Algunas Consideraciones Importantes en La Oración Eficaz

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Algunas consideraciones importantes en la oracin eficaz.

La Biblia indica algunas consideraciones que hay que tomar en cuenta para
ofrecer la clase de oracin que Dios desea de nosotros.
1. Hay que orar conforme a la voluntad de Dios. (1 Jn 5:1415).
sta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme
a su voluntad, l nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones,
podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido. Jess nos
ensea a orar: Hgase tu voluntad (Mateo 6:10), y l mismo nos da un ejemplo,
al orar en el jardn del Getseman: Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que
quieres t (Mateo 26:39).
Pero, cmo sabemos cul es la voluntad de Dios cuando oramos? Si el
asunto por el que estamos orando se menciona en algn pasaje de la Biblia en el
que Dios nos da un mandamiento o una declaracin directa de su voluntad, la
respuesta a esta pregunta es fcil: su voluntad es que obedezcamos su palabra y
guardemos sus mandamientos.
Debemos procurar obediencia perfecta a la voluntad moral de Dios en la tierra
para que se haga la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo (Mateo 6:10).
Por esto el conocimiento de la Biblia es una ayuda tremenda en la oracin, pues
nos capacita para seguir el patrn de los primeros cristianos que citaban la Biblia
al orar (Hch 4:2526). La lectura regular y memorizacin de la Biblia, cultivada a
travs de muchos aos de vida cristiana, aumentar la profundidad, poder y
sabidura de nuestras oraciones. Jess nos anim a tener sus palabras en
nosotros cuando oramos, porque dice: Si permanecen en m y mis palabras
permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les conceder (Juan 15:7).
Esto quiere decir, por ejemplo, que si estamos buscando sabidura para tomar una
decisin importante, no tenemos que preguntarnos si es la voluntad de Dios que
recibamos sabidura para actuar como es debido. (Santiago 1:58).
Debemos tener gran confianza de que Dios responder nuestra oracin si
pedimos algo que est conforme a una promesa o mandato especficos de la
Biblia como este. En tales casos, sabemos cul es la voluntad de Dios, porque l
nos la ha dicho, y solo tenemos que orar creyendo que l va a responder.
Pero ms all de esto a menudo debemos reconocer que simplemente no
sabemos cul es la voluntad de Dios. En tales casos, debemos pedirle una mayor
comprensin y luego orar por lo que nos parezca mejor, e indicarle al Seor por
qu, segn lo que entendemos de la situacin en ese momento, lo que estamos
orando nos parece lo mejor. Pero siempre est bien aadir, bien sea
explcitamente o por lo menos en actitud de corazn: No obstante, si estoy
equivocado al pedir esto, y si esto no te agrada, haz lo que a tu parecer sea
mejor, o, ms sencillamente: Si es tu voluntad. A veces Dios nos conceder lo

