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En Los Dominios de La Serpiente

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EN LOS DOMINIOS DE LA SERPIENTE

(Sergio Fritz Roa)


1.KURT KEISSELL
Kurt Keissell es un nombre perdido dentro de la historia del mundo. Perdido, como el de tantos
millones que se amontonan en esa niebla voraz que llamamos tiempo. La memoria es algo frgil y
cruel. Al igual que en una lotera, los premiados son pocos. Y Keissell fue devorado por el olvido...
hasta ahora, que deseo rescatar su valenta y hablar sobre su extrao caso, del cual el destino me hizo
partcipe.
Vivi en una extrema soledad, unido a pocas cosas: libros de arqueologa, recortes de diarios, ensayos
sobre mitologas variadas. Como Charles Fort, fue un asombrado compilador de conocimientos
arcanos y prohibidos.
Lo conoc en la Biblioteca Nacional. En aquella poca ya trabajaba como bibliotecario, haciendo un
reemplazo. Debido a la cortesa y puntualidad en mi llegada, postul con xito a un puesto fijo; siendo
destinado a la seccin de Historia. En esa sala pude ver cmo dos o tres veces a la semana un personaje
rubio, de tamao alto, ojos claros refugiados en unos lentes de gruesos marcos y voz cavernosa,
solicitaba libros relacionados con un solo tema: la serpiente en las culturas y religiones. Recuerdo
haberle entregado libros, revistas y separatas vinculadas con el culto a la serpiente, los dioses Nagas y
aspectos de la mitologa chilota y mapuche referentes a las serpientes Caicai Vil y Trengtreng Vil.
Debido a lo inusual de su bsqueda, he de confesar que no hallaba el momento de entablar
conversacin con este caballero misterioso.
Una maana en que la sala estaba prcticamente vaca, decid abordarlo. Como suele ocurrir cuando se
desea conocer a alguien, part con palabras nada profundas, comentando la ausencia de lectores en el
establecimiento aquel da. Al ver que ello no generaba ms reaccin que la de una simple afirmacin,
decid atacar con mayor precisin; y, con la excusa de que tena material sobre su inters (esto era
cierto, aunque el texto no era de la institucin sino mo, hallndose en mi hogar; libro que, por lo
dems, trataba sobre aspectos mgicos y no propiamente folclricos), pude entablar una conversacin
ms libre y generosa, aunque todava insuficiente. El nexo se haba logrado, y, cada vez que peda un
texto, me saludaba con amabilidad para luego intercambiar algunas expresiones que iban ms all de lo
bueno o malo del clima. Con el tiempo se gener una complicidad entre ambos; y, un jueves, a poco de
terminar la jornada laboral, me pregunt si sera tan amable de acompaarlo a su hogar a fin de conocer
el objeto de su investigacin.
Aun cuando me sorprendi dicha invitacin, era lo que haba esperado. Envi un mensaje al email de
un amigo, cancelando una reunin acordada para el atardecer con antiguos compaeros del liceo; y me
puse la chaqueta, para dirigirme con Keissell al exterior.
El hogar de mi nuevo amigo se encontraba en el centro de Santiago, a pocas cuadras de la biblioteca.
Era un departamento bastante ordenado y repleto de libros en estanteras que cubran casi todas las
paredes. Los textos, pude ver, se referan a mitologa, religiones comparadas, arqueologa y ciencias
ocultas.
Me sirvi un caf y unas galletas.

