Pedagogía de La Intervención. El Caso de La Biblioteca Popular Constancio C. Vigil (1977-1981)

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Pedagoga de la intervencin.

El caso de la Biblioteca Popular


Constancio C. Vigil (1977-1981)1
Natalia Garca

Gnesis y crecimiento institucional


La inicios de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil se remontan al ao
1944 cuando se crea una pequea biblioteca en la Asociacin Vecinal del
barrio Tablada y Villa Manuelita en la zona sur de la ciudad de Rosario
(Argentina), previamente inaugurada en 1933 al calor del movimiento
asociaciacionista en marcha desde la dcada del 20. Hacia al ao 1953, un
entusiasta grupo de adolescentes y jvenes se sum al espacio vecinal y
conform una Sub-comisin de Biblioteca continuando con prcticas de corte
espiritualista hasta 1957, cuando entonces se produce un punto de inflexin en
la historia organizacional por va de una idea indita y sencilla: organizar y
administrar una rifa pagadera en cuotas. sta result exitosa desde su
implementacin; en pocos aos, su crecimiento fue sostenido y exponencial.
En gran medida, ello se debi a la combinatoria de abonarla en forma
accesible, ofrecer atrayentes premios y sostener la promesa de dirigir la
recaudacin hacia un conjunto de actividades y servicios sociales, educativos y
culturales significativos en su comunidad. Asimismo, la positiva respuesta
comunitaria se anud a la lgica institucional que se imprimi desde su
gnesis: una dinmica de abajo hacia arriba, pues an cuando el mandato
asociacionista estaba presente y pretenda la elevacin cultural del barrio en el
que acta2, para el caso, ello no devino en una reproduccin de los cnones
impuestos desde la cultura hegemnica. Antes bien, se intentaba pensar y
actuar desde los mrgenes, desde las entraas de la cultura popular y hacia la
cultura popular.

El presente trabajo se basa en publicaciones anteriores y ha sido modificado para el Curso


virtual para docentes INVESTIGACIN Y ENSEANZA DEL PASADO RECIENTE. Estrategias
para la transmisin y el abordaje educativo organizado por el Museo de la Memoria de Rosario
(Mdulo 3. De la investigacin a la enseanza: Potencialidades, posibilidades y desafos de
una pedagoga de la transmisin. En tal sentido, se ha pretendido mostrar aspectos clave de la
historia institucional, recortando otros aspectos terico-metodolgicos que bien pueden
seguirse en la bibliografa de nuestra autora dejada en la Clase 1: Entre los muros. Avances y
deudas en el campo de la Historia reciente de la Educacin Argentina).
2
Artculo N4, Estatuto fundacional (1959).

Encontrados los recursos financieros, en 1959 la Sub-Comisin se separ de


la vecinal y naci como Asociacin civil Biblioteca Constancio C. Vigil. En
adelante, creci y se desarroll de forma embrionaria; es decir, la concrecin
de cada proyecto fue fruto del cruce de un especfico inters grupal y/o
particular, y las reales posibilidades de efectivizarlo de forma autogestionaria.
Bajo esta tendencia y durante la dcada del 60 surgieron: el Jardn de infantes,
el Servicio Bibliotecario, la Editorial, el Museo de Ciencias Naturales, el
Observatorio Astronmico, la Universidad Popular, un Centro Recreativo,
Cultural y Deportivo, la Caja de Ayuda Mutua, la Guardera y el Centro Materno
Infantil. Llegada la dcada del 70, la organizacin inaugur el Instituto
Secundario o nivel medio de enseanza y la Escuela primaria; ambos de
carcter gratuito, mixto, laico y de jornada extendida o doble escolaridad.
Lo anterior result materialmente posible por cuanto en 1965 la otrora rifa se
transform en Bonos bianuales que extendieron su venta en varias y lejanas
regiones del territorio nacional3. Ciertamente, la cifra de 3000 vendedores y 500
cobradores de Bonos evidencia el xito de su comercializacin y las razones de
sus millonarios ingresos mensuales. As, Biblioteca Vigil se erigi en un
complejo social, cultural y educativo de proporciones nicas que abandon el
rgimen normativo asociacionista para acoplarse al movimiento mutualista que
ciertamente ya presentaba sus propios problemas macro, pero sin impactar en
la organizacin en virtud de su potente autofinanciamiento. En sntesis, de unas
prcticas altruistas del tiempo libre, devino en una entidad cooperativa de
slido capital financiero y patrimonial dirigida por una Comisin Directiva4 cuyos
miembros permanecieron en iguales funciones hasta el ao 1977, por va del
voto mayoritario de la masa de 19.639 asociados, y asignndose un salario
mensual que no superaba el 1.5 % de diferencia monetaria entre el mximo
cargo y ltimo puesto en el escalafn de los 647 empleados que lleg a
incorporar. La obra educativa result su proyecto ms potente con casi 3000
alumnos en sus escuelas formales y no formales de todos sus niveles.
3

Por un lado, los Bonos tuvieron desde entonces una duracin de 24 meses o cuotas,
posibilitando la previsin presupuestaria para el ao en curso y el subsiguiente. Por el otro, y
de forma ms decisiva, stos comenzaron a venderse en las provincias de San Juan,
Mendoza, Crdoba, Entre Ros, Salta, Buenos Aires, Tucumn, Jujuy y desde ya, en la
provincia de Santa Fe. Estas modificaciones dieron sus frutos en la recaudacin del 11 Bono
del ao 1966: la cifra trep de los 35.000 a los 90.000 Bonos vendidos.
4
En adelante, CD.

Crisis financiera, intervencin y genocidio cultural (1974-1977)


Los fuertes cimbronazos econmicos de los aos 1974-1975 afectaron
severamente los engranajes financieros de la institucin. Por un lado, hacia el
segundo semestre de 1974 comenz en Argentina una escalada inflacionaria
que el gobierno de Isabel Martnez de Pern (1974-1976) intent controlar
impidiendo la suba de precios. Algunos sectores empresariales respondieron
con la paralizacin total de entrega de mercaderas y durante ocho meses la
entidad qued desabastecida de los bienes afectados a premios de los Bonos o
rifas previamente contratados. Por su parte, en junio de 1975 el ministro de
economa Celestino Rodrigo devalu un 150 % el peso nacional en relacin al
dlar comercial; subi el 100 % de todos los servicios pblicos y transporte, y
un 180 % los combustibles. Para la Vigil, la combinatoria de devaluacin e
indita inflacin sobrevino en una encerrona financiera que escap a todo
control interno: los programas de sorteos continuaban semanalmente a
requerimiento de expresas normas legales, en tanto las mercaderas de las
rifas ya vendidas no estaban disponibles. Desde ya, la licuacin de los salarios
de la clase trabajadora tambin se manifest en la cada de las ventas de
Bonos en ms de un 70% para fines del ao 1975. El Rodrigazo5 convirti en
deuda sus alicados ingresos; por primera vez en ms de quince aos de
pujante desarrollo, la organizacin afrontaba un pasivo irrefrenable.
Iniciado

ya

el

terrorismo

de

Estado

(1976-1983),

el

indefectible

incumplimiento en la entrega de premios a los ganadores de Bonos dispar un


conjunto de demandas judiciales. Especficamente, el expediente judicial6 se
abri en 1976 con una veintena de querellantes; una cifra ciertamente benvola
en relacin a los cientos de ganadores asimismo perjudicados por entonces.
No obstante, estas acotadas acciones civiles resultaron suficientes y oportunas
para operar como chivo expiatorio y dar inicio a una intervencin fundamentada
en un discurso de salvaguarda y defensa del bien comn y apuntando las
acusaciones por manejos deshonestos a la dirigencia de la organizacin 7. Con
5

