Rigores de La Ética Superior
Rigores de La Ética Superior
Rigores de La Ética Superior
El Quinto Evangelio
RIGORES DE LA TICA SUPERIOR
Hoy hablaremos sobre la Tolerancia, mis estimables hermanos. Por ejemplo: si alguien
quiere asesinar a alguno de nuestros familiares (a un hijo, a un hermano), nuestra reaccin,
en ese momento, debe ser la de defender al hijo que estn atacando, defender al hermano.
Como jefes de familia, debemos saber responder. Pero si nosotros decimos: No, yo no
levantar un arma contra nadie!, y si al bandido que est asesinando al hijo o est violando
a la hija le decimos: Yo te bendigo, hijo mo, te perdono todos los crmenes que estas
cometiendo; entonces all, estamos llevando la tolerancia al extremo y es obvio que
tambin est uno convirtindose en cmplice de ese crimen.
Si un hombre tiene su esposa y vienen unos bandidos a violarla, y l responde dicindoles:
Que Dios los bendiga!, qu diran de un hombre as? Sera un hombre de chocolate,
que no sirve para nada. Obviamente, esa es la tolerancia llevada hasta el mximo; lo que
nos convierte en cmplices del delito. Si alguien pone una criatura a nuestro cuidado y
alguien viene a atropellarla, y nosotros slo sabemos dar la espalda a los atropelladores (a
los que vienen a atropellar la criatura), eso es complacencia con el delito y nada mas...
Se ha hablado mucho contra las armas en las distintas escuelas de tipo esotrico o
pseudoesotrico, pero todo eso depende del nivel de compresin, porque hasta las mismas
armas suelen ser tiles cuando se necesitan.
Pongamos un ejemplo. Supongamos que a un hijo vienen a atropellarle a su madre. Por
sostenerse en las enseanzas, va a permitir que asesinen a su madre? No ser, por tal
motivo, capaz de apelar a un arma para defender la vida de aqulla que lo trajo al mundo?,
o va a bendecir nada ms a los que quieren asesinar a su propia madre? Obviamente que,
si l (en ese caso) se vuelve tan tolerante que llega a bendecir a los que vienen a asesinar a
la autora de sus das, pues, es un cobarde y se convierte en cmplice del delito. Si l (en
aquel momento) tiene que apelar a las armas, si no queda ms remedio, pues, tiene que
defenderla. Si no, se echara un karma por no defenderla.
Ahora, si uno verdaderamente est siguiendo la Senda del Filo de la Navaja, tiene que
besar el ltigo del verdugo y devolver bien por mal, bendecir a los que le persiguen, y si le
pegan en la mejilla derecha, poner la izquierda para que le ayuden ms.
Es un poco duro eso, pero (claro est) ya uno se resolvi a vivir dentro de la Senda del
Filo de la Navaja, est buscando ya la Autorrealizacin ntima del Ser, quiere seguir las
rigurosas ordalas de la iniciacin, y eso es diferente. Pero, si le vienen a atropellar a su
hermanita, a su esposa, a sus hijos, a las criaturas que estn bajo su cuidado, si las vienen a
asesinar, tratar como hermanitos a los bandidos?, los tratara con cario, como a
hermanitos? Sera absurdo, verdad? Lo mejor, en este caso, es apelar a la defensa, cumplir
con el deber, morir en el campo de batalla si es necesario.
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P. Maestro, qu nos puede decir de los afectos? Eso es algo que por naturaleza todos los
seres humanos poseen. Algunos, incluso, son capaces de entregar la vida por un ser querido
y utilizan tambin ciertos medios de expresin para manifestar ese afecto, ese amor. Es
lcito que existan esos pequeos afectos, as demostrados, entre hijos o entre los esposos,
etc.?
