Revista Internacional - Nuestra Epoca N°1 - Enero 1964

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*,Qu ha dicho el Partido Comunista de Chile y cul ha sido su invariable

conducta ideolgica sobre los asuntos que se debaten hoy


en el movimiento comunista internacional?
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REVISTA

INTERNACIONAL

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EL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE


Y EL MOVIMIENTO COMUNISTA
INTERNACIONAL

DESTACAMOS:

VACLAV SLAVIK, NORMAN FREED


Y MURAD KUATLI

La unidad, garanta de las victorias


de los comunistas de todo el mundo
GIOCONDO DAS

Algunos problemas de la lucha de


clases en el Brasil

KONNI ZILLIACUS

Las fuerzas inglesas de Izquierda


JACQUES DUCLOS

El Partido Comunista francs en la lucha por la paz, el pan y la democracia

1964

Proletarios de todos los pases, unios.!

Nuestra POCA
REVISTA

(32)

INTERNACIONAL

1964

AO III ENERO

S U M A R I O
V. SLAVIK, N. FREED y M. KUATLI La unidad, garanta de las
victorias de los comunistas de todo el mundo
J. PREZ El PCUS en la vanguardia del movimiento comunista mundial
K. OESTERLING La paz, las armas nucleares y la poltica .
G. DAS Algunos problemas de la lucha de clases en Brasil .
E. VILENSKA Importante tarea de los trabajadores de Israel . .
A. DE LA PEA, P. MOTTA LIMA, H. BARRIOS KLEE, R. AMAYAAMADOR y J. CARDONA HOYOS Los pueblos de Amrica Latina
defienden sus derechos
EN LOS PARTIDOS

C O L A B O R A N EN E S T E N U M E R O
J A C Q U E S D U C L O S
Miembro dei Bur Poltico y secretario del Comit Central del Partido
Comunista Francs
J A I M E
P R E Z
Miembro ded Comit Ejecutivo y secretario del Comit Central del Partido Comunista
del Uruguay
V A C L A V
S L A V I K
Miembro del Comit Central del Partido Comunista de Checoslovaquia
N O R M A N
F R E E D
Miembro suplente del Comit Central- del Nacional dej. Partido Comunista
de Canad
MURAD
K U A T L I
Publicista sirio
E S T H E R
V I L E N S K A
Miembro del Bur Poltico del Comit Central del Partido Comunista de Israel
G I O C O N D O
DAS
Destacada personalidad social brasilea
A L C I R A DE LA P E t f A
Miembro del- Comit Ejecutivo del Partido Comunista de la Argentina
P E D R O
M O T T A
L I M A
Publicista brasileo

HUGO

B A R R I O S

K L E E

Publicista guatemalteco
R A M N
A M A Y A A M A D O R
Publicista hondureno
J O S
C A R D O N A
H O Y O S
Miembro del Comit Central del Partido Comunista do Colombia
JUAN
VIA NA
Miembro del Comit Central del Partido Comunista do Colombia
K J E L D
O E S T E R L I N G
Periodista dans

M I R O S L A V

LAB

Periodista checo
K ON N I
Z I L L I A CU S
Publicista ingls, diputado
H YMI E
FAGAN
Periodista ingls

3
11
19
26
32
39

COMUNISTAS Y OBREROS

J. DUCLOS - - El PC francs en la lucha por la paz, el pan y la democracia <S> E. GARCA -- Hacia un gran Partido Comunista de masas
en Espaa <$> M. LAB La iniciativa popular <$> J. VIANA Experiencias de un comit regional del PC de Colombia <S> Pleno del CC
del Partido Comunista de Alemania

47

NUESTROS COMENTARIOS
J. THOMAS - - E l mundo libre y el crimen de Dallas 3> H. FAGAN
Lo que ha demostrado la Conferencia de los laboristas . . . .

60

NUESTRAS ENTREVISTAS
La voz de un continente

en pie

67

TRIBUNA DE PROBLEMAS ACTUALES


En torno a la unidad de la clase obrera en los pases capitalistas desarrollados

70

NOTAS Y CORREO DE LA REDACCIN

J. ROZAK -- Grecia despus de las elecciones <$> P. SNCHEZ El golpe de Estado en Honduras, provocacin yanqui <S> K. ZILLIACUS
Las fuerzas inglesas de izquierda

33

CONTRA LA REPRESIN Y LAS PERSECUCIONES DE LOS


DEMCRATAS
A. PEDRONCINI - - Derogar los decretos antipopulares

......

94

LIBROS Y REVISTAS
. SELNES -- Amanecer en Islandia
el camino del progreso

M. KREMNIOV frica elige


97

La unidad, garanta de las victorias de


los comunistas de todo el mundo
por VACLAV SLAVIK, NORMAN FREED
y MURAD KUATLI

JLi A SOLIDARIDAD INTERNACIONAL de


lo.s proletarios de todos los pases, la solidaridad de todos los trabajadores y la unidad
de las filas comunistas en el mbito nacional
c internacional son la indispensable y ms
importante premisa de la lucha victoriosa
contra el imperialismo, por la paz la indefn>ndencia nacional, la democracia y el socialismo.
En los documentos conjuntos de los partidos comunistas y obreros aparecen definidos
<! contenido y los principios de la unidad de
los partidos comunistas. En la Declaracin de
la Conferencia de representantes de los partidos comunistas y obreros celebrada en 1960 se
dice:
Los intereses de la lucha por la causa- de
la clase obrera exigen una cohesin cada vez
mayor de las filas de cada Partido Comunista y del gran ejrcito de los comunistas de
todos los pases, su unidad de voluntad y de
clon.
El supremo deber intemacionalista de cada
p.-irtido marxista-leninista es la solicitud por
rl fortalecimiento constante de la unidad del
m o v imiento comunista internacional.
La defensa decidida de la unidad del movimiento comunista internacional sobre la base
! los principios del marxismo-leninismo y del
internacionalismo proletario y la inadmisin
< ! cualquier acto que pueda socavar esta unidad, constituyen una condicin necesaria de
i i victoria en la lucha por la independencia
nacional, la democracia y la paz, por resolver
COI) xito las tareas de la revolucin socialista
\ d<> la edificacin del socialismo y el comun i ,rno. La vulneracin de esos principios puede debilitar las fuerzas del comunismo.

La necesidad vital de la unidad del movimiento comunista dimana del papel que en el
proceso histrico desempean los comunistas,
que personalizan la tendencia ms revolucionaria del desarrollo, a la que est vinculado
el futuro de la humanidad. De todas las fuerzas polticas, los comunistas son la verdadera
fuerza ascensional.
El primer centenario de la fundacin de la
I Internacional, que se cumple en este ao,
muestra brillantemente el impetuoso avance
del movimiento comunista. En la Liga de los
Comunistas, creada por Marx y Engels en
1847, slo se agrupaban al principio unos 400
miembros. Al primer Congreso de la I Internacional, celebrado en 1866, nada ms asistieron delegados de cuatro pases. Hoy, en
cambio, son cerca de 90 las naciones en que
hay partidos comunistas, que cuentan en sus
filas con ms de 42 millones de militantes.
No se ha conocido en la historia movimiento alguno que se propagara con un empuje
tan arrollador como el movimiento comunista.
En torno a los comunistas, que han erigido
en una tercera parte del globo terrestre la
sociedad socialista, se agrupan millones de
trabajadores en el mundo capitalista. Firmes
y seguros, los comunistas marchan en las
primeras filas de los infatigables combatientes por la independencia nacional y luchan por
el progreso social y el radiante porvenir de
todos los pueblos.
El gran lema de Marx y Engels Proletarios de todos los pases, unios!, que en vida
de Lenin alcanz la nueva formulacin, aprobada por l, de Proletarios de todos los pases y pueblos oprimidos unios!, alza a la lucha contra el capitalismo a centenares y cen-

VAOLAV SLAVIK, NORMAN FREED Y MURAD KUATLI

tenares de millones de personas en nuestro


planeta.
En el curso de las resueltas acciones polticas que emprenden las capas trabajadoras
ms conscientes contra la burguesa monopolista y en -el proceso de la espontnea protesta
social de la inmensa mayora de la humanidad contra los desenfrenados y cnicos ultrajes de los ultrarreaccionarios y de los manacos atmicos al sentir y a los anhelos da los
pueblos, nuevos millones de personas se percatan de que slo bajo la direccin de los
comunistas podrn crear una sociedad sin
guerras ni opresin. Los pueblos tienen en alta estima el esfuerzo abnegado de los comunistas para librar ya en nuestra poca a la
humanidad de los horrores del -exterminio
termonuclear.
La propia vida y la experiencia diaria hacen ver a los hombres que sin la accin revolucionaria de los comunistas el mundo no
sera como es actualmente, ni ante la humanidad se abriran tan concretas y esplendorosas perspectivas.
A cada nuevo paso de la historia aumenta
la responsabilidad de los comunistas por los
destinos de la civilizacin. Cada nuevo viraje
en la vida de la sociedad multiplica las tareas planteadas ante ellos, lo cual quiere decir que el problema del fortalecimiento de la
unidad del movimiento comunista adquiere
una creciente importancia vital, tanto en el
mbito nacional como en el internacional. Al
mismo tiempo amplase el contenido de la
unidad y se desarrollan y enriquecen sus
formas, sin que sufran alteracin los principios generales de la misma.
Al analizar el contenido de la unidad del
movimiento comunista deben tenerse en cuenta en igual medida la experiencia revolucionaria acumulada por l y las perspectivas de
la solucin de las tareas planteadas por la
historia, y cuya complejidad y diversidad aumentan constantemente.
En las relaciones mutuas de los partidos
hermanos que luchan por el Poder ocupan el
lugar principal los problemas relativos a la
comunidad de ideas, al intercambio de la experiencia de la lucha de clases y al apoyo
moral, y poltico en determinadas circunstancias,, dentro de las posibilidades que el proletariado y los comunistas logran arrancar en
las condiciones de dominio de la burguesa. Se
sobreentiende que estos rasgos de las relaciones mutuas no son estticos, sino que se
desarrollan y perfeccionan a medida que aumenta la experiencia revolucionaria, en el
curso de la ofensiva contra el imperialismo.

En las relaciones entre los partidos comunistas que han alcanzado el Poder se mantienen plenamente los principios de la comunidad de ideas, pero surgen nuevos problemas, derivados del inters comn en la edificacin del socialismo y el comunismo, en la
defensa de las conquistas de la revolucin y
en el desarrollo directo e inmediato de la
cooperacin y la ayuda mutua ms amplias.
El intercambio de experiencias adquiere nuevo contenido y nuevas formas. Sobre los partidos instalados en el Poder recaen deberes
internacionales comunes y muy responsables
que determinan el carcter de sus relaciones
con los partidos de los pases capitalistas y
que hacen singularmente imperiosa la unidad,
ya que los partidos slo pueden cumplir esos
deberes mediante su accin conjunta.
El marxismo-leninismo no ha considerado
nunca la unidad del movimiento comunista
como algo acabado e inmutable. Los partidos
comunistas son un organismo vivo, que se
desarrolla y acta en una compleja y contradictoria situacin social. Influyen sobre
los procesos sociales, pero a la vez experimentan la presin de distintas fuerzas sociales. De ah que la unidad comunista haya
sido enfocada y se enfoque siempre como un
proceso continuo. Esta unidad se forma y
prospera en la lucha contra los embates de
la derecha y de la izquierda, en el esfuerzo
por superar las contradicciones y dificultades
suscitadas por causas objetivas y subjetivas,
como, por ejemplo, el culto a la personalidad
y otras. La piedra de toque de la unidad ha
sido siempre la fidelidad al marxismo, la
capacidad de los partidos comunistas para
llevar a las masas a intensas acciones revolucionarias en la lucha por el triunfo del socialismo.

El movimiento comunista internacional ha


fortalecido su unidad despus de la formacin del sistema socialista mundial. Al mismo tiempo, en el seno de los partidos se ha
librado una resuelta lucha contra las diferentes tendencias oportunistas: sectarias, dogmticas, revisionistas, etc., en apariencia distintas e incluso contradictorias a veces, pero
todas ellas de la misma naturaleza social y,
prcticamente, nutridas en cierto modo unas
de otras. Cada partido ha definido con juicio
propio la orientacin principal de la lucha
por la unidad.
En el movimiento comunista internacional

LA UNIDAD, GARANTA DE LAS VICTORIAS DE LOS COMUNISTAS DE TODO EL MUNDO

surgi como peligro principal el revisionismo


de derecha, impulsado en primer trmino por
la reaccin pequeoburguesa ante las dificultades aparecidas en el desarrollo de la revolucin socialista. Es sabido que la burguesa
monopolista, despus de sufrir serias derrotas
que implicaron la ruptura revolucionaria de
la cadena del imperialismo en una serie de
pases de Europa y Asia, intent detener la
marcha de la historia y golpear sobre el comunismo tanto a escala internacional como
en la mayora de los pases capitalistas.
En el movimiento revolucionario y en la actividad de los partidos comunistas tambin
repercutieron seriamente las consecuencias del
culto a la personalidad y las inevitables dificultades que atraves el movimiento comunista en la lucha por la superacin de esas consecuencias, lucha iniciada despus del XX
Congreso del PCUS, que abri una nueva fase en el movimiento comunista.
Los revisionistas de derecha intentaban imponer a los partidos comunistas su concepcin reformista de pasividad y de conciliacin
con el capitalismo contemporneo. Decan que
los cambios que se operan en el seno del capitalismo bajo la influencia del desarrollo de
las fuerzas productivas, as como tambin la
creciente actividad del movimiento obrero en
Keneral y del sindical en particular, han hecho que se modifique la naturaleza del rgimen capitalista, lo cual significa, segn ellos,
que la lnea orientada hacia la transformacin revolucionaria de la sociedad ha caducado. A juicio de los revisionistas, la solucin
de los problemas sociales candentes de orden
nacional e internacional slo es hacedera por
la va de la integracin gradual y pacfica
<lcl capitalismo en el socialismo. Los revisionistas impugnaban igualmente los principios
del centralismo democrtico en la organiza - i o n de los partidos marxistas-l-eninistas, cuya justeza ha sido contrastada en la prcti< i , y trataban de disgregar a los partidos
desde dentro.
La actividad antipartido de los revisionisfue un verdadero hallazgo para los reac<-ioriarios. Estos soaban con dividir los pari u los comunistas valindose de los revisioniscon quebrantar su unidad, desplazar de
MUS posiciones al comunismo y sepultarlo en
litiva. Los marxistas-leninistas desplega una intensa ofensiva contra los revisio18, tanto en el seno de algunos partidos
OOmo en escala internacional.
Numerosos documentos de los partidos com n -tas y obreros acreditan hoy que los
>og revisionistas, despus de una porfiada

lucha, han sido desbaratados en el sentido


ideolgico y poltico y en el aspecto orgnico.
Ha quedado demostrada la inconsistencia de
sus concepciones, que no han resistido la
prueba de la vida; los propios revisionistas
han desaparecido en su mayora- de la escena
poltica. La amenaza a la unidad desde este
flanco ha sido liquidada.
Sin embargo, en los ltimos tiempos ha
aparecido en el horizonte un nuevo peligro,
nosotros diramos que muy serio, para la unidad del comunismo internacional. Este peligro
ha surgido como consecuencia de la actividad
de los revisionistas de nuevo cuo, ahora de
izquierda, que han sometido a revisin el
marxismo-leninismo y los documentos programticos del movimiento comunista internacional las Declaraciones de 1957 y 1960,
encubrindose con consignas izquierdistas y
seudorrevolucionarias, y han impuesto la polmica a los partidos marxistas-leninistas.
Como es sabido, abrieron esta polmica, **
realidad, los artculos publicados en la prensa del Partido chino y recogidos posteriormente en el folleto titulado Viva el leninismo I Ms tarde, bajo el pretexto de que exis'
ten distintas interpretaciones de las Declaraciones de 1957 y 1960, los camaradas chinos extendieron el crculo de los problemas
en litigio y se pronunciaron contra- los documentos concordados en orden a todas las
cuestiones importantes de la estrategia y la
tctica expuestas en ellos. La expresin concentrada de los puntos de vista de los dirigentes chinos apareci en la Carta del CC
del Partido Comunista de China del 14 de
junio de 1963 que ha sido considerada por los
partidos comunistas como una tentativa para
imponer una nueva lnea general al movimiento comunista internacional.
La discusin como anlisis de distintas opiniones en el marco de los documentos conjuntamente elaborados por los partidos comunistas no slo es admisible, sino deseable,
porque contribuira a desarrollar el pensamiento marxista, a intensificar la accin poltica de los partidos y a cohesionar ms an
sus filas. Un movimiento poltico no puede
existir sin ese intercambio de ideas.
Por desgracia, en el curso de la discusin
se vio muy pronto que sus iniciadores se apartaban de las Declaraciones de 1957 y 1960.
Luego la discusin se ha convertido en una
lucha poltica de carcter escisionista en el
seno del movimiento comunista. Han sido
violadas groseramente las normas, las tradiciones y los principios de las relaciones entre los partidos. Contra algunos partidos her-

VACIAV SLAVIK, NORMAN FREED Y MURAD KUATM

manos se ha lanzado la gratuita acusacin


de que son revisionistas e, incluso, de que estn confabulados con los imperialistas.
Las divergencias entre los partidos se han
reflejado perniciosamente en las relacion-es
interestataies de los pases socialistas. Del
mismo modo, se han creado dificultades -en
la labor de las organizaciones internacionales
de masas, en las que los comunistas desempean un importante papel.
Para las relaciones normales entre los partidos y para la unidad de las filas comunistas representa una seria amenaza la concepcin segn la cual un Partido Comunista, erigindose en supremo mentor, proclama su
derecho a determinar por s mismo si los dems partidos son marxistas-leninistas o revisionistas, internacionalistas o nacionalistas,
revolucionarios o reformistas, y capaces o no
de aplicar el marxismo-leninismo a las condiciones concretas de sus pases y de dirigir
la lucha revolucionaria del proletariado y de
las grandes masas populares.
Esta concepcin absolutamente errnea y
subjetivista es extraa a los principios del
marxismo-leninismo, abre las puertas a la
ingerencia en los asuntos internos de otros
partidos y a la actividad escisionista dentro
de ellos y preconiza, en realidad, la idea de
un partido-lite, situado por encima de los
dems partidos. La determinacin del carcter revolucionario y de la naturaleza marxista-leninista de un partido y de su fidelidjad
al pueblo es prerrogativa, ante todo, de la
clase obrera y de todos los trabajadores del
pas dado.
Las infundadas acusaciones contra unos u
otros partidos comunistas han servido de seal para los escisionistas. En algunos pases
han surgido ya grupos fraccionalistas, reducidos pero muy alborotadores, que han iniciado intensamente un trabajo de divisin.
Tales son, por ejemplo, los grupos antipartido
El trabajo progresista, Acero y martillo
y algunos otros, que integran renegados y
elementos aventureros, los cuales abogan por
la creacin de un nuevo partido marxista
en Estados Unidos; el grupo de E. Hill, que,
con ayuda exterior, realiza una labor perturbadora contra el Partido Comunista de Australia; la s-ecta escisionista de J. Grippa, que
contrapone su lnea a la voluntad del Partido Comunista de Blgica.
ltimamente han intensificado asimismo los
ataques contra el Partido Comunista del Brasil los grupitos de los renegados Amazonas,
Grabois y Pomar, que se erigen en el autntico Partido Comunista del Brasil.

En Suiza, un grupo de 6 u 8 renegados polticos y aventureros pretenden formar una


variante corregida del Partido Suizo del Trabajo, partido marxista, y declaran que precisamente ellos representan al verdadero Partido Comunista.
Se tiene noticia de que tambin en otros
pases se trata de crear anlogos grupos escisionistas.
Los nuevos grupos formados son minsculos. Pero no es bice para que declaren importunamente y a voz en grito su propsito
de constituirse en una variante corregida de
los partidos existentes. A menudo, para camuflar sus turbios designios, especulan con
las tradiciones revolucionarias y usurpan
nombres conocidos y respetados. En este gnero de grupos antipartido se amalgaman para la lucha contra los partidos comunistas
gentes de toda laya, -desde renegados hasta
extremistas de izquierda, desde liquidacionistas de derecha, que intentaron repetidas veces acabar con las organizaciones comunistas, hasta elementos sectarios extremos.
No nos es posible examinar todos los aspectos del trabajo de zapa de los divisionistas, pero s quisiramos subrayar especialmente que, adems de la accin manifiesta
contra los partidos, existen formas embozadas de actividad antipartido que representan
un peligro especial para el movimiento comunista.
Da mucho que pensar la circunstancia de
que estos grupos, dbiles, reducidos y faltos
de vigor, dispongan de cuantiosas posibilidades materiales y editen con grandes tiradas
literatura fraccionalista.
A los marxistas nos causa hondo pesar que
los escisionistas, que socavan la unidad de
los partidos y hacen caso omiso de la voluntad de sus miembros, sean calificados por la
prensa china de verdaderos comunistas revolucionarios. En cambio, a los partidos comunistas y a su direccin se les tacha arbitrariamente de revisionista, de cmplices del
imperialismo e incluso de agentes directos
suyos.
Esto se hace con destacamentos tan combativos del movimiento revolucionario como
los partidos comunistas de EE. UU., Italia,
Francia, Espaa, Chile, Irak, India y muchos
otros pases, que en difciles condiciones sostienen una valerosa lucha contra la burguesa
monopolista y por la paz la democracia y el
socialismo.
A los marxistas nos pone en guardia tambin que los escisionistas y sus ideas sean el
foco de atraccin de todos los que quieren

UNIDAD, GARANTA DE !LAS VICTORIAS DE LOS COMUNISTAS DE TODO EL MUNDO

luchar contra los partidos comunistas o difamar a la comunidad de los Estados socialistas. I>esde los nacionalistas burgueses o los
irritados filisteos hasta los elementos aventureros, todos procuran solapar su averiada
mercanca anticomunista con frases seudorrevolucionarias.
Tampoco ocultan su jbilo los trotskistas.
Saludan las discrepancias en el movimiento
comunista y se alegran de la aparicin de
grupos escisionistas, los apoyan, confan en
que aumentar su nmero y ya acarician la
idea de la unificacin internacional de todas
las fuerzas que atacan la unidad de las filas
comunistas.
Expresan su gozo tambin los crculos reaccionarios de los pases capitalistas, que
hacen un ruidoso reclamo de los grupos escisionistas y de los nuevos partidos comunistas, coadyuvan a difundir sus materiales
impresos y les facilitan la radio y la televisin para que propaguen sus concepciones.
Entretanto, los autnticos comunistas luchan
en la clandestinidad o encuentran enormes
dificultades para su trabajo, coartndoseles
por todos los medios el ejercicio d-e los derechos democrticos.
Dada esta situacin, nos vemos obligados
asimismo a exponer nuestro pensamiento con
respecto a la teora que pretende demostrar
la necesidad de la creacin de partidos comunistas paralelos como una variante corregida de los ya existentes. Es admisible, desde las posiciones de la teora revolucionaria,
el planteamiento del problema de la existencia de dos partidos comunistas? Acaso se
puede, rigindose por el marxismo-leninismo,
favorecer o aceptar tcitamente la formacin
de grupos y de partidos comunistas paralelos?
La teora marxista-leninista y el largo siglo de experiencia de lucha consciente de clase del proletariado dan una precisa e inequvoca respuesta negativa a esa pregunta. El
marxismo-leninismo es una teora universal,
coherente e ntegra, y no puede haber dos o
ms variedades del marxismo ni en escala
internacional ni en el rea nacional. En un
pas no pueden existir al mismo tiempo dos
o ms partidos comunistas.
Tampoco resiste la crtica el intento de
fundamentar la necesidad de crear partidos
comunistas paralelos invocando que existe
una mayora equivocada y una minora
que posee la verdad, o remitindose a algunas analogas histricas, como, por ejemplo, a la lucha de Lenin contra los oportunistas de la II Internacional.

Tales analogas estn levantadas sobre


arenas movedizas, sobre terreno pantanoso,
pues es bien sabido que la lucha de los leninistas contra la II Internacional se despleg
cuando los dirigentes de la misma traicionaron abiertamente a la clase obrera y se inclinaron hacia la conciliacin con la burguesa. Pero en la actualidad se acusa de revisionistas a los destacamentos combativos y
autnticamente revolucionarios de la clase
obrera, a los partidos comunistas, que combaten heroicamente contra el capitalismo, encabezan la lucha de la clase obrera por el
derrocamiento del capitalismo monopolista y
actan como verdaderos internacionalistas leninistas.
El marxismo-leninismo tiene en cuenta el
papel decisivo de la prctica en la determinacin del lugar histrico y del alcance de
tal o cual corriente poltica, Y es cabalmente
la prctica de la lucha de clases la que confirma de manera clara e inequvoca el autntico carcter revolucionario de la actividad
terica y poltica de los partidos comunistas
y obreros. Es esta misma prctica la que
muestra en toda su desnudez la verdadera
naturaleza de los nuevos grupos y partidos.
Cualesquiera que sean las ideas revolucionarias que esgriman verbalmente estos grupos,
en la vida social slo sirven de instrumento
de la burguesa en la lucha contra el comunismo.
Los marxistas, al tiempo que ven la seria
amenaza que representan las actividades escisionistas, estn muy lejos de exagerar y
dramatizar las divergencias en el movimiento
comunista mundial y no tienden a sobreestimar el verdadero papel de los grupos antipartido.
Millones de comunistas han mostrado un
vivo inters por la polmica. En el curso de
la discusin, los partidos comunistas han informado a sus miembros de toda la gama de
problemas en litigio. Los partidos han analizado ampliamente las orientaciones fundamentales de la poltica y de la estrategia y
la tctica del movimiento comunista. Los comunistas han criticado las errneas concepciones sustentadas sobre estos problemas,
concepciones que estn en pugna con los documentos de las Conferencias de Mosc, y
han apoyado decididamente las Declaraciones
de 1957 y 1960, bajo cuya bandera se agrupan y cohesionan a fin de asestar nuevos
golpes a su enemigo: la burguesa monopolista.

VACLAV SIAVIK, NORMAN FREED Y MURAD KATII

8
II

La reaccin mundial confa en que las discrepancias surgidas en el seno del movimiento comunista internacional distraigan a los
comunistas de la lucha de clases contra el
capitalismo. Entre los polticos burgueses hay
no pocos agoreros que aseguran que las divergencias actuales se acentuarn, que el monoltico mundo socialista quedar dividido en
agrupaciones contrapuestas y que ello permitir al capitalismo mantener sus posiciones e
incluso extenderlas.
Mas estos pronsticos estn condenados al
fracaso. Nuestro optimismo tiene por base la
experiencia histrica y el profundo convencimiento de los comunistas en la necesidad vital de la unidad. Los partidos comunistas
tienen plena conciencia de su misin como
vanguardia revolucionaria de la clase obrera
y de todos los trabajadores. No olvidan ni
un instante que su enemigo principal es la
burguesa monopolista y saben perfectamente
que la prenda del xito en la ofensiva contra
el imperialismo internacional reside en el fortalecimiento de las filas de todo el movimiento comunista mundial.
~Ea lgica del movimiento revolucionario y
las tareas impostergables de la lucha por la
paz, la democracia y el socialismo no slo
exigen imperiosamente la superacin de las
discrepancias actuales y el reforzamiento de
la unidad, sino que crean tambin nuevas
posibilidades para cohesionar a los pases socialistas y fundir a los partidos comunistas,
a todos los comunistas, en un compacto ejrcito de infatigables luchadores por el progreso histrico. La necesidad objetiva de la unidad se abre y se abrir camino indefectiblemente.
A la par que se esfuerzan por robustecer
la unidad de sus filas sobre la base del marxismo creador y por defender contra todos
los ataques y desviaciones la teora revolucionaria y la lnea general elaborada colectivamente, los partidos comunistas realizan
una gran labor encaminada a forjar ideolgicamente y cohesionar en el aspecto orgnico a sus militantes.
A este propsito, los partidos se guan por
el principio de que los comunistas deben conocerlo todo y participar activamente en la
aplicacin y la determinacin de la lnea poltica. En muchos partidos se han abierto
numerosas discusiones en el transcurso de las
cuales son debatidos importantes problemas

de carcter terico y objetivos prcticos de


la lucha revolucionaria. Gracias a este afn
creador, la actividad de los partidos comunistas s-e ha enriquecido. Despus de aprobadas
las correspondientes decisiones, fruto de la
discusin, cada organizacin y cada comunista luchan con mayor firmeza por convertirlas en realidad.
A fin de fortalecer la unidad del Partido
se recurre a la experiencia prctica del pas,
para mostrar los peligros del dogmatismo y
del revisionismo, del sectarismo y del aventurerismo pequeoburgus. Cuando algunos comunistas tienen incomprensiones, dudas y vacilaciones, las organizaciones no escatiman
tiempo, paciencia ni energas para convencer
a estos cantaradas de que sus concepciones
son equivocadas. Las organizaciones del Partido ayudan a superar los errores y a emprender el justo camino de la lucha activa.
Los partidos comunistas dedican especial
atencin a la educacin ideolgica de los jvenes comunistas en el espritu del marxismoleninismo, les ensean a ver tras las frases
seudorrevolucionarias de los escisionistas su
naturaleza capituladora.
A la vez que luchan por la unidad, los partidos comunistas van venciendo las reminiscencias del sectarismo y del aislamiento, van
mejorando el trabajo entre vastos sectores de
la poblacin y en las organizaciones de masas.
Simultneamente, los partidos combaten resueltamente contra todos los individuos y todos los grupos que infringen la disciplina de
Partido y los principios leninistas de organizacin, que no desean someterse a los acuerdos adoptados colectivamente por el Partido
y tratan de desarrollar una actividad fraccional.
Despus de analizar atentamente los procesos que tienen lugar en el movimiento comunista mundial y los argumentos utilizados en
el curso de la discusin, teniendo en cuenta
la experiencia recogida en la lucha contra
el revisionismo y el dogmatismo, podemos
afirmar sin miedo a equivocarnos que para
superar las discrepancias y cohesionar el movimiento comunista mundial es preciso fortalecer y desarrollar el internacionalismo proletario, aplicando sus principios en la vida interna de los partidos, en las relaciones entre
ellos y en todo el trabajo de masas. Como
han demostrado los acontecimientos de los
ltimos aos, pese a todas las diferencias
aparentes entre las distintas desviaciones, su
naturaleza comn se manifiesta cada vez con
ms precisin y claridad. Esa naturaleza co-

!LA UNIDAD, GARANTA DE LAS VICTORIAS DE LOS COMUNISTAS DE TODO EL MUNDO

mn es el nacionalismo, como reaccin al sojuzgamiento nacional propio del mundo burgus o como alternativa a las normas impuestas al movimiento comunista durante el
perodo del culto de la personalidad, normas
que eran una traba a la accin independiente
de los partidos.
El proceso, sano y objetivamente necesario,
de fortalecimiento de la independencia de los
partidos es aprovechado por los nacionalistas
para lograr sus fines egostas y para impulsar a los partidos a traspasar ese lmite, no
siempre muy perceptible, pero polticamente
muy claro, que marca la separacin entre la
independencia, vitalmente necesaria, y el aislamiento que aparta a los partidos del movimiento comunista. Es evidente que los nacionalistas tratan de aprovechar este proceso
para dividir al movimiento en compartimientos nacionales.
En tales condiciones, los partidos comunistas, segn se desprende de los documentos,
conceden especial importancia no slo a la
propaganda de las ideas del internacionalismo
proletario, sino tambin a la educacin de
sus militantes en el espritu de estos principios, aprovechando los ejemplos concretos de
solidaridad proletaria internacional. Los verdaderos internacionalistas consideran que su
deber prctico es apoyar el movimiento revolucionario en cualquier lugar del globo.
Cuando se cerni sobre Cuba el peligro de
una intervencin del imperialismo norteamericano, todo el mundo fue testigo de una eficaz manifestacin del internacionalismo proletario: en ayuda del heroico pueblo cubano
acudieron los proletarios de todos los pases,
los pueblos de los Estados socialistas y, ante
todo, los pueblos de la URSS.
El internacionalismo proletario no slo presupone la igualdad de los partidos comunistas en la elaboracin de la lnea general del
movimiento revolucionario, sino tambin una
igual responsabilidad en la aplicacin d-e dicha, lnea, en el fortalecimiento de la unidad
del comunismo mundial. Si aceptamos que en
el movimiento comunista no hay partidos dirigentes ni partidos dirigidos, ello quiere decir que cada partido debe luchar activamente contra todo lo que contribuye a debilitar
la unidad, contra todos los que se dedican a
dividir el ejrcito de los comunistas. Dentro
de los partidos^ cada comunista educado en
el espritu del internacionalismo proletario
considera un deber suyo combatir por la unidad de su Partido y mostrar con hechos la
solidaridad con todo el movimiento comunista mundial.

Una condicin inexcusable de la lucha contra las tendencias divisionistas en el movimiento comunista mundial es la superacin
en sus destacamentos de todas las consecuencias y manifestaciones del culto de la personalidad. El nacionalismo a que nos hemos
referido galvaniza las manifestaciones del
culto de la personalidad, y stas, a su vez,
refuerzan las tendencias nacionalistas.
La superacin de las funestas consecuencias
del culto, el mximo fomento del trabajo colectivo en la vida del Partido, el desarrollo
consecuente de la democracia interna y el
incremento de la actividad de los militantes
preservan a los partidos de esos azares histricos en que un individuo puede ejercer una
influencia negativa sobre sus actividades, a
la vez que constituyen el antdoto ms eficaz
contra los escisionistas y el mtodo decisivo
para superar las confusiones y los errores.
As se asegura tambin la influencia directa
de los comunistas en la elaboracin de la poltica del Partido y su participacin prctica
en la tarea de convertir las consignas polticas en realidades. Al dar ancho campo a
la actividad de los comunistas se favorece la
formacin de nuevos cuadros de direccin, se
acrecienta el papel y la significacin de los
dirigentes capaces de recoger, con criterio
marxista-leninista, la experiencia de las masas y de elevar la combatividad de los partidos.
Los comunistas saben muy bien que la lucha revolucionaria es el medio mejor y ms
seguro de robustecer la unidad del Partido y
de elevar su capacidad de actuar enrgicamente. En esta lucha las masas contrastan
las distintas concepciones tericas, aceptando
las correctas y rechazando las falsas. La
verdadera educacin de las masas deca
Lenin no puede ir nunca separada de la lucha poltica independiente, y sobre todo, de
la lucha revolucionaria de las propias masas.1
La actividad revolucionaria cotidiana de los
comunistas, cada uno de sus xitos en la
transformacin revolucionaria de la sociedad,
es un paso real hacia el fortalecimiento de la
unidad. En la prctica esto se expresa en que
se ampla la colaboracin entre los partidos
comunistas de los pases capitalistas desarrollados en la lucha contra los monopolios interestatales; en que se fortalecen y amplan
los vnculos de la clas-e obrera de dichos pases con el ascendente movimiento de liberacin nacional de los pueblos, dando as origen
a nuevas formas de lucha conjunta contra
1 Obras Completas, t. XXIII, pg. 243, Ed. Cartago.

10

VACLAV SLAVIK, NORMAN FBEED Y MURAD KUATLI

el imperialismo en el espritu del internacionalismo proletario; en que se enriquecen 103


mtodos concretos de lucha por la unidad de
la clase obrera en los distintos pases; en que
adquiere un carcter cada vez ms creador el
enfoque de los problemas econmicos y polticos
por los partidos comunistas de los pases socialistas; en que se perfecciona la democracia
socialista; en que se tornan ms atrayentes
y ms vivas las formas de la labor poltica
entre las masas trabajadoras; en que se hace ms activa la pacfica poltica exterior de
los pases socialistas. Estos xitos, que han
permitido asestar golpes muy fuertes al anticomunismo, ya han extendido en algunos
casos la influencia de los comunistas sobre
amplios sectores de las clases trabajadoras,
y en otros casos crean para ello nuevas posibilidades.
No cabe la menor duda de que el balance
de la lucha de los comunistas sera mucho
ms positivo y sus realizaciones ejerceran
ms efecto en las masas y tendran una mayor fuerza moviliz'adora si no hubiesen surgido las dificultades originadas por serias discrepancias.
La lucha contra el peligro de escisin no
consiste en hacer llamamientos abstractos a
la unidad, sino en participar de manera activa en la solucin desde posiciones comunistas, de los problemas tericos y prcticos
planteados por el desarrollo histrico en todas las esferas de la vida social.
Cada partido marxista-leninista, cada comunista est preocupado por las consecuencias
que ya han ocasionado las discrepancias puestas de manifiesto. Al mismo tiempo los partidos se dan perfecta cuenta de que si s>e mantienen las discrepancias, y ms an si se
agravan, se causar al movimiento comunista
un serio perjuicio. Eso no debe ocurrir!
El papel y la significacin del movimiento
comunista, de su unidad, no slo son comprendidos por la clase obrera, sino que ya
empiezan a resultar evidentes para todas las
personas progresistas del mundo. La atencin
de toda la humanidad se centra en la dis-

cusin que se est llevando a cabo en -el movimiento comunista y en los problemas planteados por la misma.
En los ltimos tiempos, un nmero cada vez
mayor de partidos comunistas formulan sus
propuestas acerca del modo de superar las
discrepancias en el movimiento comunista
mundial.
Los partidos comunistas consideran que -el
primer paso que debe darse en -este sentido
es el cese de la polmica pblica y la eleccin de otras formas de discusin, sobre una
base bilateral o multilateral, de los problemas
surgidos, pues las proporciones alcanzadas
por la polmica slo pueden alegrar a los enemigos del comunismo. Se promueve la idea
le convocar una Conferencia de los partidos
comunistas despus de una minuciosa preparacin.
Otra condicin ineludible de la unidad es
el cese de los ataques a los partidos y de la
ingerencia en sus asuntos internos, el abandono de todas las formas y mtodos de la
labor de zapa, la renuncia a prestar apoyo
de ningn gnero a los grupos escisionistas
y a sus publicaciones.
En asta situacin adquiere una importancia
de primer orden la actividad de cada partido
marxista-leninista, su aportacin a la lucha
por la unidad, por la aplicacin de los documentos elaborados colectivamente, por el
desarrollo creador de la teora y la prctica
revolucionaria, por el progreso hacia el comunismo.
La lucha por la unidad del movimiento comunista mundial no puede ser monopolio de
ningn partido o grupo de partidos. Es la
obligacin internacional, el supremo deber
histrico de cada Partido Comunista sin excepcin, de todo el comunismo internacional.
El movimiento comunista mundial se encuentra actualmente en una de las etapas decisivas de su desarrollo. Estamos firmemente
convencidos de que lograr superar las discrepancias y acrecentar su unidad y su podero.

El PCUS en la vanguardia
del movimiento comunista mundial
por JAIME PREZ

OS IMPERIALISTAS, a raz de la actual


polmica, plantean que el movimiento comunista mundial est en crisis. Hace 46 aos
que vienen hablando de crisis del comunismo,
pero la realidad histrica demuestra que ellos
confunden sus sueos con la realidad. El movimiento comunista ha pasado en su avance
por muchas duras pruebas y de todas ellas
ha salido ms templado y vigorizado an.
Ello es todava ms justo para nuestra poca, en que los hechos objetivos ms que las
palabras demuestran un auge sin precedentes
del movimiento comunista y obrero en todo
el mundo, un avance poderoso de las fuerzas
del sistema socialista, que se conjuga con la
lucha de todos los combatientes por la paz,
la democracia, la liberacin nacional y el socialismo.
Estamos seguros de que el pueblo sovitico,
que construy el primer Estado socialista del
mundo, cumplir en los plazos previstos el
programa de la edificacin del comunismo.
Esto sacudir la conciencia de millones y millones de personas y acelerar an ms el proceso revolucionario mundial. Sobre la base
del avance del comunismo, de la defensa de
la paz y del auge del proceso revolucionario
de liberacin, estaremos en condiciones de liquidar definitivamente el pleito histrico con
el imperialismo. No existe fuerza capaz de
impedir nuestra* histrica victoria. Cierto es
que de la unidad de nuestro movimiento depender la rapidez de esta victoria.
Por ello, los comunistas del mundo entero
no pueden menos de sentir una seria preocupacin ante la polmica abierta ltimamente
en nuestro movimiento, y en el curso de la
cual se ponen en duda las tesis fundamenta-

les de las dos Declaraciones aprobadas por


todos los partidos comunistas y obreros.
Los partidos coCOMO SE ELABORO
munistas han deLA ORIENTACIN
finido su orienG13NERAL DEL
tacin por
los
MOVIMIENTO
documentos
de
COMUNISTA
1957 y 1960. Ellos
INTERNACIONAL
son el programa
del
movimiento
comunista mundial. Ellos reflejan la opinin
de todos los partidos comunistas.
La elaboracin de estos documentos se realiz de la siguiente manera: De acuerdo con
los deseos expresados por los partidos hermanos, el CC del PCUS llev a cabo un intenso trabajo de organizacin para preparar
la Conferencia de 1957. Elabor y present
previamente a los partidos comunistas y obreros del sistema socialista un proyecto de documento que ms tarde sirvi de base para
la Declaracin. El proyecto de declaracin
fue presentado conjuntamente por el Partido
Comunista de la Unin Sovitica y el Partido
Comunista de China a examen de la Conferencia. Las delegaciones de los partidos comunistas de los pases capitalistas, en el curso de la Conferencia,, hicieron sus observaciones y enmiendas al proyecto. As, pues, en
la preparacin de e'ste histrico documento
intervinieron todas las delegaciones que estaban presentes en Mosc. Aunque la Declaracin la firmaron los representantes de los
12 pases socialistas, en realidad fue resultado del esfuerzo creador y de la discusin
colectiva de los representantes de casi setenta partidos hermanos.
Posteriormente la Declaracin fue refren-

12

J A I M E

dada por todos los partidos comunistas y


obreros, adquiriendo el significado de un documento programtico del movimiento comunista mundial.
En la Declaracin de 1960, llamada Declaracin de los 81 partidos, el documento inicial fue preparado sobre la base de una comisin donde participaron ms de 20 partidos, que se pusieron a trabajarlo idea por
idea, tesis por tesis, frase por frase, palabra
por palabra y luego el proyecto de esta declaracin fue presentado al pleno de los 81
partidos para su aprobacin.
Quiere decir que en estos dos documentos
se resumieron tericamente toda la prctica
del desarrollo del movimiento comunista contemporneo, las luchas revolucionarias de las
masas. En ambos documentos fueron contempladas las experiencias generales del movimiento y las particulares de cada partido.
Esto permiti realizar toda una serie de deducciones importantes relativas a las vas de
la edificacin del socialismo, a la coexistencia pacfica, a la posibilidad de conjurar la
guerra en la poca actual, etc.
Como se ha dicho ya, en esta elaboracin
de los documentos en pie de igualdad intervinieron todos los partidos, y desde luego en
sus tesis tuvieron una participacin mayor los
partidos que haban hecho la revolucin, o
sea que podan sumar a esos documentos la
experiencia prctica de la toma del Poder, de
la construccin del socialismo.
Todos los partiPOB QUE
dos
comunistas
LOS COMUNISTAS

VEN EN EL PCUS
LA VANGUARDIA

tienen en uno u

otro grado experiencia de la lucha de clases;


pero la historia determin que las experiencias ms valiosas s-ean las del Partido Comunista de la Unin Sovitica. Fue precisamente en la vieja Rusia zarista donde se
produjo el primer resquebrajamiento de la
cadena del imperialismo. Esta revolucin se
realiz bajo la direccin del Partido Comunista marxista-l-eninista, El PCUS tiene el
mrito histrico de haber demostrado que el
proletariado puede tomar el Poder y construir
la sociedad socialista. El PCUS ha elaborado
tericamente y resuelto en la prctica los
complicadsimos problemas de la construccin
socialista y con ello ilumina el camino ds los
dems pases.
Tambin a la URSS le correspondi la- parte ms pesada en la defensa de la revolucin. Cuando sobre el mundo entero se cernieron las nubes del peligro pardo, fue la

F E K E Z

Unin Sovitica quien entabl una lucha a


muerte contra el fascismo. La segunda guerra mundial le cost millones de vidas humanas, el pas sufri una destruccin devastadora como ninguna nacin ha sufrido.
La historia demostr que slo una poderosa
potencia socialista era capaz de derrotar al
fascismo. Hoy el pueblo sovitico ha emprendido bajo la direccin del Partido Comunista
la edificacin de la sociedad comunista y
abre con firmeza el camino hacia el comunismo para toda la humanidad. Al mismo
tiempo que desenvuelve a un ritmo inusitadamente rpido su economa y eleva el nivel
de vida del pueblo, la Unin Sovitica presta
una ayuda inapreciable a todos los pases que
integran hoy el sistema socialista mundial,
como tambin a las naciones que una vez rotas las cadenas de la esclavitud colonial se
han puesto a formar sus Estados independientes.
Nosotros, latinoamericanos, vemos y sentimos ms de cerca la ayuda prestada a Cuba. El camarada Arismendi ha dicho con razn que despus de la Revolucin Cubana
todo ha cambiado en Amrica Latina, y no
es para menos. Contamos hoy en nuestro
continente con una Cuba socialista. Para millones de latinoamericanos que vean a la
URSS a travs del lente deformado de la
propaganda imperialista, la ayuda generosa
y desinteresada de la URSS a Cuba produjo
un sacudimiento muy profundo en su conciencia. Es de lamentar que no todos sepan
que esta ayuda a Cuba no es ms que una
expresin parcial del colosal esfuerzo que la
URSS realiza para ayudar en todos los aspectos a los pases del socialismo, a las naciones que se han liberado del yugo colonial
o estn en vas de liberacin.
Refirindose a la desinteresada ayuda de
la Unin Sovitica, Fidel Castro subray que
se comprende en toda su grandeza el gesto
de un pas que, en defensa de una pequea
nacin a muchos miles de millas de distancia, puso en la balanza de los riesgos
de una guerra termonuclear el bienestar alcanzado en cuarenta y cinco aos de trabajo
creador y de inmensos sacrificios. El Pas
Sovitico, que en la Gran Guerra Patria contra el fascismo perdi muchas ms vidas que
el total de la poblacin de Cuba para defender su derecho a existir y crear las enormes
riquezas con que hoy cuenta, no vacil en
arriesgarse a una dura guerra en defensa de
nuestro pequeo pas. La- historia no conoce
un ejemplo igual de solidaridad. Eso es el
internacionalismo, eso es el comunismo!

EL PCUS EN LA VANGUARDIA DEL MOVIMIENTO COMUNISTA MUNDIAL


Adems de la ayuda que presta la Unin
Sovitica a otros pases y pueblos, tiene sobre sus hombros la pesadsima carga de la
defensa de todo el sistema socialista a travs del perfeccionamiento de las armas nucleares. Si bien todos nos alegramos de la
superioridad tcnica-militar de la URSS sobre los pases imperialistas [y ste es sin
duda un factor principal de la paz], no es
menos cierto que tal superioridad exige cuantiosas erogaciones no productivas del pueblo
sovitico.
O sea que la Un Sovitica, durante toda
su gloriosa historia, ha demostrado en la
prctica cmo se hace la revolucin, cmo
se construye el socialismo, y ahora avanza
terica y prcticamente en la construccin del
comunismo.
La Unin SoviNO SE PUEDE SER
COMUNISTA Y A LA
VEZ ANTISOVITICO

tica y el PCUS,
a lo largo de 46
aos,
fue,ron

siempre el blanco
preferido de la calumnia del imperialismo, de
toda la reaccin, y tambin por esta razn la
actitud frente al Partido de Lenin, la actitud
frente a la URSS, ha sido una piedra de toque
para todos los comunistas a lo largo y a lo
ancho del mundo. No se puede ser antisovitico y ser comunista. Nosotros, los comunistas
de Uruguay, consideramos que asestar un golpe contra el PCUS, es dirigirlo contra todo
el movimiento comunista internacional.
No obstante, hay gentes que sostienen que
eso era justo hasta la formacin del sistema
socialista, pero que luego d formado el sistema socialista, esto ha dejado de ser justo* Con tal afirmacin, estas gentes dan la
espalda a la Declaracin de los 81 partidos,
que tiene un punto expreso en relacin a lo
que supone para todo el movimiento comunista el Partido Comunista de la Unin Sovitica. Esta Declaracin destaca lo siguiente:
Los partidos comunistas y obreros declaran
unnimes que la vanguardia, por todos reconocida, del movimiento comunista mundial ha
sido y seguir siendo el Partido Comunista
de la Unin Sovitica, el destacamento de mayor experiencia y ms templado del movimiento comunista internacional. La experiencia
del PCUS, acumulada en la lucha por la victoria de la clase obrera en la construccin
<l<l socialismo y en el despliegue de la construccin del comunismo en toda la lnea, revist r una importancia de principio para todo el
nMovimiento comunista internacional. El ejemplo del PCUS y su solidaridad fraternal insn a todos los partidos comunistas en su

13

lucha por la paz y el socialismo y representan


la aplicacin prctica de los principios revolucionarios del internacionalismo proletario. Los
histricos acuerdos del XX Congreso del PCUS
no slo tienen una gran importancia para el
PCUS y para la edificacin comunista en la
URSS, sino que dieron comienzo a una nueva
etapa en el movimiento comunista internacional y han contribuido a impulsar su desarrollo sobre la base del marxismo-leninismo.
El reconocimiento del papel eminente del
PCUS en el desarrollo histrico de la humanidad no obedece a consideraciones coyunturales del momento, no es un simple y noble
reconocimiento de los mritos de los comunistas soviticos y de todo el pueblo sovitico.
Para cada comunista sta ha sido y sigue
siendo una cuestin de principio de la lucha
revolucionaria. Ms an, cuando el comunismo haya triunfado en toda la1 Tierra, la humanidad igualmente guardar un sentimiento
de gratitud hacia el pueblo que fue el primero
en demostrar en la prctica lo que es la revolucin socialista y se ha transformado en
el escudo seguro para todos los pueblos que
luchan por su independencia.
Es bueno agregar aqu que la delegacin de
la URSS en la Conferencia de 1960 propuso
no incluir en el texto de la Declaracn la formulacin anterior que expresaba: el PCUS
es la cabeza del movimiento comunista y la
modific realizando una argumentacin de
principios muy elevada, en el sentido de que
todos los partidos son independientes e iguales, no hay superiores ni inferiores, todos ellos
responden en la misma medida de los destinos
del movimiento comunista, de sus victorias y
de sus reveses. Cada partido es responsable
ante la clase obrera y los trabajadores de, su
pas y ante todo el movimiento obrero y comunista internacional. Fueron los partidos comunistas hermanos, entre otros el Partido Comunista de Uruguay, los que consideraron
imprescindible inscribir la formulacin sobre
el papel de vanguardia del PCUS que hoy reza
en la Declaracin de 1960.
Los mritos del PCUS responden a los hechos histricos, no se reducen ni aumentan en
dependencia de una u otra valoracin subjetiva. Independientemente de lo que digan algunos irresponsables, la URSS marcha en la
prctica al frente de la lucha contra el imperialismo y del movimiento de la humanidad
hacia el comunismo, monta la guardia de las
conquistas de la revolucin mundial. Pero para nosotros, los comunistas, es muy importante la formulacin sobre el papel de vanguardia del PCUS. Esto refuerza nuestro optimis-

14

J A I M E

mo y nuestra seguridad en cuanto a la solidez


del socialismo mundial, en cuanto a la firmeza inabatible del baluarte material del progreso histrico de la humanidad. No se puede
educar cuadros marxistas-leninistas fieles al
internacionalismo proletario y a los intereses
de sus pueblos sin rendir tributo, en todo lo
que valen, a los mritos histricos del PCUS
y a su papel en el proceso revolucionario mundial.
En el l t i m o
tiempo, la prenLAS DECLARACIONES
sa china hace una
DE 1957 Y 1960 Y LA
valoracin
errLINEA DEL XX
nea del XX ConCONGRESO DEL PCUS
greso del PCUS,
critica sus conclusiones fundamentales y hasta intenta contraponer las decisiones del Congreso a las Declaraciones de 1957 y 1960.
Nosotros, los comunistas de Uruguay, no
podemos estar de acuerdo con esto. En nuestra lucha todos nosotros sentimos la bienhechora influencia del XX Congreso del PCUS, vemos claramente la relacin directa entre la
lnea poltica elaborada en el XX Congreso y
la orientacin general del movimiento comunista mundial. A nuestro juicio, cronolgica,
histrica y tericamente el XX Congreso del
PCUS fue premisa ineludible de las Conferencias internacionales de los comunistas de 1957
y 1960.
El XX Congreso plante una serie de cuestiones de principio de extraordinaria importancia para todo el movimiento comunista, defini el contenido fundamental de la poca,
mostr que la situacin de hoy se diferencia
radicalmente de la de antes de la Segunda
Guerra Mundial, en la que la URSS -era el nico pas socialista. Basndose en la nueva correlacin de las fuerzas de clase en la arena
internacional, en el creciente podero econmico y militar del sistema socialista, el XX
Congreso hizo la conclusin relativa a la posibilidad de impedir el estallido de una nueva
guerra mundial y fundament la importancia
singular de realizar una poltica de coexistencia pacfica en las condiciones actuales, dada
la presencia de las armas nucleares. Ambas
tesis fueron incluidas en las Declaraciones de
1957 y de 1960.
Han pasado cerca de ocho aos del XX Congreso y la vida ha confirmado la justeza de
sus tesis. El imperialismo, durante este perodo, no ha cejado en sus propsitos de agravar la situacin internacional, ha recurrido a
todos los medios, ha colocado incluso al mundo al borde de la guerra, pero no la ha podido
desatar. Y cabe preguntar entonces: si es cierto, como dicen algunos, que el problema de

P R E Z

la paz y de la guerra lo definen slo los


Estados Mayores de los imperialistas, qu
ha pasado estos aos? Se han vuelto ms
humanos los imperialistas? Es evidente que
no. Nosotros rechazamos que el imperialismo
haya cambiado su esencia criminal y explotadora; lo que ha cambiado, s, es la correlacin de las fuerzas en el plano mundial, lo que
ha cambiado es el contenido de nuestra poca,
y el imperialismo no puede ya determinar los
acontecimientos como un seor absoluto. Esta
constatacin no amengua en nada su peligrosidad siempre latente; da, s, una perspectiva
ms amplia y optimista a los pueblos del mundo, que as ven posible a travs de su lucha
obtener la victoria de la paz sobre las fuerzas
de la guerra.
Un importante lugar en las decisiones del
XX Congreso del PCUS ha ocupado el problema de la superacin del culto a la personalidad de Stalin y sus consecuencias. La valerosa denuncia de este culto por parte del
PCUS, como lo dijo nuestro Partido en aquel
momento, no slo no rebajaba al PCUS, sino
que, por el contrario, lo calificaba mucho ms
como la vanguardia del movimiento comunista, porque demostraba su firmeza de principios. El PCUS haba previsto, claro est, que
la crtica abierta de los errores derivados del
culto a la personalidad la intentaran aprovechar los enemigos con fines antisoviticos.
Sin embargo, guindose por las consideraciones de principio, por los intereses de la lucha
por el comunismo y los intereses del movimiento comunista mundial, dio este paso.
La crtica al culto de la personalidad per
miti que floreciera luego el pensamiento
creador no slo en el PCUS, sino a lo largo
y lo ancho del movimiento comunista mundial. Adems, al hacer la denuncia del culto
a la personalidad, el XX Congreso restableci
las normas leninistas en las relaciones entre
los partidos comunistas. El XX Congreso traz la lnea para la democratizacin ulterior de
la vida del Partido y del Estado, determin los
caminos para profundizar y perfeccionar el
democratismo socialista.
Aparece claro que entre las tesis de ambas
Declaraciones y las del XX Congreso existe
una identidad esencial. Por tanto, quienes solevantan contra el XX Congreso, reconocen
su divorcio con los puntos de vista comunes
a todo el movimiento comunista.
En la DeclaraLA COEXISTENCIA
cin de 1960 se
PACIFICA ES UNA
dice: Los eomiuFOBMA DE LUCHA
nistas consideran
DE CLASES
que su misin
histrica no

EL, PCUS EN UV VANGUARDIA DEL MOVIMIENTO COMUNISTA MUNDIAL

consiste en suprimir la explotacin y la miseria en escala mundial y en excluir para siempre de la vida de la sociedad humana la posibilidad de cualquier guerra, sino en librar a
la humanidad ya en la poca actual de los horrores que supondra una nueva conflagracin
mundial. Los partidos comunistas de todos los
pases consagrarn todas sus fuerzas y energas al cumplimiento de esta gran misin histrica.
Esta frase sintetiza el profundo contenido
humanista de nuestras ideas, la actitud de clase hacia la guerra atmica, la certidumbre
absoluta en nuestra victoria-.
Los comunistas siempre han estado contra
las guerras de agresin. En ellas estn interesados los imperialistas, los fabricantes de
armas, aquellos que aspiran a dominar a los
dems pueblos, los que intentan parar la marcha de la historia por medio de la violencia.
La clase obrera y los pueblos no necesitan
una nueva guerra mundial para lograr la victoria. En lo que dependa de nosotros rechazamos tal camino. Rechazamos cualquier afirmacin, toda idea de que la destruccin del
imperialismo sea automtica. Este proceso ser un proceso difcil, doloroso, pero sin duda
cada pueblo lo realizar en su propio pas. En
la cabeza de esta lucha estarn los partidos
comunistas marxistas-leninistas.
No ce debe pensar que los puebles hacen las
revoluciones por gimnasia revolucionaria. Las
hacen porque el capitalismo es incapaz de traer
la felicidad a los pueblos; slo el socialismo y
el comunismo la pueden aportar. Por eso la
primera tarea internacionalista de un partido
comunista en el Poder es resolver la correcta
edificacin del socialismo, la elevacin del nivel de vida de su pueblo, mostrar con el ejemplo concreto a la gente de los pases capitalistas que efectivamente es mejor el rgimen
socialista que el capitalista.
Sin embargo, algunos rganos de prensa hablan del aburguesamiento de la sociedad sovitica por el desarrollo de las fuerzas productivas y la elevacin del nivel de vida del
pueblo en la URSS. Como confirmacin de una
acusacin tan monstruosa, y yo dira tan diablica, no se aduce ningn argumento convincente, ningn hecho; simplemente no existen.
Lo que a nosotros nos extraa es otra cosa. Cmo re puede acusar de aburguesamieni ' al pueblo que fue el primero en el mundo
ID realizar la revolucin socialista y en edii- el Estado de obreros y campesinos, que
Mirante ms de tres aos, pasando por hambre
f ivaciones, defendi con las armas en la
m a n o al Poder sovitico en el perodo de la