Mientras transcurran las horas y la noche empezaba a extender su imperio, yo vea como Keissell se
transformaba en un ser apasionado, que hablaba sobre amenazas extraterrestres, cultos proscritos y un
futuro ominoso para la humanidad.
Su voz se elevaba, tomaba el cigarro nervioso y miraba desde el balcn hacia la noche como extasiado.
Pareca un profeta loco, el mensajero de una secta o quiz un cientfico rechazado por la academia que
anhelaba una venganza intelectual.
Quien viese y escuchase a Keissell esa noche, podra haber pensado que debido a su soledad, aqul
estaba alejndose de la realidad y la sensatez, viviendo en un nerviosismo extremo, enfermizo. Y, sin
embargo, su sinceridad era evidente (o al menos, a m me pareci), como la lgica de sus argumentos,
que, por extraos que pudieran ser, no dejaba de acompaarlos con pruebas, citas, y silogismos.
Seal que el inters por las serpientes radicaba en la existencia de un culto primigenio en donde los
ofidios eran el smbolo de una monstruosidad que acechaba en el tiempo a la raza humana. A travs de
distintas formas, los adoradores de la serpiente intentaban hacer renacer su credo y extenderlo al globo.
Los ritos siempre eran brutales y sangrientos. En el fondo, anhelaban el caos, lo que sera propicio para
el despertar de seres abominables, tales como hombres-serpientes, hombres-peces (dagones y
profundos los llamaba), y hombres-alados (entre los que haba piuchenes, vampiros, etc). Pero,
existan ms horrores, y los anteriores no eran sino solo los servidores que estaban en un estadio
intermedio de poder. Los dioses en realidad eran otros: les llamaba los Antiguos, y eran serpientes
gigantes, seres idiotas de grandes poderes y bestias tentaculares, entre otros. Todo ello me record al
escritor de ficcin de horror Howard Phillips Lovecraft y su mundo repleto de criaturas del mal. En
efecto, me respondi, Keissell, Lovecraft haba vislumbrado, intuido, desde la literatura tales seres;
pero, la mitologa de casi todos los pueblos ya era suficiente expresiva. Seal que algunos ocultistas
como Kenneth Grant vieron esta relacin entre serpientes y Antiguos lovecraftianos; y que l haba
seguido la pista de estos investigadores. Es ms, me seal que antes de morir Grant le dio una carpeta
indita con sus investigaciones, de las cuales l era heredero.
El amor por la mitologa le haba permitido a Keissell descubrir la importancia de Amrica en el culto a
la serpiente. No por nada Quetzacatl y Kukulkan eran serpientes emplumadas veneradas en el viejo
Mxico. Kukulkan recordaba al nombre Kutulu (el Cthulhu de Lovecraft!). La cultura de San Agustn,
en Colombia, tambin haba representado su adoracin a la serpiente en esculturas. El pueblo Chan
Chan en Per, hizo algo parecido en sus edificios. Otro caso era el pueblo caari (hijos de la
serpiente), que fueron adoradores del ofidio, y que segn ciertas leyendas el fundador de ese pueblo
antes de desaparecer se transform en una serpiente, sumergindose en un lago. Pero, Amrica lo haba
provedo de una fuente que le permita ampliar sus estudios: la creencia chilota como mapuche en un
conflicto ocurrido ab origine entre dos serpientes: Caicai Vil y Trengtreng Vil. Esta dualidad
representada entre la serpiente de agua (Caicai Vil) y otra de tierra (Trengtreng Vil) no era otra cosa
que la eterna lucha entre bien y mal. Aunque Caicai Vil fue derrotada, sin embargo su culto se habra
mantenido por milenios, aunque en las sombras. Y era especialmente en la zona donde se libr la gran
batalla, en la zona comprendida de Araucana a Chilo, al sur de Chile, donde se estaban realizando
ciertos actos que segn Keissell tenan relacin directa con el renacer y recrudecimiento del culto
antiguo...
Ello era lo que le obligaba a ir al sur chileno, primero a Chilo y luego a un lugar de la costa de
Araucana llamado Nehuente, pues un conocido mapuche de la capital le haba hablado sobre una
machi de esa localidad que a ciertos lonkos le haba advertido sobre la existencia de kalkus (brujos) que

estaban intentando hacer volver a la serpiente Caicai Vil.


Deseaba detenerlos, pues de lo contrario la humanidad peligraba.
Me demorar un mes... Eso espero. Sino retorno, algo habr salido mal.
Esas fueron sus palabras. Las ltimas que o.

