El Uso de La Palabra Esperanza
El Uso de La Palabra Esperanza
El Uso de La Palabra Esperanza
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BIBLIOGRAFA
Arndt; HERE; ICC sobre Romanos; R. Bultmann y K.H. Rengstorf, TWNT, II, pp. 515531.
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Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (1998). En Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic
ed.). Nashville: Editorial Caribe.
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aparentemente est justificada, sea transitoria e ilusoria; y es notable la frecuencia con que
los poetas y otros escritores la califican con eptetos como leve, temblorosa, dbil,
desesperada, fantasmal. A veces la Biblia utiliza la esperanza en el sentido
convencional. El que ara, p. ej., debe hacerlo con esperanza (1 Co. 9:10), porque la
esperanza de la recompensa es lo que endulza las labores. Pero en la mayor parte de los
casos la esperanza de que se ocupa la Biblia es algo muy diferente, y en comparacin con
ella apenas podemos reconocer a la primera como esperanza. La mayor parte de los
pensadores seculares en el mundo antiguo no consideraba la esperanza como una virtud,
sino simplemente como una ilusin temporaria; y Pablo nos dio una descripcin precisa de
los paganos cuando dijo que no tenan esperanza (Ef. 2:12; cf. 1 Ts. 4:13), la razn
fundamental de lo cual era que estaban sin Dios.
La esperanza en el sentido bblico especfico es posible cuando se cree en el Dios
viviente, que acta e interviene en la vida humana, y en quien podemos confiar en que
llevar a cabo lo que ha prometido. Esta esperanza no es producto del temperamento, ni
est condicionada por las circunstancias u otras posibilidades humanas. No depende de lo
que posee el hombre, ni de lo que sea capaz de hacer por s mismo, o de lo que otro pueda
hacer por l. Por ejemplo, nada haba en la situacin en que se encontraba Abraham que
justificara su esperanza de que Sara dara a luz un hijo, pero porque crey a Dios, pudo
creer en esperanza contra esperanza (Ro. 4:18). En consecuencia, la esperanza bblica es
inseparable de la fe en Dios. A causa de lo que ha hecho Dios en el pasado, y
particularmente como preparacin para la venida de Cristo, y debido a lo que ha hecho y
est haciendo a travs de Cristo, el cristiano se atreve a esperar bendiciones futuras que por
el momento permanecen invisibles (2 Co. 1:10). Nunca se agota para l la bondad de Dios.
Lo mejor es lo que todava est por venir. Su esperanza aumenta cuando reflexiona sobre
las actividades de Dios en las Escrituras (Ro. 12:12; 15:4). Cristo es la esperanza de gloria
futura (Col. 1:27). Su salvacin final descansa sobre esa esperanza (Ro. 8:24); y esa
esperanza de salvacin es un yelmo, parte esencial de su armadura defensiva en la lucha
contra el mal (1 Ts. 5:8). Por cierto que la esperanza no es un barrilete a merced de los
vientos cambiantes, sino una segura y firme ancla del alma, que penetra profundamente
dentro del mundo eterno e invisible (He. 6:19). Debido a esta fe el cristiano tiene la
seguridad de que las cosas que espera son reales (He. 11:1); y su fe nunca lo decepciona
(Ro. 5:5).
No hay referencias explcitas a la esperanza en las enseanzas de Jess. Pero l les
ensea a sus discpulos que no deben sentir ansiedad con respecto al futuro, porque ese
futuro est en las manos de un Padre amante. Tambin los alienta a esperar que despus de
su resurreccin les enviar un poder espiritual renovado que les va a permitir hacer obras
aun ms grandes que las que l mismo hizo, vencer el pecado y la muerte, y esperar la
participacin en su propia gloria eterna. La resurreccin de Jess dio nuevas fuerzas a su
esperanza. Fue el ms portentoso de los actos de Dios en la historia. Ante l el pnico y la
desesperacin huyen. La fe cristiana es esencialmente fe en el Dios que resucit a Jess de
entre los muertos (1 P. 1:21). Este Dios, a quien dirige el cristiano su fe, es el Dios de
esperanza que puede llenar al creyente de gozo y paz, y capacitarlo para abundar en
esperanza (Ro. 15:13). Por la resurreccin el cristiano se libra de la triste condicin de tener
que esperar en Cristo limitado a este mundo solamente (1 Co. 15:19). Cristo Jess es su
esperanza para el tiempo y la eternidad (1 Ti. 1:1). El llamado a ser discpulo de Cristo
lleva aparejada la esperanza de compartir finalmente su gloria (Ef. 1:18). Su esperanza est
guardada en los cielos (Col. 1:5), y se cumplir cuando el Seor sea revelado (1 P. 1:13).
