Paladines Jorge.-La Desnudez Del Garantismo. El Detenido y La Efectividad de Sus Garantías en Azuay y El Oro
Paladines Jorge.-La Desnudez Del Garantismo. El Detenido y La Efectividad de Sus Garantías en Azuay y El Oro
Paladines Jorge.-La Desnudez Del Garantismo. El Detenido y La Efectividad de Sus Garantías en Azuay y El Oro
Sede Ecuador
rea de Derecho
Maestra en Derecho
Mencin en Derecho Constitucional
Tutor:
Ramiro vila Santamara
2007
Resumen
Agradecimientos
Con el agradecimiento de siempre a quienes sin su ayuda este trabajo no hubiera sido
posible: A Ramiro vila, por su visin crtica del derecho y su paciente direccin en esta
investigacin. A Johanna Idrobo, compaera, por dedicar su tiempo y energa a la
perfeccin de este trabajo, y sobre todo, por tolerar mis locuras. A Miguel Ruz,
Manuelito Aldz y Luis vila El Chino, por apoyarme incondicionalmente en la ciudad
de Quito. A mi familia: a Sivoney, Melanie y la pequea ngeles, por soportar mi larga
ausencia; a Rubn, Luca, Jos y mis sobrinos: Odalis, Jos Eduardo, Danielito y
Valentina, por llenar el espacio de hijo frente a mis padres. Y, a Juan Tulich y Oscar
Barrera, compaeros de viajes y luchas por construir y sembrar el garantismo en algunos
pueblos, y adems, por brindarme sus consejos desde la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos en Lima.
En Cuenca: con un fuerte abrazo a Mnica Campoverde, quien con su coraje nos
colabor en el llamamiento de sus compaeras. A Luis Zhunio, funcionario de la crcel de
varones; y, a Fausto Vasquez, coordinador de los juzgados penales, por el sacrificio de
cargar ms tiempo a su trabajo. A Miguel Caimayo y a las defensoras del GRAI, valerosas
ciudadanas que combaten la indefensin de cientos de detenidos. A las Doctoras: Sonia
Crdenas y Azucena Andrade, por su enrome sacrificio al regalarme un poco de su tiempo;
y, a Simn Valdivieso, por su firmeza en la proteccin de los ms dbiles del sistema penal
azuayo, no solo como juez magistrado, sino como juez ciudadano.
En Machala: a Leonidas Olalla Quim, por su colaboracin desinteresada en la ardua
tarea de convocar a los detenidos. Y, a los agentes fiscales: Mara Teresa Bernal y Lenin
Salinas, por dedicarnos su tiempo.
Elas Neuman
ndice
Introduccin
Captulo I
Garantismo
..
14
25
33
...
40
Captulo II
La Desnudez del Garantismo
49
55
...
61
..
67
...
71
..
77
80
.......
84
..
..
..
Bibliografa
88
91
...
94
97
88
....
99
.. 102
.. 105
115
131
Introduccin
Nuestro Cdigo de Procedimiento Penal establece la diferencia que debe entenderse por aprehensin y por
detencin, como el caso de preceder de un auto judicial esta ltima. Sin embargo, ambas dependen de una
idntica estructura jurdica, pues estn restringidas temporalmente por un plazo similar: el de 24 horas. Su
naturaleza contina siendo la misma, de ah que preferimos usar la categora de detencin y detenido para
hacer referencia a las personas capturadas en delito flagrante.
No obstante, creemos que el abuso de esta medida no viene per se. Se descuida del
estudio de la condicin ex ante a la prisionizacin de las personas; de otra medida cautelar
en la que, posiblemente, se preste poca atencin: la detencin. Su mal manejo puede
preparar el terreno para que la prisin preventiva traiga las secuelas conocidas por todos,
de modo que, una indebida detencin determina una indebida prisin preventiva.
El tiempo aqu juega un papel preponderante. Veinticuatro horas no slo condicionan el
nacimiento o el ocaso de un da; pueden convertirse tambin en un martirio para cualquier
persona sometida a una detencin, quien ver pasar las horas ms amargas de su existencia
dentro de un encierro posiblemente lleno de incertidumbres. ste es el tiempo que nuestra
Constitucin Poltica ha establecido para la duracin de esta medida cautelar, dentro de la
cual se pretende investigar en el marco del esclarecimiento de la verdad a una persona
implicada o que se la haya implicado en la comisin de un delito.
Lo relevante es que se trata arrestos o capturas a consecuencia de delitos, los que son
percibidos a la vista de todos; pero cuyo reproche genera el deseo de evitar la fuga o la
impunidad de quien quebrant la norma. Es una especie de justicia por mano propia
establecida por la Ley, que permite autoriza la captura por parte de ciudadanos o la
fuerza pblica, mas no su procesamiento jurdico.
La presente investigacin no se refiere a la naturaleza del delito flagrante. Su estudio
radica en la naturaleza de la detencin administrativa o policial denominada bsicamente
como aprehensin, fundamentalmente en los derechos de las personas privadas de su
libertad, y sobre todo, en la efectividad de sus garantas constitucionales.
Indudablemente, la constitucionalizacin de los principios del derecho procesal penal
nos brindan la matriz de nuestro trabajo, como dispositivos que sirven a la vez para atizar
el Estado de Derecho con un afianzamiento constitucional. De ah que, para saber si se
cumplen o no estos principios, inscribiremos nuestro anlisis dentro del garantismo, como
10
una cultura y una tcnica de profunda y constante crtica al positivismo jurdico, el que
impregna declarativamente algunas de las reglas del proceso penal.
Pero, si bien es cierto que la lnea terica que tomaremos es la constitucional-penal
como amalgama entre el derecho constitucional y el derecho procesal penal no
descartamos que, para efectos de una mayor crtica, se tomen ciertos prstamos
conceptuales de los derechos humanos, el derecho penal, la criminologa crtica, la
sociologa y antropologa jurdica; y, del derecho comparado. Estas disciplinas no
constituyen de manera alguna nuestro fin. Nuestro compromiso es principalmente con la
investigacin de campo, de la cual las citadas disciplinas sern sencillamente sus
tributarias.
Creemos necesario hacer este anlisis, pues nuestro pas contiene cifras alarmantes de
prisionizacin en precarios centros carcelarios, paralelamente dentro de un ordenamiento
jurdico que contiene normas al perfil de los Derechos Humanos. Hablar de un derecho
procesal penal totalmente aislado del derecho constitucional es iluso2. Hoy,
constitucionalmente van de la mano, razn por la cual nuestro marco terico ser el
garantismo, dentro de la referida alianza constitucional-penal. A su vez, incluiremos en
este marco la construccin de tres estndares que nos servirn como variables para
descubrir la cuestin a la que se debe esta investigacin de si: Son efectivas las garantas
de los detenidos? Estos estndares constituyen, conglobantemente, algunos principios que
consideramos como rectores en cuanto a los derechos de los detenidos: ser odo y
defendido, ser odo y presentado, y ser odo en un plazo razonable.
Empero, nuestra investigacin no pretende resolver esa pregunta en el paraso de la
teora que nos inscribimos. A simple vista su respuesta estara vaca de contenido, por
ende, su solucin se verificar en la investigacin de campo, concretamente en dos distritos
2
Maier coincide con nuestro anlisis, al decir que el derecho procesal penal opera como derecho
constitucional reformulado o reglamentado. Ver Julio B. J. Maier, Derecho Procesal Penal, Tomo I
(Fundamentos), Buenos Aires, Editores del Puerto, 2da. ed. y 3ra. reimp., 2004, p. 164
11
judiciales del pas: Azuay y El Oro, provincias con una simtrica poblacional carcelaria y
un paralelo nmero de operadores de justicia. Lo que queremos decir es que este trabajo no
pretende resolver tericamente la hiptesis citada anteriormente. Se trata de resolverla a la
luz de la observacin de campo, esto es, compartiendo realmente la praxis del subsistema
penal de la detencin.
La construccin de los datos para responder la pregunta central se recabar de
encuestas dirigidas sobre un universo de detenidos y detenidas en los centros carcelarios de
las ciudades de Cuenca y Machala, acompaada de la revisin estudio de caso de sus
expedientes procesales, sin descartar los relatos de vida que podamos observar. Tambin,
de entrevistas enfocadas a otros actores que se desarrollan en el momento de la detencin
jueces, fiscales, policas judiciales y defensores.
En consecuencia, se trata de una investigacin que propone una contribucin tanto
explicativa como interpretativa sobre la efectividad de las garantas constitucionales de
los detenidos en el Ecuador. Un aporte que conducir a algunas reflexiones, sobre un
problema quiz an no resuelto, en lo que los seres humanos somos capaces de hacer, y en
lo que an estamos a tiempo de cambiar
12
CAPTULO I
Garantismo
13
CAPTULO I
Garantismo
Han transcurrido setenta y cuatro aos desde que Hans Kelsen legara para la humanidad
su Teora Pura del Derecho, como expresin de una casi perfecta y bien acabada filosofa
de la legalidad, traducida en la afamada corriente del positivismo jurdico, que cobij y
sigue cobijando la enseaza del Derecho como una ciencia que no toma emprstitos en
otras ciencias sociales, ni se doblega por normas que no contengan supuestos de hecho ni
consecuencias jurdicas3. Esta es la cultura dominante que recibieron ordenamientos
jurdicos como el nuestro, para impedir el abuso del poder conducta propia de los
regmenes ex ante a la Revolucin Francesa y definir su identidad jurdica con una
coherente y mecnica interpretacin de normas, siempre a la luz y mxima de esta
entelequia a la que denominamos Ley4. Por medio de la ley se tipifican los delitos bajo el
centrfugo desarrollo del principio de reserva de la ley o estricta legalidad y se establece
el procedimiento para su sancin; adems, se nombran a los jueces en armona con la
3
Recordemos que para Kelsen lo importante es el ser en la formacin del derecho, mas no el deber ser. Su
raigambre liberal influye al separar y diferenciar la causalidad de la imputacin en la depuracin de las
normas, siendo sta ltima la razn de donde se constituye el derecho, para lo cual la norma establece la
condicin de una consecuencia especfica. Ver Hans Kelsen, Teora Pura del Derecho, Buenos Aires,
Editorial Universidad de Buenos Aires EUDEBA, 4ta. ed., 1965, p. 28
4
En este punto, Zagrebelsky aporta una interesante reflexin al descifrar el ideal o la ideologa que est
detrs de la diferencia entre ley y derechos. La Revolucin Francesa codific los derechos al circundarlos con
la nomenclatura de ley vase el clsico ejemplo nacional del Art. 1 del Cdigo Civil, posicin que trajo
consigo un abordaje distinto de los derechos frente a otra Revolucin como la Americana, desglosndose dos
concepciones distintas para declarar y efectivizar los derechos. Ver Gustavo Zagrebelsky, El derecho dctil.
Ley, derechos y justicia, Madrid, Editorial Trotta, 2da. ed., 1997, pp. 47-73. Quiz el trabajo ms interesante,
siendo el primero con respecto al mismo anlisis despus de los estudios de Tocqueville, sin duda lo
constituye el de Hannah Arendt, donde se revela su asombro por la slida formacin de las instituciones que
surgieron a la luz de la Declaracin de Independencia de los Estados Unidos de Norteamrica. Ver Hannah
Arendt, Sobre la revolucin, Madrid, Alianza Editorial, 2004, p. 225
14
clsica frmula nulla poena et nullum crimen sine lege para obligar a los culpables a
cumplir una condena5, como expresin del ius puniendi6 en el que hombres y mujeres
estamos inmersos, dentro de un ordenamiento jurdico donde el monopolio de la fuerza o la
coercin es exclusiva de la autoridad poltica7.
Despus de la Segunda Guerra Mundial los Estados del mundo consagraron en sus
constituciones la recepcin ineludible del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos8, algunos acogidos en forma de Derechos Fundamentales9, como consecuencia
Hart brinda una nueva visin a manera de alcance de la Teora Pura del Derecho de Kelsen, cuando
seala que las normas penales, si bien es cierto estn respaldas por amenazas, stas per se no prohben una
conducta, sino que prescribe que los funcionarios pblicos jueces sean quienes apliquen ciertas sanciones
en circunstancias que se cometa un delito. Ver H. L. A. Hart, El Concepto de Derecho, Buenos Aires,
Abeledo-Perrot, 1968, p. 45
6
La fuerza para sancionar siempre ha sido un elemento sine quanon en el derecho penal, incluso nos ha
permitido observar las distintas vertientes de sus orgenes, desde cuando exista el asilo eclesistico para los
pueblos germanos, pasando por las ordalas prueba de Dios, hasta llegar al perodo de la venganza pblica,
donde la vctima u ofendido decida por su propia cuenta hacer justicia. No obstante, el derecho penal
derecho a sancionar o ius puniendi naci cuando se endos esa fuerza sancionadora al Estado,
confiscando a la vctima su legtimo derecho a solucionar el dao, trasladndola de su rol de ofendido al de
simple informador de hechos, hasta finalmente desaparecerla de la pretensin punitiva. La primera
manifestacin del derecho de sancionar o ius puniendi proviene de la referencia que nos brinda el maestro
Zaffaroni, cuando en la Inquisicin del siglo XV se elev este traspaso de exigibilidad de justicia antes
fuerza ahora coercin con el afamado Manual de la Inquisicin (1484) aprobado por el papado y redactado
por los inquisidores Heinrich Kramer y James Sprenger, quienes en definitiva, fundaron el primer libro de las
ciencias penales o criminales de la historia, bautizndolo con el ttulo de Malleus Maleficarum ms conocido
como El Martillo de las Brujas, que en su contenido esencial contaba con la tarea de culturizar a la
mujer, quien por su gnero sumado a su referente bblico concebida como pecadora desde el libro del
Gnesis con Adn y Eva era ms propensa a la maldad por ser de menor f (f y minus), desatando todo ese
aparato de persecucin y cacera que condujo a las afamadas noches de brujas, donde se prisionizaron y
condenaron a muerte a millones de mujeres acusadas de hereja, apostasa y masonera. Ver Eugenio Ral
Zaffaroni, El discurso feminista y el poder punitivo, en Hayde Birgin (comp.), Las trampas del poder
punitivo: El Gnero del Derecho Penal, Buenos Aires, Editorial Bibls, 2000, pp. 21-24. Sobre
confiscacin de la vctima, ver Eugenio R. Zaffaroni, Alejandro Alagia y Alejandro Slokar, Tratado de
Derecho Penal: Parte General, Buenos Aires, Ediar, 2000, pp. 219 y 220. No obstante, en un Estado de
Derecho no debe entenderse al ius puniendi como un ejercicio ilimitado, sino restringido por las normas
constitucionales. Ver Fernando Tocora, Principios Penales Sustantivos, Bogot, Temis, 2002, p. 177
7
La nocin de Estado que hoy nos rodea, se caracteriza por el desconocimiento del derecho por fuera de ste,
y por la concentracin de la fuerza para si, evitando la eliminacin de propio individuo por su cuenta, pues
como dice Hobbes: No fueron los sbditos quienes dieron al soberano tal derecho (a castigar); sino que
limitndose a renunciar a los que ellos tenan, fortalecieron la capacidad del soberano (Estado) para hacer
uso del suyo propio como le pareciese ms conveniente para la preservacin de todos Ver Thomas Hobbes,
Leviatn, traduccin, prlogo y notas por Carlos Mellizo, Madrid, Alianza Editorial, 2da. reimp., 1993, p.
