambin a las autoridades civiles en inters de las vctimas y para evitar otros crmenes. Ms recientemente, el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Card. Angelo Bagnasco, en una entrevista al diario Ilsole 24ore, del 11 de abril de
2010, ha vuelto sobre esta cuestin afirmando que Benedetto XVI, al quale rinnovo laffetto e
la vicinanza dellepiscopato e dellintera Chiesa italiana per accuse tanto gratuite quanto infamanti di cui fatto oggetto, ha intrapreso, non da oggi, una severa azione di autoesame che conduca la Chiesa a purificare se stessa da singoli membri che ne hanno dolorosamente offuscato
limmagine e la credibilit. Ma questa vigorosa opera di pulizia che comprende ovviamente una leale
e corretta cooperazione con la magistratura non pu cancellare la sofferenza e il disincanto delle vittime: bambini e giovani che sono stati traditi nel loro spontaneo affidarsi. Verso ciascuna delle
persone violate, verso le loro famiglie, provo vergogna e rimorso, specie in quei casi in cui non
sono state ascoltate da chi avrebbe dovuto tempestivamente intervenire. I casi acclarati di non governo e di sottovalutazione dei fatti, quando non addirittura di copertura, dovranno essere rigorosamente perseguiti dentro e fuori la Chiesa e, come gi accaduto in alcuni casi, dovranno avere come effetto lallontanamento e il dimissionamento delle persone coinvolte (la cursiva es
ma). El texto puede encontrarse en: www.ilsole24ore.com/art/SoleOnLine4/Italia/2010/04/intervista-bagnasco-riotta.shtml.

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efectiva promulgacin. En relacin con lo primero, podra inducir a error la


afirmacin del P. Lombardi segn la cual existira una ley, esto es el motu
proprio, y unas normas aplicativas, como si fueran meras instrucciones de procedimiento de carcter administrativo 6. En realidad, estas mismas normas modificadas son la ley en sentido estricto publicada por Juan Pablo II, con el
m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela, como se deduce de su propio tenor literal: Hisce Nostris Litteris Apostolicis Motu Proprio datis hoc opus perfecimus ideoque per eas promulgamus Normas de gravioribus delictis Congregationi
pro Doctrina Fidei reservatis, in duas partes distinctas, quarum prima continet
Normas substantiales, secunda vero Normas processuales, mandando omnibus
quorum interest ut studiose et fideliter servent. Ipsae Normae vim legis exserunt eadem die qua promulgatae sunt. De otro modo, las normas procesales
y aplicativas no podran integrar ni derogar el Cdigo, como hacen efectivamente. Dejando a estudios ms detenidos el examen de la cuestin, afirmara,
en lnea de principio, que el acto de modificacin puede entenderse como un
acto administrativo de competencia de la Congregacin para la Doctrina de la
Fe, en cuanto que sustancialmente comprende normas ya aprobadas singularmente a travs del instrumento de las facultades concedidas por el Sumo
Pontfice Juan Pablo II y confirmadas posteriormente por Benedicto XVI el 6
de mayo de 2005. Por lo tanto, las normas incluidas en el texto dado a conocer el 15 de julio gozan del carcter legislativo de las facultades ya concedidas
y, en consecuencia, es suficiente su aprobacin en forma genrica por el Romano Pontfice. Algunas de ellas tienen carcter explicativo y clarificador de
dudas surgidas en fase interpretativa. Restan ciertas perplejidades acerca de la
modalidad de promulgacin de las normas, quiz un tanto atpica, pero ciertamente muy eficaz por lo que se refiere a su divulgacin.
2. LA ACCIN DE BENEDICTO XVI
Cuanto se lleva dicho hasta ahora no habra sido posible sin la decisiva
aportacin de Benedicto XVI 7 que, como Prefecto entonces de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, pidi facultades especiales a Juan Pablo II pa-

El significado de la publicacin..., cit., El motu proprio (la ley en sentido estricto) era acompaado de una serie de normas aplicativas y procedimentales conocidas como Normae de gravioribus delictis.
Cfr. la entrevista al Card. Bagnasco citada con anterioridad.

