El Negro No Entiende

LENGUA
Carlos Sarri Yuste

TEXTO A COMENTAR: EL NEGRO NO ENTIENDE
Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e

inequvocamente germana adquiere su bandeja con el men en el mostrador del
autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los
cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un
chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y
est comiendo de su bandeja.
De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige
su pensamiento y supone que el africano no est acostumbrado al sentido de la
propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quiz no disponga de
dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo sta barata para el elevado estndar
de vida de nuestros ricos pases. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y
sonrerle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A
continuacin la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor
normalidad y compartindola con exquisita generosidad y cortesa con el chico negro. Y
as, l se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo
plato de estofado hasta acabarlo y una da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta.
Todo ello trufado de mltiples sonrisas educadas, tmidas por parte del muchacho,
suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella.
Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un caf. Y entonces
descubre, en la mesa vecina detrs de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo
de una silla y una bandeja de comida intacta.
Dedico esta historia deliciosa, que adems es autntica, a todos aquellos espaoles que,
en el fondo, recelan de los inmigrantes y los consideran individuos inferiores. A todas
esas personas que, aun bienintencionadas, los observan con condescendencia y
paternalismo. Ser mejor que nos libremos de los prejuicios o corremos el riesgo de
hacer el mismo ridculo que la pobre alemana, que crea ser el colmo de la civilizacin
mientras el africano, l s inmensamente educado, la dejaba comer de su bandeja y tal
vez pensaba: Pero qu chiflados estn los europeos.
Rosa Montero, El Pas. (17/05/2005)
CARLOS SARRI YUSTE 1
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Carlos Sarri Yuste

COMENTARIO DEL TEXTO
1. Organizacin de ideas.
Atendiendo a la estructura externa, el texto se encuentra dividido en cuatro partes,
que, internamente, se dividen en dos partes principales. La primera, se corresponde con
los tres primeros prrafos, en los que es narrada una historia, dividida en presentacin,
nudo y desenlace, correspondiendo cada prrafo con una parte. En la presentacin, se
describe el lugar donde ocurren los hechos, un comedor universitario, se presentan los
personajes, una chica alemana y un africano, y se plantea la situacin, la chica encuentra
al africano comiendo de su bandeja. En el nudo se desarrollan los hechos: la reaccin de
la chica y el comportamiento de ambos en la mesa. Por ltimo, en el desenlace se
expone que la chica se haba equivocado de mesa y todo haba sido un error.
En el ltimo prrafo, la segunda parte, la autora menciona a los colectivos a los que
va dirigida la historia y da una moraleja de sta: es necesario librarse de los prejuicios.
2. Tema y resumen.
El tema del texto es la necesidad de librarse de los prejuicios sobre los inmigrantes.
Una chica compra su comida en el autoservicio de un comedor universitario, se
levanta un momento de la mesa y, cuando vuelve, encuentra a un africano sentado en su
sitio. Al principio, se siente confusa, pero despus empatiza con la posible situacin de
l y se siente a comer con l. Ambos comparten cordialmente la comida y, al finalizar,
ella se levanta a por un caf y, al volver, descubre que era ella quien se haba
equivocado de mesa y haba comido de la bandeja de otro. A raz de esta historia, la
periodista insta a los espaoles a librarse de los prejuicios contra los inmigrantes.
3. Comentario crtico del contenido.
Nos encontramos ante un texto periodstico, concretamente un artculo de opinin
publicado por el diario El Pas. La autora es Rosa Montero, una reconocida periodista
espaola que escribe frecuentemente para este peridico.
La autora narra una historia real que simboliza claramente los prejuicios racistas y
xenfobos. Actualmente, la xenofobia est cada vez menos presente en nuestra
sociedad, al igual que el racismo. En los ltimos aos ha habido una gran evolucin en
este campo, pues hace algo ms de 50 aos los judos se encontraban en campos de
concentracin nazis, en la dcada de 1960 los afroamericanos marchaban por las
principales ciudades de Estados Unidos, encabezados por Luther King, exigiendo que se
respeten sus derechos, y hace tan solo 10 aos era abolido el Apartheid en Sudfrica
gracias al movimiento liderado por Nelson Mandela.
Aun as, tal y como afirma la autora, se siguen dando casos de xenofobia y racismo
en nuestra sociedad. Es comn ver como alguien mira por encima del hombro a un
hombre de color que, debido a su precaria situacin econmica, est en un semforo
pidiendo dinero, como si fuese un ser inferior, como si no fuese una persona igual a
cualquier otra. Tambin son muchos los que critican y desprecian a los sudamericanos o
a europeos del este. Y cabe destacar la actual situacin de EEUU, donde en la ciudad de
Ferguson se han dado una serie de protestas contra el racismo a raz de la muerte de un
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joven afroamericano por parte de un polica blanco que afirma haber actuado en defensa
propia.
En nuestro pas, el racismo se hace ms presente en el colectivo africano,
principalmente en aquellos que llegan a nuestras costas tras cruzar en pateras el estrecho
de Gibraltar. Estas personas llegan en unas condiciones de salud nfimas y requieren ser
asistidos por los servicios sanitarios urgentemente y son llevados a centros de estancia
temporal. Debido a su situacin legal irregular, estos inmigrantes tienen que ser
deportados a sus pases correspondientes, a lo que una gran parte de la poblacin se
opone, pues consideran que es devolverlos a unas situaciones de vida inhumanas.
Asimismo, otra parte de la poblacin apoya las deportaciones, afirmando que es
imposible mantener a los inmigrantes con el dinero, lo cual es cierto, pero,
personalmente, no creo que las deportaciones sean la solucin. Los inmigrantes, sobre
todo los subsaharianos, son personas que abandonan su pas, normalmente dejando su
familia atrs, y realizan un largo y duro viaje para llegar a un pas donde tener la
oportunidad de mejorar su calidad de vida. Por ello, son de las personas ms
trabajadoras que existen, es frecuente ver a un negro vendiendo pauelos en los
semforos, mientras que, personalmente, jams he visto a una persona blanca
intentndolo; en cambio, s se ven mendigos blancos y no negros. Asimismo, hasta hace
unos aos, los inmigrantes eran los nicos que trabajaban como temporeros en el campo
a cambio de una miseria de sueldo; es por ello que muchas personas han culpado de la
crisis econmica y el desempleo a los inmigrantes, aumentando la xenofobia.
Al igual que la autora, considera con los prejuicios racistas y xenfobos tan solo nos
llevan a hacer el ridculo y quedar mal delante de los dems, pues no hay nada ms
absurdo que considerarse superior a otra personas por su situacin econmica o social, o
muchsimo menos por su pas natal o su color de piel. Por ello, el tema de la
inmigracin hay que resolverlo directamente en la sociedad, en la mente de cada uno,
pues todas las personas, independientemente de su sexo, nacionalidad, raza o cultura
somos iguales, tenemos los mismo derechos y estamos igual de capacitados para
desempear tareas en la sociedad. As que, en vez de mirar con malos ojos a los
inmigrantes o llevarnos la mano a la cartera cuando nos cruzamos con uno, lo que
deberamos hacer es, como la muchacha de la historia hace, empatizar con esas personas
y ponernos en su situacin, as nos daremos cuenta de que son iguales que nosotros,
pero simplemente se encuentra en una situacin peor y necesitan nuestra ayuda, de ser
humano a ser humano.

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