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La Literatura Jurídica Romana

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LA LITERATURA JURDICA

DETLEF LIEBS

Con su literatura jurdica, los romanos crearon una de las pocas ramas propias y
peculiares de su produccin literaria. Aqu no se limitaron a ser, como en casi todos
los dems terrenos, discpulo de culturas ms altas anteriores a ellos. Los romanos
fueron el primer pueblo con una literatura especficamente jurdica, practicada por
expertos y no por eruditos universales que cultivaron el Derecho como una de las
muchas ramas de la ciencia general y de la poltica (como ocurra en la antigua
China), ni por hombres de religin (como entre los judos y los rabes). La literatura
jurdica romana se inici bajo el signo de la liberacin de la jurisprudencia del
dominio a que la tenan sometida las castas sacerdotales, sobre todo los augures y
los pontfices. Los romanos fueron luego en este campo de la literatura ms frtiles
que en ningn otro. Sin embargo, no se ha conservado hasta nuestros das en toda
su integridad ninguna de las grandes obras de la literatura jurdica. Con excepcin
de un manual didctico para principiantes, las Institutiones de Gayo, no poseemos
sino fragmentos, la mayora de pocas lneas, muy pocos algo ms largos. Y estos
fragmentos han sido transmitidos a su vez excepcin hecha de un par de ellos en
papiro por una gran obra de compilacin procedente de la era bizantina, en el
siglo VI d.C., una especie de antologa de la literatura jurdica romana que fue
estimada digna de ser conservada y ordenada segn campos temticos o de
contenido: los Digestos o Pandectas, parte la ms ambiciosa de la obra legislativa
del emperador Justiniano.
La literatura jurdica de los romanos es tan vieja como todo el resto de la literatura
romana, aunque mucho ms joven que la jurisprudencia romana misma. sta
floreci ya en los siglos V y IV a.C., en los colegios de los pontfices y los augures,
abiertos slo a los patricios. Pero hacia el ao 300 a.C. se modific este hermetismo
aristocrtico de los juristas pontificales. Un plebiscito elev el nmero de los
pontfices de cinco a nueve, cuatro de los cuales haban de ser plebeyos, y el
nmero de los augures fue aumentado de tres a nueve (cinco plebeyos). Cneo
Flavio, hijo de un liberto y cliente (esto es, perteneciente al squito) del patricio
Apio Claudio Ceco, public aproximadamente en esta poca, y por vez primera, un
resumen de las frmulas jurdicas, sobre todo de las demandas y acusaciones, el
llamado Ius Flavianum; desde este momento, todo el que demandaba su derecho
en Roma no dependa ya exclusivamente de la consulta con los pontfices. Y el
mismo Apio Claudio, a quien Roma debe sus ms antiguos productos literarios,
escribi tambin, al parecer, el primer tratado jurdico: De usurpationibus (Sobre la
interrupcin de la posesin).
Desde este momento en adelante, la literatura jurdica romana aunque slo
elabor de forma completa el Derecho judicial, esto es, principalmente el Derecho
privado y el Derecho penal estuvo estrechamente vinculada con los destinos
1

histricos del Estado romano. Su poca clsica se extiende desde Quinto Mucio
Scvola (cnsul el 95 a.C.) hasta Modestino, en el segundo cuarto del siglo III d.C.; y
la poca del clasicismo jurdico, representada por los nombres de Publio Juvencio
Celso y Salvio Juliano, coincide con el florecimiento econmico y cultural del Imperio
bajo los emperadores Antoninos. El podero del clasicismo tardo se inicia con el
ltimo cuarto del siglo II d.C. Los dos primeros siglos antes y despus de la Era
cristiana son considerados aqu como poca del clasicismo temprano, mientras que
otros autores hacen llegar el preclasicismo hasta el fin de la Repblica.
El que la jurisprudencia clsica romana llegara a ser casi exclusivamente ciencia del
Derecho privado no es cosa que estuviera decidida desde un principio, si bien
super casi intacta el cambio de la forma de Estado de la Repblica a la Monarqua
(bajo Csar y Augusto), quiz precisamente por ello, pese al compromiso poltico de
sus representantes. Todava en el siglo II a.C. el Derecho pblico era cultivado
literariamente con todo cuidado y discutido prcticamente con calor, como fue el
caso, por ejemplo, ante las medidas de excepcin adoptadas por el Senado contra
Tiberio Graco. Con la revolucin progresiva y un gobierno de medidas de excepcin
cada vez ms frecuentes, la praxis poltica-estatal olvid en medida creciente las
normas del Derecho pblico. El ius publicum es cultivado por los escritores durante
un siglo ms, pero luego cesa tambin esto. Es la cara negativa de la circunstancia
de que la profesin de jurisconsulto se haba convertido cada vez ms en un medio
de ascensin en la escala social, de que sus representantes no podan ya arrojar a
la balanza un peso poltico propio y no eran capaces ya de dirigir ni controlar con su
auctoritas los torrentes polticos.

Literatura casustica
El ms caracterstico de la Jurisprudencia romana, y al mismo tiempo el ms
antiguo y de ms largo uso entre sus gneros literarios es al mismo tiempo el ms
sencillo de todos: se trata de los escritos titulados Responsa, una simple anotacin
de la tarea cotidiana fundamental del jurista romano, la contestacin. La autoridad
y la actividad del jurista romano no se apoyaron nunca en un cargo oficial ni
tampoco, realmente, en el origen o la posicin social, sino en la poca clsica,
tras la emancipacin con respecto a los cuerpos sacerdotales fundamentalmente
slo en los conocimientos profesionales, que se adquiran mediante la vinculacin a
un jurista de fama. En absoluto institucionalizada, pero no por ello menos eficaz, era
la forma como los juristas romanos dominaban la vida jurdica y legal aun sin estar
investidos de funcin pblica alguna: lo hacan, en efecto, en cuanto peritos en
tcnica y en prudencia jurdicas (iuris prudentia), que estaban a la libre disposicin
de todos, tanto del pblico que pretenda satisfaccin a sus derechos como del
consejero judicial carente de formacin jurdica previa. Funcionarios y jueces
(iudices) llamaban a los juristas para utilizarlos como consejeros, de los que se
rodeaba en Roma todo el que estuviese investido de una funcin pblica. Y el jurista
se mantuvo siempre abierto y accesible al pblico en la vida pblica, como por
ejemplo en el Foro; all, o bien en su casa, mantena autnticas horas de consulta,
2