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ra que la normativa aprobada en 2001 resultara ms eficaz para la persecucin


de estos delitos 8 y en particular, como ya se ha dicho, el abuso de menores cometido por clrigos.
Sin embargo, es a partir del Informe Murphy publicado en Irlanda en
el otoo de 2009 9, revelador de una dolorosa situacin de abusos prolongada
en el tiempo, y que ha hecho tomar conciencia dramticamente de que el problema no se circunscriba a algunas zonas geogrficas sino que se encontraba
ms extendido cuando el Santo Padre ha emprendido ms directamente una
accin espiritual, pastoral y jurdica para ayudar a la Iglesia no slo a desarrollar una nueva sensibilidad hacia el problema de los abusos de menores sino
tambin para ofrecer criterios orientadores con vistas a la accin de los Pastores.
Sobre este aspecto me parece obligado recordar sus palabras del pasado
16 de septiembre, durante el vuelo al Reino Unido, porque, al indicar la prioridad que ha de tenerse presente en la persecucin de estos delitos, ha subrayado una vez ms que estos crmenes son actos de violencia sobre las personas y por lo tanto la defensa de las vctimas prevalece sobre una hipottica
tutela del buen nombre de la Iglesia o sobre otras cuestiones. Como dijo Benedicto XVI: me parece que ahora debemos llevar a cabo un tiempo de penitencia, un tiempo de humildad y renovar y volver a aprender con absoluta
sinceridad. En cuanto a las vctimas, dira que son importantes tres cosas. El
primer inters son las vctimas: cmo podemos reparar? Qu podemos hacer para ayudar a estas personas a superar este trauma, a reencontrar la vida,
a reencontrar tambin la confianza en el mensaje de Cristo? Solicitud, compromiso por las vctimas, es la prioridad, con ayuda material, psicolgica, espiritual. Segundo: el problema de las personas culpables. La pena justa es excluirlas de toda posibilidad de acceso a los jvenes, porque sabemos que se
trata de una enfermedad y la voluntad libre no funciona donde existe esta enfermedad. Por lo tanto, debemos proteger a estas personas de s mismas y
8

Las modificaciones del m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela, producidas en los aos 2002 y 2003
suscitaron en la doctrina fuertes perplejidades y parecieron en su momento, tambin a quien escribe estas lneas, poco oportunas e incluso lesivas de los derechos del imputado (cfr. La probit
morale nel sacerdozio ministeriale, en Fidelium Iura 13 [2003], pp. 119-133). A distancia de casi diez aos, debo admitir en cambio que resultaron necesarias para tutelar eficazmente la parte dbil de este delito, que son precisamente las vctimas de los abusos, tambin porque en ocasiones la Iglesia tiene pocas posibilidades de instruir procesos tcnicamente adecuados por falta
de personal preparado.
Puede consultarse on-line en la direccin http://www.justice.ie/en/JELR/Pages/PB09000504.

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encontrar el modo de ayudarlas y de apartarlas de todo acceso a los jvenes.


El tercer punto es la prevencin en la educacin, en la eleccin de los candidatos al sacerdocio: estar tan atentos que, hasta donde es humanamente posible, se excluyan futuros casos.
De otro lado, si bien la intervencin central del Santo Padre sobre esta
problemtica se encuentra en la Carta Pastoral del 19 de marzo de 2010 escrita en trminos tan apenados cuanto precisos dirigida a los catlicos de Irlanda, en estos meses nunca ha faltado su voz y su decidida toma de posicin
frente a este delito en diversas ocasiones, determinadas principalmente por sus
viajes pastorales 10.
Y es precisamente esta Carta, por las afirmaciones contenidas en diversos pasajes, la que ha dado lugar a un verdadero cambio de perspectiva, tanto
de carcter intraeclesial en el sentido de urgir la responsabilidad de todos los
fieles, y en particular de los pastores, frente a la prevencin y punicin de este delito como tambin en lo que concierne a la relacin entre las autoridades civiles y eclesisticas en la tarea de afrontar esta dolorosa problemtica.
Ciertamente, el Papa, como anteriormente Juan Pablo II, tiene en cuenta el
hecho de que con frecuencia la accin de los pastores estaba influida por factores que impedan o al menos dificultaban tanto la percepcin del fenmeno
10

