1.2. La Edad Del Humanismo
1.2. La Edad Del Humanismo
1.2. La Edad Del Humanismo
ESQUEMA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIN: La mirada esttica.
l. Renacimiento. El origen del trmino y su definicin clsica.
2. Modelos de Renacimiento y vas de expansin.
3. La imprenta y la difusin del Renacimiento.
4. Clasicismo y Manierismo.
5. (Re)escribiendo el Renacimiento.
6. El ciclo humanista.
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F1gura 1.l. Retrato de Jacob Burckhardt.
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las bases de su explicacin. Si acaso, se proponan modificaciones de aspectos parciales, o se retomaba la idea desde posiciones ideolgicas diversas. Por
ejemplo, la interpretacin marxista del Renacimiento continuaba naturalmente las ideas burckhardtianas de cesura con el mundo medieval y confluencia de
cambios diversos en el nacimiento de una nueva sociedad.
Las primeras crticas a Burckhardt partieron de los estudios culturales
e iconogrficos de la escuela de Aby Warburg, y de los trabajos de algunos
medievalistas como Huizinga. Hoy se piensa por ejemplo en la existencia de
una mayor continuidad entre la Edad Media y el Renacimiento. Como seal
Erwin Panofsky, ya existieron varios renacimientos en el Medievo, y al tiempo los hombres del Renacimiento fueron todava bastante medievales. Aunque
entonces se tena cierta conciencia de estar alumbrando un mundo completamente diferente del anterior, las divergencias no fueron tan marcadas como
pretenda Vasari, y por ejemplo el arte religioso, que era mayoritario, continu
funciones y modelos que haban sido establecidos en la Edad Media. Otras
correcciones han cuestionado seriamente los presupuestos tericos de Burckhardt. Por ejemplo, se ha discutido su nfasis en el culto a la individualidad.
Hoy se tiende a pensar que las identidades sociales en el Renacimiento (y en
la Edad Moderna en general) mantenan una experiencia fuertemente colectiva. La pertenencia al estamento o la familia eran referencias muy potentes.
Con todo, la mayora de estudiosos que han abordado el Renacimiento en
la segunda mitad del siglo xx, desde Andr Chastel al ms reciente Peter
Burke, han concluido que puede aceptarse el concepto de Renacimiento acuado por Burckhardt si se le corrigen los matices antes expuestos. Los distintos paradigmas sobre los que se ha construido la historiografa del arte, desde
el formalismo a la iconografa, la historia contextua!, la teora de la recepcin
o la mayor parte de las re-escrituras de la nueva Historia del Arte y los estudios visuales, han partido de una idea bsica de Renacimiento como proceso
cultural y social.
Esta comprensin del Renacimiento como un fenmeno global que va ms
all de las simples formas de una columna o una pintura es un concepto de
importancia trascendental para la Historia del Arte de perodo. Entre otras
cosas, quiere decir que no se puede estudiar el Renacimiento desde un punto
de vista exclusivamente formal. Explicar el gusto o los modos renacentistas es
probablemente ms adecuado que hablar simplemente de estilo. Tampoco es
vlido hacer una simple yuxtaposicin entre el discurso histrico y el esttico.
Al contrario, ambos deben imbricarse en un anlisis que explique las formas
como vehculo de contenidos culturales y sociales que eran construidos de
forma conjunta por los artistas, sus patronos y el pblico de las obras. Una de
las consecuencias que se derivan de esta nocin compleja de obra de arte es la
necesidad de atender a los desplazamientos de estas variables en la difusin
espacial del Renacimiento. El concepto clsico de Renacimiento se acu pensando en la situacin de Italia en el siglo xv. Cabe preguntarse hasta qu punto
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cada uno y la disposicin de las mismas. Las transformaciones podan deberse a circunstancias casuales como la falta de un determinado tipo de piedra,
o podan ser perfectamente intencionales, como ocurri con el nfasis en la
cristianizacin del humanismo que se experiment en Espaa.