2.HACIA EL SUR
El periodo que sigui al encuentro relatado, fue muy extrao. Tanto a nivel personal como nacional. A
los pocos das de los hechos relatados, asumi una nueva jefatura en la Biblioteca Nacional. Para
desgracia ma, el grato ambiente anterior se vio menoscabado con la presencia de un funcionario que
sola importunarme por cualquier cosa, lo que desencaden en que terminara renunciando. A nivel
nacional, ciertas situaciones me llamaron la atencin. Por un lado, la serie de temblores y bravas
marejadas en la zona austral, en un amplio permetro comprendido desde la Araucana hasta parte de la
Patagonia; una ola de suicidios en Aysn (la que recordaba la acaecida entre los aos 2000 y 2006); los
constantes incendios en parques forestales, perpetuados por desconocidos; como la agitacin de los
mapuche por sus demandas territoriales, que haban tomado una violencia inusitada. Todos estos
hechos me alertaron, siendo imposible no rememorar los dichos de Keissell.
No s si fue debido a este cmulo de hechos, que mis acostumbrados prosaicos y plcidos sueos
derivaron en pesadillas. Lo cierto es que una fuerte inquietud empez a apoderarse de m desde aquel
tiempo.
Cuando transcurri ms de un mes sin tener noticias de Keissell, tal malestar deriv en algo peor: un
miedo y un pesimismo que me impeda buscar trabajo o hacer cualquier actividad importante de
manera normal. Finalmente, lo decid: Ira a Nehuente, aquel lugar del cual me habl. Y ello a pesar
del recrudecimiento de las luchas entre mapuche y fuerzas policiales. Esa era la nica forma de saber
qu haba ocurrido con Keissell! Para ello, solicit ayuda econmica a mis padres, sin entrar en detalles
explicativos sobre mi viaje. Ellos entendieron que yo necesitaba relajarme y pasar las penas producto
de mi renuncia laboral, por lo que no solo evitaron toda objecin al proyecto, sino que, por el contrario,
me apoyaron sin vacilacin.
La llegada a Nehuente fue complicada en extremo. En el bus a Temuco una mujer indgena me
escupi el rostro sin mediar provocacin de mi parte. El vehculo qued detenido por media hora
debido a que una de sus ruedas se rompi. Y como si fuera poco, los carabineros hicieron bajar a todos
los pasajeros un poco antes de llegar a Temuco, porque segn sus dichos estaban buscando a un
terrorista... Al no hallarlo, el viaje continu; pero deb alojarme en la ciudad dado que se me haba
hecho de noche.
A la maana siguiente tom un bus a Carahue, y de all consegu que un taxista me llevase a
Nehuente. La belleza del lugar no era suficiente para calmar mi ansiedad. Sin tener plena claridad de
lo que hara, pregunt a los habitantes del pueblo por mi amigo. Como tal vez su nombre no les dijera
mucho, o al menos buscarlo slo por su denominacin podra ser restrictivo, opt por hacer una

descripcin fsica de l. Y ello dio prontos resultados!


Unos jvenes recordaban haberlo visto unas dos semanas atrs. Lo notaron muy nervioso y cansado. Se
habra alojado en el hospedaje Estrella de Arauco, decan. No podan corroborarlo. Pero, lo que s
aseguraban era haberlo observado caminando junto a la machi Carmen Caliqueo en dos o tres
ocasiones.
Al ser interrogados acerca de si era factible ir a su vivienda, me dijeron que lamentablemente la machi
haba muerto hace solo unos cuatro das. Hasta hoy agregaron, no se explicaban el mvil del
homicidio, pues segn ellos pensaban no haba nadie en el pueblo que no la admirase, dado su gran
conocimiento en materias espirituales como medicinales y su evidente bondad. Haba sido encontrada
cerca de la carretera, y sus vestimentas y cuerpo delataban que haba sido arrojada desde un vehculo a
gran velocidad. Pero, eso no era todo: haba sido decapitada.
3.EL BREVE DIARIO
Luego de estas lgubres noticias, recorr la zona costera, para despejar mi mente. Frente a las olas,
recapitul los ltimos acontecimientos que haba vivido. Y quise buscar una explicacin a todas estas
muertes, a todos estos sucesos que estaban rodeando mi vida, desde el momento que conoc a Keissell.
Y, contra mis deseos, no me qued otra posibilidad que encontrarle razn. Sus palabras, cual profeca,
se iban cumpliendo de manera rpida y eficaz.
Fue en esas meditaciones, cuando deduje que si Keissell estuvo en este pueblo, lo ms posible es que
haya morado en una pensin. Adems, no me haban mencionado los jvenes a la Estrella de Arauco,
como un lugar donde pudo haber estado mi amigo? Dej, entonces, la brisa marina y me encamin
hacia las calles sin pavimentar, en bsqueda de la pensin u hospedaje.
Como imagin no fue tarea difcil hallarla. Era una casa de dos pisos, pintada de color azul y con un
viejo letrero que amenazaba caerse. Para ser sincero, el inmueble no me dio buena impresin, a pesar
de ser la fachada desde un punto de vista arquitectnico bastante aceptable. No s cmo explicarlo,
pero esa casa rezumaba una suciedad invisible y una decadencia que impactaba a mi ser. Pero, claro, no
exista otro lugar de hospedaje. No haba ms alternativa. As que toqu el timbre y abr completamente
la puerta que alguien haba dejado semiabierta. Al poco rato, apareci una mujer gruesa y desaliada.
Estaba vestida con un desgastado traje azul, que vi impregnado de grasa. Posiblemente haba estado
preparando un pollo o pescado pens. Sus labios eran gruesos y no s porqu la asimil con un reptil.
Luego del saludo de rigor, me sorprendi con la siguiente frase:
Debe ser Ust... S, Ust quien anda por ah preguntando por el gringo... Mmm.... Bueno, pues creo
que le dej algo. A ver... A ver... Por aqu... por aqu.
Busc debajo de la mesa y sac un cuaderno.
Ac est. S, ste es! Tome, su merc. Antes de salir rumbo a ese lugar al cual nadie va, dej esto.
Me lo entreg. Agradec y me desped, no sin antes preguntar el valor del hospedaje. Seal un precio
bastante bajo, que yo podra pagar sin problemas. Pero, como no era demasiado tarde y aun no decida
si me quedara all, fui primero hacia la playa a leer el texto.