En este sentido, se puede recoger, en orden cronolgico, algunas intervenciones significativas de


Benedicto XVI sobre el particular. La Iglesia est haciendo y continuar haciendo todo lo que
est en sus manos para investigar las acusaciones, para llevar ante la justicia a los responsables de
los abusos y para adoptar medidas efectivas orientadas a garantizar la seguridad de los jvenes en
el futuro (viaje a Malta, 17 de abril de 2010). Tambin esto se ha sabido siempre, pero hoy lo
vemos de modo realmente tremendo: que la mayor persecucin de la Iglesia no procede de los
enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia y que la Iglesia, por tanto, tiene una
profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificacin, de aprender,
por una parte, el perdn, pero tambin la necesidad de la justicia. El perdn no sustituye la justicia (viaje a Ftima, 11 de mayo de 2010). Otro asunto que ha llamado mucho la atencin en
los ltimos meses, y que socava gravemente la credibilidad moral de los Pastores de la Iglesia, es
el vergonzoso abuso de nios y jvenes por parte de sacerdotes y religiosos. He hablado en muchas ocasiones de las profundas heridas que causa dicho comportamiento, en primer lugar en las
vctimas, pero tambin en las relaciones de confianza que deben existir entre los sacerdotes y el
pueblo, entre los sacerdotes y sus obispos, y entre las autoridades de la Iglesia y la gente en general. S que habis adoptado serias medidas para poner remedio a esta situacin, para asegurar
que los nios estn eficazmente protegidos contra los daos y para hacer frente de forma adecuada y transparente a las denuncias que se presenten. Habis reconocido pblicamente vuestro
profundo pesar por lo ocurrido, y las formas, a menudo insuficientes, con que esto se abord en
el pasado. Vuestra creciente toma de conciencia del alcance del abuso de menores en la sociedad,
sus efectos devastadores, y la necesidad de proporcionar un correcto apoyo a las vctimas debera
servir de incentivo para compartir las lecciones que habis aprendido con la comunidad en general (Encuentro con los Obispos de Inglaterra, Gales y Escocia, 19 de septiembre de 2010).

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cuanto la posibilidad de acometerlo con medios adecuados 11, si bien no se


puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores habis fallado, a veces gravemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho cannico sobre los delitos de abusos de nios. Se
han cometido graves errores en la respuesta a las acusaciones (n. 11).
Con todo, la carta del Pontfice mira a las perspectivas actuales y futuras
indicando precisas lneas de accin que aparecen reafirmadas posteriormente
en otros pasajes: Aprecio los esfuerzos que habis llevado a cabo para remediar los errores del pasado y para garantizar que no vuelvan a ocurrir. Adems
de aplicar plenamente las normas del derecho cannico concernientes a los casos de abusos de nios, seguid cooperando con las autoridades civiles en el mbito de su competencia (n. 11). Dos son, por lo tanto, las directrices sobre las
que moverse: la aplicacin rigurosa de la normativa cannica existente y la colaboracin con las autoridades civiles.
Y es precisamente a la luz de estas dos lneas de accin, a mi juicio, como
se entienden las modificaciones al motu proprio Sacramentorum Sanctitatis tutela, con el fin de mejorar la operatividad concreta 12, y que, en mi opinin,
justifican este largo prembulo previo al examen de los cambios que efectivamente se han introducido.
3. LAS NORMAS SUSTANCIALES
Como es bien sabido, el m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela, a distancia
de poco ms de un ao de su entrada en vigor, fue objeto de modificaciones
consideradas necesarias para hacer posible su eficaz aplicacin. La primera de
estas, fechada el 7 de noviembre de 2002, se refera a la facultad de poder derogar, a peticin motivada de los Obispos, la prescripcin de los delicta gravio11

12

Es verdad que una falta generalizada de conocimiento de la naturaleza del problema y a veces
tambin los consejos de expertos mdicos han llevado a los obispos a tomar decisiones que, como
han mostrado los sucesos posteriores, estaban equivocadas. Os estis esforzando ahora por establecer criterios ms fiables para garantizar que no se repitan esos errores (JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en la reunin interdicasterial con los Cardenales de los Estados Unidos
de America, 23 de abril de 2002, n. 2), en http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/2002/april/documents/hf_jp-ii_spe_20020423_usa-cardinals_it.html. Reconozco que era
muy difcil comprender la magnitud y la complejidad del problema, obtener informacin fiable y
tomar decisiones adecuadas en funcin de los pareceres contradictorios de los expertos. BENEDICTO XVI, Carta pastoral a los catlicos de Irlanda, n. 11.
Carta a los Obispos de la Iglesia Catlica, cit., firmada por el Prefecto y el Secretario de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, de 21 de mayo de 2010.