15

guerra civil y de la intervencin militar extranjera? Cmo se puede acusar al pueblo


que en el perodo de los primeros quinquenios
acept conscientemente considerables limitaciones materiales para crear la base econmica
del socialismo, cumpliendo su tarea nacional
y el deber internacional?
El internacionalismo proletario del pueblo
sovitico se manifest sobre todo durante el
perodo de la Segunda Guerra Mundial. El pueblo rovitico luch en esta guerra contra el
fascismo no tan slo en defensa de su Patria,
sino tambin por la libertad de los pueblos de
Europa y Asia, por la salvacin de toda la humanidad ante la amenaza de ser avasallada
por el fascismo. Decpus de la Segunda Guerra Mundial la Unin Sovitica dedic todos
sus esfuerzos a fortalecer el sistema mundial
del socialismo y a sostener el movimiento de
liberacin nacional.
En el perodo actual la primera tarea internacional del PCUS y del pueblo sovitico e:
la lucha por la edificacin del comunismo en
la URSS lo que responde a los intereses del
sistema socialista mundial, a los interes-as del
proletariado internacional y de toda la humanidad. Los xitos de la Unin Sovitica en la
construccin del comunismo ganan cada vez
ms nuevos partidarios en los pases capitalistas, estimulan el desarrollo del proceso revolucionario. Criticar en tal situacin al PCUS
por la elevacin del nivel de vida del pueblo
sovitico, hablar de su aburguesamiento significa un intento de asestar -el golpe no slo
contra el PCUS, sino contra todo el movimiento comunista mundial.
Los marxistas-leninistas subrayan que la
poltica de coexistencia pacfica es la lnea estratgica para todo el perodo del paso del capitalismo al socialismo en la escala universal.
Elkr, indican que la coexistencia pacfica crea
todas las condiciones y presupone todos los
tipos de la lucha de clase del proletariado y
de la lucha de los pueblos oprimidos por su
liberacin, salvo una sola: la guerra entre los
dos sistemas mundiales.
Quines se resistan a esta poltica y se siguen resistiendo? Los imperialistas porque no
les interesa la coexistencia pacfica, porque
ellos se dan cuenta que cada da que pasa es
un da ganado para la paz, que cada ao que
pasa se les hace ms difcil desatar la guerra. Al imperialismo, a las clares dominantes
les interesa la guerra fra. Les interesa la
guerra fra porque en ese cuadro es ms fcil
para ellos llevar la lucha contra la clas-e obrera contra los pueblos, contra la democracia.
A su vez, a los pueblos les interesa la poltica

EL PCUS EN LA VANGUARDIA DEL MOVIMIENTO COMUNISTA MUNDIAL

16

J A I M E

de coexistencia pacfica, porque la poltica de


coexistencia pacfica les facilita a los pueblos
la lucha revolucionaria.
Cierto que de la Primera Guerra Mundial
surgi la Unin Sovitica, que de la Segunda
Guerra Mundial surgi el sistema socialista
mundial. Pero sacar de aqu la conclusin de
que para que aparezcan nuevas revoluciones
hace falta una tercera guerra, es no comprender nada de lo que ocurre en el mundo. Esto
les sucede a los dirigentes chinos y tambin a
quienes intentan demostrar, distorsionando la
verdad, que la poltica de coexistencia pacfica
se contradice con el apoyo a los pueblos que
luchan por su emancipacin, se contradice con
la lucha de clases.
La Unin Sovitica apoya las guerras justas de ios pueblos no slo con declaraciones
y manifestaciones, sino con ayuda material,
como se ha demostrado en ms de una ocasin. Son muchos los pueblos que -en su lucha
emancipadora han utilizado nuestras armas y
han conquistado la victoria, han conseguido
sacudirse la opresin colonial ha dicho Nikita Jruschov. Las guerras de los pueblos
coloniales por su liberacin son guerras sagradas, y por eso hemos estado, estamos y
estaremos siempre al lado de los pueblos que
luchan por su independencia.
El XX Congreso
SOBRE LAS FORMAS
del PCUS, contiDE DESARROLLO
miando sobre un
DE LA REVOLUCIN
alto nivel terico el debate ya
entablado en una serie de partidos hermanos
y generalizando la nueva experiencia de la lucha de clases en el mundo capitalista y sus
nuevas condiciones histricas, creadas por el
fortalecimiento del socialismo, expres su punto de vista sobre las formas de las revoluciones contemporneas. El XX Congreso seal
que las formas de la revolucin se hacen cada
vez ms diversas, que en determinados pases
y bajo determinadas condiciones se pueden dar
las posibilidades de realizar las transformaciones revolucionarias por la va pacfica.
El XX Congreso reiter la tesis marxistaleninista segn la cual corresponde a cada
pueblo escoger el camino, pacfico o no, de
acuerdo a las condiciones concretas de su pas,
y los partidos deben dominar y estar preparados ideolgica y prcticamente para todas las
formas de lucha. Pero un gran significado de
principio lo tuvo la argumentacin de las perspectivas de ampliacin de las formas pacficas
del desarrollo de la revolucin.
Durante muchos aos la propaganda imperialista haba mostrado a los comunistas como

P R E Z

partidarios de la violencia por la violencia, como partidarios de una revolucin cruenta por
la sangre y no por la revolucin. Aquello era
uno de los argumentos que ellos agitaban contra nosotros, y aunque siempre explicbamos,
una y otra vez, que luchbamos por la revolucin porque traera la felicidad para el pueblo y no para un pequeo puado, ellos
siempre colgaban esa venda ante los ojos de
millones de seres, a lo largo de todo el mundo.
Justamente el XX Congreso, al promover el
problema de las vas de la revolucin, permiti arrancar esta bandera mentirosa de manos
de las clases dominantes, para mostrar que,
por el contrario, son ellos los responsables de
la violencia siempre y, en cambio, nosotros no
deseamos la violencia, lo que nosotros deseamos es la revolucin. En algunos casos, esa
revolucin podr ser hecha con las armas y
en otros ser ms o menos pacfica. Esto no
lo podemos determinar de antemano y, en definitiva, la violencia ser responsabilidad de
la burguesa, por la resistencia que oponga a
la revolucin en marcha.
La tesis sobre el ampliamiento de las perspectivas de solucin pacfica de las tareas revolucionarias, sobre la necesidad de elegir la
va pacfica o la no pacfica segn las condiciones concretas, la apoyaron todos los partidos y esto fue expresado en las Declaraciones de Mosc.
Hemos dicho, a texto expreso, en el Programa que rige la vida del Partido Comunista de
Uruguay aprobado en 1958 que aspiramos a
que el proceso revolucionario en nuestro pas
sea el menos doloroso. Por qu? Porque nos
duele la suerte de los Nardone, de los Csar
Batlle, de los Rodrguez Larreta? No! Porque
nos sentimos responsables de la suerte de la
clase obrera, del pueblo. Pero, a la vez, sabemos que estamos en Amrica Latina, sabemos que en Amrica Latina mangonea el imperialismo norteamericano, tiene sus ejrcitos
y sus misiones militares y, por lo tanto, el
Partido, si quiere ser un partido revolucionario, tiene que estar preparado para transitar
todos los caminos. Y si las clases dominantes recurren a la violencia, debemos saber responderles al frente de las masas utilizando las
vas que correspondan.
En el ao 1956, en el Pleno ampliado en
que nuestro Partido discuti los materiales del
XX Congreso del PCUS, hubo una voz que se
levant y dijo que no estaba de acuerdo con
la resolucin que en aquel momento votbamos, en razn de que no era bastante clara.
La resolucin segn este compaero deba decir que nicamente por la va pacfica

nosotros haramos la revolucin. Los dems


participantes del Pleno no estuvieron de acuerdo con esta propuesta. Porque si nosotros dijramos que nuestro Partido marchar nicamente por la va pacfica, haramos reformismo de la ms pura especie.
El XVIII Congreso de nuestro Partido estableci que estamos en un proceso de acumulacin de fuerzas. Ello determina nuestra
poltica hacia las masas y en la construccin
< l r l Partido. Si nosotros creyramos que ese
proceso de acumulacin de fuerzas ce pudiera
acelerar con alguna medida espectacular lo
haramos sin vacilacin alguna, porque no hay
nadie en nuestro pas que tenga ms ansias
de hacer la revolucin que el Partido Comunista. Para eso surgi nuestro Partido. Hemos expresado nuestro total acuerdo con la
frase de la segunda Declaracin de La Habana que dice que el primer deber de un revolucionario es hacer la revolucin. En eso estamos empeados con pacin revolucionaria
a la vez que evitamos confundir nuestros sentimientos, nuestras aspiraciones, nuestros anhelos, con la etapa en que vivimos, pues si
confundimos esto no seramos marxistas-leninistas, seramos charlatanes baratos o peligrosos aventureros, y no revolucionarios.
Sin embargo, la tesis histricamente progresista del PCUS y otros partidos cobre el ampliamiento de las perspectivas de la revolucin pacfica en determinadas circunstancias
l e utilizada para acusar al PCUS de revisionismo, de renuncia al apoyo a la lucha revolucionaria de las masas. Todos los marxistiis, todos los revolucionarios de verdad estaI M M muy alegres cuando Fidel Castro en su
urso del 26 de julio de 1963 dio respuesta
I imenes en forma calumniosa intentan pre' i i l a r a la URSS como opuesta a la revolui de los pueblos: Nosotros sabemos por
r i enca y por conviccin que todo pueblo
haga lo que ha hecho el pueblo cubano
ini el apoyo decidido de la Unin Sovitica
todo el campo socialista.
U9 resoluciones del XX Congreso del PCUS
"ii acogidas por todos los partidos herIO8 como un aporte importante en la lupor la revolucin, como el comienzo de
t a p a de viraje en el movimiento comui . Una alta apreciacin del significado
' ! ! XX Congreso del PCUS la dio particular te el VIII Congreso del PCCh en 1956 cu<'Iliciones son consideradas por todos
mimistas como vigentes, ya que no hubo
i I X Congreso. E l X X Congreso d e l PCUS,
* i < I M , i < i o en febrero ltimo dijo en su inne d camarada Liu Shao-chi, ha sido

17

un gran acontecimiento poltico de importancia mundial. No solamente ha adoptado el


Sexto plan quinquenal, de proporciones gigantescas; ha adoptado orientaciones y directivas
polticas de gran importancia para el ulterior
desarrollo de la obra del socialismo; ha criticado el culto a la personalidad, que ha tenido graves consecuencias en el Partido, y
tambin ha preconizado distintas medidas para impulsar la coexistencia pacfica y la cooperacin internacional, lo que constituye una
notable contribucin al relajamiento de la tensin internacional. O sea, aqu est valorada
en forma positiva la, actitud del PCUS frente
a los problemas de la coexistencia pacfica, de
la posibilidad de evitar una nueva guerra,
etc., es decir, los problemas que fueron planteados por el XX Congreso del PCUS. En ese
mismo informe leemos ms adelante: Es inevitable que la humanidad, en su lucha por la
paz y el progreso, recorra un camino espinoso; pero la tendencia general de la evolucin
d2l mundo conduce a un porvenir radiante. Lo
que hace falta es que todos los pases socialistas y todas las fuerzas de la paz y la democracia en todos los pases ce unan estrechamente y conjuguen sus esfuerzos; slo as
se ver indefectiblemente coronada por la victoria la lucha por la paz mundial y por el
progreso de la humanidad.
Nuestra lnea invariable en los apuntos internacionales es la lucha por la paz en todo
el mundo y por el progreso de la humanidad.
Invitamos a los lectores a que confronten
las resoluciones del XX Congreso del PCUS
con las materiales aprobados en el VIII Congreso del PCCh, a ver dnde est la diferencia. Esta comparacin muestra que cuando
los camaradas chinos ocupaban una posicin
correcta, no tuvieron divergencias; pero al ocupar una posicin incorrecta, ya las tienen con
todo el movimiento comunista.
La discusin, imCERREMOS
puesta al moviNUESTRAS FILAS
miento comunista, ha confirmado la verdad de que desviaciones tericas, no
corregidas oportunamente, a lo largo del tiempo se transforman en graves errores prcticos.
Los partidos comunistas, fieles al marxismo-leninismo, no han hecho y no hacen campaa contra China. Por el contrario, todo lo
que se conoce del pueblo chino y del PCCh es
fruto de la solidaridad de los partidos comunistas. Por la solidaridad del PCUS y del resto de los partidos comunistas es que China
no fue agredida directamente por el imperia-

18

J A I M E

lismo y comenz a obtener xitos en su desarrollo econmico. Gracias a esa solidaridad


se form una corriente de simpata a China
en grandes sectores de la opinin pblica mundial. Si no hubiera sido por los partidos comunistas, las grandes masas mundiales tendran slo la visin deformada de China que
ofrece la propaganda burguesa. Esta labor de
los partidos comunistas es el cumplimiento de
nuestro deber internacional.
Nuestro Partido, fiel a las Declaraciones de
1957 y 1960, defiende con firmeza la lnea del
movimiento comunista internacional. Recogimos con satisfaccin la propuesta del camarada Jruschov en el VI Congreso del Partido Socialista Unificado de Alemania sobre el cese
de la polmica abierta. Desgraciadamente la
direccin china no cumpli con este anhelo y
contina sus ataques en forma pblica, a la
vez que intenta fraccionar a los partidos comunistas apoyndose en elementos expulsados. Nosotros condenamos estas actitudes reidas con las ms elementales normas comunistas. La aspiracin ms cara a los comunistas es cesar la polmica pblica, no alegrar
el corazn de los enemigos, dedicar todas las
energas a la lucha contra el imperialismo y
la reaccin. Pero esto exige tambin tal comprensin por parte de los camaradas de la

P R E Z

direccin del Partido Comunista de China.


Quien recuerde a, Lenin, sabe que no se puede
permanecer impasible frente a lo ms sagrado: la unidad del Partido. El hecho de que en
nuestro pas los dogmticos no han tenido
suerte no significa rebajar nuestra vigilancia
ni nuestra responsabilidad frente al conjunto
del movimiento del cual somos parte.
Se vislumbra ya el triunfo de nuestras ideas
en escala universal. El imperialismo suea con
la divisin de nuestras filas para retardar el
da de la victoria. Cerremos filas junto al
PCUS y al conjunto de los partidos comunistas en la defensa firme y consecuente de los
principios establecidos en las Declaraciones de
Mosc. Slo por tal camino podemos defender
nuestra unidad.
Nuestro Partido considera que en la defensa de los principios marxistas-leninistas no
puede haber neutrales. Por ello desde el primer instante hemos tomado posicin firme
junto al PCUS y al conjunto del movimiento
comunista mundial. L,a neutralidad slo puede
debilitar nuestro movimiento y favorecer a los
divisionistas. La firmeza en la defensa de los
principios fundamentales del marxismo-leninismo por parte de todos los partidos es la
condicin esencial para la unidad.

La paz, las armas nucleares y la poltica


por KJELD OESTERLING

:L

A GUERRA es la continuacin de la poltica por otros medios, dijo en su tiempo el


general prusiano y terica del arte militar
(Uau~ewitz. Estas palabras expresan, a juicio de los marxistas, una determinada interconexin dialctica entre la guerra y la polt i c a . Sin embargo, hay quien a este respecto
razona de la siguiente manera: Si la guerra es
la continuacin de la poltica del imperialismo, poltica impuesta por su carcter agresivo, cualquier medida tendente a asegurar la
o 'xistencia pacfica, el desarme y la evitacin
de la guerra mundial no ser, mientras subsista el imperialismo, ms que un buen d-eseo.
Por tanto sigue el mismo razonamiento,
los partidarios de estas medidas siembran ilu nnes y parten de una concepcin que desconoce el carcter clasista de la guerra y la
naturaleza agresiva del imperialismo.
Tal modo de ver las cosas abre, naturalmente, ancho campo para acusar a los marxistas-leninistas de revisionismo moderno,
traicin a la causa de la lucha revolucionaria
de los pueblos, etc.
Ningn marxista dice que la naturaleza del
imperialismo haya cambiado. El imperialismo
le siendo agresivo, y esta circunstancia
"Mdiciona su poltica. Las guerras injustas,
di agresin y expoliacin siguen siendo una
<>iitinuacin de la poltica imperialista.
La poltica del imperialismo nos ha llevado
mas de una vez al borde de una nueva guerra
m u n d i a l , pese a lo cual se consigui mantener la paz -en la Ti-erra. As ocurri, por ejemplo, durante la crisis del Vietnam en abril de
L954, durante la crisis de Suez en el otoo de
L956 y durante la crisis del Caribe en octubren o v u ' m b r e de 1962. Fueron los momentos ms
res y decisivos del perodo de postguerra.
iodos estos casos los imperialistas haban
i . i h u r a d o ya planes concretos para una gue-

rra grande y haban emprendido las correspondientes acciones polticas. No obstante, la


gran guerra no tuvo lugar.
Es evidente que el papel principal corresponde aqu al cambio de la correlacin de
fuerzas en el plano internacional en favor de
la paz y el socialismo. Pero, adems, tambin
tiene una excepcional importancia el que la
guerra mundial moderna constituya un fenmeno cualitativamente nuevo, no slo desde
el punto de vista de los armamentos, sino tambin desde el ngulo de los mtodos y las formas de la poltica. Los dos bandos disponen
hoy da de suficiente cantidad de armas nucleares y de medios de transporte de las mismas para aniquilarse mutuamente. Durante la
crisis del Vietnam, Edn y otros representantes d-3l imperialismo ingls, al oponerse a la
propuesta de Bulles de recurrir a las armas
atmicas, utilizaron como principal argumento
el potencial militar de la Unin Sovitica. El
propio Edn se vio obligado a retirarse de la
'escena poltica cuando se olvid de tales consideraciones durante la crisis de Suez.
Bajo la influencia de los dos factores que
acabamos de sealar, s-e acenta el proceso
de diferenciacin en el campo imperialista, s-e
agudiza la lucha entre los realistas y los
frenticos. Los realistas estn llegando a la
conclusin de que, dada la actual correlacin
de fuerzas en el mundo, la guerra termonuclear ya no es para ellos una poltica ventajosa. Por eso buscan nuevas fronteras,
incluyendo aqu el reconocimiento de la necesidad de aplicar ciertos elementos de la poltica de coexistencia pacfica. Al hacer esta
apreciacin es preciso tener en cuenta, naturalmente, que lo que les gua es la preocupacin por los intereses imperialistas y no la inquietud por los destinos de la paz mundial.
Pero una cosa resulta evidente, y es que a

20

K J E L . D

O E S T E B X I N G

nadie le puede ser indiferente que sean los realistas o los frenticos quienes determinen la
poltica exterior de tal o cual pas.
Los dogmticos complican la lucha por la
paz con su interpretacin unilateral y equivocada de la correlacin de fuerzas y con su
renuncia de hecho a examinar la cuestin de
los cambios introducidos en el material de guerra por las armas nucleares y los cohetes.
Se trata de cambios cuantitativos o nos hallamos en presencia de cambios cuantitativos?
Nuestra opinin es que las armas nucleares
han introducido cambios cualitativos en el arte
militar. Tampoco cabe duda de que la influencia de tales armas en los mtodos y las
formas de la poltica tiene en muchos aspectos un nuevo carcter cualitativo.
Por vez primera en la historia de la humanidad, las dos potencias nucleares, antes del
comienzo de un posible conflicto, han acumulado una cantidad de potentes cargas explosivas ms que suficiente para destruir a pases
y pueblos enteros, para convertir a muchas
zonas de nuestro planeta en estriles desiertos. Los actuales medios para transportar esas
armas hasta sus objetivos permiten golpear
prcticamente cualquier lugar de la Tierra.
Vemos, por consiguiente, que ya ahora existe
la posibilidad tcnica de exterminar a la humanidad. Esto ante todo.
En segundo lugar, las armas nucleares y
los correspondientes medios de transporte no
constituyen solamente la ltima palabra en
armamentos. Su propia produccin y la eficaz utilizacin de los mismos slo es posible
en la actualidad sobre la base de los ltimos
adelantos de la ciencia y la tcnica, lo cual
exige una extraordinaria coordinacin de los
trabajos de investigacin cientfica, la preparacin de cuadros en especialidades totalmente nuevas, una gran especializacin de la
produccin y enormes inversiones. Ningn tipo
de armas haba exigido hasta ahora tal concentracin de'recursos humanos y materiales.
En tercer lugar, las armas nucleares representan una concentracin sin precedentes de
trabajo muerto. Al mismo tiempo, pueden
ser utilizadas con una participacin relativamente muy limitada de trabajo vivo. Unos
cuantos miles de combatientes directos y activos pueden causar destrucciones que no seran
capaces de ocasionar ejrcitos de millones de
hombres equipados con armas clsicas.
En cuarto lugar, los cohetes con cargas nucleares concentran una extraordinaria fuerza
explosiva, un poder destructivo sin precedentes, un enorme radio de accin y la posibilidad de alcanzar el objetivo a velocidades nun-

ca vistas. A todo esto vienen a sumarse las


consecuencias de la radiactividad que sigue a
la explosin nuclear. Con la particularidad de
que hasta ahora no existe ningn medio eficaz de defensa, capaz de asegurar a la humanidad el restablecimiento de una vida normal, en un plazo relativamente corto, tras la
terminacin del conflicto blico. En unas cuantas horas, o a lo sumo en unos das, las armas nucleares pueden ocasionar mayores destrucciones que todas las guerras juntas libradas hasta hoy da.
En quinto lugar, el carcter de la guerra
nuclear condiciona una nueva estrategia militar. En caso de guerra, los golpes seran asestados no tanto contra las fuerzas armadas
del adversario como contra los principales centros industriales, contra zonas y an pases
enteros. Esto conducira al exterminio de una
parte considerable de la poblacin civil. Tal
ha sido, en cierta medida, la tendencia manifestada ya en algunas operaciones durante la
Segunda Guerra Mundial. Segn la opinin de
numerosos especialistas militares, esta tendencia sera la predominante en todas las operaciones de importancia de una Tercera Guerra
Mundial, en la que se emplearan las armas
nucleares. Desaparece en lo fundamental o
por completo la diferencia entre el frente y la
retaguardia, entre las zonas que son teatro de
operaciones militares y aquellas en que no se
realizan tales operaciones.
Ahora bien, puesto que seran otros el carcter y las consecuencias de una futura guerra, significa esto que quede anulado el papel decisivo de las masas populares?
Hay quien dice que los revisionistas modernos, al exagerar la importancia de las
nuevas armas, cometen el error de minimizar
el papel de las masas populares en las condiciones actuales. Pero a la vez que se hace
tal afirmacin, de hecho se silencian las peligrosas consecuencias de la utilizacin de las
armas termonucleares. Todo lo cual viene a
integrarse, como elemento importante, en la
fundamentaron terica de los ataques contra la poltica de coexistencia pacfica.
Las masas populares son la fuerza decisiva
de la historia. Hasta cierta punto es correcta
la tesis de que no se debe exagerar el papel
de las nuevas armas, aunque todo depende
de la interpretacin que se d a la misma.
Lo que hace falta para elaborar una poltica
acertada no es una simple constatacin de
verdades abstractas y de contradicciones
irreales, sino la comprensin de cmo ejerce
actualmente el hombre su papel decisivo en
la historia, de cul es la interconexin entre,

LA PAZ, LAS ARMAS NUCLEARES Y LA POLTICA

la actividad del hombre y el nivel alcanzado


hoy da por las armas blicas.
De hecho se acrecienta el papel de las masas populares [nos referimos a las masas del
mundo capitalista y del socialista], pues ellas
son las nicas capaces de prevenir una guerra termonuclear mundial e impedir de este
modo un posible exterminio universal. Pero
al cambiar algunas de las condiciones en que
se despliega la lucha de las masas populares,
es preciso tener muy en cuenta todas las
nuevas circunstancias, todos los cambios en
la estrategia y la tctica de la lucha por la
paz.
Ante todo debe sealarse que la conjuracin
de una guerra termonuclear mundial es condicin indispensable de la existencia de la
humanidad y de la rpida transformacin de
la vida sobre la base de los principios socialistas. No se puede olvidar que el socialismo
y el comunismo son formas de civilizacin superiores al capitalismo. Es difcil imaginar
que el movimiento de lo inferior a lo superior pueda realizarse sobre las ruinas que
queden de la civilizacin universal despus de
una guerra termonuclear. Es evidente que, en
las condiciones actuales, las discusiones acerca de si un conflicto nuclear habr de signilicar el exterminio de toda la humanidad o
do slo una parte de ella, son discusiones
-ibstractas y poco menos que estriles.
No hace mucho lleg a nuestras manos la
circular que una organizacin trotskista norteamericana haba repartido por casi todos
ins pases del mundo. En ella se afirma que
i. perspectiva del aniquilamiento universal
va a las masas y debilita su voluntad de
lucha. Eso sera efectivamente as si no hu otra salida, si no existiese la seguridad
<!i> vencer al imperialismo sin recurrir a la
guerra, si no se buscasen vas y recursos pavitar el choque blico, para impedir que
los imperialistas realicen su peligrosa poltica de equilibrios al borde de la guerra y puedan arrastrar al mundo al abismo de un
nieto termonuclear.
si examinamos la realidad viva y la con;irnos como un proceso contradictorio, en
i que son posibles los estancamientos pasae incluso los retrocesos parciales, la
comprensin del carcter y de las consecuende una posible guerra mundial ya ha
lado como resultado general y cada vez lo
ms una extraordinaria reanimacin
!< las acciones polticas de las masas contra
la guerra y contra todos los planes y todas
i ' medidas cuya finalidad es preparar el
I M . i finamiento de una conflagracin uni-

21

versal. Este ascenso del movimiento de las


masas contra la guerra no fue conseguido
ocultndoles la verdad acerca de los horrores
de la guerra nuclear, sino justamente por haber hecho llegar esta verdad a la conciencia
de los pueblos, a la vez que se les ofreca
una alternativa positiva.
Es de destacar asimismo que la naturaleza
de las armas nucleares y el carcter de las
tareas planteadas ante la industria, la ciencia, la enseanza, etc. por la produccin de
dichas armas ha elevado el papel de las masas populares organizadas en Estados. Nos
referimos a esa parte de las masas populares
del mundo que constituyen la poblacin de la
URSS y dems pases socialistas. Ellas pueden emprender acciones diplomticas y de
otra ndole a travs de su Estado, ejerciendo
una influencia de la mayor eficacia sobre el
curso de los acontecimientos internacionales.
De este modo, el imperialismo y su poltica
de preparacin de una guerra mundial son
atacados por todos los costados.
La poltica de coexistencia pacfica crea
condiciones favorables para la lucha de las masas, contribuye a la cohesin de las mismas
y hace de la fuerza econmica, poltica y militar de las masas populares organizadas en
Estados un factor decisivo de paz, que, juntamente con las dems fuerzas pacficas^ va
retirando poco a poco del orden del da la
solucin militar del problema de la guerra y
la paz.
A la luz de todo esto resulta evidente que
cuanto se diga acerca del monopolio nuclear
sovitico es una necedad. Y no slo porque
ello significa colocar a la Unin Sovitica en
un mismo plano con las potencias imperialistas, sino tambin porque la URSS no produce las armas nucleares bajo el influjo de
un deseo subjetivo de sus dirigentes, sino en
virtud del hecho objetivo de ser el pas socialista ms avanzado y econmicamente ms
desarrollado. Las armas modernas de que hoy
dispone el pueblo sovitico acrecientan an
ms el papel de la URSS en la salvaguardia
de la paz y en el sucesivo desarrollo del proceso revolucionario mundial.
En las actuales condiciones, la causa de la
paz y de la construccin del socialismo no se
beneficia en nada con la extensin de las armas nucleares a otros pases. No es sabido,
acaso, que la Unin Sovitica aplica con respecto a los dems Estados socialistas, en los
problemas relativos a su defensa, una poltica diametralmente opuesta a todos los tipos
de relaciones existentes en el campo de los
imperialistas?

22

K J E L D

O E S T E R i L I N G

El nuevo carcter material y tcnico de la


guerra y sus nuevas consecuencias para la
humanidad imponen la necesidad de impulsar
nuevas formas de lucha de los pueblos e intensificar el papel que desempean en la poltica mundial las masas organizadas en Estados. Y en esto no cabe limitar ce a la 'experiencia de las guerras pasadas o de las
guerras de un determinado tipo.
As, por ejemplo, a los imperialistas les rerulta mucho ms fcil atenuar la influencia
de las masas sobre un limitado nmero de
personas encargadas de manejar las armas
nucleares y los cohetes que preservar de la
influencia exterior a millones de hombres vestidos de uniforme. Muy dudosa sera la significacin de una rplica clsica de las masas populares de los pases imperialistas como la lucha contra la guerra mundial termonuclear despus de iniciada sta. Esa lucha
podra desempear su papel, podra limitar la
guerra si se desplegase antes de que sta surja. Quien quiera ayudar a las masas debe tener el valor de reconocer que muchas de las
personas que se proponen luchar contra la
guerra nuclear cuando ya haya estallado no
tendrn probablemente otro medio de expresar su protesta que un ltimo e intil gesto
contra el letal dentello de la bomba H.
Es antes de que comience la guerra, precisamente ahora, cuando los pueblos deben
desempear su papel decisivo en la lucha
contra el peligro blico. Partiendo de esta base sobran por completo las perjudiciales e infundadas manifestaciones contra la unidad
en la lucha por la paz que hubimos de or en
la reunin celebrada en Varsovia por el Consejo Mundial de la Paz y que posteriormente
han sido ampliamente aprovechadas por los
reaccionarios crculos imperialistas.
Suponer que -el camino principal que conduce a la paz es la agudizacin de todas las
contradicciones y el exacerbamiento artificial
de la lucha de clases, porque en el momento
decisivo las masas habrn de lanzarse a la
lid de todas maneras, es engaarse a s mismo y engaar a los pueblos. Probablemente
sera demasiado tarde para que los comunistas llamasen a las masas a la lucha si stas
no hubiesen venido luchando ya, si no fuese
una realidad la poltica de coexistencia pacfica, si no existiese la fuerza de la Unin
Sovitica y de los dems pases socialistas,
si no existiese el podero nuclear sovitico, todo lo cual ha permitido preservar la paz y
ha creado condiciones favorables para el despliegue de las acciones antiblicas de los
pueblos.

Hoy da la correlacin de fuerzas en el


mundo va tomando un cariz a todas luces
desfavorable para el imperialismo y la reaccin. La guerra termonuclear mundial ya no
tiene sentido para una parte de los imperialistas como medio racional de realizar su poltica. As lo evidencia, por ejemplo, la posicin de aquellos sectores del imperialismo
norteamericano que en los ltimos aos ejercen una influencia predominante sobre la actual 'poltica de los Estados Unidos, pese a
que esta poltica se aplique con vacilaciones,
en forma muy poco consecuente y cediendo
con frecuencia a la presin de los ultras. Pero ningn proceso objetivo se desarrolla lisa
y llanamente, sino que tiene que abrirse paso superando toda suerte de eventualidades.
Las vacilaciones no constituyen un argumento contra la poltica de coexistencia pacfica,
pero ponen de manifiesto la complejidad y
profundidad del proceso de reagrupamiento de
fuerzas en el campo imperialista. Y es esta
profundidad de las contradicciones en el seno
del campo imperialista lo que proporciona a
las fuerzas de la paz nuevas posibilidades de
influir en dicho proceso y nuevos recursos
para intensificar la lucha contra la extrema
reaccin.
La nueva correlacin de fuerzas en el mundo y el nuevo carcter del posible conflicto
no proporcionan, por s solos, una garanta
automtica y absoluta contra el desencadenamiento de una guerra nuclear mundial. Los
imperialistas, inclu:o los realistas, pueden
sobreestimar sus fuerzas. La tentacin de
ser los primeros en asestar el golpe aumenta
a medida que se acrecientan el poder destructivo de las nuevas armas y la velocidad
de su traslado hasta el objetivo. La posibilidad de una respuesta inmediata de la URSS
de extraordinario poder de destruccin contiene sin duda alguna a los crculos agresivos. Pero en un momento dado esta tentacin puede ser superior a los dictados de la
razn, sobre todo si los encargados de decidir son los frenticos y stos creen que no
se puede desperdiciar la ocasin, pues la correlacin de fuerzas ha cambiado definitivamente en detrimento suyo.
Hay otras circunstancias que tambin pueden jugar su papel. La guerra mundial contempornea, con armas nucleares y cohetes,
presupone unas formas especficas de organizacin del aparato militar, para las que se
requiere un alto nivel tcnico y una precisa
coordinacin de las acciones de muchas perconas, que excluya cualquier gnero de errores o casualidades [tngase en cuenta que el

!LA PAZ, lAS ARMAS NUCLEARES Y LA POLTICA

tiempo que transcurre entre la seal en la


pantalla del radar anunciando el lanzamiento
de un cohete intercontinental portador de la
bomba H y la explosin en el objetivo ms
lejano es de unos 15 minutos]. De aqu el peligro de que la fatal decisin definitiva sobre el comienzo de las acciones blicas pueda
ser tomada por un grupo de especialistas y
representantes de la reaccionaria camarilla
militar, sin tiempo suficiente para consultar
con la direccin poltica.
La prensa inform de que, hace unos cuantos aos, el Mando Conjunto norteamericano canadiense de la Defensa Antiarea de Amrica del Norte [NORAD] recibi la falsa seal de cohetes soviticos en el aire. El Mando Conjunto slo dispona de un minuto para
tomar una decisin de la que dependan los
destinos de la- paz y de centenares de millones de personas. Por fortuna se lleg a la
conclusin de que las seales haban silo falsamente interpretadas. Por cierto que en
aquel momento el Primer Ministro Nikita
Jruschov se encontraba en Nueva York, asistiendo a la reunin de la ONU.
Tampoco estn excluidas las casualidades
que pueden provocar la guerra. Ms de una
vez en estos ltimos aos, aviones norteamericanos portadores de bombas nucleares se
han estrellado contra el suelo, incluso en los
propios Estados Unidos. Por lo menos en uno
do los casos de desprendimiento fortuito de
una bomba atmica llegaron a fallar todos
los dispositivos destinados a evitar la explosin por accidente, menos unos.
Para convertir en realidades las posibilidades existentes de evitar la guerra mundial no
basta el simple aumento del poder defensivo
le la URSS y dems pases socialistas. Una
poltica verdaderamente realista y revolucion.'iria debe conjugar todas las formas de luOba, todas las medidas concretas capaces de
Mminorar la tensin o disminuir el peligro de
guerra a causa de un accidente, as como
HMlucir al mnimo las posibilidades de los
frenticos. En este orden de ideas destaca en
primer plano el problema del desarme gener . i l y completo. Esta es la razn de que la
i Dion Sovitica y otros pases socialistas
apliquen simultneamente las dos lneas como
esin de una poltica nica orientada a
.mpedir la guerra.
IVro, como ya hemos indicado, la naturale/a del imperialismo sigue siendo la misma.
I ,OH imperialistas no abandonan los preparat l v o s blicos, no renuncian a la carrera de
armamentos. Se realizan grandes esfuer/<>:; para crear armas nucleares de pequeo

23

calibre. Los crculos reaccionarios sacan a


relucir incesantemente distintas doctrinas sobre las guerras limitadas o las guerras
combinadas, en las que se utilicen tanto las
armas nucleares como las convencionales. Siguen las especulaciones en torno a la llamada bomba neutrnica, que aniquilara slo a
los hombres sin destruir las instalaciones industriales. Realzase una brbara propaganda
de la guerra bacteriolgica.
Por otro lado, nuestra argumentacin resultara demasiado simplista si no recordsemos que las armas nucleares no han suprimido por ahora la necesidad de tener ejrcitos convencionales con tropas muy numerosas. Los imperialistas no pueden prescindir
de los ejrcitos equipados con las armas clsicas, pues los utilizan en las guerras que
sostienen sin cesar para asegurar su dominacin en distintos pases. Es lo que ha ocurrido despus de la segunda guerra mundial
en Corea, Vietnam y Argelia. Los imperialistas tambin necesitan tener grandes ejrcitos
para imponer el militarismo en sus pases
y como fuente de beneficios para los monopolios.
Ante la creciente presin ejercida por las
fuerzas democrticas y progresistas, los imperialistas tratan de crear ejrcitos profesionales privilegiados^ o por lo menos unidades
especiales, que segn suponen podran ser
mantenidos con ms facilidad al margen de
la influencia de las masas. Tales ejrcitos
existen ya, particularmente, en varios pases
latinoamericanos.
Todo este ajetreo febril en el campo de la
doctrina militar y de la poltica del imperialismo tiende evidentemente a mantener en las
nuevas condiciones la guerra como instrumento de la poltica. No cabe duda de que
tales acciones representan un grav peligro
para la paz, por cuanto los imperialistas depositan determinadas esperanzas en la posibilidad de seguir realizando as su chantaje
poltico y econmico contra los pases socialistas, de presionar con amenazas y la agresin directa a las fuerzas de los movimientos
obrero y de liberacin nacional. Tambin consideran que ello empeora las condiciones de
lucha de las masas en los pases capitalistas
y crea a la vez un medio ambiente favorable
para el desarrollo del nacionalismo y del militarismo.
Qu actitud deben adoptar las masas ante
este aspecto de la poltica del imperialismo^?
Es evidente que deben intensificar su presin;
sobre las fuerzas del imperialismo, poniendo1
en juego todos los medios de lucha, coipren-

24

K J E L D

O E S T E R L I N G

didos los diplomticos. Un ejemplo de ello nos


lo ofrece el Tratado de Mosc sobre la prohibicin parcial de los ensayos nucleares.
Convendra a los pueblos seguir otro camino? Indudablemente, no. Ello supondra no
rolo la continuacin de las pruebas de armas
nucleares, con todas sus peligrosas consecuencias para la humanidad, sino tambin
la divisin y desorganizacin de todo el frente de lucha por la paz. Adems, acaso no
resultar ms fcil prohibir los dems tipos
de ensayos nucleares y llegar luego a la interdiccin total de las armas nucleares, cuando la opinin pblica mundial ha ratificado
ya sus propsitos y ello ha tenido su expresin concreta en un documento firmado por
la aplastante mayora de los pases del globo? Qu es ms fcil: tomar una fortaleza
bien defendida estando fuera de sus muros
y exhortando a su inmediata y total destruccin, o proseguir la lucha cuando ya se ha
penetrado en su interior y le siguen a uno
muchos mires de hombres millones en este
caso animados por el xito inicial y decididos a acabar con el mal? Lo mismo podra
decirse respecto a otros problemas bsicos de
la lucha por la paz, en que los xitos parciales pueden servir de poderoso estmulo a
la intensificacin de la lucha por los objetivos
finales.
Es peligroso apartarse de la realidad viva,
de las apremiantes tareas de la lucha de las
masas contra la guerra, dejndose guiar por
unos principios revolucionarios abstractos.
Slo superando estas errneas concepciones es
como las masas populares podrn ejercer con
mayor determinacin y eficacia su decisivo
papel, luchar con ms energa contra el imperialismo y contra sus preparativos para
una guerra termonuclear mundial.
Cabe -esta pregunta: Sigue en vigor la frmula de Clausewitz de que la guerra es la
continuar/ion de la poltica por otros medios?
Qu rignifican en realidad estas palabras?
En ellas se subraya la idea de que si se produce la guerra, sta ser la continuacin de
una determinada poltica. Pero no quiere decir que la continuacin de una determinada
poltica haya de ser obligatoriamente la guerra.
Como hemos dicho ms arriba, para una
parte de los imperialistas la guerra termonuclear mundial ha dejado de ser ya un recurro racional o una continuacin de la
poltica imperialista. Claro que si, pese a todo el empeo de las fuerzas de la paz, los
frenticos consiguieran imponerse y desencadenaran una guerra termonuclear mundial,

tal guerra sera tambin una prolongacin de


la poltica imperialista. Pero en el momento
de la crisis cubana, a la humanidad no te
era indiferente que en el Poder ce encontrase
Kennedy o un representante de los ultras.
Ahora bien, la guerra mundial no es la
nica forma de guerra. En el mundo que
nos rodea estn sosteniendo luchas armadas
de liberacin, por ejemplo, el pueblo de Angola y el de Vietnam del Sur. Las acciones
militares de los colonialistas portugueses y
norteamericanos son una continuacin de su
poltica de rapia y violencia. La lucha de
liberacin del pueblo argelino fue la continuacin de su poltica de liberacin y tuvo,
por eso, el carcter de una lucha justa.
Mas, tambin ha habido casos en que el
movimiento de liberacin de los pueblos oprimidos continu hasta la conquista de la independencia poltica sin tener que recurrir a
la guerra, como fue el caso de Ghana o Guinea. El ao pasado fue atajado el intento
norteamericano de agredir a Cuba. Tenemos
aqu un nuevo aspecto de la cuestin.
La vinculacin dialctica entre la guerra
y la poltica, expresada en la frmula de
Clausewitz, slo es vlida en una sociedad
en que la guerra es todava posible y, en ocasiones, inevitable. Por el contrario, la sociedad socialista no necesita la guerra como
medio indispensable de lograr sus objetivos.
Claro es que mientras existan regmenes
sociales distintos pueden darse casos se han
dado ya en que el imperialismo imponga
las formas de lucha poltica que le son propias. Esta es la razn de que los pases socialistas -estn preparados en todo momento
para defender sus conquistas y de que los
pueblos que luchan por su liberacin no puedan alcanzar a menudo sus objetivos sin recurrir a las armas.
Petro an antes del triunfo total del socialismo, cuando sus leyes empiezan a ejercer una influencia cada vez ms profunda
y cabal sobre el curso de los acontecimientos
mundiales, el rgimen socialista ya est en
condiciones de imponer sus formas de lucha poltica a los imperialistas, de conseguir
el arreglo pacfico de los problemas litigiosos, de atajar la intervencin imperialista e
impedir la exportacin de la contrarrevolucin, de aliviar la tirantez creada artificialmente, etc.
El triunfo definitivo sobre la guerra est
ligado a la victoria del socialismo en el mundo entero. Y es que la guerra tiene un carcter y un origen de clase. Pero, en la lucha por preservar a la- humanidad de una

LA PAZ, LAS ARMAS NUCLEARES Y LA POLTICA

guerra mundial cuando an subsiste el imperialismo, slo una interpretacin pasiva de


las tareas del socialismo o la falta de fe
en sus fuerzas, por muy ultrarrevolucionarias que sean las palabras con que esto se
encubra, pueden hacer seguir una poltica que

25

no tenga en cuenta la nueva correlacin de


fuerzas ni el carcter cualitativamente distinto de las nuevas armas. La poltica que,
por el contrario, tiene en cuenta y aprovecha
las nuevas condiciones, es la ms justa y la
ms revolucionaria.

Algunos problemas
de la lucha de clases en Brasil
por GIOCONDO DAS

ALGTJNGS PROBLEMAS DE LA LUCHA DE CLASES EN BRASIL

I > programa deben constar las reformas que


<>n Brasil llamamos de base, as como otras
soluciones de carcter positivo que concurran
;i la conquista de estas reformas y a la creacin de un gobierno que exprese los intereses
<le las amplias masas trabajadoras y de otras
capas progresistas de la poblacin.
Este amplio conjunto de medidas tiene por
objeto acabar con la expoliacin de Brasil por
los monopolios norteamericanos, poner fin a
la subordinacin de nuestra economa a los
intereses imperialistas y crear las premisas
que posibiliten nuestro desarrollo independiente, de conformidad con las necesidades y aspiraciones del pueblo brasileo. He aqu las
reformas -estructurales que preconizamos.
La

Nosotros, los comunistas brasileos, tenemos como objetivo supremo el establecimiento de la sociedad socialista. nicamente en
el socialismo el pueblo brasileo lograr no
slo su emancipacin nacional definitiva, sino
asimismo su completa liberacin social. Mientras tanto, la sociedad brasilea se ve frenada en su desarrollo por la expoliacin imperialista, principalmente la norteamericana,
y por el monopolio de la propiedad de la
tierra en manos de la clase latifundista.
Las tareas fundamentales que tiene planteadas hoy el pueblo brasileo son: conquistar la emancipacin del pas del dominio imperialista, eliminar la- atrasada estructura
agraria, asegurar amplias libertades democrticas y mejorar las condiciones de vida de
las masas populares. Los comunistas, junto
con todas las dems fuerzas patriticas y
progresistas, luchan con tesn por la realizacin de estas transformaciones, considerndolas como una etapa previa y necesaria en el
camino hacia el socialismo.
Por tanto, estas tareas no son las de una
revolucin socialista, sino las de una revolucin nacional y democrtica. Sabemos perfectamente que -entre una y otra etapa de
la revolucin no existe una muralla china.
El Partido est convencido de que los ritmos de transicin no se pueden predeterminar arbitrariamente. No obstante, en la poca actual, ms que en cualquier otra, si los
diversos movimientos de las masas oprimidas y descontentas estn bien dirigidos y si
la vanguardia de la clase obrera sabe conducirlos por los cauces de la lucha revolucionaria de masas, el ritmo de transicin ser ms rpido.
Lenin siempre inst al movimiento comu-

nista internacional a concentrar sus esfuerzos


y su atencin en buscar las formas de pasar
a la revolucin proletaria o de abordarla1.
Esta comprensin es la que orienta y sita
la posicin de los comunistas brasileos en
orden a las reformas de estructura exigidas
por los intereses de nuestro pueblo. Entendemos que cada vez es ms imperiosa la necesidad de imprimir un nuevo curso al desenvolvimiento econmico y poltico del pas.
Ese curso debe basarse en la conquista de
soluciones nacionales y democrticas que,
aunque parciales, estn fuera de los marcos
de la subordinacin al imperialismo y a los
intereses retrgrados de los latifundistas. La
lucha de las masas por sas soluciones permite golpear las posiciones del imperialismo
y de sus agentes internos, acumular fuerzas
revolucionarias, modificar la correlacin de
fuerzas en favor del pueblo, constituir un gobierno nacional y democrtico y preparar las
condiciones para realizar transformaciones
radicales que garanticen la plena emancipacin poltica y econmica de Brasil, abriendo
1 camino para la construccin del socialismo
en nuestra patria. La conquista de estos objetivos exige, a la vez, una lucha constante
contra las tentativas de conciliacin con el
imperialismo y el latifundismo.
Todas las fuerzas progresistas de Brasil
discuten hoy la necesidad de reformas de estructura. Entre ellas hay, naturalmente, divergencias. Los comunistas consideran necesario definir sus posiciones a fin de unir en
torno a un programa revolucionario a todas
las fuerzas nacionales y democrticas. En es1 Obras Completas, t. XXXI, pg. 87. Bdit. Cartogo,

Buenos Aires.

reforma

del

REFORMA DEL SISTEMA sistema de camDE CAMBIO Y DEL,


bio
debe tener
COMERCIO EXTERIOR
como
objetivo

conseguir el equilibrio de la balanza de pagos, detener el proceso de des valorizacin del cruzeiro y paralizar las presiones inflacionistas provenientes del exterior.
Para ello urge una poltica orientada en -el
entido de impedir la evasin de los recursos de cambio y aumentar la capacidad para importar sin que el pas contraiga grandes deudas exteriores. Los puntos principales
de esa reforma seran los siguientes:
El monopolio de las operaciones de cambio
debe corresponder al Banco d-e Brasil [estatal], con la eliminacin completa del mercado libre de divisas y la fijacin exclusiva por
el Gobierno del tipo de cambio. De este modo ser posible terminar con los fraudes de
cambio y con las remesas clandestinas de
beneficios al extranjero.
Control riguroso de las transferencias de
calores y de bienes de ciudadanos brasileos
al exterior, a fin de impedir que una par^
importante de la- riqueza nacional sea depositada en otros pases, cuando en BrasiJ
hay escasez de recursos de inversin.
La poltica de comercio exterior debe impedir el empeoramiento de la relacin de intorcambio que resulta de la baja de precios
exteriores de nuestros productos de exportacin, elevar los ingresos de divisas y asegurar las importaciones de los productos esenciales para el proceso de desarrollo. Esta poltica se tradrcir en:
- poltica de defensa de los presos exteriores de nuestros productos primarios mediante acuerdos internacionales con los pases
interesados. Estmulos de las exportaciones.
:emocin de los obstculos puestos al inter-

27

cambio bilateral con los pases socialistas e


intensificacin del comercio con el campo socialista. Con el fin de aumentar las exportaciones a los pases socialistas es preciso
ampliar las importaciones de equipos industriales, materias primas y combustible provenientes de esos pases, dentro de un criterio
de competicin de nuestro pas con las corrientes tradicionales del comercio exterior
brasileo;
monopolio estatal de las exportaciones
de caf a fin de impedir las maniobras especulativas de las firmas exportadoras, controladas en gran parte por el capital extranjero, principalmente el norteamericano. Reforzamiento del control estatal sobre los dems captulos importantes de nu-estra exportacin, especialmente cacao, algodn y minerales, a fin de reducir e ir eliminando la influencia de los monopolios imperialistas;
control drstico de las importaciones,
con el establecimiento de un rgimen de licencia previa y de provisin de divisas, dando rigurosa prioridad a las adquisiciones de
equipos industriales, materias primas y combustible, imprescindibles para el desarrollo de
nuestra economa. Prohibicin de las importaciones de artculos de lujo o superfluos y
d-e aquellos productos que puedan ser fabricados en el pas, incluidos algunos tipos de
equipo industrial.
Slo la eliminacin completa de
las
actividades
del capital monopolista extranjero puede conducir a la plena emancipacin 'econmica de
Brasil. Entretanto, desde ahora es posible
una orientacin en el sentido de restringir su
campo de accin, eliminar algunos de los aspectos ms nocivos de su influencia en la
economa nacional y, de este modo, crear condiciones ms favorables para el des-anvolvimiento independiente del pas.
En este sentido defendemos la inmediata
aplicacin de las siguientes medidas:
- registro obligatorio de los capitales extranjeros invertidor -en Brasil, con la permanente y efectiva fiscalizacin de sus actividades;
- nacionalizacin de las compaas extranjeras de energa elctrica y telecomunicaciones, teniendo presentes las necesidades de la
seguridad nacional y el papel que desempean en la vida del pas. La indemnizacin
a los propietarios deber ser pagada en ttulos de la deuda pblica y establecida segn
RESTRICCIN
DEL CAPITAL
MONOPOLISTA
EXTRANJERO

28

G I O C O N D O

el costo histrico, despus de un riguroso cmputo de los lucros ilegales obtenidos por esas
empresas. Siguiendo el mismo proceso, despus se proceder a la nacionalizacin de las
empresas imperialistas de la industria de la
alimentacin, particularmente los frigorficos,
las fbricas de harina y de leche en polvo;
- supresin de la actividad d-e los trusts
internacionales en el sector petrolfero a travs de las siguientes medidas: concesin a
Petrobrs [empresa -estatal brasilea] del monopolio de importacin de petrleo y sus derivados; nacionalizacin de las refineras particulares;
- modificacin de la poltica de emprstitos 'exteriores, con vista a salvaguardar la
soberana nacional y asegurar el desarrollo
independiente del pas. Denuncia de todos los
acuerdos que lesionan los intereses nacionales,
por ejemplo, los que han sido impuestos por
el Fondo Monetario Internacional;
restriccin -efectiva de la accin del capital
'extranjero en el terreno del crdito, a- fin de
reservar el mercado de capitales a la iniciativa brasilea e incrementar las inversiones
genuinamente nacionales. Prohibir que los
bancos -extranjeros reciban depsitos en Brasil y que los bancos estatales concedan crditos y fianzas a empresas extranjeras o adquieran acciones de stas.
La aplicacin de estas medidas est estrechamente vinculada a la reforma tributaria,
que debe ir encaminada a aumentar la renta pblica y a establecer el equilibrio presupuestario, con la finalidad de eliminar el
foco de inflacin representado por el dficit
del presupuesto federal.
Conjugada con la reforma tributaria, la poltica financiera del Gobierno deber estar
dirigida a elevar las inversiones necesarias
para el normal desarrollo 'econmico del pas,
sobre todo mediante la movilizacin de recursos no inflacionistas, evitando un brusco descenso de los gastos pblicos y la contraccin
del consumo popular.
La reforma agraria tiene como
objetivo
fundamental la eliminacin del latifundio y el fortalecimiento
de
las economas campesinas en sus formas individuales o asociadas, as como el establecimiento de la propiedad estatal en la agricultura, lo que permitira dar tierra a todos los
que la trabajan, en particular a los campesinos sin tierra o deficientemente dotados. S-

REFORMA AGRARIA
Y MEDIDAS
PARA MEJORAR
LA SITUACIN
DE LOS CAMPESINOS

D A

lo una reforma agraria radical podr eliminar


las trabas que impiden el desarrollo de las
fuerzas productivas en el campo brasileo,
aumentar rpidamente la produccin de alimentos y materias primas y crear las condiciones para elevar el nivel de vida de las
masas campesinas y ampliar el mercado interior.
La ley debe establecer un lmite mximo de
500 hectreas de propiedad territorial, cualesquiera que sean las condiciones de utilizacin
de la tierra. Las tierras que sobrepasen este
lmite sern expropiadas. nicamente en casos excepcionales se podr establecer un lmite mayor de propiedad agrcola, que la ley
debe especificar, teniendo en cuenta reas de
cultivo y pecuarias para cuyo aprovechamiento eficiente sea necesario mantener una extensin superior a la establecida. Las tierras
sujetas a expropiacin, pero cuya unidad econmica sea conveniente preservar, deben ser
entregadas a las cooperativas de trabajadores
agrcolas, que contarn con la debida ayuda
tcnica y financiera dea Estado. Una parte de
ellas podr ser destinada a haciendas de propiedad estatal.
Se tomar como base de la reforma agraria
la expropiacin y distribucin de las propiedades de los latifundistas. La reforma agraria
debe iniciarse en las zonas ms prximas a
los centros urbanos y a las principales vas
de comunicacin, o sea, all donde la mayora
de la tierra es propiedad de latifundistas y
existen enormes extensiones no aprovechadas
o ma) aprovechadas. En cuanto a las tierras
pblicas, aquellas que efectivamente sean cultivadas por las agricultores deben ser entregadas gratuitamente a stos y expedidos los
correspondientes ttulos de propiedad en el ms
breve plazo. No obstante, la mayor parte de
estas tierras constituir el fondo de reserva
del Estado, y teniendo presentes el desarrollo
de la economa agropecuaria y las crecientes
necesidades del pas en alimentos y materias
primas deben crearse en ellas haciendas modelo de propiedad estatal o cooperativa.
La indemnizacin de las tierras expropiadas
deber efectuarse en ttulos rescatables a largo plazo [no inferior a 20 aos] y a un inters bajo [o superior al 5% anual], sin inclusin de clusula alguna de reajuste del valor
de los ttulos. Una reforma constitucional debe suprimir del artculo 141, prrafo 16, la
exigencia de previa indemnizacin en dinero
por las expropiaciones consideradas de utilidad
pblica o de inters social. La fijacin del
monto de indemnizacin debe basarse en el valor registrado para fines de pago del impues-

ALGUNOS PROBLEMAS DE LA LUCHA DE CLASES EN BRASIL

O territorial, tenindose en cuenta la media


valor declarado en los tres aos anterloa la aprobacin de la ley agraria.
La reforma agraria debe asegurar a cada
nnpesino la propiedad, a ttulo gratuito, de
mi lote de tierra [el llamado lote familiar]
.ipaz de garantizar la subsistencia de su familia y condiciones mnimas de bienestar. La
extensin del lote se determinar de acuerdo
Don las condiciones de cada regin, la naturaleza de las tierras y el tipo de cultivo. Los
< ampesinos que estn en condiciones de cultivar una extensin superior a la del lote familiar pueden adquirir, a largo plazo y a bajo
inters, una parcela adicional hasta un lmite
establecido por la ley. La reforma agraria dei > - garantizar el derecho del campesino a la
propiedad de la tierra. Sin embargo, el acceso
i u los labradores del Noreste del pas a la
tierra deber estar vinculado a formas colectivas de explotacin, cuya necesidad est dicla por factores de orden econmico.
La ley de reforma agraria debe prescribir
<iue las tierras sujetas a contratos de arrendamiento o de alparcera sean expropiadas y
entregadas, dentro de los lmites de extensin
establecidos por la ley, a los campesinos que
las cultivan.
Es preciso modificar el prrafo 29 del artculo 156 de la Constitucin Federal, que permite
la alienacin o concesin de tierras pblicas,
hasta 10.000 hectreas sin previa autorizacin
id Senado, y de extensin ilimitada con la
correspondiente autorizacin. La ley debe establecer el lmite mximo de 500 hectreas para alienacin o concesin de tierras de dominio pblico.
Al mismo tiempo que se libra la lucha por
una reforma agraria radical es posible concretar inmediatamente medidas parciales que
mejoren la situacin de las masas campesinas
e incrementen la produccin de alimentos y de
materias primas:
- reglamentacin legal y por escrito de
los contratos de arrendamiento y aparcera.
La renta no deber exceder del 20% del valor de la produccin. Fijacin en cinco aos
le los plazos mnimos de los contratos. Prrroga automtica del arriendo por un plazo
itfual, cuando el propietario no solicite la tiearrendada para explotarla l directamente. Los arrendatarios y aparceros deben tener
garanta contractual de indemnizacin por las
mejoras que hayan realizado en la tierra, as
<-<>ino derechos asegurados contra los desahuarbitrarios;
- entrega inmediata de ttulos de propiedad a los campesinos que trabajan la tierra

29

que han ocupado y defensa rigurosa de los derechos de los campesinos contra aquellos que
se proclaman ilegtimamente propietarios de
tierras;
impuesto territorial rural fuertemente
progresivo, con aumento de la carga tributaria sobre las grandes propiedades, en proporcin al rea total y a la parte no cultivada;
exencin fiscal para las pequeas propiedades
de tipo familiar;
ayuda financiera directa de los bancos
oficiales a los pequeos cultivadores, propietarios o no, de modo que el crdito agrario oficial no sea monopolio de los grandes hacendados;
estmulo del cooperativismo entre los pequeos y medios labradores; fijacin de precios mnimos compensadores que estimulen la
produccin; garanta de transporte eficiente y
barato para los productos alimenticios; concesin de crditos para la adquisicin de aperos agrcolas; abastecimiento de semillas, abonos e insecticidas a los pequeos y medios
agricultores;
- combatir la accin especuladora de los
intermediarios con el establecimiento de una
vasta red de depsitos y silos estatales y con
la mejora del sistema de transporte;
- aplicacin efectiva de la legislacin laboral existente, hacindola extensiva a los obreros agrcolas, as como medidas inmediatas
gubernamentales para impedir su violacin.
Elaboracin de un Estatuto que establezca una
legislacin laboral obrera adecuada a los trabajadores rurales. Providencias legales que
reglamenten la sindicalizacin rural, con la
plena garanta de organizacin libre y autnoma de los asalariados y semiasalariados del
campo y el reconocimiento oficial inmediato
de los sindicatos rurales.
El desarrollo de las regiones del Noreste de
Brasil est estrechamente relacionado con la
solucin de la cuestin agraria, con la realizacin de la reforma agraria. Teniendo en
cuenta las desigualdades regionales del desarrollo econmico-social y, en particular, la
gravedad de la situacin en el Noreste, es necesario emprender un programa efectivo para
solucionar este problema de inters nacional.
El programa de desarrollo del Norte debe estar orientado a asentar a los campesinos
nordestinos en zonas de suficientes precipitaciones atmosfricas y de tierras frtiles, a emprender obras de regado en las tierras de secano y a promover la industrializacin de esta
parte del pas a base de los recursos nacionales .

