Giovanni Bello - Contracultura, Marxismo, Indianismo
Giovanni Bello - Contracultura, Marxismo, Indianismo
Giovanni Bello - Contracultura, Marxismo, Indianismo
coleccin bajo el
Portada: G. B., hecha a partir de diseo del ilustre R. Shaw, importantsimo y poco conocido diseador de Discos Mndez, 1968
CONTRACULTURA
MARXISMO
INDIANISMO
A N, por el extraamiento
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anlisis de la realidad deba considerrsela en serio. Nos parece interesante por ejemplo una cancin pop de principios
de los setenta (poca en la que no se le dio importancia porque desentonaba con el optimismo marxista que todava
imperaba esos aos) que retrata esa vuelta a una especie de
rebelda sin causa. Una rebelda que no sala todava del marco de la familia y el hogar burgueses. El tema es de Jonathan
Richman y se llama Road Runner (8). En l, un joven se siente
alegre por andar solo al volante del automvil de sus padres.
Conduce frente a una cadena de tiendas mientras escucha la
radio. Su felicidad radica en el optimismo de escuchar la
radio, de estar en su auto mientras afuera hace frio y en la
potica de la modernidad que ve ante sus ojos. Ve anuncios
de nen y le gustan y le gusta la modernidad de la autopista
por donde conduce y hasta la luna le parece moderna. Es
ms, el grupo de Richman se llama The Modern Lovers. En
aquella cancin es evidente que el entusiasmo del 68 estaba
dando paso a una nueva rebelda sin causa como la de los
aos cincuenta pero que se perciba moderna frente a lo
anticuado del marxismo radicalizado de la gente del 68 y de
principios de los setenta. Esta cancin tambin es interesante, entre otras cosas, porque fue un antecedente muy fuerte
para el punk rock.
Ya en los aos ochenta los jvenes terminaron de convencerse de ese modernismo. El rock dej su lado ms elctrico para abocarse a las programaciones sintticas y el personaje que encarnaba Michael J. Fox en la serie televisiva
Lazos familiares era un partidario de Reagan y un crtico de la
generacin de sus padres que eran hippies. Ese personaje se
volvi una figura emblemtica de la cultura juvenil norteamericana de los aos ochenta (9). Como vemos, si algo dej
claro la generacin del 68 es que la cultura popular era algo
serio y que para entender los eventos que iran a suceder de
ah en adelante no se podra dejar de pensar en ella. Maffi lo
seala claramente: la msica, fenmeno que, nacido como
componente inicial de una subcultura, se ha desarrollado
hasta convertirse en columna vertebral, ncleo vital, sistema
nervioso y mdula espinal. Y fue justamente en el anlisis
de la cultura popular donde se debati ms fuertemente con
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cerebro a elementos de la cultura de masas y la cultura juvenil de la poca, que como veremos, estn en consonancia
con otras expresiones culturales de ese periodo, particularmente la literatura, la msica y el cine andinos.
Entonces nuestro anlisis partir de la lectura de algunos de los 33 dibujos producidos por Wankar como parte
de el comienzo de un estudio juvenil vasto de los
hechos ms importantes de la historia del pueblo andino, pero no del estudio ya acostumbrado, individualista, productor de secos y arrogantes desindianizados. Sino
de un aprender comunal y entusiasta, nacido para mejorar
la vida del pueblo originario andino. Reconstruyendo nuestro
cerebro se divide en cuatro partes: 1. La pachamama, 2. Los
runas, 3. Situacin presente y 4. Remedio. La pachamama, que tiene dos dibujos, muestra la posicin geogrfica y astronmica de la tierra; Los runas, con seis dibujos, retrata el proceso de coloniaje e independencia;
Situacin presente, con 19 dibujos, muestra la situacin
contempornea del indio, particularmente en la ciudad, y
Remedio, con seis dibujos, retrata un proyecto poltico
indianista y tecnolgico para el futuro. Para este anlisis
nos concentraremos principalmente en algunos dibujos
de Situacin presente y de Remedio.
Portada de Situacin presente, pg. 17
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ve desde arriba, Wankar por ejemplo, desde el Alto o desde el mismo cerco.