en las que responda o contestaba a las preguntas que le hacan. Poseemos


numerosos protocolos de tales respuestas, que tienen ms o menos esta forma:
Alguien ha fletado por cuenta propia un barco para transportar tres mil metretas (cada
una de unos 40 litros) de aceite y ocho mil celemines de trigo (cada uno de unos 90
litros) por una tarifa previamente estipulada y desde la provincia de Cirenaica hasta
Aquileya. Mas ocurri que el barco, ya cargado con su flete, fue retenido nueve meses
en la Cirenaica y el flete lleg a su vencimiento. Se pregunta si el precio estipulado en
el contrato de flete del navo puede ser reclamado por el fletador. La respuesta que se
ha dado es: segn las circunstancias que se han expuesto, puede ser reclamado 1.

La respuesta misma del jurisconsulto se nos antoja extremadamente concisa. Los


juristas no requieren una comprobacin de los hechos que se les plantean ni
ofrecen tampoco una fundamentacin de su respuesta y de la decisin jurdica en
ella contenida.
El primer jurisconsulto de quien parecen haber sido publicadas respuestas dignas
de recordacin es Tiberio Coruncanio2, que fue elegido en el ao 253 a.C. pontifex
maximus, el primero de este cargo que no era de origen patricio. La mayora de los
jurisconsultos de la era republicana cuyos nombres nos son conocidos posean
asimismo consultas de juristas profusamente visitadas, y probablemente sus
dictmenes periciales emitidos casi siempre de forma oral eran tomados por
escrito por un amanuense y puestos a la disposicin de un crculo ms amplio. Todo
ello no era an, desde luego, literatura formalmente tal, y no intentaba tampoco
serlo. Quizs ni siquiera el autor mismo era consultado al difundirse tales
publicaciones. Marco Antistio Labeo (bajo el emperador Augusto) fue el primero de
quien sabemos con certeza que dio a la luz una coleccin verdaderamente tal de
respuestas jurdicas, los Libri responsorum, que permanecera en uso durante todo
el tiempo del Principado. De todos modos, las colecciones de respuestas no reflejan
tampoco ahora con exactitud la prctica real de sus autores. Para ms de uno, entre
ellos un Celso o un Juliano, resultaba este gnero evidentemente demasiado
angosto, con su seca forma de protocolo sin espacio para manifestaciones ms
amplias, y aprovechaban en otros escritos los frutos de su consulta jurdica que
haban sido hallados dignos de publicacin. Otro grupo de famosos jurisconsultos de
la poca imperial que no dieron a la luz pblica ninguna coleccin de respuestas,
parece que tuvieron sencillamente una consulta profesional de menor importancia y
menos visitada por clientes. Ello depende tambin, sin duda alguna, del hecho de
que los emperadores procuraron desde un primer principio poner coto al publice
respondere, esto es, a la libre actividad de impartir consejos y dictmenes jurdicos

1 Cervidio Scvola, Digesta VII = Digesta (de Justiniano) 19, 2, 61, 1.


2 Digesta, 1, 2, 2, 38: de quien entre tanto no poseemos (ya) ningn escrito, pero
haba muchas y memorables respuestas de l, con lo que probablemente se alude
a una coleccin.
3

con la posibilidad, nsita en ella, de adquirir nombrada pblica, y de que al cabo


terminaron por imponer su voluntad.
Por encima de todo lo precedente y lo posterior sobresale la coleccin de Papiniano
(hacia el 200 d.C.). El lenguaje de este autor, un magnifico estilista, es rebuscado
pero certero. Apartndose de una tradicin que sigui observndose tambin en el
futuro, Papiniano se atiene muy poco a la forma de los protocolos autnticos de
pregunta y respuesta. Un responsum tiene, en l, el aspecto siguiente 3:
Si (en una compraventa) es reclamada la propiedad (de la cosa comprada y por un
tercero) antes de que se haya pagado el precio, el comprador no podr ser obligado a
satisfacer dicho precio, ni siquiera en el caso de que hayan sido ofrecidos (por el
vendedor) garantes para el caso de una eventual redhibicin, siempre que el
comprador haya tomado posesin (de la cosa comprada) en desconocimiento (de la
pretensin de propiedad que amenaza por parte de un tercero). Porque una
prescripcin adquisitiva no puede consumarse si se le ha adelantado el proceso de
redhibicin, y no es lcito ofrecer garantas contra la redhibicin si ya en el umbral
mismo del contrato amenaza peligro a la propiedad (del comprador).

Los hechos expuestos estn despojados de cualquier elemento ocasional o azaroso,


y descritos adems, por lo comn, no sin evidente inters personal por el caso. Lo
ms notable de todo es sin embargo que Papiniano suministra en sus respuestas
una fundamentacin, aunque sea breve, en la que expone la valoracin del caso y
su enjuiciamiento normativo, o al menos los insina mediante la cita de un caso
paralelo o contrapuesto al tratado, sin contentarse con una simple subsuncin del
caso bajo las disposiciones de la ley, el edicto, etc., correspondientes, sino
mostrndose incluso muy poco preocupado por los tales.
La forma literaria ms libre de elucidar casos jurdicos fue la de los Epistularum libri,
introducida al parecer por Labeo y que permaneci en uso durante los dos primeros
siglos de nuestra era. Conocemos amplias colecciones de cartas de Prculo,
Javoleno, Neracio, Celso, Pomponio y Africano, pero ninguna de los clsicos tardos.
Muchas de estas cartas cientficas sirven nicamente a la instruccin y
adoctrinamiento tericos, razn por la cual suelen contener disquisiciones de
carcter fundamental y citar casos jurdicos semejantes o no, del mismo modo que
aparecen tambin anlisis y comentarios o informaciones sucintos; el todo es una
abigarrada mezcla que va desde la epstola didctica de amplios vuelos hasta el
responsum comn y corriente, impartido solamente por escrito. Y al lado de estas
epstolas pueden colocarse sobre todo si se piensa que tambin all falta un orden
temtico algunos escritos que se distinguen por sus ttulos preciosistas, tomados
de la literatura no jurdica y que aparecen slo una vez, todo lo ms dos: los Bene
dicta de Cascelio (poca de Csar y de Augusto), las Coniectanea de Alfeno Varo y
Ateyo Capitn, las Pithana de Labeo, las Membranae de Neracio y las Variae
lectiones de Pomponio.

