Un Modelo para El Estudio Del Cuento
Un Modelo para El Estudio Del Cuento
Un Modelo para El Estudio Del Cuento
del cuento
Lauro Zavala
laberinto
PATRICIA HENRQUEZ
Tal vez aqu habra que sealar que una gran parte del cuento
mexicano de la primera mitad del siglo xx tiene naturaleza
clsica. A partir de la publicacin de Confabulario (1952) de
Juan Jos Arreola, El llano en llamas (1953) de Juan Rulfo, Los
das enmascarados (1954) de Carlos Fuentes y guila o sol?
(1955) de Octavio Paz se inicia una tradicin propiamente
moderna en el cuento mexicano. A estos textos se les empez
a llamar relatos para distinguirlos de los cuentos clsicos.
A partir de la segunda mitad de la dcada de 1960 un
grupo considerable de escritores reaccionaron irnicamente
ante la situacin del pas, del resto del mundo y de su tradicin literaria, adoptando casi generacionalmente un tono
ldico y carnavalesco. En particular, tan slo entre 1967 y
1971 se publicaron colecciones individuales de cuento tan
importantes para la creacin de esta tradicin irreverente
como La ley de Herodes (1967) de Jorge Ibargengoitia, La
oveja negra (1967) de Augusto Monterroso, Inventando que
sueo (1968) de Jos Agustn, Hacia el fin del mundo (1969)
de Ren Avils Fabila, Infundios ejemplares (1969) de Sergio
Golwarz, lbum de familia (1971) de Rosario Castellanos y
El principio del placer (1971) de Jos Emilio Pacheco.
De esta manera se empez a producir una escritura
hbrida, fragmentaria, itinerante y de brevedad extrema. Y
se inici tambin un proceso de multiplicacin de las voces
narrativas, con la presencia de escritores del interior del pas,
as como un proceso de erotizacin de la narrativa, con la
presencia de una mayor proporcin de voces femeninas.
stos son algunos sntomas del clima mestizo, fronterizo y
posmoderno que la narrativa mexicana ha exportado a otras
regiones del mundo.
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El cuento moderno:
la tradicin antirrealista
Siguiendo el modelo borgesiano que sostiene que en todo
cuento se cuentan dos historias, diremos que en el cuento
moderno, tambin llamado relato para distinguirlo de aqul,
la primera historia que se cuenta puede ser convencional,
pero la segunda puede adoptar un carcter alegrico, o bien
puede consistir en un gnero distinto al narrativo, o no surgir nunca a la superficie del texto (al menos no de manera
explcita en el final del relato).
As ocurre, por ejemplo, en los cuentos antidramticos
de Chjov (La dama del perrito), en los cuentos acerca de
Sherlock Holmes (de sir Arthur Conan Doyle) o en las historias del padre Brown (de Chesterton), con excepcin del
final, que debe ser epifnico, pero a partir del principio de
argumentacin abductiva.
Y sta es tambin la naturaleza de gran parte de los cuentos
intimistas, cuyo palimpsesto suele ser una alegora implcita,
apenas sugerida en la conclusin.
El tiempo est reorganizado a partir de la perspectiva subjetiva del narrador o del protagonista, por lo cual el dilogo
interior adquiere mayor peso que lo que ocurre en el mundo
fenomnico. A esta estrategia se le ha llamado espacializacin
del tiempo,12 pues el tiempo narrativo se reorganiza y se presenta con la lgica simultnea del espacio y no con la lgica
secuencial del tiempo lineal.
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El narrador suele llegar a adoptar distintos niveles narrativos, todos ellos en contradiccin entre s. La escritura del
relato es resultado de las dudas acerca de una nica forma
de mirar las cosas para representar la realidad. Se trata de
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