249
8
Se entiende por Derecho Internacional de los Derechos Humanos al: Sistema de principios y normas que
regulan un sector de las relaciones de cooperacin institucionalizada entre Estados de igual desarrollo
socioeconmico y poder, cuyo objeto es el fomento del respeto a los derechos humanos y libertades
fundamentales universalmente reconocidas, as como el establecimiento de mecanismos para la garanta y
proteccin de tales derechos y libertades, los cuales se califican de preocupacin legtima y, en algunos
casos, de intereses fundamentales para la actual comunidad internacional de Estados en su conjunto Ver
Jimnez Piernas; Gonzlez Campos, Snchez Rodrguez y Senz de Santamara, citados por Carlos Villn
15
16
11
Ver Luigi Ferrajoli, Garantismo. Debate sobre el derecho y la democracia, Madrid, Editorial Trotta, 2006,
pp. 109-111
12
Op. cit. Luigi Ferrajoli, Derecho y, pp. 335-336. Zaffaroni advierte en no adjetivizar y confundir la
relacin entre derecho penal y garantismo, al decir que: Referirse a un derecho penal garantista en un
estado de derecho es una grosera redundancia, porque en l no puede haber otro derecho penal que el de
garantas, de modo que todo penalista, en ese marco, se supone que es partidario de las garantas, esto es,
garantista Ver Eugenio Ral Zaffaroni, El Enemigo en el Derecho Penal, Bogot D.C., Grupo Editorial
Jurdica Ibez, 2006. p. 228
13
La administrativizacin del derecho penal se presenta en cualesquiera de las siguientes circunstancias: a)
Falta de efectividad de las garantas constitucionales; b) Crecimiento de la legislacin penal de emergencia
con leyes anti-terroristas, anti-mafias o anti-camorras; o, c) Crisis de la razn jurdica. Op. cit., Luigi
Ferrajoli, Derecho y, pp. 807-848
14
Uno de los ms grandes debates dentro de la filosofa y sociologa del Estado tiene que ver en su relacin
con la ciudadana. Para Locke, el Estado resulta de una filosofa heteropoytica, donde la sociedad es el fin y
no el medio para la realizacin del Estado. Por el contrario, Hobbes, Hegel y Luhmann consideran al Estado
como parte de una filosofa autopoytica, es decir, como un fin para la sociedad, donde esta ltima sea nada
ms que un medio. Estos debates fueron generados en el terreno de la discusin sobre el poder con quienes
son partidarios, por una arte, en calificar al poder como malo y a la sociedad como buena, y con quienes,
por otra, ven al poder como bueno y a la sociedad como mala. Ver Diego Camao, Derecho y Razn:
Teora del Garantismo Penal, en Delito y Sociedad Revista de Ciencias Sociales, Ao 8, No. 13, Seccin
Comentarios de Libros, Buenos Aires, Editorial La Colmena, 1999, pp. 189-193. Tal debate tiene sus
orgenes en la interesante migracin de conceptos como democracia y ciudadana, de donde Sartori devela
que, en la democracia griega la definicin de hombre o ciudadano formaba parte de la polis de alguna
forma lo que hoy entendemos por Estado, sin distinguir frontera entre gobernantes y gobernados, no
obstante de cuestionarse al ciudadano que no participaba en la polis como dion (idiota). En otras palabras,
para la Grecia del siglo V a.C. el poder consista en una unidad entre ciudadanos y polis. Ver Giovanni
Sartori, Teora de la democracia, Madrid, Alianza Editorial, Tomo II, 1988, pp. 352 y 353. Por esta razn los
ciudadanos la polis tenan poderes ejecutivos, legislativos y hasta judiciales, donde adems el ciudadano
que mocionaba una errada decisin judicial responda por la injusticia de sus fallos. Recordemos el afamado
juicio que describe Jenofonte en el que resalta la defensa de Euriptlemo en el marco de los debates donde se
condenaron apasionada e injustamente a muerte a algunos estrategos atenienses. Ver David Held, Modelos
de democracia, Madrid, Alianza Editorial, 2da. ed., 2001, pp. 41-45
17
15
Op. cit. Luigi Ferrajoli, Derecho y pp. 33-90. Cuando la justicia deviene de la fuerza de autoridad ms
que de la fuerza de la verdad, el proceso penal se personifica en los funcionarios pblicos, dando la impresin
que, por el hecho de su magistratura, la verdad esta dada por el rito del proceso. En este sentido es importante
resaltar lo que Habermas dice al respecto: La amenaza de un poder vengador y la fuerza que tienen las
convicciones vinculantes no slo coexisten, sino que parecen brotar de una misma fuente mtica. Las
sanciones impuestas por los hombres son secundarias: se limitan a ser instrumentos de venganza contra las
transgresiones cometidas contra una autoridad que les antecede, contra una autoridad que de por s es
coercitiva a la vez que vinculante. Es de sta de donde las sanciones reciben, por as decir, su significado
ritual. Ver Jrgen Habermas, Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado democrtico de derecho en
trminos de teora del discurso, Madrid, Editorial Trotta, 1998, p. 86
16
Para Maier, la verdad es la relacin de concordancia entre el pensamiento y el objeto pensado, Op.
cit., Julio B. J. Maier, Derecho Procesal, pp. 841-842
17
Ver Ivn Vila Casado, Nuevo Derecho Constitucional, Bogot, Ediciones Jurdicas Gustavo Ibez, 2000
pp. 329-342. Es necesario distinguir que a travs del ejercicio de la ponderacin judicial, por medio de un
principio se puede derogar a una regla, pues los primeros son la base de la poltica y del ordenamiento
jurdico del Estado; por el contrario, las reglas por s solas inducen a los jueces a convertir su jurisprudencia
en una operacin bsicamente mecnica, como dice Dworkin: lo mejor que podramos hacer sera echar
juntos a la basura los enigmas y los conceptos y perseguir nuestros importantes objetivos sociales sin ese
exceso de equipaje Ver Ronald Dworkin, Los derechos en serio, trad. en verso castellano por Marta
Guastavino, Barcelona, Editorial Ariel, S.A., 2da. Reimp., 1995, p. 63
18
peligrosidad o alarma social, con que se presenta cada caso, hace que los operadores de
justicia tomen, subjetivamente, posiciones negativas o positivas en normas que son de
naturaleza exclusivamente preceptivas, reforzando el rol de la acusacin y de las
indagaciones preliminares, y encaminando al sistema penal a vivir en un perenne estado de
emergencia.
Por el contrario, en un Estado Constitucional o no de Derecho se trata de imponer
lmites al ius puniendi al integrarlo con garantas negativas penales y procesales como:
la presuncin de inocencia, la carga acusatoria de la prueba, el contradictorio, la igualdad
de las partes, el principio del juez natural, la separacin entre juez y acusacin, la oralidad
y publicidad del juicio, la presencia del imputado, el plazo razonable, la independencia
interna y externa de la magistratura, etc,. Se van construyendo resoluciones y sentencias
motivadas sobre argumentos cognoscitivos en hechos y recognoscitivos en derecho donde
el esclarecimiento de la verdad jurdica, elemental para la verificacin o falsedad, sirva de
base para su validez o legitimacin jurdica, y para su justicia o legitimacin poltica18,
como un examen social de rendicin de cuentas que el poder judicial tiene la obligacin de
presentar19. Por este motivo, la objetividad de un razonamiento o argumentacin jurdica
se mide tambin por el nivel de aceptacin generalizada de la decisin jurdica a travs de
la capacidad de convencimiento del juez frente a la sociedad o las partes, denominada
18
Esto es lo que Marina Gascn Abelln lo denomina y estudia con nfasis, tomando de base a Ferrajoli,
como la doble artificialidad, de donde el ser y el deber ser de las normas se encuentren positivizadas
para producir una teora jurdica y una teora poltica a la vez, sta ltima como dimensin sustancial de la
democracia. Ver Marina Gascn Abelln, Teora General del Garantismo a propsito de la obra de L.
Ferrajoli Derecho y Razn, en Juan Oberto Sotomayor Acosta (coord.), Garantismo y Derecho penal,
Bogot, Temis, 2006, pp. 19-20
19
En los ltimos aos se ha tratado de redefinir el sistema de pesos y contrapesos en los regmenes
democrticos a travs de la rendicin de cuentas o accountability. Los operadores de justicia como
miembros tambin de la administracin pblica estn sujetos al control de los ciudadanos a quienes se
deben, con mayor razn por medio de la denominada accountability social. Ver Enrique Peruzzotti y Catalina
Smulovitz, Accountability Social: la otra cara del control, en Enrique Peruzzotti y Catalina Smulovitz,
Controlando la Poltica. Ciudadanos y Medios en las Nuevas Democracias Latinoamericanas, Buenos Aires,
Editorial Temas, 2002, pp. 23-72
19
La Teora de la Argumentacin Jurdica tiene como uno de sus precursores al profesor Robert Alexy, mas
sin embargo, el estudio de la capacidad o poderes de convencimiento o de persuasin del juzgador en el
auditorio universal, como elemento de comprobacin de la argumentacin, corresponde a Perelman. Ver
Cham Perelman, Teoras de la Argumentacin Jurdica, en Manuel Calvo Garca, Los Fundamentos del
Mtodo Jurdico: Una revisin crtica, Madrid, Editorial Tecnos, 1994, pp. 218-228. Adems, para Binder:
la legitimidad social que procura el juicio penal se basa esencialmente en la imparcialidad Ver
Alberto Binder, Introduccin al Derecho Procesal Penal, Buenos Aires, Ad Hoc, 1993, p.138. No obstante,
cabra preguntarse si: es la argumentacin jurdica una forma colonizar al sujeto? Decimos esto en virtud de
que el auditorio universal no posee el mismo discurso de la administracin de justicia. La legitimidad que
se anhela con esta tesis abra que estudiarla tanto en el emisor como el receptor del fallo, evitando construir
objetividad sobre la base de una real desigualdad en los sujetos.
21
El Art. 18 de la Constitucin Poltica del Estado, vigente desde el 11 de Agosto de 1998, seala: Los
derechos y garantas determinados en esta Constitucin y en los instrumentos internacionales vigentes, sern
directa e inmediatamente aplicables por y ante cualquier juez, tribunal o autoridad
20
22
Zaffaroni hace una interesante observacin sobre la posicin que toman, en el tablero del derecho
internacional de los derechos humanos, pases como Estados Unidos, quienes se oponen al fortalecimiento de
la ciudadana universal para promover la impunidad de crmenes de lesa humanidad bajo la tesis del doble
derecho. Para aquellos Estados el derecho internacional de los derechos humanos es aceptable en tanto en
cuanto no afecte a su soberana. Op. cit., E. Ral Zaffaroni, El Enemigo, pp. 235-243
23
El principio pro homine es un criterio que informa con esencia en la dignidad humana a los derechos
humanos, sea de manera extensiva o restrictiva cuando su objeto sea su propia proteccin. Ver Mnica Pinto,
El Principio pro homine: Criterios de Hermenutica y pautas para la regulacin de los derechos humanos,
en La aplicacin de los tratados sobre derechos humanos por los tribunales locales, Buenos Aires, Del
Puerto, 1997, citado por CEJIL, La Proteccin de los Derechos Econmicos Sociales y Culturales y el
Sistema Interamericano, San Jos, Gossestra Intl., 2005, p. 86
21
24
Prieto Sanchis considera que el sistema penal no proclama valores, sino ms bien que los protege. Las
medidas cautelares no deben estar exentas del control de constitucionalidad a travs del juicio de
ponderacin por parte del Tribunal o Corte Constitucional, puesto que toda pena privativa de la libertad es
una afeccin a un derecho fundamental. Ver Luis Prieto Sanchis, Justicia Constitucional y Derechos
Fundamentales, Madrid, Editorial Trotta, 2003, pp. 261-298
25
Es interesante resaltar la nocin de justicia con que se construyen las sociedades, aunque no
compartamos la orientacin racionalchosta de Rawls. Segn este autor, si el criterio de justicia proviene de
un individuo o lites para determinar el comportamiento de todos, entonces lo que tendremos es una
justicia utilitaria. Por el contrario, si es la sociedad en su conjunto la que permite en nuestro caso
excepcionar principios por medias cautelares para maximizar sus utilidades (propiedad), entonces tendremos
una sociedad correctamente ordenada, por ende, ms justa. Ver John Rawls, Teora de la Justicia, Mxico,
Fondo de la Cultura Econmica, 4ta. reimp. de la 2da. ed., 2003, pp. 34-38
26
El Art. 161 del Cdigo de Procedimiento Penal dice: Los agentes de la Polica Judicial o de la Polica
Nacional pueden aprehender a una persona sorprendida en delito flagrante de accin pblica o
inmediatamente despus de su comisin; y la pondrn a rdenes del juez competente dentro de las
veinticuatro horas posteriores. Adems, el Art. 164 del mismo cuerpo de ley seala que: Con el objeto
de investigar un delito de accin pblica, a pedido del Fiscal, el juez competente podr ordenar la detencin
de una persona contra la cual haya presunciones de responsabilidad
22
No hay pena sin crimen, Ni crimen sin ley, Ni ley sin necesidad, Ni necesidad sin ofensa, Ni ofensa sin
accin, Ni accin sin culpa, Ni culpa sin juicio, Ni juicio sin acusacin, Ni acusacin sin prueba Ni prueba
28
sin defensa
27
Entindase por garantas secundarias las que vehiculizan y reconocen materialmente la afeccin de las
garantas primarias. Son garantas primarias (normas penales) las sustanciales, como el derecho a la
propiedad; de ella devienen las normas primarias, como no robar, de donde la conducta robar se constituye
como delito, es decir, se la prohbe. Las garantas secundarias (normas procesales penales) son las adjetivas,
que determinan la obligacin de aplicar sanciones, como por ejemplo el inters pblico de no dejar impune la
comisin de delitos contra la propiedad; de ah que para ello se requiera la existencia de normas secundarias,
que en su contenido establecen la pena para sancionar la afeccin por ejemplo a la propiedad. Op. cit., Luigi
Ferrajoli, Garantas Constitucionales, en Ral Gustavo Ferreyra y Andrs Gil Domnguez (dir.), El
Garantismo, pp. 52-57
28
Estos axiomas del garantismo penal son desglosados por Ferrajoli, en su debido orden, a travs de diez
principios: 1) principio de retributividad, 2) principio de legalidad, 3) principio de necesidad, 4) principio de
lesividad, 5) principio de materialidad, 6) principio de culpabilidad, 7) principio de jurisdiccionalidad, 8)
principio acusatorio, 9) principio de verificacin; y, 10) principio del contradictorio. Op. cit. Luigi Ferrajoli,
Derecho y p. 93
29
Se ha generado un gran debate respecto al uso de las medidas cautelares personales. Podra decirse que
quienes se definen como garantistas encuentran en ello dos posiciones: a) aplicar un derecho penal mnimo
sobre la base del uso excepcional y restringido de las medidas cautelares sobre todo la prisin preventiva,
la cual es predominante; o, b) no emplear abolicionismo el uso de medidas cautelares por considerarse
como penas anticipadas. Ver Alessandro Baratta, Principios del Derecho penal mnimo (para una teora de
Derechos Humanos como objeto y lmite de la ley penal), en Alessandro Baratta, Criminologa y sistema
penal. Compilacin in memorian; Carlos Alberto Elbert (dir.), coleccin Memoria Criminolgica No. 1,
23
Argentina, Editorial B de F, 2004, pp. 299-233. Confrontar con Louk Hulsman, El enfoque abolicionista:
Polticas criminales alternativas, en Criminologa Crtica y Control Social: El poder punitivo del Estado,
No. 1, Rosario, Editorial Jus, 1993, pp. 75-104
24
Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca
legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las
siguientes garantas mnimas:
b) comunicacin previa y detallada al inculpado de la acusacin formulada;
c) concesin al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparacin de su defensa;
d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su eleccin
y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
e) derecho irrenunciable a ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o
no segn la legislacin interna, si el inculpado no se defendiere por s mismo ni nombrare defensor
dentro del plazo establecido por la ley;
g) derecho a no ser obligado a declarar contra s mismo ni a declararse culpable...30
Uno de los principios presupuestarios del debido proceso en la praxis del sistema
penal es el correspondiente a la defensa. Esta garantizado por nuestra Constitucin e
instrumentos internacionales de proteccin derechos humanos. Se trata de un derecho
interrelacionado, indivisible e independiente que de vulnerarse, sistemticamente, se
violaran todos los dems31. Sin embargo, antes de adelantarnos a emitir juicios de valor
sobre la eficacia o no de este principio, comenzaremos por tratar la garanta que engloba a
este derecho: el ser odo.
Ser odo implica revisar previamente el principio de tutela judicial efectiva, que se
traduce en el derecho a acceder a una jurisdiccin sin discriminacin, esto es, a que se
diriman nuestras controversias judicialmente, como una garanta que debe cumplir la
administracin de justicia para impedir que la venganza, la retribucin y el sadismo
reaparezcan en el escenario controversial de la humanidad, evitando que decaiga a su vez
el principio de estricta jurisdiccionalidad. El ser odo consiste, generalmente, en la solucin
jurisdiccional de nuestras controversias por medio del respeto al derecho de las partes. Este
principio es ms amplio y considerado cuando tiene que aplicarse al campo penal, donde
converge con la prohibicin de indefensin para la parte ms dbil de la investigacin
30
Convencin Americana sobre Derechos Humanos, Artculo 8.- Garantas Judiciales, numeral 2
Podra decirse que, el derecho a ser defendido en una persona privada de su libertad constituye el
prembulo del debido proceso legal sin el cual, sencillamente, todas las dems garantas seran inalcanzables.
31
25
penal: el detenido. Pero, el ser odo por s solo no significa ser defendido, no obstante de
ser su presupuesto32.
Es de inters social sancionar a una persona que ha delinquido; pero, tambin es de
inters pblico el no condenar a un inocente lo cual no es incompatible con lo primero. La
garanta de ser odo y defendido en el caso de una persona detenida y an cuando no lo
est opera desde el momento en que el Estado lo asume como sospechosa en el mbito de
la criminalidad, como el derecho a hacer valer sus razones o fundamentos lo cual le sirve
a su vez para rechazar, total o parcialmente frente a una acusacin esgrimida en su contra.
Para garantizar el derecho a la defensa tendra que hacerse bsicamente la siguiente
pregunta: defenderse de qu? Se trata de defenderse de una acusacin esgrimida en contra
del capturado, sea proveniente de una sospecha a la vista o de un auto judicial. En este
sentido, como presupuesto ex ante a la misma defensa, debe practicarse el derecho a la
informacin o a ser informado previamente33, como un mecanismo que garantice a su
vez la realizacin de los dems derechos. El derecho a ser informado se manifiesta en la
detencin como una obligacin que el Estado debe asumir y prestar a travs de los agentes
policiales que realizan la captura o aprehensin, brindando al aprehendido informacin
sobre: a) las razones de su detencin aprehensin, lo cual le permite al detenido abstraer
comprender todas las actuaciones penales; b) la mencin de las garantas a que tiene
derecho, lo que activa a su vez posibles estrategias de defensa; y, c) los nombres y
apellidos de quienes realizan su captura identificacin del capturador, para impedir el
uso de la fuerza de manera clandestina y en genreal indebida 34.
32
Para Maier, esta garanta data desde la Declaracin de derechos del Estado de Virginia de 1776. Sostiene
que, si se concibiera el ser defendido como ser odo, entonces bastase con solo vertir facultad unas cuantas
palabras. Para este autor lo importante es que a esta garanta de sebe sumar la confrontacin contradictorio
con la otra parte, por ello define al derecho a la defensa como: la facultad de intervenir en el
procedimiento penal abierto Op. cit., Julio B. J. Maier, Derecho Procesal, pp. 539-552
33
Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detencin Convencin
Americana sobre Derechos Humanos, art. 7.4
34
Toda persona, al ser detenida, tendr derecho a conocer en forma clara las razones de su detencin, la
identidad de la autoridad que la orden, la de los agentes que la llevan a cabo y la de los responsables del
26
27
Argentina, la incomunicacin Art. 205 del Cdigo Procesal Penal de la Nacin es otra de las medias
cautelares con el objeto de impedir que el detenido tome contacto con terceros para no obstruir la
investigacin. Ver David Elbio Dayenoff, Cuestiones sobre Derecho Procesal Penal, Buenos Aires, Editorial
Qurum, 2004, pp. 88-91
38
El Art. 24 de la Constitucin espaola garantiza, copulativamente, el principio de tutela judicial efectiva
sin indefensin. Adems, el Art. 6.1. de la Convencin Europea sobre Derechos Humanos consagra el
derecho de igualdad de armas, el que es repetido tambin por la legislacin procesal penal de los Estados
Unidos de Norteamrica.