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muestra muchos de los motivos ms gustados por la vanguardia literaria de principios del siglo XX, el mencionado rascacielos, la imagen de un automvil, fuegos artificiales y una mujer con un peinado moderno y sofisticado,
el contenido mismo del poemario, tal como lo describi
Luis Tapia (31), muestra un inters muy acendrado por la
experiencia urbana moderna, sobre la que la autora no
tiene reparos, aunque no por eso deja de ser crtica, pues
su inters tambin es ironizar sobre esa experiencia. En
ese sentido este disfrute de la experiencia urbana no contempla en detalle las problemticas tnicas, polticas o
culturales que plantea la expansin y transformacin de la
ciudad y pareciera que hay un afn de la autora de experimentar tambin un afuera de lo local (por ejemplo cuando habla de los halls de los hoteles y la experiencia cosmopolita). Pero a travs de los textos periodsticos de
Mundy es posible identificar una crtica consciente y concisa contra el marxismo y el ultra izquierdismo (hay que
recordar que el marxismo no tenia, en aquella poca todava una tradicin muy arraigada) y tambin contra el
nacionalismo, lo que hace, creemos, que la autora no toque con demasiado nfasis ni el asunto de clases ni el del
indio, pues esos eran temas que el marxismo y el nacionalismo haban monopolizado demaggicamente.
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negndolo (incluso le piden a la india que lleve un traductor), son sus nombres.
Como bien dice Verushka Alvizuri, el asunto del nombre entre los migrantes indios en la ciudad es muy importante pues refleja la adquisicin o prdida de identidades.
El fenmeno de adquisicin de nombres modernos y
castellanizados o en este caso como en otros, anglicados
- como dice la autora, proviene de mediados del siglo
XX, particularmente despus de la Revolucin del 52. Se
trata de un fenmeno por el que principalmente los apellidos indios, pero, como en este caso, tambin los nombres indios, son cambiados con el fin de que al sujeto
desracializado le sea ms fcil insertarse a una sociedad
urbana y moderna racista. Este cambio, puede darse, como tambin seala Alvizuri, como una experiencia
traumtica y cita el caso de Luciano Tapia a quien obligaron a cambiarse el nombre original, Luisiku Qhispi,
despus del servicio militar-, como una experiencia positiva el caso de los sujetos desracializados en general- pero
tambin como una experiencia reivindicatoria cuando el
sujeto se racializa y se cambia el nombre castellano por
un nombre indio, tal el caso del mismo Ramiro Reinaga
que firma hasta ahora con el nombre de Wankar. Los
apellidos indios, como se ve, son pues problematizantes
porque designan identidades que en la experiencia principalmente urbana son puestas en tela de juicio y en muchos casos son negadas. A ese respecto Alvizuri cita textualmente un listado que hizo Manuel de Lucca de apellidos indios y su significado, y que, como comenta la autora, ha sido usado como herramienta de reivindicacin y
de retorno al uso de los antiguos apellidos indios (35). En
el libro de Xavier Alb, Tomas Greaves y Godofredo
Sandoval sobre lo aymara en Chuquiago, publicado en
1983, La cara aymara de La Paz (Tomo III), que tiene la caracterstica el indianismo lo considerara un defecto- de
analizar el asunto cultural desde el enfoque de clases y
desde el marxismo de la dcada de los setenta, hay un
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Los dos anteriores casos nos muestran lugares comunes en cuanto a los fenmenos que denotan complejidades sobre la identidad aymara en la ciudad. Alvizuri, al
igual que La cara aymara de La Paz, como ya mencionamos, se refiere tambin a la vestimenta como otro mbito
en el que las complejidades de identidad pueden ser identificadas. Ms all de esto, La cara aymara de La Paz es
tambin un reflejo muy ntido y especifico de las posturas
tomadas por la academia (especialmente desde la sociologa y la antropologa) y la postura de izquierda en torno
a la identidad aymara urbana. Es ms, podramos decir,
junto con el mismo Alb, al referirse a su libro, que pese
a las peculiaridades especficas y a la indudable importancia de la realidad cultural de los aymaras en la ciudad, no
se ha hecho [haba hecho] ningn estudio completo y
detallado de la misma hasta el da de hoy. De por si ese
ya es un logro importante, pero como dejamos sentado
ms arriba, ese acercamiento no puede llevarse a buen
trmino, segn creemos nosotros, porque la correccin
acadmica y poltica de estos investigadores no les permiti usar conceptualmente a lo cholo como una categor-
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mucho tiempo en enunciarse. Por otro lado el indianismo, a diferencia del marxismo de los aos setenta, no
tuvo miedo de nombrar lo cholo Alb por ejemplo asume que una caracterizacin de lo cholo estaba emparentada con el racismo arguediano-. Pero el indianismo nombra lo cholo de forma despectiva, porque como el mismo
Albo seala [el residente] tampoco acepta identificarse a
si mismo como cholo, por las mismas connotaciones
discriminantes del trmino. Aunque a primera vista
cholo podra describir su origen
jaqui mas el
refinamiento adquirido en la ciudad, el trmino implica
tambin una mirada despectiva no solo por parte de los
grupos urbanos de ms arriba, sino incluso por parte de
los dems jaqui que desprecian tambin al cholo y lo ven
como qara abusador (39). As, el concepto del indianismo de indio desracializado sea tal vez el ms til para
identificar cronolgicamente el fenmeno de lo cholo
hasta antes de este otro enunciamiento acadmico dado
recin esta ltima dcada.