que hemos pedido. A veces nos dar una comprensin ms honda o cambiar
nuestro parecer de modo que seremos guiados a pedir algo diferente. A veces no
nos conceder nuestra peticin, y simplemente nos indicar que debemos
someternos a su voluntad (2 Co 12:910).
Algunos cristianos objetan que aadir la frase si es tu voluntad a nuestras
oraciones destruye nuestra fe. Lo que en realidad expresa es incertidumbre en
cuanto a si lo que estamos pidiendo en oracin es la voluntad de Dios o no. Es
apropiado cuando de veras no sabemos cul es la voluntad de Dios. Incluso
cuando se aplica un mandamiento o promesa de la Biblia, puede haber matices de
aplicacin que al principio no entendemos plenamente. Por consiguiente, es
importante que en nuestra oracin que no slo le hablemos a Dios sino tambin
que le escuchemos.
Debemos frecuentemente traer una peticin a Dios y luego esperar en silencio
ante l. En esos tiempos de espera en el Seor (Sal 27:14; Salmos 38:15; Salmos
130:56), Dios puede cambiar los deseos de nuestro corazn, darnos mayor
comprensin de la situacin que estamos orando, concedernos ms comprensin
de su palabra, traer a nuestra mente un pasaje de la Biblia que nos permita orar
ms eficazmente, impartirnos un sentido de seguridad de lo que es su voluntad, o
aumentar grandemente nuestra fe para que podamos orar con mucha mayor
confianza.
2. Cmo orar con fe.
Jess dice: Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estn
pidiendo en oracin, y lo obtendrn (Marcos 11:24).
Algunas traducciones varan, pero el texto griego en efecto dice: Crean que lo
han recibido. Ms adelante los escribas que copiaron los manuscritos griegos y
algunos comentaristas posteriores lo han tomado como que quiere decir crean
que lo recibirn. Sin embargo, si aceptamos el texto como consta en los
manuscritos ms antiguos y mejores (crean que ya lo han recibido), Jess
evidentemente est diciendo que cuando pedimos algo, la fe que producir
resultados es una seguridad resuelta de que cuando oramos por algo (o tal vez
despus de que hemos estado orando por un perodo de tiempo), Dios acuerda
concedernos nuestra peticin especfica.
Por supuesto, no podemos desarrollar esta clase de fe genuina mediante una
oracin frentica o un gran esfuerzo emocional para tratar de obligarnos a creer, ni
podemos imponerla sobre nosotros mismos diciendo palabras que no pensamos
que sean verdad. Esto es algo que slo Dios puede darnos, y que nos dar o tal
vez no nos dar cada vez que oramos. Esta fe confiada a menudo llega cuando le
pedimos a Dios algo y luego calladamente esperamos delante de l una
respuesta.

Hebreos 11:1 nos dice que la fe es la garanta de lo que se espera, la certeza de


lo que no se ve. La fe bblica nunca es una ilusin vana ni una esperanza vaga
que no tiene cimiento seguro sobre el cual apoyarse.
Esta, est basada en el hecho de que creemos en su palabra y creemos lo que l
ha dicho. Esta confianza o dependencia en Dios, tiene un elemento de seguridad o
confianza, es fe bblica genuina.
Varios otros pasajes nos animan a ejercer fe cuando oramos. Si ustedes creen,
recibirn todo lo que pidan en oracin (Mateo 21:22). Santiago nos dice que
debemos pedir con fe, sin dudar (Santiago 1:6). La oracin nunca es una ilusin
vana, porque brota de la confianza en un Dios personal, y real. Hebreos 11:6, nos
dice que sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que en realidad existe, que es real.
3. Obediencia.
Puesto que la oracin es una relacin con Dios como persona, cualquier cosa en
nuestras vidas que le desagrade ser un estorbo en la oracin.
El salmista dice: Si en mi corazn hubiera yo abrigado maldad, el Seor no me
habra escuchado (Sal 66:18).
Aunque el Seor aborrece las ofrendas de los malvados, por contraste, se
complace en la oracin de los justos (Proverbios 15:8). El Seor escucha las
oraciones de los justos (Proverbios 15:29). Pero Dios no se inclina a favor de los
que rechazan sus leyes: Dios aborrece hasta la oracin del que se niega a
obedecer la ley (Proverbios 28:9).
El apstol Pedro cita el Salmo 34 para afirmar que los ojos del Seor estn sobre
los justos, y sus odos, atentos a sus oraciones (1Pedro 3:12). Puesto que el
versculo anterior estimula la buena conducta en la vida diaria, al hablar y alejarse
del mal, y hacer el bien, Pedro est diciendo que Dios de buen grado oye las
oraciones de los que viven la vida en obediencia a l. De modo similar, Pedro
advierte a los esposos a ser comprensivos con sus esposas, pues as nada
estorbar las oraciones de ustedes (1 Pedro 3:7). De manera similar, Juan nos
recuerda la necesidad de una conciencia clara ante Dios cuando oramos, (1Juan
3:2122).
Ahora bien, no se debe malentender esta enseanza. No necesitamos estar libres
por completo del pecado antes de que podamos esperar que Dios conteste
nuestras oraciones. Si Dios contestara solamente las oraciones de personas que
no pecan, nadie en toda la Biblia, excepto Jess, jams hubiera recibido respuesta
a sus oraciones. Cuando venimos ante Dios mediante su gracia, venimos limpios
por la sangre de Cristo (Romanos 3:25; Romanos 5:9; Efesios 2:13; Hebreos 9:14;
1Pedro 1:2).