39
Bidart Campos sostiene que: la confesin no debe ser forzada ni arrancada por la fuerza, sino
espontnea y voluntaria Ver Germn J. Bidart Campos, Derecho Constitucional, Tomo I, Buenos Aires,
Ediar, 1968, p. 484. La tortura o el tormento muy usada en la Inquisicin no solo fue una forma auxiliar en
la investigacin de la verdad, sino adems una pena y una forma de hacer retractar o abjurar la voluntad y la
expresin de las personas. Op. cit., Julio B. J. Maier, Derecho Procesal, pp. 675-676
28
Recordemos que la misma Convencin Americana sobre Derechos Humanos nos habla de autodefensa en
su Art. 8, numeral 2, letra d), cuando expresa: el derecho del inculpado a defenderse personalmente
Adems, la renuncia a la defensa, como un acto voluntario y consciente, est garantizada por la Constitucin
de los Estados Unidos de Norteamrica y avalada por reiteradas jurisprudencias de la Supreme Court. Ver
Iaki Esparza Leibar, El Principio del Proceso debido, Barcelona, Jos Mara Bosch Editor, S.A., 1995, p.
104
41
Por una parte, el sistema acusatorio en el mundo anglosajn ha avanzado en cuestiones como el desarrollo
del principio contradictorio para garantizar la igualdad de armas. Por otra, ha retrocedido sobre todo en el
sostenimiento de garantas como el derecho a ser asistido por un abogado, violando el derecho a no
autoincriminarse, pues durante aos no existi la defensa gratuita. Ver John H. Langbein, Tortura y Plea
Bargaining, trad. en verso castellano por Mara Lousteau y Alberto Bovino, en Julio B. J. Maier y Alberto
Bovino, comp., El Procedimiento Abreviado, Buenos Aires, Editores del Puerto, 2001, p. 12. Todos sabemos
la aventura procesal que correra un detenido si involucra, como el derecho a ser odo, el derecho a
autodefenderse salvo que el reo sea letrado en derecho, de forma tal, que al pleno desarrollo de la tutela
judicial efectiva se le deben sumar otras garantas como la igualdad de armas, el principio contradictorio, la
prohibicin de indefensin, el derecho a la defensa, y como corolario, la asistencia letrada o defensa tcnica,
que depende de la libre eleccin del detenido o de la obligacin del Estado en proporcionarle un abogado sin
coste alguno, cuando ste no pueda contar con uno. La defensora pblica constituye una necesidad para
nuestras sociedades, no solo para la prosecucin de esta garanta, sino tambin como institucin. Al respecto,
Douglass North nos ofrece una definicin bastante amplia de lo que debemos entender por instituciones,
cuando sostiene que: son las reglas de juego en una sociedad o, ms formalmente, son las limitaciones
ideadas por el hombre que dan forma a la interaccin humana. Por consiguiente, estructuran incentivos en
el intercambio humano, sea poltico, social o econmico. Ver Douglass North, Instituciones, cambio
institucional y desempeo econmico, Mxico, Fondo de la Cultura Econmica, 1993, p. 13. Adems, segn
Stella Maris Martnez, la Defensa Pblica debe ser un rgano integrado con una suficiente cantidad de
miembros, sin forzarlos a hacer sacrificios inhumanos. Ver Stella Maris Martnez, Quin defiende a la
defensa? El derecho de defensa como requisito inexcusable de una administracin de justicia respetuosa de
los derechos humanos, en Ana Messuti y Julio Andrs Sampedro Arrubla, La Administracin de Justicia: en
los albores del tercer milenio, Buenos Aires, Editorial Universidad, 2001, p. 169
29
repreguntar a testigos y peritos, con posibilidades de refutar o rechazar cada una de las
versiones, etc.
La capacidad econmica del detenido incide mucho en la confianza dentro de la
relacin defendido-defensor debido a que, generalmente, las personas detenidas que gozan
de una situacin econmica ms alta pueden contratar a su libre albedro al defensor que
mejor les convenga defensor privado. Todo lo contrario ocurre con quienes no pueden
pagarse un abogado de su eleccin para litigar sin gastos42, en virtud de lo cual, la garanta
del derecho a la defensa obliga a los Estados a organizarse de la mejor manera posible para
promover la realizacin plena de este derecho, sea a travs de defensores pblicos
dependientes de las defensoras del pueblo, o sea a travs de los afamados defensores de
oficio dependientes de la funcin judicial.
Lamentablemente, la historia de las detenciones en la humanidad, y en consecuencia, de
los interrogatorios para obtener confesiones se ha desarrollado y grabado con la permisin
estatal de maltratos o torturas43 escudndose en la clandestinidad, lo cual vulnera an
ms el principio de publicidad, pues como dice Seisdedos: Lo ms probable es que la
tortura o los tormentos hayan acompaado desde siempre al hombre44. El maltrato a los
detenidos debe entenderse como el causamiento intencional de dolores o sufrimientos
graves fsicos o mentales promovidos por funcionarios pblicos (fuerza pblica) para
42
El Art. 8, numeral 2, letra e) de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos seala: el derecho
irrenunciable a ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no segn la
legislacin interna, si el inculpado no se defendiere por s mismo ni nombrare defensor dentro del plazo
establecido por la ley. De igual forma, el numeral 2 del principio 17 del Conjunto de Principios para la
Proteccin de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detencin o Prisin reza que: La
persona detenida que no disponga de asistencia de un abogado de su eleccin tendr derecho a que un juez
u otra autoridad le designe un abogado en todos los casos en que el inters de la justicia as lo requiera y sin
costo para l si careciere de medios suficientes para pagarlo
43
Ninguna persona sometida a cualquier forma de detencin o prisin ser sometida a tortura o a tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes. No podr invocarse circunstancia alguna como justificacin de la
tortura o de otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes Conjunto de Principios para la
Proteccin de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detencin o Prisin, Principio 6
44
Citado de Diego Jorge Lavado Lluch, La proteccin internacional de los derechos humanos y su
gravitacin sobre el sistema penal argentino, tesis doctoral indita. Ver Felipe Seisdedos, La
autoincriminacin y el art. 18 de la Constitucin nacional en Vctor Bazn (coord.), Defensa de la
Constitucin: Garantismo y controles. Libro en reconocimiento al Doctor Germn J. Bidart Campos,
Buenos Aires, Ediar, 1ra.ed., 2003, p. 399
30
Art. 1 de la Convencin contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes,
ratificado por el Ecuador el 30 de Febrero de 1988. Ver Instituto Interamericano de Derechos Humanos,
Instrumentos Internacionales de Proteccin de Derechos Humanos, San Jos, Nuestra Tierra S.A., 2005, p.
857
46
Ver Mario Luis Coriolano, Defensa pblica y derechos humanos: Banco de datos sobre torturas y otros
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes Op. cit, CELS, Colapso del, p.122
47
Op. cit., Silvia Casale, Colapso del, pp. 157-158
31
El Comit de Derechos Humanos ha sealado que: el acusado o su abogado deben tener el derecho de
actuar diligentemente y sin temor, valindose de todos los medios de defensa disponibles, as como el
derecho a impugnar el desarrollo de las actuaciones si consideran que son injustas. Ver Observacin
General No. 13, Igualdad ante los tribunales y derecho a toda persona a ser oda pblicamente por un
tribunal competente establecido por la ley, Art. 14, 21 perodo de sesiones, prr. 11
49
Las entrevistas entre los defensores y los detenidos no siempre se realizaron bajo el principio de
confidencialidad. Recordemos que en la misma Europa Inglaterra no aplicaba este principio en los casos de
los detenidos pertenecientes o no al Ejrcito Republicano Irlands (IRA) acusados por terrorismo.
50
Para Maier, bajo el principio de oportunidad se pueden tolerar acuerdos y prescindir del juicio, siempre y
cuando su resultado no consista en una pena privativa de la libertad. Ver Julio B. J. Maier, Es posible
todava la realizacin del proceso penal en el marco de un Estado de Derecho?, en Carlos Julio Lascano
(edit.), Nuevas formulaciones en las ciencias penales: homenaje al profesor Claus Roxin, Crdoba, Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Crdoba, Editora Lerner y La Lectura Libros
Jurdicos, 2001, p. 788
32
Me he declarado culpable de un homicidio en segundo grado porque me dijeron que haba mucha
prueba en mi contra, pero yo no le he disparado a nadieyo solo admit mi culpabilidad porque me
dijeron que si no lo haca me enviarn a la cmara de gasno soy culpable, pero me declar culpable
52
Toda persona detenida a causa de una infraccin penal ser llevada sin demora tras su detencin ante
un juez u otra autoridad determinada por la ley. Esa autoridad decidir sin dilacin si la detencin es
lcita y necesaria. Nadie podr ser mantenido en detencin en espera de la instruccin o el juicio salvo
en virtud de orden escrita de dicha autoridad. Toda persona detenida al comparecer ante esa autoridad,
tendr derecho a hacer una declaracin acerca del trato que haya recibido durante su detencin53
Op. cit., John H. Langbein, Tortura y Plea Bargaining, en Julio B. J. Maier y Alberto Bovino, comp., El
Procedimiento, p. 12
52
Caso North Carolina v. Alford, 1970, Corte Suprema de los Estados Unidos, citado por John H. Langbein,
Ibd., p. 19
53
Conjunto de Principios para la Proteccin de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de
Detencin o Prisin, Principio 37
33
54
Luego de ser llevado ante Caifs, a la maana siguiente, Jess fue presentado ante el procurador Romano
Poncio Pilato, quien despus de interrogarlo no lo hall culpable, no obstante, debido a la presin de los
sacerdotes del Sanedrn, ste convoc a la muchedumbre para que decidiera, ante lo cual, prefiri lavarse las
manos. Ver Mt 27: 11-26; Mc 15:1-15; Lc 23: 1-25; y, Jn 18: 28-19:6. Adems ver web site:
http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_de_Nazaret#Arresto, visitada: 22/10/07
55
El habeas corpus traer el cuerpo est incluido en nuestra Constitucin Poltica a partir del Art. 93,
desnaturalizndose en el hecho de no requerir necesariamente la presencia del detenido, no obstante que su
esencia sea suspender una detencin ilegal.
56
La garanta constitucional del habeas corpus, considerada propiamente como una accin y no como un
recurso, ha sido debatida en el tiempo debido a la diversidad de documentos que cuestionan su partida de
nacimiento en la Carta Magna de 1215. Ver Ral Washington balos, Derecho Procesal Penal: cuestiones
fundamentales, Tomo I, Santiago de Chile, Ediciones Jurdicas Cuyo, 1era. Ed. 1993, pp. 319-324. Cabe
destacar adems, que el Habeas Corpus Act (1679) era laxo en cuanto al tiempo entendido desde la
actualidad de donde se poda mantener encarcelada a una persona no ms de 20 das. Op. cit., Carlos
Villn Durn, Curso de., p. 66
34
actuaciones del proceso57. Ello implica que el derecho a ser presentado debe reunir con una
condicin objetiva y otra subjetiva, expresadas en obligaciones prestaciones positivas
del Estado. La condicin objetiva consiste en la obligacin del Estado en llevar trasladar
ante la autoridad desde el centro carcelario a las personas privadas de su libertad. La
condicin subjetiva se atiza con la asistencia mdica, psicolgica y jurdica para que el
detenido pueda informarse, percibir, comprender y comunicarse con el mundo procesal
sistema penal que lo requiere, debiendo facilitarse una confrontacin transparente, como
el derecho a permanecer fsicamente ver, or y preguntar frente a quien declara en su
contra, sea ste agente fiscal, acusador particular, testigo o perito, permitiendo tambin la
realizacin de un interrogatorio cruzado.
Es preciso sealar la distincin entre poner a disposicin y entregar al detenido ante la
autoridad58, pues la primera no necesariamente significa presentarlo fsica o materialmente,
pudiendo entenderse como el hecho de reducirlo a un simple expediente donde el detenido
comparece a travs de un atestado o parte policial muy comn en nuestra
administracin de justicia. En cambio, entregarlo implica llevarlo para mostrarlo
fsicamente ante la autoridad, como la obligacin del Estado en tenerlo y en presentarlo,
obligacin que deben cumplir tanto los funcionarios que lo custodian como los que lo
requieren.
En este sentido, es importante destacar el estudio sobre el cmputo del traslado del
detenido ante la autoridad controlando su tiempo. De ello depende saber si la detencin
comienza con la captura o con la redaccin del parte policial en la bsqueda de los
57
Adems, la ausencia del imputado, segn Maier, impide toda decisin material sobre el objeto del
procedimiento que lo perjudica. Ver Julio B. J. Maier, Derecho Procesal, Tomo II (Sujetos Procesales),
Buenos Aires, Editores del Puerto, 1da. ed. y 1ra. reimp., 2004, p. 126
58
Salido Valle dice que la disposicin no es lo mismo que la entrega, pues ponerlo a disposicin no
implica llevar materialmente al detenido, adems, la legislacin espaola hace un distingo de acuerdo al tipo
objetivo de delitos, como los del Art. 382 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, estableciendo para ello un
plazo de 72 horas en delitos como terrorismo, donde se activa la figura de disposicin y no de entrega. Op.
cit., Carlos Salido Valle, La detencin, pp.120 y ss.
35
36
El Estado, al privar de la libertad a una persona, se coloca en una especial posicin de garante de su vida
e integridad fsica. Al momento de detener a un individuo, el Estado lo introduce a una institucin total,
como es la prisin, en la cual los diversos aspectos de su vida se someten a una regulacin fija, y se produce
un alejamiento de su entorno natural y social, un control absoluto, una prdida de intimidad, una limitacin
63
del espacio vital y, sobre todo, una radical disminucin de las posibilidades de autoproteccin
62
Francia promulg la Ley 728 31 de Octubre de 2001 que autoriz la intervencin y espionaje de las
comunicaciones y correspondencia de las personas detenidas acusadas de terrorismo, reglas conocidas
generalmente como leyes sapo. Ver Jorge Paladines, Quines son las vctimas en la transformacin del
derecho a la resistencia al delito de terrorismo? en Ibd., p.71
63
Ver Comisin Interamericana de Derechos Humanos, dictamen 10/3/99, citado por Susana Albanese,
Garantas Judiciales: Algunos requisitos del debido proceso legal en el derecho internacional de los
derechos humanos, Buenos Aires, Ediar, 2da. ed., 2007
. De la misma forma Jellinek considera que: Acompaa, pues, a todo principio de Derecho la seguridad de
que el Estado se obliga a s mismo a cumplirlo, lo cual es una garanta para los sometidos al Derecho Ver
George Jellinek, Teora General del Estado, Mxico, Editorial Continental, 1958, p. 300
64
se considera desaparicin forzada la privacin de la libertad a una o ms personas cometida por
agentes del Estado o por personas o grupos de personas que acten con la autorizacin, el apoyo o la
37
persona cuenta de alguna manera con sujetos activos determinados (fuerza pblica) para
su perfeccin en el iter criminis65, la detencin administrativa o detencin o aprehensin
como medida precautelar o cautelar cuenta como garantes con los mismos sujetos activos
que podran configurar este crimen de lesa humanidad. En otras palabras, no toleramos que
el ratn se coma el queso pero le confiamos cuidar de l, como la lgica autopoytica del
subsistema penal de la detencin. Ello no significa adelantarnos emitiendo criterios
mediante pre juzgamientos presuncin de culpabilidad sobre los agentes de la polica
judicial, sino, identificar la importancia de su cargo y la funcin de su rol para garantizar la
integridad y presencia fsica del detenido.
La presencia de una persona privada de su libertad ante la autoridad permite hacer un
examen de control de garantas, tanto fsico como mental y jurdico, mientras est o
estuvo bajo custodia de la polica judicial, sobre el ejercicio de preguntas y observacin
fsica para averiguar posibles violaciones de derechos humanos. Al mismo tiempo, se le
permite al detenido informarse sobre las garantas judiciales que lo asisten, siendo la
autoridad judicial que lo requiere la que est tambin obligada a hacerle mencin detenida
y detallada de sus derechos, pues al comparecer el detenido ante el juez se cumple con una
doble funcin: a) que el detenido conozca su rol dentro del sistema penal, mediante la
percepcin del proceso penal con todos los sujetos procesales que forman parte del ius
puniendi, consiguiendo de ser el caso preguntar y repreguntar al funcionario o acusador
particular que lo imputa, sobre el estudio de la veracidad o falsedad de los argumentos que
lo acusan; y, b) que la autoridad competente del rgano judicial haga un examen de
efectividad de derechos, desde preguntarle al detenido sobre la violacin o no de sus
aquiescencia del Estado, seguida de la alta de informacin o de la negativa a reconocer dicha privacin de
la libertad o de informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se impide el ejercicio de los recursos
legales y de las garantas procesales pertinentes. Convencin Interamericana sobre Desaparicin Forzada
de Personas, Artculo II
65
Dentro de la Teora del Delito se estudia el iter criminis camino del delito como el anlisis de las
distintas fases por las que pasa el delito, desde la ideacin, preparacin y ejecucin, hasta el agotamiento o
consumacin como una forma de observar la vida del delito, Ver Luis Jimnez de Asa, Lecciones de
Derecho Penal, Mxico, Oxford University Press, volumen 3, colecciones, 2003, p. 308-316
38
garantas para descartar tambin posibles maltratos, hasta razonar sobre la factibilidad o
procedencia de los elementos de conviccin sobre los hechos con que se pretenda imputar
para seguir manteniendo su cautiverio.