En el dibujo Desindianizacin se ve por lo tanto con
mucha claridad esta idea de lo cholo, considerada despectivamente por el indianismo. Como dice Alb, la batuta
la llevaron durante siglos los aymara de origen urbano.
Ellos han dictado y siguen dictando las normas prevalente a las que debern adaptarse los recin llegados. El
dibujo, en efecto, muestra una oficina pblica donde los
cholos siguen poniendo las normas adems esos cholos
tienen una identificacin fsica y de apariencia inconfundibles: maquillaje excesivo, el cigarrillo de Jaqueline, el
cabello engominado de Johny, etc.-, lo que mostrara un
interesante dialogo entre el texto de Alb y las propuestas
de Wankar. Es ms, Albo usa en alguna parte el concepto
de desaymarizado para referirse a lo cholo, en alusin
plena a las categoras indianistas y kataristas. Pero algo
que es resaltable es que este espacio de lo cholo-indio en
Wankar ocurre en la misma ciudad, es decir, en la ciudad
coexistiran los indios desracializados (los cholos) y los
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indios racializados, por lo que la figura del indio totalmente racializado digamos, el indio puro y sin mculaya no es solamente campesina y rural, sino que tambin
puede ser urbana. En la ltima cita de Alb hay algunos
indicios que muestran que este indio desracializado, el
cholo, en realidad corresponde a una casta muy antigua
de aymaras que viven en la ciudad desde la poca colonial. Sabemos que despus de la primera mitad del siglo
XX hubo un proceso creciente de migracin del campo a
la ciudad, por lo que el indio al que va dirigido no solo
Reconstruyendo nuestro cerebro sino, en general, las propuestas
polticas del indianismo y del katarismo, sera el nuevo
migrante, aquel que todava puede salvarse. Pero justamente estos procesos modernos de migracin van de la
mano con nuevos procesos culturales cada vez mas influenciados por la cultura global y por la cultura popular
masiva. Alb en algn momento deja entrever la influencia de esa, como l la llama, cultura global, pero como
la mayora de los tericos de izquierda, influidos por
Gramsci y particularmente por los tericos de la Escuela
de Frncfort, de antes de la dcada de los ochenta
(dcada marcada por la cada del bloque sovitico), a
Alb -como tambin a Sanjins, por ejemplo- le resulta
difcil separar la idea de una cultura de masas de la idea
fija del imperialismo, y le parece imposible pensar otra
cosa distinta a que la burguesa es la que para tener a las
masas subsumidas usa de su hegemona cultural para
enceguecerlas con una cultura importada y de mal
gusto (lo cholo en este caso).