Expresin coloquial de las medidas econmicas implementadas por el ministro Celestino


Rodrigo (1975) catapultado sin mayores antecedentes a tamaa funcin por el poder real que
habitaba en el gobierno heredado a Isabel M. de Pern tras la muerte de J. D. Pern (1974); es
decir, Jos Lpez Rega.
6
Expediente N 436/77Biblioteca Vigil s/ Operaciones de Liquidacin.
7
Lo dicho se expresa en el decreto de Intervencin normalizadora N 0942/77 dictado por el
entonces gobernador de facto Jorge Desimoni.

ello, el rostro bifronte (guila, 2008) de la dictadura se condens en este caso


con un evidente desdoblamiento discursivo: en tanto en el orden pblico se
argumentaba la necesidad de cuidar un inters superior aplicando una
normalizacin exclusivamente econmico-financiera, de forma clandestina se
producan tareas de seguimiento, espionaje y persecucin ideolgica hacia
actores institucionales y entidad en general. Dicho en otros trminos, aun
cuando Biblioteca Vigil ya haba sido secretamente calificada como aptrida y
marxista incluso desde 1972, la intervencin no exterioriz discurso ideolgico
alguno, valindose de la coyuntura que atravesaba para aniquilar su vida
institucional.
La normalizacin se puso en marcha con la toma de posesin de sus
instalaciones el 25 de Febrero de 1977 efectivizada por personal de servicios
de seguridad (policial y militar) y civiles profesionales (contadores, abogados y
escribanos). Tras slo 49 das hipotticamente destinados a regularizar los
pasivos contables; investigar posibles ilcitos cometidos por la CD, y garantizar
la continuidad de la gran obra popular, finalmente se declar la liquidacin de
su patrimonio. La Resolucin N 202 puesta en vigencia el 15 de abril de 1977
fue el marco legal que habilit su destruccin material; sus valiosos bienes
muebles

inmuebles

fueron

quemados,

desmantelados,

destruidos,

abandonados y subastados en remates viciados y ventas fraudulentas. A la


fecha, estas acciones habilitan denominar el proceso liquidatorio como un caso
particular de genocidio cultural8 susceptible de penalidad en la figura de delitos
econmicos imprescriptibles. Asimismo, el pathos intervencionista se inscribe
como delito de lesa humanidad en rigor de la detencin ilegal y desaparicin
forzada de ocho miembros de la CD la madrugada del 10 de mayo de 1977 9.
8

Se sigue aqu el concepto publicado en el Informe sobre la Prevencin y sancin del crimen
de genocidio (1985) Subcomisin de Prevencin de Discriminaciones y Proteccin a las
Minoras; sub-rgano de las Naciones Unidas; a saber: () todo acto premeditado cometido
con la intencin de destruir el idioma, la religin o la cultura de un grupo nacional, racial o
religioso por razn del origen nacional o racial o de las creencias religiosas de sus miembros,
actos tales como: 1) la prohibicin de emplear el idioma del grupo en las relaciones cotidianas
o en las escuelas o la prohibicin de imprimir o de difundir publicaciones redactadas en el
idioma del grupo; 2) la destruccin de las bibliotecas, los museos, las escuelas, los
monumentos histricos, los lugares de culto u otras instituciones y de los objetos culturales del
grupo o la prohibicin de usarlos.
9
Aquella noche secuestraron a: Francisco Routaboul (Sndico), Renato Perrota (Revisor de
Cuentas), Platn Duri (Sndico), Augusto Duri (Presidente de CD), Omar Prez Cantn (Revisor
de Cuentas), Alberto Pedrido (Tesorero), Ral Frutos (Vice-presidente y bibliotecario mayor) y
Domingo De Nichilo (Revisor de Cuentas). El grupo fue traslado al Servicio de Informaciones

La articulacin de uno y otro hecho se significa gravemente al comprender que


los dirigentes desaparecidos estaban en condiciones jurdicas de avalar los
procesos contables y financieros; refutar la acusacin de malversacin de
fondos, y velar por el cumplimiento transparente del injustificado proceso de
quiebra y destino de los bienes tasados en cifras millonarias10. En trminos
sencillos, fueron desaparecidos los actores claves para evitar la destruccin
que efectivamente produjo la intervencin dictatorial.
Los nuevos recursos humanos
El sistema escolar de Biblioteca Vigil result la nica estructura institucional
que la intervencin liquidadora sostuvo hasta su derivacin al mbito de la
enseanza pblica provincial en 1980 bajo la denominacin Complejo Pedro
de Vega. No obstante y previamente, las escuelas en todos sus niveles fueron
igualmente mutiladas en sus dispositivos materiales y simblicos inditamente
orientados a los sectores ms vulnerables de la ciudad, reinstalndose un
escenario fuertemente segmentado y vaciado de contenidos socialmente
significativos que ciertamente caracteriz al periodo en cuestin. En este
sentido,

la comisin interventora cerr y desmantel

las

bibliotecas

especializadas, laboratorios, gimnasios y comedor escolar; suprimi el sistema


de becas asistenciales; expuls a los Directores de curso11; clausur los
gabinetes psicopedaggicos y el servicio mdico integral.
Conectado a lo anterior, la alta calidad de la enseanza que las
singularizaba

disminuy marcadamente en virtud del xodo del cuerpo

docente, distinguido por la auspiciosa combinatoria de una rigurosa formacin


ubicado en la Jefatura de Polica de Rosario donde funcion el Centro Clandestino de
Detencin y Tortura El Pozo. Permanecieron en carcter de desaparecidos durante noventa
das aproximadamente. A posteriori fueron declarados como detenidos del Poder Ejecutivo
Nacional, siendo finalmente liberados el 24 de diciembre de 1977 sin imputacin de delito
alguno.
10
En tanto las deudas originadas por la actividad de la entidad mutual no llegaron a U$S
100.000, el patrimonio de la entidad ascenda a los U$S 3.500.000; cifra que se licu sin control
a lo largo de 31 aos de trmite liquidatorio (1977-2008).
11
Los mencionados Directores de curso haban sido implementados desde el ao 1970 en el
Instituto Secundario. Eran profesores con formacin terciaria y universitaria dedicados a
acompaar pedaggicamente a los alumnos en su tarea cotidiana estimulando la comprensin
de los contenidos y bajo una alta consideracin de sus historias de vida. Durante el ciclo bsico
que se extenda hasta el 3er. ao, se propiciaban herramientas estratgicas de aprendizaje
mediante un espacio curricular denominado Estudio dirigido. En el ciclo superior, la propuesta
se orientaba a brindar una Orientacin emocional. Estos programas buscaban configurar un
espacio especfico para la discusin grupal, el debate e intercambio de opiniones respecto de
asuntos institucionales, disciplinarios o del inters de los alumnos.