Hay que recordar adems que Europa tuvo otro referente: los Pases Bajos
y Alemania. Erasmo, Van der Weyden o Durero fueron objeto de atencin por
parte de los humani stas y los artistas de los pases restantes. El llamado "Renacimiento del norte" supona la afirmacin de tradiciones extraitalianas y una
relectura original de lo que suceda en Italia. En Espaa, Francia, Inglaterra o
Portugal a menudo se mir ms hacia Flandes que hacia el Mediterrneo.
Nunca se dejaron de considerar y entremezclar los dos referentes, y los mismos italianos tomaron a su vez muchos elementos procedentes del norte. La
importacin se realizaba desde condiciones sociales y culturales que reciban
y adaptaban de manera fragmentaria y desvirtuada las ideas y las formas que
hoy llamamos renacentistas. El proceso fue explicado por Castelnuovo y Ginzburg desde el esquema centro-periferia. Esta caracterizacin podra ser vlida
siempre que se tenga en cuenta que la recepcin perifrica implicaba una reelaboracin propia de los contenidos, y que las periferias irradiaban modelos
igualmente.
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Se ha sealado que el
desarrollo del libro impreso fue el elemento
fundamental de la evolucin de la arquitectura
europea del siglo XVI.
Mario Carpo ha explicado que ello se debi a
dos razones bsicas: una
es la extraordinaria difusin que permiti la mecanizacin de la factura
del libro , y la otra la estandarizacin reproduc-
tiva de la imagen que ofreca el invento. Ambas tienen una importancia similar, pero la segunda nos interesa ms ahora. La imprenta difunda imgenes
idnticas entre s. Esto permiti que los arquitectos dispusieran de colecciones
estandarizadas de ilustraciones que ofrecan y producan modelos de arquitectura igualmente estandarizados. En este cambio tcnico radica, segn Carpo,
la diferencia fundamental que puede observarse entre el Bajo Renacimiento y
la arquitectura anterior. Antes de la imprenta, los manuscritos sobre arquitectura tenan pocas ilustraciones, y stas se transformaban de un ejemplar a otro,
por lo que su contenido estaba fundamentalmente centrado en cuestiones de
carcter terico. El tratado clsico sobre arquitectura del romano Marco Yitruvio haba llegado al siglo xv mediante copias manuscritas en las que las imgenes ocupaban un lugar marginal. Los textos sobre arquitectura del siglo xv
italiano como el de Leo Battista Alberti haban sido concebidos desde unas
premisas que ignoraban las
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tratado, ms visual que literario, empez a abrirse camino
en el siglo XVI. El nuevo patrn de la teora arquitectnica tuvo su base en el proyecto de atlas de antigedades
que promovi Rafael Sanzio,
y su continuacin en los libros de Sebastiano Serlio y
los tratados de rdenes de sus
sucesores, con especial mencin para Yignola.
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4. Clasicismo y Manierismo
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5. (Re)escribiendo el Renacimiento
El Renacimiento estuvo en el centro de la historiografa artstica desde los
escritos de Vasari hasta mediados del siglo xx. Durante todo ese tiempo ha sido
un campo de estudio fundamental para el diseo, experimentacin y superacin de los grandes sistemas metodolgicos. El formalismo , el positivismo, la
iconografa , la historia cultural o la historia social fueron modeladas en gran
parte a travs de ejemplos de arte del Renacimiento, con investigaciones sobre
este perodo, y respondiendo en parte a las preguntas que suscitaban estas obras.
Sin embargo, se ha sealado que mientras que durante los siglos XIX y xx la historiografa sobre el Renacimiento estuvo en lnea con el pensamiento filosfico dominante, en los ltimos aos de este ltimo siglo y comienzos del XXI ha
sido bastante refractaria a la reflexin crtica de vanguardia. Puede decirse que
el Renacimiento, pese a ser un referente de la cultura popular de nuestro tiempo, ha dejado de ser una preocupacin fundamental de los centros de innovacin de la disciplina. Esto ocurre sobre todo en la historiografa norteamericana, que hoy percibe al Renacimiento como un espacio de trabajo en cierta
medida perifrico, y que ha sido afectado marginalmente por la renovacin suscitada por el postestructuralismo, los enfoques de gnero y los estudios poscoloniales. Hasta cierto punto se ha creado una fractura entre los historiadores
que trabajan sobre Historia del Arte en la Edad Moderna, quienes no atienden
a las conexiones entre su campo de estudio y la cultura visual actual, y los analistas de las prcticas artsticas contemporneas, quienes suelen ignorar el arte
del pasado, y normalmente slo se acercan a l mediante mecanismos de apropiacin que frecuentemente resultan ahistricos (Elkins, 2008) .