Por otra parte, la detencin tiene raigambre administrativo-policial hasta cuando sea
presentado el detenido ante la autoridad, momento en que el poder ejecutivo deja de ser su
tutor para endosarlo luego al poder judicial (transferencia de poder), cambiando
camalenicamente el nombre del detenido, de sospechoso a imputado, cuando la figura de
detencin administrativa es suplida por la de prisin preventiva o detencin judicial. Es
evidente que mientras existan personas privadas de su libertad el sistema penal se encargue
de crear su propia epistemologa, con los mismos actores pero, aparentemente, en distintos
escenarios, aunque con una misma realidad: la continua privacin de la libertad.
Mientras se mantenga a una persona privada de su libertad, an sin comparecer ante su
juez natural, sta tiene la obligacin de vigilar que su esfera no sea invadida por parte de
los dems poderes como el ejecutivo y legislativo, e inclusive por la misma prensa
cuarto poder, ni someterse a la jerarquizacin hermenutica de uno sobre el otro. Tiene
que razonar acerca de la constitucionalidad de la detencin, del proceso y dentro de l, del
juicio y la investigacin, como una forma de acercarse a la ciudadana en la transformacin
de juez magistrado a juez ciudadano, o simplemente juez de garantas66.
En las detenciones administrativas o detenciones propiamente tales el Estado, a
travs de la fuerza pblica (polica), puede abusar ms que en las detenciones judiciales o
prisin preventiva, donde obviamente no hay juez ni autoridad cualquier funcionario
pblico con atribuciones constitucionales para excarcelar a las personas67, solo existe la
66
67
39
Toda persona detenida o presa a causa de una infraccin penaltendr derecho a ser juzgada dentro de
un plazo razonable o a ser puesta en libertad69
68
Nadie ser privado de su libertad sino por orden escrita de juez competente salvo delito flagrante, en
cuyo caso tampoco podr mantenrsele detenido sin frmula de juicio, por ms de veinticuatro horas
Constitucin Poltica de la Repblica del Ecuador, Artculo 24.6. Adems, la Declaracin Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, en su Artculo XXV, Derecho de proteccin contra la detencin arbitraria,
seala que: Todo individuo que haya sido privado de su libertad tiene derecho a que el juez verifique sin
demora la legalidad de la medida y a ser juzgado sin dilacin injustificada o, de lo contrario, a ser puesto en
libertad. Tiene derecho tambin a un tratamiento humano durante la privacin de su libertad
69
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, Artculo 9.3
40
verdad procesal. El ser odo tutela judicial y la rapidez en los procesos para la solucin
oportuna de conflictos son la condicin sine quanon que evita la devaluacin creciente de
la justicia en el tiempo. La falta de celeridad o rapidez en los procesos genera no slo la
desconfianza en la administracin de justicia, sino tambin en la seguridad jurdica70, como
un principio plenamente efectivo para la construccin y ejercicio de ciudadana en el
fortalecimiento de las democracias71.
Interpretar la frmula de plazo razonable constituye un debate complicado para el
subsistema judicial y policial. La demora, el retardo o la dilacin indebida de los procesos
y en ella la cosificacin del detenido a una celda y a un expediente, son conductas
comunes en la praxis del poder punitivo contentivo en slo justificar su retraso con
argumentos circulares y meramente administrativos, dentro del ordenamiento burocrticojudicial y policial. Por esta razn, hemos tomado prstamos conceptuales del derecho
internacional de los derechos humanos vigentes en nuestro ordenamiento jurdico
ubicados en la mayora de instrumentos internacionales, independientemente del empleo de
trminos como: procedimiento sencillo y breve, obtener pronta resolucin, el juez
debe verificar sin demora o ser juzgado sin dilacin72.
La frmula del plazo razonable es aplicada a la teora general del proceso, es decir, se
adecua tanto a los procesos civiles como a los penales, como uno de los principios
subsumidos del debido proceso: la celeridad o prontitud en la administracin de justicia.
70
La celeridad debe evitar el dao en la vida de los justiciables y procurar la seguridad jurdica. Ver Mariano
R. La Rosa, Exencin de prisin y excarcelacin, Buenos Aires, Editorial Astrea, 2006, p. 372
71
No cabe la menor duda del revolucionario papel que jugaron Beccaria, Howard y Marat en la
humanizacin del derecho penal desde el punto de vista liberal, fortaleciendo la justicia de los hombres en
lugar de la divina, determinando tambin que la justicia es tal si se logra a tiempo: el primero, con el
documento ms simblico del siglo XVIII, Dei delitti e delle pene, una entrega que confluy los sentimientos
ms profundos de la reforma penal europea; el segundo, que recorri y vivi la realidad carcelaria en su obra
State of prisions cosa similar hizo Tocqueville en los Estados Unidos; y, el tercero, que proclam la
ilegitimidad de la legislacin penal incitando a los pobres a recobrar sus derechos desconociendo lo
arbitrario, creando su Plan de legislation criminelle. Op. cit., Luis Jimnez de Asa, Lecciones de, pp. 1416
72
Los artculos XVIII, XVIV y XXV del la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
que establecen las garantas como el acceso a la justicia, el derecho de peticin, la proteccin contra la
detencin arbitraria, barajan trminos de igual significacin para la defensa del plazo razonable. Op. cit,
Susana Albanese, Garantas, p. 80
41
Se ha discutido hasta la saciedad que la pena no rehabilita al delincuente. En este sentido somos partcipes
de la corriente abolicionista.
42
un detenido en tal condicin ser atormentado da tras da por la duda acerca de si ser condenado y de
cun elevada ser la pena que se le aplique. La psicologa explica actualmente con claridad que la
incertidumbre sobre algo amenazante corresponde a uno de los daos ms graves que humanamente pueden
74
inferirse, y es tan perjudicial como la certeza respecto del comienzo de un mal determinado...
Lo importante es destacar que sobre este principio se han construido las garantas
suficientes para impedir, entre otras circunstancias, que la detencin policial se separe de
una razonable duracin. En consecuencia, el dao que le puede ocasionar a una persona su
encarcelamiento se da sobre todo por la incertidumbre en su tiempo.
Algunos tratadistas consideran que el plazo razonable es una medida de tiempo
perentoria para que la administracin de justicia evite la impunidad en la comisin de
delitos. Con ello se creera que es un derecho del Estado y no una garanta penal75. Al
contrario, esta frmula est dirigida a garantizar la dignidad humana y el principio de
presuncin de inocencia de los procesados, sumariados o indiciados, estn o no privados de
su libertad, para no confundirse como el derecho que tienen los jueces para imponer sus
cmodos horarios por sobre la defensa.
Toda persona detenida tiene derecho a que sin demora se le informe sobre las razones
de su detencin frmula de juicio. Con esto decimos que la prontitud tambin se verifica
con la llamada formulacin de cargos dentro de la instrumentacin procesal, la que debe
allanarse a las reglas del debido proceso. As, el plazo razonable y la frmula de juicio van
constitucionalmente de la mano. En este sentido, nuestro ordenamiento jurdico ha incluido
una medida de tiempo perentoria garanta para la duracin de la detencin administrativa
74
Una prolongada detencin impone severos daos psicolgicos al detenido. Ver Kaufmann en Carlos A.
Tozzini y Mara de las Mercedes Anqueros, Los Procesos y la efectividad de las penas de encierro, Buenos
Aires, Desalma, 1978, prlogo.
75
Zavala Baquerizo cuando estudia los plazos sostiene que: La investigacin de la verdad no puede estar
condicionada a un tiempo especial; la demora en su investigacin es perjudicial para el descubrimiento de
la verdad; mientras ms das se dilata mayor es el peligro de la impunidad. Da y noche debe luchar el juez
instructor contra el tiempo, que es el principal aliado del delincuente Ver Jorge Zavala Baquerizo, El
Proceso Penal, Tomo III, Bogot, Ediciones Edino, 3ra. Ed.,1990, p. 117
43
o policial, y de esta manera proteger los derechos de las personas bajo el principio de plazo
razonable. De esta manera contamos con el artculo 24.6 de la Constitucin Poltica que
establece el plazo razonable de veinticuatro horas para la duracin de la detencin, pasado
el cual, sta deviene en ilegal. Esta frmula, que goza del principio de supremaca
constitucional76, ordena e instruye al proceso penal en todas sus etapas y con todos sus
sujetos procesales.
Pero el plazo razonable de 24 horas de la detencin, establecido en nuestra legislacin,
difiere del de otros ordenamientos jurdicos. Haciendo un breve ejercicio comparatista
notamos que en Colombia su duracin puede ser de hasta 36 horas, en Venezuela de 48
horas, en Argentina y Espaa de 72 horas, y en Per de hasta 15 das77. De todas formas,
independientemente que algunos operadores de justicia consideren que el tiempo de la
detencin sea demasiado corto, en comparacin con otras legislaciones, para nuestra ley
76
Si la Constitucin no tuviera normas supremas, contendra una infinidad de leyes carentes de sistema
jurdico, pues para Kelsen: Esa norma fundamental constituye, en calidad de ltima fuente, la unidad de la
pluralidad de todas las normas que constituyen un orden Ver Hans Kelsen, El mtodo y los conceptos
fundamentales de la Teora del Derecho, p. 47 citado por Enciclopedia Jurdica Omeba, Tomo III, Buenos
Aires, Editorial Dryskill, 1978, p. 1042.
77
En Colombia la Corte Constitucional interpret el inciso 2 del Art. 218 de su Constitucin Poltica
mediante Sentencia C-024 del 27 de enero de 1994 en la que, con ponencia del magistrado Alejandro
Martnez Caballero, se analiz la captura preventiva gubernativa administrativa, donde se determin que esta
medida coercitiva no puede sobrepasar de 36 horas. Ver Fabio Espitia Garzn, Instituciones de Derecho
Procesal Penal, Bogot D.C., Ediciones Jurdicas Gustavo Ibez, 1998, pp. 311-315. Por otra parte, el Art.
44.1 de la Constitucin Poltica de la Repblica Bolivariana de Venezuela sostiene que: La Libertad
personal es inviolable, en consecuencia: Ninguna persona puede ser arrestada o detenida sino en virtud de
una orden judicial, a menos que sea sorprendida in fraganti. En este caso ser llevada ante una autoridad
judicial en un tiempo no mayor de cuarenta y ocho horas a partir del momento de la detencin. En
Argentina se adopta la figura de incomunicacin para facilitar las investigaciones preliminares de la Polica
Judicial, en este caso la detencin administrativa reviste un carcter mixto, pues en un primer momento
tenemos el Art. 184.8 del Cdigo Procesal Penal de la Nacin que reza: Los funcionarios de la polica o de
las fuerzas de seguridad tendrn las siguientes atribuciones: Aprehender a los presuntos culpablesy
disponer su incomunicacinpor un trmino mximo de diez horas que no podr prolongarse sin orden
judicial; posteriormente, el Art. 205 seala: El juez podr decretar la incomunicacin del detenido por un
trmino no mayor de cuarenta y ocho horas, prorrogable por otras veinticuatro Cuando la autoridad
policial haya ejercitado la facultad que le confiere el inciso 8 del artculo 184, el juez slo podr prolongar
la incomunicacin hasta completar un mximo de setenta y dos horas. En Per, el estatuto antiterrorista
indujo a que su Constitucin Poltica seale en su Art. 24.f) lo siguiente: El detenido debe ser puesto a
disposicin del juzgado correspondiente, dentro de las veinticuatro horas o en el trmino de la distancia.
Estos plazos no se aplican en los casos de terrorismo, espionaje y trfico ilcito de drogas. En tales casos,
las autoridades policiales pueden efectuar la detencin preventiva de los presuntos implicados por un
trmino no mayor de quince das naturales
44
fundamental
nuestro
sistema
penal,
constituye
una
situacin
jurdica
que
78
La Convencin Americana de Derechos Humanos consagra en su Art. 7.5 que: Toda persona detenida o
retenida debe ser llevada, sin demora ante un juezdentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad
sin perjuicio de que contine el proceso. De igual manera su Art. 8.1 expresa: Toda persona tiene
derecho a ser odadentro de un plazo razonable. Sobre este tema es ejemplar sealar que la primera
doctrina en Amrica Latina se suscit a partir del caso Surez Rosero, donde el Estado ecuatoriano fue
condenado. En este caso, la Corte determin que se prolong indebidamente la prisin preventiva en un
proceso que dur ms de cincuenta meses, transgrediendo los principios de los artculos 7.5 y 8.1 de la
Convencin Americana de Derechos Humanos. Ver Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso
Surez Rosero, del 12 de noviembre de 1997.
79
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha recibido la doctrina de su par en Europa a partir del
caso Lacayo, Por su parte, Europa ha construido estos criterios a lo largo del anlisis de muchos casos como
el caso Stomgller de 1969, caso Unin Alimentaria Sanders S.A. de 1989, casos Motta, Vernillo y Toth de
1991, caso W. c. Suiza de 1993, etc. Op. cit. Susana Albanese, Garantas, pp. 89, 84-85, 88 y 90
45
80
En este caso tampoco se puede culpar directamente al detenido, pues para ello existen guas y vigilantes
carcelarios que deben impedir el ingreso de objetos o armas con las que puedan lastimarse corporalmente.
Adems, los centros carcelarios deben contar con mdicos y trabajadores sociales quienes tienen la
obligacin de precautelar la salud fsica y mental de los detenidos.
81
La conducta de la acusacin, como parte del proceso penal, est encabezada por las actuaciones u
omisiones del ministerio pblico, y accesoriamente por las que realice el acusador particular, actuacin que
se encuentra confiscada procesalmente por esta autoridad. Preferimos entonces estudiar esta conducta en el
presente factor.
46
Si la historia de las penas es una historia de horrores, la historia de los juicios es una historia de
errores; y no slo errores, sino tambin de sufrimientos y vejaciones cada vez que en el proceso se ha hecho
uso de medidas instructoras directamente aflictivas, desde la tortura hasta el abuso moderno de la prisin
preventiva84
82
47
CAPTULO II
La Desnudez Garantismo
48
CAPTULO II
Sin ruptura epistemolgica el conocimiento social es imposible. Ver Paul Grell, Los relatos de vida:
una metodologa para superar las realidades parciales, en Groupe de Analyse des politiques sociales, Les
Rcits de Vie. Thorie, mthode et trajectoires types, Qubec, Editions Sain Martin, 1986, p. 29
86
Kosik explica el problema de la verdad en la investigacin histrica, cuando dice que: La historia real
es acaso la de la conciencia del hombre, la que ha permitido que los hombres tomen conciencia de su tiempo
y de los acontecimientos? O bien es la historia de los acontecimientos tales cmo se han desarrollado
verdaderamente y han tenido que reflejarse en la conciencia del hombre? Un doble peligro est al acecho: o
bien describir los hechos histricos como tenan que haberse desarrollado, o sea racionalmente, y por lo
tanto introducir la lgica en la historia: o bien narrar sin crtica ni juicio alguno lo acontecimientos, lo que
equivale en definitiva a renunciar el carcter fundamental de todo trabajo cientfico, o sea saber diferenciar
lo esencial de lo accesorio en la investigacin de la significacin significativa de los hechos. Ver K. Kosik,
La dialctica de lo concreto, Pars, Maspero, 1978, pp. 37-38
49
Creemos que esta es una grosera forma de tomarle el pelo al lector, a la sociedad, y por que
no decirlo, a la ciencia. Y tal vez esto se presenta porque muchos investigadores no
quieren contaminarse con la realidad, es decir, con el objeto de investigacin. En este
sentido creer que la realidad se mantendr inmutable despus de nuestra intervencin es
una ingenuidad. Tampoco queremos decir que hay que destruir la realidad, sino ms bien
atacar su aparente autonoma, sin exacerbar la estructura ni la agencia.
Nuestra realidad se enfoca en el objeto de investigacin, fundamentalmente, en las
garantas de las personas detenidas en los citados distritos judiciales87. Los dems actores
en el denominado teatro de operaciones del debido proceso de la detencin esto es:
jueces, fiscales, policas judiciales y abogados defensores, constituyen los elementos
contextuales de nuestro objeto de investigacin. Su participacin por ende es de suma
importancia, debido a que su inclusin en la investigacin determina tambin esa bsqueda
de la verdad que aspiramos descubrir, de esta manera tambin forman parte de nuestro
objeto. Adems, en el marco de este objeto usaremos tres variables para descubrir y
responder el problema de investigacin variables que construimos y estudiamos
anteriormente, enmarcadas en los estndares constitucionales de: ser odo y defendido, ser
odo y presentado; y, ser odo en un plazo razonable. Su empleo nos ayudar a medir el
grado de efectividad de los derechos de los detenidos.
No obstante, hemos colocado algunos reparos acerca de la metodologa a usar puesto
que, poltico-criminalmente hablando, para este tipo de anlisis se suele recurrir al uso de
mtodos cuantitativos imperialismo de las encuestas. De ah la aparicin muchas veces
para prejuzgar de disciplinas y oficinas definidas con el nombre de Estadstica Criminal,
sujetndose a formas de calificacin y clasificacin de personas para as diferenciarlas en
87
Nuestro objeto de investigacin son los detenidos observados, tanto hombres como mujeres, aunque el
uso de esta categora parezca dirigirse a un sector del gnero, no obstante comprende a todos y todas las
personas privadas de su libertad por delito flagrante.
50
homenaje a los nmeros del resto de la sociedad, clsica manifestacin del Estado de
Polica y del neolombrosianismo88.
A pesar que adoptaremos el mtodo cuantitativo, mediante encuestas dirigidas a los
detenidos aprehendidos por delito flagrante en Azuay y El Oro, ser lo cualitativo lo que
nos garantizar la representatividad en la construccin de los datos de la investigacin,
puesto que, consideramos que la interaccin con los observados depende, bsicamente, de
una relacin social ms que de un ejercicio matemtico89. Se trata de seres humanos que
no estn circundados en cifras, sino en relatos de vida90. Nuestro procedimiento oscila
entonces entre el anlisis detallado de las prcticas en la agencia y la estructura que gira
alrededor de la detencin; y, en el movimiento totalizador, como aquello que hace de esas
prcticas algo compartido.