acadmica y tendencia general hacia la incorporacin de propuestas didcticas


emparentadas a las ltimas oleadas escolanovistas. En lo particular de la
escuela secundaria, el plantel qued diezmado por renuncias masivas producto
de la violencia poltica desatada ya desde 1974; como efecto del terror
dictatorial instaurado en 197612, y tras la aplicacin de la ley de
Prescindibilidad13 que finalmente lleg a la institucin para decenas de
profesores en 1980. Centrndonos en la escuela secundaria, y a los efectos de
aproximarnos a una significacin topogrfica del sentido ideolgico-pedaggico
all operado, resulta prioritario connotar el desplazamiento y reemplazo de sus
directivos; por su parte obligados a presentar la renuncia indeclinable una vez
dictada la liquidacin patrimonial. Especficamente, Rubn Naranjo14 fue
sustituido en su cargo de Rector por Carlos Sfulcini. La vice-direccin a cargo
de la Prof. Elba Paroln15 qued en manos del psiclogo Ral Pangia. En lo que
respecta a la coordinacin de todos los niveles escolares, el reconocido
pedagogo Mario Lpez Dabat16 fue desplazado en su funcin de Director del
Departamento de Educacin. En rigor, el espacio en su conjunto dej de existir
como tal; en adelante, la gestin del complejo educativo qued a cargo de
Alcides Ibarra, especialmente enviado desde el ministerio de educacin de la
provincia de Santa Fe como asesor pedaggico.
Nuevas

fuentes

documentales

permiten

al

presente

desnudar

categricamente el rostro profundo y por entonces desconocido de las nuevas


autoridades institucionales. A saber: el asesor pedaggico Telmo Ral Alcides

12

Entre finales de 1974 y principios de 1977, Biblioteca Vigil sufri dos atentados explosivos
que causaron graves daos en el edificio principal ubicado en la interseccin de las calles Alem
y Gaboto. En otra oportunidad, y en plena jornada escolar, un auto a gran velocidad abri fuego
de metralla sobre la pared orientada a calle Alem. Finalmente, en horas de la madrugada, un
grupo de personas encapuchadas amordaz al sereno que custodiaba las instalaciones del
sector administrativo. Tras hurgar en toda la documentacin existente, en una oficina pintaron:
A.A.A..
13
Res. N 851/80.
14
En 1964 el profesor y artista plstico Rubn Naranjo graduado en la Universidad Nacional del
Litoral, se sum a la pujante entidad para dirigir la Escuela de Artes Visuales de la Universidad
Popular. De inmediato, se incorpor a la CD. En 1966 tom a su cargo la extraordinaria
experiencia de la Editorial Biblioteca y en 1976 asumi como Rector del Instituto Secundario.
15
Ingres a la organizacin en los primeros aos 70. Formada en las corrientes del
movimiento de la Escuela Nueva bajo la direccin de Olga Cossettini durante la experiencia de
la Escuela Normal N 204 Domingo de Oro de la ciudad de Rafaela.
16
Profesor Titular de Poltica Educativa en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad
Nacional del Litoral. Director del Seminario Sociedad y Educacin en el Departamento de
Pedagoga Universitaria, U.N.L. Profesor de Poltica Educativa del Profesorado de Ciencias de
la Educacin de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.

Ibarra era miembro de la polica provincial; en los aos ms oscuros de la


historia argentina se desempe en el Servicio de Informaciones de la Jefatura
de Polica de Rosario donde se haca llamar Rommel en deferencia del
famoso mariscal de campo y comandante nazi Erwin Eugen Rommel. Por su
parte, Carlos Sfulcini, era llamado Pancuca, Carlitos y/o Carlos Bianchi
segn los tiempos y lugares genocidas en los cuales tambin revisti; ya fuere
en el Centro Clandestino de Detencin conocido como la quinta de Funes en
las afueras de la ciudad de Rosario como parte del grupo operativo a cargo del
Mayor Jorge Pascual Guerrieri, una combinacin de Ejrcito (II Cuerpo) y
Polica de la Provincia de Santa Fe; y/o miembro de la patota de Oroo, que
no slo se ocupaba de las tareas de inteligencia sino de los operativos y
gestin de algunos de los centros de detencin que funcionaron en el rea
(guila, 2008, p. 187). A diferencia de Alcides Ibarra, Sfulcini no perteneca a
ninguna fuerza de seguridad; era un joven civil colaboracionista alistado como
Personal Civil de Inteligencia (PCI), segn la nmina parcial recientemente
publicada tras el decreto presidencial N 4/201017. Igual situacin se observa
en el caso de Ral Pangia18, tratndose incluso de un funcionario de los
servicios de inteligencia con tareas anteriores al golpe de Estado de 1976;
especficamente, durante la etapa reactiva y misional del ministro de educacin
de la nacin Oscar Ivanissevich (1974-1975), el psiclogo particip de las
depuraciones del personal docente de la Facultad de Psicologa de la
Universidad Nacional de Rosario en 1975. Como se dijo, en abril de 1977 fue
convocado para cubrir el cargo de Vice-rector en el Instituto Secundario de
Biblioteca Vigil, al tiempo que tambin ejerci como docente de las asignaturas
Psicologa para los 4to y 5to aos, y Formacin Moral y Cvica para el ciclo
bsico.
Ahora bien, las nuevas autoridades estuvieron secundadas por profesores
ideolgicamente consustanciados con el rgimen dictatorial en general e
institucional en particular. Es decir, por fuera de los miembros del cuerpo
17

Desclasificacin de la nmina del Personal Civil de Inteligencia (PCI) que colabor en tareas
de censura, persecucin ideolgica y delacin de militantes de organizaciones polticas,
sindicales y sociales. De los 4.300 agentes que hasta la fecha se individualizan y documentan,
116 agentes se desempearon en Rosario y su amplia zona de influencia. Para el caso de
Carlos Sfulcini, se comprueba su inclusin como tal bajo el nmero N 4274, fs. 80 de la
Direccin General de Inteligencia.
18
Ral Pangia, Agente de censura, PCI N 4274, fs. 80. Direccin General de Inteligencia.