Era un cuaderno bastante arrugado y manchado con tierra en sus tapas. La letra haba sido escrita con
lpiz pasta y constaba de cerca de 25 pginas escritas de un total de 80. Relataba el viaje desde
Santiago a Chilo. En este ltimo lugar Keissell recopil valiosa informacin sobre la mitologa local,
especialmente sobre la organizacin brujeril la Recta Provincia y el mito de la lucha entre las dos
serpientes Caicai y Trengtreng. En eso estuvo un periodo de dos a casi tres semanas. Luego fue a
Nehuente. All dejara reflexiones del todo importantes, que me ayudaran a aclarar el misterio de su
desaparicin.
Obviar las descripciones de los paisajes y otros temas inferiores, para conservar lo pertinente a sus
pensamientos e intenciones, que sin duda es lo valioso.
He aqu el texto.
DIA 1 EN NEHUENTE:
Luego de un cansador viaje estoy por fin en Nehuente. Me alojo en una hospedera de precio
conveniente, aunque exenta de comodidades. Pues, bien!, lo nico que me interesa es tener un lugar
seguro donde dormir.
Maana eso espero, podr contactar a la machi Carmen Caliqueo, de quien he odo muy buenas
referencias en torno a lo que es sabidura mapuche. Ella es quien habra mencionado a algunos lonkos
de la zona, la presencia de kalkus.
DIA 2:
Anoche tuve unos sueos muy extraos. Me vea en un lugar de bosques oscuros, huyendo hacia el
interior de seres mitad hombre, mitad serpientes. Esto tal vez se deba a mis lecturas en torno a razas
primigenias, vinculadas con la sierpe! No sera extrao! De todas formas, fueron sueos horribles. Me
deseaban atrapar para cumplir uno de sus rituales: el de ocupar un trono de piedra frente al mar, luego
de ser cambiado mi rostro.
Por suerte, el da despej las sombras de las pesadillas y fue positivo: convers con la machi. Le
expliqu que era amigo de M... Cariman, de Santiago, quien me haba recomendado acercarme a ella
con la finalidad de estudiar de parte de una conocedora sobre los cultos ms antiguos de los mapuche.
Me corrigi, sealando que en verdad lo que yo llamaba de esa forma, no eran ms que las creencias y
horribles prcticas de los kalkus o brujos negros, por tanto algo ajeno a la antigua espiritualidad
mapuche.
Conversamos mucho. Es una mujer de sapiencia y notable amabilidad. Incluso me ofreci quedarme
con su familia unos das; pero, como no deseo abusar, desist de aqullo.
DIA 3:
Recordando y estudiando ms sobre la mitologa mapuche, la chilota como adems los procesos
judiciales llevados a cabo en Chilln como en Chilo en contra de los llamados brujos, me sorprende la
importancia de la serpiente como guardiana de la cueva de los kalkus. En algunos lugares se le
denomina culebrn y las descripciones recogidas por los folcloristas son bastante repulsivas. Llama la
atencin que en un pas como Chile donde casi no hay variedades de serpientes y las que hay sean de