De esta manera, colocamos algunas reglas de juego as como tambin nos
desenvolvimos
sobre
la
base
de
algunas
ya
establecidas91.
Estas
reglas,
Para saber si el tradicional Estado de Polica de Wolf y los criterios de Lombroso se mantienen, cabra
solamente con preguntarse si los funcionarios de la Polica Judicial del Ecuador asocian el trmino detenido
con delincuente; y, colegir si tantas o cuantas detenciones son suficientes para clasificar a una persona en el
mundo o submundo del hampa, aunque no haya tenido sentencia judicial condenatoria ejecutoriada en su
contra.
89
Ver Homero R. Saltalamacchia, Historias de vida y movimientos sociales: el problema de la
representatividad, en Revista Mexicana de Sociologa XILXI, No. 1 (Enero-Marzo), Mxico, 1983, p. 258
90
De ah que introduciremos un excursus a este captulo denominado Vivir para contarlo.
91
Este distingo hace referencia al hecho de que en las encuestas el investigador coloca las reglas de juego con
anterioridad; mientras que en lo cualitativo, las reglas van apareciendo conforme se desarrolla la entrevista.
Ibd., p. 276
92
En este sentido, la comunicacin con nuestro objeto y elementos de investigacin juega un papel
preponderante. No se trata de fingir o representar nuestro rol a manera de una distorsionada observacin
participante, aunque introducirse en los centros carcelarios nos hizo pensar y sentir, brevemente, que tambin
51
estbamos detenidos. La relacin sujeto-objeto aparecer a simple vista, pero habra que diferenciar los
estatus individuales. Podr mutarse en el investigador observador, ms no en el investigado observado,
expresndose de la siguiente forma: abogado/detenido; estudiante/detenido; investigador/detenido. La calidad
del objeto de investigacin no cambia, pero slo para efectos del presente estudio podremos denominarla
como encuestados, investigados u observados. Por el contrario, la calidad de del entrevistado que tambin es
observado si cambia: juez, fiscal, polica judicial y abogado defensor.
93
Ver web site: www.dnrs.gov.ec/Estadisticas.htm, visita 30/07/07. No se encontr censo ni estadstica
oficial alguna sobre personas detenidas aprehendidasy encarceladas por delito flagrante.
94
La investigacin encuestas y entrevistas en la provincia del Azuay regin Sierra, distrito carcelario de
Cuenca, se llev a cabo en los das 17, 18, 19, 20 y 21 de Septiembre de 2007. En la provincia de El Oro
regin Costa, distrito carcelario de Machala, la investigacin de campo se realiz en los das 1, 2, 3, 4 y 5 de
Octubre de 2007.
95
Matemticamente, la muestra probabilstica en cada distrito carcelario sobrepasaba el 60% del total, cifra
con la que, materialmente, nos hubiera sido imposible encuestar en los das y con el presupuesto de la
investigacin. Por ende, la representatividad en las encuestas se sostiene sobre las entrevistas realizadas en
ambos distritos, debido a que ellas arrojan ms datos que las encuestas, por lo que es plenamente factible
hacer generalizaciones. Esta muestra ha sido recabada in situ de las personas que han estado en calidad de
detenidas, es decir, de aquellas que se encontraron an privadas de su libertad, aunque su estatus jurdico
pueda ser otro al momento de la encuesta prisin preventiva, lo que nos permiti obtener una muestra ms
palpable, verz y aproximada al momento de la detencin, descartando aquellas que pudieran ser obtenidas
de personas excarceladas, no solo por la dificultad de su individualizacin, sino por la opacidad de su
percepcin como ex detenidas.
52
Sin duda, uno de los ms exquisitos documentos sobre los recaudos que debe tomar el investigador en las
entrevistas y la realidad del objeto de investigacin se encuentra en la afamada obra Las Miserias del
53
Los invitamos entonces a realizar un viaje desde el deber ser hasta el ser del
garantismo; en dos universos paralelamente poblacionales, pero alternativamente
regionales; en centros carcelarios, agencias judiciales, fiscales y policiales que congloban
el ius puniendi del Estado, y que permitirn resolver el problema central a que se debe este
trabajo. Consecuentemente, constataremos en la realidad de la detencin la existencia de
verdaderas garantas o de verdaderos mitos97.
Mundo de Bourdieu. Ver Pierre Bourdieu, Comprender, en Pierre Bourdieu y otros, Las Miserias del
Mundo, Buenos Aires, Fondo de la Cultura Econmica, 1ra reimp., 2000, pp. 528-529
97
Advertimos que, por el respeto que merecemos del principio de presuncin de inocencia y de
confidencialidad, se reservarn y protegern las identidades de los encuestados y entrevistados, con
excepcin de aquellas personas que, voluntaria y concientemente, nos hayan autorizado publicar sus
nombres.
54
La exigencia de la defensa hunde sus races en las inexplotables profundidades del mecanismo de la
conciencia. La dignidad del defensor, deca, se eleva justamente, pero se agrava no menos la
responsabilidad de l
Francesco Carnelutti98
Ver Francesco Carnelutti, Cuestiones sobre el proceso penal, traducido al verso castellano por Santiago
Sents Melendo, Mxico, Editorial Jurdica Universitaria, Serie Clsicos del derecho procesal penal, vol. 2,
2002, p. 101
55
99
100
56
baos), donde debido a sus escasas dimensiones las detenidas se encuentran ubicadas
hacinadas generalmente en el patio101.
Las personas aprehendidas tanto varones como mujeres por posesin ilcita de
estupefacientes nos dijeron que fueron conducidas, previo a sus celdas en el CDP, a la
Divisin de Antinarcticos ubicada en las instalaciones de la Polica Judicial.
Excepcionalmente una detenida, a la que llamaremos Carmen, nos supo decir que:
Fui retenida, sin orden de allanamiento, por agentes de antinarcticos durante ms de tres horas en mi
propia casa y en presencia de mi hija que es menor de edadme interrogaron a la vista de mis enseres
domsticos sin la presencia de ningn abogado que me defendiera, ni de un agente fiscal
Un 55% de los encuestados nos contaron que, dentro de las 24 horas de su detencin, no
se les permiti comunicarse con sus familiares ni se les provey de medio alguno para
realizar una llamada telefnica102. Del 45% restante, es decir, del 100% de detenidos que
se les permiti comunicarse con personas de su confianza, un 34% dijeron que no los
dejaron ingresar al CDP porque los agentes de polica de la garita de control y acceso a las
celdas les impidieron su ingreso por motivos de documentacin y horarios103. En ello,
Tito, un agente de la polica judicial nos dijo que:
El horario de visitas creo que comienza a las doce. No se le permite el ingreso a nadie fuera de estos
horarios (Entrevista confidencial: Cuenca, 21/09/07)
Pudimos encontrar que el 55% de los detenidos del Azuay son obligados a declarar en
su contra, es decir, son autoincriminados104, y por ende, son coaccionados a transgredir su
garanta a guardar silencio, situacin que le sirve a los fiscales para solicitar la medida
cautelar personal de prisin preventiva. Adems, un 69% de los encuestados nos dijeron
que el interrogatorio se realizaba slo en presencia de los agentes policiales, sin la
101
57
Me dijeron: mira negrito refirindose a los agentes que lo aprehendieron, slo tienes que decir que te
robaste esa computadora, eso te va ayudar a salir de aqu, y yo hice eso y mira donde estoy
58
azuayos tratan de preparar una convincente teora del caso practicamente a la carrera,
resumida en la simple oposicin a la pretendida solicitud de prisin preventiva que realiza
el fiscal, defensa que es invisibilizada por la carga acusatoria del Estado y, practicamente,
desestimada por los jueces en las audiencias107. En ello, Susana dijo que:
No existe igualdad de armasnostras hacemos lo que podemos, nadie nos paga. La defensa tiene que
hacerse a la carrera, pues somos pocas abogadas en este consultorio, donde tenemos inclusive que poner de
nuestro bolsillo para las copias (Entrevista confidencial: Cuenca, 19/09/07)
El tratamiento de la fuerza pblica ex post detencin del Azuay da mucho que decir.
69% de los encuestados supieron decir que son maltratados de algunas formas y con
distintos fines por agentes de la polica108, tal como lo observamos en el grfico No. 1:
Grfico No. 1
Tratamiento a los detenidos por la PJ
No se le han proferido actos que provocaron
dolor fsico o mental
Si lo hicieron con la intencin de someterlo a la
detencin sin haber opuesto resistencia alguna
10%
7%
31%
Si lo hicieron con la intencin de obtener
informacin
3%
35%
14%
Si lo hicieron con la intencin de castigarlo por
la comisin de un supuesto delito
Si lo hicieron con la intencin de discriminarlo
racial y/o socialmente y/o regionalmente
107
En la casustica estadounidense se tienen como precedentes negativos de defensa los casos: Caso Young v.
Kemp, 470, U.S., 1009, 1985, donde el abogado defensor se encontraba bajo el efecto de las drogas en una
audiencia que decida condenar a muerte a su defendido. El Caso Mitchell v. Kemp, 483, U.S., 1026, 1987,
donde el abogado defensor no present ninguna prueba, adems de dormirse mientras se desarrollaba la
audiencia. Y, el Caso Romero v. Lynaught, 494, US, 1012, 1990, donde su abogado defensor no present
ninguna prueba y en su intervencin final slo pronunci 29 palabras. Citados por Op. cit., Iaki Esparza
Leibar, El Principio, pp.104
108
Ninguna persona sometida a cualquier forma de detencin o prisin ser sometida a tortura o a tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes. No podr invocarse circunstancia alguna como justificacin de la
tortura o de otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Conjunto de Principios para la
Proteccin de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detencin o Prisin, Principio 6
59
109
La tendencia a formarse prejuicios por parte del agente policial es una conducta peligrosa para el
desarrollo efectivo del garantismo. Ver Ral Toms Escobar, El Interrogatorio en la Investigacin Criminal.
Confesin y Torturas: psicologa, sociologa, psicopatologa. Tcnicas para la investigacin del delito,
Buenos Aires, Editorial Universidad, 2da. ed. 1987, pp. 287 y ss.
60
A mi me garrotearon porque les pareca chorome dijeron que a gente como a mi en otras partes las
quemaban y que agradeciera que al menos estaba vivo
Sabes, creo que el procedimiento abreviado ayudar mucho a descongestionar el hacinamiento en las
crceles. Aqu practicamos uno que tpicamente no era factible porque la pena pasaba de cinco aos, se
trataba de un robo agravado. Pero el caso era por tentativa de robo agravado, entonces procedimos. En
menos de 24 horas se solucion este caso (Entrevista confidencial: Cuenca, 20/09/07)
Le queda an al detenido el paseo, esposado, por los pisos tercero, quinto o sptimo del Palacio de
Tribunales, pos sus pasillos y ascensores, siempre acompaado de agentes policiales, a la vista de
todos, como una marca indeleble que no se olvidar fcilmente
Elas Neuman110
Una de las inquietudes que nos llev a realizar parte de esta investigacin en el Azuay
es precisamente la referida a esta garanta. El estudio de cada uno de los expedientes de los
encuestados claro est, sobre la base de personas cuya medida coercitiva al momento de
la encuesta era la de prisin preventiva y ya no detencin nos llev a cerciorarnos que,
efectivamente, todos los detenidos por delito flagrante son presentados ante el juez,
cumpliendo con la garanta del Art. 24.6 de la Constitucin Poltica y las consagradas en
los tratados de proteccin de los derechos humanos111.
110
Ver Elas Neuman, Los que viven del delito y los otros. La delincuencia como industria, Bogot, Editorial
Temis, 3ra. ed , 2005, p. 143
111
Toda persona que sea privada de libertad en virtud de detencin o prisin tendr derecho a recurrir
ante un tribunal, a fin de que ste decida a la brevedad posible sobre la legalidad de su prisin y ordene su
libertad si la prisin fuere ilegal. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, art. 9.4
61
Los jueces de lo penal del Azuay nos contaron que reciben en su administracin de
justicia las directrices del derecho internacional de los derechos humanos, eliminando la
posibilidad de aplicar restricciones en el marco jurdico de los detenidos a slo normas
de ordenamiento procesal penal nacional. Reconocen que los tratados internacionales de
proteccin de derechos humanos forman parte del bloque de constitucionalidad, y por
ende, que gozan del mismo rango y supremaca de nuestra Carta Magna.
Se aplican los principios esbozados en la Constitucin Poltica dando respuesta al
cumplimiento de las garantas de defensa, presentacin y plazo razonable del detenido112.
No se trata de hacer un control de la Constitucin en su legitimidad o vigencia porque ello
le compete a otros rganos. Lo que s se trata es de hacer un control de garantas
constitucionales en su efectividad al momento de la detencin, papel que corresponde
hacerlo al juez natural del detenido. En ello se expresa la garanta de hacer comparecer al
detenido, donde su discrecionalidad se encuentre subsumida al desarrollo de los principios
y no slo a la mera sustanciacin de la ley procesal penal113.
Los detenidos en Azuay no comparecen por medio de un expediente o de un parte
policial. Son llevados en persona por agentes de la polica judicial ante el juez competente
juez de turno a las salas adaptadas para que en audiencia, en presencia del fiscal y del
abogado defensor, se debata la posibilidad o no de cambiar la medida cautelar personal de
detencin por la de prisin preventiva, es decir, se analice la sustancia misma de la frmula
de juicio con la que se aprehenden a las personas, para luego discutir sobre su legalidad.
112
Zaffaroni en este sentido opina lo siguiente: En el plano de la realidad social y el poder, las agencias
polticas presionaran sobre los jueces que sentenciasen de acuerdo con los Derechos Humanos: los
amenazaran, al menos con no promoverlos en los ascensos. No faltarn los polticos que aprovechen la
coyuntura para aumentar su clientela poltica criticando a los jueces y promoviendo campaas de
desprestigio. Otros menos inmorales se callaran para no correr el riesgo de perjudicar a su clientela. Ver
Eugenio Ral Zaffaroni, Justicia Penal y discriminacin. en Ana Messuti y Julio Andrs Sampedro
Arrubla, La Administracin de Justicia: en los albores del tercer milenio, Buenos Aires, Editorial
Universidad, 2001, p. 333
113
Toda persona tendr derecho a ser oda pblicamente y con las debidas garantas por un tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido por una ley, en la sustanciacin de cualquier acusacin
de carcter penal formulada contra ella. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, art. 14.1
62
114
63
Para poner en prctica los estndares constitucionales les toca a los jueces la delicada
tarea de conminar a todo el aparato judicial en un solo momento. De esta manera van
eliminando cada vez ms la administrativizacin de la justicia al promover la
concentracin de las partes para resolver la cuestionable flagrancia, dentro de una actividad
que no les resulta para nada holgada. Al tener que cumplir con los plazos razonables se ven
en la obligacin de aadir ms horas de trabajo a sus funciones como jueces. A ello se le
suma tambin el aumento de trabajo a otros actores, que aunque no brillen, dan luces a la
garanta de ser presentado, como son los secretarios, auxiliares, etc. Miguel, uno de los
secretarios de los juzgados penales del Azuay a quien no tenamos previsto entrevistar
nos dijo que:
Por estas audiencias trabajamos ms horas que las establecidas. No sabes cuanto trabajo tenemosla
carga es mucha, la verdad no estoy muy contento con esto
115
El Cdigo de Procedimiento Penal en su Art. 15 sostiene que: Todas las disposiciones de esta ley que
restringen la libertad o los derechos del imputado o limitan el ejercicio de las facultades conferidas a
quienes intervienen en el proceso, deben ser interpretadas restrictivamente
64
Todos nos hemos acoplado a estas audiencias. Recuerdo que fueron una jueza y una agente fiscal las que
propusieron esto. La verdad han revolucionario al sistema (Entrevista confidencial: Cuenca, 21/09/07)
Lamentablemente, mientras por un lado esta garanta es fortalecida por las agencias
judiciales, por otro, es menoscabada por la polica y el ministerio pblico mediante la
trasgresin de otras garantas como el ser defendido. El interrogatorio es realizado,
generalmente, sin presencia del defensor y sin la comparecencia del agente fiscal,
llevando ante el juez un detenido criminalizado por el sistema, sea por la permisin de la
autoincriminacin o por la violacin del derecho a la defensa al no permitir su pleno
desarrollo material117. Adems, la propia defensa recin conoce al detenido segundos antes
de realizarse la audiencia, lo que le impide preparar una buena estrategia para promover la
excarcelacin de su defendido.
116
Para disponer un juez la medida cautelar personal de prisin preventiva se debe atener a los siguientes
requisitos: 1. Indicios suficientes sobre la existencia de un delito de accin pblica; 2. Indicios claros y
precisos de que el imputado es autor o cmplice del delito; y, 3. Que se trate de un delito sancionado con
pena privativa de libertad superior a un ao Ibd. Art. 167
117
Ver Anexo 1, Grfico 4; y, Anexo 2, Grfico 6
65
No podemos prescindir del papel que juegan otros actores como los medios de
comunicacin, sobre todo cuando los agentes de polica presentan primero ante la prensa
cuencana a las personas privadas de su libertad involucradas en la comisin de delitos
flagrantes. Tratan de demostrar su eficacia a costa de la vergenza y de la violacin del
principio de inocencia y de dignidad humana.
