Zumthor, Paul
Zumthor, Paul
Zumthor, Paul
Manuel Larr
Las ciencias humanas en general y los estudios literarios, en particular; han visto aparecer con nuevos mpetus dos conceptos que paulatinamente han logrado cierta hegemona, estn presentes en el campo de las
literaturas comparadas, en los llama-dos estudios culturales y en la historia de las mentalidades por citar slo algunas reas; nos referimos a los
conceptos de oralidad y escritura.
Ambos trminos no constituyen una teora 1 y son proyecciones a un
nivel metadiscursivo de constataciones empricas, esto es la existencia evidente de diferencias entre la fugacidad de la emisin oral (dado que en la
comunicacin oral, como dice el dicho, las palabras se las lleva el viento) y la
durabilidad de la emisin escrita (donde es posible retomar cuantas veces
sea necesario al mensaje).
Sin embargo, pese a que de manera general los rasgos bsicos de la
emisin oral y escrita se complementan, rescatndose incluso rasgos secundarios que relativizan la aparente ventaja de lo escrito, cuando se reconoce el grado de fidelidad que posee la emisin oral frente a la infidelidad de
la emisin escrita, lo cierto es que diversas disciplinas humansticas parecieran haber hallado en esta problematizacin de las relaciones entre la
oralidad y la escritura una va privilegiada para repensar nuestra sociedad
y cultura.
Esta operacin nos resulta en s misma positiva para la renovacin de
nuestras categoras y mtodos, pero requiere en grado cada da ms
perentorio de una cierta fundamentacin epistemolgica que depure su
aplicatividad y posibilite una falsacin, indispensable para que su rasgo
conjetural adquiera rango terico y modlico. Sin duda, la operacin
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Artculo citado.
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Walter Ong. Oralidad y escritura. La tecnologa de la palabra. Mxico: F.C.E., 1987: 15.
Paul Zumthor. Introduccin a la poesa oral. Madrid: Taurus, 1991: 37.
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tos textos en los que el nivel dialgico interno presentan un grado cero
corresponde a lo que llamaremos relatos de frontera. Entendemos por
frontera al encuentro conflictivo de lenguajes alosmiticos entre s, en los
que an no se han insertado filtros que hagan posible una traduccin. En
este sentido, nos situamos en un punto previo al concepto lotmaniano de
frontera semitica: suma de traductores-filtros bilingales, el paso a travs de los cuales traduce un texto a otro lenguaje (o lenguajes) que se halla
fuera de la semiosfera dada 6.
Los relatos dan cuenta de la separacin y el impacto, al mismo tiempo,
entre dos culturas, dos lenguas, entre oralidad y escritura. Desde el eje de
la recepcin, sin embargo, implican a dos receptores relacionados por un
locus comn: su pertenencia a un mismo sistema cultural, aunque diferenciados por el trnsito realizado al interior de otro espacio por uno de
ellos. Desde esta perspectiva el emisor del relato es aqul cuya competencia le permite la distincin. Se trata, por tanto, de un sujeto enunciatario
que ha atravesado la frontera y se encuentra instalado en el espacio cultural del otro.
En cualquier caso, el discurso desarrolla una ficcin de oralidad primaria, no por el nivel de representacin (son textos para ser dicho, no ledos), sino porque el emisor vocal habla desde la ciudad, esto es, desde su
aclimatacin y aprendizaje eventualmente traumtico. De all precisamente
que pueda distinguir y oponer. Forzando un poco la figura podemos sugerir
que es un Guamn Poma hablndole a sus paisanos. Se trata de uno que ha
aprendido, mal que bien, la letra, la doctrina.
Walter Ong hace una distincin entre oralidad primaria de aquellas
culturas que carecen de todo conocimiento de la escritura y de la impresin, y la oralidad secundaria, es decir de la actual cultura de la alta tecnologa, en la cual se mantiene una nueva oralidad que requiere de aparatos
electrnicos y para cuyo funcionamiento dependen de la escritura y de la
impresin7. Esta ltima es llamada tambin oralidad terciaria por Martnez
Pizarro para distinguirla de aquellas culturas que tienen conciencia de la
escritura, sea por su uso directo o indirecto o por la mera posibilidad de su
uso, y que estaran por lo tanto en un estadio de la oralidad secundaria8.
El relato Hablar castellano cuesta caro se inscribe en el marco de
una oralidad secundaria, no porque el castellano usado corresponda al m-
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bito de la escritura, sino por la retrica asumida por el guardia civil que
interroga, retrica que ms adelante se reitera en el interrogatorio del juez.
Ms adelante formularemos una propuesta sobre este punto, por el momento nos interesa para su argumentacin continuar con algunas propuestas de Ong.
En principio, nuestro autor discrepa radicalmente del uso del trmino
literatura oral para designar los discursos provenientes de la oralidad
primaria; no se trata nicamente de una cuestin etimolgica letra que
en s misma encierra ya un problema, en tanto que lo etimolgico no se
pierde en cualquier uso del trmino sino ms bien arrastra para s, para la
letra, a la oralidad involucrndola en su espacio discursivo. La distincin es
para Ong mucho ms profunda: son dos entidades diferentes. La oralidad
corresponde al campo del sonido y del odo. Los mecanismos de interaccin
discursiva se producen bajo el imperio de ambos sentidos; por el contrario
la escritura supone el mbito de lo visual, que concentra e individualiza. Por
tanto, sugiere el uso de trminos como vocalidad o en su defecto tradicin
oral.
Se trata, en efecto, de una distincin impostergable para el caso de la
tradicin oral andina ficcional, dada la importancia que asume la voz y el
sonido en los rela-tos y canciones quechuas. En el texto que nos interesa, el
dilogo grado cero entre el guardia civil y los comuneros enfatiza esta distincin entre letra y oralidad. La voz que utiliza en su interrogatorio el
guardia civil: Quin mat a ese hombre? Hablen! -nisqa (dijo) es
percibida por los huantinos como una demanda agresiva de la ley del otro:
Chaysi wantinukunaataqsi hawanakusja mancharisca. (Entonces, asustados, los huantinos se miraron entre s). Por cierto, no se trata aqu exclusivamente del tono de la voz usado en el interrogatorio sino de su combinacin con la lengua del poder conocida por los comuneros. Sonido que los
obliga a utilizar el castellano comprado. Queremos enfatizar aqu que la voz
y el sonido, propios de la oralidad, corresponden a una situacin comunicativa
distinta a la del interrogatorio usado por los representantes de la ley.
Entre la palabra y lo sagrado existen relaciones profundas. Si por un
lado la escritura y la oralidad aislan, la fuerza de la vocalidad articula al
grupo. La divinidad les habla, no les escribe. La palabra se constituye entonces, por su cualidad de sagrada, en frmula. Frmula utilizable en situacin de crisis. Esta dimensin de la oralidad es clara en el uso de las palabras compradas por los huantinos. Ante la crisis desatada por la acusacin
del guardia civil, el castellano aprendido adquiere la caracterstica de valor
en s mismo, equivalente a un objeto de culto. Su aplicacin indiferenciada
en la situacin comunicativa que se plantea en el relato, tanto con el guardia
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