policial o militar, y civiles que participaron del terrorismo de Estado bajo las
reglas laborales o rgimen del PCI, las fuentes orales y documentales
registran un subgrupo de docentes especialmente convocados en 1977. La
camarilla es la definicin ms acabada que algunos actores encuentran para
calificar e individualizar a los docentes colaboradores. Estos son: Prof. Carlos
Viana, Enrique Signorelli, Ernesto Janda, y el matrimonio Jorge Rodrguez y
Marta Pareja. Una ex alumna y empleada de Biblioteca Vigil llamada Liliana
Contreras, explica con tintes irnicos que todos ellos eran:
() muy desagradables, bastante desagradables. El seor [Enrique]
Signorelli que tambin fue uno de los elementos de la camarilla, no
eran personajes destacados en forma de autoridad, pero s eran de
la camarilla de ellos, eran docentes que llevaban a las aulas toda
esa soberbia y esa altanera con la que haban sido educados,
criados, y que bueno, estaban lgicamente, educando o tratando
de enderezar a una generacin de rebeldes, de gente totalmente
desquiciada, con pensamientos propios, y entonces con toda esa
cosa iban a las aulas, a enderezar lo inderezable!, con ese
desprecio te trataban y ni te atrevieras a tener un cambio de opinin
con ellos!.
Por su parte, la ex docente del Instituto Secundario Mirtha Taborda expresa:
Pangia viene de otro costado. Si bien ideolgicamente es lo mismo,
y Janda es lo mismo, pero vienen, vienen a ver, cmo decirte?,
vienen con una poltica mucho msno puedo decir respetuosa
porque no es eso para nada, mucho ms light () venan de las
universidades pblicas, Janda, Rodrguez, M. Parejas Rodrguez
le tiraba con borradores a los alumnos!, pero quiero decir, fueron la
imagen acadmica en la escuela. Los interventores empiezan a
traer a toda su gente, as como entra Pangia, as como entran las
direcciones y como entra Rodrguez. Otro que aparece es [Carlos]
Viana. Rodrguez amenazaba a los alumnos en clases: que si no
estudiaban la iban a pasar mal; era alcohlico. Rodrguez, ms de
una vez vino a dar clases borracho!
Un rostro polticamente correcto y profundamente funcional a la estrategia
intervencionista, caracterizara entonces a esta camarilla en su gran mayora
conformada por acadmicos extrapolados de los mbitos universitarios; dato
que no es de extraar en virtud de los estudios que ya han indagado en el rol
que algunos sectores tuvieran en su lugar de origen (Kaufmann, 2001).
Nuevas prcticas y discursos en la escuela secundaria de la Vigil

Sin prembulos, la vida escolar se vio trastocada en sus ritmos, espacios,


formas y relaciones personales, pedaggicas y sociales, reconfigurando en el
espacio micro el propsito general y ltimo del genocidio como prctica social
(Feierstein, 1997); esto es, no slo aniquilamiento fsico sino produccin de
nuevos modos de articulacin y reorganizacin de la vida en sociedad. En este
sentido, las memorias insisten en un corte abrupto de la cotidianeidad escolar
difcil de asimilar y apropiar, ms aun en el caso de los estudiantes. El canto de
la Aurora y la formacin de filas castrenses antes de ingresar a las aulas; la
rigurosa quietud y silencio impuesta en la clase; la indita exposicin de pasar
al frente para dar la leccin y/o trabajar individualmente; el castigo de ir de a
direccin; el reguero de sanciones disciplinares bajo criterios arbitrarios; la
asepsia de las paredes de las aulas y pasillos; y el hecho de que todo era
mucho ms rgido, todo ms fro, ms impersonal19, resultaban una novedad
sin precedentes en esta escuela ms all del disciplinamiento y moralizacin
que el sistema educativo en su conjunto estaba experimentando.
En lo que refiere al asesor pedaggico enviado desde la cartera educativa,
en principio result dislocante y sugestivo la constatacin del escaso nivel de
formacin y profesionalismo que el mismo evidenci; Una escena en particular
se reitera en los relatos:
() nos hizo formar filas, formar filas!, nunca nos hicieron formar
filas a nosotros, jams! () ydeca cosas, me acuerdo una vez le
dijo al Director del Museo de Ciencias Naturales que tena barba, a
los gritos le dijo para maana me se me afeita la barba, me se me
afeita!. Y era el Asesor Pedaggico!20
Pero presentar al polica Alcides Ibarra como un mero personaje mal
hablado, resulta una superficial muestra de su rol intrainstitucional. Bien puede
decirse que su principal funcin se anudaba a un solapado control capilar del
cotidiano escolar. El ex alumno Marcelo Abaca expresa () lo recuerdo
mucho por los pasillos, caminando, se desplazaba por toda la escuela, era un
tipo joven, unos treinta y pico de aos, colorado, de tez blanca. Un tipo callado,
de ver, or y observar. Por su parte, Liliana Contreras refiere:
()Se desplazaba por la escuela, averiguaba, hablaba con el
personal desde su altivez militar!, que no tena nada que ver con su
formacin! Porque era un groncho [de bajo nivel cultural], con traje,
19
20

Entrevista ex alumno Marcelo Abaca.


Entrevista ex alumna Elina Naranjo.

con revlver y altanera! () una persona muy desagradable, muy


desagradable, y ah todo lo que se resolva pasaba por l, de lo que
fuere.
No pasar desapercibido aqu el indito dato de la portacin de armas al
interior de un establecimiento educativo; en tal sentido, la entrevistada ampla
Ibarra siempre llevaba un arma () estaba siempre calzado [armado] con su
elemento de trabajo que en una escuela podra ser una birome o un comps,
l tena un arma. En rigor, Rommel no sera el nico, pues igual condicin se
aplica al Rector interventor Sfulcini y al Prof. Pangia, delineando un escenario
extremo de la denominada militarizacin educativa (Kaufmann, 1997). Para el
primer caso, Mirtha Taborda describe: el que iba armado muchas veces, al
que s lo vi armado era a Sfulcini; por su parte, el psiclogo qued en la
memoria de la adolescente Elina Naranjo: Una vez le vi el arma a Pangia ac
atrs [zona lumbar].
Otros puntos de contacto en torno de las percepciones que dejara la trada
autoritaria que supo regentear la desmantelada escuela, se anuda a las
actitudes

que

desagradable,

los

caracterizaba

prepotente,

segn

distante,

adjetivaciones
merodeador,

tales

como

violento;

manipulador, entre otros. No obstante, las memorias insinan un reparto de


roles despticos; asi, si Ibarra se comportaba como una panptica presencia,
Sfulcini habra indagado en la historia familiar, poltica e ideolgica de los
alumnos por va de charlas informales en la oficina de Direccin:
Los otros estaban en sus cargos, de vez en cuando te caan en los
cursos a ver qu dabas [desarrollo de la clase], pero Sfulcini ms
() el que ah cumpla con las acciones ms violentas, yo dira de
violencia simblica, era Sfulcini. l, por ejemplo, en los recreos se
llevaba a los alumnos; los llevaba a la Direccin; al lado haba otra
oficina; los alumnos venan temblando () Algunas veces fuimos a
buscar a los alumnos y decirle que haba tocado el recreo y que
nosotros tenamos que seguir dando clase, y entonces l nos deca
que nos furamos tranquilos al curso que l tena la autoridad
suficiente como para disponer del tiempo de los alumnos. Eso fue
varias veces () bueno era un apriete! Una vez por semana por lo
menos, los llevaban () pero los alumnos no hablaban and a
saber qu les deca! Esto lo dejamos ac adentro y afuera no se
habla21.