Por otro lado, como veremos un poco ms adelante, a
Wankar como a otros indianistas y kataristas, la cultura
masiva no les representa necesariamente un factor alienante, pero si es problemtica con respecto a la
desracializacin. Pero volviendo al tema de los nombres, aparte de las dos listas citadas la de La cara aymara y
la de De Lucca citada por Alvizuri- la mencin del cambio de nombre est presente en dos de las pelculas ms
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Este ltimo apartado tomar en cuenta dos de los dibujos de Wankar que estn relacionados entre si y que
tambin tienen relacin con muchos temas ya abordados
en este artculo. El primero de ellos, Agresin cultural
muestra elocuentemente, en una alegora muy simple,
muchas de las ideas que la cultura blanca y chola, enmarcadas en la cultura moderna y la cultura de masas, insertan en las cabezas de los indios y que hace que se
desracialicen. Esta alegora simple es sumamente interesante, porque como dice el ttulo del mismo folleto que
estamos analizando, Reconstruyendo nuestro cerebro, se trata
de la denuncia contra un control ya no fsico ni violento,
sino un control mental, cerebral del sujeto
desracializado. Es decir, existe la idea de que el control
de ese sujeto ya no se da en las relaciones de poder coloniales ni en las relaciones econmicas solamente idea
que el marxismo ortodoxo jams desech-, sino en relaciones simblicas. Este tpico es, evidentemente, un tpico que proviene de la teora y de la filosofa contemporneas y, una vez ms, se acerca mucho al marxismo heterodoxo de algunos filsofos y tericos de izquierda, quienes consideraban que la burguesa y el sistema capitalista
y su uso de la cultura masiva, en una situacin como la
actual, que elimin las contradicciones de clase evidentes
entre la burguesa y el proletariado, solo poda mantenerse controlando la produccin cultural que aseguraba la
pervivencia del sistema capitalista a travs de la fcil y
pacfica insercin de esa cultura en los hbitos culturales
y en las mentes de las masas (44). En realidad la alegora
podra funcionar como una lluvia de ideas en la que
Wankar designa sin mucha linealidad varios temas y elementos de esa cultura de masas, moderna y blanca-chola
que se introducen en los cerebros de los aymaras a travs
de unos embudos. Ya, de por s, la cualidad no lineal de
esta lluvia de ideas le otorga a Wankar la posibilidad de
jugar con el espacio del dibujo permitindonos ver ms
claramente el sentido sincrnico de la relacin entre esas
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ideas. Pero tambin la imagen de los rostros de los aymaras a quienes se introduce esas ideas a travs de embudos
es interesante pues se trata de prototipos del rostro aymara moderno. Es decir, se identifican claramente los rasgos
raciales aymaras (pmulos salidos, ojos rasgados, nariz
aguilea, etc.) pero el hecho de que sea a ellos a quienes
se inserta esas ideas nos seala que todava no son indios
del todo desracializados. En efecto, por sus peinados y
por la austeridad de los adornos de la mujer (que lleva
pequeos aretes en las orejas) nos da la sensacin de que,
a diferencia de Johny y Jaqueline, se trata, no de indios
totalmente desracializados, de cholos, sino ms bien de
indios en transicin entre la racializacin y la desracializacin, indios urbanos en estado neutro. Esto ltimo nos
llevara a postular, aunque tal vez sea un poco apresurado, que se trata de una especie de imagen de un
indianismo realista, como smil de la iconografa del
realismo socialista sovitico que mostraba imgenes
neutras y a obreros prototpicos.
Pero ms all de la anterior afirmacin, analizaremos
ahora las ideas que la cultura europea colonizante inserta en la cabeza de estos indios urbanos en transicin. Para
empezar, tal vez podramos dividir en tres grupos las ideas esbozadas desordenadamente por Wankar: al primer
grupo lo llamaremos del dinero y contiene las ideas de
viveza, o sea deshonestidad; ambicin ilimitada de ganancias ilimitadas; dinero vuelto para medir a las personas. Al segundo grupo le llamaremos problemas colonizantes y contiene egosmo; copia servil al gringo; vergenza por ser lo que se es; fanatismo por religiones;
ideologas; deportes; modas; travoltismo; alcoholismo;
tabaco; mimo que destruye a los hijos. Y el tercero,
relaciones de gnero, que contiene celos; adulterio;
machismo; belleza plstica comprada; coquetera; prostitucin. Ahora bien, como se ve hay lineamientos que
guan a cada grupo y obviamente puede haber intersecciones entre los grupos de ideas. En cuanto al primer gru-
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ra letrada el rock no pas de ser una moda que no contaba con ningn prestigio cultural.