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ra, establecida en diez aos, a contarse desde la mayora de edad de la vctima


si el delito consista en el abuso de un menor. A sta siguieron otras modificaciones, todas confirmadas por Benedicto XVI el 6 de mayo de 2005. Uno de
los objetivos de la publicacin de las nuevas Normas ha sido precisamente introducir de modo estable los citados cambios en el texto de la ley, de forma
que no se deba pedir al Santo Padre cada vez la confirmacin de esas facultades. Consiguientemente, tanto en las normas sustanciales como en las procesales encontramos todas las modificaciones precedentemente realizadas. A stas se aadieron otras especificaciones que a continuacin sern brevemente
reseadas. El motu proprio se presenta ahora compuesto por 31 artculos respecto a los 26 de la primera edicin.
Siguiendo el orden de los artculos, se puede sealar en primer lugar la
modificacin que, interpretando el art. 52 de la cost. ap. Pastor bonus 13, especifica mejor en comparacin a como se haba hecho en el m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela 14 el mbito material de competencia de la Congregacin para la Doctrina de la Fe. No slo el art. 1 1 del m.p. aade la expresin
delicta contra fidem 15, sino que incluso inserta un art. 2 donde estos delitos
contra fidem se mencionan haciendo referencia a los correlativos cnones de los
Cdigos latino y oriental 16. En estos casos la Congregacin acta en segunda
instancia como juez de apelacin o de recurso, dejando inalteradas las competencias del Ordinario local en cuanto a la remisin de la pena y al desarrollo
en primera instancia del proceso judicial o administrativo para la imposicin
o la declaracin de la pena.
Adems se confa a la Congregacin para la Doctrina de la Fe la competencia penal, en el caso de los delicta graviora, respecto a los Cardenales, Patriarcas, Legados de la Sede Apostlica y Obispos, que por corresponder al
Romano Pontfice necesita su previo mandato, y tambin respecto a las otras
personas fsicas sealadas en los cann. 1405 3 CIC y 1061 CCEO. Se trata
por tanto de una ampliacin estable en relacin a la competencia del Tribu13

14

15
16

El art. 52 de la const. ap. Pastor bonus respecto a la competencia judicial de la CDF dispone lo
siguiente: Delicta contra fidem necnon graviora delicta tum contra mores tum in sacramentorum celebratione commissa, quae ipsi delata fuerint, cognoscit....
El m.p. afirmaba que Approbata a Nobis Agendi ratione in doctrinarum examine, necesse quidem
erat pressius definire sive graviora delicta tum contra mores tum in sacramentorum celebratione commissa, casi dejando entender que la competencia sobre los delitos contra la fe se agotase en la Nova agendi ratio.
Efectivamente, la especificacin de los delitos contra fidem faltaba en la redaccin de 2001.
Cann. 751 y 1364 CIC; 1436 y 1437 CCEO.