Pero no debemos descuidar el nfasis bblico en la santidad personal de la vida.


La oracin y una vida santa van juntas. Hay mucha gracia en la vida cristiana,
pero el crecimiento en santidad personal es tambin una ruta a una bendicin
mucho mayor, y eso es verdad tambin con respecto a la oracin. Los pasajes
citados ensean que, siendo iguales todas las dems cosas, una obediencia ms
exacta conducir a una mayor eficacia en la oracin (Hebreos 12:14; Santiago
4:34).
4. Confesin de pecados.
Debido a que nuestra obediencia a Dios nunca es perfecta en esta vida,
continuamente dependemos de que nos perdone nuestros pecados.
La confesin de pecados es necesaria a fin de que Dios nos perdone en el
sentido de restaurar su relacin diaria con nosotros (Mateo 6:12; 1Juan 1:9). Es
bueno al orar confesarle al Seor todo pecado conocido y pedirle su perdn. A
veces cuando esperamos en l, l traer a nuestra mente otros pecados que
debemos confesar. Respecto a esos pecados que no recordamos o de los que no
nos damos cuenta, es apropiado orar la oracin general de David: Perdname
aquellos de los que no estoy consciente! (Salmos 19:12).
A veces el confesar nuestros pecados a otros creyentes de confianza nos traer
seguridad de perdn y tambin estmulo para vencer el pecado. (Santiago 5:16).
5. Perdonar a otros. (Mt 6:1415) (Marcos 11:25).
Nuestro Seor no tiene en mente la experiencia inicial de perdn que conocemos
cuando somos justificados por fe, porque eso no pertenecera a la oracin que
elevamos da tras da (vea Mateo 6:1215). Ms bien se refiere a la relacin con
Dios da tras da que necesitamos que sea restaurada cuando hemos pecado y lo
hemos ofendido. De hecho, Jess nos ordena integrar en nuestras oraciones una
peticin de que Dios nos perdone de la misma manera que nosotros hemos
perdonado a otros que nos han hecho dao (en el mismo sentido de relacin
personal de perdonar; es decir, no guardar rencor ni sentir amargura contra
otra persona ni albergar ningn deseo de hacerles dao). Si hay alguien a quien
no hemos perdonado cuando elevamos esta oracin, estamos pidindole a Dios
que no nos restaure a una buena relacin con l cuando hemos pecado, que es lo
que nosotros nos hemos rehusado a hacer con otros.
Si hemos pecado contra l y hemos entristecido al Espritu Santo (Efesios 4:30), y
el pecado no ha sido perdonado, nuestra relacin con Dios se interrumpe (Isaas
59:12). Mientras el pecado no sea perdonado y la relacin restaurada, la oracin
ser, por supuesto, difcil. Es ms, si tenemos falta de perdn contra alguien, no
estamos actuando de una manera que agrada a Dios o que nos beneficie. Por eso
Dios declara que l se alejar de nosotros hasta que perdonemos a los dems.