30

G I Q C O N D O

Al fijar nuestra
posicin ante las
LAS REFORMAS DE
reformas bsicas,
ESTRUCTURA Y LA
los
comunistas
REVOLUCIN
brasiljeos consiBRASILEA
deramos que la
conquista de esas reformas depende esencialmente de lias luchas del pueblo, de la cohesin
y del podero del frente nico nacional y democrtico y d-el papel que en l desempeen
las fuerzas revolucionarias ms consecuentes,
sobre todo la clase obrera, los campesinos y
otras capas populareis.
Estimamos que, actualmente, en la lucha
por las reformas de estructura, la tarea ms
importante de las fuerzas de vanguardia consiste en dar una amplitud y un vigor mayores
cada- da, a la presin de las corrientes nacionales y democrticas. En este sentido -es como
concebimos la posibilidad del camino pacfico
de la revolucin brasilea.
En este plano, podemos afirmar que nuestro pueblo ya ha alcanzado considerables xitos parciales. En los dos ltimos aos dos
huelgas generales de los trabajadores, apoyadas por los estudiantes y vastas capas de la
poblacin, impidieron que las fuerzas proimperialistas y ms reaccionarias implantasen
en el pas una dictadura abiertamente al servicio de los trusts norteamericanos y de los
latifundistas.
Estamos convencidos de que si la presin
de las masas trabajadoras y populares, as como de todas las fuerzas que se oponen a la
expoliacin imperialista y a la explotacin latifundista, se ejerce a niveles de combatividad
y de organizacin cada vez mayores, el pueblo
brasileo podr imponer la adopcin de las
reformas bsicas. Esto significa que si preconizamos las reformas estructurales como solucin inmediata a los problemas en que se
debate la sociedad brasilea es que estamos
preconizando una salida de lucha de grandes
masas, estamos apoyando una Knea poltica
autnticamente revolucionaria. No admitimos
otra poltica que la que tiene por base la movilizacin, la organizacin y la accin de las
masas.
En las circunstancias presentes, esa presin
de las masas est ntimamente vinculada a la
idea de la formacin de un gobierno nacional
y democrtico, que se comprometa ante el pueblo a poner en prctica un programa en el
que figuren, concretamente, las reformas de
base, la emancipacin econmica del pas y la
consolidacin y ampliacin de las libertades
democrticas, adems de una poltica exterior

D A S

independiente, orientada al mantenimiento de


la paz mundial.
Nosotros interpretamos esas reformas y soluciones positivas como un elemento auxiliar
de gran importancia para la conquista de los
objetivos finales de la clase obrera, puesto
que en las condiciones concretas tie Brasil
contribuyen a desarrollar la lucha d j clases y
a alcanzar las tareas esenciales de nuestra
revolucin. Por tanto no las consideramos de
ninguna manera como resultado del entendimiento general entre todas las clases o como acuerdos en las alturas . Son las masas
las que desempean el papel decisivo, y la lucha de masas obligar a las clases gobernantes a adoptar determinadas r e f o r m a s y a hacer concesiones parciales.
Nuestra poca se diferencia radicalmente de
aquella en que la revolucin de Upo democrtico tena, en lo fundamental, un carcter antifeudal. Hoy, en nuestro pas la revolucin
est enfilada, desde su inicio, no slo contra
las supervivencias feudales, sino contra el imperialismo y sus agentes internos. En otras
palabras, la lucha por las reformas de estructura se enfrenta, en esencia, con el mismo
enemigo contra el que va dirigida la revolucin de la clase obrera por la emancipacin
social. Esto significa que se han aproximado
ms los dos tipos de revolucin. En estas condiciones, la lucha por la solucin de las tareas democrticas y socialistas puede tambin no tomar la forma de dos revoluciones
distintas, sino constituir dos etapas de un solo
proceso revolucionario.
Con la lucha por las reformas de estructura y soluciones positivas procuramos preparar las condiciones p a r a la realizacin completa de las tareas revolucionarias que nos
plantea la actual etapa histrica. Esa lucha
constituye tambin una forma de desarrollar
la actividad revolucionaria de las masas. Y
para que no sea confundida con el reformismo, partimos del principio de que esa lucha
slo puede ser eficaz si est apoyada en un
amplio movimiento de masas.
Estamos convencidos de qua el justo desenvolvimiento de la lucha por la realizacin
de las tareas democrticas y antiimperialistas ser un golpe muy serio asestado a las
fuerzas imperialistas y latifundistas. E incluso no teniendo un carcter socialista, esa lucha no contribuir a fortalecer el poder de las
actuales clases dominantes, sino, al contrario,
se volcar cada vez ms contra sus intereses.
Hoy, a diferencia de lo que suceda en el pasado, cuando la burguesa luchaba contra el
rgimen feudal, ninguna transformacin de-

ALGUNOS PROBLEMAS DE LA LUCHA DE CLASES EN BRASIL

mocrtica sustancial refuerza a las clases dominantes, sino que representa para eas una
prdida de posiciones econmicas y polticas.
De ah la necesidad de guiarnos por la valoracin de la situacin general, del grado actual
de desarrollo social y poltico del mundo, de

31

la correlacin de fuerzas de clase en la arena


internacional, para no sobrectimar las fuerzas
del enemigo y no subestimar nuestras fuerzas
y las enormes posibilidades de xito que la lucha por las reformas de estructura ofrece al
desarrollo de la revolucin en nuestro pas.

IMPORTANTE TABEA DE LOS TRABAJADORES DE ISRAEL

Importante tarea
de los trabajadores de Israel
por ESTHER VILENSKA

L REFERIRSE A ISRAEL, la prensa


burguesa presenta a menudo este pas como el
hogar de la democracia -en el Cercano Oriente. Tal afirmacin se basa sobre todo en la
circunstancia de que, a diferencia de otros muchos pases de esta zona, el nuestro posee los
atributos formales de la democracia parlamentaria. De aqu la necesidad de examinar
a fondo los procesos que tienen lugar en Israel y analizar la lucha que sostienen las fuerzas cocales en torno del problema de la democracia .
Los hechos demuestran que tambin en Israel, en la nueva etapa de la crisis general
del capitalismo, se estn acentuando fenmenos sociales que se hallan en pugna con la
democracia burguesa oficialmente proclamada.
La ofensiva de la reaccin israel contra los
derechos democrticos ha sido desplegada en
todo el frente y se expresa en la sistemtica
limitacin de los poderes del Parlamento al
decidir la solucin de los ms importantes problemas de la poltica interior y exterior; en el
reforzamiento del poder ejecutivo y la ampliacin de sus atribuciones a expansas de las
atribuciones de los organismos legislativos; en
loi continuos intentos de modificar la ley electoral, sustituyendo el sistema proporcional por
el mayoritario; en el mantenimiento de las
disposiciones extraordinarias de las autoridades coloniales inglesas y la promulgacin de
leyes polticas tendentes a liquidar las libertades democrticas; en la ingerencia cada vez
mayor del Estado en los conflictos laborales
como parte opuesta a los intereses de los trabajadores; en el deseo de frenar el libre desarrollo de la lucha de clase del proletariado.
En el informe del Comit Central al XIV
Congreso del Partido Comunista de Israel, pre-

sentado por Samuil Kikunis, secretario general del CC, se deca: La poltica de sometimiento al imperialismo y al capital monopolista extranjero e israel, aplicada por el
Gobierno Ben Gurion, no slo menoscaba
nuestra independencia y quebranta nuestra
economa nacional, sino que adems pone -en
peligro nuestra seguridad y los intereses vitales de la clase obrera y de las grandes macas populares. Lo que est en juego es la democracia israel. Como ensea el leninismo y
lo confirma toda la experiencia histrica-, donde los monopolios ejercen el dominio econmico, la reaccin dirige la poltica.
POR EL, DERECHO DE HUELGA

Aunque en Israel est reconocido formalmente el derecho de huelga, en realidad, cuando un grupo de trabajadores inicia la lucha en
defensa d-e sus intereses, lo::- gobernantes recurren a todos los medios a su alcance para
oponerse a ellos, aplicando la presin econmica, las amenazas de de:pido y las medidas
policacas. Esta poltica responde a los intereses del capital monopolista y es apoyada
por la mayora reaccionaria de la direccin
del Histadrut [Federacin de Sindicatos]. El
movimiento obrero israel ha conocido en estol ltimos aos no pocos casos de tal proceder antidemocrtico. He aqu algunos de ellos.
Durante la huelga general de advertencia
contra la creciente caresta de la vida, realizada en febrero-marzo de 1962, la polica atac a los huelguistas reunidos en la Plaza de
Elit, en Kamat Gan, y detuvo a decenas de
ciudadanos que fueron entregados a los tribunales .
El personal de vuelo de la compaa estatal

de aviacin El-Al declar en marzo del pasado ao una huelga para conseguir que fuera
satisfecha su exigencia de mejoramiento de
los seguros sociales. En lugar de entablar negociaciones con los huelguistas, la administracin recurri a medidas extraordinarias, amenazndoles con el despido si no se reintegraban al trabajo. Al mismo tiempo, el Gobierno
entreg los servicios de vuelo a una compaa
inglesa, que puso en los aviones pilotos extranjeros rompehuelgas.
Hace dos aos, cuando los ingenieros declararon la huelga en apoyo de sus demandas
salariales, el Gobierno oblig a los ingenieros
de los servicios pblicos a continuar el trabajo. De este modo ejerci una fuerte presin
sobre el movimiento, lo que se halla en contradiccin con el derecho de huelga oficialmente reconocido.
Atentando contra el derecho de huelga, el
Gobierno impone severas sanciones a los funcionarios pblicos que recurren al paro. Los
patronos amenazan con el despido a los miembros de los comits obreros que exhortan a los
trabajadores a luchar en defensa de sus derechos [como ocurri, por ejemplo, durante la
huelga declarada en la fbrica de galletas
Frumin, en abril del ao pasado]. El objetivo
ce semejante poltica es minar la organizacin de los obreros, debilitar su espritu combativo y apartar a las masas de la lucha.
Pero la experiencia del movimiento obrero
de nuestro pas muestra que ningn castigo
disciplinario es capaz de frenar el desarrollo
de la lucha de clases de los trabajadores. As,
en 1962 se declararon en Israel 146 huelgas,
en las que participaron 37.665 obreros y empleados. El total de jornadas de trabajo perdidas fue de 243.000. En comparacin con el
;nio anterior, estas cifras representan un aumento del 14% para el nmero de huelgas, del
12% para el de huelguistas y del 72% para
IMS jornadas de trabajo perdidas. Conviene ser, como hecho sintomtico, que la mayoi M de las huelgas no fueron aprobadas por el
Mistadrut, pese a lo cual ms de la mitad terminaron habiendo obtenido los huelguistas una
Mtisfaccin total o parcial de sus reivindica10S.

A medida que se va haciendo ms manii a la naturaleza antidemocrtica del capiinonopolista, los obreros van intensificando
l.i lucha en defensa de sus derechos y de las
hu-rtades democrticas. La batalla por la denme racia se inicia en las fbricas, en los lugares donde los capitalistas apoyados a me-

:i N. poca

33

nudo por la actual mayora de la direccin del


Histadrut despliegan su ofensiva contra las
atribuciones de los rganos de representacin
obrera en las empresas. En el curso de estos
combates la clase obrera se va convirtiendo
en el exponente de los intereses de todos los
trabajadores.
LA POLTICA EXTERIOR Y EL
PARLAMENTO

Presionados por el capital monopolista, los


gobernantes israeles van limitando da tras
da las atribuciones del poder legislativo. Las
cuestiones ms importantes la paz y la guerra, las relaciones entre el pas y los Estados
imperialistas y la poltica exterior en general
no son resueltas por el Parlamento y ni siquiera por el Gobierno en su conjunto, sino
por la camarilla militarista vinculada al ex
Primer Ministro Ben Gurion.
As, el acuerdo de facilitar armas a Alemania Occidental [clara manifestacin del apoyo
prestado por los crculos gobernantes de Israel
a la realizacin de los planes de los militaristas germanos] fue adoptado por el Gobierno
en 1959, sin previa discusin en el Parlamento
y sin la aprobacin de ste. La poblacin israel no se enter de este acuerdo a travs
de un informe del Gobierno al Knesset [Parlamento], sino por la noticia publicada en la
revista germanooccidental Der Spiegel.
El Gobierno firma acuerdos internacionales
sin someter su aprobacin al Parlamento. Un
ejemplo lo tenemos en el tratado de ayuda
mutua defensiva firmado entre Israel y Estados Unidos y por el cual nuestro pas ha
asumido una serie de compromisos militares. A
fines de 1962, ante la exigencia de la oposicin de que dicho acuerdo fuera discutido en
el Knesset, los gobernantes contestaron diciendo que el Gobierno no estaba obligado a someter esta cuestin al Parlamento.
Segn declaracin del contralor del Estado,
las sumas destinadas al reactor atmico construido en nuestro pas no fueron incluidas en
el presupuesto. Esta circunstancia, as como
las noticias publicadas por la prensa occidental respecto a la participacin de la Repblica
Federal Alemana en la construccin del reactor, hacen suponer con harto fundamento que
la obra ha sido financiada por el Gobierno de
Bonn. Israel ha empezado a fabricar cohetes,
hecho que entraa un grave peligro. Todo esto
se hace sin previa discusin en el Parlamento.
En el pas ha provocado una verdadera tem-

34

E S T H E B

pestad la noticia de que el Gobierno de Bonn


suministra cohetes a Egipto, prueba de que los
militaristas alemanes se proponen utilizar el
territorio del Cercano Oriente -en beneficio de
la agresiva poltica de la OTAN. Entretanto,
el Gobierno de Israel, batiendo todos los records de servilismo ante los imperialistas, invit en calidad de husped de honor a
Strauss, ex Ministro de la Guerra del Gobierno de Bonn y representante del ms extremado revanchismo alemn, un hombre al que la
prensa occidental califica de nuevo Hitler
y que est obsesionado por la idea de una guerra nuclear contra la Unin Sovitica y otros
pases socialistas.
Este acto de Gobierno demuestra el profundo desprecio que sienten los crculos militaristas de Isra-ei por el pueblo, por la opinin
pblica israel y mundial, por la lucha de las
masas populares en defensa de la paz. Vastos
sectores de la poblacin israel han expresado
airadamente su indignada protesta contra la
visita de Straus. En mayo de 1963 tuvieron
lugar multitudinarias manifestaciones en TelAviv, Haifa y Jerusaln, a travs de las cuales el pueblo mostr que condena resueltamente los actos de la reaccin, opuestos a los
intereses de la paz y la democracia.
La colaboracin con el militarismo germano-occidental y la orientacin general de la
poltica israel hacia el Occidente imperialista,
orientacin entroncada con la lnea antidemocrtica del Gobierno dentro del pas, provocan
la resistencia de extensos sectores de la opinin pblica israel. El cambio de orientacin
y la aplicacin de una poltica exterior neutralista encaminada a mejorar las relaciones
con la Unin Sovitica contribuiran en medida no desdeable a robustecer las posiciones de Israel en el plano internacional y a
dar mayor solidez a los pilares democrticos
dentro del pas.
HAY QUE ACABAR CON EL
SOJUZGAMIENTO DE LA
POBLACIN RABE

La opresin nacional a que est sometida la


minora rabe en Israel es una de las manifestaciones ms -elocuentes de la forma -en que
los gobernantes pisotean la democracia, incluso en sus formas burguesas. La administracin
militar, que concentra en sus manos todo el
poder en las zonas rabes, es un organismo
de opresin que ejerce un dominio arbitrario
sobre todos los aspectos de la vida de la poblacin rabe. Expulsa de sus tierras a los
felaes, priva a los rabes de toda libertad de
movimiento, etc.

V l i L E N S K A

Los crculos gobernantes justifican la existencia de la administracin militar en las zonas de poblacin rabe diciendo que es un
medio de garantizar la seguridad, impuesto
por la ausencia de relaciones pacficas -entre
Israel y los pases rabes. En un principio,
los nicos que se opusieron a este rgimen
opresivo fueron los comunistas, pero con el
transcurro del tiempo nuevos y nuevos sectores sociales se han ido percatando del dao
que ocasiona a la democracia en Israel el sistema de la administracin militar. Al ser discutido este problema en el Knesset, la mitad
de los diputados se pronunci a favor da la
abolicin de dicho sistema, y la propuesta hecha en este sentido fue rechazada por un col
voto de mayora [57 contra 56 |.
El amplio frente de las fuerzas sociales que
exigen la abolicin de la administracin militar comprende cinco partidos: el Partido Comunista, el MAPAM, el Ahdut Ha'avoda, el
Partido Liberal y el Herut, asi como intelectuales y estudiantes no adheridos a ningn
partido y determinados grupos de aquellos
partidos que votaron contra la mencionada
propuesta. Este hecho muestra la avanzada
madurez poltica de la opinin publica y es
una prueba de que se compren.I mejor la relacin existente entre el menoscabo de los derechos de la minora rabe y el P.-IS.;TO de una
dictadura. Las asambleas pblicas, las manifestaciones, el envo de del-Km-iones al Parlamento y la misma discusin <le este problema
en el Knesset testimonian que va tos sectores estn cada vez ms dlspue toa a luchar
enrgicamente hasta conseguir que se suprima
en el pas la opresin n a c i o n a l .
LA LEY DE SEGURIDAD IH-IL KSTADO

La ley de S-eguridad del Estado es una de


las ms reaccionarias y usurpatorias, es una
l e y q u e pone e n entredicho ! < > < i Techos fundamentales de los ciudadano-; \ i : l s libertades
democrticas. En ella lo mismo S califican
de traicin delitos cono el r.; piona je qu-e las
ideas polticas en puKna con la posicin del
Gobierno. El objetivo de esta ley no es salvaguardar la seguridad dvl K s t a d o , sino la de
los gobernantes. En v i r t u d d-I artculo 24,
cualquier contacto con agentes extranjeros es
castigado con penas que oscilan entre 15 aos
de reclusin y cadena perpetua. Si el acusado,
sin sospechar nada de algn ciudadano extranjero, trat de establecer contacto con l,
pero no lleg a establecerlo, de todos modos
es considerado culpable de contactos con
agentes extranjeros. Si lleg a entrar -en contacto, pero no puede dar ninguna explicacin

IMPORTANTE TABEA DE !LOS TRABAJADORES DE ISRAEL,

35

satisfactoria de su conducta, se considera cul- tituir el sistema proporcional por el mayoripable de haber transmitido informaciones se- tario para impedir que las fuerzas de la decretas a dicho agente. Segn esta ley no es mocracia y la paz puedan tener representacin
el fiscal el que tiene que demostrar la culpa- en el rgano legislativo nacional. La declarabilidad d-el acusado, sino ste quien ha de pro- cin conjunta hecha por los cinco primeros jebar su inocencia, lo cual re halla en contra- fes del Estado Mayor General en favor de la
diccin con las normas habituales del Derecho supresin dsl sistema proporcional y publicada en la prensa israel a comienzos de 1963,
procesal.
La ilgica e intolerable severidad de esta ley simboliza la indisoluble vinculacin entre el
draconiana qued patentemente demostrada militarismo y el antidemocratismo.
Esta opinin unnime de todos los jefas del
durante el juicio contra Aharon Cohn, miembro del Comit Central del MAPAM. Segn Estado Mayor General ce reduce en esencia a
manifest durante el proceso el miembro del -exigir la sustitucin de la democracia parlaTribunal Supremo Landau, an en -el caso mentaria por un rgimen que estructure la code que el tribunal est convencido de que el munidad nacional al modo militar, de manera
acusado no ha transmitido al agente ninguna que la vida civil quede regulada por las rdeinformacin recreta, pero ha rechazado como nes de una camarilla castrens-e. Ben Gurion
inverosmil su -explicacin acerca de las cau- lleg a decir en el Knesset que ciertas persosas que le impelieron a -establecer contacto con nas [no fascistas en opinin suya] le haban
el ag-ente, deber dictarse un veredicto de cul- aconsejado que implantase un poder no supepabilidad por transmisn de informas secre- ditado al Parlamento y modificas-e sin la aprotos . . . Es evidente que ni siquiera la preocu- bacin de ste el sistema electoral.
El peligroso carcter del militarismo israel
pacin por la seguridad del Estado puede justificar s-emejante deformacin de los medios se pu:o en -evidencia con motivo del llamado
universales de prueba de la culpabilidad en asunto Lavon, gran aventura emprendida en
1954 en la poltica exterior por un grupo de
un proceso judicial.
Al ser discutido en el Knesset el "proyecto militares cercanos a Ben Gurion y que cost
de Ley de Seguridad del Estado, los nicos la vida a muchas personas. Como se aclar
que votaron en contra fueron los comunistas, posteriormente, la aventura haba sido iniciaquienes advirtieron que la misma podra ser da sin -el conocimiento del entonces Ministro
utilizada contra todos los que se oponen a la de Defensa, P. Lavon, al que luego se trat
poltica del Gobierno y que, s la vez, entra- de implicar mediante documentos apcrifos,
aba un serio peligro para los derechos del falsos testimonios, etc. La comisin investigaindividuo y la democracia en general. El pro- dora estableci que Lavon no haba tenido
ceso contra Cohn vino a demostrar cunta nada que ver con el asunto, pero Ben Gurion
razn tenan al hacer esta advertencia. Lo se neg a presentar un informe completo ante
absurdo de la ley qued de manifiesto cuan- la Comisin parlamentaria de Asuntos Extedo uno de los magistrados vot por la abso- riores y Seguridad y a dar cuenta a sus prolucin del acusado, mientras otros dos decla- pios ministros, al-egando razones de seguriraban que la sentencia condenatoria tena co- dad. El asunto Lavon vino a confirmar
mo nica base la extraordinaria severidad de una vez ms que los problemas polticos de
mayor importancia para el pas son resueltos
la ley.
Sectores sociales muy amplios exigen la mo- por una camarilla militar, que se coloca no
dificacin de esta ley, que impide a los ma- slo por encima del Parlamento, sino tambin
gistrados juzgar de acuerdo con su conciencia. por encima del Gobierno.
Con el pretexto de la seguridad, los crcuA finales de 1962, cuatro minoras parlamentarias propusieron que la ley fuera modificada los gobernantes de Israel aplican una poltica
en un sentido democrtico. La opinin pblica antinacional y antiobrera, que se manifiesta
del pas se da cada vez ms cuenta del carc- en la hipertrofia del presupuesto militar, en
ter reaccionario de esta ley draconiana y acta la connivencia poltica y militar con el Gocada da ms unida frente a los atentados del bierno de Bonn y en la promulgacin d-e leyes
que restringen los derechos democrticos. Pero
(obierno contra la democracia.
la aureola que rodeaba en el pasado al concepto de seguridad del Estado se va eclipsanRELACIN ENTRE EL MILITARISMO
do cada vez ms, sobre todo desde que se hizo
Y EL ANTIDEMOCRATISMO
pblico y notorio que la camarilla castrense,
Los medios militaristas de Israel tratan de con la aparente razn de proteger la seguriintroducir cambios de naturaleza reaccionaria dad d-el Estado, ha recurrido a tergiversacion el rgimen social del pas y quieren sus- nes e incluso al crimen directo en la vida po-

36

E S T H E B

ltica del pas. Crculos cada vez ms amplios


de la poblacin van dejando de estar hipnotizados por este concepto y se incorporan a la
lucha contra 'el peligro de una dictadura de
la casta militar.
EN DEFENSA DE LA LEGALIDAD

IMPOBTAJE TABEA DE LOS TBABAJADORES DE ISRAEL

le transportaba, as como el hecho de haber


tratado de ocultar a la opinin pblica israel
toda esta historia, prueban la dependencia del
Gobierno de nuestro pas respecto del Gobierno norteamericano. Y como escandaloso contraste, mientras que a uno de los mayores criminales del mundo, a A.dolfo Eichman, se le
conceda el derecho a tener abogados para su
defensa en el juicio, este derecho fue denegado
al Dr. Soblen, hombre que por motivos polticos haba huido de Estados Unidos, que durante la guerra haba desplegado una actividad antinazi y que, como judo, poda, d-e
acuerdo con las leyes israeles, entrar libremente en nuestro pas.
La extradicin del Dr. Soblen provoc una
verdadera tempestad de indignacin en la opinin pblica del pas. La lucha por los derechos cvicos se fundi en este caso con la lucha por el honor y la dignidad del Estado,
por el respeto de la soberana nacional, por el
repudio de la presin que ejercen los imperialistas sobre la poltica de Israel.

Hoy es el da en que Israel no tiene an


su Constitucin, y las esferas gobernantes se
niegan a elaborar una Ley fundamental para
el pas. Siguen en vigor las disposiciones extraordinarias de las autoridades coloniales inblesas, pese a que ya en los primeros das de
la existencia del Estado el Knesset adopt un
acuerdo en el que se sealaba que tales disposiciones estaban reidas con los fundamentos de la democracia y deban ser derogadasr
Sin embargo, no han sido abolidas y continan formando la base jurdica de las sentencias dictadas por consejos sumarsimos y del
mantenimiento de una rigurosa censura.
Un ejemplo tpico de violacin de la libertad
individual por los gobernantes nos lo ofrece
el proyecto de ley que autoriza a los organisA DESPECHO DE LA POLTICA
mos de seguridad a montar servicios de escuANTICOMNISTA
cha secreta. A tal efecto se instalaron aparatos de escucha en los domicilios de diputaEl anticomunismo es uno de los principales
dos comunistas, del diputado y ex Ministro del instrumentos de la ofensiva de los militaristas
Partido Liberal P. Bernstein, del diputado M. israeles contra la democracia. Los esfuerzos
Yaari, lder del MAPAM, y de otros muchos. realizados por stos para socavar la fuerza y
La comisin interna del Knesset, que examin la influencia del Partido Comunista y para
esta cuestin, constat que en el pasado se aislarlo responden a los propsitos del capital
dieron casos fde escucha. N. de la R.] que monopolista, cuya intencin es separar a los
rebasaban claramente el marco de los intere- trabajadores de su destacamento de vanguarses directos de la seguridad.
dia.
Muchos hechos de la realidad israel muesLos atentados a la democracia son inseparables de la creciente dependencia de los crcu- tran que el boicot aplicado al Partido Comulos gobernantes respecto del imperialismo en nista se extiende con el transcurso del tiempo
la vida econmica, poltica y militar. Un claro a otras fuerzas de la oposicin. Hace unos
ejemplo de esta relacin nos lo ofrece el tr- cuantos aos, escudndose en la seguridad
gico caso del Dr. Soblen, que haba abando- del Estado, los crculos gubernamentales prinado Estados Unidos, solicitando asilo poltico varon a los comunistas de representacin en
en Israel. El Gobierno israel lo expuls del la Comisin parlamentaria de Asuntos Extepas y lo devolvi a Esta'dos Unidos [pese a riores y Seguridad. Posteriormente, Ben Guque entre dicho pas e Israel no existe un rion mantuvo la tesis de que en esta cuestin
acuerdo de extradicin de refugiados polti- tampoco se poda confiar en otras fuerzas pocos]. Esta medida fue tomada bajo la presin lticas. Este fue el pretexto, como ya hemos
directa de la Embajada norteamericana en indicado, de su negativa a presentar ante dicha
Israel. Segn confes el propio B>en Gurion, Comisin un informe completo sobre el asunel embajador norteamericano le haba visitado to Lavon.
para plantearle el asunto del Dr. Soblen. La
Pero los adalidades del anticomunismo no
coincidencia de la llegada del detective norte- logran aislar a los comunistas. La colaboraamericano McShane a Israel con la fecha se- cin entre el Partido Comunista y otras fueralada para la extradicin de Soblen y el zas democrticas se desarrolla con buen xiacuerdo entre el Gobierno y los servicios de to. La experiencia de la lucha por la abolicin
inteligencia norteamericanos respecto a la ho- de la administracin militar en las zonas rara de salida y direccin de vuelo del avin que bes del pas demuestra que es posible agluti-

nar a amplios sectores, tanto para las acciones


aisladas mtines y manifestaciones como
para largas campaas conjuntas dentro y fue*
ra del Parlamento.
Pese al anticomunismo de los medios gubernamentales, el movimiento obrero ha hecho
grandes progresos en la unidad de accin, y
no slo en empresas aisladas, sino en ramas
enteras de la economa e incluso en el mbito
de todo el pas. La huelga del 25 de diciembre
de 1962 contra la congelacin de salarios, prevista por un decreto del Gobierno, abarc a
la mayora de los centros industriales del pas.
Las capas medias tambin se organizan para luchar en defensa de sus intereses lesionados por la poltica del Gobierno. As lo demuestra, entre otras cosas, la Conferencia de
los representantes de todos los sectores laborales del campo, que se pronunci por la limitacin de las importaciones de productos agrcolas, lesivas para la economa de los campesinos, as como en favor de la concesin de
crditos a largo plazo por el Gobierno, lo que
permitira a los campesinos liberarse de la
usura, y por la reduccin de las cargas fiscales.
Otro ejemplo de la creciente unidad ha sido
el Congreso pro desarrollo de las relaciones
culturales con la URSS, celebrado en Tel-Aviv
a comienzos de 1963, en el que tuvieron representacin crculos muy diversos.
Los intentos de los gobernantes de restringir la democracia tropiezan con la resistencia
cada vez mayor de las masas populares, que
luchan no slo en defensa de las normas democrticas ya existentes, sino tambin por el
robustecimiento y desarrollo de la democracia
en general.
LA DIMISIN DEL GOBIERNO
BEN GURION

La renuncia presentada por B-en Gurion a


mediados del pasado ao no fue voluntaria,
sino que constituy un reflejo de la crisis del
sistema dictatorial imperante bajo su Gobierno. Ben Gurion se vio obligado a abandonar
la presidencia del Gobierno ante la creciente
resistencia- a su poltica por parte de vastos
sectores de la opinin israel.
Es preciso sealar que la coalicin gubernamental tiene una base bastante restringida
[68 de los 120 diputados al Knesset]. De aqu
que en tiempos de Ben Gurion, cada vez que
ste trataba de imponer su poltica apelando
n. la disciplina de la coalicin, la votacin en
vi Knesset en torno a una serie de importantes problemas daba lugar con frecuencia a la
divisin de los votos en partes casi iguales

37

entre la coalicin y la oposicin. As ocurri


al votarse sobre el problema de la administracin militar, sobre las conclusiones de la comisin ministerial encargada' de estudiar el
caso de la extradicin del Dr. Soblen y sobre
el artculo 24 del famoso proyecto de Seguridad del Estado, tambin s pusieron de manifiesto serias discrepancias durante la discusin de ciertos problemas relacionados con la
poltica exterior.
El Partido Comunista de Israel siempre propugn la destitucin de Ben Gurion, explicando a las masas la responsabilidad de su
Gobierno por la crisis de la poltica israel. La
realidad na venido a demostrar la justeza del
anlisis de la situacin hecho por el Partido
Comunista. Ben Gurion se vio obligado a
abandonar la jefatura del Gobierno, lo que
cre condiciones ms favorables para la prosecucin y el desarrollo de la lucha por la democracia.
El nuevo jefe del Gobierno, Levi Eshkol, ha
insinuado que se propona introducir algunos
cambios en la poltica israel. Pero en la
prctica ha venido cediendo continuamente ante la presin de los ultras, que ocupan posiciones claves en -el aparato militar y policaco.
Este es el origen de la contradiccin que se
observa entre las palabras del Gobierno y la
aplicacin de su poltica.
En poltica internacional, el nuevo Gobierno contina colaborando con la OTAN.
El Gobierno israel ha firmado el Tratado
de Mosc de prohibicin parcial de los ensayos nucleares, pero al mismo tiempo sigue oponindose a que el Cercano Oriente se convierta en una zona desatomizada.
Conviene sealar, no obstante, que Eshkol,
a diferencia de Ben Gurion, ha declarado estar dispuesto a considerar la participacin de
Israel -en la solucin del problema de los refugiados rabes. Adems, durante el conflicto
fronterizo con Siria, el nuevo Gobierno no recurri a las acciones militares y apel al Consejo de Seguridad. Sin embargo, a Eshkol,
como Ministro de Defensa, se le ha autorizado
a emprender acciones militares en el caso de
que as lo exija la situacin.
En el Gobierno se est librando una batalla
entre las fuerzas ms moderadas y los crculos rabiosamente militaristas, que se proponen
acumular fuerzas para cercenar an ms
los ya restringidos derechos democrticos. Las
contradicciones en el seno del partido gobernante se han agudizado al extremo. Eshkol ha
declarado que est dispuesto a examinar el
problema de la abolicin de la administracin
militar en las zonas pobladas por rabes, pero
a l se oponen S. Peres y M. Dayan, que re-

38

E S T H E B

presentan a los militaristas ms extremados,


sosteniendo la tesis de que la administracin
militar es indispensable para la seguridad del
pas.
Mas a la vez el nuevo Gobierno ha recurrido
a una serie de medidas antidemocrticas, como son el despido de los maestros rabes elegidos por la Lista Democrtica, apoyada por
el Partido Comunista, como candidatos a delegados de Congreso de la Unin de Maestros;
a negativa a celebrar elecciones municipales
en una serie de aldeas rabes y la anticipacin
de las elecciones a la Municipalidad de KufrYossif dirigida por ediles comunistas y otros
demcratas; la prohibicin del Congreso organizado por -el Comit Hebreo-rabe de Taibee en defensa de los derechos de la poblacin rabe.
El Gobierno Eshkol sigue aplicando una poltica antiobrera y antipopular, expresada en
el incesante aumento de la caresta de la vida,
en la congelacin de los salarios, en la supresin de los pluses de caresta para los obreros, en el menoscabo de los derechos sociales
de los funcionarios pblicos, etc.
Ben Gurion se ha retirado, pero su poltica
es mantenida hasta hoy da. La prosecucin
de esta poltica antipular no puede por menos
de acrecentar la resistencia de la opinin pblica israel y de llevar a una intensificacin
de su lucha contra la poltica del nuevo Gobierno.
La defensa de la democracia incumbe a las

V I L E N S K A

masas populares de Israel. El reforzamiento


de la lucha en defensa de los derechos de los
trabajadores y de las capas medias, en defensa de la democracia y de la paz permitir
conseguir que a la eliminacin de Ben * Gurion
siga la eliminacin de su poltica.

La participacin de sectores cada vez ms


amplios en la lucha por la democracia es para
ellos una escuela poltica de primordial importancia. En el curso de la lucha los trabajadores van cobrando conciencia de la importancia
vital que tiene la defensa de la democracia,
pero a la vez se van dando cuenta de que el
rgimen social existente limita las posibilidades de dicha lucha. El combate en defensa de
la democracia y por su ampliacin dentro del
marco de este rgimen no se halla en pugna
con la lucha por transformaciones sociales bsicas, sino que, por el contrario, contribuye al
desarrollo de la misma. ... As como es imposible un socialismo victorioso que no reaJlizara la democracia total, as no puede prepararse para la victoria sobre la burguesa un
proletariado que no libre una lucha revolucionaria general y consecuente por la democracia i.
1 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXII, pg. 151,
Edit. Cartago. Buenos Aires.

Los pueblos de Amrica Latina


defienden sus derechos
por ALCIRA DE LA PEA, PEDRO MOTTA LIMA,
HUGO BARRIOS KLEE, RAMN AMAYA-AMADOR
y JOS CARDONA HOYOS

H.L AO 1963 ha sido de intensas luchas en


Amrica Latina, suscitadas por condiciones
objetivas. La pretensin reaccionaria de buscar las causas fuera de los pases del continente no engaa a nadie.
Los bajos salarios, la desocupacin creciente y la caresta hacen ms duras las ya agudas condiciones de vida de los obreros y de
las extensas capas medias, que son objeto de
una cruel explotacin y en quienes descansa
principalmente la carga tributaria de estos
pases. Los impuestos directos e indirectos establecidos apenas si afectan los cuantiosos beneficios de monopolios extranjeros y de capitalistas y terratenientes locales, que disponen
del Poder y de subterfugios para evadirlos.
El ingreso medio per cpita anual es de 120
dlares. El Banco Interamericano de Desarrollo afirma que en 1963 alrededor de la mitad
de los 20 millones de familias existentes en
las regiones rurales cuentan con niveles de ingreso por debajo de los mnimos aceptables.
Las masas laboriosas de las ciudades y del
campo no quieren resignarse con esta situacin y combaten por sus derechos. Huelgas
exigiendo el pago de salarios atrasados, por su
aumento y por el establecimiento de otras
prestaciones hubo en Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Colombia, Ecuador, Per, Guatemala, etc. Contra la caresta de la vida se
manifestaron las poblaciones en Brasil, Chile,
Colombia y otros pases. En Per, en la regin de Cuzco, y en Ecuador, campesinos indios ocupan tierras; de igual manera proceden
campesinos en Pernambuco, Paraba, Estado
de Ro y otras regiones del Brasil y en los
Estados de Coahuila, Durango y Chihuahua en

Mxico. En este pas, en Torren, los campesinos desfilan portando carteles con leyendas como sta: Hay hambre en el campo,
pidiendo tierras y crditos agrcolas. Esta demanda de tierras extiende su eco por todo el
continente.
El movimiento popular reviste caracteres
polticos cada vez ms marcados. Son testimonio de ello las grandes acciones populares
en Brasil, donde se acenta cada vez ms la
influencia de un potente movimiento obrero
bajo la direccin nica de su CGT, en amplio
frente democrtico y nacional que cuenta, inclusive, con apoyo entre las fuerzas armadas.
Las huelgas polticas de mbito nacional, con
la participacin de tres millones de huelguistas, han sido el factor decisivo en el fracaso
de las tentativas de golpes reaccionarios. Lo
mismo puede decirce de Argentina, donde
acaba de tener lugar, auspiciado por la Confederacin General del Trabajo, partidos polticos y organizaciones democrticas, un paro general de actividades laborales y una
gran concentracin ante el Congreso Nacional, para reclamar la derogacin de las leyes
represivas y otras reivindicaciones econmicosociales.
As, pues, la lucha de 1963 es parte de un
proceso que no culmina en este ao. La victoria de la Revolucin Cubana marca una
nueva etapa en el aceleramiento de la batalla de los pueblos latinoamericanos por la independencia y la dignidad nacionales, por el
rescate de las libertades y derechos ciudadanos. La Revolucin Cubana es la aurora en
el despertar de un continente que se mueve
por el impulso de las aspiraciones de sus pue-

40

A. DE !LA PEA, P. MOTTA MMA, H. BARRIOS, R. AMAYA-AMADOB Y J. CARDONA

blos a una vida ms noble. De ah la preocupacin de sus enemigos por apagar la luz
que irradia el ejemplo de Cuba.
Por eso ahora, cuando se cumple el quinto
aniversario de la heroica Revolucin Cubana,
cuando sta sigue sealando el irreversible
camino de las revoluciones de liberacin nacional hacia el socialismo, los pueblos de
Amrica Latina perciben cada vez ms ntidamente la .trascendencia: de su ejemplo y la
necesidad de su defensa.
)
El primero de agosto de 1963, el asesinado
Presidente Kennedy, refirindose al plan de
la Alianza para el Progreso, habl en una
conferencia de prensa, de una revolucin
para Amrica Latina. En efecto, la necesidad
de una revolucin es una verdad que se palpa en el ambiente continental. Lo dudoso es
que la revolucin que los pueblos desdan se
pueda programar desde Washington.
Esa supuesta revolucin democrtica pacfica sera, segn palabras del senador norteamericano Hubert Humphrey,
un acontecimiento nico en la historia1, particularmente
en regiones donde la opresin, la explotacin,
la pobreza y la discriminacin se hallan establecidas desde hace muchas generaciones.
Pero, como ha dicho el gobernador del Estado de Nueva York, Rockefeller, la "Alianza,
para el Progreso" no -es alianza ni progreso.
Por lo tanto, no ha pasado de ser una promesa panamericana ms de reformas, que
choca con la oposicin oligrquica y monopolista y con la desconfianza de las masas, que
ven en este plan yanqui una nueva forma de
perpetuar su dominio en Amrica Latina.
La poltica neocolonial del imperialismo
yanqui, que por un lado ofrece demaggicamente modificaciones sin derramamiento de
sangre, trata, a la vez, de asegurarse con medidas que tienen como objetivo primordial contener el avance de la lucha democrtica.
La conferencia de Kennedy con los presidentes centroamericanos en San Jos, Costa
Rica [marzo, 1963], seguida de la de ministros del Interior con representantes del Departamento de Estado de EE. UU. en Managua, Nicaragua; los acuerdos emanados de la
Organizacin de Estados Americanos, sobre
control de pasaportes y coordinacin de actividades contra la subversin comunista; los
cursillos antiguerrilleros de Panam; las operaciones Fraternidad, Unitas IV y Amrica de los ejrcitos y fuerzas navales latinoamericanos bajo la direccin de oficiales
yanquis, sealan los claros objetivos de la
poltica imperialista.
Pero no slo son los imperialistas yanquis

los que tratan de contener el desarrollo de la


lucha por la democracia en Amrica Latina.
Temerosas de que las reformas de la Alianza canalicen la accin de los pueblos, las
oligarquas locales, en connivencia con los
monopolios yanquis, asaltan el Poder incluso
en aquellos pases en donde haba regmenes
que iban a remolque de la reaccin, como
Honduras y Ecuador, o en aquellos donde reinaba un reformismo inofensivo, como en la
Repblica Dominicana i.
Ante el crecimiento del movimiento popular, la reaccin sobresaltada trata de imponer
abiertamente el terror, liquidando las pocas
libertades democrticas existentes hasta hace
poco tiempo. Por ejemplo, en Ecuador, Guatemala, Honduras, Repblica Dominicana y
El Salvador, a lo largo de los dos ltimos
aos se han registrado golpes militares dirigidos a liquidar definitivamente los derechos
democrticos de los ciudadanos; en Venezuela, este proceso avanza a plena marcha; en
Hait, el rgimen reaccionario de Duvalier
hace ya tiempo que priv a los ciudadanos de
toda posibilidad de influir en la eleccin de
los gobernantes y en las acciones de stos.
En aquellos pases donde el temor a una revolucin inminente todava no se percibe, pero es potencial en el batallar de las fuerzas
democrticas, las represiones se aplican en
los marcos de un supuesto estado de legalidad, como en Mxico.

Bajo la batuta de los imperialistas yanquis, las oligarquas criollas desatan las ms
brbaras represiones en Amrica Latina, Los
manoseados y gastados mitos sobre el mundo libre, la democracia occidental y la
cultura cristiana son apenas subterfugios
para ocultar la escarnecedora y sangrienta
farsa que amenaza con cubrir de terror y
abominacin al continente bolivariano.
Las dbiles libertades democrticas se tor1 Explicando los motivos de su derrocamiento, el ex
presidente Juan Bosch dice: Mi gobierno haba estado oficiando por slo cinco meses y medio y aunque
todava no habamos alcfanzado un programa que diera
trabajo al desempleo [cuyo nmero es de 400.000 en
una poblacin de 3,3 millones], estbamos haciendo
muchas cosas para restaurar la economa nacional. . .
Estbamos comprometidos en grandes estudios y la
reforma agraria haba alcanzado el punto de que 330
familias se haban establecido cerca de La Herradura
en tierras del Estado. [Socialist International Information, 46, dea 16 de noviembre de 1963].

LOS PUEBLOS DE AMERICA LATINA DEFIENDEN SUS DERECHOS

nan cada da ms un ambiente insoportable


para los millonarios nacionales y extranjeros
que explotan las riquezas y el trabajo de las
gentes de esta regin. La llamada democracia representativa es, en la generalidad de
los casos en Amrica Latina, un huero cascarn. Todo cuanto es esencial en el clsico
democratismo burgus est aqu ausente o va
en camino de desaparecer. Incluso el mismo
Estado de derecho ha sucumbido en un alto
porcentaje ante el aparato militar, que es el
supremo recurso del imperialismo y de las
castas cuando quiera que se encuentran detenidos o limitados por los estatutos legales.
Es cierto que en varios casos subsiste alguna
forma suya, pero casi siempre es una parodia montada sobre la trgica realidad de una
vasta opresin de las masas laboriosas. Y
as, la clebre alianza panamericana, cuyos
integrantes son todos signatarios de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, de la ONU, en la prctica es un sistema
organizado para la violacin de los principios
bsicos de la Declaracin.
En qu consiste, entonces, la democracia
representativa? En el establecimiento de regmenes reaccionarios sobre la base de elecciones amaadas o en medio de una situacin bajo estricto control militar. Son el caso de Mxico, en donde el monopolio del Poder se ejercita con la imposicin de los candidatos del partido gubernamental y con arteras disposiciones anticonstitucionales que
impiden la concurrencia a las elecciones de
las fuerzas ms representativas de la izquierda; o el ejemplo de Colombia, en donde un
bipartidismo legalizado en una Constitucin
ad hoc no permite participacin en el proceso electoral ms que a los dos partidos que
se turnan monopolsticamente en el gobierno;
o el caso de El Salvador, en donde disposiciones arbitrarias convierten el dilogo cvico electoral en monlogo gubernamental-reaccionario, con la asistencia de un solo candidato, el del gobierno; o el ejemplo de Per,
con el encarcelamiento de comunistas y otros
demcratas; o de Argentina, en donde, de
conformidad con el Estatuto de los Partidos
Polticos y de otras leyes represivas, se anulan casi
todos los derechos democrticos del
pueblo1; el caso de Paraguay y Nicaragua,
en donde continan las mismas dictaduras.
As constituidos los poderes del Estado, el
Congreso es dcil instrumento del Ejecutivo, y
los tribunales, el poder judicial, aplicadores
de una legislacin reaccionaria emanada de
1 Vase en este nmero el artculo de A. Pedroncini.

41

un Congreso representativo de los intereses


extranjeros y oligrquicos.
Pero aun este tipo de democracia representativa constituye ya una red que atrapa
a la reaccin ms cerril. Y por eso, contra
tales limitadas libertades que permiten desenvolver alguna accin de masas [en los debates electorales y en algunas otras escasas
circunstancias] embisten los golpes de Estado, como en los
casos de Guatemala, Ecuador, Honduras2 y Repblica Dominicana.
El gorilismo depone a los sumisos gobernantes que, despus de haber cumplido fielmente el programa antinacional que les trazaron desde Washington, no pueden articular
ya la continuidad antidemocrtica en sus
pases. Sin embargo, los sucesores de Arosemena, Villeda Morales e Ydgoras Fuentes
tambin presumen de ser pilares de la democracia. Lo mismo dice la pandilla militarista que derrib al Presidente Bosch en la
Repblica Dominicana, que para demostrar
que es un rgimen de leyes el suyo ha recurrido a restablecer la Constitucin de la
nefasta y sombra era de Trujillo.
El sangriento gobierno de Stroessner lleva
un decenio defendiendo la democracia representativa, sembrando todo el territorio del
Paraguay de muerte, miseria y desolacin. El
hecho de que medio milln de paraguayos vivan en el destierro [de una poblacin de
1.800.000 habitantes] es un dato bren elocuente sobre la manera de cmo ese rgimen practica las garantas y los derechos humanos.
En una palabra, los rganos del Poder pblico han sido eliminados en casi todos los
pases por el Ejecutivo, o padecen una oprobiosa mediatizacin que los hace incapaces
para ejercer contrapeso alguno a la voluntad
presidencial. Y el resto del viejo formulismo
jurdico que an sobrevive no es sino el camino de cauteloso leguleyismo en su marcha
hacia la dictadura desembozada.
Tal es el caso de Colombia, donde an existen Parlamento y tribunales sujetos a ciertas
normas constitucionales. Algunas formalidades exteriores de la democracia representativa parecen a salvo. Pero a poco que se
examine el sistema se descubre que es una
autntica dictadura de las camarilla! oligrquicas. La misma alternacin presidencial,
en virtud de la cual cada cuatro aos la mxima posicin del Estado pasa de manos de
uno de los partidos a las del otro, tiene por
objeto eliminar la deliberacin popular y la
seleccin de sus gobernantes. El ropaje civi2 Vase en este nmero el artculo de P. Snchez.

42

A. DE LA PEA, P. MOTTA LIMA, H. BARRIOS, R. AMAYA-AMADOR Y J. CARDONA

lista de este rgimen no es ninguna virtud


republicana: es una hipocresa que le permite
ejecutar ordenadamente la violencia contra
las masas populares.
Ni uno solo de los gobiernos mencionados
reconoce en la prctica los derechos humanos. Los encarcelamientos arbitrarios e indefinidamente prolongados, en particular contra
los campesinos, son ya algo consuetudinario.
Otro tanto ocurre con el sistema de juzgamiento por va policaca, que tanto sirve para reprimir a los trabajadores como para liquidar el papel del rgano judicial. Con frecuencia se impone la pena de muerte tras un
brevsimo juicio castrense. Las matanzas de
campesinos realizadas por agentes oficiales y
por bandas de reaccionarios apoyados por el
gobierno, no se dan tregua.
Leyes especiales, con increble irrisin impuestas bajo el signo de la defensa de las
instituciones democrticas, existen en Argentina, Guatemala, El Salvador, Paraguay, etc.,
para privar de derechos y perseguir a los comunistas y otros adversarios de los gobiernos.
Como en todas partes del mundo tambin
en nuestro continente la barbarie y el terror
se escudan tras el smbolo contemporneo de
regresin y oscurantismo de1! anticomunismo. Desde luego, la reaccin golpea tan rudamente como puede a los comunistas, combatientes de vanguardia por los intereses de
los trabajadores y de la nacin, pero, con el
mismo pretexto, trata de eliminar y destruir
a todas las fuerzas democrticas.
En la mayora de los pases latinoamericanos no existe una sola entidad de masas que,
al tratar de defender los principios elementales de la democracia, no haya tenido que soportar la aplicacin de la poltica anticomunista. Muchas veces ni siquiera es necesario
ser demcrata para padecerla. Las facciones
reaccionarias apelan a denominar indiscriminadamente comunista a todo el que, por
cualquier causa, estorba sus designios. A tal
extremo que, sobre todo cuando ya el terror
es desenfrenado, la amenaza del anticomunismo se convierte en una verdadera pesadilla hasta para las personas ms alejadas de
las luchas polticas.
Por comunistas han sido asesinados millares y millares de trabajadores liberales en
Colombia; por ello mismo sufren los ms viles tratamientos liberales y comunistas que
se encuentran como presos polticos en Honduras desde el golpe militar de octubre. Lo
mismo sucede en otros pases del continente.
Por temor a que sus prdicas sobre temas
sociales llegaran eventualmente a alentar al

comunismo, se le clausur en Colombia un


programa de radio a un sacerdote catlico, y
a otro, en Guatemala, se le amenaz de cancelarle un programa por televisin porque a
fu-erza de hablar contra el comunismo haca
pensar demasiado a su auditorio sobre temas
polticos de actualidad.

II
Las fuerzas antidemocrticas intentan extender ese proceso reaccionario y represivo a
todo el continente, mediante maniobras y golpes de Estado. Sin embargo, a esa tendencia
del imperialismo y de la reaccin se contrapone la lucha popular por la consolidacin de
la legalidad democrtica, como en Brasil, Chile y Uruguay, o por su reconquista paulatina, como en Argentina y Per. Una cosa es
el propsito de los monopolios y de los terratenientes, y otra muy distinta es la voluntad de lucha de los pueblos, que responden
con la violencia a la violencia all donde la
reaccin hace imposible el desarrollo pacfico,
como en Venezuela, Paraguay, Guatemala,
Nicaragua, etc.
La tendencia a la unificacin continental
bajo el signo reaccionario tiene un propsito
definido: mantener por el terror las posiciones
que la evolucin histrica y la conciencia de
las masas estn a punto de echar a pique.
Ante el hecho concreto de la feroz represin
contra los movimientos polticos y sociales es
sarcstico recordar los compromisos internacionales sobre los derechos humanos. Con el
fin de impedir la participacin de las masas
populares en la vida pblica, casi todos los
gobiernos latinoamericanos utilizan formas de
silenciamiento diversas: desde la cencura de
comunicaciones y del pensamiento escrito y
hablado, hasta la masacre, pasando por los
ms inicuos mtodos de tortura.
La prensa comunista y la del movimiento
obrero independiente es en esos pases, casi
siempre, ilegal o tiene que apelar a frmulas
de ocultamiento que limitan en grado sumo las
posibilidades de su influencia. En contados
pases [Brasil, Chile, Uruguay] se le reconocen sus derechos, aunque no siempre coincide la autorizacin para editarla con la voluntad policaca de dejarla circular. Se dan
casos, como el reciente de Colombia, en que,
ante las maniobras rabulescas del gobierno
para eliminarlo, nuestros camaradas se ven
forzados, con los consiguientes perjuicios, a

LOS PUEBLOS DE AMERICA LATINA DEFIENDEN SUS DERECHOS

cambiar apresuradamente el nombre de su semanario.


El derecho de reunin, de organizacin y
de manifestacin pblica es cada vez ms
minimizado. D-e hecho no existe en toda la
Amrica Central. En el resto de los pases,
con contadas excepciones, si no est abolido,
hay que someterse para su ejercicio al cumplimiento os requisitos que lo convierten en
impracticable. Las autoridades se reservan la
facultad de sealar la hora, duracin, ruta
del desfile, lugares para los discursos, e incluso, la de cambiar sbitamente las disposiciones previamente convenidas. Para reprimir
las manifestaciones que se producen a pesar
de las prohibiciones, o las que siendo permitidas, ha logrado descomponer mediante sus
provocaciones, la polica apela al terror bestial. Y esto no es meramente metafrico: las
alambradas, los gases lacrimgenos, las cargas de caballera y el mortfero empleo de
cachiporras y fusiles son coadyuvados con la
accin de feroces perros amaestrados.
Cada huelga, aun en -el caco de ser reconocida como lcita, debe enfrentar la violencia patronal y policial. Los patronos prolongan indefinidamente la solucin del arreglo
de los conflictos laborales para desgastar las
energas de los obreros. El gobierno es cmplice en tales hechos. Las provocaciones contra los trabajadores parados s-e dirigen sistemticamente a crearles irritacin e incitarlos
a cometer actos desesperados.
Contra los dirigentes polticos y sindicales
pende siempre la amenaza reaccionaria. Incluso se llega a fraguar las provocaciones
ms perversas para tomarlas como fundamento de la represin y eliminar, por la va
de la crcel, de la tumba o del miedo, a los
cuadros proletarios. Esto es lo que ocurri
hace poco en la huelga de los petroleros de
Colombia *. En Mxico, en aplicacin de la
frmula sobre el delito de disolucin social 2
guardan prisin numerosos dirigentes ferroviarios, del magisterio y polticos, a raz de
un movimiento de los trabajadores del ferrocarril nacional.
En el momento en que se escriben estas lneas purgan en penitenciaras de Venezuela
su arnor y su fidelidad al pueblo un gran nmero de lderes comunistas: Jess Fara, Gustavo y Eduardo Machado, Guillermo Garca

1 Vase el nm. 10 de 1963 de NUESTRA POCA.


2 FrmuLa jurdica inventada por el rgimen revo1 u ionario mexicano para sofocar el movimiento obrero y democrtico.

43

Ponce, Hctor Rodrguez Bauza y otros, as


como dirigentes del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria. La privacin de la libertad
de estos dirigentes es una violacin adems
al orden pblico de la nacin, dada su investidura de parlamentarios.
En la feroz represin contra el pueblo desatada por los militares ecuatorianos, los dirigentes comunistas Pedro Saad, Enrique Gil
Gilbert y otros han ido a la crcel. En Ecuador mismo, a causa de malos tratos y psimas condiciones sanitarias en que fue colocado, falleci el camarada Newton Moreno,
cuya muerte es una acusacin contra los
opresores de su pueblo.
En la Repblica Dominicana son encarcelados dirigentes y militantes revolucionarios
a consecuencia del miedo cerval que experimenta la reaccin ante la creciente resistencia de las masas y de sus desesperadas tentativas de aplastarla.
La ferocidad de Stroessner, en Paraguay,
es uno de los espectculos ms crueles que
conoz'ca la historia de Amrica. El ametrallamiento de domicilios como mtodo para
hacer capturas de opositores polticos es corriente. En uno de esos asaltos bandidescos
fue herido, y asesinado posteriormente, cuando ya estaba preso, el camarada Wilfredo
Alvarez Jara, miembro de la Comisin Poltica del CC del Partido Comunista Paraguayo, La brutalidad de las torturas a que son
sometidos hace temer siempre por la suerte
de los presos polticos. As han permanecido
bajo constante peligro de muerte desde hace
varios aos el maestro Antonio Maidana y
numerosos patriotas comunistas y febreristas.
La reaccin no respeta a mujeres y nios, a
quienes se encarcela y obliga a trabajos inhumanos bajo el ltigo de los salvajes capataces. Tal es el caso de Ofelia de Peralta y
de sus hijos.
La sdica crueldad toma especiales caractersticas cuando la represin se endereza
contra los campesinos. En Colombia, Guatemala, Ecuador y Nicaragua se suceden unos
tras otros los asesinatos, en una siembra rural del terror que sirve de inmediato a la
extensin del latifundio. Asustados por el terror^ los campesinos venden sus parcelas a
precios irrisorios o huyen abandonando sus
tierras, que los latifundistas se apropian. En
Colombia se hacen esfuerzos para destruir las
organizaciones agrarias que en distintos modos combaten por la posesin d-e la tierra. Y
el sadismo llega hasta el extremo de que los
campesinos vctimas de los bandidos son decapitados y mutilados para despus exhibir

44

A. DE LA PESA, P. MOTTA LIMA, H. BARRIOS, K. AMAYA-AMADOR

los horripilantes trofeos. De esta barbarie no


se libran ni ancianos, mujeres y nios. La
familia del dirigente campesino mexicano Rubn Jaramillo fue liquidada por elementos del
ejrcito.
En Venezuela, Rmlo Betancourt, apoyndose en policas de la dictadura de Prez Jimnez y en expertos torturadores batistianos
fugitivos de Cuba, pretende someter al heroico pueblo venezolano al dominio imperialista
y a que acepte a perpetuidad el saqueo de sus
riquezas naturales y la prdida de su soberana nacional. Este gobierno acaba de protagonizar unas supuestas elecciones bajo el signo de la ms tremenda- violencia de las fuerzas armadas y del matonismo gubernamental.
Simultneamente con el terror desatado en el
interior del pas, la opinin fue amedrentada
con la amenaza de invasin por las tropas
panamericanas que realizaban maniobras en
el vecino territorio colombiano. As, lo que se
expres en las urnas no fue la voluntad del
pueblo, sino la del monopolio petrolero y del
betancurismo antinacional.
En El Salvador, la represin golpea incluso
a ancianos dirigentes obreros, como lo est
demostrando actualmente con Miguel Mrmol,
destacado activista del movimiento sindical y
campesino desde 1930, quien fue en esa poca
fusilado por la dictadura de Hernndez Martnez; no lo remataron por pura casualidad,
gracias a lo cual logr salvar la vida y curar
sus heridas. Ahora la nueva tirana que mancilla a su patria vuelve a ensaarse con l, encarcelndolo a pesar de su edad y su estado
de salud.
El revolucionario gobierno de Mxico mantiene en prisin, por disolucin social, a virtud de la imposicin de penas infamantes, a
eminentes personalidades que son gloria nacional, como el pintor David Alfaro Siqueiros
y el anciano periodista Filomeno Mata.
Pero los -encarcelamientos en Amrica Latina no s-8 detienen en las personalidades y en
los cuadros polticos y sindicales. En realidad
se dirigen contra las masas mismas. Por eso
cuando los viLes testaferros al servicio del imperialismo y de las oligarquas ya no tienen
espacio para ms presos polticos en crceles
comunes, establecen campos de concentracin,
en donde, a las palizas y tormentos que aplican los verdugos oficiales, se suman los sufrimientos que imponen las inclemencias naturales en una vida a la intemperie. Campos
de concentracin se han establecido en Armero [Colombia], en Orchila [Venezuela], en
La Fortaleza [Honduras], y muchos otros en
Paraguay, Ecuador, etc.