3 Fragmenta Vaticana, 12 (de Responsa, 3, ttulo: Sobre la compraventa.).


4

Ms unitarios entre s y tambin en s mismos, porque pueden ser adscritos a una


actividad concreta de los juristas, son los escritos que llevan el titulo de
Quaestiones o Disputationes, surgidos de la elucidacin de casos con ocasin de la
respuesta en la consulta profesional, si bien el vocablo quaestiones no es sino una
traduccin del ttulo griego dsthemata. Este ttulo aparece por vez primera en el
siglo II d.C. y. halla en seguida una gran difusin: Celso, Africano, Cervidio Scvola,
Papiniano, Tertuliano y Paulo son los ms notables autores de quaestiones; Trifonio y
Ulpiano escribieron a su vez Disputationes. En stas haba ocasin de elucidar con
mayor pormenor casos jurdicos concretos y de analizar los problemas, dado el
caso, hasta sus menores detalles; Paulo (comienzos del siglo III d.C.) es
singularmente minucioso; otros, como Papiniano, son ms sucintos, pero de todos
modos mucho ms explcitos que en las respuestas.
El jurista de hoy conoce sobre todo, como literatura especializada, las colecciones
de sentencias de los tribunales superiores; en Roma no hubo apenas una cosa
semejante. Los miembros del jurado que resolvan un litigio con su sentencia y los
magistrados de los tribunales no contribuan, segn la concepcin romana de la
vida jurdico-legal, a la formacin del Derecho, y no eran considerados por lo tanto
como fuente de ste; sus decisiones (sententiae, decreta) carecan de peso. El
caso era otro nica y exclusivamente tratndose del emperador, sea cual fuere el
papel en calidad del cual diese a conocer su opinin. Decisiones en segunda
instancia, sin duda alguna, del emperador mismo, son el objeto de los Decreta
Frontiana de Aristo (bajo Trajano). Y tambin, con toda seguridad, de los Libri VI
imperialium sententiarum in cognitionibus prolatarum, de Paulo, que sin embargo
no se limitan a reproducir sin ms la sentencia cesrea con las razones aducidas
por el emperador para su justificacin, sino que informan sobre sesiones judiciales
en las que tom parte el mismo Paulo y ofrecen de paso interesantes perspectivas e
informaciones acerca del decurso de las deliberaciones, como hace por ejemplo el
texto siguiente4 :
Amilio Lariano haba comprado a Ovinio la finca Rutiliana, pagado una parte del precio
y convenido una clusula de nulidad estipulando que si dentro del plazo de dos meses
a contar desde la compra no se hubiese satisfecho la mitad del precio an no pagado,
la venta sera considerada nula, e igualmente, si dentro de otros dos meses no hubiese
satisfecho el resto del precio, la venta quedara igualmente anulada. Lariano falleci
dentro de los dos primeros meses y fue heredado por Rutiliana, todava menor de
edad, cuyos tutores incurrieron en mora del pago. Despus de que el vendedor hubo
reclamado ste varias veces de los tutores, vendi la propiedad, un ao despus, a
Claudio Telmaco. La menor de edad exigi ser restituida al anterior estado. Derrotada
tanto ante el pretor como ante el prefecto de la ciudad, apel al Csar. Yo sostuve el
criterio de que las instancias anteriores haban juzgado rectamente, porque haba sido
su padre, y no ella misma, quien haba concertado el contrato. El Csar sin embargo
(Septimio Severo) estim decisivo que el plazo de recada de la propiedad habase

4 Digesta, 4, 4, 38 pr. (del libro 1, ttulo: Sobre los menores de edad.).


5

cumplido dentro del tiempo legal de la tutela, y que esto haba tenido como efecto el
que no se diese satisfaccin a lo estipulado en el contrato. Yo expuse que, en todo
caso, la demandante poda ser restituida a la situacin anterior porque el vendedor,
por su reclamacin un da despus del convenido para la recada y nulidad del contrato
y por sus exigencias de pago del precio haba de ser considerado como si se hubiese
apartado l mismo de su clusula contractual. No debera tener influencia alguna el
hecho de que el plazo se haya cumplido solo despus, lo mismo que en el caso de un
acreedor que dispone de la prenda despus de que el plazo de pago ha vencido tras la
muerte del deudor. No obstante, como el Csar desaprob el convenio de recada,
sentenci que Rutilia haba de ser restituida en sus antiguos derechos. A ello le
impuls tambin el que los tutores, que no haban instado judicialmente dicha
restitucin, hubiesen sido condenados poco despus por deshonestidad en el ejercicio
de su cargo.

Otro gnero casustico de la literatura jurdica romana eran los escritos con el ttulo
de Digesta. Digerere significa aqu ordenar lo amontonado.
(Scaevola ait tutore a magistratibus) municipal(libus dato nullam) in eos esse
tute/(lae actionem nisi eam quae) ita demum / (pupillo datur si) excussis /
facultatibus tutorum satis ei fi/eri non potuerit, eamque / actionem causa
cognita in eos dandam / scribit, divumque Pium rescripsis/se et in heredes
eorum itidem / causa cognita, quamvis Iulianus in heredem magistratus / non
putaverit tribuendam actio/(nem), cum idem heredem iu/(dicis) qui litem suam
fe(cis)/set teneri existimaverit. sed / utrumque contra est. nam heres
magistratus / tenetur et iudicis non tene/(t)ur. et magistratus ??? non ut
tuto/res tenentur. denique in bo/nis eorum privilegium ces/sare procul du(b)io
est. / (se)d quaestionis fuisse ut sponso/res an potius ut fideiussores / deberent
teneri. / et Iulianus quidem ut fideiussores conve/niendos putasse, Marcel/lum
vero magis sponsorum / locum optinere apud Iulianum / notare. Marcelli
sententiam / ratione iu(v)ari negari non pos/se. sufficere enim si in locum /
eorum succedant, quos acci/pi neglexerunt vel quos mi/nus idoneos
acceperunt.
(Dice Scvola: si un tutor (inhibit) ha sido nombrado por magistrados
municipales, no se eleve contra stos accin de tutela, sino la que se concede
al pupilo en el caso de que no pudiera alcanzar satisfaccin pese al
aprovechamiento del patrimonio de los tutores; y escribe que esta accin slo
puede ser admitida contra ellos despus de un examen previo, y el divino Pio
ha decidido que tambin contra los herederos slo se admitir despus de un
examen previo, aunque Juliano opinaba que contra los herederos del
magistrado no poda otorgarse la accin, mientras que el mismo (Juliano)
estimaba que el heredero del juez que ha hecho de la litis asunto propio (que
ha conculcado su deber) es responsable jurdicamente. Sin embargo, ambos
casos son justamente lo contrario. Porque el heredero del magistrado es
responsable jurdicamente, el del juez no. Y los magistrados no son
responsables como los tutores. As pues, est fuera de duda que sobre su
6