6. Humildad. (Santiago 4:6,10; 1Pedro 5:5).


La humildad es, por tanto, la actitud apropiada que hay que tener al orar a Dios, en
tanto que el orgullo es totalmente inapropiado.
La parbola que relat Jess en cuanto al fariseo y al recaudador de impuestos
ilustra esto. Cuando el fariseo se levant a orar, se jactaba: Oh Dios, te doy
gracias porque no soy como otros hombres, ladrones, malhechores, adlteros, ni
mucho menos como ese recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana
y doy la dcima parte de todo lo que recibo (Luc 18:1112).
Al contrario, el humilde recaudador de impuestos ni siquiera se atreva a alzar la
vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y deca: Oh Dios, ten compasin de
m, que soy pecador! (Luc 18:13). Jess dijo que ste volvi a su casa
justificado, y no el fariseo, pues todo el que a s mismo se enaltece ser
humillado, y el que se humilla ser enaltecido (Luc 18:14).
Dios con todo derecho es celoso de su honor. Por consiguiente, no se agrada en
responder a las oraciones de los orgullosos que se exaltan a s mismos antes de
drselo a l. La verdadera humildad ante Dios, que tambin se refleja en la
genuina humildad ante otros, es necesaria para la oracin eficaz.
7. Hay que perseverar en oracin por un largo perodo de tiempo.
(Deuteronomio 9:2526; Deuteronomio 10:1011)
As como Moiss estuvo dos veces en el monte cuarenta das ante Dios por el
pueblo de Israel. Vemos en la vida de Jess un patrn de mucho tiempo dedicado
a la oracin. Cuando le seguan grandes multitudes, l mismo a menudo se
alejaba regiones desiertas y oraba (Luc 5:16, traduccin del autor). En otra
ocasin, pas toda la noche en oracin a Dios (Luc 6:12).
A veces, como en el caso de Moiss, la oracin por un largo perodo de tiempo
debe ser oracin por un asunto especfico (Luc 18:18).
Cuando fervientemente estamos buscando de Dios una respuesta a una oracin
especfica, podemos repetir la misma peticin varias veces. Pablo le pidi al Seor
tres veces (2Corintios 12:8). Jess mismo, cuando estuvo en el jardn del
Getseman, (Marcos 14:36).
Luego, despus de haber vuelto y hallado a sus discpulos durmiendo, Jess or
de nuevo y elev la misma peticin con las mismas palabras: Una vez ms se
retir e hizo la misma oracin (Marcos 14:39). Estas son instancias de repeticin
ferviente en la oracin por una necesidad que se siente hondamente.
Hay tambin un elemento de comunin continua con Dios al orar por un largo
tiempo. Pablo nos llama a orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17), y anima a los
Colosenses a hacer lo mismo: Dedquense a la oracin: perseveren en ella con
agradecimiento (Col 4:2).

Tal devocin continua a la oracin incluso mientras estamos dedicados a los


quehaceres diarios debe caracterizar la vida de todo creyente. Los apstoles son
un ejemplo aleccionador. Ellos se desembarazaron de otra responsabilidades a fin
de dedicar tiempo a la oracin: As nosotros nos dedicaremos de lleno a la
oracin y al ministerio de la palabra (Hechos 6:4).
8. Hay que orar fervientemente.
Jess mismo, que es nuestro modelo de oracin, oraba fervientemente. En los
das de su vida mortal, Jess ofreci oraciones y splicas con fuerte clamor y
lgrimas al que poda salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente
sumisin (Hebreos 5:7).
En algunas de las oraciones de la Biblia casi podemos or la gran intensidad con
que los santos derramaban su corazn delante de Dios.
Daniel clamaba: Seor, escchanos! Seor, perdnanos! Seor, atindenos y
acta! Dios mo, haz honor a tu nombre y no tardes ms; tu nombre se invoca
sobre tu ciudad y sobre tu pueblo! (Daniel 9:19). Cuando Dios le mostr a Ams
el castigo que iba a derramar sobre su pueblo, Ams suplic: Seor mi Dios, te
ruego que perdones a Jacob! Cmo va a sobrevivir, si es tan pequeo? (Amos
7:2).
Cuando una oracin tan intensamente sentida halla expresin en reuniones de
oracin, los cristianos ciertamente deben aceptar y dar gracias por ella, porque a
menudo indica una profunda obra del Espritu Santo en el corazn de la persona
que est orando.
9. Hay que esperar en el Seor.
Despus de clamar a Dios por ayuda en su afliccin David dice: Pon tu
esperanza en el Seor; ten valor, cobra nimo; pon tu esperanza en el Seor!
(Sal 27:14). De modo similar, dice: Yo, Seor, espero en ti; t, Seor y Dios mo,
sers quien responda (Sal 38:15). El salmista de igual manera dice:(Sal 130:5-6).
Esperar pacientemente una respuesta muestra mi anhelo, mi sentido de
expectacin, y mi respeto por l como persona, el cristiano ferviente que viene
ante Dios, capta un sentido de estar en presencia de Dios, fervientemente le
presenta una peticin, y luego espera en silencio por algn sentido de seguridad
de una respuesta de Dios.
En verdad, en algunos casos podemos orar rpidamente porque tenemos poco
tiempo para hallar una respuesta (Nehemas 2:4). Y a veces en efecto oramos en
forma general porque no tenemos informacin ms especfica en cuanto a una
situacin, o porque est muy distante de nosotros, o debido al corto tiempo
disponible. Pero el material en la Biblia sobre la oracin ferviente y en cuanto a