21

Entrevista Prof. Mirtha Taborda.

10

Algunos testimonios ratifican la efectivizacin de estos aprietes sin poder


precisar con rigurosidad sus tiempos, formatos y protagonistas. Por ejemplo,
Elina Naranjo describe: a W. D. [compaera] la encerraron en un cuarto, me
cont que a ella le hicieron una especie de interrogatorio, despus fue la madre
a hablar a la escuela y la sacaron. Igualmente, Marcelo Abaca relata S de
chicos que tuvieron algunos problemas de apretadas y dems dentro de la
escuela. S de un chico que hace poco me lo encontr, ahora es ingeniero, que
me confirm que l se fue de la Vigil despus de una apretada que tuvo. Otro
caso en particular s sortea estas nebulosas referencias aun cuando resulten
limadas por el olvido traumtico que se posa en la memoria. Se trata del ex
alumno Federico Hodgers quien explicita:
Hubo una situacin con los compaeros, fue muy curioso porque yo
ni me acordaba qu haba ocurrido. Fue una situacin con dinero de
por medio; estbamos juntando para el viaje de estudios, yyo no
s si falt, si algn compaero se la gast; la verdad no recuerdo
bien. Habra sido una chantada de pendejos [jvenes]no se. Y uno
de ellos me dijo con el tiempo [compaero] vos me zafaste a m, y
yo no me puedo acordar qu pas!, pero me dijo vos te echaste la
culpa [22]. No creo que me haya echado la culpa, no. Esto me lo
dice ahora, 25 o 30 aos despus. Pero bueno, fuimos varios los
que estuvimos enredados en eso, y hubo apretadas, y hubo
interrogatorios. Llevaron a uno a un saln [aula], y a otros dos al
saln de al lado, y sabiendo que no estbamos o sea, una
situacin bien fulera [fea]. Fue tremendo, fue tremendo. Pero vos
sabes que no termino de acordarme!; fuimos varios, tengo flashes.
Uno de estar en el escritorio de Janda y que nos pegue una
apretada fenomenal con gritos, con amenazas. Me acuerdo s de
Ibarra ah, pero no de Pangia. Yo a Pangia lo tengo ms como un
manipulador, un manipulador, no era una cosa as como los otros
que decan cant porque te vamos a reventar, sino como un
manipulador. S, de Janda tengo el recuerdo de una apretada en el
escritorio de l muy importante, y estas situaciones as de aislarnos
de a grupitos, as, de a uno, de a dos, y cruzar las declaraciones
[risas por el trmino utilizado].
Aquel episodio result elaborado en su momento por el grupo interrogado
como una ancdota dislocante y graciosa simultneamente:
() nosotros lo convertimos en joda [chiste] porque Janda cuando
nos apretaba tambin deca los quiero, los quiero, yo-los-qui-e-ro!
[Simula gritar], y nosotros jodamos permanentemente con eso,
porque nosotros habamos quedado as [duros; sorprendidos;
22

El entrevistado comenta que el episodio fue recordado aos despus en una reunin de ex
alumnos. De all se desprenden los comentarios de los compaeros de curso.

11

estupefactos]; el tipo nos deca que nos quera! [Risas], y lo deca a


los gritos, se pona rojo () Viv un perodo horrible, horrible23.
Otras tcnicas de interpelacin subjetiva estuvieron a cargo del psiclogo
Ral Pangia, quien orient su saber y saber-hacer profesional al servicio de la
persecucin y el hostigamiento a los jvenes. Retomando la percepcin de
Federico Hodgers sobre el particular en tanto manipulador, sumamos el
recuerdo de la ex alumna Sandra Routaboul:
A m me llamaron, previo un test en que tenamos que dibujar un
rbol y en la otra pgina una casa. Slo me llamaron a mi y a otra
compaera con la que yo estaba en ese entonces distanciada. La
indagatoria era por qu haba hecho mi casa toda cerrada;
supuestamente, sa era mi familia y el rbol mi personalidad. Antes,
un amigo, antes de ingresar a la sala de maestros [lugar de la
indagatoria] me dijo desesperadamente Decile todo que no a
estos hijos de putas!, me despabil porque como me gustaba la
Psicologa y los test, y yo iba inocentemente al encuentro. Me
preguntaban qu pasaba en mi familia que haba dibujado todo
cerrado. Le contest mi casa es mi mundo y lo que est afuera no
me sirve, somos una familia feliz. Mi viejo [padre] estaba preso.
Efectivamente, su padre Francisco Routaboul era uno de los ocho miembros
de la CD secuestrados y encarcelados en mayo de 197724. Similar situacin
atravesaba Elina Naranjo, hija del ex directivo Rubn Naranjo quien se vio
obligado al autoexilio tras comprobar el real peligro de muerte que lo
acorralaba25. Esto es, aun cuando las prcticas autoritarias fueron sistemticas

23

En la entrevista se apunta que finalmente, y de forma deliberada, se qued libre por faltas y
perdi el ao que cursaba: No aguant ms, me fue a rendir [dar examen] las quince materias
al [Colegio] Nacional N 2. Eso tambin fue traumtico, tener que irme de la escuela, dejar a
mis compaeros (...) eso fue porquepara terminar esto, retirarse sin que llegara la sangre al
ro.
24
Francisco Pancho Routaboul, falleci en el ao 1983 tras una larga y profunda depresin y
trauma post detencin en el centro clandestino. Aquella brutal experiencia cal en lo ms
profundo de su espritu alcanzando la anatoma y fisiologa de su sistema nervioso central. En
palabras de su hija Alejandra: tena un cerebro senil causado por la depresin con reduccin
de la masa enceflica, como una persona de 70 aos; mi viejo tena 50. Mi pap era una
persona que jams te iba a demostrar que estaba hecho mierda, por aos no supe qu le pas.
() Yo despus me enter que le hacan tortura psicolgica a mi viejo y por cmo era l, una
persona sumamente sensible, que si lo hubieran cagado a palos posiblemente no le hubiera
pasado nada, se lo hubiera bancado () Los llevaban los mircoles a declarar, a declarar entre
comillas; los vendaban y los bajaban a la mierda esa, al Pozo. Entonces, a mi pap lo
dejaban ah, dos horas o tres con los ojos vendados, nunca le tocaron un pelo pero se
escuchaba todo! () qued destruido () no se pudointent insertarse en el mundo laboral
en distintas cosas pero no pudo, no pudo.
25
Diferentes operativos se desplegaron para el caso de Rubn Naranjo y el resto de los
dirigentes de CD. El ex tesorero Toms Pedrido sintetiza con un detalle sutil la significativa
diferencia entre ambos: Nooo, Rubn se fue, lo fueron a buscar encapuchados. Por su parte,