Y J. CARDONA

III
Cada vez que las fuerzas de un pueblo se
unen y luchan por un objetivo determinado,
logran xitos y avanzan hacia la conquista d-e
nuevas victorias. La aspiracin a la democracia, a la libertad y a la legalidad, la condena
de los atropellos e injusticias, la repulsa a la
aplicacin de torturas y al asesinato del opositor poltico, mueven la adhesin de los ms
diversos y alejados sectores, de las personalidades y agrupaciones polticas y sociales con
las ms encontradas concepciones y posiciones.
El cncer de las cruentas dictaduras reaccionarias latinoamericanas puede no slo ser localizado, sino liquidarse definitivamente. La experiencia comprueba que los avances de la unidad de accin de todas las fuerzas patriticas,
por el respeto a los derechos humanos, contiene el desborde represivo reaccionario.
Los comunistas, en contra de lo que afirman la reaccin y los reformistas de toda laya
que hacen el juego al imperialismo, desean sinceramente el pleno desenvolvimiento de la democracia y de la legalidad en nuestros pases.
No es que les atemorice el estado de represin en que han vivido los partidos -en dcadas,
ya que se ha comprobado que nunca, ni -en las
pocas de ms frrea dictadura, fue posible
liquidarlos.
La vida legal brinda a las fuerzas democrticas, especialmente a la vanguardia del proletariado, las condiciones necesarias para ligarse con las grandes masas, sus organizaciones y sus batallas. Esto es lo que ms alecciona, desarrolla la conciencia de clase, infunde
confianza, en la propia fuerza, da vigor a los
partidos comunistas y obreros y a las organizaciones de masas.
La irona de la historia universal lo pone
todo patas arriba deca ya Engels -en su introduccin a Las luchas de clases en Francia
de 1848 a 1850, de Marx. Nosotros, los "revolucionarios", los "elementos subversivos",
prosperamos mucho ms con los medios legales que con medios ilegales y la subversin.
Los partidos del orden, como ellos se llaman,
se van a pique con la legalidad creada por
ellos mismos *.
As, es una verdad histricamente comprobada que las embestidas reaccionarias se realizan con el pretexto anticomunista, pero sus
alcances siempre rebasan los lmites de la vanguardia de la clase obrera. Quienes un da
1 Carlos Marx y Federico Engels. Obras Escogidas,
pg. 85. Edit. Cartago, Buenos Aires, 1957.

LOS PUEBLOS DE AMERICA LATINA DEFIENDEN SUS DERECHOS

antes fueron indiferentes al llamamiento de


los comunistas a detener unidos la avalancha
reaccionaria, alucinados por el canto de sirena
del anticomunismo, comparten luego con los
comunistas la crcel, la celda de torturas. De
esta manera, al plantearnos el objetivo concreto de combatir por la legalidad democrtica,
debemos tener siempre presentes las palabras
del Manifiesto Comunista cuando dice: Los
comunistas trabajan -en todas partes por la
unin y el acuerdo entre los partidos democrticos de todos los pases. En las condiciones actuales es justo el acuerdo con todos los
grupos y asociaciones y personalidades que
tienen la misma disposicin de lucha.
Consecuentes con esta orientacin, cuando
el fascismo amenaz a la humanidad, en el
s-eno del movimiento obrero internacional la
voz de los comunistas reson clara y terminante. Dimitrov, en su informe al VII Congreso de la Internacional Comunista, seal
que sta no pone para la unidad de accin
ninguna clase de condiciones, con excepcin
de una elemental, aceptable para todos los
obreros, a saber: Que la unidad de accin vaya
encaminada contra el fascismo, contra la ofensiva del capital, contra la amenaza de guerra,
contra el enemigo de clase. He aqu nuestra
condicin. Y lo que entonces era vlido para
la unidad de clase contra el enemigo comn,
es ahora vlido, estableciendo las distancias,
para la unidad de todos los demcratas y patriotas, a quienes los comunistas no ponen
ms condicin que la de combatir juntos contra la ofensiva reaccionaria y por el restablecimiento de la democracia y la libertad agredidas en Amrica Latina por la tendencia del
imperialismo a asegurar su dominio en el continente.
Nacionalmente, la unidad de todos los partidos democrticos y de todas las fuerzas sociales y personalidades, bajo la consigna de
la lucha contra la dictadura reaccionaria y sus
mtodos brutales, es posible. As lo prueba la
experiencia ya mencionada del Brasil, Argentina y otros pases. Gran ejemplo de la unidad
de accin y sus consecuencias positivas lo demuestra el cohesionado movimiento obrero y
popular en Chile, que est librando una gran
batalla por la legalidad y por las reivindicaciones de las masas. En Guatemala jug un
importante papel la Unin patritica guatemalteca por la libertad de los presos polticos
y retorno de los desterrados, que obtuvo no
pocos xitos. Y as muchos otros ejemplos se
pueden presentar en nuestros pases.
Ante el acrecentamiento de las represiones
impuestas por la poltica neocolonialista de los
monopolios norteamericanos a los pueblos de

45

Amrica Latina, las masas no se muestran


pasivas -en ningn lugar.
En las repblicas centroamericanas, las
acciones de masas son reprimidas con la violencia, pero los pueblos no se han intimidado.
Obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales se agrupan, actan, protestan por las condiciones polticas y sociales imperantes. En
Panam, las acciones de masas y los sentimientos patriticos se proyectan hacia la unidad nacional del pueblo contra las condiciones
discriminatorias y de explotacin emanadas de
la injusta posesin del Canal de Panam por
los EE. UU. Esta reivindicacin nacional de
soberana tiene capacidad movilizadora en las
ms amplias capas de la poblacin y exige una
lucha constante por las libertades democrticas .
En la Repblica Dominicana, a pesar de las
condiciones tan duras impuestas por los militares, la lucha de masas por elevar un rgimen democrtico y nacional tiene diversas formas. El Partido Socialista Popular, puesto en
la ilegalidad, se esfuerza por obtener la unidad de accin de esas fuerzas democrticas
que estn en pie de lucha, como premisa indispensable para futuros xitos.
Las masas populares en Colombia han realizado numerosas acciones durante el ltimo
ao. As lo evidencian las manifestaciones
conjuntas de diversos grupos de izquierda en
ciudades como Bogot, Cali, Ibagu y Ccuta.
La batalla por la plenitud de derechos del
Partido Comunista se abre camino multitudinario y llega ya al Congreso Nacional. El movimiento huelgustico [petrleo, oro, cemento,
metalrgicos, textiles, magisterio, transporte
areo, etc.] no slo ha reivindicado mejoras
econmicas: ha combatido tambin por hacer
real el derecho de asociacin, el de manifestacin y un autntico ejercicio democrtico.
Los campesinos que luchan por la tierra, llegando hasta la ocupacin de ella en algunos
casos, exigen tambin las libertades pblicas.
La masa estudiantil, especialmente de la capital, ha librado vigorosas acciones por la defensa de la ctedra libre, la vigencia de los
principios sobre los cuales se fund la Universidad Libre y por una verdadera autonoma
universitaria que ponga a los institutos superiores a salvo de la ingerencia yanqui en la
vida cultural colombiana.
Y as en Per, Bolivia, Mxico, etc., las masas estn en lucha por sus reivindicaciones
inmediatas, qu-e guardan una relacin directa
con las demandas del movimiento nacional liberador.
Las acciones de solidaridad con los pueblos

46

A. DE !LA PEA, P. MOTTA !LIMA, H. BARRIOS, R. AMAYA.AMADOR Y J. CARDONA

que luchan por la defensa de los derechos humanos, siendo activa y permanente, pueden
convertirse, nacionalmente, en fuertes movimientos sociales, de masas y extensos, ampliamente representativos. La colidaridad permite extender la lucha de las fuerz'as democrticas y sumar a stas a diferentes capas
sociales y vastas masas. La conculcacin de
principios legales, el irrespeto a la integridad
personal, los abusos de poder, etc., enardecen
la conciencia de todos los hombres y mujeres
que ven en estos hechos no slo el ataque aun individuo, a un grupo o a un partido poltico, sino la amenaza de su extensin a todo
el pueblo.
La solidaridad internacional con los pueblos
que luchan en situacin difcil, ha desempeado y desempea en Amrica Latina un papel relevante en la tarea por contener la represin criminal de la reaccin en el Poder.
Las Ligas antiimperialistas que proliferaron
en este continente en las dcadas del 20 y 30,
fueron un instrumento efectivo en apoyo a la
accin patritica de Augusto Csar Sandino en
Nicaragua por batir la intervencin armada del
imperialismo. Actualmente la frolidaridad con
el heroico pueblo paraguayo detiene en gran
medida la brutalidad del rgimen de StrO'?ssner
y obliga a regmenes como el de Nicaragua,
Ecuador, Guatemala, Repblica Dominicana, a
escuchar la voz de la opinin pblica, a contener sus procedimientos criminales con los
patriotas encarcelados e incluso a ponerlos en
libertad.

Los medios modernos de comunicacin [radio, televisin, prensa] acercan a los pueblos,
haciendo posible que no pasen inadvertidas para ellos las acciones punitivas de la reaccin.
De ah que cuando militares golpistas coma
el actual jefe del gobierno de Honduras quieren eludir su responsabilidad en el asesinato
y encarcelamiento de patriotas, aduciendo que
quienes protestan desde el exterior carecen de
informacin veraz, ignoran cnicamente la extensa divulgacin mundial de cus vandlicos
actos, que levantan oleadas de indignacin.
Esta es una muestra del valor prctico de la
solidaridad internacional, fuerza de que se podran citar numerosos casos en que la solidaridad logr arrancar de las manos de la reaccin a patriotas y revolucionarios.
La experiencia nos dice que es posible impulsar internacionalmente, y en el caso de
Amrica La.tina continentalmente, la solidaridad de los demcratas con ios pueblos oprimidos y que luchan por cu liberacin. Cada
vez se va haciendo ms necesario darle a esta
solidaridad un carcter ms orgnico, que responda en la misma medida a la propensin
imperialista por organizar continentalmente la
represin contra los pueblos. Es indispensable
oponer a la accin represiva de las fuerzas
reaccionarias, la accin combativa de todos los
demcratas y de todos los pueblos en defensa
de la integridad personal, del derecho a la democracia y a la libertad.

El Pariido Comunista Francs en la lucha


por la paz, el pan y la democracia
El ao 1963 se ha caracterizado en Francia por un pujante desarrollo de las luchas
populares en favor de la paz, el progreso
social y la democracia.
La firma del Tratado de Mosc sobre la
prohibicin parcial de los ensayos nucleares
ha impulsado la combatividad por la paz.1
A iniciativa del Movimiento de la Paz se
comenz una campaa de peticiones en pro
de la adhesin de Francia al Tratado de
Mosc. Al suscribir las peticiones presentadas a su consideracin, centenares de miles
(ie francesas y franceses han afirmado y afirman la adhesin del pueblo de Francia al
Tratado de Mosc, y por lo mismo su oposicin a la fuerza de choque atmica que est
creando ahora el poder degolista.
La potencia del movimiento de masas en
favor de la paz ha permitido la constitucin
de un amplio Comit temporal contra la fuerza de choque y por el desarme general y controlado. En l participan el Partido Comunista Francs, el Partido Socialista [SFIO], el
Partido Socialista Unificado [PSU], el Partido Radical Socialista, el Movimiento de la
Paz, la CGT, el Sindicato Nacional de Maestros, la Federacin de Educacin Nacional,
agrupaciones de jvenes y muchas otras organizaciones. El Comit prev continuar su
actividad y organizar una gran manifestacin
nacional que ser el proseguimiento de las
acciones que, del 17 al 24 de noviembre, movilizaron en diferentes ciudades de Francia y
en Pars a ms de 250.000 personas.
De esta manera se ha manifestado claramente la voluntad del pueblo francs de exigir la adhesin de Francia al Tratado de
Mosc, el desarme general y controlado y de
oponerse a la fuerza de choque atmica.
Estas acciones y las que se preparan inquietan al poder degolista, que piensa seguir
la va funesta que ha elegido. Ayudan al pueblo francs a comprender mejor las profundas razones de las dificultades inherentes a
la poltica y a la existencia del rgimen de
poder personal.
Cada vez es mayor el nmero de francesas

y de franceses que comprenden la ligazn directa existente entre las fabulosas sumas derrochadas en la carrera de armamentos atmicos y la-3 dificultades econmicas, la subida
de precios, el bloqueo de los salarios, la msera situacin de las escuelas y de las universidades, la agravacin de la crisis de vivienda.
Un peridico degolista se vio obligado a
escribir, criticando la lucha de las fuerzas de
la paz: As, pues, resulta mucho ms cmodo afirmar, como se hace, y no sin xito, que
sera suficiente suprimir "la fuerza de choque" para que las escuelas y las viviendas
crezcan como las setas. Hay que reconocer
que este argumento prende.
Los mantenedores del poder personal reconocen de esta manera que los sofismas tendentes a justificar la carrera de armamentos
atmicos, aunque con ellos se consigue engaar a. demasiados franceses, pueden ser eficazmente combatidos.
Esto exige una tenaz lucha ideolgica, ya
que hay que demostrar que la poltica de poder personal, lejos de ser un factor de acrecentamiento del prestigio de Francia, conduce,
por el contrario, a su aislamiento en el plano
internacional.
Al mismo tiempo, que la accin unida por
la paz, se desarrollan las luchas reivindicativas. E^tas luchan han sido particularmente
importantes en los servicios pblicos y entre
los funcionarios, pero tambin tienen lugar
eu el sector privado.
Segn clculos vlidos, el nmero de jornadas laborales perdidas por lan huelgas ascendi a 9 millones slo en 1963. Esta es la
cifra ms elevada despus de las grandes
huelgas de agosto de 1953.
Qu lejos est esto de la afirmacin optimista de De Gaulle cuando declar con cierta jactancia que en Francia haba habido en
1961 slo un milln de das de huelga, argumentando sobre esta base que las huelgas son
anacrnicas y que la lucha de clases es una
mocin anticuada!
El descontento no se limita a la clase obre-

48

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

ra. Entre los campesinos han tenido lugar


grandes manifestaciones contra la poltica del
Gobierno encaminada a liquidar centenares de
rniles de pequeas y medianas explotaciones
agrcolas familiares.
Los campesinos se niegan a pagar las consecuencias de una poltica de aceleracin de
las contradicciones capitalistas en el campo,
quieren poner fin a la disparidad de precios
de los productos agrcolas e industriales, que
asegura a los monopolios capitalistas sustanciales beneficios.
El mes de noviembre se ha significado por
la gran huelga de estudiantes y profesores.
Las universidades se han pronunciado contra
la nefasta poltica degolista que asfixia la
enseanza, las investigaciones cientficas, la
cultura.
En respuesta a la lucha nacional de los
universitarios, que quieren salvaguardar y desarrollar el patrimonio cultural de Francia,
las autoridades emplearon como argumentos
esenciales las amenazas y las porras d la
polica.
As, en todos los dominios, se confirma el
verdadero carcter del poder personal, expresin del dominio reforzado de los monopolios
capitalistas.
La pujanza- y la diversidad del movimiento de protesta de las masas populares ponen
en primer plano la necesidad de terminar con
el rgimen de poder personal.
Es cierto que no todos los que estn descontentos de la poltica degolista y que lo
expresan en numerosas acciones, se dan cuenta de la necesidad de cambiar de sistema.
Por eso el Partido Comunista Francs trata de descubrir las causas profundas del legtimo descontento de las masas, a saber, el
poder personal y su nefasta poltica, y se esfuerza por mostrar a las masas una salida
democrtica a la situacin creada por el rgimen degolista.
Para ello el Partido desarrolla su programa por una verdadera democracia, muestra
los puntos comunes que existen sobre los
grandes problemas de poltica interior y exterior en los programas del Partido Comunista, del Partido Socialista y de otros partidos democrticos.
La idea de una Asamblea Constituyente ele-

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBBEKOS

gida por sufragio universal y a base de la


representacin proporcional, para elaborar una
Constitucin democrtica, progresa. Esta idea
ha sido aceptada incluso por los dirigentes del
Partido Socialista [SFIO].
Claro es que la necesidad de la nacionalizacin de todos los monopolios de facto no es
compartida en la actualidad por los otros partidos democrticos. Pero el Partido Socialista,
por ejemplo, demanda, como el Partido Comunista, la nacionalizacin de los bancos comerciares, lo que afectara a bancos ligados
directamente al Poder, como el Banco Rothschild, el Banco de Pars y de los Pases Bajos, el Banco de la Unin Parisina, el Banco
Lazar, etc.
La nacionalizacin de los monopolios de
facto, en el cuadro de una verdadera democracia, contribuira al aislamiento de los grupos monopolistas, a debilitar su podero y a
destacar el papel de la clase obrera en la vida del pas. Esta concepcin se abre camino
en la conciencia de las masas.
El nmero y la importancia de los puntos
de coincidencia que figuran en los programas
de los partidos democrticos, ciertamente hacen posible la elaboracin de un programa comn de las fuerzas obreras y democrticas
opuestas al poder personal.
La elaboracin de un tal programa contribuira a dar una amplitud excepcional a la
lucha de la clase obrera y del pueblo de Francia para poner fin al poder de los monopolios
y para crear una democracia verdadera y estable que goce del apoyo de las ms amplias
masas de nuestro pueblo.
Partiendo de este punto de vista, el Pleno
del Comit Central del Partido, reunido los
das 5 y 6 de octubre, decidi emprender una
gran campaa nacional para desarrollar y exponer la necesidad de elaborar un programa
comn a todos los partidos y organizaciones
democrticas con miras a poner fin al poder
personal.
El xito de los numerosos mtines y manifestaciones organizados con este objeto muestra que una tal actividad est en correspondencia con la voluntad de la clase obrera y
de las fuerzas democrticas. Desarrollando
esta gran lucha por la paz, el pan y la democracia, el Partido se encamina hacia su
XVII Congreso Nacional.
Jacques DUCLOS

Hacia un gran Partido Comunista de masas en Espaa


Fechada en una crcel franquista el da 20
de abril de 1963, cuando fue conocido el monstruoso asesinato de
uuno,n
de nuestro
nuestro canituraua
camarada Julin
Grimau, recibi la esposa del hroe la siguiencarta:
te En
carta:
estos das tan dolorosos para ti, que-

remos hacerte llegar un saludo sentido y emocionado. Hemos seguido da tras da las vicisitudes
^oj.uu.u.^=, de
^ los
*~~ ltimos momentos de Julin.
Nos quedamos atnitos ante las manifiestas
r^fekn/Mrvnac! del
ripi rgimen,
rpp-imp.n. al propio
oroio tiempo que
intenciones
nos entusiasmaba la enrgica firmeza de un
J..^W

V-UJI^VA^,***^^

hombre ante una muerte cierta. No ramos


comunistas. Nos faltaba el argumento final
que viniese a precipitar la decisin de pedir
nuestro ingreso en el Partido Comunista de
Espaa.
El da que se nos comunic el trgico fin
de tu compaero Julin, sentimos la necesidad espontnea e individual de cubrir con nuestra presencia el hueco irreparable que Julin
haba dejado en el Partido que precisamente
por ser el ms nacional viene siendo el ms
perseguido. Su actitud y su sacrificio nos ha
abierto definitivamente los ojos y ha conseguido, con el ltimo gesto de su vida, lo que
sus ejecutores trataron con toda fuerza de
impedir: que el pueblo estreche sus filas, que
de todas partes surjan hombres dispuestos a
tener el honor de pertenecer a un partido que
cuenta con una multitud de hombres decididos
a luchar contra la opresin, por una vida mejor y por una sociedad justa.
Esta emocionante carta est firmada por
dos jvenes, uno obrero, otro estudiante, que
actualmente se encuentran condenados en una
crcel de Espaa, por actividades antifranquistas.
En esos Irnismos das posteriores al crimen,
otro intelectual espaol, tambin encarcelado,
se dirigi a la sufrida y valerosa compaera
de nuestro inolvidable camarada solicitando
el ingreso en el Partido de Grimau. Por mi
parte dice nuestro camarada puedo deciros que el nombre de Julin Grimau ir unic'o a m hasta la muerte. Si yo, como tantos
otros compatriotas, he pedido el ingreso en
su causa, al saber su sacrificio, y guiado por
su ejemplar vida, a su causa consagrar mis
energas mientras viva. Y estoy seguro termina diciendo este nuevo camarada que con
l, con vuestro y nuestro Julin, iremos a
inaugurar el alba para nuestro sufrido
pueblo.
Cartas semejantes, llenas de emocin, de
sinceridad y de entusiasmo revolucionario, solicitando el ingreso en el Partido y en la Juventud Comunista, han recibido la compaera
del hroe y nuestro Partido en gran cantidad,
despus del odioso crimen cometido en Madrid
con el patriota preclaro y miembro del Comit
Central de nuestro Partido Julin Grimau.
A la promocin Asturias comenzada en
octubr-e de 1962 se enlaz otra promocin espontnea que llevaba el nombre de nuestro
camarada. Millares de hombres y mujeres
han ingresado en el Partido o en la Juventud
en estos ltimos meses. Al mismo tiempo se
han constituido gran cantidad de nuevas organizaciones en las fbricas, en los pueblos
y en las universidades y otros centros de enseanza.
Todos los camaradas recientemente ingresados vienen con el deseo de contribuir personalmente a la preparacin y organizacin de
la huelga general poltica, que es en este momento el objetivo ms inmediato que se propone nuestro Partido. En la clula de la Juventud Comunista de Sama de Langreo, que
4 -N. Eipoca

lleva el nombre de Julin Grimau, solicitaron


su ingreso un joven estudiante y otro obrero,
de 16 y 17 aos respectivamente. En su peticin escrita decan lo siguiente: Para vengar la muerte d nuestro entraable Julin,
lucharemos por la organizacin y el completo
desarrollo de la huelga general poltica. Julin ser vengado con los efectos de la
misma.
Entre los millares de nuevos camaradas estn en primer lugar obreros de la ciudad y
del campo, pero tambin muchos estudiantes
e intelectuales. La inmensa mayora de los
nuevos ingresos lo han hecho en las organizaciones existentes en los diferentes lugares
del pas. Pero hay tambin muchos trabajadores emigrados que se han adherido al Partido y a la Juventud Comunista en los diferentes pases de Europa, donde existe una
emigracin econmica. Son tambin muchos
centenares los que se han dirigido por carta
a Rado Espaa Independiente solicitando su
ingreso en las filas de los comunistas espaoles.
En general, sin que esto quiera decir que
nos damos por satisfechos, podemos afirmar
que la campaa de reclutamiento comenzada
en octubre pasado con la promocin Asturias e incrementada considerablemente despus del sacrificio de Grimau, ha constituido
un xito considerable que va a permitir y facilitar la realizacin de las grandes tareas
polticas de nuestro Partido. Es evidente que
nuestra organizacin, al incrementarse con
nuevos militantes, se ha fortalecido polticamente.
No nos es posible, por razones de la clandestinidad, dar datos precisos. Pero lo que
vamos a decir a continuacin permitir hacerse una idea del reforzamiento del Partido
en estos ltimos meses. En una sola organizacin, probablemente la ms numerosa en la
actualidad, han ingresado en el Partido y en
la Juventud Comunista ms de dos mil nuevos camaradas. Otra organizacin que contaba antes de la promocin Asturias con quinientos militantes, tiene actualmente cerca de
mil doscientos. En Madrid, la ciudad que vio
nacer a nuestro inolvidable camarada Grimau, donde fue detenido y martirizado hasta
la muerte, han venido al Partido y a la Juventud gran cantidad de nuevos militantes
obreros y estudiantes e intelectuales, que se
cuentan por centenares. En Asturias la heroica, donde el pasado verano estuvieron en
huelga decenas de miles de mineros, son tambin varios centenares los trabajadores que
se han adherido al Partido y a la Juventud.
Y as en todas partes, en Catalua, en Levante, en Andaluca y Extremadura, en Castilla, Aragn, Galicia y Euzkadi.
Gracias a la campaa de reclutamiento nos
encontramos hoy, a pesar de las dificultades
propias de la clandestinidad, con importantes
empresas industriales donde la organizacin
del Partido y de la Juventud encuadra a ms
de cien comunistas, lo que significa una fuer-

50

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

za muy considerable. En no pocos pueblos, las


organizaciones del Partido cuentan con cien o
doscientos militantes. Tambin se han producido cambios cuantitativos y cualitativos muy
serios en las universidades espaolas y en
otros centros d-e enseanza.
Quines son estos nuevos camaradas? El
anlisis y estudio de los que han venido al
Partido o a la Juventud en estos meses ltimos es muy aleccionador.
Destacan en primer lugar los jvenes trabajadores y estudiantes. La inmensa mayora
de los recientes ingresos no pasan de los
treinta aos. Hay que decir que en todas las
organizaciones de nuestro Partido predominan
con mucho las nuevas generaciones, que no
solamente son simples militantes de bas-e, sino que ocupan cargos de gran responsabilidad en los comits de empresa, de pueblos,
de otros lugares de trabajo, as como en los
comits locales, comarcales y provinciales.
Muchos de los jvenes que pidieron su ingreso despus del fusilamiento de Julin Grimau,
son hijos de asesinados por el rgimen. Estos
muchachos y muchachas sienten un odio ilimitado por este rgimen fascista que ha ocasionado tantas lgrimas, culpable del atraso
de nuestra patria. Esta juventud es una fuerza extraordinaria, plena de fe en la victoria,
combativa y dispuesta a poner fin al -estado
actual de coras. Pero entre los jvenes que
solicitaron su ingreso en el Partido y en la
Juventud hay tambin multitud de ellos que
vienen de familias que combatieron contra la
Repblica. La justa poltica de nuestro Partido ~ tendente a terminar con la divisoria establecida durante la guerra civil y que Franco
estaba muy interesado en perpetuar, ha facr
litado considerablemente este fenmeno tan
positivo. Y todos esos jvenes, los unos y los
ot^os, conviven perfectamente en 1 seno del
Partido, luchan juntos con abnegacin por
^reparar la huelga general, se ayudan mutuamente y se comprenden a la perfeccin.
He aqu el resultado de la poltica de reconciliacin nacional que defiende y aplica nuestro Partido desde 1956, que est permitiendo
aunar esfuerzos, fundir en un mismo anhelo
a todos los espaoles, que independientemente
del lado -en que combatieron ellos o sus pa
dres durante la guerra civil, han tomado conciencia de la monstruosidad que es la dictadura del general Franco y del anacronismo
que supone -este rgimen defensor de los intereses de la oligarqua financiera y terrateniente. En el seno de nuestro Partido se funden hoy admirablemente decenas de miles de
espaoles que animados por un espritu combativo se preparan para dar la batalla decisiva a la dictadura sangrienta que nos oprime
Otra experiencia interesante de la campaa
de reclutamiento es la incorporacin al Partido de muchos trabajadores e intelectuales
que pertenecieron anteriormente a otras organizaciones obreras y democrticas y muy particularmente al Partido Socialista Obrero Es-

paol, a la Confederacin Nacional del Trabajo y a grupos de las Javentudes Obreras


Catlicas y de las Hermandades Obreras de
Accin Catlica. Un veterano militante socialista, dirigindose al Partido, solicitaba su ingreso con estas palabras: Llevo muchos aos
militando en el Partido Socialista. Pero considero que ha llegado el momento de continuar mi accjn revolucionaria en el nico
Partido que acta heroicamente por conquistar los objetivos que a m me llevaron al Partido Socialista. Ese Partido es el Comunista.
Otras cartas 'emocionantes hemos recibido de
camaradas anarquistas y de trabajadores catlicos. Hay que decir que buena parte de estos nuevos ingresos son hombres prestigiosos,
con un largo historial de lucha y con gran
influencia entre las masas. Tambin nuestra
poltica justa ha facilitado en gran medida la
incorporacin al Partido de estos hombres que
han dado erte paso despus de una larga y
difcil meditacin. Nosotros, todos nuestros
camaradas, viejos y jvenes militantes, les recibimos con los brazos abiertos y nos esforzaremos por crearles las mejores condiciones
para que sientan de verdad que entre nosotros estn continuando su vida de revolucionarios y que no son considerados como advenedizos, sino que tenemos -en cuenta su veterana de revolucionarios.
Tambin son numerosas las mujeres y las
muchachas que se han adheridlo al Partido y
a la Juventud. La incorporacin a la actividad poltica de las mujeres espaolas es un
hecho evidente y de gran importancia y significacin. Adems de las militantes de base
de las clulas femeninas, centenares de mujeres -encuentran ocupando puestos de responsabilidad, demostrando, en ellos iniciativa,
competencia y -espritu de Partido. El factor
esencial de la creciente actividad de las mujeres es la agudizacin de la situacin poltica
en el pas, la maduracin progresiva de las
contradicciones del rgimen y la elevacin de
la combatividad de las masas y en particular de las mujeres. Desde Asturias se dirige
a Radio Espaa Independiente una mujer asturiana con las siguientes palabras: Soy asturiana y tengo a mi marido en huelga, Tengo hijos y los quiero con todo mi corazn.
Quisiera que todas las mujeres de los huelguistas nos uniramos a nuestros maridos y
luchramos todos juntos hasta morir si fuera
preciso. Que no haya ningn asturiano que
se deje engaar por este mal Gobierno. No
dejis a vuestros maridos ir al trabajo mientras no tengamos sindicatos libres y pongan
en libertad a todos los detenidos que son martirizados por quien pudiramos llamar verdugo de Asturias, que es el comisario de polica Ramos. Saludo a la vez al Partido Comunista y felicito a todos los mineros asturianos
que tan fielmente luchan por nuestro pueblo.
Viva Asturias y sus valientes luchadores!
Eso mejor que nada demuestra el espritu
que anima a buen nmero de mujeres espaolas, y no solamente a las mujeres trabaja-

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

doras, sino a las intelectuale- y universitarias.


Todo esto prueba que el Partido de masas
que concebamos en el VI Congreso, con muchas decenas de miles de militantes, -est convirtindose en una magnfica realidad. La represin policaca y las dificultades de todo
gnero con que nos enfrentamos diariamente
los comunistas espaoles no pueden impedir
que se cumpla ese exaltante objetivo. La promocin Asturias y el ejemplo grandioso de
Julin Grimau han robustecido considerablemente las filas de los comunistas de Espaa.
Los hechos demuestran elocuentemente la justeza de nuestra poltica de organizacin aprobada por el VI Congreso, que planteaba la
posibilidad de un Partido Comunista con decenas de rnles de miembros en un rgimen de
dictadura fascista en franca descomposicin.
Sin ese gran Partido que estamos creando, no
podramos hacer frente a las grandes e histricas tareas que tenemos delante.
Nuestros militantes estn generalmente muy
vinculados a las masas, son hombres y mujeres con una vida social activa y saben, cada da mejor, combinar las formas legales y
extralegales de lucha. E~-. as, en los hechos
de cada da, cmo el Partido asegura de verdad su papel dirigente.
En nuestro Partido existe una gran unidad
en torno a su poltica justa y a su Comit
Central. Nuestro Partido y todos sus miembros son fieles al internacionalismo proletario y s-e educan en los principios creadores del
marxismo-leninismo. Nosotros estamos orgullosos de sentirnos totalmente identificados y
aprobamos la lucha que sostiene el gran pueblo sovitico, dirigido por su Partido Comunista, por salvaguardar la paz y construir el
comunismo. Nada ni nadie podr debilitar
nuestra unidad, que es cada da ms colida
y consciente.
Este crecimiento del Partido nos obliga a
mantener formas de organizacin muy flexibles y originales, que estn a la vez determinadas por las condiciones concretas de nue~~
tro pas. Permitimos incluso la afiliacin directa de determinados camaradas que por su
situacin especial no pueden o no conviene
que estn encuadrados en una organizacin
de ba~e. Gracias a esto, muchos eanmradas
actan eficazmente y con el mximo posible
de garantas de seguridad.
Tambin mantenemos una separacin o
descentralizacin de unas organizaciones con
otras, no slo entre unas y otras provincias,
sino incluso en ?l interior de una misma ciudad. Las organizaciones de la Juventud Comunista actan desligadas de las organizaciones del Partido. Los problemas que crea esta
separacin y decentralizacin tratamos de resolverlos desde arriba con la intervencin del
CC y de otros organismos responsables.
Pero los resultados obtenidos no son todava suficientes. Es evidente que necesitamos
marchar hacia adelante con ms rapidez y
audacia, sin caer, naturalmente, -en aventurerismos. Existe an no poco sectarismo en

51

ciertos camaradas responsables, jvenes y


adultos, que entorpecen inconscientemente el
desarrollo de la organizacin. Con estos carnaradas tenemos que sostener una lucha cordial, pero constante, con el fin de ayudarles
a ver claro, a comprender los cambios operados en nuestro pas, que no solamente permiten, sino que hacen indispensable una concepcin verdaderamente revolucionaria y creadora como es la de convertir nuestra organizacin en un poderoso Partido d-e masas.
Los resultados obtenidos en el campo, concretamente entre los campesinos pobres y medios, nos estimulan a ser mucho ms cuidadosos y consecuentes para incrementar nuestra organizacin y nuestra influencia entre
esos millones de espaoles, que son una gran
fuerza -en nuestro pas. El Partido Comunista
de Espaa, quo defiende la consigna de La
tierra para quien la trabaja, *es al mismo
tiempo el mejor defensor de loo intereses de
los campesinos trabajadores, de sus propiedades y de sus justas reivindicaciones. Esos sufridos campesinos de Castilla, de Galicia, de
Levante, de Andaluca y Extremadura, -expoliados por la poltica econmica de la dictadura, se van dando cuenta de que los comunistas, contrariamente a lo que dicen los
franquistas, somos sus nicos defensores.
Nuestro Partido no es nicamente el Partido
de los obreros industriales y agrcolas. Es
tambin el Partido de los campesinos trabajadores, que sufren y penan, pero que tambin luchan, en los campos de Espaa. En este importante sector podemos y debemos obtener mayores resultados.
Actualmente avanzamos hacia grandes acciones de masas en nuestro pas. La huelga
poltica de los mineros de Asturias y Len,
-en la que han participado 40.000 trabajadores
y en la que las mujeres han alentado y sostenido a los huelguistas con admirable coraje y abnegacin, ha confirmado que la perspectiva de la huelga general poltica es correcta y real, y que esta perspectiva la ha
hecho suya el sector que hoy marcha a la
cabeza de la clase obrera espaola.
Despus de las huelgas de Asturias, el Comit Central, cuyo Pleno ampliado se celebro
en los primeros das de noviembre del ano
pasado, ha comprobado con satisfaccin el
fortalecimiento numrico, poltico y organizativo del Partido. Los golpes terroristas de
la dictadura han producido dolorosas bajas en
nuestras filas y en los rganos dirigentes dej
Partido, pero se constat en el Pleno no
han conseguido debilitarlo.
Ante los comunistas -estn planteadas tareas sumamente responsables y complicadas.
Estamos seguros de que sabremos afrontarlas
y darles la solucin adecuada. No cabe duda
que en este camino, lleno de obstculos, a veces tropezaremos. Los comunistas se forman
en la lucha esa es la mejor escuela,
aprendiendo en sus aciertos y en sus errores,
es decir, en la propia experiencia.
Una cosa est clara para todos nosotros: la

52

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

necesidad de hacer un Partido cada da ms


fuerte, no slo por el nmero de sus miembros, sino por su alto nivel ideolgico, su fidelidad y abnegacin -en la lucha. As podremos, junto con todo nuestro pueblo, junto con
todas las dems fuerzas democrticas de

nuestro pas, alcanzar lo que tanto ansia la


inmensa mayora de los espaoles, esto es, el
restablecimiento de la democracia, etapa indispensable para marchar ms all, hacia el
socialismo,
Eduardo GARCA

La iniciativa popular
[Notas de Checoslovaquia]
A cada paso puede verse en Checoslovaquia
la iniciativa de las masas. Este tpico fenmeno de la sociedad socialista no es privativo de personas o grupos aislados. Descansa
sobre una slida base: la propiedad social de
los medios de produccin, l objetivo comn
de la construccin del socialismo y del comunismo y la autntica igualdad y la fraternal colaboracin entre los hombres. Por lo
tanto, el surgimiento de la iniciativa popular
est determinado directamente por el propio
rgimen social y por las nuevas relaciones
humanas.
La iniciativa creadora de las masas no slo es fruto de la nueva sociedad, sino tambin una premisa de su desarrollo. La construccin de esta sociedad exige la participacin directa de millones de personas.
En empresas y talleres y en diversos sectores de la actividad econmica es ya corriente que en las asambleas de produccin se
discutan diferentes problemas del desarrollo
de la industria y del trabajo de toda la colectividad y de algunos de sus miembros por
separado. Slo en 1962 se celebraron ms de
un milln de asambleas de este carcter. Esto es exponente del gran inters que muestran los trabajadores por la produccin, por
mejorar la organizacin de la misma y por
elevar el nivel tcnico. A lograrlo contribuyen
la resuelta y amplia crtica de las deficiencias, como tambin las propuestas que se hacen en dichas asambleas.
La emulacin socialista desplegada en el
pas por la superacin de los planes y la bsqueda de nuevos mtodos y de formas ms
perfectas de organizacin laboral son la expresin ms generalizada de la nueva actitud
hacia el trabajo. Tres millones y medio de
trabajadores participan voluntariamente en
distintas formas de emulacin, que les reportan beneficio a ellos mismos y sirven de provecho a toda la sociedad.
Una de las formas de la emulacin es el
movimiento por conquistar el honroso ttulo
de colectividad de trabajo socialista. Este
movimiento, que se ha extendido ampliamente entre el pueblo, no slo abarca la produccin, sino que trasciende tambin a la fisonoma moral de los trabajadores. Para con-

quistar este ttulo de honor no basta con trabajar bien. Es preciso adems que los miembros de la colectividad laboral eleven sus conocimientos y calificacin profesionales, mejoren su formacin cultural y observen ejemplarmente las normas de la moral socialista.
A este movimiento se han incorporado ms de
un milln de trabajadores.
El trabajo con espritu creador y la iniciativa de las masas se ven reflejados tambin
en -el movimiento de los racionalizadores e inventores. En el transcurso de cuatro aos
[1959-1962] los trabajadores checoslovacos
presentaron 1.227.722 propuestas encaminadas
a mejorar y racionalizar la produccin. Las
618.947 propuestas que ya han sido aplicadas
han permitido economizar unos 5.000 millones
de coronas. Esta economa, adems de beneficiar a la sociedad, es provechosa para los
propios racionalizadores, que reciben premios
al ser puestas en prctica sus sugerencias.
El invierno de 1962-63 fue muy crudo en
Checoslovaquia. Los intensos fros repercutieron sensiblemente en el funcionamiento de las
centrales elctricas y de las empresas. Sin
embargo, la iniciativa y el entusiasmo de los
trabajadores han permitido recuperar el tiempo perdido a comienzos de ao. Hacindose
eco del llamamiento del CC del Partido Comunista de Checoslovaquia a aumentar la
produccin, el personal de las empresas industriales asumi el compromiso de obtener en
1963 una produccin equivalente a 1.200 millones de coronas por encima de la prevista
en el plan. A finales de septiembre este compromiso se haba cumplido ya en el 70,5%: el
pas recibi por encima del plan mercancas
valoradas en 846 millones de coronas.
A iniciativa de obreros miembros de la Unin
de la Juventud Checoslovaca, en las empresas,
cooperativas rurales e instituciones se han
constituido numerosos grupos que ostentan loa
nombres poco comunes de omnipresentes y
reflectores. Estos grupos de jvenes inculcan el sentido de la buena administracin en
el mbito de la produccin. Denuncian las deficiencias en la industria,, en el comercio y en
la organizacin de los servicios y procuran
subsanarlas, ayudan a acelerar la aplicacin
de las propuestas racionalizadoras y luchan
por una elevada calidad de la produccin.

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

EL, PARTIDO, ORGANIZADOR DE LA


ACTIVIDAD CREADORA DE LAS
MASAS

La iniciativa popular se manifiesta bajo determinadas formas que ya han arraigado profundamente en la vida de los trabajadores.
Mas estas formas del movimiento no surgieron de manera espontnea. Han plasmado y
se han desarrollado con el apoyo del Partido,
de sus organizaciones; las impulsa y anima el
abnegado trabajo de los comunistas.
En la actualidad se est operando en el
Partido un proceso que se distingue, entre
otras cosas, por la bsqueda de vas que permitan mejorar la actividad de sus organizaciones y aprovechar ms plenamente la energa y la capacidad de cada comunista a fin
de cumplir con todo xito las tareas de la
construccin del socialismo. Al buscar estas
vas se ha visto con claridad que los conocimientos y las aptitudes de cada comunista
slo podrn aprovecharse de la mejor manera cuando se les encomienden tareas concretas de partido. Esta idea se ha visto expresTda en la iniciativa de los comunistas de la
regin de Moravia Meridional, que han lanzado esta consigna: A cada comunista, una
tarea concreta en la produccin material.
Las organizaciones del Partido envan a los
comunistas a trabajar -en los sectores rezagados de la produccin y les encargan de trabajos determinados en lo tocante al desarro
lio de la tcnica, a la elaboracin e implantacin de la nueva tecnologa, a la -elevacin
de la productividad del trabajo y al mejoramiento de la calidad de la produccin. AS es
como el Partido ayuda a superar las dificultades en la economa, influye en la direccin
de la misma y orienta la abnegacin y el entusiasmo de los trabajadores hacia los lugares donde son ms necesarios. Los miembros
del Partido aprenden los nuevos procesos tecnolgicos, organizan el trabajo en los sectores rezagados y, al mismo tiempo, elevan su
calificacin. Es lgico que les secunden los
trabajadores sin partido. As, pues, est surgiendo un movimiento masivo que ejerce profundo influjo tanto sobre la produccin como
sobre las relaciones entre los hombres.
La actividad organizativa concreta, cuando
tiene como base el buen conocimiento de la
produccin industrial y agrcola y las condiciones especficas de cada lugar, ayuda a
vencer las dificultades de la produccin, imprime concrecin y claridad a la labor de las
organizaciones del Partido, haciendo que sea
ms rpida y eficaz y est bien orientada. La
conviccin de que pueden mostrar plenamente
sus aptitudes en un sector determinado de la
produccin tambin sirve de gran estmulo a
los comunistas. De este modo, al participar
<>n el cumplimiento de las impostergables tareas encaminadas a mejorar la produccin,
llevan a la prctica el llamamiento del CC
fi-i'l Partido: obtener en 1963 ms produccin
por encima del plan.

53

El llamamiento del CC del PCCh Por una


actitud socialista1 hacia el trabajo, por el honor obrero, por el honor del campesino ha
despertado entusiasmo entre millones de trabajadores de la ciudad y del campo.
Respondiendo a este llamamiento, un grupo de ingenieros y tcnicos comunistas de la
fbrica CKD, de Praga, ha presentado un
proyecto de desarrollo tcnico de esta gran
empresa de construcciones mecnicas de la
capital checoslovaca. Los ingenieros y tcnicos, junto con los obreros, estn realizando
una intensa labor preparatoria para la completa modernizacin de algunos talleres de esta empresa. Su ejemplo se ha extendido a
otras empresas del pas.
CAMPO ABIERTO A LA
INICIATIVA CREADORA

Muchos trabajadores de Checoslovaquia habitan lejos de las empresas donde trabajan.


Su vida cultural y social y la vida de sus familias est concentrada, generalmente, en las
zonas residenciales. Y aqu podemos observar
numerosas manifestaciones de la iniciativa
popular. Una forma tradicional de esta iniciativa, surgida en los aos de posguerra, es
el movimiento voluntario por la urbanizacin
de ciudades y pueblos. Este movimiento, que
naci como una forma de ayuda mutua para
remediar los destrozos de la guerra, abarca
hoy da a centenares de millares de ciudadanos. En 1962 trabajaron gratuitamente 145
millones de horas, cumpliendo labores estimadas en 1.870 millones de coronas. Con el concurso voluntario de los ciudadanos s-e han
construido 28 gimnasios, ms de 800 canchas
deportivas, 145 casas de la Cultura, 39 edificios para los comits nacionales locales, se
han tendido 80 kilmetros de tuberas para
conduccin de aguas y 931 kilmetros de caminos, *etc.
La participacin de cada ciudadano en estos trabajos, tiles para toda la sociedad,
tambin lleva el signo de la accin impulsora
de las organizaciones del Partido. En las barriadas urbanas actan las organizaciones del
Partido que agrupan a los comunistas domiciliados en ellas. Son en general miembros del
PCCh no ocupados en la produccin, por ejemplo, amas de casa y pensionistas. Entre ellos
hay magnficos organizadores de las masas.
Cuando se va por las calles de Praga y de
otras grandes ciudades de Checoslovaquia saltan a la vista unas pequeas placas fijadas
en las fachadas de muchas casas. En esas
placas se dice que los inquilinos de la casa
aseguran colectivamente la conservacin d-e
la misma. Cuidan de que todo est en orden
y se renen para aconsejarse sobr-e cmo contribuir a la urbanizacin de su barriada. Con
frecuencia, sus conversaciones se convierten en
charlas polticas sobre los ltimos acontecimientos en el pas y en el extranjero.
Es evidente que tambin aqu empieza a
formarse una colectividad de personas no in-

54

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

diferentes a las preocupaciones y necesidades


de los deni^ y que aunan sus esfuerzos y conocimientos para consagrarlos al bien comn.
As, pues, el socialismo brinda el ms va^to
campo de accin a la voluntad, el talento y
la capacidad del hombre.
En nuestro pas, donde los trabajadores, jvenes y adultos, aprenden a ver todos los fenmenos en su concatenacin, a descubrir
sus eausai y prever sus efectos, el nivel poltico es bastante -elevado, Las formas mediante las cuales se estimula la participacin
de los ciudadano.3 en la solucin de las tareas polticas presentan hoy un carcter distinto del que ofreca en un reciente pasado,
cuando no haba televisin, que ahora, a la
par de la radio, constituye en nuestro pas un
medio corriente de informacin y de recreo
cultural de cada familia. Los medios de informacin masiva influyen cada vez ms en
el pensar y el sentir de los trabajadores.
Las organizaciones del Partido lanzan y
propagan las ms diversas consignas, en consonancia con las exigencias de la actividad
de unos u otros sectores laborales. Por ejemplo, en la agricultura se ha difundido ampliamente la consigna Cada trabajador calificado de la agricultura debe conocer el manejo del tractor! Esta consigna impulsa en
las cooperativas y en las haciendas del Estado la formacin de grupos especiales de
motocultores que se orientan a mecanizar en
sus sectores de trabajo todas la-3 faenas, desde la siembra hasta la recoleccin. Esta medida permite utilizar grandes reservas, como
lo muestran los siguientes datos: a finales del
primer trimestre de 1963 ya se haban constituido en el campo 2.016 grupos de ese tipo,
integrados por el 4%, ms o menos, de todos
los trabajadores ocupados en la agricultura,
y que labraron el 30% de las tierras de sembradura.
A fin de desarrollar la iniciativa no basta
con aprovechar la experiencia de vanguardia
que ya se posee, sino que es importante y necesario buscar constantemente nuevos mtodos. Asimismo reviste gran alcance la publicacin en la prensa y la transmisin por radio
y televisin de informaciones sobre ei mejor
aprovechamiento de la nueva tcnica, de los
procesos tecnolgicos y de la organizacin del
trabajo ms avanzada, lo que de ordinario
va ligado a la economa de tiempo, de materiales y de energa elctrica. Bajo -el influjo
de los ejemplos positivos de quienes van en
vanguardia aparecen nuevas formas de trabajo colectivo y se fortalecen las relaciones
de fraternal ayuda mutua.
Sobr-e esta base ha surgido y ha encontrado amplio eco, por ejemplo, el mtodo laboral
del trabajador ganadero Trousil, miembro del
Partido. Durante largo tiempo ensay y perfeccion un sistema de cuidado de las vacas,
buscando las raciones de pienso ms adecuadas. Fue comprobando su idea a travs de
los das, no cej en los -ensayos, observ con
la mayor atencin todos los procesos del tra-

bajo y sus resultados, los analiz y sac las


debidas conclusiones, llegando en definitiva a
obten?r un nuevo mtodo de trabajo cuya
aplicacin ha permitido elevar la productividad del ganado -en toda la, regin de Moravia
Septentrional.
Los ensayos y las bsquedas con sentido
creador no slo son necesarias en el dominio
de la ciencia, sino tambin en los trabajos
que a primera vista parecen sencillos y corrientes y en los que, apreciadas las cosas
superficialmente, dirase que nada puede cambiarse.
Como ha dicho el camarada Trousil, lo ms
difcil es empezar a dudar de los mtodos de
trabajo aceptados generalmente, librarse de
la ciega imitacin de las costumbres y tradiciones establecidas y comenzar a buscar nuevas y mejores vas.
El Partido hace uso de toda su influencia
para despertar e impulsar en todos los trabajadores un espritu audaz, el afn de perfeccionamiento de los hbitos laborales, de
superacin constante de los resultados conseguidos. El Partido les exhorta continuamente
a buscar con nimo creador nuevos mtodos
y formas. Los trabajadores comprenden cada
vez mejor que el desarrollo no puede interrumpirse, que el ritmo del progreso depende
de ellos rnrmos. Esto les llena de orgullo y
les hace cobrar conciencia de que con sus
aportaciones al incremento de la produccin
marchan al lado de los mejores hombres de
nuestro tiempo.
Sin ^embargo, el desarrollo general de la
iniciativa no es un proceso liso y llano. A
menudo, en diversos lugares, como por ejemplo, en las cooperativas agrcolas, tropieza
con la resistencia del egosmo individual o de
grupo; en algunas partes surge una lucha por
los beneficios personales por el prestigio y por
los intereses locales.
El proceso de afirmacin de lo nuevo, de
lo progresivo, pasa a travs de numerosos
zigzags, que el Partido salva contraponiendo
al egosmo personal y a los estrechos intereses locales los intereses de toda la so-ciedad. Por regla general, vence precisamente -asta concepcin social, ya que de su parte estn la verdad y -el bien de toda la sociedad
y responde a la lgica del desarrollo. La tendencia general muestra que la experiencia de
vanguardia y el ensayo de nuevos mtodos
como medio para superar -el ego:smo local y
la estrechez pequeoburguesa se abren paso
resueltamente, sirviendo de seguro instrumento de lucha contra lo viejo, contra el conservadorismo.
La fuerza del ejemplo es un factor esencial
del desarrollo de la iniciativa popular. El
buen ejemplo invita a imitarlo. Su contenido
positivo llama la atencin, mientras que el
ejemplo negativo pone en guardia, hace pararse a pensar. Por ello uno y otro tienen

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

una significacin poltica y educativa. A ambos les pertenece determinado papel en la labor poltica. Aducir solamente, de una forma
rutinaria, numerosos ejemplos positivos, ocultando tras ellos las deficiencias y los fenmenos negativos, es ir a contrapelo de la filosofa y la experiencia del hombre sencillo y
puede ejercer una influencia desmovilizadora.
Al mismo tiempo tenemos en cuenta que el
ejemplo positivo constituye un gran impulso
para las masas populares, que aprenden a
gobernar el Estado, a asimilar la nueva cultura laboral y la nueva moral. Esto puede
apreciarle en la fuerza de atraccin de las
nuevas formas del trabajo en las -empresas
industriales y en las cooperativas agrcolas.
De ah que la experiencia positiva desempee

55

actualmente un gran papel y ocupe un considerable lugar en la informacin y en las


publicaciones polticas.
La iniciativa creadora es siempre una manifestacin voluntaria de los afanes y de las
aptitudes del hombre. No puede ser impuesta
por medio de directivas, decde arriba. No es
casual, pues, que la iniciativa popular haya
adquirido tan vastas proporciones en Checoslovaquia. Ello es expresin de que los trabajadores ven en la construccin del socialismo
una obra entraable, vital para ellos. Y estn dispuestos a no escatimar esfuerzos para
conseguir nuevos xitos en la creacin de la
nueva vida.
Miroslav LAB

Experiencias de un comii regional


del Partido Comunista de Colombia
En la estructura orgnica del Partido Comunista de Colombia figura el comit regional, organismo que se ha convertido en el
soporte principal de las tareas y orientaciones del Comit Central. En la pr-esente nota
sintetizamos las experiencias de uno de estos
comits. Se trata de una ciudad densamente
poblada, bastante industrializada, con un numeroso estudiantiado y grandes capas de artesanos y empleados.
Fue a principios de 1958 cuando se constituy en esta ciudad el primer comit regional. Todava estaba -en el Poder la Junta Militar que haba dejado en su fuga el dictador
Rojas Pinilla. El Partido avanzaba tmidamente hacia su trabajo legal y abierto, debido en parte a que segn la Reforma Constitucional del primero de diciembre de 1957,
slo se reconoca a los dos partidos llamados
tradicionales [el Liberal y el Conservador],
aunque ne haba abolido el decreto de ilegalizaein contra el Partido Comunista, Por
otro lado, porque la organizacin era sumamente reducida y aislada de las masas, cuestin que no dejaba de influir en la mentalidad clandestina que predominaba por entonces.
En aquel comit regional, la composicin
era de mayora artesanal y pequeoburguesa,
pero el ncleo principal s-e traz desde el primer momento la tarea de vencer la ficologa
de la ilegalidad y emprender el reclutamiento
masivo de nuevos militantes. Dos tendencias
peligrosas afloraban -entonces en -el seno del
regional: una, sectaria, que se opona al reclutamiento masivo alegando que -era mejor
poquitos, pero buenos, concepcin que tena
^ius races eri los largos aos de trabajo clandestino e ilegal en las condiciones de un part i d o dbil orgnica e ideolgicamente y, para

complemento, aislado y sin vnculos de masas.


Esta misma concepcin argumentaba que los
que no haban luchado en la clandestinidad o
en la resistencia no -eran de confiar, que se introduciran espas -en las filas del Partido, y
que haba, pocos dirigentes probados para
atender el crecimiento d-el Partido.
La otra tendencia, oportunista de derecha,
pretenda convencer de que como la Reforma
Constitucional haba escamoteado los derechos del Partido y haba dejado a los comunistas en condiciones de inferioridad al poder
elegir, pero no ser elegidos, era necesario, decan, disfrazarse de liberales, ocultando el
nombre del Partido, cosa que coincida con
la tctica de la gran burguesa, que se haba
orientado por no nombrar para nada al Partido Comunista, en vista del prestigio que ste
hab'a conseguido en su justa lnea de resistencia a la dictadura. Hay que sealar que
esta tendencia provena de los mismos elementos que en 1956 haban logrado que el comit
municipal [era el organismo intermedio] aprobara con escasos votos en contra la proposicin de organizar las clulas piloto, segn
las cuales la militancia sera dividida en
activos y pasivos. Una vez establecida esta
diferencia, los activos tomados de varias clulan compondran una clula piloto y los
pasivos quedaban fuera de la organizacin
como simpatizantes. Este acuerdo no pudo
abrirse paso realmente porque la base hizo resistencia y se opuso resueltamente. La primera Conferencia regional en 1958 conden esta
tentativa de liquidacin. Pero la tendencia
oportunista volvi a manifestarse, proponiendo una reforma de la estructura, pidiendo
el autonomismo por lo menos en las comisiones auxiliares del comit regional, de manera que cada una de ellas pudiera realizar su

56

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

trabajo sin el control poltico de la direccin.