esperar en el Seor, y el hecho de que la oracin es una comunicacin personal


entre nosotros y Dios.
10. La oracin en privado.
Daniel suba a su dormitorio y all se arrodillaba y se pona a orar y alabar a Dios,
pues tena por costumbre orar tres veces al da (Dan 6:10).13 Jess con
frecuencia se iba a lugares solitarios para estar a solas y orar (Luc 5:16; Mat 6:6).
Hay sabidura en la amonestacin de Jess de orar en secreto, no slo para que
evitemos la hipocresa, sino tambin para que no nos distraiga la presencia de
otros, y por ello modifiquemos nuestra oracin para amoldarla a lo que pensamos
que ellos esperan or. Cuando estamos verdaderamente a solas con Dios, en lo
privado de un cuarto en donde hemos cerrado la puerta (Mt 6:6), entonces
podemos derramar ante l nuestros corazones.
La necesidad de orar en privado tambin puede tener implicaciones para grupos
pequeos o reuniones de oracin en la iglesia; cuando los creyentes se renen
para buscar fervientemente al Seor respecto a algn asunto especfico, a
menudo es til si pueden estar en lo privado de un hogar donde se cierra la puerta
y colectivamente pueden clamar a Dios. Al parecer esta era la manera en que los
primeros cristianos oraban cuando estaban suplicando fervientemente a Dios por
la liberacin de Pedro que estaba en la crcel (Hch 12:5, 12,16).
11. Oracin con otros.
Los creyentes hallan fortaleza al orar con otros. De hecho, Jess nos ensea:
Adems les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre
cualquier cosa que pidan, les ser concedida por mi Padre que est en el cielo.
Porque donde dos o tres se renen en mi nombre, all estoy yo en medio de ellos
(Mateo 18:1920).
Hay muchos otros ejemplos en la Biblia de creyentes que oraron juntos, y en
donde una persona guio a toda la congregacin en oracin.
La oracin de Salomn en presencia de toda la asamblea de Israel en la
dedicacin del templo en 1Reyes 8:2253, o la oracin de la iglesia primitiva en
Jerusaln cuando alzaron unnimes la voz en oracin a Dios en Hechos 4:24).
Orar con otros, entonces, es correcto y a menudo aumenta nuestra fe y la eficacia
de nuestras oraciones.
12. El ayuno.
En la Biblia a menudo se conecta la oracin con el ayuno. A veces hay ocasiones
de splica intensa ante Dios, como cuando Nehemas, al or de la ruina de
Jerusaln, por algunos das, ayun y or al Dios del cielo (Nehemas 1:4), o
cuando los judos se enteraron del decreto de Asuero para matarlos, y haba gran
duelo entre los judos, con ayuno, llanto y lamentos (Ester 4:3), o cuando Daniel