tamao pequeo comparadas con las de los pases selvticos y tropicales, se le d tanta importancia a
tal animal.
La razn debe ser sta: En ciertos crculos esotricos se dice que el sur de Chile corresponde al sexo del
mundo; por tanto, nuestro pas es el lugar donde se asienta la serpiente Kundalini de los hindes, de
donde proviene la energa sexual: fuente de vida y muerte, energa catica, que debe ser disciplinada
para ascender.
DIA 4:
Continan las pesadillas. Me levant a media noche y baj al primer piso con la intencin de salir a
caminar y refrescar mi cerebro; pero, una conversacin entre la duea del hospedaje y quien creo ha de
ser su marido me lo impidi. Hablaron sobre --------------------- (Aqu la pgina haba sido arrancada,
perdindose el texto, hasta una parte que deca: Todo esto me provoca un miedo indescriptible. Pienso
que ALGO saben sobre mis investigaciones).
DIA 6:
Es tanto lo que deseo escribir, narrar; pero el tiempo apremia! He continuado las conversaciones con la
machi, quien me indic en un tono de preocupacin que en la aldea de Huecuhue (al norte de
Nehuente) se han estado incrementando los ritos sangrientos de los kalkus. Se habran inmolado vacas
y cerdos en cantidades importantes, y no se duda que tambin se hayan sacrificado nios... Al
preguntarle sobre su informante, me dijo sonriente: Las machis tenemos nuestros propios aliados y
fuentes de informacin.
Carmen Caliqueo me ha expresado que si deseamos detener el culto serpentino y su poder, urge
apersonarnos en Huecuhue a averiguar qu se est efectuando e intentar frenarlo... No niego que esto
me atemoriza, pues si bien he ledo mucho sobre los poderes de los brujos, otra cosa es presenciarlos.
Y como creo en los relatos orales y escritos al respecto, estos son inmisericordes! A veces la muerte no
es lo peor... Y hay maldiciones que van ms all de la tumba.
DIA 7:
Dejar en este lugar este breve cuaderno como testimonio de mis pensamientos y experiencias
recientes. En el eventual caso que mi joven amigo de Santiago llegase a conocerlo, le sera de utilidad
en tanto confirmara mis aprensiones sobre lo que est ocurriendo en esta zona del mundo, respecto a
las cuales l pudo dudar en cierto momento, lo cual no podra criticarle... Quiera Dios que llegue a
alguien!
DIA 8:
Maana viajar con la machi a Huecuhue. El lugar est a poco menos de dos horas de camino a pie. Me
dijo que es recomendable no utilizar medios de transporte, y que saldremos a las 20 horas. As
evitaremos que sospechen de nosotros. Aun cuando Nehuente es un pueblo pacfico y del lado
bueno; la machi me ha dicho que los ltimos das ha tenido ciertas visiones de que podra haber
aliados o emisarios de los kalkus, incluso ac.
Llevar una botella con agua, un saco de dormir y dos linternas.

Hasta aqu el texto.


Mi sensacin luego de su lectura fue la de un espanto que hel la sangre. Tem lo peor. Sin embargo,
decid que ira a Huecuhue. Era posible que mi amigo no estuviese muerto, sino perdido o tomado
prisionero. Pens en solicitar ayuda a carabineros, pero aparte del hecho que estaban ocupados con el
asunto de la violencia en ciertas reservas mapuches... no me creeran! Ira igual. Tal vez aun pudiera
hacerse algo...
4.EL DESENLACE
Al da siguiente almorc en un restaurante, de esos tpicos del sur chileno. Era un lugar oscuro, con una
TV prendida y unos hombres bebiendo mientras conversaban casi a gritos. La comida era un caldillo de
congrio, cuyo sabor era exquisito. El calor de ste me dara las energas necesarias para preparar el
viaje.
Estaba ya finalizando, cuando lleg un viejo con ropaje sucio y pelo desordenado. (Un mendigo?).
Vena excitado... Se acerc hacia la mesa donde estaban los hombres bebiendo. Sin mediar saludo, el
viejo les dijo que algo tremendo haba sucedido: el cuerpo de la machi haba sido profanado. En la
maana familiares haban ido al lugar, cuando se sorprendieron al ver un foso y un montn de tierra al
lado, donde deba estar la tumba de la machi. Ahora, su cadver no yaca all.
El mensaje me pareca revelador. Deba actuar pronto! Me retir del restaurante y fui a la posada, a
manifestar mi intencin de viajar a Huecuhue. La mujer de aspecto de batracio me mir con atencin,
gesticulando de una forma que no pude saber si era una mofa o un rechazo. Hizo un signo semejante a
aquel que hacen los catlicos cuando se persignan, pero en direccin inversa. Y luego dijo:
Ust no debe saber... O quiz s... Se dicen cosas... Bueno, cosas na huenas sobre ese lugar. Pinselo
otra vez. Yo, yo... no ira.
Y, sin embargo, me indic cmo llegar. No quise perder ms tiempo. Poda ayudar a Keissell si estaba
aun vivo. Cada minuto poda ser decisivo en su rescate. Le pagu a la seora y me retir. Al cerrar la
puerta del hospedaje, cre percibir una risa. No dese confirmarlo.
La tarde la destin a preparar el viaje, comprando un par de linternas, varias pilas, bebestibles, un saco
de dormir, un cuchillo de gran tamao y algo para comer. Fui a la iglesia local donde estuve una hora; y
luego intent ubicar a los jvenes que me hablaron sobre Keissell cuando llegu al pueblo, para
contarles de que saldra de Nehuente y que si no volva dentro de un da, que por favor llamaran a mis
padres. Los encontr y les dej el nmero celular de aqullos y les entregu como recompensa un poco
de dinero.
La noche empezaba a caer. Sin embargo, la luna era llena y alumbraba lo suficiente el camino costero
hacia Huecuhue.
Durante mi andar, sent pasos. Una vez que me volteaba a ver qu ocurra, se detenan. Esto afectaba
mi estado nervioso. Pero, ya estaba lejos de Nehuente y no deseaba dejar solo a Keissell. Solo deba
avanzar y cuidarme lo ms que pudiese. Para m ya no haba retorno.