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nal de la Rota Romana de las competencias judiciales de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, aunque limitada a los delitos ms graves.
Continan inalterados los delitos contra la Eucarista, aunque uno de
ellos se recoge de modo ms ordenado, concretamente separando el atentado
de la accin litrgica del sacrificio eucarstico de su simulacin, ya que los dos
delitos presuponen respectivamente que el reo en el primer caso no sea sacerdote, y en cambio s lo sea en el segundo. Finalmente, se sanciona la consagracin con fines sacrlegos tanto de una como de las dos especies eucarsticas, ya tenga lugar dentro o fuera de la celebracin eucarstica, aclarando as
la redaccin precedente que poda prestarse a equvocos.
En cambio, se incluyen entre los delicta graviora un mayor nmero de supuestos de hecho delictivos relativos al sacramento de la penitencia que indican
la gran atencin con que la Iglesia trata de proteger la dignidad en la celebracin de este sacramento y tambin la relativa frecuencia de abusos en la celebracin o con ocasin de la confesin. A los tres delitos indicados en la versin
de 2001 del motu proprio, es decir, la absolucin del cmplice en el pecado
contra el sexto precepto del Declogo fuera del caso de peligro de muerte
(cann. 1378 1 CIC y 1457 CCEO), la solicitacin al pecado contra el sexto
precepto del Declogo en el acto o con ocasin o pretexto de la confesin
(cann. 1387 CIC y 1458 CCEO), la violacin directa del sigilo sacramental
(cann. 1388 1 CIC y 1456 1 CCEO), se haba aadido en 2003 tambin la
violacin indirecta del sigilo por la dificultad para distinguir en algunos casos
la violacin directa de la indirecta. En las modificaciones introducidas se incluyen otras tres hiptesis delictivas. En primer lugar, el atentar la absolucin sacramental o la prohibida escucha de la confesin (can. 1378 2, 2 CIC), la
simulacin de la absolucin sacramental (cann. 1379 CIC y 1443 CCEO) y finalmente la grabacin o divulgacin a travs de los medios de comunicacin
social de lo dicho por el penitente o por el confesor en una verdadera o falsa
confesin. La primera hiptesis delictiva llama en causa no slo al can. 965
(ministro del sacramento de la penitencia es slo el sacerdote) sino tambin
al 966 1 17. Por tanto, quien no ha recibido el orden sagrado, en virtud del mismo derecho divino, es incapaz de impartir una vlida absolucin; en cambio,
quien no ha recibido la facultad es inhbil por disposicin del derecho eclesistico. Sin embargo, en ambas hiptesis la absolucin es invlida y por tanto
17

Para la vlida absolucin de los pecados se requiere que el ministro, adems de la potestad de
orden, tenga la facultad de ejercerla sobre los fieles a quienes imparte la absolucin.

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la accin delictiva puesta en acto se llama propiamente atentado porque el


sujeto puede slo atentar la accin pero sin conseguir los efectos. A quien no
pudiese impartir vlidamente la absolucin sacramental, no slo est prohibida
la atentada absolucin sino tambin la simple escucha de la confesin sacramental, sea cual sea el motivo que pueda parecer justificarla, tambin en el caso de que no tenga ninguna intencin de impartir una absolucin invlida.
Como en el caso de la Eucarista, tambin la simulacin de la confesin
por parte del fiel ordenado que podra vlidamente celebrarla, se incluye en el
nmero de los delicta graviora como especificacin de los cann. 1379 CIC y
1443 CCEO que genricamente hablan de simulacin de la administracin de
un sacramento.
El ltimo delito relativo al sacramento de la penitencia incluido entre los
delicta graviora es el configurado por un decreto de la Congregacin para la
Doctrina de la Fe del 23 de septiembre de 1988 18 que, invocando un precedente decreto suyo de 1973, prohbe tanto la grabacin como la divulgacin,
a travs de cualquier medio de comunicacin social, del contenido de una verdadera o falsa confesin. Respecto al decreto de 1988 se cambia la pena cannica, que precedentemente era la excomunin latae sententiae y ahora, en cambio, es una pena ferendae sententiae indeterminada y preceptiva que podra
incluir tambin la dimisin del estado clerical si el reo fuese un clrigo. En mi
opinin personal, habra mantenido la pena precedente de la excomunin latae sententiae aadindole una pena expiatoria indeterminada y preceptiva 19 para alejar el peligro de un delito que profana el sacramento del encuentro sincero del penitente con Dios rico en misericordia y en perdn.
El art. 5 del motu proprio modificado contiene un nuevo delito al incluir el
decreto que sanciona con la excomunin latae sententiae reservada a la Sede
Apostlica, y la pena expiatoria de la dimisin del estado clerical en el caso de
que el reo sea clrigo, la atentada ordenacin sagrada de una mujer, decreto emanado el 19 de diciembre de 2007 por la Congregacin para la Doctrina de la Fe 20.