Esta nueva exigencia tambin fracas. A la
discusin se le acompaaba de tareas prcticas, sealndole a cada dirigente su responsabilidad, siguiendo la, orientacin del reclutamiento masivo, la vinculacin con las masas y la formacin de nuevos dirigentes.
Hasta la fecha se han realizado cuatro conferencias regionales, que han hecho los balances del trabajo y han elegido sus comits de
direccin. Los resultados estn a la vista: el
Partido ha crecido en unas 15 veces en relacin a lo que era a principios de 1958; la organizacin en las fbricas y empresas se ha
fortalecido a un nivel apreciable, lo mismo
que la vinculacin al movimiento sindical y
obrero. La- autoridad del Partido ha crecido,
cosa comprobada a travs de tareas abiertas
en las puertas de las fbricas, en los barrios,
universidades y en los dilogos ideolgicos pblicos que se han librado con los estudiantes
del socialismo cristiano, en los que los comunistas han expuesto sus principios, han distribuido miles de cartas populares, propaganda, revistas, etc., con gran acogida popular y reclutando nuevos miembros para el
Partido.
En "el movimiento sindical se ha librado una
firme lucha ideolgica de principios, no slo
contra los elementos aburguesados que reciben orientaciones de la gran burguesa y del
imperialismo yanqui, sino tambin contra los
que despliegan actividad abierta anticomunista, buscando dividir y fomentar confusiones
reformistas en el movimiento obrero. Aqu
tambin el comit regional ha obtenido avances importantes, porque ha podido sacar de la
influencia perniciosa a muchos obreros y dirigentes que hoy gozan de mucha autoridad
en -el movimiento sindical y entre los obreros
de fbricas, mientras los oportunistas de todos los matices son cada vez ms desacreditados por sus propios actos en el desarrollo
de las luchas de la clase obrera. Pero, adems, el comit regional desarrolla una seria
lucha ideolgica a fin de esclarecer el papel
de los dirigentes sindicales del Partido en la
lucha de la clase obrera con el fin de cambiar la mentalidad sindicalista simple para
acompaarla de la labor poltica y de la construccin del Partido. En este sentido progresa
un equipo cada vez ms numeroso de dirigentes formados en esta idea.
El comit regional ha ganado una buena
experiencia acerca de la poltica de alianzas
con otros sectores polticos. En 1958 se hizo
el primer ensayo con lo que se llam Frente
Liberal del Pueblo, movimiento primario que
surga como oposicin a los exclusivismos
constitucionales que le dieron al Frente Nacional de la gran burguesa y los latifundistas todas las ventajas del juego poltico partidista. Por entonces, la verdad es que todava no s-e haba desarrollado una autntica corriente liberal democrtica o de izquierda, porque el Frente Liberal del Pueblo era un movimiento puramente electoral en el que pre-

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS


1

dominaban los elementos manzanillos , oportunistas y no pocos disfrazados. El elemento poltico con vnculos populares era escaso.
Esta experiencia se ha ido enriqueciendo en
el proceso poltico. Y no obstante las diversas
dificultades que supone una poltica de alianzas en las que los comunistas colombianos podemos elegir, pero no podemos ser elegidos,
lo cierto es que en la actualidad un buen sector democrtico del liberalismo, de la izquierda, se opone al anticomunismo y trabaja en
muchas acciones en alianza con el Partido.
La poltica de alianzas se basa en fuerzas polticas que coinciden en determinados problemas nacionales o regionales y unen sus efectivos para realizar luchas concretas. As sucedi en las elecciones de 1960 y 1962, en las
que los comunistas apoyamos con sinceridad
y con gran despliegue las listas del Movimiento Revolucionario Liberal [MRL], opuestas al
liberalismo oficialista, que comparte el Poder
con el conservantismo.
El comit regional, al explicar a la militancia la conveniencia de desarrollar esta poltica
y de fortalecerla, parte de que, en primer lugar, todo esto puede alcanzarse si el Partido
al mismo tiempo no descuida su propio desarrollo masivo, si no olvida elevar su nivel
ideolgico y poltico. Si el Partido es cada vez
ms fuerte orgnicamente, con ms influencia
popular y con ms cultura marxista-leninista,
entonces las alianzas, a no dudar, sern ms
slidas y ms amplias.
En las tareas de solidaridad con la Revolucin Cubana, el comit regional ha realizado
numerosos actos de masas y ha divulgado miles de folletos y materiales que recogen la
verdad de las conquistas del pueblo cubano,
procurando ligar estas tareas a las tareas revolucionarias del pueblo colombiano, y en consonancia con la lnea general de nuestro Partido en el actual momento de su lucha nacional. Puede decirse que en la actualidad la
defensa de la Revolucin Cubana es la base
para ir definiendo entre un movimiento patritico y democrtico sin anticomunismo y
con posiciones claras frente al imperialismo,
y los oportunistas que al amparo de la solidaridad con Cuba no descuidan su labor antipartido, realizan actividades provocadoras y fomentan el fraccionalismo.
Existe tambin una valiosa experiencia -en
otras actividades. La labor de las clulas de
fbrica o empresa es dirigida por un selecto
equipo de la direccin y otros camaradas de
absoluta confianza. Esta medida fue tomada
en el momento en que algunos dirigentes y
militantes pequeoburgueses, so pretexto de
que queran proletarizarse, lograron acceso
a ciertas clulas de fbrica adonde llevaron
su espritu de grupo y tendencias extremistas
1 Manzanillos liama el pueblo a los polticos burgue,ses inescrupulosos. Son gentes sin principios y para obtener una curul se valen de toda clase de maniobras y de falsas promesas.

de izquierda consistentes en querer mantener a los obreros en huelga permanente, elevando, las peticiones en la medida que progresaban las negociaciones de un pliego, pronunciando discursos ultrarrevolucionarios en
las asambleas sindicales donde se discutan
asuntos econmicos, desconociendo los intereses inmediatos de los trabajadores, creando
confusiones en el seno de las asambleas.
La medida adoptada por el comit regional
fue absolutamente justa; de no haberlo hecho,
los daos de aventurerismo sindical hubieran
sido enormes. La medida va aflojando, porque
crece la conciencia de los mismos militantes
obreros, quienes ayudan a ejercer la vigilancia.
En el actual comit regional se puede apreciar la diferencia de clase as, nueve miembros
son obreros de fbrica o dirigentes sindicales,
siete profesionales revolucionarios, cuatro intelectuales y un artesano. Es bueno aclarar
que los denominados intelectuales del regional
son camaradas s-encillos, cuyas profesiones son
tcnicas o sociales, por cuya razn -estn vinculados al trabajo diario de la produccin y
a las luchas de ma-sas. Con este equipo, la organizacin regional comunista puede ligar su
poltica al movimiento obrero y sindical, a las
mas populares y al trabajo interno del Partido, qus por cierto demanda muchos esfuerzos.
El comit regional encarga a cada uno de
sus miembros de un frente concreto de trabajo, a base del principio de direccin colectiva. Esto va acompaado de las comisiones
auxiliares del regional, que se ocupan de poner en prctica las orientaciones generales del
Partido. Ilustremos un ejemplo: la comisin
de organizacin est compuesta por el secretario regional de organizacin y de todos los
secretarios de organizacin de los comits de
zona [organismos intermedios entre las clulas y el comit regional]. Esta comisin discute los problemas de organizacin del Partido, planifica las tareas que le encomienda el
regional o las que por su iniciativa sean acordadas por la direccin. El s-ecretario de organizacin regional rinde cuentas de sus funciones al comit ejecutivo del regional o al
Pleno Regional, segn sea la magnitud de las
tareas.
La comisin sindical la componen todos los
miembros del comit regional que estn vinculados a los sindicatos, ms otros camaradas obreros de confianza que no siendo de
la direcci:n estn ligados a la clase obrera.
Esta comisin es la qus planifica las tareas
del Partido en el movimiento sindical, buscando para ello nuevas relaciones sindicales y
atrayendo nuevas fuerzas con sistemas sencillos y prcticos como los siguientes: encabezando la iniciativa en los sindicatos para apoyar las demandas obreras, tanto dentro de las
fbricas como entre la poblacin en general;
orientando la solidaridad moral y material para que los sindicatos apoyen a los obreros en

57

huelga no importa la central sindical a la que


pertenezcan; relacionando a los obreros con los
campesinos, logrando que muchas regiones
campesinas colaboren con vveres, lo que ha
impedido en buena parte que los patrones acorralen a las familias de los obreros en huelga
por falta de alimentos; organizando la educacin de los obreros en cursos de historia del
movimiento obrero, contra el reformismo, sobre economa, filosofa, gramtica, aritmtica,
etc., segn los niveles; organizando conferencias pblicas para obreros y trabajadores en
general buscando los temas que ayuden a elevar la conciencia acerca del papel histrico
del proletariado y de su vanguardia, etc.; organizando reuniones de militantes del Partido
en las fbricas y con funcionarios sindicales
comunistas a fin de precisar siempre la labor
de los comunistas entre la clase obrera, luchar
contra la ideologa burguesa, contra el reformismo en los sindicatos, e insistiendo en ligar
la labor sindical y econmica con las tareas
de construccin del Partido.
Cuando la comisin ha tenido tino y ha podido orientar los intereses obreros a los de las
amplias masas, la clase obrera ha jugado su
papel dirigente, ganando autoridad y respaldo
popular. El Partido ha reclutado as muchos
militantes.
El comit regional dirige muchos comits de
zona que han sido organizados en diversos sectores de la ciudad. Esta forma de organizacin ha progresado porque el Partido se ha
ido desarrollando. Esto se explica porque en
nuestras condiciones, primero hay qua crear
los organismos de base para despus fundar
la zona de Partido. Los comits de zona los
eligen las asambleas de clulas de un mismo
sector y son ellos los que le responden al comit regional por -el trabajo y la orientacin
poltica en la zona.
La tarea de organizar estos comits zonales ha sido sumamente difcil y ms difcil
todava es su consolidacin, debido a que la
militancia es fundamentalmente nueva, de
modo que los elegidos para el comit no tienen
experiencia, lo que exige del comit regional
asistencia permanente. Por otra parte, la poltica de puertas abiertas sostenida por el
regional facilit el reingreso al Partido de
viejos practicantes del fraccionalismo, muchos marginados de aos atrs, cuestin que
responda en la prctica a la idea de amplitud de la nueva poltica del regional. Los reingresados honestos militan y se desarrollan,
pero los incorregibles repitieron sus prcticas
grupistas, ocasionando enormes daos -en algunos comits de zona.
El comit regional -estimula la iniciativa de
los comits de zona y les permite cierta autonoma para el desarrollo de sus tareas, pero
no les permite que se pasen a una zona distinta en donde existe otro comit.
Los comits de zona son una magnfica escuela de direccin. Lo atestigua el hecho de
que en el actual comit regional ocupan cargos

58

EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

de direccin siete miembros que han sido formados -en los comits de zona.
La atencin de la bas-e se divide en dos partes: una, a cargo de los comits de zona para
las clulas de barrio; otra, a cargo de un equipo selecto para las clulas de fbrica y -empresas. Las dos formas estn ntimamente
controladas y orientadas por el comit regional. Con esta organizacin, el comit regional procura unir la accin de la cas3 obrera
con la de las capas trabajadoras de los barrios.
Todava es mucho lo que hay que hacer. Varios comits de zona no estn consolidados,
porque ci bien es verdad que funcionan organizativamente, en cambio la consolidacin
ideolgica y poltica es una tarea ms compleja, que no ser alcanzada sino mediante
una labor educativa y persistente.
Algunas tareas, como la venta y divulgacin de la prensa del Partido, no son suficientes. Las brigadas que ocasionalmente salen a vender el peridico a los barrios populares, tienen xito y se entusiasman momentneamente, pero esta labor no es sistematizada, lo que reduce las posibilidadeG de mayor
circulacin de la prensa partidaria.
Los avances obtenidos dejaron muy atrs
las tendencias insanas surgidas al comienzo
mostrando que aquellos militantes o dirigentes que hicieron la lucha ideolgica desde posiciones unitarias se han desarrollado y gozan de aprecio en el Partido, mientras que los

que hacan la lucha interna para dividir al


Partido fueron aislados. Hoy estos elementos
han renunciado a las tareas revolucionarias
para colocarse en posiciones burocrticas en
el Gobierno del Frente Nacional de la gran
burguesa.
Claro que tambin hoy existen tendencias
errneas, pero no podemos decir que sean las
micmas. Por ejemplo, ahora se est practicando una lucha ideolgica y poltica con los camaradas que se oponen a la construccin de
un Partido Comunista de masas, porque, segn ellos, -eso de partido de masas es antileninista, que Lenin luch por un Partido de
profesionales revolucionarios, etc. Estas manifestaciones slo se expresan en pequeos sectores de la militancia pequeoburguesa, pero
las discusiones se realizan desde posiciones
ideolgicas, al mismo tiempo que se trazan tareas prcticas de reclutamiento.
El comit regional est viviendo su primera
etapa en el proceso de construccin del Partido de masas, y su papel principal por ahora
es el siguiente: consolidacin y ampliacin del
equipo dirigente; consolidacin y desarrollo de
las numerosas organizaciones de base en fbricas y empresas, as como de los comits de
zona; elevar la capacidad ideolgica y poltica
de todos los cuadros, viejos y nuevos, as como de toda la militancia; fortalecer y ampliar
los vnculos con las organizaciones de masas,
particularmente con los sindicatos.
Juan VIANA

Plenos de comits centrales


PARTIDO COMUNISTA
DE ALEMANIA
En noviembre pasado se celebr un Pleno del Comit
Central del Partido Comunista de Alemania. El camarada
Wii Mohn pronunci el informe presentado por el Bur
Poltico del CC. El primer secretario del CC del PC A, camarada Max Reimann, hizo
un informe sobre el tema
Nuestra lucha por el alivio
de la tensin, la democracia
y l bienestar social.
En los informes y en las
intervenciones de los< participantes en el Pleno sealse
que la propia vida ha confirmado la justeza de las conclusiones y resoluciones del
ltimo Congreso del FCA sobre el combate por la paz y
la democracia, el lugar de los

comunistas en esa pugna, la


agudizacin de la lucha de
clases en la RFA y en orden
a que el lugar fundamental
para el establecimiento de la
unidad de accin de la clase
obrera son las empresas y los
sindicatos.
La firma del Tratado de
Mosc sobre la prohibicin
parcial do Ias< pruebas de armas nucleares ha sido un
gran xito de los partidos comunistas y obreros, de tolas
las fuerzas de la paz y de la
humanidad entera. La Repblica Democrtica Alemana
el Estado alemn obrero y
campesino ha sido uno de
Jo primeros pases que ha
firmado el Tratado de Mosc.
Bajo la presin de la poltica
de los Estados socialistas y
de la lucha de los partidarios
de la paz en la RFA, los mi-

litaristas
germaiiooccidentales tambin se han visto obligados a firmar el Tratado de
Mosc. Esto significa, dijo el
camarada Reimann, que en la
lucha por la paz no han sido estriles la actividad de
los sindicatos, la abnegada
actuacin de los adversarios
de las armas nucleares, las
marchas pascuales en seal
de protesta contra el armamento atmico, los llamamientos de los representantes
de la vida social y espiritual.
En las intervenciones del
Pleno se adujeron numerosos
ejemplos de las acciones desplegarlas por los partidarios
de la paz en la RFA en apoyo del Tratado de Mosc, como manifestaciones, proyeccin de pelculas, difusin de
octavillas, recogida de firmas
al pie de llamamientos, mar-

1.OS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS

chas con antorchas, etc. Lo


nuevo, a diferencia del ao
pasado, ha sido que en la organizacin de muchas acciones han participado los sindicatos y que en los mtines han
intervenido destacados dirigentes sindicales. Han hecho
asimismo su aporte a la lucha por la paz los jvenes,
que se han destacado sobre
todo por su actividad en ocasin de la Semana Internacional de la Juventud celebrada en Stuttgart y del Congreso Juvenil de Baden-Wurtembcr, en el que participaron 8.000 obreros metalrgicos. Todo e&to evidencia que
cada vez es mayor la posibilidad de incorporar a la juventud a una lucha ms enrgica por la paz y la democracia.
De nuestro Partido, de la
clase obrera y de todos los
hombres amantes de la paz
en la RFA, dijo el camarada
Reimann, depende que Alemania Occidental siga entorpeciendo el alivio de la tensin internacional o, por el
contrario, apoye los sucesivos
pasos hacia la distensin y el
entendimiento mutuo en .Alemania.
En las intervenciones dlos
oradores se subray la creciente fuerza y el prestigio internacional de la RDA. A
ello han contribuido y contribuyen la propuesta de concertar un acuerdo de inteligencia
y de buena voluntad, hecha
por el camarada W. Ulbricht
en el VI Congrego del PSTJA,
y el cumplimiento del programa de la construccin desplegada del socialismo en la
RDA, En todas partes aumentan las fuerzas que insisten
en el reconocimiento de la Repblica Democrtica Alemana
y en la normalizacin de las
relaciones prcticas entre los
dos Estados alemanes. El conocimiento directo de los xitos de la RDA por los ciudadanos de la RFA podra ser
la mejor manera de cooperar
al acercamiento y a unas buenas relaciones entre los dos.
Estados. W. Ulbricht ha dicho recientemente: que cada
ciudadano de la RFA vistela
RDA. La tarea de los comunistas consiste en interesar-

les en que frecuenten la RDA,


y despus ayudarles a oue
cuenten la verdad a sus amigos y conocidos.
En relacin con el cambio
de gobierno en la RFA el Pleno subray que el PC A dirige el golpe principal contra
las fuerzas ms agresivas del
capital monopolista, contra los
instigadores que representan
la poltica de dichas fuerzas
en los partidos dirigentes reaccionarios y en el Gobierno
de Bonn. Esto contribuir al
proceso de diferenciacin en
el campo de la burguesa, como resultado de lo cual entre
la poblacin desaparecern
las ilusiones respecto al Gobierno Erhard, cuyos objetivos no se diferencian, de los
del Gobierno de Adenauer. Se
trata de las armas nucleares,
de los planes revanchistas, de
las pretensiones de anexionar
la RDA a la RFA, de suprimir la democracia mediante
las leyes de excepcin y de
liquidar los derechos sociales.
El Pleno dedic una gran
atencin a la mudad de accin
de la clase obrera, sobre todo
en las empresas y en los sindicatos. El Partido ha logrado determinados xitos en el
cumplimiento de esta tarea.
Los obreros de Mannheim
-dijo el camarada Reimann
nos han demostrado cmo deben desarrollarse los acontecimientos. El 7 de noviembre,
a las tres de la tarde, 70.000
obreros cebaron el trabajo e
iniciaron la huelga. Abandoi naron sus empresa-s y desfilaron con banderas rojas en
una gran manifestacin en la
que, pese a la lluvia torrencial, participaron ms de 40
mil trabajadores. Los tranvas de Mannheim pararon
por un cuarto de hora. A lasi
columnas fabriles se unieron
los taxistas ide toda la ciudad.
Los trabajadores de Mannheim se manifestaron bajo
las consignas de La economa monopolista significa subida de precios!, Precios
estables y fuera los tanques!,
Abajo los SS y las leyes de
excepcin! Al final, los manifestantes entonaron la cancin proletaria de combate
En pie, camaradas!. Esta

59

potente accin, llena de espritu de lucha de clase, fue el


resultado de la accin conjunta de comunistas y socialdemcratas en las empresas y
en los sindicatos.
Muchossocialdemcratas
ponen en entredicho la justeza de la lnea de entendimiento de los lderes derechistas
del PSA con las altas esferas
de los partidos gobernantes.
Se dan cuenta de que esta lnea no corresponde a los intereses de la clase obrera y
del resto de los trabajadores.
Actualmente, algunos funcionarios dirigentes del PSA se
plantean asimismo la cuestin
de qu actitud adoptar en lo
sucesivo ante la poltica del
PSA.
Estamos convencidos dijo
el camarada Reimann de
que hoy es posible no slo
conversar, sino tambin desplegar acciones conjuntas de
comunistas y socialdemcratasu Lo fundamental para ello
es el inters comn en el mantenimiento de la paz, en conjurar el rearme atmico y la
dictadura que se desprende de
la declaracin del estado de
excepcin, en la defensa de los
derechos democrticos, en la
satisfaccin de las reivindicaciones econmicas y sociales
de los trabajadores. Las divergencias entre el PC A y el
PSA no deben constituir un
entorpecimiento para el acuerdo entre los dos partidos sobre las acciones unidas. En
tanto los socialdemcratas no
se muestren dispuestos a concertar un acuerdo con los comunistas, al menos unos y
otros deben luchar juntos por
las mismas reivindicaciones.
El Pleno aprob unnimemente el informe presentado
por el Bur Poltico y el informe del camarada Max Reimann, as como tambin adopt una resolucin sobre las
divergencias de la direccfn
del Partido Comunista de
China con el movimiento comunista internacional.
El CC del PCA dirigi un
mensaje de salutacin a todos
los combatientes' por la paz
encarcelados y perseguidos y
exigi del Gobierno de Bonn
la amnista para las vctimas
de las persecuciones polticas.

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El "mundo libre" y el crimen de Dallas


El brbaro asesinato del Presidente John F.
Kennedy ha estremecido y conmovido al mundo entero. Este inslito suceso ha planteado
muchas graves interrogaciones, ante el pueblo
de Estados Unidos y los pueblos de otros pases. Ante todo, cmo ha podido perpetrarse
tan brutal acto de terror poltico en un pas
que tiene fama de civilizado y 'que pretende
dirigir el mundo libre? Qu sucede en Estados Unidos, si all no es posible garantizar
la vida y la seguridad del jefe del Estado y
protegerle contra las balas de los asesinos?
Quines han cometido este crimen y quines
han guiado la mano del asesino o de los a/sesiiios? Finalmente, qu curso seguir el nuevo Presidente Lyndon B. Johnson en poltica
exterior e interior? Continuar por la va de
su antecesor, que en una serie de casos valor
con sentido realista la situacin poltica y la
correlacin de fuerzas en el mundo contemporneo y se orient hacia la solucin de importantes problemas internacionales por medio
de negociaciones? Estas preguntas no son dictadas por la curiosidad. Estn en juego las
perspectivas de Estados Unidos y las lneas directrices del desarrollo de la poltica mundial.
Las sanas fuerzas democrticas de Norteamrica insisten en que se haga una investigacin a fondo, en que se averigen todos los
hechos relacionados con el asesinato del Presidente. Confan en que una investigacin completa no slo permitir descubrir sin lugar a
dudas a los verdaderos culpables del monsitruoso crimen, sino que, a la vez, servir de
estmulo para que se operen importantes, cambios en la vida poltica de Estados Unidos.
Aunque en la actualidad no se puede dar respuesta a todas esas interrogaciones que adelanta a primer plano el asesinato de John
Kennedy, s es posible y necesario desenmascarar a las fuerzas* que se esconden detrs del
crimen y sealar los cauces y las tendencias
del probable desarrollo de los acontecimientos.
El magnicidio fue perpetrado en Dallas [Tejas], cindadela de los ultras norteamericanos.
Fue precisamente all: en el semillero de la
reaccin y del neofascismo, donde imperan el
gangsterismo poltico, la corrupcin, el racismo

y el anhihumanismo. All no es difcil encontrar ejecutores ideolgicamente maduros para cualquier atentado, sobre todo cuando se
trata de ahogar aspiraciones de progreso y de
democracia.
De Tejasi se suele decir que es el Estado
del oro fluido, del petrleo. Es, adems,, el lugar de residencia de los millonarios de la industria ganadera. El petrleo de Tejas engrasa
las ruedas de los ultras. El difunto senador
McCarthy era el favorito de la oligarqua petrolera y de los acaudalados ganaderos. Ahora
actan all insolentemente, con el visto bueno
de las autoridades, el doctor Fred Schwarz,
jefe de la organizacin denominada Cruzada
Anticomunista de los Cristianos; Kobert Welch,
que preside la Sociedad John Birch; la organizacin conocida bajo el nombre de los Tjanos para Amrica, que cuenta con el apoyo
de la sociedad Hijas de la Revolucin Americana, y otras organizaciones terroristas, fascistas y racistas. Los monopolios de Tejas no
estn solos en su siniestra actividad conspirativa. Obran de consuno con otros/ representantes del gran business norteamericano. Sin su
dinero, los ultras careceran de fuerza.
Nada ms que un mes. antes del asesinato
del Presidente Kennedy, los ultraderechisitas
organizaron una tumultuosa manifestacin contra Adlay Stevenson durante su visita a Dallas. Por esas mismas fechas un grupo de ultras form piquetes en la sala donde habl el
juez Warren. Portaban carteles en los que se
lea: Linchad a Warren! Expulsad a Warren! Puede sorprender, pues, que Stevenson
y el gobernador Connally trataran de hacer
desistir a Kennedy del viaje a Dallas? El mismo da en que el Presidente lleg a la capital
tejana, el D a l l a s Mo r n i n g N e w s . ,
archirreaccionario peridico local, public en
una de sus pginas una salutacin a Kennedy, insertada dentro del marco negro de las
esquelas de defuncin. En ella se deca: Bien
venido a Dallas, seor Kennedy, a la ciudad
que rechaz su filosofa y su poltica en 1960
y que en 1964 la volver a rechazar ms expresivamente que antes. A la vista de esto,
quin puede dudar de cules son las fuerzas

responsables del asesinato y a quin puede extraar que el crimen se cometiera precisamente en Dallas?
Cuando la radio norteamericana anunci al
mundo el asesinato de Kennedy, nadie dud
de que este crimen haba sido obra de los ultras. Sin embargo, el cuadro cambi cuando
poco despus fue detenido y acusado de haber
dado muerte al Presidente el xnarxista Lee
Harvey Oswald. Viose claramente que se estaba tramando una conjura para encubrir a
los verdaderos culpables y atizar una nueva ola
de histeria anticomunista, antisovitica y anticubana. Todo haca pens-ar que se fraguaba
la variante norteamericana de un proceso semejante al del incendio del Reichstag. Eso era
justamente lo que necesitaban los ultras, los
neofascistas, los racistas de la Sociedad John
'Birch'' y sus caudillos ideolgicos, el general
Walker y el senador Goldwater. Eran palmarios los indicios de una operacin provocadora
planeada de antemano y emprendida para suscitar el pnico y acrecentar de ese modo las
posibilidades de las fuerzas ultraderechistas de
arribar al Poder en EE. UU.
Pero los organizadores de esta siniestra conjura han fallado en sus clculos. La Norteamrica de 1963 no es la Alemania de 1933.
El mundo no es hoy el mismo que era hace
treinta aos. Desde que se peg fuego al
Reichstag como preludio del incendio universal, en nuestro planeta se han producido profundas transformaciones.
Los hechos posteriores al magnicidio se han
desarrollado tan velozmente, las diversas versiones de las pruebas han sido tan contradictorias y la polica de Dallas ha desplegado
una actividad tan burda, que incluso la prensa reaccionaria burguesa ha dejado de creer
en la absurda fbula de una nueva amenaza
comunista.
El monstruoso caleidoscopio de los sucesos
inmediatos al crimen vino a embrollar definitivamente todo el asunto. Antes de que se hubiera presentado oficialmente contra Oswald
la acusacin por el asesinato que se le imputaba, a l mismo le dio muerte el gngster
Jack Ruby, dueo de un club nocturno. Las
circunstancias en que se perpetr este nuevo
homicidio se desarrollaron ante los ojos de
muchas personas, que pudieron ver cmo la
polica de Dallas haba organizado el traslado
de Oswald a la crcel. Todo se desarroll con
arreglo al plan concebido: Oswald fue muerto
y call para siempre.
Exista, por lo visto, el peligro de que Oswald dijese ante el tribunal los nombres de los
verdaderos responsables del asesinato del Presidente. No en vano en cuanto muri Oswald,
el jefe de polica de Dallas anunci gozoso a
los enviados de la prensa, la televisin y la radio: Seores, todo ha concluido. El inusitado
apresuramiento de las autoridades tejanas para cancelar el crimen haba sido calculado de
antemano. Era una burda tentativa ms para
ncubrir a los autnticos culpables, un intento
do impedir que se esclarecieran las circunstan-

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cias determinantes del asesinato y fuesen desenmascaradas las fuerzas responsables de su


consumacin.
La investigacin sucesiva del crimen, llevada
a efecto por las autoridades federales de Estados Unidos, ha mostrado que Oswald era un
anticomunista. Los comunistas de EE. UU. han
declarado en forma categrica que Lee Oswald no fue n u n c , a miembro del Partido
Comunista y que no tena a b s o l u t a m e n te n a d a id e c o m n con el comunismo. Al mismo tiempo que exigan una investigacin exhaustiva de todas las circunstancias
que haban concurrido en este infame asesinato, sealaban el deletreo clima de cuya
creacin son responsables los ultras.
En su deliberacin, el Partido Comunista de
EE. UU. ha subrayado que tales actos de
violencia y de terror son diametralmente opuestos a la poltica y al programa del Partido
Comunista. En la declaracin se dice tambin que nadie de los que propugnan o practican actos de terror y de violencia puede ser
miembro del Partido Comunista. En los momentos de conmocin y de tristeza, los comunistas de EE. UU. hacan este llamamiento:
Defended a Norteamrica! Castigad a los
asesinos! Unios en bien de la democracia!
Con estas exhortaciones expresaban los sentimientos patriticos, democrticos y humanos
del pueblo norteamericano.
Por supuesto, los comunistas no sobrestiman
la poltica del finado Presidente. Sealan su
inconsecuencia, su contradictoriedad, sus concesiones a la presin de las fuerzas reaccionarias. Sin embargo, Kennedy se caracterizaba,
en un grado mucho mayor que sus antecesores
de la postguerra, por un enfoque sensato y
realista de la solucin de los problemas internacionales en litigio; comprenda, aunque no
siempre con claridad, la necesidad de la coexistencia pacfica, de la colaboracin pacfica
entre los Estados de distinto rgimen social.
Lo principal es que John Kennedy se daba perfecta cuenta de que una guerra termonuclear
mundial era absurda y funesta. De ah que
diera ciertos pasos y realizara algunas acciones polticas orientados hacia la distensin internacional. La medida ms efectiva en esta
direccin fue, sin duda, la firma del Tratado
sobre la prohibicin de las pruebas nucleares
en tres medios. Al pronunciarse en apoyo de
este tratado, Kennedy declar que el mismo
evitaba la expansin de las armas nucleares
a otros pases y que, por tanto, infunda esperanzas en la creacin de una comunidad
mundial ms pacfica y slida.
Los frenticos de Norteamrica y los magnates del gran business, que atacaban con furor
la poltica exterior del joven Presidente, no
comprendan que l no era sino un clarividente defensor del rgimen capitalista, un calculador y sensato mandatario de la clase gobernante de su pas. En sus ataques al Presidente, los frenticos y los ultras formaban bloque con los racistas sureos, que no podan per-

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emponzoa el aire que respira la gente. Este


donar a Kennedy sus muy modestos planes
diablico clima lo promueven las fuerzas que
para aliviar la suerte de la minora negra en
forman el llamado complejo industrial-bliNorteamrica y su propsito de hacer aprobar
co. De esas fuerzas habl ms de una vez
en el Congreso la ley de derechos civiles.
John Kennedy.
En la creacin de un clima hostil en torno
Martin Luther King, uno de los dirigentes
al Presidente Kennedy desempearon gran pams destacados de la revolucin negra de
pel algunas agrupaciones monopolistas, a las
1963, ha dicho con gran acierto:
que inquieta la posibilidad de restricciones en
Para ver el futuro es. necesario conocer el
la carrera armamentista por efecto de la dispasado. El asesinato del presidente, sin entrar
tensin internacional.
en el exacto esclarecimiento de la identidad
Tampoco fue escogido casualmente el model homicida, se ha cometido en una situamento del asesinato. Se aproximan las eleccin en que en nuestro pas vienen aumentanciones de un nuevo Presidente, y las probabido a lo largo de los ltimos aos los actos
lidades de Kennedy eran bastante considerade violencia y de odio.
bles. En cambio, en las filas de sus adversaHemos sido testigos de cmo en las iglesias
rios se libraba una lucha encarnizada para
se mataba a nios, de cmo se asesinaba por
elegir el candidato capaz de enfrentarse a John
la espalda a hombres, en circunstancias muy
Kennedy.
parecidas, por cierto, a las de la muerte del
Los ultras no podan resignarse a la perspresidente Kennedy. De ah surge una conclupectiva de ver Presidente a Kennedy cinco
sin inevitable: nos hallamos ante una enferaos ms. Incluso los tmidos pasos adelante
medad social que, si no fijamos la atencin
del Gobierno de Kennedy eran inaceptables
en ella o la dejamos avanzar, como ha ocupara estos apstoles de la reaccin y de la
rrido, llevar en germen un mortal peligro.
guerra. Se opusieron obstinadamente al TraSe sobreentiende que en Norteamrica no
tado de Mosc sobre la proscripcin parcial de
slo hay gangsters, racistas y manacos atlas pruebas nucleares e hicieron todo lo posimicos. La inmensa mayora del pueblo norteble para impedir su ratificacin por el Senaamericano desea la paz, la justicia y la dedo. Han combatido con rigor la limitada ley
mocracia. Se enorgullece de sus instituciones
de derechos civiles, firmemente dispuestos a
y tradiciones democrticas. La desesperacin
estorbar incluso un lento proceso de nivelacin
y el rencor de los ultras, y sus partidarios rede los derechos de los. blancos y los negros.
flejan el miedo de la reaccin ante el crecienILos ultras se resistan a toda concesin a la
te vigor de las fuerzas pacficas y democrclase obrera, a toda medida de asistencia soticas de Estados Unidos. Este vigor se pone
cial. Luchaban contra la ampliacin del code manifiesto en los variados combates sosmercio con la Unin Sovitica y otros pases
tenidos en distintos frentes, en la luc,ha por
socialistas. Les asustaba la tendencia hacia la
los derechos civiles, por el trabajo y por la
distensin internacional y el debilitamiento de
paz.
la guerra fra, hacia el arreglo negociado de
El pueblo norteamericano reclama que el
los problemas en litigio. Les dola en el alma
ejrcito de EE.UU. abandone Vietnam Meriel desarrollo de los intercambios culturales y
dional. Desea el establecimiento de relaciones
cientcos con la Unin Sovitica y otros panormales con Cuba, la ampliacin del comerses socialistas. Les exasperaba todo paso encio con los pases socialistas, el mejoramiento
caminado hacia el desarme.
de la asistencia social, mayores posibilidades
El asesinato de John Kennedy ha puerto al
de instruccin para la juventud, etc. En todas
desnudo ante todo el mundo el trgico cuadro
estas reivindicaciones se advierte la presencia
de descomposicin y decadencia de la sociedad
de las sanas fuerzas democrticas de Nortenorteamericana, de la clase gobernante en
amrica.
EE. UU. Ha sido, pues, la atmsfera de vioLos norteamericanos formarn juicio sobre
lencia y de amenazas creada por los frenticos
el nuevo presidente por su actitud hacia las
la que, quirase o no, instig al asesino y le
aspiraciones del pueblo y presionarn sobre su
movi a disparar sus balas.
Gobierno, como presionaron sobre el Gobierno
Estados Unidos han alcanzado un nivel reKennedy, para que no ceda ante las amenalativamente alto de produccin por habitante.
zas y las violencias de los ultras. Saludarn
Pero esto no ha resuelto el problema del decada paso por el camino de la paz y de la
sarrollo de la persona humana, los problemas
democracia. En su claro llamamiento Dede la libertad y de la moral del individuo.
fended a Norteamrica! Castigad a los culSucede precisamente todo lo contrario. En
pables! Unios en bien de la democracia!, los
EE.UU. se atraviesa una profunda crisis en
comunistas de EE.UU. han marcado la orienel terreno de la ideologa y de la valoracin
tacin y la lnea poltica que debern seguirse
del hombre. La avidez de ganancias nubla toahora y en el futuro prximo.
das las mentes y mueve las pasiones. El ambiente de bandolerismo y de crimen y la hisJ. THOMA&
teria anticomunista, antinegra y militarista

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Lo que ha demostrado la Conferencia


de los laboristas
Del 30 de septiembre al 4 de octubre se reuni
en Scarborough la Conferencia Anual del Partido Laborista, a la que asistieron 1.200 delegados de los sindicatos, de los comits sectoriales, regionales y territoriales del partido
y de otros organismos afiliados, como la Sociedad Fabiana, que apoyan los fines y objetivos del Partido Laborista.
La Conferencia se
NUEVO AMBIENTE
celebr en unos
EN UNA NUEVA
momentos en que
SITUACIN
se haban producido
importantes
cambios en el frente poltico.
Los doce aos de Gobierno conservador han
llevado al pas a un estancamiento econmico.
La desocupacin ha llegado a su mximo nivel desde los aos 30. La poltica de guerra fra
ha exigido enormes gastos militares que han inferido un grave dao al pas. Pese a las loas
de los conservadores, la fuerza nuclear independiente de disuacin no es ms que un mito. Inglaterra sigue sometida a una humillante dependencia de Estados Unidos.
Las crecientes dificultades para la mayora
de la poblacin, el bajo nivel de los salarios
y de las pensiones, la amenaza cada vez ms
palpable de la automatizacin, generadora del
desempleo y que afecta no slo a los obreros
industriales, sino tambin a los cuellos blancos empleados y profesionales, la subida
de los alquileres y la escasez de viviendas son
otros tantos factores que han enfrentado a la
mayora del pueblo con el Gobierno conservador. As lo han evidenciado en repetidas ocasiones las elecciones parciales y las distintas
consultas a la opinin pblica. La desilusin
y el disgusto se han apoderado tambin de
las capas medias de la poblacin, que venan
constituyendo el apoyo tradicional de los conservadores. [Aunque estas capas, segn han
demostrado varias elecciones parciales de los
ltimos tiempos, se han inclinado hacia los
liberales y no hacia los laboristas].
Pero ante todo y sobre todo hay un nuevo
elemento sumamente esperanzador. Nos referimos a los cambios operados en la situacin
internacional. Ha sido concluido el Tratado
sobre la prohibicin parcial de lasi pruebas
nucleares. La primera brecha, aunque sea pequea, ha sido abierta en el muro de la guerra fra.
Las probabilidades de los laboristas de encabezar el futuro Gobierno son en los momentos actuales excepcionalmente favorables.
Esta seguridad constituy el elemento dominante en la Conferencia. La nueva situacin
y las perspectivas del triunfo electoral han
provocado una doble reaccin en el movimiento laborista. Por un lado, una militancia ms

elevada y una mayor conciencia de clase, claramente manifestadas en el Congreso de las


Trade Unions, que se reuni poco antes de la
Conferencia. Los delegados se negaron a aprobar la resolucin oficial en apoyo de la congelacin de los salarios. Se aprob en cambio
la resolucin propuesta por Ted Hill, lder del
Sindicato de Caldereros, en la que se condenaba la congelacin de salarios. El Congreso
adopt, adems, varias resoluciones propugnando la nacionalizacin del transporte por
carretera, de las industrias de aviacin, del
acero, de construcciones navales, material elctrico y del automvil. Una mocin sobre la
semana laboral de 40 horas vieja reivindicacin de la clase obrera inglesa fue acogida con un s tan unnime que no hubo necesidad de recurrir a la votacin.
Pero la perspectiva de las elecciones y
del triunfo en ellas dio lugar a otras actitudes, en cierto modo peligrosas. Nos referimos al movimiento casi instintivo de cerrar
filas ante el contraataque de la clase gobernante en las elecciones generales. Si el movimiento obrero ha de luchar, debe hacerlo
unido, estrechando filas. Tal ha sido siempre
la actitud de la clase obrera, actitud que se
ha acentuado ahora con la proximidad de las
elecciones. Harold Wilson y los dems lderes
hacen continuos llamamientos a la unidad sobre
la base de su lnea poltica. Acudir a las elecciones generales con las filas divididas, poner
de manifiesto la existencia de discrepancias
en el partido, sobre todo en cuestiones tan
importantes como los problemas internacionales y la defensa del pas, significara, dicen,
buscar a ciencia cierta una desgracia y convertir en derrota una victoria segura.
Se comprende que la direccin del partido
haya adoptado esta actitud. Pero este llamamiento fue apoyado tambin por el grupo
Victoria para el Socialismo, el ms impor*
tante del ala izquierda laborista y el que llev el peso de la lucha contra Gaitskell. La
izquierda ha exhortado a los obreros a no
crearle obstculos a Wilson y dejar para desipus de las elecciones generales las discusiones sobre la poltica del Gobierno laborista,
Se ha dado a entender a los obreros: que lo
verdaderamente importante ahora no son estos problemas, sino la obtencin de una mayora laborista en las elecciones generales.
Todo esto ha dado mpetu al movimiento de
unidad en torno de una poltica discutible.
Con el fin de sealar los peligros/ de tal
actitud, John Gollan invit a los obreros, en
nombre del Partido Comunista, a reconsiderar
la situacin. Despus de sealar que la victoria de los laboristas en las prxima elecciones tiene, en efecto, extraordinaria importancia, Gollan mostr las peligrosas consecuen-

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cias que sobrevendran si los laboristas obtuviesen la mayora en el Parlamento sobre la


base de una poltica errnea y unos principios
equivocados. El abandono, en nombre de la
unidad, de la lucha de principios por una lnea poltica correcta equivale a causar un
grave dao a todo el porvenir del movimiento obrero, dijo Gollan. Y advirti tambin
que la renuncia a la lucha por una poltica
correcta robustecera las posiciones del ala
derecha. Los acontecimientos han venido a
demostrar que tena razn. Desde el comienzo
mismo de la Conferencia, la direccin se dedic a ejercer presin sobre el curso de los
debates. Su llamamiento No volquis el bote
se convirti en el s l o g a n de la Conferencia.
Es ya tradicin
del Partido LaPOLITICA EXTERIOR
borista celebrar la
Y DEFENSA DEL, PAS
vspera
de
la
Conferencia
un
mitin con participacin de los delegados, en
l cual el lder del partido pronuncia un discurso que marca la tnica. Wilson insisti
esta vez en los problemas de la poltica exterior y de la defensa. En la mesa presidencial
apareca Willy Brandt, como smbolo del proceso de unificacin de la socialdemocracia europea y de que est en marcha lo que a juicio
de Wilson es la creacin de una Europa socialdemcrata.
Harold Wilson trata de ganar al Partido
Socialdemcrata Alemn para las concepciones laboristas, particularmente en lo que se
refiere el reconocimiento de facto de la Repblica Democrtica Alemana y en orden a
crear en el clima tan tenso de Europa Central una zona desnuclearizada y reas de
desarme controlado. Su opinin es que, si no
se producen cambios en la correlacin de fuerzas entre el Este y el Oeste, tales medidas
aliviaran considerablemente la tensin en
esta parte del mundo... y contribuiran a
crear condiciones favorables para la formacin de una Alemania democrtica unida.
Harold Wilson aparece ms estrechamente
unido al movimiento obrero que su predecesor
Gaitskell. En la Conferencia respald la propuesta de prohibir la venta de armas a frica
del Sur, propuesta que fue recogida en la correspondiente resolucin. Wilson apoya la lucha del pueblo espaol y quiere que la Repblica Popular China est representada en la
Organizacin de las Naciones Unidas. A juicio suyo, un programa dinmico e imaginativo de comercio entre el Este y el Oeste podra ser una poderosa ayuda para la paz.
Todo esto, en efecto, es propugnado por l.
Pero hay en su poltica otra faceta.
En la Conferencia anunci su propsito de
seguir la lnea general de poltica exterior
sentada por Gaitskell, aunque su interpretacin de ciertos aspectos de dicha poltica sea
distinta.
Wilson no quiere la diseminacin de las armas nucleares y se opone a que Inglaterra
tenga un arma nuclear independiente. Mantiene el criterio de que debe dejarse a Estados Unidos el monopolio y la direccin de la

poltica nuclear, incluyendo las bases atmicas en Inglaterra. Tambin considera que Alemania Occidental debe tener los mismos derechos que los dems miembros de la OTAN
al decidir las cuestiones de la poltica nuclear,
pero a condicin de que el Gobierno norteamericano ejerza el control de todas las armas nucleares.
En este punto, Wilson ha modificado claramente y en forma sustancial su actitud hacia Alemania Occidental. En el curso de dos
debates celebrados por el Parlamento en 1963,
declar oponerse total, resuelta e inequvocamente y en todas las circunstancias a cualquier sugestin de que Alemania Occidental
u Oriental pueda, directa o indirectamente, poner el dedo en el gatillo de las armas nucleares o tener alguna responsabilidad, directa o i n d i r e c t a , en la decisin de emplear
dichas armas. Pero en su discurso la vspera
de la Conferencia ya no mencion la responsabilidad i n d i r e c t a , refirindose tan
slo a que el hecho de dotar a Alemania de
un poder nuclear independiente sera un acto
irreversible. No habl para nada del control indirecto.
Cabe sealar que, despus de la apertura
de la Conferencia, la presidencia trat de evitar a todo trance los debates sobre cuestiones
de poltica internacional y defensa. En lugar
de las 26 resoluciones sobre estos problemas
enviadas a la Conferencia se elaboraron e
incluyeron en la agenda tres resoluciones sumarias, despus de una larga discusin del
Comit Organizador de la Conferencia con los
delegados de las organizaciones autoras de
las resoluciones. Pero al empezar la Conferencia, el presidente de dicho Comit anunci
tranquilamente que en vista de la falta de
tiempo las resoluciones no seran sometidas
a debate, que estos problemas haban sido
discutidos repetidas veces en estos ltimos
aos y que en el mundo no haba ocurrido nada nuevo que hiciese necesario el debate en
torno a los mismos.
Igual actitud fue adoptada ante la resolucin sobre las nacionalizaciones. Este era otro
problema que poda haber dividido a la Conferencia, por lo que el Comit Organizador se
neg a conceder tiempo para su discusin. La
nacionalizacin, dijo el presidente, ha sido
discutida muchosi aos y ya existe un programa de acicin. Para qu gastar ms tiempo en tan espinoso problema?
Varios delegados pidieron a la Conferencia
que rechazara estas propuestas, pero sus esfuerzos resultaron vanos. No consiguieron el
apoyo de ninguno de los lderes de los grandes sindicatos, tales como Frank Cousins, cuyos votos juegan el papel decisivo en la Conferencia. En consecuencia fue aprobada por
aplastante mayora la propuesta de no discutir las nacionalizaciones, la poltica exterior
ni los problemas de la defensa.
Algunos delegados hablaron de contradicciones en la posicin de Wilson ante estas cuestiones. Sus repetidos llamamientos a la creacin de una zona desnuclearizada en Europa
y al reconocimiento de facto de la RDA con-

cuerdan mal con su apoyo al fortalecimiento


de la OTAN. Wilson habla de la necesidad de
explorar las posibilidades de una negociacin
fructfera con la URSS sobre el desarme controlado, diciendo que la Unin Sovitica desea
la coexistencia pacfica y que es preciso aprovechar las nuevasi posibilidades que ofrece el
Tratado sobre la prohibicin de los ensayos
nucleares. Pero a rengln seguido apoya el
punto de vista oficial de los conservadores,
segn el cual no debemos bajar la guardia,
sino procurar la reorganizacin de la OTAN
para hacerla msi eficaz.
Estas contradicciones tienen su razn de
ser. Ante el eje Bonn-Pars con exclusin de
la Gran Bretaa, ante la incesante presin
econmica y poltica de Estados Unidos, ante
la agravacin de los problemas econmicos
resultantes de la poltica de guerra fra, cada
vez es ms apremiante la necesidad de llegar
a acuerdos con la URSS e incrementar el comercio con ella. Por eso, es de esperar que
Wilson desarrolle los aspectos positivos de su
enfoque de los problemas internacionales.
Mas, por otra parte, si los laboristas siguen
encadenados a la estrategia nuclear de la
OTAN y a su poltica de guerra fra, defendida por George Brown y otros lderes del ala
derecha del Partido Laborista, ello pondr en
peligro la existencia de esa magnfica sociedad basada en la ciencia, cuyos perfiles fueron
trazados ante la Conferencia con tanta brillantez por Harold Wilson. Si los laboristas
no renuncian a la poltica bipartidista en las
cuestiones internacionales y de la defensa,
sustituyndola por una poltica propia de paz,
que acabe con la subordinacin a los Estados
Unidos, con las bases de submarinos equipados con cohetes Polaris y otras bases norteamericanas; si no renuncian a las armas nucleares, todos sus planes de progreso de Inglaterra bajo un Gobierno laborista no valdrn lo que el papel en que han sido escritos.
En
cuanto
la
presidencia pudo
OTROS PROBLEMAS
controlar la Conferencia, lo dems fue coser y cantar. Los delegados se dejaron apartar del debate sobre la nacionalizacin de las industrias bsicas, aceptando la
promesa de Wilson de que sern nacionalizadas la industria del acero y el transporte por
agua y por carretera, aunque no precis en
qu condiciones. La exigencia de que fuera
nacionalizada la industria de la construccin
fue rechazada, lo mismo que la nacionalizacin de la tierra.
Algunos delegados de base abogaron valientemente por una poltica ms activa, por
una poltica de la clase obrera. Exigieron el
cierre de las escuelas pblicas, que son en
realidad escuelas privadas para los ricos, e
instaron a realizar reformas radicales en la
previsin social. Pero sus proposiciones fueron
rechazadas.
Los principales debates giraron en torno del
problema de la planificacin, comprendida la
poltica de ingresos. A pesar de que, como
hemos dicho ya, el Congreso de las Trade
5N. poca

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Unions se neg a apoyar la poltica de congelacin de salarios, tambin aqu ejerci su


influencia el Comit Ejecutivo Nacional. La
Conferencia aprob una poltica que, de hecho, supone un apoyo a la congelacin de salarios. Para dorar la pildora, Frank Cousins
propuso para esta poltica el nombre de crecimiento planificado de los salarios. La poltica de ingresos de los laboristas comprender el control de salarios y sueldos, de los
dividendos, de los beneficios [incluyendo los
de carcter especulativo] y de los subsidios
de la seguridad social.
Pero los delegados sealaron que no se
comprenda cmo iban a ser controlados los
dividendos en una economa capitalista. J. Callaghan, que habl en nombre del Comit Ejecutivo Nacional, ni siquiera trat de responder
a esta pregunta, pero acept que los beneficios y los dividendos eran muy difciles de
controlar, y dijo que los laboristas 110 saban
an cmo habra de ejercerse dicho control.
La incapacidad de los laboristas para controlar los dividendos fue sealada tambin por
Ted Hill, quien dijo que ningn Gobierno laborista podr tener xito a menos que defienda los salarios y las pensiones. Manifest que
slo prestar su apoyo a una poltica de ingresos que abarque a todos los tipos de ingresos. Y aadi: Si no podis congelar los
dividendos, no hablis de congelar los salarios.
Pese a todas las
maniobras y a
PERSPECTIVAS
los intentos de
DEL MOVIMIENTO
bloquear la disLABORISTA
cusin de tantos
y tan importantes problemas, en la Conferencia de Scarborough volvieron a tener brillante confirmacin las aspiraciones socialistas de los trabajadores ingleses. Ha sido este ardiente deseo
de convertir a Inglaterra en un pas socialista el que impuls a los delegados a aceptar
las posiciones de la direccin sin las protestas habituales. La base quiere la derrota y
la eliminacin de los conservadores y har
todo cuanto sea preciso para conseguirlo. Actualmente, cuando, despus de doce aos de
oposicin, el objetivo parece estar al alcance de la mano, no quiere que ningn obstculo se alce en su camino.
Esta es la razn de la impaciencia manifestada por los delegados frente a quienes
planteaban cuestiones de orden o insistan en
un esclarecimiento de la lnea poltica, Crean
sinceramente que la discusin de tales
cuestiones llevara la divisin al seno de la
Conferencia, por lo que tal debate debera
ser pospuesto para despus de la derrota de
los conservadores, para cuando los laboristas
estn en el Poder. Las filas deben mantenerse unidas para derrotar al atrincherado enemigo tory, Las discusiones deben aplazarse
para despus de la victoria. Sostenerlas antes de la btala sera debilitar las fuerzas
propias.
Los delegados ardan en deseos de retornar
cuanto antes a sus lugares de origen e ini-

66

NUESTROS COMENTARIOS

ciar la edificacin de los cimientos de esa


nueva Inglaterra. Para qu perder el tiempo en discusiones!? Llevan discutiendo desde
1959. Ahora Wilson ha conseguido establecer
la unidad. Los delegados tienen confianza en
l y lo aceptan como jams aceptaron a
Gaitskell. Adelante, pues, hacia la victoria y
el socialismo!
Un rasgo extraordinario de esta Conferencia escriba uno de los peridicos burgueses
ingleses es el entusiasmo por los principios
socialistas. Parece ser que Hugh Gaitskell
luch en vano por hacer ms moderadas las
concepciones de los delegados. Nada ms
cierto poda haberse dicho de la Conferencia.
Los delegados aclamaron cualquier discurso
combativo en favor del socialismo. Silenciosos y molestos ante las soflamas de los derechistas, acogan con clamorosos aplausos las
palabras de los representantes del ala izquierda que exhortaban a luchar contra el capitalismo.
Cuando subi a la tribuna un pensionista
de 78 aos y lanz un apasionado llamamiento a combatir por una Inglaterra socialista, todos los delegados puestos en pie le tributaron una clida ovacin, He luchado toda mi vida dijo- y antes de morir quiero
ver a Inglaterra socialista!... Por qu
nosotros, los/ viejos, no hemos de poder vivir
bajo el socialismo como vosotros, los jvenes? Y termin diciendo: Un Gobierno laborista habr de ser un Gobierno socialista o
no ser nada.

La presente situacin brinda a los laboristas posibilidades excepcionales de triunfar en


las elecciones. La renuncia de Macmillan y la
forma en que Home ha sido impuesto al pas
no han hecho ms que aumentar sus probabilidades.
La apremiante demanda de la hora actual
es. el cese de la guerra fra y la supresin de
las armas nucleares. Ahora existe la posibilidad real de avanzar por la senda que ha
abierto el Tratado de interdiccin de
las
pruebas nucleares, la posibilidad de asegurar
la coexistencia pacfica de los pases de diferente rgimen social, con un gradual y extenso entendimiento entre el Este y el Oeste
y una nueva poltica en el comercio mundial
basada en dicho entendimiento. La alianza y
la amistad con los pases recin liberados de
la dependencia colonial constituye tambin
una urgente necesidad, claramente reconocida
por la Conferencia.
El pueblo necesita hoy, ms que nunca, una
poltica verdaderamente nueva, anloga a la
ya propuesta por el Partido Comunista. La
lucha en pro de la alternativa representada
por una poltica eficaz responde a las exigencias y los sentimientos de la hora actual.
Elvase el nivel de conciencia de la clase

obrera, aumenta su combatividad. Como lo


han demostrado las elecciones en Francia e
Italia, en la Europa Continental crecen tambin los sentimientos genuinamente unitarios
entre los obreros, y las fuerzas democrticas.
El ascenso del movimiento de liberacin
nacional acrecienta la combatividad de las
fuerzas de izquierda. El podero del mundo
socialista ejerce una influencia cada vez ms
intensa sobre las masas populares.
El programa propuesto como alternativa
por el Partido Comunista subraya que la base objetiva de la desigualdad entre las clases, del estancamiento relativo de la industria, de la falta de planificacin y del caos
econmico es el dominio de 500 monopolios ingleses. Si no son nacionalizados seguirn dominando en la vida econmica y poltica del
pas con los laboristas, como han venido hacindolo con los conservadores. De ah que
para alcanzar incluso los limitados objetivos
de poltica interior planteados en la Conferencia, y en particular para poner en prctica una autntica y amplia planificacin, sea
preciso quebrar el poder de los monopolios y
llevar a cabo una nacionalizacin en vasta
escala.
Las resoluciones aprobadas por el Congreso de las Trade Unions darn evidentemente
un impulso an mayor a las acciones de la
clase obrera. Esta no ha rechazado la poltica de congelacin de salarios en el Congrego de las Trade Unions para aceptarla en la
Conferencia laborista, cualquiera que sea el
nombre que se le ponga. La clase obrera no
tiene la intencin de permanecer pasiva ante
el creciente peligro que representan los grandes monoplios con su poltica de automatizacin y de despidos en masa.
Los comunistas comparten con los delegados a la Conferencia de Scarborough la idea
de que el objetivo supremo del momento es
apartar a los conservadores del Poder. La
siguiente etapa prctica en la lucha es la
constitucin de un Gobierno laborista, aunque
no menos importante es la poltica que este
Gobierno haya de aplicar. La propugnada por
el ala derecha no puede ser jams la base
del xito de un Gobierno laborista. Si los laboristas se proponen ser reelegidos para un
nuevo quinquenio cuando terminen los cinco
aos de su prximo ejercicio del Poder, deben comprender que la aplicacin de la poltica derechista no les brindar probabilidades
de xito. La experiencia de 1945-1951 ha sido
bien elocuente a este respecto.
Para asegurar el triunfo sobre los conservadores en las elecciones se requiere el reforzamiento de todas las formas de la l u c h a
de masas y una c a m p a a n a c i o n a l
p a r a a p a r t a r a l o s . t o r i e s d e l Pod e r . Esto y la atraccin ejercida por una
poltica que constituya una autntica alternativa sern las condiciones para que la victoria en las prximas elecciones marque un viraje en la evolucin poltica de Inglaterra.
H. FAGAN

La voz de un continente en pie


En la sesin del Consejo Mundial de la Paz celebrada en Varsovia del 28 de noviembre ai
2 de diciembre de 1963, un corresponsal de REVISTA INTERNACIONAL se* entrevist con M a r * . ,
c e l i n o Dos S a n t o s , caracterizada personalidad del movimiento de liberacin nacional de las colonias portuguesas, secretario de relaciones exteriores del Frente de Liberacin
de Mozambique. Dos Santos habl de la aportacin que hace el movimiento de liberacin nacional de frica a la lucha por la paz, por !a coexistencia pacfica, por el desarme general y
completo.
A continuacin insertamos un extracto de esta entrevista.

OS PUEBLOS de frica han entrado en


la etapa culminante de la lucha por la liberacin nacional. En el continente aumenta
sin cesar el nmero de Estados independientes. El imperialismo se ve obligado a ceder
una posicin tras otra, aunque no est dispuesto a capitular de manera total, y con
todas sus energas y todos sus medios trata
de mantenerse en el continente africano.
Entre los imperialistas ms recalcitrantes
figuran los colonialistas portugueses, Utilizando los mtodos de opresin ms brbaros,
apoyados en las bayonetas y en las bombas
de napalm, mantienen bajo su frula a ms
de 11 millones de africanos que viven en Angola, Mozambique, la llamada Guinea Portuguesa, las islas de Cabo Verde, Santo Tom
y Prncipe.
Citemos algunos hechos que caracterizan la
barbarie de los colonialistas portugueses.
En la isla de Santo Tom, cuya poblacin
total no pasa de 60.000 habitantes, cerca de
mil patriotas fueron muertos por negarse a
realizar trabajos forzados.
En 1959, ms de 50 portuarios fueron asesinados en la Guinea Portuguesa por haber
reivindicado aumento de su msero salario.
Bajo las balas de los destacamentos represivos portugueses sucumbieron centenares de
campesinos de la regin de Mueda [Mozambique! por haber exigido que se les concediera
el derecho a cultivar sus propias tierras.
En julio de 1960, varios centenares de patriotas fueron masacrados en Angola por reclamar la libertad de uno de los lderes del
movimiento de emancipacin nacional que se
encontraba ilegalmente detenido.
Slo en un breve perodo de febrero a
junio de 1961, la agresiva guerra colonial

en Angola, que todava contina, seg ms


de 50.000 vidas humanas.
Los hechos demuestran que el colonialismo
portugus no est solo, que cuenta con poderosos aliados. Portugal lleva a cabo una poltica represiva contra nuestros pueblos con
el apoyo de los pases de la OTAN. Y no es
casual que representantes de algunas potencias occidentales consideraran necesario expresar su aprobacin al discurso pronunciado por
el dictador Salazar en agosto de 1963, en el
que ensalz la poltica colonial portuguesa.
Aunque de palabra manifiestan estar de
acuerdo con el derecho de autodeterminacin
de los pueblos coloniales africanos, potencias
occidentales como Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania Occidental sustentan en la prctica posiciones que muestran
palpablemente su complicidad con la poltica
de opresin que el Gobierno portugus aplica
en frica.
En lugar de emprender acciones positivas
en apoyo de los pueblos que luchan por su
emancipacin, los Estados Unidos, Inglaterra
y Francia se encubren con bellas palabras.
Consideramos que la posicin de las potencias occidentales es amoral. No podemos tolerar que en nuestros das algunos gobiernos
recurran a toda clase de argucias para defender un sistema tan antidemocrtico como
el rgimen colonial de Portugal. Ha llegado
la hora de que las potencias occidentales elijan entre la amistad con nuestros pueblos y
el apoyo al Gobierno fascista portugus.
Es evidente que el imperialismo mundial en
su conjunto se interpone en el camino de
nuestra libertad. La OTAN suministra armas
a Portugal para la guerra en Angola. Las
bombas de napalm que utilizan los destaca-

68

NUESTRAS ENTREVISTAS

NUESTRAS ENTREVISTAS

mentos punitivos en la Guinea Portuguesa,


llevan la marca made in USA. La OTAN
ayuda a Portugal a construir aerdromos militares en Mozambique.
La lucha contra el colonialismo y el imperialismo es para nuestros pueblos una necesidad histrica. La experiencia de esta justa
y noble lucha muestra que en las condiciones
actuales el colonialismo portugus puede ser
en definitiva derrotado nicamente con las
armas. En el transcurso de la larga noche
colonial, repetidlas veces y en las ms diversas formas hemos expresado nuestro desacuerdo con el dominio extranjero. Ahora,
pasando a travs de la etapa de la resistencia pasiva, hemos iniciado un combate decisivo para derrocar el yugo portugus.
El objetivo que nos planteamos es destruir
totalmente las relaciones de tipo colonial, liquidar la explotacin de nuestros pueblos y el
saqueo de nuestros recursos naturales por los
monopolios extranjeros. Queremos ser dueos
de nuestro destino y gozar ntegramente del
fruto de nuestro trabajo.
En el transcurso de la lucha hemos hecho
todo lo posible para que el conflicto entre la
administracin colonial y nuestros pueblos,
conflicto cuya solucin histrica slo puede
ser alcanzada por nuestros pueblos c,on la independencia nacional, sea resuelto por medios
pacficos, En reiteradas ocasiones hemos intentado hacer que el Gobierno portugus entablara negociaciones, con la nica condicin
previa de reconocer nuestro derecho a la autodeterminacin y a la independencia nacional. Sin embargo, el rgimen fascista colonial de Salazar ha demostrado que no es> capaz de comprender la realidad de nuestros
tiempos, Los colonialistas prefirieron la va
sangrienta. Al negarse a reconocer nuestros
legtimos derechos, hicieron inevitable el conflicto armado.
Algunos se preguntan: Pueden hombres como nosotros, hombres que libran una lucha
armada en sus pases, participar en una reunin que discute problemas de mantenimiento de la paz? A los amigos nuestros que
a veces, dudan de la justeza de nuestra presencia en la reunin, debemos responderles
que no conocen suficientemente bien el carcter de los problemas concretos de la lucha por
la paz en nuestros das.
El quid de la cuestin radica en que, al
luchar por la liquidacin del colonialismo portugus, debilitamos el sistema imperialista.
La liberacin de pueblos enteros del yugo colonial priva al imperialismo de una gran
fuente de beneficios y por tanto debilita las
fuerzas de la guerra. Luchando por la destruccin total del colonialismo, nuestros pueblos cumplen, en las condiciones de hoy, su
deber histrico en el movimiento general de
todos los pueblos en defensa de la paz. As,
pues, la lucha contra el colonialismo portugus constituye en primer lugar una aportacin real nuestra a la causa de la paz.
Sin embargo, esto no significa que estemos
al margen de otras formas del movimiento
por la paz, de la corriente general de lucha

contra la destructora guerra termonuclear.