12

y alcanzaron a la generalidad de los actores institucionales, no resulta arbitrario


detectar un plus de hostigamiento e individualizacin para el caso de los hijos
de los directivos de Biblioteca Vigil, incluso bajo formatos que escapan al
dispositivo intimista y privado que hasta aqu hemos encontrado. En tal sentido,
Elina Naranjo relata:
A Pangia yo le tena terror. Al empezar el ao, creo que fue, que me
hizo pasar el frente, que era una novedad! y para hablar de Platn.
Te imaginas?! yo no estudiaba nada, no saba dnde estaba mi
viejo, era un quilombo todo, entonces yo me acuerdo que lo miraba y
hablaba, yo hablaba, con la manos en los bolsillos, tena puesto un
delantal, y yo lo miraba y hablaba, hablaba, hablaba, y entonces en
un momento me para y me dice Usted no tiene ni idea de Platn,
pero usted tiene un problema ms grave, usted sabe pensar y usted
sabe que eso en este pas le va a costar muy caro. As, y sentate.
Tambin me acuerdo de otra vez que preguntaba qu bamos a
hacer, qu bamos a estudiar, y fuimos hablando asi como podamos
cada uno, y cuando terminamos de decirle nos dijo que sepan todos
que no van a entrar a las carreras [universitarias o terciarias] que
estn diciendo, ninguno!. Imaginate que nadie pregunt por qu
[Risas].
En varias oportunidades la ex alumna vuelve sobre la especial tensin de las
clases del psiclogo emergiendo una escena que cabe destacar:
[La clase] Era de una tensin tremenda, y despus vena nuestra
salvadora26 que entraba tomndole el pelo, porque entraba y ya
directamente haca todo el teatro. Fue fantstico porque ella vena
despus de Pangia y eso eranosotros podamos descargar, no
sabes lo que era la clase de Pangia!, el aire se cortaba, y despus
vena ella, no me preguntes que daba [asignatura], era otra cosa.
Con ella hacamos catarsis, la tenamos inmediatamente despus de
Pangia, y fue genial porque ella nos haca una contencin. Yo
recuerdo eso porque para m era una cosa de uufffff! [Alivio] S,
nos moramos de la risa, entraba ella y haca todo [imita gestos
duros, acartonados] [Risas]. Hasta que un da este hijo de puta
vuelve y abre la puerta y nos engancha a todos muertos de la risa y
a ella imitndolo, creo que se haba olvidado algo, no me acuerdo
qu fue. Nos quedamos duros.
Elina Naranjo relata al respecto: Lo fueron a buscar de noche, los hicieronal vecino que se
asom lo hicieron meter adentro, iban encapuchados, armados, subieron hasta arriba, y no lo
encontraron y volvieron al medioda. Les hicieron cerrar las ventanas a los vecinos, y ah fue
que un vecino lo llam por telfono, y ah le avis. Y ahya se fue. Mir, la nebulosa es tan
grande que yo cre que haban sido dos aos y mi pap me dijo que haban sido cuatro
[autoexilio] Ni idea. l se fue, nosotros no sabamos en dnde estaba, ya empezaron las
historias de las desapariciones, de los autos sin patentes, con Marina [Naranjo] nos dormamos
a la noche y escuchbamos un auto en [calle] Cochabamba y nos sentbamos en la cama a
esperar y hoy no es, hoy no nos toca, seguamos durmiendo.
26
La profesora en cuestin es Mirtha Taborda.

13

El escenario capturado remite a una resistencia psquica puesta en comn;


una pantomima que intenta imponer un lmite simblico al espacio tantico.
Sobre el particular, la docente aludida explica su actitud:
Y si bueno, eran mis alumnos, tena que protegerlos. Despus a
mi estas y otras situaciones me dieron mucho miedo pero mucho
miedo! () fueron das de mucha tensin, porque ah no se poda
hablar, nos hablbamos afuera, nos hablbamos por telfono, gente
que se reunan en las casas, era una historia muy difcil yo ms de
una vez abra la puerta y estaban escuchando.
Efectivamente, el siguiente extracto documental confirma su hiptesis:

Documento elaborado por los Servicios de Inteligencia provinciales y nacionales. Fuente:


Archivo Provincial de la Memoria de Santa Fe.

Podr comprenderse que esta fuente resulta un dato que (nuevamente)


desborda el mero parmetro disciplinar-autoritario de la vida escolar en
dictadura; si se quiere, ya no slo se trata de la militarizacin del campo escolar
sino su faz para-militar en tanto ingresa (y entonces hace ingresar a los
particulares) en el circuito clandestino de una persecucin que bien poda
culminar con la desaparicin forzada.

La infancia intervenida: los recientes recuerdos de Celina


De forma especial presentamos el testimonio de Celina Duri, hija del
matrimonio conformado por el ex presidente de Biblioteca Vigil Augusto Duri y
la Prof. Antonia Frutos, miembro tambin de la CD de la organizacin.
Cumplido el primer ao intervencionista, Celina tena 11 aos y era alumna de
14

la escuela primaria de la Vigil. Sin lugar a duda, sta haba cambiado


radicalmente tras la asuncin de las nuevas autoridades. Igualmente aqu
haban renunciado los directivos escolares aunque no desde un principio como
sucediera en el nivel medio, sino despus de sufrir el hostigamiento
sistemtico: haban soportado demasiado persecuciones, allanamientos,
hasta

que

finalmente

lograron

hacerlas

renunciar,

explica

Celina.

Especficamente, la pedagoga intervencionista de las nuevas [directora y vicedirectora], al presente se significa en infantiles detalles plenos de sentido
histrico-institucional:
Los alumnos de Vigil, cuando era Vigil, decamos che seo no
entiendo tal cosa, no la tratbamos de usted sino que tutebamos
a la seo en todo prrafo u oracin. El primer ataque de pnico de
las nuevas, fue el trato que tenamos con las maestras. Nos retaron
porque tenamos que decir seorita tal, as lo modulaban se-o-rita. Y nos hicieron practicar. Las nuevas salieron del saln y
volvieron a entrar, entonces nos tuvimos que poner de pie; ellas no
decan parase, sino ponerse de pie, otro trmino extrao. Y
resulta que al pararnos cayeron un par de cosas al piso y
comenzamos a rernos. Nuevamente nos retaron: a rerse afuera,
en la escuela no, nos decan. Cuando Vigil era Vigil, movamos los
bancos para juntarnos de a pares, tenan una forma de cinco lados
que de a dos formaban una mesa hexagonal para trabajar en
grupos. Los bancos no estaban hechos para pararse rpido () as
que practicamos hasta que nos sali, no s si nos sali bien, seguro
que algo estaba mal. Para estas personas, todo lo que hacamos
los alumnos estaba mal27.
El recuerdo deja ver otras mltiples escenas que igualmente develan un
nuevo cdigo de relaciones institucionales que apremiaban ser naturalizadas a
modo de una des-vigilizacin; entre otras pautas: la prohibicin del uso del
magnfico parque arbolado que bordeaba el establecimiento educativo; el
aprendizaje forzoso de tener voz slo si se era autorizado a hablar; el
entrenamiento corporal de soportar largos sermones; la ordenacin de las
filas antes de ingresar al aula y ser, en adelante, identificados por un nmero, y
la obstinada pretensin del silencio en el espacio escolar. Bajo tales
novedades, un hecho en particular tuvo lugar en julio de 1978; sus inditas
27