La existencia de esta esperanza hace imposible que el cristiano se sienta satisfecho con
los goces transitorios (He. 13:14); y es tambin un acicate para vivir una vida pura (1 Jn.
3:23), y le permite sufrir alegremente. Es digno de notar cuntas veces el NT relaciona la
esperanza con la paciencia o la fidelidad. Esta virtud es completamente diferente de la
resistencia de los estoicos, precisamente porque se basa en una esperanza que ellos
desconocan (vase 1 Ts. 1:3; Ro. 5:35).
A la luz de lo dicho no nos resulta sorprendente que tan a menudo se mencione la
esperanza como compaera de la fe. Los hroes de la fe en He. 11 son tambin faros de
esperanza. Lo ms extraordinario quizs sea la frecuente relacin entre la esperanza y el
amor, adems de la fe. Esta triple combinacin de fe, esperanza, y amor se encuentra en 1
Ts. 1:3; 5:8; G. 5:56; 1 Co. 13:13; He. 6:1012; 1 P. 1:2122. Por su relacin con el
amor, la esperanza cristiana est libre de todo egosmo. El cristiano no espera bendiciones
para s sin desear al mismo tiempo que otros las disfruten tambin. Cuando ama a su
prjimo desea que reciba todas las buenas cosas que sabe que Dios desea darle. Pablo dio
pruebas de su esperanza, al igual que de su amor y de su fe, cuando devolvi al esclavo
Onsimo, que haba huido, a su amo Filemn. La fe, la esperanza, y el amor son, por lo
tanto, inseparables. La esperanza no puede existir sin la fe, y no es posible tener amor sin
esperanza. Estas tres son las cosas que permanecen (1 Co. 13:13), y juntas dan forma al
modo de vida cristiano.
BIBLIOGRAFA. J. J. von Allmen, Vocubalario bblico, 1968; R. Bultmann, K. H.
Rengstorf, Esperanza, 1974; E. Hoffmann, Esperanza, DTNT, t(t). II, pp. 129136; J.
Moltmann, Teologa de la esperanza, 1966, 1968; J. B. Bauer, Esperanza, DTB, cols.
330334; J. Pieper, Esperanza, Conceptos fundamentales de teologa, 1966, t(t). II, pp.
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Barclay, W. (1977). Palabras griegas del Nuevo Testamento - su uso y su significado. El Paso, TX:
Casa Bautista de Publicaciones.
ELPIS1680 Y ELPIZEIN1679
( y )
LA ESPERANZA CRISTIANA
El nombre elpis significa esperanza, y, el verbo elpizein, esperar. Estas palabras no son
de un inters lingstico particular. Su gran valor radica en el hecho de que, si examinamos
y analizamos su uso en el NT, podemos descubrir el contenido y las bases de la esperanza
cristiana.
Elpis, esperanza, es uno de los tres grandes pilares de la fe cristiana. Todo el mensaje
cristiano se fundamenta en la esperanza, juntamente con la fe y el amor (1 Co. 13:13).
Esperanza es caractersticamente la virtud cristiana y, a la vez, algo imposible para el no
cristiano (Ef. 2:12). Slo el cristiano puede ser un optimista con relacin al mundo. Slo el
cristiano puede esperar hacer frente a la vida. Slo el cristiano puede considerar la muerte
con serenidad y ecuanimidad.
Veamos, pues, en qu consiste la esperanza cristiana.
(I) Es la esperanza de la resurreccin de los muertos. Este pensamiento discurre
consistentemente a travs de todo el NT. (Hch. 23:6; 26:6; 1 Ts. 4:13; 1 P. 1:3; 1 Jn. 3:3; 1
Co. 15:19). El cristiano es un hombre que no va rumbo a la muerte, sino a la vida. Para l,
la muerte no es el abismo de la nada y la aniquilacin. Es una puerta abierta en el
horizonte.
(II) Es la esperanza de la gloria de Dios (Ro. 5:2). Es la esperanza de que ya no
veremos ms la gloria de Dios en la nube ni por espejo, oscuramente. Es la certeza de que
vendr el da que veremos a Dios y seremos revestidos de su misma gloria.
(III) Es la esperanza de la nueva dispensacin (2 Co. 3:12). Mientras los hombres se
reconocan gobernados por la ley, no haba lugar para otra cosa que no fuera la
desesperacin, pues no hay ni uno que pueda obedecer y satisfacer la perfecta ley de Dios.