18
19

20

En Acta Apostolicae Sedis 80 (1988), p. 1367.


Efectivamente, las penas medicinales y las expiatorias no son alternativas entre ellas, como por
lo dems se ve bien en el can. 1364 donde coexisten; por lo que pueden ser previstas contemporneamente penas medicinales y expiatorias por el mismo delito ya que tienen finalidades prevalentes diferentes.
Se recoge en siete idiomas en el sitio de la Santa Sede en la direccin: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20071219_attentata-ord-donna_lt.html.

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Pero es el art. 6 (anteriormente art. 4) referido al nico delictum gravius


contra mores, concretamente, al abuso de menores perpetrado por un clrigo
(can. 1395 2 CIC), el que ha visto dos modificaciones de un particular inters precisamente a la luz de lo dicho precedentemente, o sea que este delito ha
guiado la adaptacin del m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela a las concretas
exigencias de su punicin.
En primer lugar, la insercin en el n. 1 de la equiparacin al menor, limitadamente a los efectos de este delito, de la persona que habitualmente tiene un uso imperfecto de razn. En un caso de este tipo, se habra podido recurrir al inciso del canon 1395 2 que castiga el delito en cuestin si ha sido
cometido con violencia, independientemente de la edad de la vctima, y es
ciertamente este el caso de abuso de una persona en tal situacin, pero esto habra podido extender demasiado el mbito de competencia de la Congregacin
en este delito. Viceversa, de este modo no se ha hecho otra cosa que circunscribir, sobre la base de la experiencia adquirida, los delitos realmente perpetrados que ms frecuentemente han tenido lugar.
En segundo trmino, el n. 2 del art. 4 1 ha tipificado el supuesto de hecho delictivo que tiene por objeto la adquisicin, la detencin o la divulgacin,
para fines torpes, de imgenes pornogrficas de menores de catorce aos por
parte de un clrigo. En realidad, ya desde hace tiempo la Congregacin para
la Doctrina de la Fe haba considerado que este supuesto de hecho entraba en
la hiptesis de delictum cum minore 21, sin embargo esta precisin aparece al menos como oportuna para disipar eventuales dudas interpretativas que frecuentemente se presentan, teniendo en cuenta que la norma penal est sometida a
interpretacin estricta y a la prohibicin de la analogia 22. Las tres actividades

21

22

Cfr. C. SCICLUNA, Procedura e prassi presso la Congregazione per la Dottrina della Fede riguardo ai delicta graviora, en D. CITO (cur.), Processo penale e tutela dei diritti nellordinamento canonico, Milano 2005, donde se afirma: El MP habla de delictum cum minore. Esto no significa
slo el contacto fsico o el abuso directo sino que incluye tambin el abuso indirecto (por ejemplo:
mostrar pornografa a menores, exhibirse desnudos delante de menores). Incluye tambin la recuperacin y la descarga (downloading) de pornografa infantil, por ejemplo de internet. Este tipo de
comportamiento es tambin un delito civil en algunas naciones. Mientras el browsing puede ser involuntario, difcilmente lo es el downloading que no slo requiere una eleccin u opcin especfica
sino que muchas veces presupone un servicio de pago con tarjeta de crdito y la consiguiente comunicacin de los datos personales del comprador que difcilmente permanece en el anonimato y
muchas veces es localizable. Algunos sacerdotes han sido condenados y encarcelados por poseer
millares de fotos pornogrficas reproduciendo nios y otros menores. Segn la praxis de la CDF
este comportamiento entra dentro del delictum gravius del que hablamos (pp. 282-283).
Cfr. cann. 18-19 CIC; 1500-1501 CCEO.