Por razones de costos y ms aun didcticas, los singulares pupitres de las escuelas de la
entidad eran fabricadas por el potente Departamento Construcciones Biblioteca Vigil. El
Departamento de Educacin y los directivos escolares haban diseado el novedoso mobiliario
pensado en funcin de la comodidad de los alumnos (anchos, espaciosos, con guarda-tiles) y
presto al trabajo grupal que predominaba en el trabajo ulico.

15

caractersticas profundizan los lmites conocidos y/o registrados de la


militarizacin educativa: aquello que hacia afuera se mostr como una
conversacin entre alumna y autoridad escolar, en rigor result un
interrogatorio entre la hija de los ex dirigentes institucionales y Rommel. Por
esto mismo, las horas aterradoras que Celina viviera en aquella oficina de
direccin, devinieron en un olvido benfico (Ricoeur, 1997) los aos
subsiguientes, hasta que en su vida adulta, el recuerdo pasivo (Freud, [1967],
1991) volvi en actos-pensamientos extraamente culposos.
Durante aos cargu con una culpa profunda por los crmenes que
perpetr el Estado terrorista durante la ltima dictadura. Cargu esa
culpa por casi por 10 aos, estimo, luego se fue transformando en
reclamos, bronca, y otras variadas sensaciones y acciones. Todos
los indicios eran descabellados por qu la culpa? Pero si vos
tenas tan slo 10 aos, cmo vas a sentir culpa! dijo mi primer
analista de manera enojosa.
Pronto a cumplirse 30 aos de ininterrumpida liquidacin institucional (2007),
la ex alumna comenz a indagar en el registro de socios, docentes,
trabajadores y miembros de la entidad desaparecidos o asesinados por la
ltima dictadura y la pre-dictadura. En torno de tales averiguaciones, visit las
instalaciones donde funcionara el Servicio de Informaciones. All:
() entre toda la informacin colgada, con mi panza revuelta y un
nudo en la garganta (sntoma reiterado en aos) comienzo a leer un
texto escrito por Rubn Naranjo donde nombraba y denunciaba a
Alcides Ibarra entre otros. El escrito tiene en su esquina una
fotocopia de una foto pequea bastante desdibujada de este
personaje. Me qued mirndola y le deca en voz alta a mi
compaero yo a este tipo lo conozco una y otra vez, y miraba a mi
compaero de manera desesperada a los ojos, como pidindole
ayuda. l no entenda, ni yo entenda.
Tras un arduo trabajo de elaboracin, Celina comenz a recordar; en sus
propias palabras dirigidas a Alcides Ibarra: Record, dej de ser tu
consecuencia para poder aparecer. Si al decir de Borges (1944) el olvido es
un recuerdo que elige la memoria, las primeras elecciones de Celina fueron
ciertamente primarias: texturas, colores, olores y rasgos que caracterizaban al
genocida:
() tena la cara poceada, siempre el cabello peinado con raya al
costado como engominado, yo le llegaba a la cinturaPrimero fue la
imagen de su cara, despus sigui el recuerdo de sus zapatos
porque estaban siempre muy brillantes, me llamaban mucho la
16

atencin porque eran muy raros. Hoy al recordarlos, s que eran


zapatos de polica, no borcegues, sino los de vestir, bastante
puntudos y acordonados, parecidos, creo, a los que usan los curas.
Siempre usaba pantaln azul de tela. Record el bolsillo trasero y el
botn, por eso supe que le llegaba a la cintura, el pantaln le
quedaba como se dice comnmente desculado. Despus sigui su
olor, record olor feo, pero muy feo, me impactaba porque era una
contradiccin con su imagen siempre peinado, intentando una
imagen impecable; cido! Viste un olor cido?, de transpiracin
cida, una cosa asquerosa era el olor. Que yo, esto lo tengo
grabado, porque lo que no me cerraba a m es que l era as, una
cosa as [recto, derecho], pareca un granadero, era una cosa de
movimientos [rgidos] todo peinaditotodo, y tener ese olor! Para
mi erayo no entenda, nunca entend lo que era ese tipo. Nunca
entend.
Desde estas primeras y penetrantes imgenes, emerge un relato que ya deja
de ser esttico-fotogrfico e ingresa en una especie de registro flmico
entramado desde coordenadas espaciales y temporales ms precisas, con
pausas, ediciones, zoom, escenografa y personajes que preludian el
traumtico interrogatorio; a saber:
() no estbamos dando clase en el saln, algo pasaba que no
puedo precisar, fue en las primeras horas de la maana y aun no
habamos comenzado, haca ya un rato que la seo con cara de
preocupacin estaba en la puerta hablando con la secretaria. Luego
yo estoy en la puerta del saln con mi amiga que era hija de la
secretaria. Me dicen que me llamaban de direccin, la secretaria se
va. La seo estaba muy asustada y me preguntaba a m si yo saba
por qu me llamaban, ella no quera que fuera a direccin.
Celina atribuy el llamado de la autoridad a un episodio de la semana
anterior: debe ser que el otro da salt por la ventana al parque y me retaron
() yo no tengo problema, voy y les explico. Su amiga se solidariz diciendo:
entonces yo la acompao, porque si a ella la llaman por saltar por la ventana,
yo voy, porque yo tambin salt. Con la confianza inocente de la infancia, pero
ms todava desde el cdigo institucional de relaciones afectivas y pedaggicas
pre-dictatoriales, juntas fueron a la oficina que regenteaba Ibarra. Al verlas
llegar, la secretaria evidenci la misma tensin que antes transmitiera la
docente: estaba preocupada pero disimulaba () hoy entiendo que no saban
cmo protegernos y protegerse de lo que all estaba sucediendo. Ciertamente,
si acaso en el Instituto Secundario Rommel merodeaba el espacio escolar en
17