Pero cuando vemos que la nota clave de la religin no es la ley, sino el amor, renace una
nueva esperanza.
(IV) Es la esperanza de justicia (G. 5:5). En Pablo, justicia O justificacin significan
genuina relacin con Dios. Cuando un hombre considera la religin como ley debe estar
siempre sintindose culpable delante de Dios, y, por tanto, continuamente aterrorizado.
Pero el mensaje de Jesucristo capacita al hombre para entrar en una nueva relacin con
Dios, donde el terror ha desaparecido y una confianza de nio ocupa su lugar.
(V) Es la esperanza de salvacin. Esto tiene dos aspectos. (a) Es la confianza de saber
que Dios nos libra en este mundo (2 Co. 1:10), no en el sentido de ser resguardados contra
sinsabores y peligros, sino en el de ser confortados para superarlos. Como Rupert Brooke
escribi:
Seguro ser mi caminar,
Secretamente armado contra todo empeo de la muerte;
Seguro donde no hay seguridad; seguro donde los hombres caen;
Y cuando estos pobres miembros mueran, el ms seguro de todos.
(b) Es la confianza de salvacin en el mundo venidero. Es la esperanza de salvacin en
medio de los peligros de la tierra, y de ser rescatados del juicio de Dios.
(VI) Es la esperanza de vida eterna (Tit. 1:2; 3:7). En el NT, la palabra eterna siempre
enfatiza cualidad de vida, no duracin. Eterna es la palabra que describe cualquier realidad
propia de Dios. Vida eterna es la clase de vida de Dios. La esperanza del cristiano es que,
algn da, l participar de la misma vida de Dios.
(VII) Es la esperanza de la segunda venida de Cristo (Tit. 2:13; 1 P. 1:13; 1 Jn. 3:3). La
segunda venida no es hoy una doctrina que est en boga, pero todava permanece esta gran
verdad: la historia va a alguna parte, la historia no es una coleccin de eventos sin sentido,
inconexos y fruto de la casualidad. Hay una consumacin. El cristiano es el hombre que se
concibe a s mismo y entiende la vida como yendo rumbo a una meta.
(VIII) Es la esperanza que descansa en los cielos (Col. 1:5). Es decir, el cristiano
espera ansioso recibir algo que ya est reservado para l, algo que no depende de los azares
y cambios del tiempo, sino de Dios, y que, por tanto, tendr que ver con la consumacin del
designio de Dios y con el cumplimiento y la realizacin de todas las esperanzas y sueos
del alma humana.
Veamos ahora lo que podramos llamar fuentes de la esperanza.
(I) La esperanza es producto de la experiencia (Ro. 5:4). Puede ser que las experiencias
y pruebas de la vida conduzcan al no cristiano a la desesperacin. El cristiano tiene una
esperanza que ve todas las cosas, que se vuelve cada vez ms radiante y no ms sombra.
(II) La esperanza es producto de las Escrituras (Ro. 15:4). Si un hombre quiere estudiar
la historia del proceder de Dios con la humanidad y de su intencin para con ella, se sentir
lleno de esperanza. Oliver Cromwell, planeando la educacin de su hijo Richard, dijo: Yo
le hara aprender una pequea leccin de historia. Para el cristiano la leccin de historia es
la esperanza.
(III) La esperanza tiene su sentido en el hecho de ser llamados por Dios (Ef. 1:18). El
cristiano no tiene conciencia de haber entrado en la salvacin (aparejada por Dios) como
resultado de su lucha por hacer mritos, pues, tal lucha, sera desesperanzadora. El cristiano
tiene conciencia de haber sido invitado a iniciar una nueva relacin con Dios por la pura
misericordia de Dios, no por sus mritos personales.
(IV) La esperanza es producto del evangelio (Col. 1:23). Evangelio quiere decir buenas
nuevas. Un mensaje amenazador, como el de Juan el Bautista (Lc. 3:7, 17), conducira al
hombre a la desesperacin. El mensaje de Jess es una invitacin, una oferta, una promesa,
una asombrosa buena nueva para levantar el nimo a cualquier hombre que est
obsesionado por su pecado.
(V) La esperanza depende de Jess y de su obra (Col. 1:27; 1 Ti. 1:1). La esperanza
cristiana no se funda en cualquier cosa que un hombre haya hecho o pueda hacer, sino en lo
que Cristo ha realizado.
Ahora, agrupemos ciertas grandes cosas que suceden por medio de la esperanza.
(I) La esperanza viene a travs de la gracia (2 Ts. 2:16). El mismo fundamento de la
esperanza cristiana es el libre e inmerecido perdn y compaerismo que Dios ofrece al
hombre. La esperanza nace cuando descubrimos que no ganamos la salvacin, sino que la
recibimos.