patrimonio no existe privilegio alguno de concurso (por parte del pupilo). Sin
embargo, es cuestin dudosa si su responsabilidad es de garantes privados o
mercantiles. Y Juliano ha defendido, s, la opinin, de que han de ser
demandados como garantes mercantiles, pero Marcelo ha anotado
crticamente a Juliano que en realidad ostentan la calidad de garantes
privados. No podra negarse que la opinin de Marcelo est abonada por
buenas razones. Bastara, en efecto, que ocupasen el lugar de aquellos que
omitieron nombrar o de quienes nombraron como menos apropiados). [Ulpiano
mismo rechaz seguidamente, con mucha probabilidad, la opinin de Marcelo
y sigui las conclusiones de Juliano].
L(ucio) Octavio Cornelio P(ublii) f(ilio) Salvio Iuliano/Aemiliano, Xviro, quaestori
imp(eratoris) / Hadriani cui divos Hadrianus soli / salarium questurae duplicavit
/ propter insignem doctrinam, trib(uno) pl(ebis), / pr(aetori), praef(ecto)
aerar(ii) Saturni, item mil(itaris), co(n)s(uli), / pontif(ici), sodali Hadrianali,
sodali / Antoniniano, curatori aedium / sacrarum, legato imp(eratoris)
Antonini / Aug(usti) Pii Germaniae inferioris, lega/to imp(eratorum) Antonini
Aug(usti) et Veri Aug(usti) / Hispaniae citerioris, proco(n)s(uli) / provinciae
Africae, pratrono / d(ecreto) d(ecurionum) p(ecunia) p(ublica).
(A Lucio Octavio Cornelio, hijo de Publio Salvio Juliano Emiliano, decumviro
(esto es, miembro del Colegio de los Diez jueces presidentes de los tribunales
que entendan en cuestiones litigiosas hereditarias), cuestor del emperador
Adriano, el nico a quien el divino Adriano ha duplicado los emolumentos
percibidos por la cuestura debido a sus altsimos conocimientos, tribuno de la
plebe, pretor, administrador del erario pblico as como de la caja de
pensiones de los veteranos de guerra, cnsul, pontfice, miembro del
sacerdocio de Adriano, miembro del sacerdocio de Antonino Pio, director de la
oficina de construccin de templos, gobernador del emperador Antonino Pio en
la Baja Germania, gobernador de los emperadores Marco Aurelio y Vero para la
Espaa citerior, procnsul de la provincia de frica, patrono (de esta ciudad,
esto es, Pupput, cerca de Tnez, de donde es originario Juliano y donde estaba
erigida la estatua con la inscripcin) por decisin de los decuriones y con
medios pecuniarios pblicos.)
Inscripcin en el pedestal de una estatua (desaparecida) del jurista Salvio Juliano,
con enumeracin de sus cargos pblicos, encontrada en la antigua Pupput, junto a
Tnez. Museo de Tnez.
El ttulo dice, por lo tanto, que se trata de colecciones de todas o de las ms
importantes manifestaciones y opiniones de un jurisconsulto (o de un grupo de
jurisconsultos), ordenados segn materias en una sistemtica legal determinada,
mejor dicho: en la imperante en ese momento histrico.
Los escritos clsicos que llevan este ttulo representan sin excepcin la obra
principal del jurisconsulto correspondiente. La tendencia, en estas obras evidente, a
la concentracin de toda la tarea de un autor en una nica obra, estuvo muy
7

difundida slo en el siglo II d.C. No obstante, el primer ejemplo se remonta a mucho


antes. Al final de la Repblica, Aufidio Namusa elabora con los escritos de ocho
discpulos de Servio Sulpicio una voluminosa coleccin de ciento cuarenta libros en
la que se recogen sobre todo las opiniones jurdicas del maestro; y Alfeno Varo, otro
discpulo de Servio, publica otros 40 Libri digestorum, que contienen asimismo, en
lo fundamental, las ideas y conocimientos del maestro y son, por lo dems, el
escrito ms antiguo representado y con las citas y prrafos ms largos en el
Digesto de Justiniano, una obra que se distingue por su descripcin, singularmente
vvida, de los casos y sus soluciones especialmente libres. Dedicados asimismo a la
gloria pstuma del maestro estn los Digesta ab Aristone, editados y comentados
por Pomponio. El gnero entr, sin embargo, en su poca de difusin con los 39
Libri de Celso (editados tambin como obra pstuma?) y sobre todo con la obra de
su gran antagonista Juliano, cuyos 90 Libri digestorum alcanzaron una fama tan
grande como no le fue dado lograr a ningn otro escrito jurdico. Inmediatamente
despus de su aparicin, hacia el 150 d.C., estaban en todas las manos y eran
utilizados por doquiera. Pero tampoco ellos representan su gnero de manera pura.
Junto a la casustica jurdica contienen elucidaciones dogmticas sin conexin
directa con un caso concreto, as como sencillos comentarios del edicto pretoriano.