Comprendemos que en el mundo de hoy, de
tan impetuoso desarrollo de la ciencia y de
la tcnica, los medios de exterminio en masa
han alcanzado un nivel tan espantoso que su
empleo representa una amenaza a la propia
existencia del gnero humano. La encarnizada
lucha contra el colonialismo, en la que nuestros pueblos soportan duros sacrificios, es la
lucha por una nueva vida, por la paz y la
felicidad. No podemos imaginarnos un futuro
luminoso sobre las ruinas de la civilizacin
mundial, en una atmsfera envenenada por
las lluvias radiactivas.
No creemos que una guerra mundial no
afectara a frica, y consideramos que la lucha por la paz no es un privilegio de la raza
blanca, amarilla o negra. Estimamos que es
una obra comn de toda la humanidad. Por
eso los africanos presentes en la sesin de
Varsovia votaron unnimemente a favor del
documento propuesto por la presidencia llamando a todos los hombres de buena voluntad a unirse en la ms noble lucha de nuestro tiempo: la lucha por la paz.
*--L COLONIALISMO es una fuente permanente de guerras injustas, de guerras de
rapia. Nuestros pueblos son explotados y
oprimidos por los imperialistas extranjeros.
Mientras exista el yugo forneo no podremos
hablar del establecimiento de una paz firme
en frica. Nuestro camino hacia la paz marcha inevitablemente a travs de la derrota
total del colonialismo portugus.
Mas al afirmar que los pueblos esclavizados no pueden vivir en paz con los opresores,
no negamos en manera alguna la poltica de
coexistencia pacfica en escala mundial. Comprendemos la poltica de coexistenca pacfica
como una forma de lucha de los dos sistemas sociales y econmicos existentes en el
mundo: el socialismo y el capitalismo. Esta
forma excluye la guerra como medio de solucionar las cuestiones litigiosas entre ambos
sistemas. Sin embargo, de ningn modo consideramos la coexistencia pacfica en la arena internacional como una coexistencia entre
oprimidos y opresores.
Algunos identifican errneamente el mantenimiento de la paz mundial con las exhortaciones a mantener el statu quo. Su concepcin
es profundamente equivocada. En efecto, cules son las principales fuerzas que se pronuncian hoy por la paz en el mundo entero,
por el cese de la guerra fra y por el desarme general y completo? Son las mismas fuerzas que marchan en la vanguardia del movimiento por la transformacin revolucionaria
del mundo, por la liberacin nacional de los
pueblos coloniales, por suprimir la explotacin
del hombre por el hombre. En la lucha por
la paz se funden en un solo torrente los pases
del campo socialista, el proletariado internacional y el movimiento de liberacin nacional.
frica tiene hoy planteadas grandes y urgentes tareas. Deber suprimir para siempre
todas las formas de colonialismo, alcanzar la

unidad y el auge econmico y cultural del


continente. Mas al resolver esas tareas sera
insensato no pensar en los problemas que inquietan a la humanidad en su conjunto. Lo
que sucede en el mundo afecta tambin directamente a frica. No podremos cumplir
nuestras tareas internas sin hacer nuestra
aportacin a la solucin |de los problemas
mundiales, a la lucha por la coexistencia pacfica, por el mantenimiento de la paz universal, por frustrar los criminales planes agresivos del imperialismo. La lucha de los pueblos de frica debilita la fuerza del imperialismo y le obliga a realizar concesiones, a
aceptar la poltica de coexistencia pacfica
que le es impuesta por el socialismo.
Qu reporta la coexistencia pacfica a los
pueblos de frica? En primer lugar atena
el peligro de guerra termonuclear mundial. En
una atmsfera de coexistencia pacfica de los
dos sistemas y de solucin de todas las cuestiones litigiosas por medios pacficos se limitan sustancialmente lasi posibilidades imperialistas de desencadenar y hacer las llamadas
guerras locales, de sostener una lucha armada contra el movimiento de liberacin nacional. La coexistencia pacfica sanea la situacin internacional, crea condiciones en las que
cada agresin y cualquier acto de barbarie
o de violencia constituyen una disonancia
respecto al tono general de las relaciones internacionales y originan una viva reaccin de
la opinin mundial.
La voz de la opinin mundial, la voz de los
pueblos es cada da ms potente y segura y
eso no pueden dejar de tenerlo en cuenta los
imperialistas. La salvaje poltica racista de
Salazar llena de ira e indignacin a los pueblos. La cuestin de las colonias portuguesas
no desaparece del orden del da de las reuniones internacionales. Ms de una vez ha
sido discutida en la ONU. Tampoco la ha soslayado en sus resoluciones la presente sesin
del Consejo Mundial de la Paz, al destacar
que un sagrado derecho de nuestros pueblos
es emanciparse del yugo colonial, condenado
por todo el mundo, y que las acciones del
Gobierno portugus contra los pueblos africanos representan un atentado contra la paz
en frica y crean un peligro para la paz en
el mundo entero.

' A LUCHA por el desarme general y completo es una parte integrante de la poltica de
coexistencia pacfica. Los conflictos militares
con los colonialistas contribuyen en gran modo a que se tenga una idea errnea sobre la
importancia del desarme general y completo
para el frica combatiente. Los pueblos afri-

69

canos en lucha saben bien lo que significan


las armas y cunto trabajo cuesta conseguirlas. Los imperialistas quisieran, naturalmente,
que el desarme significara la renuncia de los
combatientes de la libertad a las armas y el
mantenimiento de la superioridad militar de
los colonialistas, que les permite continuar
sojuzgando a los pueblos. Las fuerzas de liberacin nacional y los ejrcitos de los nuevos pases independientes slo poseen una nfima parte del potencial militar mundial. El
desarme general y completo implica en primer trmino la destruccin de la gigantesca
mquina blica de los Estados altamente desarrollados.
Las victorias que obtuvo y obtiene el movimiento libertador sobre el imperialismo son
logradas en unas condiciones de superioridad
militar del imperialismo sobre los pueblos que
tratan de manumitirse del yugo colonial. Estas victorias han sido y son determinadas en
gran medida por la correlacin mundial de
fuerzas, que ha cambiado en favor de la paz,
de la libertad y del socialismo. Son determinadas por la pujanza de todo el proceso revolucionario mundial.
En su lucha los pueblos de frica cuentan
no slo con sus propias fuerzas, sino tambin
con el fraternal apoyo de los pueblos de los
pases socialistas, con la solidaridad de la
clase obrera internacional y de los pueblos
que en otros continentes estn en pie de lucha. Todos estos factores contribuyeron al
triunfo del heroico pueblo argelino. Estos factores infunden tambin seguridad en nuestros
corazones, abren la perspectiva de la victoria
final de los pueblos de las colonias portuguesas, que en el sentido militar son incomparablemente ms dbiles que el imperialismo
lusitano, armado hasta los dientes, y que adems se apoya en sus aliados de la OTAN.
El triunfo final del movimiento de liberacin nacional y la liquidacin del colonialismo
son Inevitables, estn predeterminados por la
marcha de la historia. Pero el precio de este
triunfo no sera tan caro y el nmero de vctimas del pueblo sera bastante inferior si el
imperialismo fuera ms dbil en el sentido
militar. Por esta razn, incluso las medidas
parciales de reduccin de armamentos favorecen la causa de la liberacin de los pueblos
africanos.
En lo que respecta al desarme general y
completo, significara en realidad el final del
colonialismo, que siempre se ha mantenido y
contina mantenindose en algunas zonas del
mundo, y en particular en nuestros pases,
slo y exclusivamente por la fuerza de las
armas.
Arrancar esas armas de manos de los imperialistas es facilitar y acelerar la emancipacin de los pueblos.

TORNO A LA UNIDAD DE L.A CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

Tribuna de problemas actuales

En torno a la unidad de la clase obrera


en los pases capitalistas desarrollados
El principal obstculo para el logro de los
objetivos de la clase obrera de los pases capitalistas sigue siendo la divisin de sus filas, La Conferencia de Mosc de representantes de los partidos comunistas y obreros
[1960] subray que los comunistas se pronuncian resueltamente por superar esta divisin. Estn firmemente convencidos de que
la unidad de accin es la garanta fundamental para resolver felizmente los problemas planteados ante el movimiento obrero
de Occidente, es la prenda de nuevas victorias de los trabajadores en la lucha por la
paz, la democracia y el socialismo.
Hoy da las condiciones internacionales y
el desarrollo interior de los pases imperialistas facilitan nas que nunca los progresos
de la unidad de las filas de la clase obrera.
Los grandes movimientos masivos de los ltimos aos en Italia, Francia, Japn, Blgica, Alemania Occidental, Espaa, Finlandia
y otros pases han denotado el desarrollo de
nuevos procesos unitarios. Puede decirse que
estas acciones, reflejo de la exacerbacin de
viejos conflictos sociales y de la acumulacin
de otros nuevos, han tenido xito a medida
que en el curso de la propia lucha de las masas se alcanzaba uno u otro grado de /colaboracin entre los diversos destacamentos del
movimiento obrero.
Los partidos comunistas de los pases capitalistas desarrollados han adquirido una
copiosa experiencia de lucha por la unidad,
experiencia en la que estn expresadas las
peculiaridades concretas del movimiento obrero en sus respectivos pases. En los materiales recibidos en nuestra Redaccin se abordan diferentes aspectos de esta experiencia,

se hace ver la necesidad del intercambio de


informacin sobre las realizaciones y las dificultades de la lucha por la unidad y se
plantean problemas de principio, trascendentales para avanzar por la va de la unidad,
Se trata ante todo de problemas importantes
e n funcin d e las n u e v a s p o s i b i l i d a d e s y p e r s p e c t i v a s que
se abren en nuestra poca para lograr la-'
unidad de la clase obrera, de los o b s t c u l o s que entorpecen esta unidad y de la bsqueda d e m e d i o s p a r a f r a n q u e a r l o s .
Por supuesto, el debate fructfero y eficiente en torno a estos problemas requiere la
participacin de representantes de otras tendencias del movimiento obrero, entre ellas la
socialdemcrata. Los comunistas, se dice en
Ja Declaracin de 1960, estn dispuestos a
sostener discusiones con los socialdremclrkr
tas, segures de que es el mejor medio de
confrontar los puntos de vista, las ideas y la
experiencia acumulada, con el fin de acabar
con los prejuicios arraigados, superar la escisin entre los trabajadores y establecer la
colaboracin.
Al tiempo que publica en este nmero los
materiales recibidos de Alemania Occidental y
de Finlandia1, nuestra Redaccin invita a
los lectores de REVISTA INTERNACIONAL
a los activistas de los partidos comunistas y
obreros de los sindicatos, a comunistas y no
comunistas, a exponer su opinin sobre los
problemas planteados, Confiamos en que ello
servir de impulso para un ulterior debate,
que ser una til aportacin al desarrollo de
la unidad del movimiento obrero.

LA ACTITUD DE LOS COMUNISTAS DE ALEMANIA OCCIDENTAL


1. Nuevas posibilidades
En Alemania Occidental, el perodo de debilitamiento de la conciencia d9 clase del,
proletariado, surgido por -efecto de la prolongada coyuntura econmica y del desenfreno
del antioomunismo, del chovinismo y del espritu de revancha, est siendo re-emplazado

por un perodo en el qus los intereses econmicos, sociales y democrticos de la clase obrera, bajo el influjo de la nueva correlacin de
fuerzas en el mundo y de la agravacin de
las contradicciones de clase, -entran en cho1 Los materiales se insertan con ligeras reducciones.

que cada vez ms violento con el sistema monopolista estatal. Aumenta el inters del proletariado por los problemas cardinales del movimiento obrero. Adems, gracias a la existencia de la RDA, todo lo relacionado con la
lucha por el socialismo y la creacin del rgimen socialista es objeto de la lucha poltica
cotidiana.
Las condiciones interiores en medio de las
cuales se desarrolla hoy la lucha de clases de
la RFA estn determinadas, de un laido, por
el dominio de los gigantescos monopolios y de
lo~: grupos militaristas ms reaccionarios y
agresivos ,y, de otro lado, por las aspiraciones de paz, democracia y seguridad social del
pueblo. En el marco de -esta contradiccin
existen crecientes posibilidades de accin conjunta de diferentes clases y capas de la poblacin .
La lucha huelgustica de los trabajadores
metalrgicos en la primavera de 1963 inaugur
una nueva etapa del movimiento obrero en la
RFA. Al mismo tiempo que intensifican la
carrera armamentista y la militarizacin, los
crculos imperialistas y militaristas intentan
en las condiciones de una agudizacin de la
lucha competitiva en el mercado mundial
descargar el peso de su poltica sobre lias espaldas de la clase obrera y obligarla a que
acepte el bloqueo de los salarlos. La huelga
de los metalrgicos ha- mostrado que pasaron
ya los tiempos en que la clase obrera germanoocoidental poda alcanzar con relativa facilidad victorias econmicas. Ms ha puesto
de relieve tambin la creciente disposicin de
la clase obrera a defender cus intereses vitales. Un rasgo distintivo de la huelga fue la
unidad y el combativo espritu de cas a de todos los que participaron en ella, incluidos los
obreros extranjeros.
La profundizacin de las contradicciones entre loo monopolios y las masas populares, que
tan bruscamente se puso de manifiesto durante la huelga de los metalrgicos, ha hecho surgir ante la clase obrera toda una serie de problemas sustanciales, como son, entre otros, el
de la actitud de los sindicatos hacia los monopolios y el aparato estatal da Bonn y el del
papel de los sindicatos en la sociedad. Estos
nuevos fenmenos que se producen en la RFA
se han visto reflejados, por ejemplo, en la discusin sobre el nuevo programa de la Unin
de Sindicatos Alemanes [USA]. Las organizaciones sindicales de base presentaron al Congreso -extraordinario de la USA [Dusseldorf,
noviembre de 1963] ms de un millar de propuestas y adiciones al proyecto de programa.
Ellas acreditan el afn de los activistas sindicales por determinar con ms precisin la
lnea de la lucha antimonopolista de sus organizaciones, por contraponer un programa de
reformas democrticas a los planes autoritarios de los monopolios y por conseguir que
los sindicatos intervengan ms enrgicamente
en favor de la poltica de distensin internacional .
El inters general en el mantenimiento de
la paz es el principal factor poltico que agru-

71

pa a la mayora de la poblacin de la RFA:


a los obreros, campesinos e intelectuales.
Mientras que antes Adenauer y los agresivos crculos monopolistas lograban, atizando
el anticomunismo -e invocando la amenaza
del Este, contener la lucha de la clase obrera
contra la remilitarizacin y por el mantenimiento y la garanta de la paz, en el ltimo
tiempo se observa la aparicin de nuevos aspectos en el enfoque de los problemas de la
guerra y la paz por la clase obrera. En ligazn con los esfuerzos internacionales encaminados a lograr la distensin y el desarme, en
el seno del movimiento sindical germano occidental se ha exigido que tambin la UFA
haga su aportacin a estos esfuerzos. En su
declaracin sobre la situacin internacional y
en su llamamiento A todas las personas de
buena voluntad, -el VI Congreso de la USA
[Hannver, 1962] reclam que no sea desechado ningn medio para zanjar por va pacfica
las divergencias existentes. No hay ningn
problema, se deca en estos documentos, que
no pueda ser resuelto mediante negociaciones.
La guerra como instrumento de la poltica no
tiene razn de ser. En estas exigencias se ven
reflejados ya ciertos elementos de la poltica
de coexistencia pacjfica. En ello, pues, hay algo
nuevo, porque antes el problema del mantenimiento de la paz se planteaba en la mayora
de los casos slo de una manera general.
El Tratado de Mosc sobre la prohibicin
parcial de las pruebas nucleares ha impelido
tambin a la clase obrera germanooccidental
a definir su actitud a este propsito. Los sindicatos saludaron este tratado y exigieron que
lo firmara la RFA. Bajo la presin de toda
la opinin pblica, las esferas gobernantes no
tuvieron ms remedio que hacerlo as. Y aunque los dirigentes del Partido Comunista de
China afirmen que el tratado condena a las
masas a la pasividad, nuestra experiencia permite demostrar todo lo contrario. El Tratado
de Mo~c ha infundido esperanzas a las masas
populares de Alemania Occidental. Para la
RFA ha tenido, por lo menos, dos efectos: s-e
ha intensificado 'la accin de las masas y aparecen ms claras las tareas concretas de la
lucha por la paz. El Tratado de Mosc es un
importante estmulo para la accin mancomunada de los comunistas, los socialdemcratas y los sindicatos en la lucha por la poltica
de coexistencia pacfica.
El influjo del Tratado de Mosc se manifiesta en diversas formas. Constituyen un gran
paso adelante el acuerdo del sindicato de trabajadores de la industria qumica condenando
el rearme atmico de la Hundeswehr y el resuelto apoyo de este sindicato a la marcha de
Pascua contra el rearme atmico sejalada
para 1964. Esta decisin ayudar a que en la
marcha de Pascua participe una amplia masa
de miembros de los sindicatos y, como resultado de ello, a organizar acciones ms intensas en la lucha contra el, rearme atmico de
la RFA. El ao pasado los sindicatos, por vez
primera, tambin participaron activamente en
la organizacin y celebracin de la Jornada

72

EN

TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS


9

antiblica, que tuvo lugar -el I de septiembre.


La falta de claridad en la actitud hacia la
RDA es. la mayor dificultad con que se tropieza para seguir robusteciendo y cohesionando las fuerzas pacficas y democrticas. Para
nosotros, en Alemania Occidental el aspecto
ms importante de la nueva correlacin mundial de fuerzas reside en la existencia de la
RDA y en las relaciones entre la clase obrera
de la RDA y de la RFA. Hoy el peligro de
guerra exige imperiosamente la aplicacin de
una poltica de coexistencia pacfica entre los
dos Estados alemanes. La condicin fundamental para que haya paz en Alemania es el
reconocimiento de la existencia de dos Estados alemanes y la coexistencia pacfica entre
ellos. Consideramos que nuestra tarea primordial estriba en establecer tambin en torno a
este problema, y sobre la base de la" decisiones de los sindicatos, la colaboracin de socialdemcratas, comunistas, cristianos y trabajadores sin filiacin poltica definida. En
algunas resoluciones presentadas por las organizaciones de base al Congreso extraordinario de la USA se exige enfocar con sentido
prctico el problema de las relaciones entre
los dos Estados alemanes. Por lo tanto, tambin en esta cuestin se registran los primeros avances en el seno del movimiento sindical.

DESARROLLADOS

dependiente. Nos referimos a las reivindicaciones sindicales orientadas en defensa de la paz,


contra el rearme atmico, hacia la garanta
de la democracia y de la justicia social, contra el peligro de una dictadura, que dimana de
las llamadas leyes de excepcin, contra la
liquidacin de las conquistas sociales y en defensa de la independencia del movimiento sindical. Esta lnea encuentra apoyo ante todo en
los tres principales sindicatos de industria
adheridos a la USA: el sindicato de metalrgicos, el sindicato de trabajadores del transporte
pblico y de comunicaciones y el sindicato de
trabajadores de las industrias qumica, papelera y de cermica. Dicha lnea se ha visto
expresada asimismo en el nuevo programa de
la USA, aprobado en el Congreso extraordinario de Dusseldorf. Las principales reivindicaciones del
programa son de carcter antimonopolista1 y constituyen importantes puntos
de partida para seguir desarrollando una fundamental crtica de clase del desptico dominio de los monopolios.
El programa reitera la necesidad de una
dinmica poltica de salarios. En l se proclama como una de las tareas centrales la lucha
por la conquista del derecho a participar en
la direccin de la economa y de la sociedad.
La paz y la democracia son declaradas principios ineludibles de la poltica sindical. En las
Vemos, pues, que la existencia de la RDA diversas partes del, programa figuran numeconfiere un matiz especficamente nacional a rosas reivindicaciones sociales y democrtilos problemas de la unidad de accin de la cas que los comunistas apoyamos plenamente,
clase obrera alemana. El Partido Comunista como, por ejemplo, las de ocupacin completa,
de Alemania se esfuerza por hacer compren- derecho al trabajo, inviolabilidad del derecho
der a Xa clase obrera germanooceidental que de huelga, libre actividad de los sindicatos, sala construccin del socialismo en la RDA res- lario igual por igual trabajo, vacaciones reponde tambin a sus propios intereses y que tribuidas ms prolongadas, mejora de las mela clase obrera de la RDA, que ejerce en ella didas de proteccin del trabajo, instruccin esel Poder, desempea un papel decisivo en la colar de diez grados, abolicin del arbitraje
determinacin del futuro de toda Alemania. obligatorio, etc.
Tambin es muy importante la reivindicaEl envo a la RDA de las delegaciones obreras ms diversas, a fin de que estudien lo que cin de que se distribuyan equitativamente los
significa prcticamente el Poder de los obre- ingresos y la propiedad. La USA no slo proro y campesinos y la edificacin del socialis- pugna la participacin de los trabajadores en
mo y puedan persuadirse de que la RDA apli- la riqueza nacional que se crea, sino adems
ca un poltica de paz, en contraposicin a la en la ya existente. El medio para alcanzarlo
poltica agresiva del imperialismo alemn, es reside en una poltica dinmica en cuestiones
uno de los mtodos que empleamos para man- salariales que asegure una mayor participacin
tener y reforzar los lazos que unen a toda la de los obreros y empleados en el producto soclase obrera alemana. A la elaboracin de ta- cial. Estas demandas crean grandes posibilireas combativas conjuntas de toda la clase dades para la lucha de la clase obrera por
obrera alemana y a la discusin de las cues- mejores condiciones de existencia y contra el
tiones ideolgicas contribuyen grandemente las saqueo del pueblo por los monopolios. Muchas
conferencias de obreros alemanes que se cele- de ellas han sido formuladas bajo la influenbran en Leipzig dos veces al ao durante las cia de las grandes conquistas de los obreras
y campesinos de la RDA y reflejan el camferias de primavera y de otoo.
bio operado en la correlacin de fuerzas en
el mundo y particularmente en Alemania.
2. La plataforma de la unidad de accin
Pero debe tenerse en cuenta adems la inLa clase obrera tiene una plataforma con- fluencia de los lderes de derecha del Partido
creta para la unidad de accin; las resolucio- Socialdemcrata Alemn y de la USA, que tranes de la Unin de Sindicatos Alemanes. En tan de desviar a los sindicatos del cumpliel VI Congreso de la USA triunfaron en por- miento de sus tareas de clase. Las dos lneas
fiada pugna las fuerzas cuya actitud respecto existentes en el movimiento sindical aparecen
a muchos problemas contiene importantes ele- expresadas tambin en el programa de la USA.
mentos de una poltica obrera y sindical in- Ante todo no se ve en l una posicin clasic-

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

ta respecto al problema de la reunificacin


de Alemania. Exige que se realice el derecho
del pueblo alemn a la autodeterminacin, sin
explicar qu es la verdadera autodeterminacin. Como es sabido, los monopolios y el Estado monopolista falsifican este concepto, interpretndolo como revanchismo y como liquidacin de la RDA.
En el programa han encontrado eco igualmente las ideas de los partidarios de la poltica mancomunada con la Unin Democrtica Cristiana y la Unin Social Cristiana y
de convertir a los sindicatos en un factor de
orden. El principal portavoz de estas ideas
es Leber, presidente del sindicato de obreros
de la construccin, canteros y peones en general. Que el programa obedece a un compromiso lo demuestra, entre otros, el hecho de
que a diferencia del programa de Munich aprobado en 1949, expresa su conformidad con
los principios de la economa mercantil y de
la concurrencia capitalistas. Las numerosas
contradicciones de que adolece el programa reveilan tambin que est basado en el compromiso.
Pero an tomando en consideracin este carcter del programa de la USA puede apreciarse que muchas de sus reivindicaciones se
acercan o incluso coinciden con nuestros objetivos sobre la ampliacin de la democracia y
el mejoramiento de la situacin social de la
clase obrera, expuestos en la Declaracin programtica del ltimo Congreso del Partido Comunista de Alemania. Las reformas sociales
y democrticas que proponen los sindicatos
y que nosotros queremos conseguir mediante la accin conjunta con los camaradas socialdemcratas y los miembros cristianos y sin
partido de los sindicatos pueden servir de
punto de arranque para la lucha por futuras
reformas ms profundas. En el curso de esta
lucha, gracias a la nueva experiencia adquirida, se fortalecer la unidad y se elevar la
conciencia de clase de los obreros germanooccidentales, acrecentndose, como resultado
de ello su espritu combativo.
Advirtamos que por primera vez en la historia del movimiento obrero alemn los sindicatos estn situados a la izquierda del PSA
tanto por el contenido de su programa como
por el planteamiento de las tareas prcticas.
Ello obedece a que algunos lderes de derecha
del PSA se han embarcado en la nave de la
poltica reaccionaria de los monopolios. En su
hostilidad al comunismo y al Poder obrero y
campesino en la RDA, estos lderes derechistas del PSA van tan lejos que se dan la mano
con los antiguos dirigentes hitlerianos de la
economa de guerra y los ultrarreaccionarios
Strauss, Brentano y Von Hassel.
El proceso de diferenciacin ideolgica en el
seno del PSA transcurre en una forma muy
contradictoria. Muchos miembros y simpatizantes del Partido Socialdemcrata, pese a algunas vacilaciones, siguen creyendo en general
que la tctica de la direccin del partido har
triunfar a ste y conducir a cambios favorables en la RFA. En ello se dejan sentir an-

73

te todo la nociva repercusin de la propaganda


anticomunista y las falsas ilusiones respecto
a la coyuntura y al Estado germanooccidental. Sin embargo, una peculiaridad de la situacin consiste en que si hasta ahora la gran
masa de miembros del PSA sigue aceptando
pasivamente en el partido la lnea poltica
de sus lderes de derecha, en la USA esos mismos socialdemcratas se orientan ya hacia
las soluciones propuetas por el movimiento
sindical y despliegan cierta actividad. La decantada poltica mancomunada con la Unin
Democrtica Cristiana y la Unin Social Cristiana, seguida por los lderes de derecha del
PSA, est en plena contradiccin con los intereses de la clase obrera y de todos los trabajadores. Esta contradiccin se ha acentuado despus de la Conferencia de Essen del
PSA sobre cuestiones de la poltica econmica
[1963] y de la aprobacin de los principios de
la llamada economa mercantil libre y de la
lucha competitiva. En la accin encaminada
a aplicar las resoluciones sindicales, los miembros y los funcionarios del PSA van comprendiendo cada vez mejor el divorcio que existe
entre la poltica de la direccin derechista del
PSA y los intereses de la clase obrera. As,
pues, aparecen nuevas posibilidades para aislar a los lderes de derecha del PSA en el
curso de la lucha por la realizacin d-e las decisiones sindicales, para conseguir que el PSA
renuncie a la poltica mancomunada con la
Unin Democrtica Cristiana y la Unin Social Cristiana y para formular una nueva poltica Socialdemcrata.
Una nueva orientacin de la poltica socialdemcrata o, por lo menos, el surgimiento de
una fuerte oposicin en el seno del PSA no
slo facilitaran el desarrollo del movimiento
obrero, sino que son verdaderamente necesarios en la actualidad. Desde la firma del Tratado de Mosc, en el PSA se han intensificado
las discusiones sobr-e la contribucin a la distensin internacional y al desarme. Tambin
es objeto de debate el problema de la defensa
de la democracia. En esta polmica, que llega
hasta la direccin del PSA, influye positivamente ahora la actitud adoptada por la mayora de los partidos socialdemcratas europeos
a'cerca de la distensin y del entendimiento
internacionales.
El Partido Comunista de Alemania considera que la solucin de las tareas democrticas en la RFA crear tambin mejores condiciones para luchar por los objetivos finales de
la clase obrera y ser parte sustancial de la
lucha por el socialismo. A medida que la clase
obrera y las amplias masas populares vayan
viendo ms claramente que el obstculo fundamental lo constituyen el militarismo y el
poder del capital monopolista que lo protege,
la lucha por la paz y por la garanta de los
derechos democrticos se convertir en lucha
por la supresin del podar del militarismo y
del capital monopolista y por la instauracin
de un rgimen democrtico y pacfico apoyado
por el pueblo. El desarrollo y el fortalecimiento de la unidad obrera y la alianza y la accin

74

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

conjunta de todas las fuerzas populares llevarn animismo a un cambio radical de la


composicin y de las funciones del Parlamento y a la formacin de un Gobierno popular.
El rgimen democrtico y pacfico surgido del
movimiento popular contra el militarismo y el
dominio de los monopolios se apoyar en la
clase obrera, los campesinos, los intelectuales,
la^) capas medias urbanas y los crculos pacficos de la burguesa,
El nuevo rgimen democrtico, despus de
hacer saltar las bases del dominio de los monopolios, dejar abierto el camino para las reformas ms profundas que desda 1945 viene
exigiendo la inmensa mayora de nuestro pueblo. Estas reformas son: la nacionalizacin
de los grandes consorcios industriales y bancarios, su sujecin a la direccin y al control
democrticos y -el reconocimiento del pleno
derecho de los consejos de produccin y de los
sindicatos a participar en la direccin de las
empresas y del conjunto de la economa. Ahora -en -el movimiento sindical germanooccidental empiezan a darse ciertas condiciones para
la realizacin de estas tareas democrticas.
El nuevo programa de la USA exige que se
ample la propiedad social y que pasen a ser
de propiedad social las empresas que dominan
en -el mercado y -en la economa, como medio
de control sobra el poder econmico. El sindicato de trabajadores de la industria qumica
reclama la nacionalizacin de las ramas claves de la industria, la ampliacin del derecho
de participacin en la direccin de la economa y el establecimiento de la planificacin
econmica. Reivindicaciones anlogas o par-ecidas presentan los sindicatos de metalrgicos
y de mineros. En la Declaracin programtica
del PCA, aprobada en su ltimo Congreso, se
expresa la esperanza de que el movimiento en
defensa de la paz y de los derechos constitucionales en la RFA pueda plantearse en el
futuro, merc-ed a su experiencia y combatividad crecientes, objetivos democrticos ms elevados y de ms largo alcance.
Estamos seguros de que la clase obrera y
la inmensa mayora de la poblacin germanooccidental, basndose -en las nuevas experiencias y en los resultados de su lucha, combatirn por estos objetivos y siguiendo el ej-emplo de la RDA socialista por el socialismo.
Para nosotros no ofrece duda que las luchas
por las reformas democrticas, por la transformacin del rgimen social y por el socialismo -en la RFA estn ligadas muy *e~trechamente a la, construccin del socialismo -en la
RDA y a la lucha por el restablecimiento de
la unidad de Alemania a travs de la confederacin entre la RFA y la RDA. Esta perspectiva impone tambin nuevos formas de unidad de accin de la clase obrera alemana.
3. L,a poltica y las formas de la unidad
de accin
En la RFA slo hay sindicatos nicos. Esto
significa que en un sindicato estn agrupados
los trabajadores comunistas, socialdemcratas,

cristianos y sin partido. Tal unidad sindical


constituye una gran realizacin, y la tarea
de robustecerla es comn a los trabajadores
socialdemcratas, comunistas, cristianos y sin
filiacin poltica determinada.
Ahora bien, en la USA hay diversas corrientes ideolgicas. La lnea ms peligrosa para
el desarrollo de la lucha sindical y de la poltica de clase en los sindicatos es la que sigua
Leber. Este y sus partidarios aplican en los
sindicatos la poltica del grupo W-ehner-Erler,
de la direccin del PSA, y tratan de convertir el movimiento sindical en un factor de
orden en el marco del sistema monopolistaestatal. La tendencia acaudillada por Leber
tiene puntos de contacto con la llamada doctrina social catlica, cuya esencia consiste
en correr un velo sobre las contradicciones de
clase, debilitar la lucha de clases y adaptar
los sindicatos a la poltica de los monopolios.
La tendencia reformista ejerce una gran influencia ideolgica en los sindicatos. Sirve de
punto de arranque a una lnea que, en general, es anticapitalista y antimonopolista. Pero
los representantes de esta tendencia, al demandar reformas sociales
y democrticas, apelan al Gobierno y a!l Parlamento. No creen lo
suficiente en las mar as, y por ello hacen poco
para movilizarlas a fin de imponer las decisiones sindicales. El influjo de esta ideologa
reformista se refleja sobre todo en las opiniones formadas sobre el Estado germanooccidental. El concepto que se tiene acerca de los
caminos y las formas para conseguir la realizacin de las decisiones sindicales dimana de
las grandes y falsas ilusiones existentes todava.
La lucha sindical exige constantes discusiones ideolgicas que es preciso sostener con un
espritu de camaradera. El deber de los comunistas estriba en coadyuvar al desarrollo
de la conciencia socialista en los sindicatos,
apoyndose en la propia experiencia de los
obreros. En la lucha prctica por el logro de
las reivindicaciones sociales y democrticas
promovidas por el movimiento sindical y que
reflejan los intereses comunes de la clase obrera, aparece cada vez ms latente la inconsistencia de las ideologas promonopolista y reformista,. Un elocuente ejemplo de ello es la
ltima huelga de los metalrgicos de BadenWurtemberg, que ha descargado un sensible
golpe sobre la teora de la coparticipacin social. Esta huelga ha marcado el comienzo
de choques ms fuertes y abiertos con la poltica sindical de Leber. Por lo tanto, la Jucha
por la realizacin de las decisiones sindicales
crea simultneamente una base para elevar
la conciencia de clase en los sindicatos.
El sistema de escuelas sindicales ofrece
tambin campo propicio para combatir ideolgicamente las concepciones extraas a la clase
obrera. Una participacin ms amplia de los
comunistas en la labor de estas escuelas crea
mejores posibilidades para discutir los problemas fundamentales de la poltica sindical.
En los ltimos aos, en algunas ciudades
de la RFA se han fundado sociedades cultu-

EN TORNO A TLA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

rales socialistas. En ellas se estudian, partiendo de la teorja marxista, las cuestiones actuales de la actividad en las empresas y en los
sindicatos. Estas sociedades culturales, que todava no cuentan con gran nmero de oyentes, de tiempo en tiempo publican sus conferencias y las difunden entre los obreros. En esta labor creemos ver una buena oportunidad
para establecer contactos -entre las distintas
corrientes del movimiento obrero.
La tarea de intensificar entre la clase obrera la influencia ideolgica orientada a desarrollar la conciencia socialista de clase reviste
gran importancia tambin porque actualmente
trabajan en la industria germanooccidental,
codo con codo con sus compaeros alemanes,
unos 800.000 obreros extranjeros. La actitud
de los obreros alemanes hacia los obreros extranjeros depende del nivel de su conciencia
de clase. El bajo grado de desarrollo de la
conciencia de clase re pone de manifiesto con
frecuencia en actitudes de tipo nacionalista
con respecto a los obreros emigrados. Esto no
slo dificulta la lucha de los propios obreros1
alemanes, sino tambin la incorporacin de lo>
trabajadores extranjeros al movimiento sindical.
Durante la huelga de los metalrgicos de
Badn-Wurtemberg en la primavera de 1963,
los obreros inmigrantes se solidarizaron plenamente con los huelguistas. En algunas empresas formaron comits de huelga y -editaron
materiales informativos. Los obreros extranjeros asisten cada vez en mayor nmero a las
manifestaciones sindicales de protesta y a las
marchas de Pascua contra el rearme atmico.
A veces han sido los iniciadores de acciones
polticas, tales como las manifestaciones de
protesta contra el asesinato del patriota espaol Julin Grimau. As, pues, en la RFA se
desarrollan formas de accin conjunta sobre
la base de la sjVdaridad internacional. La estrecha colaboracin con los obreros extranjeros es a la vez un buen punto de partida para establecer contactos entre los sindicatos de
sus pases y los sindicatos germanooccidentales y para que se consulten mutuamente, con
lo cual se logra su acercamiento.
En los organismos directivos de la USA se
abrigan grandes ilusiones acerca de la Comunidad Econmica Europea [CEE]. Sin embargo, el cuadro ideal de la Europa unida contrasta, cada vez ms con las consecuencias
prcticas de la poltica de la CEE. De ah que
en la prensa sindical germanooccidental se
oigan ya las primeras voces de alarma.
Se estn dando las condiciones para la negociacin entre los sindicatos nacionales sobre el
apoyo solidario a la lucha de los trabajadores
en cada pas y sobre la aprobacin de un programa da accin conjunta de todas las centrales sindicales de los pases de la CEE, Esta
idea fue sugerida, por ejemplo, en el VI Congreso de la USA.
Mas a este propsito tambin el anticomunismo es el obstculo principal para 3a colaboracin. La consigna de ninguna colabora-

75

cin con los comunistas, extendida a todos los


pases d-e la CEE, significa para la clase obrera germanooccidental la renuncia al apoyo de
las ms fuertes centrales sindicales de los pases vecinos y, por consiguiente, d-e los sindicatos cristianos y otras organizaciones sindicales que actan conjuntamente con esas grandes centrales obreras. Sin embargo, ese criterio, como puso de relieve la huelga de los mineros franceses, puede ser superado mediante
la resuelta accin de los miembros de los sindicatos. La huelga de los mineros franceses
caus gran impresin entre la clase obrera
germanooccidental, suscitando un gran movimiento de solidaridad en el seno de los trabajadores. El aparato central de la USA y las
direcciones de los sindicatos de industria no
tuvieron ms remedio que expresar tambin
su solidaridad con los huelguistas.
La experiencia adquirida en nuestro pas
acredita que empiezan a crearse condiciones
ms favorables para la unidad de accin, sobre
la base de los sindicatos nicos, orientada a
realizar una poltica obrera independiente en
ios sindicatos y en el propio PSA. El Partido
Comunista de Alemania se esfuerza por aprovechar las nuevas tendencias aparecidas en el
movimiento obrero germanooccidental para
elevar la conciencia de clase de los trabajadores, superar la ideologa hostil a la clase
obrera y desarrollar la conciencia socialista.
Por supuesto, sera muy importante conocer lo
que opinan sobre estos problemas los camaradas de los partidos hermanos.
4. Las perspectivas prximas
El curso de los acontecimientos en -el ltimo tiempo permite deducir fundadamente que
en el prximo futuro so acentuar la lucha
de las masas por las reivindicaciones econmicas, sociales y democrtica^. El ao pasado,
la elevacin de salarios lograda por medio de
la lucha ha quedado otra vez por bajo del
aumento del llamado producto social y del alza
de lOS precios. Para muchos obreros esto significa la reduccin del salario real. Indigna
sobre todo a los trabajadores el incesante encarecimiento de la leche y los alquileres. En
relacin con ello, ya se observa cierta actividad de los sindicatos, y -en muchos lugares
los obreros exigen pluses de caresta de la
vida.
El aumento de salarios, completamente insuficiente, conseguido el ao pasado al revisarse los convenios sobre tarifas intentan anularlo ahora los monopolios mediante la supresin de los llamados gastos sociales de las
empresas y la revisin de las tarifas de los
salarios a destajo. Ello acenta el descontento de los obreros. Por aadidura, existe la denominada cartera social del Gobierno, que
comprende, entre otros proyectos de ley, una
medida tan reaccionaria como la reforma de
las Cajas de enfermedad.
En diversas ciudades de la RFA se han celebrado grandes mtines en los que los trabajadores han expresado su protesta contra

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

la nueva ofensiva de los monopolios, de la que


forman parte la cartera social, las leyes
de excepcin y los crecientes gastos en armamento. Esto demuestra que se ele,va la conciencia de clase y se va comprendiendo ms
profundamente la conexin entre estas cosas.
En ello vemos premisas concretas y actuales
para la accin conjunta de los socialdemcratas y los comunistas, sobre todo en los sindicatos.
All donde ios comunistas han llevado a la
prctica en su actividad sindical esta orientacin del PCA, han logrado vincularse ms
slidamente con las masas sindicares.
En el perodo de la discusin del proyecto
de nuevo programa pudo observarse que los
argumentos y las propuestas de los comunistas eran reconocidos y aprobados en un grado
mucho mayor que en tiempos pasados. Muchas discusiones entre los comunistas y los
socialdemcratas, por muy porfiadas que hayan podido ser, se han sostenido en un acentuado clima de enfoque prctico. Sin embargo, esta orientacin del Partido no ha calado
an en todos los comunistas. Muchos camaradas no han roto todava con los hbitos sectarios. No se guan por lo que se puede realizar directamente ahora, no ponen en primer
plano lo que hay de comn y son poco activos en la bsqueda de contactos con los hermanos de clase socialdemoratas. De la poltica del grupo Wenner-Erler en la direccin
del PSA responsabilizan a la masa de dicho
partido, y en el mejor de los casos slo estn
dispuestos a colaborar con algunos socialdemcratas de izquierda. Estos comunistas consideran que forman la oposicin en los sindicatos nicos y no ligan su crtica a propuestas constructivas para la realizacin de los
acuerdos sindicales.
De otro lado, hay camaradas que se orientan exclusivamente a defender reivindicaciones econmicas y sociales, rechazan las discusiones ideolgicas y slo participan en la lucha por la consecucin de las decisiones sindicales en la medida que ella es organizada
por la direccin superior de los sindicatos. A
pesar de las dificultades derivadas de su situacin ilegal, el Partido Comunista de Alemania procura vencer estas tendencias izquierdistas y derechistas intensificando el trabajo
ideolgico en el seno del Partido y haciendo
ver con ejemplos prcticos cmo se acta justamente en los sindicatos en el espritu del
Partido.
Para lograr la unidad de accin de la cla:-e
obrera desempaan un importante papel los
delegados sindicales en las empresas y los
consejos de produccin. Los delegados sindicales son el eslabn de enlace entre el sindicato y el personal de la empresa; transmiten
las exigencias de ste al sindicato y, recprocamente, dan a conocer al personal las decisiones sindicales y lo movilizan para conseguir que sean aceptadas.
A los delegadas sindicales les corresponde

cumplir una gran tarea en la preparacin y


realizacin de las acciones masivas. Como entre los delegados hay trabajadores comunistas, socialdemcratas, cristianos y sin partido,
con ello se asegura la incorporacin de todo
el persona;! de las empresas a la lucha sindical. Durante las huelgas, los delegados intervienen como fuerza movilizadora y dirigente.
De la unidad entre los delegados sindicales
depende principalmente la unidad de toda la
colectividad laboral.
Otro factor importante para la accin conjunta son los consejos de produccin. En las
elecciones a los mismos- nuestro Partido lucha
por la confeccin de listas sindicales nicas.
De este modo se desarrolla y robustece la idea
de la unidad en las empresas y los sindicatos.
Al mismo tiempo, las listas nicas son una
premisa fundamental de la accin conjunta
de los consejos de produccin en beneficio de
toda la colectividad laboral, como rgano
combativo de la misma. Ya al participar en
la confeccin de una lista sindical nica actuamos contra toda tentativa de escisin.
En la organizacin de la unidad de accin
tambin desempean un gran papel los comits de huelga, que se constituyen sobre la base
de la colaboracin de los delegados sindicales, los consejos de produccin y los rganos
directivos locales d los sindicatos. La huelga
de metalrgicos de Baden-Wurtemberg ofreci magnficos ejemplos de cmo la acertada
composicin de los comits de huelga asegura
la unidad de accin.
A impulsar la accin conjunta contribuyen
en extraordinaria medida las conferencias de
delegados sindicales y de consejos de produccin en escala distrital, comarcal y de todo
el pas. Estas conferencias, que son convocadas por los sindicatos, analizan la situacin
de la clase obrera y sus reivindicaciones y han
sido con frecuencia puntos de partida de acciones sindicales.
En la lucha de la clase obrera y de otras
capas de la poblacin por la paz y las reivindicaciones econmicas, sociales y democrticas
han surgido diversas formas de accin, como
los comits de lucha contra la muerte almica, el movimiento de las marchas de Pascua, los comits locales en defensa de los derechos democrticos, los comits de lucha contra las bases de cohetes y en defensa de los
campesinos contra la confiscacin de tierras
para fines militares, las sociedades campesinas de lucha contra las consecuencias de la
poltica de la CEE, etc.
En su Declaracin programtica, nuestro
Partido subraya que la accin conjunta de todas las fuerzas populares exige la igualdad
de derechos de las diferentes organizaciones
y de los ciudadanos. No debe ocurrir que unos
tengan ms derechos y deberes que otros, ya
sean socialdemcratas, comunistas, cristianos,
liberales o pacifistas.
La ampliacin y el xito de la lucha de todas las fuerzas populares dependen en grado
decisivo de la actividad poltica y de la uni-

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

dad de accin de la clase obrera. El PCA seguir impulsando las nuevas formas de lucha por la paz, la democracia y la justicia
social, sin escatimar energas para que la cla-

77

se obrera desempee realmente en esta lucha


su funcin de fuerza rectora.
HUGO
Miembro del CC del PCA

POR LA UNIDAD DE ACCIN DE L A CLASE OBRERA DE FINLANDIA


1. La divisin del movimiento obrero
finlands

El Partido Comunista de Finlandia lucha


en unas condiciones singularmente complejas
por el restablecimiento y la consolidacin de
la unidad del movimiento obrero. Existen en
el pas tres partidos polticos con base en la
clase obrera y dos centrales sindicales, ms
grupos sindicales autnomos. Otras varias organizaciones obreras de masas se encuentran
asimismo divididas.
La direccin del Partido Socialdemcrata
de Finlandia [PSF], al perder despus de la
huelga general de 1956 el control de la Unin
Central de Sindicatos de Finlandia [UCSF],
se vio privada del respaldo de las fuerzas en
las que se haba venido apoyando a lo largo
de decenios. Habiendo fracasado en sus intentos de recobrar sus anteriores posiciones
en el seno de la UCSF, la direccin del PSF
decidi en noviembre de 1960 crear la Agrupacin Sindical Central de Filandia [ASCF]. Con
anterioridad, dentro del movimiento socialdemcrata haba surgido una fuerte tendencia
escisionista. La oposicin, existente desde haca largo tiempo, se constituy en partido independiente con el nombre de Unin Socialdemcrata de Obreros y Pequeos Agricultores
[USOPA]. Una parte de los diputados socialdemcratas formaron una minora oposicionista en el Parlamento. En las ltimas elecciones generales [ao 1962] el movimiento socialdemcrata estuvo representado por dos
partidos, el PSF y la USOPA, que obtuvieron
el 19,7 y el 4,4% respectivamente del total de
los votos emitidos.
Las divergencias entre los lderes del movimiento socialdemcrata tienen frecuentemente un carcter personal y otras veces estn relacionadas con los mtodos de trabajo.
Pero tambin afectan a cuestiones tales como la actitud hacia la Unin Sovitica, el
Mercado Comn Europeo, ios problemas de la
paz. Han surgido agudas divergencias respecto
a cules agrupaciones burguesas debe orientarse la socialdemocracia en su poltica de
alianzas. En estos casos las contradicciones
revisten un carcter de principios, son profundas en ambos partidos socialdemcratas,
repercuten en la vida y en la actividad de las
organizaciones de masas e influyen en sus militantes de base.
Esta situacin conduce con frecuencia a la
desintegracin de las organizaciones obreras
de masas e impide la movilizacin y la organizacin de los trabajadores.

El proceso de fraccionamiento de las bases


orgnicas del movimiento obrero ha consolidado las posiciones del gran capital en su lucha
contra los intereses de las masas trabajadoras. Esto se evidencia aunque slo sea por
el hecho de que el salario real de los obreros
ha disminudo en los ltimos aos. Segn datos de la patronal, en el perodo comprendido
entre 1956 y 1962 el costo de la vida se elev
en el 47%, mientras que el salario slo subi
un 34,7%. Todas las ventajas del aumento de
la productividad del trabajo fueron para los
capitalistas. En 1963 la caresta de la vida
se elev de nuevo en un 6%, como mnimo.
La profundizacin de la escisin del movimiento obrero fue asimismo la causa fundamental de que los partidos obreros perdieran
la mayora en las elecciones parlamentarias
de 1962 y de que la representacin de las organizaciones socialdemcratas en el Parlamento se redujera de 51 diputados a 40.
La actual divisin de la clase obrera se debe al tannerismo, o sea a la lnea de la direccin del ala derecha del PSF de colaboracin con la gran burguesa, de apoyo a las
posiciones de sta en las cuestiones principales de poltica interior, exterior y econmica.
A Tanner y a sus correligitfharios no se les
debe identificar con el Partido Socialdemcrata y sus simpatizantes. Cuando los comunistas critican a esta corriente ultraderechista ello no significa que recriminen a todos los
socialdemcratas ni a la totalidad de los
lderes del PSDF como proslitos de Tanner.
Sin embargo, no podemos cerrar los ojos ante
el hecho de que el tannerismo ha ejercido y
ejerce un gran influjo en la actividad prctica
y en el programa de este partido.
El programa del Partido Socialdemcrata
afirma que el sistema capitalista se basa ya
en la propiedad estatal y en el modo de produccin social, y que la orientacin de su desarrollo es la economa planificada socialista.
Segn Tanner y sus seguidores, en Finlandia
ya no existe la explotacin y todo lo que se
diga respecto a las contradicciones entre el
proletariado y los capitalistas ha pasado de
moda. El objetivo fundamental de su actividad lo ven en la lucha contra el comunismo
y el socialismo, lo que viene a convertirlos en
cmplices de los representantes ultraderechistas de la burguesa, en enemigos de la amistad y la colaboracin entre Finlandia y la
Unin Sovitica.
El punto culminante de esta poltica fue el
bloque concertado por la direccin del PSF
con el Partido Coalicionista, el ms reaccio-

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

nario de todos los partidos burguesa, as como tambin con otras fuerzas burguesas de
extrema derecha, en ocasin da las elecciones
presidenciales celebradas a comienzos de 1962.
El propsito fundamental que persegua este
bloque era cambiar el curso de la poltica exterior del pas.
En vista de que todos los componentes del
bloque electoral mantienen la misma posicin
en este punto concreto manifest poco antes de las elecciones el secretario del PSF, K.
Pitsinki, no tiene mucha importancia cul
de los candidatos del bloque triunfe en este
o aquel distrito.
Semejante lnea, claro est, -es acogida con
entusiasmo en loa crculos derechistas, que
son quienes cosechan los frutos del rumbo tanneriano seguido por la direccin del PSF. Sobre este particular ha escrito con bastante
franqueza en su libro T. Yunnila, uno de los
ms empedernidos reaccionarios, ex diputado
del Partido Coalicionista y director de Banco: . . . E n el momento presente, la fundamental divisoria poltica en nuestro pas no
pasa entre la "burguesa" y los ''socialistas",
sino entre los partidarios de la democracia
occidental y nrdica, de un lado, y los partidarios de los comunistas y sus simpatizantes,
de otro... En la lucha por la conquista de las
conciencian de los obreros industriales, slo
los socialdemcratas pueden constituir la gran
fuerza que se contraponga a los comunistas.
Si la soc'aldemocracia' pierde esta, batalla ello
puede significar el fin de la democracia en
Finlandia. De ah que yo, que soy un conservador burgus, me vea precisado a decir que
nos hace falta un partido socialdemcrata
unido, combativo y que apoye decididamente
la democracia nrdica.
Y pese a que la maniobra del bloque electoral termin de manera bien deplorable, puesto que se disgreg en vsperas de las elecciones y el PSF, que participaba en l, sufri
una seria derrota Den el colegio de compromisarios obtuvo 36 puestos contra 72 en las
anteriores elecciones presidenciales], el ala
tanneriana del Partido Socialdemcrata no h'i
desistido de sus antiguas concepciones y actitudes.
La colaboracin de los comunistas ron el
ala ultraderechista tanneriana del PSF, o sea
con los heraldos de la guerra fr'a, aliados de
los grupos burgueses ms reaccionarios y antidemocrticos, es imposible. Por el contrario,
la premisa para las acciones conjuntas estriba
en la lucha contra tales concepciones y actitudes. Hay que explicar esto a los obreros y
demostrarles que la poltica de los socialdemcratas ultraderechistas entorpece la unidad
de accin de los trabajadores y la defensa
d-e sus intereses de clase.
2. Posibilidades, y vas de lucha por la
unidad
A pesar de la poltica anticomunista y disgregadora que practica la direccin tanneriana del PSF y de la divisin orgnica del

movimiento obrero no se puede decir que en


nuestro pas no hay unidad de accin de los
trabajadores. Pese a etea divisin el anhelo
de unidad de accin c-e acenta y tiene su expresin sobre todo en la lucha econmica conjunta de los trabajadores. [Aunque, como ya
se ha dicho, la divisin orgnica, claro est,
debilita esta lucha].
Las acciones de masas de ios trabajadores
y, en particular, los abiertos choques de clase
habidos a finales de 1962 y comienzos da 1963
han desempeado un importante papel en la
vida poltica y econmica del pas. Ello comprueba la agudizacin de las contradicciones
de clase y asimismo los grandes cambios operados en la situacin de los funcionarios del
Estado y empleados de entidades privadas,
quienes por primera vez en la historia, del pas
han participado
ampliamente en la lucha abierta de clases L . Cerca de 400.000 obreros y
100.000 empleados lanzronse simultneamente
a un movimiento por mejores salarios, que ce
tradujo en huelgas, manifestaciones, trabajo
lento, grandes campaas de solidaridad con
los huelguistas, etc. Estas acciones, que fusron el movimiento ms amplio y ms combativo de los trabajadoras desde la huelga
general de 1956, demostraron la disposicin y
capacidad de las masas para luchar a pesar
de las desfavorables condiciones derivadas de
la divisin orgnica.
Testimonio de la consolidacin de la idea
de la unidad de accin son asimismo las discusiones que sobre este tema y la actitud respecto a los comunistas tienen lugar en los
crculos socialdemcratas. En junio de 1963,
en vsperas del Congreso del Partido Socialdemcrata y durante el mismo muchos sociald?mcratas refirironse a la necesidad de
la colaboracin. Incluso en las pginas del
rgano central del PSF ce habl de una prudente colaboracin con los comunistas a fin
de defender los intereses de toda la clase
obrera, como posicin que el Partido deb'a.
adoptar ante la situacin creada. La destitucin de V. Leskinen, dirigente del PSF, acordada por el Congreso, demuestra que los militantes de base estn descontentos de la posicin escisionista que mantienen los elementos derechistas. La poltica del PSF respecto
a la Unin Sovitica fue en -el Congreso.
La construccin del socialismo y del comunismo en los pases socialistas, y en particular
en la Unin Sovitica, contribuye a acentuar
la tendencia unitaria, La razonable poltica
de coexistencia pacfica que aplica la Unin
Sovitica ej-erce tambin una influencia po~i1 Entre 1950 y 1960, el nmero de obreros industriales en Finlandia aument en 2,5%, o sea, en 49.000;
y el de los empleados en 42,8%, es decir, en 137.000,
mientras que la cantidad do trabajadores de la agricultura y la selvicultura se redujo en 21%, o sea en
191.000. Los nuevos empleados son fundamentalmente
los df; retribuciones bajas, lo que ha venido a aproximar an ms a esta categora al resto de los asalariados .