(II) La esperanza nos hace sentir gozo (Ro. 12:12). Un cristiano melanclico implica
contradiccin en los trminos. El hombre que conoce el poder de Cristo nunca puede
desesperar de s mismo o del mundo. Ha descubierto lo que Cavour llamaba el sentido de
lo posible, pues se ha dado cuenta de que, con Dios, todo es posible.
(III) Somos salvos en esperanza (Ro. 8:24). La base de la salvacin es la esperanza de
que Dios sea como Jess dijo. Hasta que no empezamos a ver a Dios como el Dios y Padre
de nuestro Seor Jesucristo, no podemos ni siquiera contemplar la salvacin como posible
para el hombre pecador.
(IV) La esperanza guarda al cristiano tenaz. Esta es una de las grandes notas clave de la
Carta a los Hebreos (3:6; 6:11, 18). El cristiano es el hombre que puede batallar y luchar,
que puede pelear contra s mismo y contra sus tentaciones, que puede soportar la disciplina
de ser cristiano, porque tiene algo infinitamente precioso que esperar con ilusin.
Finalmente, veamos, lo que podramos llamar, los fundamentos de la esperanza.
(I) La esperanza es en Cristo (1 Ts. 1:3). No esperamos por obra y gracia de algn
poder innato, sino porque ahora tenemos experiencia de la ayuda que Cristo puede prestar.
(II) La esperanza est fundada en Dios (1 Ti. 4:10) porque l es Dios de esperanza (Ro.
15:13) y Dios que da esperanza. El carcter de Dios es, como Jess nos dijo, el fundamento
esencial de nuestra esperanza.
(III) La esperanza mira hacia Dios. Vuelve la cara a Dios (Hch. 24:15; 1 P. 1:21; 3:5; 1
Ti. 5:5). El cristiano es un hombre de esperanza porque tiene sus ojos puestos en Dios.
Agustn dijo a un hombre desgraciado que slo pensaba en sus pecados: Deja de mirarte a
ti mismo y mira a Dios. El secreto de la esperanza cristiana es la mirada dirigida hacia
Dios.
La esperanza cristiana no teme ni se plantea el problema de que tal vez las promesas de
Dios sean verdaderas. Es la confiada expectacin de que no pueden ser nada ms que la
verdad.
------------------------------------------------------------------------------Vine, W. E. (1999). Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento
exhaustivo (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.
creyente; (10) Hch 28.20: la esperanza de Israel, esto es, la esperanza de la venida del
Mesas. Vase Notes on Galatians, de Hogg y Vine, pp. 248,249.
En Ef 1.18; 2.12 y 4.4, la esperanza es objetiva. Se deben distinguir los usos objetivo y
subjetivo de este trmino; p.ej., en Ro 15.4 se usa subjetivamente.
En el NT se usan tres adjetivos para describir la esperanza: buena (2 Ts 2.16);
bendita (Tit 2.13); viva (1 P 1.3). A estos se puede aadir Heb 7.19: una mejor
esperanza, esto es, adicional al mandamiento, que vino a ser abrogado (v. 18), una
esperanza centrada en un nuevo sacerdocio.
En Ro 15.13 se menciona a Dios como el Dios de esperanza, esto es, l es el autor,
no sujeto, de ella. La esperanza es un factor en la salvacin (Ro 8.24); encuentra su
expresin en la paciencia durante las pruebas, siendo ello el efecto de esperar la venida de
Cristo (1 Ts 1.3); es segura y firme ancla del alma, estabilizndola en medio de las
tormentas de esta vida (Heb 6.18,19); es un poder purificador: todo aquel que tiene esta
esperanza en l, se purifica a s mismo, as como l es puro (en 1 Jn 3.3 est la nica
mencin que hace el apstol Juan de la esperanza).
La frase certeza de la esperanza (Heb 6.11), expresa la plenitud de su actividad en el
alma; cf. plena certidumbre de fe (10.22), y todas las riquezas de pleno entendimiento
(Col 2.2).
Notas: (1) Elpizo (vase A, N 1), se traduce en Jn 5.45 y 1 Ti 3.14 con la clusula
verbal tener esperanza; 1 Ti 6.17: poner esperanza. (2) Exaporeo, desesperar (vase
DESESPERAR), se traduce con la clusula verbal perder la esperanza en 2 Co 1.8. (3)
Prosdokao, esperar, se traduce en 2 P 3.14 con la clusula verbal estar en espera; vase
A, N 11.