Comentarios
No mucho ms jvenes que la forma literaria de las colecciones de respuestas son
los comentarios jurdicos, un gnero que satisface ya ms ciertas exigencias
literarias y que al mismo tiempo corresponda de manera muy especial a las
necesidades profesionales de los juristas, por lo que gan inmediatamente entre
ellos carta de naturaleza. Dechado literario fueron evidentemente los comentarios
de poetas, oradores, filsofos y tambin de Hipcrates tan comunes en la vida
cientfica del helenismo. Una explicacin necesit sobre todo la legendaria Ley de
las Doce Tablas, procedente del ao 449 a.C. y que es una codificacin muy amplia
y jams repetida en Roma. Se dice que Sexto Elio Peto Cato (cnsul el 198 a.C.) fue
quien escribi los primeros comentarios sobre las Doce Tablas y public su texto,
junto con las frmulas de demanda y dems procesales (legis actiones), bajo el
ttulo de Tripartita: texto de la ley, comentario y frmulas procesales. Los
comentarios contenan primeramente explicaciones de vocablos cados en desuso y
de prrafos necesitados asimismo de aclaracin, tarea fundamental sta de todos
los comentarios filolgicos y tambin mdicos tanto griegos como latinos. La
interpretatio de Elio contena adems, de forma muy sensata, la jurisprudencia
emanada en relacin directa con la Ley de las Doce Tablas. Segn Pomponio, fue
esta obra, conocida popularmente tambin como Ius Aelianum, por as decirlo, la
cuna del Derecho5. A ella unise toda una larga serie de comentarios a las Doce
Tablas, entre ellos algunos de puros fillogos. Para la posteridad, fue Labeo quien
troquel definitivamente la forma del comentario jurdico, con el muy minucioso que
5 Liber singularis enchiridii = Digesta, 1, 2, 2, 38.
8

dedic a las Doce Tablas y los an ms amplios dedicados a los dos edictos
pretorianos. Servio Sulpicio Rufo, un contemporneo y amigo de Cicern, fue el
primero en tomar como base de sus comentarios esta nueva fuente de Derecho,
pero haba liquidado su empeo en tan solo dos breves libros. Labeo dedic al
mismo fin unos treinta aproximadamente.
El edicto pretoriano se convertira luego en el texto fundamental de la mano del
cual la forma del comentario jurdico se desarroll durante el decurso del Principado
hasta una cierta perfeccin, que en esencia es vlida hasta el da de hoy. Leyes
populares, con excepcin de las Doce Tablas y las decisiones del Senado, hallaron
slo espordicamente un comentador6. En el siglo II d.C., los comentarios de los
edictos fueron tomando un volumen cada vez mayor. Sexto Pedio redact 50 libros
y Pomponio incluso 150, verdaderas minas para el clsico tardo Paulo (78 libros Ad
edictum praetoris) y sobre todo para Ulpiano, que super en tres libros a Paulo y
cuyo comentario se incorpor de forma tan completa al Digesto que puede
reconocerse fcilmente su estructura. Con mayor rigidez que Paulo, que se explaya
una y otra vez en digresiones sobre materias extraas al Edicto, Ulpiano se atiene
estrechamente al texto bsico. Por lo comn, el texto correspondiente del Edicto es
citado literalmente y comentado luego, elemento por elemento, tras una
consideracin previa acerca del sentido y finalidad del edicto en particular. As por
ejemplo, Ulpiano comienza el ttulo dedicado al tema Que los barqueros, posaderos
y dueos de cuadras y corrales deben devolver lo que han recibido en custodia con
las siguientes consideraciones7.
El Pretor dice: Si los barqueros, los posaderos y los dueos de establos y cuadras no
devuelven lo que han recibido de alguien para que sea custodiado, pondr contra ellos
un tribunal. Este edicto es de grandsimo provecho, porque con frecuencia se depende
por entero de la formalidad de stos al confiarles cosas para su guarda y custodia. Y
no se diga que esta disposicin es demasiado dura para con ellos, porque est en su
libre voluntad admitir a alguien como husped o no. Y si no estuviese as ordenado,
ello sera un acicate para aliarse con los ladrones en contra de los huspedes, ya que
ni siquiera ahora dejan de lado tales dobleces. Mas hay que examinar quin responde
por todo. El Pretor dice barquero. Por tal ha de entenderse todo el que se dedica al
negocio de un barco, aunque son llamados barqueros todos los que se hallan en l
para servicios y manejo del mismo. Sin embargo, el Pretor se refiere aqu
exclusivamente al empresario o patrn del barco. Porque, como Pomponio dice, no
puede ser obligado legalmente por un remero o por un mozo de seales, sino tan solo
por s mismo o por el capitn del barco, aunque si se ha dicho a alguien que se confe
a uno de los que tripulan el barco, se ha de tomar sobre s la responsabilidad sin duda

6 Tan solo las complicadas leyes augusteas sobre el matrimonio fueron explicadas y
comentadas durante los siglos II y in un total de seis veces y ello dentro de un
mareo amplsimo.
7 Digesta, 4, 9, 1 pr. - 2, 6 y 8 (del libro 14).
9

alguna... El Pretor dice lo que han recibido de alguien, para su custodia. Y esto quiere
decir cualquier cosa o mercadera que hayan recibido. Mas recibe para su custodia
tan solo cuando las cosas han sido llevadas a bordo de la nave y entregadas en mano,
o tambin cuando no han sido entregadas directamente, sino tan solo por el hecho de
que hayan sido llevadas a la nave han de ser consideradas como aceptadas o
recibidas? Y yo opino que el barco toma sobre s la custodia de todo cuanto es llevado
al barco, y que tiene que ser responsable no solo de cuanto cometan las gentes de la
tripulacin, sino tambin de las acciones de los restantes pasajeros.