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que indican el supuesto de hecho delictivo son tambin moldeadas a partir de


las anlogas prescripciones de las leyes penales seculares.
La ltima modificacin correspondiente a las normas sustanciales del
motu proprio se refiere a la prescripcin de los delicta graviora. Efectivamente, por un lado, se ha incluido la facultad concedida en 2002 a la Congregacin de poder derogarla, pero eliminando la referencia a la peticin motivada
de los Obispos, por lo que tendera a considerar que esta derogacin pueda ser
otorgada tambin de oficio por la misma Congregacin; y, por otro, ha sido
ampliada de diez a veinte aos, manteniendo su cmputo a partir del cumplimiento de la mayora de edad de la vctima si se trata de delito contra menores. Indudablemente la ampliacin de diez a veinte aos (que por el tenor del
texto tiene carcter retroactivo, o sea aplicable tambin a los delitos cometidos antes de la entrada en vigor de estas normas) parecera poder evitar un uso
excesivo de la derogacin de los trminos en cuestin, sin embargo la normativa vigente resulta problemtica y no fcilmente conciliable con el principio
del favor rei. Adems, a mi parecer, sera casi preferible un rgimen de imprescriptibilidad vlido para todos, en lugar de un rgimen de veinte aos pero
derogable y consiguientemente imprescriptible slo para algunos casos considerados merecedores de la derogacin, en cuanto podra insinuar un posible
ejercicio arbitrario de la potestad judicial.
4. LAS NORMAS PROCESALES
Teniendo en cuenta que el m.p. Sacramentorum sanctitatis tutela es principalmente de carcter procesal, han sido propiamente las normas procesales
contenidas en el motu proprio las que, desde el principio, han sido objeto de
modificaciones para adaptarlas a las situaciones concretas, de tal modo que se
facilitase el desarrollo rpido y eficaz de los procesos en los casos de abuso de
menores. En este sentido las normas hechas pblicas el 15 de julio reproducen sustancialmente los cambios realizados en los aos 2002 y 2003 salvo dos
novedades, una de tipo ms bien aclaratorio, la otra de carcter ms sustancial.
Efectivamente, en el art. 17 del nuevo texto, se prev que, cuando el caso sea
deferido a la Congregacin sin haber antes conducido la previa investigacin
prevista en los cann. 1717 CIC y 1468 CCEO, los actos preliminares del proceso puedan y no deban ser realizados por la misma Congregacin. Ms relevante, en cambio, se presenta la insercin, en el actual art. 19, de la frase ab
investigatione praevia inchoata a propsito de las medidas cautelares im-

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puestas al indagado previstas en los cann. 1722 CIC y 1473 CCEO. El tema
es espinoso porque la doctrina, generalmente, se haba expresado negativamente acerca de esta posibilidad 23. La innovacin, por si misma, no parece
inoportuna, sobre todo en presencia de una pblica difusin de las acusaciones que, independientemente del principio de la presuncin de inocencia del
acusado hasta la condena, convertiran en problemtico, por ejemplo, el ejercicio del ministerio, pero, a mi parecer, no es de fcil armonizacin con lo dispuesto en los cann. 1717 2 CIC y 1468 2 CCEO que, de modo idntico,
establecen que: cavendum est, ne ex hac investigatione bonum cuiusquam
nomen in discrimen vocetur, sobre todo en presencia de noticias del delito
que resultan de hecho reservadas, tambin porque el art. 19 en cuestin no
pone lmites a la adopcin de tales medidas salvo aqullos de los respectivos
cnones que presuponen que el proceso ya haya empezado.
Resumiendo ahora de modo extremadamente sinttico el conjunto de
modificaciones de las normas procesales introducidas a lo largo de los aos y
recogidas en las nuevas normas, se puede decir que estas derogan profundamente todo el sistema previsto en 2001 para tratar de salir al encuentro de diversas problemticas, como son sobre todo la falta de personal preparado y la
complejidad de un eventual proceso judicial.
Antes que nada, hay que recordar la modificacin del precedente art. 17
(ahora art. 21) que estableca, de acuerdo tambin con la Instructio de 1962, la
obligatoriedad en este supuesto de hecho del proceso penal judicial. Actualmente, en cambio, junto al proceso judicial se podr seguir, tanto en la Congregacin como en las instancias locales, el procedimiento administrativo
previsto en los cann. 1720 CIC y 1486 CCEO, si bien a veces en forma reforzada, o sea atribuyendo voto deliberativo a los asesores de los que habla el can. 1720, 2 CIC; y tambin acudir directamente al Santo Padre para
la dimisin del estado clerical en los casos ms graves.
Evidentemente todo esto es una especie de confirmacin del cambio de
sentido del principio sancionado por el Cdigo de la preferencia de la via ju-