Las olas parecan ms bravas y escuch a un ave que graznaba muy cerca mo. Era como si los
elementos estuviesen en mi contra. Al menos ese lugar era inhspito y por algo temido por los sureos
desde antao.
Pude ver unas quince a veinte casas. Eran de madera y todas pintadas de color azul. No vi a nadie en la
caleta, hasta que percib una especie de entonacin visceral y molesta. Parecan voces humanas, pero en
un estado anormal. Era como si quisiesen imitar el ruido de un animal. Agudic el odo y escuch
tambores que eran golpeados con suavidad, de manera montona. Tambin el sonido de flautas o con
ms certeza pifilkas, era parte del ritual.
Me dirig hacia el lugar de donde provena lo que pareca un peregrinaje, el que se diriga hacia el mar.
En la playa un grupo de unos treinta hombres y mujeres de movimiento torpes, junto a sus antorchas
cantaban y llamaban a Caicai Vil. En el centro del grupo divis algo como rocas, y sobre ellas a gente,
posiblemente los lderes.
Hubo un movimiento inusual de las aguas. Y desde el mar una especie de respuesta a las voces e
instrumentos de los hombres. Aquel sonido, si es que puede llamarse de esa forma, no lo podr olvidar
jams! Me record a las grabaciones de los delfines, y sus tonos extraterrestres... Era semejante, aunque
ms grave, sombro, maligno.
Y luego, vi algo que hasta hoy dudo si era cierto.
La cordura es frgil y ante espectculos como ste puede romperse. Por ello, no deseo dar otros detalles
que ste: creo haber visto una serpiente gigantesca intentando salir del mar... Pero, algo fall y pronto
retorn a las profundidades.
Se escucharon las loas de los aclitos del mal, quienes lanzaron las antorchas al agua en seal de
victoria y se dispersaron por diversos puntos hacia sus casas.
Esper que todos se retirasen, para salir de mi escondite, una roca.
Y luego fui hacia lo que pens eran tronos ptreos...
Lo que vi me hizo huir, despavorido. Corr, corr, sin descansar, hasta llegar a Nehuente; pero, no me
pareci confiable la hospedera, luego de haber ledo el cuadernillo de mi amigo...
Aliados... Emisarios... Haba dicho la machi a Keissell.
Me qued en la ribera, esperando que el sol surgiera. Ya reiniciada la vida del pueblo, tom un taxi,
retorn a Carahue, luego a Temuco, y llegu a Santiago.
No deseo saber ms del sur y sus espantos! Pues lo que vi eran los cuerpos de dos cadveres sobre dos
especies de bancas de piedra. Uno era el de un hombre, pero con el rostro de una mujer indgena. El
otro el cuerpo de una mujer de aspecto mapuche... con el rostro de mi amigo.
Era ese uno de los ritos a los cuales Keissell haba hecho referencia en sus anotaciones y en el cual l
sin haberlo pretendido haba sido partcipe junto a la machi.

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