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NOTAS
1. ANDERSON, Perry. Consideraciones sobre el marxismo occidental.
Madrid: Siglo XXI, 1991. Pp. 89-93.
2. Citado en LANDER, Edgardo. Marxismo, eurocentrismo y
colonialismo. En: BORN, Atilio, Et. al. (Comp.). La teora
marxista hoy. Problemas y perspectivas. Bs.As.: Clacso, 2006.
3. MAFFI, Mario. La cultura underground (2 volmenes). Barcelona: Anagrama, 1975; SCHMITT, Uwe. Una nacin por tres
das. Sonido y delirio en Woodstock. En: SCHULTZ, Uwe.
La fiesta. De las saturnales a Woodstock. Madrid: Alianza, 1994;
HEATH, Joseph y POTTER, Andrew. Rebelarse vende. El negocio
de la Contracultura. Bogot: Taurus, 2005.
4. Para ver las posibles relaciones entre los intelectuales marxistas europeos del 68 y en particular el Situacionismo con el pop,
cf. REYNOLDS, Simon. Situacionismo y pop. El sueo imposible, En: REYNOLDS, Simon. Despus del rock. Psicodelia,
postpunk, electrnica y otras revoluciones inconclusas. Bs.As.: Caja Negra, 2010 y DIEDERICHSEN, Diedrich. Persecucin y autopersecucin. El grupo SPUR y sus textos: la neovanguardia en
la provincia posfacista. En: DIEDERICHSEN, Diedrich.
Psicodelia y ready-made. Bs.As.: Adriana Hidalgo, 2010.
5. El temprano marxista boliviano Tristan Marof, como veremos ms adelante, estuvo fuertemente relacionado con todas
esas corrientes de pensamiento. Para ver la relacin entre el
joven Marof y su relacin con estas corrientes de pensamiento
libertario de principios de siglo cf. RODRIGUEZ, Nivardo.
Un anarquismo singular. Gustavo Navarro Cesareo Capriles (19181924). Sucre: ABNB, 2014
6. La actitud machista del personaje que representa al novio
radical de Jenny es tpica del periodo de radicalizacin izquierdista de la contracultura. En un pasaje del libro de Legs Mcneil
y Gillian McCain, Please kill me. The uncensored history of Punk uno
de los miembros de los MC5, la banda oficial de la White Panthers Party de orientacin marxista, cuenta cmo mas all de su
prdica revolucionaria y contracultural los miembros del partido encerraban a sus novias en sus casas para que cocinen y
tejan para ellos.
7. Algo que no es muy conocido, justamente porque se cree
que el hippismo era totalmente opuesto a la cultura tecnolgica
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moderna, es que desde principios de las transmisiones televisivas de los aos sesenta, los militantes y activistas de la contracultura intentaron utilizarla a su favor para difundir su programa mientras experimentaban formalmente con las posibilidades
de esa tecnologa. El grupo del terico de la underground TV
John Hoppy Hopkins, TVX, por ejemplo, que estaba ligado
al London New Arts Laboratory, estaba investigando las posibilidades del uso de la las emisiones televisivas en prcticas de
liberacin psquica y como medio de comunicacin alternativo. MAFFI, Mario. Op. Cit., pg.199
8. Greil Marcus, en su historia de la contracultura, Lipstick traces, ya se refiere a esta cancin llamando la atencin sobre su
establecimiento del mito originario del roquero y particularmente del roquero punk. A partir de, segn creemos, esta observacin, el tema cobr mayor importancia y en el didctico
libro Contracultura para principiantes escrito por Juan Carlos Kreimer e ilustrado por Frank Vega, hay un apartado en el que el
autor habla de cierta sensibilidad llamada Noo Yawk para
referirse especialmente al romanticismo chabacano de The
Modern Lovers y los New York Dolls. Nosotros, en torno a
esta cancin, hicimos un captulo de nuestro programa radial
Conversando que se emite por la radioemisora Wayna Tambo y
puede escucharse en la direccin de internet https://
soundcloud.com/giovanni-bello-g/conversando-road-runnerthe.
9. Hablando de ese personaje encarnado por Michael J. Fox, tal
vez recuerden que el personaje que Fox interpreta en la pelcula
Volver al futuro es algo conservador pero tambin es un fantico
acabado de Chuck Berry y el rock and roll de los cincuenta.