23

Cfr. por todos F. DANEELS, Linvestigazione previa nei casi di abuso sessuale di minori, en J.
CONN y L. SABBARESE (cur.), Iustitia in Caritate. Miscellanea di studi in onore di Velasio de Paolis,
Roma 2005, p. 503, donde afirma: Las medidas cautelares de que habla el can. 1722, consiguientemente no pueden ser aplicadas en la investigacin previa y tampoco en la conclusin, sino solamente una vez iniciado el verdadero proceso penal. Es como decir que ni siquiera el procedimiento administrativo dirigido a imponer o declarar las penas es idneo a una decisin de
tal tipo.

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dicial respecto a la administrativa, preferencia que no responde slo al favor


del acusado sino tambin del que est llamado a juzgar, para que su decisin
sea ponderada y pueda as alcanzar aquella certeza moral a cuyo servicio est
el contradictorio procesal como instrumento precioso, tambin cuando se reserva a la Congregacin, y no al Ordinario que ha promovido el juicio, la posibilidad de imponer la pena de dimisin del estado clerical.
En el mbito de las garantas del derecho de defensa del imputado, se
confirma en el art. 27 que, contra los actos administrativos emanados por la
Congregacin, se admite slo el recurso a la misma Congregacin en el plazo
de sesenta das, excluyendo los recursos previstos por el art. 123 de la const.
ap. Pastor bonus y sealadamente el recurso a la Signatura Apostlica.
Se confirma, adems, la facultas sanandi de los actos de los tribunales inferiores formalizados en violacin de normas procesales a excepcin del derecho de defensa y, por ltimo, el art. 15 de las nuevas normas, confirma la facultad de dispensar de los requisitos del sacerdocio y del doctorado en derecho
cannico al personal de los Tribunales indicado en el art. 14, tratando as de
subsanar las notables carencias en tal sentido con que se encuentran los tribunales inferiores.
Ya que estas normas son las que estn en vigor dentro de la comunidad
eclesial y conciernen exclusivamente a las disposiciones vigentes para el procedimiento cannico relativo a la persecucin y castigo de los delicta graviora,
no asombra la ausencia de una referencia a eventuales y anlogas competencias de la autoridad civil sobre esta materia, teniendo en cuenta que, en cualquier caso, no quedan disminuidos los deberes que gravan a los fieles como
ciudadanos de las respectivas naciones a las que pertenecen.
En conclusin, como ya he mencionado anteriormente, las nuevas normas sobre los delitos ms graves no pueden ser adecuadamente comprendidas
si no se tiene en cuenta la incidencia del delito de abuso de menores en la vida de la Iglesia de estos ltimos aos y del esfuerzo promovido tenazmente
por el Santo Padre para arbitrar, tambin a nivel jurdico, instrumentos que
permitan tutelar a las vctimas de tales abusos, impidiendo tambin, dentro de
lo posible, la repeticin de tales acciones delictivas. Pero todo esto, teniendo
en cuenta la situacin real en la que la Iglesia y su organizacin judicial se encuentran en el momento presente. No hay duda de que la normativa vigente
puede presentar el flanco a crticas y no slo desde el punto de vista exquisitamente tcnico, sobre todo si se compara con la que estaba en vigor en los
decenios precedentes; sin embargo, el deseo es que precisamente la emergen-

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cia jurdico-penal que los ltimos aos se est evidenciando en la vida del pueblo de Dios, sirva para promover la conciencia de la importancia de disponer,
dentro de lo posible, de fieles preparados para colaborar en el gravoso deber
de los Pastores de tutelar el bien comn de la comunidad eclesial 24.

24

Entre las funciones que configuran el ministerio episcopal, el can. 392 CIC (recordando LG 27
y CD 16) subraya la obligacin del Obispo diocesano de promover la disciplina de la Iglesia universal, vigilando al mismo tiempo para que no se insinen abusos en lo que concierne sobre todo al ministerio de la Palabra, la celebracin de los sacramentos y de los sacramentales, el culto
de Dios y de los santos y la administracin de los bienes.

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