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

tiva en los socialdemcratas, -e incluso en sus


dirigentes. La direccin de la USOPA, que en
los problemas interiores y econmicos sigue
una poltica casi anloga a la del PSF, tiene
una actitud ms favorable hacia la Unin Sovitica y hacia el movimiento de la paz. Por
ejemplo, la USOPA ha participado en la reciente recogida de firmas para el Llamamiento del Pueblo Finlands en apoyo de la coexistencia pacfica [mientras que slo unos
cuantos dirigentes y organizaciones del Partido Socialdemcrata se sumaron a esta campaa].
El programa del PSF no es un programa
marxista. Y en los postulados programticos
de la USOPA hay asimismo mucho de errneo. No obstante, en ellos se pueden encontrar
numerosos puntos de coincidencia con el programa de los comunistas en cuestionen poltico-sociales, por ejemplo, en orden a la reduccin de la jornada laboral, a la revisin del
sistema tributario, a las medidas culturales,
etc. Sobre la base de estas reivindicaciones,
los comunistas procuran conseguir la mxima amplitud de la unidad de accin -en el Parlamento, los organismos comunales, las empresas, los sindicatos, etc.
Aunque por su contenido estas reivindicaciones no pueden ser calificadas de socialistas, los comunistas concedemos una enorme
importancia a la unidad de accin en la lucha
por su satisfaccin, puesto que comprendemos
que muchas cuestiones ideolgicas pueden ser
esclarecidas en el transcurso de la lucha conjunta por objetivos inmediatos. En primer lugar, los trabajadores se percatan de que ellos
tienen intereses comunes, opuestos a los interese^ y a los posiciones de los capitalistas.
Las acciones conjuntas ayudan a establecer
relaciones de camaradera entre socialdemcratas y comunistas, permiten ir poniendo fin
a. ]as ofensas mutuas, etc. Toda accin unitaria en apoyo de una reforma, por nfima que
rea, contribuye a alejar a los obreros del influjo de las tendencias anticomunistas y escisionistas, ya que el propio desenvolvimiento
de la lucha demuestra a los trabajadores que
esas reforman pueden ser obtenidas slo a base
de sus acciones mancomunadas.
3. El problema de la unidad sindical
Prximamente expira en Finlandia el plazo
de los contratos laborales que afectan a ms
de medio milln de obreros y empheados y
que deben ser renovados a comienzos de 1964.
Los trabajadores se preparan para una nueva etapa de lucha por aumentos de salarios.
La divisin orgnica del movimiento sindical dificulta -en gran medida estos preparativos.
La mayor central sindical del pas, que
agrupa a los obreros industriales, sigue siendo la UCSF. Est integrada por 24 sindicatos, que cuentan con unos 220.000 miembros.
La mayora de los comunistas y partidarios
de la USOPA estn afiliados a esta central.
Una expresin del anhelo de unidad de los

79

obreros es que, pese a las exhortaciones del


PSF, muchos trabajadores adheridos al; PSF
continan militando en la UCSF.
Varios sindicatos desgajados de la UCSF
se han quedado al marguen de las centrales
sindicales. Estos sindicatos independientes
son ocho y cuentan con 50 60.000 miembros.
La Agrupacin Sindical Central de Finlandia, creada por iniciativa del PSF y que funciona bajo su direccin, est integrada por
17 sindicatos con unos efectivos que oscilan
entre 55 y 60.000 afiliados. La ASCF ce basa
en la sindicacin de obreros de un mismo
signo poltico. En su programa se dice que
para los puestos directivos de la agrupacin
no s-e debe elegir a antidemcratas, es decir, a obreros comunistas.
Por ltimo, adems de estas centrales sindicales, compuestas casi exclusivamente de
obreros, existen varios sindicatos ms a los
que pertenece una gran parte de Jos funcionarios pblicos y empleados de empresas privadas.
A p-esar de la divisin orgnica, puede sealarse que el nmero total de afiliados a la
UCSF, a los sindicatos independientes y a
la ASCF es ahora mayor que los efectivos
con que contaba la UCSF en 1957 [hasta la
escisin]. Por consiguiente, la escisin no ha
conducido actualmente a una reduccin del
nivel de organizacin del proletariado, aunque
es evidente que el movimiento rindical unido
se hubiera desarrollado a un ritmo ms rpido.
Los intereses comunes de todos los trabajadores exigen que las distintas organizaciones no malgasten sus fuerzas en mutuos ataques. La tarea fundamental de las centrales
sindicales y de los sindicatos independientes
estriba en dirigir conjuntamente la lucha contra la explotacin capitalista, por salarios
ms altos y por mejores condiciones de trabajo. Si no se logra la unidad de accin, los
obreros no podrn defender con xito sus intereses ni conquistar nuevos derechos.
Los comunistas consideran que es inadmisible utilizar la lucha de los trabajadores por
mejores salarios como un medio auxiliar en
el juego poltico. Cada partido obrero y cada
organizacin proletaria debe apoyar de manera incondicional la lucha de los trabajadores y preocuparse de que la direccin de estas organizaciones no altere ni viole las decisiones adoptadas democrticamente por las
organizaciones de base.
Todas las demandas de aumento de salarios y de mejora de las condiciones de trabajo deben examinarse sobre una base democrtica lo ms amplia posible. En cada empresa y -en todas las organizaciones sindicales
de un mismo sector se debe llegar a acuerdos que satisfagan a todos los obreros, tanto
sobre las propias reivindicaciones como sobre
las formas de lucha para verlas satisfechas.
Estos acuerdos presuponen amplias discusiones -entre los trabajadores y conversaciones
entre los dirigentes sindicales, delegados, etc.
Consideramos que una condicin previa pa-

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

80

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

ra estas conversaciones y discusiones debe ser


la igualdad de derechos de cuantos participen
en ellas, la renuncia a toda discriminacin, el
derecho y la libertad inalienables de cada
uno de pertenecer a la organizacin que estime conveniente. La hostilidad hacia los disidentes no contribuye al xito de la lucha de
los trabajadores.
Por consiguiente, no se puede proclamar la
unificacin de todos los sindicatos bajo una
direccin nica centralizada como condicin
previa de la lucha conjunta por mejores salarios. En el desarrollo de la lucha contra la
patronal, tos trabajadores comprendern con
ms facilidad y mejor lo importante que es
la unidad, la existencia de una sola central
sindical. En el curso de la lucha surgirn
asimismo las premisas para el desarrollo de
la democracia interna en el movimiento sindical, que servirn de garanta contra las restricciones y la violacin de los derechos de
los sindicatos.
4. Algunos aspectos polticos de la lucha
por la unidad

Parte de los dirigentes y de los miembros


del movimiento socialdemcrata temen que la
unidad de accin venga a reforzar las posiciones y la influencia del Partido Comunista
a costa- de los socialdemcratas. Incluso manifiestan que tan pronto como el Partido Comunista acumule fuerzas, establecer su propia dictadura. Por esta razn, nuestro Partido trata constantemente de explicar a las
masas trabajadoras su verdadera posicin.
Ya en 1954, el CC del PCF, en el Llamamiento Trabajadores, a la unidad de accin!
expres su criterio de que el paso de los
obreros socialdemcratas a las filas comunistas no es, ni mucho menos, el nico camino
que lleva a la unidad. Los socialdemcratas
pueden servir eficazmente al fortalecimiento
de la unidad en el seno de sus propias organizaciones, apoyando a aquellos de sus compaeros que son honestos paladines de la causa de los trabajadores. En 1960, en su llamamiento a la unidad de accin, nuestro Partido subray de nuevo que la unidad de accin para defender los intereses y los derecho^ de la clase obrera no puede debilitar a
ningn partido verdaderamente obrero... La
actividad prctica, seria y honrada en defensa de los intereses comunes y de los derechos
de los obreros es el nico venero de fuerzas
de un partido obrero, mientras que la colaboracin con los enemigos de la clase obrera
es el camino ms seguro para la disgregacin
de las filas de un tal partido y el debilitamiento de su influencia.
En el programa de nuestro Partido se dice
que el PCF desea colaborar eficazmente con
todos los partidos que cuenten con el apoyo
de lan masas trabajadoras, tanto bajo el capitalismo como en -el perodo de transicin al
socialismo y de edificacin del socialismo.
Es evidente, por lo tanto, que nuestra poltica de unidad de accin tiene un carcter

prolongado y no puede estar basada en maniobras y subterfugios, de lo que los socialdemcratas nos acusan a los comunistas. Los
intereses de un partido que tiene como objetivo la edificacin del socialismo no pueden
ser contrarios a los intereses de otros partidos que luchan por la causa de los trabajadores. Ya en el Manifiesto Comunista se subrayaba la verdad de que los comunistas no tienen intereses distintos a los intereses del
proletariado.
Con -este problema est muy estrechamente
ligada la discusin sobre las vas y los resultados de la lucha por la unidad del movimiento obrero en las democracias populares.
Los lderes socialdemcratas afirman que la
unificacin de los partidos obreros en estos
pases fue conseguida mediante el cese de la
actividad y la supresin d'e hecho de los partidos socialdemcratas. El estudio y el esclarecimiento a fondo de esta cuestin es muy
actual e importante para nosotros.
La discusin sobre la unidad atae tambin
directamente a la actitud hacia los pases socialistas. A este respecto, en -el Partido Socialdemcrata en sus lderes y entre sus
miembros de filas existen las ideas ms. diversas: unas, sumamente negativas; otras,
razonablemente prcticas, cautelosamente
benvolas, -etc. Nuestro Partido considera que
la diferencia de puntos de vista en este problema no debe ser un obstculo para la unidad de accin en otras cuestiones. Al mismo
tiempo, el PCF muestra que ningn partido
gan nuevos adeptos manteniendo una posicin hostil hacia la Unin Sovitica y los
pases socialistas. Los comunistas expresan su
hondo convencimiento de que los xitos de
los pases socialistas hicieron y hacen ms
fcil la lucha de los obreros de los pases capitalistas y el desarrollo de otros movimientos progresistas de nuestro tiempo. Esto se
aprecia de manera singular en Finlandia, ya
que fue precisamente la victoria de la Unin
Sovitica sobre Hitler la que hizo posible restablecer y ampliar en nuestro pas las libertades y las instituciones democrticas.
El ejemplo de la edificacin cocialista tiene
una importancia inmensa, si no determinante,
para todos los pueblos oprimidos. Como manifest el secretario general de nuestro Partido, Ville Pessi, los xitos sociales de la
Unin Sovitica, as como sus xitos en el
dominio de la ciencia y la tcnica, hacen ms
para extender las ideas socialistas entre las
amplias masas que lo que habra podido hacer la "exportacin de la revolucin", que,
como es sabido, el marxismo-leninismo rechaza totalmente.
La actitud hacia la poltica de coexistencia
pacfica de los Estados con diferentes sistemas sociales desempean un importante papel
en las acciones conjuntas de los trabajadores
y de las fuerzas democrticas en Finlandia.
Las relaciones entre Finlandia y la Unin Sovitica constituyen el principal aspecto de la
poltica de coexistencia pacfica en nuestro
pas.

81

En las relaciones entre los dos pases tuvo positiva hacia la Unin Sovitica. En los llugar un viraje despus de que Finlandia fir- timos aos, el Partido Socialdemcrata se ha
m el armisticio el 19 de septiembre de 1944, visto ante el dilema de proseguir su anterior
La terminacin de la guerra y la conclusin rumbo antisovitico, lo que amenazaba con
del Tratado de Paz originaron un cambio ra- debilitar an ms su influencia, o revisar los
dical en Finlandia y en las relaciones entre principios fundamentales de su orientacin en
nuestros dos pases. Hasta entonces, en los poltica exterior.
26 aos transcurridos desde 1918. Finlandia
Hasta ahora la direccin derechista del
haba seguido una poltica exterior de ene- PSF no ha efectuado ningn cambio de prinmistad con la Unin Sovitica. Ul nico par- cipos en su poltica antisovitica. Es cierto
tido poltico que luch por la amistad entre que los rganos de prensa del PSF y su diFinlandia y la Unin Sovitica fue el Partido reccin tienen ms cuidado al elegir las exComunista de Finlandia. Pero actuaba en presiones cuando hablan de la Unin Soviunas condiciones de rigurosa clandestinidad en tica. A esto les ha obligado la propia vida.
medio de persecuciones y del terror.
En el Congreso celebrado en el verano de
En 1948 entre Finlandia y la Unin Sovi- 1963 se aprob una resolucin sobre los protica fue concluido el Tratado de amistad, co- blemas internacionales, en la que las relalaboracin y ayuda mutua, que, junto con el ciones entre Finlandia y la Unin Sovitica
Tratado de Paz, sirve de base para nuestras ocupan un lugar bastante importante. El PSF
relaciones recprocas. Al principio, el Partido manifiesta- en esta resolucin que ha tratado
Socialdemcrata se pronunci contra el Tra- siempre de establecer y reforzar las relaciotado de amistad, colaboracin y ayuda mu- nes amistosas entre Finlandia y la Unin Sotua, pero ms tarde, al ser discutido en el vitica y que el Partido Socialdemcrata apoya
Parlamento, vot a favor del mismo.
todas las medidas dirigidas realmente a aproxiAhora bien, los 15 aos transcurridos han mar a los pueblos de Finlandia y de la Unin
mostrado que el Partido Socialdemcrata no Sovitica. Es muy importante que ambas partes
ha variado su anterior orientacin en poltica divulguen una informacin veraz que disipe
exterior. En realidad, la base -de dicha orien- los prejuicios y contribuya al entendimiento
tacin sigue siendo la poltica de guerra fra, mutuo.
funesta para los intereses de Finlandia. Se
Mas desde el Congreso, el Partido Socialdepuede tambin decir que cuanto ms fuertes mcrata no ha mostrado ninguna iniciativa
son la Unin Sovitica y otros pases socia- ni ha dado ningn paso que indique su deseo
listas, ms hostil es la actitud de los lderes de llevar a la prctica esta resolucin. Por
de derecha del Partido Socialdemcrata ha- otra parte es necesario sealar que, de hecho,
cia estos pases. Como hemos recordado ms el propio Congreso se encarg de desmentir
arriba, en las elecciones presidenciales de cuanto se deca en esa resolucin sobre las
1962, en las que la atencin se centraba en relaciones amistosas entre Finlandia y la
las relaciones fino-soviticas, la direccin del Unin Sovitica. En efecto, el Congreso anunPartido Socialdemcrata form un bloque con ci la adhesin del PSF a las declaraciolas fuerzas ultraderechistas con la esperanza nes hechas por la Internacional Socialista en
de cambiar la poltica exterior de nuestro Francfort [1951] y en Oslo [1962] sobre la
pas, basada en la amistad entre Finlandia y posicin del movimiento socialdemcrata en
la Unin Sovitica. Las enrgicas acciones da los problemas internacionales. La poltica exlas masas populares contra este bloque hizo terior de la direccin del Partido Socialdemque se disgregara en vsperas de las elec- crata de Finlandia est basada cabalmente en
ciones.
estas declaraciones de carcter antisovitico.
El XIII Congreso de nuestro Partido consLa posicin del PSF en las cuestiones d
tat con toda justeza que la inmensa mayo- poltica exterior y de la guerra y la paz consra de nuestro pueblo apoya la poltica de tituye un enorme obstculo para la unidad de
amistad y colaboracin entre Finlandia y la accin de los trabajadores en todos los terreUnin Sovitica. Sin embargo, el Congreso nos. En su poltica exterior, nuestro Partido
hubo de sealar que en el pas existen an no puede contraer ningn compromiso con la
crculos reaccionarios que realizan una labor poltica antisovitica. Esto no ira en benefide zapa contra estas relaciones amistosas. Los cio de los trabajadores, ya que su verdadera
partidarios burgueses y socialdemcratas de unidad slo puede estar basada en una polderecha de la orientacin dura quieren uncir tica de paz y de relaciones de buena vea Finlandia al carro de las potencias impe- cindad.
ralistas, lo que ira en detrimento de la independencia y de la seguridad de Finlandia.
La poltica de la direccin socialdemcrata,
fomentadora del odio hacia la Unin SovitiEn el programa del Partido Comunista de
ca, origina serias divergencias entre los obre- Finlandia se dice:
ros. Las discusiones en los medios obreros giEl Partido Comunista de Finlanda apoya
ran en torno a los problemas vinculados a la las aspiraciones emancipadoras de todos los
actitud hacia la Unin Sovitica. Y cuando grupos sociales que sufren la presin de la
ms amplias son las relaciones entre Finlan- dictadura del gran capital, y a este fin est
dia y la Unin Sovitica, tanto ms disipan dispuesto a colaborar con las organizaciones
toda clase de prejuicios y ms coadyuvan a y con las personas que representen a estos
que se mantenga una actitud cada vez ms grupos. El Partido considera que una slida
O -N. poca

EN TORNO A LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA EN LOS PASES CAPITALISTAS DESARROLLADOS

unidad de accin obrera es una premisa decisiva para la satisfaccin de reivindicaciones


en las que estn interesados por igual todos
los obreros con vistas a asegurar la victoria
de la causa de la clase obrera.
Los intereses de clase comunes del proletariado y la agudizacin de las contradicciones
entre el proletariado y los capitalistas, especialmente el gran capital, constituyen la base
objetiva natural de la unidad del movimiento obrero. Mas la unidad no se desarrolla espontneamente: los obstculos que se alzan
en su camino son muy grandes, la burguesa

est muy interesada en la divisin del movimiento obrero. Para realizar esta unidad se
requiere un esfuerzo consciente de los trabajadores y de todas sus organizaciones, sobre
todo de los partidos obreros, por la unidad
de accin. Ningn esfuerzo se indicaba en
el Llamamiento del CC del PCF sobre la unidad [1954] es excesivo si reduce el abismo
que separa a los trabajadores y si contribuye
a la gran causa de la unidad.
T. SINISALO
P. AURA

Grecia despus
de las elecciones
La palabra democracia es de origen griego. El rgimen poltico designado por este vocablo surgi en la antigua Grecia. Las fuerzas
reaccionarias de la Grecia contempornea, y
en especial su partido Unin Nacional Radical
[ERE!, que hasta hace poco gobernaba el Estado, crearon en el pas una tal situacin de
arbitrariedad y terror contra los comunistas,
contra las personalidades de izquierda y contra todos los patriotas, que incluso el peridico
Akropolis, prximo a la ERE, hubo de reconocer con descarado cinismo: S, en Grecia
no hay democracia!
Mas el pueblo griego continu la lucha.
Cuando los reaccionarios asesinaron al diputado de izquierda Lambrakis explot la ira popular, que origin la dimisin del Gobierno y
la fijacin de nuevas elecciones al Parlamento. Se abri una encarnizada lucha electoral y
el 3 de noviembre de 1963 tuvieron lugar las
elecciones, en las que el pueblo alcanz una
importante victoria sobre' las fuerzas de la reaccin y sus valederos extranjeros de la OTAN
y del Mercado Comn Europeo. El pueblo aspiraba a desalojar del Poder al partido derechista reaccionario ERE y entreg sus votos a
los partidos democrticos de la oposicin:
Unin del Centro y Partido Democrtico Unido de Izquierda [EDA].
Apartar del Poder al Gobierno de las derechas, que durante 11 aos haban monopolizado
la, direccin del pas, no fue cosa fcil. En las
condiciones especficas creadas despus de la
guerra civil, en pleno apogeo de la guerra fra,
las fuerzas reaccionarias montaron un complejo y ramificado aparato represivo y terrorista.
Utilizando como base ideolgica el anticomunismo y la doctrina de la guerra fra y aplicando una poltica de divisin nacional y de
odio, las derechas no vacilaron en hacer uso
de este aparato para aplastar cualquier accin
do las masas populares contra su poltica. La
demagogia, la falsificacin del censo y las le-

yes electorales antidemocrticas


hicieron el
resto.
Mas en estas ltimas elecciones, al contrario
de lo que haba sucedido en 1961, el pueblo
griego derrib la barrera del miedo, impidi en
lo fundamental la accin del aparato terrorista y, entregando sus votos a los partidos de la
oposicin democrtica, hizo ineficaz la falsificacin. De esta manera se confirm que merced a la lucha del pueblo se haba creado en
el pas una nueva situacin, que condujo al
derrocamiento del Gobierno Karamanlis.
Al mismo tiempo, el pueblo conden con sus
votos la poltica de la Corte, favorable a los
partidos reaccionarios.
Sealemos que en la
historia de las dinastas reales de Grecia ha
habido no pocos casos de violacin de los preceptos constitucionales y democrticos en beneficio de las fuerzas derechistas, habiendo
llegado incluso a apoyar abiertamente a la dictadura fascista de Metaxas. As, pues, la condenacin de esta poltica, cuyos rasgos fundamentales se pusieron de manifiesto con singular fuerza durante los ocho aos de gobierno
de Karamanlis, es una especie de advertencia.
Al poner fin al duro hoy, el pueblo griego ha
evitado un maana an ms difcil. Ha hecho
fracasar los planes de revisin de la Constitucin en un espritu neofascista, revisin que
las fuerzas reaccionarias intentaron
imponer
al Parlamento anterior y que incluyeron de
nuevo en su programa electoral. El pueblo impidi que se estableciera en el pas de forma
legal, con el supuesto beneplcito de las masas un rgimen neofacista.
La importante victoria del pueblo griego es
el producto de una prolongada, spera y heroica lucha. En esta reida batalla, en la que
tambin particip sobre todo en el ltimo
bienio la Unin del Centro, se encontraban
en las primeras filas las fuerzas de izquierda.
Con un claro y concreto programa, llenas de
fe en el derecho y la fuerza del pueblo, fueron
ellas precisamente, con su espritu consecuente
y abnegado, el alma y la vanguardia de la lucha. Cabalmente ellas asumieron la carga fundamental y soportaron el mayor nmero de
sacrificios.
Esto no es una exageracin. Sin las fuerzas
de izquierda, sin su acertada poltica y su tesonera actuacin no se habra conseguido el
triunfo sobre la reaccin en Grecia. Y por eso
su xito no se determina por el nmero de
actas y de votos obtenidos por el EDA, cantidad que, dicho sea de paso, est muy lejos de
reflejar sus fuerzas reales. El EDA es el verdadero triunfador moral y poltico de las elecciones del 3 de noviembre. El Partido Comunista de Grecia, que apoyaba al EDA, tambin
entreg todas sus fuerzas a la causa de la victoria del pueblo.
Adems, la solidaridad democrtica internacional prest una sustancial ayuda a esta victoria. Las campaas internacionales por la liberacin de los presos polticos y por el restablecimiento de la democracia en Grecia, el
enrgico repudio en Londres de la pareja real
griega como representantes y mascarones de
proa del rgimen profacista, la indignacin

84

NOTAS Y CORREO DE LA REDACCIN

mundial con motivo del asesinato de Lambrakis y ante la transformacin del aparato estatal griego en un mecanismo de represin
contra los adversarios polticos, todo esto indica el incremento y las proporciones de la solicfaridad mundial. El apoyo internacional adquiri singular importancia, ya que era prestado a un pueblo que haba visto que todas sus
desgracias son resultado de la ingerencia del
omnipotente
imperialismo extranjero y de
sus arbitrarlas maquinaciones. Por otra parte,
la solidaridad internacional fue para los inspiradores y organizadores de la violencia un freno en la realizacin de sus planes. Impidi que
se repitiera el golpe electoral de 1961.
Qu sentido tiene el veredicto popular?
Cul fue el mandato del pueblo al votar por
los partidos de la oposicin democrtica? Es
bien claro. Basta tener en cuenta la poltica
que el pueblo conden: la poltica de la ERE,
que, en rasgos generales, consisti en esquilmar a los trabajadores en beneficio de los
monopolios nacionales y extranjeros, en subastar las riquezas y los derechos nacionales, en
continuar la guerra fra, en convertir Grecia
en una plaza de armas de agresin nuclear y,
finalmente, en utilizar el terror y la violencia
como mtodos fundamentales para hacer realidad estos objetivos.
A esta poltica antinacional, el pueblo contrapuso sus reivindicaciones. En particular
exigi:
a] restablecimiento de las instituciones democrticas, del sistema constitucional y de la
vida poltica normal;
b] mejoramiento de la situacin material del
pueblo y desarrollo econmico del pas;
c] aplicacin de una poltica exterior de paz.
El~piieblo breg en pro de estas reivindicaciones en el curso de la tenaz lucha de masas
que precedi - a la victoria electoral y que,
abarcando a todas las capas sociales, adquiri
enormes proporciones Los partidos de la oposicin democrtica prometieron aplicar una
poltica que asegurase el cumplimiento de estas demandas. Por eso, el pueblo les expres
su confianza y les dio fuerzas para la realizacin de una tal poltica.
Si se hubiera respetado la voluntad popular
y la democracia, habrase formado un gobierno conjunto de la Unin del Centro y del EDA
sobre la base de un" programa mnimo comn.
Ahora, la direccin de la Unin del Centro incluso rehusa el apoyo de las izquierdas a un
gobierno de dicho partido, apoyo que el EDA
presta con una sola condicin: que la Unin
del Centro cumpla sus propias promesas electorales. Pero la direccin de la Unin del Centro piensa ms en ganarse la benevolencia de
la Corte y de los norteamericanos que en los
Intereses populares. Trata de aglutinar una
mayora autnoma colaborando con un sector del partido derechista condenado por el
pueblo. De esta manera crea el peligro de que
se falsifique la voluntad popular y hace posibles nuevas intrigas de las fuerzas reaccionarias contra la democracia, contra el pueblo y
el pas.
Sobre la base de los resultados de la vota-

cin, la Unin del Centro form un gobierno


capaz de cumplir su cometido nicamente con
el concurso de los diputados del EDA, en los
que de hecho se apoya. La Unin del Centro
podra, reconociendo oficialmente este apoyo,
acometer el cumplimiento de sus promesas
electorales. En este caso tendra garantizada
una firme mayora, ms que suficiente para
gobernar con seguridad y eficacia.
En lugar de esto, el Gobierno de la Unin
del Centro sigui otro camino. Hizo haber [y
en cierto sentido lo ha realizado ya] que iba
a llevar a cabo diversas medidas, principalmente para aliviar la situacin econmica del
pueblo, presentndolas como cumplimiento de
sus promesas electorales. Al mismo tiempo, la
direccin de la Unin del Centro manifiesta
que si el Gobierno no se asegura en el Parlamento una mayora autnoma [con los votos de los diputados derechistas], se esforzar
por conseguir como nica solucin posible,
la celebracin de nuevas elecciones a fines de
enero. Sin embargo, no ha tomado ninguna
clase de medidas para democratizar el aparato estatal a pesar de que la Unin del Centro
manifest repetidas veces que esta era una
condicin precisa para efectuar elecciones libres.
El Gobierno no ha hecho nada para incoar
proceso a los asesinos de Lambrakis, lo que
habra puesto al descubierto el aparato terrorista de las derechas incrustrado en organismos estatales. No ha disuelto las organizaciones neofascistas ni ha abolido ninguna de las
leyes antidemocrticas. Incluso en la cuestin
de los presos polticos, el Gobierno, en un proyecto de ley que ha preparado, reconoce la validez de la ley fascista N<? 375 que califica de
espionaje a la actividad poltica. Muchos de
los presos son catalogados sin fundamento alguno como criminales peligrosos. Todo esto
puede conducir a que, incluso despus de la
victoria del 3 de noviembre, unos 200 presos
polticos continen en presidio.
De esta manera, creando artificialmente una
crisis poltica y arrastrando al pas a una nueva consulta electoral, el Gobierno de la Unin
del Centro deja inclumes las posiciones decisivas de las derechas, que pueden utilizarlas
para pasar a la contraofensiva contra los resultados de la reciente expresin de la voluntad popular. Es claro que la direccin de la
Unin del Centro, bajo la presin de la Corte
y de los consejeros extranjeros, se desliza
hacia la va conciliadora en detrimento de los
intereses populares. Emprende la senda del
anticomunismo y de la antidemocracia e intenta excluir de la vida poltica a las fuerzas
ms vivificantes de la nacin. Esta es la misma base que sirvi para que tomara cuerpo
la poltica antinacional condenada por el pueblo griego.
El desarrollo de los acontecimientos despus
de las elecciones confirma una vez ms cuan
errnea y perjudicial era la posicin de quienes propugnaban que durante las elecciones
todas las fuerzas de las izquierdas dieran sus
votos sin condiciones a la Unin del Centro.
Adems de que del primer plano de la escena

NOTAS Y CORREO DE LA REDACCIN

poltica haba desaparecido el EDA, nico partido legal consecuentemente democrtico, el


pas se vera ahora ante un desenfrenado anticomunismo, cuyos portavoces no cesaran de
asegurar que se apoyan en la inmensa mayora del pueblo, en los sufragios de las propias
izquierdas.
La lucha del pueblo constituye una garanta
contra los peligros que crean en la vida poltica de Grecia las intrigas de la reaccin y de
los extranjeros [as como la actitud contemporizadora e inconsecuente de la direccin de la
Unin del Centro]. No cabe duda que el pueblo griego, que derrot a tantos enemigos y
super tantas dificultades y que ha conseguido la primera victoria importante, no permitir que nadie desconozca o tergiverse su voluntad. Encontrar fuerzas y medios para consolidar y ampliar su victoria, imponiendo un
viraje democrtico que sea punto de arranque
de un nuevo perodo en la vida del pas, un
perodo de democratizacin, de paz y de bienestar del pueblo.
Jan BOZAK

El golpe de Estado
en Honduras, provocacin yanqui
La opinin pblica democrtica del mundo ha
condenado el nuevo golpe militar dado por el
poder de los monopolios norteamericanos en
Honduras el 3 de octubre pasado, como una continuacin de la racha de gorilazos que en Amrica Latina ha venido efectuando el imperialismo yanqui a travs de sus domesticados cipayos, en presencia del fracaso de la decantada
democracia representativa.
El golpe militar llevado a cabo por el coronel
Osvaldo Lpez Arellano, quien era el jefe de las
fuerzas armadas bajo el rgimen liberal de] Dr.
Ramn Villeda Morales, fue muy sangriento y
lia causado numerosas prdidas humanas >y
grandes sufrimientos al pueblo hondureno, especialmente a las clases trabajadoras. 800 ciudadanos muertos es cifra bastante alta para un
golpe de Estado en un pas tan pequeo como
Honduras. Los golpistas haban determinado
sembrar el terror a sangre y fuego en aquellos
lugares [como San Pedro Sula, Progreso, Puerto Corts y otros, incluida la capital] donde la
correlacin de fuerzas era favorable a la democracia y al progreso.
En los dos ltimos meses anteriores a octubre
cu Honduras primaba un ambiente de agita< ion poltica con miras a la celebracin de elecciones generales de acuerdo a la Constitucin.
Se elegiran un Presidente, tres Vicepresidentes
y 64 diputados al Congreso Nacional.
Los dos viejos partidos tradicionales Liberal y
X;ieionalista se haban dividido dando vida a
n t r . - i s dos agrupaciones ms, el Partido RepuM cano Ortodoxo y el Partido Popular ProgreL, De esta manera se presentaran cuatro

85

candidatos a la presidencia. El Partido Comunista de Honduras, estando en la ilegalidad, no


poda participar en los comicios con frmula
propia.
El candidato que contaba con las mayoras
era, indiscutiblemente, el del Partido Liberal gobernante Lie. Modesto Rodas Alvarado, ex Presidente de la Cmara Legislativa. Con excepcin del Popular Progresista, los otros partidos
hacan su propaganda a base del anticomunismo, emulando en procacidad e insultos contra
los comunistas con el objeto de ser gratos al
gobierno norteamericano y obtener su espaldarazo que, en Centroamrica, es lo que decide
las elecciones democrtico-representativas.
Sin embargo, los liberales se vean en el caso
de tener que hablar de reforma agraria y prometer avances democrticos, ya que todava
cuentan con el respaldo de la mayora del pueblo hondureno y, por otra parte, el candidato
liberal acentuaba su propaganda contra la oligarqua nacionalista que durante un cuarto de
siglo impuso dictaduras de horca y cuchillo en
Honduras, razn por la que las masas, tan golpeadas entonces, se muestran muy sensibles ante los ofrecimientos de justicia contra tantos
verdugos que impunemente recorren las calles.
La mayora de los hondurenos sigue dando su
respaldo al Partido Liberal, que fue un partido
de oposicin a aquellas dictaduras, aunque l
mismo ha estado dirigido por una oligarqua
tambin reaccionaria y servidora del imperialismo yanqui, tal como lo ha comprobado la
administracin de Villeda Morales.
El gobierno de Villeda, que fue elevado por
la voluntad popular, traicion los intereses de
las masas entrando en compromiso con el imperialismo, anulando as toda su actuacin y
desperdiciendo la gran oportunidad histrica que
el pueblo puso en sus manos para lograr la independencia real del pas. Pero debido a la presin de las masas tampoco poda ser del todo
sordo e indiferente a los reclamos populares y
tuvo que tomar algunas medidas democrticas,
aunque muy tibias y superficiales.
Las contradicciones surgidas dentro del partido gobernante, donde la burguesa nacional y
pequea burguesa radical chocaban con los oligarcas y terratenientes, y que se extendan hasta el seno del propio gobierno, no permitan, por
su parte, que el Pentgono obtuviera todo lo
que deseaba del rgimen liberal para acelerar
su programa de fascistizacin de Centroamrica
y obtener de inmediato bases militares en el territorio hondureno desde las cuales poder lanzar sus proyectadas provocaciones y agresiones
contra Cuba. Con todo y que el gobierno Villeda era anticastrista y haba suspendido las relaciones diplomticas con Cuba, no tena las
manos libres como para llegar a tanto en los
planes norteamericanos de agresin. El propio
carcter civilista, constitucional y, hasta cierto
punto, antimilitarista del rgimen le haca inservible a los frenticos del Pentgono, que,
adems, necesitan asegurarse la espalda latinoamericana para llevar adelante su poltica belicista con miras a desatar una nueva guerra
mundial.
Desde antes y en presencia de las no ocultas

86

NOTAS Y CORREO DE L.A REDACCIN

intenciones del imperialismo y de los militares


hondurenos, se comprenda que las elecciones no
se llevaran a cabo, ya que casi pblicamente se
gestaba el golpe de Estado. Todo el mundo lo
comentaba y el nico que intent subestimarlo
y apaciguar al pueblo que estaba dispuesto a
defender la constitucionalidad ante los golpistas, era el propio Presidente Villeda, quien, en
vez de apoyarse en las masas que le eran leales o que, por principios, podan salir en su defensa, busc el apoyo del Departamento de Estado, precisamente de donde no poda llegarle
ms que el ofrecimiento hipcrita y la pualada
en la espalda.
Mientras en el ambiente se desplegaban las
banderas partidarias en una libre propaganda
eleccionaria entre los partidos burgueses y cuando bajo ellas se vea venir el golpe de los gorilas, el gobierno desat una injustificada y
tendenciosa persecucin contra los comunistas.
El Presidente crea que con acentuar la represin y encarcelar comunistas se iba a ganar el
apoyo del Departamento de Estado y que eso
lo librara del zarpazo de los gorilas, en cuyo patriotismo aconsejaba que deba creerse.
El golpe de Estado se llev a cabo 10 das
antes de celebrarse las elecciones. Sabido es que
sus ejecutores fueron los militares hondurenos
con el pretexto de detener la infiltracin comunista que era grave amenaza para la Repblica y por las infracciones a la Constitucin. Para los militares, las represiones anticomunistas de la democracia representativa
ya no bastaban. Los coroneles hondurenos fueron los que pusieron en marcha la mquina represiva del ejrcito, entrenada y bien armada
por los frenticos de la misin militar norteamericana en Tegucigalpa.
Pera el golpe fue fraguado evidentemente en
el Pentgono, organizado por la misin militar
y area y los agentes de la CA, y financiado
por la United Fruit Company. Estos son los hechos reales. Hasta la propia prensa norteamericana ha informado de ellos con detalles y buena parte de los planes fueron hechos pblicos
con anterioridad al da del golpe por el Washington Post.
La posicin geogrfica de Honduras en Centroamrica es de mucha importancia para los
fines de dominacin y agresin norteamericanos. En Salvador, Guatemala y Nicaragua ya
tenan regmenes militares reaccionarios capaces de aplastar con sangre los anhelos reivindicativos de los explotados pueblos. Con el golpe
en Honduras qued completo el cuadro principal como en las dcadas del 30 y 40, cuando
el imperialismo sostuvo las cuatro ms sanguinarias dictaduras en la historia de Centroamrica. Faltan ahora en Costa Rica y Panam
para que todo el istmo responda a los planes
del Pentgono con gobernantes vistiendo el modernizado uniforme de los gorilas.
El otro factor principal interesado en liquidar
al tibio y mediatizado gobierno Villeda era la
United Fruit Company, que tiene en sus manos
el 70% de la economa hondurena. Como consecuencia es un Estado dentro del Estado de
Honduras.
La Repblica de Honduras cuenta con dos mi-

NOTAS Y CORREO DE LA REDACCIN

llones de habitantes, aproximadamente. De ellos


el 83% son campesinos o estn ligados econmicamente al campo. Predomina el latifundio,
siendo el mayor terrateniente la United Fruit
Cornpany. Cerca del 47% de las tierras cultivables corresponden a fincas de ms de 100 hectreas y a los latifundistas. De stas hay 66
grandes latifundios [con una extensin superior
a 2.500 hectreas] que poseen el 13,2% de la
superficie de siembra.
El ingreso per cpita en Honduras fue de
152,3 dlares en 1959, lo cual da una nfima capacidad adquisitiva a las mayoras. Segn datos oficiales correspondientes a 1956, el 6% de
la poblacin se alimenta con pan de trigo, el
resto con tortillas de maz, banano o cazabe. El
47% de los hondurenos andan descalzos. El
73% de las viviendas carece de servicio de agua.
Nada tiene de extrao que la mortalidad infantil pasara de 3.937 en el ao 1955 a 4.275 en 1960,
segn el Demographic Yearbock de las Naciones Unidas de 1961. Pero la United Fruit Company obtiene enormes beneficios y para mantener su monopolio y control en la economa
nacional ha impuesto esta nueva dictadura militar.
El reclamo de tierras de los campesinos, que
en muchos lugares del pas haban ido a la toma de los latifundios incluso en zonas de la empresa bananera, quiso ser frenado por el rgimen
liberal por medio de una ley de reforma agraria de acuerdo con la Alianza para el progreso. Esta ley, aunque era muy tibia y demaggica, no dejaba de tener algunos aspectos positivos y al pretender llevarla a la prctica fue
obstaculizada por el veto insolente y colonialista de la United Fruit Company. El gobierno, indigna y miserablemente, se dobleg, y la ley, que
haba sido emitida por el Congreso Nacional,
qued sin validez.
En la propaganda eleccionaria del candidato
liberal se deca que la ley de reforma agraria
sera realizada. Y aunque Rodas Alvarado es
tambin un terrateniente, no poda tener la confianza de los monopolistas yanquis por su conocido odio para la oligarqua nacionalista [base social y poltica de la empresa bananera] y
por su posicin frente a la reforma agraria. Rodas Alvarado es de los terratenientes feudales
que ha pasado a capitalista agrario. En consecuencia, la United Fruit Company consider que
no deban celebrarse elecciones, sabiendo de antemano que el candidato liberal obtendra el
triunfo de manera rotunda.
El golpe militar encontr base social en los
terratenientes feudales, que no quieren saber
nada de reformas en el campo, ni siquiera las
propuestas por la Alianza para el progreso, y
en la burguesa intermediaria, que est estrechamente ligada a la United Fruit Company y
depende de ella. La base poltica, la ha encontrado en el Partido Nacionalista y el Republicano Ortodoxo, que representan a esas fuerzas
sociales. Ambos inmediatamente reconocieron el
cuartelazo como medida patritica y fueron
llamados a formar gobierno.
Los golpistas esperaban poca resistencia

po-

pular a su accin antihondurea y, no obstante,


con anterioridad tomaron todas las medidas que
estaban en sus manos. Previamente concertaron acuerdos con las camarillas castrenses vecinas, de Guatemala y Nicaragua en principal.
En caso de necesidad Peralta Azurdia dara, como lo dio, apoyo areo al putsch y los Somoza
un respaldo con fuerzas de infantera mecanizada, incluyendo en ellas a los mercenarios
cubanos que reciben entrenamiento en Nicaragua.
Al producirse el golpe en la madrugada del
da 3 de octubre, el mtodo tctico utilizado por
los gorilas fue imponer el terror en todo el
pueblo, intimidndole con la amenaza de bombardeos areos y desplegando simultneamente
asaltos armados a los cuarteles de la Guardia
Civil, a centros de organizaciones polticas y sindicales y a los hogares de ciudadanos conocidos como comunistas, como dirigentes liberales
y demcratas, como activistas sindicales no adictos a la ORIT.
Sin embargo, a pesar de todas sus prevenciones, los golpistas encontraron una resistencia
muy vigorosa en el pueblo, dando lugar a violentsimos encuentros. Los asesinatos en fro cometidos por los militares en la maana del
putsch exacerbaron ms los nimos en las principales ciudades del pas. La lucha fue sumamente encarnizada, y en San Pedro Sula y Tegucigalpa los combates callejeros tuvieron un
cariz de exaltado coraje y desesperada furia.
Lo comprueban as los centenares de muertos
en ambos campos beligerantes.
Los sucesivos contragolpes a las tropas regulares, el mltiple hostigamiento de las guerrillas urbanas y rurales en tiempo tan inmediato
al golpe, los ataques a las guarniciones en diferentes lugares del pas, el hecho de que dos
zonas militares [la 4* y la 5*] se pronunciaran
con mucha reserva y prcticamente no apoyaran el golpe y la necesidad de recurrir a la colaboracin militar de la Fuerza Area guatemalteca para atacar poblados en poder de la resistencia; todo ello indica que los golpistas se
encontraron con algo no previsto en sus planes
y que su xito no tiene la firmeza deseada por
el Pentgono y la CA.
Esto lo comprueba tambin el siguiente detallo: el coronel Lpez Arellano declar el primer
da de su espurio gobierno que sera gobernan1o nico, ms dos das despus tuvo que llamar a elementos civiles para formar gobierno
bajo la presidencia del abogado Roberto Ramiro/, elemento de los grupos financieros y de la
burguesa intermediaria. Naturalmente, este pas_o
a t r s de los militares golpistas no ha sido vol u n t a r i o , sino obligado por las circunstancias
desfavorables que crearon la resistencia armada del pueblo y la aparicin de guerrillas en el
ims.
Mesde el primer momento del putsch los ris de Seguridad Pblica que controla el FBI
n t r a r o n en accin, deteniendo y encarcelando
i millares de ciudadanos liberales, demcratas
"munistas, hombres y mujeres en todo el pas.
I M S campos de concentracin que construyeron
los militares prximos a la frontera nicaragen, < r o n abiertos para encerrar a l o s patrio-

87

tas. Como el nmero de stos fuese mayor al


previsto, gran parte fue tirada al campo, encerrada en alambradas sin viviendas, como ganado, especialmente campesinos del sur y oriente
del pas. Poco despus el jefe golpista dispuso
la libertad de los detenidos por motivos polticos, excluyendo a los comunistas... Los comunistas sern remitidos a una prisin especial
por conspirar contra las instituciones del pas.
Los funcionarios y dirigentes liberales de derecha que haban sido detenidos, ya gozan de
libertad, pero los liberales de izquierda siguen
encarcelados. Las cosas no quedaron ah: despus desataron una sistemtica persecucin con
allanamientos de hogares, ultrajes a las familias, despliegues de bandas armadas, tiroteos intimidatorios con saldo de personas heridas, incluidos nios. Y ms ciudadanos honestos estn
siendo detenidos y encarcelados.
Ahora se comprende mejor que algunos de los
principales objetivos de los militares cipayos
son: liquidar el movimiento reivindicador de los
sindicatos que estaban bajo la direccin de obreros leales a su clase, liquidar al Partido Comunista de Honduras, intimidar y golpear a los
sectores progresistas de las capas medias y la
burguesa nacional y frenar as el movimiento
de liberacin para sostener inclume el poder
colonialista norteamericano.
Entre los innumerables hondurenos que han
sido apresados despus del golpe se encuentran
destacados dirigentes obreros y populares: Dionisio Ramos Bejarano, uno de los ms firmes
y decididos guas del proletariado hondureno,
que desde muy joven ha dedicado su vida a la
causa de los trabajadores y cuya salud hoy se
encuentra muy quebrantada, mxime con el trato inhumano que dan las mazmorras; Luis Manuel Ziga, Rafael Alberti, Jorge Su, Efran
Garay, Juan B. Canales, Moiss Moreira, dignos
patriotas que no tienen ms crimen que el de
amar a su pueblo y luchar por sus grandes ideales de liberacin.
Queridos dirigentes sindicales como Hctor
Acosta Romero, Anbal Moradel, Flix Falencia,
Pablo Sosa, Ramn Moneada, Lizandro Cruz,
Modesto Martnez, Ja,vier Arguijo, Jos Saravia,
Emilio Calderini, Antonio Constanza, Anbal
Crespo, Felipe Lpez, Jorge Herrera y tantos
ms sindicalistas de direccin y de base, por orden de los patronos han sido depuestos de los
sindicatos y encarcelados por los militares.
En la crcel se encuentra Mara L. Ramos,
detenida en La Ceiba; Edgardo Cceres, Rolando Valerio. Ismael Gutirrez, Rodil Rivera Rodil, Salvador Avilez y numerosos estudiantes
ms sufrieron prisin y torturas y han sido lanzados al exilio junto con muchos profesores universitarios de ideas progresistas.
Obreros y campesinos que de una u otra forma se haban pronunciado por la reforma agraria y contra los monopolios imperialistas, contra
los terratenientes y patronos o demostrado simpatas por la Revolucin Cubana han sufrido vejmenes en las prisiones de los pueblos.
El Comit Patritico para Defensa de los Derechos Populares en Honduras ha hecho un
llamamiento a las fuerzas democrticas internas e internacionales con el fin de detener

NOTAS Y CORREO DE A REDACCIN

la serie de fechoras que realizan las fuerzas


del ejrcito gobernante y obtener la libertad
para todos los presos polticos sin discriminacin, como asimismo para el regreso de los
deportados y exilados junto a sus familiares en
el pas. Pide la solidaridad internacional para con las vctimas del rgimen espurio que
hoy oprime al pueblo hondureno en nombre de
la United Fruit Company y del gobierno norteamericano.
El golpe militar no pudo haber sorprendido
a nadie, ni al propio Presidente Villeda, que
das antes peda al pueblo confiar en el espritu democrtico de los militares, declaracin sta que no poda tener otra finalidad
que adormecer al pueblo y hacerlo bajar la
guardia. Tal hecho es una complicidad del gobernante depuesto y el pueblo hondureno debe
aducirle las correspondientes responsabilidades.
El Partido Comunista de Honduras, an estando en la clandestinidad y sufrir en sus miembros represiones, persecuciones, encarcelamientos
y hasta torturas fsicas por los agentes de Seguridad Pblica, se pronunciaba por el mantenimiento de la constitucionalidad y la defensa del rgimen en caso de verificarse el
golpe militar. As lo haban hecho los comunistas en el putsch de 1959 y as lo hicieron sin
vacilaciones en esta oportunidad, demostrando
a las masas su verdadero patriotismo. Naturalmente que el PCH ha mantenido esas posiciones no por el simple hecho de sostener a Villeda Morales y a su camarilla, sino por no perder totalmente las conquistas democrticas que
tantos sufrimientos y luchas haban costado al
pueblo, principalmente a obreros, campesinos
y estudiantes, que con sus acciones de masas
[y con no poca influencia de los comunistas
hondurenos] las lograran en la dcada anterior, restaurando las libertades elementales, conquistando derechos para los trabajadores, integrando a la vida poltica a las mujeres e, incluso, logrando el ascenso al poder del propio
gobierno liberal.
El PCH ha tenido en esta oportunidad bajas muy sensibles en sus filas. Muchos de sus
militantes de base y cuadros se encuentran
prisioneros.
En los actuales momentos, no se puede predecir concretamente cul ser el destino del
nuevo gobierno apoyado en las bayonetas y
en el imperialismo; pero, dadas las condiciones que existan antes del golpe militar, dada
la inmediata respuesta de las fuerzas democrticas a los golpistas en luchas de extremada violencia que siguieron al putsch, dada la
situacin de abierta represin y desbocado terrorismo de los chafarotes y su afn de liquidar hasta los ltimos rasgos democrticos, todo esto ms el nuevo ambiente en el orden de la correlacin de fuerzas en el mundo
contemporneo, inducen a esperar que las luchas del pueblo hondureno con participacin
preponderante de los comunistas, tomen un carcter muy serio y peligroso para el imperialismo y su cipayos en Honduras.

Las perspectivas para el campo democrtico


se presentan favorables objetivamente, aunque
en condiciones sumamente duras que requerirn mucho espritu de sacrificio y una poltica
acertada de frente nico de parte de los patriotas.
La liberacin del pueblo hondureno no ser
una empresa fcil, pero con el espritu de lucha que ha sido puesto de relieve frente al golpe fascista en obreros, estudiantes, campesinos
agraristas e intelectuales democrticos [y hasta
en una parte de la burguesa nacional antiimperialista] no solamente se podrn restituir,
como fruto de la lucha tenaz, las libertades
liberales, sino establecer un verdadero rgimen
popular que responda a los intereses de las mayoras .
Las condiciones objetivas en Honduras abren
el camino para que las fuerzas de la democracia y del progreso pasen a una etapa superior
de lucha revolucionaria, mucho ms dura, mucho ms trgica, pero ms decisiva. No sera
extrao que, ante las nuevas condiciones, sabiamente aprovechadas por el pueblo, el imperialismo busque, como otras veces, una salida demaggica recurriendo a la farsa. No se
debe cerrar los ojos ante su incapacidad de
maniobra cuando tiene todava muchos peones
en los partidos burgueses y en la intelectualidad reformista.
Sin embargo, hoy son ya otros tiempos. Los
pueblos abren cada vez ms sus ojos a la comprensin real de las cosas. A este proceso de
esclarecimiento contribuyen mucho, contra el
deseo de sus ejecutores y planificadores, esos
golpes de Estado propiciados por el imperialismo yanqui. Adems, y esto es de suma importancia, all cerca de Centroamrica est el
ejemplo vivo y palpitante de la revolucin socialista en Cuba y de su consolidacin con el
apoyo del campo socialista, y este ejemplo singular se torna una gran fuerza en la determinacin de lucha por un futuro luminoso en la
mente y corazn de los trabajadores y pueblos
de Centroamrica y de todo el continente americano.
Pedro SNCHEZ

Las fuerzas inglesas de izquierda


Izquierdas y derechas son conceptos polticos, relativos. Su significacin en cada momento dado viene determinada por la actitud
de estas fuerzas ante la situacin del pas, situacin que evoluciona y cambia con la marcha
de los acontecimientos.
Al escribir estas lneas, los tres factores determinantes de la situacin en el pas son:
nuestra situacin econmica; la firma del Tratado que prohibe los ensayos nucleares, y fiEste trabajo de colaboracin expresa los puntos de
vista personales del autor, miembro del Partido Laborista [N. de la R.].

NOTAS Y CORREO DE LA REDACCIN

nalmente, aunque no en ltimo lugar, la proximidad de las elecciones generales, que deben
celebrarse lo ms tarde el 8 de octubre de 1964,
aunque es casi seguro que tengan lugar antes
del mes de julio. La reaccin de las fuerzas
de derecha ante estos factores influye en medida considerable sobre el alineamiento y la
accin de las fuerzas de izquierda.
Al analizar el enfrentamiento de la derecha
y la izquierda en Inglaterra es preciso tener en
cuenta las profundas races del sistema parlamentario de gobierno en la historia y en la vida de nuestro pueblo, as como la naturaleza
de nuestro sistema electoral. La democracia
parlamentaria inglesa ha evolucionado desde
una monarqua casi absoluta y el feudalismo,
pasando por la oligarqua resultante de la fusin de la vieja aristocracia terrateniente con
los magnates del nuevo capital mercantil y financiero, para llegar a una democracia industrial moderna basada en el sufragio universal
y en la libertad de accin para los obreros organizados, a travs de sus sindicatos y representantes polticos. Claro est que el poder de
la propiedad y de los privilegios distorsiona y
desfigura nuestra democracia, en la que hay
mucha desigualdad e injusticia. Pero en Inglaterra est muy difundida la opinin de que, como dijo Carlos Marx y como repiti el XX Congreso del PCUS, ste es uno de los pases capitalistas en que el paso del capitalismo al socialismo puede efectuarse por medios pacficos
y constitucionales, con utilizacin del Parlamento.
Nuestro sistema electoral se basa en el principio de que cada circunscripcin elige un diputado, siendo ste el candidato que rene el
mayor nmero de votos, aun cuando sea inferior al de los obtenidos en conjunto por sus
rivales. En nuestro pas no existe ninguna forma de representacin proporcional ni segunda
vuelta. Este sistema hace prcticamente imposible que los pequeos partidos puedan conseguir un acta parlamentaria, sobre todo porque
en las elecciones generales los votantes piensan
ms en el futuro Gobierno que en los mritos
personales de los candidatos, por lo que se
muestran reacios a desperdiciar su voto en
favor de un independiente o del candidato de
un partido que no tiene ninguna probabilidad
de formar Gobierno.
Al frente de las fuerzas de derecha se hallan,
naturalmente, el Gobierno y el partido de los
conservadores, sostenidos por las fuerzas del
.^ran capital y de los grandes negocios y respaldados por los que viven de rentas, intereses
y beneficios. En los ltimos aos, los liberales
lian aparecido como serios competidores de los
lories en una serie de elecciones parciales. Los
liberales se dicen radicales y pretenden estar
a la izquierda del Partido Laborista. Pero sta
no es la opinin de los electores: los liberales
arrebatan cuatro votos a los conservadores por
cada uno que quitan a los laboristas. El mayor
doseo de los candidatos laboristas es que en
IMS circunscripciones dudosas la providencia les
depare un competidor liberal, pues en este caso
quedarn divididos los votos que habitualmen1 < - so emiten en favor de los conservadores,

89

mientras que difcilmente sern afectados los


votos de la clase obrera y de las izquierdas en
favor de los laboristas.
Los tories aseguran que la prdida de votos
en favor de los liberales en las elecciones parciales es una nimiedad, una especie de vlvula
de escape para los descontentos con el Gobierno, que sin duda alguna volvern al redil del
Partido Conserva/or\, para no desperdiciar
sus votos en unas elecciones generales. La verdad es que los liberales son ms eficaces y convincentes que los conservadores cuando apelan
a aquellos sectores de la clase media y la aristocracia obrera calificada que quieren ser progresistas en una sociedad de libre empresa, pero que al mismo tiempo temen la propiedad
social. A los representantes de esta posicin
intermedia an les queda por aprender que
en la poca del capital monopolista sus deseos
equivalen a querer ser campen de natacin sin
mojarse los pies.
El eterno problema que se le plantea al Partido Conservador es cmo ganar los votos de la
mayora no privilegiada sin dejar de ser, en
realidad, el partido de la minora superprivilegiada. El problema ha adquirido particular agudeza en el ao anterior a las elecciones, sobre
todo a causa de la competencia de los liberales.
A tenor con esto, en el plano socio-econmico,
el Gobierno se ha visto obligado a considerar
los problemas de la planificacin, la seguridad
social, los proyectos de edificacin de nuevas
viviendas de alquiler y a realizar una investigacin sobre los abusos y la explotacin en
la esfera de la construccin de viviendas por
empresas privadas. Pero, en el mejor de los
casos, estas medidas llegan tarde y son insuficientes, y por otra parte resultan muy sospechosas de no ser ms que pura demagogia
preelectoral y bonitas frases pronunciadas sin
ningn deseo serio de adoptar medidas prcticas. Tales medidas no ataen al problema de
las nuevas y grandes fuerzas productivas nacidas al conjuro de la revolucin cientfica,
es decir, por la aplicacin de la qumica, la
electrnica, la automatizacin y la ciberntica
a la industria y la agricultura. Para aprovechar estas nuevas fuerzas con vistas a la produccin y mantener el pleno empleo es preciso
introducir cambios drsticos en las relaciones
de propiedad en un sentido socialista.
En el plano de las relaciones internacionales,
los conservadores se atribuyen todo el mrito
del reciente Tratado de prohibicin de las pruebas nucleares. Al mismo tiempo proclaman que
este gran papel en el liderazgo mundial ha sido posible gracias a la posesin por Inglaterra
de una fuerza nuclear independiente de disuacin [aunque no represente ms del 2% de la
de los Estados Unidos haya sido conseguida como gracia y favor del To Sam y prcticamente
no pueda ser utilizada ms que con el consentimiento de los norteamericanos]. Los conservadores afirman que su fuerza disuasiva independiente les permite aplicar una poltica
exterior propia, Es un modo de beneficiarse del
difundido, fuerte y creciente deseo de los ingleses, indistintamente del partido a que per-

90

NOTAS Y CORREO DE LA REDACCIN

tenezcan, de afirmar nuestra independencia ms eficiencia que los conservadores.


frente a Estados Unidos.
La muerte de Aneurin Bevan prolong la doPero el Partido Conservador est desgarrado minacin del ala derecha. La muerte de Gaitspor profundas diferencias en orden a la orien- kell puso fin a dicha dominacin. Pero an en
tacin poltica; est desmoralizado por los re- vida de Gaitskell el partido comenz a estresultados de las elecciones parciales y de las char sus filas ante la proximidad de las eleccioconsultas a la opinin pblica, las cuales mues- nes, aprovechando del mejor modo posible la
tran que los laboristas llevan una ventaja que, poltica de compromisos desarrollada en los
de mantenerse, habr de llevarles al Poder sin aos de lucha. El cambio decisivo sobrevino
la menor sombra de duda.
cuando la presin ejercida desde abajo y la
La Conferencia del Partido Conservador cele- lgica de los hechos convencieron a Gaitskell
brada el pasado mes de octubre en Blackpool de que deba rechazar el ingreso de Inglaterra
vino a confirmar los sombros pronsticos del en el Mercado Comn en las condiciones neconservador Evening Standard, que en su n- gociadas por el Gobierno conservador e insistir
mero del 8 de octubre deca: Da Conferencia en las cinco condiciones del Partido Laborista
del Partido Conservador se rene este ao en que, como saba muy bien, jams seran acepuna atmsfera de incertidumbre y abatimiento. tadas por los Seis, ya que supondran el fin de
Los socialistas han ofrecido un cuadro de ar- la Comunidad Econmica Europea.
mona y fraternidad. Ya no parecen estar conHarold. Wilson tom las cosas en el punto en
denados a una oposicin eterna. El Poder ya que Gaitskell las haba dejado. El partido adno les alarma ni desplace. Y los conservadores, quiri con l nuevos fuerzas vitales, unidad,
con un impresionante historial de realizaciones, confianza y decisin de alcanzar la victoria. El
se encuentran con que han perdido contacto, problema inmediato con que hubo de enfrenhan perdido la cara y han perdido la seguridad. tarse Wilson fue el de conseguir que el ala deEl partido ms numeroso y el polticamente recha se resignase a la prdida del poder y
ms importante de las fuerzas inglesas de iz- aceptase su direccin centro-izquierda, que es
quierda es, con mucho, el Partido Laborista. apoyada por la inmensa mayora del cuerpo de
Por su composicin es un partido de masas de opinin del pas, aunque se encuentra en mila clase obrera, con una estructura semifede- nora en el grupo parlamentario laborista [si
rativa debido a la afiliacin colectiva de los bien durante su eleccin por ste el centro se
sindicatos, a los que corresponden las cinco uni resueltamente con la izquierda y con alsextas partes de los 6 millones de miembros.
gunos miembros de la derecha opuestos al MerLos miembros individuales del partido, agru- cado Comn, para derrotar a George Brown,
pados por circunscripciones electorales, tam- candidato del ala derecha, que sigue ocupando
bin son, por lo menos en un 80%, miembros el puesto de lder adjunto]. Y afront el prode las Trade Unions [aunque su nmero total blema diciendo que seguira aplicando la poles de unos 850 000, los miembros individuales tica que ya haba sido acordada por el partido
constituyen la parte ms consciente y activa con Gaitskell, a reserva de interpretarla a la
del Partido Laborista, la que realiza todo el luz de la situacin cambiante. Esta actitud no
trabajo electoral y se encarga de elaborar la dejaba al ala derecha ninguna escapatoria, a la
mayora de las resoluciones de la agenda de vez que le proporcionaba a l mismo suficienla Conferencia anual]. "La estructura del Par- te capacidad de maniobra para desarrollar los
tido Laborista es algo intermedio entre un par- vagos compromisos de la poltica laborista setido socialdemcrata y un frente popular, ad- gn lineamientos ms combativos y realistas.
mitiendo gran variedad de puntos de vista y
En los problemas de la poltica interior, el
concediendo considerable libertad de propagan- Partido Laborista se pronuncia por una amda y de maniobra no slo a individualidades, plia planificacin y un extenso control de la
sino a grupos enteros. En sus concepciones el vida econmica, orientados a la expansin,
Partido Laborista refleja plenamente el rasgo equipados con un Ministerio de la Produccin
nacional de preferir el practicismo a la doc- y con una utilizacin mayor que nunca de los
trina. Es fuerte en instinto de clase y dbil en servicios de la ciencia y la tcnica. Esta poteora. Su poltica es determinada en gran me- ltica impone al partido la nacionalizacin de
dida desde abajo, por la presin de grupos la industria del acero y le deja las manos libres
contendientes, en particular por la batalla con- para proceder a la socializacin de la propietinua entre el ala derecha y el ala izquierda.
dad privada en las proporciones que considere
En los aos 50, el Partido Laborista ofreci necesarias, al objeto de asegurar una aplicaalarmantes sntomas de la enfermedad senil cin eficaz de su poltica, y para vencer la redel derechismo. Durante estos aos el ala de- sistencia que puedan oponer a ella los intereses
recha afianz sus posiciones en la direccin, y privados. Se hace hincapi en la extensin y
las disputas habituales entre la izquierda y la el mejoramiento de la enseanza, en la moderderecha acerca de hasta dnde y con qu rapi- nizacin y desarrollo de la sanidad, en la pledez deba avanzar el partido por un camino con na gratuidad de la asistencia mdica, en la aboel que todos estaban de acuerdo, se convirti licin de la inicua ley de alquileres de los conen una lucha mucho ms peligrosa en torno al servadores y en la revisin de la ley de planiproblema de cul era el camino que deba se- ficacin urbana y rural, que ha convertido la
guir el partido y cul deba ser nuestro objeti- construccin de viviendas en un coto cerrado
vo bsico: transformar el capitalismo en socie- donde acta a su antojo el racket que especula
dad socialista o tratar de demostrar que los la- con los apartamentos y los solares. Los laboboristas pueden administrar el capitalismo con ristas se proponen sustituir todo esto por una