A pesar de ello, la audiencia de calificacin de flagrancia permite que el detenido
conozca a su juez natural y que, inversamente, el juez conozca a su tutelado. Empero, todo
esto dentro de una judicatura que slo cuenta con tres juzgados penales, donde los jueces
alcanzan a sobre tiempo a resolver el problema de la exencin de la detencin118 o de su
transformacin en prisin preventiva, en el desarrollo de lo que cada da se espera sea un
mejor debate. La personificacin del juez y del juzgado en las audiencias de calificacin
de flagrancia genera la seguridad del detenido para observar a los funcionarios que tienen
la obligacin de hacer efectivas sus garantas. En este sentido, uno de los jueces penales
del Azuay sostuvo que:
No verle la cara a un detenido en una audiencia es faltarle el respeto, ellos saben que decisin tenemos al
mirar nuestros gestos, al escucharnos hablarse debe resolver al termino de la audiencia y no en los das
venideros, pues de lo contrario, sera como burlarse de la justicia y jugar con el detenido (Entrevista a SV
Juez de lo Penal del Azuay, Cuenca, 21/09/07)
118
La exencin de prisin, segn La Rosa, tiene por objeto evitar la prisin intil de la libertad de una
persona que, en caso de ser detenida, se encuentre en situacin de obtener su excarcelacin. Op. cit. Mariano
R. La Rosa, Exencin de prisin y, p. 295
66
Esa dable pensar que se asigne importantes recursos con vista a la restauracin social. Incluso podra
haber sido posible combinar la liberacin con rituales importantes que oficialmente simbolicen para el
preso y su entorno que ahora su tiempo de cautiverio ha finalizado, la desgracia ha sido reparada y se
le devuelve la dignidad y el honor
Thomas Mathiesen119
119
67
Debido a la realizacin de las tareas del ministerio pblico por parte de la polica
judicial, los funcionarios de esta entidad se sienten como apoderados del ius puniendi para
dirigir, en el lapso de un da, todas las investigaciones que sirvan en la construccin de
los anhelables elementos de conviccin, para alejar as cada vez ms la posibilidad del
razonamiento judicial sobre si la captura o la aprehensin de un ciudadano presupuesto
121
La excusa de eficiencia por falta de tiempo en la figura de la detencin no es slo asumida por los agentes
fiscales del Azuay, tambin es repetida en los dems distritos fiscales del pas. Se debe reformar la
Constitucin, porque todos los das es violada en nuestro pas, en veinticuatro horas es imposible que a una
persona se la investigue y se determine si se va a dictar una instruccin fiscal en su contra. Debe ser un
plazo real, de setenta y dos horas Ver La Evaluacin del Sistema Procesal Penal en el Ecuador, Quito,
Fondo Justicia y Sociedad, Fundacin Esquel y Usaid, Impresora Flores, 2003, p. 100
68
fsico de la detencin fuere arbitraria o ilegal. En este radio de accin los agentes
policiales interrogan apresuradamente a los detenidos para cumplir con el plazo
constitucional, quienes contienen toda la criminalidad de un sujeto en un parte de polica o
atestado122, el que se convierte en la gua informativa de la audiencia de calificacin de
flagrancia para el ejercicio profesional, tanto de la acusacin como de la defensa.
Por otra parte, a pocos minutos de realizarse la audiencia, la defensa se prepara para
revisar a ojo de buen cubero lo redactado por los agentes policiales, teniendo en muchos
casos que solicitar al juez un par de minutos para informarse recin del caso, y de esta
manera, preparar en segundos una buena estrategia de defensa. En este sentido, los
defensores pblicos y de oficio del Azuay nos manifestaron que el tiempo con que cuentan
para la preparacin de la defensa es muy limitado, debido a la desproporcionalidad
asumida frente a los casos que manejan, dentro de una poblacin carcelaria que los supera
matemtica y geomtricamente. Francisco, abogado de oficio del Consultorio Jurdico de
la Universidad Catlica nos cont que:
El tiempo es demasiado corto. No se puede hacer casi nada. En 24 horas tienes que tratar al menos de
conseguir las partidas de nacimiento de los hijos o un certificado de trabajo del detenido para que los jueces
no dispongan la prisin preventiva (Entrevista confidencial: Cuenca, 20/09/07)
No hemos observado ninguna actitud dilatoria por parte de las agencias judiciales,
tampoco de la polica judicial y de la fiscala, a ms de que algunos de estos dos ltimos
entes tengan que a regaa dientes simplificar su investigacin a 24 horas. Tampoco hemos
percibido dilaciones indebidas por parte de la defensa o del sospechado123. Lo contrario
122
Como sealamos anteriormente, de esta investigacin se desprende que el parte policial es redactado
sobre la base de torturas, incriminaciones e indefensiones como consecuencia de la inasistencia o ausencia
del abogado defensor. Ver Anexo 2, Grficos 5 y 7; y, Anexo 1, Grfico 4. Adems ver Grfico 1 de este
captulo.
123
Resaltar el rol que cumplen los defensores para que sus conductas no sean consideradas como dilatorias es
clave en el debido proceso. Lo adverso a ello es el hecho de contar con trabas procesales que impidan el
ejercicio de la defensa tcnica a tiempo, tanto para el estudio del caso como para la preparacin de una buena
estrategia. En este sentido es impresionante resaltar el caso de Abdala Ocalan, un guerrillero turco apresado
en la Embajada de Grecia en Kenia y deportado luego a Turqua, en un proceso que caus la alarma de todo
el mundo, pues se violaron los artculos 3, 5 y 6 de la Convencin Europea sobre Derechos Humanos, donde
69
Albanese sostiene que: 1. No fue llevado sin dilacin ante un juez durante los primeros siete das que
estuvo detenido; 2. El Tribunal ante el que se llev a cabo la mayor parte del proceso estaba compuesto por
un militar y dos civiles; 3. El acusado no fu asistido por sus abogados durante el interrogatorio; 4. No se
pudo comunicar a solas con sus abogados, no se respet el principio de confidencialidad; 5. Los abogados
tuvieron un acceso tardo al expediente, debieron leer 17.000 pginas en quince das; 6. Hubo una
restriccin en el nmero de visitas de sus abogados Op. cit. Susana Albanese, Garantas , p. 75
70
Los agentes de polica del distrito carcelario de Machala asumen la misma posicin del
distrito anterior, en cuanto a la presentacin de sus datos generales al momento de arrestar
a una persona. Los detenidos nos contaron en un 100% que los agentes no se
identificaron en el momento de su aprehensin; y, en un 93% que ni siquiera les
124
Ver Jorge A. Clari Olmedo, Uniformidad procesal en Amrica Latina, ponencia de las V Jornadas
Latinoamericanas de Derecho Procesal, Bogot, Junio de 1970, citado por Hernando Londoo Jimnez, De la
captura a la excarcelacin, Bogot, Editorial Temis, 2da. ed., 1983, p. 44
71
125
72
se les permite el derecho a las visitas por tres veces a la semana, esto es, durante los das
mircoles, sbados y domingos129.
La garanta de prohibicin de autoincriminacin es vulnerada con superioridad en este
distrito en referencia a Cuenca. Un 59% de los encuestados nos contaron que fueron
obligados a declarar en el interrogatorio inicial en contra de si mismos, algunas veces
con la promesa de los agentes de polica para promover su liberacin, y otras veces,
coaccionados con mtodos aberrantes a travs de insultos, bofetadas y puntapis130. Jos,
uno de los detenidos nos dijo que:
No nos ayuda nadie. Estamos abandonados, y encima, complicados hasta las patas en los juicios, sin
ninguna razn
Nos caus impresin saber que el derecho a la defensa tcnica y gratuita no existe. Los
detenidos en su mayora de escasos recursos econmicos no cuentan con dinero para
costearse un abogado particular que asuma su defensa. En El Oro no existen defensores
gratuitos que se ocupen de visitar las crceles y asistir tcnicamente a las personas
privadas de su libertad. Los nicos defensores que acuden a la crcel son voluntarios
pastores religiosos, que los visitan de vez en cuando los sbados en la maana para leerles
algunos versculos de la Biblia.
Los dos nicos abogados de la crcel de Machala, una mezcla de asesores
administrativos del centro carcelario y otra de abogados gratuitos, pasan casi todo el da
en su oficina, asistindonos la duda sobre su verdadero rol, pues sobre todo nos interesaba
saber: en qu momento ejercen la defensa de los detenidos? Uno de ellos, Francisco nos
supo manifestar que:
Es imposible realizar la defensa gratuita a los detenidos. Eso trae gastos de movilizacin, fotocopias, etc.,
que no estamos dispuestos afrontarlos. Son ellos refirindose a los internos los que tienen que darnos al
menos para las copias (Entrevista confidencial: Machala, 4/10/07)
129
130
73
En Machala nos encontramos con detenidos de dos, cinco y ocho meses en indefensin,
es decir, sin contar con un abogado que contribuya a resolver judicialmente el problema de
la privacin de su libertad. Los nicos defensores que pululan de vez en cuando en este
centro carcelario son los defensores privados; mientras el 59% de los detenidos no cuenta
con ninguno131. Indudablemente, la sustentacin de esta garanta como obligacin de
mantenerla por parte del Estado se mide tambin en trminos pecuniarios, demostrando
que los derechos civiles y polticos pueden ser ms costosos que los derechos econmicos,
sociales y culturales132. Mario, un detenido oriundo de la provincia de Loja en los
albores de la tercera edad seal lo siguiente:
Llevo ms de cinco meses, no tengo abogado y nadie se preocupa por mi. No se si usted refirindose a
nosotros puede ayudarme. Mi familia est en Loja, creo que ni saben que estoy detenido. No puedo
comunicarme con ellos porque viven lejos, en el campo. Aydeme por favor!
131
Ver Anexo 5, Grfico 6. Recordemos, nuevamente, que el Estado ecuatoriano fue condenado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos por vulnerar ste estndar en el caso Surez Rosero. Durante ms de
36 das de detencin no se le provey al reo de un abogado defensor, el mismo que al actuar despus de ese
tiempo no cont con la debida confidencialidad para el tratamiento de su defensa.
132
Ver Roberto Berizzonce, El Costo del Proceso: como sacrificio para el erario y como impedimento para
el acceso a la justicia, Jurisprudencia Argentina, 1995, Tomo I, pp. 995 y ss. Op. cit., Susana Albanese,
Garantas, p. 42.
133
Ver Anexo 5, Grfico 5
134
se entender como tortura todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflinjan a una persona
penas o sufrimientos fsicos o mentales, con fines de investigacin criminal, como medio intimidatorio, como
castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Convencin
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, Art. 2
74
que fueron agredidos con total impunidad y la vista de todos, tal como lo vemos del grfico
No. 2:
Grfico No. 2
Tratamiento a Detenidos
10%
3%
7%
49%
24%
7%
No se le han proferido actos que provocaron dolor fsico o mental
Si lo hicieron con la intencin de someterlo a la detencin sin haber opuesto resistencia
alguna
Si lo hicieron con la intencin de obtener informacin
Si lo hicieron con la intencin de que declare contra si mismo
Si lo hicieron con la intencin de castigarlo por la comisin de un supuesto delito
Si lo hicieron con la intencin de discriminarlo racial y/o socialmente y/o regionalmente
75
d) Un 10% de los detenidos nos contaron que fueron agredidos por los agentes de la
polica, sencillamente, porque les parecan culpables; y,
e) Un 3% nos cont que fueron maltratados por la fuerza pblica con el objeto de
discriminarlos racial y regionalmente.
Foucault deca que: El cuerpo varias veces supliciado garantiza la sntesis de la
realidad de los hechos y de la verdad de la instruccin, de los actos de procedimiento y del
discurso criminal, del crimen y castigo
135
136
135
Ver Michel Foucault, Vigilar y castigar, Madrid, Siglo XXI Editores, 28ava. ed., 1998, p. 52, Adems la
confesin siempre se ha reducido al castigo en la carne, en el cuerpo, pues el cuerpo es en s un examen de
verdad. Ver, Michel Foucault, Los Anormales, Madrid, Ediciones Akal, 200, pp.185 y 186
136
Ver Corte Interamericana de Derechos Humanos: caso Tibi, del 7 de Septiembre de 2004; y, caso Vctor
Rosario Congo, del 13 de Abril de 1999.
76
El cuerpo slo se convierte en fuerza til cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido
Michel Foucault137
137
138
77
nunca haban visto ni conocieron en persona a sus jueces dentro de las 24 horas139.
Enrique, uno de los detenidos dijo que:
Al juez que me dice usted no lo he visto ni en pintura. Tal vez lo conocer en esas audiencias donde v el
fiscal refirindose a la audiencia preliminar, pues llevo ms de dos meses por robarle a un pelado un
televisor de catorce pulgadas
Es al transcurrir de ms de cuatro meses de encierro en el mejor de los casos, cuando sin saber que
pesa sobre los detenidos una medida cautelar de prisin preventiva y ya no una de detencin, que son
llevados a apenas diez metros de sus rejas, en el patio de entrada del Centro de Rehabilitacin Social, para
presenciar las audiencias preliminares en improvisadas carpas instaladas en el mismo centro carcelario. Su
comparecencia no es para ser presentado, sino para ser presenciado en un momento que necesariamente las
autoridades tienen que evacuar, para cumplir con los plazos y el impulso procesal penal, tratndolos como un
objeto que con la garanta de su cuerpo cambia la velocidad del proceso penal.
140
Ver Jorge Eduardo Carranza Pia, La libertad y la detencin preventiva: en el derecho penal y los
tratados internacionales, Bogot D.C., Editorial Leyer, 2002, pp. 216 y 217.
141
Art. 228 Cdigo de Procedimiento Penal: Dentro de los diez das posteriores a la notificacin con el
dictamen Fiscal, el juez convocar a las partes a la audiencia preliminar, la misma que se realizar dentro
de un plazo no menor de 10 das ni mayor de 20, a contarse desde la fecha de la convocatoria. Art. 229:
En el da y hora sealados, el juez declarar instalada la audiencia y dispondr que se escuche al
imputado, al Fiscal y al acusador particular
142
Ver Anexo 5, Grfico 7
78
La verdad no nos alcanzamos. Por supuesto que el ofendido no tiene que desaparecerse, por el contrario,
tiene que coadyuvar al impulso del proceso al menos viniendo por ac refirindose a las oficinas del
ministerio pblico de El Oro. (Entrevista confidencial: Machala, 4/10/07)
La detencin puede ser el instante perfecto para que la polica judicial convierta a las
personas privadas de su libertad en estrellas de cine. En efecto, los agentes de la Polica
Judicial de El Oro nunca trasladan a los detenidos ante sus jueces naturales, por el
contrario, han tomado la iniciativa de presentarlos ante los medios de comunicacin,
obligndolos a vestir como prisioneros con ropas fosforescentes para evitar su fuga o
evasin143, y demostrar ante las cmaras todo su poder de disuasin contra el crimen.
Recordemos que, en los principales medios de comunicacin del pas, la provincia de El
Oro ocupa un lugar privilegiado en las secciones de crnica roja.
ste es el nico instante en que un detenido en Machala aparece pblicamente ante la
opinin pblica, en el marco de la detencin policial, donde la vergenza, el pudor y la
143
Reaparece la picota pblica en los tribunales y juzgados humillando al detenido al imponerle vestirse
como prisionero, cuando lo que hacen es publicitar la amarilla y despiadada atencin social en violacin
flagrante del principio de presuncin de inocencia. A los detenidos en el Per acusados por terrorismo se les
obliga usar la vestimenta cebra, que determina un meta-mensaje de extrema peligrosidad e inmediato
aislamiento social.
79
144
80
Yo creo que todo est en el parte. Segn como se muevan los familiares uno puede salir a tiempo. En mi
caso no tena padrino el primer da de mi detencinyo me enter que el fiscal por referirse al juez recin
conoci mi caso como a la semana
Los policas judiciales y los agentes fiscales trabajan de la mano para la construccin
de los elementos de conviccin, que sustenten a su vez la imputabilidad de los detenidos
en la comisin de un delito. Ni siquiera se discute la sospechabilidad de su flagrancia, se
145
Corresponde a los agentes fiscales los siguientes deberes y atribuciones: a) Conducir las indagaciones
previas y la investigacin procesal con el apoyo de la Polica Judicial. Ley Orgnica del Ministerio
Pblico, Art. 19
81
entra de lleno al proceso penal al decretar el inicio de una instruccin fiscal146, es decir,
bajo el presunto de imputabilidad. Si el detenido cuenta con un abogado defensor el fiscal
acelerar su actividad, claro que para poner por delante del juez una solicitud de medida
cautelar personal (copiar, cambiar de nombres y pegar). Recordemos que ms del 59% de
los detenidos en El Oro no cuenta con un abogado una para su defensa147. El ministerio
pblico orense considera a parte de los presupuestos del art. 167 del Cdigo de
Procedimiento Penal la alta peligrosidad de los detenidos para solicitar la prisin
preventiva. Tania, una agente fiscal de este distrito dijo que:
No estoy muy a favor de la reduccin de penas ni de la eliminacin de figuras penales. Considero que las
calles estn llenas de sujetos peligrosos, que una vez aprehendidos hay que pensar ms de dos veces para
descartar una instruccin fiscal. Los requisitos del 167 no son suficientes, hay que estudiar entonces la
peligrosidad del delincuente (Entrevista confidencial: Machala, 4/10/07)
146
El Fiscal resolver el inicio de la instruccin en cuanto considere que existen fundamentos suficientes
para imputar a una persona participacin en un hecho delictivo. Si como medida cautelar o por tratarse de
un delito flagrante se hubiere privado de la libertad a alguna persona, el Fiscal deber dictar la resolucin
de inicio de la instruccin dentro de las veinte y cuatro horas siguientes al momento de la aprehensin
Cdigo de Procedimiento Penal, Art. 217
147
Ver Anexo 5, Grfico 6
148
[Los Pases miembros de la Comunidad Andina] Prestarn atencin a los siguientes temas prioritarios,
con miras a garantizar los derechos humanos de las personas privadas de la libertad:La aplicacin del
principio de celeridad procesal como prioritario en la administracin de justicia y el juzgamiento y condena
respetando los trminos establecido por las legislaciones nacionales. Carta Andina de Derechos Humanos,
Art. 57.4
82
garante. Deben saber que la nica autoridad competente para excarcelar a un detenido es
un juez penal, al que diligentemente tienen que llevarlo antes de cumplir las 24 horas de
su captura.