Desde este punto de vista, se ha entendido que la misma idea de Renacimiento estaba necesitada de revisin, al ser un elemento fundamental de la
construccin del proyecto moderno. Y esta revisin se ha emprendido fundamentalmente desde fuera del ncleo tradicional de la disciplina. As, los estudios de gnero han cuestionado si realmente puede afirmarse que las mujeres
tuvieron un Renacimiento como el de los hombres, o los estudios poscoloniales han puesto en duda la realidad de ese renacimiento de los modelos clsicos europeos en el desarrollo artstico de Amrica Latina.
Como ha indicado Martn Kemp, estas revisiones no han resultado siempre
afortunadas. Tampoco han sido lo bastante amplias como para haber cambiado
la exposicin habitual del Renacimiento en Europa. Pero tienen una aceptacin
creciente en la academia internacional y estn modificando la forma en cmo se
percibe el perodo. Por ello un texto de iniciacin a la Historia del Arte del Renacimiento no debe ignorar su existencia. Adems, no slo el Renacimiento, sino
ya la misma Historia del Arte est siendo puesta en cuestin como disciplina. La
disolucin del objeto artstico y la crtica a la historia que ha producido el pensamiento contemporneo estn teniendo una lenta, aunque constante , repercusin en la interpretacin del arte del pasado. Aqu se puede considerar por ejem-
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plo, la reconsideracin del relato vasariano que ha propuesto Georges OidiHuberman en los ltimos aos. Adems de reivindicar los componentes antihumanistas e irracionales del arte del Renacimiento, su modelo historiogrfico
warburgiano-psicoanaltico preconiza el carcter acrnico de la imagen y por
tanto rompe con el historicismo que ha dominado las narrativas sobre el arte del
Renacimiento desde Vasari hasta la historia contextua! de Baxandall. El hecho
de que muchas de las nuevas lecturas promuevan la apropiacin del pasado
desde los intereses del presente no invalida la potencia de los anlisis ni su progresiva aceptacin popular. Hay que tener claro adems que la interpretacin
en clave de gnero de una pintura de altar del siglo XVI no es necesariamente ms
ahistrica que su insercin en la narracin estilstica del museo. El discurso tradicional de la Historia del Arte incurra ya en apropiaciones ahistricas a travs
de su nfasis en la historia de los estilos y la percepcin esttica.
Como se ha sealado, nuestra idea del Renacimiento es producto de una Historia del Arte dirigida a localizar las races del arte moderno. Por ello el concepto burckhardtiano del Renacimiento como momento de origen del arte est siendo revisado a partir de la propia crtica al concepto de arte que se ha efectuado
en la corriente acadmica que se conoce como estudios visuales. Hoy no est tan
claro que la pintura, la escultura y la arquitectura puedan separarse del resto de
objetos e imgenes que conforman el mundo visual. El asunto incumbe por un
lado a la relacin entre las bellas artes y otros productos. Hoy se entiende por
ejemplo que el anlisis de una pintura no se puede desvincular de las ceremonias
o liturgias que, como una proto-performance, intervenan en su percepcin. Por
otro lado, esta revisin del concepto de arte atae igualmente a la consideracin
de la misma nocin de objeto artstico diferenciado. Siguiendo con el ejemplo de
la pintura, no se trata nicamente de que sta formase parte del mismo universo
conceptual que una pieza de orfebrera, sino de que ambas compartan un estatus ambivalente en el que su posible naturaleza artstica no obstaculizaba su consideracin como un artefacto ms del ajuar domstico o religioso. La construccin esttica que fomentaba la teora del arte conviva con la apreciacin utilitaria
que caracterizaba a todo el repertorio material y con las estrategias de interpretacin que compartan todos los soportes visuales. Como ha dicho Hans Belting,
un retrato poda pertenecer a la misma categora que una mesa o que un escudo
de armas o un exvoto. Aunque hoy destaquemos de forma especial el protagonismo de las pinturas y las esculturas, conviene tener claro que sus propietarios
estimaban igualmente el resto de objetos, valorando de forma parecida sus contenidos culturales y estticos, y con frecuencia an ms el econmico, que sola
ser superior en piezas como las joyas o la plata. Los estudios visuales y la consideracin de los objetos artsticos como parte de la cultura material abordan
hoy el arte en el Renacimiento a partir de estas perspectivas. Un ejemplo de esto
es el reciente libro de Welch dedicado a los modelos de consumo en el Renacimiento. Cabe cuestionar la nocin del objeto artstico diferenciado, y preguntarse si realmente se puede pretender su estudio como un campo aislado del resto
de imgenes que formaban el universo visual del pasado.