No slo fue comentado el edicto del magistrado judicial romano, sino tambin su
equivalente en la provincia, el edicto del gobernador, y ello por jurisconsultos que
vivan fuera de la capital del Imperio: por Gayo, que escribi treinta libros Ad
edictum provinciale, como por Calistrato (bajo Septimio Severo) y Furio Antiano
(siglo III tardo), que compusieron comentarios breves de 6 y de 5 libros
respectivamente.
Extraa a la literatura jurdica europeo-continental, es la tarea de comentar textos
de jurisconsultos. Los juristas romanos, por el contrario, explicaron y comentaron
con frecuencia los escritos de colegas famosos de pocas anteriores; en Roma, la
autoridad de los jurisconsultos era tambin Derecho. Aqu es preciso distinguir
varios tipos de comentarios, como en el modelo griego. La ciencia helenstica
conoca en efecto dos modos de comentar textos clsicos, como los de Homero o
Platn: el comentario minucioso (hypomnema), consistente en amplias
explicaciones que formaban un todo coherente, y los originariamente breves, luego
ms extensos scholia, que eran ms bien breves observaciones sobre este o aquel
punto concreto antes que una explicacin total del texto. Los comentarios romanos
a textos legales o a edictos son en su totalidad explicaciones minuciosas y
completas, hypomnemata. Por el contrario, en los comentarios a los escritos de
jurisconsultos predominan las anotaciones breves, notae, que poseen con
frecuencia una tendencia crtica, aunque otras suministran razones en pro del texto
legal fundamental o lo enriquecen de algn otro modo; raramente proclaman una
aprobacin lisa y llana. Segn nuestra tradicin, el primer comentario de este tipo
es obra de Servio Sulpicio, quien compuso las Reprehensa Scaevolae capita,
llamadas tambin Notae Mucii. En el siglo I d.C. anot Prculo las Posteriora de
Labeo y as continu la costumbre hasta los clsicos tardos Marcelo, Cervidio
Scvola, Ulpiano y sobre todo Paulo, quienes ejercitaron su lucidez crtica en obras
de vala clsica como los Digesta de Juliano y las Responsa de Papiniano, en parte
con indudable xito. Al igual que los escolios griegos y aqu lo delata ya el nombre
mismo, las anotaciones jurdicas romanas deben su origen sin duda a la leccin
pronunciada en la escuela: la enseanza terica se verific ya entonces,
evidentemente, de la mano de un escrito u obra de un jurisconsulto anterior, que
eran ledos y criticados analticamente. Era normal tratar tan slo una seleccin del
material jurdico all ofrecido, de lo que resultaba luego el epitome comentado:
Labeonis posteriorum (originariamente 40 o ms libros) a Iavoleno epitomatorum
libri X, Labeonis pithann a Paulo epitomatorum libri VIII, y los innumerables libri ex:
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de Iavoleno, Neraceno y Pomponio, como el Ex Plautio libri V, o VII, los Ex Minicio


libri VI de Juliano y otros muchos.
Comentarios muy detallados de escritos de jurisconsultos se encuentran slo en
Pomponio y los clsicos tardos. As, comentaron el delgado Ius civile de Masurio
Sabino en 35, 16 y como Ulpiano en ms de 60 libros. En estos Libri ad
Sabinum, el texto fundamental incorporado siempre a los comentarios jurdicos
no era ya el centro de gravedad, la autoridad clsica e intocable, merecedora del
creciente ahnco de los comentadores, como haba sido y seguira siendo siempre el
caso en la literatura griega de comentarios y en toda la no jurdica; aqu, ese texto
bsico serva simplemente de motivo para desplegar el propio ingenio de
jurisconsulto, de ocasin para la materia jurdico-privada asignada al corpus del ius
civile, esto es, basada principalmente en las antiguas leyes populares, junto con su
desarrollo posterior hasta el tiempo presente.

Manuales de enseanza
El autor de un comentario no precisa de grandes dotes literarias, y puede limitarse
a captar la norma jurdica con puntualidad y exactitud; no necesita preocuparse por
el problema de la relacin interna del ordenamiento jurdico en cuanto unidad
intelectual que transciende cada una de las disposiciones concretas e individuales.
Tambin para los primeros comentaristas jurdicos romanos parece haber resultado
extraa la idea de un ordenamiento jurdico general que abarcaba la totalidad de lo
escrito y comentado. Pero a mediados del siglo II a.C., y en la estela de una
receptividad general frente a las influencias griegas, comienza tambin la
jurisprudencia a adoptar actitudes ms libres. En el terreno literario esto se expresa
en el hecho de que a partir de ahora se redactan manuales didcticos
independientes, en los que la materia temtica est ordenada segn rasgos propios
y desvinculada del sistema legal. A los primeros intentos en esta direccin Marco
Porcio Catn, hijo del Censor, nos dej unos Commentarii iuris civilis, Marco Junio
Bruto los Libri III de iure civili, en forma de dilogo, sigui, una generacin ms
tarde, el gran logro: los Iuris civilis libri XVIII de Quinto Mucio Scvola. Esta obra,
una exposicin conjunta y exhaustiva del ius civile, fue la primera que orden la
materia segn gneros de problemas jurdicos. Algunos de los conceptos abstractos
ofrecidos en parte aqu, y en parte en un Liber singularis v (definiciones de
conceptos jurdicos), podemos utilizarlas an hoy en da; Quinto Mucio era
evidentemente partidario no siempre para provecho del problema objetivo de la
teora estoica del conocimiento. Todava en el siglo II d.C. comentado con
frecuencia, este escrito habra de conservar su actualidad hasta muy adentrada la
poca clsica tarda. Sin embargo, la mayor fama y difusin fue alcanzada por una
de las ms recientes y al mismo tiempo la ms breve y concisa obra sobre el ius
civile: nos referimos a los tres libros del gran maestro en Derecho y fundador de una
escuela jurdica Masurio Sabino (bajo el emperador Tiberio). Todos los escritos sobre
ius civile que anuncian una intencin unitaria a travs de su ttulo comn ofrecen la
materia temtica en una ordenacin sistemtica distinta; evidentemente, cada
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autor puso toda su ambicin en encontrar una sistemtica todava ms