No nos compete hacer ahora un anlisis sobre la efectividad de las garantas
constitucionales de los prisionizados, es decir, de las personas privadas de su libertad bajo
la figura de la prisin preventiva. Empero, al adentrarnos al fenmeno judicial orense nos
damos cuenta que, la detencin y la prisin preventiva, se confunden procesalmente al ser
tratadas de igual forma. La detencin es percibida como presupuesto de la prisin
preventiva, y dentro de ella, se prorroga inconstitucionalmente su duracin a vista y
paciencia de todos. Aquello es producto de una mecnica violacin de garantas, donde
sencillamente, si se violan los derechos como a ser defendido y ser presentado, se violan
sistemticamente todos los dems149.
149
Tuvimos dificultad en acceder a los expedientes de los detenidos en El Oro, pues por ser en algunos casos
de carcter reservado, el Ministerio Pblico no nos facilit su chequeo, adems, en algunos casos el personal
auxiliar que trabaja en sus instalaciones no nos prest colaboracin .
83
Pienso en el caso de un perro guardin, criado con cario, pero confinado desde que era cachorro tras una
verja cerrada con llave. Cuando un buen da la verja queda abierta y el perro escapa, por poner un ejemplo,
el mundo se le antoja tan vasto, tan extrao, tan lleno de visiones y olores turbadores, que empieza a gruir
a la primera criatura que se encuentra en su camino y se tira a su cuello, y a partir de ese momento se le
tilda de peligroso y pasa el resto de sus das encadenado a un poste
J. M. Coetzee150
Atravesar una puerta de estas en calidad de detenido puede convertirnos en una materia
perdida, tanto en tiempo como en el espacio. Es entrar a otra dimensin, a un lugar donde
la vida y la integridad fsica se juegan como en una partida de pocker, en la que por azar,
se lo puede perder todo. Mantenerse vivo es lo importante, no por cumplir con una orden
judicial, sino por demostrarle a la historia que an se escriben sus pginas desde la
condicin ms humillante, dentro de un problema que la humanidad no ha querido an
150
Ver J. M. Coetzee, Foe, trad. al verso castellano por Alejandro Graca Reyes, Barcelona, Mondadori,
2004, p. 78
84
resolver: la crcel. Esta vez abordaremos la condicin preexistente a las garantas de ser
defendido y ser presentado en un plazo razonable: el ser detenido151.
Cuando visitamos las crceles de Cuenca y Machala, an sin todava ingresar,
escuchbamos gritos que decan: abogado regleme una monedita. Sin duda se trataba
de una estrategia de los detenidos para acercarnos tras sus rejas y pedirnos que
contribuyramos econmicamente con unos centavos a su causa, muchas de ellas sin
causa. Otras personas nos pedan que los ayudramos a salir, aferrndose en un extrao u
otro nosotros para firmar cualquier documento que les prometiera su excarcelacin.
Lo ms desesperante no es solo es el hecho de estar privados de la libertad, sino el estar
en condiciones de hacinamiento, precariedad y corrupcin. Nos llam mucho la atencin
escuchar de un encuestado decir que no estaba detenido, sino que se encontraba
empeado. El empeo opera como un chantaje tolerado; es el modus operandi y vivendi
dentro de las crceles del pas. Los prisionizados ms audaces ofrecen seguridad a los
recin llegados novatos a cambio de una suma de dinero que ellos mismos otorgan. Es
un prstamo pagadero a intereses cuando un familiar asuma su cancelacin. La crcel
reproduce la lgica de los bancos, solo que esta vez los cuerpos de los detenidos se
constituyen en la prenda de los ms audaces.
Quiz cada una de estas historias comience momentos antes de la aprehensin. La
mayora de los encuestados son maltratados al soportar puntapis e insultos de acuerdo al
nimo de sus captores, que vara si el capturado es serrano o costeo, ecuatoriano o
colombiano, adulto o adolescente, rico o pobre. Excepcionalmente, si se es de una posicin
social distinta, los agentes capturadores se convierten en guas tursticos para conducir al
detenido a uno de los cuartos del Hospital de la Polica, pues los ricos siempre estn
151
85
enfermos para la crcel. Las personas que gozan de una posicin social ms alta no
cometen delitos flagrantes, porque stos estn diseados para los pobres.
El interrogatorio sin presencia de abogado ni fiscal se llena de suplicios en los
cuartos de la Polica Judicial (PJ). Se maquillan con moretones los rostros de los detenidos,
quienes son el trampoln a la fama de los policas frente a la prensa. Los cuerpos
capturados aparecen como el hallazgo del siglo, pero a su vez son concebidos como los
bichos ms raros de la sociedad. La ciudadana morbosa se convierte gracias a un
monitor en la juzgadora de la abominable flagrancia delictual.
Roco era una detenida encuestada que, en la maana del 22 de Abril, sali de su casa
al centro de la ciudad de Cuenca para realizar algunas compras de su almuerzo. De pronto,
se percat en una parada de bus que junto a un seor de edad se encontraba en el suelo un
telfono celular, lo que motiv inmediatamente su deseo de tomarlo. El adulto, quien quiso
tambin tomarlo, fue superado en la agachada por la joven. Pero lo que nunca esperara
estaba por comenzar.
Al ver perdida su oportunidad el adulto le grit ladrona, motivo por el cual fue
aprehendida por un par de policas que pasaban por el lugar. Ella coloc el telfono
nuevamente en el suelo, pero ya era tarde: el conglomerado la observaba como una
anormal, como una delincuente. Sera entonces abordada a manotazos a un patrullero para
ser imputada por robo y conminada a vivir en la crcel de mujeres.
All abort al pequeo que llevaba en su vientre. Su funeral se realiz en compaa de
los guas carcelarios gracias a una indulgencia del seor director. Para el da de nuestra
visita llevaba 5 meses de encierro, al tiempo que ella no se explicaba hasta hoy como un
telfono celular pudo destruirle su vida.
Ser detenido es sobrevivir fuera de la ley, es penar como fantasmas dentro del sistema
penal. Nadie se preocupa por mejorar las condiciones de vida de los detenidos en las
86
crceles, sencillamente porque la vida es una condicin para estar all, como prenda o
como expediente procesal. A la crcel van, generalmente, personas de los estratos sociales
ms pobres de la ciudad o del campo. Seres humanos que se comportan como espectadores
frente a las actuaciones de personas extraas a su naturaleza como el juez o el fiscal,
totalmente ajenos a su realidad, a su mundo natural, a sus actividades diarias152.
La detencin pasa desapercibida para el sistema penal. Su impulso se lo hace con el
silencio de los detenidos, como consecuencia de lo acallado durante las primeras 24 horas
de su detencin: insultos, golpizas y dems vejmenes provenientes del garrote vil de la
investigacin policial. Violaciones a los derechos humanos que no llegarn a expresarse en
una denuncia, porque seguramente no slo estn encerradas en los cuerpos de los
detenidos, sino tambin en sus memorias
152
La praxis de los abogados pasa muchas veces por imponerse, representativamente, como uno de los
roles ms formales y solemnes de la sociedad, causando su admiracin y a la vez su rechazo, no solo por
ciencia, sino por apariencia. Recordemos entonces la clsica frase de que por obra de la ley positiva los
juristas se han convertido en gusanos que slo viven de la madera podrida. Ver Alberto Calsamiglia,
Introduccin a la ciencia jurdica, Barcelona, Editorial Ariel, 3ra. ed., 1990, pp. 47-72
87
Es inicuo no slo el juez obtuso que no sabe captar las connotaciones especficas del caso juzgado,
sino tambin el que hace pesar su subjetividad en el juicio sin conseguir y quiz sin siquiera intentar
desprenderse de ella para comprender la del imputado
Luigi Ferrajoli153
Concluir el estudio del presente trabajo no es tarea fcil. Nos permitiremos esbozar tal
como nos planteramos al inicio a manera de ensayos algunas consideraciones bsicas en
lo contentivo a los dos primeros captulos, para encontrar posibles fallas en la agencia y en
la estructura del sistema penal de la detencin, entendiendo que nuestra investigacin no se
ha adscrito o comprometido con ciertas disciplinas de las ciencias penales; por el contrario,
han sido stas las que han coadyuvado, contextual y tributariamente, para un mejor anlisis
del tema. Nuestro compromiso ha sido, especialmente, con el objeto de investigacin, por
eso preferimos calificar a esta fase como reflexiva, sobre debates que fuimos generando a
lo largo de la investigacin, debates que apenas comienzan realidad de las garantas de
los detenidos en la administracin de justicia penal ecuatoriana, como una deuda con
quienes quieren que se voz sea escuchada a travs de este trabajo.
1.- La percepcin ciudadana de flagrancia.La tarea del derecho penal del legislador que crea las normas es observar ciertos
comportamientos que lesionen bienes jurdicos penales para, posteriormente, considerarlos
como hechos punibles; aunque en la praxis an no exista una definicin que nos conduzca
a diferenciar los que es y lo que no es un bien jurdico penal. Los bienes jurdicos
penales seran entonces como los conceptos tericos que usamos en las matemticas, como
153
88
el valor cero que nadie puede explicar, pero que sirve, programticamente, para la
realizacin de otros conceptos como el uno o el tres.
Se cree que si los bienes jurdicos penales son vulnerados por comportamientos
reprochables, tpicamente establecidos, sern reprimidos gracias al auxilio de la conciencia
normativa social154. Bajo este paradigma parecera que toda la sociedad ciudadana
aprehensora est interesada en proteger los bienes jurdicos establecidos por el legislador,
ms an, cuando su violacin resulte, palpablemente, a la vista de todos, es decir, se
constituya de manera in fraganti. Inmediatamente, el transgresor del bien jurdico es
aprehendido para que sea procesado por el sistema penal.
Sin embargo, cuando la ciudadana aprehensora reprocha la comisin de delitos
flagrantes, no lo hace por preservar su convivencia o custodiar el inters pblico, sino, por
defender los intereses de sus ciudadanos considerados individualmente. Con ello, decimos
que su percepcin es vista desde la individualidad, desde lo privado, como un poder
reactivo para defender no el orden social, sino, la seguridad de sus bienes: en otras palabras
la propiedad privada. Esta es la naturaleza que ha llevado a la dogmtica penal a tipificar
conductas bajo la sombra del republicanismo, aquella filosofa que posiblemente esconda
en su seno una cruda y palpable forma de tipificar la exclusin social. Por un lado, bajo
esta filosofa se plantea el ideal de promocin de la libertad; mientras por otro, se la
autolimita con efectos negativos, convirtiendo a la detencin en una vlvula de escape del
poder que defiende la estructura del Estado. Recordemos que, como seala Pettit: los
procesos penales suelen aterrorizar al inocente no menos que al culpable, levantando un
fantasma que induce pavor por doquier155.
154
Bacigalupo dice que la funcin de la pena es la prevencin general positiva aseguradas por la reaccin
penal estatal. Ver Enrique Bacigalupo, Derecho Penal. Parte General, presentacin y anotaciones de Percy
Garca Cavero, Lima, Ara Editores, 1ra.ed., 2004, p.38
155
Ver Philip Pettit, Republicanismo: Una teora sobre la libertad y el gobierno, traducido al verso
castellano por Toni Domnech, Barcelona, Paids, 1999, p. 204
89
156
90
2.- Buscando la oralidad de la detencin en el sistema acusatorio.En el ao 2000 el parlamento de nuestro pas decidi reformar su procedimiento
criminal, formando parte de los Estados que aplican a su administracin de justicia penal el
afamado sistema acusatorio oral pblico, para as promover la oralidad en los procesos160.
La adopcin de este sistema trado del mundo anglosajn convirti la actividad del
ministerio pblico en ms funcional, ensanchando su radio de accin y otorgndole
poderes ms amplios. Su axioma ahora es dirigir la investigacin del delito para, de ser el
caso, solicitar medias cautelares y condenas a personas que determine como imputables o
culpables. Se separ la relacin entre juez e investigacin, por ende, entre juez y acusacin,
promoviendo el desarrollo del contradictorio, principio que le permite a las partes debatir
los hechos para que en derecho se resuelva la incriminacin. El contradictorio sera el
159
91
principio para estimular la oralidad, concentrar y enfrentar a las partes por delante de un
juez. Pero, la solucin de incriminacin es la sustancia misma del sistema acusatorio, que
ha elegido a un funcionario pblico para determinarla por medio de la confrontacin oral y
el debate.
Sin embargo, no existe un espacio en el procedimiento penal para debatir la legalidad
de la detencin y su posibilidad de exencionarla o transformarla en prisin preventiva. Slo
se dispone de dos audiencias: la audiencia preliminar y la audiencia de juzgamiento.
Mientras en la Constitucin Poltica del Estado se vigilia a la detencin con los derechos a
ser defendido y presentado en un plazo razonable (Art. 24.6); en el Cdigo de
Procedimiento Penal se la subsume a la fase de indagacin previa161, momento procesal
donde ms peligra la efectividad de los derechos de los detenidos. Nuestra legislacin
asume a esta fase con el carcter de reservada, sacrificando el derecho a no declarar sin
presencia de un abogado, pues recordemos que en Azuay y El Oro ms de 60% de los
encuestados manifestaron haber sido interrogados sin la presencia de un defensor162.
La detencin no es una instancia de reflexin de sospechabilidad, es el prembulo de la
prisin preventiva. La mayora de los fiscales desestiman el plazo de las 24 horas para
realizar una investigacin que permita evitar la solicitud de una medida cautelar. Por el
161
El Art. 215 del Cdigo de Procedimiento Penal vigente instituye la figura de la Indagacin Previa como
fase ex ante, en algunos casos, a la Instruccin Fiscal, momento de mucha utilidad para construir la acusacin
por parte del Estado, la que se lleva de manera reservada para salvaguardar el principio de presuncin de
inocencia. Al respecto, Vaca Andrade seala que: Nos asalta el temor de que haciendo uso de esta
disposicin legal y facultad reconocida al Ministerio Pblico, eventualmente, los Fiscales reciban, recojan y
utilicen en procesos penales elementos de prueba enviados de manera annima y no siempre obtenidos
siguiendo los procedimientos legales y respetando derechos constitucionales, como por ejemplo, cartas o
denuncias reservadas, sin firmas de responsabilidad o con nombres falsos, o grabaciones de video o
magnetofnicas, o conversaciones telefnicas, para lo cual no se obtuvo la autorizacin previa del Juez
Penal Ver Ricardo Vaca Andrade, Comentarios al Nuevo Cdigo de Procedimiento Penal, Quito,
Corporacin de Estudios y Publicaciones, coleccin ctedra, No. 5, 2da. ed., 2000, p. 75. En consecuencia,
este sera un dispositivo inconstitucional a la luz del Art. 24.5 de la Constitucin Poltica del Estado que
estable que: Ninguna persona podr ser interrogada, ni an con fines de investigacin, por el Ministerio
Pblico, por una autoridad policial o por cualquier otra, sin la asistencia de un abogado defensor particular
o nombrado por el EstadoCualquier diligencia judicial, procesal o administrativa que no cumpla con este
precepto, carecer de eficacia probatoria.
162
Ver Anexo 2, Grfico 5; y, Anexo 5, Grfico 5
92
contrario, lo computan como el tiempo suficiente para redactar con holgura una instruccin
fiscal, y dentro de ella, legalizar la privacin de la libertad de una persona.
Paradjicamente, al no haber disposicin en el ordenamiento procesal penal nacional
que desarrolle el derecho a ser presentado en un plazo razonable, la administracin de
justicia del Azuay ha creado una instancia para debatir la legalidad de la detencin a la
que denominan audiencia de calificacin de flagrancia no audiencia de formulacin de
cargos. Sin embargo, la implantacin de estas audiencias ha generado que algunos agentes
de la polica judicial tomen los atajos del derecho. Los detenidos son maltratados para
promover su autoincriminacin denotndose con mayor proporcin que en El Oro163
debido a la presin temporal de presentar al detenido con cargos o cargado de culpa. A
ello se suma la falta de una ley de defensora pblica que impida la realizacin de los
interrogatorios y de las audiencias en desigualdad de armas, con abogados capacitados para
su defensa, dispuestos a construir las estrategias y teoras del caso con suficiente tiempo.
Recordemos que el derecho a la defensa es el gran ausente en la oralidad del sistema penal,
por falta de una Ley de Defensora Pblica que contribuya a la solucin del hacinamiento e
indefensin tolerada164.
Aplicar el principio de estricta legalidad no significa restringir las garantas de los
detenidos, sino limitar el poder punitivo cuando se pondere la libertad personal por medio
de medidas cautelares. La argumentacin del juez que decida ponderar la libertad personal
debe regirse por los principios pro homine y favor libertatis165. Detener para prisionizar sin
163
93
3.- Hacia una hermenutica cultura jurdica de Derechos Humanos.Algunos autores como Diego Lpez consideran que la recepcin de la cultura jurdica
positivista de Kelsen fue distorsionada de los sitios de produccin a los sitios de recepcin
la distorsin se presenta ac. Sin bien es una interesante tesis para observar el viaje
terico, no dice nada para determinar el viaje pragmtico. No dudamos que al positivismo
jurdico se lo haya distorsionado en algunos referentes fundamentales; no obstante, negar
que su cultura no su lectura ha generado una hermenutica distinta en el viaje de
efectividad, sera como tomar una posicin demasiado ingenua. Por obra de la recepcin
del positivismo jurdico a-crtico es que muchas veces las garantas constitucionales,
culturalmente hablando, decayeron efectivamente. Han hecho del garantismo un discurso
manejado con un debate terico y ortodoxo al igual que el postivismo, y no pragmtico y
heterodoxo a la luz de la aplicacin del positivismo que impera criollamente en los
166
94
operadores de justicia, pues sus resultados son exactamente los mismos que presenta la
crtica en los lugares de recepcin167.