NOTAS Y CORREO DE LA REDACCIN

poltica totalmente distinta, basada en la idea


de que las casas implican una responsabilidad
social y no constituyen un campo legitimado
de inversin para intereses privados y que la
tierra necesaria para la edificacin urbana debe ser propiedad pblica. Los laboristas reclaman el control de los alquileres y que a las
autoridades locales se les concedan los poderes y los recursos necesarios para edificar viviendas municipales y para implantar el control sobre las casas de propietarios privados que
elevan escandalosamente los alquileres o dejan
que aqullas queden convertidas en tugurios.
La Conferencia celebrada por el Partido Laborista el pasado otoo en Scarborough aprob
esta poltica por aplastante mayora. En el informe del Comit Ejecutivo Nacional, titulado
Los laboristas y la revolucin cientfica, y en
el discurso de Harold Wilson, que desarroll
las ideas expuestas en dicho informe y ejerci
un gran impacto en la opinin pblica, fueron
planteados varios problemas nuevos. El Times
defini la poltica laborista diciendo que era
una poltica que unca la ciencia al socialismo
y el socialismo a la ciencia. El perodo de
quince aos dijo Wilson, desde que nos reunimos la ltima vez en Scarborough, en 1960,
hasjta mediados de la dcada del 70, ser un
perodo de cambios tcnicos, sobre todo en los
mtodos industriales, superiores a todo cuanto ha dado la revolucin industrial en los ltimos 250 aos.
Durante este perodo, Inglaterra, a juicio de
Wilson, deber crear 10 millones de nuevos
puestos de trabajo, extender considerablemente
la instruccin superior, especialmente en la
ciencia y la tecnologa, sumir una responsabilidad nacional por el aprendizaje profesional y
la preparacin para nuevos oficios, con mantenimiento ntegro del salario, de aquellos obreros que hayan visto desaparecer sus viejas ocupaciones bajo los efectos de la automatizacin.
Por cuanto el progreso tcnico subray Wilson, abandonado al mecanismo de la industria privada y de la propiedad privada, slo
puede conducir a un aumento de los beneficios
para unos pocos, a un alto nivel de ocupacin
para los menos y a un desempleo masivo para
los ms, la propia automatizacin habr de
plantear el problema del socialismo, aun en el
caso de que antes no hubiese sido planteado
jams. Y es que el progreso tecnolgico slo
puede servir a objetivos nacionales si se convierte en parte de nuestra planificacin nacional.
Tal planificacin nacional presupondra una
considerable extensin de la propiedad pblica, tanto en la creacin de nuevas industrias
como en la revitalizacin de las viejas y la movilizacin de unas y otras para nuevas tareas.
Wilson cit el siguiente ejemplo: Todo el que
haya discutido las perspectivas del comercio
con los lderes soviticos como lo hemos hecho muchos de nosotros o con los dirigentes
<! algunos grandes pases de nuestra Commonwealth, sabe que existe una gran demanda
p i r a , las nuevas industrias qumicas basadas en
la investigacin inglesa. Un Gobierno laborist a , sigui diciendo, asumira la iniciativa de

91

constituir un consorcio estatal de la construccin de maquinaria para la industria qumica


a fin de satisfacer la demanda de Europa del
Este y de los pases en desarrollo de la Commonwealth.
Wilson asoci esta idea con los problemas
econmicos que habr de afrontar Inglaterra
cuando la actual carrera armamentista sea sustituida por un acuerdo general de desarme. Y
es que las consecuencias econmicas del desarme no pueden ser afrontadas ms que sobre la
base de la planificacin socialista. Los pases
capitalistas desarrollados mantienen hoy el pleno empleo gracias nicamente a los grandes
pedidos militares, y el da que se estableciese
una paz slida, el pnico se apoderara de Wall
Street y de otras bolsas de valores. Wilson dijo
que el Gobierno laborista incluira en su seno
un Ministro de Desarme, entre cuyas obligaciones figurara la de preparar la solucin de
los problemas econmicos que habrn de surgir tras el desarme masivo, pisndole los talones.
El rasgo ms saliente de la poltica laborista
con respecto a la Commonwealth es el nfasis
puesto en la realizacin de la planificacin nacional en una forma que le permita tener en
cuenta la planificacin de las economas de los
pases de la Comunidad britnica de Naciones,
en la mayora de los cuales estn bastante extendidas la propiedad pblica y la planificacin, consideradas el nico camino para alcanzar rpidamente al mundo moderno.
La Conferencia de Scarborough aprob por
unanimidad una resolucin, en la que se dice:
La elevacin del nivel de vida de los dos tercios no privilegiados de la poblacin del globo
es la ms importante tarea poltico-econmica
del presente, la cual exige que el futuro Gobierno laborista coloque en el primer plano de
su programa el incremento de la ayuda a los
pases subdesarrollados mediante la liberacin
de mano de obra, recursos pecuniarios y materias primas a travs del desarme, as como
tambin creando mercados garantizados para
la venta de los principales productos de dichos
pases mediante compras masivas y acuerdos
a largo plazo.
La resolucin seala ms adelante que el Partido Laborista se compromete a prestar pleno
apoyo a la ONU en la realizacin de la Dcada de Desarrollo y de la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones
Unidas. En una resolucin especial los laboristas condenan el apartheid en frica del Sur.
En otra resolucin, tambin aprobada por unanimidad en la Conferencia, se reitera la intencin del partido de que el futuro Gobierno
laborista base sus relaciones con otros Estados
en los principios, propsitos y obligaciones de
la Carta de la ONU y no en alianzas militares.
En los asuntos internacionales, los laboristas
hacen ahora especial hincapi en el propsito
de duplicar o triplicar en los prximos aos el
comercio con los pases socialistas, y particularmente con la URSS, recurriendo a diversas
medidas, entre ellas a la coordinacin de nuestra planificacin con la suya en forma similar
a la propuesta para los pases de la Conmon-

NOTAS Y CORREO DE .A. REDACCIN

92

93

NOTAS Y CORREO DE !LA REDACCIN

wealth, siendo de preferir la base multilateral


a la bilateral. Esto constituye en realidad un
ensanchamiento y una readaptacin de la poltica iniciada ya bajo los conservadores, pues
entre los industriales ingleses existe un deseo
creciente de ampliar el comercio con los pases
socialistas, deseo que ha hallado su expresin
en el notable informe hecho recientemente por
20 destacados hombres de negocios. Pero lo que
ellos estn haciendo en forma privada, mediante una planificacin conjunta con las empresas soviticas sobre una base quinquenal, los
laboristas se proponen complementarlo o reemplazarlo con acuerdos intergubernamentales
y ciertos lazos entre la planificacin en Inglaterra y los pases de la Commonwealth con los
planes coordinados a travs del Consejo de
Ayuda Mutua Econmica.
En el problema del desarme los laboristas son
partidarios de que Inglaterra haga sus propias
propuestas para superar las diferencias entre
los planes de desarme sovitico y norteamericano y de que la prohibicin de los ensayos
nucleares se haga extensiva a las pruebas subterrneas, partiendo de los actuales sistemas
nacionales de deteccin y aplicando una moratoria para todos los ensayos en tanto se perfeccionan tales sistemas o se llega a un acuerdo
sobre ciertas formas de control internacional.
En su discurso pronunciado la vspera de la
Conferencia de Scarborough, Harold Wilson dedic gran atencin a estos problemas. Al referirse a su visita a Mosc, dijo: Despus de
nuestras conversaciones de Mosc me he convencido de que existe la posibilidad de avanzar
en dos direcciones: en primer lugar, conseguir
un Acuerdo que ponga fin a la difusin de las
armas nucleares, y en segundo lugar, convenir
las zonas de desarme nuclear completo y de
desarme convencional progresivo. Por qu no
podramos llegar ahora al acuerdo de convertir
toda frica en una zona, desnuclearizada? No
debemos transmitir a los nuevos Estados africanos los vicios de las llamadas civilizaciones
avanzadas. Lo mismo cabe decir en lo que respecta a Amrica Latina y los pases del Oriente Cercano y Medio. Volvemos a subrayar la
urgente necesidad de llevar a cabo lo que ha
constituido siempre uno de los aspectos de nuestra poltica: crear, en el rea tan tensa de
Europa Central, una zona desnuclearizada con
una inspeccin efectiva y zonas de reduccin
controladas de las armas convencionales.
La poltica exterior laborista propugna un
arreglo temporal del problema de Berln sobre
la base de la plena y definitiva aceptacin de
las fronteras polacas y del reconocimiento de
facto del Estado germanooriental, a cambio de
un acuerdo en el que tomasen parte las dos
Alemanias, as como la Unin Sovitica, Polonia, Hungra, Checoslovaquia y las potencias
occidentales, y en el que quedase garantizada
la independencia y la libertad de comunicaciones de Berln Occidental, con la participacin
en una u otra forma de la ONU en dichas garantas. Esto, a juicio de los laboristas, debera
ir acompaado de la creacin de zonas de desenganche o separacin entre las fuerzas armadas y de un desarme regional negociado sobre

la base del Plan Rapacki, medidas que abriran


el camino a la unificacin de Alemania por etapas y a travs de los esfuerzos de representantes de las dos Alemanias, en el cuadro de los
acuerdos relativos a Berln y al desenganche
de las fuerzas armadas.
El Partido Laborista ha expresado su total
oposicin a cualquier participacin de Alemania,
directa o indirecta, colectiva o individual, en el
control de las armas nucleares, as como a la
idea de formar una flota nuclear multilateral
y una fuerza nuclear multilateral de la OTAN.
Al hablar en el mitin de Scarborough, Willy
Brandt, lder de los socialdemcratas alemanes,
se vio en la precisin de asegurar que su partido se opone al rearme nuclear de Alemania.
Pero la masa de los militantes laboristas considera que el Partido Socialdemcrata Alemn/
bajo su actual direccin, no es un partido socialista ni siquiera nominalmente ni un
amigo de la coexistencia pacfica. La propia
presencia de Brandt en Scarborough fue acogida con gran descontento por muchsimos laboristas.
Mas, volvamos al programa de poltica exterior. Los laboristas preconizan el control poltico colectivo de la OTAN y rechazan un estado de cosas impuesto a Inglaterra por Estados
Unidos, en el que este ltimo pas adopta decisiones unilaterales que pueden conducir a una
guerra nuclear [como ocurri durante la crisis
del Caribe]. Pero al rechazar as unas condiciones que constituyen de hecho el precio que
ha de ser pagado por permanecer en la OTAN
y al promover una poltica de desenganche que
habr de conducir a la liquidacin de la OTAN
y del Tratado de Varsovia, el Partido Laborista
declara a la vez que apoya a la OTAN!
Dicho en pocas palabras, la poltica exterior
de los laboristas, que expresa el triunfo de la
izquierda sobre la derecha tras una lucha de
varios aos, y su poltica en las cuestiones de
la defensa, impuesta por el ala derecha a despecho de los acuerdos de la Conferencia de
Brighton de 1962, se contradicen recprocamente
y no pueden ser combinadas en una poltica
coherente nica. Por aadidura, la propia poltica laborista en las cuestiones de la defensa
es intrnsecamente contradictoria, pues reclama
la igualdad de derechos sobre la base del monopolio nuclear de Estados Unidos en la OTAN,
mientras que los norteamericanos se atienen al
criterio de que quien paga al gaitero, encarga
la msica.
No es de extraar, pues, que Haroid Wilson,
al heredar esta poltica contradictoria, haya
preferido empezar concentrndose en los asuntos domsticos, donde no existe un conflicto de
fondo entre la derecha y la izquierda, sino tan.
slo diferencias de grado, y donde es seguro
que ambas alas apoyarn a la direccin al decidir hasta qu punto ha de aplicarse la poltica acordada a la situacin existente. Pero, en
primer lugar, las sumas gastadas en armamentos son tan grandes y tendrn que aumentar en forma tan considerable al aplicar la
poltica laborista de incremento de las fuerzas
convencionales, que es casi seguro que habrn
de ser cercenadas drsticamente a fin de que

el partido pueda cumplir las promesas sociales


y econmicas hechas al pueblo. En segundo
lugar, la conclusin del acuerdo sobre la prohibicin parcial de los ensayos nucleares es
aprovechada por el Partido Conservador en
beneficio propio con vistas a las elecciones,
poniendo por las nubes la significacin de este progreso y el supuesto papel desempeado
en l por Macmillan. Los conservadores se
proponen hacer amplio uso en la prxima
campaa electoral de su pretensin de haber
desempeado el papel de pacificadores y de
que gracias a su fuerza inglesa independiente
de disuasin han conseguido preservar la independencia de Inglaterra y su influencia en
los asuntos internacionales.
Estas pretensiones no tienen, naturalmente,
ninguna base, y el Partido Laborista habr de
denunciarlas, exponiendo su verdadera significacin. Pero al mismo tiempo, el Partido Laborista debe ir ms all que los conservadores
y mostrar por qu y cmo nosotros, apoyndonos en nuestra poltica, podramos llegar a
un acuerdo con la Unin Sovitica, mantenernos sobre nuestros propios pies y aplicar una
poltica independiente, guste o no a nuestros
aliados, convenciendo al electorado de que
realmente tenemos la intencin de conseguirlo.
La izquierda laborista insiste en que todo
esto puede lograrse poniendo en prctica el
principio proclamado por Harold Wilson y por
George Brown, lder adjunto del partido, de
que la defensa debe ser puesta al servicio de
la poltica exterior. Esto significa, dice el ala
izquierda, que podramos reducir
nuestras
fuerzas armadas en la OTAN" a lmites simblicos, por cuanto nuestra poltica nos permite
negociar un acuerdo con la Unin Sovitica
partiendo de; nuestros intereses comunes. No
necesitamos, por ejemplo, fuerzas nucleares d
disuasin para inducir a la Unin Sovitica a
negociar sobre el Plan Rapacki. Lo que necesitamos es una fuerza de disuasin poltica
frente a nuestros aliados, cjue rechazan dicho
plan. El modo de conseguirlo, sigue diciendo
la izquierda laborista es llamando la atencin
sobre el hecho de que la OTAN entra en accin tan slo en caso de agresin no provocada. Esto significa que el Gobierno laborista
estar en su derecho al decir a sus aliados
que mientras stos sigan aplicando una poltica que nosotros consideramos provocadora no
debern contar con el apoyo ingls a travs de
la OTAN ni lo tendrn. La piedra de toque
ser el que lleguen o no a un acuerdo con
nosotros respecto a las bases de la negociacin con la Unin Sovitica, pues Inglaterra
se negara a verse arrastrada a la guerra por
unos aliados que no quieren ponerse de acuerdo con ella respecto a la forma de asegurar
la paz.
De la misma manera que Gaitskell cohesion al partido y encontr apoyo mucho ms
all de sus filas cuando se pronunci contra
el ingreso en el Mercado Comn a menos de
que fueran aceptadas nuestras condiciones, y
lo hizo a despecho de los EE. UU., as ahora,
segn sostiene el ala izquierda, el Partido Laborista obtendr un amplio apoyo si convierte

en letra muerta las obligaciones de defensa


colectiva de la OTAN en caso de que sean rechazadas nuestras condiciones. Y esta poltica
hallara tal eco entre vastos sectores de la
poblacin de Europa Occidental, Estados Unidos y Canad, que el Gobierno laborista tendra asegurada la capacidad de regateo necesaria para inducir a sus aliados a llegar a un
acuerdo con nosotros respecto a las bases razonables de unas negociaciones con la Unin
Sovitica.
La Campaa por el Desarme Nuclear es una
parte apreciable, si bien limitada, de las fuerzas de izquierda. Este movimiento ha ejercido
sin duda un gran impacto en la opinin pblica, particularmente en el Partido Laborista y
entre los jvenes, a los que tratan de conquistar todos los partidos. Pero l mismo ha limitado sus objetivos a la demanda de que Inglaterra renuncie a las armas nucleares y a
la participacin en alianzas militares que admitan el empleo de dichas armas. Tan slo ltimamente ha ampliado su programa con una
serie de reivindicaciones polticas muy similares a las del Partido Laborista. El ala izquierda dice que si el partido acepta la lnea que
ella propone, los laboristas podrn contar durante la contienda electoral con la energa y
la inventiva de la Campaa por el Desarme
Nuclear, as como con la fuerza de atraccin
que sta ejerce sobre la juventud.
El Partido Comunista est bien organizado,
es enrgico y activo en aquellos lincamientos
en que su posicin se acerca por regla general, aunque no siempre, a la del ala izquierda
del Partido Laborista. Pero sigue siendo un
partido pequeo [unos 35.000 militantes] y, a
excepcin de un diputado en los aos 30 y dos
inmediatamente despus de la guerra, no ha
conseguido tener representacin en la Cmara
de los Comunes. Esto se explica por las ya
mencionadas peculiaridades de nuestro sistema
electoral, por el anticomunismo de las derechas y por otras varias causas. En los sindicatos su papel es mayor, aunque tambin aqu,
est en minora.
Esto completa nuestro relato acerca de las
fuerzas de izquierda en la Inglaterra de hoy.
Es preciso tener presente que dichas fuerzas
no son fuerzas estticas, sino que evolucionan
a medida que va cambiando la situacin en el
pas y en el mundo entero. El Tratado de
Mosc sobre la prohibicin de los ensayos nucleares ha abierto en el muro de la guerra
fra una brecha para la penetracin del sentido comn y del humanismo. La competicin
electoral de los partidos, cada uno de los cuales trata de convencer al electorado de su
amor a la paz, demuestra que en el pueblo ingls ya existe una demanda de paz de indudable eficacia poltica. El resultado de sus esfuerzos combinados puede ser muy bien una
ampliacin de la brecha abierta por la prohibicin de los ensayos en el muro de la guerra
fra, hasta convertirla en un gran boquete, a
travs del cual irrumpa la ola ascendente de
los anhelos de paz del pueblo y haga cambiar
el panorama poltico.
Konni ZIIXIACUS

CONTRA LA REPRESIN Y LAS PERSECUCIONES DE

Derogar los decretos


antipopulares
Es probable que, para cuando esta nota se
publique, se haya modificado sustancialmente
el actual panorama de la legislacin represiva
en la Argentina. Sin embargo, puesto que esa
legislacin expresa la ideologa y los objetivos
polticos de las clases y grupos que la impusieron, sealaremos brevemente la concepcin
general que la inspira.
En los fundamentos del llamado Decreto-ley
de Seguridad del Estado, dictado en enero de
1963, se recoge la nefasta doctrina del frente
interno, repetida hasta el cansancio desde las
ms altas tribunas militares, y en cuya virtud
las fuerzas armadas deben tener por misin no
slo ni principalmente la defensa de las fronteras geogrficas, sino fundamentalmente la de
las fronteras ideolgicas. De este modo, un
partido poltico, un sindicato, una organizacin cultural, un peridico, pueden convertirse
en objetivos blicos para las fuerzas armadas
y ser perseguidos como enemigos.
Semejante concepcin se refleja directamente en la situacin jurdica del pueblo, ya que
su soberana y la de los poderes de la Constitucin se encuentran subordinadas a razones
de seguridad continental, cuya definicin y
apreciacin quedan libradas a organismos militares en ltima instancia extranjeros, como
la Junta Interamericana de Defensa.
En el espritu de esta doctrina fueron elaborados el Estatuto de los Partidos Polticos y
los numerosos decretos de represin del comunismo y del peronismo.
En los fundamentos
del decreto-ley de represin del comunismo se
afirma que, en cumplimiento de compromisos
internacionales,
la Repblica Argentina ha
adoptado recientemente ante el comunismo una
postura categrica en el plano internacional,
que corresponde sea complementada en el plano nacional con medidas del mismo carcter.
Esta
postura categrica no es otra que la
decisin, tomada a espaldas del pueblo,
de

participar con soldados y equipos argentinos


en el criminal bloqueo contra Cuba en octubre de 1962.
La total subordinacin de la vida nacional al
poder militar se pone as plenamente de manifiesto, y exime de todo otro comentario.
Lo
cual no quiere decir, desde luego, que ese poder sea omnipotente, por la sencilla razn de
que en nuestro pas y en el mundo estn en
descomposicin el sistema y los intereses que
l defiende y representa.
Nuestro Partido adapta las formas y el contenido de la lucha contra la legislacin represiva no slo a las condiciones particulares
creadas por la gravedad de la represin, sino
tambin y especialmente al
objetivo fundamental que corresponde a la etapa actual de
desarrollo de nuestro pas, o sea, a la realizacin de la revolucin democrtica, agraria y
antiimperialista.
Partiendo de la apreciacin fundamental de
que el objetivo bsico del aparato represivo de
la reaccin y de su accin ideolgica consiste
en aislar a nuestro Partido de los sectores populares, y en particular de las bases radicalizadas del peronismo en abierto giro a la izquierda, nuestro Partido promueve firmemente la unidad de accin en los comits unitarios
de lucha, por uno u otro de los objetivos de
la revolucin agraria y antiimperialista.
Esta
unidad, como todo proceso dialctico, no se
desarrolla sin contradicciones.
Ha alcanzado,
pese a todos los obstculos, niveles altamente
combativos en los momentos crticos del reciente proceso poltico-social. Por ello, son objeto de especial atencin los organismos bsicos del Partido en las empresas, en funcin
de que las clulas desempean un papel decisivo como centros de organizacin, movilizacin y orientacin de las masas en sus luchas,
tanto ms importantes cuanto que, como se expresara en el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unin Sovitica, la accin de los
trabajadores adquiere, de ms en ms, un carcter poltico.
Apoyndose en este impulso que llega desde
1.a base, crecientemente radicalizada por la crisis econmica y poltica, nuestro Partido promueve diversas formas de accin unitaria con
las direcciones de otros partidos y movimientos de masas. Han sido experiencias de gran
valor en este sentido los Cabildos de la Democracia. Surgidos en momentos de gran represin desatada por el gobierno de Frondizi para
consumar sus planes de entrega, se propusieron la defensa de las libertades pblicas frente a la represin y a las proscripciones, la libertad de los presos polticos, gremiales y condenados por tribunales militares, y la preservacin del patrimonio nacional frente al imperialismo. Contaron con la adhesin de legisladores de la Unin Cvica Radical del Puebla
[ahora en el poder], del bloque disidente de
legisladores del entonces
partido
oficialista
I Unin Cvica Radical Intransigente] y de representantes de los partidos Comunista, Peronista, Socialista Argentino, Demcrata Progresista, y de la Federacin Universitaria Argen-

tina, Movimiento de Unidad y Coordinacin


Sindical, Liga Argentina por los Derechos, del
Hombre y otras entidades.
La reaccin, consciente del peligro que para
ella representa la movilizacin de la clase
obrera, ha recurrido a todos los medios para
detenerla.
Anulacin virtual del derecho de
huelga a travs de un llamado decreto reglamentario; prohibicin de que los trabajadores
calificados como comunistas ocupen cargos
directivos o representativos en organizaciones
obreras; disolucin del Movimiento de Unidad
y Coordinacin Sindical, declarndolo comprendido en el decreto de represin del comunismo; inhabilitaciones establecidas en el Estatuto de los Partidos Polticos, donde se prescribe que no podrn ser candidatos a cargos
polticos electivos nacionales quienes desempeen
cargos directivos en sindicatos; clausura e intervencin de sindicatos dirigidos por fieles militantes democrticos y antiimperialistas; descarada intromisin del aparato represivo
en las
elecciones sindicales, fomentando la formacin
de listas entreguistas, con la complicidad de
la burocracia sindical de derecha; abierta intervencin del embajador de los EE. UU. en la
poltica
sindical, mediante
reuniones
en la
propia sede de la embajada con los dirigentes
del sector de derecha del sindicalismo peronista, en las cuales se habl concretamente de
excluir a los comunistas de la direccin de los
sindicatos.
Precisamente por todo esto se dijo en el
XII Congreso de nuestro Partido que nosotros, los comunistas, debemos tener
plena
conciencia de que en los actuales momentos
estamos frente a una clase obrera combativa,
que busca el camino de la lucha, que va comprendiendo la fuerza de su organizacin, pero
que en su central obrera slo encuentra una
direccin frenadora
que asume compromisos
con sus enemigos de clase. En tal situacin, el
Movimiento de Unidad y Coordinacin Sindical
est llamado a jugar un papel aglutinador de
voluntades, un importante papel
esclarecedor,
orientador y organizador, para impulsar desde
abajo la organizacin de las luchas que sean
capaces de vencer la resistencia de arriba.
Y poco despus, fue el programa del MUCS
el que se reflej fundamentalmente en el Plan
de Lucha de la Confederacin General del
Trabajo, en la Semana de Protesta y en su
culminacin con el gigantesco paro de mayo
de 1963. La direccin de derecha fue desbordada por las bases, organizadas a travs de los
comandos unitarios. Y una de las reivindicaciones fundamentales de esa movilizacin fue
el Captulo Poltico del Plan de Lucha, reclamando el retorno a la Constitucin, el levantamiento del estado de sitio, la derogacin de las
proscripciones y de la legislacin represiva y
l;i eliminacin del aparato represivo.
En otros sectores de la vida nacional, la movilizacin ha sido igualmente efectiva. En la
Universidad, la movilizacin del
estudiantado
democrtico y antiimperialista agrupado en el
movimiento reformista [palabra que no tiene
i q u la significacin poltica clsica]
detuvo

LOS DEMCRATAS

95

con sus propios medios de defensa a las bandas armadas* fascistas que se haban entregado a toda clase de depredaciones
[asesinatos
de estudiantes, tiroteos a mansalva, incendio
de centros estudiantiles]. Realiz despus actos de masas exigiendo la libertad de los presos polticos y la derogacin de la legislacin
represiva. Su magnitud prepar las condiciones para que los sectores ms avanzados de
estudiantes, egresados y profesores, aplicando
una justa poltica de alianzas con los sectores
progresistas del humanismo [movimiento orientado por catlicos], lograsen derrotar al maccarthysmo en el Consejo Superior de la Universidad, que recientemente se dirigi a las
nuevas
autoridades nacionales reclamando la
derogacin de la legislacin represiva.
Las acciones de masas y los movimientos
unitarios ya mencionados contra la legislacin
represiva y por la derogacin de las proscripciones implican tambin una defensa de la legalidad del Partido, puesto que ponen en evidencia ante la opinin pblica que el anticomunismo y la represin generalizada
contra
todos los demcratas son histricamente inseparables.
Pero hay otros aspectos especficos de la lucha del Partido por su propia legalidad.
En nuestro pas no existe ninguna ley votada por el Congreso que proscriba al Partido
Comunista. La persecucin policial desenfrenada lo coloc en una ilegalidad de hecho. La
reaccin debi acudir al estado de sitio, a los
decretos-leyes de represin y proscripcin para impedir la plena participacin de nuestro
Partido en la vida institucional de la nacin.
Ni aun as obtuvo xitos de importancia, y
sufri en cambio importantes derrotas. Nuestro Partido obtuvo el pleno reconocimiento de
su legalidad por fallos judiciales de todos los
tribunales del pas en 1957. Concurri a las
alecciones de convencionales para la Asamblea
Constituyente de 1957, y obtuvo varias representaciones.
Expuso ante dicha Asamblea su
programa de la revolucin agraria y antiimperialista. La legalidad del Partido, la insercin
de su programa en la realidad nacional, haban recibido as su mxima consagracin: la
participacin en el ejercicio del Poder Constituyente.
Posteriormente, en el proceso de entrega
abierta al imperialismo por el rgimen de
Frondizi, se prohibieron por decreto las actividades del Partido y se clausuraron su prensa,
y sus locales. Se impidi la participacin del
Partido en las elecciones. Y con la pretensin
de legalizar la proscripcin de hecho, el Pode* Ejecutivo inici hacia fines de 1959 juicios
ante todos los tribunales del pas para que se
cancelase su personera y se disolviesen sus
organismos nacionales y provinciales. Mas la
reaccin sufri en esa contienda una grave derrota poltica e ideolgica.
Pasando a la ofensiva, nuestro Partido convirti
estas
investigaciones judiciales en un
verdadero proceso al anticomunismo. Demostr la falsedad de los cargos largamente preparados, puso al descubierto la tcnica de fal~

96

CONTRA IA REPRESIN Y LAS PERSECUCIONES DE LOS DEMCRATAS

sificacin, seal la simultaneidad del proceso


de entrega al imperialismo con la persecucin
de los comunistas. Como resultado de esta batalla poltico-ideolgica, el Poder Ejecutivo no
pudo obtener las sentencias que buscaba. Quiso entonces lograr para su fobia anticomunista el respaldo de una ley del Congreso, y le
envi en julio de 1961 un proyecto de ley de
defensa de la democracia. Nuestro Partido se
puso al frente del amplio movimiento de protesta contra este proyecto de ley fascista. Bajo la tremenda presin de la opinin democrtica, el Congreso rehus tratar el proyecto. No
hay, pues, a pesar de todas las maniobras de
la reaccin, ley anticomunista aprobada por el
Congreso. Slo existen las aberraciones y extravos de los usurpadores con sus decretos
cavernarios.
Los crculos gobernantes no pudieron impedir que nuestro Partido se volcara en las calles de todas las ciudades del pas, el da de
la asuncin del mando supremo por el Presidente 111 ia, para reclamar el cumplimiento de
las promesas preelectorales, respaldando esa
exigencia con la fuerza de su movilizacin, con
la claridad
de sus consignas programticas,
como smbolo de la legalidad democrtica enfrentada
con el aparato represivo construido
para perseguir al pueblo en nombre de la democracia representativa.
La aplicacin sistemtica del estado de sitio
y de los decretos-leyes represivos por la dictadura cvico-militar fascista del rgimen de
Guido elev a medio millar el nmero de presos polticos en todo el pas. Pero si los desbordes reaccionarios excedieron todo lo conocido hasta entonces por el pueblo argentino,
tambin la movilizacin de todos los sectores
democrticos, alcanzados de una u otra manera por la represin, sobrepas en extensin y
profundidad las experiencias conocidas. Un organismo de masas profundamente
arraigado
en las filas del pueblo' encabez esa lucha: la
Liga Argentina por los Derechos del Hombre.
Lleg con su solidaridad a todos los rincones
del pas incluso a las prisiones australes donde estaban virtualmente sepultados en vida
hombres condenados por tribunales militares a
penas de prisin de hasta 25 aos, Y tuvo el
apoyo ferviente de todas las fuerzas de la democracia argentina, entre ellas y en primera

fila el de nuestro Partido, que vieron en su fidelidad a la causa del pueblo y en su larga
experiencia de lucha contra las dictaduras de
toda calaa la mejor garanta para preservar
la seguridad fsica de los encarcelados y para
bregar por su libertad sin discriminaciones de
ninguna clase.
Despus de las elecciones de julio de 1963,
que llevaron al poder al Presidente Illia, los
esfuerzos mayores en la lucha por la legalidad
democrtica se concentraron en la Comisin
Nacional por la Derogacin de la Legislacin
Represiva, que agrupa en su seno a representantes de la mayora de los partidos polticos,
sindicatos, federaciones universitarias y secundarias de estudiantes, organismos de masas y
destacadas personalidades, adems de un calificado grupo de legisladores nacionales. A sus
fines se ha adherido la Confederacin General
del Trabajo, en cuya sede se realiz la reunin
constitutiva, a pesar de la presin intimidatoria de un gigantesco cerco policial puesto en
la ocasin al edificio de la central obrera. Dicha comisin prepara actualmente un congreso nacional que organice e impulse la lucha tendiente a liquidar todos los decretos y leyes represivas, por lo cual constituye una perspectiva de canalizacin hacia el Frente Democrtico Nacional. Ello depender, desde luego, del
grado de movilizacin de las masas y de la
unidad de los sectores objetivamente interesados en la solucin de los grandes problemas
de la democracia, la independencia nacional y
la paz.
Al colocar en lugar fundamental las luchas
generales
por las libertades democrticas, al
hacer la crtica de las tesis ultraizquierdistas
que menosprecian esta lucha, nuestro Partido
se inspira en las mejores tradiciones del marxismo-leninismo. Sera por completo errneo
afirmaba Lenin pensar que la lucha por
la democracia pueda distraer al proletariado
de la revolucin socialista, o colocarla en un
segundo plano, restndole importancia, etc. Por
el contrario, as como es imposible un socialismo victorioso que no realizare la democracia total, as no puede prepararse para la victoria sobre la burguesa un proletariado que
no libre una lucha revolucionaria general y
consecuente por la democracia.
Alberto PEDBONCINI

Amanecer en blanda
El pueblo de Islandia, uno de los ms pequeos del globo, tiene su historia particular.
La isla en que vive fue poblada a finales del
siglo IX por oriundos de Noruega y de las colonias de los wikingos en Escocia e Irlanda.
Procedentes de estos dos ltimos pases tambin llegaron a Islandia los celtas, esclavos
entonces de los noruegos. Pero en la isla no
exista un poder estatal que instituyese la esclavitud, por lo que Islandia se convirti muy
pronto en una especie de repblica gobernada
por un organismo legislativo, el Althing, a cuyo frente se encontraba un presidente electo.
En 1930 celebraron los islandeses el milenario
de su Estado.
Las disensiones internas que siguieron a la
descomposicin definitiva de la gens en los siglos XII y XIII pusieron a Islandia bajo la
soberana de Noruega. A finales del siglo XIV,
los pueblos islands y noruego quedaron sometidos a la dominacin de la Dinamarca feudal.
Esta dependencia de Dinamarca se mantuvo
hasta 1943. Durante todo este tiempo el pueblo
islands hubo de sostener una lucha encarnizada contra la miseria, los conquistadores extranjeros y el monopolio econmico de Dinamarca.
Desde muy antiguo, la parte fundamental de
l.-i poblacin de Islandia la componan los pescadores y ios pequeos campesinos trabajadores. En la isla no haba una clase superior en
rrdadero sentido de la palabra. En vida de
l . i ltima generacin, la historia del pas es
todo la historia del movimiento obrero,
if'icada por la lucha de los trabajadores en
l.-lVnsa de la libertad de su pueblo, contra los
K M a dos Unidos, contra las bases militares
americanas en territorio islands. Es la
i por la libertad de los 180.000 habitantes
la isla contra la potencia imperialista ms
del mundo,
i destacada figura del movimiento obrero

7 N. poca

islands es inar Olgeirssori, presidente del


Partido Socialista Unificado de Islandia [PSUI],
fundado en octubre de 1938 al fusionarse el
Partido Comunista y el ala izquierda del Partido Socialdemcrata para constituir el ms
importante partido obrero del pas. Hace ms
de cuarenta aos que Olgeirsson participa activamente en la vida poltica islandesa. Desde
1937 viene siendo elegido diputado al Althing
y es autor de numerosas obras.
El 14 de agosto de 1962, da de su 60 aniversario, fue publicada una seleccin de artculos
escritos por l en los ltimos veinte aos. La
recopilacin se titula Amanecer en nuestro
pas i. Es la historia del pueblo islands durante esos cuatro lustros, una historia de la
lucha de la clase obrera por la independencia
nacional, la democracia y el socialismo.
Despus de la introduccin, en la que se hace una exposicin del marxismo y de su significado para los destinos de la humanidad [y
tambin, naturalmente, para el desarrollo social de Islandia en la poca actual], el autor
analiza la relacin existente entre la libertad,
la democracia y el poder estatal. Es un problema que le viene interesando desde hace
tiempo. Ya fue el tema de su estudio titulado
I^a gens y el poder estatal durante la soberana del pueblo en Islandia, publicado en 1954.
Pespus de pasar brevemente revista a la historia, Olgeirsson trata el problema del desarrollo poltico de su pas y seala los hitos
principales del avance de Islandia hacia la sociedad socialista.
La lucha por la democracia siempre
ocup
un lugar central en el movimiento obrero islands. La Revolucin de Octubre marc el comienzo de una etapa decisiva de dicha lucha.
Despus de la derrota del fascismo, que aport nuevos xitos del socialismo, la batalla por
el poder democrtico y la sociedad socialista
prosigue con redoblada energa. En la actualidad, el socialismo puede triunfar tambin por
la va pacfica. Para ello, los islandeses deben
aprovechar mejor las posibilidades existentes,
deben desarrollar la democracia hasta el final.
Cules son esas posibilidades?
En primer lugar, en Islandia no ha cristalizado^ una capa reaccionaria de funcionarios
pblicos o de militares, mientras que el relativamente joven capitalismo es dbil y est
aislado. Mas por otra parte, ello significa que
la democracia debe desarrollarse en Islandia
con la mayor rapidez posible, antes de que dichas fuerzas consigan penetrar en la vida
social.
En segundo lugar, segn estima el autor, el
nmero relativamente pequeo de habitantes
de Islandia favorece el desarrollo de la democracia directa.
En tercer lugar, la historia del pueblo islands, su lucha de seis siglos contra la opresin
y la explotacin extranjera ha educado y templado a generaciones enteras de trabajadores.
El yugo extranjero y la miseria han desperta1 E i n a r O l g e i r s s o n.
Vort land er
dogun. Reykjavik. Heimskringla, 1962. 286 s.

98

UllOS Y REVISTAS

do en el pueblo firmeza, deseos de igualdad y


el sentido de la propia dignidad.
Los campesinos, pescadores y obreros islandeses no han olvidado hasta hoy da las duras
condiciones de tiempos pretritos y por eso
establecen una relacin indisoluble entre su libertad y las reivindicaciones de independencia
econmica, seguros sociales y derechos democrticos. El ansia de libertad toma origen en
las viejas sagas, que cada islands conoce perfectamente. El derecho, igual para todos, al
trabajo, al pan y a las riquezas culturales es
la esencia de sus reivindicaciones concretas. Y
slo un rgimen democrtico en, su forma ms
perfecta, slo el socialismo puede asegurar al
pueblo todos esos derechos.
El Partido Socialista Unificado traza en su
programa el camino que habr de conducir a
Islandia al socialismo. Es un camino pacfico,
concreto y claro para cada trabajador islands. Hasta ahora el pueblo ha conquistado sus
derechos no a travs de guerras, sino en una
lucha en la que sus armas han sido la voluntad, la iniciativa y la unidad.
El programa econmico del Partido marca
la senda a seguir para lograr que todos obtengan la posibilidad de trabajar mediante una
ponderada poltica inversionista y la ampliacin del comercio exterior, hacindola extensiva tambin a los pases socialistas. Las ganancias de los capitalistas han de ser sometidas a un riguroso control. Ante todo debe impedirse cualquier forma de militarizacin del
pas.
El capitalismo en Islandia es ms dbil que
en otros pases. Por esta razn, la conquista,
del Poder por los trabajadores, la nacionalizacin de los medios de produccin, es un proceso que puede realizarse en Islandia con ms
facilidad que en otras naciones. Por esa conquista hay que luchar, pues el dbil capitalismo islands realiza febriles esfuerzos para robustecer su poder bajo la proteccin de la
OTAN y de las bases norteamericanas.
Las otras dos partes del libro de Olgeirsson,
tituladas Libermonos de las cadenas del colonialismo y La lucha del espritu islands
contra la prepotencia del dlar norteamericano, se _ refieren a la lucha contra la poltica
estadounidense de mantener las bases en la
isla y contra las amenazas del capital monopolista anglo-norteamericano.
El movimiento obrero islands ha tenido que
enfrentarse a una conjura de las principales
potencias imperialistas del mundo. Cuando
despus de 600 aos de dominacin extranjera
pareca que Islandia haba conseguido por fin
la independencia nacional, dentro del propio
pas se hallaron fuerzas dispuestas a imponernos un nuevo yugo. Los militantes del PSUI
llamaron al pueblo a librar nuevas batallas y
sus palabras hallaron eco en el alma popular.
Qu alternativa poda proponer el PSUI en
la lucha contra los monopolios extranjeros?
Despus de la guerra, Islandia dispona de un
fondo de divisas superior a los 500 millones de
coronas. Los capitalistas queran adquirir con
ese dinero automviles de los ltimos modelos,

mientras que los verdaderos patriotas proponan que se comprasen barcos pesqueros, buques de carga y equipo para la industria de
la pesca. La clase obrera exigi la modernizacin y ampliacin de las principales ramas iny,
dustriales e inversiones en la industria que
tuviesen en cuenta los intereses del pueblo y
no los de los capitalistas.
Islandia deba hallar nuevos mercados de
venta en otros pases, comprendidos los pases
socialistas. Al proponer esta alternativa, el
Partido Socialista Unificado expresaba las demandas del pueblo. El Partido tom firme
arraigo en la conciencia popular, en la vida
poltica del pas. Sealaba el camino del progreso y organizaba al pueblo para luchar por
la paz, contra las bases norteamericanas en
territorio nacional. Mas para vencer la resistencia de la reaccin y dar satisfaccin a estas reivindicaciones era preciso luchar. Conviene tener en cuenta que los partidos obreros
no tienen mayora en el Althing. No obstante,
muchas de sus reivindicaciones fueron satisfechas tras una lucha decidida y resultaron
ser beneficiosas para el pas.
En 1956 se constituy un Gobierno de coalicin, del que formaban parte representantes del
Partido Trogresista [partido campesino] y de
la Unin Popular [bloque del PSUI y los socialdemcratas de izquierda]. Comenz una lucha tesonera, que prosigue hoy da, para obligar a ciertas grandes potencias a respetar los
derechos territoriales de Islandia. En el curso
de esta lucha han llegado a producirse situaciones dramticas, como aquella en que inermes pesqueros islandeses tuvieron que enfrentarse con la flota britnica que haba violado
las aguas territoriales de Islandia.
Otra medida de gran importancia del Gobierno coalicionista fue tomada el 28 de marzo de
1956, cuando el Althing decidi revisar el acuerdo con Estados Unidos y suprimir las bases
norteamericanas. Pero la colaboracin de los
dos partidos en el Gobierno termin antes de
que esta decisin hubiese sido llevada a la prctica. El lder del Partido Progresista, a la sazn jefe del Gobierno, traicion los intereses de
la patria, cediendo en el problema de las bases
a la presin de la prensa reaccionaria. El PSUI
se vio precisado a retirar sus representantes
del Gobierno.
Despus de estos acontecimientos, las contradicciones en la vida poltica del pas se manifestaron con mayor agudeza. En la actualidad, el problema principal sigue siendo la lucha contra la participacin de Islandia en la
OTAN. El PSUI considera que otras importantes tareas del momento son la oposicin al ingreso del pas en el Mercado Comn Europeo
y la lucha por mejorar la situacin de la clase
obrera. En el pas se suceden las devaluaciones
de la moneda y se atenta continuamente contra el nivel de vida de los trabajadores. Pero
stos, con sus batallas salariales, dan una digna rplica al capital monopolista. Lgicamente
cabe preguntar: cul sera en la actualidad
la situacin de los trabajadores islandeses si

MBBOS Y REVISTAS

no tuviesen un partido socialista que defiende


sus intereses vitales, qu habra ocurrido con
la independencia del pas?
Vemos, pues, que los acontecimientos de esta
lucha se entrelazan en una especie de saga
moderna, tan dramtica como cualquiera de las
clsicas. El libro de Olgeirsson nos muestra el
honroso puesto que en esa lucha ocupa el Partido Socialista Unificado.
Kare SELNES

El camino del progreso


Los problemas del desarrollo de frica no
suscitaron nunca tanto inters como el que despiertan en nuestros das. En el continente africano se est operando un proceso de resurgimiento nacional de los jvenes Estados soberanos. Este proceso genera nuevos fenmenos
polticos y sociales que no siempre concuerdan
con las ideas ya configuradas ni encajan en
los esquemas clsicos. La clara comprensin de
estos fenmenos depender en gran parte del
detallado conocimiento que se tenga de la vida
y de los problemas de frica contempornea y
de la profundidad con que se penetre en las
fuentes de los recnditos procesos que se desarrollan en los pases africanos.
Desde este punto de vista ofrece un gran inters el libro frica debe unirse*, nueva obra
del presidente de Ghana, Kwame Nkrumah, uno
de los representantes de la generacin africana
sobre la que ha recado la misin de inaugurar
una nueva poca en la vida de los pueblos africanos. Kwame Nkrumah inici su actividad poltica y revolucionaria har unos veinte aos,
ruando frica apenas empezaba a erguirse. Es
bion conocido su destacado papel en la lucha
por la liberacin de frica.
Una cualidad peculiar de Nkrurnah, como
tambin de otros dirigentes progresistas del
frica actual, es su profunda preocupacin por
< 1 destino de todo el continente africano,
v no slo de su propio pas. En su nuevo libro
e liabla del futuro de toda frica, partiendo
Ir la experiencia de su pasado y de su prente. Nkrurnah escribe que se ha planteado la
i n c a , de . estudiar la influencia que los siglos
de colonialismo han ejercido sobre la vida poi , econmica y social de frica en su coni u u t o , analizar los acontecimientos en Ghana
obre o plano ms amplio de la revolucin
cana y explicar su filosofa poltica, funda<l i ni o convencimiento de la necesidad de la
K \vame Nkrumah. frica Must Unite. London,
n i - m;mn, 1963. 229 pgs.

99

libertad y de la unidad de f r i c a . . . [pg. 11].


Nkrumah no abriga la menor duda de que el
sistema colonial ha dado origen a un retraso de
siglos en el desarrollo del continente africano.
Los colonialistas europeos han dejado a los jvenes Estados africanos una penosa herencia
expresada en miseria, hambre y analfabetismo
casi total. La industria se encontraba en un
estado embrionario. En la agricultura se empleaban mtodos primitivos; muchas tierras no
se labraban, a pesar de que entre el pueblo
hacan estragos las enfermedades provocadas
por la desnutricin. Las cnicas digresiones sobre la misin civilizadora del hombre blanco en frica slo eran, en esencia, una cobertura con la que se pretenda disimular el ms
desaforado saqueo conocido en la historia y la
ms monstruosa explotacin de las masas populares que se haya visto en el mundo.
Teniendo en cuenta el peso abrumador de la
herencia colonial y las condiciones econmicas
y sociales existentes en frica como consecuencia de los largos aos de opresin colonial, la
tarea de liquidar el subdesarrollo de los pases africanos y crear en frica una sociedad
moderna es, por supuesto, una ingente obra sin
precedente en la historia. Kwame Nkrumah
vincula justamente la realizacin de este empeo a la opcin entre las dos vas de desarrollo: la capitalista, y la socialista. En su libro
defiende resueltamente la idea de que slo el
socialismo ayudar a los pueblos africanos a
salir de su atraso. . . . El socialismo escribe es nuestra nica alternativa [pg. 119].
Como es sabido, un buen nmero de dirigentes africanos ha expresado su propsito de elegir la va socialista de desarrollo. Esto indica
no slo el descenso del prestigio del capitalismo, sino tambin el inusitado aumento del podero del sistema socialista mundial y de su
autoridad en el mbito internacional.
Dirigentes de diversas tendencias polticas
sustentan las concepciones del socialismo
africano. Algunos de estos dirigentes se sirven de los lemas socialistas como pantalla para
encubrir el neocolonialismo; otros ensalzan la
originalidad de la sociedad africana, afirmando que ya es una sociedad sin clases y que,
por ello, no se la puede medir por el rasero del
socialismo cientfico, del marxismo. Adems,
los polticos imperialistas, valindose de algunos complacientes lderes africanos, tratan de
encauzar por una va no revolucionaria, reformista, la espontnea disposicin antiimperialista y anticapitalista de las masas africanas.
Sin embargo, en frica hay bastantes enemigos conscientes del capitalismo que aspiran
sinceramente a encaminar a los pueblos de sus
pases por la va del progreso y que por lo mismo tienden sus miradas hacia el socialismo, si
bien lo conciben a su modo. Entre esos hombres est Kwame Nkrumah. ...El socialismo
escribe presupone la propiedad social sobre
los medios de produccin, la tierra y los recursos naturales y el aprovechamiento de estos
medios con vistas a satisfacer las necesidades
del pueblo [pg. 119].
Al exponer su concepcin del socialismo,

100

LBEOS Y REVISTAS

Nkrumah habla de las transformaciones cuya


realizacin puede contribuir a que Ghana emprenda la va no capitalista, que en definitiva
conduce al socialismo. Escribe que Ghana no
posee todava medios socialistas de produccin.
Las bases para obtener estos medios de produccin pueden ser creadas mediante la modernizacin de la agricultura y la industrializacin del pas con el esfuerzo del Estado democrtieo-nacional. Nkrumah es partidario de
poner en manos del pueblo los medios fundamentales de produccin y de distribucin, viendo en esta medida la condicin principal para
crear una economa socialista planificada.
Nkrumah escribe que la actual poltica econmica de su Gobierno descansa en la creciente participacin del Estado en la vida econmica del pas: se restringe el aumento del
capital privado; se fomenta el desarrollo de
los sectores estatal y cooperativo; afinzase el
principio de la planificacin en la economa;
el Gobierno ha comprado a sociedades extranjeras varias minas, empresas de seguros, comerciales y de transportes; se crean nuevas empresas industriales y comerciales del Estado. Han
sido adoptadas importantes medidas en orden
a la sanidad, la instruccin pblica, la construccin de viviendas y la asistencia social.
Debe advertirse que las condiciones del paso
de Ghana a la va no capitalista son muy complejas. En Ghana la diferenciacin de clases
se manifiesta en una forma relativamente acusada, las relaciones capitalistas han alcanzado
cierto desarrollo y existen elementos de una
burguesa nacional [sobre todo en la agricultura]. Por ahora el Gobierno de Kwame Nkrumah no hace ms que restringir las relaciones
capitalistas, sin llegar a liquidarlas totalmente. Por ejemplo, estn autorizadas las inversiones privadas extranjeras y la existencia en el
pas de grandes empresas pertenecientes a extranjeros [bajo el riguroso control del Estado], se crean empresas mixtas, que son propiedad del Estado y de empresarios extranjeros, y se permite abrir pequeas empresas a
capitalistas ghaneses, siempre que no sean testaferros o consocios de empresarios extranjeros.
Es evidente que las reformas econmicas y
sociales efectuadas en Ghana no son socialistas,
aunque contribuyen a crear las premisas objetivas del socialismo. La va hacia el capitalismo
no est cerrada an en el pas, tanto ms cuanto que la empresa privada ha echado races bastante profundas y, bajo ciertas condiciones, pueden acentuarse las tendencias capitalistas. En
el pas se libra una lucha de clases, con la
particularidad de que determinadas posiciones
estn en manos de agentes solapados de los colonialistas. La resistencia de las fuerzas que
propugnan la va capitalista puede ser encarnizada. A juicio de Nkrumah, el xito de la
lucha lo decide la existencia de un partido poltico de masas bien organizado, que cuente con
el apoyo de todo el pueblo y est vinculado
constantemente a l. Ese partido, segn Nkrumah, es el Partido Popular de la Convencin

de Ghana, que dirigi al pueblo en la lucha por


la independencia.
...La independencia econmica de Ghana y
sus objetivos socialistas escribe Nkrumah
no podrn ser conquistados sin una enrgica direccin del partido [pg. 128].
Para una serie de nuevos Estados africanos
es caracterstico el ejercicio del Poder por partidos polticos de masas que agrupan a representantes de diferentes capas de la poblacin,
jua amplitud de su base de masas hay que atribuirla ante todo a la comunidad de intereses en
la lucha contra el imperialismo. La experiencia
de esta lucha indica que para llevarla felizmente a su fin es imprescindible la mxima cohesin de todas las fuerzas nacionales, de todos los
sectores patriticos y anticolonialistas, En las
filas de estos partidos ha habido y hay obreros
y campesinos, intelectuales, elementos de la pequea burguesa nacional, donde sta existe, e
incluso algunos representantes de los crculos
feudales.
No se puede decir que organizaciones polticas como el Partido Popular de la Convencin
de Ghana sean marxistas-leninistas, aunque se
tracen el objetivo de construir el socialismo.
Ello es lgico, si consideramos la composicin
de clase de estos partidos y el reducido papel
que desempea dentro de ellos la clase obrera,
hasta ahora relativamente poco numerosa, incluso en Ghana.
Mas es indudable que la consecuente aplicacin de medidas de carcter no capitalista, tanto en Ghana como en otros pases africanos, influir en el crecimiento numrico y cualitativo
de la clase obrera, en su formacin definitiva,
en su papel en la vida poltica del pas y en su
capacidad para agrupar en torno de ella a amplias masas trabajadoras. La clase obrera de
Ghana ha adquirido ya una buena experiencia
a lo largo de la lucha de liberacin nacional y,
vistas las cosas en perspectiva, puede perfectamente convertirse en la fuerza dirigente de la
revolucin democrtico-nacional, en el factor
decisivo para el paso del pas a la va socialista.
Condicin indispensable del desarrollo no capitalista es la activa participacin de las masas
populares en la vida poltica del pas, en la determinacin de su destino. Las medidas adoptadas en las altas esferas, por muy buenos que
sean los propsitos que las dicten, no pueden
por s solas llevar hasta el fin la revolucin democrtico-nacional. Esto lo afirma tambin
Nkrumah, cuando escribe que el Gobierno debe
apoyarse siempre en las masas, consultar al
pueblo, prestar odo a sus inquietudes y aspiraciones.
El pueblo ha sido el protagonista principal
en la lucha por liberar a Ghana de la opresin
del imperialismo britnico y a l le pertenece
el papel decisivo en el combate por la independencia econmica. La edificacin del nuevo Estado escribe Nkrumah exige algo ms que
la elaboracin de programas y planes y la adopcin ds instrucciones para aplicarlos. Exige el
sincero apoyo del pueblo... [pg. 1031.
En su libro, Nkrumah subraya los dos objetivos principales que, a su modo de ver, defi-

JJBBOS T REVISTAS

nen la poltica del Partido Popular de la Convencin de Ghana para un prolongado perodo.
Se trata, en primer lugar, de la construccin de
la sociedad socialista en Ghana, y, en segundo
lugar, de la creacin de las bases para la unidad poltica y econmica de frica.
La unidad de frica, es uno de los problemas
cardinales de aquel continente. La unidad de
los pueblos africanos se ha ido forjando en el
perodo de la lucha contra la opresin colonial
y ha contribuido grandemente al victorioso desarrollo de esta lucha. Ahora la significacin del
lema de la unidad ha cobrado ms trascendencia para los Estados africanos. Deben aunar y
coordinar sus esfuerzos para suprimir definitivamente el colonialismo en la tierra africana,
alcanzar la independencia econmica y oponerse a las maquinaciones del neocolonialismo.
El mayor peligro con que tropieza frica en
la actualidad advierte Nkrumah es el neocolonialismo... [pg. 173].
Los designios neocolonialistas en frica se
ven facilitados por la herencia que dej la
poltica de balcanizacin del continente practicada por los imperialistas en el perodo de su
dominio. Las fronteras de los actuales Estados
soberanos de frica fueron demarcadas muy arbitrariamente por los colonialistas, haciendo caso omiso de los intereses nacionales de los pueblos aborgenes. Tal divisin llevaba en germen
el surgimiento de futuros litigios y conflictos
territoriales, que hoy se atizan intensamente por
los colonialistas, rigindose por el ya probado
mtodo de divide y vencers. Los litigios fronterizos han originado ya sangrientos choques
entre los nuevos Estados, como hemos podido
apreciar en el ejemplo del conflicto marroquargelino. Los nicos que se benefician de estos
choques son los imperialistas, y quienes los padecen son los pueblos de frica, para los cuales la unidad es absolutamente necesaria si
quieren librarse para siempre del dominio imperialista.
La poltica de balcanizacin escribe el Presidente de Ghana es un nuevo imperialismo,
un nuevo peligro para frica... Firmemente
debemos cerrar filas contra las fuerzas imperialistas, que tratan de conseguir nuestra divisin y de convertir a frica en un campo de
batalla entre partes rivales [pgs. 179-193].
Nkrumah escribi su libro antes de que se celebrara la Conferencia de Estados africanos independientes, reunida en mayo de 1963 en AddisAbeba. En esta Conferencia adquirieron forma corprea, aunque con ciertas salvedades, alr.unas de las ideas de Nkrumah, Entre otras
osas, se cre la Organizacin de la Universidad Africana, cuya Carta, aprobada por la Conicia, proclama la necesidad de coordinar la
>n de los Estados africanos en el dominio
di la, defensa y la seguridad, de la poltica y
diplomacia, de la economa, la ciencia y la
ic.a. En la XVIII Asamblea General de la
los Estados africanos independientes for"tt un frente nico en relacin con imporcs problemas de la lucha contra el colonio.

101

Es claro que no se puede cerrar los ojos ante


las enormes dificultades que deben vencerse para que la unidad africana cristalice en una realidad concreta. Son demasiado grandes todava
las diferencias en el carcter de los regmenes
sociales, en la orientacin de la poltica interior
y exterior de los pases africanos y en su desarrollo econmico y social. Los polticos imperialistas ponen obstculos a la conjugacin de
los esfuerzos de los Estados africanos y procuran despojar al movimiento por la unidad africana de su esencia anticolonial y antiimperialista. En este movimiento penetran las tendencias aislacionistas, estimuladas de mil modos
por los falsos amigos de los pueblos emancipados del yugo colonial, amigos que intentan
apartar a estos pueblos de las fuerzas progresistas, aislarlos del movimiento obrero internacional y del campo socialista.
Una actitud que define a Kwame Nkrumah
es su clara comprensin del alcance que tiene
para frica la colaboracin con los pases socialistas, en particular con la Unin Sovitica.
Nkrumah apela a la experiencia de la construccin del socialismo en la URSS, en la que
encuentra muchas cosas tiles y aleccionadoras
para la edificacin de la nueva frica, sobre
todo en la esfera de la economa.
Las concepciones expuestas por el Presidente
de Ghana en su nuevo libro no son marxistas,
pero reflejan la influencia del marxismo, especialmente en lo que se refiere a la va no capitalista de desarrollo para frica y a la definicin del imperialismo y del neocolonialismo. El
propio Nkrumah no ha ocultado ni oculta lo
que ha significado para l el estudio de la filosofa marxista-leninista. En su Autobiografa
escribe que en las obras de Hegel, Marx, Engels y Lenin busc la solucin a los problemas
que le preocupaban de la lucha contra el colonialismo y el imperialismo. Sobre todo me causaron impresin Marx y Lenin, pues estaba seguro de que su filosofa puede resolver estos
problemas.
El programa de Nkrumah es de carcter democrtico y slo habla del socialismo como un
objetivo futuro. Su autor, al igual que algunos
otros dirigentes africanos, hace concesiones algo exageradas a la originalidad de la sociedad
africana y a la especificidad del desarrollo
del continente en su conjunto y de cada pas
africano. Se muestra muy cauteloso al tratar
de las posibilidades de una consecuente aplicacin de la teora econmica marxista a las condiciones de frica.
Es lgico que no se pueda hacer tabla rasa
de la diversidad de condiciones sociales y econmicas existentes en frica. Precisamente estas condiciones determinan las formas y los
mtodos del paso de frica al socialismo, que,
en efecto, pueden ser muy especficos. Sin embargo, el socialismo en s, como formacin econmico-social, cae inevitablemente bajo la accin
de las leyes generales objetivas del desarrollo
de la sociedad socialista, ya sea en frica, en
Asia o en Europa.
Como Kwame Nkrumah muestra, de manera

102

MBBOS Y REVISTAS

convincente en su libro, en muchos pases africanos existen importantes premisas para pasar
al socialismo, salvando la fase capitalista o, por
lo menos, la fase del capitalismo desarrollado.
La cuestin se decidir en medio de un reido
enfrentamiento de fuerzas polticas y de clase,
en el curso de la difcil lucha que ya se sostiene

en distintos pases africanos. Lucha en la que


a las fuerzas democrtico-nacionales progresistas, uno de cuyos representantes es Kwame
Nkrumah, les corresponde desempear un gran
papel.
Mijal KREMNIOY

Nuestra
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