convincente.
Tras el Ius civile de Gayo Casio Longino (mediados del siglo I d.C.) no encontramos
ya ms este ttulo, de lo que, sin embargo, no debe deducirse que los autores
abandonaron para siempre las exposiciones del conjunto. Lo que ocurre es que
stas llevan ahora otro ttulo distinto, a saber Regulae. Hallamos por primera vez
este ttulo en Neracio, y se repite ya hasta los aos del clasicismo tardo. El volumen
de las obras de tipo Regulae y la ordenacin de las materias que las mismas nos
ofrecen, el sistema, eran tan poco unitarios como en las obras publicadas bajo el
ttulo de Ius civile.
Todas estas obras eran desde luego manuales con elevadas pretensiones de calidad
cientfica, en los que la simplificacin de la materia y su exposicin ad usum
delphini se mantuvo siempre dentro de lmites discretos; los jurisconsultos romanos
no negaron tampoco aqu su proveniencia de la antigua casustica. El manual para
principiantes, carente de presupuestos, no fue desarrollado en la patria de origen
de la jurisprudencia romana, en Roma misma, sino en el suelo de las colonias
intelectuales. Hacia el 160 d.C., un tal Gayo formado profesionalmente, por
supuesto, en Roma ofreci probablemente en el lejano Beryt/Beirut (que era
todava un islote lingstico latino en el Oriente de habla helnica o brbara, y
desde Augusto colonia romana con privilegios especiales) cursos jurdicos
elementales, dedicados por tanto al instituere, como se llamaba desde siempre la
enseanza jurdica para principiantes. Y de aqu surgieron los famosos Institutionum
libri IV, la nica obra jurdica que ha llegado hasta nosotros casi completa
procedente de la poca clsica. Por ello tenemos aqu por primera vez la
estructuracin sistemtica hasta los ms pequeos detalles (1, 8-12; 2, 1-3 y 10):
El Derecho que aplicamos afecta bien a las personas, bien a las cosas, o trata de
demandas y de negocios jurdicos. Y como primer punto queremos tratar de las
personas. La suprema clasificacin del derecho de las personas es que todos los
hombres son o libres, o esclavos. De los hombres libres, a su vez, algunos son libres de
nacimiento, los otros manumitidos... De los libertos o manumitidos hay a su vez tres
clases. O bien se trata de ciudadanos romanos, o de ciudadanos latinos, o pertenecen
a los sojuzgados... En el libro primero hemos expuesto el derecho de las personas.
Ahora contemplaremos las cosas, que estn en nuestro patrimonio o bien aquellas que
se hallan fuera de nuestro patrimonio. La clasificacin superior de las cosas lleva por
ello a una subdivisin en dos grupos. Porque las unas son de Derecho divino, las otras
de Derecho humano. De Derecho divino son por ejemplo las cosas consagradas a los
dioses o consagradas por enterramiento... Las cosas que son de Derecho humano se
hallan bien en propiedad pblica, bien en privada, etc.

Realmente, y hasta donde nos es posible hoy un cotejo, las materias estn
ordenadas exactamente igual que en la exposicin de conjunto inmediatamente
precedente, los Regularum libri XV de Neraceno. Otra caracterstica de las
Institutiones de Gayo parece ser, no obstante, una novedad (o acaso lo parece tan
slo por el mal estado de conservacin de la literatura jurdica anterior?), y esta
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novedad sera la sistematizacin, minuciosa hasta los ltimos detalles, de la


materia temtica, tal y como corresponda al carcter de un manual elemental de
fcil comprensin. En otros campos de la ciencia, los griegos haban presentado ya
desde haca largo tiempo tales introducciones de carcter sistemtico, alcanzando
la mayor perfeccin en la Retrica. En Gayo, desde luego, quedan muchos puntos
sin acabar, y por ello no son exactas sus afirmaciones. Un par de puntos flacos
fueron compensados por el autor mismo en una segunda redaccin, corregida y
reelaborada minuciosamente, de la obra, aumentada ahora a un total de 7 libros y
titulada pomposamente Res cotidianae sive aures. Sin embargo, esta nueva obra no
pudo ya desplazar a las Institutiones, antes al contrario, stas se convirtieron muy
pronto en el libro de ciencia jurdica ms famoso y consultado de todo el Imperio.
Bien es verdad que su autor que escribi adems otras muchas obras jurdicas de
carcter tradicional apenas si obtuvo popularidad en Roma; pero en Beryt fund
evidentemente la nombrada de un epicentro de la jurisprudencia romana, el
primero de ellos y durante muchas centurias tambin el nico, que ms tarde
borrara incluso a la misma Roma. En Beryt ense y actu tambin,
verosmilmente, este o aquel jurisconsulto escritor de Instituciones, como
Calistrato (hacia el 200 d.C.) o Florentino (siglo III tardo). Pero este gnero
cientfico-literario acab por obtener carta de naturaleza en la misma Roma. Ya
antes de Gayo haba redactado all el gran Pomponio un intento parecido, aunque
mucho ms modesto: los Enchiridii libri II. Y despus de l nos son conocidos 2
libros de Institutiones de cada uno de los dos jurisconsultos imperiales (bajo Severo)
Paulo y Ulpiano y 16 de Marciano. Ulpiano escribi adems un segundo manual,
ms amplio, al que dio el ttulo de Pandectae, y este mismo ttulo ostent asimismo
el manual elemental, todava ms grueso, de su discpulo Modestino.

Exposiciones de temas individuales


Hoy da se espera el estudio y anlisis ms detallado de los problemas jurdicos en
las monografas especializadas. Tambin este gnero, el comentario y anlisis
minucioso de problemas especiales en el marco de escritos tambin especiales,
estaba ya prefigurado en la literatura jurdica romana, si bien slo en bosquejo; se
trataba ms bien, en efecto, de una casustica fuertemente condensada en torno a
un campo temtico concreto que de una cuidadosa elucidacin de todos los puntos
de vista posibles en torno a una cuestin concreta. De este modo se abarcaron por
lo comn terrenos muy amplios, razn por la cual es conveniente hablar de
exposiciones de temas concretos o individuales antes que de monografas.
Objetos predilectos fueron en un principio desde mediados del siglo II a.C. el
Derecho sagrado, y en especial el Derecho pontifical y augural, as como materias
propias del Derecho pblico o poltico-estatal. Temas especiales del Derecho privado
aparecen muy raras veces durante la Repblica: Manio Manilio y Ofilio escribieron
manuales para la redaccin de contratos y testamentos, y Servio Sulpicio explic y
coment la institucin jurdica de la dote. En la poca imperial, por el contrario,
desaparecen muy pronto el ius sacrum y el ius publicum. Durante un periodo
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relativamente largo se concentran los estudios sobre el Derecho privado, para