La lectura jurdica para la aplicacin de las garantas de los detenidos no se debe al
procedimiento penal, sino a la Constitucin y a los instrumentos internacionales de
proteccin de derechos humanos. Para comenzar, nuestra Constitucin Poltica (art. 24.6)
seala que los detenidos en delito flagrantes sern llevados ser presentados en menos de
24 horas plazo razonable ante su juez natural para debatir ser defendido su estatus168.
Aunque la aprehensin y la detencin se distingan legalmente mas no doctrinaria y
jurdicamente de la posibilidad de nacer de una orden judicial, en realidad, ambas son
figuras de aplicacin reactiva frente a la comisin de delitos flagrantes. Slo tres jueces
azuayos han decidido realizar en su jurisdiccin una operacin interpretativa de las
garantas de las personas privadas de su libertad bajo la figura de la detencin.
No obstante, el derecho a ser defendido es transgredido indirectamente en Azuay y
abiertamente en El Oro. En las dos provincias los detenidos no son informados del por qu
de su detencin ni de las garantas a que tienen derecho169. Los agentes policiales realizan
el interrogatorio en ausencia de la defensa, promoviendo la autoincriminacin y la
declaracin forzada de culpabilidad por medios poco transparentes, pues la mayora de los
detenidos en delito flagrante sostuvieron que fueron maltratados por la fuerza pblica, sea
al momento del arresto o al momento de su confesin. Asimismo, no existi segn los
167
Es importante el anlisis de Lpez como una forma de reflexionar sobre el viaje terico del positivismo
hacia nuestro continente; sin embargo, cierta pedantera cultural-jurdico se devela de su retrica, cuando
establece la diferencia entre hermenutica de los ricos vs. hermenutica de los pobres por decirlo as, como
una forma de reprochar nuestro atraso cultural e ignorante frente a lo vasto de la cultura occidental. De ser
as: por qu entonces reproducimos los mismos vicios jurdicos de los occidentales?, lo cual nos conduce a
otra reflexin de saber si: ser por inercia cultural latinoamericana o por colonizacin jurdica del
positivismo occidental? Se trata entonces no solo de ver su produccin, sino sus resultados. Ver Diego
Lpez, Teora Impura del Derecho, Bogot, Legis-Universidad de los Andes-Universidad Nacional de
Colombia, 3era. reimp., 2005, pp. 15-22
168
La detencin es observada por otras garantas constitucionales que forman parte de su bloque de
constitucionalidad (art. 18), como: la Convencin Americana sobre Derechos Humanos (art.7.5), el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Polticos (art. 9.3) o el Conjunto de Principios para la Proteccin de
Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detencin o Prisin (Principio 37).
169
81% en Azuay y 93 % en El Oro. Ver Grficos1 de Anexos 1 y 4
95
encuestados ninguna revisin mdica y sistemtica despus de los maltratos. Las crceles
de Cuenca y Machala adems de ser focos de infeccin, debido a su alto grado de
insalubridad en edificaciones totalmente precarias, son focos de violencia entre detenidos,
y entre detenidos y guas carcelarios o agentes de la polica. Los encuestados varones
nos supieron manifestar que cada vez que se realiza una batida son objeto de una
variedad de vejmenes, como el ser expuestos a soportar puntapis, culatazos de armas de
fuego y hasta escupitajos.
El ser presentado tambin sufre graves consecuencias en los derechos humanos de los
detenidos en El Oro. La presencia de los detenidos no es tomada en cuenta por los
operadores de justicia, ni siquiera por el ministerio pblico que es el encargado de dirigir
las investigaciones. Slo comparecen a travs de la audiencia preliminar, momento donde
la medida cautelar se ha transformado. El plazo razonable es un tiempo computable slo
de lunes a viernes. Aunque existan juzgados de turno, los agentes del ministerio pblico
orense, en la mayora de casos, no comparecen personalmente a entrevistarse con los
detenidos. Su preocupacin est marcada por si un detenido presenta un habeas corpus
debido a la prrroga de la duracin de la detencin, momento en que prefieren solicitar la
medida cautelar personal de detencin a prisin preventiva.
La cultura jurdica de derechos humanos an es incipiente. Los operadores de justicia
de Machala estn ms familiarizados con el Cdigo de Procedimiento Penal que con la
Constitucin Poltica del Estado y los instrumentos internacionales de proteccin de
derechos humanos. Su administracin de justicia no acta frente a la indefensin,
ocultamiento y prolongacin del encierro en el detenido. Con ello se vulnera el principio
esencial que a su vez hace efectivo los dems derechos humanos: la dignidad humana170.
170
Cabe destacar que todas las culturas pluralidad cultural poseen concepciones distintas de dignidad
humana. Ver Boaventura de Sousa Santos, Las tenciones de la modernidad, en Manuel Monereo y Miguel
Riera (edit.) Foro Social Mundial: Porto Alegre Otro Mundo es Posible, Espaa, El Viejo Topo, 2da. ed.,
2001, pp. 176-177
96
4.- El poder y los apoderados de la detencin.Sin lugar a duda, al estudiar los estndares de ser defendido, ser presentado y plazo
razonable nos referimos tambin a su relacin con el poder, dentro de una triada a la que
Foucault llamaba poder, derecho y verdad172. Se trata de estudiar a la detencin en su
circulacin por los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, que a su vez actan en los
fenmenos de prisionizacin en la sociedad, ineficacia del principio de presuncin de
inocencia y construccin de la poltica criminal a travs de mass medias.
El sistema penal ha sentado sus bases bajo el presupuesto de ficticias dicotomas que
condujeron a la sociedad a manejarse con lgicas aparentemente opuestas: buenos y malos,
catlicos y herejes, amigos y enemigos, ciudadanos y delincuentes. Esta lgica
schmittiana173, propia el nazi-fascismo de la Segunda Guerra Mundial muy usada en la
ciencia poltica contempornea, es reproducida por los sectores dominantes de la sociedad
para criminalizar la pobreza, pues el ejrcito de detenidos generalmente proviene de las
esferas ms abandonadas del Estado, a la que ciertos sectores de la sociedad las catalogan
como marginales174.
Ello es notoriamente palpable cuando constatamos que, la gran mayora de las personas
privadas de su libertad emergen de los barrios suburbanos y perifricos de la ciudad y de la
171
Op. cit., Mariano R. La Rosa, Exencin de prisin y, pp. 195-200. Parecera entonces que la
administracin de justicia de El Oro ha olvidado o no toma en cuenta que el Estado ecuatoriano ha sido
sancionado algunas veces por transgredir algunos de estos principios, como en los casos Vctor Rosario
Congo, Suarez Rosero o Tibi, lo que sin duda debe conducirnos a una reflexin mayor, pues nuestro pas
yace en el prontuario internacional de los derechos humanos.
172
Ver Michel Foucault, Defender la sociedad, Argentina, Fondo de Cultura Econmica, 2000, clase del 14
de Enero de 1976, pp. 33-47
173
Para Schmitt: la especfica distincin poltica a la cual es posible referir las acciones y los motivos
polticos es la distincin de amigo y enemigo. Ver Carl Schmitt, El concepto de lo poltico, Mxico,
Ediciones Folios, 1985, p. 23
174
Ver Eugenio Ral Zaffaroni, En busca de las penas perdidas. Deslegitimacin y dogmtica jurdicopenal, Buenos Aires, Ediar, 2005, p. 170
97
ruralidad del Azuay y El Oro, con escasas posibilidades de trabajo y manutencin familiar.
Imputados por robar un celular o una bicicleta, el poder judicial los prisioniza para
defender la seguridad de quienes, irnicamente, generan miseria para luego abrazar
mendigos; de quienes han sobredimensionado los conceptos de seguridad ciudadana para
establecer el instituto del orden urbano por encima de los derechos de las persona.
Ser defendido sera una hereja bajo esta lgica dicotmica de percepcin de fuerzas
sociales. El derecho a la informacin es una atribucin del Estado poder cuyo escenario
se presenta en el interrogatorio, momento preciso para buscar la verdad a travs de una
confesin175. Mientras con mayor silencio y clandestinidad se practique la investigacin
penal, ms efectivos son sus resultados para el Estado, pues la evasin del imputado o la
confusin en la obtencin de pruebas obstaculizaran su funcin de producir justicia. A
ello se suma la policializacin de la sociedad con funcionarios facultados, exclusivamente,
para ejercer violencia contra los miembros de ella. De ah que no es nada extrao que el
interrogatorio se realice con inferencias de maltratos y vejmenes contra el detenido. Lo
ms importante para el Estado es obtener la verdad, as cueste sacrificar al propio
indiciado, pues en el momento que lo asimil como sospechoso, tambin lo ingreso al otro
bando de la dicotoma ciudadano/delincuente.
As se explica el robustecimiento de la empresa acusatoria ministerio pblico en
detrimento de la defensa. Los agentes fiscales son impulsados por los medios de
comunicacin a perseguir al crimen. Lo son tambin algunos legisladores del Congreso
Nacional, cuando para satisfacer el deseo de la sociedad civil o deseo de los medios
de seguridad, tipifican cualquier hecho como conducta punible, para as incluir los delitos
del siglo XXI dentro de un Cdigo Penal que data irreformablemente de 1938.
175
Foucault dice que: el poder nos obliga a producir la verdad, dado que la exige y la necesita para
funcionar Op. cit. Michel Foucault, Defender, p.34
98
5.- Detencin: un sistema penal sin un sistema de garantas?.Si bien es cierto que la ineficacia de las garantas de los detenidos deviene, en gran
medida, de un estricto apego interpretativo a la ley procesal penal por parte de los jueces
en distancia con la constitucin y el derecho internacional de los derechos humanos
tampoco podemos descartar que su falla pueda observarse en el sistema penal. No tratamos
de resolver el problema de toda la administracin de justicia; sin embargo que podemos
considerar la posibilidad de estudiar la ineficacia de los derechos de los detenidos como un
problema institucional, es decir, que se genera en el propio sistema penal.
176
99
177
No es que seamos tributarios de la Teora de los sistemas de Luhmann; solo vamos a usarla como
categora de anlisis en el problema de la falta de efectividad en las garantas de los detenidos. Ver Niklas
Luhmann, Complejidad y Modernidad, Madrid, Trotta, 1998, pp. 51-67
178
Cada actor en el subsistema penal cumple una funcin, pero si a cada funcin la determinamos con la
gida de la ley y la sinrazn entonces al detenido le tocara perder y vivir condenado antes de ser investigado
y enjuiciado, de esta forma Zaffaroni comenta que: Se supone que quien se viste de albail se comporta
como tal, construye muros y es albail; se supone que quien corresponde al estereotipo de ladrn, es ladrn,
se comporta como tal y, por ende, roba. La agencia judicial tiene por funcin confirmar, por medio de un
ritual establecido, que efectivamente es as, que porque el que es ladrn debe robar, realmente
roba Op. cit., Eugenio Ral Zaffaroni, En busca de, p. 237
100
179
La memoria poltica del subsistema penal aleja el decisionismo y permite la toma de decisiones
transparentes y legtimas para las partes, que se sostiene a travs de valores e intereses. Ver Javier Torres
Nafarrate, Luhmann: La poltica como sistema, Mxico, Fondo de la Cultura Econmica-Universidad
Nacional Autnoma de Mxico y Universidad Iberoamericana, 1ra. ed., 2004, pp. 197-210
101
El sostenimiento del orden jurdico vigente es uno de los fines irrenunciables del Estado, slo que no
puede obtenrselo a costa de la dignidad humana
Ekmekdjian180
Un gran sector de la doctrina constitucional considera que lo menos eficaces son los
derechos econmicos, sociales y culturales; mientras que, los derechos civiles y polticos
gozan de un estndar privilegiado dentro del Estado, puesto que los primeros requieren de
una mayor inversin presupuestaria, como por ejemplo: decir que hacer una escuela es ms
costoso que sostener juzgados, crceles, patrullas etc. Por lo visto, nos hemos damos
cuenta que ha ocurrido lo contrario. En nuestra constitucin se establecieron principios
que, en su viaje hacia la praxis policial y judicial penal, se convirtieron en meras
180
Ver Miguel ngel Ekmekdjian, Temas Constitucionales, Buenos Aires, LL, 1987, pp. 238
102
181
Bckenfrde dice que: El efecto ordenador de la norma no queda transformado por cualquier
modificacin de la realidad, sino solo por aquellos cambios que se producen en las circunstancias acogidas
por el programa normativo, y para este el texto constitucional mantiene un significado constitutivo Ver
Ernst Wolfgang Bckenfrde, Estudios sobre el Estado de Derecho y la democracia, Madrid, Trotta, 2000,
p.194
103
182
Ver Germn Bidart Campos, Manual de la Constitucin reformada, Tomo III, Buenos Aires, Ediar, 1997,
p. 452
183
Op. cit., Boaventura de Sousa Santos, Foro Social, pp. 172-177
104
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108
109
110
111
112
113
c) Bibliografa virtual:
113.- web site: http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_de_Nazaret#Arresto, visita: 22/10/07
114.- web site: www.dnrs.gov.ec/Estadisticas.htm, visita 30/07/07
115.-
web
site:
http://www.diariocorreo.com.ec/archivo/2007/12/09/oralidad-empezo-a-aplicarse-en-
114
Grfico No. 1
Mencin de Garantias por la Polcia
9,1%
9,1%
No le mencionaron
No recuerda
Si le mencionaron
81,8%
Grfico No. 2
Derecho a la comunicacin
45%
55%
115
Grfico No. 3
Derecho a la visita
10%
34%
Si se le permitio
No se le permitio
Se le permitio con muchas
restricciones
56%
Grfico No. 4
Autoincriminacin
45%
Si hubo
No hubo
55%
116
ANEXO 2
Grfico No. 5
Sujetos presentes interrogatorio
28%
Solo la polica
La polica y el fiscal
La polica, el fiscal y su defensor
3%
69%
Grfico No. 6
Provisin de defensa tcnica
7%
31%
62%
117
Grfico No. 7
Visita fiscal a detenido dentro de las 24 horas
Si
No
31%
69%
Grfico No. 8
Tipo de Delitos Crcel de Varones Cuenca
58,6
60,0
50,0
40,0
30,0
Cifra Porcentual
20,0
17,2
10,3
10,0
3,4
3,4
3,4
3,4
0,0
Estafa
Robo
Tenencia Ilcita
de
Estupefacientes
Violacin
Tipo Delito
118
ANEXO 3
119
120
Grfico No. 1
Mencin de Garantias
7%
93%
No le mencionaron
Si le mencionaron
Grfico No. 2
Derecho a la Comunicacin
69%
121
Grfico No. 3
Derecho a la visita
3%
21%
Si se le permitio
No se le permitio
Se le permitio con muchas restricciones
76%
Grfico No. 4
Autoincriminacin
41%
Si hubo
No hubo
59%
122
ANEXO 5
Grfico No. 5
Sujetos presentes interrogatorio
21%
Solo la polica
La polica y el fiscal
18%
61%
Grfico No. 6
Provisin Defensa Tcnica
0%
41%
59%
123
Grfico No. 7
Visita de Fiscal dentro de las 24 horas
7%
Si
No
93%
Grfico No.8
Tipo de Delito
40
38
35
30
Porcentaje
25
20
17
14
15
10
10
Asesinato
Violacin
10
Corrupcin de
Menores
Falsificacion
0
Robo
Robo Agravado
Tipo de Delito
124
ANEXO 6
125
Foto 4: Celdas de prisionizados planta alta, Centro de Rehabilitacin Social de Machala, 03/10/07
126
127
128
129
130
Anexo Metodolgico
184
La ayuda financiera consista en tres pagos de un total de 1.200 dlares de los Estados Unidos de
Norteamrica, desglosados de la siguiente forma: a) un adelanto inicial de 300 dlares; b) un pago de 300
dlares al presentar el producto del 50% de la investigacin; y, c) un ltimo pago de 600 dlares al final de la
investigacin.
131
132
133
nuestro rostro y el tipo de preguntas que hacamos. En algn momento sentimos tambin
que de interrogadores pasamos a interrogados.
Cabe destacar que lo que determina nuestra representatividad, ms que el dato
cuantitativo, fue el dato cualitativo. Al momento que practicbamos las encuestas se iba
desarrollando una interaccin comunicativa con los detenidos, pues medida que
respondan las preguntas, nos contaban un poco de su vida. Desde ese momento
entendimos que no estbamos tratando con nmeros, sino con relatos de vida. Los datos
cuantitativos para explicar la efectividad o no de las garantas de los detenidos
constituyen una fuente Ad Hoc respecto de las entrevistas.
Por medio del presente anexo tratamos de brindarle a los resultados de la investigacin
un mayor sentido, pues les permite entender la situacin particular de la investigacin. Era
importante saber cmo proceder metodolgicamente y qu elementos bamos a estudiar.
Esta experiencia nos enseo dnde hacer el corte o sesgo metodolgico, aunque no
hayamos sido especialistas en estadstica criminal, evitando entonces asumir los datos de
manera ingenua.
134
Cuestionario de preguntas
No. Ficha
Edad
Sexo
Ocupacin
Residencia
135
136
137
138
1.- Considera que se cumplen con las garantas de los detenidos, como el no estar
detenido por ms de 24 horas?
2.- Acude dentro de las 24 de la detencin para entrevistarse con una persona capturada
en delito flagrante?
3.- Antes de fenecer las 24 horas de la detencin: comparece a interrogar al detenido o lo
hace por medio de la polica judicial?
4.- Sobre qu criterios solicita Usted la medida cautelar personal de prisin preventiva?
5.- Ha sugerido a los imputados someterse al procedimiento abreviado?
6.- Considera que su actuacin es proporcional con la defensa?
7.- Permite acceder a la defensa al expediente del detenido?
8.- Si un detenido declara haber sido torturado: Qu hara Usted?
9.- Cmo considera la defensa tcnica de los detenidos?
10.- Cules seran los obstculos para una correcta administracin de justicia?
139
140