busc al Seor: Adems de orar, ayun y me vest de luto y me sent sobre


cenizas (Dan 9:3). En otras ocasiones se conecta el ayuno con el
arrepentimiento, porque Dios le dice al pueblo que ha pecado contra l: Ahora
bien afirma el Seor, vulvanse a m de todo corazn, con ayuno, llantos y
lamentos (Joel 2:12).
En el Nuevo Testamento, Ana da y noche adoraba a Dios con ayunos y
oraciones (Luc 2:37) en el templo, y mientras en la iglesia de Antioqua
ayunaban y participaban en el culto al Seor fue cuando el Espritu Santo dijo:
Aprtenme ahora a Bernab y a Saulo para el trabajo al que los he llamado
(Hechos 13:2). La iglesia respondi con ms ayuno y oracin antes de enviar a
Bernab y a Saulo en su primer viaje misionero: As que despus de ayunar, orar
e imponerles las manos, los despidieron (Hechos 13:3). Es ms, el ayuno era
una parte de rutina para buscar la direccin del Seor con respecto a los oficiales
de la iglesia, porque en el primer viaje misionero de Pablo leemos que l y
Bernab, al viajar de nuevo por las iglesias que haba fundado, en cada iglesia
nombraron ancianos y, con oracin y ayuno (Hechos 14:23).
As que el ayuno apropiadamente acompa a la oracin en muchas
circunstancias: en tiempo de intercesin intensa, arrepentimiento, adoracin y
bsqueda de direccin.
En cada una de estas situaciones surgen varios beneficios del ayuno, todos los
cuales afectan nuestra relacin con Dios:
(1) El ayuno aumenta nuestro sentido de humildad y dependencia en el
Seor (porque nuestra hambre y debilidad fsica continuamente nos recuerdan
que no somos realmente fuertes en nosotros mismos sino que necesitamos del
Seor).
(2) El ayuno nos permite dedicar ms atencin a la oracin (porque no
gastamos tiempo en comer), y
(3) es un recordatorio continuo de que, as como sacrificamos alguna
comodidad personal para el Seor al no comer, debemos continuamente sacrificar
todo nuestro ser a l. Es ms,
(4) el ayuno es un buen ejercicio en disciplina propia, porque al abstenemos
de ingerir alimentos, que sera el deseo ordinario, nuestra capacidad de
abstenernos de pecar se fortalece, a lo cual de otra manera nos veramos
tentados a ceder. Si nos entrenamos para aceptar el pequeo sufrimiento de
ayunar voluntariamente, seremos ms capaces de aceptar otros sufrimientos por
amor de la justicia (Hebreos 5:8; 1Pedro 4:12).
(5) El ayuno tambin eleva nuestra actitud de alerta espiritual y mental y un
sentido de la presencia de Dios al enfocarnos menos en las cosas materiales de
este mundo (como la comida) y conforme las energas de nuestro cuerpo quedan