incluir de nuevo, bastante ms tarde y pieza por pieza, el Derecho pblico. Las
exposiciones concretas documentan cmo los juristas, a partir de comienzos del
siglo II d.C., van aumentando de nuevo el crculo de los temas por ellos tratados,
empezando primero por el campo del Derecho privado. Campano y Aburnio Valente
se especializan en el fideicomiso, un instituto jurdico de las disposiciones de ltima
voluntad sin formalismo jurdico externo, que haban sido declaradas ya legalmente
vlidas y vinculantes por el emperador Augusto. Ulpiano estudi luego los restantes
campos jurdicos sobre los que haba recado jurisprudencia por parte de los
tribunales especiales en la poca del Principado, tales como los alimentos y otros
muchos junto al fideicomiso, agrupando estos estudios en los 10 libros De omnibus
tribunalibus. En el terreno del Derecho penal pblico, esto es, del enjuiciamiento
procesal, ganaron para la jurisprudencia, de manera definitiva, el instituto jurdico
de los jueces jurados en las postrimeras del siglo II Meciano que tambin escribi
sobre el fideicomiso y Venuleyo que public adems comentarios concretos
sobre temas tradicionales de Derecho privado; la institucin de los jurados exista
ya desde tiempos de Sila, esto es, unos doscientos aos, y no haba interesado a
nadie como tema de estudio porque las decisiones y sentencias eran adoptadas
aqu por cuerpos colegiados de cierto nmero de miembros y no sobre la base de
una deliberacin jurdica profesional. Por ltimo, y en el terreno de la
administracin, Venuleyo trajo por vez primera ante las miradas de los juristas la
problemtica jurdica de la administracin media, sobre todo de la provincial con
sus cuatro libros De officio proconsulis, para hallar inmediatamente seguidores en
Calistrato (6 libros De cognitionibus), Paulo y sobre todo Ulpiano, cuyos 10 libros De
officio proconsulis, junto a los que cuenta un sinnmero de escritos ms reducidos
sobre temas de Derecho administrativo, fueron el libro jurdico ms ledo en la
Antigedad tarda junto a las Institutiones de Gayo. De la provincia lleg despus el
impulso para la incorporacin a estos anlisis de la problemtica jurdica de la
Hacienda pblica: Calistrato escribi De iure fisci et populi (4 libros), y la tarea fue
proseguida inmediatamente por Paulo, Ulpiano y Marciano. Y al fin se incluy hasta
el Derecho castrense.
Todos estos estudios de primera o de segunda mano dedicados en la Antigedad
clsica tarda a terrenos completamente nuevos son, lgicamente, una literatura
harto ruda; trtase de coleccionar, revisar y ordenar todos los ejercicios jurdicos
existentes, del manejo prctico de los campos de actividad estatal
correspondientes, en especial cuando el emperador haba impartido instrucciones
concretas o incluso haba dado ocasionalmente lneas directrices. Fuente de
Derecho preeminente no es ya aqu la autoridad de los jurisconsultos. Algunos de
estos escritos se antojan una simple sucesin de los decretos y laudos imperiales
relativos a un determinado crculo de problemas. Y ni siquiera todos los autores
colman al menos las numerossimas lagunas que se abren en la regulacin jurdica
entre las decisiones o sentencias imperiales ni se elevan desde las constituciones
hasta mximas de carcter general, por no hablar siquiera del despliegue de
detalles y sutilezas. Y no es que los clsicos tardos hubiesen repudiado los matices
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y finezas hasta donde haban llevado a la Jurisprudencia los grandes maestros de la


poca clsica. Papiniano contina esta lnea con toda dignidad, y Paulo y Ulpiano,
en sus escritos de carcter tradicional, no quedan por debajo del nivel cientfico
alcanzado anteriormente. Precisamente Paulo, en numerosas monografas breves
sobre cuestiones de Derecho privado y procesal o de carcter jurdico-terico, lleva
la sutilizacin en los terrenos jurdicos familiares a una nueva cumbre. En conjunto,
sin embargo, la literatura de los clsicos tardos se torna mucho ms aburrida y
seca en comparacin con la de la poca precedente, como lo muestra, por ejemplo,
el hecho de que ahora se citen mucho ms frecuentemente que antes los juristas
antiguos, costumbre en la que destacan singularmente Pomponio y Ulpiano. Sin
embargo, este ltimo no debe ser juzgado slo por sus escritos de carcter
tradicional. Su mrito mayor son por el contrario los tratados concretos, muy
detallados y dedicados a nuevos e inditos campos de la ciencia jurdica, con lo que
la praxis del ms humano de todos los dirigentes polticos de la historia de Roma, el
emperador adoptivo, fue elevado a la condicin de dechado a seguir
obligatoriamente; reconocido en principio aun cuando la jurisprudencia imperial
perdi poco tiempo despus la honestidad jurdica y tica. Debido en primer lugar a
esta expansin de su campo temtico, la jurisprudencia romana, de ser un
fenmeno puramente limitado a la urbe y dotado de un carcter levemente
esotrico, haba pasado a ser definitivamente una jurisprudencia de todo el imperio,
lo que se pone de manifiesto tambin en el hecho de que sus principales
representantes, a partir del final del siglo II, ya no siguen la carrera senatorial, esto
es, las funciones ms vinculadas a Roma que al Imperio, como haba sido an
natural y obvio para un Celso o un Juliano. La carrera oficial de un Meciano, y poco
despus de todos los jurisconsultos importantes de un Cervidio Scvola, un
Papiniano, un Paulo, un Ulpiano o un Modestino, fue estrictamente la de miembros
de la clase de los caballeros, esto es, todos ellos pertenecan a una clase o
estamento cuyos funcionarios estaban muy estrechamente vinculados al emperador
y a la administracin del Imperio. Esta cercana con respecto al emperador
encerraba tambin, por supuesto, sus peligros. En las postrimeras del siglo III,
cuando el emperador y el Imperio Romano cayeron en una gravsima crisis, los
emperadores estaban afanados en la tarea de la pura y simple supervivencia o,
todo lo ms, con la defensa desesperada del Imperio, y acabaron por alejarse
definitivamente de Roma, la literatura jurdica cesa de golpe, incluso
geogrficamente, para reaparecer medio siglo despus, una vez superada la crisis,
como un msero reflejo de la gloria pasada.

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