R. El amor es grandioso, pero reza un dicho espaol: Obras hacen amores, que no buenas
razones. Yo he conocido hogares, muy afectuosos, que se han desintegrado de la noche a
la maana. Hace poco conoc uno, aparentemente muy feliz. Todos los hijos de aquel hogar
eran afectuosos con sus padres, pero ese hogar ya finaliz: el hombre se divorci de la
mujer y la mujer de su hombre, y los hermanos andan unos por un lado y otros por el otro
(y eran muy afectuosos!).
Por lo comn, los afectos degeneran en lujuria, de nada sirven. No olviden ustedes que el
corazn es tambin un centro ertico. Lo mejor es el amor, y el amor no acepta los afectos.
El amor es puro, hermoso, bello y desinteresado; el amor se confirma en los hechos.
De qu sirve que un hombre le est diciendo a la mujer: te quiero, te adoro, y no le d
ni siquiera para el diario? De qu sirven tantos besuqueos, tantos abrazos, y cosas as por
el estilo, si el hombre no se preocupa, dijramos, porque la mujer tenga con qu comprarse
un par de medias, porque tenga con qu vestirse? Es eso amor? En vez de tanto besuqueo,
de tantas caricias, abrazos, etc., es mejor que le d sus vestidos, que le pague sus rentas, es
decir, que le d para todas las cosas de la vida, que cumpla con sus deberes, que no la trate
mal, que no le pegue, que no le hale sus cabellos, que no le haga mal... Obras hacen
amores, que no buenas razones... Indudablemente, es tan malo ser tieso, como tener
espinazo de goma.
Est bien que el hombre sea natural con su mujer y que la mujer sea muy natural con su
hombre, pero todos esos hogares donde existen tantos y tantos besos y abrazos, y cosas as
por el estilo (tantos afectos, en una palabra), terminan mal y eso ya lo hemos evidenciado
en la prctica. Yo he visto hogares donde todo era puro afecto, y hoy en da ya se acabaron,
y he visto hogares donde el hombre no es as. Tampoco tiene espinazo de goma, pero no
es duro de corazn; no es afectuoso, pero sabe cumplir con sus deberes; su amor lo
demuestra con hechos, con sencillez y con tacto. Esos hogares llegan muy lejos, no se
acaban jams; slo los destruye la muerte, lo cual es muy natural.
Vigilemos nuestros propios actos. De dnde nacen los afectos y qu cosa son los afectos?
Los afectos tienen por basamento la lujuria, son vicios. El corazn es tambin un centro
ertico que conduce inevitablemente al abuso sexual; todos esos sentimentalismos de
hombres y mujeres degeneran en fornicacin, en lujuria, en morbosidad. De manera que,
los afectos son el resultado, el producto de la lujuria. El amor es lo ms bello, lo ms puro,
es como un nio recin nacido, no busca nada para s, sino todo para el ser que ama; no
incluye afecto, pero sabe cumplir con su deber. Se demuestra con hechos y no simplemente
con vana palabrera insubstancial de charla ambigua.
Aqul que le promete a la probre dama de sus ensueos todas la riquezas del mundo aunque
no las tenga, le baja el cielo y se lo pone a sus pies, por lo comn resulta totalmente falso;
pero esos hombres que no prometen mucho a las mujeres, pero que s les cumplen, que
velan por ellas, que no la abandonan, indubitablemente resultan magnficos.
Lo mismo sucede en cuanto a la mujer. Aqullas que son muy cariosas, muy zalameras,
pues, en fin, que viven llenas de afectos, casi siempre le ponen al marido sus buenos
cuernos. Las mujeres aquellas que no son afectuosas, cumplidoras de sus deberes, que
hacen todos sus quehaceres con mucho juicio diariamente, que ven por sus hijos, que
atienden a sus maridos, indubitablemente resultan magnficas esposas, fieles y sinceras,
incapaces de traicionar; pero las muy zalameras, sentimentales, llenas de afectos, terminan
poniendo al pobre hombre un buen par de cuernos.