Otra pelcula que retrata esta juventud moderna es El Graduado
que aunque es todava de fines de los sesenta (de hecho su
soundtrack es uno de los hitos musicales del hippismo), muestra
la contradiccin en que se vean envueltos los hijos jvenes de
la burguesa entre la contracultura y la cultura de sus padres. El
proto hroe Benjamn, interpretado por Dustin Hoffman, es
una versin confundida por la contracultura de los sesenta de
ese otro proto hroe cono del rebelde sin causa de la contracultura de los aos cincuenta Holden Caulfield, protagonista de
la novela El guardin entre el centeno de J. D Salinger.
Tampoco podemos olvidar que ya a fines de los ochenta surgi
en Norteamrica la corriente del hard core punk de fuerte con-
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tenido poltico y que tuvo como principal enemigo al imaginario surgido alrededor de Ronald Reagan, cuya imagen y nombre
no faltaron ni en sus fanzines ni en sus canciones (por ejemplo
Fucked Up Ronnie de D.O.A.). Es por eso que al mencionar
al nihilismo punk nos referimos principalmente a la generacin
de los Sex Pistols.
10. El caso del Che Guevara es un caso interesante porque si
bien la contracultura lo adopt rpidamente entre sus iconos
mas fuertes -en algn documental vi que junto a el Che los
jvenes de los sesenta norteamericanos mencionaban como sus
dolos a Bob Dylan y al personaje de comic Linterna Verde- no
ocurri un proceso similar con el marxismo latinoamericano,
que como decimos, nunca pudo aceptar a la contracultura como un propuesta seria.
11. ALMARAZ, Sergio. Buscando el de profundis de una generacin. En: ALMARAZ, Sergio. Para abrir el dialogo. Cochabamba: Amigos del Libro, 1979. Ya en otro artculo nos hemos
referido a este texto de Almaraz. Aunque las propuestas de
Almaraz en torno a la cultura nacional nos parecen, tal como
dejamos sentado en ese artculo, muy loables, debemos sealar
que en el intelectual cochabambino tambin pesaban muchos
de los grandes prejuicios de la izquierda nacional en torno a la
contracultura.
12. Para que se vean las relaciones intrincadas entre la contracultura y la militancia de izquierda cabe recordar que el grupo
Manal compuso una cancin sobre el sacerdote de izquierda
Luis Espinal.
13. Hay evidentes excepciones, especialmente en la literatura: la
generacin politizada de Perlongher en Argentina en los setenta, por ejemplo, o los nadastas en Colombia a fines de los cincuenta o algunos personajes involucrados con la izquierda y
cercanos a lo que podra llamarse la generacin contracultural
boliviana de los aos setenta, particularmente el grupo literario
Luz Acida como el poeta y militante de izquierda lvaro
Diez Astete (comunicacin personal con A. Diez, 2013).
14. Entre las varias menciones que hace de las vanguardias europeas cf. MARITEGUI, Jos Carlos. El expresionismo y el
dadasmo. En: MARITEGUI, Jos Carlos. El artista y la poca. Lima: Biblioteca Amauta, 1977.
15. No se crea que por esto estamos haciendo una apologa del
neoliberalismo. Lo que decimos es que solo a partir de una
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NDICE
Marxismo crtico y contracultura...Pg. 6
Reconstruyamos nuestro cerebro de Ramiro Reinaga (Wankar)
y la interdiccin entre el indianismo y la cultura de masas...Pg. 19
Notas......Pg. 58
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La coleccin bajo el influjo tiene como innoble
B e llo
propsito el acercar de
alguna manera las estticas del rock a la literatura
y las ciencias sociales teniendo en cuenta el empobrecimiento que siempre significa forzar cualquier tipo de parcelamiento del conocimiento.
Y porque de la divisin de
la nica cara de la cinta
de Moebius slo se obtienen dos fragmentos intiles, es que no reconocemos, no queremos reconocer, ninguna filiacin
estricta entre esta coleccin con la literatura, ni
con las ciencias sociales,
ni aun, con las estticas
del rock como tal. Son los
textos escogidos, por lo
tanto, artificiosos e irresponsables, como toda literatura, y he ah tambin
su gusto.
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