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6. El ciclo humanista
A pesar de la vocacin tradicional de la historiografa artstica por el establecimiento de clasificaciones, la Historia del Arte occidental presenta una
notable unidad en el espacio temporal que media entre las invenciones de la
imprenta y la mquina de vapor. El humanismo cre un modo particular de
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En este contexto, uno de los elementos fundamentales del ciclo humanista fue su nocin de obra de arte. La arquitectura y las artes visuales quedaron
configuradas como un doble producto compuesto de ideas y formas, que articulaba la transmisin de contenidos en la gramtica clsica y en la nocin de
representacin como ilusin de realidad. Aunque la recuperacin de la antigedad que tuvo lugar en Italia durante el siglo xv fue un aporte fundamental,
el proceso integraba igualmente los horizontes de inters del arte nrdico, que
era el otro gran motor del arte en el perodo. En la Edad Moderna, estos nuevos cdigos de lectura fueron manejados tanto por aquellos que desconocan
el nuevo concepto "arte", como por las lites que se legitimaban a travs de l.
En el mundo contemporneo, esta nocin bsica de arte como ilusin ha estado detrs de las interpretaciones ms conservadoras de la disciplina y de parte
de las crticas populares a las renovaciones del siglo xx. Al tiempo, el protagonismo que el humanismo concedi a la idea ha fundamentado el peso conceptual del arte contemporneo, as como la misma disolucin actual de la
nocin tradicional de arte y su diferenciacin del resto de prcticas humanas.
Por encima de las tradicionales divisiones estilsticas, el arte de la Edad Moderna puede entenderse como el proceso de asentamiento de esos nuevos cdigos
de produccin y recepcin de la obra de arte que puso en marcha el humanismo durante el Renacimiento.
BIBLIOGRAFA COMENTADA
Sobre el concepto de Renacimiento y su definicin clsica, vase su primera
formulacin clsica en J. Burckhardt ( 1992). Una perspectiva general
en E. Panofsky (1994). Sobre los modelos nacionales vase Porter y
Teich ( 1992) y Castelnuovo y Ginzburg ( 1979), sobre las vas de difusin , Burke (2000) y Carpo (2003). La continuacin de los modelos
medievales en el Renacimiento est descrita en Panofsky ( 1994), Burke
(1993) y Kemp ( 1997). Sobre la asimilacin diferenciada de las tradiciones clsicas vase Burke ( 1993). Sobre los problemas caracteriLadores el estilo, vase Gombrich (2000). Una breve gua historiogrfica
sobre el Manierismo en Cmara (1988). Sobre el Manierismo en general, vase Shearman (1984) y M urray ( 1995). La formulacin del pseudo-Manierismo en Bialostocki (1976) y Maras ( 1990). Una discusin
crtica de la historiografa sobre Renacimiento desde perspectivas actuales en Elkins (2008). Otros modelos de Renacimiento en Farago (1995)
y Rogers (2000). Una revisin crtica de la historiografa posmoderna en
Kemp (1997). Sobre los modelos de consumo de arte vase Welch
(2009). Una perspectiva antropolgica sobre la imagen moderna en Belting (2009), y una aproximacin no historicista a la Historia del Arte en
Didi-Huberman ( 1990, 2000). Una introduccin general a la historia de
la historiografa del arte en Kulterman ( 1996).
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