silencio, distinto haba sido en la escuela primaria; vale decir, no haba


disimulado su labor bajo el Estado terrorista asimismo apuntado por las
docentes y empleados. Celina y su compaera lo comprobaron inmediatamente
all:
Al rato se abre la puerta [de Direccin] y l sale gritando,
vociferando era una furia, una mole con los brazos levantados y
gritaba los vamos a matar a todos, los vamos a matar a todos, son
todos rojos!, los vamos a matar, son todos marxistas! () fueron
segundos de pensar mil cosas al mismo tiempo, ese proceso que
hace la cabeza cuando uno se ve en riesgo de muerte; hasta pens
que nos iba a pisar, era una mole enloquecida.
Tras una pausa en su furia, Ibarra pregunt sus apellidos y comunic a los
presentes que ahora hablara con la alumna Duri. Celina rompi en un llanto
aterrador sin desprenderse del guardapolvo de la secretaria; aunque sus
pensamientos no hallaban razones fundadas, una certeza de muerte le recorra
el cuerpo (yo estaba segura de que me iba a matar). La empleada insisti en
quedarse en el recinto bajo la excusa de terminar una tarea pero Ibarra no lo
permiti. Celina se qued a solas con Rommel.
En principio, y como ya lo hiciera en El Pozo, Ibarra ejercit el rol del
moderador amable28:
() se sienta en la silla del lado de la pared de la direccin; con un
movimiento de brazo extendido sealando la silla enfrentada me dice
tom asiento; haba cambiado la voz. Me costaba mover hasta un
dedo () y me sent. Hubo unos instantes de silencio, despus de
me mira e inclinando la cabeza hacia la derecha se sonre y me dice
cmo estas?, bien?, mejor? Saca un pauelo blanco de su
bolsillo trasero y me lo ofrece para secarme las lgrimas, algo que
siempre haca mi viejo [padre]; el pauelo era idntico () Recuerdo
que pens ahno es tan malo, antes estaba enojado con otro.
Conseguida esa atmsfera paternal, Ibarra estimo posible abrir la agenda
que celaba aquel encuentro: Bueno, te voy a hacer unas preguntas si? ()
con quin vivs? () dnde est tu pap? () se hacen reuniones en tu
28

Al respecto, una sobreviviente del Centro Clandestino de Detencin en el cual revistaba


Ibarra declar en la causa judicial ms importante de la regin para la investigacin y condena
de los delitos de lesa humanidad cometidos entre 1976-1983 coloquialmente llamada Causa
Feced (Causa N 47.913, Agustn Feced y otros): Puedo reconocer a uno que se haca
llamar Rommel (), l bajaba de vez en cuando, era alto, medio rubin, de modales, se haca
28
el conciliador . Cabe subrayar entonces que el pedagogo era parte del grupo de victimarios
que interrogaba y torturaba a las vctimas all alojadas; entre cientos de ellas, los ocho
miembros de CD de Biblioteca Vigil secuestrados en mayo de 1977.

18

casa? () Sabs los nombres? Pero el cuerpo de Celina volvi a registrar el


sentido ltimo de aquellas preguntas de rigor y se expres: Yo le hablaba
con la z, me haba provocado lo que hoy interpreto como una regresin;
recuerdo que me haca ms pequea para agrandar mi inocencia, quera
demostrar que yo era una nena, que era inocente de cualquier cosa cmo iba
a matar a una nena?. Con cierto fastidio ante tal recurso defensivo, Ibarra
interpel: Por qu hablas as?, vos sos grande () hay que ser valiente,
vos sos cobarde o valiente? Sin recordar cul fue su respuesta exacta, la ex
alumna expresa: me convenci de que yo era valiente. Desde ya, esa
conviccin resultaba sustancial para trazar los lmites simblicos de tan
dislocante encuentro; para ordenar el espacio extremadamente amenazante (y
entonces posiblemente estril) y significarlo bajo un sentido misionaltrascendental; para hacerlo funcionar en la direccin interesada. En este
sentido, y tras buscar alguna fuga de datos en torno de la detencin de sus
familiares (vos sabes por qu estuvieron presos? () algo hicieron () a
vos qu te dijeron?), el genocida expuso el rol vital asignado a la nia
grande: () Yo los puedo ayudar sabes?, porque si ellos son buenos no les
va a pasar nada, pero para eso me tenes que decir toda la verdad, sino no, no
los puedo ayudar me prometes?
Agotadas las interminables preguntas en torno de su familia directa y
miembros de CD de Biblioteca Vigil, Ibarra inici una segunda ronda de
identificaciones exhibiendo un listado: Bueno mir, yo te voy a ir diciendo
nombres y vos me decs a quien conoces, si?. Se trataba de una nmina
mecanografiada en hoja oficio: si no recuerdo mal eran tres hojas, describe
Celina. Nuevamente, y bajo la consideracin de una sintomtica prdida del
tiempo objetivo, la interrogada estima un lapso dilatado para tales
averiguaciones, reiterndose el mismo formulismo tras cada nombre apuntado:
lo/la conoces?, ests segura?, no me

ments?, al tiempo que,

espordicamente reforzado por el acuerdo perverso: mir que si no, no


puedo ayudar a tu familia.
Dada la escasa productividad de datos conseguidos hasta entonces, Ibarra
dej de camuflar sus preguntas e indag sobre la presencia de armas o
allegados armados en su mbito primario, intentando conexionarlas/los a las
reuniones familiares y laborales-institucionales. Celina respondi enredada
19

entre cosa-objeto y cosa-apellido: no se qu es armas? Rommel


reapareci entonces en un nuevo estallido y grit: vos te haces la estpida!
Dibujando un revolver con su mano y dedos dijo: armas! Pum-pum!.
Alertndose ante el repentino cambio de humor, la ex alumna justific su
confusin explicando que nunca haba visto un revolver. Inmediatamente, el
genocida condens en un acto toda la perversin del episodio: sobre la mesa
del escritorio, sin ms, el pedagogo coloc su verdadero elemento de trabajo.
Celina recuerda con nitidez: La culata estaba hacia mi lado, era ms cuadrado
y ms grande que los que yo conoca que eran de juguete, era de color oscuro
con muchos rayones en la pintura. En la culata tena unas tapas de madera;
la invit a tomarlo; ella apoy su mano y la retir rpidamente, Ibarra insisti en
levantarlo pero la nia dijo: est fro. Su respuesta le despert una risa
enloquecida: dale agarralo, agarralo, me deca y me acercaba la cara
rindose, pareca un desquiciado mental () Me sent muy humillada. Atin a
decir no con la cabeza.
Por algunos minutos ms sigui en agenda la pesquisa de las armas en
su familia y amigos cercanos. Celina se senta agotada: le pregunt que si ya
estaba, si me iba a preguntar ms cosas insistiendo con la excusa de que
quera ir al bao, permiso que ya me haba negado muchas veces. Tena la
sensacin de que haba estado mucho tiempo ah adentro. Finalmente, Alcides
Ibarra contest: Si, ya est, pero esto que hablamos ac no se lo tens que
contar a nadie, me lo prometes, vos ayudaste mucho a tu familia.
Celina sali de la direccin, ya no quedaban nios en la escuela. Se fue a su
casa muy enojada sin saber por qu.

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