libres de digerir y de procesar la comida. Esto nos capacita para enfocar las
realidades espirituales eternas que son mucho ms importantes. Finalmente,
(6) ayunar expresa fervor y urgencia en nuestras oraciones; si persistimos en
ayunar, moriremos. Por consiguiente, de una manera simblica, el ayuno le dice a
Dios que estamos preparados para poner nuestras vidas a fin de que la situacin
cambie antes que continuar en ella. En este sentido, el ayuno es especialmente
apropiado cuando el estado espiritual de una iglesia est por el suelo. (Joel 2:12
13)
Aunque el Nuevo Testamento no exige especficamente que ayunemos, ni que
fijemos tiempos especiales en que debemos ayunar, Jess ciertamente da por
sentado que ayunaremos, porque les dice a los discpulos: Cuando ayunen
(Mateo 6:16).
An ms, Jess tambin dice: Llegar el da en que se les quitar el novio;
entonces s ayunarn (Mateo 9:15). l es el Novio, nosotros somos sus
discpulos, y durante esta presente edad de la iglesia l ha sido quitado de
nosotros hasta el da en que vuelva.
La mayora de los cristianos en Occidente no ayunan, pero, si estuviramos
dispuestos a ayunar ms regularmente, incluso por una o dos comidas, nos
sorprendera cunto mucho ms poder y fuerza espiritual tendramos en nuestras
vidas y en nuestras iglesias.
13. Qu de la oracin no contestada?
Debemos empezar reconociendo que en tanto Dios es Dios y nosotros somos sus
criaturas, debe haber algunas oraciones no contestadas. Esto se debe a que Dios
mantiene oculto sus planes sabios para el futuro, y aunque la gente ora, muchos
acontecimientos no se realizarn sino en el momento en que Dios haya decretado.
Los judos oraron por siglos porque viniera el Mesas, y con razn, pero no fue
sino cuando se cumpli el plazo que Dios envi a su Hijo (Glatas 4:4). Las
almas de los mrtires en el cielo, libres de pecado, claman que Dios juzgue la
tierra (Ap 6:10), pero Dios no responde de inmediato; ms bien les dice que
descansen por un tiempo ms (Apocalipsis 6:11). Es claro que puede haber largos
perodos de demora durante los cuales las oraciones no reciben respuesta, porque
los que oran no saben el tiempo sabio que Dios tiene determinado.
La oracin tambin quedar sin respuesta porque no siempre sabemos cmo orar
como debemos (Romanos 8:26), no siempre oramos conforme a la voluntad de
Dios (Santiago 4:3), y no siempre pedimos con fe (Santiago 1:68). Y a veces
pensamos que cierta solucin es mejor, pero Dios tiene un plan mejor, incluso
realizar su propsito mediante el sufrimiento y la adversidad. Sin duda Jos or
fervientemente que lo rescataran de la cisterna o que no fuera llevado a Egipto
como esclavo (Gnesis 37:2336), pero muchos aos ms tarde hall cmo a

pesar de aquellos acontecimientos, Dios transform ese mal en bien (Gnesis


50:20).
Cuando tenemos una oracin no contestada,
Nos unimos a Jess, que or: Padre, si quieres, no me hagas beber este trago
amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya (Luc 22:42).
Nos unimos tambin a Pablo, que por tres veces le pidi al Seor que le quitara
su espina en el cuerpo, pero no fue as; ms bien el Seor le dijo: Te basta con
mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad (2Corintios 12:89).
Nos unimos a David, que or por la vida de su hijo, pero el nio muri, as que
luego se visti y fue a la casa del Seor para adorar y dijo de su hijo: Yo ir
adonde l est, aunque l ya no volver a m (2 S 12:20, 23).
Nos unimos a los mrtires de toda la historia que oraron pidiendo una liberacin
que no lleg, pero no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte (Ap
12:11).
Cuando la oracin sigue sin contestar debemos continuar confiando en Dios, quien
dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman (Romanos 8:28), y
echar sobre l nuestros cuidados, sabiendo que l continuamente se preocupa por
nosotros (1Pedro 5:7).
Debemos seguir recordando que l da fuerza suficiente para cada da
(Deuteronomio 33:25) y que ha prometido: Nunca te dejar; jams te
abandonar (Hebreos 13:5; Romanos 8:3539).
Tambin debemos perseverar en la oracin. A veces una respuesta largamente
esperada se recibe de repente, como cuando Ana, que despus de muchos aos
tuvo un hijo (1Samuel 1:1920), o como cuando Simen vio llegar al templo al
Mesas largamente esperado (Luc 2:2535).
Pero a veces las oraciones quedan sin contestacin en esta vida. A veces Dios
responde esas oraciones despus de que el creyente muere. En otras ocasiones
no las contesta, pero incluso entonces la fe expresada en esas oraciones y las
expresiones de sincero amor a Dios y a las personas que se han hecho
ascendern como incienso agradable ante el trono de Dios (Apocalipsis 5:8;
Apocalipsis 8:34) y resultar en aprobacin, gloria y honor cuando Jesucristo se
revele (1Pedro 1:7).

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